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Historia, antropologia y fuentes orales

Fuera de contexto: la hermenéutica geertziana en la historia cultural y en la arqueología


interpretativa
Author(s): Carlos Reynoso
Source: Historia, Antropología y Fuentes Orales, No. 44, Hermenéuticas (2010), pp. 73-96
Published by: Historia, antropologia y fuentes orales
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/24671803
Accessed: 02-09-2019 23:01 UTC

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Fuera de contexto: la hermenéutica "ü


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geertziana en la historia cultural 1


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y en la arqueología interpretativa m
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Carlos Reynoso 3
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ción
«Una antropología que abdique de la de ideas descontextualizadas es un m
&

búsqueda de teorías explicativas deproceso


la usual, a menudo sucede también 0

que ciertas especialidades adoptan mo


cultura y de la sociedad a favor exclu
sivamente de interpretaciones de dalidades
cul de teorización (pomposamente
turas y sociedades específicas es una
promovidas a paradigmas, giros o reñ
guraciones de las ciencias sociales) que
antropología cuyo atractivo devendrá
confinada a estudiosos cuya curio en otros campos de la práctica cien
sidad intelectual se limite a (y cuyo
tífica ya no son apreciadas porque dis
apetito intelectual se nutra de) tan
cos de haber rendido lo que se esperaba
de ellas. Cuando los programas teóricos
tumbres extrañas de pueblos exóticos.
Para el resto, [...] este objetivo no viajan
pro de un contexto disciplinar a otro,
duce sino anorexia curiosa; en otras las críticas que con razón o sin ella se les
palabras, aburrimiento. han formulado se quedan en casa; mo
Melford Spiro, "Cultural relativism vimientos intelectuales que se han tor
and the future of anthropology" nado periféricos en su ámbito doméstico
se redeñnen en otras partes no ya como
Introducciók representativos del pensamiento en otra
En las ciencias humanas siempre ha es disciplina, sino como apropiaciones que
tado bien visto repudiar las gendarmeríasencapsulan la disciplina misma.
disciplinares, transgredir los límites, in Sería fácil proporcionar referencias a
tegrar ideas nacidas en otras partes, de estos desfasajes, ya que algunos de és
sagraviar pensamientos heterodoxos, tos se han tornado clásicos en un géne
ro que bien podría caracterizarse como
fusionar los géneros, exaltar la fertiliza
ción cruzada y las hibridaciones, poner importación de teorías y métodos en es
las reglas colegiales en tensión. Pero altado de alta problematicidad. En los es
menos cuando prevalecen ciertos órdetudios culturales, por ejemplo, justo en
nes retóricos propensos a la discursiviel momento en que el concepto de cul
dad, las relaciones entre disciplinas puetura estaba siendo puesto en jaque en la
den llegar a ser un campo propicio para antropología sociocultural, los departa
la cristalización de malentendidos y la mentos de letras descubren las bondades

floración de estereotipos. Precisamente de definiciones esencialistas y omnia


debido a que las mismas o parecidas for barcativas de cultura que se remontan
mas teóricas se encuentran en las disci por lo menos al relativismo boasianismo
plinas más disímiles y a que la circula (véase Murdock 1972: 19; Abu-Lughod

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1991; Brightman 1995; Betzig 1997;


tualizaba en The Development of Cog
Bruman 1999). Años más tarde, por aña nitive Anthropology (1995: 249) que la
didura, la antropología re-importaría antropología
el simbólica/interpretativa ya
concepto de cultura previamente toma era por entonces una agenda largamen
do de la antropología evolucionista del
te abandonada. Algunos años antes, en
1989, Edmund Leach había asegurado,
siglo XIX por el estudioso cultural Ray
mond Williams luego de que éste renuncon la mirada distante y la impunidad
ciara a usarlo por no haber sido capaz,
que le garantizaba su extranjería, que la
según él mismo admite, de elaborarlo antropología interpretativa geertziana ya
satisfactoriamente en términos teóricos se encontraba en vías de salida, en espe
(Williams 1979: 154). cial entre los profesionales jóvenes (Leach
Halagado por su protagonismo en la
1989: 137). Parecidos juicios se deben a la
encrucijada de las metáforas que van y
pluma de un antiguo doctorando dirigido
vienen, el mismo Clifford Geertz [1926
por Geertz, nada menos que el "cosmopo
lita crítico" Paul Rabinow:
2006], principal referente de la antropo
logía interpretativa, celebraba el espíri
tu de transgresión, aunque para ello tu «Infortunadamente, aunque Geertz ha
viese que implicar autores cuyo nombre presentado variantes de su posición
prefería callar en otros contextos: durante lo que ya son décadas, nun
ca ha desarrollado sus perspectivas so
«Antropólogos norteamericanos escri bre la forma en que procede este pro
ben la historia de la guerra de las Fiji, ceso de figuración [simbólica]. Ni,
historiadores ingleses escriben la et fundamentalmente, lo ha practicado
nografía de los cultos a los empera él mismo. En After the Fact, igual que
dores romanos. Libros que se llaman otras producciones suyas de años re
La Historia Antropológica de ¡a Italia cientes, Geertz profiere opiniones con
Moderna Temprana (por un historia soberano aplomo, pero no afronta di
dor), o Islas de Historia (por un an rectamente ni extiende las figuras, re
tropólogo), o Europa y los Pueblos sin tóricas o lo que fuere, que están ac
Historia (por un antropólogo), o Retualmente en la agenda de la discipli
beldes Primitivos (por un historiador) na, por más amplitud con que se las
parece bastante normales. También lo interprete. (...) Hay muchas cosas que
parece uno que se llama Anthropologie uno podría decir sobre el aislamiento
der Erkenntnis, cuyo tema es la evo de Geertz (y su ubicación institucio
lución intelectual de la ciencia oc nal), pero quizá la más relevante para
cidental. Todo el mundo parece estar aquéllos interesados en la significación
metiéndose en los asuntos de todos los es que esta instancia de sostenida falta
demás» (Geertz 1990: 324) de compromiso con los nuevos modos
de pensar es una de las formas funda
Dada las ajenidad de los conceptos, sin mentales en que los sistemas interpre
embargo, más de una vez sucede que las tativos pierden su pertinencia y se van
ideas que se trafican ya están vencidas en de la escena» (Rabinow 1996: 888)
su lugar de origen. Roy DAndrade pun

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Fuera de contexto

Algo es seguro: la antropología in alguna, el significado y la hermenéutica


terpretativa no es un movimiento que primero que cualesquiera otras, y que
se esté expandiendo hoy en día, ni relos "sistemas" allí nombrados "sólo eran
presenta una formulación en estado de títulos" que designaban "alguna clase
arte. Ya no se puede proclamar la no de coherencia interna" (Geertz 2002).
vedad de la propuesta, pues hace un ter I don't do systems, escribió más tarde
cio de siglo que los autores principales (2000: x); así como ficción no signiñ Üb®?

están en lo mismo o en algún empeño caba ficción, en el otro extremo sistema


sustituto, y los resultados no parecen ser tampoco quería decir sistema: descon
congruentes con el lapso transcurrido ycertante paradoja, por cierto, ya que el
los esfuerzos que se le consagraron. Noproblema con el pensamiento de Geertz i

estoy implicando algo tan frivolo cono radica precisamente en su pobreza de


mo que un estilo de escritura se pasó devocabulario.
moda: en este trance han habido de por La misma inconstancia programática
medio rendimientos decrecientes, pro se manifestó con la invocación geertzia
blemas intratables, paciencias agotadas,na de la idea de "ciencia", un término
degradaciones que se iniciaron el misma que proliferó algunos cientos de veces en
día en que se lo formuló. Efectivamen sus dos grandes compilaciones interpre
te, la ejecución del programa geertziatativas; pero ya en los noventas, en una
no nunca rayó a la misma altura que suentrevista sostenida con Richard Han
manifiesto, ni aun cuando fuese el pro dler, Geertz se refiere a "eso de la cien
pio Geertz quien lo llevara adelante. cia" [the science thing], aduciendo que
Es por esa misma tendencia a la entro "Yo nunca realmente compré eso, pero
pía y a las consecuentes operaciones de elaboré la idea; incluso intenté hacerlo
aggiornamento que el historiador o an alguna que otra vez, pero luego me ren
tropólogo neo-geertziano hará bien en dí. [...] Vengo de un background no-cien
guardarse de atribuir a Geertz iniciatíñco [...] y nunca me compré semejante
tivas sesentistas o setentistas que éste cosa" (Handler 1991: 607, 608)1.
mismo descartara con sorna en sus úl

timos años. Hace rato que, por ejemplo,


1. Por supuesto que no sólo la compró sino que más
Geertz dejó de hablar de sistemas. Mien
de una vez intentó vendérnosla. En "Descripción
tras en La Interpretación de las culturas
densa" llegó a escribir: "En este campo de estudio,
todavía había lugar para incluir capítu
que tímidamente (aunque yo mismo no soy tímido
los como "La religión como sistema al respecto)
cul pretende afirmarse como una ciencia,
no cabe semejante actitud. No hay razón para que
tural" de 1966 y "La ideología como sis
la estructura conceptual de una interpretación sea
tema cultural" de 1964, y hasta en menos
Conoformulabie y por lo tanto menos susceptible
cimiento local (1983) se incluían "El
de sen
sujetarse a cánones explícitos de validación que
tido común como sistema cultural" de la de una observación biológica o la de un experi
mento físico." (1987: 35). Apenas semanas antes de
1975 y "El arte como sistema cultural"
la entrevista con Handler, en un comentario a un ar
de 1976, nuestro autor admitiría mucho
tículo de Michael Carrithers en la misma revista Cu
rrent Anthropology, ofendido por las creencias que se
después que él no posee ni ha poseído
le imputaban, expresó textualmente: "Yo no creo que
nunca una concepción sistemática (ola si
antropología no sea o no pueda ser una ciencia"
quiera una "teoría") referida a cuestión
(Geertz 1990: 274).

