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1- Democracia
Concepto. Evolución:
La democracia en la antigüedad
Una acepción primaria del termino deriva de su traducción literal del griego: poder
(kratos) del pueblo (demos). Empleador por primera vez en la época de Pericles (siglo
V, a.C.), sirvió para definir el régimen ateniense de la asamblea de ciudadanos, que
decidía directamente sobre los asuntos públicos. Era una democracia en la cual un
cuerpo de ciudadanos expresaba su voluntad directamente, sin intermediarios; su
número nunca sobrepasó las dos mil personas, en consecuencia, solo constituía una
minoría de la población.
En Grecia el poder derivado del demos, del pueblo, no admitía la usurpación ni la auto
investidura; en las democracias modernas, el poder se basa en el consenso de los
ciudadanos, y se condiciona y revoca por elecciones libres y periódicas.
Las técnicas electorales nos vienen de las comunas religiosas del medioevo y no de los
griegos que por lo general adjudicaban los cargos por sorteo.
De la democracia griega a la contemporánea
Este prolongado eclipse democrático se quebró, entre los siglos XVIII y XIX, cuando se
generaron las democracias contemporáneas, primero en Inglaterra y las colonias de
América, y posteriormente en otros países europeos y latinoamericanos.
1- Con la Carta Magna del rey Juan Sin Tierra, de 1215, se inició un proceso que se
formuló intelectualmente más tarde, en la metodología racionalista del hombre
moderno, a partir de Descartes. Luego, la conceptualización, por parte de los filósofos
ilustrados del sistema Estado-Nación, originado en el pacto social y y objetivado en la
constitución- suministró las herramientas teóricas para desarmar la pretensión del
origen divino del poder y los privilegios feudales, oponiéndoles la soberanía popular y el
orden jurídico general jerarquizado fundado en la nacionalidad y la ciudadanía.
Macpherson sostiene que se puede reconocer por lo menos cuatro etapas o modelos de
democracia:
4- sistemas pluripartidistas.
2- Democracia y Participación
La política no puede ni se debe restringir a los procesos políticos en los cuales se disputa
la toma del poder gubernamental, sino que está íntimamente relacionada con todas
aquellas acciones que de manera deliberada y directa, inciden en la promoción del bien
común de la sociedad en sus diversas dimensiones. Esto hace de toda la sociedad un
agente político, un actor de la política, y por tanto un factor de la democracia. Es
necesario contar con estructuras sociales que faciliten la participación efectiva y
generen una verdadera corresponsabilidad con el destino de la patria.
Las ONGs están promoviendo el compromiso cívico para crear un sentido de comunidad
profundo y permitiendo la resolución de muchos de los inconvenientes que se deben
enfrentar.
Comparten valores fundamentales y la voluntad de servir estos valores. Están llamadas
a cubrir espacios que deja vacíos la clase política.
La participación democrática
1- el voto universal.
2- la igualdad política.
3- la regla de la mayoría.
El primero estriba en que, al ejercitar su derecho al voto, todos están facultados para
ser parte de la toma de decisiones. El segundo reside en que todos los votos, en el
proceso político, cuentan por igual, bajo la máxima: una persona un voto. El tercero
fundamenta que la decisión del grupo debe reflejar las preferencias del mayor número
de votos.
El pueblo delega el poder de ahí la importancia de las elecciones. Pero las elecciones no
resuelven dificultades sólo deciden quien habrá de resolverlas, cualquiera sea el origen
social del grupo que gobierna una vez en el poder se convierte en la clase gobernante.
En términos generales, la regla de la mayoría se forma con el cincuenta por ciento más
uno del total de los votos emitidos, se conoce como mayoría absoluta y se identifica con
el modelo mayoritario de democracia; en otras ocasiones ante la imposibilidad de lograr
una mayoría absoluta puede ser suficiente con una mayoría relativa formada por la
voluntad de la mayor parte de los participantes y que se relaciona con el modelo
pluralista de democracia.
LA CLASE POLITICA (Gaetano Mosca)
Existen dos clases de personas, una de los gobernantes y la otra de los gobernados.
La primera, que es siempre la menos numerosa, realiza todas las funciones políticas,
monopoliza el poder y goza de las ventajas que ello trae consigo; mientras que la
segunda, más numerosa, es dirigida y regulada por la primera, de un modo más o menos
legal, ya más o menos arbitrario y violento, y ella la provee, al menos aparentemente,
de los medios materiales de subsistencia y de aquellos que para la vitalidad del
organismo político son necesarios.
El segundo fenómeno se explica con un hecho que es de fácil percepción: cualquiera que
sea el tipo de organización social, las presiones provenientes del descontento de
las masas que son gobernadas, de las pasiones con las que son agitadas, ejercen una
cierta influencia sobre la acción de la clase política.
Pero el hombre que está a la cabeza del Estado ciertamente no podrá gobernar sin el
apoyo de una clase numerosa para que sus órdenes sean seguidas y respetadas, y si él
puede hacer sentir el peso de su potencia en uno o, al parecer, varios individuos de esa
clase, no puede en verdad desplazarlo por completo o destruir otra clase, sin la cual su
acción estada completamente paralizada.
Si es fácil comprender que un solo individuo no puede mandar a una masa, sin tener
una minoría que lo sostenga, es mucho más difícil negar, como un hecho constante
y natural, que las minorías gobiernan a las mayorías y no éstas a aquellas.
La fuerza de esta minoría es irresistible frente a cada individuo de la mayoría, el
cual se encuentra aislado ante la totalidad de la minoría organizada; al mismo tiempo
se puede decir que ella se encuentra organizada por la razón de ser minoría.
En todos los pueblos que han entrado recientemente al estadio agrícola y relativamente
civilizado, encontramos constante el hecho que la clase por excelencia militar
corresponde a la política dominante.
En ocasiones el uso de las armas está reservado exclusivamente a esta clase, como
sucedió en la India y en Polonia. Más comúnmente sucede que los miembros de la
clase gobernada pueden ser eventualmente enrolados, pero siempre como soldados
rasos y en cuerpos de menor respeto; así, en Grecia en la época de las guerras médicas,
los ciudadanos pertenecientes a las clases más ricas e influyentes constituyeron el
cuerpo selecto de caballería y de los hospitales y los menos ricos combatían como
operadores de catapultas o como honderos, en tanto que los esclavos, o sea las
masas de los trabajadores, fueron casi completamente exentados del manejo de
las armas.
LA RIQUEZA
Se crean grandes centros de consumo que son o fueron constituidos en las capitales y
otras grandes ciudades antiguas y modernas. Eventualmente, puede devenir una
transformación social muy importante; la cualidad más característica de la clase
dominante, más que el valor militar, viene a ser la riqueza: los gobernantes son los ricos,
no los fuertes.
En las sociedades en las cuales las creencias religiosas son muy fuertes y los
ministros del culto forman una clase especial, se constituye casi siempre una
aristocracia sacerdotal, que obtiene casi siempre una parte más o menos grande de
la riqueza y del poder político. Las jerarquías sacerdotales con frecuencia
manifiestan una tendencia a monopolizar el conocimiento y obstaculizan la difusión
de los métodos y los procedimientos que hacen posible y fácil el aprendizaje.
