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RICARDO XAVIER BASALDUA

INTRODUCCIÓN AL
DERECHO ADUANERO
(CONCEPTO Y CONTENIDO)

ABELEDO PERROT

1988
CAPÍTULO II

INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

La etimología de la palabra "aduana" nos posibilita un primer acercamiento al


tema.
Como se verá, las opiniones no son unánimes, tanto en cuanto a su significado
como a la lengua de la cual proviene. Incluso existen quienes consideran difícil
establecer la etimología de este vocablo. Así, E. Littré en su Dictionnaire de la langue
francaise estima que para ello ". . .habría que saber algo sobre las circunstancias en las
cuales la palabra aduana {douane) se produjo" 1.
En la Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa-Calpe, luego de indicarse que
etimológicamente la palabra "aduana" procede del árabe adayuán, que significa
"registro o libro de cuentas", se nos advierte que según algunos proviene del francés
douana o dovana significando "derecho" y que aun, según otros, procede del italiano
duxana, para referirse a los "derechos del Dux, porque en Venecia pagaban las
mercaderías un derecho que pertenecía al Dux" 2.

1 E. Littré, Dictionnaire de la langue francaise, Ed. Librairie Hachette et Cié., París, 1863, t. 2,
pág. 1227, voz douane.
2 Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa-Calpe Editores, Bilbao-Madrid-Barcelona, 1905, t.
II, pág. 1032. Otra opinión se sostiene en el Dictionnaire universel théorique et pratique du commerce et
de la navigation (Ed. Librairie de Guillaumin et Cié., París, 1863, pág. 994), donde con referencia a la voz
douanes se expresa: "I. Consideraciones históricas. En sus Origines de la langue ///
19
Puede señalarse que en cuanto a la lengua de la cual procede, la gran mayoría de
opiniones oscila entre un origen árabe y un origen persa.
Veamos primero a los que se inclinan por la procedencia árabe.
En el Dictionnaire universel francais et latín de Trevoux se afirma que la palabra
aduana (douane) viene del italiano duana, o dogana, derivada del árabe diwan 3. En la
Enciclopedia Jurídica Española, de V. Pedret y Torres, E. Oliver Rodríguez y J. Torres
Ba-llesté se indica que el nombre Aduana se deriva del árabe al dyuan, que propiamente
significa junta, poyo o estrado en el que se reúnen algunas personas para ///

francaise, Ménage hace derivar la palabra douane del griego SOXA, recurso (recette), que se había
transformado en la baja latinidad en "dogana", y después, en la lengua italiana, en "doana"; siguiendo a
otros etimologistas provendría de dogana, impuesto de importación percibido en Venecia en beneficio del
dogo. Nosotros nos inclinamos a pensar que esta palabra podría ser de origen celta: los romanos, en las
Galias como en todos los países conquistados, habían establecido un derecho sobre las mercaderías; este
derecho era conocido bajo la designación de portorium, y en plural portoria, y, en su lengua, el pueblo
conquistado lo denominaba dóan. También se sostiene otro parecer en el Diccionario General
Etimológico de la Lengua Española, de Roque Barcia (F. Seix Editor, Barcelona, 1880, pág. 142), donde
se expresa con relación a la etimología de la palabra: "aduana: "Griego Soxávn (dokáne), "lugar en donde
se reciben las mercaderías" (Ménage). 2. Árabe diuan, "paraje en donde se reúnen los empleados de
Hacienda; Consejo de Estado, sala de Audiencia, oficina de aduana", según resulta de infinitos textos de
autores árabes; catalán, "aduana"; francés, douane, proven-zal, doana (Engelman, Devic). 3. Respecto del
italiano dogana, se ha dicho que viene de doge, dux, porque era un derecho impuesto sobre las mercancías
que entraban en Venecia (Littré). La forma favorece grandemente este origen: doge, dogana.
3 Dictionnaire universel frangais et latin, vulgairement appelé Dictionnaire de Trevoux, Ed.
Compagnie des librairies assocíes, MDCCLXXI, t. 3, pág. 442, voz douane.
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deliberar" 4. En el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano se indica que la
palabra "aduana" proviene del árabe adayuán, significando "registro o libro de cuentas y
figurativamente oficina pública establecida para registrar los géneros y mercaderías que
se importan o exportan, y cobrar los derechos que adeudan" 5. En el Diccionario de la
Lengua Española de la Real Academia Española se da a la palabra "aduana" como
procedente del árabe ad-diwána, significando "el registro" 6. En el Diccionario
Enciclopédico de U.T.E.H.A. se considera a la voz "aduana" como procedente del árabe
adayuán, significando "libro de cuentas" 7. Por su parte, Joaquín Escriche en su
Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia, si bien no compromete opinión,
parece inclinarse por esta tesitura al señalar que "La palabra 'aduana' se deriva, según
algunos, del nombre arábigo divanum, que significa la casa donde se recogen los
derechos. De aquí empezó ésta a llamarse divana, luego duana y por fin acabó en
aduana" 8.
También Henri Pirenne sostiene el origen árabe de la palabra "aduana" 9. Pedro
Gual Villalbí señala que ///

4 Enciclopedia Jurídica Española, de Víctor Pedret y Torres, Enrique Oliver Rodríguez y Juan
Torres Ballesté, Ed. Francisco Seix, Barcelona, 1910, tomo I, pág. 638, voz "aduana".
5 Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, Ed. Montañés y Simón (España) y Sociedad
Internacional (América), 1912, t. I, pág. 481, voz "aduana".
6 Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, Ed. 1970, pág. 28, voz
"aduana".
7 Diccionario Enciclopédico de la Unión Tipográfica Editorial Hispano Americano, México, t. 1,
pág. 196, voz "aduana".
8 Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia de Joaquín Escriche, Ed. Librería de la
Viuda de C. Bouret, París, México, 1912, t. 1, pág. 96, voz "aduana".
9 Henri Pirenne enseña que "El vocabulario de las lenguas modernas está lleno de palabras de
origen árabe que introdujo el comercio oriental y que recuerdan su variedad y su intensidad. Baste citar,
únicamente en español, expresiones como diván, aduana..."
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por lo común se acepta que proviene "...del árabe addiuán (al dirán), que era la casa o
lugar donde se reunían los administradores de las finanzas para la percepción de los
10
derechos o impuestos" . En la misma postura relativa a la procedencia árabe de este
11
vocablo puede mencionarse a W. Montgomery Watt y, entre nosotros, a Eduardo de
Ezcurra 12.
En cambio, otros consideran al vocablo "aduana" como originario del persa, del
cual nos habría llegado a través del árabe.
Así, Albert Dauzat en su Dictionnaire etymologique de la langue francaise
considera que la voz douane procede del árabe diouan, significando oficina aduanera, y
éste procede a su vez del persa 13. También en el Dictionnaire Enciclopedique Quillet se
sostiene que la voz douane, del antiguo italiano doana, actualmente do-gana, se vinculan
al árabe diouan, que es de origen persa y significa primero "registro", luego la oficina
donde se reúnen los empleados que llevan el registro 14. Igualmente, Joan Corominas en
su Diccionario Crítico Etimológico de la lengua castellana sostiene que el vocablo
"aduana" proviene del árabe diwán —significando re- ///

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Histórica económica y social de la Edad Media, Fondo de Cultura Económica, México, 1969, pág. 108.
10 Pedro Gual Villalbí, Teoría y técnica de la política aduanera y de los tratados de comercio,
Ed. Juventud S. A., Barcelona, 1943, t. 1, pág. 69.
11 W. Montgomery Watt, Historia de la España Islámica, Alianza Editorial, Madrid, 1984, pág.
59.
12 Eduardo de Ezcurra, Legislación aduanera. Concordancias, Jurisprudencia y comentarios,
Casa editora de Jacobo Peuser, 2º edición, Buenos Aires, 1900, quien en la nota 1 de la página 7 afirma
que "Aduana etimológicamente, tiene su génesis en la voz árabe adayuán, que significa "libro o registro
de cuentas".
13 Albert Dauzat, Dictionnaire etymologique de la langue francaise, Librairie Larousse, Paris,
1938, pág. 255, voz douane.
14 Dictionnaire Encyclopedique Quillet, Ed. Librairie Aristide Quillet, Paris, 1950, pág. 1034,
voz douane.
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gistro, oficina y especialmente oficina de aduana— y éste a su vez del persa diwán, para
referirse a "tribunal, oficina, asamblea" 15.
Dentro de esta corriente de opinión, en España Ildefonso Sánchez estima que lo
más probable es que tanto la palabra árabe diuan como la italiana dogana procedan del
vocablo persa diván, que significaba lo mismo que para los árabes: lugar o local de
16
reunión de los administradores financieros . En Francia, sostienen este parecer, Jean
Bastid y Jean-Pierre Demumieux ". 17
De tal modo, la "aduana" considerada institucionalmente aparece desde sus
orígenes como una oficina donde se efectúan registros relativos a las mercaderías que a
su ingreso o a su salida deben abonar tributos y cuya percepción debe procurar. De ahí
que el vocablo "aduana" se emplee tanto para referirse a la oficina de recaudación como
a los propios derechos de salida y de entrada que este organismo debe percibir 18.
Veamos a continuación cómo se manifiestan las instituciones aduaneras a través
de la historia 19.

15 Joan Corominas, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Ed. Gredos,


Madrid, 1976, vol. I, pág. 42, voz "aduana", y vol. II, pág. 182, voz diván. Este autor indica como
primeros documentos conocidos que emplean la palabra "aduana" uno fechado en 1261 (adoana) y luego
Las Partidas de Alfonso X (aduana).
16 Ildefonso Sánchez, en su trabajo La aduana: pasado, presente y futuro, publicado en la obra,
Estudios aduaneros, Colección Estudios de Hacienda Pública, Madrid, 1974, pág. 33.
17 Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux, Les douanes, Presses Universitaires de France,
Vendóme, 1976, pág. 5.
18 Conf. Joaquín Escriche, obra y tomo citados, pág. 96.
19 En el Código de Hammurabi no hemos hallado disposiciones que puedan calificarse como
aduaneras. Si bien es cierto que, de las 232 normas que lo integran, dos de ellas —precisamente los
artículos 38 y 41— hacen referencia al recaudador de impuestos, no surge de su texto ni el contenido de
sus funciones ni la naturaleza del tributo a percibir. En consecuencia, no podemos afirmar la existencia
de una aduana ni de tributos de índole aduanera.
23
1. EGIPTO

En la investigación histórica sobre la percepción de tributos y la aplicación de


prohibiciones a la entrada y salida de las mercaderías por parte de autoridades
constituidas, no puede soslayarse una civilización como la que se desarrolló en el valle
del Nilo.
El Egipto de los Faraones se nos presenta como un ejemplo impresionante de
monarquía absoluta. La centralización constituye una característica de la administración
egipcia. Todo depende del Faraón, que para gobernar se vale de una innumerable
cantidad de funcionarios. Entre ellos, el "escriba" ocupa un papel protagónico en el
control y la administración monárquica. Intervenía en la recaudación de los impuestos y
en el cumplimiento de las prestaciones vinculadas al cuidado de los caminos, de los
canales, de los diques, etc.1.
Egipto gozó de una gran estabilidad gracias a su unidad étnica y a su aislamiento
geográfico 2. En la época de los Faraones esta nación vivía replegada so- ///

1 Conf. André Aymard y Jeannine Auboyer, vol. I, Oriente y Grecia antigua, pág. 75, de la obra
Historia General de las Civilizaciones, publicada bajo la dirección de Maurice Crouzet, Ediciones"
Destino, Barcelona, 1963.
2 J. Maillet, Institutions politiques et sociales de l'antiquité, Precis Dalloz, 10? edición, París,
1970, pág. 18.
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bre sí misma, con una economía cerrada, por lo que su comercio exterior era
relativamente escaso 3.
No obstante, se importaban diversas clases de maderas, metales, marfiles, lanas,
aceite de oliva, vinos finos, resina, etc.4. A su vez, Egipto exportaba trigo, textiles de
calidad, cerámicas, perfumes, papiros, entre otros productos. Por lo general, era el
Faraón quien disponía tales exportaciones, mediante sus propias embarcaciones o en
caravanas que protegía con escoltas militares Se trataba de verdaderas expediciones
esta- ///

3 Conf. Leonard Wolley en Los comienzos de la civilización, segunda parte de la obra Historia
del desarrollo cultural y científico de la humanidad, UNESCO, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1966,
pág. 698.
Al respecto, señala Montesquieu que "Egipto, alejado por su religión y por sus costumbres de
todo trato con los demás países, no hacía comercio exterior: gozaba de un suelo fértil y abundante. Era el
Japón de aquellos tiempos: se bastaba a sí mismo. Tan poca importancia daban los egipcios al comercio
exterior, que abandonaron el Mar Rojo a las pequeñas naciones que en él tenían algún puerto: así
permitieron que allí tuvieran sus flotas los Idumeos, los Sirios y los Judíos" (Carlos de Secondat, Barón
de Montesquieu El Espíritu de las leyes, Libro XXI, Cap. VI, Ed. Porrúa, S. A., México, 1977, pág. 227).
4 Señala Leonard Woolley que "El comercio exterior de Egipto era un comercio en lujos, en
cuanto atañía al individuo, pero algunos por lo menos de estos lujos eran realmente necesarios para el
bienestar del país. Los templos no podían ser construidos sin pesada madera de construcción de clases que
no se daban en el valle del Nilo y el ritual del templo exigía el empleo de incienso, que tampoco el valle
podía producir. El aceite —el "remedio del cuerpo"— era necesario para fines tanto medicinales romo
mágico-religiosos; ia mirra, la casia y la resina se utilizaban en la momificación; la plata no existía en
Egipto y era, por consiguiente, preciosa además de baila, por lo cual las ofrendas de plata eran
particularmente gratas a los dioses. Evidentemente, era un deber del faraón organizar la importación de
cosas que tenían tales finalidades religiosas y, también de modo evidente, le convenía tener esa
importación en sus propias manos; el comercio exterior se convirtió, por tanto, en un monopolio real",
(ob. cit., pág. 698).
26
tales 5. Esto se explica si se tiene en cuenta que toda la tierra en Egipto era propiedad
personal del Faraón y que la mayor parte del comercio interno estaba en sus manos 6.
Por su ubicación geográfica, Egipto era un lugar de tránsito de las mercaderías
provenientes de la India y del sur de África hacia el Mediterráneo 7.
Según Juan Blacker Ayala: "Las mercaderías transportadas a través de Egipto,
no solamente pagaban el doble derecho de entrada y salida, sino que debían pagar,
además, un derecho de circulación por los caminos y canales, cuya finalidad era, se
estima, mantener a aquéllos en perfectas condiciones de vialidad, mediante la aplicación
de las sumas recaudadas por este concepto a dicho propósito. Parece, sí, que la finalidad
del impuesto señalado en el Egipto Imperial fue, lisa y llanamente, la de obtener
mayores entradas para la Caja Real". Destaca que: "También en las puertas de las
ciudades se cobraba a las mercaderías un derecho de paso, denominado 'derecho de
puertas', tributo que permitía a los mercaderes, además de franquear las puertas de las
ciudades, negociar las merca- ///

5 Conf. Henry Franckfort, "Egipto, el Reino de las dos Tierras", en la Historia de la economía
por los e.randes_ maestros de Gabriel Franco, Ed. Aguilar, Madrid, 1965, pág. 34.
6 Afirma Leonard Woolley que: "No sabemos de ninguna ley egipcia que regulara el comercio y
esto también parece mostrar que el mercader privado no representó un papel importante en la economía
del país.
La realidad es que todo el comercio estaba en manos del faraón y que el divino faraón era, desde
luego, una ley en sí mismo" (ob. cit.. pág. 695).
En el mismo sentido, puede verse a Jean Gaudemet, Institutions de l'Antiquité, Editions Sirey,
París, 1982, pág. 58.
7 Conf.: Jacques Toutain, La economía antigua, U.T.E.H.A., México, 1959, pág. 149; Jacques
Ellul, Histoire des institutions, Presses Universitaires de France, Collection Thémis, Vol. 1-2, "L'anti-
quité", 5ª edición, París, 1979, pág. 12.
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derías en el mercado de la ciudad". Afirma asimismo este autor que: "En algunos
puertos egipcios existía un derecho de puerto o muelle" 8.
Por su parte, André Neurrisse sostiene que en el Antiguo Imperio de Egipto
(3500-2200) las "...cargas públicas estaban principalmente aseguradas por el impuesto
directo y accesoriamente por los derechos de registro y de aduana" 9.
Leonard Woolley, refiriéndose a la expansión de Egipto durante el Antiguo
reino, enseña que: "Primero Khasekhemui y luego Snefrú invadieron el Sudán y
establecieron allí su frontera; el mantenimiento de ésta fue confiada a los monarcas de
Elefantina, el jefe de cuya familia llevó, en el reinado de Mernere, el título de 'Guardián
de la Puerta del Sur', mientras otros funcionarios de su personal recibían el nombre de
'Conductor de caravanas, que lleva los productos de los países a su Señor'. De hecho,
Elefantina se convirtió en la aduana y centro colector del comercio terrestre con el sur".
Y agrega: "Bajo la Sexta Dinastía se construyó una nueva fortaleza y aduana en Kerma,
en la cabeza de la tercera catarata, para que sirviera de puesto comercial avanzado al
que los sudaneses pudieran llevar sus mercaderías para cambiarlas por las joyas, los
cuchillos, los fuertes perfumes y los rollos de tela blanca o teñida, que entonces, como
en el siglo xix de nuestra era, hallaban un fácil mercado en África" 10.
Cuenta Aristóteles que: "Cleómenes de Alejandría, siendo sátrapa de Egipto,
cuando se declaró una rigurosa hambre en las otras partes, mientras en Egip- ///

8 Juan Blacker Ayala, Historia universal de las aduanas, Contable Chilena Editores, Santiago de
Chile, 1974, t. I, págs. 28 y 29,
9 André Neurrisse, Histoire de l'impót, Presses Universitaires de France, Vendóme, 1978, págs. 8
y 9.
10 Leonard Wooley, ob. cit., págs. 700 y 701.
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to era moderada, prohibió la exportación de trigo. Al decirle los nomarcas que no iban a
poder pagar los tributos por no exportar el trigo, permitió la exportación, pero puso un
fuerte impuesto sobre el trigo. Así resultó de ello que si no obtuvo mucha contribución
al ser pequeña la exportación, al menos los nomarcas cesaron en sus excusas" 11.
En la época de los Ptolomeos, según Jean Gaude-met: "Los derechos de aduana
son múltiples; a aquéllos percibidos en las fronteras se agregan las aduanas interiores
entre el Alto y el Bajo Egipto e incluso entre los nomos" 12.
Señala Albert A. Algoud que cuando los romanos conquistaron Egipto hallaron
aduanas (es decir, impuestos establecidos sobre las mercaderías a la entrada y a la
salida) y peajes, los cuales sólo tenían un carácter fiscal. Nos dice que: "Existían en el
Mar Rojo, donde llegaban los artículos y productos de Arabia y de la India; los había
sobre la costa de Arabia, en donde el derecho de desembarco era muy elevado (25%).
En Asia romana la tasa era la misma que en Roma, es decir del cuadragésimo del valor
(2,5%)" 13

11 Aristóteles, Económicas, Libro II, Cap. Segundo, Ed. Gredos S. A., Madrid, 1984, págs. 292
y 293.
12 Jean Gaudemet, ob. cit., págs. 242 y 243.
13 Albert A. Algoud, Histoire des droits de douane (de leurs origines romaines á 1939) et de la
politique commerciale de la France, Ed. S.E.D.E.P., París, 1978, pág. 23.
29
2. GRECIA

Las aduanas y los derechos aduaneros también existieron en la antigua Grecia,


como queda demostrado por lo expuesto, entre otros, por Herodoto, Aristóteles,
Demóstenes y Jenofonte.
Heredoto, refiriéndose a Creso, monarca de los lidios, cuenta que "Sobremanera
contento Creso con la respuesta, y envanecido con la esperanza de arruinar el imperio
de Ciro, envió nuevos diputados a la ciudad de Delfos, y averiguando el número de sus
moradores, regaló a cada uno dos monedas o stateres de oro. En retorno los delfios
dieron a Creso y a los lidios la prerrogativa en las consultas, la presidencia de las juntas,
la inmunidad en las aduanas y el derecho perpetuo de filiación a cualquier lidio que
quisiere ser su conciudadano" 1.
Aristóteles enseña que, según una división esquemática, hay cuatro clases de
economía: real, satrápica, de la ciudad y privada. Con relación a la economía real afirma
que "...tiene cuatro aspectos especiales: la moneda en circulación, las exportaciones, las
importaciones y los gastos". Respecto a la economía satrápica, señala que 'Pertenecen a
ésta seis tipos de ingresos: de la tierra, de los productos peculiares de la región, del co-
///

1 Herodoto, Los nueve libros de la historia, Libro Primero, LIV, Ed. Porrúa, México, 1974, pág. 15.

31
mercio, de los impuestos, de los rebaños y de las demás fuentes". El ingreso del
comercio, agrega, ". . .es el derivado del mercado exterior" y el ingreso de los tributos . .
. "es el que resulta de los impuestos por el paso de la tierra y de los mercados". Con
referencia a la economía de la ciudad expresa que "En ésta la fuente de ingresos más
importante es la que procede de los productos peculiares del país, a continuación viene
la que procede del mercado exterior y los lugares de paso y después la de las tasas
ordinarias" 2.
Demóstenes, con relación a Filipo II de Macedonia, señala ". . .he oído contar
que no van a dejarle percibir los derechos sobre puentes y mercados, ya que el producto
de esto tiene que nutrir el fondo público de Tesalia en lugar de cobrarlo Filipo" 3.
Jenofonte en su obra Las Helénicas cuenta que ". . .los atenienses habían
impuesto a Bizancio el diezmo sobre las mercaderías llegadas del Ponto. . ." y en Las
rentas del Ática afirma que ". . .cuanto más extranjeros vayan y vengan entre nosotros,
más aumentarán las importaciones y las exportaciones, las compras y las ventas, los
salarios acordados y los impuestos a percibir" 4.
Los tributos que gravaban las importaciones y las exportaciones exteriorizaron
en la antigua Grecia la existencia de un poder de imposición con anterioridad

2 Aristóteles, Económicas, Libro II, Cap. Primero, edición citada, oágs. 262 y 263. Asimismo,
el estagirita da cuenta de la existencia de derechos de puerto en Macedonia e incluso señala que en
Babilonia existía una antigua ley que prescribía el pago de la décima parte de los productos importados
(obra y edición citadas, Cap. Segundo, págs. 281, 282 y 295).
3 Demóstenes, Discursos, Olintíaca Primera, Ed. Porrúa, México, 1975, pág. 31.
4 Jenofonte, Historia griega, Ed. Iberia S. A., Barcelona, 1965, vol. II: Las Helénicas, Libro IV,
Cap. VIII, pág. 152, y Las rentas del Ática, Cap. III, pág. 294.
32
al nacimiento de los Estados, tal como hoy los entendemos. Más que la introducción o
la extracción de las mercaderías a través de las fronteras, parece que se tenía entonces
en consideración la entrada o la salida de la ciudad o, en su caso, el acceso a la plaza del
mercado o a un puerto determinado.
El lugar u oficina donde se pagaban los tributos aduaneros se denominaba
telónion o telonio 5. De ahí la denominación de tenoleum para referirse a tales tributos.
Según Augusto Boeckh: "Todos los ingresos ordinarios de Atenas pueden ser
clasificados en los siguientes grupos: 1. Derechos, provenientes en parte de los
dominios públicos, incluidas las minas, en parte de aduanas y de consumos, así como de
algunos gravámenes sobre industria y personas (sólo extranjeros y esclavos). 2. Multas,
junto con aranceles judiciales y fondos procedentes de propiedades conquistadas,
tributos de los extranjeros o Estados sometidos y liturgias ordinarias". Agrega que:
"Con la sola excepción de los tributos, dicha enumeración sería aplicable a los otros
Estados de Grecia" 6.

