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VIGILAR Y CASTIGAR nacimiento de la prision 2p or 200p | por MICHEL FOUCAULT BuO) yp vozawly onrany 260841 x INDICE siglo veintiuno editores, sa de cv CERRO DEL AGUA, DELEGACON COVORCAN asioMENEO.DF siglo veintiuno de espafia editores, sa CALLE PLAZA 6, 106 ADI, ESPANA SUPLICIO 1. EL CUERPO DE 105 CONDENADOS u 1, LA RESONANCIA DE LOS SUPLIGIOs 38 fers CASTIGO a 1. EL GASTIGO GENERALIZADO n . 1, LA BENIGNIDAD DE LAS PENAS 108 portada de anbelo hemindez primera edicibn en espaol, 1976 impreso y hecho en méxico/prnted and made in mexico DISCIPLINA 139 5; EL contro! de la actividad, 153: 160; La composicién de las fuer JEN ENCAUZAMIENTO 175 quica, 195; La sanci6n normalizadora, 182; EL 199, 1. UNAS INSTITUCIONES COMPLETAS Y AUSTERAS 235 ILEGALISMOS Y DELINCUENCIA 261 0 CARCELAL 300 m 198 isc mpre buscando que lo habita, de los procedimientos de individualizacién. El momento en que s¢ ha pasado de mecanismos historicovituales de formacion de la idad a unos anecanismos cientitico-d revelado a Jo ancestral, y la medi dad del hombre memo- por la del hombre calculable, ese momento en que las ci del hombre han llegado a ser posibles, es aquel-en que se won una nueva tecnologia del poder y otra anatomia poli del cuerpo. Y si desde el fondo de la Edad Medi; “aventura” es realmente el relato de lo épico a lo novelesco, del hecho h: nas, se inscribe también en la formacién a, Son las desdichas del pequetio Hans y ya no “el bueno del pequefio Henry” los que relieren la aventura de nuestra infancia, El Roman de la Rose esti escrito hoy por ‘iduos estt tomado de las formas juridicas abstractas del contrato y del cambio, La sociedad mer cantil se habria representado como una asociacién contractual de sujetos juridicos aislados. Es posible. La teoria politica de los si- glos xvit_y xvii parece obedecer a menudo, en elect como elementos correlativos de un poder y de un sabe viduo es sin duda el dtomo fictic logica’” de In s esa tecnologi De hecho, el poder produce; produce es dle verdad. Bl indi- viduo y el conocimiento que de él se puede obtener corresponden a esta producci Pero atribuir tal potler a los de a disciplina, eno es concederles obten amplios efectos? Ill, EL PANOPTISMO He aqui, segin un reglamento de fines del siglo xvu, las medidas que habla que adoptar cuando se declaraba la peste en una ciudad. mente, de la ciudad y del “terrufio”, prohibicién de salir de la zona bajo pena de la vida, sacrificio de todos los animales erran- tes; division de Ia ciudad en secciones distintas en las que se esta- blece el poder de un intendente, Cada calle queda bajo la autori dad de un sindico, que la vigila; si In abandonara, seria castigado con Ia muerte. El dia designado, se ordena a cada cual que se encierre en su casa, con la prohibicién de salir de ella so pena de Ia vida, EI sindico cierra en persona, por el exterior, Ia puerta de cada casa, y se Meva la Mave, que entrega al intendente de sec- cién; éste la conserva hasta el término de la cuarentena. Cada familia habré hecho sus provisiones; pero por lo que respecta all vino y al pan, se habré dispuesto entre la calle y el interior de las casas unos pequefios canales de madera, por los cuales se hace le- gar a cada cual su racién, sin que haya comunicacién entre los, proveedores y los habitantes; en cuanto a la carne, el pescado y las hierbas, se utilizan poleas y cestas. Cuando es preciso en abso- uto salir de Tas casas, se hace por turno, y evitando todo encuen- tro, No circulan por las calles més que los intendentes, los sindi- 0s, los soldados de la guardia, y también entre las casas infecta- das, de un cadaver 2 otro, los “cuervos”, que es indiferente aban- donar a Ia muerte, Son é&stos “gentes de poca monta, que tras- portan a los enfermos, entierran a los muertos, limpian y hacen muchos oficios viles y abyectos". Espacio recortado, inmévil, pe- twificado, Cada cual esta pegado a su puesto, Y si se mueve, le va en ello Ia vida, contagio o castigo. La cién funciona sin cesar. La mirada est4 por doquier en movimiento: “Un cuerpo de milicia considerable, mandade por buenos oficiales y gentes de cuerpos de guardia en las puer- tas, en el ayuntamiento y en todas las secciones para que la obe- dieneia del pueblo sea mas rapida y la autoridad de los magistra- dos mis absoluta, “asf como para vigilar todos los desdrdenes, misma época © de wn periodo anterior (095) 200 DISCLPLINA trocinios y saqueos”. En las puertas, puestos de vigilancia; al ex- tremo de cada calle, centinelas. Todos los dias, el intendente re- corre la seccién que tiene a su cargo, se entera de si los sindicos cumplen su misidn, si los vecinos tienen de qué quejarse; “vigilan sus actos". Todos los dias también, pasa el sindico por la calle de que ¢5 responsable; se detiene delante de cada casa; hace que se asomen todos los vecinos a las ventanas (los que viven del lado del patio tienen asignada una ventana que da @ Ia calle @ la que nin- rin_otro_puede asomarse); Hama a_cada informa del estado de todos, uno por uno, “en lo cual lo estarin obligados a decir la verdad bajo pena de la vida’ guno no se presenta en la ventana, el sindico debe preguntar el motivo; “asi descubrira fécilmente si se ocultan muertos 0 enfer- mos”, Cada cual encerrado en su jaula, cada cual asomandose a su ventana, respondiendo al ser nombrado y mostrindose cuando se le llama, es la gran revista de los vivos y de los muertos. Esta vigilancia se apoya en un sistema de registro permanente: informes de los sindicos a los intendentes, de los intendentes a los regidores o al alcalde. Al comienzo det “encierro”, se establece, uno por uno, el papel de todos los vecinos presentes en la ciudad; se consigna "el nombre, la edad, el sexo, sin excepcidn de condi- ién”; un ejemplar para el intendente de la seccién, otro para la oficina del ayuntamiento, otro més para que el sindico pueda pa- sar Ia lista diaria, De todo lo que se advierte en el curso de las tas —mmuertes, enfermedades, reclamaciones, irregularidades— se toma nota, que se trasmite a Ios intendentes y a los magistrados. Estos tienen autoridad sobre los cuidados médicos; han designado un médico responsable, y ningdn otro puede atender enfermos, ningdn boticario preparar m. in confesor visit a un enfermo, sin haber recibido de jete escrito “para impedir que se oculte y trate, a escondidas de los magistrados, a enfermos contagiosos”. El registro de lo patolégico debe ser cons- tante y centralizado. La relacién de cada cual con su enfermedad y su muerte pasa por las instancias del poder, el registro a que és tas la someten y las decisiones que toman. Cinco 0 seis dias después del comienzo de la cuarentena, se pro- cede a la purificacién de las casas, una por una, Se hace salir a todos los habitantes; en cada aposento se levantan o suspenden “los muebles y los objetos”; se esparce perfume, que se hace arder, tras de haber tapado cuidadosamente las ventanas, las puertas y hasta los agujeros de las cerraduras, Iendndolos con cera. Por ih timo, se cierra Ia casa entera mientras se consume el perfume; como a Ia entrada, se registra a los perfumistas, "en presencia de los ve EL PANOPTISMO 201 cinos de la casa, para ver si al salir llevan sobre si alguna cosa que no tuvieran al entrar”, Cuatro horas después, los habitantes de la casa pueden volver a ocuparla. © Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos estan insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos estén registrados, en el que un trabajo ininte- rumpido de escritura une el centro y la periferia, en el que el poder se_¢} 1e_entero, di di fig sirquica continua, en el que cada individuo esta constantemente localiza. do, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos —todo esto constituye un modelo compacto del disp tivo disciplinari} A la peste responde el orden; tiene por funcién desenredar todas as confusiones: la de Ia enfermedad que se tras- mite cuando los cuerpos se mezclan; la del mal que se multiplica ‘cuando el miedo y la muerte borran los interdictos. Prescribe a cada cual su lugar, 2 cada cual su cuerpo, a cada cual su enferme- dad y su muerte, a cada cual su bien, por el efecto de'un poder omnipresente y ominisciente que se subdivide él mismo de manera regular e ininterrumpida hasta la determinacién final del indivi- uo, de Jo que lo caracteriza, de lo que le pertenece, de