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que en antropología cultural se hable


Es por ello que en este ensayo me pro
de modelos procesuales para hacer refe
pongo establecer, en el espacio de un cam
rencia a los estudios no-estructurales o
po acotado, qué se ha hecho de las aventu
anti-estructuralistas de un Victor Tur
ras extradisciplinarias de la antropología
ner o sobre todo un Clifford Geertz (Ro
interpretativa y del jardín de rosas que
saldo 1984; Vincent 1986). El mismo
llegó a augurar; me interesa sobremanera
nicho está ocupado por doctrinas con
indagar por qué el ajuste de viejas ideas
en nuevos emplazamientos distó de ser nombres antónimos. En ambos casos las
satisfactorio aun cuando haya tenido contrafiguras
su esgrimidas en ambas dis
ciplinas como lo opuesto a los modelos
cuarto de hora. En el tratamiento y diag
simbólicos difieren: en arqueología se
nosis de las relaciones entre antropología,
trata de un paradigma sistémico, en an
historia y arqueología en tiempos recien
tes, consideraré solo algunos de lostropología
es la figura de paja es con más
tudios de la antropología histórica de frecuencia
la el estructuralismo, reputado
corriente principal hermenéutica, decomo la un pensamiento estático y manda
historia cultural y la arqueología que rinista
re por el propio Geertz (1987: 287
flejan con mayor nitidez el impacto de la 298). Como quiera que sea, para algunos
interpretación a la manera geertziana.autoresEl Clifford Geertz, en contraste con
examen de los estudios con toques fou el sincronismo inherente al estructura
caultianos o con influencias de las teorías lismo, sería el antropólogo que permitió
de la práctica, interesantes como lo son,reivindicar la historia y vincular de al
quedará por ahora diferido. Salvo algunaguna manera lo micro con lo macro, el
referencia marginal que será explícita plano del invididuo con el de la cultura.
mente señalada, dejaré fuera de conside La idea de que hay un individualismo
ración la historia cultural realizada bajo implicado en el enfoque geertziano, sin
el influjo de los estudios culturales y delembargo, puede impugnarse con facili
posmodernismo, así como la etnohistoriadad. Contrariamente a la creencia esta
de la misma orientación teórica, asuntos blecida, Geertz nunca concedió espacio
sobre los que no reclamo competencia oa la perspectiva del sujeto. Más aún, pu
sobre los que existen ya diversos surveysso en crisis el mismo concepto occiden
relativamente adecuados (p. ej. Reynotal de individuo y proclamó que "la cul
so 2000; Van Young 1999). La pregunta tura es pública, porque el significado lo
ahora es cómo fue que Clifford Geertz se es" (Geertz 1987: 26). Hasta el sujeto fue
encontró con la historia y cómo luego éspara él relativo y tal vez ilusorio (op.
ta se encontraría con él. cit.: 43-59). Aunque escribió un artícu
lo célebre cuyo nombre parece exaltar la
La historia en la antropología perspectiva del actor (individual), "From
Habla a las claras de la falta de coordi the native's point of view", Geertz jamás
nación y sincronía entre las disciplinas prestó la voz a actor alguno, reserván
que en arqueología se hable de modelos dose el derecho de interpretar él mismo
pos-procesuales como aquellos que se la cultura (Geertz 1977; Watson 1989).
oponen al paradigma cientificista de la Un posmoderno típico, Vincent Cra
panzano, cree que, a despecho de las pre
Nueva Arqueología de Binford, mientras

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Fuera de contexto

tensiones hermenéutico-fenomenológicas, y desencuentros teóricos, ha sido parti


no hay tampoco en los escritos de Geertz cularmente destacado en esta especie de
comprensión del nativo desde el punto de confusión categorial. Sabido es que Pierre
vista nativo. Solo se construye una comBourdieu lo sacó con cajas destempladas
prensión de un punto de vista construido cuando, tras haberlo calificado como un
de nativos también construidos. Geertz autor de orientación hermenéutica, Mar
no ofrece ninguna evidencia especifi
cus lo consideró afín al ideario posmo
cable para sus atribuciones de inten
derno y lo trató como tal. La confusión
de Marcus en el caso Ginzburg ha sido
cionalidad, para sus afirmaciones de sub
jetividad, para sus declaraciones de aun
ex más patente. Escribe aquél, como si
periencia. Las construcciones de Geertz
sus peripecias domésticas fueran tan im
parecerían no ser más que proyeccionesportantes como los acontecimientos de la
noche
(o confusiones) de su punto de vista, de en el Monte de los Olivos:
su subjetividad, sobre la pantalla proyec
tiva de un nativo abstracto. Crapanzano«Cario Ginzburg asistió al primer en
observa que Geertz nunca nos presentacuentro de nuestra discusión informal
una relación yo-tú, un diálogo cara a ca de los miércoles entre los investigado
ra a propósito de la lectura de los preres visitantes del Centro Getty, que se
suntos textos. Solo se nos muestra una concentraba, sesión por sesión, en la
naturaleza
relación yo-ellos, en las que incluso el de las críticas internas de
"yo" desaparece, reemplazado por la voz
aquel entonces en las disciplinas de las
ciencias humanas. En esta primera se
de una autoridad invisible y omnisciente
(Crapanzano 1986). Agregaría a estos elesión estábamos poniendo en foco a la
mentos de juicio la constatación de que el antropología y la crítica de su práctica
nativo geertziano es anónimo, colectivo,central de etnografía basada en el vo
mudo e innominado y que la observación lumen Writing Culture, editado por Jim
geertziana, de manera tan mordaz como Clifford y yo mismo. Basado en mi fa
explícita, es cualquier cosa excepto parmiliaridad con sus trabajos anteriores,
ticipante (Geertz 1987: 31-32). yo esperaba que Ginzburg, a diferencia
La lección metodológica a sacar de esto
de otros presentes, mostrara simpatía
es que el primer requisito de una extra hacia la crítica de la retórica etnográ
polación en regla ha de ser la fidelidadfica. No fue así. Me encontré incómo
literal. Muchas veces sorprende que los damente empujado por Ginzburg para
extrapoladores, más todavía que los simdefender algunas de las afirmaciones
ples acólitos, pongan en boca de un pende Jim Clifford en la introdución de
ese volumen concernientes a la posibi
sador ideas que éste jamás suscribiría. A
propósito de las afinidades ideológicas, es
lidad del realismo descriptivo después
de una amplia exposición de la cons
habitual encontrar autores que alinean el
pensamiento de Geertz con el de los postrucción de la retórica y la autoridad
modernos, o con cultores de ciertas va objetivante de la etnografía. Ginzburg
riantes de la historia cultural como premismo tomó una posición sorprenden
temente testaruda y polarizante [ale
valentemente lo es Cario Ginzburg. Geor
ge Marcus, gestor de muchos encuentrosgando] que existe una realidad real y

