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El conflicto israelo-palestino es uno de los más complejos del escenario internacional y la principal clave de la inestabilidad en

Oriente Medio. El territorio conocido como Palestina es motivo de una disputa desde hace casi un siglo, y especialmente a raíz de
la creación del Estado de Israel en 1948 y el abortado nacimiento del Estado árabe palestino.

En este conflicto se conjugan elementos diversos. Nació como la disputa por un territorio entre dos movimientos nacionales con
diferentes proyectos nacionales; provocó la intromisión de las potencias durante la Guerra Fría; con el tiempo implicó a otros
actores regionales, ocasionando conflictos bélicos, y se complicó aún más al entremezclarse ideologías, religión, control de los
recursos naturales…

A lo largo de los años se han enfrentado principalmente dos fuerzas desiguales: el Estado de Israel y un movimiento de liberación
nacional, encarnado desde hace 30 años en la Organización para la Liberación de Palestina. Esta desigualdad ha permitido que
Israel ocupase el territorio susceptible de ser la base del Estado palestino y mantuviera bajo control militar a la población árabe
autóctona conculcando sus derechos fundamentales. La ocupación de Cisjordania y Gaza le ha valido a Israel la condena de la
comunidad internacional, aunque ésta haya sido incapaz de imponer sus resoluciones.

Además la cuestión palestina tiene una dimensión regional. La tensión entre Israel y sus vecinos incrementó los riesgos para la
seguridad del área, en forma de militarización, presencia de población palestina refugiada y proliferación de grupos armados.

La resolución de la cuestión palestina es la pieza clave para la pacificación de la región. Por ello el proceso de paz en Oriente
Medio puesto en marcha en 1991 ha girado en gran parte en torno a ella.

El territorio y la homogeneidad étnica fueron los dos factores fundamentales que guiaron a los sionistas en su proyecto político
de creación del Estado de Israel y en la partición de Palestina. El Movimiento Sionista buscó el control de todo el espacio de la
Palestina histórica y la construcción de un Estado para los judíos exigía la limpieza de otras etnias de dicho espacio. Las
aspiraciones sionistas a todo el territorio de la Palestina histórica, en lo cual coincidían tanto los sionistas de la izquierda como de
la derecha, se vieron matizadas por el pragmatismo del socialsionismo liderado por Ben Gurion y el acuerdo con la partición. La
aceptación del plan de partición de Naciones Unidas por parte del Movimiento Sionista no significó el abandono de las
pretensiones fundacionales, y la guerra de 1947-1948 permitió avanzar hacia los objetivos totales, tanto en lo referente al
territorio como a la expulsión de la población palestina.

En 1987, los palestinos comenzaron el levantamiento denominado 'intifada', dedicándose a tirar piedras y otros objetos a las
tropas israelíes. Ésta duró hasta los acuerdos de Oslo de 1993, cuando los Palestinos reconocieron al Estado de Israel y éstos a la
Autoridad Nacional Palestina (ANP). En esta 'intifada' murieron 1.470 palestinos y 271 israelíes. Sin embargo, las tensiones
continuaron, especialmente con la llegada al gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharon y el grupo ... grupo palestino
'Hamás', considerado un grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.

A partir del año 2008, se impone por parte de Israel un bloqueo a la franja de Gaza, controlada por el movimiento islamista Hamás, y
se suceden diversas ofensivas relámpago israelíes: Plomo Fundido (entre el 27 de diciembre de de 2008 y el 18 de enero de 2009),
Pilar Defensivo (noviembre de 2012) y la más mortífera de todas Margen Protector, con un saldo de más de 2000 muertos,
quedando las infraestructuras civiles del enclave seriamente dañadas.

En fechas más recientes, concretamente a partir del 30 de marzo de 2018 se han producido una serie de manifestaciones populares
en la franja de Gaza bajo el nombre de la “Marcha del Retorno” que a día de hoy amenazan con degenerar en una nueva espiral de
violencia en la que se podría desarrollar una nueva operación militar por parte del ejército israelí.

Actualmente no existe ningún proceso de paz ni de diálogo directo entre Israel y la Autoridad Palestina. Ante dicha tesitura, no
cabe esperar una desactivación del conflicto, antes bien, en el volátil panorama que se presenta es previsible una nueva escalada
que seguramente pasará desapercibida en la vorágine de la convulsa situación política y militar de Oriente Medio. En estos
momentos se requiere de dos condiciones para emprender el camino de la mesa de negociaciones de nuevo: voluntad y clima
favorable, y no parece que tenga lugar ninguna de las dos. No obstante, a veces pasa desapercibido un factor que puede ser
determinante y es el del gesto, y eso no es tan difícil que se produzca.

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