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Lengua y Literatura
% DE EXIGENCIA 60 %
Profesor Mario Díaz
PUNTAJE TOTAL 40
EVALUACIÓN UNIDAD III: GÉNERO NARRATIVO PUNTAJE OBTENIDO
Nivel 8º básico
Profesor Mario Díaz
Nombre:
Curso:
Fecha:
Estimado estudiante:
Ten confianza en tus conocimientos y preparación previa. Trabajamos de forma ardua durante las clases, por
ende, que tu esfuerzo y perseverancia en el estudio se refleje en esta prueba. Este es un paso más en tu camino
para lograr tus sueños y objetivos. ¡Éxito!
Instrucciones:
- El tiempo asignado para que responda esta prueba es de 90 minutos.
- La evaluación tiene un total de 40 puntos.
- Recuerde leer atentamente la pregunta antes de responder.
- Use solo lápiz azul o negro para responder, de lo contrario la alternativa será considerada errónea.
- Toda pregunta que presente algún borrón será anulada.
- No está permitido el uso de corrector.
- Durante la prueba no se puede intercambiar ningún tipo de material (gomas, lápices, etc.)
- Solo se considerarán válidas las respuestas anotadas en la tabla de respuestas que se encuentra a
continuación. Usted debe anotar la letra de la alternativa que considere correcta con mayúscula y lápiz
pasta en el casillero vacío que corresponda con el número de la pregunta.
TABLA DE RESPUESTAS
A B C D E
1
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3
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5
6
7
8
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Colegio Gultro
Lengua y Literatura
Profesor Mario Díaz
Ítem I: lea el encabezado de cada pregunta y responda la(s) pregunta(s) que se plantean a
continuación. Cada interrogante tiene cinco alternativas, de las cuales solo una es correcta. Lee con
atención, analiza la pregunta y compréndela a cabalidad antes de responder.
1. El propósito del texto literario se caracteriza por:
a) Uso de lenguaje
b) Tipo de narrador utilizado
c) El carácter de los personajes
d) El ambiente en que se desarrollan las acciones
e) La cantidad de historias simultáneas que puede narrar.
6Después de caer en un relajado trance Alberto descubrió dos vidas pasadas en las que había sufrido
heridas mortales en la espalda. Una fue especialmente reveladora. Cuando era soldado varios siglos
.
atrás había muerto dolorosamente en un campo de batalla europeo; al recordarlo volvió a
experimentar el dolor entumecedor de la herida fatal. La situación de esa herida correspondía
exactamente con la fuente de sus dolores actuales. Después de la regresión, sus dolores y espasmos
mejoraron rápidamente.
Aquellos que presentan múltiples rasgos (en ocasiones contradictorios entre sí)
que se desarrollan a lo largo de la historia. Tiene más rasgos que lo caracterizan
y, por ende, tiene una personalidad más compleja y rica
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo
dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal
de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a
visitarlo —me recomendó—. Se llama de otro modo y de este otro. Estoy segura de que le dará
gusto conocerte». Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto
decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus
manos muertas.”
Pedro Páramo. Juan Rulfo.
11. ¿Cuál es las siguientes afirmaciones es falsa respecto a la definición del concepto de tiempo del relato
en una obra literaria?
Aquella mascarada era un cuadro voluptuoso, pero permitan que antes les describa los salones
donde se celebraba. Eran siete -una serie imperial de estancias-. En la mayoría de los palacios, la
sucesión de salones forma una larga galería en línea recta, pues las dobles puertas se abren hasta
adosarse a las paredes, permitiendo que la vista alcance la totalidad de la galería. (…) as estancias
se hallaban dispuestas con tal irregularidad que la visión no podía abarcar más de una a la vez.
Cada veinte o treinta metros había un brusco recodo, y en cada uno nacía un nuevo efecto. A
derecha e izquierda, en mitad de la pared, una alta y estrecha ventana gótica daba a un corredor
cerrado que seguía el contorno de la serie de salones. Las ventanas tenían vitrales cuya coloración
variaba con el tono dominante de la decoración del aposento.
La máscara de la muerte roja. Edgar Allan Poe.
13. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es verdadera respecto al tiempo del relato?
17. De las siguientes afirmaciones, son (es) verdadera(s) respecto a la Ciencia Ficción:
I) presenta un mundo ficcional centrado es un futuro posible.