5 Conf. Enciclopedia Universal Ilustrada, de Espasa-Calpe Editores, ob. cit., voz telonio.
Asimismo, en el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, bajo la voz telonio se indica: (del latín
telonium; del griego : m. Aduana o banco público donde se pagaban los tributos" (ob. cit., t. XXI,
pág. 517).
6 Augusto Boeckh, "Las diferentes ramas del ingreso público en Atenas y en otras repúblicas
griegas", publicado en la Historia de la economía por los grandes maestros, de Gabriel Franco, Ed.
Aguilar, Madrid, 1965, pág. 105. En forma coincidente, Gaudemet sostiene que "Los recursos ordinarios
se obtenían por las rentas del dominio y de las minas, las multas, algunos monopolios, las prestaciones en
especie y las cargas impuestas a particulares (liturgias) , los impuestos indirectos y sobre todo los
beneficios de aduanas. Dominio, minas, impuestos, aduanas eran a veces arrendadas a particulares" (Jean
Gaudemet, ob. cit., pág. 173).
33
Por su parte, Fernando Sainz de Bujanda enseña que "Los ingresos del Estado en
los primeros tiempos de los reyes, procedían en primera línea del patrimonio privado
del rey (integrado por tierras y ganado), a lo que hay que añadir de vez en cuando las
donaciones de amigos y aliados (cita a Gunther Schmolders, Allgemeine Steuerlehre,
Viena 1951). Más adelante, estos medios, unidos a las liturgias, fueron insuficientes
para cubrir los gastos públicos, cada vez más elevados, sobre todo desde que se inició la
política de expansión, a raíz de las Guerras Médicas, ¿Cómo pudo entonces
desenvolverse la Hacienda, vista la repugnancia del griego hacia los impuestos
personales? El repertorio de los recursos fiscales destinados a cubrir las necesidades
ordinarias se redujo a ciertos impuestos indirectos de consumo —bajo la forma de
derechos aduaneros o de mercado— y a tasas de diversa índole, sobre todo judiciales y
de utilización de la propiedad común" 7.
Con relación a estos impuestos indirectos, señala André Neurrisse que "...en los
puertos los buques que efectuaban el transporte de mercaderías debían atracar
obligatoriamente en el emporion, en donde los ///

7 Fernando Sainz de Bujanda, Hacienda y Derecho, Ed. Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
1961, t. I, págs. 140 y 141. En el mismo sentido, H. Sieveking afirma que "La economía del Estado
obtenía, además de los ingresos de aduanas, otros recursos provenientes del monopolio de ciertos ramos
de negocios, y a los ricos se encomendaban, en calidad de liturgias, determinados cometidos: tales el
armar los tirrenes o el atender al coro en el teatro" (Historia económica universal, Ediciones D. Milagro,
México D. F., 1943, pág. 61). Coincidiendo con el rechazo por parte de los griegos a los impuestos
directos señalado por Sainz de Bujanda, nos dice Montes-quieu que "El impuesto por cabeza es más
propio de la servidumbre; el impuesto sobre las mercaderías es más propio de la libertad, porque no se
refiere tan directamente a la persona" (ob. cit., Libro XIII, Cap. XIV, pág. 145).
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agentes del adjudicatario del impuesto recibían la declaración al mismo tiempo que
percibían un derecho de aduana del quincuagésimo a la entrada" 8.
Aunque es poco lo que se conoce del sistema aduanero griego, puede afirmarse
que no sólo existían restricciones indirectas, constituidas por tributos a la importación y
a la exportación, sino también restricciones directas, representadas especialmente por
prohibiciones de exportar o de importar desde o hacia determinada ciudad o país. Así lo
atestiguan Aristófanes, Aristóteles y Plutarco.
Aristófanes en su comedia Los Caballeros pone en boca del personaje
Demóstenes la siguiente afirmación: "por Zeus que sí, que exportaba efectos prohibidos,
como pan, pescado, carne. . ." 9.
Aristóteles da cuenta de una ley que prohibía la exportación de trigo en
Selimbria, situada en la costa meridional de Tracia, que fue colonia doria de Mega-ra y
formó parte de la confederación ateniense 10.
Plutarco, refiriéndose a la obra legislativa de Solón, afirma que "De las
producciones solamente concedió el sacar a país extranjero el aceite, prohibiendo la
salida de todas las otras, y mandando que el arconte hiciera públicas imprecaciones
contra los extractores, o en su defecto pagara cien dracmas al erario. Es la primera tabla
que contiene esta ley. Pueden muy bien no ir errados, dirá cualquiera, los que afirman
que en ///

8 André Neurrisse, ob. cit., pág. 11. Al respecto, Juan Blacker Ayala enseña que "Los derechos
de aduana, para las mercaderías extranjeras y nacionales, se percibían en dos lugares distintos: el
emporion y el mercado. El emporion era el lugar donde se hacían los negocios con las mercaderías de
procedencia extranjera" (obra y tomo citados, pág. 100).
9 Aristófanes, Las once comedias, Ed. Porrúa, México, 1979, comedia Los caballeros, pág. 40.
10 Aristóteles, Económicas, Libro II, Cap. Segundo, edición citada, pág. 276.
35
lo antiguo también era prohibida la extracción de higos, y que parece haberse dado el
nombre de sicofanta al que denunciaba a los extractores" 11.
Al respecto, M. I. Finley enseña que "La ciudad antigua se mostró renuente a
dejar su provisión de alimentos expuesta al acaso o al libre juego del mercado, al menos
mientras la ciudad fue una comunidad genuina v autónoma. Aún la Atenas clásica
declaró delito capital la exportación de granos domésticos, pese a que dominaba el mar
Egeo y, así, las enormes importaciones de trigo procedentes de la Rusia meridional (y
de otras partes) " 12.
No obstante, el crecimiento de Atenas la obliga a recurrir a un importante
intercambio para hacer frente a las necesidades de su numerosa población. A fin de
subvenir a su alimentación se ve obligada a importar trigo y, a cambio, exporta vino y
aceite, e incluso, para conjugar el déficit de su balanza comercial, debe dar en pago
13
plata, que extrae de sus minas . Así lo señala Jean Philippe Lévy, quien sostiene
asimismo que "El legislador ateniense se muestra muy liberal, salvo para el comercio de
granos, respecto del cual prohíbe el acaparamiento y la exportación. Para todo el resto
se limita a asegurar la honestidad en los negocios sancionando un derecho comercial
simple y controlando pesas y medidas. En un Estado tan pequeño, los derechos de
aduana, ínfimos, no pueden perseguir ninguna especie de proteccionismo" 14.

11 Plutarco, Vidas paralelas, "Solón y Publicola", Ed. Porrúa, México, 1970, págs. 99 y 100.
12 M. I. Finley, La economía de ¡a antigüedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1982,
pág. 181.
13 M. I. Finley afirma que "La plata era la riqueza más importante de Atenas, y se exportaba
en cantidades considerables; lo mismo da en barras o en monedas" (ob. cit., pág. 188).
14 Jean-Philippe Lévy, L'économie antique, Presses Universitaires de France, Vendóme, 1981,
págs. 32 y 33.
36
En cuanto a las restricciones directas a la importación, cuenta M. I. Finley que
"A veces se tomaron excepcionales medidas de protección a la agricultura doméstica,
como la ley de la isla de Thasos, en el norte del Egeo, a fines del siglo v a C, que
prohibía la importación de vinos extranjeros a las zonas costeras de Tracia que estaban
bajo la jurisdicción de Thasos" 15.

15 M. I. Finley, ob. cit., pág. 191.


37
3. ROMA

La historia de Roma, ya sea en la denominada época de los reyes, como


después en la República y en el Imperio, registra también la existencia de los de-
Techos de aduana.
En la Roma de los reyes, según relata Tito Livio, el senado, frente a una
situación de grave inestabilidad polít ica "..empleó con el pueblo todos los
medios de seducción. . . " y, además de retirar la administración del monopolio
de la sal de sus beneficiarios —que se vendía a precio excesivo— liberó al pueblo
de los derechos de entrada y, en general, de todo impuesto 1 .
Esos derechos de entrada formaban parte de los tributos denominados entonces
genéricamente portorium.
Enseña al respecto Rene Cagnat que bajo la denominación de portorium los
romanos se refirieron indistintamente a tres tributos: la aduana, los arbitrios y los
peajes. Puntualiza que "La aduana, en efecto, es un derecho que debe pagarse al
Estado cuando se atraviesa la frontera para introducir productos extranjeros o
exportar productos nacionales. El arbitrio es un impuesto establecido por una
ciudad, en sus puertas, sobre las mercaderías que se pretende introducir, y perci- ///

1 Tito Livio, Historia romana. Primera Década, Libro I, punto 9, Editorial Porrúa, México,
1976, pág. 55.

39
bido en su provecho. Los peajes eran ciertas contribuciones impuestas a los viajeros en
los caminos y en el cruce de los ríos. Pero parece que los romanos no efectuaron nunca
diferencia entre estas tres clases de tributos: ellos no emplearon para designarlos más
que una palabra, la de portorium. La única distinción que realizaron fue de otra
naturaleza. Reconocían, en efecto, dos clases de portoria: el portorium marítimo y el
portorium terrestre. El primero se abonaba en los puertos; el segundo, en las fronteras
terrestres del imperio o de las provincias, en las puertas de una ciudad o en los caminos"
2
.
Coincidiendo con Cagnat, Siegfried J. De Laét señala que la palabra portorium
tiene una significación más amplia que nuestro término "aduana". Se corresponde, en
efecto, con tres impuestos que hoy en día distinguimos netamente: la "aduana" (es
decir, el impuesto a pagar en la frontera de un Estado cuando se importa o se exporta
mercadería); el "arbitrio" (el tributo percibido a la entrada de una ciudad, sobre las
mercaderías que se quieren introducir en ella); el "peaje" (la suma a pagar por recorrer
ciertas rutas, cruzar ciertos puentes, etc.). Y agrega: "Los romanos no hicieron
distinción entre estos diversos tributos y los designaron bajo la denominación común de
portorium. En efecto, en el momento en que la organización aduanera romana alcanzó
su pleno desarrollo, el portorium era percibido no sólo en las fronteras del Estado, sino
también en los límites de las diversas circunscripciones aduaneras en las que el territorio
romano estaba dividido y, en el interior de esos distritos, a la entrada de ciertas ciudades
///

2 Rene Cagnat, Etude historique sur les itnpóts indirects chez les romains jusqu'aux invasions
des barbares, d'aprés les docwnents literaires et epigraphiques, Imprimerie Nationale, París, 1882, pagina
2.

40
importantes, en las encrucijadas de rutas, al atravesar los pasos en las montañas, en
puentes; gravaba no sólo el comercio marítimo en los puertos sino también el tráfico
fluvial y los transportes terrestres". Opina este autor que la palabra portorium es un
derivado de portus-us, cuya primera significación es "pasaje" y advierte que portus no
designa a un "puerto" sino en un sentido derivado. El primer significado de la palabra es
"pasaje", "puerta". En consecuencia, enseña que ". . .el portorium era un 'derecho de
pasaje', un impuesto de transporte percibido sobre la circulación de las mercaderías 3.
Por su parte, Gustave Humbert destaca que los portoria perseguían un fin
puramente fiscal. Afirma que "El Senado jamás pensó en favorecer a algunos
productores romanos elevando, mediante un derecho protector, el precio natural de
ciertos productos, en detrimento del consumo" 4.

3 Siegfried J. de Laét, Portorium: étude sur l'organisation douaniére chez les romains, sourtout a
l'époque du Haut-Empire, Library of Congress Cataloging in Publication Data, Roman history, reprint
edition 1975 by Arno Press Inc., U.S.A., págs. 16 y 17, nota 2.
4 Gustave Humbert, Les douanes et les octrois chez les romains, Extrait du Recueil de
I'Academie de Legislation, Typographie de Bonnal et Gibrac, Toulouse, 1867, págs. 10 y 11. Considera
este autor que "Como tesis general puede afirmarse que la política proteccionista no aparece en el
presupuesto quinquenal elaborado por los censores. Cuando el Senado restableció los portoria, no se
preocupó más que de un medio fácil de llenar el aerarium". Y agrega: "La aristocracia romana estaba bien
lejos de pensar en crear una protección legislativa, es decir, de garantizar por la fuerza del Estado la
salida de los productos o un cierto precio de venta al comercio y a la industria, que eran vistos como un
modo poco honorable de enriquecerse. Menos aún imaginaron asegurar un privilegio a ciertos
productores en un época en la cual se llegaba hasta a prohibir el comercio a los senadores. En cuanto a la
agricultura italiana, ya entonces mortalmente afectada —en cuanto a cereales se refiere, según precisa en
nota el autor cuya opinión se transcribe— en el siglo VI por la multiplicación de guerras lejanas, que
aparejó
41
Coincidentemente, Rene Cagnat señala que "... el portorium no fue jamás otra
cosa, para los romanos, que un impuesto de circulación; no tenía más que una utilidad,
pero una utilidad capital: llenar fácilmente el tesoro público, y no procuraron más que
obtener el mayor provecho posible. Lejos de favorecer al comercio, multiplicaron las
trabas, separando las provincias unas de otras por líneas aduaneras y creando peajes en
las rutas, en los puertos, en los canales" 5.
Debe señalarse, no obstante, que el portorium sólo gravaba la circulación con
fines comerciales y que por consiguiente estaban exentos de su pago los objetos
destinados al uso personal 6. Asimismo, como lo pun- ///

---------------------------------
la desaparición de los trabajadores libres, de la clase media y el desarrollo de los latifundio, ella
acabó por expirar en el siglo VII, cuando fracasaron las tentativas de reforma de Tiberius Gracchus. Su
hermano entró en una vía peligrosa al inaugurar las leyes frumentarias, que llegaron a alimentar casi
gratuitamente a la masa inmensa de la plebe y de los esclavos de Roma, mediante el trigo extranjero. Fue
el último golpe asestado al cultivo de cereales en Italia. Así, la producción agrícola misma no fue objeto
de una tarifa protectora. Lo que prueba en forma más que suficiente el carácter puramente fiscal de los
portoria durante la República, es el silencio de los historiadores sobre las cuestiones de tarifa. Nunca se
planteó la situación de cuestionar al Senado el derecho de fijar la tasa y la cantidad del impuesto. Si este
último hubiera modificado las relaciones comerciales en beneficio de ciertos intereses particulares, los
tribunos de la plebe no hubieran dejado de hacerse eco de las quejas de los interesados".
5 Rene Cagnat, ob. cit., pág. 4. En igual sentido, M.I. Finley afirma que "Tanto los impuestos
portuarios imperiales como los peajes locales municipales fueron simples recursos para obtener ingresos,
aplicados a la manera tradicional a todo lo que pasara en una u otra dirección. Sólo estaban exentos el
grano destinado a la ciudad de Roma y los artículos destinados al ejército (ob. cit., pág. 229).
6 Conf. Joachim Marquardt, quien afirma que "... no se sometía a las mercaderías importadas al
impuesto sino en la medida que las mismas estuvieran destinadas al comercio; la aduana no percibía
ningún derecho sobre las mercaderías destinadas a las ne- ///
42
tualiza M. Rostovtzeff, los tributos percibidos en las fronteras de cada provincia eran
moderados 7.
Fernando Sáinz de Bujanda expresa que "El sistema fiscal romano ofrece, en su
larga evolución, un importante repertorio de impuestos sobre la circulación y el
consumo, entre los que se destacan: 1º. Los derechos aduaneros {portoria), cuya
percepción se remonta a la época de los reyes. Fueron recaudados en las fronteras
provinciales, y más tarde también en las fronteras imperiales. Existieron derechos ad
valorem (el 2,5 por 100, en la época imperial, según Dessau), y derechos específicos.
Las aduanas municipales fueron también frecuentes, pero en la misma Roma sólo
funcionaron temporalmente, hasta la época imperial en que fue establecido un fielato
para los géneros alimenticios; 2º. Un impuesto del 5 por 100 sobre el valor de los
esclavos manumitidos (Vicésima manumissionum) establecido el año 357 a. de J. C, y
extendido posteriormente a todo el Imperio; 3°. Un impuesto del 4 por 100 sobre el
precio de venta de los esclavos; 4°. El impuesto general sobre las compras, introducido
por Augusto, y que consistía, por lo general, en el 1 por 100 {centesima rerum
venatium), figura fiscal que prueba, en opinión de Wagner, el desarrollo de las
transacciones y de la circulación monetaria en la época del Imperio; 5º. Un impuesto del
5 por 100 sobre las herencias y legados (lex vicésima hereditatium), que había de
pagarse por los ciudadanos romanos, incluso cuando recogían las herencias

---------------------------
cesidades de los transportistas" (J. Marquardt, De l'organisation fi-nanciére chez les romains, tomo X del
Manuel des antiquités romai-nes, de Theodore Mommsen et Joachim Marquardt, Ed. Ernest Tho-rin,
París, 1888, pág. 340, nota 3. En el mismo sentido puede mencionarse a Albert A. Algoud, ob. cit., págs.
29 y 45.
7 M. Rostovtzeff, Historia social y económica del Imperio Romano, ed. Espasa-Calpe S. A.,
Madrid, 1937, tomo I, págs. 116 y 309.
43
en las provincias. Fuentes de ingreso fueron también los monopolios (como el de la sal
y el de acuñación de moneda), las multas y las confiscaciones" 8.
Es de advertir que, como lo señalan Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux, ya en
la Roma de los reyes los portorium eran percibidos por el sistema de adjudicación o
arrendamiento 9. Asimismo, Albert A. Algoud, refiriéndose a la Roma imperial afirma
que "Los portoria no eran percibidos por los funcionarios, sino arrendados a publicanos"
10
.

