Vous êtes sur la page 1sur 20

Unidad 1. Derecho Internacional y Derecho de los Tratados.

(Primera parte)

1.1.- Concepto del Derecho de los Tratados.

De acuerdo con la opinión de Don César Sepúlveda ( 1 ), hasta el siglo XIX, el


derecho internacional y, por consecuencia, el derecho diplomático y el derecho
de los tratados, no era sino un conjunto heterogéneo de costumbres, acuerdos
parciales y doctrinas.

Las grandes innovaciones tecnológicas de mediados del siglo XIX, como la


aplicación del vapor a las máquinas de buques y ferrocarriles que favoreció las
intercomunicaciones entre países, privilegiando a las metrópolis europeas así
como a la norteamericana, ofreció los fundamentos necesarios a los
mercaderes de esas regiones para presionar a sus respectivos gobiernos en la
búsqueda de una codificación que diera mayor certeza y seguridad a las
relaciones internacionales, en los terrenos del derecho civil, marítimo,
comercial y penal.

Una codificación, usualmente pretende sustituir a la costumbre por una ley


escrita, también llega a reemplazar una pluralidad de leyes y costumbres por
un texto único, promoviendo con ello la unificación del derecho.

En ese contexto, se puede afirmar que el primer movimiento codificador de la


época moderna del derecho internacional se produjo en Europa con la
celebración del Congreso de Viena, en 1815. Fecha ésta que coincide con el
primero de los 3 periodos señalados por Paul Reuter ( 2 ), al hablar de la
“evolución del derecho de los tratados”:

a)- De 1815 a la Primera Guerra Mundial. Durante este periodo el derecho de


los tratados siguió apegándose a la tradición monárquica en la cual, el Jefe de
Estado actuaba como representante de este último para el manejo de las
relaciones exteriores, mientras que todos los demás participantes como los
ministros y embajadores, actúan simplemente como delegados.

Durante las negociaciones internacionales del primer Congreso de Viena,


organizadas en forma colectiva, se sancionaron inicialmente por medio de un
conjunto de tratados bilaterales, tantos como fuesen necesarios para que cada
par de Estados contrajesen obligaciones.

Pero la verdadera conexión entre todos estos convenios bilaterales se


estableció a través de un documento en el que se resumían las transacciones
del Congreso: el Acta Final del 9 de junio de 1815 del Congreso de Viena.

1
Sepúlveda, César (coordinador). Compendio de Derecho Internacional para oficiales de la Armada de
México. México, Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos, S.R.E., 1993, 2da ed., pp. 114 –
132.
2
Reuter, Paul. Introducción al Derecho de los Tratados. México, Fondo de Cultura Económica. 2001, pp.
13 – 53.
Lo importante de esta firma consistió en que durante el Congreso de Viena
surgió por vez primera, la idea de que un tratado obligatorio para diferentes
Estados, bajo los mismos términos (acuerdos y compromisos) constituye un
solo instrumento jurídico.

b)- Entre las dos Guerras mundiales. El gran movimiento por la paz que
siguiera a la Primera Guerra Mundial, tuvo un gran efecto sobre el derecho de
los tratados, no obstante que se reconoce el gran papel que tuvo la Unión
Panamericana y sus conferencias anteriores a 1914 donde poco participó
México por el predominio de la Doctrina Monroe.

En este periodo inter – guerras surgió la primera organización de carácter


mundial: la Liga de las Naciones o Sociedad de las Naciones (SDN).

Esta organización intergubernamental fungió como primer agente depositario, a


través de su secretaría general, de los textos de los múltiples tratados
bilaterales que se firmaron en esa época, así mismo favoreció la creación de
convenios multilaterales bajo los auspicios tanto de sus órganos principales
como de sus organismos especializados. Toda esta labor favoreció el combate
a los acuerdos secretos entre posibles Estados beligerantes, que si bien no se
cristalizó de manera total, al menos significó un gran avance en este sentido.

Mención especial merecen aquellos convenios promovidos por organizaciones


no gubernamentales (ONG), como los defensores de los tesoros culturales que
surgieron a comienzos del Siglo XX por todo el mundo, al amparo de las ideas
humanistas del profesor soviético Nicolás Roerich.

En este contexto, el Pacto Roerich fue firmado el 15 de abril de 1935 en la


Casa Blanca, Estados Unidos, por los 20 países latinoamericanos y por EUA,
con el compromiso de adoptar la bandera de preservación, en tiempos de
guerra y de paz, de todos los monumentos inmuebles de propiedad nacional o
particular que conforman el tesoro cultural de los pueblos. 3

De esta manera, este segundo periodo de referencia formó parte del nuevo
desarrollo en la evolución del derecho de los tratados, estrechamente vinculado
al surgimiento de la personalidad jurídica internacional de las organizaciones
de carácter gubernamental principalmente que coexistirían con otras grandes
asociaciones civiles de expertos como el Comité Marítimo Internacional de
donde han surgido y siguen vigentes costumbres de aplicación universal.

c)- Periodo posterior a 1945. A partir del surgimiento de la ONU inició una
expansión extraordinaria de las citadas organizaciones intergubernamentales
que contribuyó de manera definitiva al fortalecimiento del derecho de los
tratados.

Esta rama del derecho vió sus mayores frutos cuando en 1961 inició la fase
muy activa de su desarrollo con el inicio de las negociaciones que llevarían a la

3
Véase: http://www.institutoroerich.edu.mx/pacto.htm
y también: http://www.fundaciopea.org/pactoybanderadelapaz.html
realización de la Conferencia de Viena de 1968 – 1969 a cuyo término se
adoptó la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, misma que
habiéndose firmado el 23 de mayo de 1969, tuvo que esperar a entrar en vigor
hasta el 27 de enero de 1980, gracias a los intereses de las potencias
económicas y militares que aún ansiaban una nueva redistribución de países
que les permitiera controlar y ampliar sus “zonas de influencia geopolítica”.

