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La oración íntima, es la máxima expresión de nuestra fe……habla por sí sola……no busca demostrar

nada a nadie, es señal de nuestra entera y total rendición al Señor, es anunciar sin palabras su
Señorío sobre nuestras vidas, es demostrar a las huestes de maldad y al ejercito celestial, nuestra
total dependencia de Él.

La oración intima, esa que nace desde la necesidad de estar a solas con Dios y no de la obligación,
es sin duda la evaluación más sincera del estado de nuestra salud espiritual, refleja lo fuerte de
nuestra relación con nuestro Padre Celestial, refleja que tan fuerte es nuestra fe, cuanto creemos
de Él. Es sin duda, nuestro culto racional más preciado, es la adoración más sublime y honesta que
como seres humanos, podemos expresar.

En la congregación podemos levantar manos al cielo y orar fervientemente y con bellas palabras
elocuentes, pero al final de la jornada, cuando nadie nos ve, en lo secreto de nuestra habitación,
cundo ningún ojo humano nos puede ver, es cuando la oración intima refleja nuestra relación con
Dios y cuanto dependemos de Él.

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