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'

CAPITIJLO IX
, Objetivo:
BIEN COMUN Tomar conciencia del
Y RESPONSABILIDAD SOCIAL sentido social de nues­
.
tras acciones, corno
hombres orientados ha­
cia los demás, y de la
exigencia de participar
activamente en el bien
'
COIUUn.

9.1 El bien común


Es característica esencial de la persona la ca­
pacidad de salir de sus intereses exclusivos, de
amar y de preocuparse de los otros; y dada su
dimensión social, no podrá realizarse como per­
sona sin ocuparse de los demás. La comunidad
de individuos se constituye por una comunica­
ción personal, de bienes y de valores.
El bien común es el conjunto de condiciones
sociales que hacen posible el desarrollo integral

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García de Alba Morales, Juan Manuel. Ética profesional: parte fundamental (3a. ed.). México, D.F., MX: García de Alba Morales, Juan Manuel, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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de la persona. Su realización debe darse de for­
ma equitativa y corresponsable; implica la pros­
peridad objetiva en distintos órdenes, en una
sociedad bien organizada. Se ve claro que el
bien común es una meta por alcanzar y no una
situación obtenida y estable.
"El bien común no es la El bien común no se da sin tensión entre dos
simple suma de los inte­ polos; el individual, que consiste en el conjunto
reses particulares; sino
que implica su valora­ de los bienes particulares; y el colectivo, que
. ,
cton .
y armonizacton,. ' atiende a la comunidad en cuanto tal y a la co­
hecha según una equili­ rresponsabilidad. Hay que advertir que no es un
brada jerarquía de valo­
res y en última instancia,
bien separado de los individuos, sino que, sin
según una exacta com­ descuidarlos y sin limitarse al servicio de los
p rension de la dignidad y particulares, los trasciende,, ordenado al servi­
de los derechos de la cio de la comunidad. El bien común se ve en
persona." Juan Pablo II,
Encíclica Centesimus
distinta perspectiva tanto desde los presupuestos
annus, No. 4 7, 1990. del liberalismo individualista, como de los del
totalitarismo, que subordina la persona a los in­
tereses del Estado.
El bien común debe ser entendido desde una
visión que contemple a la persona como un ser
para los demás, y a la sociedad como una comu­
nidad para las personas.
El contenido del bien común no se restringe a
los valores económicos o materiales, sino que
abarca todos los ámbitos de la vida social: el
conjunto de bienes, fines y condiciones que in­
teresan a todos.
El bien común fluye de la condición social de
la persona humana, y no debe ser entendido
como una sobrecarga a los intereses personales,
sino como un condicionamiento exigido por la
propia naturaleza. Se orienta hacia las personas,
pero al mismo tiempo exige la colaboración de

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todos en función de sus miembros, lo cual no
impide que las metas se logren progresivamen­
te.
El bien común no es algo que cada quien pue­ Cada persona debe pre­
da apropiarse de forma exclusiva. Se puede vi­ ocuparse por colaborar
en la medida de sus po­
sualizar como una serie de círculos concéntri­ sibilidades a ese bien
cos, donde hay cosas de mayor o de menor im­ común y en favorecer a
portancia, y cosas que contribuyen más o menos las instituciones y parti­
cipar en la actividad
al buen funcionamiento de la sociedad y al de­ política que haga mejorar
sarrollo de las personas. Los servicios: agua, las condiciones de la
luz, drenaje, carreteras, escuelas, parques, segu­ vida humana,
ridad social, etc., caen dentro del bien común.

El bien común es el principio integrador de la


actividad política y su responsabilidad principal, Tiene también carácter
por eso es competencia del Estado defender y totalizante, porque se
promover el bien común de la sociedad civil. Se refiere al todo de la per­
sona sin descuidar nin­
caracteriza por ser pluralista y dem acrático, guna de sus partes y por
porque debe abarcar a todas las personas como referirse a todas las per­
tales. Se caracteriza también por ser dinámico, sonas, sin hacer distin­
ción de clases sociales,
porque no es un bien constituido para siempre, razas, religiones o ideo­
sino en función y como producto de una cultura logías.
que brota de la condición dinámica del hombre.
Tiene carácter intencional, porque es propósito
de las voluntades y también realización de las
estructuras sociales, jurídicas, económicas, cul­
turales y políticas.

Como imperativo ético de la política, el bien


común exige tanto la distinción y separación
entre intereses privados e intereses públicos,
como la mediación entre ambos. El interés pú­
blico no es la suma de los intereses privados,
sino el equilibrio jurídico y político entre los

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intereses del individuo y los intereses de los
grupos, que asegura condiciones justas y esta­
bles para todos.
El bien común de la humanidad requiere de la
organización de la sociedad internacional y una
actitud de corresponsabilidad a nivel universal.
9.1.1 Bien común y costos humanos
Para lograr el bien común los costos humanos
son inevitables. Principalmente en las decisio­
nes macrosociales. Para abrir una calle, mejorar
las instalaciones eléctricas o de drenaje, sanear
el medio ambiente, etc., todas estas acciones
implican una serie de costos humanos.
Debido a la amplitud que No existe una división clara entre lo humano y
puede tener en cada
cultura el bien común no
lo material en las decisiones históricas; lo que
es posible dar cuenta origina muchas tensiones. Porque con frecuen­
exhaustiva y concluyen­ cia las mejoras de tipo material, que exige el
te de las posibilidades bien común, traen implicaciones que van contra
que encierra la cornuni­
dad humana (Josef Pie­ los derechos de los individuos. En estos casos,
per). las autoridades están obligadas a hacer un sin­
cero discernimiento entre la magnitud de los
costos humanos y las ventajas o beneficios para
el bien común. Por ejemplo en la construcción
de una presa, o la ampliación de una calle.
9.1.2 Bien común y bien personal
A través de la comunicación a todos los nive­
les se edifica el bien común. La disposición a
comunicar los propios valores y bienes es la ac­
titud más constructiva para que cambien y se
fortalezcan las condiciones que hacen posible el
bienestar y el desarrollo de todos los hombres
en una sociedad.

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La sociedad ideal es una sociedad de comuni­
cación, igualdad y unión, justicia, libertad, paz y
solidaridad; de reparto y de consumo, de respeto
a los derechos humanos; de crecimiento y desa­
rrollo; de tiempo de trabajo y de tiempo para el
estudio, la cultura, el deporte y el espar­
cimiento; de igualdad de oportunidades; de ser­
vicialidad y de disfrute de la vida.
El orden social es posible por el equilibrio de
sus fuerzas internas, condicionado por la parti­
cipación de los grupos sociales. Esto exige la
armonía de los intereses particulares con el in­
terés general.
El bien común está por encima del bien parti­
cular de las personas lo que no justifica atrope­
llos a los derechos fundamentales de la persona.
La realización de las posibilidades de la per­
sona supone y exige la realización de las mejo­
res posibilidades de la comunidad en la que vi­
ve. La búsqueda y la lucha por el bien personal
ha des ser, a su vez, búsqueda y lucha por el bien
comun.
Puede ser que, en ocasiones, el bien común
exija el sacrificio de alguno de sus miembros,
siempre que no dañe la dignidad de la persona
humana. Los derechos de las personas, aún los
inalienables, han de producir sus frutos dentro y
en favor de la sociedad. El ser persona implica
que el hombre no puede ser completamente in­
tegrable o abarcado por ninguna estructura so­
cial. No existe una subordinación total de la
persona a la sociedad, porque en realidad el
bien de la sociedad es el bien de las personas

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que la integran. La sociedad se subordina a la
persona y ésta sólo parcialmente a la sociedad,
sin renunciar a los derechos humanos.
Corresponde a los ciudadanos y a las institu­
ciones intermedias determinar el campo, y los
mejores métodos y medios para lograr los obje­
tivos del bien común.
"Por más que el bien humano sea el mismo pa­
ra el individuo y para la ciudad, es, con mucho,
cosa mayor y más perfecta la salvaguarda del
bien de la ciudad. Es cosa amable hacer el bien
a uno solo; pero más bella y más divina el
hacerlo al pueblo y a las ciudades."
9.1.3
,
Condiciones de posibilidad del bien
'
Aristóteles Etica a Ni­ comun
comaco 11, 8­10.
No es posible aspirar a los valores más altos
en una comunidad carente de los requisitos ele­
mentales de la vida humana. No es posible una
vida en libertad, si no existen las instituciones,
ni las leyes que hagan posible el desarrollo de la
persona. La ley civil tiene como fin la consecu­
ción del bien común, garantizando el orden so­
cial.
La infraestructura de una sociedad, que es una
condición necesaria del bien común, no es sufi­
ciente; se requiere la corresponsabilidad, esto
es, que todos colaboren y persigan fines comu­
nes.
Es responsabilidad de quienes guían a la co­
munidad el encauzarla en la línea de los valores
éticos; tratando de que la misma comunidad for­
me a sus miembros y se rija por esos valores.

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La sociedad ha de fomentar en sus miembros
deseos de superación y trascendencia, y brindar­
les los medios para lograrlo; los intereses priva­
dos, se ordenan al bien común y a la unidad de
la nación; a su vez, la sociedad favorece, a tra­
vés de la educación y la difusión de la cultura,
la formación de criterios que respeten y estimen
otras culturas, con lo que fomenta horizontes
más universales.
9.2 Transformación permanente de la so­
ciedad
No existe una fórmula para crear el bien co­ "El hombre carece de
una fórmula perfecta
mún ni para mantenerlo. El bien común no es para el orden social. No
algo que se da naturalmente en cualquier forma tiene un instinto, como el
de convivencia. Es algo que hay que construir, de la abeja para cons­
truir el panal; está siem­
mantener y fortalecer renovadamente. Es ante pre en la búsqueda de la
todo un ideal en su realización tanto por las realtzacion plena de su
nuevas necesidades de justicia, como por las ser, la cual rebasa todas
imprevisibles aspiraciones humanas. las formulas concretas."
Dostoievski.

Esto se debe a que el hombre se caracteriza Corno la persona, la so­


por el conocimiento de los valores y su impulso ciedad está en penna­
nente transformación y
hacia ellos, y se encuentra capacitado para una desarrollo.
realización cada vez más perfecta a nivel perso­
nal y social, material y espiritual.

El bien común es una aspiración que debe


mover de forma permanente a todos los miem­
bros de una sociedad; sus verdaderas dimensio­
nes rebasan los logros de las sociedades y los
pueblos. Como realidad histórica, el bien común
cobra diversos rasgos en el tiempo, en cada cul­
tura y lugar.

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La búsqueda de la justi­ Cuanto más productivo y más participativo
cia no obstaculiza el sea un sistema social, es mayor la garantía de
funcionamiento eficaz de
las instituciones, sino
estabilidad, de justicia y de paz dentro de él. En
que es lo que les da su general, una sociedad que elimina los privile­
verdadero sentido y gios y que crea las condiciones para una partici­
constituye un factor in­ pación cada vez mayor de todos los grupos en
dispensable para su ma­
yor rendimiento, las decisiones políticas y económicas, así como
en el beneficio de la riqueza y de la cultura,
puede organizarse de modo más funcional y más
estable.
La índole de la convivencia social exige que
se esté transformando permanentemente. La Re­
volución Francesa fue la culminación de una
gran cantidad de movimientos, ideas y realiza­
ciones previas; a su vez, fue condición de lo que
actualmente constituye las sociedades democrá­
ticas. La sociedad no se transforma de una vez
por todas, sino que lo hace poco a poco y de
modo, hasta cierto punto, impredecible.
El bien común ha de ir abarcando formas de
convivencia, de instituciones, necesidades, cul­
turas y pueblos. Las condiciones del mundo ac­
tual demandan soluciones que superen los na­
cionalismos; entre todos los pueblos existe una
interdependencia recíproca que exige, cada vez
más, soluciones a nivel internacional.
"El desarrollo integral El bien común de hoy en nuestra sociedad ha
del hombre no puede
darse sin el desarrollo
de constituir la base del bien común de mañana,
solidario de la humani­ y del bien común del mundo entero.
dad." Paulo VI,
Popularum progressto,
n. 43.

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+ Reflexión cristiana
En la práctica cristiana las obras en beneficio
de los demás han tenido siempre el más alto ni­
vel de estima. Si bien en el Nuevo Testamento
no encontramos un programa político, ni una
filosofía de la sociedad, existe en el mensaje de
Jesús una clara propuesta de un mundo nuevo
en el que reine la justicia, la paz y el amor, en
cuya realización es esencial la respuesta de cada
creyente.
Para Jesús el amor y el servicio a Dios se había
de manifestar en el amor y servicio a los demás.
Jesús se identifica con el más necesitado:
"Tuve hambre y me diste de comer;
tuve sed y me diste de beber;
era forastero y me hospedaste, etc.
­¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de
comer? ...
­Siempre que lo hiciste a uno de estos hermanos
más pequeños a mí me lo hiciste" Mt 25,31­46.

En la mentalidad de Jesús y de la Iglesia anti­


gua "el bien común" no era un concepto corrien­
te, se concretizaba en casos particulares. Desde Me 10, 42­43;
sus comienzos la Iglesia encontró en la doctrina Le 22, 25­26.
de Jesús criterios y valores que planteaban exi­
gencias respecto de la convivencia, la organiza­
ción política, la economía y la cultura.

A partir del siglo XIX, la Iglesia ha elaborado


un pensamiento propio en materia social cono­
cido como ''Doctrina social catolica". Esta doc­
trina está constituida por un conjunto dinámico

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de orientaciones acerca del hombre y de su vida
en sociedad.
En el momento actual, el bien común es un
imperativo evangélico tanto más serio cuanto es
más importante el bien de las mayorías; porque
el bien entre más universal, cumple más las exi­
gencias de Dios como Padre y las necesidades
de los hombres como hermanos.
Toca el nervio de lo específicamente cristiano
el atender a lo desatendido. Con esto expresa­
mos la necesidad de ocupamos de toda la fami­
lia humana, y que no es cristiano descuidar al­
gunas de sus partes.
Podemos advertir que en muchos de los docu­
mentos autorizados de la Iglesia, hay una mar­
cada acentuación de los derechos de la persona
en contraposición al bien común, lo cual se ex­
plica por la tensión o la amenaza que el socia­
lismo llegó a representar en determinados mo­
mentos. Actualmente, cuando la amenaza puede
ser la falta de sentido social, habrá que insistir
en la corresponsabilidad que tienen todas las
personas y en la función social de sus derechos
humanos.
Para profundizar
Sobre el Bien común
"Tienen su justificación tan sólo las estructu­
ras sociales justas, las que tratan de conseguir
sin descanso una mayor justicia. Son las únicas
que están abiertas al futuro. Un sistema social
Juan Pablo II, Discurso
que no se ocupe de la justicia destruye los fun­
en Brasil, 2. Vl.80. damentos de su propio futuro. "

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"Para resolver con éxito los problemas
globales necesitamos crear nuevos métodos de
pensamiento, elaborar una nueva moral y una
nueva escala de valores y, sin duda alguna,
nuevas formas de comportamiento. La
humanidad está en una nueva etapa de su
desarrollo. No sólo se debe promover la
expansión de su base material, científica y
técnica, sino, lo que es todavía más importante,
formar nuevos valores y aspiraciones humanísti­ l.T. Frolov, Nuestro des­
tino común, Alianza Ed.,
cas. Nos hacen falta nuevos conceptos sociales, Madrid, 1988, p. 63.
morales, científicos y ecológicos que deberán
determinar las nuevas condiciones de vida
actualmente y en el futuro. "
"El bien común no es la simple suma de los
intereses particulares, sino qite implica su valo­
ración y armonización, hecha según una equili­ Juan Pablo 11, Encíclica
brada jerarquía de valores y en última instan­ Centesimus annus, No.
cia, según una exacta comprensión de la digni­ 47, 1990.
dad y de los derechos de la persona. "
Sobre la Justicia
"¿No hizo Aristóteles de la amistad el punto Sóren Kierkegaard, Lo
de partida de toda sit concepción ética de la vi­ Uno o lo Otro, Ed. Suda­
da? Pues gracias a la amistad las ideas de la mericana, Buenos Aires,
1957,
justicia se cumplen de modo qite tienden a una Cf. Ética a Nicámaco
sola cosa. Por lo tanto, la noción de Derecho se VII, 9 y 11.
funda en la idea de amistad"

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Dinámica
1. Discutir por grupos, ¿cuál es el sentido social que tiene una
carrera particular? Por ejemplo, descubrir cómo puede contri­
buir un administrador de empresas al bien de la sociedad.
2. Detectar por equipos tres problemas básicos que impiden el
bien común de nuestra. sociedad, sus raíces y sus vías posibles
de solución; escribirlos en una papeleta e intercambiarlos con
otros equipos para. que las discutan y comparen con sus propias
propuestas. Luego hacer un plenario con todos los equipos.
3. Hacer un análisis de la estructura de la empresa actual. Discu­
tir por equipos pros y contras de la cogestión empresarial,
alternativas y modos de llevarlas a la práctica.
4. Escribir en una papeleta una propuesta concreta, como una.
sugerencia, de "desarrollo sostenible". Luego juntarse por equi­
pos y discutir las propuestas de los demás integrantes. Hacer un
plenario del que surja un concepto que englobe las aportaciones
de todo el grupo.
5. Elabora un resumen como éste:
El bien común es el conjunto de condiciones que hacen posible
el desarrollo integral de la persona.. Debe de ser comprendido
desde una visión que contemple a la persona corno un ser para
los demás, y a. la sociedad como una comunidad para las perso­
nas. El bien común es el principio integrador de la actividad
política y su responsabilidad principal. A través de la comunica­
ción a todos los niveles se edifica. el bien común. Este está por
encima de los bienes particulares, lo cual no contradice el fin de
la. sociedad, que es el bien de las personas que la integran.
Bibliografía
,
Aranguren, José Luis, Etica .Y Política, Ed. Guadarrama, Ma.­
drid, 1972.
** En este libro se muestra el vínculo entre la ética personal y la
ética social. El autor expone diversas aproxirnaciones a la rela­
ción entre ética y política, desde el plano individual hasta el
institucional.

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Capítulo 3

Principios, valores y virtudes

Vamos a tratar en este capítulo sobre tres conceptos ­dos de


ellos nuevos hasta ahora­ que consideramos importantes para las
personas y para las organizaciones, y que constituyen el núcleo bási­
co indispensable para entender todos los desarrollos posteriores que
se hacen en este libro: los principios, los valores y las virtudes. Nos
hemos referido ya a los valores, pero sólo los tres nos darán una idea
completa del dinamismo de la persona ante el bien, pues los tres
tienen. un .papel decisivo en el desarrollo integral individual y de las
orgamzaciones.
Hablar de "principios" es tocar uno de los temas más sensibles
al común de los seres humanos, asunto que posee gran interés filo­
sófico y ético.
No sobra decir que en torno a este tema las teorías y discusiones
son interminables. Lo que aquí exponemos no pretende presentarse
como la solución a todas ellas. Se trata de dar, lo más claramente
posible, una explicación comprensible y asequible a un público am­
plio, sin intentar agotar el tema en su perspectiva filosófica. Se trata
de un punto de vista madurado a lo largo de años de trajinar con este
tema en diferentes escenarios, experiencia que enriquece mucho, ex­
presado ahora con la conciencia de encontrar cada vez nuevas luces
para su comprensión, seguros de que hay otros enfoques distintos
igualmente respetables.
Cuando decimos de alguien, como alabanza, que "es una persona
de principios", estamos resaltando que posee un carácter bien defi­
nido y unas convicciones muy firmes. Como fruto de ello, procura
inculcar esas convicciones en su familia y busca que sus hijos sean
personas de carácter, con una sólida formación ética.
Algo semejante ocurriría en una organización cuando se dice que

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44 El poder de los valores

se rige por principios o que sus fundadores le inculcaron principios


que aún están vigentes en ella. Son formas de expresar que los prin­
cipios se toman como punto de referencia fundamentales en la vida
de las personas u organizaciones, en la que actúan como fuente ins­
piradora de la conducta.

Distinguir para entender


"Principio" viene del latín principium y del griego arjé. En su
significación más elemental expresa "aquello de lo cual algo pro­
viene de una determinada manera", como el punto es principio de
la línea o la causa es principio del efecto. Lo cual no implica que
todo principio sea necesariamente causa de algo, sino que la causa
es un tipo de principio en el orden del ser, lo que se denomina causa
ontolágica.
De alú que se hable de principios ontológicos (del ser) y lógicos
(relativos al conocimiento). Por ejemplo, "lo que conocemos por los
sentidos es principio del conocimiento intelectual" es un principio
lógico. O aquellos juicios básicos que son una premisa necesaria
para toda demostración científica. A todos ellos se les denomina
"primeros principios intelectuales", y se les considera inmediatos y
evidentes, que expresan lo real en forma inequívoca y son implícitos
a todo razonamiento.
Entre estos principios intelectuales podemos mencionar los si­
guientes: principio de identidad ("un ser es lo que es"), de contra­
dicción ("nada puede ser y no ser al mismo tiempo"), de tercero ex­
cluido ("no cabe un tercero entre ser y no ser"), de razón suficiente
("todo ente tiene su razón de ser"), de causalidad ("no hay efecto sin
causary; de finalidad ("todo ser tiene un fin"), y el primer principio
de la rc1zón práctica: "La persona tiende a hacer el bien y evitar
el mal". A este último se le denomina sindéresis, palabra de origen
griego que significa "chispa de la conciencia": hábito innato de los
primeros principios morales.
También se habla de principios científicos o epistemológicos, que
no poseen un carácter tan radical con10 Jos antes citados, porque se
basan en ellos pero, a su vez, actúan como principios respecto a otros
razonamientos o demostraciones dentro de las diversas ciencias. Por
ejemplo: "el hombre es un ser racional", "la ley de la gravedad" o "el
todo es mayor que las partes".

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, valores y virtudes 45
Principios

Cuando hablamos aqui de principios nos referimos,ante todo,


a los principios éticos. Así como en. la naturaleza hay leyes
universales, el comportamiento humano en sociedad se rige
también por algunos principios fundamenta/es de los quepo­
demos decir que son "leyes universales, inmutables, válidas
para todos, que inspiran la buena conducta personal y social".

Hay que destacar en los principios éticos su:


+ Objetividad
+ Universalidad
+ Inmutabilidad (no cambian)
+ Independencia del sujeto
+ Reconocimiento (no se inventan)
Enunciemos un principio que nos permita ver con claridad estas
características: "la dignidad de la vida humana". Es universal, pues
vale para todos en todos los tiempos; es inmutable, porque no cam­
bia; es independiente de lo que yo piense o sienta sobre ella, no me
la invento yo, ni un grupo ni el Estado. Esta fuera de mí y no puedo
someterla a discusión: debo reconocerla y respetarla. De lo contrario
la quebranto y, al hacerlo, me quebranto a mí mismo. Es decir, siem­
pre que alguien actúa desconociendo lo que ordena el principio, va
en contra de sí mismo.
Si una persona, comunidad o grupo social deciden desconocer
lo que ordena el principio, éste no cambia, porque no depende de
la interpretación que le den ellos. Si la sociedad decide alejarse del
principio, sufre un proceso de transformación que la lleva a su dete­
rioro y destrucción.

Los principios son la roca


En el sentir popular y en el lenguaje común se reflejan las ca­
racterísticas que hemos atribuido a los principios: objetividad, uni­
versalidad, inmutabilidad, independencia y reconocimiento. "Cam­
biar de principios" se entiende como dejar de ser coherente. Por otra
parte, existe la convicción mayoritariamente arraigada de que los
principios no se negocian porque son las pautas fundamentales del
comportamiento ­al igual que una roca como fundamento de una
edificación­ por las que yo me rijo, que me vienen dadas, en último
término, por mi condición de persona. Además, los principios no son
resultado de una moda pasajera. Los principios están desde siempre

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46 El poder de los valores

en la preocupación de la humanidad por encontrar las raíces de la


conducta; se han formulado y vivido de muchas maneras, a la vez
que reflejado en las leyes y costumbres de los pueblos.
Si hay principios absolutos, quiere decir que no todo es relativo,
ni todo da lo mismo (decir la verdad o mentir, respetar la vida o
atentar contra ella, cumplir los compromisos o faltar a ellos, etc.),
porque hay leyes naturales que son punto de referencia obligada,
y significa que hay que aceptarlas porque si no, el mundo sería un
auténtico caos.

Es posible aceptar la relatividad frente a un valor, pero no fren­


te a un principio, puesto que los valores son subjetivos y, por
lo tanto, pueden ser interpretados según la percepción de las
personas. Cuando nos referimos a los principios, no hay relati­
vidad, porque los principios no dependen de nuestras interpre­
taciones ni de nuestras percepciones, justamente porque están
fuera de nosotros.

Una cosa es el principio en sí mismo, distinto de mí y como yo lo


vivo. Por ejemplo, cuando veo un ladrillo que viene hacia mí desde
arriba de mi cabeza, no necesito para reaccionar saber qué es la ley
de la gravedad o cómo se formula científicamente. Lo cierto es que
si me pongo a pensar en eso, el ladrillo me puede romper la cabeza.
Lo que sí sé muy bien es que no puedo en mi actuación ir contra el
principio. Lo que puedo hacer es desconocerlo, en cuanto rechazo
la manera como se ha formulado, pero no podría actuar como si el
ladrillo no me fuera a golpear. Ante el principio en sí, me limito a
reconocerlo y a obrar en consecuencia.

En el campo ético nos encontramos con esos principios, sobre


los que se fundamenta el desarrollo de la persona, la con viven­
cia y el orden social. Su validez no depende de otras ciencias o
de que la gente los acepte por elección mayoritaria.

Los grupos sociales y el estado tienen que reconocerlos, descu­


brirlos, no crearlos, porque son inherentes a la condición humana,
de manera parecida a como la ley de la gravedad es inherente a los
cuerpos.
Muchas veces las leyes que rigen la sociedad están en contra de
lo que indican los principios. Por ejemplo en algunos países la ley
dice que "El que contamina paga", lo cual está en contra del prin­
cipio que nos indica que debemos respetar la naturaleza. Aunque
el hombre actúe de conformidad con esa ley, de todas maneras está

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, valores y virtudes 47
Principios

yendo en contra de los principios, es decir, se está haciendo daño


a largo plazo. Lo mismo sucede cuando se expresa en contra del
comportamiento de una persona o de un grupo, afirmando que lo que
hacen es legal, aunque no sea ético.
Es normal que a la hora de concretar estos principios y de expre­
sarlos haya diversidad de posturas. Pero, a pesar de todo, hay ciertos
aspectos inamovibles, que perduran aún dentro de las diferencias de
interpretación. Por ejemplo, el derecho a la libertad no se pone en
tela de juicio como un principio indispensable en la vida humana,
porque supondría un derrumbe de todo el orden ético y jurídico.

En la ética como ciencia práctica de fa conducta humana hay


principios universales reconocidos como absolutos. Son nor­
mas prácticas propias del obrar moral del hombre, indepen­
dientemente de su cultura, raza, ideología o religión.

No se trata de hacer una enumeración detallada o una lista de


esos principios. No hay lista única, afortunadamente. Pero sí hay
coincidencia de siglos en señalar principios éticos mantenidos a lo
largo de la historia en muchas culturas. Citemos algunos, usando
como referencia la mención que hace de ellos Carlos Llano en su
libro
. "Dilemas éticos en la empresa", aunque introduciéndole varia­
cienes:
+ La persona tiende por naturaleza a hacer el bien y evitar
el mal.
+ El ser humano está dotado de una dignidad esencial.
+ La vida humana debe ser respetada como un bien ina­
lienable.
+ Hay que decir la verdad y evitar la mentira.
+ El fin no justifica los medios.
+ La persona tiene derecho a su pleno desarrollo.
+ La libertad es esencial para el desarrollo de la persona.
+ El bien común es superior al bien particular en el mismo
orden de cosas.
+ La persona tiene derecho a participar en los destinos de
la sociedad.
+ La familia es un ámbito indispensable para el crecimiento
de la persona.

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48 El poder de los valores

+ El ser humano es capaz de comprometerse y cumplir lo


prometido.
+ El trabajo es ley de vida y derecho básico para la subsis­
tencia personal.
+ La naturaleza es un ámbito esencial para la vida y como
tal debe ser respetada.
+ La persona tiene derecho a vivir en paz.
Los Diez Mandamientos contienen principios naturales de orden
ético. También pueden considerarse en esa misma línea los derechos
humanos definidos y aceptados en conocidas declaraciones univer­
sales (derecho a la vida, al buen nombre, a la libertad, al trabajo, a la
movilización personal, a un juicio justo, etc.).

De lo general a lo particular
Los principios no se pueden confundir con los valores. Los prin­
cipios son generales y los valores son particulares. Por ejemplo, del
principio de la dignidad humana pueden deducirse valores como el
respeto a sus ideas y opiniones, la tolerancia en la relación entre
personas, y otros.
Cuando necesito comprobar si la interpretación o aplicación de
un valor (que a diferencia del principio, es subjetivo porque requiere
una adhesión espiritual y libre por parte de la persona) es correcta,
invoco el principio del cual este se desprende, para verificar si el
valor es congruente o está en armonía con él.
Un ejemplo: "Los pactos deben ser cumplidos". Una persona leal
es la que cumple aquello a lo que se compromete y con quienes se
compromete. La lealtad es un valor y como tal es subjetivo, pero
no puede serlo hasta el punto de alejarse del principio del cual se
desprende. Sería el caso de alguien que sostuviera que puede ser leal
sin cumplir los compromisos o cumpliéndolos de manera mediocre,
en cuyo caso estaría yendo contra el principio que inspira el valor de
lealtad.
El principio no depende del sujeto y es externo a él. El valor
­sobre todo el valor ético­ es interno al sujeto. El valor ético reci­
be una fundamentación del principio que le da consistencia.
E incluso se puede afirmar lo mismo de valores que no represen­
tan un compromiso espiritual tan fuerte como los éticos. En estos
valores (los naturales, económicos, sociales, culturales, estéticos), la

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, valores y virtudes 49
Principios

noción misma de valor posee, por decirlo así, una intensidad dife­
rente a la de los valores éticos. Podemos decir que estos son trascen­
dentales porque están inspirados en principios que van más allá de la
persona concreta y afectan a todos.
También es importante tener clara la relación que existe entre
los valores y las virtudes, que encarnan los valores o el ejercicio de
capacidades personales de hacer el bien a través de hábitos estables
dirigidos a formas específicas de dicho bien. La virtud siempre es
personal, lo que no ocurre con el valor, que puede permanecer en
un plano impersonal, no incorporado a la vida o incorporado sólo a
través de acciones aisladas, no concatenadas como hábitos. Pero de
este análisis nos ocuparemos detalladamente más adelante.

La moda de los paradigmas


Hemos dicho que se habla de los principios como leyes supremas
o reglas superiores dado su carácter universal, inmutable y de vali­
dez general. Equivale a decir que actúan como normas necesarias en
la vida de la persona y en la organización social. Pero la ética, que se
inspira en esos principios fundamentales, no se reduce únicamente
a esas normas porque eso seria aceptar que la vida es algo general y
uniforme, cuando en realidad es muy distinta y variada de una per­
sona a otra.
Los principios tampoco pueden entenderse como normas que
únicamente prohíben, que se reducen a mandar lo que no debe hacer­
se, pues lo que los principios nos dicen realmente es lo que conviene
hacer. Tampoco bastaría con su cumplimiento externo; es necesario
comprometerse con una adhesión interior personal al respetarlos y
vivirlos.

Debemos recordar que es la persona misma la que descubre


dentro de sí una orientación esencial, una ordenación racional
hacia el bien, hacia el fin propio del hombre, hacia los princi­
pios éticos fundamentales, que inspiran su conducta, marcada
por la voluntariedad y la libertad.

Esto no quiere decir que sea suficiente para que la persona reco­
nozca y acepte estos principios. La persona no puede conseguir el
bien tan sólo al adherir intelectualmente unos principios generales.
Estos han de traducirse en valores y a su vez en virtudes personales.
La ética es más ética del valor específico que del principio general,
más ética del valor y de la virtud que de la norma ("lct virtud hace

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50 El poder de los valores

amable la norma"), más ética de la libertad que de la imposición,


más ética del amor que del raciocinio.
También se habla de los principios como paradigmas. La palabra
paradigma se usa con mucha frecuencia en la actualidad, sin ha­
cer muchas distinciones. Etimológicamente,paradigma quiere decir
"ejemplo", "modelo", "forma ejemplar o arquetípica". En la ciencia,
paradigma se entiende como un marco global de comprensión y de
prácticas que dan sentido a los principios o leyes, de modo que si no
se tiene en cuenta uno de ellos, no se entienden los demás. Por ejem­
plo, sin el espacio homogéneo e infinito no se entienden las leyes
de Newton y sin el método experimental no se puede comprobar la
validez de estas leyes.
En el campo de la empresa, paradigma se toma como un marco
global de comprensión, pero suele entenderse más como una con­
ducta típica o un conjunto de conductas o actitudes que expresan un
estereotipo, una manera de ser u obrar. Aquí las prácticas reciben
más atención que las ideas. Por ejemplo cuando se dice que "La
organización moderna debe ser una organizacion inteligente". O el
correspondiente paradigma negativo o antiparadigma: "Le1 creativi­
dad es sólo para personas geniales". De esta manera se habla de
"cambio de paradigmas" para indicar ese cambio de marco global de
referencia o de estilo de dirección. Los paradigmas, en este sentido,
no son lo mismo que los principios. Es mejor decir que los paradig­
mas cambian para acercarse más a lo que dictan los principios cuan­
do lo hacen positivamente o para alejarse de ellos cuando lo hacen
de manera negativa. Una definición de paradigma podría ser:

Los paradigmas son una constelación de conceptos, valores,


percepciones y prácticas compartidas por una sociedad, que
representan una visión particular de la realidad y que son la
base de la organización de la comunidad misma.

Los principios pueden ser tomados como un paradigma o arque­


tipo, siempre que los entendamos como una norma de orientación
de la conducta. No podemos reducir los principios ni a paradigmas,
ni a normas, porque el principio inspira conductas que van más allá
del paradigma o de la norma, sobre todo cuando están unidos a los
valores y las virtudes. Es allí cuando decimos, por ejemplo, que una
persona de carácter se guía por principios. En seguida entendemos
que integra esos principios a la conducta personal. Con otras pala­
bras, vemos los principios en relación con los valores y las virtudes
de la persona. Una persona de "principios" es igualmente una perso­

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, valores y virtudes 51
Principios

na de "carácter", es decir, que además de profesar unos principios,


vive valores y posee virtudes comprobables.

Las creencias
En el ámbito organizativo se habla con frecuencia de principios
y creencias. Tratemos de aclarar también la relación entre ellos. Po­
demos entender las creencias como supuestos básicos, costumbres
arraigadas a lo largo de la experiencia que llevan a hacer las cosas de
una determinada manera, con el convencimiento de que es la mejor.
Creer por ejemplo, como pasa con algunas personas, que llegar
a una cita retrasado es señal de importancia (creencia errónea), o
estimar que el pensamiento de los fundadores de una empresa o de
una institución educativa indica que se va en la dirección correcta
(creencia correcta). Y, para referirnos a creencias más frecuentemen­
te citadas, cuando se habla de que en la empresa todo debe hacerse
en función del cliente. Hay creencias que son válidas porque han
demostrado su eficiencia en el tiempo: por ejemplo "el servicio ga­
rantiza su compra". Es decir, si se vende servicio, la gente compra
con mayor tranquilidad. O no válidas: "Si yo sé hacer las cosas bien,
y el otro comete errores, es mejor hacer las cosas por uno mismo".
Este último tipo de creencias hay que desaprenderlas.

Las creencias =implicitas o explicitas+ se relacionan con los


principios y con los valores, pues algunas se conectan con al­
gún principio ético fundamental recogido en normas que deben
. . .,
seguirse en una organizacion.
También expresan, además de la relación a un principio, un valor
o un grupo de valores concatenados a la experiencia concreta. Por
lo normal, las creencias no se definen corporativamente y hay que
evitar que se confundan con los principios o los valores.
Las creencias, casi siempre implícitas, actúan a la manera de nor­
mas de comportamiento colectivo y poseen un perfil más colectivo
que los valores, que miran más a la vivencia personal y al reconoci­
miento social. De todos modos, los principios, como normas funda­
mentales o reglas aceptadas y practicadas por la organización, y los
valores, como metas o bienes ideales, o como realidades concretas,
prestan apoyo a las creencias, y viceversa.

Los valores: de la roca al corazón


Como se explicó en el capítulo anterior, valor viene del latín va­

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52 El poder de los valores

lére y significa "estar en forma", "ser fuerte", "ser capaz de algo",


"ser útil para algo", "valerse por sí mismo". Pero, más radicalmente,
viene del griego axios ("lo que vale", "lo que tiene un precio", "lo
que todo el mundo considera digno de estimación", lo que es "eje
de la conducta"). De ahí el nombre de axiología o filosofía de los
valores.

El valor puede mirarse como un concepto o ideal deseable (ci­


vismo, generosidad .. .), sin referirloa nada en concreto. Y en
ese sentido decimos que es "objetivo" (colocado delante del
conocimiento, distinto esto último de objetivo en cuanto objeto
o cosa). Pero también podemos verlo como algo "subjetivo" en
el sentido de que pertenece a lo íntimo de una persona ("des­
cubierto libre y conscientemente") algo que da lugar a la esti­
mación por parte de los demás, y no algo que tan sólo se queda
en el concepto, en el ideal o en el deseo, sino que invita a ser
imitado.
Un aspecto del valor es el valor abstracto, extraído de su realidad
individual. Es la esencia del valor. De un hombre justo extraemos la
justicia, de uno leal la lealtad. Pero la otra cara del valor es la real
individual y subjetiva porque indica precisamente lo justo, lo leal
en cuanto a que es vivido por un sujeto. Los actos humanos tienen
que ver con esa realidad concreta, y con lo abstracto sólo tienen una
relación lógica, de conocimiento.

"El valor es un bien descubierto y elegido libre y consciente­


mente, es decir, presente a la actividad espiritual del hombre,
que busca ser realizado por él (Y reconocido por los demás). "
­Derisi.