Antes de pasar a referir otros instrumentos jurídicos internacionales en la


materia, vale la pena destacar la participación de la diplomacia
latinoamericana.

Recogiendo información del libro ya citado, coordinado por César Sepúlveda,


en América los trabajos de codificación han sido muy numerosos y se han
ocupado de muchos aspectos del derecho internacional, incluyendo el derecho
de los tratados.

La Sexta Conferencia Interamericana celebrada en 1928, adoptó la


Convención de La Habana sobre Tratados misma que hasta la Convención
de Viena sobre el derecho de los tratados, había sido el único instrumento
internacional donde se establecieron por escrito normas sobre esa rama del
derecho internacional.

Los principios más importantes establecidos por la Convención de La Habana


sobre Tratados, aún vigentes por haber sido recogidos y, en algunos casos,
fortalecidos por los de Viena, fueron los siguientes:

- Los órganos estatales competentes para celebrar tratados, son aquellos que
señale el derecho interno, constitucional, de cada Estado;
- Es condición esencial para los tratados el que tengan forma escrita;
- Los tratados deben ser publicados después de entrar en vigor, pero si no se
publican, ello no afecta a su vigencia;
- Los tratados solamente son obligatorios después de ser ratificados;
- Las reservas deben ser aceptadas, explícita o implícitamente (al no haber
objeción) y ellas no afectan sino a la cláusula o artículo pertinente y no al
conjunto del tratado;
- Las cláusulas o artículos que afecten a un tercer Estado dependen de la
voluntad de éste, y
- Los tratados terminan por cumplimiento, vencimiento de plazo, condición
resolutoria, acuerdo común, renuncia del beneficiario, denuncia lícita,
imposibilidad de ejecución o si las causas que le dieron origen han
desaparecido.

Regresando a la gran aportación que ha dado el sistema de Naciones Unidas,


se puede observar que, después de la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados de 1969, la Comisión de la ONU del Derecho Internacional tuvo
que avocarse al análisis, negociación y adopción de otros dos instrumentos
jurídicos de gran valor para la rama de derecho que nos ocupa:
 La “Convención de Viena sobre la Sucesión de los Estados” del 23
de agosto de 1978, que entró en vigor el 6 de noviembre de 1996, y de
la cual México no es Parte; y
 La “Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados entre
Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones
Internacionales” del 21 de marzo de 1986, misma que hasta fines del
2013, según la oficina de la Consultoría Jurídica de la Secretaría de
Relaciones Exteriores de México, aún no ha entrado en vigor por no
haberse reunido los 35 instrumentos de ratificación como lo contempla el
Artículo 85 de la citada Convención. Cabe señalar que México depositó
el documento de ratificación respectivo el 10 de marzo de 1988.

Por lo anteriormente expuesto, se puede concluir que “Derecho de los


Tratados” es la rama del Derecho Internacional que se avoca al estudio de
las figuras, instituciones e instrumentos jurídicos, características, principios y
costumbres que regulan principalmente las relaciones entre los actores y
sujetos del Derecho Internacional que tienen capacidad jurídica para contraer
compromisos y obligaciones a nombre de los Estados u organizaciones
intergubernamentales que oficialmente representan, así como para conocer de
los convenios atípicos o sui generis que celebran los sujetos de Derecho
Internacional con personalidades de renombre mundial.

1.2.- Concepto de Tratado Internacional. Tratados iguales y desiguales.

Según los tratadistas del Derecho de los Tratados, no existe una nomenclatura
precisa para los convenios internacionales: las denominaciones de tratado,
convenio, acuerdo o protocolo se usan como sinónimos. 4

Además el significado de algunos términos que se emplean en el “Derecho de


los Tratados” es variable ya que cambia de un país a otro y de una constitución
a otra, no obstante de que, tanto la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados de 1969 como la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados
entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones
Internacionales de 1986, citan en sus respectivos artículos segundo el
concepto respectivo:

a) se entiende por "tratado" un acuerdo internacional regido por el derecho


internacional y celebrado por escrito:
i) entre uno o varios Estados y una o varias organizaciones internacionales; o
ii) entre organizaciones internacionales, ya conste ese acuerdo en un
instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea
su denominación particular;

Sobre el posible conflicto que puede causar el uso indistinto del término
“tratado”, como sinónimo de acuerdo o convenio, baste señalar que para la
mayoría de los países latinoamericanos es válida tal aplicación, pero no así
para los Estados Unidos de América (EUA).
4
Véase: Guerrero Verdejo, Sergio. Derecho Internacional Público: Tratados. ENEP – Aragón / Plaza y
Valdés Editores; México, 2001, pp. 34 – 44.
En la práctica jurídica de los estadounidenses, un tratado (Treaty) tiene una
mayor fuerza jurídica en el ámbito de su aplicación para toda la Unión
Americana, mientras que un acuerdo o “Agreement” le significa la posibilidad
de que cualquiera de sus estados de la Federación (Texas, California, Arizona,
etc.), puedan suspender la aplicación de dicho instrumento, de manera local,
argumentando que su observancia causa efectos adversos a su economía o
costumbres locales. Tal es el caso del NAFTA o TLCAN.

Quizás por esta diferencia del alcance de conceptos, habrá quien hable de
tratados iguales o desiguales, en los que altos funcionarios encargados de
una negociación olvidan analizar las características de este tipo de términos y
al adoptar como sinónimos las palabras de “tratado” con “acuerdo” facilitan este
tipo de confusión al difundir falsamente que el tratado firmado convertirá en
realidad los compromisos políticos de su gobernante, sin ver que tiene
restricciones potenciales en su aplicación.

No obstante estas diferencias, se puede aceptar como generalmente válidos


los siguientes términos (en orden alfabético) como sinónimos de “tratado”: Acta,
acuerdo, bula, carta, concordato, convención, convenio, declaración, estatuto,
memorándum, pacto, protocolo, entre otros. 5

Sin embargo, por lo anteriormente señalado, deberá cuidarse la costumbre


jurídica que tenga la o las contra – partes en la negociación de un instrumento
de esta naturaleza.

