Vous êtes sur la page 1sur 2

Las Redes Sociales y la psicología de la soledad

INTRODUCCION:
¿Sabías que los casos de suicidios de adolescentes han crecido en los últimos tres años? Pero no solo
eso, la edad en que se empieza a detectar este tipo de conductas es cada vez menor. Además, según
alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la principal causa de enfermedad
y discapacidad de niños entre los 10 y los 19 años, hasta el punto que entre 2005 y 2012 aumentó
un 50% la prescripción de antidepresivos a menores en el mundo.

Desde la aparición de redes sociales como Twitter o Facebook se han llevado a cabo muchos estudios
sobre cómo afectan a nuestro comportamiento y autoestima 1. Su uso se ha asociado a cosas tan
negativas como la disminución de la felicidad, más estrés, menos autocontrol o a sentirnos más
solos. Otros, sin embargo, tienen conclusiones completamente opuestas: mejoran nuestra
autoestima y hacen que nos sintamos menos solos. ¿Es posible que teniendo cientos de amigos y
seguidores nos sintamos más solos que nunca?

La soledad es el sentimiento que surge tras la percepción de no formar parte de nada ni de nadie,
de que algo en el interior está vacío, aislado, sin sentido de pertenencia, muy habitual el mundo
occidental. No es un sentimiento ligado a una edad concreta sino que puede manifestarse desde la
infancia hasta la vejez. La soledad permite saber quién es cada quien, sólo después puede tener una
verdadera relación, ya que se puede interpretar la soledad de dos maneras: estar solo o sentirse
solo.

Las redes sociales nacen como un intento de apelar a la aprobación, y se termina desvirtuando esa
intención al activar mucho más la comparación. Está demostrado que cuanto más usas las redes
sociales más infeliz eres porque compararte es fuente de felicidad o de infelicidad. Son un arma de
doble filo, nos pueden ayudar a relacionarnos con los demás, a tener contacto con personas que
están lejos, pero a la vez pueden ser un refugio muy peligroso para soledad. Escondernos detrás de
una pantalla, tener muchos amigos virtuales y acumular likes no garantiza la buena salud de nuestras
relaciones sociales, de hecho, no tiene nada que ver con nuestra condición natural de seres sociales.
Es más, todo apunta a que produce exactamente el efecto contrario.

La importancia de este ensayo recae en la preponderancia que ha cambiado la sociabilización por


las relaciones personales a través de internet gracias, sobre todo, al uso de redes sociales
reduciendo así sus aptitudes sociales. Y donde se repetían incluso estados más cercanos a la
tristeza y a la depresión asociadas a esa soledad, además de las causas que originaron tales
cambios en la persona y problemas que ocasionarían en nuestra vida interpersonal e íntima.

1
Según la RAE se entiende por autoestima: estimación y valoración de sí mismo
Argumentación:
Los seres humanos necesitamos relaciones reales, contacto físico y, al fin y al cabo, sentirnos
apoyados y queridos. Educar niños seguros de sí mismos, autónomos y capaces de relacionarse y
desenvolverse en nuevos entornos es vital para la salud mental de nuestra sociedad. Entre todas las
diferencias de comportamiento que se achacan a las redes sociales una de las más sonadas es la de
que no nos mostramos a nosotros mismos. Una de las causas es las redes sociales hacen que
estemos continuamente comparando nuestra vida con la de los demás. Y esto deriva en una menor
atención a nuestras propias vidas. Si por ejemplo, tras un mal día, empiezas a ver lo felices que son
los demás, esto no hará más que acrecentar tu sensación de malestar, ocasiona dificultades para
relajarse tras usar las redes sociales, lo que les provocaba un sentimiento de inquietud y tensión,
además es muy común la sensación de sentirse perdido cuando tienes la presión de hacer lo que
todo el mundo hace, ir a los mismos eventos que tus contactos, compartir cada detalle de tu vida,
etc. Esto puede provocar ansiedad, y que te preguntes por qué todo el mundo se está divirtiendo
sin ti. Se trata de un estado de ánimo complejo, una mezcla entre soledad, desánimo, y no sentirte
integrado.
Sobre esto varios especialistas citan como, la psicóloga Maite Sánchez-Mora es de la opinión de que
nos formamos un “perfil” dentro de ellas y “no damos la cara”, la opinión del doctor en sociología y
profesor de la Universidad Oberta de Catalunya, Francesc Núñez, que afirma que igual que en el cara
a cara “las comunidades virtuales están compuestas, desde hace tiempo anterior a las redes sociales,
entre personas de afinidades similares“. Tanto en las redes, como fuera de ellas nos movemos en
círculos y lugares donde hay personas con intereses parecidos a los nuestros.
Muchos especialistas realizaron muchos estudios en relación a este tema pero la más representativa
y contemporánea es la psicóloga Mónica Quintana. Ella explicó que nuestro estado de ánimo está
en parte relacionado con la necesidad del ser humano de sentirse parte de algo, de una comunidad.
“Necesitamos sentirnos reconocidos por otros para tener una buena autoestima”. Esto sucede en
las relaciones personales tanto fuera como dentro de internet.
Más allá de las diferencias generacionales que puedan existir en cuanto a lo que compartimos o
dejamos de compartir y de que los medios hayan cambiado, los patrones sociales por los que nos
relacionamos siguen siendo los mismos.
Una de las graves consecuencias es que la persona es susceptible de padecer soledad crónica: desde
un niño que cambia de colegio, a un joven que deja su ciudad para estudiar o trabajar, pasando por
una ejecutiva sin tiempo para sus amistades y relaciones familiares o un anciano viudo con
limitaciones físicas para poder visitar a sus conocidos. Actualmente, muchas de estas personas ven
en las redes sociales “refugios relativamente seguros para relacionarse con los demás”. Pero, una
conexión a través de Internet no sustituye a una real, de igual manera que “cuando un niño se cae
y se hace daño en la rodilla, una nota comprensiva o una llamada a través de Skype no sustituye el
abrazo consolador de sus padres”. El símil no puede ser más claro.
Una segunda consecuencia es a que el uso social de internet, sobre todo cuando se comunica con
extraños, puede desplazar los recursos sociales de la gente en el mundo real y acentuar su estado
depresivo.

Vous aimerez peut-être aussi