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Las voces

de las
naranjas

Barbara Martinangeli

Edición Independiente
BARBARA MARTINANGELI
Las voces de las naranjas. — 1a ed.
Buenos Aires, 2019

Contacto con la autora:


Mail: barbaramartinangeli@gmail.com
Facebook: Barbara Martinangeli
Whatsapp: +5491134922165
Blogger: nuestrocuadernodevida.blogspot.com

Diseño & Edición: Barbara Martinangeli


Este es un libro digital ofrecido por mí de manera
abierta a cambio de una donación o aporte voluntario.

Lo siento como un aporte para la humanidad que nace


de un deseo de dar a conocer mi trabajo y también de
poder obtener a través del mismo los recursos
financieros necesarios para mi subsistencia y sostén.

Confiando en el buen criterio y la buena voluntad de


quienes lo lean, lo hago público de esta manera, para
facilitar el acceso de quienes lo requieran y para hacer
crecer y expandir la creación que surge como
manantial desde mi corazón.

Al final de la obra encontrarán los datos para hacer el


depósito o transferencia de lo que consideren, puedan
o deseen aportar para apoyar esta labor.

Quienes lo sientan también pueden compartirlo con


otras personas y así ayudar en este crecimiento.

Con fe y alegría, nos abrazo fuerte y en entrega.

Barbara
Introducción

A finales del año 2017 comencé a sentir un fuerte llamado


hacia el movimiento conocido como “pranismo” o “vivir de
luz”. Advertía en mi interior una fuerte necesidad de
experimentar aquello de lo que bastante había escuchado y
que llamaba con potencia mi atención.

Durante un ayuno de agua de 9 días en el mes de octubre


de ese mismo año leí varios capítulos del libro “Vivir de luz”,
escrito por Jasmuheen, conferencista especialista en temas
de espiritualidad, meditación y metafísica nacida en
Australia y gran difusora del estilo de vida “pránico” desde
1993. Este libro despertó en mí una mayor comprensión, y
amplió mi entendimiento y conocimiento acerca del
movimiento y de lo que significaba. Luego, a fines de
diciembre, y también durante un ayuno (40 horas seco + 44
horas de agua), y finalizando con la lectura y el estudio del
libro, decidí que sería “bueno” para mí realizar un proceso
de 21 días tal y como allí se describe. De más está decir
que la experiencia superó absolutamente cualquier
expectativa o visión que haya podido tener acerca de lo que
sucedería antes, durante y después de esta iniciación, y
también modificó bastante mi definición de la palabra
“bueno”.

Aproximadamente 30 días después de ese último ayuno, a


finales de enero de 2018, viajé a Espacio Aven para vivir la
experiencia en un contexto de naturaleza, internada en la
selva misionera y alejada de la ciudad y de varios de sus
recursos (electricidad, agua de caño, gas natural, internet,
etc.).

Ya desde hacía bastante tiempo mi cuerpo-ser me hacía


notar su deseo de disminuir al mínimo la cantidad de
alimentos que ingería. Había pasado por varios ayunos
cortos, la mayoría de agua y venía también realizando
varias prácticas de desintoxicación, como los períodos de
sólo fruta o sólo crudos y también ayunos intermitentes
(comer sólo en un período corto de tiempo en el día, por
ejemplo, entre las 4 de la tarde y las 10 de la noche).

Desde que comencé a interiorizarme en las cuestiones de la


alimentación sentí que era muy probable que en algún
momento de mi vida dejara de ingerir alimentos por la boca
y mi nutrición se volcaría hacia el “respiracionismo”. Era una
gran certeza, aunque desconocía el momento en el que iba
a suceder y la manera. Era más bien una simple cuestión de
visión y de inspiración intuitiva, como el tema de la escritura
y de la difusión y comunicación de las sabidurías y
conocimientos que recibo por distintos canales o vías desde
2014/2015, momento en el que aconteció mi “gran despertar
espiritual”.

El domingo 28 de enero fue el primer día de ayuno seco,


dando comienzo a esta etapa de desintoxicación, de gran
cambio y de purificación. Siguiendo las indicaciones del libro
fui reconociendo los distintos ciclos por los que pasaba, el
tipo de pensamientos y emociones que tenía y los
despertares espirituales que atravesaba.

Debo decir que todo el proceso de iniciación fue vivido en


gran armonía, libertad y liviandad, y que si bien hubo
momentos que se sintieron más “cuesta arriba”, el resultado
final fue tan profundo y satisfactorio que hizo que todo lo
que pudiera haber acontecido valiera absolutamente el
esfuerzo.

Durante la tercera semana de este viaje interno me


comencé a preguntar acerca de mi propósito en esta vida, si
es que existía y, en ese caso, cuál era. En esa época tenía
una visión un poco más chamánica y terapéutica de la
“misión”, debido a la gran cantidad de informaciones que
recibía hace algunos años en estos campos (mensajes de
las plantas, contacto con seres de luz y maestros
ascendidos, canalización de informaciones y demás), mas
siempre sentía la escritura como una constante, de hecho
ya había publicado mi primer libro, y de hecho también
cuando alzaba la cabeza hacia lo alto preguntando acerca
de “el propósito”, instantáneamente sentía ganas de escribir
o de cantar, algunas veces también de danzar, aunque
muchísimas menos. La expresión oral y escrita ha sido el
camino por el que he elegido, y sigo eligiendo, manifestar la
realidad del amor infinito y universal en este planeta, hasta
ahora.
Poco me sorprendió el hecho de que unos días después de
cuestionar al ser y a la existencia toda acerca de mi
propósito de vida, comenzara a sentir ganas de escribir.
Apareció un estilo de escritura diferente, hasta ese
momento por mí desconocido, una forma de poesía singular
que se mostraba sencilla y que hacía nuevo sentido a la
manera de entender y de interpretar la “realidad” que del
proceso nacía.

Así fue surgiendo “Las voces de las naranjas”, nombre que


se relaciona con el hecho de que durante esos días finales
sólo ingería jugo de naranjas diluido con agua; y también
como parte de un sentir, una sensación de que eran las
naranjas las que despertaban en mí todo lo que tenía para
decir. Ayudada, y podría decir también que sustentada por
la lectura de “Las voces del desierto”, de Marlo Morgan y
“La voz de la naturaleza” de Michael J. Roads en los días
previos a comenzar a escribir, la inspiración para utilizar la
palabra “voces” en el título fue muy clara, y contribuyó
también a profundizar en esta percepción que en mí ya
existía, de que todo tiene una voz, o varias voces, que no
son más que un reflejo de nuestra propia voz interior, la que
se puede oír cuando quitamos o movemos los tapones que
sin querer nos pusimos y que, hasta ahora, nos habían
limitado la escucha sincera del corazón.

Para finalizar con esta breve descripción acerca de lo que


me llevó a la escritura de este libro me gustaría hacer una
referencia al epílogo. El mismo fue escrito el día número 22,
es decir, el primer día después del proceso de iniciación.
Ese día las ganas o deseos de beber o de comer habían
desaparecido por completo, mas la vida continuaba y con
ella algunos interrogantes, sensaciones y reflexiones
inspiradas por la contemplación de la forma y el aroma de
un caqui y una banana cosechados en la zona en la que me
encontraba.
Pienso que el epílogo podría llamarse “las voces del caqui y
de la banana”, es más, podrían hasta tener sus propios
libros. Pienso que podría escribirse un libro para cada fruta,
para cada flor, árbol, planta, río, montaña, roca o cualquier
ser de la naturaleza con el que nos contactamos, pues
parece ser que todos tienen algo para decir, como nosotros,
y que podemos servirnos de ellos para compartirnos,
después de todo, adentro y afuera son lo mismo.