lo que le ocurre, Contra la peste que es mezcla, la disciplina hace valer su poder que es andlisis, Ha habido en torno de Ia peste toda una ficcidn literaria de Ja fiesta: las leyes suspendidas, los interdictos levantados, el frenest del tiempo que pasa, los cuerpos mezclindose sin respeto, los individuos que se desenmascaran, que abandonan su identidad estatutaria y Ia figura bajo la cual se los reconocfa, dejando aparecer una verdad totalmente distinta, Pero ha habido también un sueiio politico de la peste, que era exactamente Io in- verso: no la fiesta colectiva, sino las particiones estrictas; no las leyes trasgredidas, sino la penetracidn del reglamento hasta los mis finos detalles de la existencia y por intermedio de una jerarquia completa que garantiza el funcionamiento capilar del poder; no las miscaras que se ponen y se quitan, sino la asignacién a cada al de de su Tugar, de su rdadero” cuerpo y de la “‘verdadera” enfermedad. La peste como forma a aginaria del desorden tiene por co- rrelato médico y pol lina, Por detras de los dispositi- vos disciplinarios, se lee la obsesidn de los “conti de la peste, de las revueltas, de Ios crimenes, de Ja vagancia, de las desercio- nes, de los individuos que aparecen y desaparecen, viven y mueren en el desorden, en es cierto que la lepra ha suscitado rituales de exelusién 202 DISCIPLINA, que dieron hasta cierto punto el modelo y como la forma gene | del gran Encierro, la peste ha suscitado esquemas diseiplinatios. | Mas que la division masivay bintaria entre los unos y los otros, apela a separaciones miiltiples, a distribuciones indivi Jizantes, a una organizacién en profundidad de las vigilancias de los controles, a una intensificacién y a una ramifieacin ddl poder. Ei leproso esté prendido en una prictica del rechazo, del exilio-lausura; se le deja perderse alli como en una masa que importa poco diferenciar; los apestados estin_prendidos en un. Teticulado téctico meticuloso en el que las diferenciaciones ind viduales son los efectos coactivos de un poder que se multiplica, se articula y se subdivide. El gran encierro de una parte; el buen j eneauzamiento de Ia conducta de otra. La lepra y su divisidn; la peste y su reticulado, La una esta marcada; la otra, analizada y | repartida. EI exilio det leproso y la detencién de la peste no lle an consigo el mismo suefio politico. El uno es el de tna com. idad pura, el otro el de una sociedad disciplinada. Dos maneras de ejercer el poder sobre los hombres, de controlar sus relacio- nes, de desenlazar sus peligrosos contubernios. La ciudad apesta- da, toda ella atravesada de jerarquia, de vigilancia, de inspeccién, | de’ escritura, la ciudad inmovilizada en el funcionamiento de un poder extensivo que se ejerce de manera distinta sobre todos los cuerpos individuales, es Ia utopia de la ciudad perfectamente go. bernada. La peste (al menos la que se mantiene en estado de previsién), es la prueba en el curso de la cual se puede definir idealmente et ejercicio del poder disciplinario, Para hacer fun- jonar de acuerdo con la teorfa pura los derechos y las leyes, los jginaban en el estado de naturalera; para ver funcio- las disciplinas perfectas, los gobernantes sofiaban con el estado peste. En el fondo de los esquemas disciplinarios la imagen de peste vale por todas las confusiones y los desérdenes; del. mis. 10 modo que la imagen de Ia lepra, det contacto que cort en el fondo de los esquemas de exclusién. Esquemas diferentes, pues, pero no incompatibles. Lentamente, se les ve aproximarse; y corresponde al siglo xix haber aplicado al exclusién cuyo habitante simbélico era el leproso wos, 10s locos, los violentos, forma- técnica de poder propia del reticulado a los como a “apestados", pro- a sobre el espacio confuso uidos, pero servirse de exclusiones FIL PANO 203 —esto ¢s lo que ha sido Ievado a cabo regularmente por et poder disci wario desde los comienzos del siglo’ xix: el asilo psiquidtri la penitenciaria, el correccional, el establecimiento de educa- vigilada, y por una parte los hospitales, de manera general todas Ias instancias de control individual, funcionan de doble modo: el de la divisibn binaria y la marcacién (loco-no loco; pk ‘os0-inofensivo; normal-anormal); y el de la asignacién coer de la distribucién diferencial (quién es; dénde debe estar; por qué caracterizarlo, cémo_ x disciplinas individualizantes; y, de otra parte, la universalidad de los controles disciplinarios permite marcar quién es “leproso” y hhacer jugar contra él los mecanismos dualistas de la exclusién. Li divisién constante de lo normal y de lo anormal, a que todo indi- viduo esta sometido, prolonga hasta nosotros yay otros objets distintos, la marcacién binaria y el exilio del lepro- $0; In existencia de todo un conjunto de técnicas y 4 hes que se atribuyen como tarea me anormales, hace funcionar los disp apelaba el miedo de la peste controlar y corregir a los vos disciplinarios a que en torno de lo rarlo, como para modificarlo, componen estas is que derivan de lejos. io: en la periferia, una construc: n el centro, una torre, ésta, con anchas la en celdas, cada una de las cuales atra- sa toda la anchura de la construccién, Tienen dos ventanas, que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y wie a otra, Basta entonces situar un vigilante en al y encerrar en cada celda aun loco, un enfermo, condenado, un obreto o un escolar. Por el efecto de la con se pueden percibir desde la torre, reco: pequefias siluetas ca fectamente individualizado y ¢ ‘0 pandptico dispone 204 DISCIPLINA, el principio del calabozo; o més bien de sus tres funciones —ence- rar, privar de luz y ocultar—; no se conserva més que la primera y se suprimen las otras dos. La plena luz y la mirada de un vigi- lante captan mejor que la sombra, que en ultimo témino prote- gia. La visibilidad es una trampa Lo cual permite en primer lugar —como efecto negativo— evi- tar esas masas, compactas, hormigueantes, tumultuosas, que se en: contraban en los Iugares de encierro, las que pintaba Goya 0 describfa Howard. Cada cual, en su lugar, esta bien encerradi una celda en la que e5 visto de frente por el vigilante; pero los muros laterales Je impiden entrar en contacto con sus compaiie- 0s. Es visto, pero él no ve; objeto de una informacién, jamés sujeto en una comunicacién, ‘La disposicién de st aposento, fren- te a Ja torre central, le impone una visibilidad axial; pero las ones del anillo, las celdas bien separadas implican una invi- sibilidad lateral. Y ésta es garantia del orden, Si los detenidos son unos condenados, no hay peligro de que exista complot, ten. tativa de evasidn colectiva, proyectos de nuevos delitos para el fut 10, malas influencias reciprocas; si son enfermos, no hay peligro de contagio; si locos, ‘no hay riesgo de as recfprocas; si niffos, ausencia de co} ruido, ausencia de charla, ausencia de « 05, ausencia de ri- fias, de robs jones que retrasan el trabajo, lo hacen menos perfecto o provocan los accidentes. La multitud, masa compacta, lugar de intercambios maltiples, dualidades que se funden, efecto colectivo, se anula en beni de una coleccién de individualidades separadas, Desde el pu vista del guardian est remplazada por una multiplicidad enu- merable y controlada; desde el punto de vista de los detenidos, por una soledad secuestrada y observada.? “De abf el efecto mayor del Pandp! un estado consciente y permanente de visi funcionamiento automatico del poder. permanente en sus efectos, incluso si es Que la perfecci6n del poder tienda a volver de su ejercicio; que este aparato arquitect na de crear y de sostener una rela aquel que lo eferce; en suma, que los de en una situacién de poder de la que el dores. Para esto, es a la ver demas preso esté sin cesar observaclo por inducir en el detenido ico sea una méqui- in de poder independiente de idos se hallen insertos mos son Ios porta- siado poco que el e: demasiado poco, 2 J, Bentham, Panopticon, Works, ed. Mowring, tw, pp. 6DG4, Cf. Mn, 17 EL PANOPTISMO 205 porque lo esencial es que se sepa vigilado; demasiado, porque no tiene necesidad de serlo efectivamente. Para ello Bentham ha sen- tado el principio de que el poder debia ser visible e inverificable. Visible: el detenido tendra sin cesar ante los ojos la elevada silue- ta de la torre central de donde es espiado. Inverificable: el dete- nido no debe saber jamés si en aquel