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Lo raro era que Pedro no llegaba, pues a la mañana después de que José había salido, ellos

acordaron, en que juntos tratarían de orientar a su hijo, pero ninguno de los dos
acostumbraban a llegar tarde. Ya voy hijo, espérame un momento, ya te abro la puerta y
definitivamente era él, estaba más exhausto que un atleta que acaba de correr una maratón,
qué te sucede, ¿por qué estás tan cansado? preguntó Margarita, acaso viniste corriendo o
alguien te seguía, cuál es la prisa.
- Hola mamá, en realidad se me hizo un poco tarde, porque me quedé embelesado
por algunas cosas y no me di cuenta del tiempo y no quería llegar tarde, así que vine
corriendo.
- Embelesado ¿en qué te embelesaste para que llegues a este extremo?
José no sabía qué decirle, no sabía si contarle o no lo de Miriam, pero como era su madre y
le tenía mucha confianza, pensó, en algún momento tendré que contárselo, para qué esperar
tanto, lo único que haría era alargar la agonía así que dijo:

José, un poco molesto por la duda y desconfianza de su madre ante su postura de alcanzar
la santidad dijo: “no, yo no deseo ser santo, voy a ser santo”, más con un tono de soberbia
que de humildad, me parece muy bien dijo Margarita, pero no puedes ser sin antes desearlo,
no dejes que tu humildad se convierta en soberbia.
- Todo está bien si reflexionaste sobre el cuento y comprendiste el mensaje y te
animas a seguir en tu convicción adelante, pero recuerda que con Dios los tratos se escriben
con letras mayúsculas y con tinta indeleble, como dice la Biblia: aquel que toma el arado y
mira para atrás no sirve para el reino de los cielos.
Margarita estaba haciendo de abogado del diablo, pues tenia que cerciorarse de que el
deseo de santidad de José no sea algo nada más que emotivo y en la primera dificultad
retroceda y se frustre en el intento. Nada frustra más al hombre que un objetivo no logrado,
si no se deposita la confianza en quien realmente puede lograrlo.

De pronto sonó el teléfono, quién será a estas horas dijo y fue a contestar.
- Hola Margarita, soy Pedro, te llamaba para avisarte que surgió un pequeño inconveniente
acá en el trabajo y no podré ir a almorzar con ustedes, es necesario que me quede, yo sé que
me comprenderás, yo confío mucho en ti y se que puedes manejar muy bien la situación tú
sola. Cuando apenas se introdujo en la pieza sonó el timbre, es él dijo, cerró la puerta y bajó
rápidamente pues no quería ser sorprendida, no porque pensaba que estaba mal sino porque
no sabía cómo reaccionaría él y éste no era el momento preciso para crear prejuicios y
malentendidos. Una madre maneja muy bien los tiempos y las oportunidades, las ventajas y
las desventajas y sabe en qué momento actuar y en qué momento ser prudente gracias al
sexto sentido, muy bien desarrollado, el sentido de la intuición maternal, que es el que hace
que pueda controlar muchas situaciones difíciles en la familia, especialmente cuando los
hijos son adolescentes.
Dios puede llegar a terminar la obra que empieza en nosotros, solos no iremos a ningún
lado y todos los intentos fallidos serán frustrantes.
- No te desesperes mamá, todo está bajo control, Dios está de mi lado, quién podrá
contra mí.
- Veo que no has comprendido la lección hijo, de que Dios está de tu lado es una gran
verdad, pero el no hace en ti nada fuera de tu voluntad y de tu libertad y es ahí donde
caerás, no debes perder la tensión y acomodarte, debes estar siempre alerta, porque el
diablo como león rugiente anda en busca a quien devorar, al perder la tensión el cielo se
cierra y corres el riesgo de contemplarte a ti mismo, para ser santo debes tener misericordia
de ti y dejar a Dios actuar en tu vida. No intentes hacer tu voluntad por que te vas a cansar,
recuerda el salmo que dice: “de balde se cansan los albañiles si el Señor no construye la
casa”.
Después de la hermosa oración se dispusieron a comer, era un rico tallarín de pollo que
Margarita solía preparar, era el plato de su especialidad, lo que mejor le salía. Una madre
por más que no sepa cocinar por el amor que pone en hacerlo le da ese sabor distinto, que
no se encuentra ni en el más lujoso restaurante.
Todo estaba transcurriendo de una manera muy amena, el almuerzo era como de
telenovelas, todo montado, como un escenario de teatros, hasta que de pronto se encendió
la chispa cuando Margarita preguntó: a ver hijo ¿aún sigues con esos deseos de santidad,
todavía quieres ser santo, después de reflexionar sobre el cuento?

Así como Pedro era un gran poeta que utilizaba sus poesías para educar, enseñar y hacer
reflexionar, aparte de expresar el amor y sus ideas, Margarita era una experta en contar
cuentos, cuentos con un profundo contenido reflexivo, que hacía cambiar de paradigma y
mentalidad a muchas personas que la oían y ellos siempre la sacaban de apuros cuando ya
no sabía cómo transmitir sus ideas.
- Los cuentos se hicieron para ser contados, detrás de ellos están escondidos grandes
enigmas que al común de la gente se les escapa por la falta de reflexión y no escudriñar en
ellos, te contaré un cuento para que reflexiones sobre él, dijo Margarita.
- Si no pude comprender el primero, cómo pretendes que interprete el segundo.
- No te apures en encontrar las respuestas, ninguno de ellos tienen una respuesta
válida más de la que tú puedas encontrar en ellas y estas te servirán para que vayas
madurando tu deseo de santidad, no trates de encontrar en ellos la respuesta, solo tómalos
como guía para que te ayuden a no desviarte del camino.
Se trataba de un señor, quien todos los días rezaba fervorosamente a Dios pidiendo que
pase por su vida y que le ayude a convertirse, hasta que un día se le apareció el ángel y le
dijo esta noche Dios irá a cenar a tu casa, prepárate.
El Señor limpió su casa como nunca, preparó la mesa y una comida cara y exquisita y se
puso a esperar a Dios, era temprano aún cuando sonó el timbre y este fue a abrir la puerta y
encontró a un mendigo que venía a pedir comida, pero el Señor le dijo ven un poco más
tarde, porque ahora estoy esperando una visita y cuando se vaya te daré lo que sobra, ahora
no tengo tiempo para atenderte, tengo muchas cosas que arreglar.
Transcurrió la hora y no venía Dios, cuando de pronto volvió a sonar el timbre, “ya viene”
dijo el hombre y fue a abrir la puerta, pero encontró al mismo mendigo que venía a pedir
comida, pero le dijo lo mismo que la primera vez, ahora no puedo atenderte porque estoy
esperando una visita, ven más tarde.
Cayó la noche y Dios no aparecía, cuando nuevamente sonó el timbre, esta vez sí que es Él
dijo y fue a abrir la puerta, pero se encontró con la sorpresa que era el mismo mendigo que
venía por un plato de comida y fue despedido con las mismas palabras, ahora no tengo
tiempo porque estoy esperando una visita, vuelve más tarde.
El pobre señor pasó la noche en vela esperando a Dios, pero este nunca apareció, así que
frustrado y pensando que Dios le había mentido se puso a orar nuevamente, preguntándole
a Dios porque no vino, cuando se le apareció el ángel y le dijo: “Dios vino a tu casa ayer
tres veces a comer contigo, pero como tú estabas esperando una visita lo despediste y como
el respeta tu libertad no dijo nada y aceptó tu decisión.
José se quedó atento escuchando el cuento, ya que su madre era para él la mejor persona
que existía sobre la tierra, siempre le encontraba una respuesta y una solución a todos sus
problemas y enigmas y con ella a su lado se sentía muy seguro. Con la madre a su lado el
hombre se siente muy seguro y capaz de llevar a cabo lo que se propone.
María nunca abandonó a Jesús, estuvo con el hasta el final y cumplió un papel muy
importante en la salvación del mundo, gracias a ella Jesús hizo el primer milagro en la boda
de cana. Madre, que quieres decirme con este cuento, explícame porque me desespera y me
preocupa, dijo José, no entiendo lo que quieres transmitirme en este cuento.
- Hijo mío, lo que quiero decirte es que debes tener la conciencia despierta
para poder ver pasar a Dios en tu vida, porque el pasa pero no se detiene, debes
estar atento a los acontecimientos que van marcando tu historia, no busques a Dios
donde no está, debes aprender a escuchar y a observar, Dios no está en el tumulto,
debes aprender a hacer un silencio interior profundo y escuchar a Dios y oír lo que
el quiere decirte. El silencio asusta porque nos encontramos a nosotros mismos y a
Dios y eso compromete.
Un silencio se apoderó del ambiente, mientras ambos pensaban qué decir, José se decía
interiormente ¿Qué difícil es ser cristiano, quién puede cumplir todas esas exigencias?
Mientras que Margarita hacía una oración diciendo en su interior “Dios mío, te ruego, ten
misericordia de mi hijo y no apartes tu mano de su cabeza y esta obra que tú has iniciado en
él, llévalo a feliz término y no permitas que yo sea un obstáculo en su camino, antes bien
envía tu Espíritu Santo sobre mi, tu espíritu de sabiduría y consejo y que sea el mismo el
que hable por mí.
José rompió el silencio diciendo, “mamá enséñame a orar y a seguir en el camino de la
santidad y ayúdame a no desviarme de él, Margarita conmovida por lo que acababa de oír
dijo: “hijo yo te quiero mucho y sabes que cuentas conmigo para lo que sea, pero tú sabes
lo que estás pidiendo, ya analizaste bastante lo que quieres.
- Sí mamá, estoy seguro, ya lo analicé bastante y lo que quiero es alcanzar la
santidad.
- Entonces debes estar preparado para afrontar las consecuencias de tu elección, lo
que tú pretendes no es algo fácil, no es como ponerse a estudiar y aprobar el examen y te
entregan el título de santo. Dios te llevará al desierto como lo hizo con el pueblo de Israel y
con Jesús para ser tentado. Yo te llevé al desierto para que te enamores de mí y te haga
sentir tu realidad. MEJORAR ESTA FRASE NO QUEDA MUY CLARA Y NO QUEDA
BIEN EN CONTEXTO.
- José muy seguro de sí mismo y confiado dijo: no te preocupes mamá yo estoy
seguro de mí y como dijo Napoleón a sus hombres en la guerra: “No les prometo una
victoria fácil, pero sí les aseguro sangre, sudor y lágrimas. Traicionado por sus emociones,
creía que nada podría detenerlo, pero Dios sabe hacer las cosas, sabe como hacerlas, porque
hacerlas y sobre todo para qué hacerlas y muchas veces son contrarias a los proyectos del
hombre.
- Tus proyectos serán tu peor obstáculo, la santidad no se construye sobre un
idealismo, Dios nos tiene que desilusionar para hacernos aterrizar en la realidad. El árbol
que más se quiere es el árbol que más se poda, como el lino, cuanto más palo le das más
blanco se queda, así Dios debe molerte para que estés preparado para lo que te espera, pero
no te aflijas ni te desesperes hijo, porque la pertenencia de Dios no se cancela, la cruz
brillará para siempre en tu frente aunque vayas camino a la condenación, Dios pagó por ti
un precio muy caro, pagó con la sangre de su Hijo.
Te daré tres armas potentísimas para que te ayuden en tu camino a la santidad, todos
estamos llamados a la santidad, más no todos acudimos a ese llamado. La primera arma es
la Biblia, la Sagrada Escritura, de donde sale la palabra de Dios para ser encarnada, pero
recuerda que no solo en la Biblia está la palabra de Dios, si no también en la tradición y en
los demás, en las personas que te rodean, también se expresa la Palabra de Dios y debes
saber leerla pero sobre todo en tu historia personal es donde debes aprender a leerla, la
segunda arma es la oración del Santo Rosario, que es la que te va a dar la fuerza necesaria
en los momentos más difíciles, recuerda una madre nunca abandona a su hijo, y la tercera y
la más importante de todas es la Eucaristía, que es la entrega de amor más grande que
puede haber, sin ella no irás a ningún lado.
José estaba siendo vapuleado por su madre, quien lo estaba preparando y advirtiendo sobre
lo que le esperaba, cuando de pronto se sintió como agobiado por tanta presión y no sabía
qué decir, así que terminaron de almorzar sin decir una sola palabra más, ya era bastante
con lo que había oído hasta ese momento, cuando ya las aguas parecían calmadas tomó la
palabra y dijo “mamá, ya es tarde y tú tienes que volver a tu trabajo y yo estoy muy
cansado y tengo tareas que realizar del colegio, me iré a dormir un rato la siesta y luego me
levantaré a realizarla.
- Yo te comprendo mi hijo, no es nada fácil, ve a descansar, pero recuerda que en la
Biblia el que duerme es el que no quiere hacer la voluntad de Dios, es el caso de Jonás.
José la miró fijamente y no dijo nada, y Margarita comprendió perfectamente lo que quiso
decirle, ya que una madre está entrenada para luchar cualquier tipo de batalla, en cualquier
lugar y situación por amor a su hijo. Que descanses dijo, le dio un beso y se retiró diciendo,
“por favor, José limpia todo esto, porque se me hizo tarde y deseo irme, te quiero mucho”
nuevamente le dio un beso y se marchó.
- Yo también te quiero mucho mamá.
José después de limpiar toda la mesa y lavar los cubiertos fue a su habitación muy cansado
con la intención de dormir la siesta, pero otra sería la actividad prevista por Dios para él, no
se imaginaba lo que le esperaba en su habitación, apenas llegó, se cambió y se tiró en la
cama con la intención de dormir, estaba en su cama acostado boca arriba mirando el techo y
recordando toda la conversación con su madre, que como una película se proyectaba en su
mente.
Cuando se dispuso para dormir, se puso de costado y justo en frente de él (su cara SE
PUEDE SACAR) estaba la Biblia, entonces dijo será que Dios quiere decirme algo, la tomó
y la abrió, luego puso el dedo índice sobre una frase que decía “el que toma el arado y mira
para atrás no es digno de mí, rápidamente la cerró y se dispuso a dormir.
Apenas cerró los ojos y entró en un profundo sueño del cansancio que se traía encima, se
quedó dormido profundamente unos treinta minutos, que eran más que suficientes para que
tenga una pesadilla.
Estaba soñando que toda su casa estaba inundada, pero lo curioso era que había una porción
de tierra donde el agua no llegaba y el estaba parado ahí, estaba acorralado por el agua, no
lograba afectarle a él.
Señor ayúdame, no me abandones, eran las palabras que salían de sus labios mientras se
revolcaba en la cama, hasta que de pronto se despertó y dijo “Gracias Señor, era nada más
que un sueño”, miró su reloj y dijo menos mal que me desperté ya es hora que me levante a
hacer mi tarea. Primero el deber luego el placer, pero no pudo dejar de pensar que le habrá
querido decir Dios con ese sueño, para consolarse dijo “no era más que un sueño y nada
tiene que ver con la realidad”.
Dio un salto de su cama y se dirigió al baño, se pegó una buena ducha para despertarse y se
escribir en su escritorio.
PARTE VIII
Señor, Señor, qué quieres conmigo, adónde quieres llevarme que no entiendo, tú sabes que
en mi corazón hay un gran vacío que no sé cómo llenar, tengo unas ganas locas de amar.
Señor, Señor, enséñame a amarte, eran las palabras de José que no podía concentrarse, pues
esas ganas locas de amar en su corazón no le permitían y mientras trataba de calmar esa sed
de amor que habitaba en él, le sacaban la paz que tanto ansiaba. En el amor no cabe el
temor, pero sí la angustia y la desolación.
Todo esto lo meditaba y reflexionaba profundamente, no entendía lo que le estaba pasando
y mucho menos se imaginaba lo que le estaba esperando. El termómetro para saber si
amamos es el sufrimiento y las pruebas. Mientras meditaba y reflexionaba sobre las ganas
de amar, se puso a escribir una poesía. El amor es una poesía que empieza con un romance
y termina en la experiencia con Dios.