Por otra parte, si bien se debe tomar como válida la definición que brindan las
citadas Convenciones de Viena sobre la figura de “tratado”, enseguida, y con
fines de comparación metodológica, se cita una definición que ofrece Paul
Reuter sobre el concepto en cuestión:

“…un tratado es la expresión de voluntades concurrentes, imputable a dos o


más sujetos de derecho internacional, que pretende tener efectos jurídicos en
conformidad con las normas del derecho internacional”6.

De acuerdo a esta definición, a continuación se revisan los elementos que la


contienen:

a) La expresión de voluntades concurrentes. Sobre este particular, las


partes deben manifestar su voluntad expresándola abiertamente, lo
cual, regularmente sucede cuando las Partes inscriben dentro del
preámbulo del texto del convenio los “considerandos”; donde los
ideales plasmados sirven para interpretar el objeto y el propósito del
tratado, los cuales desempeñan un papel prominente en la totalidad
de los acuerdos.

5
Véase: Guerrero Verdejo, Sergio. Op.cit. pp. 34-41.
6
Véase: Reuter, Paul. Introducción al Derecho de los Tratados. Fondo de Cultura Económica. México.
2001. p. 47.
La voluntad puede expresarse en diversas formas, siendo la escrita
la más habitual y segura, de tal suerte que la Convención de Viena
de 1969 se ocupó exclusivamente de los tratados escritos; sin
embargo, varias de sus disposiciones ponen de manifiesto que
podrían surgir “acuerdos” no escritos, como declaraciones verbales
de Jefes de Estado en visita oficial, estrechamente vinculados con los
tratados escritos7.

No obstante, ciertas reacciones sugeridas durante la Conferencia de


Viena de 1969, demostraron que los Estados siguen resintiéndose a
aceptar un enfoque demasiado liberal en lo tocante a la forma de los
compromisos contraídos en los tratados.

b) Voluntades concurrentes imputables a dos o más sujetos del


derecho. La atribución de la voluntad se rige en cada país por el
derecho internacional, que se refiere al orden jurídico de cada
Estado. En este sentido, el acto debe ser imputable a dos o más
sujetos de derecho y no solo a uno.

c) Dos o más sujetos de Derecho Internacional Público. Esta condición


la satisfacen plenamente los Estados y las organizaciones
intergubernamentales, reconocida y aceptada por los mismos como
poseedores de esta capacidad jurídica para concluir tratados. Lo
mismo se aplica a otras entidades “sui generis” tales como la Santa
Sede o el Comité Internacional de la Cruz Roja.

No obstante y bajo ciertas reservas, cuando se celebra un acuerdo


entre un Estado y un individuo, aún cuando no puede considerarse
que el individuo se haya convertido en “un sujeto del derecho
internacional”, es innegable que disfrutará de los derechos de un
sujeto de derecho internacional frente al Estado comprometido y en
relación con las cuestiones que incluya el acuerdo. Piénsese por
ejemplo, en los individuos que se convierten en “premio Nóbel”
quienes en una relación especial con un país determinado, deciden
firmar un “convenio de colaboración” para fortalecer un sector
educativo - cultural específico.

d) La posibilidad de producir efectos jurídicos. Salvo un cambio radical


en las circunstancias bajo las cuales se firma un convenio, cláusula
rebus sic stantibus, todo acuerdo internacional busca generar
obligaciones jurídicas específicas para las Partes involucradas.

Ahora bien, antes de finalizar este apartado con la definición que sobre
“tratados” brindan las Convenciones de Viena, se citará a continuación las
ideas de otro reconocido autor: Max Sorensen.

7
Sobre este particular, la Convención de 1969 destaca esta situación en los Artículos 11, 12,1 (b) y (c);
13 (b), 14, 1 (b) y (d); 15 (b) y (c); 24, 2; 25, 1 (b) y 2; 28; 29; 31, 2 (a) y 3 (a); 36; 37 y 39.
Sorensen define al convenio internacional en la forma siguiente: “el tratado es
cualquier acuerdo internacional que celebran dos o más Estados u otras
personas internacionales, y que está regido por el derecho internacional” 8

La definición establece, en primer lugar, que aquello que se califique de tratado


debe ser un acuerdo internacional; es decir, debe basarse en la coincidencia de
las diferentes voluntades de las Partes involucradas, plasmada en la firma de
un documento final donde se recogen los compromisos que hayan acordado en
la materia de su mutuo interés a regular.

Generalmente la voluntad de cada Parte se corrobora por el procedimiento de


la ratificación o de la aceptación, conforme lo dispongan sus leyes nacionales
que rigen el procedimiento respectivo para perfeccionar el convenio
internacional que hayan suscrito sus representantes.

Habrá que considerar la posibilidad de que en lugar de celebrar un tratado


escrito, las Partes puedan obligarse mediante declaraciones unilaterales dados
a conocer respectivamente a través de discursos públicos verbales. Por
ejemplo, cuando un mandatario en visita a su país vecino, instruye
públicamente a su Ministro de Comercio para que se otorguen ciertos
beneficios para facilitar la importación de ciertos productos provenientes de ese
país o región, y en reciprocidad, el Gobierno del Estado – nación beneficiado
declara públicamente una medida similar.

1.3.- Principios jurídicos generales que rigen el Derecho de los Tratados.

Según Modesto Seara Vázquez9, existen una serie de principios generales que
rigen el derecho de los tratados, siendo los más representativos los siguientes:

a) El principio “pacta sunt servanda”. De origen consuetudinario,


recogido por la Convención de Viena de 1969 en su Artículo 26,
afirma la obligatoriedad de los tratados, respecto a las Partes,
añadiendo además la necesidad de su cumplimiento de acuerdo con
la buena fe.