momento se le mira; pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado. Bentham, para hacer imposible de decidir si el vigilante esta presente © ausente, 1 desde -sus.celda wuedan-siquiera_percibin una sombra 0 captar un reflejo, previd la colocacién, no sélo de unas persianas en las ventanas de la sala central de vigilancia, sino de unos tabiques en el interior que la cortan en Angulo recto, pasar de un pabellén a otro, en vez de puertas unos pasos porque el menor golpeo de un batiente, una luz entre- in resplandor en una rendija traicionarian Ia presencia del ico, s€ € totalmente visto, sin ver jamés; en Ia torre central, se ve todo, sin ser jamas vist ‘0 importante, ya que automatiza y desindividualiza el poder. Este tiene su principio menos en una persona que en cierta distribucién concertada de los cuerpos, de las superficies, de Jas luces, de las miradas; en un equipo cuyos mecanismos internos producen la relacién en la cual estén insertos los individuos. Las ceremonias, los rituales, las marcas por las cuales el exceso de po- der se manifiesta en el soberano son inttiles, Hay una maquinaria que garantiza la asimetria, el desequilibrio, la diferencia. Poco importa, por consiguiente, quién ejerce el poder. Un individuo jera, tomado casi al azar, puede hacer {uncionar la maquina: a del director, su familia, los que lo rodean, sus amigos, sus visitantes, sus servidores incluso.* Asi como es indiferente el moti- yo que lo anima: la curiosidad de un indiscreto, Ia malicia de un nifto, el apetito de saber de un filésofo que quiere recorrer este musco de la naturaleza humana, 0 la maldad de los que experi- mentan un placer en espiar y en castigar. Cuanto mas numerosos 206 DISCIPLINA son es0s observadores anénimos y pasajeros, més auimentan para el detenido el peligro de ser sorprendido y la conciencia inquieta de ser observado, El Pandptico es una maquina maravillosa que, a partir de los deseos mis diferentes, fabrica efectos homogéneos ‘de poder. Una sujecién real nace mecinicamente de una relacién fieticia De suerte que no es necesario recurrir a medios de fuerza para obligar al condenado a la buena conducta, el loco a la tranquili- la observacién de las prescripciones. Bentham se maravillaba de que las construcciones panépticas pudieran ser tan ligeras: nada de rejas, ni de cadenas, ni de cerraduras formidables; b: que las’ se Sy las aberturas est la por la geome mple y econdmica de una “casa de convi La efic poder, su fuerza coactiva, han pasado, en cierto modo, al otro lado —al lado de su superficie de aplicacién, EI n campo de visibilidad, y que lo sabe, repr s coacciones del poder; las hace jugar espor : inscribe en si mismo la relacién de poder multineamente los dos papeles; se convierte en el su propio sometimiento, Por ello, el potler externo puede alige- Su peso fisico; tiende a lo incorpdreo; y cuanto mis se acerca a este limite, més constantes, profundos, adquiridos de una vez siempre e incesantemente prolongados serin sus eféctos: per- petua victoria que evita todo enfrentamiento fisico y que siempre Bentham no dice si se inspiré, para su proyecto, en la casa de is que Le Vaux habia construido en Versalles: primera colec- zooldgica cuyos diferentes elementos no estaban, segtin era diseminados en u octogonal que, en el primer regio; en todos los la s ventanas que daban a siete jaulas (el octavo lado se reservaba a la entrada), donde esta- ban encerradas diferentes especies de animales. En la época de Bentham, esta casa de fieras habia desaparecido. Pero se encu ta en el programa del Pandptico Ia preocupacién andloga de la dobservacién individ lora, de la caracterizacién y de la indi- tica del espacio. El Pang imal esta re co es una coleccidn zooldgica ¥é 8G, Loic, Histoive des er 04.107, Ce EL PANOPTISMO 207 el hombre, por Ja agrupacién especifica a distribucién individual, y.el rey por la maquinaria de un poder furtivo. Con esta diferen. cia: el Panéptico, también, hace obra de ‘naturalista. Permite es- tablecer las diferencias: en los enfermos, observar los sintomas de cada cual, sin que la proximidad de las camas, Ia circulacidn de los. ‘miasmas, los efectos del contagio mezclen los cuadros clinicos; en los nifios, notar los hechos singulares (sin que exista imitacién 0 copia), localizar Jas aptitudes, y en relacién con una evolucién nor- istinguir lo que es “pereza y terquedad"”de-lo-q en los obreros notar las aptitudes de cada cual, comparar el tiempo que tardan’en hacer una obra, y si se les. aga por dia, calcular su salario consiguientemente? Esto por lo que toca al aspecto jardin, En cuanto al aspecto laboratorio, el Panéptico puede ser utilizado como miquina de hhacer experiencias, de modificar el comportamiento, de encauzar © reducar la conducta de los individuos. Experimentar medica mentos y verificar sus efectos. Probar diferentes castigos sobre los presos, segiin sus delitos y su cardcter, y buscar los més eficaces. Enseiiar simulténeamente diferentes técnicas a los obreros, estable- cer cudl es la mejor. Intentar experiencias pedagégicas —y en ticular repetir el célebre problema de la educacién reclusa, and expésitos. Se veri lo que ocurre cuando al cumplir los dieciséis © dieciocho afios se provoca el encuentro de mucha- chos y muchachas; podria comprobarse si, como piensa Helvecio, cualquiera puede aprender cualquier cosa; podria seguirse “la ge- nealogia de toda idea observable"; podria cducarse a diferentes nifios en diferentes sistemas de pensamiento, hacer creer a algunos que dos y dos no son cuatro o que la Iuna es un queso, y después ponerlos a todos juntos cuando hubieran cumplido veinte o vein- ticinco afios; se escucharian entonces discusiones que valdrian muy bien tos sermones o las conferencias en las que se gasta tanto di- nero; se tendrfa al menos Ia’ ocasién de realizar descubrimientos en el dominio dt la metafisica. EI Panéptico es un lugar privile- giado para hacer posible la experimentacién sobre los hombres, y Para analizar con toda certidumbre las trasformaciones que s¢ pueden obtener en ellos. EI Pandptico puede incluso constituir un aparato de control sobre sus propios mecanismos. Desde su torre central, el director puede espiar a todos los ne a sus drdenes: enfermeros, médicos, contramaestres, maestros, podra juzgarlos continuamente, modificar su conducta, imponerles los métodos que estime los mejores; y él mismo a st npleados que + Ibid, pp. 60-64, 208 DISCIPLINA vez podré ser fécilmente observado, Un inspector que surja de improviso en el centro del Pandptico juzgara de una sola ojeada, y sin que se le pueda ocultar nada, cémo funciona todo el estable- cimiento, Y por lo demis, encerrado como lo esti en medio de ese dispositivo arquitecténico, gno se halla el director comprome- tido con él? El médico incompetente, que haya dejado que se ex- tienda el contagio, el director de prisién o de taller que haya sido torpe, serdn las primeras victimas de la epidemia o del motin. “Mi dest is Jos detenidos) por todas las ataduras que he podido inventar.” * El Panéptico funciona como una especie de laboratorio de poder. Gracias a sus mecanismos de observacién, gana en eficacia y en capacidad de penetracién en el comportamiento de los hombres; un aumento de saber viene a establecerse sobre todas las avanza- das del poder, y descubre objetos que conocer sobre todas las su- perficies en las que éste viene a ejercerse. Ciudad apestada, establecimiento pandptico, las diferencias son im- portantes, Marcan, a siglo y medio de distancia, las trasformacio- nes del programa disciplinario. En un caso, una situacién de ex cepcién: contra un mal extraordinario, el poder se alza; se hace por doquier presente y visible; inventa engranajes nuevos; com: partimenta, inmoviliza, reticula; construye por un tiempo lo que es a la vez la contraciudad y la sociedad perfecta; impone un fun- cionamiento ideal, pero que se reduce a fin de cuentas, como el ‘mal que combate, al dualismo simple vidamuerte: lo que se mue- ve lleva la muerte, y se mata lo que se mueve, El Panéptico, por €l contrario, debe ser comprendido como un modelo generalizable de funcionamiento; una manera de definir las relaciones del poder con la vida cotidiana de los hombres. Sin duda Bentham lo pre- senta como una institucién particular, bien cerrada sobre ella misma. Se ha hecho con frecuencia de él una utopia del encierro perfecto, Frente