GANAS LOCAS DE AMAR


Mi corazón está envuelto
En unas ganas locas de amar
Es por eso que no aguanto
Las inmensas ganas de llorar
Es que no encuentro
Forma de alguna de escapar
Y lentamente entristezco
Cuando no puedo amar

Mi alma se entristece
Cuando el amor desaparece
Y mi corazón adolorido
No encuentra un alivio
Porque ha sido carcomido
Por la tristeza y el olvido
Que lo ha dividido
Y al amor disminuido

Como el lobo hambriento


Busca a su presa para alimentarse
Mi corazón sediento
Busca al amor para deleitarse
Con sus bellas melodías
Para llenarme de alegrías
Cargando mis días
Con inmensas ganas de vivirlas

Como aquel terrible rayo


Que al caer produce un destrozo
El amor muy bondadoso
A mi corazón lo llena de gozo
Cuando la lluvia cae del cielo
Da vida al suelo
Cuando en mi cae el amor
Da vida a mi corazón.

Mientras escribía ese hermoso poema al amor pensaba en Miriam y decía será que estoy
enamorado, eso no puede ser si apenas la conozco, cuando apenas terminó el último verso
sonó el teléfono, su sorpresa fue grande al atenderlo, pues era una persona de quien no
esperaba la llamada, pero la vida está llena de sorpresas y hay que dejarse sorprender por
ella para no perder el encanto.
- Hola, se encuentra José
- Sí, con él habla
- No te acuerdas de mí, dijo una voz femenina y sensual, José dudaba y no
podía identificarla, presumía que era Miriam, pero no se animaba a preguntar por si no lo
fuera, así que siguió diciendo con quién tengo el gusto, Señorita.
- Soy Miriam, nos conocimos esta mañana en la farmacia, te acuerdas.
- Ah sí, no reconocí tu voz, recién me estaba acordando de ti, eres doble cara o
muy buena persona.
- Y tú que crees.
- Por supuesto que una buena persona
- Es transmisión de pensamiento, porque yo también me estaba acordando de
ti, es que hoy voy a salir temprano de mi trabajo y quería invitarte a tomar y hablar, si es
que no te molesta
- No al contrario sería todo un honor para mí, qué privilegio.
- Te espero, nos encontramos en la farmacia.
- Está bien, en veinte minutos estoy ahí, adiós.
José no podía creer lo que estaba ocurriendo, de que será que quiere hablar conmigo, que
puedo decirle yo. Su corazón empezó a latir más rápido de lo normal, no se había sentido
así desde la última vez que estaba de novio, pero generalmente la persona se enamora de la
persona equivocada, pero eso es una pedagogía perfecta de Dios que hace que nos
enamoremos y conozcamos primero a las personas equivocadas para luego conocer a las
que realmente nos merecemos para que sepamos valorarla como tal.
Apenas pasaron cinco minutos que acababa de hablar con Miriam y José ya estaba listo
para salir, pero antes de salir, se puso de rodillas frente al crucifijo que tenía en su cuarto y
empezó a hacer una oración. “Señor, derrama sobre mí tu preciosísima sangre de mi cabeza
a mis pies y cubre mi cuerpo entero y no permitas que nada ni nadie me aparte de tu amor,
protégeme Señor Díos mío” mientras oraba sentía que una gran mano con un vaso enorme
le cubría y recordaba cuando era niño, cuando atrapaba moscas en los vasos y de esa forma
se sentía protegido, cubierto por un escudo de cristal blindado.
Emocionado pero asustado, José salió con destino al encuentro con el amor, pero un falso
amor, ya que él se estaba creando bellas imágenes, se estaba creando una película a su
antojo y conveniencia, y no se daba cuenta que otra era la situación que le esperaba allá
afuera. El hombre siempre se crea falsa imágenes y falsas expectativas cuando al amor se
refiere y si no está preparado para despojarse de ellos comienzan las grandes frustraciones.
Camino a la farmacia meditaba profundamente lo que le estaba ocurriendo, pero no se
puede buscar si no se intuye lo que se busca, y como el intuía al amor muy cerca iba en
busca de él, al final cansado y sin entender dijo: “Señor que se haga tu voluntad y no la
mía” y desde entonces en su corazón volvió la paz y la tranquilidad y ya estaba preparado
para enfrentar la gran batalla que se avecinaba. Intentando entender la vida y los
acontecimientos no se entiende nada más que en un contexto de oración y confianza en
Dios.
Todavía faltaba una cuadra para llegar a la farmacia cuando vio venir a Miriam en
dirección suya y que le hacía unos gestos tratando de decirle que no se acerque más y que le
espere ahí, José entendió perfectamente el mensaje y se quedó parado como una estatua en
medio de la vereda, no dio ni un paso más y al rato llegó Miriam y le dijo: “Date la vuelta y
sígueme sin llamar mucho la atención y luego te explico: “José hizo exactamente todo lo
que le decía, aun sin entender obedecía.
Él la seguía atentamente muy de cerca, cuando de pronto ella giro en una esquina y se le
perdió de vista y al girar él, ella le salió en el frente y le dio un gran susto que la abrazó
tratando de defenderse, su instinto de conservación lo llevó a actuar impulsivamente de esa
manera, cuando volvió nuevamente en si después del shock a causa del susto encontró a
Miriam en sus brazos, inmediatamente la soltó y dijo: “Perdón, es que me asusté”.
No te preocupes dijo ella tratando de calmar la situación, es que no te expliqué lo que pasa
es que mi novio es muy celoso y si se entera que te fuiste a buscarme, quien sabe lo que
pensará y como hoy salí más temprano y el no sabe, tuve que mentir en mi trabajo para que
me dejen salir, porque necesitaba hablar con alguien y creo que tú eres la persona indicada,
Díos siempre pone en nuestro camino a las personas que necesitamos.
Ya lo creo dijo José pero con una curiosidad tremenda preguntó y sobre qué quieres hablar
conmigo y cómo sabes que yo soy la persona que tú dices, la más indicada, nosotras las
mujeres tenemos un sexto sentido bien desarrollado y creo que ese sentido es el que me
impulso a llamarte, perdóname que sea de esta manera, pero como te dije mi novio es muy
celoso y si se entera es capaz de cualquier cosa, y era justamente sobre eso que quería
hablar contigo, porque me dejaste pensando sobre lo que me dijiste esta mañana cuando
hablamos del amor y la fidelidad, qué te parece si nos vamos a algún a algún sitio a tomar
algo y allí hablamos dijo José, perdona es que estoy muy nerviosa y no te invité, yo
conozco uno cerca y es un lugar bien discreto, es cerca y nadie se enterará que estuvimos
allí.
Mientras caminaban en dirección al bar José le preguntó: “Tú dijiste que tu novio es muy
celoso”, sí, así es, dijo ella, es capaz de cualquier cosa, si se entera que estuvimos juntos, tú
sabes lo que son los celos preguntó él, no dijo ella, los celos son un síntoma de inseguridad,
yo creo que como tú eres muy bella, él tiene miedo a que le seas infiel, pero si él sabe que
yo soy incapaz de hacer semejante cosa dijo ella un poco alterada, cálmate dijo José, es que
el ladrón juzga por sus actos, como él lo hace cree que tú también lo harás.
Caminaron juntos unas cuantas cuadras pero ninguno de los dos decía ninguna sola palabra,
el silencio y la duda se había apoderado de sus corazones, hasta que de pronto, llegaron
frente una casa, acá es dijo Miriam, acá dijo sorprendido José, pues frente a sus ojos no
había más que una frutería, si es acá dijo ella, la tomó de las manos y se introdujeron en la
frutería, grande fue el asombro de José al percatarse que en el fondo de la frutería estaba
montado todo un bar clandestino.
Y tú cómo conoces este lugar preguntó confundido, es una larga historia, pero trataré de
explicártelo, pasa que mi tía es amante de los mamones y siempre me enviaba a comprarlos
aquí, pero al igual que tú jamás me percate del bar que existía en el fondo, hasta que un día
cuando vine a comprar las frutas me encontré con Sergio que también venía a comprar
frutas, él me saludo y fue ahí donde me enamore de él, enseguida empezamos a hablar.
Y así fue como encontré este lugar y donde conocí a Sergio, que ironía del destino dijo
José, aquí conociste a tu novio de quien te enamoraste y me traes a mí para escondernos de
él, acaso no es una contradicción el mundo verdad, pero en realidad lo que José estaba
pensando y no se animaba a decirlo, era que ella se enamoró de Sergio en ese bar y él tenía
miedo de enamorarse de ella en el mismo bar. Uno nunca puede decir todo lo que piensa, el
ochenta por ciento del pensamiento se queda en el cerebro, solo el veinte por ciento se
materializa. En la mente es el único lugar donde uno es verdaderamente libre.
José se había disociado de la realidad, se había escapado del sitio y empezó a reflexionar
profundamente sobre la vida y sus contradicciones, sobre la vida y sus aventuras y sus
enseñanzas, aún estaba soñando, abstraído del mundo, cuando de pronto, Miriam le tocó el
hombro y le dijo: te pasa algo, no te gusta el lugar, no, no es eso dijo rápidamente
poniéndose a la defensiva, lo que pasa es que…., decía sin poder terminar la frase, pues no
sabía que decirle, si decirle la verdad y aceptar que ella piense que está loco o decirle una
mentirita, es que sus principios morales siempre le traicionaban. La moral no canalizada y
trabajada esclaviza al hombre.
No te preocupes, no pasa nada, solo me estaba acordando de algo, vamos, entremos dijo
José, no te preocupes, volvió a insistir ella, si tú lo dices vamos que tengo muchas cosas
que contarte dijo Miriam, lo estiró del brazo y se introdujeron al bar, el local era bellísimo,
él ni se imaginaba que detrás de la fachada de una frutería se escondía tanta belleza,
admirado José quedó mudo y Miriam dijo: escoge un sitio, te doy el privilegio que escojas
un lugar, el que creas más conveniente, recuerda, tú eres mi invitado y tienes todo el
derecho de sentirte a gusto, José estaba sorprendido, pues nunca una dama le había tratado
así, ahora entiendo por qué Sergio celaba de ella pensó, hasta yo estaría celoso si ella fuera
mi novia.
Pasó la vista por todo el local cuando de pronto fijó la vista en una mesa y dos sillas que
estaban bajo la sombra de un hermoso lapacho amarillo, lo señaló y dijo ese es el lugar
perfecto, está preparado especialmente para nosotros, vayamos a sentarnos, sus corazones
empezaban a latir cada vez más fuerte, ambos experimentaban una sensación extraña en su
cuerpo, pero los dos se mantenían discretos al respecto y no había comentario alguno sobre
el tema, pero era una realidad palpable e ineludible. La vida esta llena de misterios que la
razón no puede comprender.
El cuerpo es la mayor alarma de la persona. Por más que ellos trataban de disimular sus
cuerpos les delataban, las personas quinestésicas son las más fáciles de detectar, mientras
que las auditivas y las visuales son las más difíciles, pues en ellas todas y cada una de las
emociones positivas o negativas, agradables o desagradables lo expresan a través de su
expresión corporal, que es algo inconsciente, mientras las auditivas y visuales permanecen
más ocultas y son más difíciles de descubrir, pues todas las emociones transcurren a través
de la visión o de la audición.
Se sentaron a la mesa y José preguntó a Miriam qué deseaba tomar, mientras ella
respondió, una coca-cola, pero no te olvides que yo invito, por lo tanto yo pago y sacó un
billete de diez mil del bolsillo y se lo pasó a José.
- No puedo permitir que tú pagues, por más que tú hayas invitado, te pido por
favor que guardes tu dinero, que pago yo.
Miriam lo miró atentamente y dijo: ¡Pero si yo invité!
- Lo que te voy a decir es por mí, no por ti, el que pagues tú no me quita ni me
da nada, pero en mi condición de caballero no puedo aceptarlo, porque me sentiría muy mal
que en la primera cita pagues tú, hasta me puedo acostumbrar y sería una quiebra para tu
economía, es una broma añadió tocándole la cabeza como un gesto de cariño, la situación
transcurría como si fueran grandes amigos ya desde hace mucho tiempo.
Dijo José, para que una amistad y una relación funcione tiene que haber dos cosas, renuncia
y negociación, yo voy a renunciar a mi orgullo y dejaré que tú pagues, pero yo iré a buscar
la bebida, la próxima vez yo pago y tú vas a buscarla, qué te parece, preguntó al final, me
parece genial, respondió ella, le pasó el dinero y el fue en busca de la bebida.
Mientras se dirigía a la cantina, ella lo miraba atentamente y se decía, por que será que
Sergio no es como él, pero no se daba cuenta que su interés por José iba aumentando,