Que el amor, el poder y la sabiduría nos sigan guiando en


nuestro camino de revelación.

Alegría en los corazones. Siempre.

¡Bienvenidos!
Revelaciones
Lunes 12 de febrero de 2018

Pensando en todas las cosas que acontecieron en los


últimos tiempos y en los últimos años, intentando encontrar
la manera de que se borren o limpien esos recuerdos,
mientras busco la forma de acelerar el tiempo para que
llegue la noche, y todos los pensamientos puedan
descansar. Deseando que los días se sucedan a mayor
velocidad, creyendo que puedo hacer algo al respecto.
Intencionando dormir la mayor cantidad de horas posibles
para que los sueños ocupen su lugar y la vigilia se haga
más corta. Deseando terminar con este proceso y
preguntándome como continuará.

Parece que todo lo que está ocurriendo simplemente está


abriendo un gran portal, el inicio de algo nuevo, una nueva
manera de experimentar la existencia, desde el pranismo
quizás, o desde la autoconfianza.

¿Quién soy? ¿Qué he venido a hacer? Preguntas que


siguen resonando y rezumbando, mientras ciertas imágenes
se arman en mi mente. Pensando las cosas que más me
atemorizan. Intentando arrancar de raíz esos tan sinsentido
miedos. Deseando que me vuelva a crecer todo el cabello
que se me ha caído. Esperando el momento de saludar a
mis padres. Buscando divertimentos. Sueños que se
parecen a las vigilias. Ganas de reír y que nada pase.
Viviendo y sintiendo la eternidad. Liberando la angustia por
el tiempo. Los minutos. Los libros. Los intentos por
descansar. Querer dormir más de lo que duermo. Crear una
vida a mi gusto y según mi voluntad. Un rayo de sol
entrando por la ventana. Deseos de que la temperatura se
mantenga baja. Jugo de naranja diluido con agua. Un
abdomen lleno. Liquido moviéndose. Ganas de seguir
jugando. Los miedos regresan, siempre, parecen destinados
a quedarse. ¿Cuántas veces ya los he entregado?
Reconocerlos y reconocerme. La angustia por no poseer un
techo o resguardo. Las ansias por la estabilidad. Saber que
siempre voy a estar cubierta. Poner mis propias reglas bajo
mi propio techo...

Llega un fuerte viento que sacude a las plantas, intentando


mostrar algo más. Un nuevo rayo de sol. Mantener la
confianza. Saber que puedo conseguir mis metas. Estar en
paz mientras las planeo, y seguir confiando. Abrirme a un
nuevo entendimiento. Queriendo salirme de donde estoy y
que el tiempo siga pasando. Las ansias por la concreción.
Sol que viene y que va. Viento que sigue soplando.

Una tarde en la selva misionera, abajo, bien abajo en la


quebrada. Me divierto creando un avión de papel. Me olvidé
cómo se hacían, quizás más adelante recuerde, o me
vuelvan a enseñar. Todo es válido para hacer pasar el
tiempo. Pensar en comida, sentir anhelos. Reconocer este
proceso como de recuperación de la libertad. Soltar las
cadenas, todas las cosas que me pasaban estaban allí para
mostrarme cuán presa estaba de mis propias creencias y
pensamientos. ¿Quién estaba tomando mis decisiones?

Recuperar el poder sobre la propia existencia, y decirle ya


basta a todos los miedos, de frente se ven con claridad, y
son distintos de lo que me había imaginado. Y me siguen
mostrando mi falta de autoridad sobre mí misma. Todo lo
que hoy pienso confluye en eso. La visión de mi padre
esperando que le dijeran a dónde moverse. Mi propia
incapacidad en la decisión. Enseñanzas en 32 años.
Viéndome cómo soy y cómo fui hasta este momento.
Deseando mantenerme en confianza. Creyendo que puedo
autogobernarme y concretar aquello que sueño. La
confianza. El gran entendimiento de todo este transcurriente
proceso es. Saber hacia dónde caminar. Y hacerlo.

Entretenerme con la escritura durante un tiempo,


manteniendo la concentración, rogando sentir sueño para
dormirme otro rato, para que el tiempo siga pasando con
velocidad. Esperar a que las horas y los días transcurran.
Nada que hacer mientras todo está aconteciendo. Mantener
la confianza, renovar las esperanzas y sentir que se vienen
nuevos momentos.

Conciencias viejas que se están muriendo, aún salen cada


tanto a tomar un poco de aire. El viento las irá moviendo.
Mientras tanto, el hacer nada. Las cosas solas se irán
acomodando. Tener paciencia. Solo quedan cinco días y
medio para el festejo. Aguardando sorprenderme. Una
avispa zumbando. Pareciera que aún queda mucho por
resolver. Estar tranquila. Hoy me salieron bastantes mocos
por la nariz.

Desde el inicio de este proceso pienso en su final, me


entusiasma su resultado. Sé que será algo inesperado y
lindo, una agradable sorpresa. Me entusiasma también
volver a Buenos Aires y ver con qué me encuentro.
Reconocerme distinta en un lugar nuevo, mirar a las
personas de una nueva manera. Intenciono encontrarme
con todos los seres que me estarán asistiendo en lo nuevo.
Todo esto parece tratarse de una gran suelta. Existen
muchos mundos paralelos.

Miles de millones de seres habitan este planeta y para cada


uno de ellos la realidad es distinta. Tantos mundos como
personas existen. Tengo hojas para rato, puedo escribir
durante el tiempo que quiera. La pregunta recurrente tiene
que ver con el objetivo final de los escritos, el destino de
estas letras, casi siempre acontece lo mismo, la inquietud
por saber a dónde, a quiénes y cuándo llegarán. Me sigo
sonando la nariz cada tanto, lo que sale de adentro es
transparente.

Anoche tuve sueños extraños, creo que me están


mostrando algunos miedos, a no sentirme suficiente para
algo o para alguien, y un anhelo porque todos se vayan,
querer estar sola, dejar de sentirme juzgada todo el tiempo.
La mirada ajena como reflejo de mi propia mirada. Nadie
más que yo misma me está juzgando. Una visión acerca de
mi madre. Querer saber todo lo que acontece para poder
poner una etiqueta de malo o bueno.

Bien o mal, en algún momento nos creímos que podíamos


definir eso, y lo hicimos, y nos pasamos la vida
evaluándonos a nosotros mismos según una vara que
nosotros mismos inventamos, usando unas reglas sin base
y sin sustento. El deseo de que todo acontezca rápido es
solamente un deseo. Dejar de clasificar los deseos como
buenos o como malos. Todo en este universo es neutro,
hasta lo que soñamos. Ser un ser indefinido, sin etiquetas y
sin juicios, y seguir moqueando. El olor a tierra mezclado
con el olor a suavizante. De nuevo contando las hojas que
voy escribiendo, y el deseo por saber su destino. Tener
ganas de seguir durmiendo y reconocer que a otras
personas les gustaría vivir lo que yo estoy viviendo. Ver a
todos los seres que quisieran acercarse a quien yo soy y
observarlos como un espejo de mi propio anhelo de ser yo
misma. Utilizar nuestros talentos. Ideas que llegan a la
mente. El cuestionamiento sobre su concreción. ¿De la
voluntad de quién dependen? De nuevo el autogobierno y la
autorrealización. Nadie más que yo puede controlar mi
existencia.