Los druidas en Galia conocían el alfabeto griego, pero no permitían que el copioso
caudal de su literatura fuera escrito, obligando a sus alumnos al aprendizaje de
memoria. Al mismo punto de vista puede ser atribuido el tenaz y frecuente uso de las
lenguas muertas; en caso en la India, las clases más bajas han sido explícitamente
prohibidas de adquirir los conocimientos de los libros sagrados.
En la Europa del presente y en América, la clase que aplica los avances de la ciencia
moderna a la guerra, a la administración pública, a las obras y a la sanidad pública,
ocupa una posición políticamente relevante.
LA INFLUENCIA DE LA HERENCIA EN LA CLASE POLÍTICA
Todas las clases políticas tienden a convertirse de hecho en hereditarias: Todas las
fuerzas políticas poseen como cualidad, lo que en física se llama la fuerza de inercia, la
tendencia a permanecer en un punto y en el estado en el cual se encuentran. El valor
militar y la riqueza fácilmente, por tradición moral y material, se mantienen en
ciertas familias; la práctica de los grandes cargos, los hábitos y la aptitud al tratar los
asuntos de importancia se adquieren más fácilmente cuando desde pequeño se
tiene con ello familiaridad. Aun cuando los grados académicos, la cultura científica,
las aptitudes especiales probadas por medio de exámenes y de concursos, abren
al camino a los cargos públicos, no se destruye la ventaja especial a favor de algunos,
a quienes los franceses definen como la ventaja de positions déjà prises, y en realidad,
aunque los exámenes y concursos sean teóricamente abiertos a todos, la mayoría nunca
tiene los recursos para poder sufragar los gastos de una larga preparación y otros
muchos se encuentran sin las relaciones y los parentescos por los cuales un
individuo es puesto de súbito en la via buona y se evita los titubeos y los tropiezos que
son inevitables cuando se entra a un ambiente desconocido, en el cual no se tiene guía
ni apoyo.
Pero cabe observar que los candidatos tienen éxito en las elecciones democráticas
casi siempre son aquellos que las fuerzas políticas que hemos ya enunciado y que con
mucha frecuencia son hereditarias.
Es muy notorio en la historia, cómo las cualidades, lo mismo que los defectos especiales,
unos y los otros muy acentuados, han mostrado que las aristocracias han permanecido
perfectamente cerradas y normalmente han tenido, por tanto, un espíritu muy
exclusivo.
PERIODOS DE ESTABILIDAD Y RENOVACIÓN DE LA CLASE POLÍTICA
Nosotros vemos que apenas se desajustan las fuerzas políticas, si nuevas fuerzas
nacen, si las antiguas pierden importancia o si se produce un cambio en su
distribución, cambia también la manera como la clase política está formada. Si una
nueva fuente de la riqueza se desarrolla en una sociedad, si la importancia práctica de
los conocimientos crece, si la antigua religión decae o nace una nueva, si una nueva
corriente de ideas se difunde, simultáneamente ocurren fuertes dislocaciones en la
clase gobernante. Se puede decir así, que toda la humanidad civilizada se resume en la
lucha entre la tendencia que tienen los elementos dominantes que monopolizan
el poder político y transmiten hereditariamente la posesión a sus sucesores, y la
tendencia que existe contra la dislocación de estas fuerzas.
(sartori_elementos_de_teoria_politica_cap2_democracia.pdf)
El termino democracia aparece por primera vez en Herodoto y significa literalmente del griego
poder (kratos) del pueblo (demos). La experiencia de las democracias antiguas fue breve y tuvo
un recorrido degenerativo. Aristóteles clasifico a la democracia entre las formas malas de
gobierno, y la palabra democracia se convirtió durante dos mil años en una palabra negativa.
Durante milenios el régimen político óptimo fue la Republica (res pública: cosa de todos). Para
Kant la democracia es necesariamente un despotismo. Incluso la Revolución Francesa se
refiere al ideal republicano y solo Robespierre utilizo <democracia> en sentido elogioso.
Puesto que sin democracia ideal no existiría democracia real, el problema es: ¿Cómo es que los
ideales se vinculan con la realidad? ¿Cómo es que un deber ser se convierte en ser? Si se
realizara un ideal ya no sería tal. La experiencia histórica enseña que a ideales desmesurados
corresponden catástrofes prácticas. Sea como fuere, en ningún caso la democracia tal y como
es (definida en sentido descriptivo) coincide, ni coincidirá jamás con tal y como quisiéramos
que fuera (definida en sentido prescriptivo).
Hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial todos aceptaban que la democracia moderna era
una sola pero después se ha mantenido que hay dos democracias. El autoestallido, entre 1989-
90, de los sistemas comunistas del Este europeo y del régimen soviético ha resuelto cuestión:
la democracia sustancial (comunista) no era tal. Pero sigue siendo importante demostrar cómo
se ha demostrado la tesis de las <dos democracias>. Un planeamiento correcto habría
requerido una comparación entre los dos casos en dos veces: primeros entre los ideales y
después entre los hechos. Pero los defensores de la democracia comunista han invertido los
términos, comparando los ideales del comunismo con los hechos de las democracias liberales.
De este modo, se gana siempre pero solo sobre el papel. La democracia alternativa del Este era
un ideal sin realidad. La única democracia que existe es la democracia liberal.
Desde siempre la palabra democracia ha indicado una entidad política, una forma de Estado y
gobiernos y esta sigue siendo la acepción primaria pero también hablamos, hoy en día, de
democracia social y de democracia económica.
La noción de democracia social se plantea con Tocqueville quien percibió la democracia
americana como una sociedad caracterizada por la igualdad de condiciones guiada
predominantemente por un <espíritu igualitario>. Dicho espíritu igualitario reflejaba la
ausencia de un pasado feudal; pero expresaba también una característica profunda del espíritu
americano.
Bryce representa la democracia como un ethos, un modo de vivir y convivir, y, por lo tanto,
como una condición general de la sociedad. Para Bryce la democracia es, prioritariamente, un
concepto político, pero también está caracterizada por la <igualdad de consideración>, por un
ethos igualitario que se resumía en el valor igual que se reconocen las personas entre sí. Por lo
tanto, democracia social denota una democratización fundamental, una sociedad cuyo ethos
requiere a los propios miembros que se vean y se traten como socialmente iguales.
Para George Burdeau la democracia social busca la emancipación de los individuos de las
cadenas que los oprimen.
Lenin llega a la conclusión de que el comunismo al abolir la política, abole al mismo tiempo la
democracia.
Ahora bien. ¿Cuál es la relación entre democracia y política, democracia social y democracia
económica? La relación es que la primera es la condición necesaria para las otras. La
democracia en sentido social y/o económico extienden y completan la democracia en sentido
político; son también democracias más auténticas, puesto que son microdemocracias,
democracias de grupos pequeños. Por otro lado, si no se da la democracia en el nivel del
sistema político las pequeñas democracias sociales y de fábrica corren el riesgo de ser
destruidas. Por ello democracia significa democracia política. Entre esta y las demás
democracias la diferencia reside en que la democracia política es determinante y
condicionante; las otras son subordinadas y condicionadas. Si falta la democracia mayor
fácilmente faltan las democracias menores. Lo que explica por qué la democracia ha sido
siempre un concepto desarrollado y teorizado principalmente en el nivel del sistema político.