estudiaba todos sus movimientos y no le encontraba defectos. El amor es la sensación más
rara y dolorosa, muchas veces la más absurda por la que el hombre puede pasar, es como
plantar un palo de escobas y regarlo todos lo días pensando que va a florecer y por la fe y la
fuerza del amor florece misteriosamente o como intentar barrer una escalera de abajo para
arriba, lo más absurdo que puede existir, pero lo más bello, tierno, dulce y emocionante. El
que nunca ha experimentado el amor en su vida, nunca ha vivido de verdad.
José venía con dos vasos en las manos, se sentó, sirvió los vasos y dijo levantando su vaso,
brindemos por esta nueva amistad que se está consolidando y que perdure para siempre,
tanto en las buenas como en las malas y que Dios bendiga lo que hoy ha nacido,
entrecruzaron sus brazos formando dos eslabones y bebieron, ninguno de los dos habían
tomado una bebida tan deliciosa en su vida, más por el momento agradable, que por la
coca-cola.
Miriam miró su reloj e hizo un gesto y José preguntó: pasa algo, ella respondió
rápidamente, no, no pasa nada, todo está bien.
- Si alguien mira mucho su reloj es por dos razones, porque no le gusta el
lugar o la compañía, o es que ya tiene que irse porque tiene algo que hacer, cuál es tu caso.
- Cómo crees que no me gusta tu compañía, nunca me sentí tan bien, es que se
me hace tarde y tengo que marcharme enseguida.
- No te hagas problemas por mí, cuando tú creas conveniente, nos vamos.
- Gracias por comprenderme, ojalá Sergio sea como tú.
- Nunca debes comparar a las personas porque siempre habrán unas mejores y
otras peores, pero recuerda que eso depende del cristal con que los mires.
A ver, de que querías hablarme dijo José, no puedes irte sin decírmelo porque me dejarás
con la intriga y tú no te liberarías de la carga que te pesa, recuerda lo que dijo Jesús, vengan
a mí los que estén cansados y agobiados que yo los aliaré, yo no soy Jesús, pero puedo
ayudarte a LLEVAR O SOSTENER (cargar PARA NO REPETIR) con tu carga, recuerda
que un kilo llevado entre dos se convierte en medio kilo, hasta el propio Jesús necesitó la
ayuda del Cireneo para cargar con la cruz, si El siendo Dios necesitó ayuda por qué no tú
que eres humana, todos necesitamos ayuda.
Está bien, lo que pasa es, dijo Miriam y se quedó callada, ánimo no tengas miedo dijo José,
lo que pasa es dijo Miriam, que me quedé pensando sobre lo que me dijiste sobre el amor y
mi relación con Sergio, es que yo lo quiero mucho, y siento que doy todo de mí, pero no me
siento correspondida y no sé si estoy con el por amor o por costumbre, siento que doy
demasiado y no recibo nada, hasta llegué a pensar que el hecho de que él esté muy seguro
de mi amor es lo que lo hace actuar así, ya no sé qué pensar, y hoy te conozco a ti y me
haces ver gran parte de mi realidad que tal vez yo no quería aceptarla.
José la escuchaba atentamente, pero en su interior oraba fervientemente pidiendo al Espíritu
Santo que lo iluminase ya que estaba casi seguro que le pediría sino un consejo, por lo
menos una opinión, no tardó Miriam en hablar cuando preguntó, ¿Tú que piensas al
respecto? ¿Qué crees que debo hacer?
- Yo soy el menos indicado y el más inexperto para hablarte sobre el amor,
pero trataré de darte apenas una opinión, si yo fuera un psicólogo te diría, toda la fuerza de
amar y exigir ser correspondida está dentro de ti, todo es cuestión de querer, porque querer
es poder y poder es querer y el hombre tiene la capacidad de conseguir todo lo que desea,
pero si fuera un filósofo, pensaría un poquito más y te diría para amar y ser amado debes
renunciar al amor, pues cuanto más lo persigas menos lo alcanzarás y solo te frustrarás, si lo
dejas el solo vendrá a ti, pero si fuera un teólogo te diría nada puedes en tus fuerzas, el amor
viene de Dios y solo por El, con El y en El puedes llegar a amar de verdad.
Como ves yo no soy filósofo, psicólogo, ni teólogo, así que no tengo autoridad para
hablarte del amor, lo que puedo decirte es que si intentas vivir el amor debes saber que solo
debes poner de tu parte, la otra nunca sabrás si llega y ni siquiera es necesario que llegue,
en el amor lo que vale es amar. Nada es más organizado de lo que el amor ordena y nada es
más libre de lo que el amor une.
Hay quienes hacen las cosas por amor, hay quienes hacen las cosas por ser el amor, quien
hace las cosas por amor, puede llegar a hacerlas bien, nada es pequeño de lo que se hace
por amor.
Cuando José empezó a inspirarse y empezaba a hablar, sonó el celular de Miriam, era un
mensaje, al instante su rostro cambió, se puso pálida como un papel, se levantó y dijo:
discúlpame, tengo que irme es que Sergio me escribió un mensaje y va a buscarme a la
farmacia y no quiero que se entere que estuve contigo, no te enojes conmigo, yo te llamo
para volver a hablar, discúlpame. sí.
- No hay problema, haz lo que tienes que hacer, no te preocupes por mí, me
agrada este lugar, espero que nos volvamos a ver.
- Yo también
Le agarró fuerte la mano, le dio un beso en la mejilla y se marchó.
PARTE IX
- Disculpe señor, ya estamos cerrando, fueron las palabras del mozo que venía
a despertar a José del profundo trance en que había entrado, quien se quedó mirando el vaso
que tenía sobre la mesa, hacía rato que se había disociado de la realidad, ya la noción del
espacio y del tiempo como tantas veces se le había escapado de las manos.
Mira a ese joven, dijo el cantinero al mozo, hace más de una hora que está mirando su vaso
sin mover un solo dedo, es algo extraño verdad, espera un rato más y ve a ver que le pasa y
avísale que ya vamos a cerrar, que se hace tarde.
Aparentemente José estaba mirando el vaso, pero desde hace rato que estaba sumergido en
un profundo sueño, ni el más mínimo ruido lo perturbaba, puesto que estaba sumergido en
un silencio profundo en el que se desarrollaba su sueño como una película o una obra
teatral donde todos estaban expectantes en una oscuridad y un silencio aterrorizador viendo
el desenlace de la obra.
Era una sala oscura en donde era él el actor principal de la obra, la que se desarrollaba en
un escenario lujosamente montado, estando él parado le entregan una hermosa rosa roja en
las manos, en ese mismo instante se abre el telón y aparece un rey sentado en su trono,
lentamente tomó la rosa y se dirigió al escenario que se encontraba tres gradas más arriba
totalmente alfombrado, con una alfombra roja, se arrodilló frente al rey, hizo una reverencia
y dejó la rosa sobre las gradas, luego volvió a hacer la reverencia y seguidamente se cerró
el telón y todo el lugar se envolvió de una tenebrosa oscuridad y un desolador silencio.
- Disculpe, señor que le moleste pero ya estamos cerrando, volvió a repetir el
mozo asustado porque no le respondía, de pronto, José empezó a moverse, parece que
volvía de su trance y vio a su lado al mozo insistiéndole que iban a cerrar.
No se preocupe, ya me iba, fueron las únicas palabras de José, se levantó como si nada
hubiera ocurrido y se marchó, mientras que el mozo y el cantinero se decían, que hombre
más extraño, nunca he visto a alguien así, a no ser que esté drogado, lo más probable es que
haya ingerido alguna droga con la su bebida, hoy en día eso es normal, los jóvenes están
totalmente descarriados y se puede esperar cualquier cosa de ellos.
José no se dio cuenta que ya se hizo muy tarde y se había olvidado de que al día siguiente
debía entregar un trabajo en el colegio y aún no lo había terminado, apenas salió del lugar,
una vez vuelto en sí miró su reloj y dijo: Díos mío, ya es tardísimo y no preparé mi
exposición y seguro que me tocará a mí decía, ya que las exposiciones normalmente eran
por sorteo.
Seguro que Héctor va a hacer todo lo posible para que yo exponga mañana se decía
mientras iba camino a su casa, cuando cansado, agotado por la jornada que tuvo solo quería
ver su cama y acostarse a dormir. No hay nada más cansador que la búsqueda asfixiante del
amor.
Al llegar su madre lo estaba esperando, pues sentía que vendría cansado, ella la recibió con
un fuerte abrazo y un beso en la frente y le dijo: Hola hijo, que tal te fue el día, te preparé
unos ricos sándwiches y un jugo de durazno para que cenes y podamos hablar, si lo deseas,
claro, dijo ella no queriendo imponer nada.
- Voy a ducharme y enseguida bajo sí, estoy muy cansado.
- Te espero aquí abajo hijo.
José subió a su habitación y se tiró en la cama le daban ganas de quedarse dormido, pero no
podía dejar de obedecer a su madre y además debía bañarse para relajarse y sacarse el peso
estresante del día, así que hizo un gran esfuerzo y saltó de la cama y dijo: No puedo
permitir que este simple cansancio me gane, así que tomó la toalla y se dirigió al baño.
Abrió la ducha se metió bajo ella, el agua fría corría por su cuerpo que le producía una
sensación de alivio, estuvo bajo ella unos minutos hasta que pudo recuperarse bien, luego
salió, se vistió y bajó para cenar donde Margarita la estaba esperando sentada a la mesa.
Ven hijo, siéntate a cenar dijo llamándole a que se sentara a compartir la mesa con ella,
gracias mamá, que haría sin ti, ojalá todas las madres fueran como tú dijo, claro que lo son
dijo ella y mejores aún, no creo dijo él. Una madre con todos los defectos que tenga no deja
de ser la mejor madre para su hijo.
Está delicioso el jugo dijo José, me hacía falta tomar uno de estos para despertarme, ya que
tengo una exposición mañana, y aún no la preparé, no sé cuál ha de ser el motivo por el
cual hayas dejado para última hora tu tarea, eso no importa mucho, lo que sí quiero decirte
es que tienes que descansar, para dar un buen resultado, no te duermas muy tarde
preocupado por tu exposición, haz lo que puedas nada más, recuerda que el mayor alimento
del cerebro es el sueño y las proteínas pero sobre todo el sueño.
- Te prometo que descansaré temprano, estoy muy cansado y no creo poder
aguantar mucho, ánimo hijo todo está bien, gracias mamá te quiero mucho, fueron las
palabras de José, ahora ve a descansar que mañana es un nuevo día para combatir, con sus
luces y sus sombras. Se levantó y le dio las buenas noches.
- Buenas noches mi hijo, te quiero mucho. Qué hijo, qué bendición me ha
dado el Señor, sin merecer tanto me colma de su bendición y amor con este hijo que me ha
regalado.
José subió a su cuarto, se sentó y se dispuso a estudiar, pero en ese momento el cansancio y
la tentación de tirarse a su cama y dormir se apoderó de él, traicionado por el cansancio y
buscando una justificación dijo: “No creo que me toque a mí, ya tengo que tener demasiada
mala suerte” y las palabras de su madre resonaron en su oído: “El sueño es el mayor
alimento del cerebro”. Al instante cerró su cuaderno y se dispuso a dormir, pero al ver la
Biblia sobre su mesita de luz, y como era costumbre antes de dormir abría la Biblia al azar,
leía un pasaje bíblico y se acostaba a dormir. Abrió la Biblia puso su dedo sobre unos
versículos que decían “Pilatos dijo a Jesús ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó.
Dijo Pilatos ¿A mí no me contestas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para
crucificarte? Respondió Jesús: No tendrías contra mi ningún poder, sino se te hubiera dado
de arriba; por eso el que me ha entregado a ti, tiene mayor pecado”. Cerró su Biblia y se
acostó a dormir.
La noche pasó tan rápido, que parecía que acababa de acostarse y ya volvió a amanecer, es
que estaba muy cansado y después de mucho pudo volver a dormir, pues ya llevaba días sin
poder descansar. Se levantó con todas las pilas puestas, hizo su oración, y bajó a ver si sus
padres ya se habían levantado, el pensaba que se había levantado temprano, pero al bajarse
encontró a sus padres tomando mate y les preguntó ¿Por qué se han levantado muy
temprano hoy?
- No, eres tú el que se ha levantado un poco más tarde que de costumbre, miró su
reloj y se percató que ya eran las 07:00 de la mañana, solo que por el cansancio no sintió el
amanecer y sus padres no querían levantarlo muy temprano, pues se imaginaban que
trabajó hasta muy tarde y aún estaría descansando.
- Buenos días papá, la bendición.
- Díos te bendiga mi hijo.
- Buenos días mamá, la bendición.
- Díos te bendiga mi hijo.