Por momentos llegan algunos fantasmas, la ropa sin lana y


las preocupaciones por el dinero. Seguir en la frecuencia de
la confianza. Hacer las cosas para quien soy. Decidir sobre
mis propias vivencias. Abrirme a la oportunidad de
manifestar todo lo que tengo adentro. Elegir la clase de vida
que quiero. Hacer las cosas que me gustan. Acompañarme
con quienes deseo. Decidir lo que me hace sentir lo que
quiero. Dejar atrás las acciones y omisiones por obligación.
Vivir sin miedo. Entregarme a este único momento y
sentirme dueña de lo que soy. Hablar como, cuando y con
quien me apetezca. Ir a los lugares por propia elección.
Estar en paz con todas mis decisiones sin importar cuáles
sean. La responsabilidad sobre la existencia. Sentirme bien
y segura. Ser la absoluta dueña de todo mi poder. Respetar
los tiempos del universo, todo se manifestará en el
momento perfecto. Renunciar a todo el pasado para vivir en
el presente. Merezco la vida.

La vida terrena tiene que ser específica. Vamos y venimos,


como planetas errantes que hacen, que viven y que mueren.
Y seguimos entrando y saliendo en los tiempos, aceptando
lo que nos toca hacer. Mientras tanto nos tomamos unos
jugos de naranja diluidos. Nos lanzamos en una aventura
única y especial, será grande el tesoro con el que nos
encontremos al final del recorrido.

Aceptar el dinero como vehículo y forma de intercambio en


la sociedad en la que vivo. Parar o seguir escribiendo. El
cuestionamiento sobre la importancia de la palabra. Decir
las palabras justas y en los momentos indicados. Transmitir
desde lo verdadero. Comunicar sólo lo que es necesario.
Hablar con honestidad, o hacer silencio. Las mentiras que
les decimos a los demás son las mismas que nos decimos a
nosotros mismos. Invocar a la voz de la verdad. Nuevas
ideas y emprendimientos, la visión lejana de un castigo,
creer que el dinero es algo malo. Aceptar la miseria con
dignidad. Tener todos los medios que necesito para cumplir
con los fines que me he propuesto. Las ansias por seguir
avanzando. Llenar estas páginas de escritos. Desinflamar
mi abdomen y salir a caminar por San Isidro, sintiéndome
como una reina, única, y absolutamente soberana sobre mí
misma. Tener hambre en las palabras. Todo lo que alguna
vez nos dijimos.

Darme cuenta de todas las cosas que me pasaron durante


estos 32 años. Tener miles, sino millones de historias por
contar. Tener más años para seguir viviendo. Poder ver
todas esas historias con ojos nuevos. Relatar desde la
comprensión de un ser que es divino, que está libre de
juicios y de nostalgias. Transmitir con verdadera humanidad.
Liberarme de todos los juicios que he creado en algún
momento. Reconocer a todas y a cada una de las personas
y situaciones como Cristo.
Cuando escribo tengo la sensación de que siempre podría
hacerlo, una certeza de estar haciendo exactamente lo que
necesito o deseo, y aunque mi mano está cansada las
palabras siguen saliendo. Y a veces tengo ganas de parar,
pero respiro y continúo, como si escribir estuviera mucho
más allá de mi voluntad, como si escribir me involucrara en
un plan mayor de alguna u otra manera. Respirar por un
momento. Volver a comenzar. Tener buen papel y buena
lapicera, todo lo que necesito está en mis manos. La
confianza. Hoy estoy bien, y mañana también lo estaré, y
así todos los días que vayan siguiendo, y que vayan
llegando. Aunque la debilidad parezca dominarme, es sólo
una sensación para reponerme, y seguir confiando.

Durante los últimos días estuve planificando cómo sería mi


vida al regresar. Pretendiendo abandonar la forma y
concentrándome sólo en la vibración de lo que deseo. Dejar
que el universo se encargue del cómo se darán las cosas.
Grandes deseos de iniciar un camino nuevo. Muchas ganas
de comenzar con una visión renovada. Pensando en todo lo
que siempre quise y nunca me animé a tener por miedo a
no ser lo que los demás esperaban. Reconocerme en todos
mis anhelos, y llevarlos a cabo. Saber que puedo hacer lo
que quiera mientras me haga responsable por mis
decisiones, y por mis indecisiones también. La guía interior
orienta, la fuerza siempre está adentro. Mantener la
confianza.

Entretenerme con origami y un papel. Recordar a mi abuela.


Querer levantarme y salir a andar. Respetar los tiempos,
aún nos queda al menos una semana antes de movernos.
Seguir observando. Soltar el apego por dormir, y las ganas
también. Seguir estando. Los días transcurrirán así como ya
transcurrieron, con jugo de naranja diluido en agua y
silencios, y a veces charlas, y hormigas caminando por el
cuerpo, y sobre las sábanas. Respirar un aire nuevo, seguir
observando. Todo acontecerá en su momento. Personas
yendo y viniendo. Encontrarme con la verdadera libertad, la
de adentro.

Desear seguir escribiendo. Desear escribir todos los días


hasta que me vaya. Desear que todo esto se convierta en
un libro, y venderlo. Desear que los libros puedan escribirse
en muy poco tiempo. Desear que mis libros sean comprados
por millones de personas. Desear seguir escribiendo, y que
sea sencillo. Desear que las cosas sucedan rápido, desear
vivir según los tiempos del universo. Desear liberar la
ansiedad y el anhelo por lo rápido. Desear el respeto. Seguir
pensando.

Todas las injusticias que me tocaron, o lo que pensé que


eran injusticias. Avisos para mi empoderamiento. Salir de
donde estaba. Todos los mensajes estaban claros.
Mantener la confianza. Recursos para reconocerme como la
dueña de mi propia existencia. Escribir más de lo que
esperaba. Frenar y poder retomar de nuevo, en el punto en
el que estaba, en el presente. Intencionar que las palabras
salgan. Todo lo que las otras personas puedan pensar
acerca de mí es en realidad lo que piensan acerca de sí
mismos. Tenemos inmunidad. Confiar en que todo
acontecerá de la mejor manera. Confiar en que tendremos a
nuestra disposición todos los medios materiales para la
concreción de nuestros planes y proyectos. Cansancio,
muchos cansancio sin sueño, solamente cansancio, cuerpo
reposando en quietud. Tener ganas de escribir para
entretenerme, mientras el cuerpo pide descanso. La mente
inquieta. Tener ganas de trabajar o de alimentarse con algo.
Estando acostada, son pocas las cosas que se pueden
hacer, o muchas, dependiendo cómo se lo mire. Los ojos se
cierran.

Martes 13 de febrero de 2018

Todo parece encontrarse. Estamos siempre en el lugar en el


que necesitamos estar. Pasado y presente son lo mismo. Lo
que aconteció sigue aconteciendo, aunque nos parezca
distinto. Las cosas pasan mayormente sin que nos demos
cuenta, mas todo tiene un gran sentido y una o varias
grandes razones. Estar presente escuchando los sonidos de
las chicharras y los grillos. Querer soltar todo lo que siento
en un escrito, aunque lleve un tiempo. Pensar en ese
tiempo. Nada existe. Todo está aquí. Mirar hacia un futuro
con ojos que quieren renovarse, sanar todo lo acontecido.
Reconocer nuestra esencia. Perdonar todo lo ocurrido.
¿Quiénes somos para juzgarnos? Los ciclos van y vuelven,
y todo continúa siendo en la eternidad. Poder encontrarme
conmigo y reconocerme en todas las que fui y en todas las
que soy, mientras una naranja aguarda a ser exprimida en
un vaso.