II) Se basa en las proyecciones y alcances de la Ciencia y la Tecnología.
III) H.G. Wells es un autor representativo de este tipo de Literatura.
a) Solo I
b) Solo II
c) Solo I y II
d) Solo II y III
e) I, II y III
18. Una de las características que presenta el mundo realista o cotidiano, en cuanto a su estructura, es:
a) Uso de la descripción minuciosa y detallada tanto de espacios como de personajes.
b) el uso de un narrador de conocimiento relativo.
c) La presencia de un conflicto al inicio del relato
d) La presencia de seres sobrenaturales, como dioses y héroes.
e) La presencia de hechos sobrenaturales y maravillosos.
Ítem II preguntas de extensión. Responda las interrogantes que se plantean a continuación. Al responder
tenga cuidado en su redacción y ortografía. Ocupe el espacio que se destina a cada pregunta para responder.
21. ¿Qué significa que los personajes literarios, a pesar de ser ficticios, puedan tener referentes en la
realidad? (2 puntos)
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22. ¿En qué se diferencia el mundo fantástico del mundo maravilloso? Entregue un ejemplo de alguna
película, novela, o inventado por usted. (2 puntos explicación, 1 punto ejemplo: 3 puntos en total).
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Colegio Gultro
Lengua y Literatura
Profesor Mario Díaz
Un viejecito de barba larga y blanca, bigotes enrubiecidos por la nicotina, manta roja, zapatos de taco alto, sombrero de
pita y un canasto al brazo, se acercaba, se alejaba y volvía tímidamente a la puerta del cuartel. Quiso interrogar al
centinela, pero el soldado le cortó la palabra en la boca, con el grito:
- ¡Cabo de guardia!
El suboficial apareció de un salto en la puerta, como si hubiera estado en acecho. Interrogado con la vista y con un
movimiento de la cabeza hacia arriba, el desconocido habló:
- ¿Estará mi hijo?
El cabo soltó la risa. El centinela permaneció impasible, frío como una estatua de sal.
-El regimiento tiene trescientos hijos; falta saber el nombre del suyo- repuso el suboficial.
-Manuel… Manuel Zapata, señor.
El cabo arrugó la frente y repitió, registrando su memoria:
- ¿Manuel Zapata…? ¿Manuel Zapata…?
Y con tono seguro:
-No conozco ningún soldado de ese nombre-
El paisano se irguió orgulloso sobre las gruesas suelas de sus zapatos, y sonriendo irónicamente:
- ¡Pero si no es soldado! Mi hijo es oficial, oficial de línea…
El trompeta, que desde el cuerpo de guardia oía la conversación, se acercó, codeó al cabo, diciéndole por lo bajo:
-Es el nuevo, el recién salido de la Escuela-
- ¡Diablos! El que nos palabrea tanto…
El cabo envolvió al hombre en una mirada investigadora y, como lo encontró pobre, no se atrevió a invitarlo al casino de
oficiales. Lo hizo pasar al cuerpo de guardia. El viejecito se sentó sobre un banco de madera y dejó su canasto al lado, al
alcance de su mano. Los soldados se acercaron, dirigiendo miradas curiosas al campesino e interesadas al canasto. Un
canasto chico, cubierto con un pedazo de saco. Por debajo de la tapa de lona empezó a picotear, primero, y a asomar la
cabeza después, una gallina de cresta roja y pico negro abierto por el calor. Al verla, los soldados palmotearon y gritaron
como niños:
- ¡Cazuela! ¡Cazuela!
El paisano, nervioso por la idea de ver a su hijo, agitado con la vista de tantas armas, reía sin motivo y lanzaba
atropelladamente sus pensamientos. - ¡Ja, ja, ja!… Sí, Cazuela…, pero para mi niño. Y con su cara sombreada por una
ráfaga de pesar, agregó:
- ¡Cinco años sin verlo…!
Más alegre rascándose detrás de la oreja:
-No quería venirse a este pueblo. Mi patrón lo hizo militar. ¡Ja, ja, ja…!
Uno de guardia, pesado y tieso por la bandolera, el cinturón y el sable, fue a llamar al teniente.