Hemos completado la definición de Derisi diciendo que el valor


es reconocido por los demás, o sea, hay nexo de tipo social inherente
a la persona para reforzar ese aspecto del valor.
'
Esta es una de las muchas definiciones que se han dado sobre el
valor. A mi modo de ver, expresa bastante bien la condición que tiene
el valor de bien "deseable", "estimable", su carácter subjetivo, y su
carácter objetivo (como concepto o ideal externo al sujeto aunque
conocido por él), o práctico o de algo realizable, que no quiere decir
que el valor sea un objeto o una cosa.
El valor es un bien estimado por el sujeto, pero no sólo por él,
sino por los demás. Los valores se toman de la vida y de la experien­
cia colectiva. Las normas pueden estar ahí, sin perder su carácter de

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, valores y virtudes 53
Principios

principio o imperativo, aunque no sean reconocidas. No tendría sen­


tido llamar valor a un bien que no sea reconocido y estimado como
tal, que no diera lugar a una valoración. Tener valores, descubrir va­
lores, es hablar de algo vital, que mueve a vivir, no de algo abstracto,
alejado de la vida, por interesante que sea.
Por otra parte, valores ­podemos expresarlo así­ hay para to­
dos los gustos y de todos los tipos: físicos, naturales, materiales,
económicos, intelectuales, afectivos, estéticos, humanos, espiritua­
les, sociales, culturales, morales o éticos, religiosos, etc. No se trata
de hacer una clasificación, sino de decir que unos valores, desde un
punto de vista estimativo o de apreciación son más "subjetivos" (los
estéticos por ejemplo) y otros son más "objetivos" por estar relacio­
nados con una realidad material externa a mí o con un principio uni­
versal también externo a mí. Sin embargo, todo valor, por el carácter
consciente y libre del descubrimiento y por la estimación, es más
subjetivo ("bien elegido libre y conscientemente, es decir, presente a
la actividad espiritual del hombre").

No se puede hablar de los valores como de algo separado o


ajeno a los principios, porque son ellos, sobre todo en el terre­
no ético, los que confieren en último término consistencia a los
valores.

Tratemos de explicar mejor lo anterior, afirmando que existen


unos valores que se refieren a cosas tangibles, que adquieren valor
justamente por la capacidad que tienen de satisfacer una necesidad
material para el hombre. El alimento por ejemplo tiene valor en la
medida que satisface la necesidad del hambre, un vehículo tiene va­
lor en la medida en que satisface la necesidad de trasladarse de un
lugar a otro.
Existen otros valores que se refieren a la forma como nosotros
nos comportamos frente a las exigencias que establecen los princi­
pios y que se relacionan no con necesidades tangibles e inmediatas,
sino con conceptos más abstractos, como garantizar la permanencia
del hombre en el planeta o el vivir en armonía con los demás y con
el mundo: son los valores éticos.
Cuando consideramos de gran valor una pintura, una escultura
o una pieza musical, estamos hablando de un valor también estético
que se refiere a la forma como estos objetos pueden agradar a la per­
sona que los admira. De alguna forma les conferimos valor a unas
cosas.

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54 El poder de los valores

Analicemos, por ejemplo, la decisión de la compra de un auto­


móvil, pues en él podemos identificar los tres tipos de valores. El
automóvil tiene un valor por la capacidad de satisfacer la necesidad
de transportarnos al lugar donde necesitamos ir. Este es, en cierto
modo, un valor objetivo, no tanto por el automóvil en sí, como por­
que vale para todos los que lo utilicen. Otro valor es porque a mí me
parece bonito, porque es agradable a mi vista; pero lo que a mí puede
parecer bonito, a otra persona puede parecerle feo; aquí el valor es
subjetivo. Pero una tercera forma de valorarlo es porque en el diseño
y la selección de los materiales para la fabricación alguien pensó en
el valor seguridad, relacionado con el principio "cuidar la vida de las
personas", o en el valor sustentabilidad para respetar la naturaleza, o
en el valor responsabilidad, para cumplir con las exigencias legales
sobre la manufactura de vehículos que contribuyan a la calidad de
vida de los usuarios. Estos últimos valores son ya de orden ético y se
ligan con principios universales ("respeto a la naturaleza", "respeto
a la vida", "dignidad humana").

Afinando la lente
Los valores, podría decirse también, son "cualidades" cuya rea­
lidad está entre el objeto y el sujeto. O, si se quiere, son relaciones o
estructuras relativas. El valor es objeto de valoración y ésta depende
de la persona. Pero para que algo sea valioso tiene que tener en sí el
principio de la valoración. Por ejemplo, una buena pintura no depen­
de de mi sola apreciación, porque para mí cualquier cosa podría ser
arte; pero tampoco está en la sola técnica, en los colores, en la tela
o en la madera que le sirve de base. "Es una cualidad estructural
relativa et/ sujeto y et/ objeto" (Frondizi).
Si me fijo en la lealtad, la responsabilidad o la laboriosidad (va­
lores éticos), veo que son algo bueno que la persona busca realizar
libre y conscientemente. No se trata de cosas ni de cualidades ob­
jetivas, pero tampoco del solo concepto de lealtad, responsabilidad
o laboriosidad: es eso, pero realizado en la práctica, incorporado a
la acción personal. Si hablamos de valores, en la parte superior de
su amplia escala (la de los valores éticos), la dependencia de algo
objetivo y externo en ellos no es de orden físico o material, sino más
bien de orden metafísico, es decir, dependencia de principios o leyes
universales que están fuera del sujeto, a las que nos hemos referido
antes al hablar de los principios.

Podría decirse que en la escala de valores hay diferentepro­


porción entre lo objetivo y lo subjetivo, según se trate de un

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, valores y virtudes 55
Principios

valor o de otro. Pero la valoración es inseparable del valor:


hay un objeto valioso o una acción concreta, real e inseparable
del sujeto que valora.
Como afirma Frondizi, hay que tener presente en el valor la com­
plejidad del sujeto (variaciones psicológicas) y del objeto (variacio­
nes de temperatura, de densidad y también sociales). Por ejemplo,
si una cerveza me resulta agradable no es sólo debido a mi paladar
(valor gustativo) y de forma independiente a sus características quí­
micas, sino según el estado en que me encuentro, con quien estoy,
etc. En los valores éticos (respeto, lealtad, responsabilidad) la com­
plejidad es todavía mayor (cultural, jurídica, económica, religiosa,
etc.) pero no puede reducirse a ella: forma parte de la valoración,
pero no es todo en ella. A medida que se asciende en el plano de los
valores, se hace mayor la exigencia del elemento objetivo: el respeto
no lo puedo reducir a lo que yo crea que es el respeto, o a lo que
ciertas personas o ciertas culturas tomen como respeto. Y mucho
menos a lo que mi estado de ánimo o salud me dicten. Debo referir­
me, inevitablemente, al principio que sustenta el valor, en este caso,
la dignidad humana.

Los valores de la escala más alta en una persona (los valores


éticos) son subjetivos en cuanto su vivencia depende de la li­
bertad y de la conciencia, pero no son fruto de una invención,
creación o hallazgo que dependan sólo de esa persona: en lazan
con principios fundamentales externos a ella y a cada ser hu­
mano, por lo que en ese sentido dependen y están regidos por
algo objetivo.

Siempre bienes concretos


Los valores se refieren siempre a bienes concretos de los cuales
el depositario es un sujeto también concreto. Como ya se dijo antes,
siguiendo a Frondizi, podemos entender los valores como cualida­
des estructurales, cuyas partes se necesitan una a la otra: una perso­
na honesta no equivale a dos personas medio­honestas.
Si se desequilibra uno de los miembros, el otro deja de existir:
una reina de belleza que aumenta 80 kilos pierde su estructura bella,
dentro de ciertas reglas estéticas aceptadas de antemano. De todos
modos, alguien podría decir que esa mujer sigue siendo bella, y no
podríamos esgrimir argumentos "objetivos" para que dejara de pen­
sar así. Estamos en el terreno de un tipo de valores distintos de lo que
llamamos valores éticos o morales. En éstos la referencia a algo ob­

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56 El poder de los valores

jetivo (el principio) se hace necesaria para poder invocar su validez


para todos. Sobre el respeto a una persona no se puede disentir como
se disiente sobre la belleza. En el terreno ético, una audacia que se
atreve demasiado se convierte en temeridad porque pone en peligro
el principio de respeto a la vida.
Cuando hablamos de valores, se trata de una unidad concreta, no
abstracta ni de un modelo. En el valor responsabilidad yo respondo
de acuerdo con aquello a lo que me comprometí y no sólo según lo
que yo creo que fue objeto del compromiso, o a mi manera de con­
siderarlo subjetivamente: hay unos datos objetivos, unas funciones,
unas tareas, unos procesos, unas gestiones. Y, sobre todo, un prin­
cipio que no puedo obviar referirme a él, que trasciende los datos,
funciones o tareas, por el cual estoy obligado a responder ("cumplir
mi palabra", "hacer bien lo pactado", etc.).
Los valores se dan dentro de una situación: vinculada a lo empí­
rico y a lo real, pero no reducida a ello (situación: ambiente físico,
cultural, social, necesidades y expectativas). No es lo mismo vivir un
valor en la miseria y sin educación que con salud y cultura, en estado
de guerra que en paz, no es lo mismo trabajar con reconocimiento
que sin él. Los cambios afectan la relación del sujeto con el objeto.
Posiblemente los valores relacionados con la salud, con lo agrada­
ble, con lo estético, en esas circunstancias cambian dramáticamente
en intensidad, necesidad, importancia, etc.

El valor es complejo, dinámico y cambiante según la situación


y las circunstancias.
­ ­
Un edificio puede ser muy bueno y bonito, pero no cumplir sus
funciones (vivienda, costos, sitio). Un sombrero elegante sobre un
vestido de harapos deja de ser elegante, al menos en el sentir común
sobre la elegancia. Una persona puntual, pero que no hace lo que le
corresponde, posee un valor que le resta fuerza a los otros valores.
La calidad del producto es un valor, pero lo es más en la escala de
valores
. la honestidad de quien
. produce la calidad. . Es como
, . . determi­
nar si una persona es mejor técmca que otra, o sr es mejor persona
que otra.

No todo lo que brilla es oro


Vemos un poco más a fondo la distinción entre valores no éticos
y valores éticos o morales. Los primeros son aquellos de los que
Adela Cortina dice que no se adaptan a la pregunta "Todo el mundo
debería de ser X". Si reemplazamos X por "simpático", "bello" o

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, valores y virtudes 57
Principios

"sano", nos damos cuenta de que eso no vale para todos, porque no
todo el mundo es simpático, bello o sano. Pero si en cambio pone­
mos en la X "útil", "justo" o "leal", la respuesta nos indica un valor
que deberían vivir todas las personas. Se trata, por tanto, de valores
éticos porque se refieren a la conducta humana.
Los valores morales o éticos, según ella, se caracterizan por:
+ La libertad: "está en nuestras manos realizarlos y apropiár­
noslos, con más o menos dificultades". Ser bello, sano o
simpático no está en nuestra manos tan claramente como
lo otro, pues depende de que tengamos ciertas cualidades
fisicas o no (objetivas). Mientras que ser justos, leales o
útiles depende de nosotros, de la libertad (subjetivas). Lo
cual no ocurre con los animales, que por eso mismo no
tienen valores.
+ Aspiran a ser universalizados: no son "simples rasgos
del carácter o peculiaridades que unas personas tienen y
otras no, sino que piden ser universalizados". Es lo que
nosotros llamamos valor ideal, concepto de valor, lado
objetivo del valor no en cuanto cosa, sino en cuanto está
vinculado a un principio universal externo a él.
+ "Quien se los apropia crece en humanidad, el que no lo
hace disminuye"; es decir, "la persona tiende a integrar­
los de una forma plenamente humana". Característica que
vale también para el caso de los valores no morales.
Los valores más preciados son aquellos que tienen que ver con
la conducta, que tienen implicaciones morales, es decir, los valores
éticos. Conocerlos, interiorizarlos, incorporarlos vitalmente y comu­
nicarlos, no es fácil. Eso hace más atractiva la aventura de enten­
derlos y darles la importancia que tienen. Cuando muchas personas
viven los mismos valores, esos valores compartidos adquieren una
dimensión social, aunque su raíz más íntima siga siendo la práctica
individual de los mismos.
Así como ocurre con los principios, nos interesa particularmente
hablar de los valores éticos o morales, entendiendo por ética o moral
la regulación de la conducta en busca de la vida adecuada a los fines
humanos (la felicidad humana, la vida buena, la perfección humana
posible, etc.). Nos referimos a aquellas cualidades que estructuran el
carácter y el modo de vivir de las personas y las comunidades.
Moral viene del latín mas ("costumbre") y ética viene del térmi­

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58 El poder de los valores

no original griego ethos, contrapuesto a pathos (pasión o emotivi­


dad). Significa acción y, también, conducta orientada al fin, incluso
carácter, opuesto a un sentimiento o hábito moral.

El arte de vivir bien


¿Hablamos aquí de valores morales o éticos? La moral suele en­
tenderse de un modo más general que la ética, que es considerada
como una reflexión filosófica sobre la conducta humana. También se
le da a la moral, a veces, el sentido de moral religiosa y a la ética se
le reconoce su condición de ciencia filosófica natural, por oposición
a lo sobrenatural propio de la teología. Aquí los tomamos como tér­
minos sinónimos. De modo que no hay dilema alguno qué resolver.

El valor ético o moral está relacionado con la felicidad de la


persona, que no se logra con cualquier cosa. Tiene que estar en
consonancia con la naturaleza racional y espiritual del hom­
bre, con la razón práctica, la que tiene que ver con el obrar, con
la conducta dirigida a un buen fin.
La ética es la ciencia de la racionalidad práctica humana. Dicho
con otras palabras, la ética es también el arte de vivir bien porque
no se queda en los moldes rígidos de la ciencia formalista, sino que
tiene la flexibilidad y variabilidad de la vida porque trata de los va­
lores que afectan más a un sujeto, en lo que tiene más de suyo, de sí
mismo. Un valor físico o económico ­el deleite sensible, el dinero,
la riqueza o la prosperidad­ no es tan profundo como la lealtad, la
responsabilidad o la honestidad. Estos últimos tienen una implica­
ción mayor respecto a la conducta concebida de manera integral. Por
eso decimos que son valores trascendentes.
Dicho de otra manera: los valores éticos son más interiores que
los materiales o económicos. Y más objetivos que los estéticos. No
es lo mismo considerar el valor que representa el agua para el due­
ño de la tierra que la lealtad de un amigo: lo primero es casi como
decir que el agua es buena en sí misma, le sirve a la tierra por esa
condición y, como consecuencia, el propietario la considera un va­
lor. Ambos implican un reconocimiento por parte de quien aprecia o
estima, pero en el caso de la lealtad de un amigo, la trascendencia en
la conducta es mucho más determinante.
La posesión del valor ético, afirma Giuseppe Abbá, como la del
material, produce un gozo en la persona, realiza en ella una especie
de deber­hacer pero también un deber­ser como algo ideal. A eso
nos referimos cuando hablamos de la cara ideal del valor (el concep­

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, valores y virtudes 59
Principios

to del valor), por ejemplo al decir "lealtad" y la cara real del valor,
cuando decimos "amigo leal".
A pesar de que los valores son tan diversos o heterogéneos entre
sí (la belleza de un atardecer que nos conmueve y lo valoramos como
tal, distinto de como valoramos un acto de generosidad que lleva a
sacrificarse por la persona querida), hay una cierta jerarquía en ellos
encabezada por los valores éticos o morales. Si podemos decir que
ningún valor se encierra en aquello que lo realiza, con mayor razón
lo podemos afirmar de los valores morales: trascienden a la persona
y la relacionan con los demás, e incluso se conectan con Dios como
fuente superior de la moralidad, como Bien Supremo.

Con los pies en la tierra


Algunos miran los valores como algo irreal o desencarnado y
frío. No es ésta la perspectiva adecuada para entenderlos. Es verdad
que los valores se presentan como ideales ("Bien elegido o descu­
bierto libre y conscientemente"), pero es todavía más exacto que
ellos "buscan ser realizados por la persona" y que al ser reales, la es­
timación a que dan lugar se presta a un reconocimiento al valor vivi­
do por la persona, no al valor ideal o conceptual. Por eso los valores
deben ser comprobables en las personas, realizables, practicables,
identificables, algo que no se queda en mera abstracción mental o en
un ideal teórico.
Pero tampoco quiere decir que si otras personas no los recono­
cen, los valores dejan de ser valores. Llega un momento en el que la
vivencia de los valores en un grupo se hace tan fuerte que se vuelven
un compromiso interpersonal implícito entre sus miembros y el que­
brantarlos con comportamientos incorrectos genera una sensación
de inadecuación. Decía alguien: "en esta empresa, comportarse mal
ya es muy dificil porque uno se siente mal )1 se da cuenta inmediata­
mente.; y eso mismo le empieza a pasar a uno por fuera porque ve
que su forma de actuar no corresponde a lo que uno quiere ser".
Los valores son subjetivos, están en cada individuo. El hecho
de que el valor se viva por parte de una comunidad no lo convierte
en algo objetivo. Podemos hablar del valor objetivo de un billete de
50 mil pesos, que representan un valor para cualquier persona en
Colombia por corresponder a la moneda del país. Pero, ¿qué pasa
con una persona que me recibe las maletas en un hotel en Japón, si
le doy de propina el mismo billete de 50 mil pesos? Para ella quizá
no tenga ningún valor. No deja de representar un valor monetario,
pero nada puede hacer con ese billete fuera del ámbito donde puede

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60 El poder de los valores

adquirir cosas con él. Lo mismo pasaría si voy a dar a una isla solita­
ria y me encuentro con una persona que nació y creció allí. Si tengo
cien dólares para pagarle un vaso de agua, pero no conoce el valor
de ese billete o no puede hacer nada con él allí, probablemente eso
no signifique nada para ella.

La objetividad de los valores éticos hay que verla en su armo­


nía con los principios. Por ejemplo, el valor de la puntualidad
es objetivo cuando la persona o la sociedad acepta y exige que
la puntualidad es llegar y hacer las cosas a la hora convenida,
porque en ese momento el valor de la puntualidad ya está en
total armonía con el principio del respeto por el tiempo de los
demás.
Hay realidades en las que descubrimos algo valioso, algo que nos
atrae, que es objeto de estimación, pero lo bueno que encontramos
ahí no lo hemos colocado nosotros. Como cuando contemplamos
los seres de la naturaleza. Pero hay valores que, en cierto modo,
dependen más de la estimación que de la realidad externa a la que se
refieren. Por ejemplo, el valor que para mí pueda tener un pañuelo
perfumado que recuerda un encuentro sentimental. Aparentemente
sólo para mí tiene ese valor afectivo característico y propio. Pero ese
algo valioso está ligado con realidades patentes: mi ser, otra persona,
etc. (allí está la interacción entre el objeto y el sujeto, entre dos per­
sonas y el reconocimiento implícito o explícito).
La lealtad, lo agradable, una obra de arte, son todos ellos valores,
pero no lo son de la misma manera, no se dice de ellas el término
valor con las mismas consecuencias. Tienen algo en común que las
hace valiosas, tienen la condición de valor, pero difieren en otros
sentidos. Lo cual quiere decir que el valor en general abarca como
muchas realidades y no se puede encerrar en una definición exhaus­
tiva y excluyente.
Lo que sí podemos afirmar e insistir­según Tomás Calleja­ es
que el valor siempre cualifica o determina a un bien que es captado
como tal, de manera ideal y concreta, pero no se reduce a ser un sus­
tantivo (lealtad), un adjetivo (generoso) o un símbolo (el fuego).
Eso también quiere decir que los valores son dinámicos, no está­
ticos o inamovibles. Por ejemplo ­menciona Calleja­ el cambio,
la flexibilidad y la negociación son valores dinámicos que se oponen
a la estabilidad, a la rigidez o a la radicalidad. Tienen más vigencia
y fuerza los valores personalizados, como el trabajo, la creatividad
o el compromiso, que simplemente los singularizados, como ocurre

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, valores y virtudes 61
Principios

con el rango de una persona en una empresa, con el éxito o el logro


individual. Son algo más consistente que las habilidades que se ad­
quieren en el plano del entrenamiento, porque se apoyan mucho más
en el desarrollo de capacidades y en la educación.
Los valores presentan siempre dos lados o caras de la moneda:
la cara afirmativa, positiva (la propia de los valores, a secas), y la
cara negativa, que podemos llamar antivalor o contravalor, que es el
antípoda del valor: generosidad versus egoísmo, amor versus odio,
lealtad versus traición. Algunos hablan de valor negativo por contra­
posición a valor positivo, pero nos parece que eso se presta a con­
fusión.
Todos tenemos valores, todos buscamos realizar valores nuevos
y fortalecer los que ya tenemos. Pero también tenemos antivalores
que nos arrastran hacia abajo y que debemos combatir con el ejer­
cicio de los valores y con la formación de hábitos estables de buen
obrar (virtudes personales).
Por eso los valores, como la vida misma y como el desarrollo
personal, son algo dinámico y cambiante. No siempre se poseen los
mismos valores. Hay valores que antes no eran reconocidos como
tales, por ejemplo, el respeto al medio ambiente, pero su principio
básico (la naturaleza como ámbito esencial del hombre) ya existía.
Cuando cambiamos de cultura, nos damos perfecta cuenta de los
cambios de valores.
Afirmar que los valores cambian no es proclamar un relativismo
ético, es decir, que valga lo mismo la conducta valiosa o su contra­
ria, o que ya no existan fundamentos que señalen una orientación al
obrar humano, por su misma condición racional y libre. Es afirmar
que no tienen por qué entenderse siempre de la misma manera, mien­
tras esas diferencias no afecten directamente a los principios.

La virtud, algo fundamental

La virtud es la encarnación operativa habitual y estable del


valor.

Virtud viene de vis, que quiere decir "fuerza", y del griego arelé,
que significa "excelencia", "mérito", "perfección". Las virtudes son
fuerzas o potencias que llevan a la persona a la excelencia, a la
perfección moral, et ser capaz establemente (hábito) de hacer algo
bueno en el obrar personal. No se trata ya de ideales deseables o de
bienes atractivos que yo puedo hacer realidad a través de acciones

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62 El poder de los valores

aisladas entre sí o esporádicas (los valores). La virtud, por ser hábito


subjetivo, operativo y provechoso, da estabilidad al valor y prolonga
su vivencia en el tiempo. Las virtudes son como el corazón de la
ética.
En ocasiones valor y virtud se tornan como sinónimos, pero tam­
bién hablar de valores es más amplio que hablar de virtudes, Son dis­
tintos, pero se necesitan y se complementan. Podemos afirmar que
toda virtud es un valor, pero no todo valor es virtud. Por ejemplo, la
calidad es un valor, pero no necesariamente una virtud. Podríamos
decir lo mismo de aquellos valores naturales que destacan la perfec­
ción de un ser, la bondad que percibimos y que acogemos consciente
y libremente ­en las cosas, en las personas, en sus acciones­, pero
que no se interiorizan ni convierten en conducta estable, que es lo
propio de la virtud.

Las virtudes son hábitos o disposiciones de obrar bien. La vir­


tud permanece en la persona, es acción inmanente, a diferencia
de lo que se hace, de la obra hecha, que no se interioriza.
Cuando hablamos de una persona generosa nos referimos al modo
habitual de vivir el valor de la generosidad, a su disposición de dar y
darse a los demás, no a la bondad o "valor" de las cosas que da.
El valor está no sólo en la estimación, sino en la vivencia perso­
nal, y esto hace más comprensible, real, su conocimiento y la bús­
queda humana por realizarlo en la vida, para no dejarlo sobre el pa­
pel como un ideal deseable y nada más.
La virtud, más que en la repetición de actos (que se vuelve in­
consciente una vez interiorizado el valor), consiste en la intención
permanente por alcanzar un bien determinado, valioso para una per­
sona.
Para dar paso al hábito, debemos partir de la elección de actos
específicamente buenos. En toda persona hay implícitos, o innatos,
ciertos principios del obrar que implican la orientación a hacer el
bien o a buscar la verdad. Y, al mismo tiempo, otros principios de
conducta que se adquieren a través de la práctica, en Jos cuales la
voluntad interviene de modo más explícito, deliberado, para elegir
lo que quiere hacer.
La virtud, por otro lado, permite obrar con mayor facilidad, bus­
car con más eficacia la excelencia en la vida personal y la opera­
tividad de los valores en el ámbito corporativo o social. La virtud

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, valores y virtudes 63
Principios

ayuda a vencer resistencias instintivas, emocionales o ambientales y


a romper la indiferencia frente a los valores.

Hacer camino con las propias pisadas


Toda persona se expresa en sus acciones. Ante el valor (lo que es
digno de estimación, que suele presentarse como un ideal deseable),
normalmente la persona asiente y pasa a la realización de actos con­
cretos, actos valiosos. Yo puedo realizar acciones responsables sin
que pueda decirse que soy responsable (que tengo o vivo la virtud de
la responsabilidad).
Eso viene después, cuando yo me determino estable e incons­
cientemente a obrar de esa misma manera en diversas circunstancias,
cuando me manifiesto disponible de un modo permanente para rea­
lizar el valor y lo vuelvo concreto en la vida práctica. No se trata de
una disponibilidad absoluta, sino relativa, porque puede ocurrir que
yo falle en la estabilidad e, incluso, que pierda el hábito bueno, y por
descuido progresivo caiga en el extremo contrario, en el vicio como
antivalor y como hábito operativo malo. La ventaja está en que la
misma fuerza que me permitió caer es la que me puede llevar hacia
arriba otra vez porque ya traigo su impulso.
Por eso hemos dicho que la virtud es encarnación operativa esta­
ble (habitual) del valor. Es como una llamada al bien que termina por
convencer a la persona que se anima a ejecutar acciones conforme
a ese valor. Pero la llamada no se queda ahí: la intención lleva a de­
sear que permanezca, que se convierta en un modo estable de actuar
(virtud). Llega el momento en que decimos de alguien no que hace
cosas con responsabilidad, sino que es responsable, es buen amigo,
etc. Estamos señalando que posee la virtud, no sólo el valor.
El proceso de transformar un defecto en virtud parte de saber que
se está equivocado, luego pasa por un proceso de aceptar que uno
empieza a sentirse incómodo con su propio proceder aunque sigue
actuando así. En una etapa siguiente la persona se empieza a obser­
var en el momento mismo en que está actuando conforme al defecto,
pero por la inercia que éste trae no puede aún cambiar y sigue igual,
pero se arrepiente. Luego, se da cuenta justo cuando lo está haciendo
y alcanza a parar.
En una siguiente etapa alcanza a observarse antes de actuar pero
aun así comete la equivocación. A fuerza de observarse, poco a poco
va parando antes, hasta que se vuelve consciente de cuándo va a
equivocarse y corrige el camino en ese mismo instante, logrando

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64 El poder de los valores

convertir esa conducta en algo natural y estable. Sin embargo, una


persona también podría cambiar en una forma muy rápida por con­
. ·' ...,.
viccron y con un gran empeno.
La virtud no sólo mantiene una intención y logra la repetición de
actos convertida en hábito: busca la perfección, la excelencia repre­
sentada por el valor, pero que no se vive en él.
En la virtud hay un compromiso real de la persona en realizar
un valor como parte del bien integral de su conducta global. Hay
acciones diversas correspondientes a valores distintos, que la virtud
estructura psicológicamente y la coloca en el centro de la conducta,
para lo cual se necesita de la intención permanente.
Según Abbá podemos decir que en la virtud se conjugan dos lí­
neas de fuerza:

Intención Razón

D elíb ~ .'
1 eracron
~

Elección Voluntad

Decisión
~

Acción Afectividad
'

La virtud introduce el criterio de uniformidad, de regulación, de


continuidad en la variación, en acciones diversas (según lo especí­
fico de cada virtud). Y no se reduce a la costumbre, porque en ésta
la repetición del comportamiento es independiente de la variación
de las circunstancias, lo que no es así en la virtud. Por eso, tener o
seguir unas mismas costumbres no significa ser virtuoso.

El valor ofrece a la virtud el ideal de la excelencia, de la perfec­


ción, y la virtud añade al valor algo decisivo: el hábito, la in­
corporación permanente a la conducta, lo cual se aprende y no
se reduce a hacer las cosas en forma correcta, sino a hacerlas
de modo excelente. En este sentido, las virtudes actúan como

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, valores y virtudes 65
Principios

"normas" orientadoras del obrar, como "principios" de una


vida provechosa.

En ningún momento el hábito propio de la virtud disminuye la li­


bertad humana, incluso cuando afirmamos que llega un n1omento en
que la virtud se vive de forma inconsciente: el sujeto cuenta aún con
su libertad, siempre disponible y que, además, está en la base de su
preparación y de su idoneidad para obrar. La virtud es determinación
estable, precisamente porque la libertad elige y se compromete sin
abandonar la tarea: persiste en ella una y otra vez hasta lograr actuar
bien de un modo inconsciente. Y permite ganar tiempo, diría Polo,
pues evita las estimaciones erróneas.
Hay virtudes que se refieren más al conocimiento (intelectuales,
como la ciencia y la sabiduría), otras pertenecen a la razón práctica
como la prudencia, y otras se denominan virtudes morales, que tienen
que ver con la elección de lo que aconseja la prudencia para integrar­
lo a la conducta, como la justicia, la fortaleza y la templanza. Des­
pués puede hablarse de virtudes humanas en general, que mantienen
una relación con las virtudes antes citadas: excelencia, alegria, res­
ponsabilidad, amistad, generosidad, flexibilidad, solidaridad, orden,
comprensión, fe, credibilidad, laboriosidad constancia, creatividad,
diligencia, esperanza, optimismo, honestidad, humildad, integridad,
naturalidad, sencillez, respeto, serenidad, tolerancia, confianza, sim­
patía, sociabilidad, valentía, autenticidad, civismo, ejemplaridad,
caridad, etc.

El resumen de todas las virtudes es el amor, como síntesis del


esfuerzo de la persona por alcanzar de diferentes maneras el
bien.
El orden del amor es fundamental en la creación de los hábitos.
Sin amor no hay crecimiento en la virtud. Es el amor lo que permite
a la persona autorrealizarse en su dimensión más plena.

Dime cómo trabajas y te diré quién eres.


En el trabajo se ponen a prueba esas fuerzas o potencias interio­
res adquiridas con la práctica constante, que no se cultivan para tener
algo que mostrar a los demás, sino como el camino concreto para
que exista una conducta recta, congruente con la razón humana y
con las aspiraciones de felicidad y bien que hay en todos. Su sentido
pleno se alcanza en la comunicación a los demás de lo mejor de sí
mismo.

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66 El poder de los valores

Conviene aclarar que los principios y valores, lo mismo que las


virtudes, se reflejan frente a algo o a alguien y predicen nuestra ten­
dencia a obrar de determinada manera. Las actitudes no pueden con­
fundirse con las aptitudes, porque estas últimas se vinculan psicoló­
gicamente a una capacidad. La actitud es más global y personal en el
sentido integral de la palabra.
El aprendizaje, a su vez, está presente en todo cambio. Las acti­
tudes se aprenden o desaprenden, como también se aprenden o des­
aprenden los valores y las virtudes. Cambiar conductas es modificar
los valores y las creencias que las sustentan.
En las organizaciones se tienen en cuenta principios, creencias,
normas o valores que desempeñan un papel importante. Puede de­
cirse que su cultura se perfila según el conjunto de valores que en
el plano individual y colectivo constituyen el estilo y la forma de
convivencia tanto en la familia como en la escuela, al igual que en la
forma de trabajo en la empresa.
Muchas veces se cree que los valores corporativos se dictan y
se forman a partir de un momento definido por la empresa, pero se
desconoce que ya desde sus inicios una organización conjuga todos
los valores y las virtudes de las personas que la integran, mientras se
va enriqueciendo con cada persona que llega o que va construyendo
virtudes en su vida.
El trabajo en valores debe culminar con el trabajo por adquirir
virtudes, que se convierten en la mejor fuente de estabilidad para
los valores en un ámbito cualquiera, porque ya no dependen sólo de
un impulso momentáneo o de una motivación pasajera: se trata de
una tarea que compromete a la persona en su interior, que la lleva a
configurar su conducta con unas metas de excelencia y a actuar sin
necesidad de que se lo recuerden o de forma plenamente consciente
en cada momento de su obrar.

Claves del capítulo


• Los principios se consideran, normalmente, inmutables a
través del tiempo. 1Vo son resultado de una moda pasajera.
• Como principio, en su sentido ético, entendemos aquí: una
ley universal, inmutable y válida siempre para todos, que
inspira La conducta personal y social.
• En la ética, como ciencia práctica de la conducta humana,
también hay principios.

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Principios, valores y virtudes 67

• No se puede hacer una separación radical entre los princi­


pios, las normas, los bienes, los fines, los valores y las vir­
tudes.
• El valor puede mirarse como un ideal deseable (civismo, ge­
nerosidad ...). Pero es, ante todo, un bien realizable y prác­
tico.
• El valor es complejo, dinámico y cambiante según la situa­
ción y las circunstancias.
• "EL valor es un bien descubierto y elegido en forma libre y
consciente, que busca ser realizado por la persona & que es
reconocido por los demás)" (Derisi).
• La virtud es la encamación operativa del valor.
• Podemos afirmar que toda virtud es un valor, pero no todo
valor se convierte por fuerza en virtud. Por ejemplo, el amor
o la calidad son valores, pero no virtudes personales.
• La virtud consiste más en la intención permanente de hacer
el bien que en la repetición de los mismos actos.
• La virtud está marcada por la búsqueda de la excelencia que
le propone el valor, al que da permanencia y estabilidad.
• La virtud no disminuye la libertad humana: la potencia y
fortalece.
• El resumen de todas las virtudes es el amor y de todos los
antivalores el egoísmo.
• El trabajo es la actividad humana fuente por excelencia de la
formación de virtudes.
• El trabajo en valores adquiere su consistencia real cuando
se busca lograr que las personas tengan las respectivas vir­
tudes, es decir, no se contenten con proclamar unos valores
como tdeales deseables.

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235

Anexo

Cómo construir valores en las


empresas
En cualquier ámbito, personal o colectivo, Jo más importante es la
vivencia práctica de los valores. Este es el punto cardinal en el que se
constata que los valores no pueden quedarse en un discurso interesante y
teorizante sobre lo valioso de las personas como centro de la familia, de la
escuela, de la empresa o de la sociedad.
Pero debemos avanzar más y proponer una visión más sistemática de
cómo puede realizarse ese paso de Ja teoría a la práctica sistemática de los
valores hasta convertirlos en hábitos estables de vida.
En este Anexo, dividido en 4 apartados, mostramos la forma práctica de
hacer la construcción real de los valores, es decir, cómo realizar el trabajo
de campo, a partir de personas y organizaciones concretas, para alcanzar la
vivencia o personalización del valor hasta encarnarlo como virtud o hábito
operativo bueno y estable, vivido de modo inconsciente.
Hablamos de desarrollo o construcción de valores. Utilizamos el tér­
mino "pasos" para cada una de las etapas de dicho proceso, para indicar no
por fuerza un orden sucesivo, sino momentos que implican un determinado
tipo de actividades.
En la descripción de estos pasos se reiteran algunos de los conceptos ya
tratados en los capítulos inmediatamente anteriores sobre la empresa, que
aquí deben repasarse para poder llevar a cabo la estrategia de aplicación
de los valores.
En resumen, este anexo contiene:
l. Los 5 pasos fundamentales.
2. Líderes multiplicadores de valores.
3. Metolodogía para las sesiones.
4. Léxico de valores y antivalores.

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237

Apartado 1

Los 5 pasos fundamentales

1 CONOCER E INTERIORIZAR LOS VALORES

El valor, como lo hemos recordado a Jo largo de estas páginas, "es un


bien, creado o descubierto, elegido libre y conscientemente por el hombre,
y que busca ser realizado por él" (Derisi), llevado a Ja práctica, vivido real­
mente y comunicado a otros en la convivencia.
El valor, también conviene recordarlo ahora, tiene una cara ideal, como
aspiración (civismo, honradez, calidad), no referida a nadie en concreto. Se
presenta esa primera cara como algo deseable o digno de alcanzarse. Pero
el valor que nos interesa construir es aquel que se incorpora a la vida, no el
que se queda en el deseo, en el ideal general.

Sólo las personas viven valores y los proyectan en su actuación


o comportamiento, dándoles estabilidad a través del tiempo,
por medio de los hábitos.
Recordemos también en esta introducción al primer paso, que Jos va­
lores tienen un nexo con los principios o leyes naturales esenciales físicas
o humanas. Pero no deben considerarse como principios, paradigmas, o
normas, que por lo común se entienden como externos al sujeto, indepen­
dientes de él. Aunque pueda decirse de Jos valores éticos que, en senti­
do general, son "normas de conducta" (valores ideales), lo que vamos a
construir son valores reales, reconocidos, participados a otros, realizables,
practicables, identificables, que llevan a obrar, que no se quedan en una
abstracción.
El valor cualifica o determina, especifica Ja conducta humana, ayuda a
configurarla y a transformarla en la medida en que es algo vivido, reflejado
en las acciones personales. Por eso se puede decir que, cuando muchas per­
sonas viven los mismos valores, esos valores compartidos pasan a vivirse

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238 Cómo construir valores en las empresas

corporativa o socialmente. Pero su raíz más íntima sigue siendo la práctica


individual.
Recordemos también que el valor puede asumirse como sinónimo de
virtud, pero no es lo mismo valor que virtud. La virtud es una encarnación
del valor. Al hablar de construcción de valores por fuerza nos encontramos
con el proceso psicológico de la virtud, que es lo que permite convertir el
ideal deseable y estimable en una disposición estable dentro de la perso­
na.

a. Conocimiento adecuado y arraigo


La importancia que tienen los valores para las personas, las organiza­
ciones y la sociedad es indudable. Pero lo clave es ver cómo, fruto de su
interiorización y proyección, son la base de un ambiente positivo de traba­
jo. En otras palabras, cómo evitar que se queden colgados en las paredes
de las organizaciones o en los folletos e impresos. Muchas veces están ahí
porque han sido muy bien seleccionados y definidos, pero no se pasa a la
construcción real de una cultura de valores.
Esto no se da de la noche a la mañana y supone, sobre todo, un largo
trabajo para lograr arraigarlos en las personas y en las organizaciones. Si
yo afirmo que estoy viviendo el valor lealtad de modo permanente, Jo que
quiero decir es que en mí existe la virtud de Ja lealtad. Por ejemplo, es más
lógico hablar de Ja virtud de Ja lealtad que de Ja virtud de la calidad, ya que
esta última no es propiamente una virtud, sino algo que corresponde a un
conjunto de cualidades o un valor resultante en un producto o en un servi­
cio. Cuando decimos que una persona es de calidad, tal vez nos referimos
a que posee una serie de valores y virtudes personales.
La gente valiosa no es Ja que habla cosas bellas acerca de Jos valores,
como amigo no es quien habla bellezas de Ja amistad, sino quien la vive,
es decir, quien encarna Jos valores que supone ser buen amigo, Jo cual se
consigue de forma progresiva, al adquirir hábitos que se llegan a vivir de
manera inconsciente, precisamente por estar ya arraigados.

b. Hacia la interiorización

El proceso de interiorización de los valores supone un querer


explícito de alcanzarlos, con base en unas razones que me im­
pulsan, que se convierten en una motivación que n1e lleva a la
.'
acczon.
Parto de un afán de aprender, y el querer le confiere el motor, pero debo
saber qué es Jo que quiero y cómo Jo voy a lograr, a partir de la capacidad y
la voluntad que me da la fuerza para poder sacar adelante ese propósito.

