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La ética como la ciencia filosófica que justifica o fundamenta las pretensiones de validez de los
enunciados morales. Se puede considerar que la ética toma a la moral como objeto de
estudio, en una determinada sociedad.
Otra manera de definir estos conceptos es a partir de la crítica de Hegel, este tiene la intención
de estudiar la relación dialéctica entre ambas, utilizando la terminología moralidad y eticidad.
Entendida a esta última como una forma de vivir, la moralidad en cambio como un orden de
principios universales.
Por otra parte en el lenguaje filosófico postHelino asocia a la eticidad con el historicismo y el
relativismo ético, es decir, a las costumbres e instituciones de una tradición. El termino
moralidad se asocia en cambio con la pretensión de fundamentos filosófica de principios
morales igualmente validos para los sujetos, una posición filosófica racional y universal.
Algunos filósofos contemporáneos (seguían con la línea de Hegel), entendían a la moral como
la tematización de los principios universales de la moralidad y a la ética como la tematizacion
de ethos, histórico particular de cada comunidad. Siguiendo este estudio entendían a la
moralidad con el deber, la obligación, la justicia, y la solidaridad. En cambio ethos, en cuanto a
la ética se describe como un conjunto de creencias, actitudes e ideales que configuraban un
modo de ser de la persona, es decir, a una concepción de vida de una comunidad.
Filósofos actuales como Miguel Walzer toma a la idea de que la moral está ligada a un sistema
o red simbólica de significados contextualizada: la ética es simplemente el término de
contraste contra la moral al significado de esta.
La moralidad universalista se impuso desde fuera de la vida ética por una racionalidad que se
niega las diferencias. Esta es la diferencia que se han dado lugar a la formación de las teorías
éticas:
Por otro lado Kant sostiene que la ley moral es objetiva y universal y que la moralidad implica
reciprocidad en el trato con los demás. Los filósofos contemporáneos en su mayoría apoyan de
diferentes maneras la idea de que la moralidad no puede entenderse como un asunto
meramente privado y subjetivo.
Las sociedades tradicionales pre modernas han funcionado la mayoría de las veces como
unidades cohesionadas por un sistema monolítico de ideas creencias y valores homogéneos.
En este contexto la educación no hace otra cosa que inculcar a los jóvenes el modo de ser
propio de una comunidad en la que ingresan como la forma de vida ética, los valores y
costumbres que no permiten la libertad de elegir otra forma de vida. En este modelo de
educación moral supone que la posibilidad experiencia de conflictos de valores ha de tener
siempre una resolución, este modelo no es cotidiano.
Por otro lado en una sociedad abierta democrática y pluralista, en la que no existe una única
concepción del mundo y del hombre que sea reconocida, la ética es vivida ahora como una
tradición cultural o como una opción individual que reclama respeto y solidaridad de la
sociedad grupal pero que no puede pretender universalizarse en la esfera pública mediante el
derecho sino que tiene que aprender con otra tradiciones.
Hay quienes experimentan estos cambios como una suerte de privatización de la ética, como
una perdida y otros los ven como un progreso o liberación de una sociedad cerrada.
Dificultades que se han presentado sobre la educación ética y moral en diferentes épocas.
Ética moral y educación.
Las dificultades que se han planteado sobre la educación ética y moral han sido diferentes en
las distintas épocas de la historia. Se desarrollan a continuación a través de tres preguntas:
1) Retornando en primer lugar las preguntas antiguas clásicas sobre cómo es posible la
educación “ética” y moral, podría decirse ahora que la dificultad mayor del problema ha
estado precisamente en la no diferenciación de los campos que la filosofía contemporánea
distingue con estos dos términos, porque la respuesta es muy diferente para cada caso. El
procedimiento pedagógico de la “ética” es narrativo y hermenéutico.
La educación pública no debería adoptar una orientación racionalista y agnóstica, sino que
tiene que ayudarlos a crecer desde ellos mismos en su propia identidad. Pero tampoco puede
dejar libradas las cuestiones axiológicas a la mera subjetividad. La escuela debe promover la
conexión y transferencia de los valores fuertes de la familia y de las comunidades.
Pero por otro lado la “ética”, la idea del bien y los planes de vida de los individuos y los grupos,
así como las estructuras institucionales, deben estar abiertas y expuestas siempre, a su vez, a
la confrontación racional crítica del discurso moral. En los casos de conflicto o de
cuestionamiento, la “ética” debe reconocer la validez universal y la preeminencia de los
principios morales, porque también hay formas de eticidad que no son moralmente
aceptables, o que no son aptas para la convivencia plural en una sociedad moderna y
democrática. Bajo este aspecto debe hablarse de una jerarquización de la moral sobre la
“ética”.