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grafía y que la que hay es corológica y co años antes. Pero igual que había su
filológicamente inservible: el texto es cedido en Agricultural involution (1963)
indisimulablemente un trabajo libresdos décadas atrás, los textos en holan
co, emanado de la consulta intensiva a dés no se explotan en el cuerpo del libro.
bibliotecas, que pudo haberse escrito en Hay también una docena de autores in
Leiden o en La Haya y que de hecho no donesios en general y balineses en parti
fue ni escrito ni dialogado en Bali. No cular mencionados en la lista bibliográ
hay datos emic, ni perspectiva nativa, ni fica al final de Negara: Ardana, Astawa,
notas de campo a integrar; no hay nada Bagus, Bhadra, Boekian, Kusuma, Rawi,
fuera de lo que dicen los libros, los del Regeg, Simpen, Soekawati, Sudhana, Su
propio Geertz en primer lugar. De haber dharsaba, Sugriva. El mensaje es que el
elementos etnográficos serían anacróni autor domina el corpus local en sus len
cos, pues está muy claro que en los dos guas originales y que puede que haya
o tres siglos implicados la sociedad cam cierta dosis de etnografía textual en ello.
bió. El mismo Geertz se opone al mito de Pero esta lista es espuria: en ningún lu
Bali como un "museo" (comillas irónicas gar de todo el libro se encuentra el me
incluidas) en el que se ha preservado in nor rastro de uso de alguno de esos tex
tacta la cultura precolonial (p. 19). Pero tos o el más breve registro de sus puntos
siendo todo lo contrario al antropólogo de vista. Ninguno de esos autores nativos
"procesual" que soñaba su amigo Renato escribió, en lo que a Negara compete, al
Rosaldo (1984), Geertz se desdice dos go que valiera la pena mencionar.
páginas más tarde (p. 21) porque es más Todo ponderado, Negara convenció
cómodo pensar que "esta isla pequeña y no más que a la mitad de los críticos.
apretujada, sin ser un fósil cultural, [es] En general resultó convincente para los
de todas maneras bastante conservadora antropólogos inclinados al geertzianis
culturalmente". Olvidados los sarcasmos mo, pero indigesta para los especialistas
de áreas o los historiadores más familia
sobre el museo de Thomas Raffles y otros
rizados con su propio métier. No sirve
gestos mordaces para entendidos, Geertz
pretende que la etnohistoria de Bali no
de mucho citar a los primeros, dado que,
varió en lo esencial entre la invasión de en su incapacidad para parafrasear los
significados de un texto saturado de
Majapahit en 1343 y la de los holandeses
sentidos desde el vamos, no han teni
en 1906 (pp. 231, 247) y que (para que su
etnografía resulte viable) cambió menosdo mejor idea que citarlo, produciendo
aún desde entonces hasta ahora. las párrafos más saturados de comillas y
La segunda falla concierne al sesgomantras de taller de toda la antropología
reciente. Pero las críticas de los historia
angloparlante de la bibliografía. Hay
abundancia de referencias a libros en ho dores y demás expertos son otra cosa y
landés, incluyendo los trabajos de Chrisayudan a poner el aporte antropológico
tiaan Hooykaas, el mismo estudioso enun poco más cerca de su justo lugar.
la tradición de Jaap Kunst con décadas El cientista político Benedict [Richard
de trabajo de campo y cabal conocimienO'Gorman] Anderson, de la Universidad
de Cornell, encuentra que la atrapan
to del idioma balinés que destrozara Kin
ship in Bali de los esposos Geertz cin te imagen del "estado-teatro" no ha si
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estudio del estado-teatro en el esfuerzo mente débil (Howe 1982: 2219). También
para comprender los sistemas culturalesPeter Manning, en una reseña en la que
no hay mucho más destacable, reporta
o en la antropología de lo raro como fin
en sí mismo? Geertz proporciona un re que la elegancia de estilo que se atribuye
trato de Bali colorido y elocuente. Al ahaGeertz está a menudo presente hasta el
exceso (Manning 1983: 482).
cerlo, su trabajo invita a una interpreta
ción crítica ulterior que no es otra que la Eric Silverman (1990: 143), por último,
reconoce que Negara es una obra de fi
de la propia antropología de lo exótico3.