¿Existe una continuidad entre la democracia de los antiguos y la democracia de los modernos?
Quien hoy reivindica el ideal clásico de la democracia supone que sí. La democracia griega
encarna la máxima aproximación al significado literal del término: el demos ateniense tuvo
más kratos, más poder que cualquier otro pueblo. En el ágora, en la plaza, los ciudadanos
escuchaban y después decidían por aclamación. La polis era efectivamente una entidad
relativamente simple.
El autogobierno de los ciudadanos constituía la parte más visible pero no la más eficiente de la
gestión de la ciudad. Existía también una BOULE, un consejo de 500 miembros; y su sustancia
residía en el hecho de <ser gobernado y gobernar alternativamente> es decir, en un ejercicio
del poder efectivo y ampliamente distribuido mediante una rápida rotación en los cargos
públicos. Resulta útil encuadrar la democracia de los antiguos en la clásica tripartición
aristotélica de las formas de gobierno; gobierno de uno, de pocos de muchos: y ello porque en
la democracia los pobres gobiernan en su propio interés. La democracia es definida como
<gobierno de los pobres en su propio beneficio>. Parecería que Aristóteles llega a los pobres
porque son la mayoría, pero él advierte que una democracia es así incluso si los pobres son los
menos. El hecho es que el argumento es lógico. Aristóteles construye su tipología global sobre
dos criterios: el número de gobernantes más el interés al que sirven (general o propio). De este
modo, el gobierno de uno se desdobla en monarquía (buena) y tiranía (mala); el gobierno de
pocos en aristocracia (buena) y oligarquía (mala porque es el gobierno de los ricos en su propio
beneficio), y el gobierno de muchos en política (buena) y democracia (mala). La de Aristóteles
no es una definición económica de la democracia, sino uno de los tres casos posibles del mal
gobierno, de gobierno en el interés propio.
Una primera ventaja del gobierno representativo es que un proceso político entretejido por
mediaciones permite escapar de los procesos directos. Y la segunda ventaja es que la
participación ya no es un sine qua non; incluso sin la participación total la democracia
representativa sigue subsistiendo como un sistema de control y limitación del poder. Lo que
permite a la sociedad civil desplegarse como tal.
En suma, el gobierno representativo libera con fines extra políticos el conjunto de energía que
la polis absorbía en la política.
A) LA SOBERBIA POPULAR
La diferencia entre la democracia directa de los griegos y la democracia representativa de los
modernos es una diferencia de distancia histórica. Para captar esta diferencia debe atenderse
a la teoría de la soberanía popular. La democracia directa de los griegos era el equivalente
exacto de un sistema inmerso en la soberanía popular.
En suma: su soberanía popular lo era todo y absorbía todo. Por otro lado, el populus de los
romanos no era el demos de los griegos. En la medida que el demos de Aristóteles y también el
de Platón se identificaba con los pobres, en la misma medida en que el demos no era el todo,
sino una parte del todo, mientras fuera de los muros de la ciudad, a medida que el populus se
convertía en un concepto jurídico, extra moenia. De este modo mientras que el demos se
acababa donde terminaba la ciudad, el populus se podía ampliar tanto como se extendiera el
espacio de las res públicas.
La doctrina de la soberanía popular plantea la distinción entre titularidad y ejercicio del poder
en donde encuentra su caracterización y razón de ser.
B) EL PRINCIPIO DE LA MAYORIA
Los griegos desconocían el principio de mayoría y el principio de la soberanía popular. En la
EKKLESIA vencía el voto o la aclamación de la mayoría, pero este hecho era un expediente
práctico sin doctrina que lo mantuviese. Hasta LOCKE el principio mantenido por la doctrina
fue la unanimidad y no el derecho de la mayoría.
La unidad política de los griegos no era una ciudad- Estado, sino una ciudad- Comunidad en la
que los ciudadanos vivían en un estado de simbiosis con su ciudad, ligados por un destino
común de vida y muerte y un sistema de valores ético- políticos.
La ciudad griega se fundaba sobre un espíritu común que se basaba en la amistad. Reconocer
el principio de mayoría seria como validar el principio de desunión lo que llevaría a la ciudad al
desastre.
Por esto, las técnicas electorales que fueran puestas en las comunas medievales no llegan de
los griegos sino de las órdenes religiosas en donde los monjes debían elegir a sus superiores. Al
no poder recurrir al principio hereditario ni al de la fuerza debían elegir por medio del VOTO.
Por lo tanto, debemos a los monjes el voto secreto y la elaboración del voto mayoritario. Pero,
la MAIOR PARS debía seguir unida con la MELIOR PARS, con la parte mejor. Y, la elección debía
terminar por se unánime. Reglas mayoritarias sí, pero derecho de mayoría no. El principio
sancionador era y seguía siendo la unanimidad.
c) EL INDIVIDUO-PERSONA
Los regímenes democráticos son regímenes libres. Para Fustel de Coulanges <tener derechos
políticos, votar, nombrar magistrados, poder ser arconte, es lo que se llamaba libertad; pero
no por ello el hombre estaba menos sometido al Estado.
Para nosotros no es así. No mantenemos que los ciudadanos están al servicio del Estado, sino
que el Estado (democrático) está al servicio de los ciudadanos. Tampoco mantenemos que el
hombre se resuelve en la politicidad sino mantenemos que la persona humana, el individuo, es
un valor en sí mismo, independientemente de la sociedad y del Estado. Por lo cual vemos que
el mundo antiguo no conocía al individuo- persona, no consideraba lo privado como esfera
moral y jurídica liberadora y promotora de autonomía, de autorrealización. El mundo que no
reconoce valor al individuo es un mundo despiadado en el que matar es tan normal como
morir. Para nosotros matar está mal, porque la vida de otro ser humano cuenta, vale, es
sagrada.
Los griegos gozaron de un espacio privado, pero no poseían aquel concepto de libertad del
individuo que se resume en la fórmula del respeto al individuo- persona. Cuando se niega que
los griegos fueran libres se quiere decir que en su ciudad el individuo estaba indefenso y en
poder de la colectividad. El individuo no tenía derechos y no gozaba de defensa jurídica. Su
libertad se resolvía totalmente en su participación en el poder y en el ejercicio colectivo del
poder. En las condiciones modernas tampoco los antiguos serian libres. La ciudad griega no se
constituía en Estado. Sin estado un ejercicio colectivo del poder puede ser un sustituto de la
libertad. Pero cuando aparece el Estado, cuando la pequeña ciudad se extiende en exceso, sin
límites de medida y titularidad y ejercicio del poder se diferencian entonces ya no es así. No es
solo que la democracia de los modernos tutela y promueve una libertad que no se resuelve en
la sumisión del individuo al poder del conjunto. También con la llegada del Estado los términos
se invierten. En la ciudad- comunidad de los antiguos la libertad política no se afirmaba en
contra del Estado ya que este no existía.