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que ella es el objeto de la investigación de describir según los modelos precons


histórica (y etnográfica) y que la crí truidos del pensamiento político occi
tica en la forma en que la había plan dental. "Despotismo ilustrado", "tira
teado Clifford divergía peligrosamente nía", "burocracia", etcétera, son términos
de las pautas del scholarship histórico» inadecuados para dar cuenta de él. Más
(Marcus 1991: 397-398). bien Negara era una especie de estado
teatro, en el que el ejercicio del gobierno
La primera moraleja metodológica en asumía la forma de una representación.
el traspaso de las ideas de un lado al Geertz propone, en consecuencia, el uso
otro de las divisorias disciplinarias es, de metáforas escénicas en el marco de
entonces, si se quiere estar a salvo del una concepción semiótica del análisis
Síndrome Marcus del diagnóstico epis (p. 28, 177-215)2. Ésta es, dicho sea de
temológico sistemáticamente errado, paso, una de las metáforas dominantes
guardarse de las lecturas proyectivas y de la ciencia interpretativa cuyo poder
las tipificaciones atropelladas de los gé celebraba Geertz, contemporáneamente,
neros teóricos más todavía que de la im en "Géneros Confusos" (1980b). El máxi
propiedad ocasional de los modelos y de mo exponente de las figuras del lenguaje
las metáforas. dramáticas, procesuales y performativas
Pero no sólo los préstamos conceptua en antropología era por entonces, como
les pueden ser fallidos. En lo que atañe a bien se sabe, Victor Turner (1974); pero
su compromiso con la dinámica y la dia Geertz, sugestivamente, no lo nombra a
cronía, el texto geertziano del cual ca este respecto ni una sola vez.
be ocuparse es sin duda Negara (1980a). El texto ha sido diseñado con dos ni
Aunque los historiadores casi no presta veles de lectura: uno para público en ge
ron atención a su etnohistoria en compa neral en formato estándar, otro para los
ración con la revolución que entre ellos especialistas, algo más difícil de asimi
desató La Interpretación de las Culturas, lar, casi intimidante, al cual se accede si
ningún otro texto geertziano conjura tan se escoge leer las descomunales notas a
centralmente el problema de la historio pie de página en tipografía miniatura.
grafía. Ahora bien ¿cuáles son las con Es como Rayuela de Cortázar y es ori
tribuciones de Geertz a la metodología ginal. Pero mi visión es que este segun
de la historia o a la antropología histó do nivel iniciático no resiste el análisis:
rica propiamente dichas? ¿qué aportó su hay dos fallas esenciales en la estructu
enfoque que no tuviéramos antes? ¿por ra y ejecución del ensayo.
qué un ensayo que involucraba central La primera es la presunta instancia et
mente la problemática historiográñca nográfica (1980a: 19); la simple verdad
cautivó mucho menos a los historiadores es que en el texto hay muy poca etno
de lo que lo había hecho "Thick descrip
tion", que bien mirado no es sino un do 2. "Semiótica" ha de ser, igual que se ha visto que lo
cumento en código para experimentados eran "sistema", "ficción" y "ciencia", una forma de
decir ó faute de mieux. No hay en todo el tratamiento
connoisseurs antropológicos?
geertziano del asunto la menor referencia de carácter
Geertz afirma que Negara, el estado técnico a categorías usuales de la semiótica contem
precolonial de los balineses, es imposible poránea.

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grafía y que la que hay es corológica y co años antes. Pero igual que había su
filológicamente inservible: el texto es cedido en Agricultural involution (1963)
indisimulablemente un trabajo libresdos décadas atrás, los textos en holan
co, emanado de la consulta intensiva a dés no se explotan en el cuerpo del libro.
bibliotecas, que pudo haberse escrito en Hay también una docena de autores in
Leiden o en La Haya y que de hecho no donesios en general y balineses en parti
fue ni escrito ni dialogado en Bali. No cular mencionados en la lista bibliográ
hay datos emic, ni perspectiva nativa, ni fica al final de Negara: Ardana, Astawa,
notas de campo a integrar; no hay nada Bagus, Bhadra, Boekian, Kusuma, Rawi,
fuera de lo que dicen los libros, los del Regeg, Simpen, Soekawati, Sudhana, Su
propio Geertz en primer lugar. De haber dharsaba, Sugriva. El mensaje es que el
elementos etnográficos serían anacróni autor domina el corpus local en sus len
cos, pues está muy claro que en los dos guas originales y que puede que haya
o tres siglos implicados la sociedad cam cierta dosis de etnografía textual en ello.
bió. El mismo Geertz se opone al mito de Pero esta lista es espuria: en ningún lu
Bali como un "museo" (comillas irónicas gar de todo el libro se encuentra el me
incluidas) en el que se ha preservado in nor rastro de uso de alguno de esos tex
tacta la cultura precolonial (p. 19). Pero tos o el más breve registro de sus puntos
siendo todo lo contrario al antropólogo de vista. Ninguno de esos autores nativos
"procesual" que soñaba su amigo Renato escribió, en lo que a Negara compete, al
Rosaldo (1984), Geertz se desdice dos go que valiera la pena mencionar.
páginas más tarde (p. 21) porque es más Todo ponderado, Negara convenció
cómodo pensar que "esta isla pequeña y no más que a la mitad de los críticos.
apretujada, sin ser un fósil cultural, [es] En general resultó convincente para los
de todas maneras bastante conservadora antropólogos inclinados al geertzianis
culturalmente". Olvidados los sarcasmos mo, pero indigesta para los especialistas
de áreas o los historiadores más familia
sobre el museo de Thomas Raffles y otros
rizados con su propio métier. No sirve
gestos mordaces para entendidos, Geertz
pretende que la etnohistoria de Bali no
de mucho citar a los primeros, dado que,
varió en lo esencial entre la invasión de en su incapacidad para parafrasear los
significados de un texto saturado de
Majapahit en 1343 y la de los holandeses
sentidos desde el vamos, no han teni
en 1906 (pp. 231, 247) y que (para que su
etnografía resulte viable) cambió menosdo mejor idea que citarlo, produciendo
aún desde entonces hasta ahora. las párrafos más saturados de comillas y
La segunda falla concierne al sesgomantras de taller de toda la antropología
reciente. Pero las críticas de los historia
angloparlante de la bibliografía. Hay
abundancia de referencias a libros en ho dores y demás expertos son otra cosa y
landés, incluyendo los trabajos de Chrisayudan a poner el aporte antropológico
tiaan Hooykaas, el mismo estudioso enun poco más cerca de su justo lugar.
la tradición de Jaap Kunst con décadas El cientista político Benedict [Richard
de trabajo de campo y cabal conocimienO'Gorman] Anderson, de la Universidad
de Cornell, encuentra que la atrapan
to del idioma balinés que destrozara Kin
ship in Bali de los esposos Geertz cin te imagen del "estado-teatro" no ha si

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do explicada con cuidado ni aplicada


633). Más allá de estas fallas editoriales,
con sistematicidad. Acaba siendo escasa Färber encuentra la abigarrada parte tex
mente menos arbitraria y mucho menos
tual maravillosamente elaborada, pero se
precisa que, por ejemplo, «feudalismo». guarda muy bien de explicar por qué.
Más todavía, no sólo no es traducible Aun cuando encuentra que el estilo y
a términos de la cultura balinesa, sino el peso de este libro son los que cabe es
que resulta contraria a la concepción lo perar de la escritura florida y brillante de
cal de las relaciones que median allí en Geertz, el antropólogo Stephen Foster cree
tre el teatro y el estado. Es curioso, dice que este trabajo representa una contribu
Anderson, que Geertz nunca diga nada ción a la etnología balinesa que no mejo
acerca del fenomenal teatro balinés. «Por ra nuestra comprensión del simbolismo, el
último, Negara sufre de una prosa floridasentido y la significación. ¿Cómo llega el
y amanerada que demasiado a menudo autor a sus formulaciones pulidas y simé
llama la atención sobre el autor más quetricas? ¿Cuál es el camino entre los «da
sobre su objeto; y contiene demasiadastos» y el significado que se les atribuye?:
generalizaciones para tratarse de un tex
to que reprocha a otros estudiosos por «Dado que Geertz no afronta estas
que teorizan acerca de lo que ellos "no cuestiones, uno se pregunta si su ver
pueden saber"» (Anderson 1981: 1137). sión del análisis cultural ha llegado
Parecidas observaciones aporta la es al grado de agotamiento del paradig
pecialista en cuestiones oceánicas Carole ma. Están aquí ausentes los procesos
Farber cuando dice que «[e] 1 formato del interpersonales que generan la in
libro es a la vez innecesariamente frus terpretación, la auto-reflexión since
trante y engorroso; hace que uno se pre ra y un sentido de contienda con los
gunte sobre su sensatez editorial. Quizáconceptos y las situaciones. El círcu
sea irónico que en un libro tal haya se lo interpretativo está incompleto. El
mejante tensión entre la forma/contenidoantropólogo como persona, actor y
y el formato, que quedan batallando en la reactor, observador y analista, se ha
mente del lector. Su incongruencia deja excluido
a a sí mismo. El proceso inter
uno especulando sobre si se trata de otrapretativo debería ser inspeccionable,
afirmación meta-cultural a considerar, o tanto como lo es el discurso político y
si es simplemente una muestra de pobreritual de los balineses, a fin de que se
criterio textual» (Färber 1981: 570). puedan ponderar las inevitables dis
Dado que no hay en la primera modatorsiones poniendo sobre el tapete la
instancia del observador y su visión
lidad de escritura ninguna indicación en
personal» (Foster 1982: 222).
caracteres sub- o superescritos, continúa
Färber, el lector no tiene idea si existe al
Las apremiantes cuestiones de la an
guna nota que se relacione a su texto, de
tropología simbólica, prosigue Foster,
biéndose dedicar a un afanoso ida y vuel
ta a través de sus páginas ante la posisufren al embate de la mixtificación del
bilidad de que exista alguna aclaraciónproceso interpretativo que se deriva del
esencial. La misma observación realiza propio exotismo con que se ha imbuido
a la etnografía balinesa. ¿Se origina este
independientemente Valerio Valeri (1982:

80 HAFO, I. 44, 2010

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Fuera de contexto

estudio del estado-teatro en el esfuerzo mente débil (Howe 1982: 2219). También
para comprender los sistemas culturalesPeter Manning, en una reseña en la que
no hay mucho más destacable, reporta
o en la antropología de lo raro como fin
en sí mismo? Geertz proporciona un re que la elegancia de estilo que se atribuye
trato de Bali colorido y elocuente. Al ahaGeertz está a menudo presente hasta el
exceso (Manning 1983: 482).
cerlo, su trabajo invita a una interpreta
ción crítica ulterior que no es otra que la Eric Silverman (1990: 143), por último,
reconoce que Negara es una obra de fi
de la propia antropología de lo exótico3.
El sociólogo comparativo John Walton, na erudición pero la encuentra a la larga
de la Universidad de California en Davis,
insatisfactoria. Después de rechazar las
concepciones «periódicas» y «evolutivas»
articula una crítica parecida cuando di
ce que Geertz rara vez se ocupa de la la historia, observa Silverman, Geertz
de
esboza su propia doctrina; pero lo hace
forma en que las estructuras históricas
han sido destiladas de su trabajo etno
tan escuetamente que uno se pregunta si
gráfico. Esto es lamentable dado que en
su verdad ha puesto los pies en el asunto.
imaginativo programa -sostiene- po De hecho, Geertz no ofrece una teoría de
la historia. Dado que lee los significados
dría haber resultado sugerente tanto pa
ra la investigación histórica como para
a partir de la acción cultural con respecto
la etnografía (Walton 1982: 625-626). a símbolos idealizados de referencialidad
Tras resumir positivamente los conteestática, termina excluyendo el contex
nidos de Negara, también L. E. A. Howeto, la temporalidad y la historia. Aunque
alega que hay una fuerte tendencia a caracteriza
la la cultura como un patrón de
retórica en este trabajo que aunque significados
ra históricamente transmiti
ra vez oscurece los argumentos, ciertado -concluye el crítico- todavía le res
mente les confiere una solidez espuria.
ta explorar el proceso de transmisión o,
Despojado de las largas listas de metásiguiendo a Talal Asad, los procesos de
formación (Silverman 1991: 144). La his
foras ocasionalmente gratuitas y de las
descripciones de lo que las cosas no son,
toria continúa siéndole esquiva.
y despojado también de su estilo flori Los testimonios que acabamos de revi
do, a veces extravagante, se puede ver sar constituyen, en último análisis, un in
con claridad que la tesis reposa en unadicio de que el interpretativismo acaso no
fundamentación etnográfica particular logre evadirse de esa imposibilidad cons
titutiva de afrontar la historia por la que
el estructuralismo ha sido tan hostigado.
3. Aunque no es mi interés formular aquí un cues
tionamiento de la hermenéutica geertziana en su
La antropología en la historia
disciplina de origen, cabe decir que en ella (y en su
área de influencia inmediata) se ha manifestado unAun si, ante ciertos ojos, el geertzismo
clamor unánime en el sentido de que Geertz jamás
no es más que un retorno ingenuo a la es
especificó cuál es el camino que le ha llevado desde
pecie
la descripción hasta las interpretaciones. Véase Rose de empatia y objetividad alguna vez
berry (1982), Shankman (1984), Crapanzano (1986), promovida por los Rankeanos, la historia
M. Schneider (1987), PecoTa (1989), Spencer (1989),
culturalista ha devenido ahora la parte
Watson (1989), Alexander (1990), Silverman (1990),
más aplaudida de la disciplina, la nueva
Reyna (1994), Rabinow (1996), Douglas (1998),
Frankenbeny y PenneT (1999), Kuper (2001). guardia del cutting edge. Para fines de la

MARO, I. 44. 2010 81

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Carlos Reynoso

década de 1990, por sobre todo el globo,


11). Modelo antropológico quiere decir, en
los acólitos del culturalismo, encantados
este contexto, una estrategia interpretati
de servir a la metodología más de moda,
va o simbólica consagrada a descifrar sig
nificados (Krech: 349). Es como si el para
patrullan triunfalmente el actual camino
historiográñco hacia el futuro. digma adquiriera valor por originarse en
R. J. B. Bosworth (1999:93)el sitio menos pensado: la hermenéutica
no llega a la historia desde la crítica lite
Decía Geertz que lo que hace un an
raria, o desde los estudios bíblicos, o des
tropólogo es escribir, y que todo lo que
de la lingüística o la filosofía, sino deglu
escribe es necesariamente ficción (1987:
tida por un antropólogo que nunca se mo
28). No en el sentido de ficción comolestó siquiera en elaborarla metodológica
cosa falsa -atemperaba, con súbita mente
co más que a través de unos cuantos
bardía- sino en el de ficción como co flashes de brillante expresión aforística y
sa construida, articulada, cosa que no de abducción.
raptos
Cronológicamente el primer autor
compromete a nada pero que constituye
de quien cabe hablar a propósito de la
un arquetipo que se sigue radicalizando
en el imaginario de los epígonos aunque
convergencia entre antropología e histo
lo que terminen haciendo (describir,riain
(aunque en un registro proto-geert
ziano en su producción temprana) es
terpretar) sea en el común de los casos
quizá Roger Chartier. Representante de
poco riesgoso y más bien conservador.
una
Me atrevo a decir que el impacto de las variante más añeja de la historia
cultural, Chartier también representa
ideas de Geertz en la historia no guarda
un caso de impacto de las ideas antro
tanta relación con el influjo de la descrip
ción densa en tanto técnica innovadora,
pológicas en la historia que vale la pe
na situar como contraste con el de los
como con la ficcionalización y discursi
autores angloparlantes. Por empezar, su
vidad con las que a ella le está permitido
manifestarse. No podré demostrar ese tipificación
ex de las alternativas en ma
teria
tremo, estoy seguro, pero dejaré al menos de elección teórica (historia de las
ideas, historia de las representaciones,
palpitando la sospecha. No me propongo
historia cultural) es bastante distinta y
revisar para ello el conjunto de los cientos
de historiadores culturales en cuya representa
obra el legado de la venerable his
se puede discernir algún componente
toriografía de los Annates. Sus referen
geertziano. Los autores son innumera
tes antropológicos también delatan la
bles; sólo se primera línea se pueden dis
frenchness de su orientación la cual luce
por momentos decididamente arcaica:
tinguir figuras de la talla de Keith Baker,
Roger Chartier, Robert Darnton, Patrice
Higonnet, Lynn Hunt, Joan Landes, «[L]a
Sa historia cultural que nosotros
rah Maza, Mona Ozouf, Natalie Zeon Da
proponemos apunta a desplazar a
vis. Aun cuando después se integraran
[los] estudios clásicos. Por una parte,
otros componentes, desde mediados de los la noción de representaciones colecti
vas, tomada en préstamo a Mauss y a
ochenta a la fecha, en la historia cultural
Dürkheim, nos faculta para pensar de
de Francia y de otras partes, «el modelo
manera más compleja y dinámica las
antropológico reina supremo» (Hunt 1989:

82 HAFO. 1,44. 2010

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Fuera de contexto

relaciones entre los sistemas de perme ocuparé en seguida) reconocen esta


cepción y de juicio y las fronteras que obra de densa concentración en los senti
atraviesan el mundo social. [...] Por dos de los textos como una de sus princi
otra parte, el lenguaje no puede ya ser pales fuentes de inspiración. Aun cuando
considerado como la expresión trans Ginzburg prohijara unos años más tarde
parente de una realidad exterior o de el llamado paradigma indiciario que es
un sentido dado previamente. Es en su tableciera firmemente una hermenéutica

funcionamiento mismo, en sus figuras abductiva en los años 70 (y que se ase


y sus acuerdos, como la significación mejara mucho a la idea de la inferencia
se construye y la "realidad" es produ clínica) no hay ni en los textos que en
cida» (Chartier 2005: iv). carnan ese paradigma ni mucho menos
en el El queso referencia alguna al influjo
Chartier también alienta un concepto geertziano (cf. Ginzburg 1989).
de cultura que no cuadra con los que ha Como fuere, las diferencias horarias en
desarrollado la antropología reciente. Su tre las disciplinas y los prestigios agigan
concepción de las diferencias culturales tados por la mirada distante hicieron que
orilla peligrosamente el sentido de la di no pocos historiadores se abocaran diez
versidad de escolarización, como se pone años después de La Interpretación de las
de manifiesto en esta cita: «[La historia Culturas (1973) a escribir ficción históri
francesa de las mentalidades] tomó con ca como modo de recabar las tonalida

ciencia de que las diferencias sociales no des sutiles de mundos culturales alejados
pueden ser pensadas solo en términos de en el tiempo4. Acaso El retorno de Mar
fortuna o dignidad sino que son produ tin Guerre sea el ejemplo más conocido y
cidas o traducidas por distancias cultu exitoso; no todo el mundo leyó el libro de
rales. La desigual repartición de las ca Natalie Zemon Davis (1983), pero muchos
pacidades culturales (por ejemplo, leer y han visto sin duda la película; no quizá
escribir), bienes culturales (por ejemplo, la original con Gerard Depardieu pero sí
el libro) y prácticas culturales (actitudes la triste remake americana con Richard
ante la vida y ante la muerte) se con Guere. Zemon Davis, de hecho, publicó su
virtió en el objeto central de múltiples libro como merchandising derivado de la
investigaciones» (2005: 27). primera película, para la que fue contra
Otro autor frecuentemente aludido co

mo representativo de la historia cultural


4. Aunque ni el Chartier inicial ni Cario Ginzburg
concedan espacio al modelo de la descripción densa,
que entronca con el influjo de Geertz es,
todo el mundillo intelectual acabará identificando la
por supuesto, el Cario Ginzburg dehistoria
El cultural (precursores inclusive) con la concep
queso y los gusanos (1981), original de
ción antropológica geertziana. Y aunque Geertz haya
protestado con frecuencia contra la oleada de «dis
1976. Todos y cada uno de los elementos
de la historia cultural ulterior se encuen ciplinas y semi-disciplinas... precocidas y tardias», no
han sido pocos los historiadores que hicieron geertzia
tran allí, sólo que con un componente ca
nismo confundiéndolo con los estudios culturales (o a
si gramsciano de atención a la cultura de
la inversa), o que invocaron simultáneamente el giro
lingüístico y la deconstrucción (Geertz 2000: x, 16). A
las clases subalternas que el aristocrático
despecho de la pasión por el detalle y el significado no
Geertz nunca habría admitido. Autores
hay en este campo, hasta donde alcanza la vista, de
como Darnton y Zemon Davis (de quien
masiada discriminación entre una idea y su contraria.

HAFO, I. 44, 2010 83

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Carlos Reynoso

tada como consultora histórica. Se pue na también una idealización de la cul


de contar el desarrollo argumentativo tura
de cerrada y exótica frente a la visión
un libro, pero es un poco vil anticiparcomparativa
el que fuera parte y parcela de
desenlace de un filme, de modo tal que la antropología; como tal, ganó la calle
dejaré la trama del Retorno sin revelar.exactamente al mismo tiempo en que co
Lo que importa es de todas maneras su menzó a afianzarse el proceso de globa
vinculación con el modo descriptivo de lización, comprometiendo gravemente la
la hermenéutica geertziana más que otra relevancia de la antropología en el nuevo
cosa. La mejor vislumbre de esta analogía
escenario. Tras ese paso en falso, perdida
la visión de conjunto necesaria para tra
no procede del libro mismo sino de la elo
giosa revisión crítica de Donald Kelley:tar ese y otros asuntos con la congruen
cia contextual y el rigor requeridos, la
«[El libro] ilustra el creciente rappro
antropología interpretativa casi no hizo
chement entre la historia y la antro otra cosa que perder preeminencia y bo
pología, que valoriza lo que Clifford rrarse de la agenda de la avanzada an
Geertz ha llamado "descripción densa" tropológica de allí en más.
y más recientemente "conocimiento loLa Gran Matanza de Gatos y otros
cal". Para Davis los campesinos, y másepisodios en la historia de la cultura
en especial las campesinas, son gen francesa del americano Robert Darnton
te con impulsos sexuales tanto como (1984) sobrevino al año siguiente de pu
económicos y con tradiciones cultura blicado El Retorno de Martin Guerre, jus
les y recursos que han escapado a los to cuando los ex-discípulos y ex-admi
ojos de los historiadores más ortodoxos. radores de Geertz se confabulaban en el

simposio de Santa Fe de Nuevo México


El precio por este cambio de énfasis del
análisis causal a la reconstrucción de
para rebelarse contra el hermeneuta,
abominar del modelo interpretativo y
patrones históricos, de la evaluación
cuantitativa a la cualitativa, ha sido un la antropología posmoderna, de
fundar
cierto estrechamiento de la visión ycuyo
un surgimiento me he ocupado en otra
acortamiento de la mirada; peroparte tam (Reynoso 1991). Desde entonces el
bién ha restaurado profundidad así modelo
co geertziano ha tenido más éxito,
lejos, en arqueología interpretativa, his
mo humanidad y color a la comprensión
histórica» (Kelley 1984: 254). toria y estudios culturales de lo que fue
ra el caso en su disciplina de origen.
La descripción densa no es exactamen Una muestra basta para aquilatar los
te lo mismo que el conocimiento local,valores que allí se negocian. Hay quie
pero dejaré las consecuencias de esa nesdis
dicen, jamás con suficiente precisión,
tinción en suspenso. Baste decir que que el
Robert Darnton compartió al menos
conocimiento local geertziano, urdido un seminario universitario durante seis

como consigna de recambio en el décimoaños con Clifford Geertz en la Universi


aniversario de La Interpretación de dadlas
de Princeton sobre el tema "Historia
Culturas, es a todas luces una reivindi
y Antropología", de cuyo dictado surgió
La gran matanza de los gatos (Chartier
cación del particularismo y de la concen
1995: 47). En el epígrafe Darnton refie
tración en los detalles singulares. Encar

84 HAFO. I. 44. 2010

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Fuera de contexto

re que el libro surgió de un curso sobreni perdió tiempo imaginando preguntas


historia que él ofreció en la Universi de examen, coordinando con Darnton los
dad de Princeton a partir de 1972, quelibros a incluir en la bibliografía o corri
«(...) se convirtió en un seminario de his
giendo parvas de pruebas parciales. Ale
gar que se han compartido clases con él
toria y antropología gracias a la influen
cia de Clifford Geertz, quien dictó estetiene la misma entidad que las afirma
curso junto conmigo durante los últimos ciones de cada vez más antropólogos en
seis años» (Darnton 1987: 9). el sentido de que han sido alumnos de
Aunque Geertz jamás salió al cruce de
Clifford Geertz, privilegio que hoy cotiza
esta afirmación, ella no coincide con sus
más alto de lo que la iniciación shamánica
valía en los sesenta5.
registros: el nombre de Darnton no figura
en su CV ni en su autobiográfico After the Más allá de estas tácticas de posiciona
Fact (1995) ni en cualquiera de sus otros
miento que distan de ser circunstanciales,
libros, Negara incluido, ni en sus entrevisLa gran matanza ...luce como un libro ya
leído por poco que se hayan frecuentado
tas; Geertz tampoco impartió cursos com
partidos en la Universidad de Princeton las obras maestras de aquella subdiscipli
con posterioridad a su designación (enna antropológica que, con el debido res
1970) en el Instituto de Estudio Avanzado peto, todavía sigue siendo el folklore. La
de Princeton, el cual no depende de esa idea de que los cuentos infantiles publi
universidad aunque alguna vez estuvie cados por los Grimm, por ejemplo, cons
ra alojado en sus instalaciones. Fue portituían estilizaciones literarias de otra
cierto lecturer en la Universidad de Prin clase de tradiciones, o la afirmación de
ceton entre 1975 y 2000 con «grado de que la interpretación psicoanalítica de los
Profesor»; pero lecturer es más bien con cuentos de Mamá Oca por Bruno Bettel
ferencista, no profesor docente, y de nin heim no tiene buenos fundamentos ya
gún modo un profesor supeditado a la au era bien conocida por los especialistas del
toridad de un titular. El Professorship del tema y no justifica el alboroto que se ar
nombramiento de Geertz concierne a su mó en torno de lo que es simplemente un
jerarquía académica, por encima de libro
un heterogéneo moderadamente bien
PhD, y no al dictado de clases que leescrito
es (Darnton 1987: 15-80). «Su tesis
tartamudea» hubiera dicho Geertz, como
taban, al menos en los Estados Unidos,
vedadas por el estatuto de dedicacióndijo ex alguna vez respecto de un vendaval
clusiva connatural al régimen del Institude analogías de Mary Douglas que no lle
to. Fuera de cinco alumnos tesistas admi gaban a tanta ingenuidad. La contradic
tidos en los comienzos de su carrera, dutoria oscilación de Darnton entre la de
rante su permanencia en la torre de marfil
de Princeton, rodeado de un panteón de
5. También Natalie Zemon Davis reporta haber dado
premios Nobel, Geertz dictó docenas de
un seminario anual en Princeton junto a Clifford
conferencias honoríficas aquí y allá pero
Geertz sin dar fecha precisa (http://www.medieva
ni una sola clase que no fuera excepciolists.net/2008/09/27/interview-with-natalie-zemon
davis/). El CV de Geertz, insisto, no documenta nin
nal o magistral; no propuso tampoco pro
guna de estas actividades. Más que el incierto valor
gramas curriculares a ser aprobados por de verdad de los acontecimientos, es esta negación
comités académicos, ni revalidó tenures,sistemática lo que me deja perplejo.