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Los 5 pasos fundamentales 239

Si me quedo sólo en el deseo, no construyo ningún valor. Si la voluntad


tiende a poner en marcha los actos que me hacen ser, por ejemplo, respon­
sable, o que caracterizan a una persona responsable (saber sobre el valor),
entonces ya estoy construyendo, poniendo Ja base. Pero si me quedo en
actos aislados de responsabilidad, dejo la construcción empezada.
Para comprender mejor este proceso de interiorización de Jos valores,
veamos la siguiente gráfica:

.... Actuación Hábitos

-
~
(J
~ responsable
o 3 4

.....
.
~
(J 2 1
~

o Actuación No conoce

- irresponsable el valor
(J

=
Consciente 1 nconscien te

Los comportamientos de los individuos los analizaremos mediante


dos variables, definidas en un continuo que, en Ja primera, va desde lo
consciente a Jo inconsciente (barra horizontal) y en Ja segunda, va desde
lo incorrecto hasta lo correcto (barra vertical). Al combinar las diferentes
posibilidades que se dan en el área definida por estas dos variables, encon­
tramos cuatro cuadrantes que explican con claridad el proceso de interiori­
zación del valor en una persona, de Ja siguiente manera:
El primer cuadrante es en el que el individuo no tiene conocimiento
sobre la existencia del valor o no se ha dado cuenta de la falta de práctica
del mismo. La gráfica nos dice que este comportamiento es inconsciente,
pero corresponde a una actuación incorrecta.
El segundo cuadrante nos permite entender cómo el individuo, una vez
que conoce la importancia de la práctica del valor, aún continúa sin llevarlo
a Ja práctica y aquí decimos que es un comportamiento consciente, pero
aún es incorrecto.
El tercer cuadrante indica cómo la persona, a través de la evolución y
el mejoramiento, llega a adoptar un comportamiento correcto mediante las
acciones prácticas del valor, ubicándose en una conducta que es conscien­
te. Pero esta conducta puede reducirse a acciones aisladas, que no corres­
ponden a una actitud permanente en él.

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240 Cómo construir valores en las empresas

El cuarto cuadrante nos señala Ja dimensión máxima de la interioriza­


ción de los valores, donde el individuo practica el valor de manera cons­
tante y permanente, llevándolo a una actuación inconsciente, porque no
tiene que estar dándose cuenta que practica el valor, sino que lo hace de
manera espontánea y su actuación es estable y correcta. Consigue, de ese
modo, el hábito del valor, lo que de hecho llamamos virtud o estado pleno
de interiorización del valor.

c. Decisión, acciones y hábitos


La única manera de avanzar es lograr que Ja decisión tomada, converti­
da en propósito, sea permanente, me lleve a poner siempre aquellas accio­
nes que me permiten conseguir ese valor, buscándolo de forma consciente,
de manera que llegue a hacerlo tan parte de mi conducta que no necesite
tener siempre actual esa conciencia, porque ya brota de mí el obrar de esa
manera y no de otra.
La conciencia y la libertad son esenciales al proceso, y cuando ya se
logra el hábito o repetición estable de los mismos actos, permanecen im­
plícitas, inherentes a la conducta. Sería absurdo pensar que lo que se logra
de forma consciente y libre se vaya a convertir en algo mecánico o auto­
mático. De alguna forma la repetición de acciones implica un compromiso
conmigo mismo y con lo que hago para mantenerlo a través del tiempo. En
el proceso están involucradas la inteligencia, Ja voluntad, el sentimiento, el
obrar, las actitudes y aptitudes de la persona.
De la decisión debo pasar a las acciones concretas, de un modo ex­
plícito y consciente, pues antes adoptaba una actitud negativa en forma
inconsciente frente al valor.

d. Hacia dónde va
La dirección general que sigue el proceso podemos describirla así:

Conocimiento Acción o acciones


(lo que es cada _..,. prácticas
valor) conscientes

l
Integración a la Hábito inconsciente
conducta _..,.(incorporación vital)

Puedo conocer un valor (tenerlo en mente, incluso desearlo), pero es


mera información inconsciente mientras no lo lleve a la práctica. Pero aun
así, mi obrar no es todavía valioso si no logro integrarlo a mi conducta
de forma consciente y, a través del tiempo, crear hábitos con los cuales la

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Los 5 pasos fundamentales 241

conducta se estabiliza, es decir, me lleva a hacer lo mismo sin tener que


proponérmelo, sino de manera inconsciente, sin buscarlo a propósito.

e. Incorporaci
ón vital

El proceso de incorporación vital del valor, cuya culminación es el


ejercicio de lo que se denomina virtud (hábito subjetivo y operativo estable
de realizar el bien en un determinado sentido), tiene diferente intensidad
según la clase de valor de que se trate. Hablar del dinero como de un valor,
cuya realidad es simbólica, no es lo mismo que hablar de la lealtad como
hábito subjetivo.
Una persona con valores es una persona competente para actuar como
tal, en su trabajo y en sus relaciones. Por extensión podemos decir que las
organizaciones o conjuntos humanos de personas, para producir determi­
nado tipo de beneficios, también tienen valores, y que no por fuerza son
ellos la suma de los valores de las personas, porque el fin común es mucho
más que una suma de fines individuales. Por eso, una empresa puede tener
valores que la hacen también competente y competitiva, más que aquella
que no los posee arraigados porque no hay una práctica colectiva de los
.
mismos.

2 PRÁCTICA PERSONAL Y PROYECCIÓN

La idea esencial es tener plena conciencia de que practicar Los


valores es un asunto personal e intransferible, pues nadie Los
puede vivir por mi. Requieren el ejercicio individual y el com­
promiso especifico de cada uno.
Por ejemplo, para ser sincero necesito decir la verdad, hablar con fran­
queza, ser claro y transparente en mi conducta, decir lo que pienso, ser
auténtico en mi comportamiento. No sería sinceridad sólo el hecho de decir
lo que pienso. Hace falta proponerse un cambio como consecuencia de lo
que se dice. Todos los valores están interconectados entre sí, como ya lo
dijimos, a la manera de un sistema de vasos comunicantes.
Vivirlos personalmente en cualquier ámbito (individual, familiar, em­
presarial, social) es la forma de que exista coherencia en la conducta. Uno
de los problemas más frecuentes es observar que hay gente que vive deter­
minados valores en su trabajo, pero en el hogar o en la vida social cambia
de valores o practica los antivalores correspondientes.
Por ejemplo, no se puede ser muy sincero en la empresa y en la familia
ser insincero, evasivo o confuso, porque se produce doblez que perjudica
más a uno mismo que a los demás. Además, la vivencia personal de los

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242 Cómo construir valores en las empresas

valores lleva consigo un efecto de ejemplaridad que hace que la irradiación


y el influjo en los demás tengan una mayor fuerza.

a. Conectar acciones concretas

La práctica de los valores exige un valor que es como el hilo conductor


para lograr su incorporación como hábito: la constancia, que lleva a tra­
bajar con ánimo firme y estable, no dejándose apartar del propósito por las
dificultades o circunstancias adversas.
En la vida diaria se demuestra si los ideales, la aspiración de vivir los
valores se convierte en algo real, en un modo de actuar. Sin la práctica
voluntaria y libre, no es posible construir ningún valor ni comunicarlo a
otros.
Lo más importante es que la práctica de los valores en el trabajo se tra­
duzca en Ja calidad de sus resultados, en Ja satisfacción de quien Jo realiza
y en el clima positivo o ambiente estimulante de trabajo en Ja organización.
Así se ponen a prueba de una manera muy patente Jos valores que se po­
seen y que se pueden mejorar de manera constante. Su aprendizaje se da en
cualquier época de la vida de una persona y de su desempeño profesional.
Claro que si se han incorporado y vivido desde Ja infancia, será más fácil
desarrollarlos después. Como pasa, por ejemplo, con el hábito del estudio.
Conviene insistir en que la práctica de los valores se refuerza no sólo
desde el sistema formal, es decir, con base en las estructuras administra­
tivas o técnicas y en las normas de los manuales de procedimiento o de
funciones. Todo esto está muy bien, pero hay que desencadenar las fuerzas
del sistema humano, no formal o espontáneo: la comunicación informal, la
confianza, la amistad, el conocimiento mutuo, las capacidades de la gente,
que van más allá de su competencia o preparación profesional, los intere­
ses o aficiones y el liderazgo virtual o no visible.
El desarrollo del potencial organizativo conduce a formas de aprendi­
zaje no previstas, como ocurre con la educación informal frente a la for­
mal. Cada vez más aumenta la influencia de lo no formal, que procede de
diferentes cauces, mucho más variados y ricos en matices que los estric­
tamente formales. Son conductas y actitudes o relaciones observables en
forma clara.

b. Para mostrar en el día a día

Practicar valores es demostrar en el día a día que se piensa, trabaja,


se produce, se sirve, se crea, de modo que aquello conforma un estilo de
trabajo y un clima colectivo en la medida en que Ja relación interpersonal
facilita Ja comunicación de valores.

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Los 5 pasos fundamentales 243

En la práctica de valores se produce una cadena de valor agregado o de


agregación continua de valor: se reconoce corporativamente que hay cosas
que sin duda añaden valor a las organizaciones (por ejemplo la lealtad de
sus miembros) y que hay otras que restan valor a la acción colectiva, por
ejemplo, el chisme como hábito que deforma los cauces correctos de la
comunicación interna.
Los que restan valor o lo anulan son los antivalores o contravalores,
que también son hábitos operativos, que no conducen a la práctica del va­
lor o a su encamación en forma de virtud, sino a su contrario, a un vicio, a
algo dañino. Lo cual exige un proceso de desaprendizaje, que debe tener la
misma fuerza del aprendizaje, pero en forma de desarraigo de los contrava­
lores para abrir paso a la implantación de los correspondientes valores.
El primer paso, de información, conocimiento e interiorización de los
valores, no es suficiente. Hace falta pasar de la acción personal a la inter­
personal, que no es tan sólo hacer cosas o prestar servicios, sino hacerlos
parte de sí y brindarlos a los demás. El hacer me lleva fuera de mí, el obrar
interioriza el hacer, lo convierte en algo que me hace mejorar como perso­
na, al tiempo que mejoro la calidad de mi trabajo y me coloco en posibili­
dad de compartirlos con los demás.

c. Pensar en los demás


La práctica auténtica de los valores es aquella que genera un mejora­
miento en los frutos de mi trabajo, en la calidad del producto o del servicio
pero, como consecuencia, me mejora a mí mismo y a los otros.

Por eso podemos afirmar que si nos hacemos mejores, mejo­


raremos todo lo que hdcemos y ayudaremos a mejorar a Los
demás.

La conjunción adecuada y jerarquizada de los valores que practicamos


confiere unidad y coherencia a la conducta, lo opuesto a la falta de com­
promiso y de identidad que revela una persona que es contradictoria en
sus valores, o que los cambia al son de los intereses, estados de ánimo o
influencias externas.
En la familia, en la educación y en las empresas puede idearse un sis­
tema de reconocimiento de valores que permita estimular a quienes se es­
fuerzan en acrecentarlos y en comunicarlos por vía de ejemplaridad a los
demás. Esto enriquece los modos habituales de establecer reconocimientos
sólo con base en el cumplimiento, y mira mucho más a lo que hace posible
cumplir la tarea y ser, al mismo tiempo, un generador de sentido positivo
del ambiente.

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244 Cómo construir valores en las empresas

Ese sentido va muy unido de forma muy estrecha al respeto por los
demás, a la confianza como clima común, a la humildad como valor que
permite vivir el ejercicio de la autoridad en forma distinta a lo tradicional
(control, ejercicio de un poder, capacidad de dominar a los otros), es decir,
a considerarla como la oportunidad de servir, de estar disponible, de ayu­
dar a los demás a conseguir sus objetivos.

d. Para compartir
Lo anterior lleva a descender al pormenor del trabajo diario, de la co­
municación, de la asignación de recursos, de la solución de problemas, de
la toma de decisiones, del manejo del tiempo, etc. Lo anterior implica un
desglose constante de qué valores son más aptos para atender cada frente y
de cómo hacer para que se incorporen a la acción y se conviertan en hábitos
firmes.

Como es lógico, se necesita una promoción de valores y una


conciencia de trabajo por valores en todo el conjunto de modo
que nadie se margine. El efecto colectivo a partir de la persona
es lo que permite hablar de cultura en una organización. La
cultura es básicamente el conjunto de valores que se profesan y
practican como meta colectiva o corporativa.
La forma, por ejemplo, de que una organización sea competitiva es que
su gente posea determinados valores y trate de tenerlos en una medida más
excelente que los demás. Compartir valores es tarea que depende de quien
aprende, que debe asumir la responsabilidad de "hacer que las cosas suce­
dan" (Covey), es decir, de poseer aquello que necesita para su desempeño
en cuanto dotación humana: valores para la acción profesional, formación
que desarrolla su capacidad y habilidades fruto del entrenamiento, que le
hace capaz de manejar bien el cómo hacer las cosas.
Pero también depende de la organización misma que ofrece una visión
clara de sí misma, y una oportunidad para que el aprendizaje sea una reali­
dad (disponibilidad de medios, apertura a la crítica, atención a las iniciati­
vas, facilitación orientadora, acceso a la memoria organizativa, actualiza­
ción de competencias, comunicación e información fluida), con bases de
datos a las que se aporta y de las que se benefician los equipos de trabajo.
En la memoria corporativa está depositado un saber hacer, una perso­
nalidad propia, que va asociada a hábitos determinados, de conocimiento,
de manejo de herramientas, de búsqueda de coherencia entre lo que la or­
ganización cree y dice, que profesa como principios y valores, y lo que
hace, es decir, cómo se comporta a la hora de la verdad con sus miembros,
alumnos, clientes o empleados o funcionarios.

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Los 5 pasos fundamentales 245

e. Responsabilidad común
La construcción de valores la ponen en marcha las organizaciones,
pero se fundamenta en la conducta de las personas, primeras beneficiadas
y responsables únicas de que los valores operen de manera efectiva. Por
eso, hay que empezar por uno mismo: conocimiento, conciencia, decisión,
acción, hábito, propósito, constancia y diligencia para mantener el propó­
sito a lo largo del tiempo, comprobando los resultados en la conducta y en
la percepción que los demás tienen de ella.
Puede ocurrir que yo me perciba muy bien a la hora de analizar mis
valores o antivalores. Pero lo que cuenta en términos de cultura no es tanto
cómo me veo yo, sino cómo me ven los demás. No se trata de que la forma
como me ven los demás signifique que están definiendo mi personalidad
(que yo sea así). Lo que en realidad significa es que me comporto de una
manera en la que los demás me perciben y esta percepción puede llegar a
ser distinta a como yo me percibo, pero además puede estar marcada por
un signo negativo.
Si realizo un muestreo estadístico por medio de cuestionarios elabo­
rados con ese objetivo, los promedios resultantes reflejan unas tendencias
en la forma de percibir mi conducta por parte de los demás, lo cual llega
a tener una confiabilidad grande. Dicho con otras palabras: si una muestra
representativa de las personas que me conocen y tratan coincide en la apre­
ciación de que yo soy ordenado, esto confirma que estoy difundiendo un
valor. Si lo que perciben es un antivalor, soy un riesgo para los demás.

3 APRENDER CONTINUAMENTE LOS VALORES

Un cambio de paradigma en las organizaciones actuales es su


conversión en organizaciones de aprendizaje u organizaciones
inteligentes.
Ya pasaron los tiempos de la pasividad, de la capacitación para los de
abajo, de no permitir que la gente piense ("a usted no se le paga por pensar,
para pensar, estoy yo"), de no contar con el potencial intelectual y emocio­
nal de la gente o de tenerlo relegado a un segundo lugar.
Hoy predomina el constante reto de la innovación, y ésta no se genera
si no hay conocimientos nuevos, frutos de la creatividad propia o ajena,
traducida en nuevas formas de hacer las cosas. Para llegar a eso hay que fa­
cultar ( empowerment¡ a la gente con base en su más preciado potencial: su
propia inteligencia, de modo que conozca más, piense más, ensaye nuevas

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246 Cómo construir valores en las empresas

posibilidades, rompa viejos paradigmas, se atreva a mirar las cosas desde


otros puntos de vista, mire lo que hacen sus competidores, etc.
Para conseguirlo se requiere flexibilidad, que choca con la rigidez ha­
bitual de las organizaciones. No se trata de tener un grupo pensante o un
grupo especializado en creatividad. Es soltar las riendas de la imaginación
y del pensamiento para que cada persona sienta una responsabilidad de
abrir caminos. Lo que reemplaza al organigrama tradicional en forma ver­
tical o de pirámide (símbolo de pesadez, rigidez, inmovilidad y lentitud) es
una red de relaciones, un sistema de equipos volantes de trabajo, lo cual se
parece más a una estructura molecular.
En las organizaciones de aprendizaje u organizaciones inteligentes
(learning organizations¡ la gente está de forma continua aprendiendo a
hacer, aprendiendo a aprender y aprendiendo a emprender, en busca de
la excelencia y del liderazgo para todos. Lo más importante es lograr entre
todos multiplicar el capital intelectual (humano y estructural).

a. La misma fuerza para lo contrario


El desarrollo de valores es una de las metas más ambiciosas del apren­
dizaje. Porque va unido a los grandes temas que preocupan a la familia, la
educación, la empresa o la sociedad.
Por ejemplo, el trabajo en equipo, uno de los pilares para constituir
redes de trabajo, no es posible sin apertura y disponibilidad, colaboración,
saber escuchar, participar, y sin el compromiso y la identificación con unos
objetivos comunes. Si miramos los antivalores que dificultan el trabajo en
equipo (individualismo, aislamiento, prepotencia, entre otros), nos damos
cuenta de la importancia de fomentar los valores que lo hacen posible.
Si existe afán de aprender y posibilidades de enriquecer el conocimien­
to, entonces surgen las situaciones que lo posibilitan, antes, durante o des­
pués del trabajo. Para mejorar las cosas es necesario partir de la conciencia
de que hay cosas que ya se daban por sabidas o que se pensaba que no po­
dían hacerse de otra manera. Superada esa primera barrera, empeñándose
en desarraigar o desaprender los antivalores, se ve mucho más amplio el
camino del cambio.
Como ya lo expresamos, este desaprendizaje es tan vital como el apren­
dizaje que viene después, una vez que el terreno está despejado. Creencias
del tipo de que "yo hago lo que ordena el manual y me despreocupo de
los demás" son creencias, costumbres o normas que sirven de freno para
no crear, ni tener espíritu de iniciativa, o para trabajar a remolque de las
circunstancias, haciendo sólo lo que está previsto.
Hay falsas creencias que se convierten en normas frías, sin vida, que

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Los 5 pasos fundamentales 247

constituyen una fuga del valor o justifican la ausencia de virtudes en las


personas. Cuando a un nuevo presidente, de una empresa que iba de capa
caída hacia la quiebra, le hablaron Jos veteranos de la compañía sobre la
conveniencia de mirar los cientos de manuales recogidos durante un siglo
de experiencia, se limitó a invitar a su equipo a pensar en cómo hacer algo
diferente para salir adelante, antes que ponerse a estudiar papeles viejos
que
,.
no van a resolver los problemas de ahora y mucho menos los de ma­
nana.
Un paso inicial para desaprender es cambiar de actitud, salirse del cír­
culo obligado de lo aprendido antes y de Ja experiencia personal que ya
no nos dice nada nuevo. Para no quedarse en actitud de espera o en mera
expectativa, hay que modificar Jos antivalores que traemos de antes o que
nos condicionan para cambiar (inmovilismo, resistencia, rutina, desmoti­
vación, insatisfacción, activismo).

b. Que la tasa de aprendizaje supere a la de cambio


S. García y S. Dolan ("La dirección por valores") hablan de que el
cambio de cultura supone ante todo un cambio de valores. Y agregan que:

"Si la tasa de aprendizaje es mayor que la tasa de cambio,


está asegurado el éxito de adaptación de la empresa a nuevas
situaciones. "

Por eso conviene dedicarse de forma positiva a la tarea de construir


valores para que surja una cultura de valores y valores para un cambio
de cultura. El aprendizaje continuo de valores se aplica antes que nada a
mejorar los beneficios: utilidades, desarrollo de Ja gente, incremento del
capital intelectual y la contribución a la sociedad.
Para que el afán de aprendizaje se torne en realidades de aprendizaje,
es necesario partir de una visión de Ja totalidad, de la organización como
un conjunto de interrelaciones, de redes de trabajo, con actores muy di­
versos en los diferentes grados, pero donde todos ellos cumplen una tarea
necesaria para el éxito del conjunto.
Conviene mirar las relaciones con el entorno ambiental (porque se for­
ma parte de un ecosistema) para procurar que la actividad sea sostenible,
examinar el papel de la tecnología o los efectos perversos (no deseados e
imprevistos) que puede producir.

También es muy recomendable tener muy claro siempre el propósito


colectivo, lo que se quiere, lo que se ha hecho, así como la visión de futuro
y las estrategias a emplear. Sin esa visión, el aprendizaje puede carecer de
contexto o de perspectiva y, por tanto, de realismo.

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248 Cómo construir valores en las empresas

c. Procesos colectivos y personales


Siguiendo a Peter Senge, el aprendizaje organizativo ofrece procesos
más corporativos que personales, como el trabajo en equipo, compartir Ja
visión, compartir modelos mentales ("Imágenes internas profundamente
arraigadas acerca del funcionamiento del mundo, imágenes que nos limi­
tan a modos familiares de pensar y actuar"), el autodominio y tener una
concepción sistémica (la organización como un todo interrelacionado).
La gente con un alto dominio personal ("disciplina de clarificar y pro­
fundizar continuamente en nuestra visión personal, de focalizar nuestras
energías, de desarrollar Ja paciencia y de ver la realidad objetivamente")
vive en continuo aprendizaje.

Pero, añadimos nosotros, hay procesos personales como aprender a ser


(pensar, obrar, amar); aprender a hacer (trabajar, obrar, lograr); aprender a
aprender (conocer, crear, comunicar); aprender a emprender (administrar,
dirigir, liderar); y aprender a trascender (convivir, participar, servir).
El aprendizaje de valores es un dinamismo de un vigor extraordinario
porque desencadena las fuerzas personales más íntimas, y pone en marcha
el desarrollo de capacidades a través de Ja formación permanente en el
marco de Jos hábitos y de Jos valores que dan consistencia a todo el pro­
ceso.

EL aprendizaje en una organización o es compartido o no es


verdadero aprendizaje.
Y cuando se trata de Jos valores, siempre se unen a Ja visión, porque en
realidad es imposible pensar en Jo que se quiere llegar a hacer, en el sueño
hacia el futuro, si no va acompañado de valores que den soporte a Ja visión,
para mantenerla viva, presente y actuante.

Si la visión es el ideal, la imagen de lo que se quiere alcanzar en el fu­


turo, compartirla es lograr el compromiso de todos con ella para que pueda
ser realidad.
La visión está íntimamente ligada a los valores, a Ja razón de ser (mi­
sión) y a aquello hacia donde apunta la actividad (objetivos y metas). Los
valores ejercen un poder colectivo sobre todo si generan una imagen men­
tal que se graba en cada uno de Jos miembros de la organización. Para el
nuevo miembro, son un marco de referencia imprescindible a la hora de
identificar lo que es su organización.
Muy conocida es la afirmación de Peter Senge: No importa lo que la
visión es, sino lo que la visión logra. La visión es capaz de logros y es

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Los 5 pasos fundamentales 249

posible verla hecha realidad en la medida en que hay valores que nos iden­
tifican con el propósito fundamental.

La visión y los valores compartidos constituyen una fuerza co­


mún que brinda coherencia a actividades dispares y concentra
las energías para el aprendizaje.
Asimismo, esa cohesión se manifiesta en los equipos de trabajo o equi­
pos inteligentes porque se apoyan en la capacidad personal, en la iniciativa
y la creatividad para trabajar por el objetivo común desde el principio,
subordinando a ese objetivo la singularidad que se destaca en los grupos.
Si la visión ejerce un atractivo poderoso, y los valores que la acompa­
ñan son los adecuados para soportarla, produce la convergencia del modo
de pensar, de trabajar y de los valores de las personas en torno a ella. El he­
cho de constituir un objetivo general a largo plazo obliga a un compromiso
que necesita estabilidad y permanencia.
Se necesita un proceso de alineación entre la visión, la misión y los
valores corporativos definidos dentro de una planeación estratégica.
Pero, como se acaba de explicar, también hace falta la alineación entre
los valores personales de los empleados y los valores corporativos para que
se produzca una sinergia mayor en su puesta en práctica. Es decir, se trata
de que los valores se vean reflejados en la misión y sean el fundamento
para el logro de la visión. Buscar que se incorporen a la vida personal los
valores que se definen con la participación de todos ­la mejor forma, pues
facilita el compromiso posterior­, que se convierten en la fuente de todas
las decisiones porque todos deben acatarlos y procurar vivirlos.

d. Medir para comprobar


Es útil, para esos efectos, emplear alguna herramienta de diagnóstico
que facilite la evaluación cuantitativa de la percepción. Así se concretan
mejor los factores de riesgo en el caso de los antivalores o los factores de
refuerzo en el caso de los valores. Hechas las ponderaciones y tabulaciones
estadísticas, según la prueba de que se trate, lo importante es ofrecer la
oportunidad de cambio a quienes presentan factores de riesgo o convertir
en multiplicadores a quienes sobresalen en la práctica de un determinado
valor.
En este tipo de evaluación, los datos deben mantenerse dentro de la
máxima reserva, de modo que el depositario sea la persona misma y los
responsables de hacer el muestreo estadístico, para poder ayudarle efecti­
vamente al cambio de conducta, porque ese es el objetivo: que el cambio
personal lleve a la transformación de la cultura corporativa.

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250 Cómo construir valores en las empresas

En ambos casos el proceso de acompañamiento (coaching) es un medio


que permite el seguimiento y el apoyo en el plano individual y de grupo.
En el caso de gente que puede ser un factor de riesgo para la organización,
o sea, que presenta indicadores o resultados muy altos en cuanto a antiva­
lores se refiere, el planteamiento básico es que vean no tanto el problema
como Ja oportunidad de mejoramiento.

Todos los seres humanos tienen un potencial casi ilimitado de


desarrollo personal. El diagnóstico y las herramientas de ayu­
da buscan, ante todo, un beneficio para las personas.
Durante el proceso de acompañamiento, hay que tener una clara con­
ciencia de la situación de cada persona y ayudarla a encontrar unas so­
luciones o metas que salgan de Ja misma persona, colaborándole en la
construcción de un plan de acción. El acompañamiento contribuye a que
cada persona conozca su potencial, identifique sus puntos débiles y se haga
responsable de su crecimiento personal y profesional.

e. Se necesita gente que multiplique


Otro de los medios para construir valores es la formación de construc­
tores o líderes multiplicadores de valores que dirijan su acción a núcleos
pequeños dentro de Ja empresa (diez personas por ejemplo), dentro de Jos
cuales también surjan otros líderes que prolonguen el proceso hasta llegar
a todos los niveles.
Es un proceso que toma tiempo y que exige la progresiva maduración
de quienes asumen ese liderazgo. De ninguna manera pueden esperarse re­
sultados de la noche a la mañana o en períodos muy cortos, por intensivos
que sean los medios. Los cambios de cultura, como los de una persona,
requieren un buen tiempo, como ocurre con la naturaleza, a la que no se
le puede presionar para que adelante sus frutos antes del tiempo de Ja co­
secha.
Claro que las personas, a diferencia de los demás seres naturales, tam­
bién tienen Ja posibilidad de acelerar algunos procesos en la medida en
que comprometen su voluntad y acciones en ellos. No se puede, pues, es­
tablecer una regla fija. Los constructores trabajan con metas quincenales,
mensuales o bimestrales, y reciben un apoyo en ese período, individual y
de grupo, para comprobar cómo se refleja la vivencia de los valores en la
tarea diaria y en el clima de trabajo.

La construcción de valores desarrolla el liderazgo potencial de


mucha gente que no desempeña cargos de dirección, pero que
asume la responsabilidad de influir en otros para ayudarlos a
cumplir metas y objetivos.

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Los 5 pasos fundamentales 251

Se trata de un liderazgo no carismático, sino distribuido, no visible,


sino más bien virtual. Pero se debe potenciar también, con acciones espe­
cíficas y con programas de formación y acompañamiento ­de Dirección
por Valores, por ejemplo­ el liderazgo de los equipos directivos, como
adecuado complemento al programa conjunto de construcción de valores
en toda la organización.

4 CULTURA CORPORATIVA BASADA


EN VALORES

Que haya que cambiar en el mundo de hoy nadie lo pone en


duda. El asunto está en si esperamos a que el cambio nos cam­
bie ­riesgo bastante peligroso­, o adelantamos el cambio
proactivamente, anticipándonos a él.
Pero todo cambio organizativo debe empezar por plantear un cambio
en la cultura, es decir, en el conjunto de creencias, principios y valores que
forman el ideario o "carta constitucional'' de la empresa.

Hay organizaciones cuya cultura está marcada por valores para sobre­
vivir (seguridad, control, reacción defensiva a las amenazas ... ) o por una
mezcla de éstos y de valores para desarrollarse en medio de los riesgos
(autocontrol, creatividad, vulnerabilidad ... ). Lo importante es ver en qué
situación está cada una y ver si hay anquilosamiento en las estructuras o
en las personas, si la dirección está envejecida, para introducir de manera
estratégica cambios urgentes, para renovarla.

a. Cultura viene de cultivo

Los principios y valores actúan con10 generadores de la nueva


cultura y no tan sólo como reveladores de una imagen.
Hay organizaciones que cambian imagen, pero su cultura sigue an­
clada a los viejos paradigmas y poco se logra con la tarea de maquillaje
externo. El cambio implica muchas veces reingeniería, nuevas estructuras
administrativas y técnicas, nuevos procesos, nuevas estrategias pero, sobre
todo, un modo de ver la organización y su entorno, a partir de los valores
humanos.
Cultura, en su etimología griega, viene de "cultivo", de limpiar la tie­
rra, cavar y sembrar. Eso mismo es lo que hay que hacer en las organizacio­
nes. Hasta hace 30 ó 40 años eran muy "incultas". No se hablaba de cultura
porque estaban dedicadas sólo al negocio, a producir utilidades, a contar
con una fábrica y una maquinaria, una administración, un capital y gente

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252 Cómo construir valores en las empresas

que operara con eficacia esos medios. Poco pensaban en el desarrollo del
talento humano o en la satisfacción y, no digamos, en la proyección social,
en lo que hoy se llama responsabilidad social.
La cultura organizativa es un tema que ha cogido mucha fuerza en ra­
zón de las grandes omisiones del pasado y del liderazgo de hoy, en el que
sin cultura propia no se puede sobrevivir. Para cambiar o estructurar una
cultura, hay que afrontar los riesgos de la transformación de fondo, vencer
los paradigmas del pasado que la frenan ­en realidad son antiparadig­
mas­ y, sobre todo, desarrollar en las personas la capacidad de cambio.

b. Liderazgo legitimador

El papel del liderazgo en este proceso es evidente. Tanto a nivel


directivo como a nivel de constructores de valores, porque ac­
túa como legitimador del proceso.
Los valores vividos por las personas, definidos corporativamente
­pocos, pero incisivos, estimulantes, atractivos­ sumados a Jos de cada
persona, son los que dan cohesión a todas las tareas y crean la imagen que
impulsa a Ja gente tras el "sueño" o la visión que se busca alcanzar.
El liderazgo ayuda a consolidar Ja cultura al hacer que Jos valores re­
velen Ja coherencia entre Jo que se quiere ser y lo que se es, de modo que
se fortalezca el compromiso y el sentido de pertenencia, generando orgu­
llo por lo que se hace, sin prepotencia, con humildad para servir. Es una
cultura en la que se sabe lo que se quiere, se sabe cómo hacerlo, se puede
hacerlo efectivamente y convertirlo en un estilo de trabajo. No como una
moda pasajera, sino como un estilo de vida que va penetrando poco a poco
el modo de pensar y de actuar de quienes están bajo esa cultura.
El estilo de vida conduce a realizar un trabajo productivo que esté
siempre respaldado y actualizado por un trabajo formativo, relacionados
con la unidad vital de Ja persona, y que evita el activismo, actividad sin
control, dedicada más al hacer que al ser, más el tener que el dar y el ser­
.
Vtr.

c. Aumentar el capital intelectual

En las personas y en. las organizaciones existe un capital que


no figura en los libros y que no es fácil de valorar en dinero
porque es inmaterial o intangible, no lo podemos ver y tocar
como a los billetes. Lo conforman, en lo personal, Lo que cada
uno sabe en la vida, su experiencia profesional, su inteligencia,
sentimientos, emociones, relaciones, etc.
En las organizaciones Jo vemos expresado en Ja propiedad intelectual

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Los 5 pasos fundamentales 253

o industrial, en el know how, pero también en todo tipo de experiencia acu­


mulada, en los valores y creencias arraigados, en las prácticas administrati­
vas, en las tecnologías propias y en otros aspectos. Así como al dinero se le
denomina capital, esto también constituye un auténtico capital, no importa
que no sea tan tangible como el dinero o los bienes físicos.
"El capital intelectual es la suma o integración de todos los conoci­
mientos y experiencias (personales y colectivas) que hacen a la empresa
competitiva." ­(Stewart).
El término "capital intelectual" se halla relacionado muy estrechamente
con el de "organizaciones de aprendizaje" u "organizaciones inteligentes",
porque en éstas se da prioridad al conocimiento, al aprendizaje permanente
de todos, en una doble dirección: afán de aprender y afán de enseñar, de
comunicar a otros Jo que se sabe y la experiencia que se tiene.
Pero también el capital intelectual se relaciona estrechamente con los
valores personales y corporativos.

Sin valores, el capital intelectual quedaría reducido a habili­


dades o a un saber hacer cosas de forma rutinaria. Sería un
capital que se agotaría de manera progresiva o que se quedaría
estancado sin producir dividendos.

Los valores dan soporte y sentido al capital intelectual. Por eso es tan
importante trabajar por valores, construir valores, aprender a vivir los va­
lores y procurar encarnarlos o incorporarlos establemente a la vida como
virtudes. En Ja medida en que vivamos muchos valores, se incrementará
nuestro capital intelectual. Lo mismo pasará si aprendemos a hacer mejor
las cosas, si sabemos cómo hacerlas de otra manera más eficaz, si nos espe­
cializamos, si crecemos interiormente, si nos hacemos más maduros.

Debe insistirse en que el capital humano es un núcleo común de un


cierto poder colectivo mental (conocimientos, saber, experiencia). La in­
formación requiere Ja comunicación (puesta en común) y cuando se da, se
tienen conocimientos sobre los cuales se fundan los procesos de formación
personal, apalancados por Ja motivación, por los criterios de acción y com­
portamiento, por el conocimiento científico y técnico y por los valores que
dotan de sentido al obrar humano, al trabajo productivo.

El mal uso de la información procede de una mala formación.


Un ejemplo de mal uso de la información y de desperdicio del capi­
tal intelectual es creer que al dar a la gente mucha información se logran
cambios de conducta. Nada más equivocado. Los cambios de conducta se
basan en cambios de actitud y se logran no sólo con conocimientos, sino
con el desarrollo de capacidades y la formación de hábitos, con valores que

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254 Cómo construir valores en las empresas

se construyen de manera progresiva. Esto conlleva el proceso de entrena­


miento para el desarrollo de habilidades, formas puntuales de hacer algo
operativo o de emplear una técnica.
El mejor capital es tener gente valiosa, que procura incrementar sus
valores cada día e irradiarlos a su entorno. La construcción de valores bus­
ca hacer cada vez más rentable y operativo ese capital que, por intangible
que sea, tiene un influjo poderoso en la organización, en la que los valores
marcan la diferencia.

d. Más y más productividad


Convertir los valores en una ventaja competitiva exige el máximo
aprovechamiento de la inteligencia ­racional y emocional­ colectiva de
todos los integrantes de una organización. Compartir la visión y los valo­
res, además del influjo mutuo interpersonal, es un motor de progreso.
Esto se debe notar en términos de incremento de la productividad, de
elevación de la calidad y del servicio, de reducción de costos al aumentar la
eficiencia, en el aprovechamiento del tiempo, y en la rapidez y efectividad
de la comunicación y de la retroalimentación, que permite rectificar errores
y rumbo.
Es lógico, por ejemplo, que si los directivos se dedican menos a con­
trolar, a ejercer presión sobre los subordinados y estimulan la autorrespon­
sabilidad y la autogestión, dispondrán de más tiempo para la creatividad
y el análisis, y los miembros de la organización podrán desplegar muchas
potencialidades que quedan ahogadas por la tarea de obrar de cara al con­
trol más que al desempeño libre y espontáneo, responsable.

No existe una única forma correcta de hacer las cosas. La gente


con valores como la iniciativa, la innovación, la audacia, no se
contenta con la rutina de siempre, y se las ingenia para traba­
jar más y mejor; para vender más, para servir mejor.
El hecho de apuntar a una mayor competitividad para sobrevivir y para
progresar marca un reto para todos. No basta lograr un éxito psicológico
en cuanto que los valores permitan contar con mejor gente en sus actitudes
y en sus relaciones, incluso con mayores conocimientos. Si eso no está
integrado a una vida de trabajo intenso y productivo, el esfuerzo no com­
pensaría de manera adecuada.
La experiencia demuestra que si la gente se siente mejor tratada (respe­
to), mejor valorada (autoestima), más estimulada (reconocimiento), en un
clima positivo de trabajo (confianza), con mayores opciones de perfeccio­
namiento a través de la formación y el entrenamiento, los resultados no se
hacen esperar: la productividad tiene que mejorar.