8 Fernando Sainz de Bujanda, obra y tomo citados, páginas 156 y 157.


9 Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux, ob. cit., pág. 5.
10 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 36. En el mismo sentido, Joachim Marquardt, obra y tomo
citados, pág. 345. La existencia de compañías de publicanos en Roma en el siglo V es mencionada por
Fustel de Coulanges, quien indica que el ingreso a las mismas implicaba "... participar en los enormes
beneficios que procuraba la percepción de los impuestos..." (La ciudad antigua, Ed. Porrúa S. A., México,
1978, pág. 282). Señala Claude Nicolet que es indudable "... que las sociedades de publicanos hayan sido,
en su naturaleza originaria, sociedades de derecho privado, del tipo de las sociedades comerciales o
industriales (y más específicamente sociedades alicuius negotiationis. Indica, como la más antigua
aparición en la historia, el año 215 antes de Cristo, mencionando que ".. .para la adjudicación de los
equipamientos de la flota de la armada de España, decidida por el Senado, se presentan 19 personas
formando tres sociedades" (Claude Nicolet. en su estudio Deux remarques sur l'organisation des sociétés
de publicains a la fin de la Re-publique Romaine, incluido en la obra Points de vue sur la fiscalité antique,
bajo la dirección de Henri van Effenterre, Director del "Centre Gustave Glotz", publications de la
Sorbonne, París, 1979, págs. 69 a 95.
Con relación al sistema de arrendamiento o adjudicación de los tributos, Montesquieu expresa
que "En las repúblicas, generalmente, las rentas las administra el Estado. La práctica contraria fue un gran
defecto del gobierno de Roma". Y en nota agrega: "César se vio obligado a suprimir los publicanos en la
provincia de Asia, poniendo allí otra clase de administración (Dion). En Macedonia y Acaya, provincias
que Augusto había dejado al pueblo romano
44
Señalan Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux que cuando Roma extendió sus
posiciones en Oriente designó colectores (publicanos) para percibir los impuestos de
aduana y los peajes, siendo el más célebre Leví ", el futuro apóstol Mateo de Cristo, que
acumuló las funciones de aduanero y de perceptor en Cafarnaún, lugar de paso de las
caravanas provenientes del Oriente e importante ciudad fronteriza de Galilea, en las
orillas del lago Tiberíades 12.
Además del portorium, también existieron en Roma prohibiciones de
exportación. Enseña Joachim Marquardt que "...bajo el imperio, en las fronteras del
territorio, el limes imperii fue cubierto con poderosas líneas de aduana. Para ciertas
mercaderías existía una prohibición absoluta de exportación, en especial para el hierro
bruto o elaborado, para las armas, el vino, el ///

---------------
y que, por consiguiente, se gobernaban por el antiguo sistema, también se acabó por introducir el
gobierno directo del emperador por medio de sus empleados. Tácito" (Montesquieu, ob. cit., Libro XIII,
Cap. XIX, pág. 148).
Por su parte, M. Rostovtzeff afirma que "En el reinado de Augusto comenzó el proceso que
condujo a la suspensión del arriendo de los tributos. Es cierto que bajo Augusto continuó habiendo
publicanos en casi todos los ramos del sistema tributario': pero poseemos algunos datos de los que se
deduce que el camino conducente a la transformación gradual del sistema fue iniciado por Augusto" ob. y
t. cits., pág. 147, nota 6).
11 En el Evangelio de San Lucas se expresa al respecto: "Después de esto salió y vio a un
publicano por nombre Leví sentado al telonio, y le dijo: Sigúeme. El, dejándolo todo, se levantó y le
siguió. Leví le ofreció un gran banquete en su casa, con asistencia de gran multitud de publicanos..." (Le.
5, 27). A ello se refiere también San Mateo (Mt 9, 9-13) y San Marcos (Me 2, 14). Posteriormente, es
escogido entre los discípulos como uno de los doce apóstoles (Mt. 10, 2-4; Me 3, 16-19; Le 6, 14-16), el
apóstol Mateo.
En atención a su anterior oficio, San Mateo es el santo patrono de los aduaneros.
12 Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux, ob. cit., pág. 5.
45
aceite, los cereales, la sal y el oro. . ."13. Albert A. Al-goud menciona al respecto que en
el siglo III las constituciones de los emperadores Valentiniano, Valente y Graciano
incluyen prohibiciones a la exportación concernientes al trigo, la sal, el aceite, el vino y
otras bebidas, las armas y materias primas para fabricarlas, las corazas, los cascos, los
arcos y otras armas, el hierro bruto o elaborado y la piedra para afilar. Opina este autor
que estas medidas no tenían carácter económico sino que hacían a la seguridad pública
14
.

13 Joachim Marquardt, obra y tomo citados, pág. 342. Por su parte, Jean Imbert y Henri
Legoherel cuentan que "Cicerón, durante su consulado, ordenó a los funcionarios de la aduana en
Pouzzoles que aprehendieran todo el oro y la plata que se pretendiera extraer de Italia (Histoire
economique des origines a 1789, Ed. Presses Universitaires de France, París, 1979, pág. 82).
14 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 25.
46
4. EDAD MEDIA

La caída del Imperio Romano de Occidente (476) significa el resquebrajamiento


del espacio económico romano 1. En las provincias situadas al norte del Mediterráneo la
vida económica y social comienza a replegarse hacia el interior de los grandes dominios
y se entra en la Edad Media.
Sin embargo, las actividades económicas no se detienen abruptamente. El
comercio y la consiguiente circulación de bienes prosigue, aunque disminuye y se va
haciendo más selectivo 2.

1 André García, Géographie des échanges internationaux, con la colaboración de Hélene Garnier
y Emmanuel Blanc; tomo XVI de la colección Géographie Economique et Sociale, dirigida por Paul
Claval, Ed. Librairies techniques, París, 1982, pág. 85.
2 Cabe tener presente aquí la revisión histórica producida sobre las consecuencias económicas de
la caída del Imperio Romano de Occidente, a partir de los estudios de Henri Pirenne. En este sentido, se
considera que, con algunos cambios, la actividad comercial en la Europa continental prosigue hasta los
siglos VII y VIII, cuando tienen lugar las invasiones de los musulmanes. Se produce entonces la
interrupción o una significativa disminución del tráfico con el Oriente como consecuencia de la pérdida
del dominio del Mar Mediterráneo, que ha caído en manos del Islam. Al respecto, puede mencionarse,
entre otros, a los siguientes autores: Henri Pirenne, Mahotna y Carlomagno, Ed. Alianza Editorial,
Madrid, 1979, págs. 18, 150, 190, 195, 210 y 228; Norman ]. G. Pounds, Historia eco- ///
47
La disolución del Imperio Occidental tampoco implicó la desaparición de su
3
sistema administrativo . En especial, nos interesa señalar que la organización
financiera, con aduanas y tributos aduaneros, subsiste 4. Así, enseña Henri Pirenne que
"Teodorico se limita a tomar el simple título de rex, como si quisiera borrar su origen
bárbaro. Reside en Rávena como los emperadores. La división de las provincias con sus
'duces', 'rectores', 'praesides', la constitución municipal con los 'curiales' y 'defensores',
la organización de los impuestos, todo se conserva" 5. Y Michel Banniard puntualiza
"La organización financiera no cambia de estructura, pero los bárbaros escapan a los
impuestos directos" 6.
Deteniéndonos en la época merovingia, se advierte aquí, como ya se señalara, la
permanencia de las ///

--------------------------
nómica de la Europa Medieval, Ed. Crítica, Barcelona, 1981, pág. 395; Michel Banniard, Le Haut Moyen
Age Occidental, Ed. Presses Universitaires de France, París, 1980, pág. 48; Guy Fourquin, Histoi-re
économique de l'Occident Medieval, Ed. Armand Collin, París, 1979, págs. 12, 78 y 79; Jean Imbert y
Henri Legohérel, ob. cit., págs. 156, 158 y 193; Gerald A. J. Hodgett, Historia social y económica de la
Europa Medieval, Ed. Alianza Universidad, Madrid,1980, pág. 54 y sigtes.
3 Sobre la supervivencia de las instituciones romanas, puede citarse en la doctrina a: André
Neurrisse, ob. cit., págs. 36 y 37; Henri Pirenne, Mahoma. .., ob. cit., págs. 40, 62, 72, 87 y 215; Norman
J. G. Pounds, ob. cit., págs. 52, 53 y 55; Michel Banniard, ob. cit., pág. 51; Albert A. Algoud, ob. cit.,
pág. 47; Guy Fourquin, ob. cit., págs. 78 y 79.
4 Con relación a la subsistencia del sistema financiero puede recordarse a: : André Neurrisse, ob.
cit., págs. 36 y 37; Henri Pirenne, Mahoma. .., ob. cit., págs. 40, 87 y 215; Michel Banniard, ob. cit., pág.
51; Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 47; Guy Fourquin, ob. cit., págs. 78 y 79; André García, ob. cit.. pág.
83.
5 Henri Pirenne, Mahoma.. ., ob. cit., págs. 39 y 40.
6 Michel Banniard, ob. cit., pág. 51.
48
instituciones financieras romanas. Afirma Henri Pirenne que "Lo que se encuentra en el
período merovingio, como en la Antigüedad, son portus, es decir etapas y
desembarcaderos, pero no mercados. El rey cobra peajes en las ciudades, en los portus.
Son los antiguos peajes romanos, conservados en los mismos lugares". Agrega más
adelante este autor que ". . .puesto que todos los peajes pertenecían al rey, el tesoro
seguía nutriéndose ampliamente en la medida en que el comercio seguía siendo
floreciente" y destaca que ". . .ese tesoro, que es la verdadera base del poder real,
comienza a menguar en el curso del siglo VII" 7.
Por su parte, André Neurrisse sostiene que "... los impuestos en vigencia bajo los
merovingios eran romanos, salvo algunas herencias del régimen de los godos y de los
francos" 8.
En la época carolingia ocurren algunos cambios de importancia a nivel
institucional. Así, Jacques Ellul enseña que "El régimen financiero sufre una profunda
transformación, perdiendo los caracteres romanos que subsistían bajo los merovingios".
Con relación a los impuestos indirectos, afirma que subsisten, pero su naturaleza se
transforma. Destaca que ". . .los telonea se multiplican. Se convierten incluso en el
principal recurso. Carlomagno reglamenta estrictamente su percepción: serán
percibidos únicamente sobre las mercaderías (y no sobre los equipajes personales),
sobre los viajeros por asuntos privados (no sobre los peregrinos, ni sobre los soldados o
aquellos que se dirigen al ejército o al palacio). Se prohibe crear nuevos tonlieux
arbitrariamente, sólo se deben percibir aquéllos tradicionalmente estable-dos (de ahí el
nombre de costumbres, consuetudines, que se les da). El tonlieu sólo debe ser percibido
cuando el viajero 'recibe una ayuda': es decir, pasa sobre un ///

7 Henri Pirenne, Mahoma..., ob. cit., págs. 87 y 156.


8 André Neurrisse, ob. cit., pág. 36.
49
puente, o sobre una ruta difícil que debe ser conservada especialmente, o utiliza un
camino de sirga o un puerto, etc. Esta última condición transforma el impuesto indirecto
en tasa, es decir en suma de dinero pagada como precio de un servicio determinado
prestado por el Estado..."9.
Albert A. Algoud advierte que "Carlomagno, a pesar de ser un administrador
revolucionario en muchos aspectos, mantuvo todos los antiguos tonlieux en las rivieras
y puentes. Es la prueba de que no había otro recurso fiscal tan seguro que pudiera
reemplazarlos. También los mantuvo en las fronteras terrestres y marítimas 10
Guy Fourquin enseña que "La Alta Edad Media vio la proliferación de un
impuesto de origen romano, el tonlieu, percibido sobre el transporte de mercaderías por
tierra y por agua y sobre su venta o su compra. Bajo la monarquía franca se trata
todavía, en principio, de un impuesto de Estado percibido por funcionarios, los
tonioyers. Respecto a la época merovingia, los textos no atestiguan la existencia del
tonlieu (teloneum) franco más que en la Galia; bajo los carolingios, será percibido en la
totalidad del Regnum Francorum y en el reino lombardo, antes de perpetuarse en todos
los Estados sucesores de la monarquía franca unitaria" 11.
Por su parte, André Neurrisse afirma que "Los derechos de aduanas y de peaje
no solamente se mantuvieron a lo largo del período post-romano sino que se
desarrollaron (bajo Carlomagno era el recurso más importante), logrando un alto grado
de variedades con la feudalidad. Se los percibía un poco por todos lados; en los puertos
—en particular, en Marsella, Sete, Aigues-Mortes—, en las fronteras y en el interior, no
sola- ///

9 Jacques Ellul, ob. cií., págs. 86 y 87.


10 Albert A. Algoud, ob. cit., págs. 48 y 49.
11 Guy Fourquin, ob. cit., págs. 78 y 79.
50
mente en el limite de las circunscripciones administrativas, sino también en la entrada
de las ciudades y los burgos, en los pasajes y al franquear los puentes, las rutas y los
ríos y en los mercados. Aduanas y peajes tenían la denominación general de tonlieu
(del griego telos, latinizado en teloneum), pero así también denominaciones especiales:
derechos de puente, de mercado, de puerta, de rueda, de ruta, etc." 12.
En forma coincidente, Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux afirman que "Los
derechos de aduana subsistieron bajo los merovingios y los carolingios con el nombre
de tenileum o tonlieux y eran percibidos a la entrada, a la salida y a la circulación de las
mercaderías. Luego de Carlomagno, con el debilitamiento del poder central y el
advenimiento del régimen feudal, los derechos de aduana fueron confundidos con los
múltiples impuestos instituidos por los señores sobre sus tierras. Las "costumbres'
percibidas en los límites de las provincias y de los feudos eran consideradas como una
deducción de los beneficios de los mercaderes" 13.
Con la muerte de Carlomagno (814) y la consiguiente paulatina pero inevitable
disolución de su imperio, sobreviene una época de desorganización, anarquía,
inseguridad y violencia que conduce a la paralización del tráfico y a una nueva
organización política y social denominada "feudalismo".
Por otra parte, el Mar Mediterráneo, que hace tiempo había dejado de ser el mare
nostrum de los romanos, pasa a ser un ámbito dominado en gran medida por los
musulmanes, provocando una importante reducción del tráfico comercial por ese mar y
contribuyendo a la expansión de ciudades-estados como Venecia y Genova —que
habrían de beneficiarse con las cruzadas— y a que la actividad económica de Europa se
desplace ///

12 André Neurrisse, ob. cit., págs. 36 y 37.


13 Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux, ob. cit., pág. 5.
51
hacia las ciudades del Norte, bañadas por el Atlántico, el Mar del Norte y el Báltico 14.
A medida que el movimiento comercial disminuye, incluso hasta paralizarse en
algunos lugares, los ingresos percibidos en concepto de tonlieux se reducen pro-
porcionalmente 15.
Los señores feudales deben ahora procurar auto-abastecerse. Se trata de
preservar la alimentación en su feudo y de fortalecerse contra el enemigo exterior.
Sobreviene entonces una época donde abundan las restricciones directas al comercio,
como las prohibiciones de exportación tendientes a asegurar su alimentación o
garantizar su defensa 16.
Cuenta Albert A. Algoud que "Luego de la disgregación del Imperio de
Carlomagno, el bandolerismo, la invasión renovada en forma incesante y el pillaje se
imponen; el terror engendra primeramente la formación de agrupaciones defensivas
alrededor de los jefes locales, luego la constitución de feudos. Estos se forman como
otros tantos Estados distintos. Viviendo, aproximadamente, como sitiados, bajo la
amenaza de invasión o de bloqueo, los señores se organizan, como lo diríamos hoy en
día, en autarquía. El oro, la plata, los productos y los objetos indispensables o
simplemente útiles no están autorizados a salir del feudo; por el contrario, las
importaciones son bienvenidas, ellas son libres. Pero esta libertad es ineficaz, ya que
todos los feudos practican la prohibición de exportación. De modo tal que,

14 Henrí Pirenne, Mahoma.., ob. cit., págs. 150, 190, 195, 210 y 228. Véase, asimismo,
compartiendo en principio la tesis de Pirenne, con reservas más o menos importantes, autores como
Guy Fourquin, ob. cit., pág. 12; Jean Imbert y Henri Legohérel, ob. cit., pág. 158; Norman J. G. Pounds,
ob. cit., págs. 86, 87, 88 y 89; Guy Antonetti, L'économie médiévale, Presses Universitaires de France,
París, 1975, págs. 100 y 101.
15 Henri Pirenne, Mahoma..., ob. cit., pág. 215.
16 Conf. Albert A. Algoud, ob. cit, págs. 53, 54 y 55.
52
en los orígenes del feudalismo, no hay derechos de salida ni de entrada; los tonlieux
cesaron de ser percibidos en las antiguas fronteras y no se han establecido en las
fronteras de los feudos" 17.
El mercado se ha desorganizado y las corrientes comerciales tradicionales
languidecen en Europa continental. Puede decirse entonces que el comercio se vuelve
allí ocasional hasta alrededor del siglo XI.
Cuentan Jean Imbert y Henri Legohérel que "En los siglos IXy X, numerosos
textos señalan que el soberano autoriza la apertura de mercados: así, Carlos el Calvo
concede en 875 un mercado anual a la Abadía de Tournus (annualem. . . mercatum. . .
concedimus), precisando que los monjes podrán percibir un tonlieu y administrar
justicia. Pero estos mercados tienen una clientela escasa y pobre: productos de la baja-
corte en condición de excedentes en poder de los tenedores de las 'mansas', objetos
fabricados a domicilio por los artesanos" 18.
Por su parte, Jean Favier reproduce el extracto de un acta de Conrad III para la
Abadía de Rheinhausen fechada el 16 de octubre de 1144 que expresa: "Nosotros te
concedemos el poder de poseer en este lugar un mercado, de establecer ferias públicas,
de ordenar que se acuñe moneda y de percibir el tonlieu 19.
La condición de los caminos no facilita por cierto el tráfico comercial. Nos
cuenta Henri Pirenne que "Nada se puede imaginar más desastroso que el estado de los
caminos a partir del siglo ix. Lo que aún subsistía de la admirable red de calzadas del
Imperio Romano ha desaparecido completamente. Sin embargo, los peajes que hubieran
debido servir para conservarlas no sólo no han desaparecido, sino que se han creado
algunos ///

17 Albert A. Algoud, ob. cit., págs. 53 y 54.


18 Jean Imbert y Henri Legohérel, ob. cit., pág. 151.
19 Jean Favier, Finance et fiscalité au bas Moyen Age, Société d'édition d'enseignement
supérieur, París, 1971, págs. 32 y 33.

53
nuevos, que se confunden con los primeros bajo el nombre de portazgos (teloneum) 20.
Poco a poco, se va tomando conciencia de la importancia de los mercados y de
21
las ferias como medios para obtener recursos significativos . Entonces comienzan a
22
mejorarse los caminos y se adoptan medidas para hacer más seguro y confortable el
traslado y la estadía de los mercaderes 23. Y, también, se acondicionan las aduanas que
han de controlar la circulación de bienes y percibir los correspondientes tonlieux. Ello
hará decir a Montesquieu "Donde hay comercio hay aduanas" 24.

20 Henri Pirenne, Historia..., ob. cit., pág. 69.


21 Guy Antonetti señala que "El mercado o la feria, reuniones periódicas de vendedores y
compradores, dependía de la autoridad pública: ella creaba y vigilaba los lugares de intercambio, en gran
parte por razones fiscales puesto que percibía derechos sobre la circulación de las mercaderías (los
tonlieux), sobre su exposición (derechos de etaux) y sobre su venta" (ob. cit., pág. 102).
22 Afirma Max Weber que "En la Edad Media los señores territoriales, movidos por
consideraciones de índole fiscal, se interesaron en la conservación de los caminos más transitados. Se
encargaban de ella sus scararii, campesinos a quienes se imponía la obligación de conservar caminos y
puentes, una de las más duras prestaciones de todo el régimen señorial, percibiendo tributos de quienes
los utilizaban. No se dio el caso de que distintos señores territoriales se pusieran de acuerdo para
establecer un trazado de caminos más racional; cada cual trazaba los caminos en la forma que creía más
apropiada para sacar sus gastos a base de aduanas y peajes" (Historia económica general, Ed. Fondo de
Cultura Económica, México, 1978, pág. 185).
23 Enseña Henri Pirenne que "... los príncipes tenían un gran interés en atraer a los mercaderes
hacia sus países, adonde aportaban una actividad nueva y aumentaban fructíferamente las rentas del
telonio. Desde muy antiguo, vemos cómo los condes toman enérgicas medidas contra el pillaje, vigilan el
buen desenvolvimiento de las ferias y la seguridad de las vías de comunicación" (Las ciudades de la Edad
Media, Alianza Editorial, Madrid, 1983, pág. 84).
24 Carlos de Secondat, Barón de Montesquieu, ob. cit., Libro XX, Capítulo XIII, pág. 219.
54
En este sentido, señala Albert A. Algoud que "... teniendo los señores y las
ciudades necesidad de dinero, se vio renacer tonlieux y "arbitrios" (octrois). De hecho,
estos peajes no eran imposiciones sin contrapartida, sino que se fundaban en
convenciones entre los señores y los mercaderes, en virtud de las cuales estos últimos se
obligaban a pagar gravámenes sobre las mercaderías que transportaban para vender, a
condición de que la circulación de sus mercaderías y de sus bienes fuera protegida" 25.
Gerald A. J. Hodgett destaca que "En el tráfico por carretera, lo mismo que en el
tráfico fluvial, se generalizó progresivamente la costumbre de exigir derechos de peaje
por el transporte de mercancías. En los anárquicos años transcurridos entre el 850 y 950,
hasta el año 1000, los señores locales habían exigido derechos de peaje a los
transeúntes, aun cuando éstos no se dedicaran al comercio". Y concluye: "Aunque el
pago de estos derechos no bastaba para detener el intenso tráfico internacional, sí afectó
profundamente el tráfico local, y es posible que contribuyera, hasta cierto punto, a
reforzar el particularismo y la autonomía de las economías locales" 26.