LA DEMOCRACIA LIBERAL
Durante todo el siglo XIX prevalece el conjunto liberal: el liberalismo como teoría y praxis de la
protección jurídica, mediante el Estado constitucional, de la libertad individual. Pero a medida
que el sufragio se extendía, se planteaba al mismo tiempo una liberal-democracia en la que la
<forma> del Estado recibía cada vez más <contenido> de voluntad popular. Finalmente, el
estado liberal-democrático se transforma en el estado democrático-liberal en el cual la balanza
entre libertad e igualdad se desequilibra favor de esta última.
Cabe aclarar que el estado justo, el estado social, el estado del bienestar, siguen siendo sus
premisas, el estado constitucional construido por el liberalismo. La doctrina liberal ha
mantenido desde siempre que la relación entre libertad e igualdad no es reversible, que el iter
procedimental que vincula los dos términos va desde la libertad a la igualdad y no a la inversa.
La superación de la democracia no ha existido. Fuera del Estado democrático-liberal no existe
ya libertad ni democracia.
EL ESTADO DE PARTIDOS
La tipología histórica de los partidos distingue entre partidos de notables, partidos de opinión y
partidos de masas; o incluso, de forma paralela, entre partidos de orientación electoral y,
dentro de estos, en partidos de orientación electoral o bien partidos capaces de movilización
permanente.
Basta con que el partido <necesario> sea el partido de opinión. Cuando se afirma que la
democracia no puede realizarse sin la intermediación de los partidos se hace referencia al
sistema partidista como sistema de agregación y canalización del voto. De ahí que cada vez
que una dictadura cae y se vuelve a votar, vuelven a crecer los grupúsculos que se proponen
para ser votados. Los supervivientes, los votados, se convierten en partidos.es un proceso
espontaneo que atestigua la inevitabilidad de los partidos.
En los años cincuenta se afirmó la tesis de que las democracias que funcionaban eran
bipartidistas, o por lo general democracias con relativamente pocos partidos, mientras que los
sistemas demasiado fragmentados generaban gobiernos inestables, efímeros y en general,
incapaces de gobernar. Posteriormente esta tesis fue modificada. Es cierto que demasiados
partidos son excesivos; pero el número de partidos no es la variable decisiva lo es, por el
contrario, la polarización del sistema y la distancia ideológica o de todo tipo que separa a los
partidos y a sus electores.
Lijphart divide las democracias en dos tipos: mayoristas y consociacional y mantiene que en las
sociedades conflictivas es necesaria una democracia consociacional, es decir, una gestión de la
cosa pública basada en minorías competitivas que repudian el principio mayoritario. El
consociacismo es recomendable y funciona para las sociedades segmentadas como Holanda,
Austria, Bélgica y Suiza. Pero las sociedades en cuestión están segmentadas, no están
polarizadas. Por lo tanto, no se ha afirmado que el consociacionismo sea también adecuado
para las sociedades altamente polarizadas y no parece aplicables a las religiones militantes. Lo
importante es que el consociacionismo se remite a nociones como la sociedad conflictiva, o
sociedad dividida, bastante menos precisas y precisables que la noción de sociedad polarizada
y que los sistemas de partidos se miden y comparan mejor en clave de polarización.
Con toda probabilidad el Estado de los partidos no es subrogable pero varía y puede ser
cambiado. El problema del sistema de partidos óptimo sigue estando abierto, los partidos
degeneran fácilmente en centros de exceso de poder, de colonización y de corrupción. Lo que
no obsta para que la teoría de la democracia deba incluir a los partidos.
Rosseau mantenía que quien delega su propio poder lo pierde. Si dicha delegación fuera
permanente entonces seria cierto, pero es una delegación periódica y con una renovación
periódica y por lo general, una delegación a titulo representativo: se espera que el
representante actué según el interés de los representados en el ámbito de estructuras y
procedimientos que lo vinculan a esta intención.
LIBERTAD E IGUALDAD
Para Locke la libertad política es, sustancialmente, la libertad frente al arbitrio de los
poderosos. Hobbes asignaba esta libertad al contexto de la libertad natural antes que al de
libertad civil; por otro lado, los impedimentos en cuestión se denominaban <impedimentos de
movimientos>.
Posteriormente se ha dicho que la libertad política es una libertad <frente> (frente al Estado),
no una libertad <para>. Y hoy se ha extendido el uso de declararla una libertad negativa y no
positiva.
Entonces sería mejor llamar a la libertad política protectora, puesto que es la libertad de los
poderes menores, de los poderes de los ciudadanos particulares, necesitados de protección
porque son fáciles de oprimir. Cuando se despliega la libertad política se convierte también en
libertad DE (de votar, de participar, etc.); pero hay que caracterizarla como libertad para, como
no-impedimento, porque este es su aspecto primero.
La libertad <para> es una libertad menor superada por una libertad mayor: la autonomía.
Rosseau concibe la libertad como autonomía.
La autonomía, el otorgarse a sí mismos las propias leyes, es un conjunto kantiano que, sin
embargo, Kant refiere a la libertad moral, a la libertad interior (de querer). La libertad política
es, por el contrario, una libertad exterior (de hacer). Lo contrario de la primera es la
heteronomía; lo contrario de la segunda es la coerción.
Aristóteles distinguía entre dos tipos de igualdad, una ARITMETICA y otra PROPORCIONAL. El
criterio de la primera es <lo mismo para todos> el criterio de la segunda es <lo mismo para los
mismos> y por lo tanto cosas iguales para los iguales, pero desiguales para los desiguales. En la
igualdad aritmética lo que es iguales idéntico. En la igualdad proporcional lo es, por el
contrario, la igualdad en la diversidad, o entre diversos, que asigna a cada uno lo suyo. Está
claro que a veces aplicamos la primera y a veces la segunda igualdad. Las leyes son iguales en
cuanto que son idénticas para todos, mientras que los impuestos directos son proporcionales,
en proporción a la riqueza, y por lo tanto iguales para iguales pero desiguales para desiguales.
Pero la igualdad proporcional plantea dos problemas: primero, cuanta proporción y segundo a
quien atañe esa proporción. Simplificando los criterios de igualdad proporcional pueden
reducirse a dos: 1) a cada uno en razón de sus méritos, capacidades o talentos, 2) a cada uno
en razón a sus necesidades.
La igualdad económica verdadera y propia es, por si sola, y, por el contrario, aritmética: iguales
haberes o igual ausencia de posesiones para todos. Marx enuncia tres criterios: 1) a cada uno
de sus necesidades, 2) a cada uno según su trabajo (el principio del valor-trabajo) y 3) a cada
uno según su capacidad. La igualdad económica de Marx también era aritmética: de igual
forma nada para nadie.
El núcleo del problema es que iguales tratamientos (leyes iguales) no producen resultados
iguales; de lo que se deriva que para convertirse en iguales se necesitan tratamientos
desiguales.
La generalidad de las leyes es importante porque somete a quien las fábricas al mismo daño
que pueden infligir a quien las sufre.
Así, entre libertad e igualdad se dan muchas soluciones de equilibrio, muchas posibles
compensaciones; pero sigue existiendo un punto de ruptura más allá del cual nos espera
únicamente <la igualdad en la servidumbre>. Entre la libertad y la igualdad puede existir una
feliz conjunción, pero también una peligrosa disyunción. En las democracias liberales la
libertad promueve, o al menos permite, políticas y resultados igualitarios. En los regímenes
comunistas la igualdad no ha producido la libertad.