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Los 5 pasos fundamentales 255

Poseer valores, construir valores como tarea corporativa, es un "nego­


cio rentable": el talento humano se desarrolla, los recursos fisicos, técnicos
y financieros se utilizan mejor, el servicio mejora y los directivos son los
primeros en observar que su cambio de conducta, su esfuerzo por dismi­
nuir los efectos de ciertos antivalores e incrementar las fortalezas de sus
valores representa una fuerza ejemplar que arrastra tras de sí y concentra
las energías colectivas hacia horizontes de éxito.

Por efectode la práctica de los valores una persona se convier­


te en lo que habitualmente la gente Llama, refiriéndose a quien
interpreta con gran arte un instrumento musical, un virtuoso.
Eso quiere decir que no es simplemente "una buena persona'', sino
un profesional eficiente que, a la vez que realiza con competencia y con
satisfacción su trabajo, produce un rendimiento. Por cierto, la satisfacción
es parte de la felicidad que todos buscamos. Y las organizaciones necesitan
contar con gente que haga realidad sus sueños, que trabaje a gusto, que sea
feliz.

e. Un clima de motivación y satisfacción

La construcción de valores, como ya se mencionó, requiere un plan


global que contemple diferentes estrategias, entre ellas las herramientas de
diagnóstico o muestreo estadístico, el proceso de entrenamiento o acom­
pañamiento individual y colectivo ( coaching), el trabajo con Jos directivos
sobre la Dirección por Valores, los procesos de aprendizaje de valores en
toda la organización, el desarrollo del liderazgo a través de constructores o
multiplicadores de valores, la tutoría de los nuevos (mentoring), etc.

Es importante trabajar cada uno de los valores corporativos


para que en cada nivel se refuerce su vivencia y la comprensión
de los aspectosfundamentales que interesa que todo el mundo
haga parte de la práctica y de esa imagen mental corporativa
compartida.
Hay que explicar cada valor, desglosar sus significados, ver su aplica­
bilidad a las situaciones de trabajo, intercambiando experiencias entre Jos
directivos que comprueban cómo los viven entre ellos y cómo los viven
quienes dependen de ellos, así como lo comprueban también los líderes
constructores de valores, a través de esos círculos concéntricos mediante
los cuales llegan a todos los niveles.
No hay que olvidar la retroalimentación que llega del usuario o cliente,
quien percibe directamente los resultados de una política de construcción
de valores y puede ayudar a afincada bien, al comunicar sus experiencias
o al hacer sus sugerencias en uno u otro sentido.

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En-claves del Pensamiento

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ISSN: 1870-879X
dora.garcia@itesm.mx
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Monterrey Campus Ciudad de México
México

Ruiz Rodríguez, Virgilio


DERECHOS HUMANOS, UNIVERSALES
En-claves del Pensamiento, vol. I, núm. 1, junio, 2007, pp. 155-166
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Ciudad de México
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=141115624008

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DERECHOS HUMANOS, UNIVERSALES
VIRGILIO RUIZ RODRÍGUEZ*

Resumen

E l debate en torno a la universalización de los derechos humanos está


enmarcado en el dilema real: unidad en la diversidad o la diversidad que
niega la unidad. El problema radica en esto: o se acentúa la unidad que subsu-
me a la diversidad, o se acentúa ésta para negar aquélla. Todos los seres huma-
nos somos iguales, no hay muchas, ni siquiera dos naturalezas humanas, sino
una sola, encarnada en los distintos seres humanos. Con esta última afirma-
ción, sostenemos que aunque somos diferentes, somos también iguales; con
lo cual afirmamos que los derechos humanos son universales. Reconocer las
diferencias para tratarnos como iguales.

Abstract

The debate around the universalism of human rights is enclosed within a real
dilemma: to unify in the diversity or to diversify neglecting the unity. The problem

* Universidad Iberoamericana, Santa Fe, Departamento de Filosofía.

155 EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.
156 Virgilio Ruiz Rodríguez

focuses on this: whether it highlights the unity that goes farther than diversity, or
is this diversity underlined in order to neglect the unity. All human beings are
equal, there are not too many human natures, there are not even two of them,
there is only one, which is placed in bodily form among different human beings.
With this last argument, we state that even when we are different, we are at the
same time equal; therefore, we affirm that human rights are universal. To
recognize the differences is to treat each other as equal beings.

Planteamiento del problema

Quizá a nadie o a muy pocos les interese saber si los derechos humanos son
universales o no; más importa el no sufrir violaciones de los mismos. ¿Su uni-
versalidad se confirma por las continuas violaciones que se dan, o por el respe-
to a los mismos? Todo mundo dice: en todas partes se violan los derechos
humanos, pero nadie dice lo contrario. No puede ser violado algo que no es o
que no existe. O, ¿es que pasará con los derechos humanos algo semejante a
lo que se dice irónicamente respecto de la ley? La ley existe para ser violada.
Existen muchas razones y argumentos para afirmar y sostener el carácter
universal de los derechos humanos; pero también hay las mismas razones o
más para negarlo. Incluso, alguien se ha atrevido a decir: “No existe el ‘hombre’
en el mundo, he visto en mi vida franceses, italianos, rusos, etc, y sé incluso
gracias a Montesquieu que se puede ser persa, pero en cuanto al ‘hombre’,
declaro no haberlo visto...”.1
En general podemos decir que ha pesado mucho aquella sentencia lapidaria
de Aristóteles, resultante de confundir algo esencial con lo cultural: Hay hom-
bres por naturaleza libres y otros por naturaleza esclavos.2
Cuando se habla de los derechos humanos se utilizan muchos términos:
libertades individuales, derechos subjetivos, derechos naturales, derechos del
hombre, derechos humanos, libertades públicas, valores morales, derechos
individuales, derechos fundamentales. Ninguno de estos términos —señala Pe-
ces-Barba— es una expresión pura de una decisión lingüística, sino que todos

1
B. Binoche, Critiques des droits de l’homme, p. 40, apud G. Peces-Barba, Curso de dere-
chos fundamentales. Teoría general, Madrid, Universidad Carlos III de Madrid. Boletín Oficial del
Estado, 1999, p. 75.
2
Aristóteles, Política, 1255ª, lib. I, 5, ed. bilin. y trad. de Julián Marías y María Araújo, Ma-
drid, CEPC, 1997.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


Derechos humanos, universales 157

ellos tienen conexiones culturales y explicaciones derivadas de un contexto


histórico, de unos intereses, de unas ideologías y de unas posiciones científi-
cas o filosóficas de fondo.3
Al disertar o al hablar de algo, lo primero que está presente en la mente de
los interlocutores (aunque sea de forma inconsciente) es una doble pregunta:
¿qué es eso de que se habla? o ¿eso de que se habla existe? Pues bien, de lo
que va a tratar este discurso es de los derechos humanos, y para tal fin, se di-
rá qué es lo que entendemos por ellos con Pérez Luño: son “un conjunto de
facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exi-
gencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser
reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e
internacional”.4 Esta definición, —según el mismo autor— pretende conjugar
las dos grandes dimensiones que integran la noción general de los derechos
humanos, esto es, la exigencia iusnaturalista respecto a su fundamentación y
las técnicas de positivación y protección que dan la medida de su ejercicio.5
Por su parte, Ferrajoli, hablará de derechos fundamentales, y escribe: “son
aquellos derechos cuya garantía es igualmente necesaria para satisfacer el
valor de las personas y para realizar su igualdad. A diferencia con los derechos
patrimoniales no son negociables y corresponden a todos y en igual medida, en
tanto que condiciones de la identidad de cada uno como persona y/o como
ciudadano”.6 Rawls sostiene lo mismo con otras palabras: “Los derechos ase-
gurados por la justicia no están sujetos a regateos políticos ni al cálculo de
intereses sociales. Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justi-
cia que ni siquiera el bienestar de la sociedad en conjunto puede atropellar”.7

Controversia sobre carácter universal

Con el carácter de universalidad se quiere resaltar que todos los derechos ca-
lificables de humanos son poseídos por todos los seres humanos, de todos los
tiempos y lugares, en virtud de que todos los seres humanos son iguales por

3
G. Peces-Barba, op. cit., p. 22.
4
A. E. Pérez Luño, Derechos humanos. Estado de derecho y constitución, 8ª ed. Madrid,
Tecnos, 2003, p. 48.
5
Ibid., p. 51.
6
L. Ferrajoli, Derecho y razón, trad. de Perfecto A. Ibáñez, Alfonso Ruiz M. et al., Madrid,Trotta,
1997, p. 908.
7
J. Rawls, Teoría de la justicia, trad. de María Dolores G., México, FCE, 2002, p. 15.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


158 Virgilio Ruiz Rodríguez

naturaleza. No existen diferentes tipos de naturaleza humana a los que corres-


pondan derechos también diversos. Un ser humano es lo que es de manera
total; no caben gradaciones a la hora de poseer una naturaleza.
Al afirmar que los derechos humanos son universales nos referimos —con
Peces-Barba— a tres ámbitos diferentes: Desde la racionalidad, la universali-
dad es una característica por la que la titularidad de los derechos se asigna a
todos los seres humanos. Hace referencia al concepto y fundamentación de los
derechos humanos. Desde al ámbito temporal, la universalidad supone que
son válidos en cualquier momento de la humanidad. Razón por la cual algunos
autores los han calificado como inmutables, nota que requiere algún matiz,
pues chocaría con la manifestación histórica de los derechos humanos. Hace
referencia a la generalización de los derechos humanos. Desde el ámbito es-
pacial, la universalidad corre paralela con la extensión de los derechos huma-
nos a todos los seres humanos de todos los lugares y de todas las culturas, sin
discriminación de ningún tipo. Hace referencia a la internacionalización de los
derechos humanos.8
Los derechos humanos son de todos sin excepción. Podríamos afirmar, en
consecuencia, que todos los seres humanos poseen una igualdad jurídica bá-
sica, en cuanto todos son poseedores de derechos naturales como fundamento
de cualquier otro derecho sobrevenido. En este sentido, —señala el mismo autor
citado— la igualdad material, como fundamento de derechos, no puede ser el
igualitarismo (la igualdad como de todos en todas las cosas: Buonarrotti) que di-
suelve al individuo en la comunidad, porque ese punto de vista desconoce la au-
tonomía y hace imposible pensar al hombre desde los derechos fundamentales.9
Los derechos humanos —sostiene Truyol— son anteriores a cualquier pac-
to social o consenso entre los Estados; y que lejos de nacer de una concesión
de la sociedad política, han de ser por ésta consagrados y garantizados.10 Por
la misma razón que afirmamos que la persona es anterior al Estado, y posee-
dora de unas “tendencias, facultades, exigencias, valores, aspiraciones, idea-
les naturales”, originariamente necesarias, por su especial configuración, para
conseguir el desarrollo integral de todas sus potencialidades. A todas ellas se
les da el nombre de derechos humanos, derechos fundamentales, libertades
fundamentales, derechos públicos subjetivos, derechos del hombre, derechos
individuales,11 expresiones con matices diferentes, pero que en el uso colo-

8
G. Peces-Barba, op. cit., pp. 310-313.
9
Ibid., p. 289.
10
A. Truyol y Serra, Los derechos humanos, Madrid, Tecnos, 1979, p. 11.
11
G. Peces-Barba, Derechos fundamentales, Madrid, Universidad de Madrid, 1986, p. 13.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


Derechos humanos, universales 159

quial se utilizan como sinónimos, expresando todas ellas la misma realidad:


derechos humanos que toda persona, por el hecho de serlo, y desde que lo es,
posee, los cuales deben ser reconocidos por la sociedad y por las normas po-
sitivas que la rigen.
En los tiempos modernos, en distintos momentos de la historia del hombre,
diferentes instrumentos legales han coincidido en afirmar dicha universalidad.
Como ejemplo de ello tenemos la Declaración de Virginia de 1776, en cuyo ar-
tículo 1° quedó establecido: Todos los hombres son por naturaleza igualmente
libres e independientes y tienen ciertos derechos innatos ”. Unos años des-
pués, al término de la Revolución francesa en la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano de 1789, en su artículo 1°, palabras más, palabras
menos, encontramos la misma afirmación de la Declaración de Virginia: “Los
seres humanos nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. Se entien-
de que estas declaraciones estaban marcadas por un tinte nacionalista. Fue
necesario que pasaran unos buenos años, casi un siglo y medio, para que el
hombre reconociera la necesidad de afirmar la universalidad de esos princi-
pios. De esta manera, en el seno de la nueva organización internacional, la
ONU, (pues ya había desaparecido la Sociedad de Naciones, 1919) se da
la Declaración Universal de los derechos humanos en 1948, en cuyo artículo.
1° quedó escrito: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad
y en derechos”.
Con este instrumento jurídico, la Comunidad Internacional se propuso “reco-
nocer los derechos fundamentales de la persona, universales e indivisibles,
como uno de sus intereses fundamentales y uno de los principios constituciona-
les del orden internacional”. Al respecto Norberto Bobbio señala, —resaltando el
carácter vinculante de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
1948— que mientras la afirmación de los derechos naturales en J. Locke era una
teoría filosófica, ésta tenía valor universal pero ninguna eficacia práctica; cuando
las constituciones modernas incorporaron los derechos, la protección de éstos
se hizo eficaz, pero sólo dentro de las fronteras de aquel Estado que los recono-
cía. Pero después de la Declaración Universal, la protección de los derechos
naturales puede tener al mismo tiempo eficacia jurídica y valor universal. Y el
individuo tiende a pasar de ser un sujeto de una comunidad estatal a ser sujeto
también de la comunidad internacional, potencialmente universal.12
Más recientemente, en la Conferencia Mundial sobre derechos humanos,
conocida como la Conferencia de Viena de 1993, la Asamblea General de las

12
Norberto Bobbio, El problema de la guerra y las vías de la paz, trad. de Jorge Binaghi,
Barcelona, Gedisa, 2000, p. 522.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


160 Virgilio Ruiz Rodríguez

Naciones Unidas declaró que “todos los derechos humanos son universales,
interdependientes e indivisibles y están relacionados entre sí, y que, por tanto,
se debe dar a todos ellos la misma importancia”. En contraposición a esto, qué
difícil es aceptar aquella sentencia rousseauniana: “El hombre ha nacido libre
y, sin embargo, vive en todas partes encadenado”.13
No obstante estas declaraciones-afirmaciones, hay que advertir, —puntua-
liza De Castro Cid—“que una cosa es la posesión de un derecho (todos los
hombres poseen, son titulares de los derechos naturales) y otra muy distinta la
posibilidad de su ejercicio”.14 Existen y hay diversas razones, circunstancias o
motivos: económicas, sociales, políticas, que hacen imposible su ejercicio. Pero
ello no quiere decir que no se posean, que no se tengan. Sólo que —en opinión
de López Calera— su protección jurídica queda reducida a su mínima expre-
sión o simplemente no existe, cuando se plantea, por ejemplo, el problema del
reconocimiento y realización de los derechos humanos en los países subdesa-
rrollados (política y económicamente), o bien, en el plano internacional. El he-
cho es que millones de seres humanos no disfrutan de los más elementales
derechos humanos, en unos casos porque no están ni siquiera reconocidos y
en otros, aunque reconocidos, porque no tienen una efectiva protección jurídi-
ca.15 O estas desigualdades persisten porque no se cumple el deseo de Juan
Jacobo Rousseau, cuando en El contrato social escribía: “Que ningún ciudada-
no sea lo suficientemente poderoso para poder comprar a otro, ni ninguno bas-
tante pobre para sentirse forzado a venderse.16
Precisamente, en una de sus obras, Los derechos en serio, R. Dworkin,
pone todo su esfuerzo y capacidad argumentativa para que se tomen Los dere-
chos en serio, y centra su ataque en la afirmación positivista de que no hay
otros derechos que los previstos en las normas que componen el derecho de
una comunidad, y contra Bentham sostendrá la existencia de derechos pre-
existentes o derechos naturales. Al mismo tiempo sugiere un concepto anti-
utilitario de los derechos individuales, que son triunfos políticos en manos de
los individuos que no pueden ser negados ni por el gobierno, ni tampoco por la
mayoría, sobre la base de argumentos de supuestos beneficios o perjuicios
generales; incurrir en estas prácticas es no tomarse los derechos en serio.17

13
J. J. Rousseau, El contrato social, L. I, c. 1, trad. de Enrique Azcoaga, Madrid, 2001, p. 40.
14
B. de Castro Cid, Introducción el estudio de los derechos humanos, Madrid, Universitas,
2003, p. 116.
15
N. María López C., Introducción a los derechos humanos, Granada, Comares, 2000, p. 31.
16
J. J. Rousseau, op. cit., p. 103.
17
R. Dworkin, Los derechos en serio, trad. de Marta Guastavino, Barcelona, Ariel, 2002,
p. 450.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


Derechos humanos, universales 161

Que todos los seres humanos son iguales en naturaleza no es una inven-
ción de los filósofos modernos. Si contemplamos retrospectivamente la histo-
ria del pensamiento, veremos que es una idea que aparece expresamente en
los estoicos con la afirmación de la Physis Koiné (igualdad de naturaleza) de
todos los hombres, por la que todos somos iguales y, por tanto, poseemos los
mismos derechos.
Los hombres son iguales, desde dos puntos de vista : igualdad formal o
política e igualdad sustancial o social. Con ello se habla no de un juicio de he-
cho sino de un juicio de valor. Un valor que se postula precisamente porque se
reconoce que los hombres son distintos. Con la primera, —indica Farrajoli—
se conviene que los hombres deben ser considerados como iguales, prescin-
diendo del hecho de que son distintos, por sus diferencias personales, sexo,
raza, lengua, religión etcétera. Con la segunda, se conviene, por el contrario,
que aquellos deben ser hechos tan iguales como sea posible, y que no se debe
prescindir del hecho de que son social y económicamente desiguales.18
Frente a esto hay que sostener que debemos reconocer las diferencias para
poder tratarnos y reconocernos como iguales. Esta exigencia de reconocimien-
to de la igualdad encuentra su fórmula en la justicia conmutativa: Al tener todos
los hombres los mismos derechos, se deben respetar los ajenos por la misma
razón por la que exigimos se respeten los nuestros. Sólo que muy pocos insis-
ten y reconocen que frente a cada derecho se encuentra un deber en la misma
proporción. La igualdad en los derechos fundamentales —escribe L. Ferrajoli—
es configurada como el igual derecho de todos a la afirmación y a la tutela de la
propia identidad y en el ejercicio de su libertad, en virtud del igual valor asocia-
do a todas las diferencias que hacen de cada persona un individuo diverso de
todos los otros y de cada individuo una persona como todas las demás.19 De-
bemos convencernos de esto de tal manera que, podemos decir, ningún hom-
bre puede encontrar en sí mismo una superioridad natural que le dé derecho a
imponerse a los demás en virtud de un privilegio propio.
Antes de la globalización se defendía la igualdad para conseguir cosas idén-
ticas para todos: el respeto a la dignidad humana, la satisfacción de las necesi-
dades básicas, la posesión de los mismos derechos y oportunidades. Todo eso
sigue vigente en la sociedad global; pero ésta nos hace pensar por primera
vez en la igualdad para obtener cosas distintas entre sí. La Egalité del triple
lema de la Revolución francesa, —puntualiza Bilbeny— ha quedado pequeña

18
R. Ferrajoli, op. cit., p. 907.
19
R. Ferrajoli, Derechos y garantías: la ley del más débil, trad. de Perfecto Andrés Ibáñez y
Andrea Greppi, Madrid, Trotta, 2001, p. 76.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


162 Virgilio Ruiz Rodríguez

en su acepción original. Hoy pedimos también la igualdad para la diferencia. Y


no se trata de ningún contrasentido, pues lo contrario de la igualdad no es la
diferencia sino la desigualdad. Ahora, con la globalización y el crecimiento de
las sociedades pluriculturales, la igualdad ha de servir también para que cada
uno y su grupo cultural pueda expresar sin discriminación sus diferencias.20
Sólo que las diferencias —hay que decirlo— son evidentes, son un hecho, son
reconocidas; no así la igualdad que necesita ser proclamada. Las diferencias
son algo fáctico, la igualdad, en cambio, es una norma a cumplir, a respetar,
porque se considera algo abstracto. No se afirma, se prescribe, se interpreta
no en términos de ser sino de deber ser. No es un hecho dado, sino un valor a
alcanzar; es decir, hay la preocupación de que las diversidades pesen como
factor de desigualdad.
La igualdad como norma, quiere decir que los diferentes debe ser tratados
como iguales. Igualdad, por lo tanto, que no basta enunciarla sino observarla y
sancionarla. Las diferencias existen: es obvio que entre las personas hay dife-
rencias y que su identidad está dada por ellas. Y son estas diferencias las que
deben ser tuteladas, respetadas y garantizadas en obsequio al principio de
igualdad.
Arthur Kaufmann, sostiene que los derechos humanos son generales cuan-
do son pensados en forma muy abstracta; cuanto más orientados estén hacia
las circunstancias reales y se concreten, tanto más contingentes y relativos
aparecen. Por tal motivo, son varias las voces que ponen en entredicho la ge-
neralidad de los derechos humanos.21
Existe un peligro que amenaza hoy día a la universalidad de los derechos.
Se ha llegado a decir que probablemente el siglo XXI será la época de las iden-
tidades y los particularismos étnico-nacionales y culturales. Frente al ideal de
convergencia en la igualdad de derechos y deberes para asegurar la cohesión
de las sociedades, se alza una divisa que invirtiendo el lema marxista, procla-
ma ¡nacionales de todos los países, separaos!
El Nacionalismo particularista y discriminatorio choca frontalmente con el
ideal universalista que es inherente a la propia idea de los derechos humanos.
Por eso —observa Pérez Luño— el nacionalismo entraña un disvalor moral
frente a la valoración ética positiva que merecen otras actitudes para las que la
comprobación de diferencias fácticas no legitima la discriminación, sino que
las lleva a postular, en el plano del deber ser, la paridad de trato en función del

20
Norbert Bilbeny, Democracia para la diversidad, Barcelona, Ariel, 1999, p. 118.
21
Arthur Kaufmanni, Filosofía del derecho, trad. de Luis Villar B. y Ana María Montoya,
Colombia, Universidad Externado de Colombia, 2002, p. 333.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


Derechos humanos, universales 163

dato común de la racionalidad, la dignidad o las necesidades de todos los hom-


bres. Algo éticamente inaceptable es que la apelación a la diferencia tiende
siempre a establecer discriminaciones a favor de quienes la postulan.22
La igualdad de todos los hombres —sostiene María Zambrano—, ‘dogma’
fundamental de la fe democrática, es igualdad en tanto que personas huma-
nas, no en cuanto a cualidades o caracteres; igualdad no es uniformidad. Es
por el contrario, el supuesto que permite aceptar las diferencias, la rica com-
plejidad humana y no sólo la del presente, sino la del porvenir. La fe en lo
imprevisible.23
Los derechos individuales son universales: existen en provecho de todos
los individuos dentro del Estado, sin excepciones ni categorías de ninguna es-
pecie. No obstante las distinciones de sexos, clases, razas, regiones, religio-
nes, partidos..., el hombre sigue siendo hombre. Los derechos individuales son
los derechos del hombre, ligados por hipótesis a la realización de su destino de
hombre. Desde este punto de vista, un hombre vale lo que otro, y en cada uno
este valor es trascendente. Introducir discriminaciones sería, —según J. Dabin—
o bien obrar de modo parcial, contra toda razón, o bien negar al hombre reco-
nociendo valor sólo a la categoría escogida: clase, partido o raza.24 Uno de los
avances de la modernidad jurídica —escribe Carbonell— ha consistido en no
hacer depender la asignación de los derechos del cumplimiento de ningún re-
quisito; es decir, basta con ser persona —y no es muy difícil saber cuándo
estamos frente a un ser humano y cuando frente a otro tipo de ser— para que
sin ningún otro requisito se nos reconozcan una serie de derechos.25
Hoy se habla de manera frecuente del derecho a la diferencia. Y se hace al
mismo tiempo una rotunda contraposición entre universalismo y diferenciación.
Toda idea o proyecto con potencial verdaderamente liberador tiene siempre
vocación universal, pero al mismo tiempo tal idea o proyecto, sin dejar de ser la
misma, habrá de acomodarse a las condiciones socioculturales de cada uno
de los destinatarios de la misma. Por tanto universalidad y diferenciación no se
oponen, sino que por el contrario, se complementan necesariamente. Por eso
no suena extraño decir: somos iguales pero diferentes; iguales y diferentes,
solidarios y diferentes, etcétera. Esto es, la misma cualidad pero de diferentes

22
A. E. Pérez Luño, op. cit., p. 608.
23
María Zambrano, Persona y democracia. La historia sacrificial, Barcelona, Anthropos, 1988,
p. 164.
24
J. Dabin, Doctrina general del Estado, trad. de U. H. González, IIJ, UNAM, 2003, p. 371.
25
M. Carbonell, Los derechos fundamentales en México, UNAM/Porrúa/CNDH, México, 2005,
p. 21.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


164 Virgilio Ruiz Rodríguez

maneras. Es lo que Giner denomina la paradoja de la diversidad: la convivencia


de diferencias en un mismo paradigma es precondición para poder resolver
sus incompatibilidades en normas generales consensuadas tras larga delibe-
ración; o lo que es lo mismo, la diversidad bien entendida conduce a la univer-
salidad.26 Se trata por tanto, —señala Rubio Carracedo— de un universalismo
ponderado, construido en el diálogo intercultural. Un nuevo paradigma que
apuesta por la diversidad en la unidad, de modo que los valores libertad, igual-
dad etcétera, lleguen a ser únicos en la diversidad, según las diferentes rela-
ciones que se dan o existen en ese universalismo construido.27
El nuevo universalismo ya no será el liberal-occidental que tratamos de ex-
portar a todos los pueblos y culturas; sino el de la reiteración, como le llama
Walzer, que es el que comienza a abrirse paso ahora en una sociedad más
incoherente y plural, más tolerante y abierta a la diversidad, con el único límite
de la moral mínima, la violación de cuyos valores básicos justifica la crítica.28
Esta universalidad de los derechos humanos, si no está dada, y menos,
aceptada (como hemos podido constatarlo), habrá que promoverla, pero de
forma indirecta, ya que su aceptación progresiva está estrechamente vincula-
da a la promoción y universalización de la democracia en el mundo, que tam-
bién habrá de hacerse desprendida de su envoltura liberal y traducida tanto
categorial como institucionalmente a las características socioculturales de cada
país. La univesalización de los derechos humanos, —señala Ferrajoli— des-
pués de la caída de los muros y de los bloques podría ser la exigencia más
importante que proviene hoy de cualquier teoría de la democracia que sea con-
secuente con la doctrina de los derechos fundamentales: alcanzar un ordena-
miento que rechace finalmente la ciudadanía, suprimiéndola como estatus pri-
vilegiado que conlleva derechos no reconocidos a los no ciudadanos, o, al
contrario, instituyendo una ciudadanía universal; y por tanto, en ambos casos
superando la dicotomía “derechos del hombre/derechos del ciudadano” y reco-
nociendo a todos los hombres y mujeres del mundo, exclusivamente en cuanto
personas, idénticos derechos fundamentales.29
Robert Alexy distingue entre la universalidad con respecto a los titulares y la
universalidad con respecto a los destinatarios (obligados) de los derechos.
La primera consiste en que los derechos humanos son derechos que corres-

26
S. Giner, La urdimbre moral de la modernidad, apud J. Rubio Carracedo, Ciudadanía,
nacionalismo y derechos humanos, Madrid, Trotta, 2000, p. 166.
27
Idem.
28
M. Walzer, Dos clases de universalismo, apud J. Rubio Carracedo, op. cit., p. 168.
29
L. Ferrajoli, Derechos y garantías: la ley del más débil, p. 119.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


Derechos humanos, universales 165

ponden a todos los seres humanos, con independencia de un título adquisitivo.


Los destinatarios (en cuanto que obligados por los derechos) serían no so-
lamente los seres humanos en lo individual sino también los grupos y los Esta-
dos. En este último caso, Alexy distingue los derechos humanos absolutos de
los derechos humanos relativos. Los primeros, son los que se pueden oponer
frente a todos los seres humanos, a todos los grupos, y a todos los Estados;
por ejemplo, el derecho a la vida; los segundos (relativos) solamente son
oponibles a, por lo menos, un ser humano, un grupo o un Estado: frente al
Estado, sería el derecho al voto; frente a un grupo, sería el derecho de los
niños a que sus familias les proporcionen asistencia y educación.30 No obstan-
te que este autor tiene la autoridad intelectual suficiente para hacer esta distin-
ción, sostenemos con I. Berlin que hay una clase de seres en el mundo, que es
la de los seres humanos, de lo cual sigue, que a todos los miembros de esta
clase, a saber, los hombres, se les debería tratar, desde cualquier punto de
vista, de manera idéntica y uniforme, a menos que exista una razón suficiente
para no hacerlo.31

Conclusión

Teniendo en cuenta uno de los imperativos categóricos de Kant: “obra de tal


modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como
un medio”;32 diremos con Peces-Barba, que la universalidad tiene que plan-
tearse desde la moralidad de los derechos humanos, esto es, desde la digni-
dad humana y de los grandes valores de la libertad, la igualdad, la seguridad y
la solidaridad, y en definitiva, desde una concepción del hombre como fin y no
como medio.33 Y más que plantear la universalidad desde el punto de partida:
esto es, que todos tienen los mismos derechos, habrá que plantearla desde el
punto de llegada: lo que se pretende es que todos tengan los mismos derechos
humanos y que sean protegidos. Teniendo en cuenta con López Calera que la
universalidad es una vieja exigencia ética y política, se puede decir que hay

30
R. Alexy, Derechos y libertades, Madrid, enero-junio de 2000, pp. 24-26, n. 8. La
Institucionalización de los derechos humanos en el Estado constitucional democrático.
31
I. Berlin, Conceptos y categorías, trad. de Francisco G. A., 2ª reimp. México, FCE, 2004,
p. 149.
32
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, 11ª ed., estudio introductivo y análi-
sis de Francisco Larroyo, México, Porrúa, 1998, p. 44.
33
G. Peces Barba, Derechos fundamentales, p. 311.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


166 Virgilio Ruiz Rodríguez

una tendencia histórica especialmente expansiva a favor de una universalidad


de los derechos humanos que tiene su origen en la Ilustración y que se ha
convertido en una especie de reto creciente y cada vez más ampliamente res-
paldado por importantes movimientos políticos e ideológicos.34
Hablar de derechos humanos es hablar del hombre, pero aquellos sólo tie-
nen la categoría de ser mínimos éticos, mínimos de justicia requeridos para
que el hombre pueda vivir bien en sociedad, y que pueden resumirse en ese
aforismo, también mínimo del que todo hombre debe ser consciente: tratar al
otro como queremos que nos traten o no hacer al otro lo que no queremos que
nos hagan. Esto respondería a la pregunta del inicio, pero en forma de impera-
tivo: deben ser respetados para que sean universales. Por decreto no se re-
suelva la posesión de los mismos ni su universalidad material.
Los derechos fundamentales, hay que entenderlo, no caen nunca del cielo,
sino que llegan a afirmarse cuando se hace irresistible la presión de quienes
han quedado excluidos ante las puertas de los incluidos. Ello significa admitir
de forma realista que no existe, a largo plazo —afirma Ferrajoli— más alterna-
tiva a las guerras y al terrorismo que la efectiva universalización de aquéllos.35
También hay que aceptar que el proceso de universalización tiene visos de
ser interminable, dado que siempre será necesario un reajuste en los valores
que expresan la igual dignidad humana para atender debidamente a las exi-
gencias diferenciales. La fe en la igualdad moral de los seres humanos parece
haber alcanzado nuevos máximos a nivel mundial que le hace decir a Larry
Siedentop “que la convicción de que los individuos deben ser libres para llevar
su “propia” vida dentro de la ley, explica el intento generalizado de convertir el
respeto de los derechos humanos en la piedra de toque de la legitimidad políti-
ca en todo el mundo”.36
En 1964 Norberto Bobbio decía que el problema de fondo relativo a los
derechos del hombre es hoy no tanto el de justificarlos, como el de protegerlos.
Es un problema no filosófico sino político.37

34
M. López Calera, op. cit., p. 71.
35
R. Ferrajoli, op. cit., p. 117.
36
L. Siedentop, La democracia en Europa, trad. de Antonio Resines R. y Herminia Bebía
Villalba, Madrid, Siglo XXI, 2001, p. 221.
37
N. Bobbio, op. cit., p. 128.

EN-CLAVES del pensamiento, vol. I, núm. 1, junio 2007. pp. 155-166.


155

DOCTRINAS ETICAS

La forma de observar la Etica ha va ria do en el transcurso


del tiempo, lo que no quiere decir que los planteamientos
de los antiguos filósofos sean anticuados, ya que hay pen-
samientos que van más allá de su valor histórico acartonado,
y que a pesar del tiempo transcurrido conservan su vali-
dez.
Es importante señalar que el pensamiento ético que se produce
o realza en una época determinada, tiene íntima relación
con la realidad económico-social del momento ya que los
filósofos hacen un planteamiento sintético de la época y
en ocasiones agregan nuevas ideas que los trascienden.
Se ha dividido el estudio de las Doctrinas Eticas en cua-
tro: Griega, Cristiana, Moderna y Marxista.

1. ETICA GRIEGA
En la antigüedad los pensadores de un pueblo sobre-
salen por su grado de abstracción y la racionalidad de
sus planteamientos, este pueblo es Grecia, y es tanta
la profundidad que en algunos conceptos logran adquirir,
que han influido en las reflexiones, que posteriormen-
te se ha hecho el hombre.

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156 GUADALUPE VARELA F.

1.1 Sofistas.- Relativismo moral.

"No puedo decir si los Dios existen. ni si no existen.


ni quienes sean, pues muchos son los obstáculos que
impiden saberlo: la oscuridad del problema y la breve-
dad de la vida humana".

PROTAGORAS
La palabra sofista significa "sabio". Los sofistas cultivaron
la elocuencia retórica, el arte de la discusión y de la de-
mostración, por esta razón algunos sofistas concedieron gran
importancia al conocimiento de las reglas del lenguaje hu-
mano y el arte de utilizarlo eficientemente. Por lo mismo,
Aristóteles denominó sofística a la sabiduría aparente pero
no real y al término ha venido a significar actualmente un
sentido peyorativo usado para designar aquel que propo-
ne lo falso corno verdadero, que engaña con astucia y ci-
nismo y que se jacta de poder defender el pro y el contra
de cualquier proposición.
Los sofistas estaban divididos en dos grupos, unos ligados
a la democracia esclavista y otros a la aristocracia.

Los sofistas democráticos sustentaban ideas muy avanza-


das sobre la vida social, para su época, y trataron de fun-
damentar la teoría de la democracia.

Una de las figuras más destacadas de la sofística fue Protágoras


de Abdera (481-411 a.n.e.), que fue un relevante político
que participó activamente en la organización de una repú-
blica democrática.

Protágoras consideraba que los contrarios contenidos en


la materia solo pueden ser conocidos de un modo unilate-

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157

ral, así la miel es objetivamente dulce y amarga, dulce para


el hombre sano y amarga para el enfermo.

La tesis sostenida por el relativismo moral expresa que toda


verdad y todo valor son relativos para cada persona, de acuerdo
a su propio criterio, niega además todo valor absoluto, universal
e inmutable a través del tiempo, ya que la verdad y el va-
lor cambian según la época, el lugar y la cultura.

1.2 SOCRATES (469-399 a.n.e.)


Ateniense, dirigió un círculo de filósofos formado por jó-
venes aristócratas, como Platón, Alcibíades, Critas y
Jenofonte. Casi no se conoce nada sobre su vida sino a
través de los comentarios hechos sobre él, ya que no dejó
ningún testimonio escrito de su propio pensamiento.

El pensamiento socrático lo conocemos por conducto de


las sátiras cómicas de Arístófanes y Amipsias, de los es-
critos de Estuines de Esfesto, Diógenes Laercio (Alejandrino).
Platón y Jenofont e.

A Sócrates se le atribuye un rechazo a la democracia por-


que veía en ella al poder de la plebe, y a su juicio el poder
estatal debía estar en manos de la aristocracia que era la
verdadera portadora de la moralidad.

Se considera que en concordancia con su época el mundo


material no tenía ningún interés para el filósofo, el trabajo
material era dejado para los esclavos.

En la Etica socrática se encuentran las siguientes ideas:

a) La concepción del bien como felicidad del alma.

b) La virtud es el conocimiento y el vicio la ignorancia.

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158 GUADALUPE VARELA F.

e) Comparte con los sofistas el interés filosóficos. en el


hombre y sus problemas.
d) Vale más sufrir una injusticia que cometerla.

e) Sabiduría, virtud, felicidad.

O se la verdadera moral se logra con la virtud como


perfección lo que a su vez se logra con la sabiduría.
f) El mal no se hace voluntariamente. En resumen el hombre
actúa rectamente cuando conoce el bien, al conocerlo
no puede dejar de practicarlo y al practicarlo logra la
felicidad.

Para Sócrates hay una tendencia fundamental hacia el bien.


Si alguien comete un acto malo es porque no ha adquirido
la sabiduría que permita evitarlo.

El conocimiento de uno mismo si es auténtico, debe coin-


cidir con hacer el bien.
La vida de Sócrates demuestra lo que pensaba:
"No tengo ningún resentimiento contra mis acusadores ni
contra los que me han condenado, aún cuando no haya sido
su intención hacerme un bien, sino por el contrario un mal,
lo que sería motivo de quejarme de ellos. Pero solo una
gracia tengo que pedirles. Cuando mis hijos sean mayores,
os suplico los hostiguéis, los atormentéis, como yo os he
atormentado a vosotros, si veis que prefieren la riqueza a
la verdad y que se creen algo cuando no son nada, no de-
jéis de sacarlos a la vergüenza, si no se aplican a lo que
deben aplicarse y creer ser lo que no son; porque así es
como yo he obrado con vosotros. Si me concedéis esta gracia,
lo mismo yo que mis hijos no podremos menos que ala-
bar vuestra justicia. Pero ya es tiempo que nos retiremos

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159

de aquí, yo para morir, vosotros para vivir. ¿Entre vosotros


y yo quién lleva la mejor parte?
Esto es lo que nadie sabe, excepto Dios. "<sei

1.3 PLATON (427-347 a.n.e.)


Ateniense, igual que Sócrates, procedía de una familia aris-
tocrática de los Codros. primero fue discípulo de Cratillo
(relativista) y después de Sócrates, con quien compartía
su repudio a la democracia ateniense, al morir su maestro
emigró temporalmente de Atenas. Funda la Academia, lla-
mándola así por haber sido instalada en un jardín dedica-
do al legendario héroe "Akademos ".
La Etica Platónica se basa en su doctrina del alma. que está
compuesta de tres partes:
a) La razón.
b) La voluntad.
e) El apetito.