a las prisiones ruinosas, hormigueantes y Menas de suplicio que grababa Piranese, el Panéptico se considera jaula cruel y sabia. El hecho de que haya, aun hasta nuestros dias, dado lugar a tantas variaciones proyectadas o realizadas, demuestra cul ha sido durante cerca de dos siglos su intensidad imaginaria. Pero el Pandptico no debe ser comprendido como un edificio onirico: es el diagrama de un mecanismo de poder referido a su forma ideal; su funcionamiento, abstraido de todo obsticulo, resistencia icon versus New S uth Wales, Works, ed. Bow EL PANOPTISMO 209 © rovamiento, puede muy bien ser representado como un puro sistema arquitecténico y dptico: es de hecho una figura de tecno- ica que se puede y que se debe desprender de todo uso Es polivalente en sus aplicaciones; sirve para enmendar a los pre- 05, pero también para curar a los enfermos, para instruir a los, escolares, guardar a los locos, a 10s obreros, hacer trabajar a los mendigos y a los ociosos. Es un tipo de implantacién de los relacién con los otros, de organizacién jerarquica, de disposicién de los centros y de os canales de poder, de definicién de sus ins- trumentos y de sus modos de intervencién, que se puede utilizar en 10s hospitales, 10s talleres, Jas escuelas, las prisiones. Siempre que se trate de una multip! iduos a Jos que haya que imponer una tarea o una conducta, podra ser utilizado el esquer pandptico. Es aplicable —bajo reserva de las modificaciones ne- cesarias— “a todos los establecimientos donde, en los limites de un espacio que no és demasiado amplio, haya que mantener bajo vigilancia a cierto mimero de person: En cada una de sus aplicaciones, permite perfeccionar el ejerci- io del poder. Y esto de varias maneras; porque puede reducir el ximero de os que Jo ejercen, a la vez que multiplica el numero de aquellos sobre quienes se ejerce. Porque permite intervenii cada instante y la presién constante acta aun antes de que las faltas, los errores, los delitos se cometan. Porque, en estas condi- jones, su fuerza estriba en no intervenir jams, en ejercerse ¢s- ponténeamente y sin ruido, en constituir un mecanismo cuyos efec- tos se encadenan los unos a los otros. Porque sin otro instrumento fisico que una arquitectura y una geometria, actiia directamente sobre Jos individuos; “da al espiritu poder sobre el espiritu”. El esquema pandptico ¢s un intensificador para cualquier aparato de poder: garantiza su economia (en material, en tiempo); garanti- za su eficacia por su cardcter preventivo, su funcionamiento con- tinuo y sus mecanismos autométicos. Es una mane net poder “en una cantidad hasta entonces sin ejempl de y nuevo instrumento de gobi Ja gran fuerza que es capaz de imprimir a toda insti se lo aplica”.2° Una especie de evo de Colén” en el orden de In politica. Es 9 bid, p. 40. Si Bentham ha puesto en evidencia el ejemplo de ta peniten: wa, es porque en éta se cjercen funciones mi » confinamiento, soledad, trabajo formdo, dy p68. 0 DISCIPLINA, capaz, en efecto, de ven (de educacién, de t brevalorar esta funci dose intimamente a ¢ ir un mecanismo n el que las relaciones de poder (y de saber) puedan ajustarse exactamente, y hasta en el detall procesos que de establecer una proporcién recta entre el y el “exceso de produecién”, En suma, hace de modo que el ejercicio del poder no se agregue del exterior, como una igida 0 como un peso, sobre las f cn las que resent sus propias Wiptico no es mto de unién, un cambiador entre un mecanismo de poder y funcidn; es una manera de hac ar unas relaciones de relaciones de poder la moral, preservar la salud, fundir Ja instruc iar las cargas economia como sobre una roca, desatar, en iano de las leyes sobre los pobres, todo de’ produccién, de es tal que su cierre no te del exterior: se ha visto que asl sea nados, sino dl tendra propios ojos cémo funciona las prisiones. No hay peligro, siguiente, de que el aumento de poder debido a la maquina ica pueda degenerar en tirania; e} di democraticamente controlado, ya que gran comité del del mente dispnesto ps un vi 31 Ibid, p. 39. continua de y observa BL. PANOPTISNO at ojeada, a tantos individuos diferentes, permite también a todo el mundo venir a vigilar al vigilante de menor importancia, La mi- de ver era una especie de cimara oscura donde espiar a los \lividwos; ahora se convierte en un edificio trasparente donde @jercicio del poder es controlable por la sociedad entera. El esquema pandptico, sin anularse ni perder ninguna de sus propiedades, estd destinado a difundirse en el cuerpo social; su es volverse en él una funcién generalizada, La ciudad ofrecia un modelo disciplinario excepcional: holuitamente violento; a la enfermedad que aportaba la muerte, el poder su perpetua amenaza de muerte; Ia vida estaba re- su expresion mds simple; era contra el poder de la muerte 0 del derecho de la espada. El Pandptico, por el icacién; si acondi zada: se trata de volver mds fuertes las fuerzas sociales —aumentar Ja produccién, desarrollar Ia economia, difundir la instruccién, ele- var el nivel de la moral piiblica; hacer crecer y multiplicar. ‘mo fortalecer el poder de tal manera que, lejos de obsta ese progreso, lejos de pasar sobre él por sus exigencias y sus lo facilite por el contrario? ¢Qué intensificador de po- rr podra ser a la vez un multiplicador de produccién? ¢Cémo al rmentat sus {uerzas, podrd el poder acrecentar las de la sociedad lugar de confiscarlas o de frenarlas? La solucién del Panéptico este problema es que el aumento productivo del poder no puede ser garantizado més que si de una parte tiene Ia posibilidad de ejercerse de manera continua en los basamentos de la sdciedad, (a su particula mds fina, y si, por otra parte, funciona al mar n de esas formas repentinas, violentas, discontinuas, que estin vinculadas al ejercicio de la soberania. El cuerpo del rey, con su extrafia presencia material y mitica, con la fuerza que él mismo despliega 0 que trasmite a algunos, se halla en el extremo opuesto de esta nueva fisica del poder que define el panoptismo; su domi- ‘0 es por el contratio toda esa regién de abajo, la de Ios cuerpos regulares, con sus detalles, sus movimientos miltiples, sus fuer- as heterogéneas, iiones espaciales. Se trata de mecanismos que analizan distribuciones, desviaciones, series, combinaciones, 1¢ wtilizan instrumentos para hacer visible, registrar, diferen- fisica de un poder relacional y multiple, que ia no en Ia persona del rey, s quie esas relaciones, precisamente, permiten individ rel tedrico, Bentham define otra manera de analizar el cuey rar como ve pute “desencerrar 212 DISCIPLINA, po social y las relaciones de poder que lo atraviesan; en términos de practica, define un procedimiento de subordinacién de los cuer- pos y de las fuerzas que debe aumentar la utilidad del poder rea- lizando la economia del Principe. El panoptismo es el principio general de una nueva “anatomfa politica” cuyo objeto y fin no son la relacién de soberanfa sino las relaciones de disciplina. En Ia famosa jaula trasparente y circular, con su elevada torre, poderosa y sabia, se trata quizd para Bentham de proyectar una institucién disciplinaria perfecta; pero se trata también de demos- fas disciplinas y hacerlas funcio- nar de manera difusa, miiltiple, polivalente en el cuerpo social entero. Con estas disciplinas que la época clisica elaborara en lu- gares precisos y relativamente cerrados —cuarteles, colegios, gran- des talleres— y cuyo empleo global no se habia imaginado sino a la escala limitada y provisional de una ciudad en estado de peste, Bentham suefia hacer un sistema de dispositivos siempre y por doquier alerta, Ja sociedad sin laguna ni interr cidn La disposicién panéptica da la f6rmula de esta generali- zacidn. Programa, al nivel de un mecanismo elemental y facilmente trasferible, el funcionamiento de base de una sociedad toda ella atravesada y penetrada por mecanismos disciplinarios. Dos imagenes, pues, de la un extremo, Ia discipli bloqueo, la institucién cerrada, establecida en los margenes, y vuel {2 toda ella hacia funciones negativas: detener el mal, romper las comunicaciones, suspender el tiempo. Al otro extremo, con el pa noptismo, tenemos la disciplina-mecanismo: un dispositivo funcio- nal que debe mejorar el ejercicio del poder volviéndolo pido, més ligero, mds eficaz, un disefio de las coerciones sutiles para una sociedad fucura. El me nto que