MAYORIA Y MINORIA
A) MAYORIA LIMITADA
Mayoría significa <regla de la mayoría> o bien <el conjunto de los más>. En el primer caso la
noción de mayoría es procedimental, indica un método de resolución de conflictos y un criterio
decisional. En el segundo caso la noción de mayoría es sustantiva: indica la parte mayor de una
población.
La democracia es majority rule lo que significa que la democracia se decide por mayoría. Así el
principio de mayoría resulta absoluto, sin límites ni frenos, mientras que la democracia
requiere un principio de mayoría limitado. La regla en las democracias liberales es que la
mayoría gobierna en el respeto a los derechos de la minoría.
Respetar a las minorías y sus derechos es una parte integrante de los mecanismos
democráticos. La minoría se aplica a múltiples referentes. Entre estos encontramos las
minorías religiosas, lingüísticas, étnicas y de otro tipo, es decir, colectividades sustantivas que
mantienen su propia identidad y que se constituyen en torno a la propia lengua, religió o raza.
Estas minorías son tanto más reales y compactas cuanto más intensas son, cuanto más
fuertemente sienten el vínculo que las caracteriza. Y aquí el principio mayoritario se detiene
por fuerza mayor. Porque si no se les reconoce a las minorías intensas el derecho a su propia
identidad estas buscaran la secesión y rechazaran, en el interior, el propio principio
mayoritario.
Según la teoría de la clase política de Mosca existen dos clases de personas: la de los
gobernantes y la de los gobernados. La primera es la de menos número y monopoliza el poder.
Lo esencial de la tesis de Mosca es que en el gobierno existe siempre una minoría organizada.
Para la ley de Mosca todos los gobiernos son, siempre y en todas partes, oligarquías.
Se ha objetado que la tesis de Mosca es muy genérica. Mosca podría ser desmentido solo por
la existencia de sistemas anárquicos carentes de todo gobierno y de toda verticalidad,
entonces tendremos siempre una estratarquia que tendrá siempre una forma piramidal.
Mosca descubre la pirámide y la declara oligárquica. Así vence siempre; pero una estratarquia
no es una oligarquía. Para pasar de la primera a la segunda es necesario una ley que postule y
produzca una minoría que tenga invariablemente características oligárquicas. N0o obstante al
último, Mosca admite que su teoría no convence y distingue entre clases políticas hereditarias
(aristocracias) y, por el contrario, otras formadas desde abajo, y paralelamente distingue entre
el poder que desciende desde arriba y el poder que proviene desde abajo.
De este modo Mosca divide en dos su clase política e invalida el significado minoritario-
oligárquico de su ley.
Dada una necesaria estructura piramidal y unos procesos reductivos igualmente necesarios.
Sucede que en todos los niveles del proceso encontramos una mayoría que, por un lado,
elimina a una minoría y que, por otro, se vuelve a plantear <en menos> como un menor
número. En nivel electoral es mayoría quien vence (elige), y minoría (eliminada), quien
malgasta el voto. En el nivel de los elegidos es mayoría quien ha votado al partido más votado,
y minoría, quien ha votado a los partidos menos votados.
C) EL PROBLEMA DE LA INTENSIDAD
Recordemos que la mayoría en sentido procedimental como regla de mayoría, como principio
mayoritario se remonta a Locke. La regla mayoritaria ignora la diversa intensidad de las
preferencias individuales. Al ignorarla, las iguala en la práctica: presupone que las preferencias
son de igual intensidad. Y ello explica por qué el principio mayoritario ya no es aceptado tanto,
y sobre todo porque es rechazado por las minorías intensas. Por lo que se concluye que las
minorías indiferentes (no intensas) no dominan, o bien ceden, o incluso pierden y las pequeñas
democracias directas, el asamblearismo de la contestación, son el terreno de acción ideal para
los grupos intensos dirigidos a vencer a toda costa a despecho tanto del principio mayoritario
como de las mayorías sustantivas.
Las técnicas decisionales pueden producir resultados de suma positiva, de suma cero y de
suma negativa. Suma positiva quiere decir que todos ganan algo; suma cero, que quien vence
gana exactamente lo que pierde la contraparte; suma negativa, que todos pierden y la suma
cero: o se gana o se pierde.
Las elecciones eligen o no eligen un representante; pero así se origina un proceso que prosigue
en el parlamento y aun después en el gobierno, que no es, por lo general, de suma cero. Las
elecciones deciden quien tendrá que decidir; y los electos, cuando se encuentran cara a cara,
debaten, negocian y con frecuencia llegan a soluciones de compromiso, lo que significa una
suma positiva: nadie lo pierde todo y todos obtienen algo. Por consiguiente, las elecciones
ponen en marcha un proceso representativo continuo que tiende a producir resultados de
suma positiva. Lo que implica que aquel proceso permite congelar las demandas de las
minorías intensas.
No sucede así en el referedum. Aquí el voto no decide quien decidirá, sino que decide ipso
facto. El voto referendario es concluyente, y es necesariamente de suma cero: la mayoría
(referendaria) lo gana todo, y quien queda en minoría, incluyendo las minorías intensas, lo
pierde todo.
El debate sobre el neocorporativismo es distinto, aunque puede vincularse con el debate sobre
el consociacionismo. La democracia neocorporativa no es tanto un tipo de democracia como
una transformación interna del modo de operar de los sistemas democráticos, sobre todo
frente a los conflictos del trabajo y la denominada política de redistribución. El
neocorporativismo tienen muchas variantes, pero la idea central es que los sindicatos, la
patronal y el Estado gestionan el sistema económico agrupados en una densa red de intereses
comunes gestionados por medio del contrato en lugar de a través de una lucha. El Estado deja
de ser un árbitro entre las partes para convertirse el mismo en parte.
A) FACTORES IMPULSORES
El liberalismo, un sistema político, no es el librecambismo, un sistema económico. La liberal-
democracia es un sistema político y no un sistema económico.
El constitucionalismo liberal surge entre los siglos XVII Y XVIII y tiende a vincularse con estados
económicos. El liberalismo da lugar al Estado limitado, al control del poder, y a la libertad para
(del ciudadano) pero no distribuye bienes, no atiende al bienestar. De hecho, el liberalismo
nació en sociedades pobres y antes de la revolución industrial. Pero el problema cambia
cuando el liberalismo se vincula a la democracia y se plantea en función del componente
democrático de la libertad-democracia. Es decir, cuando se plantea que la democracia
inevitablemente se encamina a distribuciones y redistribuciones de riqueza.
B) DEMOCRACIA Y MERCADO
En el mundo abundan los sistemas de mercados sin democracia. Por el contrario, todas las
liberal-democracias son sistemas de mercado. A partir de esta constatación se deriva la
certidumbre de que el mercado no es una condición suficiente para la democracia.
El discurso económico puede resumirse así: cuanto más cuenta una democracia sobre el
bienestar y está dirigida a distribuirlo, en la misma medida requiere una economía en
crecimiento. Es cierto que el mercado también puede fallar.