La seguridad de las relaciones internacionales estaría comprometida


si no existiera una codificación del Derecho de los Tratados, y si se
dejase a la libre voluntad de los gobiernos, el cumplimiento o
incumplimiento de un convenio.

Sin embargo, aún con dicho marco normativo, un tratado puede


llegar al punto en que una de las Partes tenga la posibilidad jurídica
de considerarlo no obligatorio; ese caso aparece cuando es aplicable
la cláusula “rebus sic stantibus”, y que no es otra cosa que el cambio
inesperado e imprevisible del cambio de circunstancias que atañen

8
Sorensen, Max. Manual de Derecho Internacional Público. Fondo de Cultura Económica. México.
1998. p. 155.
9
Seara Vázquez, Modesto. Derecho Internacional Público. Editorial Porrúa. México. 2001. pp. 61-65
directamente al objeto principal del convenio de referencia. Cláusula
que es reconocida en el Artículo 62 de la Convención de Viena sobre
Derecho de los Tratados.

b) El principio de que el consentimiento es la base de la obligación


jurídica “ex consensu advenit vinculum”, es resultado de la estructura
de la sociedad internacional, principalmente formada por Estados,
formalmente considerados iguales. Al no existir un ente jurídico
superior a ellos y capaz de imponerles una determinada conducta, se
supone que deben dar su consentimiento para que nazcan las
obligaciones jurídicas de carácter contractual.

De los principios jurídicos del Derecho de los tratados, se concluye


que los acuerdos concertados con ausencia de un auténtico
consentimiento por alguna de las Partes, no dejan por ello de tener
validez, en la medida en que el equilibrio de fuerzas no se altere en
perjuicio del país que impuso las condiciones.

“El que tiene el poder hace el derecho, pero ello deja siempre a
salvo la facultad, para el que no lo tiene, de tratar de conseguirlo” 10

1.4.- Los sujetos del Derecho de los Tratados.

Se entiende por sujetos del “Derecho de los Tratados” a quienes tienen


capacidad para celebrar y concluir tratados. No hay duda de que esta
condición la satisfacen plenamente los Estados y las organizaciones
intergubernamentales. Lo mismo se aplica a otras entidades “sui generis”
como la Santa Sede o el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Es importante señalar que podrían surgir algunas dudas en otros casos


“marginales” que cada vez son más frecuentes en la práctica, y que son
conocidos como “acuerdos administrativos”. Por ejemplo, las partes o sujetos
de un acuerdo podrían no ser Estados, sino instituciones estatales
descentralizadas, tales como cabildos municipales, oficinas locales, agencias,
etc.

Surgiría entonces la inquietud como lo apunta Reuter “de saber si esas


entidades están facultadas para comprometer a su Estado; y si no lo están,
habría que saber hasta qué punto deberá considerarse que han concluido
cierta clase de acuerdo internacional, más o menos estrechamente
relacionados con los tratados internacionales”. 11

Al respecto, la “Ley mexicana sobre la celebración de tratados” de enero 2


de 1992, es muy clara al aceptar y regular este tipo de acuerdos.

Otro tipo de sujetos del Derecho de los Tratados, son los que aún no califican
como Estados y celebran acuerdos con gobiernos extranjeros. En este caso
10
Seara Vázquez, Modesto. Op cit. P. 63
11
Reuter Paul. Ibid. P. 51.
nos referimos a los “movimientos de liberación nacional” o los gobiernos
provisionales a los cuales se les ha reconocido cierto grado de personalidad
internacional.

Especial importancia reviste la cuestión de sí un acuerdo celebrado entre un


Estado y un individuo puede considerarse como un tratado internacional.

Sobre el particular, Reuter sostiene que “en un caso semejante no puede


considerarse que el individuo se haya convertido pura y simplemente en un
sujeto de derecho internacional, pero es innegable que disfrutará de los
derechos de un sujeto de derecho internacional frente al Estado comprometido
y en relación con las cuestiones que incluya el acuerdo”.12

Consideraciones finales de esta primera parte de la Unidad número Uno.

Sí nos remontamos a la antigüedad, tanto príncipes como Estados han


concluido tratados internacionales y es precisamente en las vicisitudes de la
guerra y de la paz que se entretejen en la trama de la historia, la semántica
misma que parece implicar que el establecimiento de la paz se encuentra
vinculado a la conclusión de los pactos y los tratados.

Es interesante apreciar que, por ejemplo, los tratados celebrados entre el


faraón de Egipto y el rey de los Hititas se concluyeron mediante un intercambio
de cartas, o que durante el siglo XVII, Groccio estableció los principios de la
interpretación de los tratados los cuales hubieron de desarrollarse en el tiempo
como se puede constatar en la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho
de los Tratados.

Es sin duda a partir de 1815 cuando el desarrollo de los tratados adquiere un


impulso especialmente notable, ya que a partir de esa fecha, en casi dos siglos,
este instrumento esencial de las relaciones internacionales ha experimentado
una transformación considerable.

La definición sobre Derecho de los Tratados que se ofrece en esta Unidad de


aprendizaje, es aquella que fue acuñada por el profesor Oscar Medina
Xochihua, a lo largo de su impartición de la materia durante la primera década
y media del actual Siglo XXI.

Bibliografía consultada:

 Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, del 23 de mayo


de 1969, en vigor desde el 27 de enero de 1980.
Véase en: http://www.derechos.org/nizkor/ley/viena.html

12
Reuter, Paul. Ibid. P. 51
 Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados entre Estados y
Organizaciones Internacionales del 21 de marzo de 1986.
Véase en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/TDS2.pdf

 Guerrero Verdejo, Sergio. Derecho Internacional Público: Tratados.


ENEP – Aragón / Plaza y Valdés Editores; México, 2001, 282 pp.