El sociólogo comparativo John Walton, na erudición pero la encuentra a la larga
de la Universidad de California en Davis,
insatisfactoria. Después de rechazar las
concepciones «periódicas» y «evolutivas»
articula una crítica parecida cuando di
ce que Geertz rara vez se ocupa de la la historia, observa Silverman, Geertz
de
esboza su propia doctrina; pero lo hace
forma en que las estructuras históricas
han sido destiladas de su trabajo etno
tan escuetamente que uno se pregunta si
gráfico. Esto es lamentable dado que en
su verdad ha puesto los pies en el asunto.
imaginativo programa -sostiene- po De hecho, Geertz no ofrece una teoría de
la historia. Dado que lee los significados
dría haber resultado sugerente tanto pa
ra la investigación histórica como para
a partir de la acción cultural con respecto
la etnografía (Walton 1982: 625-626). a símbolos idealizados de referencialidad
Tras resumir positivamente los conteestática, termina excluyendo el contex
nidos de Negara, también L. E. A. Howeto, la temporalidad y la historia. Aunque
alega que hay una fuerte tendencia a caracteriza
la la cultura como un patrón de
retórica en este trabajo que aunque significados
ra históricamente transmiti
ra vez oscurece los argumentos, ciertado -concluye el crítico- todavía le res
mente les confiere una solidez espuria.
ta explorar el proceso de transmisión o,
Despojado de las largas listas de metásiguiendo a Talal Asad, los procesos de
formación (Silverman 1991: 144). La his
foras ocasionalmente gratuitas y de las
descripciones de lo que las cosas no son,
toria continúa siéndole esquiva.
y despojado también de su estilo flori Los testimonios que acabamos de revi
do, a veces extravagante, se puede ver sar constituyen, en último análisis, un in
con claridad que la tesis reposa en unadicio de que el interpretativismo acaso no
fundamentación etnográfica particular logre evadirse de esa imposibilidad cons
titutiva de afrontar la historia por la que
el estructuralismo ha sido tan hostigado.
3. Aunque no es mi interés formular aquí un cues
tionamiento de la hermenéutica geertziana en su
La antropología en la historia
disciplina de origen, cabe decir que en ella (y en su
área de influencia inmediata) se ha manifestado unAun si, ante ciertos ojos, el geertzismo
clamor unánime en el sentido de que Geertz jamás
no es más que un retorno ingenuo a la es
especificó cuál es el camino que le ha llevado desde
pecie
la descripción hasta las interpretaciones. Véase Rose de empatia y objetividad alguna vez
berry (1982), Shankman (1984), Crapanzano (1986), promovida por los Rankeanos, la historia
M. Schneider (1987), PecoTa (1989), Spencer (1989),
culturalista ha devenido ahora la parte
Watson (1989), Alexander (1990), Silverman (1990),
más aplaudida de la disciplina, la nueva
Reyna (1994), Rabinow (1996), Douglas (1998),
Frankenbeny y PenneT (1999), Kuper (2001). guardia del cutting edge. Para fines de la
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ciencia de que las diferencias sociales no des sutiles de mundos culturales alejados
pueden ser pensadas solo en términos de en el tiempo4. Acaso El retorno de Mar
fortuna o dignidad sino que son produ tin Guerre sea el ejemplo más conocido y
cidas o traducidas por distancias cultu exitoso; no todo el mundo leyó el libro de
rales. La desigual repartición de las ca Natalie Zemon Davis (1983), pero muchos
pacidades culturales (por ejemplo, leer y han visto sin duda la película; no quizá
escribir), bienes culturales (por ejemplo, la original con Gerard Depardieu pero sí
el libro) y prácticas culturales (actitudes la triste remake americana con Richard
ante la vida y ante la muerte) se con Guere. Zemon Davis, de hecho, publicó su
virtió en el objeto central de múltiples libro como merchandising derivado de la
investigaciones» (2005: 27). primera película, para la que fue contra
Otro autor frecuentemente aludido co
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«[N]o son los cuentos los que iluminan«Aunque no es muy difícil definir el
para nosotros una visión del mun método del Nuevo Historicismo, es
do: la interpretación está cerrada en considerablemente más complica
sí misma porque el "estilo cultural"do determinar la posición teórica y la
de los diversos países ya está dado y,agenda en términos positivos. Esta es,
en modo esquemático, se reduce a unasospecho, una de las razones por las
fórmula como el propio autor reconocuales los críticos hostiles no han sido
ce. (...) Pequeños episodios llegan a sercapaces de ponerse de acuerdo sobre
aparentemente importantes porque yalas deficiencias de los Nuevos Histo
conocemos el esquema de conjunto enriadores» (Hohendahl 2002: 96-97).
