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La teología gnóstica (en especial la valentiniana) Siglo II y III
La reflexión católica se elabora en reacción a la reflexión gnóstica.
El mito gnóstico ofrece, bajo una expresión mítica, ofrece una sistema coherente de teología. El punto
de partida es nuestra existencia: ¿Por qué estamos como estamos? ¿Por qué la necesidad de un
salvador? Si todo proviene de un único principio que es bueno y simple.
Son los primero que intentan ofrecer una explicación racional de la relación entre el Hijo y Dios Padre.
Constitución del Pléroma (estructura descendente). Trascendencia absoluta de Dios. Extravío de Sofía y
constitución del hombre y del mundo. Hay 3 tipos de hombres: material, psíquico y espiritual.
Cristología gnóstica:
o Solución docetista: El Salvador no tiene elementos materiales. Solo se dejo ver (apariencia).
Marción Jesús bajó del cielo, no tiene familiares ni parientes.
o Solución divisiva: Jesús nació de José. Jesús es distinto de Cristo. Jesús es envoltorio de Cristo
superior. Es Jesús quien muere, pues el Cristo (Salvador) es espiritual.
*El logos no entra en real contacto con la materia y, por lo tanto, no padece.
Ireneo de Lion
Unidad de Dios. v/s gnósticos y marcionistas. Identifica al Dios supremo, Padre de Cristo con el Creador
del mundo y del hombre. consecuencias: Valoración positiva de la creación y unidad en la historia.
En su lucha contra los gnósticos y su multiplicidad de eones, llega casi a identificar al Padre con el Hijo
(Monarquianismo).
*Unidad entre creación y salvación (tema más característico de San Ireneo). Relaciona creación y
salvación en un proceso que avanza hacia la plena unión entre Dios y el hombre, que se realiza en la
encarnación y culmina en la escatología.
o Dios creó al hombre a imagen de su hijo, llamado a ser semejanza. Es un camino. Hacia una
plenitud que se alcanza en Cristo.
o El hombre por haber sido creado es indigente. El hombre por ser creado no posee por si mismo
la perfección. “Ha sido hecho hombre para llegar a ser dios” . Necesita de la comunión con Dios.
o El hombre esta destinado a crecer, debía crecer por el mismo hecho de ser creado.
o Independientemente del pecado, estaba proyectada la encarnación del Verbo. La venida de
Cristo no es tanto por el pecado, sino para llevarnos a una plenitud.
o El hombre está llamado a la divinización por medio del Hijo y del Espíritu.
o En Jesús de Nazaret se realiza la plenitud a la que todo hombre esta llamado.
o La encarnación tiene una función reveladora, reparadora y plenificadora del hombre que la
conduce a la divinización.
“Encarnación, intercambio y divinización”. El hijo toma propiedades humanas para comunicar al
hombre propiedades divinas. Este intercambio exige la encarnación (nuestra plenitud exige la
encarnación que nos diviniza).
Valor salvífico de la muerte: la obediencia. El valor salvífico reside en su obediencia la Padre. La
obediencia es de alguna manera la vocación del hombre.
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Teología monarquiana
Siglo II Monarquianismo Modalista Lo conocemos por la obra: “Contra Noeto“ de Hipólito
Siglo III Monarquianismo Adopcionista
Orígenes
Teología trinitaria: v/s los monarquianos. Para asegurar la divinidad de Cristo, la distinción personal y
real entre el Padre y el Hijo, y la unidad de ambos para mantener el monoteísmo, recurre a metáforas.
1. Metáfora: “La imagen del hijo generado por sus padres”. Parte de los datos de la fe, a saber, la
existencia del hijo y la paternidad de Dios.
a. Los términos “padre” e “hijo” son utilizados para probar la coeternidad del Padre y del hijo.
b. El Hijo es otro del Padre, pero el Hijo es hijo de un Padre y el Padre es Padre de un hijo.
c. Orígenes teme con esta metáfora que se entienda esta generación del Logos como algo corporal.
(como pensaban los valentinianos).
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2. Metáfora: “De la luz y de su resplandor”. Hay una permanente dependencia del resplandor respecto de
la luz. Esta es una imagen del perpetuo engendramiento del Logos
a. El hijo recibe constantemente del Padre su divinidad y existencia. Engendramiento perpetuo,
por parte del Padre, y por parte del hijo la perseverancia en la contemplación.
b. Esta metáfora destaca la unidad del Padre y del Hijo: El resplandor de esta luz es el hijo
Unigénito, que procede de él sin separación, como el resplandor de la luz.
c. La subsistencia del Hijo deriva del mismo Padre, pero no de modo temporal ni a partir de algún
inicio, sino a partir del mismo Dios.
d. Esta metáfora es útil para expresar:
i. El hijo es coeterno respecto del Padre.
ii. El hijo está perpetuamente siendo generado por el Padre.
iii. El hijo deriva exclusivamente del Padre.
iv. El Hijo es inseparable del Padre.
La metáfora de la paternidad indica la distinción real y a la vez la unidad de naturaleza que se da entre el
Padre y el Hijo. La metáfora de la luz y la de la inteligencia señala la índole totalmente espiritual de la
generación.
El carácter correlativo de los nombres Padre/Hijo expresan la relación necesaria y la coeternidad
absoluta del Padre y del Hijo.
Real distinción: Orígenes insiste en la distinción de personas (hipóstasis). El Padre y el Hijo son dos
realidades, dos objetos, es decir, la distinción es objetiva y no solo de nombre.
* La teología de las tres hipostasis tiene la ventaja de establecer de modo inequívoco el carácter real y
personal de la distinción entre el Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero para evitar el tristísimo, comporta el
riesgo del subordinacionismo. Las tres hipostasis están ordenadas jerárquicamente.
Son dos realidades en cuanto a hipostasis, pero una sola en cuanto a la concordia, armonía y la
identidad de voluntad.
No solo el Unigénito ha existido desde siempre, sino que también Dios, desde siempre, es Padre.