 Reuter, Paul. Introducción al Derecho de los Tratados. Fondo de


Cultura Económica. México. 2001. pp. 13-53

 Seara Vázquez, Modesto. Derecho Internacional Público. Editorial


Porrúa. México. 2001. pp. 61-65

 Sepúlveda, César (coordinador). Compendio de Derecho Internacional


para oficiales de la Armada de México. México, Instituto Matías Romero
de Estudios Diplomáticos, S.R.E., 1993, 2da ed., pp. 114 – 132.

 Sorensen, Max. Manual de Derecho Internacional Público. Fondo de


Cultura Económica. 1998. pp. 154-158.

Sitios en Internet para búsqueda de información complementaria de esta


primera parte de la Unidad Número 1:

http://pci204.cindoc.csic.es/TESAUROS/Derecho/html/DER_D23.HTM#DEREC
ODELOSTRATADOS

ENSEGUIDA

Segunda Parte de la Unidad número Uno.

“Derecho de los tratados”


1.5.- Las partes de los Tratados internacionales.

En este apartado, se identificará la estructura general o esqueleto que


compone el cuerpo de un convenio internacional.

Si bien cada autor suele ponerle un nombre diferente al contenido estructural


del texto de un tratado, todos coinciden en que todo acuerdo está constituido
por 3 grandes secciones:

a)- un preámbulo (parte inicial)


b)- una parte dispositiva (sustantiva)
c)- consideraciones finales (cláusulas formales).

1.5.1.- Preámbulo.

Es la parte inicial de todo convenio internacional, plasmado inmediatamente


después del título del propio tratado, siendo ubicado el preámbulo antes del
articulado o clausulado sustantivo; el preámbulo constituye así, la fase primera
donde se distinguen los siguientes elementos:

 La enumeración de las partes contratantes, los Estados y la designación


que se había hecho de los plenipotenciarios, con su nombre, categoría y
atribuciones.
 Una exposición de motivos, declaración de principios, el objeto y fin del
tratado. 13

Esta parte inicial de un convenio es muy importante toda vez que, si bien no
tiene un valor jurídico “per se”, sirve de parámetro o referencia para interpretar
el contenido del acuerdo en cuestión cuando surjan dudas como el ámbito de
su aplicación, así también coadyuva a identificar bajo cuál contexto habrá que
aplicar los compromisos adquiridos, etc.

1.5.2.- Parte dispositiva o sustantiva.

“La parte dispositiva es la redacción misma de los artículos del tratado, es decir
el contenido de los mismos, reglamentaciones de carácter técnico. Las
cláusulas van numeradas en forma de artículos, cláusulas que fijan
procedimientos, requisitos, mecanismos”. 14

Por lo anterior, esta sección media del texto del convenio es la parte
medular o esencial del mismo, pues ahí se encuentran todas las disposiciones
técnicas y/o compromisos previamente concertados por las Partes
negociadoras involucradas en la construcción del citado instrumento jurídico.

13
Véase: Guerrero Verdejo, Sergio. Derecho Internacional Público: Tratados. ENEP – Aragón / Plaza y
Valdés Editores; México, 2001, pág. 84
14
Guerrero Verdejo, Sergio. Op.cit. pág. 84
“…en realidad esta parte es el verdadero cuerpo del tratado, la parte subjetiva,
contractual … Para adoptar el texto se requiere de la manifestación del
consentimiento por parte de los participantes”. 15

Cabe destacar también que esta “parte sustantiva de un convenio”, trae tras de
sí toda una serie de consultas, intercambio de documentos, y encuentros
previos entre los coordinadores de los vínculos internacionales en la materia de
cada Parte contratante.

1.5.3.- Consideraciones finales o cláusulas formales.

Esta tercera sección del texto de un convenio internacional contempla la


parte operativa o administrativa del citado instrumento jurídico:

“…Es en esta parte donde se describen las últimas cláusulas del tratado,
algunas de carácter complementario o transitorio.
Muy a menudo, las cláusulas finales de un tratado, aún antes de entrar en vigor
el mismo, establecen obligaciones entre los signatarios”. 16

Dentro de las cláusulas formales o consideraciones finales se pueden ubicar


las siguientes disposiciones:
a)- Ratificación (procedimiento que depende lo acordado por las Partes).
b)- Reservas al convenio cuando éste es multilateral.
c)- Adhesión, si se contempla la participación de terceros.
d)- Duración.
e)- Vigencia (incluye requisitos para su entrada en vigor).
f)- Denuncia.
g)- Idioma o idiomas válidos para efectos del convenio.
h)- Número de originales del convenio.
i)- Protocolo de clausura.

1.5.4.- Composición de los tratados internacionales.

Más allá de la estructura de los textos de los convenios internacionales, éstos,


en su calidad de instrumentos jurídicos del Derecho Internacional, ofrecen una
gran diversidad de aspectos para su estudio y análisis, sea que se desee
considerar la forma de su elaboración, número de participantes, formalidades,
requerimientos para su puesta en vigor, etc., cada una de las cuales demanda
un análisis específico.

El criterio más obvio que habrá de considerar en la composición de un tratado


internacional es el referente al de su naturaleza y el número de Partes
contratantes que intervienen.

15
Ibid, pág. 85
16
Ibidem.
En efecto, como lo comenta Paul Reuter, “por lo que hace a su naturaleza,
los tratados que sólo obligan a los Estados constituyen la categoría más amplia
y mejor establecida. Luego vienen los tratados celebrados entre un Estado y
una organización internacional, entre varias organizaciones internacionales, o
entre varios Estados y una o varias organizaciones internacionales”.17

Si bien es cierto que se considera al número de las Partes como un criterio


importante, es superficial para la composición de los convenios, ya que como
Reuter reconoce, “este criterio tiene ciertas consecuencias casi mecánicas,
tales como la negociación en conferencias a medida que las Partes se vuelven
más numerosas; y es sin duda útil la distinción que se establece entre los
tratados bilaterales y los multilaterales”.18

La forma de un acuerdo internacional constituye otro criterio importante en la


composición del mismo. En este sentido se señala la distinción entre tratados
escritos y los no escritos; sin embargo, también se considera como un
criterio de la forma, el grado de solemnidad, ya que este factor es relevante en
el derecho nacional, pero en menor medida en el derecho internacional, en
donde las partes de cada convenio quedan en libertad para acordar la forma en
que habrán de expresar su consentimiento.

