Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
html
Literatura
Glosario
La Literatura es una construcción humana que existe real, formal y materialmente, y que puede
y debe ser analizada de forma crítica mediante criterios racionales, conceptos científicos
e ideasfilosóficas[1].
Como construcción humana, la Literatura se sitúa en el ámbito de la Antropología;
como realidad material efectivamente existente, pertenece al dominio de la Ontología;
como obra de arte, constituye una construcción en la que se objetivan valores estéticos, que
exigen enjuiciarla, desde una Estética o filosofía del arte, en un espacio estético; y
como discurso lógico, en cuya materialidad se objetivan formalmente Ideas y Conceptos, es
susceptible de una Gnoseología, es decir, de una interpretación basada en el análisis crítico de
las relaciones conjugadas —que no dialécticas— entre la Materia y la Forma que la constituyen
como tal Literatura[2].
Reitero aquí un postulado fundamental que subrayaré con frecuencia: desde el Materialismo
Filosófico, la Teoría de la Literatura es el conocimiento científico de los materiales literarios,
es decir, el análisis conceptual y categorial de los materiales contenidos y formalizados en las
obras literarias y con ellas relacionados, los cuales delimitan su campo de investigación y
constituyen su objeto de conocimiento, a cuya comprensión se accede a través de una
metodología científica, de naturaleza crítica y dialéctica (no doxográfica, ni moral, ni
ideológica), la cual se fundamenta a su vez sobre una gnoseología y una ontología, en el marco
de una filosofía materialista, cuya teoría de la ciencia está formulada y justificada en la Teoría
del Cierre Categorial (Bueno, 1992, 1995a; Maestro, 2006).
Llegados a este punto conviene identificar algunas discriminaciones necesarias, que permitan
distinguir y delimitar, desde la perspectiva del Materialismo Filosófico, tres realidades
diferentes y conjugadas —y articuladas en symploké, como combinación racional y ternaria de
ideas—: la Literatura, la Teoría de la Literatura y la Crítica de la Literatura.
Conviene subrayar que cuando la Crítica de la Literatura se ejerce sin criterios no cabe hablar
en rigor de crítica, pues, ¿cuáles son sus fundamentos científicos, conceptuales, materiales? No
hay crítica sin criterios. La crítica nace en la objetivación del acuerdo y del desacuerdo —es
decir, nace de la dialéctica—, planteadas estas diferencias en términos que han de ser
verificados por la Ciencia, y no por la psicología personal, ni por la ideología gregaria y gremial,
ni por la retórica del sofista, cuyas palabras carecen de referentes materiales y de contenidos
verdaderos. Lo que decimos ha de estar verificado por la realidad efectivamente existente, es
decir, por la realidad material en que vivimos. Un triángulo tiene tres lados, en el siglo XXI y en
la Babilonia anterior a Cristo, y un azteca, un posmoderno o un musicólogo, tendrán que
convenir en que la suma de sus ángulos equivale a dos ángulos rectos. La ciencia no da lugar a
libertades, ni es políticamente correcta. Ni democrática. Y si bien sabemos que la Literatura no
está hecha de triángulos, no es posible ignorar, a su vez, que esa misma Literatura no está
exenta de Geometría, es decir, de Razón.
A partir de estos criterios se expone a continuación cuál es el lugar que ocupa la Literatura,
como realidad material y formal, en los ejes fundamentales del espacio antropológico,
del espacio ontológico, del espacio gnoseológico y del espacio estético.
Adviértase que, en toda obra literaria, el estudio del espacio antropológico da cuenta ante todo
de la dimensión política, histórica, geográfica y religiosa de los materiales literarios (Maestro,
2007); a su vez, el análisis del espacio ontológico permite determinar toda una teoría de la
ficción literaria, aquella que se objetiva en su naturaleza textual (Maestro, 2006a); por su parte,
el espacio gnoseológico indica el lugar que ocupa esta misma obra en una Genealogía de la
Literatura (Maestro, 2012); finalmente, el espacio estético da cuenta de la Genología de la
Literatura, esto es, del texto en sí y de las propiedades clasificatorias de sus materiales
literarios en una Historia de la Literatura y en una Teoría de la Literatura (Maestro, 2009).