La voz de una naranja, y todo lo que una fruta puede


contarme acerca de mi vida, y de quien soy. Ir y venir en
una búsqueda constante. Las señoras del sueño, ambas
vestidas de color naranja me decían que no importaba el
hecho de terminar el proceso como se esperaba. La
conversación con los guías. El entendimiento.

La muchacha del sueño diurno mostraba la necesidad de


leer y estar tranquila mientras aguardaba por las tareas que
le tocaban hacer. Todos están bien. La preocupación es
sólo otra ilusión en la mente. Las naranjas tienen muchas
historias para contar. Llegar a escribir bestsellers que ya se
escribieron. Aprender a manifestar un futuro que ya pasó.
Estar siempre en el momento.

Siento que me corresponde escribir, es algo que va más allá


de mi propia voluntad y entendimiento. Es una especie de
compromiso que he realizado antes de llegar, y me entrego
con confianza, pues ya todo está planeado. Pensar en todos
los libros que ya han sido escritos, y en los que yo misma ya
escribí. Sentir que el tiempo va de adelante hacia atrás y de
atrás hacia adelante. Confluencias. Pretender una
comprensión que me está excediendo pero de la cual sé
formo parte. Seguir escupiendo el pellejo de la naranja.
Sentir ganas de beber con ganas.

Querer convertir esto en un libro. ¿Cuántas páginas más


deberá contener? Soltar los informalismos. Seguir bebiendo
y mirar un cerro cubierto de árboles en una tarde que
parece no tener fin. Una mano cansada. Músculos tiesos.
Huesos que quieren afirmarse. Reconocerme como todas
las personas que fui y que seré, y amarlas en completitud.
El jugo de la naranja vuelve a tener un sabor dulzón. Existen
tantos estilos como escribientes, ninguno es igual al
anterior. En las diferencias nos reconocemos, todos somos
uno y el mismo. Confianza y aceptación. Todo está bien.
Somos quienes vinimos a ser. La paz jamás puede
perturbarse. Hay cosas que se van y otras cosas que llegan.
Seguimos aprendiendo a vivir en esta tierra. A veces
tenemos sueño, y a veces tenemos hambre, y a veces
tenemos frío, y aun así seguimos existiendo, más allá de lo
que parecen ser barreras infranqueables, nos movemos
como en un limbo, sin o con rumbo fijo.

Mirando la tarde, esperando que anochezca para volver a


conectarme con los sueños. Nada nunca está perdido, ni
siquiera las esperanzas. Deseando que los días sean
menos eternos, me siento desagradeciendo la
atemporalidad. Tengo todos los tiempos que necesito, pues
yo misma me embarqué en este desafío. Una aventura para
mi autoconocimiento. Y aquí solo nos estamos
autorreconociendo, para eso vinimos, y para nada más.
Confiar en el sexto sentido y mirar con los ojos nuevos. Las
cosas se ordenan en el momento preciso. Fuimos muchas
vidas antes de la que ahora estamos viviendo y todas
siempre nos habitan. Darnos y recibirnos. Cada camino es
tan único como verdadero. Querer mirar siempre con los
ojos del corazón. Vivir con la visión del cristo. Amarnos en
todas Nuestras existencias. Parece que nunca nos fuimos
de ningún lado. Cada proceso es único, todos recibirán algo
distinto, y será justamente lo necesario. Me muevo por
paisajes desconocidos, y estoy contenta.

Recuerdo en ocasiones una vida de deformidad y rechazo,


la imagen de un jorobado incapaz. Sentimos amar las
formas que parecen distintas, la desgracia de no poder
hacer lo que esperamos ni ser lo que quisimos. Mirarnos y
encontrarnos con el rechazo. Percibir alguna especie de
sinsentido. Amigarnos con nuestros hermanos. La creencia
de que escribir un libro lleva tiempo, y la lapicera que se
queda sin tinta. Pasar a la máquina todos los manuscritos y
seguir escribiendo mientras tanto. Pensar en exprimir más
naranjas y en entregarme a nuevos cuentos. Dejar que las
palabras me sorprendan, al igual que los hechos. Vinimos
hasta aquí por muchas razones que más luego
entenderemos. Por ahora hay que seguir escribiendo, y
estando, y entretenernos. Usar una lapicera nueva e
intencionarla para que nos ayude a fluir. Sentir que el
tiempo no para, y que aun así siempre estamos en el
instante. Querer salir corriendo y querer que los libros se
escriban sin tanto trabajo.

Las páginas avanzan con lentitud por momentos. Nos


gustaría poder disfrutar más de la tarea que nos hemos
encomendado, y hacerlo con alegría, y sonriendo, y querer
quedarnos. En muchas oportunidades nos estábamos
yendo. Las memorias se guardan en nuestras células, y
repetimos nuestros anhelos. Guardar el dinero y las
reservas. El mensaje de un ser inquieto, que ha sufrido
tantas faltas y carencias, y contemplarnos en la presencia,
observando la ráfaga de pensamientos y dejándonos morir
en todo momento. Nuevos seres cantando mientras la luz
del sol se sigue escondiendo. Probar nuevos recuerdos.
Hablar con todo lo que nos está hablando. Sentir que este
libro es para una sola y única persona, que somos todos, y
que aun así tiene un nombre y un apellido. Movernos por el
espacio. En tantas oportunidades ya estuvimos reunidos.
Mirarnos de frente y coincidirnos. Encontrar otras maneras
de pensar. Y desear que toda la historia se convierta en un
libro, o en varios. Relajarnos. Tener naranjas para terminar
el proceso bebiendo todo lo que deseamos y deseemos. Lo
que veo en mí es solamente mío. Querer unir este
pensamiento con la conciencia de la unidad. Vivir la
identidad como parte de una identidad mayor. Partes en un
todo y todos en una parte. Renunciar a la individualidad
para conocerla. Soltar las ideas sobre quien soy para
saberlo. Un instrumento que suena y un fuego que quiere ir
ardiendo. La muerte nos trae a la nueva vida. Vivir cada
paso con gozo y con dicha. Estamos juntos en este camino.
La guía interior es bien clara. Los pensamientos antiguos se
van esfumando. Querer crear un nuevo sistema. Oler la leña
mientras se está quemando. Música humana, y animal, y de
todos los reinos. Crecer en unidad. Convertirnos y morirnos
en el intento, y seguir. Y nunca nos fuimos, ni nos iremos, y
por siempre estamos, aunque nos rechacemos. Aceptar
nuestra misión con amor y con orgullo. Sabernos únicos y
verdaderos. Valorarnos y valorar todas las vidas que nos
antecedieron. Estar relajados. Esperar todos los días por la
paz del atardecer. Querer que el atardecer sea siempre y
sea eterno. Soñar que las nubes se caen del cielo y que el
sol se esconde aunque sean las tres de la tarde y
permitirnos vivir en la realidad que queremos. Salirnos de
las excusas para el sufrimiento. Reconocer que nos
estamos moviendo aunque no lo sepamos. Trascender los
miedos y mirarnos con el corazón.