Fueron los primeros contactos con sus padres cuando Margarita le preguntó, descansaste
anoche, qué tal amaneciste, no sabes lo bien que descansé y amanecí bien, tenías razón al
decir que el sueño es mayor alimento del cerebro, creo que hoy mi cerebro está bien
alimentado, dijo ironizando un poco, pero su intención era hacer un juego de
ablandamiento, pues tenía pensado ayunar ese día, pero no quería contarle a sus padres.
- Y tu trabajo, lo pudiste terminar
- No, no lo hice porque estaba muy cansado, y además no creo que me toque
exponer ya que es por sorteo y nunca tengo suerte en los sorteos, así que no creo que salga
yo.
- No te preocupes hijo, solo debes hacer lo que puedes, no trates de exigirte
más de lo que puedes, porque te frustrarás, solo debes tener la confianza puesta en el Señor,
en el todo lo puedes, con tus fuerzas siempre quedarás corto ante cualquier intento de
progresar, cuando dejes de lado al señor y quieras emprender algo tú solo, confiado en tus
propias fuerzas, como decía Santa Teresa, todo lo puedo en aquel que me ha enviado.
- Ahora debo marcharme dijo, porque voy a ir a tratar de preparar mi
exposición, por si acaso salga mi nombre, aunque lo dudo. La improvisación casi siempre
lleva al fracaso, pero es el momento donde el hombre hace uso de todas sus cualidades e
ingenio para salir de apuros, es el momento donde los prejuicios, preconceptos y teorías
quedan de lado y el hombre hace uso de su iniciativa y espontaneidad y pone a prueba su
libertad para desapegarse de todo lo que le impide improvisar, por temor al fracaso. Sin
decir más nada y dar tantas explicaciones tomó su mochila y se marchó.
- No vas a desayunar, preguntó Margarita.
- Ya es tarde y quiero preparar mi trabajo por si acaso salga sorteado.
- ¿Qué le pasa a José? preguntó Pedro, déjalo, solo está empezando a crecer,
está viviendo en un mundo ideal, un mundo de fantasías, pero no te preocupes, que eso le
servirá para más adelante no para ahora, porque muy pronto vendrá alguien quien destruirá
el globo de burbujas en que está viviendo y se encontrará con la realidad, es ahí donde
debemos estar preparados para ayudarle.
José iba al colegio caminando muy contento contemplando la naturaleza y no dejaba de
alabar a Dios por el hermoso día que le ha concedido vivir ese día, ya hacía bastante tiempo
que no disfrutaba de un día como ese, donde todo era armonía y paz, todo era perfecto, cada
pieza como en un juego de ajedrez estaba siendo movida a la perfección e iban directo al
jaque mate que sería la culminación perfecta del día, que empezó alabando a Dios y
terminaría dándole gracias.
Por fin llegó al colegio después de una larga caminata, pues perdió mucho tiempo
contemplando el paisaje del hermoso día, y su intención de preparar su exposición se fue al
tacho, llegó justo sobre la hora cuando sonó el timbre de entrada y detrás de él el portón del
colegio se cerró y ya nadie podía entrar para evitar fugas y exigirles a los alumnos
puntualidad y los que no asistían a clases llevaban ausente y por causa de falta de
escolaridad podían perder la materia y hasta inclusive reprobarla, así todos se veían
obligados a ser puntuales.
Al sonar el timbre todos se dirigieron a las aulas, donde los profesores ya estaban dentro
sentados esperando a sus alumnos, una vez que todos ingresaron al aula terminó el
murmullo, el profesor saludó y se dispuso a desarrollar su clase.
Todos estaban expectantes, pues nadie quería que se haga el sorteo, todos estaban
esperanzados que el profesor se haya olvidado del sorteo y de la exposición, ya que solo
tenían una hora de clases y era muy poco para más de un expositor y si se ponía a hablar,
no habría lugar para ningún expositor más, Héctor los conocía y sabía todas las estrategias
de los alumnos para hacer pasar el tiempo, ya que el también fue alumno y alguna vez usó
esas estrategias y antes que alguien haga una pregunta con intención de evitar el sorteo dijo:
ahora vamos al sorteo.
Se sentó y sacó de su cartera dos cajas y las colocó uno a cada extremo de la mesa, luego
sacó su carpeta donde estaba la lista y empezó a llamarla y a medida que decía presente
anotaba su nombre en una hoja y la introducía en una de las cajas, eso era para evitar que el
nombre de alguno que no esté en clases salga sorteado, cuando llamó al último alumno se
paró y dijo: Bien comencemos la clase, en esta caja están sus nombres y en esta otra
pondremos tres palabras “Poder, Placer y Dinero” que son las tres cosas que nos ofrece hoy
el mundo y luego sortearemos un nombre y una palabra.
La clase estaba en un tremendo silencio, era algo insólito, porque generalmente es casi
imposible mantener un aula de jóvenes con tanto silencio, mucha tención y expectativas, al
verlos tan asustados les dijo: ánimo no tengan miedo si tuvieron varios días para investigar
sobre estas palabras, lo único que tienen que hacer es pararse en frente y decirnos la
reflexión que hicieron sobre algunas de las palabras, es más fácil que andar a pie, no dejen
que el miedo les supere, ustedes pueden, decía con la intención de animarlos y sobre todo
de despertarlos, pero mientras todos en su interior estaban rogando que no le tocase.
Sergio llamó a uno de los que estaban sentados en el frente y le pidió que sacara un papelito
de la caja dos, este metió su dedo y cautelosamente sacó uno de los tres papeles que había y
se lo entregó, desdobló lentamente el papel y leyó, la palabra a exponer es Poder, esa caja
no era tan importante para los alumnos como la que venía ahora, donde se encontraban sus
nombres, nuevamente Sergio llamó a otro de los que estaban en el frente, le entregó la
segunda caja, quien sacó un papel y se lo pasó de vuelta al profesor. Y luego rápidamente
fue a sentarse temeroso que haya sacado su propio nombre.
Lentamente ante los ojos de los alumnos se desdoblaba el papel, era un acto no apto para
cardíacos, cuando de pronto dijo nuestro expositor es José Rodríguez, José se apretó las dos
manos sobre la cabeza no creyendo que sea cierto. Anda, pasa a hablarnos sobre lo que
significa el poder para ti, dijo Sergio.
Se levantó lentamente preocupado por lo que iba a decir, su mente estaba en blanco, en su
interior decía, ven Espíritu Santo y enséñame lo que tengo que decir, se paró frente al aula
durante unos minutos de silencio y veía a sus compañeros con unos ojos de expectativas y
de alivio. Al instante José se acordó de la lectura que había leído antes de dormir, que
hablaba del poder, tomó ánimo y coraje y dijo: En realidad no preparé nada, pero les voy a
contar a través de una experiencia lo que es el Poder.
Poder es dar la vida por el hermano, anoche se me lo reveló en la Sagrada Escritura, cuando
Pilatos preguntó a Jesús, sobre qué es la verdad y Jesús no le respondió, éste le dijo: A mí
no me respondes, no te das cuenta que yo tengo el poder para salvarte o para condenarte y
Jesús le respondió: tú no tienes poder sobre mí. Yo tengo el poder, tú no me quitas la vida
yo la entrego por amor a ti, eso es poder, dar la vida por amor al hermano y siguió diciendo,
les voy a contar un cuento y cada uno deberá sacar su conclusión sobre lo que es el poder,
poniendo en práctica la habilidad de contar cuentos aprendidos de su madre empezó a
relatarles uno.
En una ciudad existía un mendigo, que una mañana al levantarse mientras se lavaba la cara
en una hermosa laguna sobre la ruta, a lo lejos divisó una carroza despampanante que se
dirigía hacia él, este es mi día de suerte dijo el mendigo, quién sabe lo que voy a recibir
hoy, quién sabe lo que comeré, ilusionado con un gran obsequio se colocó a orilla de la ruta
esperando a la carroza para pedirle algo.
La carroza adornada, de un lustraje bellísimo, estirados por dos caballos, que posiblemente
comían mejor que él, se detuvo frente al mendigo y se bajó un rey vestido de lino y seda, el
mendigo aprovechó y le dijo: tienes algo para darme, pero con gran asombro dijo el rey,
dame tú algo a mí, el mendigo asustado por lo que oía tomó su saco y empezó a buscar algo
pero no tenía más que una espiga de maíz y un grano que se le había desprendido de él,
tomó el grano de maíz, se lo dio y el rey se marchó muy contento.
A la tardecita cuando sintió hambre el mendigo sin conseguir nada en el día, sacó su bolsa y
empezó a vaciarla, no había en ella más que una espiga de maíz y unos granos sueltos,
cuando de pronto algo le llamó la atención, algo que brillaba con mucha intensidad, era un
grano de oro, en el fondo de su bolsa y se acordó del rey y dijo qué tonto soy, si yo le
hubiese dado esta espiga ahora ya sería rico. El poder no es tangible, el poder es una
ilusión, no siempre el que tiene más fuerza tiene el poder.
Nadie es tan pobre que no tenga nada que dar y nadie es tan rico que no tenga nada que
recibir, en esto consiste el poder en dar, si damos lo que es nuestro, eso es generosidad,
pero si damos lo que es suyo eso es devolución, qué tenemos nosotros que no hayamos
recibido de Dios, el poder radica en dar gratuitamente lo que gratuitamente hemos recibido.
Cuando apenas terminó de hablar sonó el timbre y Sergio dijo: Nos vemos la próxima
semana chicos. Y todos salieron al receso menos José que se quedó a conversar con Sergio.
- Estuviste genial, de dónde sacaste todo eso.
- El Espíritu Santo me iluminó.
- Realmente actuó en ti, yo siempre confié en tu capacidad.
- Cuanto te debo fueron las palabras de José a tal juicio.
Tengo una propuesta que hacerte fueron las palabras de Sergio, es una invitación a formar
parte de un grupo misionero de jóvenes llamado Sin Fronteras, que se dedica a la misión,
anunciar el Evangelio más allá de las fronteras, no es necesario que te decidas ahora, solo
piénsalo y cuando lo resuelvas me avisas, todavía faltaba mucho para la misión de la que
me gustaría que participes, te hará bien y nos hará mucho bien a nosotros y a la gente
tenerte como misionero. Recuerda, Dios tiene grandes obras preparadas para ti, piénsalo y
le dejó una revista para que se entere de cómo funciona el grupo, cuando José intentó
preguntar algo sonó de vuelta el timbre de entrada, piénsalo y luego me avisas dijo Sergio
ahora debo irme, porque enseguida vendrá el siguiente profesor.
Se nota que no preparaste dijo un compañero irónicamente a José estuviste genial, me
encantó tu exposición dijo otro, cómo haces para poder congeniar siempre todo con la
Biblia decía otro, cuando todos empezaban a aglomerarse y dar sus opiniones a favor y en
contra de la exposición, entró el Director del colegio y dijo: Bueno muchachos, por hoy las
clases se acabaron su profesor está enfermo y no podrá venir así que pueden irse a sus casas
y aprovechar el tiempo para estudiar, recuerden que un tiempo perdido jamás se recupera.
Justo cuando la situación se estaba poniendo candente el director como un ángel vino a
salvar la situación, pues al escuchar que ya no habrá clase todos desviaron su atención hacia
sus casas y prácticamente la exposición quedó en el olvido. Todos tomaron sus útiles y
empezaron a salir lentamente y alegres, mientras maquinaban dónde ir a pasar el tiempo.
Todos los alumnos apenas tienen un tiempo libre, no van a sus casas, aprovechan para pasar
con sus amigos hasta cumplirse la hora que deben llegar a casa.
PARTE X
José no sabía si ir a su casa a descansar o ir a la biblioteca a leer, pues las palabras del
director resonaban en sus oídos, aprovechen el tiempo porque el tiempo perdido jamás se
recupera, pero como estaba tan cansado optó por ir a descansar, mientras iba camino a su
casa vio las puertas de la Iglesia que estaban abiertas y le dieron ganas de entrar, entonces
dijo el mejor LUGAR para descansar es en la presencia del señor y se introdujo en la
Iglesia y se sentó en los primeros bancos.
Estuvo sentado toda la mañana pasando su mirada del sagrario al crucifijo y se preguntaba
con quién me quedo, con Cristo crucificado o Cristo resucitado y como todos los hombres
temen al escándalo de la cruz se dijo: Cristo resucitó y se quedó entre nosotros en forma de
pan para que le adoremos, entonces su mirada se centró más en el sagrario que en la cruz,
pero no podía desprenderse del todo de la tentación de mirar la cruz y ver a Cristo clavado
en ella.
De pronto cerró sus ojos y no se fijó más en ninguno de los dos para no seguir en ese