Otro factor que hace referencia a la composición de los acuerdos es aquel que
tienen que ver con la distinción entre los tratados constitutivos y los
contractuales, ya que como lo sugiere Reuter “el objetivo y el propósito de un
tratado son fundamentales para su régimen, como lo señalan una y otra vez las
Convenciones de 1969 y 1986”.19

Uno de los aspectos más interesantes en la composición de los convenios


basados en sus características de contenido, se refiere al grado de
interdependencia existente entre las diversas obligaciones estipuladas en los
tratados.

En algunos casos, estas obligaciones son absolutamente indivisibles. En este


sentido, Reuter distingue dos situaciones: “ya sea que la indivisibilidad se
refiera a las disposiciones de un tratado o a las de sus Partes. Las
disposiciones de un tratado pueden estar tan estrechamente relacionadas que
ninguna de ellas pueda separarse de las demás mediante la reserva o por
medio de alguna razón legítima para su falta de aplicación… en este caso, el
tratado sólo podrá aceptarse y aplicarse en su totalidad. O bien, la naturaleza
del tratado puede ser tal que impida su fragmentación en un conjunto de
relaciones bilaterales: toda falta de aplicación de una de las Partes afectaría
gravemente a las demás”.20

17
Reuter, Paul. Introducción al Derecho de los Tratados. Fondo de Cultura Económica. México. 2001.
p. 54.
18
Reuter, Paul. Op. Cit. Pág. 55
19
Reuter, Paul. Ibid. Pág. 55
20
Reuter, Paul. Ibid. Pág. 56
1.6.- Tratados bilaterales y multilaterales.

En sentido estricto, los convenios bilaterales son aquellos concluidos entre dos
Estados, mientras que los acuerdos multilaterales, son aquellos celebrados por
más de dos Estados.

Según Max Sorensen, “En los tratados multilaterales se aplican reglas


especiales respecto de la entrada en vigor y las reservas, el acceso de otras
Partes y su aplicación y terminación. No obstante, ciertos tratados
multilaterales celebrados por grupos pequeños de Estados, que tratan de
asuntos en relación con los cuales la posición especial de cada contratante ha
sido tenida en cuenta en la configuración del tratado, continúan siendo muy
parecidos a los tratados bilaterales en cuanto a su carácter jurídico”. 21

Hoy día, los convenios multilaterales son instrumentos jurídicos que pueden
quedar abiertos a la adhesión de otros sujetos del Derecho Internacional, y
destinados a establecer reglas generales que no estén condicionadas al
número o importancia política de las Partes. Pero también los acuerdos
multilaterales suelen ser cerrados cuando los firmantes pertenecen a un grupo
selecto o de alguna subregión del mundo para disfrutar de “beneficios
especiales”.

Las materias que pueden comprender los “tratados colectivos” son


innumerables y diversas como son: de temas políticos, como la prevención y el
castigo del genocidio; promoción y cooperación en rubros de la cultura, la
ciencia y la tecnología; asuntos marítimos; economía, comercio y transportes;
temas vinculados a la salud de las personas y de los demás seres vivos;
derechos humanos, entre muchos otros campos de la actividad humana y del
medio ambiente que nos rodea.

Puede señalarse una segunda diferenciación entre los tratados, atendiendo su


complejidad para su adopción, sea de forma simplificada o no.

Ello depende del procedimiento que se utiliza para su celebración, negociación


y adopción. Sin embargo, este tipo de convenios se encuentra sujeto a las
mismas reglas que los demás tratados, pues tienen idéntico carácter jurídico.

Los convenios de forma simplificada se usan muy a menudo para completar o


incluso para modificar, los tratados celebrados en forma solemne.

1.7.- Derecho a participar en los tratados internacionales.

Para identificar quiénes o cuáles instituciones tienen derecho a participar en la


celebración, negociación y conclusión de los convenios internacionales, habrá
que recordar quiénes son sujetos del Derecho Internacional, así como cuáles
funcionarios o personalidades pueden tener la plena representación jurídica del
21
Sorensen, Max. Manual de Derecho Internacional Público. Fondo de Cultura Económica. México.
1998. p. 156.
país que los envía o bien que, por su función pública pueden ser actores de la
política exterior de su Estado-nación.

Naturalmente, habrá que considerar si es una temática abierta a todos los


países miembros de las Naciones Unidas, o si resulta ser limitativo a un cierto
grupo de países.

Asimismo, y como lo señala Sergio Guerrero, se debe analizar el llamado


“Treaty Making Power”:

“…Es decir, que para que se celebre y concluya un tratado es menester revisar
cuál es el órgano que tiene esa facultad por parte del Estado y que por lo
mismo sea competente para que los tratados tengan validez.” 22

Para conocer cuáles son los órganos del Estado que tienen la debida
representación internacional, debe considerarse el tipo de régimen de
gobierno que caracteriza al país en cuestión, así como su máxima norma
jurídica que generalmente recibe el nombre de “Constitución Política” de la
nación involucrada.

De tal suerte que los representantes y conductores de su política exterior


varían dependiendo si se trata de un sistema de gobierno parlamentario,
monárquico, y/o presidencialista, entre otras opciones.

Esta representatividad permite identificar de manera consuetudinaria a los


personajes que pueden estar investidos de plenos poderes o capacidad jurídica
para concertar acuerdos internacionales.