va de un proyecto al otro, de un esquema de la disciplina de excepcién al de una vigilancia generalizada, reposa sobre una trasformacién histérica a extensién progresiva de los dispositivos de disciplina a lo largo de Jos siglos xvir y xvitt, su multiplicacion a través de todo el cuer- po social, la formacién de lo que podria lamarse en Iineas gene- rales la sociedad disci Toda una generalizacién disciplinaria, de la que Ia fisica ben- thamiana del poder representa el testimonio, se ha operado en el trascurso de la época clisica. Lo prueba Ja mul instituciones de discip superficie cada vez mis amplia, y a ocupar sobre todo un cada vez menos marginal: lo que era islote, lugar privilegiado, me- BL PANOPTISMO 218 dida circunstancial, © modelo singular, pasa a ser formula general; las reglamentaciones caracteristicas de los ejércitos protestantes y Piadosos de Guillermo de Orange o de Gustavo Adolfo se trasfon man en reglamentos para todos los ejércitos de Europa; los cole. sgios modelo dle los jesuitas, o las escuelas de Batencour y de Demia, después de la de Sturm, disefian las formas generales de disciplin escolar; la ordenacién de los hospitales maritimos y militares sitve de esquema a toda la reorganizacién hospitalaria del siglo x Pero-esta de-las-insti ‘iptinarias no es, sin Guuda, otra cosa que el aspecto mAs visible de diversos procesos nds prolundos in funcional de las disciplinas. Se les pedia sobre rent que neutralizaran los peligros, que asentaran laciones imuitiles o agitadas, que evitaran los inconvenientes concentraciones demasiado numerosas; se les pide desde @ que se han vuelto capaces de ello, el desempefio de un wlividuos. La disciplina militar no es ya un simple medio para liv el saqueo, 1a desercién, o la desobediencia de las tropas; *¢ ha convertido en una técnica de base para que el ejército exista, ‘0 y4 como un tropel de individuos, sino como una unidad que iene de esta unidad misma un aumento de fuerzas; la di ce erecer Ia habilidad de cada cual, coordina estas habilidades, elera los movimientos, multiplica la potencia de fuego, ensancha Jos frentes de ataque sin disminuir su vigor, aumenta la capacidad e resistencia, etc, La disciplina de taller, sin dejar de ser una era de hacer respetar Jos reglamentos y las autoridades, de im. pedir Tos robos o la disipacidn, tiende a que aumenten las aptitix es, las velocidades, los rendimientos, y por ende las ganancias; moraliza siempre las conductas pero cada vez mis finaliza los com. Pportamientes, y hace que entren los cuerpos en una maquinaria y 's fuerzas en una economia, Cuando en el siglo xvii se desarre. von las escuelas de provincias o las escuelas cristianas elementa. las justificaciones que se daban para ello eran sobre todo ne- # como Jos pobres no contaban con medios para educar a hijos, los dejaban “en la ignorancia de sus obligaciones: el ado que se toman para subsistir, y el hecho de haber sido ellos }os mal educados, hace que no puedan trasmitir una buena i o cual implica tres inconvenien- tes mayores: la ignorancia de Dios, la holgazanerfa (con todo su cortejo de embriaguez, de impureca, de Introcinios, de bandidaje), yla formacién de esas partidas de mendigos y picaros, siempre dis. Puestos 8 provocar desérdenes piiblicos y “buenos todo lo mis para gat 21d DISCIPLINA, ayotar los fondos del Hospital”.** Ahora bien, en Ios comienzos de la Revolucién, el objetivo que se prescribira a la ensefianza prima- ria serd, entre otras cosas, el de “fortificar”, el de “desarrollar el cuerpo”, el de disponer al nifio “para cualquier trabajo mecanico en el futuro”, el de procurarle “un golpe de vista preciso, la segura, los movimientos habituales rapidos”."* Las disc cionan cada vez mas como unas técnicas que fabrican individuos utiles. De ahf el hecho de que se liberen de su posicién marginal 1os.confines.de Ia sociedad, y-q aren-de_las-formas-de_l exclusién 0 de la expiacién, del encierro o del retiro. De ahi el hecho de que desenlacen Ientamente su parentesco con las regula ridades y las clausuras religiosas, De ahi también que tiendan a implantarse en los sectores ms importantes, mds centrales, més productivos de la sociedad; que vengan a conectarse sobre algunas les funciones esenciales: la produccidn manufacturera, én de conocimientos, la difusién de aptitudes y de tacto, ¢l aparato de guerra. De ahi, en fin, la doble tendencia que vemos desarrollarse a 10 lo xvint a multiplicar el ntimero de las instituciones de jar 10s aparatos existentes. 2) La enjambrazén de los mecanismos disciplinarios. Mientras que por una parte, se multiplican los establecimientos de dis sus mecanismos tienen cierta tendencia a “desinstitneionalizar- fortalezas cerradas en que funcionaban y a circu componen en procedimientos flexibles «le control, que se pueden trasferir y adaptar. A veces, son los aparatos cerrados los que agre- gan a su funcién interna y especifica un papel de vigilancia externa, desarrollando en torno suyo un margen entero de controles latera- les, Asi la escuela cristiana no debe simplemente formar nitios déciles; debe también permitir vigilar a los padres, informarse de su modo de vida, de sus recursos, de su piedad, de sus costumbres. La escuela tiende a constituir mimisculos observatorios sociales para penetrar hasta los adultos y ejercer sobre ellos un control regi Ta mala conducta de un niffo, 0 su ausencia, es un pretexto legé timo, segiin Demia, para ir a interrogar a los vecinos, sobre todo si hay motivos para creer que la familia no dir Ia verdad; después a los propios padres, para comprobar si saben el catecismo y las oraciones, si estan resueltos a desarraigar los vici cudntas camas tienen y cémo se reparten en el 28 Ch. Demia, Réglement pour les é 44 Informe de Talleyrand a tado por A. Léon, La Révol p. 106. EL PANOPTISMO 215 Ja visita termina eventualmente por una limosna, el regalo de una estampa, o 1a atribucién de lechos suplementatios.* De la mis- ma manera, el hospital esti concebido cada vez més como punto de apoyo para Ia vigilancia médica de la poblacién externa; des pués del incendio del HételDiew en 1772, muchos piden que se remplacen los grandes estableci vastos y tan desorde- nados, por una serie de hospitales de pequefias dimensiones, cuya funcién seria recibir a los enfermos del barrio pero también reuni informacione 1s fendmenos end pide micos, abrir dispensarios, dar consejos a los vecinos y tener a las autoridades al corriente de la situacién sanitaria de toda la re- nse Se ven también difunditse los procedimientos disciplinarios, a partir no de instituciones cerradas, sino de focos de control disemi- nados en la sociedad. Grupos religiosos, asociaciones de beneficien ia desempefiaron durante mucho tiempo este papel de “or zacién de disciplina” de la poblacién. Desde la Conurarrefor ropia de In monarquia de Julio, se multiplicaror este tipo; tenfan objetivos religiosos (la conver y la moralizacién}, econémicos (el socorro y la incitacién bajo), 0 politicos (ge trataba de luchar contra el descontento 0 agitacién). Baste citar a titulo de ejemplo los reglamentos para compaiias de caridad de las parroquias parisienses. EI territorio por cubrir se divide en cuarteles y en cantones, que se reparten los miembros de la compaitia. ¥stos tienen que visitarlos regular- ‘en impedir los lugares dle perdicién, tabaque- lemias, juegos de naipes, impiedades y otros desdrdenes que pudieran Megara su conok miento.” Habrin también de hacer vis bres, y Jos puntos de informacion se prec estabilidad del alojamiento, conocimiento de aciones, fre- cuentacién de los sacramentos, conocimiento de un oficio, mora n eaido en Ia pobreza por su culpa”); en fin, “es preciso informarse habilmente de qué manera se comp hhogar, si se hallan en paz entre sf y con sus vecinos, de educar a sus hijos en el temor de man sus hijos mayores de distinto sexo juntos y coi toleran libertinaje y 2alame 216 DISCIPLINA, sus hijas mayores. Si hay duda sobre si estin casados, hay que pe dirles un certificado de su ma 8) La nacionalizacién de los mecanismos de disciplina. En In- glaterra, son grupos pri realizado, durante largo ti los d mpo, nciones de disciplina social;#* en Francia, si bien una parte de este papel ha quedado en manos de patronatos o de sociedades de socorro, otra —y la mas impor- tante sin duda— ha sido recobrada muy pronto por el aparato de policia. La organizacién de una policia centralizada ha pasado durante mucho tiempo, y a los propios ojos de los contemporaneos, por la expresién més directa del absolutismo monérquico; el soberano habia querido tener “un magistrado de su hechura a quien poder confiar directamente sus instrucciones, sus misiones, sus intencio- nes, y que se encargara de la ejecucién de las érdenes y de las lettres de cachet”.