dilema y empezó a rezar diciendo: enséñame señor tus caminos, muéstrame la senda por la
que debo caminar, de pronto empezó a pensar; es la resurrección a la que debo anhelar y
alcanzar, pero al igual que Cristo no puedo llegar a ella sin antes pasar por la cruz.
Desde entonces se pasó observando fijamente al sagrario toda la mañana sin decir ni pensar
absolutamente nada, solo lo contemplaba sentado, como acostumbraba a disociarse de la
realidad y abstraerse a un nivel trascendental, esta vez no era una excepción, parecía que
tenía una relación íntima con Dios, una relación que solo los grandes santos pudieron
alcanzar y comprender. Todos estamos llamados a la santidad, solo depende de nosotros
para aceptar o rechazar el llamado. La santidad es como agarrar a un hombre calvo de los
pelos cuando pasa frente a tu ventana, pero para ello hay que estar atentos, porque ella no
se detiene, solo pasa. La santidad es como el novio que busca tiempo y excusas para estar
con su novia, sorteando todos los riesgos y los obstáculos con la fuerza del amor.
Estaba aún sentado cuando sintió una mano que le tocaba los hombros y le decía, no voltees
y escucha atentamente lo que te voy a decir, tú deseas la santidad verdad, para ello debes
aprender a amar, pero para amar debes estar dispuesto a sufrir el martirio de la cruz, que
muchas veces es absurdo para la razón y la lógica humana, cuando Jesús le dijo a sus
apóstoles, debo ir a Jerusalén para morir ahí, Pedro le dijo: Señor yo iré contigo, Jesús le
respondió adonde yo voy tú no estás preparado aún para ir, cuando eras joven tú te ceñías el
cinturón e ibas donde querías, pero cuando seas viejo otro te ceñirá el cinturón y te llevará
donde no quieras.
A ti te gustan las matemáticas dijo como conociéndole a José, pues la santidad se desarrolla
en el cuadro cartesiano donde los deseos y las emociones por ser santo empiezan por debajo
del eje de la abscisa y van en ascenso y llega al punto máximo superior y luego viene al
descenso por el eje de la ordenada, pues ese punto máximo superior al que llega el deseo es
la cruz, desde donde desciende, hasta el punto mínimo inferior, y va camino a la
resurrección. No puedes llegar a la resurrección sin pasar por la cruz y vencer a la muerte
por amor.
Lentamente sintió que las manos abandonaban sus hombros pero no se animaba a darse
vuelta por temor a lo que pueda ver y cuando por fin se animó, volteó la cabeza y no
encontró a nadie, fue más grande el susto de no encontrar a nadie del que podía serlo si lo
encontrara, pero haciendo de cuentas que nada pasó volvió a darse la vuelta a mirar el
sagrario, estuvo así toda la mañana, hasta que llegó la hora de irse, se levantó hizo la
genuflexión y el nombre del padre y lentamente empezó a retirarse por el pasillo central,
caminando victorioso como una novia que acababa de casarse.
Iba totalmente cambiado, en su rostro brillaba una luz que lo hacía diferente. El encuentro
personal con Dios siempre cambia, cuando Moisés subió al Monte Sinaí, después de
cuarenta días en un encuentro con Dios bajó irreconocible.
Mientras se dirigía a su casa, pasó frente a la farmacia, miró su reloj y dijo: aún es
temprano, voy a saludar a Miriam, entró en la farmacia, grande fue la sorpresa de Miriam al
verlo entrar, pero él para no llamar la atención o tal vez para llamar la atención, como aquel
que en una asamblea se sienta atrás con la intención que lo inviten a pasar al frente.
Ocupamos el último lugar con la intención de ser el primero. Se acercó lentamente a ella y
le dijo hola, quiero un analgésico para el dolor de cabeza.
Ella percatándose de la broma y siguiéndole dijo: lo siento tienes que irte al laboratorio que
te hagan uno especial. De esa presentación jocosa de ambos, empezó una amena
conversación. No deberías estar en el colegio preguntó Miriam, si pero es que hoy no
tuvimos clase porque el profesor está enfermo y salimos temprano, solo tuvimos una hora
de clases y luego salimos y como aún es temprano quise venir a saludarte, pero porque
vienes recién toda la mañana estuve sola y es aburrida la mañana sin alguien con quien
compartirla.
- Es que mientras venía vi la Iglesia abierta y entré un rato a rezar
- Un rato, pero si te pasaste toda la mañana ahí dentro.
- Estaba hablando con Dios
- Y que le decías, cómo se habla con Dios
- No le decía nada solo le miraba, esa es la forma de conversar con Dios, el me
mira, yo le miro, nada más, es más fácil que andar a pie, no hay ningún secreto, debes
intentarlo alguna vez, verás lo bien que te hará.
Yo pensaba llamarte esta tarde para hablar contigo, tengo algo que contarte dijo Miriam,
cambiando de tema para salir del apuro en que la estaba metiendo José. Hablar de Dios y
hablar con Dios siempre compromete y es más fácil evitarlo antes que entrar en líos.
Anoche terminamos con Sergio empezó a decir ella, creo que la cosa ya no iba más y el
vaso se colmó cuando anoche quiso pegarme, me di cuenta de eso que colmó el vaso, yo
creo que en realidad el nunca me quiso y al parecer yo tampoco, solo estaba obsesionada
con él y no veía lo que pasaba a mi alrededor, hasta que tú me hiciste ver la realidad.
- No me culpes a mí por la decisión que has tomado, yo no tengo nada que ver
en el asunto, quién soy yo para influir en tus decisiones, tú eres libre, muchas veces
necesitamos de los demás, para que nos hagan ver cosas que nosotros no vemos o no
queremos ver, pero eso no significa que esa persona influya en la decisión que tomemos.
Las decisiones que tomemos tenemos que asumirlas y no echarle la culpa a nadie. No tengas
miedo de enfrentar las consecuencias de tu decisión, si crees que obraste bien, por qué te
preocupas, pero si obraste mal Dios y el tiempo te lo demostrarán y te darán una nueva
oportunidad. No te arrepientas de lo que hiciste, pero no te quedes con la herida abierta,
reflexiona y analiza sobre lo que te ocurrió y trata de vendar y curar la herida, por cada
puerta que Dios cierra abre diez.
Miriam lo escuchaba atentamente, pero no solo lo escuchaba sino que le miraba con unos
ojos que una mujer enamorada puede tener y le dijo: qué vas a hacer esta noche, si no tenés
nada que hacer podemos ir a tomar tereré en alguna plaza, bueno, si quieres, verdad. Con
esa simple invitación las noches de José empezarían a tener otros matices. Si me encantaría,
sería un placer y un honor para mí compartir un tereré contigo, me siento el hombre más
privilegiado del mundo, quien no daría todo por compartir contigo un tereré.
- Yo te llamo cuando llego a casa.
Voy a esperar tu llamada dijo José, pero ahora tengo que irme porque se me hace tarde, nos
vemos a la noche dijo y se marchó pero antes de retirarse presumiendo de su ego no perdió
la oportunidad para vanagloriarse diciendo: no te preocupes niña que peores cosas te
esperan en la vida que mi ausencia, todo esto lo decía en broma, aprovechándose de la
confianza que se había ganado.
Ella se quedó encantada con todo lo que le decía y con su forma de ser y se dijo en sus
adentros, no creo que haya peor cosa en la vida que tu ausencia, cuando ya salía lo llamó y
le dijo lo que pensaba, no creo que haya peor cosa que tu ausencia, pero el tomándolo como
una broma le dijo: Cuánto te debo, ella siguiéndole la corriente le dijo: no es nada lo hago
con gusto, ambos estaban encantados pues el diálogo era fluido y ameno, pero él le dijo: ya
tengo que irme, hablamos en la noche y esta vez si se marchó y ella le miraba mientras él se
perdía en la distancia y se hacía ilusiones de que él se fijara en ella.
Si quieres saber el valor de una hora, pregúntale a un joven que tiene una cita con una
dama. Desde que partió para su casa José no hizo otra cosa más que mirar su reloj y esperar
que la noche caiga para recibir la llamada de Miriam, tal vez nunca en su vida esperó tanto
a la noche como ese día, pero no solo el esperaba ansioso que el día termine, la misma
ansiedad, sentía Miriam, las horas se hicieron largas e interminables para ambos, pero como
el mundo no se detiene ni avanza más rápido por capricho o ansiedad de nadie, todo seguía
su curso normal y la noche llegó tan rápido como un parpadeo, un abrir y cerrar de ojos.
Era una noche preciosa, la luna estaba bellísima, las estrellas relucían como nunca antes
habían brillado, para un enamorado todo es distinto y bello, eran casi las ocho de la noche y
José no se despegaba del teléfono esperando la llamada, mientras que Miriam no sabía que
ropa ponerse, ya se probó toda la ropa que tenía en su ropero, pero no encontraba uno que
vaya de acorde a la situación, hasta que por fin escogió una, era una blusa blanca con unas
rayas negras, que combinaban perfectamente con su piel, con un pantalón negro, que hacían
notar su perfecta silueta, tenía el pelo suelto totalmente encrespado que le llegaba por
debajo de los hombros.
Cuando por fin pudo escoger la ropa que se pondría, llamó a José para que vaya a buscarla.
Después de una larga espera por fin sonó el teléfono y era ella, ya estás lista dijo José muy
emocionado sin preguntar quién era, cuando quieras puedes venir dijo Miriam, yo llevo el
tereré, ya voy para allá dijo José y salió apresurado de su casa, despidiéndose de sus padres
sin dar ninguna explicación.
Tardó menos tiempo de lo que Miriam esperaba, cuando sonó el timbre de la casa y
presumiendo que sea él, tomó su termo y se dirigió a la puerta y definitivamente era él, nos
vamos dijo ella con una voz sensual y una cara de pícara, cuando quieras respondió él,
salieron juntos, hasta parecían enamorados, parecía que hacía tiempo salían juntos.
Caminaron juntos hasta la plaza, era una plaza preciosa donde tenía un paseo central en el
cual había unos bancos, el banco blanco de las parejas, donde las parejas venían a sentarse
y disfrutar de la naturaleza, pues estaba rodeado de frondosos y bellos árboles que
adornaban el ambiente y el cielo estrellado con la luna sonriente le daban el toque mágico
al mundo fantástico en que viven los enamorados.
Dónde nos sentamos preguntó Miriam, te doy la oportunidad de elegir respondió José
cortésmente como todo un caballero.
- ¿Qué te parece este banco?, dijo Miriam señalando uno que se encontraba en
un lugar casi sin luz, pero era un lugar estratégico para contemplar el cielo estrellado.
- Me parece genial
Caminaron hasta el banco, se sentaron y cuando José reclinó la cabeza y miró al cielo dijo:
¡Que preciosura!, mira el cielo qué belleza verdad, cuando dijo todo eso Miriam no se
contuvo y se puso a llorar.
- ¿Qué te pasa?
- Es que antes yo venía a esta plaza con Alfredo y el cielo me parecía tan
hermoso como lo es para ti, pero ahora creo que perdió su brillo.
- El cielo es bello de por sí, no depende de la persona con quien estés, depende
de ti.
- Es que nunca estuviste enamorado por eso hablas así, si tú supieras cuanto
amé a Alfredo me comprenderías
- Yo te comprendo perfectamente y sé por lo que estás pasando, sé que es
doloroso y cuesta aceptar, yo también alguna vez me he enamorado y de verdad
- En serio y ¿Qué pasó?, ¿Quién es la afortunada?
- Es una larga historia, pero trataré de sintetizarla para que comprendas
Resulta que al igual que tú, yo me enamoré, era una chica preciosa, se llamaba Mariela, era
mi novia y también presentía que daba todo de mí y no recibía nada a cambio, hasta que un
día ocurrió lo mismo que contigo y Alfredo, la cosa ya no daba más y terminamos, derramé
sangre, sudor y lágrimas, para llegar a entender que ella no era para mí, eso duele y nos
cuesta aceptar, yo tenía toda mi vida proyectada con ella hasta que un día se acabó.
Proyectamos nuestras vidas sin pensar en el fracaso.
A un gran amor nunca olvidamos, cuando nosotros terminamos mis últimas palabras
fueron, lo único que quiero es que seas feliz, tu felicidad es mi felicidad, si tú eres feliz yo
soy feliz, sea conmigo o con otro, pero hasta hoy no he dejado de quererla, eché el árbol
pero la raíz aún está.
Pero el amor no depende de nadie más que de la persona, siguió diciendo José, por más que
el ya no está contigo eso no implica que el amor deba desaparecer de tu vida, solo es
cuestión de cambiar de amor y a continuación le declamó un poema diciendo te declamaré
un poema para que veas la trascendencia del amor.