DEMOCRACIA Y NO DEMOCRACIA
Concepto de representación.
Para Przeworski, quien considera la democracia como una forma de norma, aun en la
democracia directa, las decisiones de una mayoría son obligatorias para todos, inclusive para la
minoría que piensa que estas decisiones son contrarias a sus opiniones o intereses.
Según este autor, en una democracia representativa estas decisiones son tomadas por
representantes electos e implementadas por funcionarios designados, en quienes los
representantes delegan algunas de las tareas de gobierno. Los representantes deciden qué
deben hacer y qué no pueden hacer los ciudadanos, y los coaccionan para que acaten esas
decisiones. Ellos imponen el cumplimiento de normas, aun contra la voluntad de algunos
individuos. En este sentido, ellos mandan.
La organización y la estructuración del Estado buscan diseñar instituciones que permitan a los
gobiernos hacer lo que deben y evitar que hagan lo que no deben hacer. En tanto somos
ciudadanos, queremos que los gobiernos gobiernen. Pero deseamos que lo hagan en beneficio
del interés del público: para representar los intereses de la sociedad, no los suyos propios ni
los de alguna minoría con la cual puedan estar vinculados o comprometidos.
Przeworski se formula diversas preguntas y da respuestas a cada una de ellas.
-Primera: ¿Qué instituciones permitirán a los gobiernos que gobiernen, al tiempo que habilitan
a los ciudadanos para controlar esos gobiernos?
Hace unos doscientos años se generó una nueva forma de instituciones políticas que se
denominó gobierno representativo.
La estructura básica de las instituciones:
1) Los mandatarios, aquellos que gobiernan, son electos por medio de elecciones.
2) Mientras que los ciudadanos son libres para discutir, criticar y demandar en cualquier
circunstancia, no están capacitados para ordenar al gobierno que hacer.
3) El gobierno se halla dividido en órganos separados que se pueden controlar recíprocamente,
y está limitado por una Constitución en cuanto a lo que puede hacer.
4) Los gobernantes están sometidos a elecciones periódicas.
Cada una de ellas surgió de escoger entre varias alternativas. Se optó por las elecciones en
lugar de las loterías a lo monarquía hereditaria. La libertad de opinión fue una alternativa para
los mandatos imperativos y la revocación. El constitucionalismo se adoptó como una limitación
a la regla de la mayoría simple. Las elecciones periódicas se escogieron sobre los términos
vitalicios.
-Segunda: ¿Por qué, entonces, se prefirieron estas instituciones sobre otras alternativas?
Estas instituciones son las que mejor combinan la autoridad necesaria para que los
representantes estén capacitados para gobernar con las precauciones que aseguren que lo
harán bien, en salvaguarda del interés de los representados. También garantizan a los
representantes autoridad para mandar, pero no confían en que posean la virtud de hacerlo
bien; a tal efecto, introducen varias precauciones verticales y horizontales.
La democracia moderna es, diría Manin, un sistema elitista o un sistema aristocrático. Según
Aristóteles es una oligarquía: gobierno de unos pocos. Pero es una oligarquía competitiva:
somos gobernados por otros pero los escogemos y los reemplazamos con nuestros votos. Esto
es lo distintivo de las democracias: los gobernantes son seleccionados mediante elecciones.
En todas las democracias modernas, diferentes funciones de gobierno son desempeñadas por
órganos separados, que se controlan y se equilibran siguiendo disposiciones constitucionales.
No se trata sólo de las tres funciones clásicas (legislativa, ejecutiva y judicial), sino también de
algunas nuevas funciones que caracterizan a los Estados modernos y que están asignadas en
algunos cuerpos específicos. En los países federales, esta estructura es aún más compleja,
dado que las provincias conservan poderes en estas materias que se han reservado para sí.
Está muy difundida la afirmación de que los gobiernos que son electos con poderes divididos
y limitados constitucionalmente actúan en forma representativa. Ejemplo: Dahl afirma que
"una clave característica de la democracia es la continua capacidad de respuesta del gobierno
a las preferencias de los ciudadanos "; Riker: "la democracia es una forma de gobierno en la
cual el gobierno es plenamente responsable antes los gobernados"; Schmitter y Karl: "la
moderna democracia política es un sistema de gobierno en el cual los gobernantes son hechos
responsables por sus acciones en el dominio público por los ciudadanos”. Estas afirmaciones
son hipótesis y deben ser examinadas como tales.
-Tercera: ¿Por qué los gobiernos han de ser representativos?
Existen cuatro respuestas genéricas:
1) Porque sólo aquellas personas que tienen espíritu público se proponen a sí mismas para
servir al pueblo y son incorruptibles por el poder mientras están en el cargo.
2) Porque mientras los individuos que se postulan a sí mismos para el servicio público difieren
en sus intereses, motivaciones y competencias, los ciudadanos utilizan efectivamente su voto
para escoger a los buenos candidatos.
3) Porque si bien quien ocupa un cargo puede querer perseguir intereses o valores particulares
y onerosos para el pueblo, los ciudadanos usan efectivamente su voto para amenazar a
aquellos que pudieran apartarse del camino virtuoso, con la posibilidad de expulsarlos de su
cargo.
4) Porque los poderes separados del gobierno se controlan y equilibran uno al otro de forma
tal que, juntos, terminan actuando de acuerdo con los mejores intereses del pueblo.
La primera hipótesis no se debería desestimar. Muchas personas buscan un cargo público
porque quieren servir al pueblo, y muchas otras permanecen dedicadas al servicio público
mientras están en el poder. No le prestamos mucha atención a esta posibilidad porque esta
forma de asegurar la representación no es distintiva de la democracia. Los dictadores también
pueden ser representativos: si ellos conocen lo que el pueblo quiere y deciden procurarlo,
nada impide que lo hagan.
Pero la conexión entre democracia y representación no se puede basar en el azar: quién
resulta circunstancialmente ser el dictador. Y ciertamente, una afirmación central de la teoría
democrática es que la democracia hace sistemáticamente que los gobiernos sean
representativos.
Los representantes deben ser responsables por los resultados de las medidas que adoptan.
"Un gobierno que simplemente cede ante las demandas, que simplemente se entrega, resulta
ser altamente irresponsable, resulta ser un gobierno que no está a la altura de sus
responsabilidades.
El problema central en las democracias modernas es el de cómo elegir buenos gobernantes y
cómo fortalecer las instituciones para que los malos gobernantes no lleguen al poder, o
quitarlos de manera pacífica.
(Representación Sartori.pdf)
1. INTRODUCCIÓN
La cuestión de la abstención en el ejercicio del voto y las motivaciones que la generan requiere
de aclaraciones, tanto en su sentido mismo como en las implicaciones que válida y
jurídicamente pueden asignársele.
2. CONCEPTO DE ABSTENCIONISMO
7. RESPUESTAS AL ABSTENCIONISMO
Nos interesa abordar la cuestión de las medidas que pueden adoptarse para reducir la
incidencia, persistencia o tendencia ascendente del abstencionismo. Este tema está
mediatizado por los dos precedentes en esta contribución: el carácter del voto y el significado
e implicaciones que atribuyamos al abstencionismo. Por el primero, ya que algunas de las
propuestas no pueden ponerse en práctica si se dispone que el voto es exclusivamente un
derecho. Así, habría una contradicción entre este principio y la implantación del “voto
obligatorio”, puesto que se estaría estableciendo una consecuencia no derivada de las
características del derecho y que excede en mucho las necesidades de “garantía”.
