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Son autopoiéticos los sistemas que presentan una red de procesos u operaciones (que lo define
como tal y lo hace distinguible de los demás sistemas), y que pueden crear o destruir elementos
del mismo sistema, como respuesta a las perturbaciones del medio. Aunque el sistema cambie
estructuralmente, dicha red permanece invariante durante toda su existencia, manteniendo la
identidad de este. Los seres vivos son en particular sistemas autopoiéticos moleculares, y que
están vivos sólo mientras están en autopoiesis
Para Maturana, la autopoiesis es la propiedad básica de los seres vivos puesto que son sistemas
determinados en su estructura, es decir, son sistemas tales que cuando algo externo incide sobre
ellos, los efectos dependen de ellos mismos, de su estructura en ese instante, y no de lo externo.
Los seres vivos son autónomos, en los que su autonomía se da en su autorreferencia y son
sistemas cerrados en su dinámica de constitución como sistemas en continua producción de sí
mismos.
Características
Límites autodefinidos
Los sistemas autopoiéticos celulares están delimitados por un material dinámico creado por el
propio sistema. En las células vivas el material limitante es la membrana plasmática, formada
por moléculas de lípidos y atravesada por proteínas de transporte fabricadas por la propia célula.
Las células, el sistema autopoiético más pequeño, son capaces de producir más copias de sí
mismas de manera controlada. Así, la autopoiesis se refiere a los aspectos de autoproducción,
automantenimiento, autoreparación y autorelación de los sistemas vivos.
Desde esta perspectiva, todos los seres vivos —desde las bacterias hasta los humanos— son
sistemas autopoiéticos. De hecho, este concepto ha transcendido aún más hasta el punto en
que el planeta Tierra, con sus organismos, continentes, océanos y mares, es considerado un
sistema autopoiético.
Son autónomos
A diferencia de las máquinas, cuyas funciones están diseñadas y controladas por un elemento
externo (el operador humano), los organismos vivos son completamente autónomos en sus
funciones. Esta habilidad es lo que les permite reproducirse cuando las condiciones ambientales
son adecuadas.
Los organismos tienen la capacidad de percibir cambios en el entorno, los cuales son
interpretados como señales que indican al sistema cómo responder. Esta capacidad les permite
desarrollarse o disminuir su metabolismo cuando las condiciones ambientales lo ameritan.
Lo anterior quiere decir que para que una célula produzca otra similar se requiere de ciertos
procesos, como la síntesis y el ensamblaje de nuevas biomoléculas necesarias para formar la
estructura de la nueva célula.
El cierre operativo de un sistema no implica que este sea completamente cerrado. Los sistemas
autopoiéticos son sistemas abiertos a la interacción; es decir, todos los sistemas autopoiéticos
tienen contacto con su entorno: las células vivas dependen de un intercambio constante de
energía y materia necesaria para su existencia.
No obstante, la interacción con el medio ambiente está regulada por el sistema autopoiético. Es
el sistema el que determina cuándo, qué y a través de qué canales se intercambia la energía o
la materia con el medio ambiente.
Por ello, se busca en esta sección comprender y describir la autopoiesis como un concepto
primordial para observar la capacidad de cambios en procesos concatenados, los cuales
permiten una invariancia de los sistemas vivos. Luego, a partir de la definición del concepto de
autopoiesis, vincularlo con las organizaciones (empresas) y describirlas, además de
comprenderlas como sistemas autopoiéticos.