Si hoy dejemos de querernos,


Tú pierdes más que yo
Por que no encontrarás,
A otra persona que te ame como yo
Pero yo si encontraré
A alguien a quien amar como a ti.
Siguieron hablando y apreciando la hermosa noche por un buen rato más y Miriam cada
vez se sentía más atraída por José y se ponía a pensar, este es el ideal de hombre con quien
siempre me vi casada, reúne todas las condiciones para ser un buen esposo. La mayoría de
las mujeres siempre se pasan quejando de sus novios o esposos y encuentran un varón
quien las escuchan y se enamoran de él.
Es muy agradable estar contigo dijo José, si fuera por mi me quedaría contigo toda la
noche, pero mañana es un nuevo día y todo vuelve a la normalidad, tú debes trabajar y yo
debo estudiar, pero espero que esta no sea la última vez que compartamos una noche
preciosa y un rico tereré, yo también espero dijo Miriam, y concluyeron en volver al día
siguiente a la misma hora, hasta que el hábito se hizo costumbre y la costumbre se hizo una
ley y llegaron a caer en la rutina, pero una rutina que cada vez se hacia más interesante y
atractiva.
Las citas comenzaron siendo esporádicas, terminaron siendo habituales, la relación se
estaba haciendo cada vez más compleja, ya que Miriam cada vez se estaba involucrando
más y esperaba que José de el primer paso, cosa que nunca se dio hasta que un día cuando
era la despedida como de costumbre Miriam dijo con una voz tierna, te puedo pedir un
favor, si está a mi alcance no hay problema respondió él, no sabiendo que estaba a punto de
dar un gran paso que cambiaría la dirección de la historia
- Te puedo dar un beso dijo Miriam, José la miró bien, atraído y seducido por
su belleza no pudo negarse.
Y así como Jesús fue entregado por amor con un beso, con un beso esa noche, una nueva
página en la historia de ambos se estaba escribiendo, pero como José era una persona muy
crítica, perceptiva y objetiva, sabía a lo que se estaba exponiendo y dijo después de unos
besos apasionados como los que nunca había experimentado. Nosotros no podemos ser más
que amigos, porque acá uno de los dos va terminar perdiendo y esa sos vos, porque a las
mujeres generalmente se le queda la culpa de todo, así que es mejor que pongamos las
cartas sobre la mesa, esta prohibido enamorarse de mí, porque yo no sé si estoy preparado
para responderte dijo José y no quiero que sufras.
Miriam lo miró bien a los ojos y le dijo, si no temo por mí, yo temo por ti, entonces José
respondió: tú cuidas de ti y yo cuido de mí, te parece, perfecto dijo Miriam, lo tomó del
rostro y empezaron a besarse, como si fuera la última vez, pero los dardos de pasión corrían
de un labio para el otro y se esparcían por la sangre de ambos, hasta que el gran sueño
terminó cuando José dijo: Tengo que irme por que se hace tarde, hablamos mañana y
Miriam lo contemplaba como se perdía en el horizonte desde el portón de su casa.
José estaba confundido, su deseo de santidad y sus principios éticos y morales lo
traicionaban y lo atormentaban. La moral no canalizada y extremista atormenta al hombre
mientras no se libere de ella. No sabía qué hacer y lo que acababa de hacer le parecía un
escándalo. La mayor arma de la hipocresía es el escándalo, el hombre que se escandaliza de
su debilidad y no pone su confianza en el Señor no puede ser feliz. Nos preocupamos por
las cosas del Señor y nos olvidamos del Señor de las cosas.
Fue a su casa y no sabía qué hacer, pues tenía miedo de enamorarse, se sentó en la cama y
se puso a mirar la pared concentrado y embelesado en ella, cuando de pronto se acordó de
los grandes santos que hacían mortificaciones a su cuerpo para no pecar entonces dijo: voy
a hacer penitencia para que el deseo carnal desaparezca y se sometió a grandes ayunos, se
levantaba por la madrugada a rezar, comía poco, dormía poco, y no se afeitaba para que el
deseo desapareciera, para que el deseo de la concupiscencia desapareciera.
Pasó una semana sin saber nada de Miriam, cada vez que le llamaba él decía que no estaba,
desviaba su trayecto al colegio para no pasar por la farmacia hasta que por causa del destino
se encontraron por el camino sin querer, Miriam al verlo con la barba larga le dijo: pareces
un mendigo, que pasó contigo, pero el casi no le dirigió la palabra más que para saludarle y
decirle estoy apurado y la dejó plantada.
Terminó la jornada y José empezó a reflexionar sobre lo que le había pasado y dijo no se
merecía un desprecio así de mi parte nadie se lo merece, mañana hablaré con ella, pero
tiene razón al tratarme de un mendigo pues lo soy, soy un mendigo del amor, cansado se
dispuso a descansar pero antes se puso a escribir.