Influencia de Sócrates en relación con la sabiduría y la


virtud.
Para Platónla vida moral. en sus manifestaciones más elevadas,
la sabiduría y el valor, solamente se daba en un puñado
de elegidos.
Según Platón el hombre solo se forma espiritualmente en
el estado y mediante la subordinación a la comunidad. En
la "República" construye un estado ideal a semejanza de
su clasificación del alma, y a cada parte corresponde una
clase social:

(69) Platón "Diálogos". Pág. 435-621.

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160 GUAOALUPE VARELA F.

a) La razón corresponde a los gobernantes, que deben ser


filósofos guiados por la prudencia.
b) La voluntad corresponde a los guerreros, defensores
del estado, guiados por la fortaleza.

e) El apetito corresponde a los agricultores, los artesanos


y los comerciantes, encargados de los trabajos mate-
riales y utilitarios, guiados por la templaza,.<s9i

Platón afirmaba que si el hombre quiere alcanzar la verdad,


tiene que renunciar a todo lo corporal, a lo sensible, y ce-
rrando los ojos y los oídos, en meditación tratar de "recordar"
lo que el alma inmortal contemplo alguna vez en el mun-
do de las ideas, (Anamesis).
El método que permite recordar las ideas es según Platón
la dialéctica, que consiste en el arte de plantear cuestio-
nes.

1.4 ARISTOTELES. (384-322 a.n.e.)

Nace en Estagira, Macedonia, su padre era un médico de


la corte del Rey Amistas.

Estudio en la Academia de Platón durante 20 años, des-


pués de la muerte de su maestro funda su propia escuela
el "Liceo" y a sus alumnos se les llamó peripatéticos, por
ser los filósofos que pasean. Fue preceptor de Alejandro
de Macedonia.

Aristóteles estudió los problemas de la Filosofía. de la Lógica.


de la Psicología, de las Ciencias Naturales, de la Historia,
de la Política, de la Etica y la Estética. Conviene que se
profundicen las concepciones aristotélicas en las diferen-

(69) Platón. "Diálogos". Pág. 435-621.

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161

tes ramas que él investigó, por considerar que esto ayudará


a comprender el pensamiento que tanta influencia tuvo pos-
teriormente en la Edad Media.

Aristóteles considera al hombre como actividad, el fin de


dicha actividad es la felicidad (eudaimonia) que se logra con
una vida guiada por la razón.

A las virtudes no las consideró aptitudes innatas, sino modos


de ser que se adquiere por el ejercicio o repetición. Las
virtudes pueden ser: intelectuales (dianoéticas) o prácticas
(ética).

La virtud consiste en el término medio entre dos extremos:


un exceso y un defecto.

La felicidad que se puede alcanzar mediante la virtud re-


quiere de madurez. bienes externos, libertad personal, sa-
lud, etc., por lo que los esclavos y las mujeres no se consideran
con el privilegio de alcanzar la felicidad.

Se consideran dentro de sus obras:

Referente a las Ciencias Naturales. "El tratado del cielo y


de generación de la destrucción "física", y "metafísica" (Según
libro de Física que dejó sin titular pero que sus comenta-
dores llamaron Metafísica).

A la moral dedica dos libros:

"La Etica a Nicómaco"

"La Etica a Eudemo"

A la ciudad dedica el libro "Política"

Para el arte de convencer "Retórica"

Al estudio sobre la tragedia y la época "Poética"

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162 GUADALUPE VARELA F

El conjunto de sus obras lógicas se conoce como "Organón''

Aristóteles al no aceptar la teoría platónica de las ideas


busca una nueva explicación del movimiento. y lo hace con
su Primer Motor Inmóvil o sea un Dios perfecto que no in-
terviene en el orden del mundo, pero que debido a su perfección
las cosas tienden a moverse según el modelo.

En cuanto al hombre, Aristótelessupone que todos los seres


vivos tienen un alma que puede ser: Vegetativa.­ Común
a los seres vivos; Motriz.­ Productora del movimiento y Sensible­
Con capacidad de recibir sensaciones.

El alma con pensamiento activo y reflexivo es la esencia


del cuerpo del hombre y lo hace asemejarse al Primer Motor
1 n móvil.

Le atribuye al alma la búsqueda de la felicidad producto de


una virtud perfecta?" a su vez la felicidad es una forma de
placer sin que se entienda éste por sensaciones o satis-
facciones, sino como el ejercicio de la razón.?"

Esta virtud racional y voluntaria es productora de felicidad,


debe encontrarse en el "Justo Medio" de extremos irracionales.

Como una parte de la política Aristóteles escribe su Etica


Nicomaqueav", en donde presenta el pensamiento ético de
su época. No es posible pensar que las ideas de Aristóteles
brotaron de la nada sino que reflejan el momento históri-
co que le tocó vivir.

En este libro, Aristóteles afirma que "el más excelso de


los bienes en el orden de la acción humana es la felicidad

(70) Aristóteles. "E ti ca Nrcornaquee ". Pág. 1 102.


(71) Ramón Xrrau. "lntroduccr6n a la Hrstorre de la Frlosofía" Pág 80-81.
(72) Aristóteles. "Enea Nrcomaquea".

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163

en contraposición de lo que la "multitud y el vulgo" consi-


dera como el bien supremo: el placer y la vida voluptuosa.

La felicidad por lo tanto es el más deseable de los bienes,


es el bien supremo, producto de un vivir y obrar bien, es
una actividad del alma conforme a la virtud, que puede originarse
por el aprendizaje, la costumbre, regalo divino o la fortu-
na.

Para Aristóteles hay dos clases de virtudes:

Intelectuales.- Como la sabiduría, la comprensión y la prudencia.


Estas virtudes se adquieren mediante el aprendizaje.

Morales.- Como la libertad y la templanza. Estas virtudes


se adquieren por la costumbre, no se presentan natural-
mente.

Define la virtud :!73)

"Un hábito por la cual el hombre se hace bueno y gracias


al cual realizará bien la obra que le es propia"

"Es una posición intermedia, puesto que apunta al termi-


no medio".

"Un hábito selectivo consistente, en una posición intermedia


para nosotros, determinada por la razón y tal como la de-
termina el hombre prudente".

Por lo tanto la virtud es un medio entre dos extremos que


son vicios, así por ejemplo:

El valor es un medio entre cobardía y audacia.

La dignidad es un medio entre vanidad y humildad.

La modestia es un medio entre la timidez y la desvergüenza.

(73) Enea Nrcomáquea - Aristóteles

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164 GUADALUPE VARELA F.

La felicidad se alcanza con la actividad virtuosa y con el


ejercicio de la razón.

Bertrand Russell hace una crítica de la Etica Nicomáquea


y dice:

"El libro es autoconsistente, salvo en aspectos no muy


importantes. Es consistente con su metafísica. No hay objeción
a la esclavitud ni a la superioridad de los maridos y los pa-
dres sobre las esposas e hijos, sino que se sostiene que
lo mejor es esencialmente para minorías"

Los hombres magnánimos y los filósofos.


Hay una ausencia casi completa de benevolencia o filantropía.
Los sufrimientos de la humanidad en la medida que se da
cuenta de ellos no lo conmueven emocionalmente.
Mas generalmente hay una pobreza emocional en la Etica.
Por estas razones a mi juicio, su Etica, a pesar de su fama,
carece de importancia intrínseca". <74>

1.5 EPICURO
Nació en la Isla de Samos, como su padre también fue maestro
de escuela, influenciado por las obras de Demócritoempezó
a interesarse en la filosofía.

Fundó en Atenas una escuela filosófica llamada 11Jardín"


que se convirtió en el centro principal del materialismo y
del ateísmo. En esta escuela las mujeres disfrutaban de los
mismos derechos que los hombres.

(74) B. Russell. "Historia de la Frlosotla de Occidente". Edit. Aguilar. Pág.


16888 y 169.

Varela Fregoso, Guadalupe. Ética. México, D.F., MX: Instituto Politécnico Nacional, 2010. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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165

Epicuro se oponía a los sofistas retóricos. combatió el


platonismo y sometió a crítica la Filosofía aristotélica.

La Filosofía Epicúrea consta de tres partes: la Física. la Canónica


y la Etica.

La Física aceptaba al atomismo como indivisible e inmuta-


ble.

La Etica de Epicuro es atea, pues consideraba que para que


los hombres puedan gozar libremente de la vida terrena,
debían luchar contra el temor a la muerte y a los dioses.

El fin último para los epicuristas es el placer (hedonismo)


el cual consiste en la ausencia del dolor, por esta idea se
ha criticado duramente al hedonismo como una actitud des-
enfrenada y decadente ante la vida, pero para Epicuro no
era así, cosa que se puede notar en su Carta a Maneceo,
donde expresa:

"Así que cuando decimos que el placer es el fin no quere-


mos entender los placeres de los lujuriosos ni lo que con-
siste en el deleite sensible. como se figuran algunos ignorantes
de nuestras doctrinas o en desacuerdo con ellas, o que las
entienden falsamente, sino que entendemos por él, estar
libres del dolor en el cuerpo y en las perturbaciones del
alma".

Para Epicuro el ideal supremo de la vida era la "ataraxia",


que es la tranquilidad de ánimo, la ausencia de turbación,
a este estado llega el sabio, que ha penetrado al conoci-
miento de la naturaleza y que por ello, se ha librado del
temor a la muerte.

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166 GuAOALUPE VARELA F.

1.6 ESTOICOS
Es fundada esta escuela alrededor del año 300 (a.n.e.l por
Zenón (336-264 a.n.e.), que nació en la ciudad de Citio en
la isla de Chipre.

La escuela estoica recibió este nombre por el lugar donde


se reunían sus adeptos. (Pórtico pintado.)

Los estoicos al igual que los epicúreos dividían la Filoso-


fía en tres partes: Física. Etica y Lógica.

El fundamento de todos los fenómenos de la naturaleza es


un "Neuma" aliento o soplo, y por la condensación o rati-
ficación de este principio se forma el aire, el agua y la tie-
rra.

1.7 EUDEMONISMO
La Etica Eudemonista entiende la felicidad como un bien
y también como un fin.
El concepto de felicidad nació en la antigua Grecia(75l. Para
Demócrito es: "La medida del placer y la proporción de
la vida". Para Platón: "Los felices son felices por la pose-
sión de la justicia y de la temperancia y los infelices, infe-
lices por la posesión de la maldad". Para Aristóteles es
el bien supremo (tema que tratamos más ampliamente en
la ética aristotélica). Para Plotino la felicidad es la vida misma
que poseen todos los seres vivientes, logrando mayor plenitud
en el sabio, el cual no tiene necesidad más que de si mis-
mo para ser feliz además esta felicidad no puede dismi-
nuirse por circunstancias adversas como tampoco puede
incrementarse por hechos favorables. Para San Agustín la
felicidad es la posesión de lo verdadero absoluto, o sea Dios.

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167

Tomás de Aquino usa el termino beatitud como equiva-


lente a felicidad y lo define como: "Un bien perfecto de
naturaleza intelectual".

En la época moderna el termino felicidad se liga estrecha-


mente con el placer. así Locke la define: "La felicidad es
en su grado máximo el más grande placer de que seamos
capaces y la desgracia, el dolor mayor; y el grado mínimo
de lo que llamamos felicidad es en ese estado en que. 1 i-
bres de todo dolor. se goza de un placer presente en gra-
do de no poder satisfacernos con menos". Leibnitz nos
dice: "Yo creo que la felicidad es un placer duradero, lo
que no podría suceder sin un progreso continuo hacia nuevos
placeres".

Kant considera imposible que la felicidad sea fundamento


de la vida moral y la define .desligándola del placer dicien-
do: "La felicidad es la condición de un ser racional en el
mundo, al cual, en el total curso de su vida, todo le resul-
ta conforme con su deseo y voluntad".

Entre muchos filósofos



contemporáneos el término felici-
dad ha perdido importancia, pero el cristianismo por ejemplo
continúa empleándolo al considerar que en una vida ultraterrena,
de acuerdo a los actos realizados en esta vida, existe la
posibilidad de una felicidad eterna al estar en contacto con
el creador.

En un sentido amplio podemos definir a la felicidad como


un estado de satisfacción, debido a la propia situación en
el mundo, en donde se satisfagan primero las necesidades
básicas del hombre como son: alimento, vestido 'I vivien-
da, en otro plano podemos hablar de que se cubran las ne-
cesidades humanas como pueden ser: seguridad, afecto,
reconocimiento social.
(75) Abbagano. Nicolás.- Drccionano de Filosofía Pág 523-525

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168 GUADALUPE VARELA F.

El camino de la felicidad es difícil y esta no se presenta


como forma permanente, pero logrará el hombre aproximarse
más a la felicidad en cuanto desarrolle sus capacidades humanas
como pueden ser:

LA CREATIVIDAD.- O sea la capacidad de hacer algo que


satisfaga, estímulo e interés. en contraposición a hacer algo
monótonamente con aburrimiento.

CAPACIDAD DE SER.- Algo que no suele estimularse en


nuestra época, en que la gente se valora por lo que tiene
"TANTO TIENES TANTO VALES" La capacidad de ser im-
plica desarrollar el valor individual como miembro de una
sociedad, considerar al hombre como único e irrepetible que
encierra dentro de si a toda la humanidad. En donde su valor
no se adquiere por el modelo de carro que se use. o la colonia
donde se vive o el dinero que se posea.

El valor de tener es artificial, por lo que se vive con el te-


mor constante de que se pierda o se lo quiten, el valor de
SER no se puede poseer, por lo que no puede perderse.
CAPACIDAD DE AMAR.-Algo tan difícil de lograr, pero siempre
anhelado. es la palabra amor una de las más usadas. pero
también es un hecho rara vez vivido.

Al desarrollar la capacidad de amor, en contraposición del


egocentrismo se incrementará la satisfacción propia y de
.
quien se ama.

Entendemos por amor, 17s) como la relación humana donde


se presenta el afecto, el respeto, el conocimiento, la res-
ponsabilidad hacia el otro y el cuidado.

(76) Para ampliar este tema recomendamos leer el libro de Ench Fromm
"El Arte de Amar".

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169

TRASCENDENCIA.- Es el trascender la muerte. pero no en


una forma metafísica de una vida posterior, sino aquí y ahora
trascender mediante la actividad creadora, la productividad.
USO DE LA RAZON.- Tener los pies sobre la tierra, ba-
sarse en la realidad, no vrvír en forma enajenada o con un
pensamiento mágico.

1.8 HEDONISMO
Del griego Hedone­Pfacer, esta corriente considera al pla-
cer como el bien supremo y que sirve de indicador de lo
que es conveniente para el ser humano.
Epicuro uno de los sostenedores de esta tesis exige al placer:
"Ha de ser puro, sin mezcla de dolor ni de desagrado; ha
de ser duradero y estable, ha de dejar al hombre, por últi-
mo, dueño de sí. libre. imperturbable. "177)

Como puede observarse para Epicuro el placer implica la


ausencia del dolor, además este no se basa en lo sensi-
ble, como se le suele atribuir, ya que por ejemplo algo que
consideramos placentero como el cornero el sexo, si se
abusa podemos producir dolor que se manifiesta con ma-
lestar físico, hastío, aburrimiento, etc.
¿Cuáles serían entonces los placeres verdaderos?
En cuanto al cuerpo, es proporcionarle lo necesario para
la supervivencia, en cuanto al espíritu, sería la quietud, la
serenidad, la contemplación, el uso del intelecto y los pla-
ceres estéticos.

(77) Historia de la Filosofía. Juhán Marías Pág. 92.

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170 GUADALUPE VARELA F.

Epicuro es un filósofo que ha sido grandemente criticado


sin conocérsele, pero que ha tenido influencia en pensa-
dores posteriores como: Lucrecio, Montaigne, Voltaire,
John Stuart Mili y Bentham.

Sánchez Vázquez menciona como tesis fundamentales del


Hedonismo?"

"Todo placer o goce es intrínsecamente bueno". Con-


tra esta tesis argumenta que el placer aunque sea más
deseable, no se puede establecer la "bondad moral de
un acto placentero" desligándolo de sus consecuencias.

"Solo el placer es intrínsecamente bueno", según esta


tesis el valor moral radica en el placer que produce, y
no en lo inherente al acto o a sus consecuencias, como
puede observarse sería moralmente válido la actitud sádica
de una persona ya que esto le produce placer. cosa to-
talmente absurda. •

"La bondad de un acto o experiencia depende del (o


es proporcional a la cantidad de) placer que contiene".
Contra esta tesis se puede objetar que el placer es muy
subjetivo y difícil de medir.

2. Etica Cristiana
La Etica cristiana tiene una indiscutida importancia en el
mundo occidental actual y su moral rige el criterio de mu-
chos hombres.

El cristianismo como religión presupone:

- La aceptación de un Dios creador, providente, omnipotente,


omiciente, eterno, perfecto, etc.

(78) Enea. Sánchez Vázquez. Pág. 128-130.

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171

La existencia de un alma espiritual y eterna.

La existencia de otra vida después de su muerte en donde


se dará un premio o un castigo eterno de acuerdo a
las acciones.

La entrega de Dios de la libertad al hombre, por lo que


este es responsable de sus actos.
La capacidad de trascender del hombre se debe a un ele-
mento espiritual que se llama alma, la cual fue creada a
imagen y semejanza de Dios.
La Etica cristiana se origina en una moral establecida por
Dios y que se encuentra establecida en la naturaleza hu-
mana, gracias a la cual el hombre reconoce el bien y el mal
sin necesidad de una ley escrita.
"No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte
tú me mueves señor, muéveme al verte
clavado en una cruz escarnecido,
muéveme al ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus 'afrentas y tu muerte
muéveme en tu amor de tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera


porque aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera"

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172 GUADALUPE VARELA F.

Como puede observarse en este hermoso poema de Fray


Miguel de Guevara, el sentido del hombre es vivir aman-
do a Dios sin interés, sin miedo, si no de un amor que surge
de la comprensión del creador, sufrió y murió por redimir
el género humano. La trascendencia es un concepto que
matiza la vida del hombre, esta es solo una vida pasajera
en donde de acuerdo a las acciones se nos premia o cas-
tiga, por toda la eternidad.

En esta vida sobrenatural y eterna se pierden las desigualdades,


no importa el origen sea rey, millonario o de escasos re-
cursos, todos son iguales, solo se valora la perfección que
aproxima hacia Dios.

La Etica cristiana se fundamenta filosóficamente en la es-


co!ástica y algunos de sus rasgos más característicos son:

a) La primacía de la Teología sobre la Filosofía.

b) Se emplea un método especulativo formal.

e) Desprecio de la naturaleza humana (carnal) como una


prisión y corruptible del espíritu.

d) Su lógica es un arte de la disputa y la argumentación,


utilizando los silogismos aristotélicos.,

e) La finalidad de todos los fenómenos es el fin divino:


Dios.

2.1. Concepto del hombre y de la vida

El hombre es un ser creado por Dios, pero que debido a


una falta original del primer hombre y la primera mujer se
necesitó un redentor que desagraviara la ofensa y ese salvador
solo podía ser Dios mismo, así que se hizo hombre, en Cristo
(su hijo) y con esto eleva a la humanidad a un plano so-
brenatural.

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173

El fin del hombre es Dios y su máximo mandamiento es


"Amar a Dios sobre todas las cosas" siguiente a este y
"a tu prójimo como a ti mismo".
La vida en la tierra es solo un paso "por este valle de lá-
grimas" en donde por nuestras acciones en el ejercicio de
la libertad determinaron que nuestra vida después de la muerte
sea eternamente feliz al estar en contacto con el creador.

El mayor valor por lo tanto es Dios.


3. EMMANUEL KANT (1724-1804)
Pasó toda su vida en Koenigsberg, de una familia de la pequeña
burguesía. Realiza estudios de Teología, pero se interesa
sobre todo por las Matemáticas y la Filosofía, materias de
las cuales se convierte en catedrático.

Kant critica severamente a los sistemas éticos anteriores


a él, por considerarlos éticas de bienes y de fines por lo
que arqurnenta:

a) Nadie se puede poner de acuerdo de cual es el objeto


efectivamente bueno, para unos es la felicidad, para otros
el placer o la riqueza.

b) Lo que hace al hombre guiado por su instinto, encau-


zado por el egoísmo o el propio beneficio, no puede
considerarse como moral.

Tratando de superar las objeciones anteriores Kant elabo-


ra su propio sistema ético para lo cual elabora varios con-
ceptos.

Parte de la certeza de que la libertad es causa de sí mis-


ma, de una manera racional e incondicionada. La buena
voluntad actúa por el respeto al deber, sin otra razón que
no sea el cumplimiento de la Ley Moral, a tal grado que si

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174 GUADALUPE VARELA F.

una persona cumple con su deber, alcanza solo un nivel


legal, pero si además cumple su deber motivado por el respeto
a sumisión voluntaria a ese deber, entonces alcanza un nivel
moral.

El deber-mandato es incondicionado, absoluto y universal


y es lo que Kant llama como Imperativo Categórico.

Se distinguen dos tipos de Imperativos:


IMPERATIVO CATEGORICO.- Es cuando se declara que una
acción es objetivamente necesaria, sin que su realización
este subordinada a un fin o a una condición, son normas
que tienen validez sin excepción, en este caso están to-
das las normas morales como: "no robes", "no mientas".
etc.
Kant da fórmula del imperativo categórico: "Actúa de tal
manera que la máxima de tus acciones, puedan convertir-
se en ley universal".
.
IMPERATIVO HIPOTETICO.- Es cuando se postula una acción
prácticamente necesaria, si la voluntad se propone cierto
fin, por lo tanto se supedita su realización a los fines tra-
zados como condiciones, por ejemplo: "si quieres ser fuerte,
haz ejercicio".

Para Kant la moral ha de basarse más en la razón que en


la fe. La moralidad es un hecho. pero no de los sentidos
sino de la razón, cuando pensamos lo que hacemos por medio
de los juicios, por eso la Etica Kantiana formal, es decir,
parte de la razón, de los juicios que son formas del pensa-
miento y no de la experiencia.

También se considera una Etica a priori porque toma Kant


deber-mandato, como absoluto, universal y necesario (im-
perativo categórico), este juicio no va a depender de nuestra

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experiencia personal o particular, es una verdad aceptada


o aceptable por cualquier conciencia racional.

El juicio a priori es un género de juicio universal y necesa-


rio, universal porque es válido para cualquier conciencia,
necesario porque no puede ser de otro modo para ningu-
na conciencia; y es autónoma porque no depende de nuestra
experiencia sino que la acción está dada por la voluntad.

La moral es un imperativo categórico para Kant, "de ahí


que solamente sea válida moralmente el imperativo cate-
górico, en el cual se enuncia la moral autónoma fundada
en la libertad de voluntad y en la ley del deber moral puro" .(791

4. Etica Marxista
La Filosofía Marxista ha tenido gran influencia en el mun-
do actual, en el mundo occidental se le ha visto con rece-
lo o como amenaza para la libertad individual, pero la verdad
es que no se conoce tanto como se critica.

Por ejemplo, para el marxismo la libertad es la medida del


conocimiento de la necesidad y del dominio de ésta por la
actividad práctica (praxis.)

La libertad moral individual depende del grado de conciencia


de los intereses sociales y de la coincidencia de éstos con
las exigencias personales, por lo tanto la libertad moral no
puede existir en caso de que el individuo niegue los inte-
reses de la sociedad, como en caso de que siga pasiva y
ciegamente el flujo de los acontecimientos.

Además el marxismo humanista en contraposición del dogmático


que hace una biblia de lo escrito por Marx, Lenin y Enge/s,

(79) Xirau "Introducción a la Historia de la Filosofía" UN A.M. Pág. 285.

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176 GUADALUPE VARELA F.

busca la mayor "consciencia" de la realidad individual y social.


criticando la enajenación del individuo que se encuentre
sumergido en un sistema sin percibirlo siquiera.
Por lo que se toma una postura anti-metafísica-religiosa en
el sentido de que la religión adormece a las clases popu-
lares de la conciencia de ser explotados. "La religión es
el opio del pueblo. "
4.1 Concepto de Estructura y Superestructura Social.'ªº!

El modo de producción es la unión e interdependencia en-


tre las fuerzas productivas y las relaciones de producción,
definiendo cada una de éstas de la siguiente manera:

a) Fuerzas Productivas.- Es la capacidad de la sociedad


humana de transformar el medio natural que sólo ro-
dea para satisfacer sus necesidades. Dentro de las fuerzas
productivas tenemos:
- Los recursos naturales.
- El trabajo del hombre.

- Los instrumentos.
b) Relaciones de Producción .- Son los lazos de unión que
establecen los hombres en el proceso de producción,
relaciones determinadas a su vez por las condiciones
sociales de la existencia humana.

Hay tres tipos de relaciones de producción:

- Formas de propiedad sobre los medios de producción.

(80) Conceptos tomados de los apuntes del Profr. Constantino López Matus.

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177

- Posición de las clases sociales en relación a la pro-


piedad sobre los medios de producción.

- Formas de distribuir la riqueza. los bienes y servicios


o el ingreso nacional.

La Superestructura Social.

Surge sobre el modo de producción y constituye el con-


junto de conceptos filosóficos, políticos y jurídicos a los que
corresponden determinadas formas de consciencia social;
en éstos se encuentran manifestaciones culturales e ideológicas
como:

- La Moral
- La Ciencia
- La Filosofía
- El Arte
- La Religión
- La Política

La superestructura y la estructura tienen una relación dialéctica


y explican la dinámica social.
La Etica por lo tanto es parte de la superestructura que reflejará
el modo de producción. Por lo tanto. la Etica de una épo-
ca esclavista, o de una dictadura fascista, se acomodará a
la ideología que necesita el sistema.

La moral variará en cada sociedad e irá revolucionando conforme


cambie la propia sociedad.

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178 GUADALUPE VARELA F.

La Superestructura y la Estructura tienen una relación dialéctica


y explican la dinámica social.

La moral variará en cada sociedad e irá evolucionando conforme


cambie la propia sociedad.

4.2 La Dialéctica
La palabra Dialéctica viene del griego: día = a través de y
lagos = concepto, palabra idea por lo que por su origen la
palabra significa el arte de descubrir la verdad haciendo evidentes
las contradicciones de la argumentación.

El método dialéctico en Hegel consiste en afirmar que la


verdad no surge de la identidad sino de la oposición, en
donde una tesís=" analizada a fondo dará lugar a una antí-
tesis y de éstos dos se deriva una tercera que es una nueva
realidad o un nuevo concepto.

Por ejemplo el "Ser" es la tesis, el "No Ser" sería la antí-


tesis y de éstos dos conceptos se origina uno nuevo el
"Devenir" que implica el "Ser" y al "No ser" sería su an-
títesis. y de estos dos conceptos se origina uno nuevo del
"Devenir" que implica al "Ser" y al "No ser", al significar
aquello que transita pasa y se altera.

Marx basándose en la dialéctica idealista de Hegel y en


el materialismo de Feuerbach, desarrolla el ºMateria/is·
mo Dialéctico".

Lenin define al materialismo como: Categoría filosófica que


expresa la realidad objetiva dada al hombre en sus sancio-

(811 Hegel usa más frecuentemente los términos: afrrmacrón. negación y


negación de la negación en lugar de tesis, antítesis y síntesis.
(82) Lerun. "Obras Completas" Pág. 235.
(83) Blauberg. ~D1cc1onano Marxista de Frlosoffa". Pág. 196.

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nes, que es copiada, fotografiada y reflejada por nuestras


sanciones y que existe con independencia a ella.(ª2,

La Concepción dialéctica del desarrollo ha establecido le-


yes del movimiento en la naturaleza. la sociedad y el pen-
samiento, siendo principalmente.e"

a) Ley del Tránsito de los cambios cuantitativos a cuali-


tativos y de cualitativos a cuantitativos.

b) Ley de la Negación de la Negación.

e) Ley de la Unidad y Lucha de Contrarios.

La concepción materialista-dialéctica proporciona a las ciencia


s el método general de investigación.

El materialismo dialéctico al analizar el desarrollo de la so-


ciedad nos lleva al materialismo histórico.

4.3 Concepto del Hombre

"Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia,


por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mis-
mo se diferencia de los animales a partir del momento en
que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que
se halla concicionado por su organización corpórea. Al producir
sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su
propia vida material".<04>

El hombre en Mane es el creador de su historia, es el hombre


que se relaciona y emerge de la naturaleza por ·el trabajo,
pero no por el trabajo mismo sino como un medio para en-
riquecer su propia vida, sin vivir dominado por el miedo al
desempleo, al hambre, a no tener habitación, a la pobre-

(84) C. Marx. "La Ideología Alemana", Edrt. Pueblos Unidos, 1959. Pág. 19.
(85) C. Marx. "Manuscritos Econórrucos-Frlcsóftcos". Pág. 146

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za. pero sin que esto lleve al extremo del consumismo. Para
Marx el hombre es independiente solo "si afirma su indi-
vidualidad como hombre total en cada una de sus relacio-
nes con el mundo. al ver. oir. oler. saborear. sentir. pensar,
desear, amar; en resumen si afirma y expresa todos los órganos
de su individualidad"1e51

Para Marx el trabajo no es una mercancía.


"El trabajo es, en primer término, un proceso entre la na-
turaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula
y controla mediante su propia acción su intercambio de materias
con la naturaleza ... El obrero no se limita a hacer cambiar
de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino que,
al mismo tiempo, realiza en ello su fin "1861
El trabajo se enajena por la propiedad privada y la división
del trabajo .. vuelve al hombre "ajeno: del producto de su
trabajo, se vuelve en un "pasivo" productos de mercan-
cías con las cuales no tiene nada que ver, el obrero existe
para el proceso de producción.
Lo que busca Marx no es solo la emancipación de ta cla-
se trabajadora sino también del ser humano. mediante la
actividad libre y creativa y busca una sociedad en que el
hombre y no la producción de cosas sea el fin o sea rom-
per la esclavitud a los productos del propio brazo del hombre.

4.4 Enajenación
Para Hegel la enajenación es un concepto metafísico que
surge de la contraposición entre el espíritu y la materia,
entre el sujeto y el objeto, entre lo finito y lo infinito.

(85) C. Marx. "El Capital". Pág. 130.

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El principio la idea absoluta: Dios. representa una forma de


unidad, esta idea es imperfecta, que para poder alcanzar
la perfección debe encarnarse en el mundo: la naturaleza
y la historia, esto es lo que propicia el conflicto entre ma-
teria y espíritu o sea la enajenación.

En el hombre en el transcurso de la evolución la idea se


encarna en el hombre, produciendo el dualismo, la contra-
dicción, de la cual no puede desligarse, para superar el binomio
idea-materia, se necesita un transcurrir histórico de enaje-
naciones sucesivas hasta alcanzar el saber absoluto.

Podríamos resumir así: tesis: la idea; antítesis: la materia;


y síntesis: saber absoluto.

Como puede observarse para Hegel la enajenación no es


un mal sino parte del progreso del hombre al vencer las
contradicciones y los conflictos.

Para Feuerbach, la idea no se enajena con el mundo, como


diría Hegel, sino es el hombre el que se enajena a sí mis-
mo, por no funcionar bien su espíritu y por lo tanto es algo
negativo, ya que el hombre proyecta a algo ajeno a sí mis-

mo: Dios, lo mejor de sí mismo, como puede ser ta bon-
dad, la sabiduría, la justicia, el amor, etc., y es esto negativo,
porque por ejemplo se le puede atribuir a Dios la capaci-
dad de tener una justicia suprema y se es incapaz de vivir
esta justicia con el vecino.

Feuerbach es un crítico de la enajenación religiosa, que


se produce cuando históricamente hay condiciones mate-
riales que determinan la actividad del hombre y lo hacen
desdichado, obligándolo a buscar consuelo en un mundo
imaginario: la religión.

Marx amplía la crítica de Feuerbach a la religión, hablan-


do de-una enajenación económica, en que los hombres están

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182 GUADALUPE VARELA F.

limitados por el desarrollo de las fuerzas productivas. Y es


esta enajenación económica la base de todas las demás,
incluyendo la religiosa. Ya que solo mediante el trabajo fecundo
y creador se desarrolla la personalidad del hombre y es lo
que lo hace sentirse unido al mundo. Pero el sistema eco-
nómico capitalista obliga a un trabajo deshumanizado, que
lo hace desdichado y extraño de si mismo, obligándolo a
proyectar sus fuerzas creadoras y productivas en figuras
ideológicas.

La forma de solucionar las contradicciones entre: subjetivismo


objetivismo; espiritualismo-materialismo; actividad-pasividad,
es con la actividad y la creación para lograr que el hombre
sea consciente de sí mismo.

El Marx maduro ve la enajenación como una proyección


de los valores humanos en el dinero y en la ganancia. El
hombre se convierte en una mercancía que vende su fuerza
de trabajo a cambio de dinero que le servirá a su vez para
cubrir sus necesidades, se convierte en un instrumento de
uso, productor de ganancias, desconectado de su trabajo
como una parte más de la máquina. En:~stas condiciones
el trabajo pierde su atractivo, volviéndose en algo monó-
tono, pesado, obligatorio y despreciable.

El ser humano como parte del engranaje de la estructura


económica se somete al sistema, sin conocerlo, como algo
extraño y como una fuerza externa inmutable.

Varela Fregoso, Guadalupe. Ética. México, D.F., MX: Instituto Politécnico Nacional, 2010. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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Revista Mexicana de Investigación Educativa
ISSN: 1405-6666
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Consejo Mexicano de Investigación Educativa,
A.C.
México

Barba, Bonifacio
Educación y valores: Una búsqueda para reconstruir la convivencia
Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 10, núm. 24, enero-marzo, 2005, pp. 9-14
Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C.
Distrito Federal, México

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RMIE, ENE-MAR 2005, VOL. 10, NÚM. 24, PP. 9-14

Presentación temática

EDUCACIÓN Y VALORES
Una búsqueda para reconstruir la convivencia
BONIFACIO BARBA

os valores, asociados durante mucho tiempo por motivos ideológicos


L sólo con los enfoques humanista o espiritualista de la educación, se
han ido imponiendo en los últimos decenios como un tema inherente a
todos los planteamientos de reforma y de mejoramiento de los servicios
educativos y, desde esta base, como exigencia de todo proyecto de recons-
trucción social y de desarrollo humano. Un nuevo sentido formativo de la
escuela y de su eficacia social y pedagógica se ha generalizado en el discur-
so educativo para dejar claro que la educación es, por naturaleza, una cuestión
de valores, un proceso de formación moral.
El binomio educación y valores, si bien parece referirse a un objeto
inmediatamente aprehensible, en realidad suscita diversos interrogantes,
donde el fundamental es si se trata, efectivamente, de dos cosas distintas,
separables. Con otra perspectiva, la pregunta que puede plantearse es:
¿qué queremos comprender y resolver cuando separamos dos entidades
que se implican sustantivamente una a la otra, tanto social como personal
y pedagógicamente? El propósito, al hacer la distinción, es lograr mayor
claridad en la justificación de un ideal de formación y en la organización
de la acción.
Sabemos, por una parte, que la cuestión antropológica y social de los
fines de la acción educacional –cuestión siempre problemática e histórica-
mente debatida y renovada– es la que genera la unidad entre las dos enti-
dades pues los valores –como elección y como creación– son constituyentes
de los referidos fines. Por otra parte, sabemos también que la necesidad de

Bonifacio Barba es profesor-investigador del Departamento de Educación de la Universidad Autónoma de


Aguascalientes, Av. Universidad 940, CP, 20100, Aguascalientes, Ags., CE: jbbarba@correo.uaa.mx

Revista Mexicana de Investigación Educativa 9


Barba

conocer los complejos procesos de la formación humana exige que se ela-


boren distinciones para clarificar propósitos, proyectos y programas.
De esta manera, si hacemos la separación por propósitos analíticos po-
demos afirmar que quizá los vínculos entre la educación y los valores son,
originariamente, más un asunto de la filosofía educativa –la construcción
social del pensamiento educativo– y de la pedagogía –la realización histó-
rica de proyectos de formación humana– que de la investigación educa-
cional. Esta actividad, tanto por opciones de metodología como por
perspectivas de epistemología, se diversifica cuando tiene a los valores como
objeto de estudio y los observa como elemento integrador de la experien-
cia educativa.
En todo caso, cuando el trabajo de investigación se ocupa de los valo-
res es por el interés de conocer las condiciones de realización y los nive-
les de eficacia de la formación humana o, en otros términos, las posibilidades
de avance que tiene el humanismo en los ámbitos escolares. Es así que en
el campo de la investigación educativa los valores son estudiados en tan-
to aspecto de primera importancia de las prácticas tanto sociocultural
como pedagógica.
Los valores siempre han estado ahí donde vive, crea y se expresa el ser
humano individual o colectivamente, son su símbolo más definitorio; han
estado siempre en la práctica y en el pensamiento educativos 1y se convier-
ten en objeto específico y prioritario de atención intelectual y ética en los
periodos de crisis y de cambio sociocultural profundo.
De esta forma, la diversidad de problemas sociales, políticos y econó-
micos y su expresión como demandas al sistema escolar, por un lado, y la
multiplicidad de enfoques disciplinales y pedagógicos por el otro, han dado
origen a una paradoja: la relación entre educación y valores no es unívoca,
como la enunciación de los términos parece sugerirlo. Por el contrario, se
han creado muchos enfoques de educación en valores o de educación mo-
ral 2 bajo la forma de propuestas no identificadas directamente como de
contenido valoral; expresan la diversidad filosófica, social y pedagógica
que existe en torno de la formación humana según determinados contex-
tos sociales y políticos. Así, además de las propuestas pedagógicas que
específicamente se enuncian como “educación en valores” o “educación
moral”, existen otras denominadas educación cívica o política o ciudada-
na, educación para los derechos humanos, para la democracia, intercultural,
ambiental, del carácter, etcétera.