HAFO, 1.44. 2010 85

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Carlos Reynoso

terminación de las clasificaciones cultu toricidad. (...) Con respecto a Geertz, el


hecho de concebir la cultura como tex
rales por el orden social o las cualidades
de los objetos (p 193-194) y la convicción
to no podía dejar de desembocar en una
de que toda clasificación es arbitraria
figuración metafórica de su estructura.
(p. 196) se habría evitado de haber leí
Sin embargo, las oscilaciones contex
do él precisamente los textos más tardíostúales a que somete su material o la fal
ta de
de Douglas (1998), en los que el pensa continuidad entre aseveraciones

o hipótesis a explotar y aplicaciones


miento por analogía tuvo que arriar ban
deras y resignarse a la autocrítica fren
efectivas, limitan las posibilidades de
te al embate de las reflexiones filosófi fusión entre discurso del método y ars
cas de Nelson Goodman. La dependencia poética" (Botalla 1995: 33-34).
de Darnton de un par de antropólogos de Roger Chartier, a su turno, pone en te
Princeton (Geertz y Lorin Danforth)layde juicio que la dudosa metáfora de la
de un puñado de referencias librescas cultura
a como texto abarque a los tex
Leach, Tambiah, Bulmer y Douglas tam tos mismos. En sus primeros dos ensa
poco puede escamotear el hecho de que yos, escribe Chartier, Darnton sigue el
esa línea de argumentación requiere modelo
un de la descripción densa al pie de
robusto conocimiento de la antropología la letra. La masacre de los gatos parisi
cognitiva de la categorización, desde Bernos es como la riña de gallos en Bali: es
lin y Kay hasta Dan Sperber, en las an un punto de entrada que nos da acceso
típodas del rigor que está al alcance dea la
la comprensión de una cultura en su
metáfora de la cultura como texto. integridad. Es un texto entre otros, que
Para poner mis eventuales objeciones caracteriza a esa cultura. Pero
en contexto viene bien referir otras opi
niones que el texto de Darnton suscitó «¿es legítimo considerar como 'textos'
entre los especialistas. Una de las me acciones llevadas a cabo o cuentos re
jores críticas que he leído se debe a Ho latados? Seguramente, los cuentos an
racio Botalla, quien no sólo conoce desde tiguos sólo pueden conocerse a través
dentro los pormenores de la historiogra de la fijación por escrito realizada por
fía cultural sino que acierta siempre en los folcloristas, y nada se habría oído de
sus diagnósticos sobre el sentido y el va la matanza de gatos si Nicolás Contat
lor de la antropología que la sustenta. En (...) no hubiera escrito sobre ella trein
lo que se refiere a la descripción densa y a ta años después que el acontecimien
la consideración de la cultura como tex to tuvo lugar. Pero ¿podemos calificar
to, por ejemplo, Botalla argumenta que como texto tanto al documento escrito
(...) y la práctica misma? ¿No se corre
«[l]a traslación del perfil geertzianoaquí el riesgo de confundir dos tipos
al análisis histórico, que Darnton prede lógica, la lógica de la expresión es
tende, no se logra, sin embargo, acabacrita y la lógica que conforma lo que
damente. El historiador no puede comel 'sentido práctico' produce? El uso
prometer su fidelidad hasta las últimas metafórico de términos como 'texto' o
consecuencias ya que Geertz alcanza'lectura' es siempre riesgoso, y más aún
posiciones de la más transparente ahiscuando el único acceso al objeto de in

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Fuera de contexto

vestigación antropológica es un texto Aquí es donde viene a cuento la ob


escrito. (...) En este sentido, la matanza
servación de Patrick Brantliger (2002:
de los gatos no es la riña de gallos: al1503) y de Richard Biernacki (1999) en
relatarla e interpretarla, el historiadorel sentido de que Geertz ha resultado
depende de una noticia que ya ha sidoútil a la historia cultural no porque la
hecha de él y de un texto que ya existe,«descripción densa» proporcione algún
investido con sus propios fines especísoporte teórico al historiador. Aunque la
ficos» (Chartier 1995: 49). frase suena teorética, lo que ofrece no es
sino una excusa pragmática al antropó
La crítica de Giovanni Levi es también logo o al historiador para que siga ha
filosa. En la hermenéutica darntoniana ciendo lo que sabe hacer mejor: describir
(éste es su argumento) se finge que los
densamente las culturas extrañas o pa
resultados surgen del análisis pero sadas.
en Peter Uwe Hohendahl también da
realidad se conocen de antemano: cuenta de esta peculiar indefinición:

«[N]o son los cuentos los que iluminan«Aunque no es muy difícil definir el
para nosotros una visión del mun método del Nuevo Historicismo, es
do: la interpretación está cerrada en considerablemente más complica
sí misma porque el "estilo cultural"do determinar la posición teórica y la
de los diversos países ya está dado y,agenda en términos positivos. Esta es,
en modo esquemático, se reduce a unasospecho, una de las razones por las
fórmula como el propio autor reconocuales los críticos hostiles no han sido
ce. (...) Pequeños episodios llegan a sercapaces de ponerse de acuerdo sobre
aparentemente importantes porque yalas deficiencias de los Nuevos Histo
conocemos el esquema de conjunto enriadores» (Hohendahl 2002: 96-97).
que insertarlos y leerlos: la investiga
ción no agrega nada a lo ya conocido,A pesar de su apego a la descripción
lo confirma débilmente y de manera densa, prosigue Hohendahl, a los Nuevos
superflua. [...] En definitiva: contextoHistoriadores no parece interesarles mu
y relevancia son asumidos a priori en cho el significado de la cultura; la mayor
los capítulos de este libro. El resto esparte
a de ellos se queda en la celebración
menudo el caligrafismo de una filoso del detalle, en un linking and weaving
fía de la historia encerrada en un cír deliberadamente asistemático, que tie
culo vicioso" (Levi 1995: 79-80). ne el mérito de desviar nuestra atención,
como ha notado Vincent Pécora, de las
crudezas de la vida política (p 97, 101).
Desconociendo en apariencia la litera
Dominick La Capra lleva esta línea de
tura folklórica esencial, Darnton presen
ta como hallazgos propios emergentesobjeciones
de a su extremo cuando escri
una inédita forma interpretativa de be
his que los teóricos de la Nueva Histo
toria cultural hechos y valores queria
yatienden a compartir gran parte de los
eran moneda común en la erudición fol defectos del historicismo tradicional, a
klórica o en la cultura general erudita desaber, el gusto por la sobrecontextua
principios y mediados del siglo XX. lización y el relativismo teórico. «Hay

