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MODELOS DEL DESARROLLO DEL LENGUAJE

El desarrollo el lenguaje se encuentra intrínsecamente ligado a la madurez cerebral del


niño y al contexto sociofamiliar en el que se esté desarrollando. Tal y como veremos en
los siguientes apartados, el lenguaje infantil se inicia con un período prelingüístico en el
que el bebé emite pequeños balbuceos que se irán convirtiendo poco a poco en
expresiones sonoras; éstas, a pesar de no tener relación con el lenguaje tal y como lo
entendemos, adquieren un significado contextual, permitiendo que pueda expresarse
con las personas de su entorno. Aproximadamente en el 8º mes, el balbuceo del bebé
dará lugar a un comportamiento ecolálico del que emergerán sus primeras palabras
(como pueden ser "mamá" o "papá"), y a partir de este momento aumentará
exponencialmente la capacidad del niño de producir palabras. Durante el 2º año de
vida, se produce una explosión funcional en su capacidad de adquirir y manejar el
lenguaje. Esta explosión coincide con un pico de mielinización de los axones, lo que
permite que haya una conexión más fluida en los circuitos neuronales que se establecen
entre diferentes áreas cerebrales, provocando un manejo más integrado del uso del
lenguaje (Rodríguez, 2016). Desde este momento, el niño avanza de manera
vertiginosa en el manejo y adquisición de este proceso, de manera que a los 5-6 años,
podemos decir que ya ha estructurado la base del lenguaje. A partir de este momento,
tendrá que enriquecer y optimizar su manejo, aprender a manejar la lectura y escritura,
perfeccionar el manejo social del mismo y aprender a utilizarlo voluntariamente como
herramienta de pensamiento (Pérez y Capilla, 2008). Todo este proceso de producción
de lenguaje, es siempre más lento que el de comprensión, de manera que en su primer
año de vida, el niño ya es bastante eficaz en la comprensión del lenguaje ante palabras
sencillas y entonación clara (Gil, 2006).

El proceso de desarrollo que hemos expuesto de manera muy sucinta ha sido explicado
a lo largo de la historia desde distintas teorías o perspectivas, influyendo por un lado en
el modo en el que se comprende la adquisición del lenguaje desde un punto de vista
evolutivo y/o pedagógico, y por otro, en el papel que cumple el niño en el proceso de
adquisición (activo o pasivo). A continuación, se exponen someramente las principales
teorías clásicas desarrolladas para explicar la adquisición del lenguaje:

Teoría conductista
La teoría conductista del aprendizaje representó el primer intento de proporcionar una
explicación al desarrollo del lenguaje exponiendo los procesos de aprendizaje del
lenguaje en los niños. Skinner (1957) fue el principal exponente de la idea de que un
comportamiento (el lenguaje para él lo es) una vez reforzado, continuará especialmente
después de un refuerzo o premio. Según esta teoría, en los primeros estadios, los niños
reproducirían todos los sonidos de todos los idiomas y los padres reforzarían
selectivamente, a través de la atención o aprobación, los que correspondieran a la
lengua nativa. El refuerzo puede ser verbal o físico. Este refuerzo selectivo daría como
resultado la producción de palabras. Una vez que el niño fuera capaz de hablar, podría
producir una emisión. Por ejemplo, el niño podría decir pan y ser reforzado al recibir lo
que pide.
A este respecto, los detractores de esta teoría señalan que es difícil entender cómo el
niño puede aprender a hablar y a producir oraciones sólo como resultado de un
refuerzo. Volviendo al ejemplo anterior de pan. Si su uso depende del refuerzo ¿qué
impulsa la primera emisión? ¿es un impulso interno porque el niño tiene hambre? ¿o
bien ve una barra de pan, migas o un bocadillo y entonces emite pan? Por lo tanto, no
es probable que el refuerzo sea el único medio disponible para el desarrollo del
lenguaje. Por otro lado, el papel crucial que desempeñan los padres con la variedad de
reforzadores que pueden ofrecer y con la consistencia o inconsistencia de los mismos
parece desproporcionado. Uno de los principales defectos de esta teoría es que
presenta al niño como un receptor pasivo de la estimulación ambiental y del refuerzo y
no se considera la posibilidad de que el niño pudiera construir activamente su lenguaje
fuera de la imitación; aspecto, por otro lado, clave de esta corriente conductista.
A pesar de que existan claros obstáculos en la adecuación explicativa de la teoría del
aprendizaje aplicada al desarrollo del lenguaje, es importante reconocer el papel del
ambiente en el mismo. Algunos de los procesos, como la imitación, pueden jugar un
papel en el desarrollo de este, pero, de ningún modo, constituyen todo el proceso. El
aprendizaje del lenguaje es mucho más complejo y complicado y requiere que el niño
desempeñe un papel activo en el mismo.

