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(Cap.10-13)
Universidad de sucre
(Economía)
Sincelejo (sucre)
23 septiembre 2016
Introducción
El valor es así una expresión que, cuando se la usa en su propio sentido económico de valor
en cambio, no tiene relación directa con ninguna cualidad intrínseca de las cosas exteriores,
sino sólo con los deseos del hombre. Su elemento esencial es subjetivo, no objetivo; es decir,
reside en el pensamiento o espíritu del hombre y no en la naturaleza de las cosas externas al
espíritu o pensamiento humanos. No hay testimonio material del valor. Si una cosa es
valuable o no, cuál es su grado de valor, no podemos decirlo realmente por sus dimensiones,
forma, color u olor, ni por ninguna otra cualidad material, excepto en la medida en que tales
circunstancias nos permitan inferir en cuanto pueden otros hombres estimarla. Porque el
punto de equivalencia o ecuación que nosotros expresamos o presumimos cuando hablamos
del valor de una cosa es un punto en que el deseo de obtenerla, en un espíritu, contrabalancea
en sus efectos sobre la acción el deseo de retener, en otro espíritu, de tal modo que la cosa
misma pueda pasar en cambio desde la posesión de un hombre al poder de otro por mutuo
consentimiento.
El valor tiene, naturalmente, su origen en el sentimiento del deseo. Pero la única medida del
deseo que puede darse es pariente del bárbaro y rápido modo de medir penas, que en un
funeral proponía un hombre, diciendo: «Compadezco a la viuda hasta cinco dólares; ¿cuánto
es el resto de compasión que a usted le queda? «Ahora bien, lo que el valor determina no es
cuánto se desea una cosa, sino cuánto quiere dar más alguien por ella; no el deseo en sí
mismo, sino lo que los antiguos economistas han llamado demanda efectiva: es decir, el deseo
de poseer, acompañado por la capacidad y voluntad de dar en pago. Así es que no hay otra
medida del valor entre los hombres que la competencia o el regateo del mercado, punto que
merece ser tomado en consideración por aquellos bondadosos reformadores que tan
ligeramente proponen abolir la competencia.
No es nunca la suma de trabajo empleado para producir una cosa lo que determina su valor,
sino que lo es siempre la suma de trabajo que se dará en cambio de ella. Sin embargo,
hablamos propiamente del valor de ciertas cosas como determinado por el coste de
producción. Pero el coste de producción a que nos referimos, no es el gasto de trabajo
empleado en producir la cosa idéntica, sino el gasto de trabajo que ahora sería necesario para
producir una cosa análoga.
Citas bibliográficas:
GEORGE, Henry (1922), La Ciencia de la Economía Política [1897,
inacabada], Madrid, Francisco Beltrán, traducción de B. Argente.
http://www.economia48.com/spa/d/valor-de-uso-y-valor-de-cambio/valor-de-
uso-y-valor-de-cambio.htm
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-ciencia-de-la-economia-
politica--0/html/