http://jesus-g-maestro.blogspot.com.co/2014/07/teoria-de-la-literatura.html
Teoría de la Literatura
La Literatura como Concepto
Desde un punto de vista gnoseológico, los Conceptos se utilizan en correlación con las Ideas. De
este modo, se habla de concepto objetivo (y no de concepto subjetivo, considerado por los
escolásticos como resultado del primer acto de la mente), como de toda determinación
(delimitada frente a otras) de cualquier contenido (Término, Relación, Operación) dado en un
proceso de cierre categorial (Bueno, 1992, 1995, 1995a). En efecto, los conceptos objetivos se
mantienen en el ámbito de una categoría, del mismo modo que las ideas se conforman
gnoseológicamente sobre conceptos que pertenecen a categorías diferentes. Las ciencias
positivas utilizan conceptos objetivos; la filosofía, ideas objetivas. Así es como la Teoría de la
Literatura, como ciencia de la literatura, construye conceptos objetivos para interpretar los
materiales literarios, y la Crítica Literaria, como ejecución interpretativa de esta ciencia, se
sirve de los conceptos objetivos elaborados por la teoría literaria (gnoseología) y contenidos en
las formas y materiales de la Literatura (ontología). La ciencia es a la Teoría de la Literatura lo
que la filosofía es a la Crítica Literaria. Las primeras se ocupan de conceptos; las segundas, de
ideas. La Teoría de la Literatura es una Ciencia, pero la Crítica Literaria, al igual que la
Filosofía, no es una Ciencia, y no necesita serlo para ejercer sus funciones críticas, como se
desprende de las palabras de Bueno (1992). Las Ideas objetivas constituyen el campo de la
Filosofía. Son determinaciones resultantes de la confluencia de diversos conceptos, y se
conforman en el terreno de las categorías (matemáticas, biológicas, poéticas...) y de las
tecnologías (políticas, industriales, económicas...), como las ideas de Causa, Materia, Ser
Humano, Ciencia, Libertad, Estructura... El análisis de las Ideas es el objetivo positivo de la
Filosofía, del mismo modo que el análisis de las Ideas literarias es el objetivo positivo de la
Crítica de la Literatura, mientras que el de la Teoría de la Literatura es el de la elaboración de
los Conceptos objetivos, a partir de las categorías en las que se encuentran los materiales
literarios. El análisis de las Ideas ha de estar orientado, en Filosofía y en Crítica Literaria, a
establecer un sistema de relación e interpretación entre tales Ideas, operación que siempre
desborda los métodos de las ciencias positivas particulares.
En un nivel conceptual, es decir, considerada como concepto, la Literatura se convierte
necesariamente en el objeto de conocimiento de una ciencia categorial (Sociología,
Antropología, Etnología, Historia...), que interpretará los materiales literarios —objetos,
formas, referentes literarios— como Términos delimitadores de su campo gnoseológico. Se
advierte de este modo que existen diferentes conceptos de Literatura, y aún conceptos
positivos, que se suponen siempre ligados denotativamente a sus correspondientes
fenómenos y manifestaciones, los cuales se delimitan y configuran en un determinado
campo categorial o científico, de tipo etnológico, sociológico, histórico o incluso
psicológico (Bueno, 1992; Maestro, 2007a).
La consideración de la Literatura como Concepto nos sitúa inequívocamente en el espacio
gnoseológico, y nos exige responder a esta cuestión: cómo interpretar conceptualmente, esto
es, formalmente, los materiales literarios.
De este modo, podemos formular y confirmar las siguientes premisas.
Crítica de la Literatura
Glosario
Y en segundo lugar, la Literatura como Idea, desde el punto de vista del espacio
ontológico, también puede definirse a partir de tres inferencias o ideas fundamentales:
Debo añadir finalmente que esta última Idea de Literatura, que propugno y desarrollo en mis
obras, como discurso lógico y crítico, es precisamente la que la deconstrucción de Derrida trata
de negar de forma completamente grotesca y estéril. Porque la Literatura, desde sus orígenes
hasta el momento mismo de escribir y de leer estas líneas, es una materia que puede estudiarse
e interpretarse conceptualmente. Digan lo que digan los textos escritos por alguien que, como
Derrida, pasó su vida ―al igual que Rousseau― escribiendo para condenar la escritura, es
decir, negando los medios que hacían posible sus fines. Pese a ellos y contra ellos, la Literatura
exige un saber conceptual, científicamente categorizable y racionalmente explicable.