25 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 54. Henri Pirenne, refiriéndose al siglo ix, señala al respecto
que "Casi siempre encontramos que tenía lugar semanalmente en la cité un mercado al que los
campesinos de los alrededores traían sus productos; a veces incluso se realizaba una feria anual (annalis
mercatus). En sus puertas se cobraba el telonio sobre todo lo que entraba o salía (Las ciudades. .., ob. cit.,
pág. 45).
26 Gerald A. J. Hodgett, ob. cit., pág. 122. Puntualiza este autor que "Sin embargo, los efectos
nocivos de estos derechos de peaje han sido, quizás, exagerados por los historiadores, ya que no debemos
olvidar que, a menudo, el traficante podía elegir entre diversas rutas. Aparte de la alternativa que, en
muchas ocasiones, ofrecía una posible ruta marítima, posibilidad de que se sirvieron los italianos para
traer lana de Inglaterra, en lugar de traerla por vía
55
Guy Fourquin sostiene que "Condes, duques o reyes se beneficiaron de su éxito
contra el desorden, el cual llevó, por otra parte, a veces un siglo o dos para desaparecer.
Los tesoros de los príncipes o de los reyes se llenaron con el producto de los derechos
de toda clase percibidos sobre los mercaderes que protegían" 27.
Por su parte, André Neurrisse afirma que "Con la feudalidad los impuestos
indirectos recobran su doble significado primitivo: derecho de uso de una obra o de
paso por un territorio y contribución proporcional exigida en concepto de seguridad.
Ellos conocen también una proliferación excepcional: todo está obstruido, ríos, puentes,
rutas, para que se abonen derechos, todo es pretexto para imponer peajes y tonlieux. Los
peajes eran los derechos de paso, de movimiento (calciage o marche), de cruce,
aplicados sobre los hombres y las bestias, de rodaje sobre las carretas por el perjuicio
causado a las rutas y a los caminos del señor. Sobre las mercaderías había derechos
generales de barreras (para atravesar las barreras), de muelle (sobre los muelles de los
ríos); sobre todo derechos especiales sobre la sal (derecho de salazón y manee de sal), y,
más especialmente, sobre los vinos en todas las ocasiones (derechos de encabezado, de
leage y de perforación); para la cerveza había un derecho de gambage. En las fronteras
de las provincias y del reino, en los puertos marítimos, se percibían derechos de aduana
llamados entonces "tráfico foráneo" en el Norte y derechos de réve en el Centro. Sobre
los mercados y ferias de las ciudades y de los burgos se percibían gran número de
derechos, conocidos bajo el término genérico de tonlieux 28.

-------------------------------------------
terrestre; se podía elegir a veces entre diferentes rutas terrestres, y no era infrecuente que los viajeros
tomaran rutas de rodeo para no pasar por los puestos de peaje" (pág. 122).
27 Guy Fourquin, ob. cit., pág. 104.
28 André Neurrisse, ob. cit., págs. 51 y 53.
56
Henri Pirenne enseña que a medida que se reactivaba la circulación por las
carreteras y por los ríos en la Edad Media, ". . .los ingresos de las alcabalas y de toda
clase de portazgos alimentaban con mayor abundancia el tesoro de los señores feudales"
29
.
Advierte Pirenne que "Por extraño que parezca, el comercio medieval se
desarrolló desde sus orígenes, no bajo la influencia del comercio local, sino bajo la del
comercio de exportación. Sólo él hizo surgir esta clase de mercaderes profesionales, que
fue el instrumento esencial de la transformación económica de los siglos XI y XII. En
las dos regiones de Europa en donde se inició, Italia del Norte y Países Bajos, el
espectáculo es el mismo. El impulso proviene del tráfico de larga distancia “30

29 Henri Pirenne, Historia..., ob. cit., pág. 47.


30 Henri Pirenne, Historia..., ob. cit., pág 106. Afirma este autor que "Este hecho queda
demostrado cuando se examina cuáles fueron los productos que alimentaron dicho tráfico. Todos
presentan el carácter de ser de procedencia extranjera, de modo que el comercio de la Edad Media, en su
origen, se parece hasta cierto punto al comercio colonial". Señala que "Las especias son a la vez los
primeros objetos de tal comercio y los que no dejaron de ocupar el principal lugar hasta el final". Y
puntualiza: "Todo contribuía a darle preeminencia: la facilidad de su transporte y los altos precios que se
podían exigir. El comercio medieval fue, pues, al principio, un comercio de mercancías de lujo, es decir,
un comercio que producía grandes utilidades y exigía instalaciones relativamente poco costosas.
Conservó tal carácter durante casi todo el tiempo que duró. Las expediciones de fuertes cantidades de
materias primas o de objetos de consumo corriente, con el enorme material de transporte y las gigantescas
acumulaciones de capital que implican, le fueron ajenas y tal vez por eso ofrece un contraste tan violento
con el comercio de los tiempos modernos" (pág. 106).
En sentido concordante, Roberto S. López opina que "Lo que limitaba el tráfico de mercaderías
ordinarias y voluminosas no era tanto la ausencia de un mercado potencial como la elevada incidencia del
costo de los transportes sobre bienes únicamente vendibles a precios moderados" (R. S. López, La
revolution commerciale dans ///
57
Con relación al comercio marítimo en la costa de Flandes y las modalidades de
la percepción de los tonlieux hallamos un vivo testimonio en el famoso libro La pratica
della mercatura, escrito alrededor de 1340 por el florentino Francesco Balducci
Pegolotti a modo de un manual práctico relativo al arte del comercio destinado a los
negociantes y mercaderes de su tiempo. Se expresa allí que ". . .si llegas con tu
mercadería al puerto de la Esclusa (antepuerto de Brujas) y no la descargas, puedes irte
con ella adonde te plazca, sin descargarla ni pagar derecho alguno. Pero si descargas un
sólo bulto de tu mercadería, deberás pagar el derecho de tonlieu por todo el resto de tu
mercadería, que se encuentre sobre el buque. Y el tonlieu de la Esclusa y el de Damme
(hoy en día Sluis) pertenecen al mismo señor, de manera que si descargas en la Esclusa
y quieres vender en la Esclusa, pagarás el tonlieu en la Esclusa; y si no quieres vender
en la Esclusa sino conducir tu mercadería de la Esclusa a Burjas, pagarás el tonlieu en
Damme, si no lo has pagado en la Esclusa ". . .Quien envía paños a Brujas paga el
tonlieu en Brujas, una esterlina de plata, es decir 4 denarios parisis (denarios acuñados
en París), por bulto o por saco. Sea el bulto o el saco pequeño o grande, no paga ni más
ni menos. Y si quieres enviarlos a Brujas, debes enviarlos al mercado de Brujas y pagar
por paño 2 denarios parisis pequeños de plata, a 12 denarios parisis pequeños por un
gran tournois (libra tornesa) de plata, puedes dejar tus paños todo el tiempo que quieras.
Y quien los compre y quiera hacerlos salir del lugar paga una esterlina de plata de
tonlieu por paño, y puede llevárselos" 31.

----------------------------------------------
l'Europe médiévale, Editions Aubier Montaigne, París, 1974, pág.133). Véase en el mismo sentido a
André García, ob. cit., pág. 85.
31 Jean Favier, ob. cit., págs. 221 y 222, en donde transcribe el párrafo reproducido de Francesco
Balducci Pegolotti (La pratica ///
58
Boccaccio nos cuenta que a mediados del siglo XIV "Solía haber, y quizás aún
haya hoy, en toda ciudad marítima y con puerto, la usanza de que todos los mercaderes
que arribaban con mercaderías al hacerlas descargar las llevaran a un almacén que en
muchos lugares es llamado "aduana" y que pertenecía a la comunidad o al señor de la
tierra. Y allí, dando a los encargados nota de toda la mercadería y su precio, ellos daban
al mercader un depósito, en el cuál él, guardando la mercadería, cierra con llave. Los
dichos aduaneros escriben en el libro de la aduana la razón que da el mercader de toda
su mercadería y le hacen pagar unos derechos, por toda o parte misma, cuando la saca
de la aduana" 32.
Con referencia a la percepción de esos derechos aduaneros y a las funciones de
control encomendadas a las aduanas, Jean Favier expresa que "La aglomeración en las
bodegas evidentemente no facilita el control de las mercaderías transportadas por mar.
La aduana se dota entonces de almacenes en donde la verificación es fácil. Esta
formalidad de almacenamiento, que exige tiempo y mano de obra, puede ser una fuente
de gastos suplementarios para el mercader, pero también puede dispensarlo de buscar
uno por sí mismo". Respecto del comercio terrestre, destaca este autor que ". . .era más
difícilmente gravable. Había que vigilar las puertas de las ciudades, las vías de acceso,
los pasos, los puentes. Se establecían procedimientos de control. Vemos así que un
transportista que se dirige a Milán debe muñirse de una factura declaratoria que es
visada por los agentes del fisco; los bultos son sellados entre la declaración y el pago de
los derechos, lo que permite descubrir las ///

-----------------------------------------------------------------------
della mercatura, ed. Evans, Cambridge, Massachusetts, 1936, págs. 240-241).
32 Giovanni Boccaccio, El Decamerón, Octava jornada, Narración décima, Ed. Plaza & Janes S.
A., Barcelona, 1983, págs. 506 y 507.
59
ventas subrepticias antes de ese pago Se llega incluso a verificar por sondaje los bultos
para asegurarse que éstos son homogéneos y no esconden, mezclados con el algodón o
el trigo, mercaderías de precio superior" 33.
Con relación al siglo XV,, Jean Favier sostiene que "Los tributos e impuestos
percibidos en los puertos son numerosos. Así, a la entrada o a la salida del puerto de
Southampton, los patrones de buques deben pagar además de la costumbre, es decir la
aduana, derechos portuarios, como el anclaje y el quillaje, derechos de depósito, como
el pontage, murage, wherfage, cranage, etc. Naturalmente, se acuerdan exenciones a
ciertos grupos: mercaderes de la propia Southampton, o mercaderes pertenecientes a
hansas de otras ciudades. De ahí la existencia de una contabilidad precisa del
movimiento del puerto" 34.
Afirma André Neurrisse que "Durante más de cuatro siglos el impuesto va a
estar exclusivamente en manos de los señores y el rey no tiene otros recursos que
aquellos de su propio dominio; su situación no es diferente, desde este punto de vista, de
la de los otros señores que lo han llevado al trono" 35.

33 Jean Favier, ob. cit, págs. 217 y 218. A título ilustrativo este autor reproduce en las páginas
218 y 219 un interesante documento fechado alrededor de 1360-1370, que extrae del libro de A. Noto,
Liber mercantie communis mediolani (Milán, 1950, págs. 147-149), donde se describe en forma
pormenorizada la operativa de control a seguir respecto de las mercaderías que son conducidas a Milán,
atendiendo a los distintos caminos de acceso.
34 Jean Favier, ob. cit., pág. 216.
35 André Neurrisse, ob. cit., pág. 42.
60
5. VENECIA, GENOVA Y BIZANCIO

La Edad Media, que suele identificarse con el sistema feudal, asentado en una
economía cerrada basada en la explotación agropecuaria, afecta en realidad con esta
característica tan sólo a un sector de Europa continental.
En efecto, al margen de la Europa rural que durante la Edad Media se repliega
sobre sí misma, algunas ciudades de este continente permanecieron abiertas al exterior
y, mediante el dominio de ciertos sectores del Mar Mediterráneo y un floreciente
intercambio comercial, lograron un desarrollo notorio.
Entre las ciudades europeas que se destacan por su actividad comercial, cabe mencionar
a Venecia y Genova 1, que establecen fuertes vínculos con Bizancio ///

1 André García afirma que en la Edad Media las ciudades significativas de Europa continental,
son "... aquéllas que desde el comienzo se organizaron en vistas del comercio lejano: las ciudades
mediterráneas con el Oeste musulmán o bizantino (Venecia, Genova, Amalfi, Marsella, Barcelona), las
ciudades flamencas (Brujas, Gante) y las ciudades hanseáticas (Lübeck, Hamburgo, Bré-me, Colonia) que
mantienen relaciones con Novgorod o Kiev. Entre estas dos categorías, ciertas ciudades de feria juegan un
rol internacional: ferias de Champagne (Provins, Bar-sur-Aube), de Flandes o del corredor renano
(Liepzig, Frankfurt, Ginebra)" (ob. cit., pág. 85). Por su parte, Charles Seignobos considera que "Fue en
el siglo XI cuando el estado de las ciudades comenzó a cambiar (...). El progreso apareció al principio en
la ciudades marítimas de Italia,
61
—ciudad que será la capital del Imperio Romano de Oriente hasta 1453— y también se
relacionan con el Imperio islámico y con otras ciudades del norte de Europa. Incluso
puede recordarse la extraordinaria expedición de los mercaderes venecianos Nicolo,
Maffeo y Marco Polo a través de la China y de la India y que llegaron, luego de cruzar
la Gran Muralla, a instalarse en la propia capital del Imperio tártaro 2.

----------------------------------------------
Pisa, Genova, Venecia, enriquecidas por el comercio con las otras mucho más grandes y más ricas de
Oriente bizantino o musulmán, y en algunas del Mediodía de Francia" (Historia comparada de los pueblos
de Europa", Ed. Losada S. A., Buenos Aires, 1940, págs. 132 y 133).
2 Marco Polo nos da cuenta de la existencia de aduanas en el Imperio Tártaro ("A lo largo de
este puente hay también unas graciosas casitas donde ejercen su oficio muchos comerciantes y artesanos;
mas están construidas con unos paneles de madera, armándolas por la mañana y desmontándolas por la
noche. Una de aquéllas, que es mucho mayor que las otras, corresponde a la aduana del Gran Khan; pues
en ella se asientan los que perciben sus rentas, o sea sus derechos sobre las mercancías que pasan por el
puente o que se venden en él. Y he de añadir que las rentas de este puente valen más de mil bizancios de
oro cada día", Viajes, Libro II, Cap. CXVII "Donde trata de la gran región de Sindufín", pág. 265; y "..
.Micer Marco, analizando las cuentas establecidas por uno de los que sirven en las aduanas del Gran
Khan, ha obtenido como resultado de su estudio que en la ciudad de Quinsaí, tomando un día cualquiera,
se consumen cuarenta y tres cargamentos de pimienta, pesando cada uno de ellos doscientas ventitrés
libras...", ob. cit., Libro II, Cap. CLV "Donde trata de la noble y magnífica ciudad de Quinsaí", pág. 351).
También nos refiere la obligación de pagar derechos de aduana ("Todos los comerciantes que traen sus
mercancías a esta ciudad por tierra, todos los que las transportan desde allí en dirección a otros lugares, y
en fin todos cuantos a través del mar se llevan de la ciudad algunas de estas cosas y ejercen su comercio,
pagan a su vez una treinteava parte de su valor; mas los que traen sus mercancías por mar hasta aquélla
ciudad desde lejanísimas regiones, como son las Indias, pagan el diez por ciento", ob. cit., Libro II, Cap.
CLVI "Donde trata de las grandes rentas que percibe el Gran
62
Venecia, bajo la protección inicial de Bizancio, irá afirmando su independencia 3
gracias a una intensa y sostenida actividad comercial y al desarrollo de su flota.

------------------------------------------------------
Khan de la ciudad de Quinsaí", págs. 352 y 353; y "Percibe el Gran Khan de esta ciudad y puerto una
elevadísima cantidad de ingresos, gracias a sus derechos sobre el comercio; pues todas las naves que
llegan de la India pagan, sobre la totalidad de sus mercancías, perlas y piedras preciosas, el diez por
ciento, es decir la décima parte de cuanto llevan", ob. cit. Libro II, Cap. CLX "Donde trata de la ciudad de
Caitón", pág. 365) y la vigencia de prohibiciones a la exportación ("... nadie puede sacar del reino
ninguna piedra que sea muy grande y valiosa, ni ninguna perla que pese por encima del medio 'saggio'...",
ob. cit., Libro III, Capítulo CLXXVII, "Donde trata de la gran Provincia de Maabar", pág. 409). La
edición de la obra Viajes que empleamos corresponde a Akal editor, Madrid, 1983.
3 Señala Freddy Thiriet que "Desde sus orígenes, manifiesta la preocupación de permanecer
independiente del continente y quiere vivir del mar. Y es bajo la protección de una potencia marítima,
Bizancio, que desarrolla sus fuerzas y su comercio" (His-toire de Venise, Ed. Presses Universitaires de
France, Vendóme, 1976, pág. 3). Afirman Jean Imbert y Henri Legohérel que "Venecia se niega a
reconocerse vasalla del emperador de Occidente; económica y políticamente, quiere permanecer en la
esfera de Bizancio, acepta pagar un tributo anual al emperador de Occidente, pero estipula que este
gravamen no tiene ninguna consecuencia política. Venecia se convierte así en la puerta del Occidente:
transportará hacia el Oriente vino, hierro, sal y traerá perfumes, especias, marfiles, sedas (productos que
ocupan poco lugar y se venden muy caros). No duda en mantener buenas relaciones con los potentados
árabes: gracias a Venecia la ruta del Mediterráneo no está completamente cortada" (ob. cit., págs. 154 y
155). Por su parte, Roberto S. López, refiriéndose al siglo XI, expresa que "Venecia era entonces
prácticamente independientemente, pero mantenía sus vínculos con Bizancio proveyéndola de una ayuda
naval y utilizaba esos vínculos para servir de intermediario entre los imperios rivales de Oriente y
Occidente. También mantenía con el África musulmana y el Levante relaciones tan buenas como lo
permitían las alternativas incesantes de guerra fría y de guerra abierta" (ob. cit., págs. 94 y 95).
63
Se constituye de tal forma en una ciudad-estado 4. Con gobierno estable y una política
hábil, oportunista y perseverante habrá de convertirse en una potencia marítima 5 que le
permitirá consolidar un verdadero imperio económico 6.

4 Expresa Norman J. G. Pounds que "Venecia fue la heredera comercial de Amalfi. Igual que
ésta estaba bajo jurisdicción del Imperio bizantino, pero tan alejada de su administración centralizada que
tenía todas las ventajas pero ninguno de los inconvenientes de la administración imperial". Y agrega: "La
autoridad bizantina fue decayendo, dejando en manos de Venecia la soberanía efectiva, no sólo de la
laguna, sino también del enclave bizantino en tierra firme. De hecho, Venecia fue desde sus orígenes una
ciudad estado (ob. cit., pág. 273).
5 Henri Pirenne afirma que desde las postrimerías del siglo XI Venecia es ".. .una gran potencia
marítima. Logró, desde antes de 1100, eliminar del Adriático a los piratas dálmatas que lo infestaban y
establecer sólidamente su hegemonía en toda la costa oriental de aquel mar, que consideraba como su
dominio y que, efectivamente, debía serlo durante varios siglos" (Historia..., ob. cit., pág. 21). En sentido
concordante, Norman J. G. Pounds señala que "La mayor flota de galeras durante la baja Edad Media era
la de Venecia..." (ob. cit., pág. 431).
6 B. Sarthou y G. Mourié enseñan que "Venecia, formada por unas setenta islas reunidas por
cuatrocientos puentes, fue en la Edad Media el único Estado de Europa que poseyó una importante marina
de guerra y un crecido imperio colonial, pues llegó a dominar los archipiélagos del Mar Egeo, el antiguo
Peloponeso, Creta, la costa de Dalmacia y todo el mar Adriático" (Historia de la civilización, octava
edición, Ed. F. V. D, Buenos Aires, 1955, pág. 621). Por su parte, Norman J. G. Pounds explica que "El
imperio comercial veneciano se basaba en un gran número de bases que, como las posteriores factorías de
los británicos en la India, estaban fortificadas y se gobernaban como partes integrantes de la República
(ob. cit., pág. 542 y, además, págs. 422 y 424). Freddy Thiriet sostiene que Venecia constituye "... el
único verdadero imperio colonial que haya conocido la Edad Media" (ob. cit., pág. 37).
64
El imperio veneciano se asienta en ciertas industrias 7 y, esencialmente, en una
actividad comercial de intermediación entre Oriente y Occidente 8.