Esta fase de la acreditación de un personaje para concertar un acuerdo


resulta de gran importancia en el Derecho Internacional, toda vez que “un acto
jurídico, cualquiera que éste sea, sin la debida facultad para realizarlo y sin la
autorización (correspondiente), no sufre efectos jurídicos, o bien se puede
invalidar. Por lo tanto, el resto del procedimiento quedaría sin efecto.” 23

No obstante la posibilidad de nulidad del convenio celebrado en esa situación,


de falta de plenos poderes, podría ser convalidado mediante su ratificación
posterior, sea de manera tácita o por escrito.

En el caso de los Estados Unidos Mexicanos, conforme el Artículo 89, fracción


X de la Constitución Política, establece que el Presidente de la República es el
responsable de:

“X. Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, sometiéndolos


a la aprobación del Senado…” 24

22
Guerrero Verdejo, Sergio. Op.cit., pág. 72
23
Ibidem.
24
http://constitucion.gob.mx/index.php?idseccion=142&pagina=1
Pero, conforme la costumbre internacional el Jefe de Estado puede delegar
dicha responsabilidad en un representante mediante plenos poderes.

En este punto, la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de


1986, conforme su Artículo 2, refiere entre los términos empleados y “para los
efectos de la presente Convención”: los de plenos poderes (cuya definición es
la siguiente):

“c) Se entiende por “plenos poderes”, un documento que emana de la autoridad


competente de un Estado o del órgano competente de una organización
internacional y por el que se designa a una o varias personas para representar
al Estado o a la organización en la negociación, la adopción o la autenticación
del texto de un tratado, para expresar el consentimiento del Estado o de la
organización en obligarse por un tratado, o para ejecutar cualquier otro acto
con respecto a un tratado;” 25

Y todavía para disipar cualquier duda al respecto, la citada Convención de


Viena en su Artículo 7, establece las siguientes disposiciones:

“1. Para la adopción o la autenticación del texto de un tratado o para manifestar


el consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, se considerará que
una persona representa a un Estado:
a) si presenta los adecuados plenos poderes; o
b) si se deduce de la práctica o de otras circunstancias que la intención de los
Estados y de las organizaciones internacionales de que se trate ha sido
considerar a esa persona representante del Estado para esos efectos sin la
presentación de plenos poderes.
2. En virtud de sus funciones, y sin tener que presentar plenos poderes, se
considerará que representan a su Estado;
a) los jefes de Estado, jefes de gobierno y ministros de relaciones
exteriores, para la ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un
tratado entre uno o varios Estados y una o varias organizaciones
internacionales;
b) los representantes acreditados por los Estados en una conferencia
internacional, para la adopción del texto de un tratado entre Estados y
organizaciones internacionales;
c) los representantes acreditados por los Estados ante una organización
internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un tratado en
tal organización u órgano;
d) los jefes de misiones permanentes ante una organización internacional, para
la adopción del texto de un tratado entre los Estados acreditantes y esa
organización.
3. Para la adopción a la autenticación del texto de un tratado o para manifestar
el consentimiento de una organización en obligarse por un tratado, se
considerará que una persona representa a esa organización internacional:
a) si presenta los adecuados plenos poderes; o
b) si se deduce de las circunstancias que la intención de los Estados y de las
organizaciones internacionales de que se trate ha sido considerar a esa

25
Véase: http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/TDS2.pdf pág. 4
persona representante de la organización para esos efectos, de conformidad
con las reglas de la organización y sin la presentación de plenos poderes”. 26

Reuter sostiene que “mientras el régimen jurídico de los tratados constituye por
sí solo un tema aparte, no obstante mantiene lazos estrechos con todos los
aspectos fundamentales del derecho internacional… de tal forma, que aquí se
examina…la teoría general de las fuerzas de la ley y de los actos jurídicos y,
por ende, la teoría de los sujetos de derecho internacional y de su
reconocimiento”.27

Asimismo, debe armonizarse con la teoría de la responsabilidad y de las


sanciones que complementa la teoría de las obligaciones y que impregna la
operatividad del Derecho de los Tratados.

Hasta la fecha, los tratados o convenios siguen siendo un instrumento


fundamental e indispensable en las relaciones jurídicas internacionales: la
justicia depende de los acuerdos, las organizaciones se crean mediante
tratados, y toda voluntad soberana encuentra un límite a su influencia en el
poder de otras voluntades similares.

1.8- Materia y carácter de los tratados internacionales.

Si por materia y carácter de los convenios se entiende la esfera de


conocimiento, actividad y/o tipo de bienes o servicios involucrados en la
negociación, entonces se puede pensar en una clasificación general de los
acuerdos que comprenda los siguientes rubros, entre otros:

a)- De carácter político, mismos que regulan los intereses de los Estados tales
como los enlistados por Sergio Guerrero:

“…en ocasiones pretenden uniones permanentes, personales o reales. A veces


el interés es crear una Confederación; una Federación; un protectorado; de
neutralidad temporal o perpetua; de garantías o de ayuda de un país a otro; de
límites; de servidumbres; de cesión o canje de territorios, etc.” 28

b)- De carácter económico, para regular las relaciones internacionales en este


campo de actividad, como las Cartas de Intención que los gobiernos firman
con el Fondo Monetario Internacional; convenios en materia de transporte
marítimo; y los bien conocidos por los mexicanos: “acuerdos de libre comercio”,
franquicias, entre muchos otros temas.

c)- De carácter jurídico, para regular situaciones referentes a la nacionalidad de


los individuos, extradiciones, relaciones diplomáticas y consulares, doble
tributación, refugiados, etc.

26
http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/TDS2.pdf pp. 6-7
27
Reuter, Paul. Ibid. P. 45.
28
Guerrero Verdejo, Sergio. Op cit. Pág. 53
d)- De carácter social, tales como: apoyo en desastres naturales, combate a la
pobreza extrema, campañas y brigadas de salud para población y grupos
“vulnerables”.

e)- En materia de cooperación científica, técnica y cultural.

f)- En materia de medio ambiente y recursos naturales.

