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El oxígeno es un elemento químico esencial para los procesos metabólicos, ya que representa

aproximadamente un 21 % de la composición de la atmósfera terrestre. En el ser humano el


transporte de este se da a través del sistema respiratorio, luego pasa a la sangre arterial y por los
vasos capilares se distribuye a todas las células del cuerpo. Sin embargo, esta oxigenación tisular
se ve influenciada, entre otros factores, por la transferencia de oxígeno a través de la membrana
alvéolo capilar, la presión parcial de oxígeno ejercida en la sangre arterial, la fracción inspirada de
oxigeno(FIO2); concentración o proporción de oxígeno en la mezcla del aire inspirado; la
concentración de hemoglobina en sangre, la función cardíaca y la permeabilidad de la vía aérea.

En ausencia de oxigeno se bloquea la cadena respiratoria y, por ende, las demandas requeridas por
nuestro organismo son substituidas a partir de otros mecanismos de producción energética que no
logran suplirlas; de esta manera y bajo estas circunstancias se hace necesario utilizar el oxígeno
como agente terapéutico desde fuentes sustitutorias del mismo, recurriendo a la oxigenoterapia.

Cuando hablamos de oxigenoterapia, la definimos como la utilización terapéutica del oxígeno,


fundamentalmente en patología respiratoria (enfermedad pulmonar obstructiva crónica -EPOC-,
asma, enfisema, etc.) y también como tratamiento coadyuvante en otros procesos patológicos
(shock, anemia, insuficiencia cardiaca, procesos neurodegenerativos, etc.), cuyo principal objetivo
es corregir la hipoxemia , es decir, aumentar la presión parcial del O2 (PaO2) a más de 55 mmHg

, mediante el aporte de una concentración suplementaria en la fracción inspirada, y de esta forma


saturar suficientemente la hemoglobina (Fernández,2007).

Como todo régimen terapéutico, el oxígeno no es la excepción y al indicarse como tal, se comporta
como un medicamento, por tanto debe ser administrado según principios fundamentales: la
prescripción, dosificación de acuerdo con las condiciones de cada usuario, la continuación, el
control teniendo en cuenta los resultados de la dinámica pulmonar (frecuencia respiratoria,
características del patrón respiratorio: ritmo, amplitud y expansión) y de exámenes
complementarios (oximetría de pulso, gasometría sanguínea, etc.), seguridad(rangos de dosis
seguras, efectos adversos, toxicidad). Es así que cuando nos encontramos en situaciones en la que
los hallazgos evidencian una falla respiratoria, la oxigenoterapia se convierte en una herramienta
de prevención y tratamiento de la hipoxemia, ya que aumenta el contenido de oxígeno en la sangre
arterial y permite un patrón respiratorio eficiente (Rodriguez,2010).
Refiriéndose este último, a la frecuencia, el volumen, el ritmo y la facilidad o el esfuerzo relativos
para la respiración (Kozier ,2013).

Se considera que la administración médica de oxígeno suplementario representa un proceso


parecido a la administración de fármacos y, por consiguiente, requiere unas intervenciones de
enfermería similares. Para determinar la eficacia de la oxigenoterapia se realizan diversas pruebas,
como la valoración de las constantes vitales y la saturación de oxígeno en sangre periférica
(pulsioximetría). Además, está indicada en aquellos pacientes que tienen hipoxemia por una
disminución de la capacidad de difusión de oxígeno a través de la membrana respiratoria,
manifiestan hiperventilación o han perdido una cantidad importante de tejido pulmonar como
consecuencia de un tumor o una intervención quirúrgica. También pueden necesitar oxígeno los
pacientes con anemia grave o una pérdida de sangre importante, o aquellos que sufren procesos
similares en los que disminuye el número de eritrocitos o la hemoglobina para transportar el
oxígeno. (Kozier ,2013).

Por otro lado, podemos mencionar que en la oxigenoterapia existen sistemas de flujo reducido,
que suministran oxígeno a través de un conducto de pequeño calibre (cánulas nasales, las
mascarillas, las tiendas de oxígeno y los catéteres transtraqueales) y sistemas de flujo elevado, que
suministran todo el oxígeno necesario durante la ventilación, para suministrar una Fi02 exacta y
constante (mascarilla de Venturi) con un conducto de gran calibre; y la elección del sistema
dependerá de las necesidades de oxígeno del paciente, de su comodidad y de su grado de desarrollo.

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