7 Entre las actividades industriales de los venecianos, cabe recordar en primer lugar la relativa a
la sal, así como también los astilleros y actividades afines, el vidrio y la seda. Señala Roberto S. López
que "... los venecianos tenían dos importantes producciones autóctonas: la sal de sus lagunas y el vidrio
de sus hornos" (ob. cit., pág. 95). Con relación a la sal puede verse asimismo a Norman J. G. Pounds (ob.
cit., págs. 272, 273, 389 y 462), Henri Pirenne (Las ciudades..., ob. cit., pág. 73) y Freddy Thiriet (ob. cit.,
págs. 7 y 24). Con relación a los astilleros puede mencionarse a Norman J. G. Pounds (ob. cit., pág. 540)
y a Freddy Thiriet (ob. cit., págs. 13 y 81). Con relación a la industria del vidrio, puede verse a Freddy
Thiriet (ob. cit., pág. 81). Respecto de la industria de la seda, cabe mencionar a Guy Fourquin (ob. cit.,
pág. 290) y a Max Weber (Historia..., ob. cit., pág. 141).
8 El comercio de Venecia tuvo por objeto principal las especias a las que debe agregarse la sal,
sedas, marfiles, sin olvidarnos del tráfico de esclavos. Señala Henri Pirenne que el comercio de las
especias originó la riqueza de Venecia (Historia..., ob.
cit., pág. 106). En el mismo sentido se expresa Norman J. G. Pounds (ob. cit., págs. 456 y 543). Destaca
Roberto S. López que Venecia "... estableció progresivamente un comercio triangular próspero, basado en
el intercambio de las mercaderías lujosas del Oriente (sobre todo de especias, sederías y marfiles) a
cambio de las mercaderías pesadas del Occidente (hierro, madera de obra, suministros navales y
esclavos)" (ob. cit., pág. 95). Freddy Thiriet indica que en el siglo XII la producción de los venecianos es
muy fuerte en todo el Oriente. "Ella le permite suministrar a Italia y sobre todo a Alemania los productos
más buscados: sederías, especias, algodón, azúcar de caña, perfumes y metales preciosos. Se convierten
en los dueños del mercado de la sal, producto clave que extraen no sólo de las lagunas como antaño sino
también de Istria y Dalmacia. Un mercado de trigo se organiza en Rialto, que no adquirirá importancia
sino en el siglo siguiente, cuando Venecia accederá fácilmente a los países costeros del Mar Negro. Las
maderas de construcción y para quemar, el hierro y el cobre venidos de Dalmacia y de Alemania son
empleados en Venecia o, los metales especialmente, reexportados a Oriente. Almacén del Oriente en
las puertas de Europa Central Germánica, Venecia desarrolla una prosperidad ///
65
El acceso a Oriente se consolidó a través de su alianza con Bizancio. Cuando el
Imperio bizantino se halló en dificultades frente a la expansión de los normandos y de
los musulmanes, obtuvo el apoyo de la flota veneciana. Bizancio se vio obligada a
retribuir esa ayuda y entonces los venecianos obtuvieron importantes franquicias
aduaneras en los puertos del imperio. En este sentido, Henri Pirenne indica que en el
año 992 el Dux de Venecia, Pedro II Orseolo, había obtenido de los emperadores
bizantinos Basilio y Constantino una crisóbula, en virtud de la cual los buques
venecianos quedaban exentos de los derechos que habrían tenido que pagar en la
Aduana de Abydis 9.
Años más tarde, bajo el emperador bizantino Alejo I Comneno y frente al
peligro normando y turco que amenaza a Bizancio, Venecia va a consolidar sus
franquicias aduaneras. Al respecto, Heinrich Sieveking ///

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tan beneficiosa para ella misma como necesaria a los demás" (ob. cit., pág. 24). Señala Norman J. G.
Pounds que los venecianos "... en los siglos X y XI controlaban la costa del Adriático, monopolizando el
comercio de Dalmacia, exportando hierro de Carintia y Friuli y los esclavos procedentes de las tierras
eslavas, y extendiéndose hacia las rutas de Constantinopla y del Levante" (ob. cit., págs. 397 y 398).
Afirma también este autor que ".. .fue edificándose un imperio ultramarino, consistente en un gran
número de bases estratégicamente situadas. Venecia nunca ocupó territorios extensos, con la excepción de
la península italiana, donde el véneto fue ocupado en fecha tardía con la finalidad primordial de producir
alimentos y productos básicos" (...). "La mayoría de sus posesiones tenían un área reducida, simples
comptoirs a los que llegaban las mercaderías para su venta" (...) "Las bases más importantes se
encontraban en la costa oriental del Adriático, en las costas de Grecia, de las que Corón, Modón y
Monembasia eran las más importantes, y en el Egeo. Los venecianos tenían un establecimiento comercial
en la costa meridional del Cuerno de Oro y otro en la costa de Siria" (ob. cit., págs. 423 y 424).
9 Henri Pirenne, Historia. .., ob. cit., pág. 22. Puede verse asimismo a Freddy Thiriet, ob. cit.,
pág. 14.
66
sostiene que ". . .si Bizancio pudo sostenerse frente a los normandos fue gracias a que
compró la ayuda de los venecianos mediante un privilegio comercial, la Bula aúrea del
emperador Alejo, de 1082, que otorgó a los venecianos franquicia aduanera en el
imperio griego" 10. Asimismo, Freddy Thiriet, refiriéndose a la alianza establecida entre
Bizancio y Venecia, destaca que "En mayo de 1082, Alejo acordaba a sus aliados, bajo
la forma solemne de una crisóbula (diploma revestido de un sello de oro imperial), la
libertad de tránsito en todo el imperio salvo en el Mar Negro, la exención de todos los
11
impuestos y derechos de aduana y tres escalas a lo largo del Cuerno de Oro" .
Coincidentemente, Gerald A. J. Hodgett afirma que ". . .en 1082 el emperador Alejo I
había completado las numerosas concesiones alcanzadas con anterioridad con la
concesión de libertad ilimitada de comercio por todo el imperio, así como de inmunidad
aduanera y el derecho de poseer un barrio en Constantinopla" 12. A su vez, Max Weber
considera que "El chrysobullon del emperador Alexios significó el fin del imperio
mercantil griego y el nacimiento del monopolio mercantil veneciano en el Oriente, a
cam- ///

10 Heinrich Sieveking, ob. cit., pág. 84. Por su patre, Roberto S. López destaca que ". .el Imperio
bizantino, amenazado al mismo tiempo por la presión de los turcos al Este y la de los normandos al Oeste,
compró muy caro a los venecianos un apoyo naval masivo: los exceptuó de todos los derechos que
pagaban incluso sus propios súbditos en una larga lista de puertos bizantinos" (ob. cit., pág. 97).
Coincidentemente, Paul Lemerle, sostiene que con esa Bula "Los mercaderes venecianos recibían en
efecto, prácticamente, el derecho a comprar y vender en todo el imperio sin pagar tributos ni someterse
a control aduanero y asimismo obtenían que les fueran reservados un barrio y almacenes en
Constantinopla: el comercio de Venecia se hallaba en el imperio más favorecido que el de Bizancio
mismo" (Histoire de Byzance, Ed. Presses Universitaires de France, París, 1980, pág. 102).
11 Freddy Thiriet, ob. cit., pág. 19.
12 Gerald A. J. Hodgett, ob. cit., pág. 87.
67
bio de tomar a su cargo la policía marítima y de prestar un mayor auxilio financiero a
Austria" 13.
En cuanto a las finanzas de Venecia, señala Freddy Thiriet que "Hasta mediados
del siglo XV, los principales recursos consistían en impuestos (datia) al consumo y en
derechos de aduana percibidos por numerosos funcionarios y empleados. . . " 14.
Al respecto, cabe recordar que según algunos la palabra "aduana" procede de
15
duxana por referencia a "los derechos del Dux o de do gana por referencia a los
derechos sobre las mercaderías que entraban a Venecia que percibía el Doge o Dux 16.
Respecto de las restricciones directas, advierte Freddy Thiriet que "Venecia
debió asegurar su abastecimiento por las importaciones y establecer un riguroso control
sobre los productos indispensables: cereales, aceite, carne, vino y leche. El mercado
libre subsistió únicamente para las frutas y las verduras, en parte suministradas por los
jardineros de las lagunas" 17.
Genova también se convirtió en una importante ciudad-estado I8, mediante el
equipamiento de una consi- ///

13 Max Weber, Economía y sociedad, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1980, pág.
978.
14 Freddy Thiriet, ob. cit., pág. 76.
15 Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa-Calpe, ob. cit, t. II, pág. 1032, voz "aduana".
16 Diccionario General Etimológico de la Lengua Española, de Roque Barcia, ob. cit., pág. 142,
voz "aduana".
17 Freddy Thiriet, ob. cit., pág. 79.
18 Conf. Roberto S. López, quien afirma que "Durante las cruzadas y en otras ocasiones que
exigían una travesía, Venecia, Genova y Pisa ayudaron a duques, reyes y emperadores, no como ciudades
subordinadas sino como Estados independientes" {ob. cit., pág. 102). Asimismo, Norman J. G. Pounds
considera que tanto Venecia como Genova ". .eran ciudades-república, de una extensión territorial
reducida y de unos recursos agrícolas limitados" (ob. cit., Pág. 540).
68
derable flota 19 y el volumen de su comercio marítimo 20
derivado del afianzamiento de
sus contactos con África y, fundamentalmente, con Bizancio y otras regiones de
Oriente. Asimismo, contó con ciertas industrias 21. Configuró así un imperio colonial 22.

19 Conf. Roberto S. López, ob. cit., pág. 97; Norman J. G. Pounds, ob. cit., págs. 350 y 431.
20 Conf.: Henri Pirenne, quien manifiesta que Venecia y Genova eran, gracias a sus
establecimientos de Levante y del Mar Negro, verdaderas potencias mercantiles (Historia.. ., ob. cit.,
pág. 159); Jean Imbert y Henri Legohérel afirman que "Venecia, Genova y Pisa aseguran el tráfico
organizado hacia el Oriente y darán a los mercaderes italianos un papel de adelantados y una
preponderancia europea que conservarán hasta el siglo XVI" (ob. cit., pág. 229); Roberto S. López señala
que ".. .en el siglo XIII, el centro de gravedad del comercio mediterráneo se había desplazado
definitivamente hacia las cuatro ciudades principales de Italia del Norte y del Centro: Venecia y Genova,
Florencia y Milán"; Norman J. G. Pounds afirma que "El comercio marítimo de Genova en un principio
se limitaba al Mediterráneo occidental. Eo una época en la que los normandos estaban avasallando a la
Italia meridional, los genoveses aliados con los písanos, expulsaron a los sarracenos de las islas y
realizaron incursiones a la costa norte de África. Ello dio lugar, en el siglo XII al comercio con bereberes
de África y los musulmanes de España. De Trípoli a Marruecos, el comercio estaba casi en su totalidad en
sus manos. Desalojaron a los sirios y judíos, que anteriormente controlaban este comercio, e
intercambiaron fustanes y lienzos italianos por algodón en bruto, productos tintóreos, especias, alumbre,
pieles y cueros de la región del Atlas, e incluso polvo
de oro, traído de Senegal a través del desierto del Sahara" (ob. cit, págs. 425 y 426).
21 Entre las actividades de los genoveses, cabe destacar la industria de la seda (conf.: Guy
Fourquin, ob. cit, pág. 290; Norman J. G. Pounds, ob. cit., pág. 371), la industria del terminado de paños
(conf. Norman J. G. Pounds, ob. cit., pág. 363) y los astilleros y demás actividades de equipamiento de
buques (conf. Norman J G. Pounds, ob. cit., pág. 540).
22 Enseña Georges Lefranc que "Genova y Venecia agregan la actividad industrial y la actividad
colonial a la actividad comercial". Señala que en la ruta del Mar Negro Genova se construyó ".. .un
imperio con la Isla de Elba, Córcega, Lesbos, Samos y Chios.
69
Rivalizó con Venecia, aunque cabe advertir que en términos generales su
23
comercio tuvo por objeto productos distintos , lo que determinó una clara
diferenciación en las naves que utilizaban para su tráfico 24.

------------------------------------------
Posee factorías en San Juan de Acre, en Trípoli, en Antioquía, en el fondo del Mar de Azov y mantiene
navíos en el Mar Caspio" (Histoire du Commerce, Ed. Presses Universitaires de France, París, 1972,
pág. 32). Indica Gerald A. J. Hodgett que "...el barrio genovés de Constantinopla, situado al otro lado
del Cuerno de Oro, y Caffa, en la península de Crimea, se convirtieron en los dos centros fundamentales
del comercio genovés, que también poseía otras bases comerciales importantes en el Mar Negro y en el
Mar Caspio. De hecho, Genova había establecido jondachi en Antioquía, Je-rusalén y Acre entre 1097 y
1109. Por otra parte, dominaba también el Mediterráneo occidental, pues controlaba el comercio con el
Norte de África hasta Trípoli, donde, a mediados del siglo XII ocupaba ya Bugía, Ceuta y Túnez.
Asimismo, esta potencia mantenía activas relaciones comerciales con los puertos de Languedoc y los de
Cataluña, sobre todo Aigues Mortes y Barcelona" (ob. cit., pág. 89).
23 En este sentido, señala Norman J. G. Pounds que "Los genoveses siguieron los pasos de los
venecianos hacia el Mediterráneo oriental, pero su comercio careció de importancia antes del año 1100".
Destaca que tanto Venecia como Genova ". . .se dedicaban al comercio internacional, obteniendo los
mayores beneficios del intercambio de productos europeos por los del norte de África, el Oriente Medio y
la región del Mar Negro". Advierte que no obstante superponerse las áreas que explotaban "... cada una se
dedicaba a géneros diferentes y utilizaban el tipo de embarcaciones que les eran más apropiadas" (ob. cit.,
págs. 426 y 540).
En cuanto a los productos objeto del tráfico de los genoveses afirma Jacques Le Goff que
"Benedetto Zacearía, que en el siglo XIII controla desde Genova el mercado del alumbre, realiza un
fenómeno de integración al transportarlo en barcos de su propiedad y utilizarlo en una fábrica de tintes
por el montada" (Mercaderes y banqueros en la Edad Media, Eudeba, Buenos Aires, 1969, pág. 50). Por
su parte, señala Norman J. G. Pounds que los cargamentos de los buques genoveses "... se constituían de
productos voluminosos y de bajo precio: trigo, alumbre, sal, algodón y lana" (ob. cit., pág. 426).
24 Así, en la flota veneciana existía una preponderancia de///
70
Señala John Day, en su minucioso y documentado estudio sobre las aduanas de
Genova en los años 1376 y 1377, que "La jurisdicción de las aduanas genovesas se
extendía en la Edad Media desde Monaco hasta el Cabo Corvo (Lerici). Abarcaba —
además de los territorios de la República propiamente dichos y sus aguas territoriales—
las comunas federadas de las dos Rivieras, como Savone, Albenga y Portovenere, así
como los feudos sometidos a Genova, en especial los del Del Carreto, marqués de
Finale. Toda mercadería de propiedad genovesa o que fuese transportada por buques
genoveses se hallaba, por ese solo hecho, sometida a las aduanas de Genova en muy
numerosos itinerarios. Además, se percibían derechos de aduana en las colonias de Pera,
Caffa, Famagouste y, a partir del siglo xv, en la de Chio" 25
Indica John Day que "Existía la costumbre de arrendar los derechos de aduana,
al igual que los otros impuestos, por períodos de un año, a partir del 3 de febrero (...)
Los arrendatarios de aduanas tenían el derecho de exigir la apertura de los bultos y de
las cajas"26. Esta facultad de ejercer el control sobre la mercadería estaba prevista en el
Regule consulum callega-rum, que constituía en esencia la legislación aduanera de base
genovesa.

---------------------------------------------
"galeras" mientras que en la genovesa prevalecían las "naos". Enseña Norman J. G. Pounds que "Genova
contaba con galeras a finales del siglo XIII, pero fue sustituyéndolas por naos, más apropiadas para el
transporte de los productos voluminosos y de bajo precio al que se dedicaban los genoveses" (ob. cit.,
pág. 431).
25 John Day, Les douanes de Genes (1376-1377), Editorial S.E.V.P.E.N., Ecole Pratique des
Hautes Etudes. París, 1963, t. I, págs. I y II. Señala este autor que "El primer Arancel permanente que
gravaba el comercio marítimo genovés se denominaba denariijnaris (ob. cit., pág. V).
26 John Day, obra y tomo citados, págs. II y IV.
71
Genova también mantuvo un intercambio comercial intenso con Bizancio.
Señala John Day que los geno-veses gozaron en el imperio bizantino de la exención de
los derechos de aduana (denominados Kommerkion), pero el Estado genovés gravaba
con un derecho (Kara-tipeyre) a los comerciantes que arribaban a sus puertos. Al
respecto, afirma este autor que "Uno de los rasgos distintivos del régimen aduanero de
Genova en la Edad Media consiste en la percepción de derechos sobre el tráfico genovés
entre puertos extranjeros". Y agrega que "El carácter mercantil del Estado genovés y los
intereses de sus numerosos acreedores explican que en el siglo XIV las franquicias de
derechos de aduana hubieran sido limitadas al máximo: efectivamente, habían sido
reducidas en la práctica a los objetos de consumo personal" 27.
Bizancio, la antigua colonia griegas se va a convertir en la capital del Imperio
romano por decisión de Constantino, adoptando entonces la denominación de
Constantinopla. Producida la caída del Imperio Romano de Occidente, esta ciudad
regirá los destinos del Imperio Romano de Oriente hasta 1453, cuando sucumbirá ante
el embate de los turcos.
El Imperio bizantino, al igual que Venecia y Genova, constituye una potencia
28
marítima , pero a diferencia de estas ciudades se extiende por vastos territorios y
29
cuenta además con una actividad industrial importante . Emplazado geográficamente
en una región

27 John Day, obra y tomo citados, págs. VI, VII y X.


28 Conf. Henri Pirenne, Mahoma..., ob. cit., pág. 143; Norman J. G. Pounds, ob. cit., págs. 99 y
399.
29 Entre las actividades industriales que alcanzaron renombre cabe mencionar a la industria
textil, incluyendo la actividad del bordado, los tapices, las alfombras, la industria de la tintura
(recuérdese las famosas púrpuras), del esmaltado, del tallado y del grabado (conf. Juan Blacker Ayala, ob.
cit., t. I, págs. 243 y 244). También debe señalarse especialmente la industria de la seda, que alcanzó gran
importancia bajo el reinado de Justiniano (conf.: ///
72
que lo convierte en un centro de intercambio entre Oriente y Occidente 30, este imperio
bajo un régimen de gobierno absolutista facilita el acceso de los comerciantes
extranjeros, quienes acuden ante las condiciones de seguridad y otras facilidades que se
les brinda así como frente a la gran variedad y cantidad de productos que allí convergen.
Señala Juan Blacker Ayala que las principales exportaciones del Imperio
bizantino fueron: ". . .tejidos diversos y artículos de lujo, joyas, objetos de metal y de
cuero fabricados por los bizantinos; productos del Lejano Oriente reexportados desde
Constantinopla y otras ciudades comerciales importantes". Con relación a las
importaciones de los bizantinos indica este autor que: ".. .eran muy variadas y
numerosas. De Rusia y el Norte llegaban pieles, cera, sebo, ámbar, pescado salado,
caviar, miel y esclavos; los búlgaros les suministraban cáñamo y miel; de Arabia, el
Asia Central y el Lejano Oriente sacaban las especias más importantes: pimienta,
drogas, esencias aromáticas, perfumes, piedras preciosas y maderas finas; de Siria
obtenían telas y paños de seda, alfombras, tapices y maderas de cedro; recibían tejidos
muy finos de la región del Ponto y de Cerasus en las costas del sudeste del Mar Negro"
31
.

----------------------------------------
Norman J. G. Pounds, ob. cit., pág. 371; Gerald A. J. Hodgett, ob. cit., pág. 130; Henri Pirenne,
Mahoma..., ob. cit., pág. 73; Karl Roth, Historia del Imperio Bizantino, Ed. Labor S. A.y Barcelona,
1928, pág. 33). En general, se advierte una activa industria manufacturera, tanto de artículos de lujo —
orfebrería y otras obras de arte— como de primera necesidad (conf. Norman J. G. Pounds, ob. cit., págs.
99 y 400).
30 Conf.: Paul Lemerle, ob. cit., pág. 61; Juan Blacker Ayala, ob. cit., t. I, pág. 242.
31 Juan Blacker Ayala, ob. cit., t. I, págs. 244 y 245. Puntualiza este autor que "Los productos
reexportados eran, principalmente, especias, aromas, alfombras, perfumes, sedas, tapices y ///
73
Héléne Antoniadis-Bibicou afirma que a través de un período de muchos años
—partiendo del reino de Anastasio I (491-518) y prolongándose incluso más allá del
reino de Justiniano I (565)—, el Imperio abandona, en muchos campos, el aspecto
romano, para adoptar su aspecto bizantino propio. Así, en lo que se refiere a la
administración aduanera, ". . .el sistema de los derechos en arriendo cede su lugar al
sistema de la percepción directa por el Estado". Durante esos años se percibían diversos
tributos, que nos describe Antoniadis-Bibicou del siguiente modo: ". . .el portorium
indicaría los derechos de aduana simplemente para los casos previstos por la ley y,
pienso, lo más frecuente para la exportación, en la que un derecho de venta no debía ser
percibido, mientras que el venalicium es el impuesto sobre la operación comercial
misma; la "octava" indicaría los derechos de la aduana aumentados de un derecho sobre
la licencia de venta y sería, tal vez, percibida solamente a la importación de los objetos.
Todos ellos pertenecen a la categoría de los vectigalia. Puntualiza que "la octava,
instaurada antes de la mitad del siglo IV, no es un simple derecho de aduana, sino un
impuesto que reviste un doble carácter, ya que el deudor, con su pago, adquiere el
derecho de hacer del artículo gravado por el impuesto un objeto de comercio. El
kommerkion, que sucederá a la "octava", y su equivalente, la dékate, conservarán ese
doble carácter"32.

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piedras preciosas. Constantinopla enviaba a Rusia y al norte de Europa sedas, brocados de oro y plata,
vinos, especias, alfombras, piedras preciosas, joyas y artículos de metal; a Francia y al oeste mandaba
paños finos, algunas joyas y artículos de piel o de metal y reexportaba drogas, aromas, perfumes y
especias; a Arabia y al Oriente los cargamentos más importantes eran los tejidos de lujo ya mencionados
y algunos artículos de metal y piel" (pág. 244).
32 Hélene Antoniadis-Bibicou, Recherches sur les douanes a Byzance, Ed. Armand Colin, París,
1963, págs. 39, 69 y 218.
74
Gerald A. J. Hodgett nos cuenta que "La economía bizantina era próspera y
estaba fuertemente controlada. Su pujanza puede calibrarse por la salud que gozaba la
moneda imperial y, al mismo tiempo, atribuirse a la misma. Se impusieron las más
estrictas restricciones a la exportación de oro. Se había convertido en una política usual
el embargo sobre la exportación de ciertos productos, por ejemplo, vino, aceite, sal,
maíz, salsa de pescado, piedras de afilar, herramientas o armas, que pudieran servir para
fortalecer a un posible enemigo; y esta prohibición se estableció de modo más expreso
durante el reinado de León VI (886-912), que prohibió la exportación de oro, incluso
para la compra de esclavos. Se ordenó a los mercaderes que pagaran los esclavos
importados mediante la exportación de otros productos. El control gubernamental sobre
la economía se aplicaba en forma rigurosa, ya que la supervisión aduanera estaba
establecida de forma eficaz, con puestos que cubrían los accesos a Constantinopla, en
Abydis y Hieron, y que funcionaron desde la antigua mitad del siglo v, por lo menos" 33.
Refiriéndose a las restricciones directas, Norman J. G. Pounds indica que "El
tejido y el tinte de la seda estaban estrictamente controlados y su exportación
prohibida"34.