HAFO, I, 44. 2010 87

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una tendencia a extender el valioso én proyectos son de hecho tan opuestos co


fasis de Clifford Geertz en la "descrip mo suenan:

ción densa" en una regla indiscriminada


y falta de matices: cuanto más gruesa «Los etnógrafos (...) ordenan el
la descripción, tanto mejor» (La Capra u otras conductas como un texto
1989: 191). perponiendo sus propias lectura
Con el correr de los años, en fin, la de los actores mismos; en el pr
historia cultural fue perdiendo espe ellos destilan doblemente un "texto" a

cificidad disciplinaria y se fue haciendo partir de los susurros de la realidad y


indistinguible de las prácticas que com luego esencializan a partir de él. Los
binaron metáforas de la cultura como historiadores culturales hacen lo opues
texto, deconstrucción posmoderna, to, es dado que típicamente tratan de re
tudios culturales y poscolonialismo. Al sucitar la cultura entera a partir de un
gunas de esas prácticas se inscriben en fragmento. Los dos métodos, entonces
(la visión de "cultura como texto" del
la etnohistoria o en la historia oral y no
las tocaremos aquí, en parte porque ya etnógrafo y la de "texto como cultu
existen algunos buenos estudios que cu ra" del historiador cultural) trabajan de
bren la temática de manera satisfacto maneras exactamente opuestas, la una
ria y en parte también porque carezco a través de condensación y selección, la
de familiaridad con esas orientaciones otra a través de expansión y re-hidra
(Krech 1991). Solamente cabe mencionar tación» (Van Young 1999: 255).
un conjunto de textos que navega a dos
aguas entre un interés casi obsesivo por El juego de final abierto y la naturale
la problematización de textos (en el sen za arbitraria de este procedimiento, con
tido literario), en las perspectivas de tinúa diciendo nuestro autor, es una de
grupos subalternos y en formas de co las razones de la aparente flacidez meto
munidad e identidad que derivan de la dológica de la que algunos historiadores
antropología de los tempranos setentas culturales son a veces culpables. Entre
y de la hermenéutica de un Paul Ricoeur. las técnicas distorsivas que ellos des
Este género se ha afianzado con particu pliegan se destacan la sobreinterpreta
lar reciedumbre en América Latina. ción, la etnografía inversa [upstreaming
Algunas reflexiones sobre las varianethnography] y la importación de cate
gorías analíticas anacrónicas o de for
tes de este género que todavía conser
van elementos geertzianos se deben a mas
la de experiencia de un ambiente cul
tural o temporal a otro. Hablando como
magistral visión de conjunto de Eric Van
Young. Aunque han pasado varias décaun insider que ha decidido sincerarse,
das, Van Young ha sido de los pocos enVan Young proporciona ricas ejemplifi
encontrar que la metáfora de la cultu caciones de casos para cada una de estas
ra como texto y del texto como culturapequeñas perversiones, coronando un
análisis de un corpus masivo de histo
(acaso un propósito cercano, en ciertos
momentos, al ideario de Darnton) encuria cultural mexicana que vale la pena
bre una trampa más insidiosa de lo queconsultar y tener en cuenta aunque uno
podría parecer a primera vista. Ambos acabe dedicándose a otra cosa.

88 HAFO. I. 44, 2010

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Fuera de contexto

La historia cultural bólica", que englobaba a David Schneider,


EN LA ARQUEOLOGÍA Clifford Geertz, James Fernandez, Victor
Si esta es la situación en los cruzamien Turner y Mary Douglas, entre otros, aun
tos de primer orden, cuando se extrapoque ninguno de esos autores homologó
esa denominación. Escribe Hodder:
lan desarrollos diluidos de segundo orden
la situación dudosamente sea más hala
güeña. Mientras que tanto en la histo«Existe una diferencia abismal entre

ria cultural como en la arqueología la


in importancia del simbolismo en ar
terpretativa Geertz aparece en primer queología y su pariente, la "antropo
logía simbólica". Esta última puede
plano con alguna frecuencia, el impacto
de la historia cultural en la arqueología
seguir siendo un subconjunto dentro
no está tan claro. Tal como hemos visto de la antropología, junto con la an
a propósito de Negara, el modelo hermetropología económica y otras. Habrá
néutico de Geertz no se lleva demasiado quienes afirmen que la antropología
económica puede estudiarse sin ne
bien con la atención a la singularidad que
suele ir aparejada a la investigación hiscesidad de recurrir a la antropología
simbólica. Pero en arqueología toda
tórica. En una imputación que a primera
deducción o inferencia se realiza a tra
vista puede parecer curiosa, no han sido
pocos los autores tanto en antropología vés de la cultura material. Si la cultura

cultural como en arqueología en señalar material, toda ella, tiene una dimen
que las categorías de Geertz son demasiasión simbólica tal que afecta a la rela
ción entre la comunidad humana y las
do universales y estáticas para ser de uti
cosas, entonces toda arqueología, eco
lidad en el estudio de procesos de cambio
(Asad 1982: 239; Patterson 1989: 559). nómica y social, está afectada. De ahí
Lo cierto es que, bien miradas, sus cateque el problema no sea "cómo estudiar
gorías principales (ideología, ethos, viel simbolismo del pasado", sino "cómo
sión del mundo, sentido común, religión,hacer realmente arqueología"» (Hodder
economía) son consistentemente a-his 1988: 16, énfasis en el original).
tóricas y externas a todos y cada uno de
los contextos estudiados. Aun cuando ni Geertz ni otros autores

En Inglaterra la arqueología luego llasimbolistas son nombrados o integrados


mada post-procesual comenzó a ocu en el texto hodderiano canónico intitula

parse de símbolos y significados no tan do La Interpretación en arqueología: Co


to por influencia de Geertz sino por rerrientes actuales, es sorprendente la seme
ferencia a inquietudes semánticas latenjanza de la pretensión imperial de exten
tes en la Escuela de Frankfurt muy su der excluyentemente el imperio de la sig
cintamente caracterizadas (Hodder 1988:nificación y la hermenéutica a la totalidad
195-197), algo que se desarrollaría mu de la arqueología con lo que escribiría el
cho más acabadamente en la arqueología propio Geertz una década más tarde:
crítica norteamericana de Leone, Potter «Conocida más generalmente como "an
y Shackel (1987), de tono marxista. Pe tropología simbólica" (un nombre pues
ro hay una fugaz referencia de Hodder a to por otros en otras partes, y con el que
la entonces llamada "antropología sim yo mismo nunca he estado enteramente

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de intercambio e interacción económicos


feliz, aunque más no sea porque sugiere
poseen un importante significado sub
que, como la "antropología económica",
yacente y de que la lengua escrita po
"la antropología política" o la "antropo
logía de la religión", es una especiali see los mismos principios básicos que el
dad o una subdisciplina antes que una lenguaje de la cultura material, juicios
crítica fundacional del campo como tal) que merecerían innumerables cualifica
esta redefinición consiste en ubicar el ciones y matices.
estudio sistemático del significado, los Pero Geertz y la antropología simbóli
vehículos del significado y la compren ca no habrían de ser la única fuente de

sión del significado en el centro mismoideas en la arqueología radical: también


de la investigación y el análisis: hacerel estructura]ismo, la Escuela de Frank
de la antropología, o en todo caso defurt y hasta el marxismo antropológico
aportarían elementos de juicio contra la
la antropología cultural, una disciplina
hermenéutica» (Geertz 1995: 114). entonces dominante Nueva Arqueología.
Hasta donde he podido observar, la ar
queología interpretativa o simbólica no
Más allá de la inquietante similitud de
estas expresiones independientes, llamo laha desarrollado una hermenéutica siste
atención sobre los rigores insinuados en
mática, una carencia que también puede
la deducción o inferencia de Hodder y elimputarse a Clifford Geertz. A menudo
estudio sistemático de Geertz. La natu la influencia de éste sobre aquélla se ha
mantenido en el terreno de lo episódico
raleza rigurosa de la primera expresión
no está instanciada ni descripta en todaylacircunstancial: «No importa cómo se la
haga, la arqueología es un relato que nos
obra ulterior de Hodder; el propio Geertz
(2002), como hemos visto, terminaríacontamos
ne nosotros sobre nosotros mis
mos a través de la meditación sobre el
gando la sistematicidad de sus propios em
peños en las postrimerías de su carrera.registro arqueológico», escribe por ejem
plo, con la debida referencia a Geertz,
A despecho de este paralelismo Clifford
Geertz no penetraría en estado purolaen
arqueóloga Elizabeth Brumfiel (1987:
las primeras instancias de la arqueolo
513) en su defensa del modelo de Hodder.
El otro acaba siendo también «nosotros»
gía interpretativa inglesa, pero el geert
zianismo no tardaría en aposentarseyen eso suena confuso, pero ¿no se trata de
eso el círculo hermenéutico?
la arqueología, sobre todo en la vertiente
americana de lo que se ha dado en lla Ian Hodder, de hecho, nunca menciona
mar la arqueología radical (Hall 1977;
ideas de Geertz en una posición central,
Fritz 1978; Friedel 1981; 1984; Wobst aunque a lo largo de los noventa siguió
1977). Los trabajos sistémicos de Wobst desarrollando una arqueología que adoptó
sobre simbolismo y estilo, en particular, con más desenfado el marbete de interpre
tuvieron clara influencia en la forma entativa que el de histórica, postprocesual o
que Hodder buscó integrar el simbolismo contextual (cf. Hodder 1991). Sus referen
a la arqueología. También aceptó Hodder tes son Dilthey, Gadamer, Schleiermacher,
la idea de Hall respecto de que los límiRicoeur, como si las ideas de la tradición
tes de un asentamiento constituyen una hermenéutica corrieran el riesgo de di
división simbólica, de que los procesosluirse en el pedagogismo inherente a una