La voz de adentro se hace cada vez más clara y concisa.


Inquietudes por un futuro que aún no ha llegado. Confiar en
que las preguntas irán desapareciendo. Reconocer su
causa y unirnos en el perdón. Observar el afán por salirnos
del momento presente.
Miércoles 14 de febrero de 2018

Mañana. Recordar los sueños y repasarlos. Contentarse


con los mensajes. Amigarse con las noches en vigilia. Sentir
el universo en un instante. Temer el calor de la tarde. Rogar
que la brisa nos mantenga frescos y que el cielo se cubra
con nubes que ayuden a transitar los días.

Preguntas acerca de una maraña de pelos. Confiamos.


Sabores extraños que se desprenden en los sueños y
quedan a veces en la lengua. Viejas toxinas. Querer
conservar los cabellos largos, seguir confiando.
Desapegarnos de la abundante y larga melena. Pensar en
las caídas de nuestros pelos. Recordar los cabellos de las
niñas. Querer seguir durmiendo para que el tiempo pase
más rápido. Escuchar la voz de Tomás desde temprano y
reconocerlo. Tener ganas de dormir. Intencionar conciliar el
sueño en algún momento del día. Mirar el cielo y ver el sol
en lo alto. Volver adentro y recostarme, y escribir desde la
cama, desde donde siguen girando todos los sueños.
Pensar de nuevo en el calor. Esperar con ansias la tarde.
Disponer de naranjas a voluntad. Complacerme en mis
deseos. Reconocer una nueva voz adentro. Respirar y
reconciliarme con los nuevos tiempos. Saber que todos los
planes también se pueden desarmar. Vivir con compromiso
y con desapego. Ser uno con todos los demás. Poner en
práctica la humildad. Recuerdos en la cascada. Salirse de la
preocupación, y confiar.

Horas para escribir y páginas para llenar. Un sinfín de


reflexiones que de pronto desaparecen, estaban todas listas
para el papel, o al menos eso era lo que parecía. Mantener
la confianza.
Sentir las ganas de la renuncia. Ver donde se encuentra
nuestra verdad. Ser yo misma, aquí y ahora, escribiendo.
Sentir ganas de preguntar. Confiar aún más en la verdad
ajena. Seguir con sueño y sin poder dormir. Pensar en los
bestsellers y en sus escritores. Querer ser distinta, o querer
parecerme a ellos. Oler mi mano izquierda. Escuchar a las
chicharras. Sentir el sabor que la noche dejó en mi boca.
Abrirme a la esperanza. Saber de nuevo que los libros
llevan su tiempo. Renunciar a las ansias de la publicación.
Recorrer mi mundo y usar mi nombre como una marca.
Caminar en sueños y estar despierta. Vivir en la paz tantas
veces buscada. Pensar en estrategias para volver a dormir.

Querer tener el cuerpo que siempre quise tener y que


algunas veces conseguí. Amigarme con mi casa. Verme
bonita. Verme entera. Saber quién soy más allá de todas las
formas. Pruebas para intentar el sueño o rendirme a estar
despierta y dejar que las luces jueguen por donde quieran.
Preparar un jugo de naranja y unificar la voluntad individual
con la divina. Recordarme. Aprender a marcar el ritmo, o a
vivir de acuerdo al ritmo pre-marcado. Merecerme todo lo
lindo de la existencia y sentir que está bien todo lo que
estoy haciendo. Perdonarme por todas las veces que no
seguí a mi corazón. Vivir sin buscarle la explicación a los
acontecimientos. Liberarme de la necesidad del
entendimiento. Entregarme al sentir y a la percepción. Estar
en silencio. Dejar de justificar mis acciones con mis
razonamientos. Vivir de acuerdo a lo que vaya naciendo.
Fluir en la espontaneidad. Aventurarme con una nueva
naranja. Seguir encontrándome con la inspiración. Hacer un
recuento de lo escrito en tantas otras oportunidades. Querer
editar. Respetar los tiempos. Encontrarme con más jugo en
esta naranja. Seguir ganando confianza. Saber que ya todo
está dispuesto para que aprenda a vivir en la unidad.
Recordar que soy conciencia infinita e inseparable del todo.
Desayunar con ganas. Alimentar mis sentidos de maneras
agradables. Permitirme ser una. Beber sin miedo. Saber que
hay un todo que me contiene, y que nunca me puedo morir,
o siempre. Tomarme la vida con ganas. Dejar de buscar los
entendimientos. Saberme merecedora del mundo entero, y
confiar. Llenarme la panza con jugo diluido y procurar un
descanso más terrenal. Unir mi voluntad con la de lo divino.
Yo misma me traje hasta este momento, y sigo siendo la
dueña de mi decisión. Escribir y no hacerlo. Son todas mis
obras y mis acciones. Nadie más que yo emitirá un juicio y,
así mismo, no será verdadero. La paz trasciende todos los
pensamientos, y también la aceptación. Reconocer los
deseos presentes, y los antiguos. Unirlos o renunciarlos,
vivirlos o abandonarlos. Ser la dueña de lo que hago. Saber
que los resultados de este proceso serán mayores de lo que
podría haber esperado. Vivir sin culpas por decidir. Ser
responsable y amarme en cada momento. Reconocer la
orquesta universal y mi lugar en ella, y tocar el instrumento
que más me quepa. Abandonar el miedo al éxito. Elegir lo
que me hace bien, con certeza. Renacer. Soltar las formas
del deber ser. Vivir en aceptación. Ir entendiendo las reglas.
Seguir encontrando las formas del entretenimiento.
Observar el distinto correr del tiempo. Tener todo lo que
necesito.

Nosotros nos trajimos, y nos quedamos. Quiénes somos y a


qué vinimos, la misma e incansable pregunta. Siendo en
cada momento presente, viviendo y existiendo. Saber que
todo estará bien independientemente de lo que hagamos.
Nada puede salir mal, los efectos de nuestras acciones nos
exceden. Mocos que siguen saliendo.

Encontrarme con una nueva lectura, o con alguna


conversación. Escribir varios libros en simultáneo, o uno por
vez. Pensar en el mono magnético. Seguir reconociendo los
mensajes. Liberarme de las angustias, y entregárselas al
universo. Concentrarme en los latidos de mi corazón, cerrar
los ojos. Verme como los demás me ven o como yo me veo.
Mirarme entera, y no sólo en lo feo. Ver las cosas lindas que
tengo para compartir. Andar con sueño. Reconocer nuevas
razones para continuar con el proceso. Y nuevos motivos.
Estar rodeada de frutas que despiertan mis sentidos.
Pensamientos sueltos. Salir a la galería y ver que el polvillo
me expulsa hacia afuera. Reconocer la curación de los
mosquitos. Pasar un rato con alergia. Observar los ciclos de
la naturaleza. Ver las incomodidades como herramientas.
Aprender a recibir. Descubrir quién soy. Buscar adentro,
buscar afuera. Querer el sol. Desinflamarme.

Picazón en la nariz y en el paladar. Mantener


conversaciones internas. La escritura como forma de
meditación (el presente también nos trae pensamientos).
Entregarse a la sanación y al espontáneo movimiento.
Sentirme libre de crear en todo momento. Permitir que
suceda.