33 Gerald A. J. Hodgett, ob. cit., pág. 133.


34 Norman J. G. Pounds, ob. cit, pág. 371. Aclara este autor que la seda era tejida por unos
gremios reducidos y privilegiados y que sólo se ponía a la venta la de inferior calidad.
75
6. FRANCIA

Con anterioridad a la conquista romana, ya existían en la Galia impuestos


indirectos, como lo atestigua Julio César en sus Comentarios de la guerra de las Galias 1
tributos que individualiza como equivalentes a los portoria y a los vectigalia, y que
según Albert A. Algoud debían considerarse derechos de aduana o peajes 2-
Establecida la dominación romana sobre la Galia, sabemos que en el siglo I una
administración aduanera dirigida por un procurador cobraba en Boulogne el impuesto
de la cuadragésima, es decir la cuarenta- ///

1 Cayo Julio César, Comentarios de la Guerra de las Galios, Libro Primero. Se cuenta aquí: "...
que Dumnórige era el tal; hombre por extremo osado, de gran séquito popular por su liberalidad, amigo
de novedades: que de muchos años atrás tenía en arriendo bien barato el portazgo y todas las demás
alcabalas de los Eduos porque haciendo él postura nadie se atrevía a pujarla" "(Ipsum esse Dumnorigem,
summa audacia, magna apud plebem propter liberalitatem gratia, cupidum rerum novarum, cumplures
annos portoria, reliquaque omnia AEduorum vectigalia parvo preño redemta
habere: propterea quod illo licente, contra liceri andeat nemo"). Tomamos el párrafo transcripto de la obra
Los comentarios de Cayo Julio César, traducidos por Joseph Goya y Muniain, presbítero, Madrid, de la
Imprenta Real, Año 1789. Comentarios de C. Julio César de la guerra de las Galias, Libro I, con el texto
original en latín (pág. 22) y la traducción en castellano (pág. 23).
2 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 39.
77
ava parte del valor de los productos intercambiados con el ultramar 3.
4
Las provincias que componían la Galia no constituían circunscripciones
diferentes sino una región aduanera única. Los derechos de entrada y de salida eran del
2,5 por ciento entre las provincias de la Galia y el resto del Imperio. Señala Álbert A.
Algoud que "...el portorium, vectigal o teloneum (término que encontramos bajo el
nombre de tonlieu durante toda la Edad Media) subsistió bajo estas tres denominaciones
a través del Imperio y durante la Galia romana, con el nombre de quadragésima
galliarum 5.
La Galia era exportadora, especialmente hacia Italia, a la que enviaba aceite y
los jabones de Marsella, las lanas de la Narbonaise, las telas de lino de Quercy, las
salazones de la Sequanaise. Además, constituía un lugar de tránsito activo para las
mercaderías de Italia y de otros orígenes, que eran encaminadas por rutas y por ríos
hacia el Norte, en especial a Gran Bretaña 6.
Como ya lo hemos visto, luego de la caída del Imperio Romano de Occidente el
sistema aduanero no desapareció en Europa continental. En efecto, como lo señala
Algoud "Esta organización administrativa de las aduanas y peajes firmemente
implantada después de Nerón, va a subsistir luego de la muerte de Teodosio, luego de
producida la caída del Imperio Romano de Oc- ///

3 Jean-Claude Boy, L'Administration les douanes en France sous VAnden Régime, Ed.
Association pour Phistoire de l'Administration des douanes, Neuilly-sur-Seine, 1976, pág. 5. Según lo
indica Algoud, la Galia proveía ella sola el 50 por ciento de los recursos fiscales del Imperio Romano (ob.
cit., pág. 35).
4 Las provincias de la Galia comprendían, según Albert A. Algoud, la Gallia Bélgica, la Gallia
Lugdunensis, la Aquitania, la Gallia Narbonensis, los Alpes Cottiae y los Alpes Maritimae (ob. cit., pág.
41).
5 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 45.
6 Conf. Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 42.
78
cidente, a través de los trescientos veinticuatro años del reinado de los Merovingios y
durante la mayor parte de la época carolingea. Será necesario nada menos que la
espantosa anarquía que se impuso desde la segunda mitad del siglo IX hasta el fin del
siglo x para dislocarla y destruirla" 7.
En los siglos VIII y IX, la villa desaparecida de Quentovic, cerca de Montreuil-
sur-Mer, era el lugar de residencia del alto funcionario encargado de la dirección de las
aduanas en los puertos del norte del imperio carolingeo, en donde se percibían los
tonlieux más productivos de este imperio 8.
Durante la Edad Media, Francia no escapa a las características comunes al
régimen feudal vigentes en la Europa continental, que ya hemos visto precedentemente.
Con el advenimiento del rey San Luis IX (1226) la situación puede resumirse de
la siguiente forma: en las fronteras del reino, aduanas reales, aparejando únicamente
derechos de exportación que, progresivamente, habían reemplazado casi todas las
prohibiciones; en los límites de los feudos y del dominio real, prohibiciones o derechos
de salida; en fin, en el interior del reino, peajes y arbitrios (octrois). Luis IX dispuso por
edicto la libertad del comercio de cereales. No suprimió ni siquiera modificó los peajes
y los arbitrios, que continuaron siendo su principal recurso fiscal. Bajo su reino, las
prohibiciones de exportación hacia el extranjero se limitaban a ciertos objetos escasos.
Así lo atestigua la Ordenanza de 1254, el documento más antiguo que, según Algoud,
poseen los franceses sobre sus aduanas exteriores 9.

7 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 47.


8 Conf. fean-Claude Boy, ob. cit.. pág. 5.
9 Albert A. Algoud, ob. cit., págs. 55 y 56.
79
Felipe IV el Hermoso, mediante ordenanza del l° de febrero de 1305, generalizó
las prohibiciones de exportación. Los numerosos productos afectados por las
prohibiciones de exportación podían, sin embargo, exportarse obteniendo la
correspondiente licencia. La tasa de licencia consiste precisamente en el derecho
aduanero de exportación denominado droit de haut-passage 10.
En el siglo XIV se produce una situación que marcará profunda y
prolongadamente el sistema aduanero de Francia. En efecto, en 1360, el rey Juan II para
cumplir con el Tratado de Bretigny-Calais y pagar su rescate " de tres millones de
escudos de oro propuso estable- ///

10 Conf. Albert A. Algoud, ob. cit., págs. 56 y 59; Jean Clinquart, en su trabajo Des tonlieux aux
montants compensatoires monétaires: l'histoire séculaire de l'administration des douanes, publicado en la
Revue francaise de Finances publiques, Ed. Líbrairie Genérale de Droit et de Jurisprudence, París, 1983,
N° 3 dedicado a La douane, pág. 66.
11 Señala Jean Favier que "Sea rey o simple conde con cierto grado de soberanía, transcurrido el
siglo XII, el príncipe ya no puede vivir "de lo suyo", como lo quería la costumbre Se ve forzado
entonces a recurrir a las finanzas de sus sujetos, es decir al impuesto. El derecho feudal preveía un cierto
número de supuestos en los cuales todo señor podía solicitar a su vasallo una ayuda financiera
proporcional a la importancia de su feudo. Esos casos eran limitados: rescate del señor cautivo,
armamento de su hijo mayor, casamiento de su hija mayor, son los generalmente admitidos. La Cruzada
es un caso frecuentemente reconocido, al igual que la adquisición por el señor de una tierra necesaria para
su seguridad o prosperidad. Otros supuestos estaban sólo admitidos en ciertas comarcas: así el viaje de
un príncipe para ver al Emperador" (ob. cit., pág. 93). El caso que mencionamos consistía precisamente
en el rescate del rey Juan el Bueno de Francia, que había sido hecho prisionero por el rey de Inglaterra
durante la guerra entablada entre estas dos naciones. Al respecto, destaca Jean Favier que "El rescate de
Juan el Bueno constituye para Francia en guerra una carga nueva y enorme. Ya no resulta posible limitar
a un año el pago de los impuestos. La noción fundamental es aquí la suma global que debe reunirse para
liberar al rey. La ayuda feudal es legítima en este supuesto, pero no así el impuesto general sobre el ///
80
cer, en el conjunto del reino, un impuesto sobre las ventas de las mercaderías, con
excepción de las bebidas y de la sal, cada uno de los cuales tenía un régimen tributario
12
propio. Muchas provincias aceptaron este nuevo impuesto pero otras lo rechazaron 13
invocando el principio de independencia de los feudos, en virtud del cual todo impuesto
que no fuere feudal —es decir, no comprendido en las cartas y las costumbres— podía
ser rechazado por los señores. Juan II adoptó entonces medidas de retorsión y declaró
que las provincias que rechazaron las ayudas (aides) financieras solicitadas serían
reputa- ///

----------------------------------------------
reino" (ob cit., pág. 103). En consecuencia, el pago de esa suma es objeto de negociación con las distintas
regiones y comunidades, atendiendo a sus diferentes privilegios, fueros y estatutos reconocidos. De ahí
que algunas provincias pudieran negarse a contribuir a la formación de la suma para pagar el rescate.
12 Así las provincias de Anjou, Aunis, Beaujolais, Berry, Boulonnais, Bourgogne, Bresse,
Bourbonnais, Bugey, Champagne, Chatelleríe de Chantoceaux, Dombes, Maine, Normandie, Picardie,
Poitou, Thouars, Ile-de-France, Orléans, Nivernois, Perche y Touraine (Conf. Jean-Claude Boy, ob. cit.,
pág. 13). Cabe acotar que las provincias Bourgogne y Maine son mencionadas entre las que no aceptaron
el tributo en la obra citada de Albert A. Algoud (pág. 62).
13 Así las provincias de Angoumois, Artois, Auvergne, Basse- Navarre, Béarn, Bretagne,
Cambrésis, comté de Foix, Dauphiné, Flandre, Forez, Franche-Comté, Gascogne, Cuyenne, Hainaut,
iles de Ré y de Oléron, Languedoc, Limousin, Lorraine, Lyonnais, Manche, Provence (salvo Marsella),
Roussillon, Rouergue, Saintonge y Vivarais (conf. Jean-Claude Boy, ob. cit., pág. 13). Las provincias
Languedoc y Lyonnais son mencionadas entre las que aceptaron en la obra citada de Algoud, pero según
explica este autor estas provincias se habían liberado de la ayuda mediante un pago proporcional al
contado y, en consecuencia, fueron igualmente separadas de las provincias disidentes por fronteras
aduaneras (ob. cit., págs. 62 y 63). Por consiguiente, si bien no puede decirse que rechazaron la ayuda y
por lo tanto fueran disidentes, lo cierto es que tampoco integraron las provincias de los cinco
grandes arrendamientos.
81
das territorios extranjeros 14. Como consecuencia de ello toda mercadería que saliera de
una provincia sometida a las ayudas expedida con destino a una provincia reputada
extranjera debía pagar un nuevo impuesto de salida denominado imposición foránea
(imposition foraine), a abonarse en el punto de salida. A su vez, las mercaderías
expedidas desde el extranjero o desde las provincias "reputadas extranjeras" hacia las
provincias sometidas a las ayudas debían circular provistas de una guía (acquit-a-
caution) librada fuere en la frontera o fuere a la salida; aquellas mercaderías que
provenían del extranjero o de las provincias disidentes y que atravesaban los territorios
sometidos a las ayudas con el fin de ser reexportadas debían abonar un derecho de
tránsito, salvo que fueran propiedad de personas que gozaran de un privilegio de
inmunidad 15. Tal fue el origen de las aduanas interiores en Francia.
Como consecuencia de la situación aduanera sobreviniente, la Francia del
Antiguo Régimen se hallaba dividida en tres ámbitos espaciales netamente
diferenciados:
a) las provincias que se sometieron a las ayudas, cuya percepción fue adjudicada
16
a particulares mediante el sistema de arrendamiento y que se denominaron las
provincias de los cinco grandes arrendamientos (Cinq grosses fermes) ;

14 Conf.: Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 62; Jean-Claude Boy,


ob. cit., pág. 11.
15 Albert A. Algoud, ob. cit, págs. 62 y 63.
16 El sistema de adjudicación o arrendamiento (affermage) de los impuestos indirectos a
particulares —que ya hemos visto en Grecia y en Roma— tuvo en Francia vigencia durante todo el
Antiguo Régimen y se debió esencialmente a la falta de una infraestructura administrativa idónea por
parte de los reyes y de sus urgentes necesidades financieras. Frente a ello, los reyes preferían tratar con
particulares que disponían de medios en determinadas regiones y a los cuales adjudicaban el cobro de los
impuestos en su ///
82
b) las provincias reputadas extranjeras;
c) las provincias que habían obtenido un estatuto especial en materia aduanera
(provinces a l'instar de V étranger effecti), en virtud del cual podían comerciar
libremente con el extranjero y que las asemejaba a zonas francas. Se trataba de ciertas
regiones o ciudades ubicadas en zonas fronterizas —a veces recientemente
conquistadas— como Alsacia, Lorraine, los países de Gex o los puertos francos de
Marsella, Dunkerke, Bayona, San Juan de Luz y Lorient.
Cada uno de estos ámbitos constituía una unidad aduanera independiente, que
determinó la existencia de distintas tarifas aduaneras y la multiplicación de las barreras
aduaneras destinadas a controlar el paso de las mercaderías y, en su caso, la percepción
de los derechos inscriptos en esas tarifas o de las prohibiciones establecidas.
Muchas veces se intentó que las provincias disidentes se integraran al sistema de
los cinco grandes arrendamientos. Menciona Jean-Claude Boy entre estos intentos el
emprendido por Sully. el ministro de Enrique IV, con el dictado del Reglamento general
sobre los derechos aduaneros (traites) en fecha 31 de mayo de 1607, que constituyó un
reordenamiento de las disposiciones en vigencia para asegurar la percepción de los
derechos aduaneros. En este aspecto, se previo la recaudación por parte de un único
adjudicatario, mediante el procedimiento de licitación pública. De tal forma, los cinco
grandes arrendamientos se transformaron en el "Arrendamiento general" (Ferme
Genérale). En el mencionado reglamento se otorgó un plazo de seis meses a las
provincias reputadas extranjeras para ///

------------------------------------------
nombre, mediante el previo pago de sumas determinadas en cierto porcentaje. Los arrendatarios o
adjudicatarios se reservaban a título de remuneración el excedente que obtuvieran entre la suma
convenida globalmente con el rey y la que recaudaran efectivamente.
83
unirse a las provincias de los cinco grandes arrendamientos o, en caso contrario,
conservar su estatuto anterior. Pero las provincias invitadas se mantuvieron en su
posición 17.
No obstante, la necesidad de suprimir las aduanas interiores fue haciéndose cada
vez más manifiesta. Resulta ilustrativa en este sentido la solicitud efectuada por los
Estados generales reunidos en 1614, que textualmente puntualizaba:
1. Supresión de las aduanas interiores.
2. Prohibición absoluta de importar todos los objetos extranjeros manufacturados
que podemos fabricar nosotros mismos.
3. Franquicia aduanera para todas las materias primas necesarias a la industria.
4. Interdicción de exportar los productos franceses que pueden servir como
materias a las industrias extranjeras 18.
Bajo el reinado de Luis XIV, el mercantilismo llega a su apogeo con su ministro
Colbert. La preocupación por la centralización y la organización racional del Estado lo
llevó a luchar contra las prerrogativas de los señores y procurar que los tributos
aduaneros fueran establecidos únicamente por el rey. Consecuentemente, Colbert
intenta nuevamente suprimir las aduanas interiores y el 18-9-1664 propone una tarifa
aplicable en todas las fronteras exteriores del reino 19.

17 Jean-Claude Boy, ob. cit., pág. 14; véase asimismo Jean Clinquart, en su trabajo Des
tonlieux..., ya citado, pág. 68.
18 Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 80.
19 Conf. Jean-Claude Boy, ob. cit.. págs. 19 y 20; Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 99; Jean
Bastid y Jean Pierre Demumieux, ob. cit., pág. 6. Señalan Claude J. Berr y Henri Tremeau que Colbert
fue el primero en hacer del derecho aduanero el instrumento metódico de una política proteccionista (Le
droit douanier, Ed. Librairie Genérale de Droit et de Jurisprudence, París, 1975, pág. 14).
84
Pero esta tarifa también fue rechazada por las provincias reputadas extranjeras. No
obstante, la aplicación de la Tarifa de 1664 en el ámbito de las provincias de los cinco
grandes arrendamientos logró simplificar considerablemente el sistema tributario
aduanero, sustituyendo los antiguos derechos por una tarifa única a la importación y a la
exportación y conformando en ese espacio una verdadera unión aduanera. Sin embargo,
cabe aclarar que la desaparición de los derechos aduaneros en su interior no significó
también la supresión de los derechos de peaje, que subsistieron 20.
Siguiendo la doctrina de la época, la Tarifa de 1664 favoreció la introducción de
materias primas y gravó la importación de productos terminados. Por otra parte,
favoreció la exportación de productos terminados y gravó la exportación de productos
agrícolas. Asimismo, prohibió la exportación de ciertas materias primas.
El 11 de abril de 1667 entra en vigencia una nueva tarifa también preparada por
Colbert, pero se trata ahora de una tarifa de derechos más elevados, dictada para
proteger la industria francesa —especialmente, la textil— contra la concurrencia de
Holanda e Inglaterra. La misma también constituye un avance en la simplificación
aduanera. Se contempla en ella una reglamentación nueva denominada de los "derechos
uniformes". Toda mercadería inscripta en la nueva tarifa paga, al importarse a Francia,
los derechos uniformes. Con ello queda exceptuada de todo otro derecho: los de la tarifa
de 1664 si se dirige a las provincias de los cinco grandes arrendamientos o bien de las
innumerables tarifas locales si es transportada en las provincias reputadas extranjeras.
Se trata de una verdadera tarifa nacional, aplicada únicamente en las fronteras exterio-
///

20 Conf. Jean-Claude Boy, ob. cit., pág. 22.


85
res del reino y que dispensa de todo otro derecho de aduana interior.
Se dicta posteriormente la Ordenanza de julio de 1681, que constituye una
regulación común para todos los arrendamientos de impuestos adjudicados o a
adjudicarse.
Poco después de la muerte de Colbert y siempre bajo el reinado de Luis XIV, se
dicta la Ordenanza de febrero de 1687, que ha sido calificada como el primer código de
aduanas de Francia 21.
Dicha ordenanza está constituida por ciento sesenta y dos artículos reagrupados
en catorce títulos. Estimamos ilustrativo y útil para nuestra investigación indicar la
materia aduanera contemplada por la misma y, en especial, analizar el contenido de sus
dos primeros títulos.
En el título I se regula lo atinente a la percepción de los derechos de entrada y de
salida. La obligación de pagarlos incumbía a todos, a pesar de los privilegios de que
hasta entonces gozaran, siempre que no resultaran exceptuadas por la propia ordenanza.
Incluso, se preveía que no serían exceptuadas las mercaderías destinadas al uso y
servicio del rey (Art. I)22. Se preveía un régimen especial semejante al régimen
aduanero denominado generalmente como "removido" (Art. IV) 23. Se establece la
obligación de los capitanes de buques de efectuar la declaración de las mercaderías que
transportan dentro de las veinticuatro horas de la lle- ///

21 Jean-Claude Boy, ob. cit., pág. 33.


22 Véase una solución semejante en el artículo 778 de nuestro Código Aduanero.
23 La destinación suspensiva de removido se halla regulada en los artículos 386 a 396 de
nuestro Código Aduanero. Mediante la misma se contemplan los supuestos de mercadería que sale de un
punto del territorio aduanero para volver a ingresar a dicho territorio por otro punto.
86
gada. la cual debe ser respaldada con los libros de a bordo, conocimientos, etc. (Art.
IX) 24.
En el título II se dispone sobre el procedimiento de entrada y salida de las
mercaderías, la declaración que debe efectuarse, la verificación de la mercadería y los
comprobantes de pago. Se establece la obligación de dirigirse con la mercadería que se
importa a la oficina aduanera más próxima, sin apartarse de la ruta indicada (Art. I) 25.
26
Se indica el contenido que debe tener la declaración (Art. IV) . Se prevé el principio
de la "inalterabilidad de la declaración aduanera" (Art. VII) 27. Se contempla la función
de control que debe ejercer el servicio aduanero sobre todas las mercaderías (la
28
denominada aún hoy en día "visita" de las mercaderías; (Art. VIII) . Se establece que
la descarga del buque sólo puede realizarse mediando autorización y en presencia del
servicio aduanero (Art. IX) 29. En el artículo XII se exige la presencia de los interesados
en el acto de la verificación 30. En el artícu- ///

24 Véase una similar prescripción en el artículo 130 y siguientes. de nuestro Código Aduanero.
25 Nuestro Código Aduanero prevé tal obligación en los artículos 116 y 130, inciso a).
26 En nuestro Código Aduanero lo prevén el artículo 234 y concordantes.
27 Vivent Magnien acota a propósito de esta norma que conforme a ella "... una vez que la
declaración es puesta .en el registro y firmada, por tales razones, y bajo ningún pretexto, no puede
modificarse nada" (Comentario efectuado en 1876 por este renombrado experto aduanero a la Ordenanza
de 1687 y reproducido en anexo junto a la misma en la citada obra de Jean-Claude Boy,pág. 193). Este
principio ha sido consagrado en el artículo 224 de nuestro código.
28 Nuestro Código Aduanero también prevé esta función del servicio aduanero en los artículos
112, 114, 241 y concordantes.
29 Véase en nuestro Código Aduanero la misma solución prevista en el artículo 194.
30 Véase similar previsión en el art. 242 de nuestro Código Aduanero.
87
lo XIII se prevén las consecuencias de la declaración falsa de mercadería,
31
distinguiéndose la falsedad referida a la calidad o a la cantidad de la misma . En el
artículo XIV se establece la forma de pago de los derechos, consagrándose el principio
de su pago al contado con anterioridad a su retiro de la aduana, pero previéndose
32
también como excepción su retiro bajo garantía . En el artículo XXI se prevé la
verificación ulterior de la mercadería, en cualesquiera otras oficinas aduaneras de la ruta
33
a seguir en caso de sospecha de fraude . En el artículo XXIII se prohibe a los
transportistas apartarse de la ruta indicada o usual, bajo pena de comiso y multa 34.
En el título III se regula la entrada de drogas, especias y hechuras de hilo y de
seda.
En el título IV se contempla la marcación de telas y de otros géneros.
En el título V se dispone sobre el pago de los derechos respecto de las
mercaderías salvadas de un naufragio.
En el título VI se reglamenta lo atinente a las guías aduaneras (acquits a
caution).
En el título VII se contempla el transporte de vinos y de aguas minerales.
En el título VIII se regula el contrabando y las prohibiciones.
En el título IX se reglamentan los depósitos aduaneros.