Por otra parte, Max Sorensen sostiene que el carácter de los tratados
internacionales se encuentra referido al hecho de que: “los Estados y demás
personas internacionales quedan obligadas por los tratados celebrados en
forma regular y que hayan entrado en vigor: ellos deben cumplirse de buena fe.
Este carácter, afirmado por la Carta de las Naciones Unidas, se expresa
comúnmente por el máximo principio del Derecho de los Tratados: “pacta
sunt servanda”, del cual ya se habló en el sub-tema 3 de la presente Unidad de
aprendizaje.

Así, cuando se lee la disposición del Artículo 26 de la Convención de Viena


sobre Derecho de los Tratados de 1986, relativo al principio “pacta sunt
servanda”, “Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por
ellas de buena fe”, se puede deducir que el carácter obligatorio para cumplir lo
pactado, es una regla elemental que pretende sustentar la necesidad de que
las relaciones jurídicas internacionales deban darse en un plano de igualdad
jurídica entre los sujetos de Derecho Internacional participantes.

El principio “pacta sunt servanda”, constituye así, uno de los principios del
derecho internacional positivo y sí esa regla se desechara, toda la
superestructura del derecho internacional contemporáneo se desplomaría, con
resultados negativos para la comunidad internacional.

1.9- Forma de los tratados internacionales.

Normalmente, cuando los estudiosos del Derecho de los tratados hablan de la


forma de los convenios se refieren a que pueden ser orales o bien escritos.

Ya se abordó en el subtema 1.2 de esta misma Unidad de aprendizaje, la


existencia de los acuerdos verbales, cuando se señalaba que:

“Habrá que considerar la posibilidad de que en lugar de celebrar un tratado


escrito, las Partes puedan obligarse mediante declaraciones unilaterales dados
a conocer respectivamente a través de discursos públicos verbales. Por
ejemplo, cuando un mandatario en visita a su país vecino, instruye
públicamente a su Ministro de Comercio para que se otorguen ciertos
beneficios para facilitar la importación de ciertos productos provenientes de ese
país o región, y en reciprocidad, el Gobierno del Estado – nación beneficiado
declara públicamente una medida similar”.

Aún cuando existe este tipo de posibilidades, hoy día las autoridades
participantes en la toma de decisiones y conducción de la política exterior
invitan a sus contra – partes a confirmar por escrito los compromisos que
puedan ser de interés mutuo, a fin de evitar eventuales contradicciones.

Ahora bien, por cuanto el fondo que revisten los acuerdos internacionales,
éstos pueden catalogarse en tratados – ley y tratados – contrato.

Los tratados – ley son aquellos que establecen reglas de derecho, son de
carácter general y compromete a todos los Estados de la sociedad mundial,
como la Carta de las Naciones Unidas que dio vida a la ONU.

Los tratados – contrato son los que se refieren a una temática particular y se
concluyen conforme a su vigencia u objetivo alcanzado.

Por último, habrá que identificar los convenios simplificados versus los tratados
solemnes, éstos últimos requieren de mayor formalismo por la alta importancia
de su naturaleza: acuerdos de paz, declaración de guerra, establecimiento de
relaciones diplomáticas y consulares, delimitación territorial, etc.

En tanto los acuerdos de forma simplificada, podrían catalogarse como


aquellos instrumentos de carácter administrativo o bien operativo que facilita o
contribuye al buen desarrollo de las relaciones internacionales, y cuyo
procedimiento para ser aplicado es más expedito.

Consideraciones finales.

Los tratados internacionales han sido por excelencia una de las


manifestaciones más objetivas de la vida de relación de los miembros de la
comunidad internacional, e independientemente de las diversas discusiones
entre los tratadistas en torno al carácter de los mismos, la máxima “pacta sunt
servanda” constituye el principio que mantiene al Derecho Internacional
contemporáneo como el principal factor jurídico para regir los destinos de la
comunidad internacional.

Independientemente que los tratados han recibido nombres muy diversos, y


ello ha contribuido a crear algo de confusión en torno a estos instrumentos
internacionales; sin embargo, ya sea que se les denomine convenios, acuerdos
o incluso protocolos, no perdamos de vista que cada uno de estos nombres
revela que su sustancia es un acuerdo internacional de voluntades.

Es importante también tener en cuenta que de conformidad al constante afán


humano por clasificar todo lo que le rodea, en el tema específico de los
tratados, han conducido a los juristas internacionales a intentar divisiones de
los tratados, siendo la más común aquella que distingue a la de los tratados
bilaterales de los multilaterales o colectivos; sin embargo, algunos
internacionalistas hablan de tratados uniplurilaterales, para distinguir aquellos
en los que una Parte contrata con muchos otros, como, por ejemplo, el Tratado
de Versalles de 1919.
Otros tratadistas también nos hablan de una separación atendiendo al
contenido, en tratados políticos (de alianza), tratados administrativos y tratados
comerciales; e incluso, hay quienes dividen a los convenios en tratados-
contrato y tratados-ley.

Bibliografía:

 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,


http://constitucion.gob.mx/index.php?idseccion=142&pagina=1

 Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, del 23 de mayo


de 1969, en vigor desde el 27 de enero de 1980.
Véase en: http://www.derechos.org/nizkor/ley/viena.html

 Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados entre Estados y


Organizaciones Internacionales del 21 de marzo de 1986.
Véase en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/TDS2.pdf

 Guerrero Verdejo, Sergio. Derecho Internacional Público: Tratados.


ENEP – Aragón / Plaza y Valdés Editores; México, 2001, 282 pp.

 Reuter, Paul. Introducción al Derecho de los Tratados. Fondo de


Cultura Económica. México. 2001. pp. 13-53

 Seara Vázquez, Modesto. Derecho Internacional Público. Editorial


Porrúa. México. 2001. pp. 61-65

 Sorensen, Max. Manual de Derecho Internacional Público. Fondo de


Cultura Económica. México. 1998.

Vous aimerez peut-être aussi