*® En efecto, a la par que recobraban cierto ni: mero de funciones prexistentes —persecuci policia y Ia tenencia general, que cra la corona y remate en Paris, las convertian en una maquina administrativa, unitaria y rigurosa “Todos los radios de fuerza y de instruccién que parten de la ci cunferencia vienen a converger en el Iugarteniente general. € quien hace marchar todas las ruedas cuyo conjunto produce el orden y la armonfa. Los efectos de su administracién no pueden ser mejor comparados que al movimiento de los cuerpos celestes." # Pero si bien la policia como institucién ha sido realmente org: nizada bajo la forma de un aparato del Estado, y si ha sido res ‘mente incorporada de manera directa al centro de la soberania po- litica, el tipo de poder que ejerce, los mecanismos que pone en juego y los elementos a que los aplica son especificos. Es un apa- Tato que debe ser coextensivo al cuerpo social entero y no sélo por os limites extremos que alcanza, sino por la minucia de los deta: Nes de que se ocupa, El poder policiaco debe actuar “sobre todo": no es en absoluto, sin embargo, la totalidad del Estado ni del reino, como cuerpo visible e invis es el polvo de los acontecimientos, de las acciones, deh de las opiniones EL PANOPTIsMo 217 —"todo lo que pasa”; * el objeto de la policia son esas “cosas de cada instante”, esas “cosas de nada” de que hablaba Catalina IL en su Gran Instruccién.# Con la policia, se esti en lo indefinido de un control que trata idealmente de llegar a lo més elemental, al fendmeno mas pasajero del cuerpo social: “EI ministerio de los magistrados y oficiales de policia es de los més importantes; los objetos que abarca son en cierto modo indefinidos; no puede per- cibirselos sino por un examen sulicientemente detallado"; * es lo infinitamente pequeiio del poder politico. Y para ejercerse, este poder debe apropiarse de instrumentos de una vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de ha- cerlo todo visible, pero a condicién de volverse ella misma invisi- ble. Debe ser como una mirada sin rostro que trasforma todo el rostro social en un campo de percepcién: millares de ojos por do- quier, atenciones méviles y siempre alerta, un largo sistema jerar- quizado, que, segiin Le Maire, supone para Paris los 48. comisa- rios, los 20 inspectores, y ademés los ““observadores” pagados regu- Jarmente, los “bajos soplones” retribuidos por dia, después los denunciadores, calificados segiin la misién, y finalmente las pros- titutas, Y esta incesante observacién debe acumularse en una serie de informes y de registros; a lo largo de todo el siglo xvut, un in- menso texto policiaco tiende a cubrir Ia sociedad gracias a una organizacién documental compleja.** Y a diferencia de los métodos de la escritura judicial 0 administrativa, lo que se registra ast son conductas, actitudes, virtualidades, sospechas —una toma en cuen- la permanente del comportamiento de los individuos. Ahora bien, hay que advertir que este control policiaco, si bien se halla entero “en la mano del rey”, no funciona en una sola di- reccién. Es de hecho un sistema de doble entrada: tiene que res- ponder, chidiendo el aparato de justicia, a la voluntad inmediata del rey; pero es susceptible también de responder a las solicitacio- nes de abajo; en su inmensa mayoria, las famosas lettres de cachet, que han sido durante mucho tiempo el simbolo de Ia arbitrarie- dad regia y que han descalificado politicamente Ia practica de la detencién, estaban de hecho solicitadas por Jas familias, 1os amos, los notables locales, 1os vecinos de los barrios, los parrocos; y tenfan A Le Maire en una memoria redactada a peticién de Sartine, para respon: der a 16 preguntas de José II sobre la policia parisiense, Esta memoria fue ppublicada por Gazier env 1879, iplemento a In Instruction pour ta rédaction d'un nownean code, 1769, police, 1705, prefacio no foliado, en el siglo xvi, podemos re rance générale de police, 1006, nos aM. 218. DISCIPLINA, como funcién hacer sancionar por medio de un is nto toda una infrapenalidad, Ia del desorden, de la agitacién, de la desobediencia, de In mala condueta; lo que Ledoux queria’ exp sar de su ciudad arquitecténicamente perfecta, y que él Ilamaba los "delitos de la no vigilancia”, En suma, la policia del siglo xvi, a su papel de auxiliar de justicia en la persecucién de los crimi. nales y de instrumento para el control politico de las conjuras, de Jos movimientos de oposicién o de las revueltas, afiade una fun. cién disciplinaria. Funcién compleja, ya que une el poder abso- Tuto del monarca a las mis pequefias instancias de poder disemi- nadas en Ia sociedad; ya que, entre estas diferentes instituciones cerradas de disciplina (talleres, ejércitos, escuclas), extiende una red intermedia, que actiia allf donde aquéllas no pueden interve- disciplinando los espacios no disciplinarios; pero que cubre, tune entre ellos, garantiza con su fuerza armada: disciplina inters- ticial y metadisciplina. “EI soberano, por medio de una prudente policfa, acostumbra al pucblo al orden y a la obediencia.” == La onganizacién del aparato policiaco del siglo xvm sanciona tuna generalizaciOn de las dlisciplinas que alcanza las dimensiones del Estado. Se comprende —aunque se haya encontrado vine de la manera més explicita a todo lo que, en el regio poder, exee el ejercicio de Ia justicia regulada— por qué la policia pudo ir con_un m ‘ones la reorganizacin a poder judicial, y por qué no ha cesado de imponer cata ver mi pesadamente, hasta hoy, sus prerrogativas. Es sin duda por ser st brazo secular; pero es también porque mucho mas que fa institu cidn judicial forma cuerpo, ud y sus-mecanismos, con la sociedad de tipo disciplinario, Seria inexacto, sin embargo, que las funciones disciplinarias han sido confiscadas y absor- bidas de una ver pata siempre por un , ternat jer (las casas de ed existentes que encueni nizar sus mecanismos ya sea por instancias pre- el medio de relorzar 0 de reorga- rernos de poder (ser preciso demostrar un 2, de Vautel, Le it des gens, 1768, p, 162, t. PANOPTISMO 19 ia cémo Jas relaciones intrafamiliares, esencialmente en Ja eélula padreshijos, se han “disciplinado”, absorbiendo desde Ia época clisica esquemas externos, escolares, militares, y después médicos, psiquiatricos, psicolégicos, que han hecho de la familia el lugar de emergencia privilegiada para la cuestién disciplinaria de lo normal y de lo anormal), ya sea por aparatos que han hecho de la disci- plina su principio de funcionamiento interno (disciplinarizacion del aparato administrative a partir de 1a época napolednica), ya en Sin, por aparatos estatales que tienen por funcién no exclu: siva sino principal hacer reinar la disciplina a la escala de una sociedad (la policia) Se puede, pues, hablar en total de la formacién de una sociedad isciplinaria en este movimiento que va de las disciplinas cerradas, especie de “cuarentena” social, hasta el mecanismo indefinidamen- te generalizable del “panoptismo”, No quiere decir esto que la modalidad disciplinaria del poder haya remplazado a todas las de- mis; sino que se ha infiltrado entre las otras, descalificindolas a veces pero sirviéndoles de intermediaria, ligindolas entre sf, pro- longindolas, y sobre todo permitiendo conducir los efectos de po- der hasta los elementos mas sutiles y mds lejanos. Garantiza una distribucién infinitesimal de las relaciones de poder. Pocos afivs después de Bentham, Julius redactaba el certificado de nacimiento de esta sociedad.