que insertarlos y leerlos: la investiga
ción no agrega nada a lo ya conocido,A pesar de su apego a la descripción
lo confirma débilmente y de manera densa, prosigue Hohendahl, a los Nuevos
superflua. [...] En definitiva: contextoHistoriadores no parece interesarles mu
y relevancia son asumidos a priori en cho el significado de la cultura; la mayor
los capítulos de este libro. El resto esparte
a de ellos se queda en la celebración
menudo el caligrafismo de una filoso del detalle, en un linking and weaving
fía de la historia encerrada en un cír deliberadamente asistemático, que tie
culo vicioso" (Levi 1995: 79-80). ne el mérito de desviar nuestra atención,
como ha notado Vincent Pécora, de las
crudezas de la vida política (p 97, 101).
Desconociendo en apariencia la litera
Dominick La Capra lleva esta línea de
tura folklórica esencial, Darnton presen
ta como hallazgos propios emergentesobjeciones
de a su extremo cuando escri
una inédita forma interpretativa de be
his que los teóricos de la Nueva Histo
toria cultural hechos y valores queria
yatienden a compartir gran parte de los
eran moneda común en la erudición fol defectos del historicismo tradicional, a
klórica o en la cultura general erudita desaber, el gusto por la sobrecontextua
principios y mediados del siglo XX. lización y el relativismo teórico. «Hay
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cultural como en arqueología en señalar material, toda ella, tiene una dimen
que las categorías de Geertz son demasiasión simbólica tal que afecta a la rela
ción entre la comunidad humana y las
do universales y estáticas para ser de uti
cosas, entonces toda arqueología, eco
lidad en el estudio de procesos de cambio
(Asad 1982: 239; Patterson 1989: 559). nómica y social, está afectada. De ahí
Lo cierto es que, bien miradas, sus cateque el problema no sea "cómo estudiar
gorías principales (ideología, ethos, viel simbolismo del pasado", sino "cómo
sión del mundo, sentido común, religión,hacer realmente arqueología"» (Hodder
economía) son consistentemente a-his 1988: 16, énfasis en el original).
tóricas y externas a todos y cada uno de
los contextos estudiados. Aun cuando ni Geertz ni otros autores
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(igual que Geertz en realidad lo hacía) en Igual que le sucedía a Geertz cuan
la cognoscibilidad de las realidades del do se apropiaba de complejas ideas de
pasado y en que existe una diferencia enotros, sustituyendo complicados desa
tre la imaginación ñccional del novelistarrollos conceptuales por one liners in
y la imaginación fáctica del historiador. geniosos, cuando la hermenéutica geer- 5
Aun cuando he tratado críticamente tziana o sus equivalentes se trasladan a
las ideas de Clifford Geertz con anteriootras disciplinas donde rigen otras re
ridad, en esta ocasión no me he ocupa glas, la simplificación es no sólo palpable
do de sus eventuales fallas etnográficassino muy probablemente sistemática. Su
o de sus vacíos metodológicos, sino de recurrencia revela patrones actuantes y
las confusiones que se desencadenan manierismos endémicos al modo de pro
cuando se toman modelos narrativos de ducción textual de ciertas corrientes de
las humanidades tendientes a la litera
una disciplina y se los extrapola acrí
ticamente a otras, siendo Geertz aquí
tura. En muchos de estos casos, aunque
meramente el caso y también el marco ellos sean densamente verbosos en otros
de referencia: cuando Darnton pretenrespectos, en los textos en los que se da
de aplicarlo en realidad lo pone sobre cabida
su a las influencias teóricas que vie
cabeza; y cuando se lo pone lado a ladonen desde afuera nunca hay espacio dis
con Hodder queda en evidencia que éste ponible, típicamente, para hacer justicia a
pretende lograr mucho más en circuns la fenomenal complejidad de las ideas.
tancias en las cuales, perdida la opción
de conversar con el nativo, sólo es obje
Recibido: 22 de noviembre de 2009
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