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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

ESCUELA ACADÉMICO-PROFESIONAL DE INGENIERÍA DE MINAS


ESTADÍSTICA Y PROBABILIDADES

‘‘ANALISIS DE LA SITUACIÓN DEL PROYECTO TÍA MARÍA’’

JIMENEZ SANDOVAL CARLOS

VI CICLO

2019
PROYECTO TÍA MARÍA

En el presente ensayo se realizará un análisis sobre el Proyecto Tía María, este


trabajo tiene como propósito establecer la relación entre análisis, discusión, críticas y
propuestas sobre el proyecto a tratar.

La fundamentación de este ensayo es completamente informativa, porque va a


analizar, evaluar, así como criticar y proponer soluciones para dicho proyecto.
Tía María es un proyecto minero que procesará óxidos de cobre de los yacimientos
La Tapada y Tía María, ambos están ubicados en desierto La Joya. El punto más
próximo del proyecto al valle de Tambo se encuentra a una distancia de 2.5
kilómetros, en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región Arequipa. Gracias
a los recursos generados en Tía María, las autoridades locales podrán desarrollar
obras de infraestructura socio-productiva.

El proyecto Tía María tiene más de 20 años, se inició en 1994, desde entonces se
han desarrollado las siguientes fases:

 Actividades de exploración de 1994 a 2010.


 Estudio de Impacto Ambiental 2011 - 2013.
 Más de 200 Charlas Informativas.
 Más de 3,000 visitantes a zona del proyecto.

Una de las mayores preocupaciones de las empresas y el propio estado es como


solucionar los conflictos socio-ambientales entre el sector minero y las poblaciones
locales que podrían ser afectadas en su derecho a un ambiente sano, conflictos que
imposibilitan el desarrollo de importantes proyectos. Para este año los empresarios
llaman la atención en el sentido que importantes inversiones en el sector minero se
encuentran en duda y algunos proyectos han sido postergados por la incertidumbre
en los espacios donde se pretenden desarrollar los proyectos, una incertidumbre que
no se refleja en el marco jurídico si no que lo trasciende y tiene que ver con aspectos
sociales, ambientales y culturales de las poblaciones donde se ubican los
yacimientos mineros.