* Hablando del principio panép- que una ingeniosidad a tun. aconteci historia del espiritu. In api de un problema Lécnico; pero a través de ella, se.dibuja todo un tipo de sociedad. La Antigtiedad habia sido una civilizacién del espectdculo, “Hacer ccesible 2 una multitud de hombres la inspeccidn de un pequefio nniimero de objetos”: a este problema respondia la arquitectura de los templos, de los teatros y le Jos circos. Con el espectaculo predominaban la vida pitblica, la intensidad de las fiestas, 1a pro- ximidad sensual, En estos rituales en los que corrfa la sangre, sociedad recobraba vigor y formaba por un instante como un gran roblema inverso: pequeiio niime de una gran-multitu nentos principales no son ya In com) ino los individuos pri s relaciones no pueden req inversa del especticulo: “Al tiempo we NH Lecons sur tes 220 DISCLPLINA, pre creciente del Estado, a su intervencidn cada dia més profunda en todos los detalles y todas las relaciones de la vida social, le es taba reservado aumentar y perfeccionar sus garantias, utilizando y dirigiendo haci an fin la construccién y la distribucién de fos destinados a vigilar al mismo tiempo a una gran multi- tud de hombres. Julius leia como un proceso histérico consumado lo que Ben: tham habia descrito como un programa téenico. Nuestra sociedad no 5 la del especticulo, sino de la_vigilancia;_bajo_l Sick de las imagenes, se llega a los cuerpos en profundidad; detras de la gran abstraccion del cambio, se persigue el adiestramiento mi nucioso y conereto de las fuerzas iitiles; los cixcuitos de la comuni: cacién son los soportes de una acumulacién y de una central ién del saber; el juego de los signos define 1os anclajes del Ja hermosa totalidad del individuo no est4 amputada, repr alterada por nuestro orden social, sino que cl individuo se halla en él cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda una thetic de las fuerzas y de los cuerpos. Somos mucho menos griegos de lo que creemos. No estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena, sino en la maquina pandptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos, ya que somos uno de sus en: granajes. La importancia, en Ia mitologia histérica, del perso! napolednico tiene quiz’s ahi uno de sus or pero al que ningin detalle, por infimo que sea, escapa jamiis: “Podéis juzgar que nin- te del Imperio est privada de vigi que ningiin cri- men, ningtin delito, ninguna infraccién debe permanecer sin set 1 que el ojo del genio que sabi lo todo abar- ca el conjunto de esta vasta maquina, sin que, sin embargo, pueda escaparle el menor det disciplinaria, en el mo- mento de su plena eclosién, toma todavia con el Emperador el viejo aspecto del poder de especticulo. Como monarca a la vex usurpador del antiguo trono y onganizador del nuevo Estado, ha recogido en una figura simbélica y postrera todo el largo proceso por el cual los fastos de la soberania, las manifestaciones necesaria- Mente espectacalares del poder, s¢ han extinguido uno a uno en el ejercicio coti nu miradas entrecruzadas y despiertas pronto Ia como el sol EL PANOPTISMO 221 La formacién de la sociedad disciplinaria remite a cierto nimero de procesos histéricos amplios en el interior de los cuales ocupa lugar: econémicos, juridico-politicos, cientificos, en fin, 1) De una manera global puede decirse que las disciplinas son unas técnicas para garantizar Ia ordenacién de las multiplicidades humanas. Cierto es que no hay en esto nada de excepcional, ni aun de caracteristico: a todo sistema de poder se le plantea el mis- roblema. Pero lo propio de las disciplinas es que intentan responce a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos cos- toso posible (econdmicamente, por el escaso gasto que acarrea; po- Iiticamente por su discrecién, su poca exteriorizacién, su relativa invisibilidad, Ia escasa resistencia que suscita), hacer que los efectos de este poder social alcancen su maximo de intensidad y se ex- tiendan Jo més lejos posible, sin fracaso ni laguna; ligar en fin este crecimiento “econdmico” del poder y el rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce (ya sean los aparatos pedagdgicos, militares, industriales, médicos), en suma aumentar ala ver la docilidad y Ia utilidad de todos los elementos del siste- mma. Este triple objetivo de las disciplinas responde a una coyun- tura histérica muy conocida. Es de un lado el gran impulso de- mogrifico del siglo xvi: aumento de la poblacién flotante (uno eros objetos de la disciplina es fijar; la disciplina es un ‘ocedimiento de antinomadismo) ; cambio de escala cuantitativa de los grupos que se trata de controlar o de manipular (de los co- jenzos del siglo xvit a la vispera de In Revolucién Francesa, la lacién escolar se multiplic6, como sin duda la poblacién hospi talizada; el ejército en tiempo de paz contaba a fines del siglo x\ mis de 200000 hombres). El otro aspecto de la coyuntura es el crecimiento del aparato de produccidn, cada ver més extenso y complejo, cada ver. més costoso también y cuya rentabi ta de hacer crecer. El desarrollo de los procedi rios responde & estos dos procesos 0 duda, a la nece- sidad de ajustar su correl wales del poder feudal, ni las estructuras de Ia monarquia administrativa, ni los ‘mecanismos locales de control, ni el entrecruzamiento inestable que formaban entre todos ellos podlian garantizar este papel: se Jo im- Ia extensidn Mena de lag poder que se ejercfa. Dispendioso en varios sen- porque directamente costaba mucho al Tesoro, porque el istema de 1os oficios venales o el de Jos arriendos pesaba de ma- indivecta pero agobiante sobre In poblacién, porque las resis- efinir_respecto de las multiplicidades una_tictiea-de-poder-que—_ 298 tencias que encont completa, porque procedia esencialmente por extraccién (extrac ia de hombres o de tiempo por las presta- el encierro de los vagabundos rea la aparicion de técnicas eleméntales del poder que corresponden a una economia completamente distinta: unos mecanismos de poder que, en lu ‘en descuento”, se integran desde el interior id de los hombres y la mu (y por esto hay je que una uni izacién de cada uno de sus todo lo que en ella corre el peli a causa de esto, In disci lo que se op lementos y de su suma; y que forn nes, revueltas, organi EL PANOPTISMO, 228 que sean los més répidos y los menos costosos, es decir utilizando Ja propia multiplicidad como instrumento de este crecimiento: de alu, para extraer de los cuerpos el maximo de tiempo y de fuerzas, esos métodos de conjunto que son los empleos del tiempo, las edu- caciones colectivas, los ejercicios, la vigilancia a la vez global y de- ida. Es preciso, ademés, que las disciplinas hagan crecer fecto de utilidad propio de las multiplicidades, y que se vuelvan cada una de ellas més utiles que la simple suma de sus elementos nten los efectos utilizables de lo miltipl lk as definen unas técticas de distribucién, de ajuste reeiproco de los cuerpos, de los gestos y de los ritmos, de diferen: ciacion de las capacidades, de coordinacién reciproca en relacién con unos aparatos o unas tareas. En fin, la disciplina tiene que hacer jugar las relaciones de poder no por encima, sino en el tejido mismo de la multiplicidad, de la manera mis discreta que se pueda, la mejor articulada sobre las demas funciones de estas multiplici. dades, la menos dispendiosa también. A esto responden unos ins- tumentos de poder anénimos y coextensives a la multiplic que regimentan, como la vigilancia jerérquica, el re el juicio y la clasificacién perpetuos, En suma, s que se manifiesta por el esplendor de los que lo ejercen, por poder que objetiva insidiosamente aquellos a quienes se formar un saber a propésito de éstos, mis que desplegar los fastuosos de la soberanfa. En una pala pplinas son cl conjunto de Jas mimisculas invenciones técnicas que han permitido hacer que crezca la magnitud itil de las multiplicidades hacien do decrecer los inconvenientes del poder que, para hacerlos justa- mente utiles, debe regirlas. Una multiplicidad, ya sea un taller acidn, un ejército o una escuela, alcanza el umbral de Ia dis. va cuando la relacién de una a otra llega a ser favorable, Si el despegue econémico de Occidente ha comenzado con los procedimientos que permitieron Ja acumul: quizé, que los métocos para dirigir I res han permitido un despegue politic le poder tradicionales, rituales, costosas, violentas, y que, cal pronto en desuso, han sido sustituidas por toda una tecnologia fina y caleulada del sometimiento. De hecho los dos procesos, jn de los hombres y acumulaci6n del capital, no puede wos; no habria sido posible resolver el problema de de Jos hombres sin el crecimiento de un aparato de z cle mantener 224 iscrrLina ‘A.un nivel menos general, las mutaciones tecnoldgicas del aparato de produccién, la divisién del trabajo y Ja elaboracién de los pro- cedimientos disciplinarios han mantenido