MENDIGOS DEL AMOR


En mendigo de amor me he convertido
Y por el amor fui seducido
Por el mundo voy caminando
Y el amor voy implorando
Que mi pobre corazón
Lo llene de su amor
Muy ansioso voy mendigando
Y mi corazón va sanando

En mendigo del amor


Se ha convertido mi corazón
Que derrama lágrimas de dolor
Y se desangra de pasión
Por causa del amor
Que en mi fiel amigo se convirtió
Y guiado por sus pasos
Voy trazando mi destino

Por causa suya fui marginado


Y en un bufón de todos
La vida me ha transformado
Y gracias a ella fui descubriendo
Lo hermoso que es ser mendigo
Y con su sombra hoy me cobijo
Y en medio de mis angustias
Voy contento por la vida

A los ojos de los hombres


Ser mendigo es horrible
Pero no hay cosa más sabrosa
Que el hombre pueda degustar
Que ser mendigo del amor
Pues su corazón rebosará
Y de amor se cubrirá
Y una gran paz alcanzará.
EN BUSCA DE LA SABIDURIA
PARTE XI
Después de una semana de turbulencia y agotado por los sacrificios que hacía y de volver a
ver a Miriam se levantó con un nuevo espíritu. En su casa todo volvió a la normalidad y en
su vida una gran calma volvió a anidarse. Después de una gran tormenta llega una gran
calma.
Su decisión con respecto a Miriam, a la santidad y sus deseos de amar adquirieron una
nueva visión, un nivel más elevado, como siempre se levantó, se duchó y esta vez se sacó la
barba, su rostro estaba totalmente rejuvenecido. Lo interior siempre se hace exterior, como
su corazón estaba limpio de toda malicia no podía reflejar maldad alguna en su rostro
angelical.
Luego antes de bajarse a desayunar dijo su oración, pero esta vez con un matiz nuevo y
diferente que le brotaba del corazón como un manantial y sus labios lo materializaban en
ondas de sonido. Señor te doy gracias por este nuevo día que me regalas, te pido perdón por
todos mis pecados, por mi falta de amor, por mi falta de fe y comprensión, perdóname por
las cosas que hice y no debía haberlas hecho, por las que no hice y debía hacerlas, te pido
que no apartes tus manos de mi cabeza, concédeme el don y la gracia de la santidad, el don
y la gracia del amor y el don y la gracia de la sabiduría, pero no se daba cuenta que lo que
estaba pidiendo eran tres grandes puertas que las estaba abriendo. La santidad, la sabiduría
y el amor.
La sabiduría era un nuevo don o una nueva gracia que pedía a Dios en sus oraciones, pero
no la sabiduría que se adquiere en las aulas sino la sabiduría divina del Santo temor de
Dios, muy contento y con un espíritu renovado bajo a desayunar, grande fue la sorpresa de
sus padres al verlo con un rostro diferente y resplandeciente, y el amor, la santidad y la
sabiduría ya empezaban a relajarse en él, sin que él lo notase.
Buenos días mamá, buenos días papá, fueron sus primeras palabras seguidas de unas
peticiones de bendición, sus padres se extrañaron y no sabían que decirle, hasta que de
pronto, Margarita como todas las madres, preocupada por su hijo, lo invitó a desayunar
antes de irse al colegio, ya que los últimos tiempos no lo hacía, porque se levantaba tarde y
el tiempo no le daba, pero eso nada más que una excusa de parte suya para ayunar sin que
sus padres se percatasen de eso.
Que hay para comer, preguntó José, Margarita toda emocionada le dijo unos mixtos
calientes que tanto te gustan y un jugo de durazno bien frío, que delicia dijo José, eres la
madre más espectacular que yo he conocido, cuando empezó a comer el primer bocado
Pedro preguntó preocupado, por qué lo consientes tanto, le malcrías demasiado, le das
todos los gustos y a un hombre no hay que mimarle demasiado, porque nunca se sabe lo
que le depara el destino y tiene que saber hacer de todo en la vida.
José se despidió de sus padres dándoles un beso a cada uno, cosa que nunca hacía. Algo le
pasa a José dijo Pedro, no te preocupes él, está bien respondió Margarita al parecer está
enamorado dijo, entonces Pedro preguntó:
- ¿Enamorado? ¿Y de quién? ¿Y tú cómo lo sabes, si hace semanas que no se
sienta a dialogar con nosotros?
- No sé cómo lo sé, pero lo sé.
Pedro estaba preocupado mientras que Margarita sin saber cómo intuía que a José una
nueva puerta se le estaba abriendo. Las madres siempre apuestan a la necesidad del hijo
mientras que los padres a la capacidad de los hijos. Dios cierra una puerta y abre diez. Las
mujeres llegan a conclusiones tan complejas muchas veces sin explicaciones, mientras que
el hombre tarda mucho más para llegar al mismo resultado siguiendo un proceso más lógico
y racional.
Los hombres son idealistas y pierden mucho tiempo en ellos mismos, en sus ideales y
muchos de ellos ni siquiera llegan a concretarse y se quedan en meros ideales, mientras que
las mujeres son más prácticas y actúan más por instinto que por conocimiento y siempre
llegan a donde quieren y consiguen lo que quieren y ni si quiera muchas veces saben cómo
llegar ahí.
José salió de la casa contento dejando una gran intriga detrás, caminaba rumbo al colegio
como todos los días, pero totalmente renovado, todo le parecía nuevo, lleno de vida, el sol
brillaba diferente, los pájaros cantaban con una dulzura impresionante, las flores le sonreían
a su paso, todo era distinto. Era una mañana bellísima y él estaba irreconocible. El
encuentro con el amor nos cambia y nos hace irreconocibles hasta para nuestros ojos que
están acostumbrados a mirarnos.
Al pasar José por la farmacia miró con la intención de buscar a Miriam y pedirle perdón por
haberla tratado mal el día anterior. Ella, no se imaginaba que él haría semejante cosa,
porque no se dio cuenta del maltrato ni de la ofensa. El que ama no te exige, te acepta con
tus fortalezas y debilidades, con tus flaquezas y virtudes y como ella estaba enamorada, no
le exigía nada y todo lo que salía de su boca para ella era lo más hermoso, por más que
haya sido una ofensa grandiosa, el amor la transforma en dulces melodías que la hacían
descansar en brazos de su amado.
En eso consiste el pecado, no en el daño que hacemos, sino el sufrimiento y la tristeza con
la que cargamos al pecar, a veces la otra persona a quien ofendimos ni siquiera se percata
de nuestra ofensa, pero nosotros cargamos con nuestros pecados y caemos en una profunda
tristeza porque hemos roto la relación de comunión con Dios.
Pero el misterio del pecado también tiene un punto positivo, que nos hace reconocernos
débiles y limitados y nos invita al perdón y a la misericordia. Gracias al pecado conocemos
la muerte y gracias a la muerte podemos experimentar la belleza de la vida y la gloria de la
resurrección.
No vio a Miriam, miró su reloj y dijo: “Ya es tarde y a lo mejor Miriam aún no vino, vendré
después de salir del colegio”. Esta muy impaciente porque su corazón anhelaba el perdón
de Miriam por el desprecio con que la trató el día anterior, esas ganas y el deseo de ser
perdonado lo impulsaba a descubrir los grandes misterios de la vida y del amor.
Con el solo deseo que el tiempo transcurriese lo más rápido posible llegó al colegio.
Apenas llegó y ya quería marcharse de vuelta, no por que no le agradaban las clases, sino
porque deseaba ver a Miriam, pedirle perdón y sentirse perdonado.
Ese día tenía dos horas de ética la materia que más le agradaba, por sus principios y porque
Héctor el profesor, se había convertido en uno de sus grandes amigos, la hora pasaba
lentamente, parecía que el tiempo se había detenido y la ansiedad cada vez se apoderaba
más de él.
La primera hora de clases prácticamente no estuvo en clase, estaba físicamente pero
espiritualmente estaba en la farmacia hablando con Miriam, se disociaba de la realidad con
gran facilidad. La afectividad descontrolada, desmedida nos aleja de la realidad y nos hace
vivir en un mundo ideal, en una burbuja.
Eran cuarenta minutos extensos y cansadores, pero al fin sonó el del receso, que fue un
suspiro para la gran carrera de resistencia que estaba corriendo contra el tiempo, fue una
campana llena de oxígeno aliviador, para un cuerpo agotado y cansado que ya no podía
respirar, pero el receso fue un parpadeo, un abrir y cerrar de ojos.
Empezó la clase de ética con el mismo entusiasmo, disociado de la realidad, estirando los
minutos, que cada vez se hacían más largos e interminables. Pasaron casi cuarenta minutos
de la clase y José ni se enteró de qué se trataba la clase, hasta que de pronto el profesor hizo
una pregunta.
- Bueno a ver si comprendieron, quién me puede decir lo que es la bondad
Todo el curso permaneció en silencio y nadie se atrevía a romperlo por temor a la
equivocación, hasta que Héctor insistió diciendo, bueno ya que nadie se anima a responder
preguntaré dedocráticamente.
Todos estaban en silencio y muchos con las cabezas gachas haciéndose de los
desentendidos, pero José ni cuenta se daba de lo que estaba pasando, estaba más despistado,
más perdido que Tarzán en el día de la madre.
Héctor se había dado cuenta de la situación de José y a propósito le preguntó a ver José,
ven acá pasa al frente y explica a tus compañeros qué es la bondad, qué fue lo que
entendiste sobre la bondad, sorprendido por la pregunta, José se paró y permaneció en
silencio frente al curso durante unos minutos mirándolos a todos con muchas expectativas y
sin saber qué decirles
- Vamos José, dinos qué entendiste, qué es la bondad
- Perdón profesor es que no estaba prestando atención
- A ver entonces cuéntanos qué te pasa, por qué no estabas prestando atención,
a lo mejor podemos ayudarte.
José no sabía si decirles que estaba enamorado y que se sentía mal porque el día anterior
trató mal a Miriam o callarse, hasta que pensó y dijo: “Mejor les digo lo que es la bondad”
Antes que nada quiero pedirles perdón al profesor y a los compañeros por no prestar
atención, y no creo que tenga la respuesta correcta, la más científica, ni la profesionalidad
de definirles la bondad, pero se los diré y les aseguro que está cargado del más puro amor y
respeto a ustedes, pero yo creo que la bondad no es don, tampoco una elección, sino la
consecuencia del trabajo que el hombre realiza por conocerse.
La bondad es reconocer nuestros límites y posibilidades, aceptar nuestros defectos y
virtudes, es el resultado de un largo esfuerzo por conocernos para proyectarnos hacia los
demás y aceptarlos sin exigirles nada, porque el que es bueno ama, y el que ama no exige.
En eso consiste la bondad en la consecuencia del trabajo por conocernos.
No se puede dar soluciones para todos los problemas de la vida tampoco respuestas a todas
las dudas o temores, pero sí podemos escucharlas y buscar juntos las soluciones a quienes
la necesitan.
No se puede evitar que las personas tropiecen, pero sí puedes ofrecerles una mano para que
no caigan.
No se puede cambiar el pasado ni el futuro, pero cuando alguien lo necesite podemos estar
ahí.
No se puede trazar límites dentro de los cuales las personas deben actuar, pero si ofrecerles
el espacio necesario para crecer.
No se puede evitar los sufrimientos cuando alguna pena les parte el corazón, pero podemos
llorar con ellas y recoger los pedazos para amarlos de nuevo.
No se les puede decir quiénes son ni quiénes deberían ser, solamente podemos quererles tal
cual son y ser solo un amigo.
Estaba aún hablando José sobre la bondad cuando de pronto sonó el timbre del receso. Es
suficiente por hoy dijo Héctor y se marchó mientras los alumnos se acercaban a José,
algunos a felicitarlo por la excelente exposición y otros para criticarle diciéndole que vivía
en las nubes. Nunca se puede dar el gusto a todos, por más bellos y buenos que sean
nuestros actos siempre habrá quienes los rechacen o los malinterpreten, porque el orgullo y
la envidia siempre están presentes en todos los acontecimientos del hombre, pues forma
parte de su vida.
Todos salieron al recreo que no fue más largo que un suspiro. Nosotros hacemos que el
tiempo se apresure o se detenga de acuerdo a nuestro interés y nos volvemos esclavos de él.
Cuando más apurado estamos el tiempo transcurre lentamente y cuando más lo disfrutamos
y queremos que se detenga, pero se evapora como el agua con el calor del sol.
Para los jóvenes que empiezan a estudiar, el tiempo les parece una eternidad, miran hacia
delante y parece que tienen una meta que nunca van a alcanzar, pero para un joven quien lo
está terminando mira atrás y se pregunta; como pasó tan rápido el tiempo sin darme cuenta.
Una niña de doce años cuenta los días para que pasen los tres años que le faltan para
cumplir los quince que le parecen interminables y cuando cumple los diez y ocho años dice
que rápido pasaron los tres años.
Hagamos lo que hagamos el tiempo no se detiene ni se entretiene por nuestros caprichos, el
sigue su curso normal, es el hombre quien lo detiene o lo apresura guiado por sus
emociones, pasiones, y sentimientos.
Cuando entraron de vuelta a la clase dispuestos a continuar, transcurrieron diez minutos
interminables para José, ya que el reglamento decía si el profesor no llega en diez minutos
el alumno puede retirarse. Apenas el cronometro marcó los últimos cinco segundos que
faltaban para completar los diez minutos, José persuadió a sus compañeros para retirarse,
apalancándose en el reglamento. Hay algunas cosas en la que todos pueden llegar a un
acuerdo, cuando los intereses son comunes y este era uno de esos casos, todos estaban de
acuerdo y no dudaron en abandonar el aula y el colegio, algunos iban directo a sus casas a
aprovechar su tiempo, otros a pasar con unos compañeros y fomentando el compañerismo,
pero José no se adhirió a ningún grupo sino que fue directamente a la farmacia a ver a
Miriam.
Al llegar encontró a Miriam atendiendo.
- Hola, será que puedo robarte un minuto de tu tiempo, necesito hablar contigo
- Ahora mismo creo que será imposible, tengo mucho trabajo, y yo también
tengo muchas cosas que contarte y hace rato que te estoy esperando, por qué tardaste tanto
en venir.
- Es que no me animaba por cobarde y orgulloso pero veo que tú no te
mereces el desprecio con el que te traté ayer y quiero pedirte que me perdones.
- No tengo nada que perdonarte, tendrás tus motivos, actuaste así y quien soy
yo para juzgarte
José se quedó sorprendido por la reacción de Miriam, pues él esperaba otra respuesta, una
justificación tal vez o una defensa, una acusación, lástima, pero no misericordia. El que
ama no exige solo ama y acepta al otro con sus defectos y virtudes, pero sin ninguna
exigencia, contrariamente al que cree que ama y lo confunde con el querer. El querer lo
exige todo y el amor lo entrega todo.
Estaba a punto de abrir la boca José para invitarla esa noche a cenar, cuando Miriam se le
adelantó y le dijo: “Discúlpame que no te pueda atender más, es que tengo mucho trabajo”.
¿Qué te parece si esta noche cenamos en mi casa ya que mis padres no están y recién llegan
mañana?
- Eso es transmisión de pensamiento pues yo quería invitarte.
- Está bien, te espero esta noche a las 20:00hs, para cenar, que te parece.
- Ahí estaré, no lo dudes
- Ahora debes marcharte, discúlpame
- No te preocupes, ya me voy, nos vemos esta noche
José se retiró muy aliviado y con el corazón lleno de gozo y su cronómetro empezaba a
funcionar direccionado a la noche que aún estaba distante y la agonía parecía larga e
inalcanzable. El tiempo es el peor tirano del hombre, pero a la vez su mejor aliado.
A la mañana aún le quedaba mucho tiempo José, miró su reloj y dijo: “Aún me queda
tiempo, Dios sí que sabe hacer las cosas” se dirigió a la Iglesia pues tenía la intención de
confesarse
Se sentó en uno de los primeros bancos, sacó un papel y un bolígrafo y empezó a hacer su
reflexión de conciencia y una vez que lo terminó se acercó al cura a confesarse
- Ave María Purísima
- Sin pecado concebida
- A ver, hijo mío, cuéntame cuáles son tus pecados
- Antes que nada hace como un mes que no me confieso, me cuesta
reconocerme pecador, soy un soberbio, egoísta, vanidoso y orgulloso, soy un perezoso para
estudiar, trabajar y rezar, malgasto mi dinero sabiendo que está mal, falto el respeto a mis
padres, cometí el pecado de omisión, hice lo que no debía y no hice lo que debía, mi peor
pecado, padre, es no amar, traté con indiferencia y desprecio a una mujer que no se merecía.
- Muy bien, estás arrepentido, te has dado cuenta del pecado y sus
consecuencias. Cuál es tu propuesta, tu proyecto
- Uy padre si le voy a decir todos mis proyectos y propuestas no acabaremos
hoy
- ¿Pero qué es lo que pretendes?
- En realidad lo que quiero es aprender a amar pero no puedo
- No te atormentes tanto ni te pongas metas que no puedas alcanzar, trázate
objetivos a corto plazo. Por ejemplo decide amar solo hoy a una persona a quien no le caes
bien. No te escandalices de tus debilidades, de tus pecados, de tu incapacidad de amar,
recuerda que lo que para el hombre es imposible para Dios es posible. Para Dios nada es
imposible.
Dios es amor y por amor nos creó con la capacidad para amar, pero para ello debemos
reconocernos como seres imperfectos, sino perfectibles, de los cuales Dios se vale para
hacer su obra de salvación. No intentes tanto amar y realizar demasiado esfuerzo para el
efecto, sino déjate amar, no te cierres al amor, no intentes amar sino reconócete amado y
todo será distinto.
Díos crea de la nada, donde no existe nada ahí Dios crea, allí donde no existe la más
mínima oportunidad para que el amor surja, ahí Dios crea de la nada tu capacidad de amar.
Dios crea el amor.
Tienes la Sagrada Escritura, que es puro amor, debes entretenerte con ella, descubrir el
amor en ella y hacerla vida. Y verás cómo todo será distinto.
Como penitencia te daré tres tareas, la primera que leas la primera carta de Corintios
capítulo trece, la medites y reflexiones sobre ella, la segunda que consigas la Encíclica
Deus Caritas, es del Papa Benedicto XVI, donde expone en forma muy sencilla el amor de
Dios y la tercera que te reconcilies con tu amiga y le pidas perdón.
No te exijas tanto, ten misericordia de ti, recuerda que Dios te ama y no te exige, te ama
como eres.
Ahora te voy a dar la absolución de tus pecados, pero antes, tienes algo más que decir
- No, eso es todo Padre
- Por el poder que la Santa Iglesia me concede yo te absuelvo de tus pecados
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Tus pecados han sido perdonados puedes irte en paz
- Gracias padre.
Lleno de paz José se levantó y fue nuevamente a sentarse en uno de los primeros bancos y
daba gracias a Dios por su inmenso amor. Tomó la Biblia que estaba sobre un altar frente al
santísimo, la abrió en Corintios trece como le había dicho el padre como penitencia y
empezó a leerlo y meditaba cada versículo que leía detalladamente.
Lo leía atentamente hasta que llegó al versículo cuarto en el que se detuvo: “El amor es
paciente, es amable; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso;
no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se
alegra con la verdad, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera; todo lo soporta….”
Dos de las tres penitencias ya las cumplió, pues antes de confesarse ya había pedido perdón
a Miriam y a la noche completaría la tercera.
Después de leer el texto y meditarlo se levantó y se puso de rodillas frente al sagrario y
permaneció así más de una hora, luego se paró y se volvió a sentar en el banco, sacó un
bolígrafo y un papel y se puso a escribir.
DÓNDE ESTÁN MIS PECADOS
Cargados con mis culpas
Mi corazón se retorció
Y una gran grieta
Lentamente se abrió
Por el peso de mis pecados
Vivía desangrado
Y con mucha dificultad
Mi vida podía purificar.