Pero los daños ambientales no fueron avizorados en ese momento, sin embargo en
la actualidad esos pasivos ambientales hacen mucho más difíciles las condiciones de
vida de los pobladores locales, limitan las posibilidades de desarrollo de los pueblos
y en algunos casos nos han privado a todos del disfrute de determinados ecosistemas
y se han producido perdidas de especies de flora y de fauna. Esto ha producido una
estigmatización de la minería como actividad destructora del medio ambiente. El caso
de “Tía María” es uno de ellos pues desde comienzos de los sesentas Southern ya
tenía problemas de contaminación en el Valle de El Tambo y que hoy le pasan la
factura.
Sin embargo nadie puede negar los adelantos tecnológicos actuales en el desarrollo
minero que permiten disminuir impactos ambientales negativos, instrumentos de
gestión como los estudios de impacto ambiental que hacen previsibles los impactos y
la remediación de los mismos, el proceso de fortalecimiento institucional de los
distintos niveles de gobierno (central, regional y local) para velar por un mejor
cumplimiento de las obligaciones empresariales en materia ambiental, los esfuerzos
de las propias empresas mediante la adopción de certificaciones voluntarias.
Y por supuesto un proceso participativo de las poblaciones locales que permitan
entender las ventajas y desventajas del proyecto minero a desarrollarse en la zona
de influencia. Para estos efectos tanto la Oficina de la Presidencia del Consejo de
Ministros, el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Energía y Minas han creado
mecanismos institucionales que permitan canalizar esa participación ciudadana, sin
embargo a la fecha aún los resultados no son satisfactorios. Consideramos que para
tener éxito en estos procesos de negociación es fundamental crear de inicio un clima
de confianza para futuros encuentros entre los involucrados.
Si se produce un aislamiento de las organizaciones sociales difícilmente tendrá éxito
el proceso, por lo tanto hay que crear convicción en los involucrados de esa forma
que su participación en la negociación será en igualdad de condiciones que las de los
otros participantes y que sus reclamos serán considerados y tratados de la misma
manera y al mismo nivel de toma de decisiones.
Se deben crear mecanismos para el desarrollo de confianza, predictibilidad y
confiabilidad entre los involucrados. Estos mecanismos debieran ser desarrollados
por terceros neutrales a ser comprendidos con el acuerdo de consenso de los
involucrados en los conflictos ambientales. Aquí la Defensoría del Pueblo podría jugar
un rol importante.
Las empresas deben hacer el esfuerzo necesario para entender a las poblaciones en
sus diferentes dimensiones: culturales, ambientales, económicas y sociales. El estado
debe hacer el máximo esfuerzo para mostrarse como un facilitador del desarrollo
social y no como un permanente contrincante de la sociedad.
El Ministerio de Energía y Minas firmó un convenio con UNOPS para desatorar el
cuello de botella y mejorar la calidad de los estudios. Sorpresivamente, ese mismo
día, el ministro anunció sin consultar a UNOPS que el primer caso que revisarían sería
el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto Tía María con el propósito de
aquietar las protestas en el sur. UNOPS accedió; pero cuatro meses después, cuando
estaba a punto de entregar graves observaciones al proyecto cuprífero de Southern
Perú, el ministro canceló el contrato sin dar la cara. ¿Qué sucedió?
El ministro Sánchez y el convenio que suscribió el 23 de noviembre de 2010 con
UNOPS para la revisión de 100 estudios ambientales. Cuando en noviembre de 2010
arreciaban las protestas en contra del proyecto minero Tía María en Arequipa, el
ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez, decidió lanzar su propio “dato
disparador”: un equipo de expertos internacionales de la Oficina de las Naciones
Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) asesorará en la evaluación del Estudio
de Impacto Ambiental (EIA) del polémico proyecto de Southern Perú Cooper
Corporation.
La revisión, dijo Sánchez el 23 de noviembre, formaba parte de un convenio suscrito
con UNOPS que permitiría mejorar “los procedimientos ambientales para llevarlos a
un mejor nivel de excelencia”. Con la presión social y varios heridos a cuestas, el
acuerdo ayudó a extinguir, por lo menos temporalmente, la intensa protesta. Ese
mismo día, el ministro suscribió un “memorándum de acuerdo”, de cinco páginas y
tres apéndices, y Rebeca Arias hizo lo propio como representante residente del
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En el primer apéndice del documento, al que tuvo acceso IDL-Reporteros, se señala
que se contratará los servicios de UNOPS para 1) la revisión de un paquete anual de
Estudios Ambientales (EAs)* complejos, con la producción de recomendaciones y
observaciones técnicas dirigidas al MINEM, 2) el establecimiento de un sistema
estandarizado de revisión interdisciplinaria y paralela de los EAs, que incluye:
procedimientos, protocolos, manuales, un módulo de gerencia completamente
informatizado.
