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Elena Poniatowska
En México, la silla cambió su vida porque lo acercó a los que nada tienen.
Descubrió entonces que lo que quería era compartir su vida, sentarse junto a
ellos, calentarse las manos frente a su fuego, guardar su silencio o hablar
Silla Jiquipilas. Producida por
despacio de los sucesos del día, adquirir su ritmo y no el de la ciudad más Cooperativas de Carpinteros en
grande del mundo, México. No tuvo miedo a trabajar en situaciones difíciles.
Tampoco le tuvo miedo a la injusticia y a la pobreza. Para él la arquitectura no
fue una forma sino un servicio. Encontró en el campo la paz que no le daban
las atestadas calles de la capital, la ambición mercantilista de anuncios y
celebridades. El barro, la madera, la palma, las hojas de los árboles son sus
materiales. El hierro, el aluminio, el polietileno, el plástico nada tienen que ver
con su entrega a los demás. Porque Óscar Hagerman es un hombre
entregado sobre todo a los indígenas, los olvidados de siempre, los que viven
en la sierra, los que no tienen agua ni luz, y acarrean leña sobre su espalda
para calentarse.
“En Diseño Industrial –dice Óscar– nos enseñan a buscar formas originales,
pero la riqueza más grande es hacer un mundo que le pertenezca a la gente y
lo sientan suyo, porque eso es lo que da felicidad. Si tu casa no tiene que ver
contigo no es nada. En la escuela debería de haber una materia que nos
enseñara cómo relacionarnos, cómo comprender lo que la gente necesita, y
para eso hay que aprender a escuchar. Los proyectos no están nunca solos,
siempre tienen un entorno, los acompaña un paisaje, una situación Silla Vicente Guerrero chica.
económica, una cultura, las costumbres de cada gente. Creo que he sido un Producida por Cooperativas en
arquitecto muy feliz, y esto es lo mejor que le puede pasar a uno en su trabajo Vicente Guerrero, Chiapas
profesional.”
El arquitecto Óscar Hagerman construye escuelas, hospitales, maternidades, albergues, viviendas, puentes,
muebles para niños y para adultos, y diseña objetos diversos: cajas, marcos para que carpinteros, alfareros,
costureras y otros artesanos puedan mejorar su vida.
Óscar Hagerman es un hombre que camina. Extiende sus ramas de árbol y abraza como la tierra. Se cubre
de lodo y recibe en el campo la lluvia del cielo. (Dos veces ya, corrió el riesgo de morir de pulmonía). Habla
con los indígenas que descubren los secretos de la naturaleza. Nadie conoce mejor que él el valor de la
piedra y de la paja. Hace casi cincuenta años que se dedica a las comunidades indígenas y es el arquitecto
más sabio de México. Trabaja con lentitud, porque nunca hay dinero más que para levantar un cuarto tras
otro y Óscar jamás cobra su trabajo. Hombre asoleado por todos los soles de México, sabe mejor que nadie
que el sol es la cobija de los pobres.
Óscar pensó en la silla del cuadro de Van Gogh que es la más conmovedora de las sillas del planeta Tierra,
pero quiso que fuera cómoda y pensó mucho en cómo hacerle para que a nadie le dolieran con las que nos
sentamos. Pendiente de cada uno de los pasos de su fabricación, que fue muy sencilla de hacer. Los
artesanos la copiaron y la empezaron a vender en todos lados, en las banquetas, en los mercados, en las
carreteras. Vendían cientos de miles de estas sillas.
“Desde que salí de la escuela me interesó mucho el mobiliario, porque sentía que era la más pequeña de las
arquitecturas, me metí a la cooperativa de carpintero; mis primeros trabajos fueron de diseño, en aquel
entonces estaba empezando la carrera de diseño en México.”
Los proyectos que se hacen en los pueblos de escasos recursos requieren de mucha rapidez. Hay que
emplear el dinero inmediatamente y organizar el espacio con los materiales a la mano, sobre todo conservar
los materiales del pasado, pero sin tener miedo a las técnicas que se adoptan en la actualidad. Óscar
construyó una clínica en Acteal, al lado de la iglesia donde el 22 de diciembre de 1997 asesinaron a
cuarenta y cinco personas: un bebé, catorce niños, veintiún mujeres y nueve hombres. Los chiapanecos le
dijeron: “Queremos conservar la iglesia como un testimonio de nuestra historia, por lo tanto vamos a levantar
la clínica al lado.” A Óscar le dio un shock de que quisieran construir algo en un lugar donde se había
derramado su sangre.