10 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


Educación y valores: una búsqueda para reconstruir la convivencia

Claro está que las distintas propuestas de educación en valores no son


intercambiables, pues se fundan en diversas concepciones antropológicas y
diferentes enfoques teóricos sobre el desarrollo humano, pero tampoco se
excluyen de manera absoluta. En varios países, por ejemplo, la educación
para la democracia es un propósito integrador de distintos valores y moti-
vos éticos. En fin, se podría mostrar, en un análisis comparativo de los
enfoques, propuestas o modelos, que una preocupación común a todos
ellos es la de reconstruir las bases de la convivencia humana.
Si bien la ciencia social y las ciencias de la educación se ocupan perma-
nentemente de cuestiones de valor o de asuntos vinculados con los valo-
res, el interés específico por esta cuestión se manifestó en México en 1981,
con ocasión del Congreso Nacional de Investigación Educativa.3 Este evento
no registró un tema o subtema expresamente dedicado a los valores o al
desarrollo de la moralidad pero en este encuentro se divulgó un documen-
to preparado en el Programa Nacional Indicativo de Investigación Educa-
tiva del CONACy T, el Plan Maestro de Investigación Educativa (Latapí, 1981),
en el que se señalaban las limitaciones de la escuela en la formación valoral
y se planteaba la necesidad de hacer investigación sobre el particular.
A partir de los primeros años de la década de los ochenta empezaron a
realizarse trabajos sobre los valores en el ámbito de la educación. El núme-
ro de investigaciones tuvo un moderado pero constante crecimiento a lo
largo de los siguientes diez años (Wuest, 1995). En la década posterior el
crecimiento fue mayor y además se dio una diversificación de temas y en-
foques, como es constatado por Maggi, Hirsch, Tapia y Yurén (2003) en el
trabajo de revisión de la investigación al que titularon con el nombre integrador
de “Educación, valores y derechos humanos”. Una de las cuestiones estu-
diadas en este reciente estado del conocimiento es la de los enfoques filo-
sóficos y conceptuales utilizados en “educación valoral y formación sociomoral”
(Yurén, 2003).
En esta sección temática de la Revista se presentan cuatro trabajos; tres
de ellos reportan investigaciones empíricas y el cuarto ofrece una reflexión
sobre la ética en la formación universitaria.
Stella Araújo-Olivera, Teresa Yurén, Marcos Estrada y Miriam de la
Cruz se ocupan de la formación ciudadana de los estudiantes de secunda-
ria en el estado de Morelos en el marco de la reforma curricular que intro-
dujo la materia de Formación cívica y ética. 4 Combinando diversas técnicas
analizan los valores que influyen en la formación ciudadana y encuentran

Revista Mexicana de Investigación Educativa 11


Barba

que no hay un aprendizaje significativo, pues la democracia no aparece


representada o comprendida como forma de vida. Si bien el respeto se
muestra como un valor de gran importancia para los estudiantes, no tiene
un papel mediador entre la política y la democracia pues los estudiantes
no se reconocen como actores políticos. La experiencia escolar en la For-
mación cívica y ética no contrarresta el efecto de otros procesos socializadores
que promueven una cultura política autoritaria.
En el trabajo de Matías Romo se presentan los resultados de una inves-
tigación sobre el desarrollo del juicio moral en estudiantes de bachillerato
en el estado de Aguascalientes, incluyendo cuatro instituciones privadas y
cuatro públicas. En el estudio se utilizó un instrumento basado en la teo-
ría de L. Kohlberg, que permite identificar los niveles de crecimiento moral,
específicamente, el avance en la moralidad de principios o moral
postconvencional. En los resultados que muestra los estudiantes tienen un
perfil moral en el que predomina el nivel convencional. Entre las conclu-
siones el autor señala la importancia de que la educación formal ofrezca
oportunidades de crecimiento moral a los alumnos.
En el tercero de los trabajos, Bonifacio Barba y Matías Romo presentan
otra indagación sobre el desarrollo moral de acuerdo, también, con la teo-
ría de Kohlberg evaluando, esta vez, a estudiantes de primer ingreso y de
semestres finales en ocho instituciones de educación superior en el estado
de Aguascalientes. De igual manera que los alumnos del trabajo anterior,
los que cursan la educación superior tienen un perfil moral en el que pre-
domina el nivel convencional de la moralidad. Destaca el hecho de que el
crecimiento en la moral postconvencional entre el primero y los últimos
semestres sólo se manifiesta en tres instituciones.
En el cuarto de los trabajos, Antonio Bolívar espone la tesis de que la
formación profesional incluye la dimensión moral y propone un enfoque
para incluir la formación ética en el currículo universitario. Revisa litera-
tura de diversos países y muestra que hay una coincidencia en muchos
autores en señalar la necesidad de renovar el sentido social de las profe-
siones, innovando los currículos para promover la formación de un rasgo
que denomina “competencia ética”. Ilustra el problema de la formación
ética universitaria analizando algunos datos de una investigación realizada
con estudiantes de la Universidad de Granada (España) y muestra la con-
tradicción entre las expectativas y valoraciones de los alumnos y la oferta
pedagógica que hace la universidad. En su propuesta señala que es necesario

12 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


Educación y valores: una búsqueda para reconstruir la convivencia

combinar la enseñanza de la ética profesional con la construcción de una


cultura organizacional específica.
Los trabajos que presenta este número de la Revista son indicativos de
las nuevas preocupaciones pedagógicas y de investigación en el tema de los
valores y la formación sociomoral. No obstante que la escuela es “una ins-
tancia de socialización privilegiada” (Maggi, 2003:983), los trabajos coin-
ciden en señalar, desde sus respectivas observaciones, la necesidad de que
esta institución dé mayor fuerza a su intencionalidad formadora en la di-
mensión de los valores y de la moralidad. La mejora de la escuela, el ofre-
cimiento de educación con calidad y equidad que postula el Programa
Nacional de Educación requiere un mayor reconocimiento curricular de
los valores y una pedagogía que promueva más eficazmente la formación
cívica y ética de los estudiantes.

Notas
1
La historia de la educación en valores puede en libros de “educación en valores” como en otros
elaborarse sobre la base de un análisis de las de “educación moral”.
3
filosofías de la educación. Una obra de prove- Una revisión de la evolución del tema de los
cho en tal perspectiva es la de Abbagnano y valores en los congresos nacionales de investiga-
Visalberghi (1975). Un ejemplo específico de ción educativa puede verse en Barba (2000 y en
trabajo enfocado en los valores y la moral es la prensa). Para una visión del desarrollo de la in-
obra de Vilanou y Colleldemont (2000). No vestigación en educación en valores y en educa-
es extraño que una historia educativa de esta ción moral en Estados Unidos y en los países
índole tenga un paralelismo esencial con la his- desarrollados una fuente importante es el Handbook
toria de la ética, lo que puede apreciarse si se of research on teaching, que edita la American
compara esta obra con la de Gómez-Heras Educational Research Association desde 1963. La
(2003). edición más reciente es Richardson (2001).
2 4
En mucha de la literatura sobre estos te- El tema de la educación cívica y los valores
mas se usan de forma indistinta las dos expre- democráticos es de los de mayor crecimiento en
siones. Por ejemplo, la teoría de L. Kohlberg y la última década (Maggi, Hirsch, Tapia y Yurén,
sus aplicaciones en educación es presentada tanto 2003:936).

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Revista Mexicana de Investigación Educativa 13


Barba

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Estudios sobre la Universidad- UNAM, vol. 3, núm. III , pp. 943-966.

14 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


100 El poder de los valores

la calidad de las personas expresada también, por el mismo cliente,


en una serie de valores característicos del buen servicio en cualquier
empresa.

Por sus frutos se conocen los valores


En toda organización tiene que haber resultados expresables en
beneficios económicos que retribuyan a sus propietarios, accionis­
tas, socios, clientes, administradores de diferente forma. Si no hay
beneficios económicos adecuados, la empresa no funciona bien por
más valores que prediquen tener sus miembros.
Pero también tienen que darse los beneficios no económicos: de
un lado el crecimiento y desarrollo del capital humano, y de otro la
satisfacción personal, la realización de los empleados en un ambien­
te positivo de trabajo impulsado por motivaciones no sólo materia­
les o extrínsecas, sino interiores o intrínsecas y trascendentes o de
servicio (Pérez­López). No pueden faltar tampoco los beneficios de
orden social, el cumplimiento de la responsabilidad que la empresa
tiene con el entorno, de productividad y empleo, y de contribuir a la
calidad de vida de la comunidad.

La Dirección por Valores estructura la cultura organizativa


basándose en los valores corporativos, sumados a los valores
personales.
En esta forma (en la que se resalta el proceso de interiorización
y de proyección colectiva de los valores) se logra una visión más
integrada de la empresa en torno a valores humanos fundamentales,
los cuales permiten que el proceso de pertenencia ofrezca ligaduras
mucho más fuertes y que el compromiso tenga una motivación más
profunda a la vez que asequible a través de valores como identidad,
disponibilidad, generosidad, transparencia personal y de procesos,
fluidez de la comunicación, asertividad y sinergia.
Esos valores se comparten mediante un proceso participativo,
que se da (ojalá) en la definición de los mismos, o al menos en la so­
cialización que se haga después de la definición. Compartir valores
no es difundir su conocimiento o tenerlos a la vista. Es algo que va
más allá.

La Dirección por Valores busca la transformación de las perso­


nas y el cambio de conducta. Realiza un proceso de construcción

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Valores para dirigir 101

colectiva de valores, al final del cual se puede comprobar si los


empleados viven o no esos valores y en qué medida.

No se contenta con una comunicación como transmisión de da­


tos sobre cómo deben hacerse las cosas. Aun cuando la integración
significativa de esos datos se dé en la información, desde ella misma
no operan las personas, no estructuran su obrar en forma congruente.
Hace falta un motor interior en marcha constante. Eso sólo puede
lograrse mediante el compromiso estable de la voluntad.
El interior sólo se penetra con la formación, con aquello que in­
cide sobre capacidades, disposiciones, hábitos y actitudes. La for­
mación para el trabajo apoyada en desarrollo de valores no culmina
con la necesaria adquisición de destrezas o habilidades (skills) que
son sólo un paso de Ja preparación profesional basada en el conoci­
miento.

Desglosarlos en acciones
En inglés se habla de training para designar el entrenamiento, Jo
que se adquiere haciéndolo de forma repetida con base en un apren­
dizaje de ciertas técnicas ya conocidas, que a menudo se apoya en
la experiencia de otro que actúa como coach, como un entrenador o
acompañante, que va siguiendo los progresos en esa adquisición y
puesta en práctica de las habilidades para cumplir un cargo o ejer­
citar determinadas funciones dentro de una empresa. Pero cuando
se usa la palabra education, educación, todos sabemos que se está
hablando de algo integral, de un conocimiento compenetrado con la
vida, de una formación de hábitos basada en las potencialidades o
capacidades personales.
Los valores requieren alineamiento y mejora permanente. Para
que las personas puedan vivirlos una vez que Ja organización los ha
definido, es necesario traducirlos al día a día, desglosarlos en accio­
nes conducentes al ideal que representan.
Si, por ejemplo, se trata de hacer de la puntualidad un factor cla­
ve en el servicio, convendrá examinar diferentes procesos que tienen
que ver con ella dentro de cada empresa y dentro de cada división o
departamento, para ver la incidencia real, los problemas y los ajustes
necesarios con el manejo de plazos, citas, entrevistas, despachos al
cliente, etc.
Han de prevalecer en la vivencia personal y en prácticas admi­
nistrativas que permitan medir la incidencia de Jos valores. Lo que se

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102 El poder de los valores

mide se puede manejar. Hoy en día se puede saber cuál es el grado


de vivencia y repercusión de los valores dentro de la empresa me­
diante descriptores del comportamiento, seleccionados por muestreo
estadístico basado en la percepción de la conducta.

Como un rompeolas
La Dirección por Valores promueve la gestión de un cambio
que disminuye la brecha entre el presente y el futuro señalado
por la visión estratégica.
Se necesita estar al pendiente del arraigo de la visión en los
miembros de la empresa, de modo comprobable, con los ajustes que
imponga la adaptación de la planeación a las circunstancias de cada
periodo anual, por ejemplo, o por los cambios provenientes del mer­
cado, de la situación económica general o del sector.
Hemos dicho antes que para que sea efectiva, tiene que poder
comprobarse la existencia de principios y valores arraigados en las
personas, en las prácticas administrativas y en los resultados objeti­
vos (rentabilidad, productividad, competitividad, etc.). Es posible y
deseable el aprendizaje de valores que involucre a todos los agentes
y logre comprometer a todos los miembros de la corporación con el
desarrollo total. Por eso, la Dirección por Valores aprovecha las for­
talezas de diferentes modelos y procesos administrativos, más que
las expectativas de mejora en el desempeño o de la complejidad del
cambio y de las estructuras formales de la empresa.
De ahí que podamos hablar de la Dirección por Valores como
una forma de liderazgo basado en valores. El liderazgo engloba ac­
titudes administrativas, ejecutivas y de dirección, gerenciales en un
sentido general. No se reduce a ellas, pero las supone y va más lejos.
Su característica es abrir caminos nuevos, muchas veces por las vías
informales, no rutinarias, a veces al margen de la autoridad formal.
Mira más al futuro de la organización en función de la capacidad de
las personas, del desarrollo de ese potencial para el logro de la vi­
sión. Se convierte como en la forma superior de la Dirección por Va­
lores, porque lo que busca es que la organización en último término
se gobierne por valores trascendentes a cada uno de sus miembros:
servicio a los demás, proyección a la comunidad, etc.
El líder impulsa a las personas, refuerza sus motivaciones, sobre
todo aquellas que tienen que ver con la interacción dentro y fuera
de la empresa y con el logro de los resultados institucionales y per­
sonales. Descubre valores en las personas, ayuda a vivir valores y

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Valores para dirigir 103

procura prolongar y estabilizar la influencia de los valores en toda


la organización a través de la ejemplaridad a todos los niveles. Y
mantiene la visión compartiéndola: el líder es la persona de la vi­
sión, quien debe mirar hacia el futuro, mientras propone los medios
(creatividad) a la vez que comunica a todos el entusiasmo así como
la energía para asumir los cambios y buscar las transformaciones de
acuerdo con los retos del entorno económico y social.

El liderazgo en la Dirección por Valores es posible en la me­


dida en que los directivos y todos los miembros de la empre­
sa encarnen la integridad y el compromiso tanto en el plano
personal como corporativo, con base en principios, valores y
virtudes personales.
A partir de ahí, las organizaciones se convertirán en comunidades
'
de aprendizaje y de práctica de valores que hagan de la Etica una
ventaja competitiva perdurable. De ese modo podrán responder con
éxito a las necesidades de la sociedad.

El mando distribuido
Este punto está vinculado con la estructuración de equipos inte­
ligentes de trabajo que, a su vez, sean equipos de alto rendimiento
en los que la colaboración, la contribución, la participación y la co­
municación son como las poleas de un engranaje que mueve toda la
. .'
orgamzacion.
Es muy difícil trabajar por valores y mantener una visión heroica
de la gerencia, es decir, un estilo de mando vertical en el que destaca
la presión sobre el resto de la organización y los logros individuales
estimulados por jefes que dedican la mayor parte de su tiempo a
controlar y mantener a la gente dentro del carril del funcionamiento
normal. El trabajo en equipo es una necesidad cuando se busca incre­
mentar los resultados y la efectividad de las personas que integran la
empresa. Además, los logros están muy relacionados con el manejo
del tiempo y de los recursos financieros disponibles. El equipo parte
de un objetivo común desde el comienzo de su actividad, y ese obje­
tivo tiene que estar perfectamente enlazado con la misión y la visión
de la empresa.
Los equipos de trabajo son equipos inteligentes en la medida en
que el aprendizaje permanente es su ley de vida. El primer apren­
dizaje, además de definir su misión, examina la función de cada
miembro. Ahí es donde se precisa conjugar los valores de todos sus
integrantes y destacar aquellos que de forma colectiva sostienen el

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104 El poder de los valores

trabajo del equipo como tal. Por ejemplo, la sinergia en las tareas.
Esa primera labor de planeación es definitiva en todas las acciones
futuras del equipo.
El rendimiento del equipo es alto si se conjugan de n1anera ópti­
ma todos esos elementos. Otro concepto clave, en el que también se
conjugan valores, es la comunicación establecida para el trabajo efi­
ciente del grupo o de los grupos dentro de la empresa. No sólo se ve
en el flujo activo de la información, sino en los cauces multidireccio­
nales por donde fluye, en la retroalimentación y en el conocimiento
y comprensión del trabajo de los demás. La comunicación es eficaz
en la medida en que la información llega a quien tiene que llegar y
es oportuna, transparente y precisa.

Corazón del sistema


La Dirección por Valores realiza la selección y la capacitación
sobre bases más humanas. Además de la información habitual en los
procesos de selección, incluida la entrevista personal como elemento
decisivo para captar la calidad humana de los candidatos a una de­
terminada posición, la "selección por valores" agrega una dimensión
nueva, que lleva a calibrar mejor los valores individuales de aquéllos
y su comprensión así como su disponibilidad para la vivencia de los
valores de la organización, y los que se requieren para un servicio de
calidad y un ambiente positivo de trabajo.

Los valores son el corazón del sistema humano de la empresa,


de modo que si funciona, se facilita mucho la marcha de lo
administrativo, financiero, técnico, comercial, de producción y
servicios.

En la dirección de una empresa se puede fracasar por efectos de


la recesión económica, por una crisis financiera interna, por la pér­
dida del mercado, por la competencia desleal, por las regulaciones
fiscales, por la falta de modernización, por malos manejos internos o
por cualquiera otra razón. Pero detrás de todos esos procesos, unos
más controlables que otros, siempre están los aciertos o desaciertos
de las personas que dirigen o que operan el sistema empresarial, sus
conocimientos, actitudes y valores, que también pueden hacer que
las cosas cambien.
En determinados momentos eso sólo es posible con responsabi­
lidad, con generosidad, con creatividad, es decir, con valores con­
cretos encarnados en cada una de las personas que trabajan en la
empresa, y de modo ejemplar en sus directivos.

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Valores para dirigir 105

En una sociedad como la actual, y en un estado de cosas como el


presente, cuando se da la corrupción a todos los niveles, hay que te­
ner el valor de vivir y practicar los valores, y defenderlos ante quie­
nes creen en la fatalidad o en la dictadura de los factores puramente
técnicos, financieros o administrativos. Es convencerse de que las
personas siempre están en primera línea, y lograr que ellas tengan
motivos para actuar y lo hagan por sí mismas es mejor que esperar
darles órdenes o exigirles el cumplimiento estricto de un manual de
funciones.

Colección de "autos"
Dirigir por valores es en realidad buscar autodirigirse, auto­
motivarse, autoliderarse, y autorresponsabilizarse,para obrar
no al impulso de las órdenes, del control, de la presión o de la
autoridadformal, sino al impulso de la libre voluntad y la aspi­
ración a alcanzar lo mejor para si mismo mientras se procura
lo mejor para la empresa.

El núcleo central de esta filosofia es hacer de la empresa un sis­


tema integrado de valores, que se consigue no por una declaración
de principios a propósito de la planeación estratégica, sino por un
proceso de construcción que lleva tiempo, pero que deriva de la de­
cisión de los directivos de dar a los valores un soporte real en el
desarrollo empresarial y vincularlos con los conceptos centrales de
la empresa: técnicos, administrativos, financieros, de producción,
ventas, servicio, control de calidad, etc.
En la visión antigua de la empresa contaba básicamente el capital
económico, el patrimonio representado en bienes o en dinero. En la
visión actual importa mucho el capital intelectual (humano: el saber
acumulado de la persona, y estructural: el saber acumulado de la
empresa), tanto o más que el dinero.

Eso es lo que confiere cultura a una empresa: el conocimiento


y los valores compartidos, estimulados, participados, gestiona­
dos e incrementados de forma continua.
Lo que los incrementa es el sistema informal, espontáneo, la
libertad que los expande, crea espacios, decide bien, obra de ma­
nera transparente, es innovadora y solidaria (comprometida). Y la
disciplina del trabajo como la más poderosa fuente de realización
personal, subjetivo (crecimiento personal) y objetivo (resultados
cuantificables y cualificables), productivo y formativo, que busca el

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106 El poder de los valores

tener pero para el ser, para vivir en un contexto de valores humanos


positivos.

El mejor de los negocios


La expectativa actual de la sociedad ante las empresas e institu­
ciones públicas y privadas es preguntarse cuál es su ética, qué va­
lores se apropian para cumplir su misión y alcanzar la visión. Una
pregunta clave dirigida a las personas es cómo hacen suyo el fin cor­
porativo. Se requiere una apropiación, una incorporación vital que
haga que el anhelo, la meta, el objetivo sean, a Ja vez, un sueño, pero
más todavía un propósito desglosado en planes de acción de futuro.
Decisión, esfuerzo, propósito, diligencia, perseverancia, marcan una
secuencia del esfuerzo por aclarar y vivir principios y valores que, de
otra manera, se quedan sobre el papel. Además, lo que en la empresa
es un buen negocio debe serlo también para la familia y la sociedad:
ayudarnos a ser mejores personas al cumplir una tarea profesional
cualificada y mejorar de forma permanente en ella. Ahí tiene sentido
la concordancia de mis valores y los de Ja empresa, los de mi familia
y los de la sociedad.

La Dirección por Valores constituye un reto para proponerse


hacer lo que parece imposible, pues lo posible parece ya estar
hecho.
El mundo vive una auténtica revolución de los valores, sobre todo
en el campo empresarial. Lo que hace años era extraño de emplear,
hoy en día se mira como el descubrimiento de una fuente inagotable
de potencialidades para fortalecer la cultura empresarial.
Pero lo más interesante, sin duda, es ver cómo Ja construcción de
valores en una empresa tiene diversos niveles de trabajo: muestreo
significativo de antivalores organizativos y personales, que permite
trabajar en Ja tarea de acompañamiento con quienes manifiesten de­
bilidades en su práctica; construcción colectiva, a través del aprendi­
zaje corporativo de Jos valores que contrarresten los antivalores y del
liderazgo de quienes los promueven con su ejemplo y con acciones
concretas.
Está claro, como ya se dijo antes, que lo que se puede medir se
puede manejar y,por tanto, se puede mejorar. Pero esa tarea hay que
afrontarla con los líderes constructores de valores, y penetrar en toda
la organización con un aprendizaje organizativo de valores. Luego
el trabajo directivo se refuerza con liderazgo para el cambio, basado
en valores. En Ja Dirección por Valores Ja alta dirección se empode­

Yarce, Jorge. El poder de los valores. Bogotá, CO: Universidad de La Sabana, 2009. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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Revista Educación en Valores Ética del Docente • Angulo Nerkis / Acuña Iraima

ÉTICA DEL DOCENTE

Autoras: Angulo Nerkis*


nerkis _ a@hotmail.com.
Acuña Iraima**
ARTÍCULO ciberfamilia14@hotmail.com

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA DE MEDICINA
DEPARTAMENTO DE MORFOLOGÍA
UNIVERSIDAD DE CARABOBO.

*Profesora Asistente de Anatomía Humana, Facultad de Ciencias de la Salud. Escuela de Medicina. Departamento de
Morfología. Universidad de Carabobo. Médico Pediatra_ puericultor. Unidad de Investigación de Gastroenterología y
Nutrición Pediatría.
** Profesora Instructor de Anatomía Humana, Facultad de Ciencias de la Salud. Escuela de Medicina. Departamento de
Morfología. Médico Pediatra – Puericultor. INSALUD. Maestría de Nutrición: Centro de Investigación en Nutrición
(CEINUT). UC.

Resumen
La ética es el ideal de la conducta humana, orientando sobre lo que es bueno y correcto y se consolida
cuando se internalizan las normas sin que exista presión exógena para su cumplimiento. La ética de un
profesional se gesta desde la formación del mismo, por ello el docente debe actuar en esta etapa, y para
realizar esta labor tiene que conocer de ética y cómo debe ser su comportamiento como docente.
Metodología: Se revisaron códigos de ética de profesiones humanísticas con el objetivo de actualizar al
docente acerca de principios generales que le sirvan en la toma de decisiones ante situaciones a las que
se enfrenta y que le permita proyectarlos a sus alumnos, orientándolos en su ejercicio profesional

Palabras clave: Ética, Código de Ética, Docente, Asesor.

ETHICS OF THE TEACHER


Abstract
The ethics is the ideal of the human conduct, orienting about who is good and correct. It was consolidated
at the moment that the norms are assumed for the individual to despite of the exogenous influency. The
ethics of a professional is developed from the moment that initiates its academic formation, for that
reason the educational must act in this stage, and to make this work it must know ethics and how have to
be its behavior like educacional. Methodology: Codes of ethics of humanistic professions were reviewed
with the objetive to update to the educational one about general principles that serve to him in the
decision making before situations which theyface and that allows them to project them to its students,
orientingtheminitsprofessionalexercise.

Key words: Ethics, ethics code, academic adviser.

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Revista Educación en Valores
Ética del Docente • Angulo Nerkis / Acuña Iraima • PP 23-32

Introducción realidad laboral en lo humanístico y científico-


Juro solemnemente ante Dios y en tecnológico (Rada, 2000).
presencia de esta asamblea llevar González (1997), afirma que "la ética de un
una vida digna y ejercer mi profesional no se adquiere en la práctica de la
profesión honradamente. Me profesión, sino que se gesta desde la formación
abstendré de todo cuanto sea nocivo profesional", y es aquí donde los docentes debemos
o dañino, y no tomare ni actuar. Para realizar favorablemente esta labor
suministrare cualquier sustancia o tenemos que conocer qué es la ética y cómo debe
producto que sea perjudicial para la
ser nuestro comportamiento como asesores
salud. Haré todo lo que esté a mi
académicos. Para ello, se realizó una breve revisión
alcance para elevar el nivel de la
sobre ética y códigos de éticas de profesiones
enfermería y consideraré como
humanísticas, como son la Medicina, la Docencia,
confidencial toda información que
me sea revelada en el ejercicio de la Psicología, la Abogacía con la finalidad de
mi profesión, así como todos los actualizar en los docentes los principios y valores
asuntos familiares en mis pacientes. de estas profesiones, de manera que puedan
Seréunafielasistentedelosmédicos proyectarlos a sus estudiantes y rijan su
y dedicaré mi vida al bienestar de comportamiento profesional (Código ético del
las personas confiadas a mi cuidado. orientador educativo, 1998).

Nightingale, 2004 Bases Teóricas:


Este juramento de Florence Nightingale fue Ética:Ramadelafilosofía;eslafilosofíamoral
redactado por una comisión especialmente o la manera filosófica de pensar en materia de
nombrada por el Colegio Farrand del Hospital moralidad (Frankena, 1985).
Harper, de Detroit, en el año 1893 y a pesar del Ética:Eslafilosofíadelapraxis(Croce,1952).
tiempo transcurrido, es la base ética de una La moral es el hecho, la ética es la reflexión.
profesión, que se mantiene en vigencia y lo La Ética es el ideal de la conducta humana
recordamosaliniciodeesteescritoparafundamentar desarrollada en conjunto con el proceso de
la importancia de los códigos de ética en las civilización, que orienta a cada ser humano sobre
profesiones. lo que es bueno y correcto y lo que debería asumir,
El término ética se utiliza con frecuencia en orientando su vida hacia la relación con sus
nuestro medio, sin embargo, mucha gente no semejantes y buscando el bien común. (Código de
conoce bien de lo que se trata. Como docentes, una ética de Petrobas, 2004).
de nuestras funciones es la asesoría académica, que La ética se consolida en el momento en que los
tiene como misión promover la formación integral seres humanos internalizan las normas, de tal modo
de los estudiantes, de manera que puedan que no sea preciso ningún tipo de presión exógena
desarrollar sus potencialidades y capacitándolos para su cumplimiento, aunque surge cuando un
para responder a las demandas que le plantee la grupo capta determinadas pautas por la vía de la

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tradición. No indica al hombre lo que debe o no sostenía que lo esencial en el ser humano, lo que le
hacer,sinoqueaclaraelsignificadodelostérminos da su condición de ser, es su racionalidad, pues,
y frases que suelen usarse en la moral para que los demás atributos son comunes a hombres y
cada quien tome sus propias decisiones en el animales; por ello la ética debe centrarse en la
ejercicio del arte de vivir (Veath, 1969). El sujeto racionalidadparaelcontroldelosinstintos,parael
de su estudio es el hombre como ser social y su uso común del espacio físico y los recursos
objetoeslaorganizacióndelosrótulosquelosseres materiales, para normar las relaciones entre los
humanos suelen colocar a cada uno de sus actos individuos y grupos humanos.
(Pérez, 1963). En la época medieval, la ética estaba
Términos como bueno, responsable, justicia, impregnada por un halo misterioso, místico con una
igualdad y virtud son aclarados por la ética en disciplina martirizante, donde la razón divina era
función del contexto donde sean formulados, lo indiscutible y, por lo tanto, diferente a la razón
cualsignificaquenohayunaéticaparatodoespacio humana. La edad moderna con el racionalismo
y tiempo, aunque haya principios éticos cartesiano, con el positivismo Comtiano y el
presuntamente universales. El término moral se materialismo Marxista, constituyen esfuerzos para
relaciona con el latín "mores" que significa bajar al hombre la posibilidad de decidir sobre su
"costumbres", de allí que se afirma que una persona destino y, en la contemporaneidad el
es moral "...cuando su conducta se ajusta a lo que Neopositivismo de Rusell y las condiciones
es costumbre en su sociedad, en su comunidad" estructuralistasdeLeviStrauss,revolucionanalser
(Burk, 1980). La costumbre impone una cierta humano a los límites de lo abstracto y funcional y
normativa y el hombre la infringe o la acata y por surge una ética que descansa sobre fundamentos
ello será inmoral o moral, conforme a patrones mas apropiados para las máquinas que para los seres
fijados por la costumbre o tradición social. humanos, donde términos como eficiencia y
Como se refiere al ser humano, la ética trata productividad, sustituyen a otros como
con elementos intelectuales y afectivos por lo que autorrealización,arrepentimiento,bondadyjusticia,
constituye una orientación para razonar sobre el negando al sujeto para quien ha sido creada.
remordimiento y el arrepentimiento. El El conocimiento de la ética no es casuístico ni
remordimiento es la culpa que cada quien se impone arbitrario, sino que corresponde a una organización
por haber contravenido sus principios, el racional, a una conjunción de voluntades y a las
arrepentimiento es el propósito de enmienda. La características de una comunidad, y no es estático
ética es el vehículo filosófico de la moral y aunque porque las comunidades evolucionan, los valores
la filosofía es universal porque se ocupa del ser, se transforman ante las presiones de otros
del conocimiento, de los valores, la moral es importantes factores del colectivo, como la
particular,porello,sehabladeunaéticacristiana, economía, la política, y la ciencia. El conocimiento
ortodoxa,existencialista,materialista,dialécticay de la ética es contextual es decir, funciona en un
hasta una ética pragmática. espacio y tiempo determinados, se sustenta sobre
Aristóteles desde su perspectiva metafísica una base filosófica que es general para muchos

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pueblos, pero también tiene una base operativa que ante su grupo las consecuencias. Toda norma está
es consecuencia de una época y un lugar regulada por el valor que da el hombre a las cosas,
determinado. y los valores pueden ser religiosos, filosóficos,
Las personas tienen experiencias, crecen y políticos o sociales. "Vivir conforme a las normas
aprenden; de las experiencias surgen guías de es vivir moralmente" (Restrepo, 2001). La norma
conducta, que tienden a dar dirección determinada es la condición necesaria para que se logre algo, es
a la vida y pueden ser llamados valores. Los valores una orientación para proceder moralmente, es la
son términos aceptados por un grupo para normar expresión operativa de los principios, y ambos
las actuaciones humanas y surgen de la reflexión, procedendelosvalores;lamoralidadeselejercicio
y ésta de la experiencia, es por ello que los valores existencial con apego a ciertas normas.
son,endefinitiva, experienciales. Todo ser humano en cuanto social y consciente
Hay valores de cierta perdurabilidad como la esmoral,sepuedetenerunamoraldistinta,contraria
justicia, la democracia, pero en general los valores o excluyente de toda moral conocida, pero no se
cambian y otros se deforman; por fortuna muchos puede dejar de tener una moral. El hecho de
trascienden en las generaciones humanas, lo que clasificar un acto como bueno, conveniente o
hay que lograr es adaptar los que sean favorables, perjudicial, implica su observación bajo una
a los nuevos tiempos. Los cambios deben hacerse perspectiva moral y ello esta presente tanto en las
para elevar la calidad de vida, para enaltecer la relaciones interpersonales, como grupales, en el
condición humana ya que las cosas no son valores ejercicio profesional y en cada uno de los actos
por sí mismas, adquieren valor en el momento en individuales.
que hacen contacto con el ser humano y éste los La moral es la praxis de la ética; la moral se
relaciona con sus bienes. expresa mediante normas y la ética es un estudio
La ética descubre valores en todos los actos de las normas que rigen las relaciones humanas;
humanos. Los valores están en los seres humanos ambas son disciplinas para la libertad, implican la
y se solidifican o modifican dentro de las posibilidad de seleccionar entre un conjunto de
instituciones;laprimerainstitucióneslafamilia, alternativas, sin atropellar al semejante. La moral
por ello quien no la tiene o no se reconoce en sólopuededarsedentrodelalibertad,noesposible
familia, quien se formó dentro de un grupo de la acción moral si se vive coartado; sin libertad no
personas consanguíneas o no, sin que se hayan esposiblenilareligión,nilaciencia,nilosactos
generado nexos afectivos y los compromisos humanos en general, pero el abuso de la libertad
propiosdelasociedadfamiliar,difícilmentetendrá traeconsigosupérdida ygeneraellibertinaje,que
valores sólidos (Restrepo, 2001). eslacorrupcióndelalibertad.
Laéticapuedetenercarácternormativo,esdecir,
analiza las normas de comportamiento sin CÓDIGO DE ÉTICA
implantarlas, porque no es coercitiva, dice lo que La ética crítica, cuestiona los códigos porque
deberá hacerse pero a nadie obliga, ya que cada estos implican supeditarse a normas inamovibles
quien es libre de acatar las normas y de afrontar que suelen desfasarse de su contexto; la ética no

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da reglas de conducta, ni inventa códigos morales, estado civil, raza, clase social, convicciones
pero es necesario organizar un conjunto de valores políticas,discapacidad,religión,etnia,orientación
con criterio de flexibilidad de acuerdo a las sexual y edad.
necesidades que surjan de la relación individuo- - Propiciar la vigencia plena de los derechos
contexto. humanos, la defensa del sistema democrático, la
Los códigos de éticas son instrumentos para búsquedapermanentedelalibertad,lajusticiasocial
orientar los actos humanos y para lograr la y la dignidad, como valores fundamentales para el
realización de cada sujeto; responden a intereses, ser humano y para la sociedad en la cual participa
fines, necesidades, aspiraciones, sentimientos y (Colegio de Psicólogos, 2002 ; Ética médica, 2004).
valores muy concretos, siendo el producto de una - Concebir al alumno desde una perspectiva
reflexión para la acción y no para la contemplación integral, como un sujeto multideterminado por una
estática y mezquina (Mendoza, 1994). Su propósito trama de vínculos internos y externos, emergente
es proporcionar principios generales, que sirvan en un contexto histórico, portador de una ideología,
como regla de decisión para cubrir la mayoría de inscripto en una cultura, inmerso en sus
las situaciones a las que se enfrentan los docentes circunstancias socioeconómicas y políticas
(Gibson, 1990). (Colegio de Psicólogos, 2002).
Laéticaestarelacionadaconlaculturainherente
a un pueblo, a una comunidad. El docente debe Deberes Generales del Docente:
responder de sus actitudes frente al medio donde - Proceder con desinterés, lealtad, veracidad,
se desenvuelve y respetar la escala de valores que eficiencia y honradez. No deberá aconsejar ni
tienelasociedad,sinnegarelderechoqueleasiste ejecutar actos dolosos, hacer aseveraciones falsas
para que esta escala de valores se perfeccione. La o maliciosas, que puedan desviarlo de su función
responsabilidad del docente es eminentemente como docente.
personal, va más allá de la responsabilidad penal y - Debe abstenerse de participar activa o
reposa en un concepto moral que se llama pasivamente en cualquier acción o forma de tortura,
conciencia individual (Código de Deontología tratos crueles, inhumanos o degradantes, que atente
Médica, 1985). contra los derechos humanos reconocidos
El docente deberá: mundialmente;incitaraellos,encubrirlosointentar
- Ejercer su rol con estricto apego y respeto a cometerlos.
las consideraciones éticas y valores morales - Preservar el respeto a su dignidad como
individualesysociales. persona y como profesional. Todo acto profesional
- Entender la educación como uno de los que se realice en forma apresurada o deficiente con
derechos humanos fundamentales, contemplado el objeto de cumplir con una obligación
constitucionalmente, que debe brindarse a todos por administrativa o por motivos personales, constituye
igual, con el mayor nivel de calidad posible. una conducta reñida con la ética.
- Conducir sus programas de manera que - Perfeccionar permanentemente sus técnicas
impidan la discriminación sobre la base del sexo, de enseñanza.