31 Nuestro Código Aduanero se refiere a ella en los artículos 954 a 961.


32 Véase la misma solución en los artículos 789 y 453 de nuestro Código Aduanero.
33 Nuestro Código Aduanero contempla también en el art. 114 1a posibilidad de ejercer el
control sobre la mercadería "en cualquier ámbito que se encontrare".
34 Véase en nuestro Código Aduanero soluciones similares previstas en los artículos 116, 130,
inciso a), y 864, inciso a).
88
En el título X se regula lo atinente a la oficina aduanera de París.
En el título XI se prevé el secuestro de la mercadería.
En el título XII se determina la jurisdicción de los jueces aduaneros.
En el título XIII se prevén las multas y las confiscaciones.
En el título XIV se regula lo atinente a la policía general en materia aduanera.
De la lectura de los catorce títulos que conforman esta Ordenanza de 1687 surge
ya el contenido histórico de la legislación aduanera, integrada por disposiciones que
desde otra perspectiva podríamos calificar como administrativas, tributarias, penales y
procesales. Por otra parte, el estudio de su contenido pone de inmediato de manifiesto la
existencia de principios, reglas y soluciones que han sido conservados en las
legislaciones aduaneras modernas.
Debe tenerse presente que la evolución del sistema aduanero se hallaba
dificultada en la Francia del Antiguo Régimen tanto por los privilegios de las regiones y
ciudades como por aquéllos referidos al estado de las personas, es decir a la nobleza,
que son propios de la organización feudal.
Resulta ilustrativa en este sentido la opinión de Jean-Claude Boy que atribuye la
profusión y complejidad de disposiciones que presentaba entonces la legislación
aduanera a razones tanto mentales como estructurales. Afirma que "La sociedad del
Antiguo Régimen estaba fundada en la costumbre y en la tradición; era muy difícil, por
ejemplo, aumentar los tributos antiguos sin dar la impresión de afectar privilegios
existentes. La solución consistía entonces en crear un nuevo derecho, sin relación
aparente con el precedente, dándole un nombre diferente. De tal modo —citando la
frase de Pierre Goubert—, La fiscalidad no ///

89
destruye, sino superpone". A ello agrega que ". . .los derechos de aduana no han sido
aplicados más que a medida de las necesidades de la política financiera de los reyes, sin
otra preocupación que la fiscal. Cuando se decidía la imposición de una nueva categoría
de mercaderías, se consideraba que se creaba un nuevo tributo y no que se ampliaba el
ámbito de aplicación de un tributo existente. A un nuevo tributo corresponde una nueva
denominación, atento incluso a que los derechos podían ser arrendados a diferentes
adjudicatarios y que convenía distinguirlos claramente unos de otros" 35.
Recién con el advenimiento de la Revolución Francesa en 1789 se inicia una
evolución de la legislación aduanera francesa presidida por el racionalismo. Hubo que
esperar hasta 1790 para que la Asamblea Nacional Constituyente, mediante un decreto
del 31 de octubre (Ley del 5 de noviembre), suprimiera las aduanas interiores y
dispusiera la creación de una tarifa única y uniforme, cuyos derechos habían de
abonarse a la entrada y a la salida del reino 36. Si bien el Tercer ///

35 Jean-Claude Boy, ob. cit., págs. 17 y 18.


36 Conf. J. Moliérac, Traite de Legislation douaniére, Ed. Librairie du Recueil Sirey, París,
1930, pág. 3; Albert A. Algoud, ob. cit., pág. 108; Jean Clinquart, UAdministration des douanes en
France sous la revolution, Ed. Asociation pour l'Histoire de l'Administration des douanes, Neuilly-sur-
Seine, 1978, pág. 26. Según surge de la "Noticia histórica" que precedió a la "Tarifa de las aduanas
nacionales", publicada en París en 1791 por el Burean du Journal des douanes, el sistema seguido en la
nueva tarifa es el siguiente:
"—Exención total a la entrada de los alimentos ordinarios y de las materias primas necesarias a
las manufacturas.
—-Derechos moderados sobre los objetos útiles, pero de una necesidad menos absoluta.
—Derechos crecientes según la proporción del decrecimiento en la utilidad de las mercaderías.
—Objetos de lujo y productos de industria extranjera, qué sólo la fantasía hizo necesarios,
gravados con fuertes derechos. En fin,
90
Estado se adueña del poder fiscal desde el 17 de junio de 1789 y los privilegios fueron
abolidos en la sesión del 4 de agosto de ese año, tan sólo en la primavera de 1791 la
Asamblea Constituyente pondrá fin en forma oficial a las actividades de la Ferme
Genérale, que fue reemplazada por una administración de agentes integrantes de una
denominada "policía del comercio exterior", organizada en una "Dirección Nacional de
37
Aduanas" (Régie N añónale des Douanes) . Por su parte, la ley del 22 de agosto de
1791 agrupó el conjunto de las nuevas disposiciones aduaneras en un "Código para las
aduanas nacionales", cuyos principios esenciales fueron tomados de la Ordenanza de
1687 y que, al igual que ésta, se compone de catorce títulos. La mayoría de sus
disposiciones aduaneras habrían de sobrevivir a ///

--------------------------------------
derechos prohibitivos sobre las manufacturas que rivalizan con las nuestras y sobre los artículos que
tenemos interés en producir nosotros mismos.
—Con respecto a los derechos de salida, la mayoría de las mercaderías han sido eximidas y se
han gravado únicamente a aquellas que fueron totalmente exceptuadas de derechos o gravadas con
derechos muy módicos en la Tarifa de entrada, o enfin a aquellas que las naciones extranjeras necesitan
tanto que el impuesto establecido a la salida constituye un tributo percibido sobre ellas.
—Con respecto a las prohibiciones, las mismas fueron reducidas a un muy pequeño número de
objetos. El Comité de agricultura y comercio, que cediendo al deseo de los diputados extraordinarios de
las manufacturas y del comercio había consentido el mantenimiento de las prohibiciones, ha cedido, sin
esfuerzo, a la idea de una libertad razonada. Pensó que si en el antiguo régimen era difícil detener la
introducción gravada con derechos prohibitivos, se podía oponer ahora al contrabando una fuerza
desconocida hasta aquí, la del espíritu público, ayudado con la vigilancia patriótica de las guardias
nacionales" (Transcripto por Jean Clinquart, en su obra L'Administration des douanes..., ya citada, pág.
46).
37 Jean Clinquart, en su obra L'Administration des douanes ..., ya citada, pags. 13 y 73.
91
través de los años, ya que en lo esencial subsisten en el Código de Aduanas vigente 38.
De tal modo, la aduana adquiere un carácter nacional y los tributos aduaneros son
percibidos en beneficio exclusivo del Estado 39.

38 Jean Clinquart, en su obra L'Administration des douanes ..., ya citada, págs. 53 y 61; Albert
A. Algoud, ob. cit., pág. 110; Jean Bastid y Jean Pierre Demumieux, ob. cit., pág. 9. Señalan estos últimos
que "El Código fue modernizado en 1949, renovado y
completado en 1963 (463 arts.)- Posteriormente, se le incorporaron leyes aduaneras importantes: en 1965
(tránsito, depósitos, almacenes y áreas de desaduanamiento y de exportación); en 1966 (fábricas bajo
control, fiscalización del petróleo) y 1968 (reforma del peritaje aduanero, del contencioso relativo al
valor en aduana, de la responsabilidad penal de los despachantes de aduana y de diversas disposiciones
represivas)" (ob. cit., pág. 77).
39 Declaración de la Asamblea Nacional, mediante decreto del 22 de diciembre de 1790: "La
Asamblea nacional, Considerando que las necesidades del Estado no permiten interrupción alguna en la
percepción de las rentas públicas y que si bien las contribuciones (inmobiliarias y mobiliarias) pueden ser
establecidas a contar desde el 1° de enero de 1791, no ocure lo mismo con las imposiciones indirectas y
los derechos cuyo reemplazo no puede tener lugar mas que en forma sucesiva y a media que esta
Asamblea pueda determinar el nuevo régimen, Decreta que todas las imposiciones indi rectas y otros
derechos existentes en la actualidad y que forman parte de los recursos públicos o de los de las antiguas
provincias, a partir del 1º de enero de 1791, serán percibidas en nombre y beneficio del Estado, tanto en lo
principal como en los accesorios et sous pour livre e ingresados al Tesoro público..." (El texto de la
Declaración ha sido transcripto por J. Clinquart en su obra L'Administration des douanes.. ., ya citada,
pág. 14).
92
7. ESPAÑA

7.1. España románica.


La península ibérica no pudo sustraerse a la expansión de Roma. Luego de la
victoria de Escipión "el Africano" sobre los cartaginenses en el año 206 a. de J. C, los
romanos consideraron a "Hispania" como provincia de Roma. Ese régimen provincial
sufrió diversas transformaciones, dividiéndose primero la península en dos provincias
"Hispania citerior" e "Hispania ulterior", luego subdividiéndose esta última en
"Hispania ulterior baetica" e "Hispania ulterior lusitana". Posteriormente, con
Diocleciano y Constantino, España se convirtió en una de las tres "diócesis" de la
Prefectura de las Galias y, finalmente, en el Bajo Imperio la "diócesis" de las Españas se
dividió en siete provincias (cinco en la península: Terraconense, Bética, Lusitania,
Cartaginense y Galletia; una africana: Mauritania-Tingitania; y una insular: las
Baleares) 1.
Con la dominación romana se impuso también la pax romana y la península se
vio relacionada con el extenso mundo romano no sólo a través del mediterráneo {mare
nostrum) sino mediante las famosas "vías romanas". Ello favoreció el comercio exterior
de importación y de exportación. En este sentido, Miguel Rosto- ///

1 Conf. Luis García de Valdeavellano, Curso de historia de las instituciones españolas, Ed.
Alianza Universidad, Madrid, 1984, págs. 143, 144 y 145.
93
vtzeff señala que "La seguridad casi completa en los viajes por tierra y por agua, la
ausencia de elevados derechos de aduana y, sobre todo, la magnífica red de carreteras
romanas, promovieron un florecimiento sin ejemplo del comercio provincial" 2.
Enseña Miguel Rostovtzeff que "La base de la prosperidad de las regiones
meridional y occidental de España era la explotación de las fuentes naturales de riqueza.
La agricultura, especialmente el cultivo del olivo y el del lino, y la minería (plata, cobre,
hierro, estaño y plomo) eran desde tiempo inmemorial las principales fuentes de riqueza
de los españoles. Estas fuentes naturales promovieron el desarrollo de una industria
floreciente, sobre todo de la fabricación de acero y de tejidos de lino. Tales actividades
económicas, sobre todo la minería, fueron propulsadas por los romanos. España era, en
efecto, el distrito más rico del Imperio en formación y el primero que fue explotado.
También se dedicó gran atención al excelente aceite de oliva del país, mejor y más
barato que el de Italia" 3.
La península ibérica exportó por consiguiente productos agrícolas e industriales
y. en cambio, importó artículos de lujo de Italia y Oriente 4.
Este comercio estaba gravado por derechos de aduana 5, los cuales se percibían
en diversos lugares, establecimientos o puestos que hoy denominaríamos aduanas. José
María Blázquez Martínez indica, que "En Hispania ///

2 Miguel Rostovtzeff, ob. cit., t. 1, pág. 299.


3 Miguel Rostovtzeff, obra y tomo citados, pág. 413.
4 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 135. Destaca M. I. Finley que la ciudad imperial de
Roma vivía de granos importados de Sicilia, España, África del Norte y Egipto (ob. cit., págs. 39 y 40).
Por su parte, Albert A. Algoud expresa que "... la España romana era exportadora de pescados de mar
desecados y salados, de minerales de hierro, cobre y plomo" (.ob. cit., pág. 35).
5 Luis G. de Valdeavellano afirma que "El tráfico de mercancías sólo estaba gravado por algunos
impuestos de tránsito por ///
94
se han localizado ocho puestos de portorium, marítimo o de aduanas, de los cuales
todos, menos uno, están situados en la Bética, pero posiblemente los había en otros
puertos, como Carthago Nova, Tarraco, Valentía, etc. Son los siguientes: Iliberris, de
gran importancia; Hipa, la actual Alcalá del Río, al frente de cuyo portorium se
encontraba un esclavo imperial; Astigi, citado en las ánforas del Monte Testaccio;
Córduba, Hispalis y Portus, quizá Cádiz, que es el más corriente en marcas de ánforas;
Ostia, con una aduana especial para el control de las mercaderías hispanas" 6.
Señala Blázquez Martínez que "La tasa percibida era de un 2 por 100 según la
inscripción de Iliberris y de un 2,5 , según la de Ostia, sin poderse por el momento
determinar la fecha en la que la tasa pasó de 2 al 2,5 por 100" 7. Por su parte, Santos
Garijo de Isasa considera que en las provincias españolas "...el tanto por ciento era el 2
(quincuagésima)" 8.

---------------------------------------
determinados lugares, ríos o ciudades (portoria)" (ob. cit., pág. 135).
6 José María Blázquez Martínez, El sistema impositivo en la Hispania Romana, trabajo incluido
en la obra Historia de la Hacienda Española (épocas antigua y medieval), en homenaje al Prof. García de
Valdeavellano, publicado por el Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1982, pág. 98. Por su parte, R.
Thouvenot (Essai sur la Province Romaine de Bétique, Editions E. de Boccard, París, 1973) localiza siete
oficinas del portorium situadas en la- Bética: Illiberris, Hipa, Astigi, Córduba, Hispalis, Malaca y Portus.
7 José M. Blázquez Martínez, trabajo citado, pág. 98. Este autor destaca que "En las oficinas
aduaneras se percibían tasas diferentes según la dirección del tráfico comercial, lo que señala una perfecta
organización contable y administrativa, percibiéndose el 2 por 100 para las mercancías destinadas a la
Península, y el 2,5 para las exportadas a la Galia. En el límite con Galia, las dos aduanas documentadas se
hallan en Illiberris (hoy Elche) y Lugudumun Con-venarum (hoy Saint Bertrand de Cominges). Los
impuestos en realidad eran bajos y gravaban a las clases económicamente débiles" (pág. 98).
8 Santos Garijo de Isasa, "Historia de Aduanas", trabajo pu- ///
95
El sistema de percepción de los portoria en España romana fue el de las demás
provincias del Imperio, es decir el sistema de arrendamiento 9.

7.2. España visigoda.


Producida la caída del Imperio Romano de Occidente, los visigodos, que habían
ido invadiendo lentamente la península, fueron consolidando en España un nuevo
Estado, el Estado hispano-godo. En éste, los impuestos directos siguieron siendo los
mismos que los del Bajo Imperio, pero en cambio desaparecieron la mayor parte de los
impuestos indirectos. No obstante, según lo afirma Luis G. de Valdeavellano, subsistió
10
el de aduanas y tránsito (portorium y teloneum) . Coincidentemente, Luis A. García
Moreno señala la supervivencia de las tasas percibidas en las aduanas 11.

-----------------------------------------
blicado en la revista Aduanas, de Madrid, en los números 33 y 34, pág. 4 del N° 34. Considera este autor
que "Está suficientemente probado que todas las provincias de España constituían, bajo el dominio
romano, un solo distrito financiero. En efecto: existe una inscripción relativa a una sociedad (socii
quincuagen Tenati Silvini) (Sociedad quincuagésima —o sea, que cobraba el 2 por 100 del valor— de
Tenati Silvini —nombre del arrendador—) que tenía su residencia en Illiberis (Granada), en donde puede
observarse que el título de la sociedad no va acompañado del nombre de ninguna provincia" (pág. 4).
9 Conf.: J. M. Blázquez Martínez, trabajo citado, pág. 99; Santos Garijo de Isasa, trabajo
citado, pág. 4; M. Rostovtzeff, obra y tomo citados, pág. 310.
10 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 214.
11 Luis A. García Moreno manifiesta que "Otra de las grandes fuentes de recursos para las
sacrae largitiones habían sido en el Bajo Imperio las tasas percibidas en las aduanas, tanto interiores como
marítimas, sobre las mercancías. Pues bien, estos derechos seguían percibiéndose cuando a principios del
siglo VI se redactó el Breviario (se refiere al Breviario de Alarico). Así, en su "interpretado" IV, 11, 1 a
CTh, IV, 13.1 se contiene una descripción de ///
96
7.3. España islámica.
A comienzos del siglo vía (711) se produce desde el sur la invasión de los
musulmanes 12, que traería aparejado el derrumbe del Estado Hispano-godo e iniciaría
un período de dominio islámico que habría de prolongarse durante ocho siglos.
Destaca Luis G. de Valdeavellano que "La mayor parte de España pasó a ser
territorio del Islam" 13, ///

----------------------------------------
estas tasas (vectigalia). También está atestiguada la pervivencia de estos derechos al tiempo del gobierno
ostrogodo en la Península Ibérica, tal como se ve por la (...) carta de Teodorico" (...) "Por otra parte, está
atestiguada la existencia de aduanas en el mismo "Liber" (se refiere al Líber Iudicum) y sería caso único
el del reino visigodo, entre todos sus contemporáneos, si se hubiesen dejado de cobrar los derechos de
aduana" (Luis A. García Moreno, "Imposición y política fiscal en la España visigoda", trabajo incluido en
la obra Historia de la Hacienda Española (Épocas antigua y medieval), en homenaje al Prof. García de
Valdeavellano, publicado por el Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1982, págs. 275 y 276). Por su
parte, Ildefonso Sánchez también considera que en la época visigótica perduraron las instituciones
aduaneras romanas (ob. cit., pág. 33). Lo mismo opina Manuel Garzón Pareja, Historia de la Hacienda de
España, Ed. Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1984, T. II, pág. 1278.
12 Señala W. Montgomery Watt que ya "En julio del año 710 una partida de cuatrocientos
musulmanes, encabezados por su jefe, Tarif, desembarcó en la punta más meridional de España, al oeste
de Gibraltar, en el lugar que hoy se llama Tarifa", pero advierte que "El primer contingente importante de
musulmanes puso pie en el sur de España en abril o mayo del año 711..." (Historia de España islámica,
Alianza Editorial, Madrid, 1984, pág. 19).
13 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 633. Por su parte, Charles Seignobos precisa que "En
las montañas de la extremidad norte, algunos jefes de guerra cristianos continuaron independientes. Al
noroeste, en Asturias, uno que pretendía descender de un jefe visigodo, Pelayo, tomó el título de rey. Sus
sucesores ocuparon al comienzo territorios casi desiertos llamados con nombres antiguos Galicia y León;
luego el país tomó un nombre nuevo, Castilla (país de los castillos). Al noroeste, en los Pirineos, el
pequeño pue- ///
97
convirtiéndose primero en una provincia del Califato de Damasco (Omeyas), luego del
de Bagdad (Abasidas) y posteriormente, a fines del siglo VIII, independizándose,
constituyó el Califato de Córdoba 14.
Al inicio del siglo IX, la conquista de Sicilia dio a los musulmanes el control del
Mediterráneo occidental, consolidando en este siglo su hegemonía económica. Por su
parte, Córdoba se convierte en el centro principal de la civilización musulmana en el
Mediterráneo 15.
En la España musulmana, la organización financiera del Estado, integrada en el
Diwan o conjunto de los servicios de la administración pública, estaba centraliza- ///