Teoría innatista
El máximo exponente de la teoría innatista de adquisición del lenguaje es Chomsky.
Fue el primer lingüista que intentó explicar las propiedades estructurales universales
del lenguaje, llevándole a examinar los procesos de adquisición de este. Según sus
teorías existen reglas universales que podrían diferenciar entre oraciones gramaticales
y no-gramaticales en cualquier idioma. Propuso dos niveles de reglas: uno que
contendría las de aplicabilidad más general y, otro, que contendría manifestaciones
específicas de las reglas generales. Estos dos niveles se corresponderían con lo que
denominó estructura profunda y estructura superficial del lenguaje. Los constituyentes
de la estructura profunda serían los universales del lenguaje, que posibilitarían la
generación de estructuras superficiales gramaticales en cualquier lenguaje. Este
proceso de especificación fue llamado generación por Chomsky. Dado que las reglas
de la gramática generativa serían universales, sería lógico asumir que, puesto que todo
el mundo aprende el lenguaje, éste debería ser una capacidad innata, es decir, algo con
lo que todo el mundo nace. Chomsky postuló la existencia de un mecanismo que
denominó LAD (Language Acquisition Device) que estaría preparado para producir
una gramática del lenguaje capaz de generar oraciones comprensibles. También es
necesario considerar la distinción que hizo Chomsky entre competencia y actuación
lingüística. La competencia se equipará al conocimiento de las reglas de la gramática,
mientras que actuación sería la producción realmente emitida. La competencia se deriva
de la actuación, aunque para Chomsky, la adquisición de la competencia, del
conocimiento sobre las reglas gramaticales del lenguaje, era más importante.

Teoría de Vygotsky
La teoría de Vygotsky no solamente abarca el desarrollo del lenguaje sino también el
de otros procesos mentales superiores incluyendo todas las formas de inteligencia y
memoria. Su trabajo teórico ha influido en los estudios sobre el desarrollo cognitivo
infantil, especialmente sobre los procesos de memoria, la solución de problemas y la
relación entre lenguaje y pensamiento (Wertsch, 1985). El desarrollo del niño en el
lenguaje hablado, escrito y de los sistemas numéricos es equiparado a los cambios
culturales en el uso y dominio de esos sistemas de signos. La teoría de Vygotsky
descansa sobre la premisa fundamental de que el desarrollo tiene lugar en un nivel
social, dentro del contexto cultural. El niño interiorizaría los procesos mentales que
inicialmente se harían evidentes en las actividades sociales, pasando del plano social
al individual. El mismo principio puede aplicarse al aprendizaje escolar. La posición de
Vygotsky es que el funcionamiento individual está determinado exclusivamente por el
funcionamiento social y que la estructura de los procesos mentales de un individuo
refleja el medio social del cual se derivan. A pesar de afirmar que el lenguaje y el
pensamiento tienen raíces separadas y que se desarrollan de forma independiente
durante un tiempo, Vygotsky mantenía que el desarrollo intelectual del niño es
contingente a su dominio de los medios sociales de pensamiento, es decir, del lenguaje.
La interacción social, derivada de la cultura en un momento dado o de la perspectiva
histórica, en algún sentido crea el lenguaje.
Teoría de Bruner
Jerome Bruner desestimó tanto la imitación como lo innato y centró sus estudios del
origen del lenguaje en la interacción social. Para ello introdujo el concepto de LASS
(Language Acquisition Support System o sistema de apoyo para la adquisición del
lenguaje) y mantuvo que el niño aprendería a hablar a través de la interacción con la
madre. Propuso una predisposición para que el LASS pudiera actuar (semejante al LAD
de Chomsky) que precisa un marco interactivo para funcionar. Bruner, como Vygotsky,
consideró que deben darse marcos de interacción social adecuados para que tenga
lugar el aprendizaje y llamó a esto andamiaje (Bruner, 1977).