Jueves 15 de febrero de 2018

Experimentar la no-forma. Sentir que se desvanece la vida


en un momento. Encontrarme con el no-cuerpo. Renacer.
Vivir accionando en el no-accionar. Saber que nos
recordamos cuando nos miramos sin temernos. Entender
las reglas de la vibración. Extrapolarnos. Vivir los mismos
sentires en las diferentes formas. Vivir nuestros tiempos y
nuestros espacios. Permitirnos lo que nos hace bien. Dejar
de juzgarnos.

Los movimientos principales se acompañan en una danza


vivida y observada. Mirarnos en los movimientos. Saber que
todo está aquí por algo, la verdadera razón de nuestra
existencia. Mirarnos y vernos. Saber quiénes somos, y
mirarnos de nuevo. Ver lo que no conocemos. Unirnos.
Sentir el infinito en un abrazo, o en un suspiro. Y volver a
mirarnos, y reconocernos. Constante contemplación de la
danza que nace, que vive y que termina. Constante visión
de nosotros mismos.

Nuestras vidas y nuestros pasados, y lo que no hicimos, y lo


que abandonamos. Sentirnos una parte de todo el
movimiento mientras lo seguimos danzando. Interactuar.
Nutrirnos. Mirarnos en los demás. Vernos como parte de un
compromiso. Usar un traje prestado. Relacionarnos. Ser
parte de la naturaleza. Sentirnos. Estar en contradicción y
en coherencia, y volver a contradecirnos. Y jugar con la
contradicción como una nueva manera de avance.
Replantearnos lo que vivimos. Ayudarnos. Y disfrutar.
Divertirnos. Rogar por una pronta defecación. Seguir
moviendo los intestinos.

Aguardar a que lleguen las palabras. Querer redactar algo y


unirnos. Revivir los sonidos y conocimientos que llegan con
los ruidos. Sentir con los nuevos sentidos. Los viejos/nuevos
miedos asomando. Sonreírnos. Un mundo que nos espera.
Conocer nuestros ciclos. Amarnos. Vernos con amor en
todas las circunstancias. Y seguir mirándonos. Permitirnos.
Reconocernos como parte de nuestro camino. Y seguir
cantando. Abandonar todos los juicios y pensamientos.
Soñar con ganas, estando dormidos o despiertos.
Anunciarnos un viaje y darnos lo que queremos.
Armonizarnos. Respirar y pedir ayuda cuando lo
necesitamos. Tener a nuestra disposición todos los recursos
del universo. Conservar los entendimientos. Animarnos.
Saber que somos todos y cada uno, y experimentarlo. El
miedo a mirarme en los ojos de un hermano. Hacernos
cargo. Ver nuestras deficiencias. Jugarnos. Encontrarse con
las nuevas maneras de amar. Entender las individualidades.
Ver nuestro miedo a la cercanía y observar nuestra vida sin
involucrarnos. Creer que todos los que nos miran nos
quieren hacer daño. Sanar las ausencias. Verme entera,
con todo lo que tengo. Sentirme en la infinidad de las cosas
lindas y las no tanto. Reconocer la basura que tengo
adentro, y con amor aceptarla. El miedo a no ser suficiente,
pretender que sabemos lo que los demás necesitan.
Abrirnos al entendimiento de nuestras propias faltas.
Escuchar a las naranjas.

Querer cambiar a los demás cuando lo que queremos es


cambiarnos a nosotros mismos. Aprender a concentrarnos
en nuestro poder. Aguardar por un retorno esperado. Seguir
escuchando a nuestras naranjas. Permitirnos sentir en el
momento vivo. Observarnos en la sensación del no
merecimiento. Querer compararnos. Sentir que estamos
absolutamente guiados. Y confiar en nosotros mismos.
Bebernos la vida. Y seguir confiando.

Sentir que podemos hacer lo que tengamos ganas. Sentir


ganas de no hacer nada. Buscar de nuevo los
entretenimientos. Intencionar un entretenimiento con ganas.
Contarnos un cuento para divertirnos. Esperar que alguien
venga. Confiar en que estaremos bien, y en que la vida nos
está sosteniendo. Observar lo que está ocurriendo. Soltar
las culpas por complacernos. Encontrarse con una naranja
seca y aprovecharla. Facilitarnos el trabajo. Vernos con los
ojos de la compasión. Amigarnos con las palabras.

Saber que podemos tomarnos la vida con ganas y tampoco


quedarnos en ese cuento. Reinventarnos, aunque siempre
tengamos un sabor a naranja en nuestros labios. La esencia
permanece. Solo las formas cambian. Encontrar distintas
maneras de nutrirnos, y sanar. Observar nuestras
voluntades. Tomar conciencia de nuestros actos. Reconocer
los efectos de las acciones que llevamos a cabo. Preguntas,
algunas, por momentos. Permitirnos soñar. Animarnos a
respondernos.

Querer conservarnos. Ver la vida con claridad. Morirnos en


cada momento. Seguir creando. Avanzar sobre las
cosmovisiones. Sentirnos en lo que queremos. Mirarnos en
libertad. Poder utilizar todas las herramientas de la creación
a voluntad. Intencionar organizarnos. Esperar,
sorprendernos, reconocer nuestro valor. Ver un oráculo
mental. Recibir una visita. Escuchar unos maullidos. Seguir
deseando sorprendernos. Morir cuando nos dormimos.

Estar en un camino de autodescubrimiento. Perdonarnos en


la ignorancia. Sabernos bellos. Hacer silencio para que los
demás hagan. Observarnos en la expectación. Poder crear
en todos los instantes. Soltar el sueño. Y seguirnos. Todo
responde a una creación. Pensar en pequeño, y en grande.
Pedir guía. Por dónde comenzar el camino del crecimiento.
Reconocer que son siempre nuestras voluntades.
Comunicar lo que estoy sintiendo. Me enorgullezco de mis
palabras, con ganas y seguridad me expreso. Estoy creando
una nueva realidad. Puedo seguir escribiendo otros cuentos.
O dejar que se escriban. Ver que hay muchas cosas que
llevan su tiempo. Irnos y volvernos. Sonreírnos y
mantenernos. Hay que pensarnos como seres cambiantes,
y renovarnos en todo momento. Los procesos nos están
sorprendiendo. Mantener la confianza. Nos estamos
sintiendo certeros. Los tiempos nos enseñan la aceptación.

Dejar de ser la anfitriona de un lugar para comenzar a serlo.


Sentir que estamos muy unidos. Reconocer en la sonrisa la
voz del alma. Amigarnos con unos parceros. Vernos en la
esperanza. Vivir adentro de todos los sueños. Reflexionar
cuando el sol se va moviendo. La luz nos muestra. Vida con
ganas. Entregarnos a la verdad y sentirnos llenos.
Endiosarnos solamente lo necesario. Ser nuestros propios
padres, y perdonarnos. Jugar como cuando éramos niños.
Soltarnos en las carcajadas. Permitir alumbrarnos.

Nacer cada mañana. Poder mirar la luna y las estrellas.


