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Isaías 26
3Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti
ha confiado.
4Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los
siglos.
Introducción
“Podemos estar en paz, pero no tener paz”
Jesús dijo;
“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo” Juan 14:27
El tiempo y la época que nos ha tocado vivir es una donde abunda la paz del mundo, pero
escasea la verdadera paz, la que ofrece Dios. Jesús nos dejó dicho que el mundo ofrece
paz, pero que la paz que él ofrece es mucho mejor. Vemos entonces que en el sistema en
que vivimos hay dos tipos paz trabajando, la del mundo y la de Dios.
Desarrollo
Jesús nos dejó algo que tiene más valor que el oro puro, nos dejó su paz. ¿Cuántas
personas están enfermas por el estrés, cuantas padecen por salud mental? Muchas almas
están agobiadas por la falta de esta paz, que Dios ofrece gratuitamente.
Pensemos por un instante en la paz de Jesús. Dice la Palabra que mientras los discípulos
estaban trabajando afanosamente por mantener la barca a flote, Jesús dormía (Lc.8:23-
25). Jesús, en medio de una tempestad podía dormir, aun cuando los que estaban a su
alrededor estaban desesperados. Esa es la paz de Jesús, la que nos ha dejado para que la
disfrutemos.
La paz del mundo está condicionada a las circunstancias, la paz de Dios es eterna.
En Lc.8:23-25 el Señor nos quiere mostrar sobre su paz. Cuando los discípulos vieron que
no podían hacer nada para salvar sus vidas de un naufragio seguro corrieron donde
Jesús. Debemos prestar mucha atención a las acciones de Jesús y a sus palabras. Lo
primero que hizo fue calmar la situación. Aun cuando lo despertaron en una forma
abrupta, él conservaba su paz. Lo segundo que hizo fue hacer una pregunta: 25Y les dijo:
¿Dónde está vuestra fe? Esta pregunta es clave para poder recibir y entender la paz de
Jesús. La paz de Jesús se recibe en fe, creyendo que Dios es superior a cualquier
situación. No podemos esperar tener la paz de Jesús tan solo por confesarlo. Es
necesario tener fe, y la fe viene por oir, por oir la Palabra de Cristo (Rom 10:17)
He oído a muchos ilustrar el evento donde Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac. En sus
relatos dicen que, aun cuando la Biblia no nos dice cuál fue la reacción de Abraham ante el
pedido de Dios, ellos piensan que su reacción fue de batalla y lucha porque nadie
sacrificaría a su hijo sin sentir angustia.
En lo personal, y después de haber estudiado este tópico del que estoy hablando pienso
que si la Biblia no nos dice nada con respecto a la reacción de Abraham es por qué no
hubo ninguna. Sé que son palabras fuertes, pero tengo mi base para pensar así. No
debemos olvidar que Abraham es conocido como el padre de la fe (Ro.4:11-12;16). El
paso que dio lo dio en fe creyendo que Dios era poderoso para levantar a su hijo de entre
los muertos (He.11:17-19). El verso 19 lee “pensando que Dios es poderoso para levantar
aun de entre los muertos” Este es el testimonio que la misma Biblia ofrece de Abraham,
dejándonos saber qué había en su mente en los momentos del pedido de Dios.
La paz de Jesús es sostenida por la fe en él y su palabra. De igual forma Abraham se
sostenía en fe en la palabra que Dios le había dado respecto de su hijo.
Esa es la clase de paz que Dios nos está ofreciendo. Una paz inquebrantable, capaz de
permitirnos dormir aun en medio de la peor tormenta, la que amenaza con llevarnos a
naufragar.
Debemos notar algo interesante en relación a la paz de Dios. Dijimos que por ser de Dios
es eterna. Esto es tan cierto como Dios mismo. Cuando Cristo ofrece su paz la ofrece sin
limitaciones. En él no existen limitaciones, pero en nosotros sí.
Como seres humanos, nuestra primera reacción no siempre es de paz, sin embargo, al
acudir a nuestro Creador y derramar nuestra alma a Él, reclamando las promesas divinas,
confiando en su Palabra de la cual nos hemos llenado, nuestra actitud cambia, nuestra
alma se llena de paz.
Dios no quiere que nosotros suframos como los del mundo. Él tiene para nosotros vida y
la tiene en abundancia. Esa vida abundante incluye la paz que sobrepasa todo
entendimiento.
Juan 16:33
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis
tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Conclusión
Toda esta paz nos es provista única y exclusivamente “en Cristo Jesús.” Jesús
es el que dijo, la paz os dejo, mi paz os doy. Él es el poseedor de ella y nos la da
a nosotros sus hermanos. Hay dos razones por las cuales no podrás
experimentar esta paz. La primera es porque no has recibido a Cristo como tu
Salvador. Si no lo has hecho, hoy es un día precioso para hacerlo. La segunda
es que si has recibido a Cristo como Salvador, no estás en unidad con Él.
Recuerda, Cristo pagó el precio en la cruz para que tú y yo vivamos en paz aun
cuando haya tempestades. Es un acto de tu voluntad, escojamos la mejor parte.