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- Mantenerse informado de los adelantos desplazar a un colega tanto de un puesto público


científicos y técnicos de su área. Evitar la como de uno privado, por cualquier medio que no
improvisación y el empirismo. sea el concurso.
- Asistir y ser puntual en el cumplimiento de - Combatir con todos los medios lícitos la
sudeber. conducta moralmente censurable de sus colegas,
- Mantener una vida publica y privada investidos o no de autoridad y deberá hacer las
ejemplar. La conducta del asesor debe ajustarse a denunciaspertinentes.Incurreenfaltagravesielude
las reglas del honor y de la dignidad. el cumplimiento de este deber, observando una
- Entender que su labor es de servicio público, actitud pasiva, indiferente o complaciente.
y no de carácter lucrativo. - Ante una infracción a los principios de este
-Contribuiraldesarrollodelapersonalidad,la Código el docente debe intentar persuadir a su
formación de ciudadanos aptos para la vida, para colegademodificarsuconductacontrariaalaética.
el ejercicio de la democracia, el fomento de la Si esta gestión personal enfrenta un rechazo o se
cultura y el desarrollo del espíritu de solidaridad conocelareiteracióndelafalta,esdeberprofesional
humana. informar a sus superiores.
- Abstenerse de realizar asesorías a personas - La buena relación humana entre los colegas
que tengan con él vínculos de autoridad, es fundamental en sí misma, por la repercusión que
familiaridad o de estrecha intimidad, debiendo en tiene en la buena asistencia a los alumnos y por la
todos los casos restringir su relación al área convivencia en el ámbito de trabajo colectivo. Es
estrictamenteprofesional. contrario a la ética difamar, calumniar o tratar de
- Una asesoría complicada no constituye un perjudicar a un colega por cualquier medio (Código
motivo para privar de asistencia a un alumno. En de ética médica de Uruguay, 2004).
los casos difíciles y prolongados es conveniente - El docente que en el ejercicio de su trabajo,
realizar consultas con otros profesionales en intente actos de soborno o cualquier otro de
beneficio del asesorado. corrupción, incurre en una falta grave contra el
honor y la ética, sin prejuicio de las acciones
Deberes Institucionales del Docente: penales a que hubiere lugar.
- Fortalecer la confraternidad con sus colegas, - No emitir opiniones públicas o privadas que
medianteelrespetomutuo,tratocordial,tolerancia lesionen el gremio; el docente deberá expresar las
ante la diferencia de carácter y pensamiento. críticas que consideren pertinentes y promover la
- Las relaciones entre los docentes deben estar autocrítica como práctica de superación de los
inspiradas en la sana competencia, la solidaridad problemas internos.
profesional y la cooperación. teniendo en cuenta - El docente en ejercicio de su profesión deberá
que todos tienen como objetivo común el bienestar conservar su dignidad e independencia; éstas son
de los alumnos y comparten la responsabilidad del irrenunciables. No deberá aceptar sugerencias del
constante progreso de la Universidad. alumno, que pueda lesionar su honorabilidad
- Son actos contrarios a la ética de un docente (Código de ética del abogado, 1985).

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- Guardar consideraciones hacia sus superiores, absoluta, no debe admitir que se le exima de ella
pero no deberá acatar instrucciones emanadas de por ninguna autoridad o persona. Ello da el derecho
sus empleadores cuando éstas lo obliguen a de oponer el secreto profesional ante los jueces y
contravenir los principios de la ética profesional. denegarse a contestar las preguntas que lo
En caso de conflicto entre los procedimientos expongan a violarlo.
institucionales y los intereses de las personas a La información amparada por el secreto
quienes va dirigido el servicio, optará por defender profesional sólo podrá ser trasmitida para evitar un
aestosúltimos. grave riesgo al que pueda estar expuesta la persona
- Propiciar y defender niveles de excelencia en atendida o terceros. En todo caso, sólo se podrá
la formación educativa de sus alumnos. entregar la información, a las personas calificadas
-Atenderhastadondeseaposiblelasdiferencias que, a juicio del profesional actuante, sea
individuales de sus alumnos. estrictamente necesaria para cumplir el referido
- Propiciar la formación integral de los objetivo (Código de ética profesional, 2004).
estudiantes. - Si un alumno comunica al docente, la intención
- Estimular el pensamiento reflexivo, la actitud de cometer un hecho punible, éste agotará todos
ética,laconcienciaéticaylaformaciónde hábitos los medios necesarios para persuadirlo de tal
deestudio. propósito y, en caso de no lograrlo puede hacer las
- Rechazar todo tipo de autoritarismo en las revelaciones necesarias para proteger al alumno.
relaciones con sus alumnos. - Una vez que el docente acepte el
- Fomentar el amor y el respeto al trabajo. asesoramiento de un alumno, deberá atenderlo con
- Inculcar en sus alumnos el espíritu de diligencia hasta su conclusión, salvo causas
superación constante. justificadasinherentesalasesoroalasesorado.
- Orientar acerca de oportunidades laborales y Ética del Docente como Investigador:
supervisión consciente y motivadora de los estudios En los trabajos de investigación, el docente
delosestudiantes. actuará cultivando a los alumnos en:
- Evaluar en forma justa, rápida y confiable. - Respetar los derechos de los investigados en
- Apoyar la búsqueda de financiamiento para cuanto a ser consultados e informados de todo
investigacióndelosestudiantes. aquello que pudiera comprometer su salud,
- Desincentivar la participación en proyectos capacidad de decisión y participación en asuntos
éticamente cuestionables. que afecten sus condiciones de vida.
- Evitar vínculos sexuales con estudiantes, por - Queda absolutamente prohibida la realización
cuya educación y entrenamiento profesional son de cualquier acto dentro de la investigación que
responsables (Código de ética de los Antropólogos, pueda causar perjuicio a la persona.
2003). - Queda prohibido aplicar en su práctica
- El docente como asesor guardará el más profesional, tanto pública como privada,
riguroso secreto profesional de las confidencias de procedimientos rechazados por los centros
su alumno. La obligación de guardar secreto es universitariosocientíficosreconocidoslegalmente.

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- A menos que exista una limitación legal, identidad de las personas involucradas. Sólo
reglamentaria o contractual, podrá utilizar para después de haber obtenido permiso explícito se
trabajos científicos los datos que recoja o elabore publicalaidentidaddelossujetosdeinvestigación.
dentrodelaasesoríaenlaquetrabaja,resguardando - El docente debe reconocer públicamente la
la privacidad de la información. participación de estudiantes en la investigación y
- Diseñar y conducir investigaciones de acuerdo preparación de su trabajo y darle el crédito
con normas éticas y de competencia científica, adecuado de coautoría.
reduciendo la posibilidad de resultados engañosos, -Motivarlapublicacióndelostrabajosvaliosos
sin inventar datos o falsificar resultados en las de estudiantes (Código de ética de los
publicaciones. Es contra la ética la alteración Antropólogos, 2003).
deliberada de algún elemento de la experiencia que - La redacción y publicación de hechos
cambia la idea, juicio o valoración, que un revisor científicos supone autoridad para ello sobre la base
o lector pudiese tener si no hubiese ocurrido la del conocimiento del tema y que contribuye en
alteración (Sociedad de Biología de Chile, 2004). algo, sea porque aporta resultados de
investigaciones personales, o porque intenta
Ética del Docente en relación a las desvirtuar algún concepto erróneo, o por muchas
Publicaciones: otrasloablesrazones.
Instruir al alumno en que: - Cuando se cita un autor debe nombrársele
- A las publicaciones que sean producto de un expresamente, así como la denominación del libro
trabajo compartido, se le debe incluir los nombres o trabajo publicado, y si es posible el número de la
de todos los participantes y precisar su grado de página y todos los demás datos que faciliten su
responsabilidad y colaboración. identificación. La cita se hará siempre entre
- Es contrario a la ética exponer o publicar comillas.
como si fueran propias, ideas que no sean de propia - Es contrario a la ética profesional la
elaboración, o datos en cuya recolección no se haya publicación de un mismo material bajo diferentes
intervenido, sin citar con toda claridad la fuente o formas en varias revistas. Tampoco se debe
elautor. publicar un artículo en otro medio de divulgación
- Las contribuciones menores de carácter sin haber obtenido permiso del primer organismo
profesional y no profesional a un trabajo de que le dio publicación.
investigación en equipo, son reconocidas como pie
de página o en una declaración introductoria. Los Conclusión:
reconocimientos del material publicado y no La educación integral debe integrar metas, fines
publicado que hayan tenido influencia directa en y propósitos educativos dirigidos al
la investigación o publicación se harán mediante perfeccionamiento humano (Huaquin, 2002). Cada
citasespecíficas. individuo tiene su propio patrón de valores, por
- Los casos clínicos se pueden usar en la esto se hace imperativo que cada quien
enseñanza y en publicaciones, pero sin revelar la compatibilice sus valores individuales con los

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valoresexpresadosenlosprincipioséticos.Poresta de Marzo, 2004, de http//


razón, es que existe el convencimiento de que la www.colegioantropologos.cl//documentos.
educación no puede reducirse a la generación de Código de ética médica de Uruguay. [Versión
puro conocimiento. electrónica]. Extraído el 10 de Octubre del 2004,
Se considera de suma importancia la toma de de http:// www.smu.org.uy/elsmu/instituciòn/
conciencia en cuanto a que la vivencia de lo valores documentos/doc/cem.htm
(la educación, la libertad, la dignidad), es Código de ética profesional. Colegios de psicólogo
auténticamente esencial para ayudar a los del Perú. [Versión electrónica]. Extraído el 10
profesionales de la docencia a fundamentar con de Octubre del 2004, de http:// onlineethics.org/
razones de carácter ético las decisiones que han sp.
de tomar.
Código de ética profesional del abogado
Un código deontológico, en cuanto a criterio venezolano. [Versión electrónica]. Extraído el 5
ético, es estrictamente necesario para el buen de Marzo, 2004, de http://marval.tripod.com.ve.
desempeño de la profesión docente, no sólo para
Código ético del orientador educativo. (1998).
hacer uso de él en situaciones extremas, sino para
Primera edición. México: Edit. Gabriela Cabrera.
reflexionar a través de él en aquellas situaciones
diarias en las que se pueden lesionar o infravalorar Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos
Aires. Código de Ética. [Versión electrónica].
los derechos humanos (Código deontológico de la
Extraído el 12 de Noviembre, 2002, de http//
enfermera española, 2004).
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Revista Mexicana de Investigación Educativa
ISSN: 1405-6666
revista@comie.org.mx
Consejo Mexicano de Investigación Educativa,
A.C.
México

LÓPEZ CALVA, MARTÍN


Reseña de "Ética profesional y posgrado en México. Valores profesionales de profesores y
estudiantes" de A. Hirsch y R. López Zavala
Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 14, núm. 43, octubre-diciembre, 2009, pp. 1313-
1321
Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14011808015

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RMIE, OCTUBRE-DICIEMBRE 2009, VOL. 14, NÚM. 43, PP. 1313-1321

Reseña

Hirsch, A. y R. López Zavala (2008). Ética profesional y posgrado en México. Valores


profesionales de profesores y estudiantes, México: Universidad Autónoma de Sinaloa/
Universidad Iberoamericana Puebla/Universidad Autónoma de Tamaulipas/Universidad Autónoma
del Estado de Morelos/Universidad Autónoma de Chiapas/Universidad Autónoma de Yucatán.

HACIA UNA PRÁCTICA PROFESIONAL


QUE CONTRIBUYA A LA HUMANIZACIÓN
MARTÍN LÓPEZ CALVA

La ética se manifiesta para nosotros, de manera imperativa, como


exigencia moral. Ese imperativo se origina en una fuente interior al
individuo, que lo siente en su espíritu como la inyección de un deber.
Pero proviene también de una fuente externa: la cultura, las creen-
cias, las normas de una comunidad. Hay ciertamente, también una
fuente anterior, originaria de la organizacón viviente, transmitida
genéticamente. Esas tres fuentes están ligadas entre sí como si tuvie-
sen un manantial subterráneo en común (Morin, 2005:19).

El problema: profesionales humanos

E n fechas recientes he impartido una conferencia para estudiantes de licen-


ciatura de una institución privada de educación superior cuyo título, a
petición de los organizadores, fue “El profesional humano”. Al revisar el li-
bro: Ética profesional y posgrado en México, coordinado por los doctores Ana
Hirsch y Rodrigo López Zavala y estructurar la presente reseña, me vino a la
mente la paradoja que encierra el hecho de hablar de “profesionales o profesionistas
humanos”. Por un lado, no tiene sentido el enunciado porque todo profesio-
nal es humano, es más, solamente puede ser profesional un ser humano. En
este sentido, no podría decirse nada acerca del título de esta conferencia, puesto
que de hecho todos los que ejercen una profesión son humanos.

Martín López Calva es coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación en la Universidad Ibero-
americana-Puebla. Blvd. del Niño Poblano núm. 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl, 72430, Puebla, Pue.,
México. CE: martin.lopez@iberopuebla.edu.mx

Revista Mexicana de Investigación Educativa 1313


López Calva

Sin embargo, y aquí está la paradoja, vemos muchos profesionales que en


su ejercicio podemos calificar de inhumanos o deshumanizados y hablamos
también de sociedades deshumanizadas o deshumanizantes y aun de socie-
dades y grupos inhumanos.
¿Por qué enfrentamos esta paradoja todos los que pertenecemos a esta
especie “homo sapiens-demens”? (Morin, 2003). Porque el ser humano,
en tanto ser consciente –es decir, simultáneamente presente en el mundo y
presente a sí mismo– es un ser que, al mismo tiempo que es humano, tiene
que ir haciéndose humano, en tanto que, como decía Graham Greene:
“Ser humano es también un deber”.
En efecto, la paradoja del ser humano, y en ese sentido del humano que
se prepara para ejercer una profesión, es que la humanidad es al mismo
tiempo una “naturaleza” auto-eco-bio-psico-socio-organizada –algo que
nos define con relación a otras organizaciones vivas– y un desafío –algo
que nos reta cada día, cada hora, cada momento de la vida–, un rasgo y
una lucha.
En este sentido se puede hablar de un profesional humano en tanto que
está ejerciendo una profesión desde una búsqueda de cumplimiento y res-
puesta al desafío de humanización que enfrentamos todos los miembros
de esta especie.
Cabe aquí entonces la distinción de términos entre humano y humanizante,
en donde humano es todo ser que pertenece a la especie “homo sapiens-
demens” y toda actuación individual y colectiva de esta especie en el mun-
do, mientras que humanizante es todo ser y toda actuación individual y
colectiva que está buscando responder concientemente –es decir, de ma-
nera responsable y no solamente responsiva– al desafío de “continuar la
hominización a través de la humanización” (Morin, 2003).
¿Por qué iniciar la reseña del libro con esta distinción? Porque es claro
que el Proyecto Interuniversitario sobre Ética Profesional –al que convocó
y ha ido conduciendo de manera excelente Ana Hirsch Adler, del Instituto
de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM – busca
contribuir con datos obtenidos de la realidad actual de los estudiantes y
profesores de posgrado a la construcción de profesionales más humanos
en el sentido del desafío de humanizar el mundo en que vivimos, porque
tiene como supuesto implícito que es posible esta construcción y este aporte
a la sociedad actual en proceso creciente de deshumanización que predo-
mina sobre los rasgos marginales de humanización.

1314 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


Hacia una práctica profesional que contribuya a la humanización

Profesión y humanización
En el proyecto de investigación que da origen a este libro, se entiende que
la profesión es:

Una actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en proporcionar a la


sociedad un bien específico e indispensable para su supervivencia como sociedad
humana, para lo cual se precisa el concurso de la comunidad de profesionales que
como tales se identifican ante la sociedad (Cortina, 2000:15).

Esta definición tiene ya muy claramente expresada la dimensión ética que


tiene todo quehacer profesional y el sentido social cooperativo que define
toda actividad profesional. La profesión es, por definición, una actividad
ética que busca construir un bien específico en la sociedad, un bien que es
indispensable para poder llamar a la sociedad, sociedad humana. Este ejercicio
precisa el concurso de una comunidad de profesionales que se identifi-
quen, que construyan una identidad social.
Pero la realidad actual de la formación profesional tanto en el nivel de
licenciatura como en el posgrado parece ser otra. En efecto, la formación
profesional parece más bien ser parte del problema y no de la solución al
“largo ciclo de decadencia” (Lonergan, 1999) de nuestra civilización con-
temporánea.
La triste realidad de las universidades es que, como afirmaba Xabier
Gorostiaga, sj, están formando “profesionales exitosos para sociedades fra-
casadas”. En este sentido parece ser que no hay una visión ética de la pro-
fesión puesto que no se está buscando el ejercicio de una actividad social
cooperativa sino altamente competitiva y no se está orientando hacia la
construcción de un bien específico que la sociedad requiere para ser una
sociedad humana sino hacia el beneficio económico personal de los gru-
pos privilegiados que tienen acceso a una formación universitaria.
En este sentido hace falta seguir trabajando desde la trinchera académica
por construir una nueva ética profesional entendida como:

La indagación sistemática acerca del modo de mejorar cualitativamente y elevar


el grado de humanización de la vida social e individual, mediante el ejercicio de
la profesión. Entendida como el correcto desempeño de la propia actividad en el
contexto social en que se desarrolla, debería ofrecer pautas concretas de actua-
ción y valores que habrían de ser potenciados. En el ejercicio de su profesión, es

Revista Mexicana de Investigación Educativa 1315


López Calva

donde el hombre encuentra los medios con qué contribuir a elevar el grado de
humanización de la vida personal y social (Fernández y Hortal, 1994:91).

La ética profesional entendida como esta permanente indagación que bus-


ca mejorar cualitativamente el grado de humanización de la vida social e
individual o de la vida del individuo-sociedad-especie que todos somos, es
una actividad en la que la praxis profesional, así como el discurso y la
reflexión filosófica y sociológica sobre ella están inseparablemente unidos
en un “bucle”:

Actividad profesional discurso reflexión-indagación

El proyecto de investigación se ubica en el centro de este bucle al perse-


guir la indagación acerca del discurso de los estudiantes y profesores de
posgrado –todos ellos profesionales en ejercicio– acerca de lo que conside-
ran que debe ser un “buen profesional”.
¿Cuáles son, según su opinión, los cinco rasgos principales que definen
a un buen profesional? Esta es la pregunta abierta que se responde de dis-
tinta manera desde las perspectivas de los sujetos de la educación en el
nivel posgrado de las doce universidades que participan con un capítulo
en este libro coordinado por Ana Hirsch y Rodrigo López Zavala.
Las respuestas diversas parecen ser altamente coincidentes con el sus-
tento y el discurso filosófico-pedagógico-ético-social que sustentan los idearios
de cada una de las universidades y con el contexto en el que se realiza la
formación de posgrado en dichas instituciones.
Podemos descubrir entonces que, a partir de las definiciones y modelos
de cada institución, se han ido construyendo “representaciones sociales”
que identifican las respuestas de los profesores y estudiantes de cada uni-
versidad ante esta pregunta abierta.
Es así que por ejemplo, en la Universidad Iberoamericana (UIA )-Puebla
los rasgos de un buen profesional se orientan mucho hacia lo que en la
definición del proyecto de investigación se llaman: “competencias éticas”,
aunque se ubican en el último lugar las “competencias sociales”. Esto po-
dría ratificar los resultados de la investigación con egresados de la UIA -

1316 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


Hacia una práctica profesional que contribuya a la humanización

ciudad de México que realizó Muñoz Izquierdo hace unos años (2001), en
la que se muestra que los estudiantes reciben un fuerte impacto en su for-
mación profesional en la UIA respecto de los valores humanos personales,
pero no tienen suficiente desarrollo en cuanto a la valoración de aspectos
relacionados con el compromiso social y la justicia social que es un eje
fundamental en el ideario de la Universidad. Sin embargo, la definición
de competencias sociales en este trabajo se refiere más que al compromiso
social o la intervención crítica en lo social de los profesionales, al trabajo
en equipo, el diálogo, la solidaridad entre profesionales, etc. Aun así, es-
tos rasgos también tienen que ver con la capacidad de apertura al otro,
que sería un aspecto deseable en el slogan que sintetiza la misión universi-
taria: “formar hombres y mujeres con y para los demás”.
Mientras esto ocurre en la UIA -Puebla, en la Universidad Autónoma de
Chiapas, por ejemplo, las competencias con mayor valoración son las
cognitivas, seguidas de las afectivo-emocionales, en la Universidad Autó-
noma de Tamaulipas ocupan el primer lugar las afectivo-emocionales y en
la UNAM parece haber un equilibrio axiológico entre los tipos de compe-
tencias aunque también se valora mucho la cognitiva.
Resulta importante continuar trabajando en el establecimiento de com-
paraciones entre el discurso sobre ética profesional de las distintas univer-
sidades, tomando en cuenta no solamente la pregunta abierta sobre los
rasgos de un buen profesional sino también los resultados de la escala de
actitudes de la que se obtendrán datos cuantitativos que complementen lo
que se reporta en este libro.
Por otra parte, es también fundamental explicitar que la investigación
está situada en el análisis de los valores que declaran los estudiantes y
profesores de posgrado y no aporta resultados en cuanto a la ética “real-
mente vivida” por ellos. El trabajo de investigación es de cualquier modo
relevante porque, como se ha mencionado, existe una relación dialógica
indisoluble entre la praxis, el discurso y el análisis reflexivo en el terreno
de la ética profesional.

Conjunto de aquellas actitudes, normas éticas específicas y maneras de juzgar las


conductas morales, que la caracteriza como grupo sociológico. Fomenta, tanto la
adhesión de sus miembros a determinados valores éticos, como la conformación
progresiva a una tradición valorativa de las conductas profesionalmente correc-
tas. Es simultáneamente, el conjunto de las actitudes vividas por los profesionales

Revista Mexicana de Investigación Educativa 1317


López Calva

y la tradición propia de interpretación de cual es la forma correcta de comportar-


se en la relación profesional con las personas (Franca-Tarragó, cit. en Pérez, 1999:51).

Desde esta otra definición de ética profesional que cita Pérez (1999), po-
demos ver cómo la tradición práxica y discursiva de un gremio profesional
genera una “tradición valorativa” a partir tanto del ejercicio concreto de la
profesión como de la manera en que se va construyendo la interpretación
aceptada en cada gremio profesional sobre las conductas que son válidas o
correctas desde una perspectiva moral.
La ética profesional genera valores y formas de comportamiento que se
vuelven tradición y, en ese sentido, también reproduce valores y formas de
comportamiento asumidas como válidas y correctas a lo largo de la histo-
ria del ejercicio profesional de cada campo.
El análisis de las diferencias entre las distintas tradiciones valorativas
que generan diferentes criterios de ética profesional en cada disciplina o
campo de trabajo es otro elemento que se reporta en este libro que presen-
ta los resultados parciales de la investigación. En el caso de la UIA -Puebla,
por ejemplo, se detecta que no existen, en los datos cualitativos, diferen-
cias sustanciales entre los distintos departamentos académicos, lo cual pa-
rece indicar que es mucho más fuerte la “representación social” o “colectiva”
generada a partir de la definición humanista y jesuita de la universidad
que las distinciones de interpretación de la ética profesional que se hacen
en cada profesión.

Ética profesional y religación

Toda mirada sobre la ética debe percibir que un acto moral es un acto individual
de religación; religación con otro, religación con una comunidad, religación con
una sociedad y, en el límite, religación con la especie humana (Morin, 2005:1).

La ética profesional que se desarrolla y evoluciona o involuciona a partir


de las influencias del contexto social amplio está fundada como toda ética,
según Morin (2005), en una exigencia o deber de “religación”. Esta religación
se da con el mismo sujeto, con los demás, con la sociedad y también con la
especie humana. El análisis de cómo interpreta y declara cada grupo de
sujetos esta exigencia de religación y qué tipo de religación privilegia (la
individual, la de su herencia y tradición, la de la sociedad o la de la especie

1318 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


Hacia una práctica profesional que contribuya a la humanización

humana), puede fundarse en los resultados que presenta el libro en la sec-


ción de “rasgos de un buen profesional” y también, en los casos en que ya
se avanzó en el análisis cuantitativo, en los datos que arroja la escala de
actitudes aplicada en el cuestionario base del proyecto.

El problema ético surge cuando dos deberes antagónicos se imponen (Morin,


2005:47).

Sin embargo cabe la autocrítica a este proyecto y desde el punto de vista


de quien esto escribe, esta autocrítica está fincada en que la investiga-
ción no considera que existen problemas éticos que surgen cuando dos
deberes antagónicos se imponen. El profesional de nuestro cambio de
época está siempre cruzado por contradicciones que se vuelven auténti-
cos dilemas morales si toma en serio su compromiso social desde la pro-
fesión. Existen deberes antagónicos que coinciden y chocan entre sí cuando
un profesional persigue comportarse éticamente hoy. ¿Cuántas veces lo
que es mejor para uno producirá un daño a la sociedad? ¿En cuántas
ocasiones se pueden enfrentar lo que es más ético hacer visto desde la
religación social y lo que es más ético hacer respecto de la religación con
la especie humana? ¿Hasta dónde lo que hace honor a nuestra herencia
puede ser inconveniente para el propio bienestar o para la humanización
de la sociedad?
Este tipo de contradicciones no están previstas en la investigación y
constituyen un campo fértil de trabajo para futuros proyectos en esta lí-
nea. Porque la ética profesional hoy tiene que indagar más sobre las con-
ductas válidas, acerca de las contradicciones y tensiones morales que enfrentan
los profesionales en un mundo cada vez más complejo y global.

Así, como el pensamiento complejo, la ética no escapa del problema de la contra-


dicción. No hay imperativo categórico único en todas las circunstancias (Morin,
2005:47).

No hay imperativo ético único en todas las circunstancias y éste es un


segundo asunto que no está incluido explícitamente en la investigación.
El elemento de los modos de actuar en distintas circunstancias por parte
del profesional puede ser una línea de trabajo interesante como continua-
ción a este proyecto de investigación. ¿Cuáles son las contradicciones que

Revista Mexicana de Investigación Educativa 1319


López Calva

enfrentan los profesionales en un sistema que considera la estética, la co-


modidad, el confort y la ganancia económica por encima de valores consi-
derados como fundamentales en el discurso ético de las distintas tradiciones
profesionales?

El libro como producto


En las líneas precedentes se ha intentado decir algo acerca de lo que el
lector encontrará en el libro como producto. Información muy valiosa sobre
el discurso ético profesional de doce universidades, en su mayoría públi-
cas pero de regiones, tamaños y tradiciones muy diferentes. Por esta infor-
mación recopilada y sistematizada de manera muy profesional por equipos
de trabajo interesados y formados en el campo de la ética profesional, vale
la pena revisar este producto de investigación.

El libro como proyecto


Sin embargo hay un valor subyacente que es el del libro como proyecto.
Este valor es importante y debe destacarse en la presentación porque se
trata de un proyecto de investigación sustentado en mucho trabajo de re-
flexión y de aplicación en campo. El diseño de la escala de actitudes que
implicó un tiempo prolongado de trabajo de Ana Hirsch, apoyada por
eminentes académicos del campo de la educación en valores como los doc-
tores Juan Escámez y Rafaela García, es un valor que sustenta toda la in-
formación obtenida por los distintos equipos de investigación.
Preguntar a los estudiantes y profesores de posgrado sobre su interpre-
tación y percepción de la ética profesional, orientada hacia la declaración
y priorización de rasgos y valores agrupados en las competencias cognitiva,
técnica, social, ética y afectivo-emocional es una tarea que aporta infor-
mación relevante que puede ayudar a generar propuestas de formación
ética de los futuros profesionales, a nivel curricular y de prácticas docen-
tes más explícitamente orientadas hacia valores profesionales deseables.
En este rumbo se va a ir caminando a partir de los resultados que arroja
este libro y los resultados del ejercicio comparativo tanto de lo cuanti como
de lo cualitativo que se hará en este año 2009.

El libro como experiencia de cooperación


Un tercer valor agregado, muy significativo y que ha merecido felicita-
ciones de expertos internacionales en el campo de la educación y los

1320 Consejo Mexicano de Investigación Educativa


Hacia una práctica profesional que contribuya a la humanización

valores, es el hecho de que el proyecto se ha planteado como un ejercicio


interinstitucional.
Este planteamiento ha hecho el camino quizá algo más lento pero sin
duda mucho más rico y significativo que si se hubiera realizado una inves-
tigación cerrada a una institución.
En ese sentido, el libro es un producto simbólico de una experiencia de
auténtica cooperación entre quince1 universidades del país, entre quince
equipos de investigación, entre quince grupos de académicos en búsqueda
dentro del campo de la educación y los valores, en este caso, en el sub-
campo de la ética profesional o los valores profesionales. La experiencia
misma de religación profunda que se ha venido construyendo y que tras-
ciende el ámbito académico y llega a tocar la dimensión personal e interpersonal
y las posibilidades de diálogo interuniversitario es un gran valor que subyace
pero puede leerse entre líneas en el libro.
No podemos seguir formando “profesionales exitosos para sociedades
fracasadas”. Tenemos que formar “profesionales humanos”. Ésta es la tarea
y el desafío del que da cuenta el libro que, más que un punto de llegada, es
un alto en un camino que no puede ni debe dejarse de recorrer si quere-
mos tener una mejor educación universitaria para construir seguramente
no el mejor de los mundos, pero sí, en lo posible, un mundo mejor.

Nota
1
En el Proyecto Interuniversitario sobre Ética para el libro colaboraron doce de ellas con al-
Profesional participaron quince universidades, gún capítulo.

Referencias
Cortina, A. (2000). “Presentación. El sentido de las profesiones”, en: 10 palabras clave en
ética de las profesiones, Navarra: Verbo Divino, pp. 13-28.
Fernández, J y Hortal, A. (comps.) (1994). Ética de las profesiones, Madrid: Publicaciones
de la Universidad Pontificia Comillas.
Lonergan, B. (1999). Insight. Estudio sobre la comprensión humana, Salamanca: Sígueme-
Universidad Iberoamericana.
Morin, E. (2003). El método V. La humanidad de la humanidad. La identidad humana,
Madrid: Cátedra.
Morin, E. (2005). O método VI. Ética, Porto Alegre: Editora Sulina.
Muñoz Izquierdo, C. et al. (2001). Formación universitaria y compromiso social: algunas
evidencias derivadas de la investigación, México: UIA-Ciudad de México.
Pérez, I. (1999). Los valores éticos que promueven los psicólogos mexicanos en el ejercicio de su
profesión, tesis de doctorado en Investigación psicológica, México: UIA.

Revista Mexicana de Investigación Educativa 1321


CAPÍTIJLO III

LA PERSONA, SUJETO ETICO, Y SU Objetivo:


Describir el proceso de
DINAMISMO formación de la perso­
nalidad ética Señalar la
necesidad de elegir un
"modo de ser". Crear una
actitud de respon­
sabilidad.

3.1 La persona
La persona no es solamente un ser dotado de
determinadas facultades, con inteligencia, vo­
luntad libre, afectividad, referencia a los demás,
etc., sino el ser llamado a realizarse en el ejer­
cicio de sus facultades; así, la persona no sólo
nace, sino que también se hace; llamada a reali­
zarse integralmente en sus circunstancias y a
través de su propia historia.
El proceso de personalización consiste en al­
canzar un mayor grado de conciencia, responsa­

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García de Alba Morales, Juan Manuel. Ética profesional: parte fundamental (3a. ed.). México, D.F., MX: García de Alba Morales, Juan Manuel, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
Copyright © 2005. García de Alba Morales, Juan Manuel. All rights reserved.
bilidad, libertad, solidaridad, autonomía, capa­
cidad de amar, de servir, y de construirse a sí
mismo; y porque esto no se da desde el princi­
pio podemos describir al hombre como el sujeto
llamado a ser cada vez más persona. La única
manera auténtica de ser hombre es siendo per­
sona.
La condición ética del hombre fluye de su ser
personal. De tal manera se da unidad entre el ser
personal y el ser ético, que podemos hablar de
una personalidad ética. La persona es el sujeto
ético por ser consciente, libre y responsable de
la acción. No es un sujeto acabado de una vez
por todas, sino en proceso dinámico, siempre
inconcluso y perfectible.
"El modo de ser y el
modo de actuar forman El concepto de persona designa a cada hom ­
el carácter insustituible bre en la totalidad e indivisibilidad de su exis­
de una persona." Johan­ tencia corpóreo espiritual, en su referencia a los
nes Gruendel. demás
. y condicionada por el tiempo y el espa­
ClO.

Al ir haciendo propios los valores humanos, el


hombre aumenta su valía personal. Y por eso,
quien no cultiva en sí mismo los valores huma­
nos como la justicia, el amor, la compasión, el
trabajo, etc., se despersonaliza y se deshumani­
za; y esto lo hace menos valioso para la socie­
dad.
3.1.1 Persona y sociedad
"El principio, el sujeto y El medio vital del ser ético es la sociedad; y
el fin de todas las institu­
ciones sociales es y debe aunque el sujeto ético es la persona, nunca lo es
ser la persona humana." de forma aislada. La persona no existe al mar­
Juan Pablo 11 V.S. n.97; gen de la comunidad de personas. Más aún, es
Vat. II G.S.25.
sujeto ético en beneficio de la comunidad.

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Los principios, criterios y normas de acción
no son puramente individuales, están anclados
en la referencia a los demás. Y aunque existen
aspectos de la vida personal que no se refieren
directamente a lo social, sin embargo, lo que
construye a la persona éticamente la hace más
apta como ser social. Y por el contrario: la au­
todestrucción del individuo, en cualquiera de las
dimensiones de la vida, repercute en la sociedad
e impide el desarrollo de la comunidad. Se esta­ La más preciosa forma
de ser y de existir, y la
blece así una mutua vinculación: lo que favore­ más maravillosa reali­
ce a la persona construye a la comunidad; y, a dad, es la de ser persona.
su vez, el fortalecimiento de la comunidad hace
posible la realización de las personas.

3.1.2 La persona y su acción


Así como cada persona es única e irrepetible,
así lo son también todas y cada una de sus ac­
ciones. Las situaciones, circunstancias y condi­
cionamientos de la persona cambian continua­
mente y así también las de sus acciones.
Las acciones éticas siempre son acciones hu­
manas, acciones personificadas, esto es, proce­
den de un autor ubicado en el espacio y en el
tiempo y condicionado por sus circunstancias,
que son su mundo interior y exterior. A la per­
sona la acompañan siempre sus circunstancias,
sus condicionamientos y sus relaciones.
La acción en sí misma no existe, siempre es
acción de la persona, que es su principal ref e­
ren te. Hablar de las acciones éticas sin referirse,
al menos implícitamente, a la persona que las
ejecuta es una abstracción.

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El hombre va constituyendo y configurando
su personalidad, se va haciendo y construyendo
a lo largo del tiempo y de la vida. Si es siempre
el mismo, por razón de la realidad personal, no
es siempre lo mismo, porque los actos lo confi­
guran a lo largo del tiempo.
3.2 ¿Cómo se hace el hombre persona?
Del ser y de "la forma de ser" del hombre, se
sigue su forma de proceder, pero esto no impide
que la forma de proceder modifique sustancial­
mente la forma de ser del hombre.
Tienes el derecho de de­ Sus actos no solamente son buenos o malos,
cidir lo que vas a ser, y
de ser lo que decidas.
sino que lo hacen bueno o malo, lo realizan o lo
frustran. Por eso la responsabilidad principal del
hombre recae sobre él mismo: consiste en for­
jarse conforme a su más íntima vocación.
"Todos los seres sujetos La figura que en cada instante adquirimos su­
al devenir no permane­
cen idénticos a sí mis­ pone la elección de una posibilidad entre mu­
mos, sino que pasan chas. Vamos eligiendo unas posibilidades y de­
continuamente de un jando otras. Vamos decidiendo nuestro modo de
estado a otro mediante ser a partir de lo que somos y de la manera co­
un cambio que se traduce
en bien o en mal... "Juan mo actuamos. Y así, nuestra personalidad se va
Pablo II V.S. n. 71 modelando y construyendo; destruyendo, o re­
construyendo.
No sólo hay que elegir La forma de ser del hombre consiste no sola­
ser médico o ingeniero, mente en tener formas de proceder, sino en que
sino también, qué clase
de médico quiero ser.
determinadas formas son "sus formas". La per­
sonalidad se modela no sólo por lo que cada
quien hace, sino por lo que la acción modifica a
la persona.
En todo acto personal no solamente me po­
seo, sino que hago de mí lo que quiero ser. El

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García de Alba Morales, Juan Manuel. Ética profesional: parte fundamental (3a. ed.). México, D.F., MX: García de Alba Morales, Juan Manuel, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
Copyright © 2005. García de Alba Morales, Juan Manuel. All rights reserved.
acto es la acción por la que hago mío un modo
de ser personal. Yo me poseo y me hago "yo" a
través de mis actos. Lo propio de un acto perso­
nal es contribuir a la constitución de la persona.
Una opción no sólo tiene carácter personal por
derivar de una persona, sino que es constituti­
vamente personal por decidir la forma de ser
que queremos tener como nuestra.
La personalidad es el "yo" concreto según to­ Una de las formas más
sublimes en que el hom­
dos los rasgos determinados por las decisiones; bre llega a trascenderse y
pero además, no son sólo los actos que depen­ a ser más él mismo, es el
den directamente de la libertad y la inteligencia amor; porque por el amor
los que la determinan. Cada persona posee ras­ sale de sí mismo y se
entrega al otro. El verda­
gos apropiados, y rasgos naturales. Los natura­ dero valor de una perso­
les están determinados por los más modestos na lo determina su capa­
procesos vegetativos y somáticos. La herencia cidad de salir de su pro­
genética, la constitución física, la salud, condi­ pio yo e interesarse por
los demás. U na de las
cionan a la persona para que actúe de una deter­ más bellas formas de "ser
minada manera. Desde estos condicionamientos ético" es el amor.
y desde sus circunstancias la persona se constru­
ye en su unidad y hacia el futuro.
3.3 Unidad y continuidadde la persona
Hay el riesgo de juzgar los actos sustancial­
mente inconexos, como si la relación de unos
con otros, y con el sujeto que los realiza fuera
accidental para su valoración ética.
Es importante advertir que la vida ha de asu­
mirse como un todo, desde la infancia hasta la
vejez; de lo contrario, el hombre sería capaz de
vivir en fragmentos y de pasar a través de situa­
ciones que no lo tocarían como sujeto ético, y
de actuar ilógicamente, sin relación ni unión
entre los actos.

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García de Alba Morales, Juan Manuel. Ética profesional: parte fundamental (3a. ed.). México, D.F., MX: García de Alba Morales, Juan Manuel, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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101

LA LIBERTAD DE VOLUNTAD

Solo puede haber responsabilidad moral si hay libertad, veamos


pues lo que es la libertad:

Libertad significa: para Kant, "La autonomía de la volun-


tad". (2Sl

Otra definición dice: "Libertad" es la voluntad gobernado-


ra por motivos morales+" la considero como: la cuestión
real de elegir entre varias alternativas.

Es una "cuestión real" en cuanto que puede ser factible


de hacerse o realizarse, y es "elegir al intervenir la volun-
tad y al darse cuenta de que se selecciona una u otra al-
ternativa (llamado por algunos autores libre albedrío.)"

Por voluntad debemos entender una actitud o disposición


para hacer algo, o simplemente desearlo.