Dónde están mis pecados


Quién se los ha llevado
Pues mi corazón
Ya está sanado
La grieta se ha cerrado
Y la vida he recobrado
Quién se los ha llevado
Sin habérmelo consultado

Hoy estoy purificado


Sin haberlo merecido
Cuánto me has amado
Oh señor, Dios mío
Para ponerme en la lista
De tus grandes elegidos
Muchas veces sin saberlo
Otras sin merecerlo

Cansado he amanecido
Agobiado por mis pecados
Pero al caer la tarde
Muy ligero me he sentido
Pues Dios con mis pecados
El solo ha podido
Y mirándome a los ojos
Fueron al olvido

Apenas terminó de escribir, miró su reloj, se levantó hizo la genuflexión ante el santísimo y
se retiró, detrás de él las puertas de la Iglesia se iban cerrando, sin darse cuenta se pasó toda
la mañana en la iglesia.
Llegó a su casa cansado y sin saber por qué, al entrar en su casa no encontró a nadie y una
nota sobre la mesa que decía “José, tu padre y yo no estaremos durante el día porque
tenemos una jornada de cuestiones de trabajo, aquí tienes dinero para comprarte algo para
comer. T.Q.M. Tu mamá”
De tan cansado que estaba José no tenía apetito así que se fue directo a la cama a descansar,
pero su cansancio más que cansancio era ansiedad, una ansiedad producida por la espera y
el temor de encontrarse con Miriam. El amor siempre nos asusta y nos sorprende.
Sin darse cuenta se quedó profundamente dormido y cuando despertó ya eran casi las
19:00hs. Dios mío dijo al despertar, parece que me dormí, sí que estaba cansado.
Mientras que él se disponía a prepararse para su visita sin tanto protocolo en su vestimenta,
que zapatos o ropas se pondría, sino simplemente se puso un pantalón bies, un zapato color
vino y una camisa amarilla, en lo único que puso mucho empeño fue en su peinado, se puso
un gel y cuidadosamente se peinaba, con un peinado perfecto, se puso un perfume Calvin
Klein que nunca usaba, más que en ocasiones especiales.
Todo ese procedimiento de preparación no le duró más de veinte minutos, mientras que
Miriam ya hacía dos horas que había suspendido todas sus actividades y se dedicó a
prepararse, se probó todos los vestidos que tenía, se los sacaba y ponía, hasta que por fin
encontró uno que le agradaba. Un vestido blanco que le quedaba al cuerpo con un escote
seductor, estaba más bella que nunca y desde una hora antes ya tenía todo listo esperando a
José, miraba su reloj y veía que el tiempo no transcurría, parecía que su reloj se detuvo.
Eran las 19:45hs. Cuando José se dispuso a salir, aún sus padres no habían vuelto, así que
en la misma hoja en que su madre le dejo la nota escribió: “Mamá les esperé a que vinieran
para pedirles permiso pero ya no puedo esperarles más así que decidí escribirles, me voy a
cenar con Miriam no sé a qué hora volveré, no se preocupen por mí, estaré bien y les
prometo que mañana les pediré permiso oficialmente. T.Q.M. José”

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