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eventual mediación antropológica veni Superponiéndose a las oleadas previas


da de provincias. La apropiación de pri de la antropología radical, contextual o
mera mano que intenta Hodder, de todosinterpretativa y a la arqueología social,
modos, no raya demasiado más alto queque se venían forjando desde los ochen
la rudimentaria lectura que pudo amata, la historia cultural llega a la arqueo
ñar Clifford Geertz, quien por cierto telogía muy tarde, en dosis pequeñas. El
nía otras prioridades que la de armar una texto que introdujo más de lleno la his
hermenéutica operativa de propósito getoria cultural en su concepción antropo
neral. Igual que éste ante la antropologíalogizada a la arqueología inglesa fue
correspondiente, Hodder tampoco llegó aquizá Archaeology as cultural history
aceptar del todo el nihilismo propio de lo de Ian Morris (2000). El libro se refiere
que se avizoraba como una arqueologíamás bien a la interpretación cultural de
posmoderna radical; pero esa será en todo la Grecia antigua que al paradigma teó
caso otra historia. rico de la historia cultural adaptada al
Acaso la mayor diferencia entre la an nuevo campo, por lo que causó más im
tropología interpretativa y la arqueolo pacto entre los helenistas que entre los
gía del mismo nombre concierne al es arqueólogos.
tatuto distinto que en una y otra se con Pero volviendo al caso icónico de
cede a la idea de símbolo. Este fue una
Hodder, es conocida su pretensión de vol
metáfora raíz en las primeras fases ver
de a conciliar arqueología e historia. Su
la antropología simbólica, cuando referente
Vic en este caso es claramente Co
llingwood, a quien Geertz nunca llegó a
tor Turner y Mary Douglas aún escribían
profusamente sobre él. Luego sin embar
aplicar consistentemente en sus obras teó
go fue desdibujándose, acaso porque ricas aunque le dedicó nada menos que el
se presentía, siguiendo la intuición de epígrafe de la introducción a Negara (cf.
Dan Sperber, que los significados queHodderse 1988: 46, 99, 101, 113-126, 145,
encarnaban en el símbolo eran la mayor 150, 155, 177, 184; Geertz 2000 [1980]:
parte de las veces triviales, o porque15). si El fundamento teórico de Hodder de
guiendo las comprobaciones de Douglas, termina en parte el papel preponderante
Turner y otros muchos, se los sabía mu que éste confiere al individuo, el cual
chas veces rutinizados, o inducidos por impregna prácticamente la totalidad de
la pregunta del investigador, o carentes su modelo (cf. Hodder 1988: 14, 19-22,
de relación analógica con el orden so 25-27, 31, 32, 131, 106-107, 124-125, 145,
cial, o indiferentes para los actores so 201-202, etc). Hodder se muestra asimis
ciales mismos (Douglas 1988; Sperber mo optimista en cuanto a suponer «en el
1988; Grimes 1990). Se comprende que interior de los acontecimientos, en las in
los arqueólogos sigan aferrados al sím tenciones y pensamientos de los actores
bolo décadas después que el concepto subjetivos(...)» (1988:99), una posibilidad
agotara todo cuanto podía dar de sí en la respecto a la cual Geertz, a pesar de tener
antropología cultural; pero hoy está cla el privilegio de poder contactar al actor
ro que aun en el contexto de las culturas cara a cara y conversar con él, se mues
vivas no es posible llegar muy lejos ni tra órdenes de magnitud menos ingenuo
decir nada nuevo por ese camino. y más cauto (Geertz 1977: passim).

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En su defensa contra las imputacio del hermeneuta omnisciente y la crisis de


nes de Earle y Preucel, Hodder alega la representación. Los posmodernos rara
que él jamás ha negado la posibilidad de vez dejaron espacio a la interpretación; y
establecer leyes generales. El ha argu aun cuando así no hubiese sido, they don't
mentado, en cambio, que «(...) en cada do systems either.
contexto particular diversos principios
simbólicos generales y tendencias gene Conclusiones
rales para la integración de creencia y Resulta en verdad curioso que en los
acción se reorganizan en formas parti Estados Unidos e incluso en Inglaterra,
culares como parte de las estrategias de donde la arqueología se ha organizado
individuos y grupos. El contextualismo académicamente más cerca de la his
no es lo mismo que el particularismo a toria que de la antropología, el modelo
teórico. (...) Me he tomado un gran tra geertziano haya podido pasar con ma
bajo para apropiarme, aplicar y desarro yor integridad y como eje casi único de
llar teorías generales de, por ejemplo, la aglutinación mucho más fluidamente de
estructuración, el significado simbólico, la antropología a la historia que de cual
la cultura material, la ideología y el po quiera de estas disciplinas a la arqueo
der» (Hodder 1987: 516). logía. Cierto es que en la antropología
Cabría preguntar en este punto, cono inglesa no tuvo mayormente impacto y
ciendo la reticencia de Geertz hacia las que en la norteamericana se vio suce
dida al cabo de sólo trece años por el
afirmaciones de carácter general (no diga
mos ya hacia las «teorías generales»), aluvión
cuá posmoderno que se desencadenó
les podrían ser las manifestaciones teóri
primero con Writing culture y seis años
más tarde por la irrupción masiva de los
cas de ese carácter referidas al significado
simbólico y de qué manera engranan con estudios culturales, ya ciertamente pos
una concepción global de carácter con modernizados (Clifford y Marcus 1986;
textual, esto es, histórica, cuyo ordenGrossberg,
es Nelson y Treichler 1992).
más el de la singularidad y la contingenImagino que el deslinde que hemos he
cho contribuirá a disipar la engañosa pro
cia que el de la estructura. Seguramente
pensión a combinar postulados de orden
esas teorías generales son las que Hodder
admite haber tomado de afuera, puesposmoderno,
de eventualmente próximos a
posturas nihilistas, con actitudes inter
la lectura de su obra surge de inmediato
la evidencia que él no desarrolló ningu pretativas de estirpe geertziana que no
na. Y seguramente no se originan tam cabe confundir con los dictámenes pos
poco en las ideas de quienes promovieron modernos sobre la escritura monológica,
alguna vez la antropología simbólica el orealismo y la autoridad etnográfica. A
en algo parecido, pues en la antropología despecho del desafortunado uso geertzia
dominante de esa época (mediados de no los de la idea de ficción, Eric Van Young
ochenta) ya no se hablaba de hermenéuti (1999: 217) distingue el hecho de que la
más nueva historia cultural que se practi
ca sino de su opuesto: el descrédito de los
metarrelatos legitimantes, la falsa retóricó en torno del México colonial no ha sido

ca de la cultura aislada, compacta y exó un proyecto radicalmente posmoderno de


bido
tica, la crisis de la autoridad etnográfica y a que sus practicantes parecen creer

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(igual que Geertz en realidad lo hacía) en Igual que le sucedía a Geertz cuan
la cognoscibilidad de las realidades del do se apropiaba de complejas ideas de
pasado y en que existe una diferencia enotros, sustituyendo complicados desa
tre la imaginación ñccional del novelistarrollos conceptuales por one liners in
y la imaginación fáctica del historiador. geniosos, cuando la hermenéutica geer- 5
Aun cuando he tratado críticamente tziana o sus equivalentes se trasladan a
las ideas de Clifford Geertz con anteriootras disciplinas donde rigen otras re
ridad, en esta ocasión no me he ocupa glas, la simplificación es no sólo palpable
do de sus eventuales fallas etnográficassino muy probablemente sistemática. Su
o de sus vacíos metodológicos, sino de recurrencia revela patrones actuantes y
las confusiones que se desencadenan manierismos endémicos al modo de pro
cuando se toman modelos narrativos de ducción textual de ciertas corrientes de
las humanidades tendientes a la litera
una disciplina y se los extrapola acrí
ticamente a otras, siendo Geertz aquí
tura. En muchos de estos casos, aunque
meramente el caso y también el marco ellos sean densamente verbosos en otros
de referencia: cuando Darnton pretenrespectos, en los textos en los que se da
de aplicarlo en realidad lo pone sobre cabida
su a las influencias teóricas que vie
cabeza; y cuando se lo pone lado a ladonen desde afuera nunca hay espacio dis
con Hodder queda en evidencia que éste ponible, típicamente, para hacer justicia a
pretende lograr mucho más en circuns la fenomenal complejidad de las ideas.
tancias en las cuales, perdida la opción
de conversar con el nativo, sólo es obje
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tivamente posible hacer mucho menos.Aceptado: 8 de octubre de 2010

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