Ante nuestro deseo o idea de hacer algo, se presentan varias


alternativas, la más elemental es de hacer o no hacer lo
apetecido, aumentando en complejidad según sea el de-
seo y las alternativas, que se tengan. En el acto de ejecu-
tar una de las alternativas, estamos ejerciendo nuestra voluntad;
y es en esta relación de voluntad-libertad en donde surge
la responsabilidad moral de nuestra actividad.
(411 "Enea" Manual Alatorre Padilla Roberto. Edit. Porrúa. 3a. Ed1c16n 1967
Pág. 178.

Varela Fregoso, Guadalupe. Ética. México, D.F., MX: Instituto Politécnico Nacional, 2010. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
Copyright © 2010. Instituto Politécnico Nacional. All rights reserved.
102 GUADALUPE VAllELA F.

Ser responsable es tener "consciencia de ser al autor in-


contestable de un acontecimiento o de un objeto ", (42)

La libertad de voluntad surge de la situación externa del


sujeto. El individuo debe tener una acción propia es decir,
que las situaciones externas deben estar unidas a un fac-
tor interno del sujeto, y su voluntad estará en relación con
la situación externa.
"La persona no es capaz de querer fuera de la situación
interna. Su voluntad solo tiene sentido dentro de ésta; el
sujeto no es independiente de su situación, sino que debe
enfrentárselas. Lo dicho no significa que haya que convertirse
en su esclavo. Por el contrario, ha de dominarlas introdu-
ciendo en ellas su propia determinación" .143'
La libertad moral consiste en una determinación positiva,
que emane de la voluntad misma, es decir, que la deter-
minación debe hallarse dentro del sujeto.
Según Leopoldo Baeza y Aceves dice: por libertad debe-
mos entender, siguiendo la tesis kantiana: "La autonomía
de la voluntad", esto es, la facultad de automandarse y
autodeterminarse. Hay normas pero estas normas provie-
nen del sujeto mismo. Se trata pues, de una "voluntad au-
tónoma .. que deja a un lado la imposición proveniente de
factores externos (heteronomía)" .144l

Desde luego no tomamos la "Autonomía de la voluntad"


como una forma absoluta. sino relativa ya que existen factores
externos que influyen en el individuo.

(42) "El Ser y la Nada" Sartre Jean Paul. Edit. Ibero-Americana 1a Ed1c16n
1919.1 Pág. 32.
(43) García Maynes Eduardo. Eucas Edrt. Porrúa. 6a. Edicrón Pág 277.
(44) Beeza y Aceves Leopoldo. Etrca. Edil. Porrúa. Pág. 52.

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103

El hombre es libre cuando respeta la norma y los valores


"La ausencia total de leyes y normas no es libertad sino
libertinaje, lo cual no sigue ninguna norma que harán del
hombre esclavo de sus propias pasiones" .(45>
La libertad tiene normas y leyes, y no debemos omitirlas
porque al no respetarlas aniquilaríamos la libertad en sí.
En el libre arbitrio existen normas y ordenamientos gene-
rales, pero el seguirlos no significa que sea en una forma
ciega sino con plena consciencia. Y podrá aceptar o rechazar
dichos ordenamientos.
1. Distintas posiciones ante el problema de la libertad
de voluntad

1. 1 Fatalismo

En esta doctrina hay una postura de completa dependen-


cia a fuerzas superiores, la raíz del fatalismo se encuentra
en el insuficiente conocimiento científico, o en la incorrecta
solución del problema de la casualidad enfocada a causas
externas y superiores. Además el fatalismo no acepta la
libertad de voluntad.
Hay tres clases de fatalismo:(4s1
a} Mahometano

Se afirma que el efecto tiene lugar aunque se evitara


la causa, como si hubiera una necesidad absoluta.

b) Griego

Los antiguos griegos pensaban que los acontecimien-


tos humanos estaban dados por una fuerza superior.
(45) lbldem. Pág. 52.
(46) Ferrater Mora José. "Drccronano de Filosofía" Edrt. Sudamericana. 4a.
Ed1c16n, Pág. 168.

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104 GUADALUPE VARELA F.

En la tragedia de Edipo, puede notarse que a pesar de


todos los esfuerzos que se realizaron para evitar los pre-
sagios, el destino se cumplió irremisiblemente.
e). Estoico
Se obliga al hombre a aceptar el "destino" porque es
imposible resistir el curso de los acontecimientos.

1.2 Determinismo

"Es la doctrina según la cual todos y cada uno de los acon-


tecimientos del universo están sometidos a leyes natura-
les; estas leyes son de carácter causal:"?', por lo que el
determinismo se encuentra muy vinculado 'con las teorías
mecanicistas, dominantes en la ciencia del siglo XIX.
Proestley, sabio químico y físico inglés, descubridor del
nitrógeno, afirmaba en 1777, en defensa del determinismo,
que los motivos influyen en la voluntad con la misma cer-
tidumbre y la necesidad con que la fuerza de gravedad obra
sobre una piedra y que aún cuando el hombre se reproche
no haber elegido de otra manera, el examen de su conducta
demostraría que no hubiera podido actuar de otra forma.
Los que apoyan el determinismo absoluto sostienen que
todo acontecimiento tiene una causa y por consiguiente no
puede haber libertad, lo que nos lleva a negar la respon-
sabilidad moral, ya que si está predeterminada una perso-
na a actuar de una forma, no puede haber otra respuesta
posible, más que la preestablecida.

(47) Ferrater Mora José Op. cm. Pág. 109.

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105

Contra el determinismo, que niega la libertad de la volun-


tad se han esgrimido muchas objeciones, pero las más im-
portantes son las que cuestionan el principio de causalidad.
tateoría de la causalidad estricta fue apoyada en el siglo
XVII con Galileo y Newton que dieron una explicación mecánica
del universo como si fuera un enorme reloj.
Con la estadística de los gases, en la segunda mitad del
siglo XIX comienza a resquebrajarse esta forma de perci-
bir al mundo.
El golpe definitivo fue hecho en 1927 por Werner Heinseberg
(fundador de la moderna Física cuántica), mediante la fa-
mosa relación de incertidumbre o de indeterminación.
Relación que afirma: "tanto la localización como la veloci-
dad de una partícula no pueden determinarse con precisión
y que el producto de ambas incertidumbres tiene un lími-
te inferior. Dicho límite es inversamente proporcional al peso
de la partícula "'481• O sea que desde el punto de vista de
la Física mecánica clásica se podía predecir los movimien-
tos de las moléculas, pero mediante el descubrimiento de
la Física cuántica, este movimiento de las moléculas no es
predecible sino que es producto del azar.

El hecho de que el movimiento de las moléculas no sea


predecible, no significa que sean libres.
Otro caso que contradice a la Física clásica es la vida de
los núcleos radioactivos que no envejecen sino que mue-
ren súbitamente en un momento imprevisible y sin nin-
guna influencia exterior ,'?"

(48) Fnsch Otto R. "La Flsrca Atómica Contemporánea" F.C.E. Pág. 235-
237.
(49) Ibídem. Pág. 235-237

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106 GUADALUPE VARELA F.

1.3 Indeterminismo
Para los indeterministas la libertad de elección no existe,
todo es indeterminado. Los indeterministas niegan que la
voluntad está sujeta a la ley general de la causalidad, que
afirma que todo lo que acontece tiene una causa porque el
hombre no puede ser responsable por actos no necesarios.
El indeterminismo se caracteriza porque nada sucede
"obligadamente" ya que algunos acontecimientos tienen
lugar, de modo no necesario. Pero la libertad no puede plan-
tearse en el terreno de la casualidad física; la libertad parte
de la acción humana en cuanto tal, de ahí que la libertad no
debe ser considerada desde afuera sino debe ser desde
adentro donde intervienen variables como: Voluntad, inten-
ción y motivos. La causa de la acción soy yo como sujeto.
Para ellos es una determinación positiva que emana de la
voluntad misma. El indeterminismo fue introducido en el
lenguaje filosófico del siglo XVI 11, para designar la doctri-
na que niega el determinismo.
El maestro Sánchez Vázquez en su Etica, designa a esta
posición con el nombre de libertarismo.<5oi
Cabe advertir que no se debe confundir la libertad de la
voluntad con el libertinaje; la libertad es la capacidad que
tiene el hombre para autodeterminarse por la norma mo-
ral. Y por lo tanto el libertinaje no respeta norma moral.

2. Dialéctica de la libertad y la necesidad'?"


La necesidad causal la podemos definir como el conjunto
de causas y factores de carácter social y económico que
rodean al hombre.

(50) Sánchez Vázquez Adolfo. Etrca. Edit. Grualbo. Pág. 99.


(51) Respetamos la terminología por el maestro Sánchez Vázquez en su
libro Enea.

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107

Y este conjunto de factores sociales, biológicos y econó-


micos son los que condicionan al hombre.

Engels en su libro "Anti­Dútvinq" hace un análisis sobre


la dialéctica de la libertad y la necesidad que por su im-
portancia reproducimos textualmente:

"Hegel fue el primero que supo exponer de un modo di-


recto las relaciones entre la libertad y la necesidad. Para
él la libertad no es otra cosa que el conocimiento de la ne-
cesidad. La necesidad solo es ciega en cuanto no se le com-
prende. La libertad no reside en esa sonada independencia
de las leyes naturales sino en el conocimiento de estas leyes
y en la posibilidad que lleva aparejado hacerlas actuar de
un modo planificado para fines determinados".

"El libre arbitrio no es. por tanto. según esa otra cosa que
la capacidad de decidir con conocimiento de causa. Así pues,
cuanto más libre sea el juicio de una persona con respec-
to a un determinado problema, tanto más señalado será el
carácter de necesidad que determine el contenido de ese
juicio; en cambio la inseguridad basada en la ignorancia,
que elige al parecer, caprichosamente entre un cúmulo de
posibilidades distintas y contradictorias, demuestra preci-
samente de ese modo su falta de libertad, demuestra que
se halla dominada por el objeto al que debía dominar".

"La libertad consiste, pues, en el dominio de nosotros mismos


y de la naturaleza exterior, basado en la conciencia de las
necesidades naturales; es por tanto, forzosamente, un producto
del desarrollo histórico".

"Los primeros hombres salidos del reino animal eran, en


todo lo sustancial tan poco libres como los animales mis-

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108 GUADALUPE VARELA F

mos, pero cada paso dado en la senda de la cultura era un


paso dado en la ruta de la libertad" .(52>

Las necesidades propias del hombre que lo hacen "ser" y


dar el carácter humano y que son las que van a diferen-
ciar del animal. no son sus necesidades fisiológicas e ins-
tintivas (hambre, sed, sexo), sino las necesidades nacidas
de las condiciones de su existencia, como sería la necesi-
dad de trascender. de relacionarse con otros seres vivos.
el sentimiento de identidad es decir, la necesidad de for-
marse un concepto de sí mismo y poder decir "quien soy
yo", la necesidad de una orientación intelectual del mun-
do para conocer la realidad. y por último la necesidad de
arraigo para saber dónde está.Y ¿Qué es?
Concepto de Dialéctica

Dialéctica (del griego dialegomai, diálogo, razono.)

Ciencia acerca de las leyes más generales de desarrollo de


la naturaleza, la sociedad y el pensamiento; teoría y méto-
do del conocimiento de los fenómenos de la realidad en
su desarrollo, en su automovimiento, con base en sus con-
tradicciones internas.
La Dialéctica no es solo la base del conocimiento sino también
de la actividad práctica fructuosa de los hombres.
El desarrollo de la libertad se halla ligado al hombre como
ser práctico, transformador y creador. pero no del hombre
aislado sino del que vive en sociedad. por lo que la liber-
tad aumenta en grados conforme se desarrolla el hombre
como ser práctico, histórico y social.F"

(52) Engels Federico. Filosofía (esquemática del mundo, frlosofta de la


naturaleza. Moral y Derecho, Draléctrca) Colección Roca No. 8, México,
1972. Pág. 121-122.
(53) Sánchez Vázquez. Enea. Edit. Grualbo. Pag. 104-105

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109

La solución dialéctica consiste en aceptar la existencia de


las necesidades, aceptar a su es la existencia de la liber-
tad, y de esta relación de contrarios se supera con una síntesis:
"La libertad del hombre con una conciencia práctica, his-
tórica y social de sus necesidades". (531

El hombre adquiere la libertad en la medida que es capaz


de explicarse el mundo y de transformarlo. Es decir, en la
medida que es capaz de explicarse la relación causa-efec-
to.

3. Libertad de Expresión
La libertad de expresión comprende el derecho de procla-
mar "sin limitaciones, las propias ideas y creencias y opi-
niones, sobre cuestiones políticas, económicas y sociales" .<54>

El ejercicio de este derecho puede estar limitado en algu-


nos países dictatoriales, o en los sistemas democráticos
mediante leyes o códigos se sancionan como delitos la calumnia,
la difamación. el escándalo público, la instigación a delin-
quir y además por normas que dicen son para defender la
moral y el orden público.

La sociedad impone limitaciones a la libertad de expresión


en una forma muy informal pero llegan a establecerse ver-
daderos tabúes sobre algunos temas, como lo fue el sexo
en la época victoriana.

Citaremos a la Constitución Política de México: Art. 60.

"La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna


inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que

(54) "Diccronano de Socrolcqía ". Op Cit. Pág. 171.

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110 GUADALUPE VARELA F.

ataque a la moral, los derechos de terceros, provoque al-


gún delito o perturbe el orden público" .'ss1

4. Libertad de Prensa
Es la facultad de "expresar y divulgar las opiniones en forma
impresa".<ssi es una forma particular de la libertad de ex-
.,
pres ion.

Este tipo de libertad puede ser un canal de la opinión pú-


blica o también ser de propaganda y sectarismo de un grupo
social.

Esta libertad suele suprimirse en los regímenes totalitarios


en los países democráticos esta libertad puede limitarse
mediante: dificultad para el acceso de información, dificultades
tecnológicas, escasez de recursos materiales. además de
las restricciones legales que protegen la prooiedad intelectual.
la moralidad y el orden público.

En lo referente a la libertad de prensa la Constitución dice


Art. 74:

"Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos so-


bre cualquier materia, ninguna ley ni autoridad puede es-
tablecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o
impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tie-
ne más límites que el respeto a la vida privada, a la moral
y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la
imprenta como instrumento de delito" .<ssi

(55) Consutución Polltice de los Estados Unidos Mexicanos, Edit Porrúa


41a. Edicrón. 1968, Pág. 9
(56) "Drccrcnano de Socroloqla ". Op Cit. Pág. 171.

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5. Libertad de Cátedra

Es el derecho de los profesores a exponer sus temas e ideas,


sin ninguna inclinación partidarista.

El maestro como orientador de generaciones más jóvenes


debe cuidar el uso de esta facultad, pero sin que las pre-
siones por censura modifiquen sus convicciones si estas
fueran erróneas, los propios alumnos sabrán percibir esto,
así yo considero al contrario. que la libre afluencia de po-
siciones es lo que enriquecerá y proporcionará un criterio
firme y auténtico.

En el caso contrario, queriendo cuidar en exceso su "con-


taminación" ideológica, terminamos por sumirlo en nues-
tros propios perjuicios.

6. Análisis y característicasde la libertad a través de


la Historia

Para comprender mejor el problema analizaremos desde una


perspectiva histórica lo que ha entendido o sentido la gente
ante el hecho de ser libre.'571

6.1 Edad Media


Esta época se caracteriza por la ausencia de la libertad in-
dividual, todos se hallan encadenados a cumplir una determinada
función dentro del sistema social.

A cambio de esto no se encontraba solo ni aislado, ya que


tenía un "lugar" desde su nacimiento, era campesino, ar-
tesano, noble, caballero, etc. y no un individuo.

(57) "El miedo a la Libertad· Ench Fromm Edrt Pardeia. Cap 111 y IV.

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112 GUADALUPE VARELA F.

Ideológicamente no había problemas ya todo estaba resuelto


y predeterminado, los problemas científicos se reducían a
buscar en la "revelación divina" su explicación. La iglesia
proporcionaba una solución completa a la existencia del hombre.

6.2 Renacimiento
Aquí se inicia el individualismo moderno y el capitalismo
. , .
como sistema econormco.

El hombre es dejado solo, todo depende ahora de su pro-


pio esfuerzo y no de la seguridad de tener una posición,
con esto gana en libertad, merced al papel activo e inde-
pendiente que ejerce el nuevo sistema, pero a la vez se
libera de los vínculos que le otorgaban seguridad y senti-
miento de pertenencia. La vida ya no transcurre en un mundo
cerrado, cuyo centro es el hombre, el mundo es ahora ili-
mitado y al mismo tiempo amenazador.

A diferencia de la Edad Media, ya no posee una respuesta


a las preguntas sobre la vida, es asaltado por la duda de
sí mismo y del fin de su existencia.

Se haya amenazado por fuerzas poderosas y supranaturales:


el capital y el mercado. Su relación con otros seres huma-
nos (competidores) se torna lejana y hostil.

Está libre y solo, amenazado por todos lados.


6.3 La Reforma
Surge como una nueva orientación religiosa para dar solu-
ción que no puede dar la religión tradicional, para hacer frente
al sentimiento de inseguridad creados por el nuevo siste-
ma.

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113

El protestantismo destruye la confianza del hombre en el


amor incondicional de Dios. le enseña a despreciarse y a
desconfiar de sí mismo y de los demás.

Critica al poder diciendo que no se justifica por el hecho


de existir, sino que debe ir acorde con principios morales.

Enseña que si se reconoce plenamente su impotencia y la


maldad de su naturaleza y se entrega a una incesante ac-
tividad puede superar las dudas y la angustia.

6.4 Epoca Moderna


El nuevo sistema significó un avance para el hombre que
al enfrentarse a su libertad empezó a observarse objetiva-
mente, despojándose progresivamente de las ilusiones, aumenta
la libertad política (democracia), y se crean nuevas posibi-
lidades de progreso económico.

Pero también produjo consecuencias negativas al hacer a 1


individuo más solo y más aislado con un sentimiento de
insignificancia e impotencia.

En el pensamiento filosófico se puede notar en algunos casos


un doble atributo de la libertad, por una parte como un gran
don conquistado y por otro como una fuente de angustia.

Así por ejemplo Kant y Hegel establecen como postula-


dos centrales de sus sistemas la autonomía y la libertad,
sin embargo los dos filósofos subordinan al individuo a los
propósitos de un estado todopoderoso.

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114 GUADALUPE VARELA F

7. La libertad desde el punto de vista del Psicoanáli-


sis humanista.
"La existencia humana y la libertad son desde un princi-
P io in separables". 159>

Hay que señalar dos diferentes significados de la palabra


libertad; "libertad de" esta es la libertad de restricciones
y limitaciones externa e interna, y "libertad para", la ca-
pacidad para aspirar a una libertad positiva para conseguir
la realización completa de las propias potencialidades.1591•

La libertad positiva que es la actividad espontánea de la


personalidad integrada. Para Fromm ser libre es ser capaz
de elegir entre alternativas reales. La verdadera libertad consiste
en tomar en cuenta las condiciones que vivimos, y esta li-
bertad la obtenemos a través de la conciencia de nuestras
acciones y de sus consecuencias.

Este tener consciencia de nuestras acciones implica tener


responsabilidad de ellas. La acción se refiere al ejercicio
de la propia y libre voluntad pero no simplemente el "ha-
cer algo" sino es la acción creativa espontánea y solo es
posible si el hombre no reprime las partes esenciales de
su yo.

La espontaneidad entendida como la capacidad de sentir


y pensar lo que realmente le pertenece al individuo. Los
componentes fundamentales de la espontaneidad son el amor
y el trabajo: el amor como una relación activa y creadora
del hombre con el prójimo, consigo mismo y con la natu-
raleza.

(58) Fromm Ench. Miedo a la Libertad. Ed1t. Pardos.


(59) Bernard l.andis and Edward S. Tauber. In the Name of Life. Essays rn
honor of Erich Fromm. Ed1t. Halt Rrbehrt. W1nston.

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115

En la esfera del pensamiento se manifiesta en la comprensión


adecuada del mundo por la razón. En la esfera de la ac-
ción se manifiesta en el trabajo productivo (arte). En la esfera
del sentimiento se expresa en el amor.16ºl

El trabajo como creación en el hombre. Se trasciende y se


eleva por encima de la pasividad de su existencia hasta llegar
a la esfera de la iniciativa y de la libertad.

Fromm parte del análisis de las pasiones fundamentales


del hombre y señala: "que no están enraizadas en sus ne-
cesidades instintivas, sino en las condiciones específicas
de su existencia humana, en la necesidad de hallar una nueva
relación entre el hombre y la naturaleza" .<60l

"El rechaza el concepto tradicional de una naturaleza fija


en el cual tantas formas de autoritarismo se han basado,
y también rechaza la idea más reciente de que el hombre
no posea siquiera naturaleza humana innata, ninguna. Más
bien, la naturaleza humana es vista como paradójica y dialéctica;
dentro de este contexto define la libertad como una for-
ma de vida y de amor por la vida. más que una teoría por
la vida". tan

En resumen: el individuo se realiza a través de su activi-


dad y de ese modo se relaciona con el mundo, compren-
diéndolo y así adquiriendo seguridad. Ser libre es ser consciente
de sí mismo como individuo activo y creador. Es la reali-
zación de las potencialid.ades es estar en armonía con el
.
universo.

(60) Fromm Ench. Psrcoanálrsrs de la Sociedad Contemporánea F.C. E. Pág.


8
(61) Ensayo en honor a Errch Fromm. Por Ramón Xrrau.

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MORAL Y ÉTICA

Las dos palabras son consideradas, por lo general,


. , .
como sinorurnos.

ÉTICA

deriva del griego

Ethos

Moralis
deriva del latín

MORAL

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En su significación mas antigua, Ethos indica
la morada, la residencia, el lugar donde se habita;
. ., , '
posteriormente, en su acepc1011 mas corriente,
tiene el significado de modo de ser, carácter: es
decir, modo de actuar acuñado por el hábito (y
éste nace, como ya decía Aristóteles, por la repeti­
ción de actos iguales).

Aunque las dos palabras ­ética y moral­ sue­


len ser empleadas indistintamente, moral en efec­
to,
,
se refiere más precisamente al asunto de la
Etica, es decir a la moralidad, al conjunto de nor­
mas de acuerdo con las cuales los hombres orien­
tan sus vidas.

Hechos morales son tanto los de la conducta


y vida interior de cada ser humano individual ­en
tanto persona responsable­, como los que se vin­
culan a fines, normas y conductas de gi.upos e
instituciones.

La palabra ética, e11 cambio, alude más b1e11 al


planteo y tratamiento ­teorizaciones y especula­
cienes­ sobre los actos morales. La ética, pues, se
oct1pa de los objetos morales en todas sus formas
y, definida especialmente como rama de la Filo­
sofía, puede caracterizársela como la disciplina
q11e indaga la esencia, valor y fines de lo moral.

Colegio24hs. Moral y ética. Buenos Aires, AR: Colegio24hs, 2004. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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Las teorías éticas están construidas para ayu­
darnos a comprender los hechos morales: procu­
ran descubrir los principios implícitos en la vida y
en la acción moral. En tanto tiene por finalidad
proporcionar una teoría completa de lo moral, la
ética o filosofía moral puede caracterizarse sucin­
tamente como el tratamiento teórico de los
fenómenos morales.

El término moral hace referencia al "conjunto


de prescripciones admitidas, en una cierta época y
en una sociedad determinadas". La ética en tanto
disciplina crítica que se ocupa de lo moral, ha
recibido también algunas veces la denominación
de Teoría de las costumbres. Kant 1 dice en el
prologo a su libro "Fundamentación de la metafi­
sica de las costumbres"

1 Kant, Immanuel (1724­1804) Filósofo alemán y uno de los


que mayor influencia ha tenido en la historia del pensamiento.
Nació en Konigsberg. El sistema filosófico de Kant recibe el
nombre general de «criticismo» o «filosofía crítica» y se halla ex­
puesto, sobre todo, en las tres obras fundamentales de la Crítica de
la razón pura, Crítica de la razón práctica y Critica del juicio.

Colegio24hs. Moral y ética. Buenos Aires, AR: Colegio24hs, 2004. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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La filosofía formal se llama Lógica, la filosofía mate­
rial, en cambio, que tiene referencia a determinados obje­
tos y a las leyes a que éstos están sometidos, se divide, a su
vez en dos. Porque las leyes son: o leyes de la naturaleza, o
leyes de la libertad. Las ciencia de las primeras se llama
física; la de las segundas, ética. La primera suele también
llamarse teoría de la naturaleza; la segunda, teoría de las
costumbres.

Debe distinguirse sin embargo la ética como


disciplina filosófica de la ética en tanto estudio
puramente descriptivo de la conducta humana, es
decir, en tanto costumbres y de las representacio­
nes morales de los pueblos y sociedades, con in­
dependencia de los juicios de valor que puedan
merecer esos hombres, en cada caso, e11 razón de
sus
,
conductas. Suele llamarse a esta disciplina
Etica descriptiva.

La naturaleza de la ética y su objeto como


disciplina filosófica es cuestión que ha sido y aún
es muy debatida. Si bien Sócrates, como ya lo
señalaban los antiguos, introdujo el tema ético en
la filosofía, fue Aristóteles el que sistematizó por
primera vez un estudio de las cuestiones éticas.

Colegio24hs. Moral y ética. Buenos Aires, AR: Colegio24hs, 2004. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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Finalmente, podemos decir que la ética 110 enseña
juicios acabados sino cómo juzgar.....

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1

I I

('i~'i)
RELACIONESENTRE EDUCACIONY ETICA
·UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PEDAGOGÍACRÍTICA·
Fecha de recepcíón: 14-06-04
Fecha de aceptación: 23-07-04

NORA ÜVELAR PEREYRA


novelar@cantv.net
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

Resumen
Concebimos las relaciones entre educación y ética como relaciones complejas, históricas e ideológicas, en las que la ética se entreteje con la
educación para impregnarta de un sentido de humanidad y condicionalidad social e histórica que le exige la formación de los sujetos como ciudadanos
en la lucha por la realización de proyectos sociales emancipatorios de carácter democrático.
Desde la Pedagogía Crítica, la libertad y la autonomía que emanan de la vocación de libertad, de ser más y de trascender del ser humano, serían
ejes pivotantes de una formación ética-crítica y problematizadora que fortalezca a los sujetos contra la manipulación y los impulse a la acción •
transformadora. También es indispensable el rescate de la dignidad y el respeto por sí mismo y por los demás, lo que en el ámbito educativo conlleva
o
-
la necesidad del diálogo, de nutrir la confianza, y de incentivar el desarrollo de capacidades, actitudes y conocimientos que permitan el ejercicio pleno
de una ciudadanía democrática en la conquista, defensa y ampliación de los derechos sociales para todos los que habitan nuestras naciones
latinoamericanas. ..
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Palabras clave: educación, ética, libertad, dignidad, ciudadanía </)
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en
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Abstract e
RELATIONSHIPS BETWEEN EDUCATION AND ETHICS
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a:i
­AN APPROXIMATION FROM CRITICAL PEDAGOGY­
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We perceive relationships between education and ethics as complex relationships, historical/y and ideo/ogical/y. in which ethics intertwine with o
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education and impregnate it with a sense of humanity and social and historie conditioning in the formation of subjects as citizens in the fight for the :::>
rea/ization of emancipatory social projects of a democratic nature. ·-u1­
From Critica/ Pedagogy, the freedom and autonomy that derive from the vocation of /iberty, of being more and transcending the human being, are o:::
the pivoting axis of an ethic­critica/ and prob/ematical formation that strengthens subjects against manipulation and impulses them towards transforming <t.
action. lt is a/so necessary to rescue self­dignity and self­respect, as wel/ as dignity and respect for others, which in education implies the need far ~
dialog, nurture trust and incentive the development of ski/Is, altitudes and know/edge that al/ow a ful/ action of democraticcitizenshipin the conques!, ...i
u
defense and broadening of social rights for everyone who Jives in our Latin­American natíons. ::>
Key words: education, ethics, freedom, dignity, and citizenship.
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Rivas, Pedro José, and Ovelar Pereyra, Nora. Relaciones entre educación y ética. Caracas, VE: Red Revista Educere, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
Copyright © 2005. Red Revista Educere. All rights reserved.
ArUculosíi
Esta ética no la entendemos como una ética abstracta,
formal o ahistórica. Por el contrario, considerarnos que la
ética está preñada de historia, de la historia de los seres
humanos concretos y reales en movimiento de valores,
creencias y costumbres que se entremezclan en el vivir de
­ , los hombres y mujeres. Una ética cuyos principios, valores
No hay posibilidad de que pensemos en un manana, mas
y patrones de comportamiento se configuran en
próximo o más remoto sin que nos encontremos en un
determinadas circunstancias económicas, políticas y
proceso permanente de "emersián" del hoy, mojados por
culturales, en las relaciones sociales de los su jetos y en las
el tiempo en que vivimos, tocados por sus desafíos,
relaciones históricas que se dan entre conocimiento y
estimulados por sus problemas, inseguros ante la
poder. La educación, en este sentido, exige la práctica del
insensatez que anuncia desastres, arrebatados de justa
diálogo reflexivo en el que se cuestionan los conocimientos
rabia ante las profundas injusticias que expresan, en
y las "verdades recibidas" y se los enfrenta a ~as
niveles que causan asombro, la capacidad humana de determinaciones e influencias emanadas de la clase social,
transgresián de la ética (Freire 2001, p. 129) raza, género, momento socio­histórico o relaciones de
poder.
os tiempos que vivimos nos golpean con Estos hombres y mujeres tampoco los concebirnos
hechos que por su crudeza, m uy como personas "en abstracto", aisladas de su convivencia
frecuentemente sacuden nuestras con los otros seres humanos, sino corno seres sociales, que
conciencias y hacen que se levanten se constituyen en ciudadanos integrantes de una sociedad.
voces que claman por un rescate de Es justamente ese carácter social, lo que constituye una
valores y por el desarrollo de una dimensión sustantiva de lo que representa el ser humano y
formacián ética y moral en la práctica
ético al que hacernos referencia. Es un ser de relaciones
educativa que impulse a retornar los que no está en el mundo, sino con el mundo, y donde,
cauces de una humanidad que parece por como dice Freire < la asunción de nosotros mismos no
momentos haber perdido el rumbo significa la exclusión de los otros. Es la otredad del no yo
marcado por las tendencias de racionalidad técnico­ o del tú, la que me hace asumir el radicalismo de mi yo>
instrumental. que­como lo señala muy acertadamente Henry (1997b: 42).
Giroux ( 1998)­desinoralizaron y despolitizaron las relaciones En ese entramado histórico y real de los seres
entre ética, sociedad y educación'. Las reflexiones sobre estas humanos en tanto que ciudadanos, que cohabitan en ciertos
relaciones reaparecen entonces con fuerza en el proscenio de espacios geográficos y culturales, que se relacionan de unas
lo social y educativo, tanto en el plano discursivo corno en el
determinadas maneras y que asumen una postura y una
de las políticas que rigen las prácticas educativas. lucha por un determinado tipo de sociedad, se inscriben los
Sin embargo, esas reflexiones no se generan ni se conciben ciudadanos de los cuales emana el discurso ético o, más
de una sola manera: ellas están signadas por la matriz epistémica bien , los discursos éticos, actuados y vividos por sus
de la cual emergen y en consecuencia están impregnadas por protagonistas, los cuales se hacen presentes en la relación
una específica concepción y forma de practicar la educación y fundamental entre educación y sociedad.
la ética. En nuestro caso, la reflexión la realizamos desde la
Toda práctica educativa está perineada por una
Pedagogía Crítica o radical, la cual por una parte, refrenda u.na necesaria eticidad; ella se desprende de una concepción
concepción de la educación como proceso complejo, sobre el ser humano como persona, como ser ético, histórico,
multidimensional, social, histórico e ideológico orientado a la con vocación de ser más y con capacidad de trascender, tal
formación de los seres humanos y, por otra parte, refiere a una como nos lo plantea Freire en sus obras:
noción de ética con sentido equivalente al de "humanidad", una
ética que alude en forma preeminente a la condición de "ser Es que estoy absolutamente convencido de la
humano", Considerarnos que es dentro del horizonte de los
, . naturaleza ética de la práctica educativa, en
hombres y mujerescomo seres humanos.personas, seres éticos, cuanto práctica especlficamente humana ... No
que todo pensamiento y acción educativa se despliega. En efecto, podemos asumirnos como sujetos de la
la ética atraviesa la praxis educativa y la imprime de sentidos, búsqueda, de la ruptura, de la opción como
valores, acciones e, incluso, de contrasentidos, cuestionamientos sujetos históricos, transformadores, a no ser que
e incertidumbres que acosan esa práctica educativa y la sacuden nos asumamos como sujetos éticos ( 1997b: 19)
según el momento histórico.

L¡ ~~~ NOAA OVELAR PEREYRA: RELACIONES ENTRE EDUCACIÓN Y ÉTICA-UNA APROXIMACIÓN ...

Rivas, Pedro José, and Ovelar Pereyra, Nora. Relaciones entre educación y ética. Caracas, VE: Red Revista Educere, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
Copyright © 2005. Red Revista Educere. All rights reserved.
ArtículosJi
Una vocación de ser más que constituye la vocación es de naturaleza ética: el grave atropello a la
ontológica de mujeres y hornbres que se concreta en el justicia que representan las políticas
proceso histórico, en la lucha por conquistar una sociedad neo/ibera/es que han agobiado a las clases de
democrática que garantice entre otras libertades, la libertad menos recursos i, . .), reducción del gasto social;
de trabajar, de disentir, de ser. Estarnos hablando de una aumento de impuestos indirectos, lo que agrava
persona, sujeto histórico que "está siendo", que piensa, aún más la naturaleza regresiva de las
se comunica y que al ejercer su voluntad de trascender y estructuras impositivas, el congelamiento de
realizar sus sueños, es capaz de carn biar­se y rnod ificar su sueldos y salarios, desempleo y subempleo (p.
entorno. 184) (las negrillas son nuestras).
En esta reflexión sobre las relaciones entre educación
y ética compartimos la creencia sobre la presencia de valores Ahora bien, no se trata de una ética del individuo
en todo proceso educativo. Es por ello que, la educación aislado, sino una ética que ­en el sentido orteguiano­ se
crítica tal como se asume en estas líneas tiene como tarea hace cargo de sí y de sus circunstancias. Hay un sentido de
ineludible explicitar los valores presentes en ella, reconocer responsabilidad sobre la propia historia tanto individual •
cuáles guían la conducta de los que en ella participan para como colectiva, que demanda la acción protagónica de los
reflexionar críticamente sobre ellos y sobre cómo son sujetos con respecto a la conservación o transformación de
vividos dichos valores. sus circunstancias de vida.
Esos valores se entretejen, adernás, en una dinámica Asimismo, es importante reconocer que la apropiación
histórica y concreta, la de los seres humanos que de valores por parte de los sujetos no es producto de
constituimos estas sociedades latinoamericanas discursos o de mensajes transmitidos bien sea en la
caracterizadas ­entre otros rasgos­ por desfases en el educación formal o informal. Tanto los valores corno la ética
crecimiento econórnico, debilidad institucional, y por la que expresa una persona en su vida, son adquiridos en su
existencia de una inrnensa mayoría de la población en experiencia vital, fundamentalmente a través del "modelaje"
condiciones de pobreza. Por ello es que no puede hablarse de personas cercanas (padres, educadores, arnigos) que
de una ética ahistórica, sin referentes concretos, sin tornar marcan de una cierta manera, su pensar, sentir y actuar. La
una postura en relación con las injusticias que se viven a ética se despliega en el modo de vida que se hace sentir en
diario en nuestros pueblos. Por el contrario, la ética desde la familia, en la comunidad, en la escuela, y también en la
la Pedagogía crítica es una ética histórica, concreta, sociedad de la que se forma parte. Tiene que ver con el .
comprometida y vinculada con proyectos emancipatorios sisterna de creencias que prevalece en un momento histórico Ñ
.,
de carácter dernocrático. La ética entra, de esta rnanera, a dado, con las norrnas y forrnas de respetarlas que se siguen z;

desempeñar un papel significativo en la práctica educativa, en diferentes instancias sociales, y /o con la manera en que o
1z;
un papel que no es neutro, sino comprometido con una las personas y la sociedad en su conjunto, asumen <t:
opción de ser humano y de sociedad, opción que es sin duda determinados valores en la vida personal, laboral y •
alguna, histórica, ideológica y política. Es en esta dirección ciudadana. No sólo eso, sino que además los valores están
que se manifiestan Giroux y Me Laren (1998) cuando irnpregnados por las emociones con las cuales los hemos
definen la educación: «como un emprendimiento ético y vivido. En efecto ¿es que podemos hablar del valor de

­
z;
"

dador de poder, dedicado a estimular la democracia, a honestidad en nuestras vidas, sin recordar la vez aquella (1)
(1)
ampliar la justicia social y a construir un orden social más que una madre o un abuelo devolvió un dinero que la cajera •
equitativo> (p.15) del banco le había dado de más? ¿Es que se puede "formar" en
o
De lo que se trata es de una educación y ética radical en solidaridad con discursos o lecciones en clase, si nunca Q

hemos visto a alguna persona próxima a nosotros, siendo


que se apropie de su sentido histórico y que se comprometa
­caa:::
~

con la democracia, justicia e igualdad; lo cual implica, por solidaria con otra, ayudando a otra sólo por apoyarla? En
una parte, la protesta contra prácticas ideológicas y sociales un caso reciente y conocido por todos nosotros: el deslave <t
que refuerzan mecanismos de poder y dominación en la vida de Vargas ¿cótno se manifestó el valor de solidaridad en el en
o
..J
escolar y cotidiana y, por otra parte, incentivar la pueblo venezolano?, ¿es que esa solidaridad surgió de la :::>
construcción de una visión de democracia entendida como nada o por los llamados que hicieran el gobierno, las ·-u....
lucha por la ampliación de los derechos de todos a una mejor instituciones o algunas personas?, ¿no será más bien que a:::
<t
.
calidad de vida. Así lo apunta Carlos Torres (2001) cuando ese valor forma parte de la cultura venezolana, ha sido ~
rnanifiesta que (en el papel desempeñado por la educación "modelado" en nuestro contexto farniliar y comunitario y ~
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en la lucha contra la pobreza uno de los problemas ...): estaba ya incorporado en la vida de las personas? Y por otro o
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Rivas, Pedro José, and Ovelar Pereyra, Nora. Relaciones entre educación y ética. Caracas, VE: Red Revista Educere, 2005. ProQuest ebrary. Web. 3 February 2017.
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