Perspectiva neuropsicológica
Si bien todas estas teorías procuran explicar el modo en el que se produce la adquisición
del lenguaje en su interacción con el medio, el modelo neuropsicológico aporta la
relación que se produce entre la adquisición del proceso y el desarrollo de las
estructuras neurofisiológicas que dan soporte a la aparición del lenguaje. De esta
manera, en nuestros primeros años de vida se producirá una especialización de los
hemisferios cerebrales, de manera que el proceso del lenguaje será sustentado
principalmente por el hemisferio dominante (habitualmente el izquierdo). Sin embargo,
tanto la lectoescritura como el lenguaje -tal y como lo conocemos-, requerirán que
ambos hemisferios trabajen en conjunto para ser capaces de desarrollar un manejo
adecuado de este proceso. Dentro del hemisferio izquierdo, podemos establecer la
existencia de un polo receptivo y un polo expresivo, a los que darán soporte diversas
áreas cerebrales. Cada uno de estos polos se encuentran unidos por numerosas fibras
asociativas, permitiendo la comunicación entre ambas funciones (Gil, 2006). Veamos
cuáles son las funciones y el sustrato neuroanatómico de cada uno de estos polos:
Polo receptivo o posterior (comprensión del habla y lectura)
Será el encargado de recibir información y entenderla, lo que implica la audición con la
comprensión del lenguaje hablado, y la visión con la comprensión del lenguaje escrito.
Tradicionalmente se ha considerado que esta parte del lenguaje se desarrollaba en el
área de Wernicke - situada en el lóbulo temporal izquierdo-, aunque actualmente se
sabe que para una buena comprensión del lenguaje hablado y escrito es necesario que
se encuentren implicadas la corteza primaria auditiva, la corteza primaria visual, el giro
angular, así como estructuras subcorticales. Todas estas áreas en conjunto permitirán
la decodificación, comprensión del contenido y comprensión contextual o pragmática
tanto del lenguaje hablado como escrito.

Teoría de los actos de habla


Dos amplias funciones pragmáticas del lenguaje son la intrapersonal y la interpersonal (Muma,
1978). La función intrapersonal o ideacional (Halliday, 1975b) podemos encontrarla en el lenguaje
interno que utilizamos para la memoria, la solución de problemas y el desarrollo conceptual.
La función interpersonal del lenguaje es la comunicación. Una de las unidades que se utilizan para el
análisis de esta función comunicativa se denomina acto de habla. Un acto de habla es una unidad de
comunicación lingüística que se adapta a una serie de reglas lingüísticas, y que transmite las
representaciones mentales y las intenciones de los hablantes. El acto de habla es una unidad
conceptual mucho mas amplia que las unidades sintácticas y semánticas que hemos discutido en
secciones previas, por lo que puede a su vez dividirse en otros elementos.
La fuerza proposicional de un acto de habla consiste en el contenido conceptual de la emisión,
esto es, en su significado. La actitud del hablante hacia esa proposición, denominada intención,
es la fuerza de ilocución. Por ejemplo, una proposición de una única palabra, caramelo, puede
alterarse de diversas formas a través de la entonación y los gestos. Una entonación ascendente y una
mirada interrogativa pueden transmitir una pregunta, mientras que una señalización podría significar
una emisión de carácter denominativo. Hacer un gesto de alcance mientras se gimotea esa palabra
podría considerarse como una petición de ese objeto. De esta manera, una misma emision con una
unica forma y un mismo contenido semantico puede expresar intenciones
diferentes. Tambien es posible que ocurra lo contrario; formas diferentes pueden expresar una
única intención o función. Por ejemplo, se puede pedir la sal de muchas formas diferentes:
Por favor, dame la sal
¿Puedes darme la sal, por favor?
Sal
¿No te parece que a esta comida le falta sal?
¿Está por ahi la sal?
La forma concreta del acto de habla depende en cierta medida del contexto comunicativo. El concepto
de acto de habla fue elaborado por John Austin (1962). Posteriormente Searle (1967) intento clarificar
el trabajo de Austin, proponiendo las siguientes categorías de un acto de habla:
• Representativas: declaraciones que transmiten una proposición, por ejemplo, una afirmación.
• Directivas: intentos de influir sobre el oyente para que haga alguna cosa, por ejemplo, una petición
o una orden.
• Obligaciones: compromisos respecto a una acción futura, tales como juramentos o promesas
Expresivas: expresiones de un estado psicológico, tales como el agradecimiento, la disculpa o la
condena.
• Declarativas: declaraciones de hechos que podrían alterar la situación, tales como .Yo confió en ti..

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