Estaba en el picadero, frente a las tropas en descanso, entre un grupo de oficiales. Era chico, moreno, grueso, de vulgar
aspecto. El soldado se cuadró, levantando tierra con sus pies al juntar los tacos de sus botas, y dijo:
-Lo buscan…, mi teniente.
No sé por qué fenómeno del pensamiento, la encogida figura de
su padre relampagueó en su mente. Alzó la cabeza y habló fuerte, con tono despectivo, de modo que oyeran sus
camaradas:
-En este pueblo…, no conozco a nadie…
El soldado dio detalles no pedidos:
-Es un hombrecito arrugado, con manta… Viene de lejos. Trae un canastito…
Rojo, mareado por el orgullo, llevó la mano a la visera:
La malicia brilló en la cara de los oficiales. Miraron a Zapata y como éste no pudo soportar el peso de tantos ojos
interrogativos, bajó la cabeza, tosió, encendió un cigarrillo, y empezó a rayar el suelo con la contera de su sable. A los
cinco minutos vino otro de guardia. Un conscripto muy sencillo, muy recluta, que parecía caricatura de la posición de
firmes. A cuatro pasos de distancia le gritó, aleteando con los brazos como un pollo:
- ¡Lo buscan, mi teniente! Un hombrecito del campo… dice que es el padre de su mercé…
Sin corregir la falta de tratamiento del subalterno, arrojó el cigarro, lo pisó con furia, y repuso: - ¡Váyase! Ya voy.
Y para no entrar en explicaciones, se fue a las pesebreras. El oficial de guardia, molesto con la insistencia del viejo,
insistencia que el sargento le anunciaba cada cinco minutos, fue a ver a Zapata. Mientras tanto, el padre, a quien los años
habían tornado el corazón de hombre en el de niño, cada vez más nervioso, quedó con el oído atento. Al menor ruido,
miraba afuera y estiraba el cuello, arrugado y rojo como cuello de pavo. Todo paso lo hacía temblar de emoción, creyendo
que su hijo venía a abrazarlo, a contarle su nueva vida, a mostrarle sus armas, sus arreos, sus caballos… El oficial de
guardia encontró a Zapata simulando inspeccionar las caballerizas. Le dijo, secamente, sin preámbulos:
-Te buscan… Dicen que es tu padre.
Zapata, desviando la mirada, no contestó.
-Está en el cuerpo de guardia… No quiere moverse.
Zapata golpeó el suelo con el pie, se mordió los labios con furia, y fue allá. Al entrar, un soldado gritó:
- ¡Atención!
La tropa se levantó rápida como un resorte. Y la sala se llenó con ruido de sables, movimientos de pies y golpes de taco.
El viejecito, deslumbrado con los honores que le hacían a su hijo, sin acordarse del canasto y de la gallina, con los brazos
extendidos, salió a su encuentro. Sonreía con su cara de piel quebrada como corteza de árbol viejo. Temblando de placer,
gritó:
- ¡Mañungo!, ¡Manguito…!
El oficial lo saludó fríamente. Al campesino se le cayeron los brazos. Le palpitaban los músculos de la cara. El teniente lo
sacó con disimulo del cuartel. En la calle le sopló al
oído:
- ¡Qué ocurrencia la suya…! ¡Venir a verme…! Tengo servicio… No
puedo salir.
Y se entró bruscamente. El campesino volvió a la guardia, desconcertado, tembloroso. Hizo un esfuerzo, sacó la gallina
del canasto y se la dio al sargento.
-Tome: para ustedes, para ustedes solos.
Dijo adiós y se fue arrastrando los pies, pesados por el desengaño. Pero desde la puerta se volvió para agregar, con
lágrimas en los ojos:
-Al niño le gusta mucho la pechuga. ¡Denle un pedacito…!
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Lengua y Literatura
Profesor Mario Díaz
23. Completa el siguiente cuadro indicando 3 características físicas y psicológicas de los personajes principales del
cuento (0,5 puntos por cada característica entregada: total 6 puntos).
Personaje Características físicas Características psicológicas
Viejo
Manual Zapata
24. Completa el siguiente cuadro, reconociendo las características del ambiente físico, psicológico y social del
cuento leído (1 punto por cada rasgo; total: 9 puntos).
Tipo de ambiente Descripción (3 rasgos mínimos)
Físico
Psicológico
Social