un conjunto de relacio- nes muy estrechas** Cada uno de los dos ha hecho al otro posible, y necesario; cada uno de los dos ha servido de modelo al otro. La pirdmide disciplinaria ha constituido la pequefia célula de poder en el interior de Ia cual Ia separacién, la coordinacién y el con- trol de las tareas han sido impuestos y hechos eficaces; y el reticu lado analitico del tiempo, de los gestos, de Jas fuerzas de los cue ‘pos, ha constituido un esquema operitorio que se ha podido ficilmente trasferir de los grupos que someter a Ios mecanismos de la produccidn; la proyeccién masiva de los métodos militares sobre la organizacién industrial ha sido un ejemplo de este mode. lado de Ja division del trabajo a partir de esquemas de poder. Pero, en cambio, el anilisis técnico del proceso de produccién, su descomposicién “maquinal” se han proyectado sobre la fuerza de trabajo que tenia por misién asegurarla: la consti de es miquinas disciplinatias en que estén compuestas y con esto amp! das las fuerzas individuales que asocian es el efecto de esta proyec- In. Digamos que la disciplina es el procedimiento té por el cual la fuerza del cuerpo est4 con el menor ducida como fuerza “pol crecimiento de una economia ‘capitalista ha exigido la modalidad especifica del poder disci cuyas férmulas generales, los pro cedimientos de sumisién de las fuerzas y de los cuerpos, la “anato- "en una palabra, pueden ser puestos en accién a tra- vés de los regimenes politicos, de los aparatos o de las institucio. nes muy diversas. 2) La modalidad pandptica del poder —al nivel elemental, eéc- nico, humildemente fisico en que se sittia— no esta bajo Ia depen- dencia inmediata ni en Ia prolongacién directa de las grandes estructuras juridico-politicas de una sociedad; no es, sin embargo, absolutamente independiente. Hist6ricamente, el proceso. por el cual Ja burgu er en el curso del siglo xvi Ja clase pol a través de Ia organizacién de un régimen de tipo pa y representativo. Pero el desarrollo y la general wuido Ia otra vertiente, de estos procesos. widiea general que ga- un sistema de derechos en principio igualitarios hal bro 1, sece EL, PANOPTISMO 225 subyacentes, ¢0s mecanismos menudos, cotidianos y fisicos, todos 30s sistemas de micropoder esencialmente inigualitarios y disimé- tricos que constituyen las disciplinas. Y si, de una manera formal, el régimen representativo permite que directa o indirectamente, con 0 sin enlaces, la voluntad de todos forme la instancia funda: mental de la soberania, las disciplinas dan, en la base, garantia de Ja sumisin de las fuerzas y de los cuerpos. Las disciplinas reales y corporales han constituido el subsuelo de las libertades forma- les ‘mento ideal del derecho y del poder politico; el panoptismo cons, titwia el procedimiento técnico, universalmente difundido, de la coercién. No ha cesado de trabajar en profundidad las estructuras juridicas de la sociedad para hacer funcionar los mecanismos efec- tivos del poder en oposicién a ios marcos formales que se habia procurado. Las Luces, que han descubjerto las libertades, inventa- ron también ias disciplinas. En apariencia, las disciplinas no constituyen otra cosa més que tun infraderecho. Parecen prolongar hasta el nivel infinitesimal de Jas existencias singulares, las formas generales definidas por el de- echo; 0 también aparecen como maneras de aprendizaje que per- te a los individuos integrarse a estas exigencias generales. Cons- in el mismo tipo de derecho cambiindoto de escala y ha- in duda, més indulgente, Es Suna especie de contradere- . Desempetian el papel preciso de introducir unas disimetrias insuperables y de excluit reciprocidades, isciplina crea entre los indi es una rel cidn contractual; Ia aceptacién de-una disciplina puede ser suscrita de contrato; la manera en que est4 impuesta, los mecanis- ‘mos que pone en juego, la subordinacién no reversible de los unos respecto de los otros, ef " que esta siempre fijado ‘ne por contenido un mecanis- }o es, por ejemplo, cuzntos procedi reales influyen en la ficcién juridica del’ contrato de trabaj isciplina de taller no ¢s el menos importante, Ademés, en tanto 1¢ los sistemas juridicos califican a los sujetos de derecho segiin unas normas universales, las disciplinas caracterizan, clasifican, es- ppecializan; distribuyen a lo largo de una escala, reparten en torno de una norma, jerarquizan a los individuos a los unos en relacién icas._El contrato podia bien ser imaginado como funda-___ DISCLPLINA, EL PANOPTISMO fuerzan regularmente segtin > fiariquean ent “puestos en orden” por las disciplina its a elas, unos aparatos tales que todo m puede valer como tismo difuns \_recho, una maquinazia inmensa y miniscula a la vex que sostiene, reliierza, multiplica la disimetra de los poderes y vuelve vanos los as infimas, los panop- estar por bajo del ni- 8 y de las grandes luchas se de las disciplinas si no se les encuent afirmacién de que se hallan en el fundamento ‘uando son una serie de mecanismos para vamente y en todas partes las relaciones de hhecho de que se obstinen en hacerlas pasar por leta de toda moral, cuando son un el panopt ido, poco celebraclo. Apenas si se reconoce en él otra cosa que ‘eutiosa pequefia utopia, el suefio de una perversidad, algo Bentham hubiese sido el toda la tenologia correctiva de que ¥a acompafiada, hay que co- Jocarla ahf: en el punto en que se realiza Ia torsién del poder codificado de castigar, en un poder disciplinario de vigilar; en el punto en que los castigos universales de las leyes vienen a aplicar- iduos y siempre a los mismos; has- eto de derecho por la, hhasta el punto en que s{ mismo, y en que el ura ver, excepto para le ciencias; pero el mis fl derecho se invierte y pasa al exterior contraderecho se vuelve el contenido efé de las formas juridicas. Lo que general poder ile ‘astigar no es ia conciencia universal de la ley ei cada uno de los sujetos de derecho, e9 In extensién regular, es la tama infinita- mente tupida de los procedimientos pandpticos, 3) Tomados uno a uno, la mayoria de estos procedimientos tie- nen una larga historia tras ellos. Pero el punto de Ia novedad, en said DISCITIN (Bb PANOPTISMO 229 miento de investigacién, vieja téenica fiscal y administrativa, se | habia desarrollado sobre todo con la reorganizacién de Ja Iglesia cciencias empiricas. Qué Gran Vigilante hard Ja del examen, en ‘evanto a las ciencias humanas? A menos que, precisamente, | jposible. Porque, si bien es cierto que la ica para Tas ciencias empiricas, se ha desprendido jento inquisitorial en que histéricamente enraizaba, examen, hia quedado muy cerca del poder disci formé, Es todavia y siempre una pieza i s. Como es natural, parece haber sufrido una depura- ‘epeculativa al integrarse a ciencias como la psiquiairia y Ia lo vemos, bajo In forma de tests, de conver- yy el incremento de los Estados regidos por principes en los siglos rnd que o- de una verdad’ comprobada o al suos procedimientos del juramer , rectificar en apariencia ina: Ia psicologla escolar esté encirga- rigores de Ia excuela, asf como: la conversacién ‘std encargada de rectlicar Ios efectos de Ia ampoco su desviacién wber. La investigacién, en efecto, ha sido la pieza rudi- mentaria, sin duda, pero fundamental para la cid de las Jencias empiricas; ha sido tam: de este saber experimental, del cual se sabe bi bloqueado a fines de la Edad Media. Es quizé cierto que las ma- s, en Grecia, nacieron de las téenicas de a medida; las gran conocimiento empiri y las ha trascrito en la ordenacién de un discurso indefinido que comprucba, describe y establece los “hechos” (y sto en el momento jental comenzaba la conquistaeconémica ene sin duda su modelo opera- jco que ha rei ido contra el cuerpo “recho de un contrato ideal rona y aviesa de quizt a la psicologia, a la psiquiatra fs extrafios conocimi fue al saber tranqui 0 icia penal bajo el Antigui {fesacién del poder mis fuerte sobre el cuerpo del criminal més “grande, cuya destruccién total hace manifestarse el crimen en. su © CL a este propésito, Michel Tort, Q. Ly 1974 280 DiscrPLiNna, cexpediente jamds cerrado, Ia benignidad ca Jada de una pena que estarfa la a la curiosidad ninda de un examen, un procedimiento que fuera a la ver Ia ‘medida perman instrumento moderno de la penal de extraflar que Ia prisién se asemeje a las f prisiones?

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