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MAYORDOMIA DE LA MENTE:

Pensamientos de amor propio, convertidos en pensamientos de amor al prójimo.

El aprendizaje es un proceso sensible y complejo que precisa su tiempo y que puede ser
molesto, ya que aprender significa complementar y/o reemplazar nuestros viejos
conceptos, costumbres y actitudes por otros nuevos.
El Domingo pasado, hablamos sobre la inteligencia y el aprendizaje, 2 procesos básicos que
se dan a nivel mental; el día de hoy vamos hablar, no sobre un proceso psicológico básico;
pero si sobre un tema de básica importancia. Tema que tiene que ver con la mayordomía
de la mente y que ha generado, en la mayoría de las personas, problemas de toda índole:
El amor propio.

¿El amor propio? ¿Qué tiene, de relación, el amor propio con la mayordomía de la mente?
La falta de amor propio, genera inestabilidad emocional, desencadenando problemas de
autoestima y pensamientos denigrantes; y en ocasiones, aunque no genere pensamientos
denigrantes conscientes, se relaciona con actitudes y conductas relacionadas a la falta de
amor propio, como son la falta de capacidad o desconfianza en que podemos hacer cosas
de importancia, la incompetencia, la prepotencia, la envidia, la arrogancia, la impaciencia,
malicia hacia los demás y el actuar con ventaja, avaricia, el rencor y/o resentimiento, entre
otras.

Colosenses 3: 8-17

Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos
despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la
imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego
ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el
todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera
que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de
amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que
asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more
en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos
espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

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