En ninguna parte del convenio aparece que UNOPS revisaría el EIA de Tía María, tal
como anunció el ministro. Para apaciguar las protestas en el sur, el titular del MINEM
sorprendió a UNOPS con la revisión del EIA del proyecto Tía María
Una semana después de suscribirse el convenio, el MINEM publicó la resolución
directoral N° 398-2010/ MEM/AAM, mediante la cual se encargaba a UNOPS a revisar
el EIA de Tía María. Lo acordado fue establecer primero la metodología para revisar
los EIAs y recién en marzo comenzar a trabajar cada caso.
La cancelación Se efectuó el primer depósito de un millón de dólares a Unos y en la
segunda reunión del equipo el MEM ratifico que haría el depósito de los 5 millones de
dólares, con esa garantía, se contrató profesionales. Sólo estaba pendiente anunciar
la lista de unos 80 consultores internacionales seleccionados, lo cual fue cancelado
tras oficializarse la suspensión en una carta del 7 de marzo de 2011 firmado por el
secretario general del Minen, Jorge Herboso. En el documento dirigido a la
representante de PNUD en el Perú, Rebeca Arias, se señala que “por encargo del
señor Ministro de Energía y Minas”, no se podrá continuar con el acuerdo debido a las
restricciones del MEF.
Desde entonces, el ministro Sánchez no ha accedido a reunirse con la alta dirección
de UNOPS. Muy diferente a su actitud unos meses atrás, cuando se reunió el 24 de
junio de 2010 con la representante regional de UNOPS para América Latina y el
Caribe, María Noel Vaeza, para solicitarle que lo ayudara a agilizar la revisión de los
estudios ambientales
Los empresarios mineros le habían exigido que se agilizara los procesos ya que se
estaban tardando entre cinco y seis veces más del plazo de 90 días que establecía el
reglamento de protección ambiental para actividades mineras. Se suponía que la
revisión del EIA de Tía María en dos meses y medio ayudaría a desentrampar el
conflicto, pero el estudio, en cambio, resultó ser altamente crítico. En medio de las
relaciones ya desgastadas entre las dos instituciones, UNOPS entregó al MINEM su
informe con 138 observaciones al EIA de Southern Perú la tarde del miércoles 16 de
marzo, vía correo y mesa de partes.
Entre los hallazgos figuraban por lo menos tres de gravedad: 1) el EIA no contaba con
estudio hidrogeológico (de agua y suelo) pese a ser clave para detectar los impactos
de la actividad minera, 2) el agua utilizada para el proceso no provendría de las aguas
del mar como se había prometido sino de un estero, un lugar donde desemboca el río
y se mezcla con el agua de mar y que resulta muy sensible por las diversas especies
que contiene y su poca profundidad. Un punto adicional es que en el EIA se deslizaba
la posibilidad de que Southerm no sólo explotara cobre sino también oro sin hacer
referencia al procesamiento para su extracción que resulta fundamental debido a que
este metal necesita del peligroso mercurio para ser procesado
El medio Ambiente y la gente están primero
En la provincia de Islay, la población se opone al proyecto Tía María de Southern
Copper. El gobierno aprista sigue defendiendo a la trasnacional minera, con un
enorme despliegue policial en la zona. Pero un reciente informe de UNOPS,
organismo de las Naciones Unidas, resalta las graves deficiencias del Estudio de
Impacto Ambiental presentado por la empresa: “El esfuerzo de relevamiento de
información primaria presenta vacíos de información que impiden la correcta
evaluación de los impactos ambientales. Así, cabe citar el grave ejemplo de la
inexistencia de un estudio hidrogeológico completo sobre el área del proyecto”
“No existe una descripción del depósito de sulfuros y su forma de explotación futura.
Asimismo, no existe una descripción del método de construcción del depósito,
preparación del terreno, movimiento de tierras, sistemas de captación de filtraciones,
utilización de geomembranas y/o arcillas” Las observaciones al Estudio Ambiental de
Southern superan el centenar. El mismo informe UNOPS indica que los desmontes
pueden generar drenaje ácido de roca con incidencia sobre el río Tambo y
Cocachacra, y que la planta de desalinización propuesta, al extraer agua de la zona
salobre donde descarga el acuífero del valle del Tambo, generará efectos que no han
sido considerados. Fue el propio Ministerio de energía y Minas el que encargó la
revisión del Estudio Ambiental del proyecto a UNOPS. Ahora que la revisión salió
crítica a la empresa, quieren esconderla y negarla, en conflicto con el organismo
internacional.

Sabiamente, los agricultores y pobladores de la zona, en más del 90 por ciento


rechazaron el proyecto Tía María en una consulta ciudadana. El caso es claro: la
razón y la democracia están del mismo lado. El proyecto Tía María no ha cumplido
con demostrar que cuidará el medio ambiente, ni ha convencido a los pobladores de
la zona, y por lo tanto no puede llevarse a cabo. Se deben dar señales de que el
estado peruano pone primero los intereses de la gente y del medio ambiente,
generando la confianza necesaria para que en otras inversiones no haya conflictos
innecesarios.

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