Dejar que el miedo nos muestre el camino. Sentir el corazón
abierto. Inspirarnos. Nadar en una corriente de agua.
Liberarnos del esfuerzo. Llenarnos. Ordenarnos en nuestras
prioridades. Vivir la vida como la deseamos. Ser el centro de
nuestra propia existencia. De nuevo soñarnos con la luna y
con las estrellas. Ver todo lo que se está moviendo. Saber
que nos organizamos. Recobrar nuestra propia guía.
Prendernos fuego sin quemarnos. Sobrevivirnos. Vivirnos en
la unidad. Pensarnos.
Aceptarnos en nuestras diferencias. Embellecernos con las
palabras. Crear nuestra propia realidad a cada momento.
No querer ser distinto, y a la vez quererlo. Jugar el juego de
la dualidad. Vivir yendo y viniendo. Sacarnos unos trapos.
Modelarnos en todos los pasos. Elegir lo que estamos
viendo. Amanecer motivado. Sonreírnos de nuevo. Volver a
poner el poder en nuestras manos. Sentirnos los dueños de
nuestra propia vida. Reconocernos en los hermanos.

Viernes 16 de febrero de 2018

Mañana. Cuerpo cansado. Ganas de dormir. Falta de


sueño. Ojos que se abren y que se cierran. Querer
mantener un hilo común en la escritura. No saber muy bien
lo que estoy haciendo. Esperar a que todo se termine.
Reconocer las horas. Sentirse bien. Observar las
preocupaciones. Dolor en la cabeza. Una contractura en el
cuello desde la noche anterior. No identificarse con nada.
Querer escribir con ganas. Soltarse de todos los apegos.
Seguir desempolvando el propósito. Averiguar más acerca
de la razón por la que vinimos. Encontrarnos en lo que nos
gusta hacer. Tener el coraje de hacerlo.

Salirse de lo programado y de lo conocido. Ver los


impedimentos que se presentan cuando queremos hacer
algo distinto. Superarlos. Amigarnos con nuestros ancestros
y con la sociedad entera. Entender al mundo y a los seres
que lo habitan. Intencionar comprender, poner una lupa y
sentir lo que nos pasa. Querer divertirme mientras estoy
escribiendo. Querer encontrarme con el entusiasmo. Querer
que se me pase el dolor en el cuello. Mirar hacia afuera por
una pequeña ventana. Enfocar la visión en el cielo. Rogar
porque el día sea menos caluroso que el anterior. Escuchar
a las chicharras.

Pedir que las nubes cubran el sol y que sople una brisa
fresca. Pedir y tener la esperanza. Saber que todo se
cumple, pero no cuando nosotros queremos. Habrá un día
de nubes y de viento, quizás sea hoy, quizás sea mañana,
quizás sean en dos semanas, o en tres meses. Quizás no
debamos aguardar tanto tiempo.

Preguntarme acerca de otros destinos. Buscarme en un


pasado ajeno. Perdonar y seguir viviendo. Querer dejar las
broncas atrás. Querer. Intencionar el entretenimiento. Los
días se viven como eternos, y se recuerdan como un
suspiro. Proyectar y liberarnos de los miedos, la
desconfianza y el desamor. Abrirme a lo nuevo. Abandonar
el control. Dejar un renglón en blanco. Arrojarme a la
aventura. Saber que no hay manera de desperdiciar el
tiempo. Reunirse con la eternidad. Mirar a mi compañero.
Pensar en el jugo y en las naranjas. Soltar los traumas
ajenos. Estar cansada. Tener ganas de estar volviendo.
Extrañar la ciudad por momentos. Experimentar deseos
nuevos. Mirar a las avispas e intentar no tenerles miedo.
Hacernos preguntas que nunca nos hicimos. Abrirle las
puertas al entendimiento. Sanarnos. Comprender que todos
somos seres divinos aunque no lo recordemos.

Tener varios libros para publicar. Importa y no importa son


lo mismo. Vivir en la dualidad. Olor en las axilas.
Desintoxicación. No saber cómo va a terminar. Restarle
importancia. Respirar. Encontrar la paz en el no –
pensamiento. Vivir por siempre en la esencia. Cuestionarse
si es posible. Mirar una nueva avispa en el techo. Seguir
escuchando a las chicharras. Todos los días son distintos.

Sentirme libre de ser y de pensar. Observar el cielo a través


de las hojas de un árbol. Seguir con sueño, y con dolor.
Soltar la sensación y dejar que lo sea. Cantos de pájaros.
Tener miedo. Masajearme las contracturas. Sentir el olor a
humo en mi pelo. Recordar la fogata de hace dos noches.
Estar sin bañarse hace una semana. Sentirse limpia. Vivir
en la naturaleza. Querer conservar la sensación de paz en
el cemento. Respirar. Confiar en que todo sucederá según
lo previsto. Respirar. Animarme a accionar. Dejar atrás los
miedos y las perezas. Condimentar mi existencia, o
saborearla como está, sin quejas y sin juicios. Aceptar mis
decisiones enteras. Confiar en mi instinto y en mi
inteligencia.

Buscar el entretenimiento, o encontrarlo. Querer vivir


entretenida. Sortear el aburrimiento. Hacer las cosas que
me diviertan. Compartirlas cuando quiero. Soltar el miedo al
egoísmo. Hacerme cargo de lo que me toca. Aceptar el
propósito de mi alma. Amigarme por fin con mi existencia.
Soltar todos los juicios sobre las vidas pasadas.
Perdonarme. Reconocer todas las veces que vine.
Intencionar que se salga el clavo de la espalda. Poder
avanzar. Dejar de culpar a otros por mis desgracias.
Comprenderme. Comprender a la divinidad. Amar a todas
las personas que se cruzaron en mi camino. Entenderlas
como parte del plan. Acercarme al umbral del
reconocimiento. Soltar los músculos de la casa. Querer
llorar y no poder hacerlo. No hace falta.
Espejos que reflejan un sinfín de identidades. Perdonar.
Aceptar lo que es más beneficioso para mi evolución.
Abandonar los caprichos. Comprenderme como un ser
trascendental. Extrañar los relojes por momentos. Saber
que es la mañana. Ser yo misma en donde me encuentre.
Cambiar en función del contexto. Aceptarlo. Vernos en
todas las facetas, y amarnos en cada una de ellas. Convertir
todas estas palabras en un libro, o en una naranja. Ponerme
contenta. Saber que cuando escribo mi alma canta.

Sonreír cuando tengo ganas, o cuando es necesario.


Permitirnos la alegría. Soltarnos. Olvidar para volver a
recordarlo, los naturales ciclos. Jugar con mi mente cuanto
quiera. Usar mi imaginación. Crear realidades paralelas.
Confiar en el universo. Estar atenta a la voz del
discernimiento. Agradecer el bienestar cada vez que lo
tengo. Transformar la visión y los pensamientos. Querer
vivir la vida como un juego. Desearlo con ganas. Poder
observar todo como un gran tablero, y divertirnos. Seguir
abriéndome a lo nuevo. Honrar todo el camino recorrido.
Vivir en la dualidad. Ser parte del uno mismo. Preguntarme
acerca de la fortaleza. Pensar en mi padre. Traer un niño al
mundo, o cinco. Ver las falencias, y perdonarlas. Abrazarlo
con ganas. Entender todo lo acontecido.

Elevar la mirada. Ser compasivo. Vernos como seres


eternos. Saber que el amor es la respuesta. Poder vivirlo.
Vivir muchas vidas en una sola, y estar presente en todo
momento. Escuchar a la guía del corazón. Abandonar las
preocupaciones. Aceptación. Separarnos y unirnos. Una
hormiga en la cama, y en el cuerpo. Pensar en defecar.
Querer volver a Buenos Aires y hacerlo. Querer defecar en
este lugar. Seguir mirando a las avispas, sólo a partir de
ayer comencé a tener miedo. Entender el mensaje.
Naranjas. Fortalecer las piernas para el regreso. Permitirnos
mimarnos.

