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Violencia entre sexos:

Agentes de cambios vs. Paradigmas culturales

Durante la historia de la humanidad, los hombres y las mujeres se han visto en la necesidad de
definir sus roles de acuerdo a múltiples factores: sociales, culturales, religiosos, y hasta de
supervivencia. En los tiempos que me toca vivir, existe una increíble cantidad de información
en nuestras manos, y es sorprendente ver el nivel de ignorancia con el que se siguen trazando
los roles de los sexos. Dentro de la problemática que se deriva de las diferencias básicas entre
los sexos, nace uno de los temas más relevantes en nuestra sociedad actual; la violencia de
género. Este término es definido como cualquier acto agresivo, basado en una situación de
desigualdad en un sistema de relaciones, que provoque un daño físico, sexual o psicológico,
incluyendo amenazas y hasta la privación de libertad.

No es un problema nuevo, sin embargo y lamentablemente, nuestra República Dominicana se


encuentra en un puesto alarmante en las estadísticas de violencia de género a nivel de la
región, con una marcada diferencia de casos de hombres contra mujeres. Estos números son
un claro indicador de que necesitamos un cambio y queda en nuestras manos provocarlo. Esto
solo seremos capaz de lograrlo al generar nuevas formas de pensar en cada niño(a),
adolescente, adulto y anciano que conforme esta sociedad. Desde que lo recuerdo, siempre
he sentido un llamado por ser parte de la solución a las problemáticas que me rodean. Me
apasiona profundamente conocer sobre el comportamiento humano, pero lo que más me
motiva es poder contribuir positivamente a la sociedad mediante el acompañamiento que
puedo brindar a otros para mejorar su salud mental, y, por ende, su vida. Es por ello que veo
en la carrera de psicología, la manera perfecta de formar parte de ese cambio que tanto
anhelo.

Una de las vicisitudes culturales que enfrentamos hoy día, son los estereotipos y creencias
donde la mujer es considerada como un objeto, normalizando todo tipo de discriminación
hacia el género femenino. Desde la crianza en los hogares, las políticas empresariales,
creencias culturales, hasta las publicidades en las calles, todas de una u otra manera influyen
en el trato de la mujer.
Como mujer, me siento llamada a trabajar particularmente en lograr un cambio positivo en
conseguir igualdad de derechos para nosotras las mujeres, reconociendo que somos seres
únicos con un lugar especial en nuestra sociedad. Mi objetivo es poder desarrollarme, adquirir
conocimientos actualizados, técnicas innovadoras y habilidades necesarias para convertirme
en uno de los agentes de cambios que requiere nuestra sociedad, a fin de contribuir en la
prevención y concientización en contra de la violencia de género y proponer herramientas
realmente efectivas, que promuevan una masculinidad y feminidad saludable. B.F. Skinner dijo,
“No hay ninguna razón por la cual no se pueda enseñar un hombre a pensar.” Es necesario
enseñarle a los hombres y mujeres una nueva forma de ejercer sus roles con responsabilidad,
abogando por sus derechos y siendo conscientes de los estilos de crianzas que están aplicando
en sus propios hogares.

Pensar que el cambio será inmediato es una ilusión total, pero quedarnos de brazos cruzados
porque el cambio podría durar más tiempo, no es una opción. Sería un acto de negligencia e
irresponsabilidad de parte de todos. En mi caso, empezaré el cambio conmigo misma, con mis
amistades, familia y entorno. Quiero ser una voz consciente que no sólo cita las estadísticas y
los retos que tenemos como país, sino que propone soluciones creativas y estrategias que
puedan implementarse de manera paulatina y sistemática a fin de instruir a las futuras
generaciones de la República Dominicana, empezando por la mía. Deseo llevar los debates a
las calles. Veo un país que trabaje duro en dejar a un lado los tabúes que nos acechan, creando
conciencia sobre los efectos devastadores que traen estas creencias erróneas en la vida, que
nos afectan a todos. Busco agregar valor a través de mi trabajo, dejar un legado de respeto,
armonía, humanidad y conciencia a la nación, donde cada ser humano es tratado con dignidad
y honra, en una cultura que promueve límites saludables y necesarios para la vida.

Por: Gabriela Arias

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