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Epidemiología
El acoso sexual puede ser sufrido tanto por hombres como por mujeres. Sin embargo, quizá la
mujer es la principal víctima porque en el mercado laboral su situación es más de
subordinación jerárquica o inestable en el empleo. El acoso sexual afecta principalmente a
mujeres jóvenes, de ingresos reducidos, educación no profesional, que han sido asediadas por
largo tiempo y solo se deciden a denunciar el hecho, como último recurso.
La Tercera Encuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo (2000) llevada a cabo por la
Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, indicó que el
acoso sexual no es un fenómeno esporádico, ya que un 3% de mujeres fueron víctimas
de acoso sexual en el año anterior a la realización de dicha encuesta. Si se tiene en cuenta
que tal porcentaje supone un cifra de dos millones de mujeres, el problema cobra una
dimensión de gran magnitud. Son más a menudo víctimas de acoso sexual las mujeres que
tienen empleos precarios.
Con respecto a los hombres, el porcentaje que señala haber sido víctima de acoso sexual es
bastante inferior al de las mujeres. En España, la encuesta del año 2000, de la Secretaría de la
Mujer de Comisiones Obreras señala que un 14,5% de los trabajadores ha vivido una situación
de acoso sexual a lo largo de su vida laboral. La Cuarta Encuesta Europea sobre Condiciones
de Trabajo (2007) señala que el acoso sexual afecta tres veces más a las trabajadoras que a
los trabajadores.
También las trabajadoras checas con el 10%, las noruegas con el 7%, y las croatas y turcas
con el 6% son las más acosadas sexualmente, mientras que las trabajadoras italianas y
españolas tienen un índice de menos del 1%. Además el grupo de más riesgo son mujeres
menores de 30 años. Un estudio realizado por el Instituto de la Mujer (2007) muestra que el
14,9% de las mujeres trabajadoras en España ha sufrido alguna situación de acoso sexual en
el último año, siendo las más afectadas, las mujeres de menos de 34 años, solteras,
procedentes de países extracomunitarios y cualificadas. Por sectores, los centros de trabajo de
tamaño mediano o grande en la construcción y la industria son los que reflejan un mayor
porcentaje en cuanto a acoso sexual.
En relación con la actitud de la empresa, un escaso 8,3% de las mujeres que han declarado
sufrir acoso sexual consideran que la actuación de la empresa podría calificarse de
adecuada. Brooks y Perot (1991) señalaron que el 88% de las mujeres universitarias
declaraban haber presenciado acoso sexual, pero sólo el 5,6% admitía haberlo sufrido.
6.2.3 Concepto
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define el acoso sexual como el que tiene por
objeto obtener los favores sexuales de una persona cuando quien lo realiza abusa de su
posición de superioridad sobre quien lo sufre. Según la OIT (1995; 1997),
NIVELES
acoso moderado: miradas, gestos lascivos, muecas.
Acoso medio: llamadas telefónicas y cartas, presiones para salir o invitaciones con
intenciones sexuales.
Acoso fuerte: manoseos, sujetar o acorralar.
Acoso muy fuerte: chantaje o presiones tanto físicas como psíquicas para tener
contactos íntimos.