Por el tema del significado y las implicaciones, porque si se adopta una posición afín a las que
consideran el abstencionismo una escogencia racional de cierta utilidad social, no sería válido
ni congruente propulsar programas que estimulen la participación por medio del voto y,
menos aún, medidas que sancionen el ausentismo electoral. En otras palabras, para aplicar
una amplia gama de medidas a favor del voto y en contra del abstencionismo debe
conceptualizarse el voto como algo más que un derecho y el abstencionismo como un
fenómeno que tiene consecuencias negativas para el sistema democrático. Y también hay una
clara relación entre las posibles respuestas y las categorías o tipos de abstencionismo, puesto
que hay un abanico de opciones que es posible aplicar, por lo cual las dividiremos en función
de este criterio:
a) Respuestas relacionadas con el sistema electoral (en sentido amplio).
Buena parte de la doctrina ha encontrado en la figura del “voto obligatorio” una medida
adecuada para reducir las tasas de abstencionismo. Su adopción, sin embargo, depende de las
características de los respectivos sistemas jurídicos y tiene consecuencias onerosas, ya que
debe cuantificarse el costo de la puesta en práctica de las sanciones que se establezcan. Tiene
consecuencias sobre la percepción que se tenga respecto de la propia participación, al punto
de que puede percibirse la democracia no como una construcción de la libertad, sino como
una imposición del sistema. Y no es la única en el cuadro del sistema electoral: una reubicación
de mesas electorales, una depuración del padrón, una ampliación del plazo para inscribir
traslados de residencia en el caso del voto domiciliario, la eliminación de mecanismos como el
“colegio cerrado”, el impulso a medidas que faciliten el voto de las personas con
discapacidades físicas, son todas soluciones parciales que pueden contribuir a reducir el índice
de abstención. Cuando se trata del tema de lo “oneroso” relativamente hablando, que el voto
puede ser, se han hecho propuestas para ubicar las elecciones en fin de semana, declarar el
día de celebración feriado laboral y hasta compensar temporal o materialmente el ejercicio
efectivo del voto a fin de inclinar la balanza hacia el lado del beneficio y reducir el costo
relativo.
b) Respuestas relacionadas con la cultura política19 y la valoración del voto. Una de las
propuestas más frecuentes para la reducción de los índices de abstencionismo es la que
propugna por la inducción de una valoración más positiva del voto, de la responsabilidad
ciudadana que significa su ejercicio y de la necesidad de disminuir el abstencionismo. Para ello,
se propician instrumentos como las campañas de motivación ciudadana, para un efecto a corto
plazo y con frecuencia para un proceso electoral determinado, o la utilización de la educación
para la conformación de valores afines a la participación que luego se transformen en
actitudes distantes del ausentismo electoral voluntario. En el primer caso, es necesario
considerar que, por las características del abstencionismo ya estudiadas, deben ser bien
“direccionadas”, esto es, hacia estratos o contra percepciones precisamente determinadas. En
el segundo tipo de instrumentos, la educación formal e informal, la implantación de programas
que revaloren el voto requiere del esfuerzo conjunto de una multiplicidad de agentes, puesto
que hoy en día es tan importante la formación de valores por la acción de los medios de
comunicación como lo es la que se realiza en la escuela de una imprescindible continuidad en
su práctica, de la mano con la actualización que el cambio de circunstancias históricas trae
consigo.
Cabe advertir que la adopción de “respuestas” a un alto porcentaje de abstención debe
considerar la complejidad de causas y motivaciones, respetando, ciertamente, la validez de
una conducta abstencionista y la imposibilidad de su erradicación completa. Y, claro está, que
cualquier medida que se adopte debe ser congruente con las bases del régimen electoral y con
sus instituciones fundamentales.
En primer término, la respuesta que demos dependerá del tipo de organismo electoral y
específicamente de las facultades de que goce.
Lo anterior es fundamental desde el análisis del primer grupo de respuestas recién esbozadas.
La participación de un organismo electoral en la promoción de una reforma electoral en favor
del voto obligatorio o para la abolición de modalidades de votación poco favorables para la
participación electoral puede verse limitada por su incapacidad de iniciativa legislativa, lo que
obligaría a que ese esfuerzo estuviera mediatizado y no ejercido directamente.
Lo mismo puede decirse de la acción, en conjunto con otras entidades, en proyectos de
educación para promover la participación política. En pocas ocasiones podría afirmarse
contundentemente que hay un impedimento legal para que un organismo electoral tenga
presencia en estas iniciativas, pero hay un campo para la interpretación en ciertas instituciones
que limitaría la flexibilidad presupuestaria y funcional que se requiere.
Lo que sí resulta evidente es que hay un espacio válido para los organismos electorales en las
respuestas que se quiera practicar ante el abstencionismo.
En el primer bloque, porque no debería haber cambios en el sistema electoral sin que medie al
menos la opinión de los encargados de organizarlo y resolver sus conflictos. En el segundo,
porque la cuestión de la cultura política no puede estimarse ajena a la labor de un organismo,
salvo expresa prohibición, por las consecuencias directas que las situaciones relacionadas
tienen en el cumplimiento de su labor.
Conviene aquí recordar que muchos buscan asignar responsabilidad a la organización electoral
cuando crece el abstencionismo, sin tomarse el cuidado de analizar las raíces del fenómeno y
estudiar las posibles respuestas.
Y también parece correcto afirmar que hay medidas que un organismo electoral puede
adoptar, en el marco de su competencia, que contribuirían a estimular la participación política,
medidas que tienen que ver con la ubicación de las mesas o el sufragio de las personas con
discapacidades físicas y que pueden ser significativas cualitativa, si no cuantitativamente.
8. CONSIDERACIONES FINALES
Elecciones-mandato y elecciones-responsabilidad
Para un sector de la doctrina, las elecciones imitan una asamblea de democracia directa y la
plataforma vencedora se convierte en el mandato que el gobierno debe cumplir. Los partidos o
los candidatos formulan propuestas políticas durante las campañas y explican cómo esas
políticas afectarán el bienestar de los ciudadanos; los ciudadanos deciden cuáles de estas
propuestas quieren que sean implementadas y quienes serán los políticos que se encargarán
de ello; por último, los gobiernos las implementan.
Para otro sector, en cambio, las elecciones sirven para hacer a los gobiernos responsables por
los resultados de las acciones realizadas. En razón de que pueden prever el juicio de los
electores, los gobiernos se ven inducidos a escoger políticas que, a su juicio, habrán de ser
evaluadas positivamente por los ciudadanos a la hora de la próxima elección.
Según Przeworski: las elecciones no obligan a los políticos a implementar las plataformas
preferidas por los votantes. Los ciudadanos no tienen suficiente información como para
evaluar a los gobiernos electos, y la amenaza de no ser reelectos no es suficiente para inducir a
los gobiernos a actuar en beneficio del interés del público.