Hay tantos recorridos como individuos, y todos llevan al


mismo lado. Ver que todo es un pensamiento, y respirarlo, y
mover el aire con un aire nuevo. Oler una naranja y recordar
la razón de la existencia. Ver un colibrí. Confiar en que la
vuelta será tranquila y armoniosa, y que requerirá del más
mínimo esfuerzo.

Sábado 17 de febrero de 2018

Expandir el corazón. Abrirse al nuevo sentir. Confiar en la


perdurabilidad de lo obtenido. Mantener la fe. Mirarnos con
ojos nuevos. Intencionar el bien común y el propio. Tener
más claridad acerca del plan divino. Develar nuestra parte
en el plan. Cumplir con un rol, con el nuestro. Vivir unidos.
Renunciar a las viejas creencias. Mantenerse en paz. Ser
ecuánime. Convivir con todas las formas de vida.
Flexibilizarnos. Mantener el foco y nuestra atención. Saber a
cada momento lo que estamos convocando. Transmitir paz
y alegrías reales. Atravesar con gracia los nuevos caminos.
Escuchar los sonidos de la naturaleza.

Con – vivir. Abrirnos a las nuevas realidades. Tener fe.


Contar con la ayuda de nuestros hermanos. Callar. Percibir
el universo en un instante. Rogar por la liviandad. Sentirse
merecedor de todo lo bueno. Vibrar en armonía con la
orquesta cósmica universal. Saber para qué vinimos.
Mantener la confianza. Ser medido en lo material. Conocer
la humildad. Sonreírnos. Mirarnos al espejo con ganas.
Soñar. Sentirnos en libertad. Reconocer lo que nos
disgusta. Hacernos amigos. Volver a soñar. Sentirnos
únicos e irrepetibles. Traernos lo lindo. Sentirnos bien.
Reconocer nuestros miedos. Amarnos. Vivir en el perdón.
Hacernos cargo. Soltar. Manejar nuestro propio destino.
Leernos como leemos un libro. Desear con ganas. Sentirnos
sueños. Soñar.
Epílogo

Domingo 18 de febrero de 2018

Nos dijeron que éramos libres. ¿Qué hacemos entonces con


nuestra libertad?

Usar nuestros poderes para hacer lo que nos en – canta.


¿Cuáles son nuestros deseos?

Reconocer lo que deseamos, y usar nuestra libertad para


satisfacernos. Reconocer nuestros deseos. Reconocer-nos.

Comernos un caqui o quizás sentir el caqui adentro. Saber


que nada nos dará la felicidad. Si nada externo puede
afectarnos ¿cuál es el sentido de la experiencia?

Podemos sentirnos felices sin hacer nada o haciendo, da


igual. Elegimos hacer porque tenemos ganas.
Si cumplir con nuestros deseos no va a darnos la felicidad,
¿qué sentido tiene concretarlos? Para vivir en la felicidad ya
no necesitamos nada. Lo externo aparentemente existe sólo
para recordarnos que la felicidad la llevamos dentro.

¿Para qué sirven los deseos? El nuevo gran sinsentido de la


existencia. Los deseos sirven para experimentarlos, y para
verlos.

Si tuviese toda mi vida material resuelta me la pasaría


escribiendo y reflexionando, como ahora, este instante.

En algunos instantes me gusta reflexionar en conjunto, y en


otros instantes me gusta la danza, y en otros el canto, y en
otros la magia, y en otros reírme, y en otros mojarme.

¿Qué cosas me están gustando a cada momento? Ahora


me está gustando estar escribiendo.

Si todo lo que hago me está gustando, entonces estoy bien


todo el tiempo. Y si todo lo que me está gustando lo estoy
haciendo, entonces también estoy bien todo el tiempo.

Nada ni nadie me obligan a hacer lo que no quiero.


Quiero saber qué es lo que quiero, porque parece ser que
en el fondo no quiero nada, y entonces la nada se apodera
de la existencia.

Y a veces me encuentro con algunas querencias. Y se me


vienen a la mente unos cuantos deseos, pero que no son
nada, y que ni siquiera puedo llegar a saber si son ciertos.
Su insatisfacción no me significa nada. Mi vida está
completamente solucionada, aquí y ahora ya no necesito
preocuparme por nada. Aparentemente, mi vida siempre
está resuelta.

Y al fin me encontré con un deseo: el deseo de sentir


constantemente que mi vida material está resuelta. Y
entretenerme con algo; allí me encontré con otro deseo.

Camino un rato, estoy a las orillas de un arroyo medio seco.


Movimientos en el agua pueden indicar la presencia de
algunos renacuajos y algunas hormigas que me caminan
por el cuerpo. Ya me estoy entreteniendo. Querer que todo
este dilema se resuelva rápido. Ya me encontré con otro
deseo.

Sopló el viento sobre las ramas y una hormiga me mordió


un dedo. Poder seguir caminando. De nuevo, ¿quién está
decidiendo? Sensación en la panza. Respiro.

Tomar mis propias decisiones de nuevo. Decidir todo. Ahí


ya hay otro deseo. Las decisiones son en función de los
deseos. Desear, de nuevo. Encontrarse con un deseo para
tomar una decisión. ¿Quién desea lo que deseo?

Un caqui me estuvo hablando, lo escondí en una cacerola


porque las hormigas se lo estaban comiendo. Usé la palabra
esconder en lugar de usar la palabra guardar o resguardar.
¿De qué será que me estoy escondiendo? ¿O guardando?
¿O resguardando? Muy probablemente del miedo, ¿pero de
cuál? Si hay tantos.

Algunos mosquitos me están picando. Pasa una mariposa


azul, de las más grandes, y los pájaros siguen cantando.
Irme o quedarme. Encontrar en el piso el cabo de un
zapallo. Querer que me dejen de picar los mosquitos.
Encontrarme con otro deseo. Irnos. Nos vamos. Dejar todas
las cosas como estaban. Caminar con más fuerza que la
planeada. Mirar a alguien. Dejar de culparnos. Sensaciones
en el vientre cuando llegamos. Una mariposa naranja. Poder
escribir sobre lo que queramos. Encontrarnos con el deseo.
De nuevo ¿deseamos?

Observar la mariposa naranja cerrada. Mirar hacia el monte.


Sentir el viento. Un insecto que me muerde el pulgar del pie
izquierdo y la frente picada por varios mosquitos. Seguir
sintiendo las vibraciones de las naranjas.

De nuevo pensar en quién es el que está decidiendo. Son


mis propios deseos los que me trajeron hasta acá. Estar
constantemente deseando aunque no nos demos cuenta de
que lo estamos haciendo. Parece ser que desear es
inevitable, acontece desde el momento en que tenemos la
posibilidad de hacerlo.

Sentir a nuestro corazón latiendo con fuerza en nuestro


abdomen. Sentirnos enteros.

Las naranjas hablan de una manera distinta.

NO DESEAMOS NADA EN EL MOMENTO EN EL QUE


NOS DAMOS CUENTA DE QUE TODO PODEMOS
HACERLO.

Cuando reconocemos nuestra verdadera libertad nos


liberamos de todos nuestros deseos. Allí nos encontramos
con la magia de la presencia y con nuestro verdadero ser,
que nada desea, y por lo tanto, todo lo tiene.

Libertad.
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