El acoso sexual incluye: Conductas físicas de naturaleza sexual que pueden ir desde
tocamientos innecesarios, 'palmaditas', 'pellizquitos', roces con el cuerpo, hasta el
intento de violación y la coacción para relaciones sexuales. Conducta verbal de
naturaleza sexual como insinuaciones sexuales molestas, proposiciones, flirteos
ofensivos, comentarios e insinuaciones obscenas. Conducta no verbal de naturaleza
sexual como exhibir de fotos de contenido sexual o pornográfico o materiales escritos
de tipo sexual o miradas con gestos impúdicos. Así, los casos de acoso sexual que se
suelen describir son: Que algún compañero se acerca demasiado o invade el espacio
físico reiteradamente. Que algún superior o compañero presiona para mantener
relaciones o salir juntos. Que algún superior ha insinuado mejoras laborales a cambio
de favores sexuales. Que han sufrido asalto o agresión sexual por parte de alguien del
trabajo Que sufren roces o tocamientos indeseados por parte de clientes, compañeros o
jefes. La recomendación de la Comunidad Europea de 27 de noviembre de 1991,
relativa a la dignidad de la mujer y el hombre en el trabajo aborda el acoso sexual con la
siguiente definición: 'La conducta de naturaleza sexual u otros comportamientos
basados en el sexo que afectan a la dignidad de la mujer y el hombre en el trabajo,
incluido la conducta de superiores y compañeros, resulta inaceptable si dicha conducta
es indeseada, irrazonable y ofensiva para la persona que es objeto de la misma, la
negativa o el sometimiento de una persona a dicha conducta por parte de empresarios
o trabajadores (incluidos los superiores y los compañeros) se utiliza de forma explícita o
implícita como base para un decisión que tenga efectos sobre el acceso de dicha
persona a la formación profesional y al empleo, sobre la continuación del mismo, el
salario o cualesquiera otras decisiones relativas al empleo y/o dicha conducta crea un
entorno laboral intimidatorio, hostil y humillante para la persona que es objeto de la
misma; y de que dicha conducta puede ser, en determinadas circunstancias, contraria al
principio de igualdad de trato'. También se ha definido el acoso sexual en el trabajo
como toda conducta verbal o física, de naturaleza sexual, desarrollada en el ámbito de
la organización y dirección de una empresa, o en relación o como consecuencia de una
relación de trabajo, realizada por un sujeto que sabe o debe saber que es ofensiva y no
deseada por la víctima, determinando una situación que afecta al empleo y a las
condiciones de trabajo, y/o creando un entorno laboral ofensivo, hostil, intimidatorio o
humillante
6.2.4 Tipología
Se deben distinguir dos formas o tipos de acoso sexual en el trabajo: Acoso quid pro quo
Chantaje sexual o acoso de intercambio (esto a cambio de eso), realizado por un superior, y
que puede afectar negativamente al trabajo. En este tipo de acoso lo que se produce es
propiamente un chantaje que fuerza a un trabajador a elegir entre someterse a los
requerimientos sexuales o ver perjudicados ciertos beneficios o condiciones del trabajo. Se
trata de un abuso de autoridad, porque supone amenazas por parte de un cargo superior de
consecuencias negativas (despido, no renovación del contrato, peores condiciones laborales,
etc.) si no se aceptan los requerimientos de tipo sexual.
Tipos de acoso sexual
El AS puede clasificarse de distintas formas. Una posibilidad es hacerlo en
función de la presencia o ausencia de chantaje, encontrándonos ante dos
modalidades diferenciadas, chantaje sexual y acoso ambiental.
Perfil de la víctima
Son varios los factores que pueden favorecer la aparición de AS. Los más destacados son
Género: los estudios realizados en la UE reflejan que la mayor parte de
situaciones de AS tienen como agresor a un varón y como víctima a una mujer.
Estado civil: el colectivo de mujeres mayormente afectadas es el de
separadas/divorciadas o viudas.
Determinadas condiciones laborales: la temporalidad contractual, el trabajo
sin contrato y los horarios nocturnos, son características habituales en las
víctimas de AS.
Edad: las cohortes de edad comprendidas entre los 16-24 años son las más
vulnerables ante el AS. Se ha observado incidencia de AS en el colectivo de
hombres muy jóvenes que acaban de incorporarse al mercado laboral.
Nacionalidad: Procedencia de países extracomunitarios.
Tener alguna incapacidad física-mental.
Sector de actividad de la organización: construcción e industria.
Dicha relación pone de manifiesto que muchas veces el acosador se sirve de la
vulnerabilidad de la víctima para poner en práctica el AS, ya sea por edad,
dependencia del trabajo o incapacidad para defenderse.
Perfil de acosador
Si bien no existe un único perfil de acosador, sí que existen una serie de
características comunes en todos ellos.
Las personas que ejercen AS grave suelen ser hombres casados o con
estabilidad sentimental y ocupan cargos superiores a sus víctimas (mandos
intermedios). Son fríos, narcisistas y con escasa empatía.