Para quienes conciben la representación como mandato es necesario examinar: 1) si las
campañas electorales son informativas, es decir, si los votantes pueden esperar en forma
justificada que los partidos hagan lo que proponen, y 2) si el cumplimiento con lo pautado en
la plataforma vencedora, el mandato, significa actuar siempre de acuerdo con el interés de los
electores. Se puede decir que el mandato-representación tiene lugar si la respuesta a estas dos
interrogaciones es afirmativa, es decir, si los partidos informan confiablemente a los votantes
acerca de sus intenciones y si implementar estas intenciones es lo mejor para los electorales
en esas circunstancias; sin embargo, siempre cabe la posibilidad de que los candidatos
instrumenten políticas que mejoren el bienestar de los votantes, aunque se aparten del
mandato: y, también de que se adhieran al mandato aun pensando que su puesta en práctica
no será lo mejor para los electores.
Quienes conciben la representación como responsabilidad (accountability) entienden que si
bien los ciudadanos no están capacitados para controlar a los gobiernos obligándolos a seguir
sus mandatos, lo podrían hacer si lograran inducirlos a aceptar que tendrán que dar cuenta de
sus acciones pasadas. Los gobiernos son responsables si los votantes tienen oportunidad de
discernir de qué manera están actuando. De esta manera, aquellos gobernantes electos que
proceden a conformidad con el interés de los ciudadanos posibilitan su reelección, mientras
que quienes lo hacen en sentido contrario, la pierden. La responsabilidad-representación tiene
lugar cuando: 1) los electores votan para conservar en su cargo al gobernante sólo cuando éste
ha actuado de acuerdo con sus intereses, y 2) el gobernante electo implementa las políticas
necesarias para ser reelecto.
La elección entendida como un medio para constituir una asamblea o determinar quién será el
titular de un cargo, es propia de las democracias indirectas o representativas. Si bien el
termino elección está conectado con el de representación, es importante advertir que también
hay actividad electoral en las democracias directas o semidirectas. En estas últimas hay
derecho al sufragio activo, aunque no pasivo. En todas ellas existe la condición de elector: para
elegir representantes, decidir acerca de una ley o una decisión política, en una democracia
directa, para optar por el SI o por el NO en un referéndum o una consulta popular, propios de
la democracia semidirecta.
Hay otras técnicas de designación. La designación por derecho de primogenitura. Por sorteo,
por nombramiento y por aclamación. La elección se diferencia únicamente en razón de su
procedimiento.
En una democracia representativa, la elección tiene como principal función servir de medio
para formalizar la representación política y, cumple funciones de importancia básica.
6-CONDICIONES
ELECCIONES COMPETITIVAS
ELECCIONES NO COMPETITIVAS
No hay una teoría para explicar las elecciones no competitivas solo situaciones históricas
concretas (en regímenes sin pluralismo político) en las cuales se procede a restringir
considerablemente e inclusive a eliminar por completo las implicaciones de las elecciones en
un sentido ontológico, la determinación democrática de la dirección política y la imputación de
la responsabilidad.
TEXTO COMPLEMENTARIO
CLASE 1
DERECHO ELECTORAL
DEMOCRACIA
El término Democracia proviene de los vocablos griegos demos que significa gente y
kratos que significa autoridad o poder.
"... un gobierno conducido con el consentimiento libremente otorgado por el pueblo".
"La forma de gobierno en el que el control político es ejercido por todo el pueblo,
directamente o a través de la elección de representantes."
"La palabra democracia significa 'gobierno del pueblo". Una democracia es un sistema
en el cual el pueblo puede cambiar sus gobernantes de una manera pacífica y al
gobierno se le concede el derecho a gobernar porque así lo quiere el pueblo.
Los ciudadanos tienen derecho a expresarse libremente sobre todos los asuntos
políticos, sin riesgo de ser castigados por el Estado
Respeto
DESAFIOS
Cada vez esperamos más de la democracia no sólo como un asunto de reglas de política
y representación, sino como una manera para resolver necesidades básicas apremiantes.
Se da una extraña situación, donde mientras millones de personas han ido ganando el
derecho a elegir sus líderes, pareciera que sus decisiones se están volviendo
irrelevantes.
Resulta paradójico que a pesar que la democracia se ha estado expandiendo en todo el mundo,
crece un profundo desencanto con los procedimientos de la democracia.
• En casi todas las democracias actuales, vota menos gente que antes, aumentan los niveles de
desconfianza en los políticos y son cada vez menos quienes se interesan en actividades
partidistas.
• Existe una crisis generalizada de representación. Los partidos políticos, agentes clásicos de
representación se encuentran en crisis o han desaparecido casi por completo en algunos casos.
•Aprovechando las nuevas tecnologías, la gente se organiza y busca hacerse escuchar
directamente.
La primavera árabe, los movimientos estudiantiles en Colombia y Chile, las multitudes
protestando en las calles desde Washington hasta Madrid, protestando por el excesivo poder de
los más ricos, son los ejemplos que cunden hoy en el mundo.
la corrupción,
El 56% de los ciudadanos apoya la democracia, pero únicamente el 39% está satisfecho con su
funcionamiento
(Latinobarómetro, 2013).
Las democracias parecen en crisis. Sin embargo, esta se relaciona más con los resultados
producidos por los gobiernos que por el sistema democrático mismo. Es una crisis “en” la
democracia más que “de” la democracia.
Los latinoamericanos están insatisfechos con la situación que rige en la actualidad y exigen cada
vez más de sus democracias, de sus instituciones y de sus gobiernos. Hay una demanda
creciente por mayor transparencia, mejor liderazgo y por políticas públicas que funcionen.
A nivel nacional, el porcentaje más alto de abstención desde 1946 fue en las legislativas
de 2001, en plena crisis, cuando alcanzó el 26% del padrón.
2017
Entre el 70 y el 73% del padrón electoral a nivel nacional votó en las Primarias Abiertas
Simultáneas y Obligatorias (PASO)
Fueron las primarias que menor cantidad de personas atrajeron a las urnas.
Según el sitio oficial de los resultados, las provincias con mayor participación fueron
Tucumán (78,79%), Neuquén (78,06%) y Mendoza (77,38%). Del otro lado, en los
distritos donde hubo menor concurrencia a las urnas fueron Catamarca (64,03%), La
Rioja (64, 85%) y Salta (65,59%).
Los votos que se suman para llegar a ese porcentaje son los "afirmativos válidamente
emitidos". En ese sentido, los votos en blanco son "válidos", pero no son "afirmativos";
es decir, integran la torta del 100 por ciento de los votos, pero no se computan a la hora
de determinar qué porcentaje final obtuvo cada candidato.
Hay 1000 votos válidos con la siguiente distribución: 440 para el candidato A; 320 para el B;
191 para el C; y 49 votos en blanco.
Pero como los votos en blanco no son afirmativos, el universo a tener en cuenta suma
951 votos. Así, el candidato A sacó el 46%; B, el 33%; y el C, el 20%. Es decir, el
candidato A gana en primera vuelta porque obtiene más del 45 por ciento de los votos.
Hay 1000 votos válidos con la siguiente distribución: 400 para el candidato A; 301 para el B;
200 para el C; y 99 votos en blanco.