----------------------------------------------------------
blo cristiano de los vascos continuó siempre independiente" (ob. cit., pág. 96).
14 Conf.: Ángel González Palencia, Historia de la España musulmana, Ed. Labor S. A.,
Barcelona, 1945, pág. 128; E. Levi-Provencal, La civilización árabe en España, Ed. Espasa-Calpe S. A.
Madrid, 1982, pág. 34; Reinhardt P. Dozy, Historia de los musulmanes de España, Emecé Editores,
Buenos Aires, 1946, t. II, pág. 43.
15 Conf.: E. Levi-Provencal, ob. cit., pág. 23; Jacques-Henri Pirenne, Panorama de l'histoire
universelle, Editions de la Baconniére, Neuchátel, Suiza, 1963, págs. 170 y 171. Norman J. G. Pounds
expresa que ". .no cabe duda de que se trataba de la mayor ciudad de la Europa de su época, con la
posible excepción de Constantinopla" (ob. cit., pág. 276). Reinhard P. Dozy afirma que "Córdoba, con su
medio millón de habitantes, sus tres mil mezquitas, sus soberbios palacios, sus ciento trece mil casas, sus
trescientos baños y sus veintiocho arrabales, no cedía en extensión, ni en riqueza, más que a Bagdad,
ciudad con la cual sus habitantes gustaban compararla" (ob. cit., t. II, pág. 76). Gerald A. J. Hodgett
sostiene que "Córdoba y Constantinopla eran ciudades que asombraban al viajero por su tamaño y
riqueza: la primera tenía una población de cerca de doscientos mil habitantes y la segunda de, al menos,
medio millón" (ob. cit., p. 127). Por su parte, J. Vicens Vives sostiene que en el siglo x Córdoba tenía una
población de un cuarto de millón de habitantes (Manual de historia económica de España, Ed. Vicens
Vives, Barcelona, 1972, pág. 101).
98
da en la dirección general de la Hacienda (Diwan al-jizama), organismo confiado a un
visir que asumía la función de un secretario de Estado encargado de la Hacienda, que a
partir del siglo XIII fue llamado secretario del registro de los ingresos y gastos públicos
16
.
Con relación a los ingresos, señala Ángel González Palencia que "Aparte de las
contribuciones personal y territorial (el censo de los cultivadores del joms, tierra del
Estado), existían el azzaque, diezmo de los productos de la agricultura, industria y
comercio, y las aduanas, cuyo jefe se llamaba almoxarif (almojarife). Para el reparto de
las contribuciones se hicieron censos y estadísticas, basados en la organización por
tribus Asimismo., este autor afirma que "El principal comercio se hizo por mar,
constituyendo los derechos de importación y exportación la parte más importante de los
ingresos del Estado en tiempo de Abderrahmán III" 17.
Reinhardt P. Dozy enseña coincidentemente que bajo el califato de
Abderrahmán III "El comercio había adquirido tal desarrollo que, según la relación del
director general de aduanas, los derechos de importación y exportación constituían la
parte principal de los ingresos del Estado" 18.
Ildefonso Sánchez nos dice que "...el impuesto de almojarifazgo que se percibe
en la frontera y en los puertos de la España musulmana era un derecho ad valorem que
oscilaba entre el 3 y el 15 por 100! satisfecho a la entrada y salida de la mercadería".
Acota que "En el máximo auge de la dominación árabe, los califas Abderrahmán III y
sus sucesores establecieron un cordón aduanero en las principales poblaciones
marítimas y terrestres, que percibía derechos preferentemente de ///

16 Conf.: Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 672; Ángel González Palencia, ob. cit, pág.
128.
17 Ángel González Palencia, ob. cit., págs. 129 y 139.
18 Reinhardt P. Dozy, ob. cit, t. II, pág. 76.
99
exportación (seda, aceite, azogue, tejidos curtidos, perfumes, armas, etc.), artículos que
se remitían en su mayor parte a los otros dominios musulmanes" 19.
Destaca Eduardo Ronzano Barroso que es en el ". . .siglo x con las grandes
califas Abderrahmán III (911), Al-Haken II (961) e Hixem II (976). . ." donde tiene
lugar ". . .el máximo esplendor del Califato de Córdoba, en cuyo período había
establecidas Aduanas en todos los puertos y fronteras, siendo las más importantes las de
Almería, Algeciras, Gibraltar, Tarifa, Málaga, Alicante, Valencia, Adra, Denia, Sevilla
y Cádiz, que hacían el grueso del comercio exterior con Marruecos, Siria y Egipto,
siendo los principales artículos de exportación de la época por dichas aduanas, la sal, la
seda cruda, aceite, azogue, azúcar, azafrán, higos, vinos, mármoles, hierro y sus
manufacturas, tejidos de lana y seda de Sevilla, Granada y Baza; paños de Murcia;
armas, especialmente las de Toledo, Baza y Albacete; azulejos, curtidos, ceñidores y
fajas de seda, etc., etc. Era muy curiosa en dicha época la exportación de papel por la
Aduana de Denia, debida a una importante fábrica de este producto establecida en
aquella ciudad y que lo enviaba especialmente a Damasco, Alejandría, Bassora y
Bagdad. El comercio de importación lo constituían especialmente las especias y toda
clase de mercancías exóticas que recibían de África, Siria, Egipto y Levante
(Oriente Medio). Las fronteras terrestres en tiempo de Abderrahmán III eran tres: la
frontera superior o del Ebro, que tenía por capital a Zaragoza; la inferior, en la Divisoria
del Tajo y Duero, con Toledo por capital, y la intermedia, con Medinaceli por capital,
por el vado del Duero en sus orígenes, con sus Gobernadores de fronteras y sus
Aduanas en donde los almojarifes percibían los impuestos correspondientes".

19 Ildefonso Sánchez, trabajo citado, pág. 34


100
Este mismo autor, refiriéndose al "almojarifazgo" afirma que este impuesto "..
.se cobraba en forma de porcentaje ad valorem, no a todas las mercancías, porque había
bastantes exentas, y su cuantía antes del siglo x oscilaba del 3 al 15 por 100. Según
textos contemporáneos, lo satisfacían "las mercaderías que salían a otros reinos o
entraban por mar o tierra". Lentamente, a partir de dicho siglo, se aumentaron
progresivamente los porcentajes hasta llegar a ser el impuesto de mayor rendimiento en
las Haciendas de la época, debido al enorme comercio que efectuaban con el mundo
civilizado. El Tesoro aumentó el área de imposición al incluir el cabotaje en el impuesto
citado" 20.

7.4. España cristiano-medieval.


Al lado de la España islámica coexiste y se desarrolla una España cristiana, en la
cual prevalecen las notas que caracterizaron a la Edad Media y que ya hemos visto
precedentemente.
Refiriéndose a la organización de la Hacienda del Estado en la España cristiana
de la Edad Media, Luis G. de Valdeavellano afirma que ". . .sólo en parte se fundamentó
en el sistema financiero romanovisigodo y hubo de adaptarse a las circunstancias
políticas, económicas y sociales de la época medieval". Enseña este autor que "Recursos
ordinarios de la Hacienda regia fueron desde la alta Edad Media en la España cristiana
los impuestos indirectos que gravaban la entrada de mercancías en un Estado y su salida
o "saca" del mismo, así como el tránsito, tráfico y venta de dichas mercancías, tributos
éstos que los Reyes enajenaron a veces a "señores" y Municipios. El antiguo tributo
romano-visigodo de aduanas y de tráfico (Portorium, Teloneum)

20 Eduardo Ronzano Barroso, "Los almojarifazgos y el arancel de 1492", revista Aduanas, N°


28, Madrid, 1956, págs. 25 y 26.
101
perduró en los Estados de la Reconquista y adoptó formas y nombres distintos según el
lugar del tráfico en que se satisfacía (puertos marítimos y fluviales, líneas aduaneras del
interior o "puertos secos", puertos de las ciudades y poblaciones, puentes, etc.), o según
el impuesto afectase al tránsito de las mercancías que se llevaban a vender a los
mercados, al de las personas o al del ganado trashumante. En León y Castilla, la
introducción de géneros y mercancías en el Reino por los puertos marítimos del Norte y
del Nordeste estaba gravada por un impuesto de aduanas que se imponía a todas las
mercancías que entraban y salían por dichos puertos, siendo el gravamen en favor del
Fisco de un diezmo del valor de aquéllas. Este tributo gravaba el comercio exterior y en
la baja Edad Media se le dieron los nombres de Diezmos de los puertos y Diezmos de la
Mar" 21.
Con relación al renacimiento económico de la España cristiana durante los siglos
XI y XII, señala Luis G. de Valdeavellano que ". . .desde la segunda mitad del siglo XI
el comercio europeo llegaba ya a la España cristiana y sabemos que penetraba en
Aragón y Navarra con la importación de paños flamencos (paños "bruge-sos" o de
Brujas, etc.) y de otros objetos, según lo acredita una tarifa o arancel aduanero de los
portazgos de Jaca y Pamplona 22 establecida por el rey navarro-aragonés Sancho
Ramírez (1076-1094). Armas y telas francesas, paños flamencos y otros productos eran
importados a la ///

21 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., págs. 587 y 604. Ver asimismo, B. Sarthou y G. Mourié,
Historia de la Civilización, Ed. F. V. D., Buenos Aires, 1955, pág. 555.
22 Con relación a los tributos percibidos en los puestos aduaneros de Navarra puede verse la
obra Peajes Navarros, con los estudios de Ángel J. Martín Duque, Javier Zabalo Zabalegui y Juan
Carrasco Pérez, Ediciones Universidad de Navarra S. A. Pamplona, 1973, donde se analizan
minuciosamente los registros llevados en los puestos aduaneros de Pamplona (1351), Tudela (1365),
Sanguesa (1362) y Carcastillo (1362).
102
España cristiana por mercaderes ultrapirenaicos y se pagaban con el oro musulmán de
las parias o tributos anuales satisfechos a los príncipes de la España cristiana por los
reyes de Taifas, oro islámico, que de esta manera pasó a la Europa occidental. Por su
parte, los Estados hispano-cristianos exportaban a los países de ultramar objetos de
cobre (hispanicum metallum), cautivos de guerra reducidos en cuanto tales a
servidumbre, algunas pieles y mercancías de lujo de origen oriental o andaluz,
procedentes de al-Andalus, como piezas de seda y tejidos para tapices" 23.
Pero, según lo señala este autor, "En el Reino de Castilla parece que, ya a fines
del siglo XII, la escasa producción artesana de las ciudades castellanas, insuficiente para
el abastecimiento del país, obligó a la importación de muchos productos extranjeros por
mercaderes ultrapirenaicos, sin que tales importaciones se viesen compensadas por
exportaciones equivalentes. La balanza comercial desfavorable suponía la salida del
Reino de metales preciosos, originando escasez de éstos, y sabemos •que fue Alfonso
VIII (1158-1214) quien inició una política proteccionista que tendía a evitar la salida del
Reino del oro y de la plata y de cualquier clase de moneda, de caballos y de ganado en
general, de productos alimenticios, siervos musulmanes, armas y otras cosas, cuya
exportación fue prohibida y que constituyeron las llamadas más tarde "cosas vedadas",
o sea que no se podían exportar" 24
Cabe advertir que a veces la prohibición de exportar se fundaba exclusivamente
en razones de abastecimiento. Así, en los Fueros de Vizcaya 25 en el Título ///

23 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., págs. 274 y 275.


24 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 301.
25 "Fueros, franquezas, libertades, buenos usos y costumbres del muy noble y
muy leal señorío de Vizcaya, confirmados por el Rey don Felipe Quinto, nuestro señor
y por los señores Reyes sus ///
103
Treinta y tres "De las vituallas y mantenimientos que vienen al Condado", la Ley I
luego de expresar a modo de título "Que los abastecimientos que vinieren a Vizcaya no
se saquen sino en ciertos casos "disponía que ". . .por ser Vizcaya tierra montañosa, en
donde no se siembra ni se coge pan, ni tienen las otras vituallas en la tierra, de que se
puedan sustentar y se mantienen y se sustentan del pan y carne y pescado, y de las otras
vituallas, que les vienen de Francia y de Portugal e Inglaterra y de otros Reynos, y
acontece, que después que así vienen las dichas vituallas por mar y se descargan en los
puertos de Vizcaya, algunos vizcaynos, o de fuera parte, sacan las dichas vituallas, para
las vender fuera de la tierra, y así queda la tierra defraudada. Por ende, que ordenaban y
ordenaron, que las tales vituallas de pan y vino, y de otras cualquier cosas de comer y de
beber (después que así fueren descargadas en los dichos puertos de Vizcaya para
vender) ningunos sean osados de las sacar, ni llevar afuera parte, comprándolo para lo
revender, ni en otra forma, sin expresa licencia y mandato de su Alteza, para proveer de
abastecimientos sus castillos y lugares de frontera, o para su ejército y armada, y no en
otra manera, so pena, que el que lo contrario hiciere, pierda la fusta y el navio, en que lo
sacare y llevare y la tal mercadería; la mitad de todo ello, para ///

--------------------------------------------
Predecesores", reproducción de la edición que en Bilbao imprimió Antonio de Zafra, en el año 1704,
edición realizada con autorización de la Diputación Foral del Señorío de Vizcaya en junio de 1981 y
patrocinada por la Caja de Ahorros Vizcaína.
Cabe señalar que dichos fueros, de antiguo origen, fueron reconocidos y acatados en solemne
juramento por Fernando el Católico el 30 de julio de 1476, esposo de Isabel (ya reyes de Castilla y León),
como lo enseña Tomás Otaegui (Derecho foral - Estudio histórico constitucional del Fuero de Viscaya,
Est. Gráf. "La Baskonia", Buenos Aires, 1918, pág. 27).
104
los reparos de Vizcaya y la otra mitad para el acusador y el juez que lo sentenciare a
medias" 26.
Cabe acotar aquí que el Señorío de Vizcaya en virtud de sus fueros constituyó un
verdadero territorio aduanero independiente, en donde los reyes no podían establecer
aduanas ni exigir derechos aduaneros o imponer monopolios 27.
Durante el reinado de Alfonso X el Sabio (1252-1284) se hizo frente a una
difícil situación económica ///

26 "...por fer Vizcaya tierra mótañofa, do no fe fiembra, ni coge pan, ni tienen las otras vituallas
en la tierra de que fe puedan fuftentar, y fe mantienen, y fuftentan del pan, y carne, y pefcado, y de las
otras vituallas, que fe les vienen de Francia, y de Portugal, e Inglaterra, y de otros Reynos; y acaeze, que
defpues que afsi vienen las dichas vituallas por Mar, y fe defcargan en los Puertos de Vizcaya, algunos
Vizcaynos, o de fuera parte, facan las dichas vituallas, para las véder fuera de la tierra; y afsi queda la
tierra defraudada. Por ende, que ordenavan, y ordenaron, que las tales vituallas de pan, y vino, y de otras
qualefquier cofas de comer, y de beber (defpues que afsifueren defcargadas en los dichos Puertos de
Vizcaya, para vender) ningunos fean offados de las facar, ni llevar afuera parte, cóprandolo para lo
revender, ni en otra forma, fin expreffa Licencia, y mandado de fu Alteza, para proveer de baftitimentos
fus Caftillos, y Lugares fróteros, o para fu Exercito, y Armada, y no en otra manera; fo pena, que el que lo
contrario hiziere, pierda la Fufta, y el Navio, en que lo facare, y llevare, y la tal mercaduría; la meytad de
todo ello, para los reparos de Vizcaya, y la otra meytad, para, el acufador, y el Juez que lo fentenciare a
medias".
27 Así surge del Fuero de Vizcaya, en el Título I referido a sus Privilegios, en especial de las
leyes IV ("los derechos y rentas que el señor de Vizcaya tiene; y que los Vizcaynos son libres de otros
pedidos e imposiciones"), IX ("Que no hay en Vizcaya Almirante"), X ("Que los Vizcaynos sean libres en
comprar y vender y recibir mercaderías en sus casas") y en el Título XXXIII, en las leyes I ("De las
vituallas y mantenimientos que vienen al condado") y III ("Que los navios que vinieren a Vizcaya con
abastecimientos vengan libremente y lleven a su retorno mercaderías no vedadas, sin que sean objeto de
represalia por ninguna persona"). Véase en sentido concordante el análisis efectuado por Tomás Otaegui
en su obra citada, en especial, las págs. 60, 61, 73 a 77 y 117 a 120.
105
que determinaba un incremento significativo de las importaciones. Atento a ello, como
lo señala Luis G. de Valdeavellano "...reiteró la prohibición de exportar "cosas vedadas"
(Cortes de 1252, 1258 y 1268); preceptuó que los mercaderes extranjeros no pudiesen
exportar mercancías sino por el valor de lo que importasen a Castilla (Cortes de 1268);.
. . y procuró estimular el comercio de los mercaderes castellanos, ya que es muy
probable fuese el Rey Sabio quien les concedió el privilegio de exportar, sin pagar
diezmo de salida, por un valor equivalente de lo que hubiesen importado al Reino
pagando diezmo 28.
Dentro de la importante obra realizada por este monarca, reviste especial interés
para nosotros el Setenario, más conocido como Las Siete Partidas 29.
En efecto, la "Quinta Partida" "que habla de los empréstitos y de las ventas, y de
las compras, y de los cambios, y de todos los otros pleitos y pactos que hacen los
hombres entre sí, de cualquier naturaleza que sean"30, contiene varias reglas e institutos
aduaneros.
Así, en el título VII que trata "De los mercaderes, de las ferias y de los
mercados, en que compran y venden las mercaderías y del diezmo y del portazgo que ///

28 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 302.


29 "Las Siete Partidas del sabio Rey don Alonfo, el nono, nuevamente glofadas por el
Licenciado Gregorio López del Confejo Real de Indias de fu su Mageftad, Impreffo en Salamanca por
Andrea de Portonaris, Impreffor de fu Mageftad, Año M. D. L. V. Con privilegio Imperial". Edición del
Boletín Oficial del Estado 20- 5-74, Madrid. Esta es la edición que utilizamos en este trabajo, aun que en
el texto del mismo hemos actualizado en alguna medida el lenguaje con el propósito de facilitar su
lectura. Sin embargo, re producimos en cada caso en nota la versión tal cual obra en la edición aludida.
30 Quinta Partida, "que habla de los empreftidos, e de las vendidas, e de las compras, e de los
cambios, e de todos los otros pleytos, e pofturas que fazen los ornes entre fi, de qual natura quier que
fean". (Edición citada, vol. III, "Partidas V-VI-VII").
106
han de dar por razón de ellas" 31, identificamos disposiciones relativas al control
aduanero, a la obligación de pagar tributos aduaneros, al equipaje, a la obligación de
declarar la mercadería ante la aduana, al contrabando, a las prohibiciones de exportación
y a la prescripción para cobrar tributos aduaneros y para imponer las penas por
infracciones aduaneras.
En materia de control aduanero y cobro de tributos aduaneros, en las leyes I y V
del mencionado título VII, hallamos normas de interés.
Luego de definirse en la Ley I a los "mercadores" como a "todos aquellos que
venden y compran las cosas de otro, con intención de venderlas a otro para ganar con
ellas", se señala una obligación primordial para los mismos: "cuando llevaren sus
mercaderías de un lugar a otro, deben ir por los caminos usados y dar sus derechos a los
que hubieren de dar" 32.
La obligación de introducir y extraer las mercaderías por los caminos y lugares
habilitados al efecto es esencial en cualquier legislación aduanera 33 y su incum- ///

31 Título VII "De los mercadores, e de las ferias, e de los mercados, e quales fon llamados
mercadores, e del diezmo, e del portadgo q han de dar por razón dellas". Así se denomina en la foja 36, al
inicio del título de que se trata. En cambio, en el índice figura del siguiente modo: "Título VII De los
mercadores e de las ferias e de los mercados en que compran y venden.las mercaderías e del diezmo; e
del portadgo q' han a dar por razó dellas".
32 Ley I "De los ornes que propiamente fon llamados mercadores" .. ."E quando leuare fus
mercadurías de un lugar a otro, deuen yr por los caminos ufados, e dar fus derechos a los que los ouieren
de dar" (fojas 36 y 36 vuelta).
33 Nuestro Código Aduanero prescribe al respecto en su artículo 116 que "La entrada y salida de
personas al territorio aduanero, así como la importación y exportación de mercadería, deben efectuarse en
las horas, por las rutas y por los lugares que se habilitaren al efecto, previa autorización del servicio
aduanero".
En el orden internacional, cabe mencionar a la Convención internacional para la simplificación y
armonización de los regímenes
107
34
plimiento puede configurar el delito de contrabando . Asimismo, se prevé allí la
obligación de abonar a la autoridad competente los "derechos" establecidos 35.
En la Ley V se hace una referencia más precisa a los derechos de aduana,
dándose los fundamentos de su imposición: "Acostumbrada cosa es, y con razón, que
pues que los mercaderes son seguros y amparados por el Rey, por todo su Señorío, que
ellos y todas sus cosas le reconozcan Señorío, dándole portazgo de aquello que a su
tierra trajeren a vender y sacaren de ella" (...). "Y, en consecuencia, decimos que todo
hombre que venga a nuestro Señorío a vender algunas cosas cualesquiera sean, tanto el
clérigo como el caballero, o cualquier hom- ///

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aduaneros (denominada usualmente Convención de Kyoto), que en su Anexo A. 1. concerniente a las
formalidades aduaneras anteriores a la presentación de la declaración de mercadería, prevé en su norma 6
que "La legislación nacional indica los lugares de introducción de las mercaderías en el territorio
aduanero. Para determinar esos lugares, se tienen en cuenta especialmente las necesidades particulares del
comercio, de la industria y de los transportes". Y, en nota a esta norma, se agrega: "Los países pueden
indicar a este fin rutas aduaneras, a saber las rutas, vías ferroviarias, vías navegables y otras vías de
transporte (oleoductos, etc.) que deben ser utilizadas para la importación de las mercaderías".
34 Precisamente, en el artículo 864, inciso a), de nuestro Código Aduanero, se considera como
contrabando y reprime con prisión de seis meses a ocho años a quien "importare o exportare mercadería
en horas o por lugares no habilitados al efecto, la desviare de las rutas señaladas para la importación o la
exportación o de cualquier modo la sustrajere al control que corresponde ejercer al servicio aduanero
sobre tales actos".
35 En nuestro Código Aduanero se establece en los artículos 635 y 724 que la importación para
consumo y la exportación para consumo están gravadas con los derechos de importación y de
exportación, respectivamente; en el artículo 788 se hace referencia al pago de la obligación tributaria y en
el artículo 23, inciso c), se establece la competencia de la Administración Nacional de Aduanas para
percibir esos tributos.
108
bre que sea: que debe dar el octavo, por portazgo de cuanto trajere para vender o sacare"
36
.
En cuanto al equipaje, puede señalarse que, tal como ya lo hemos visto en Roma,
se prevé un tratamiento especial para el mismo.
En efecto, no obstante hallarse establecida en la parte transcripta de la Ley V la
obligación de abonar el portazgo "por cuanto se trajere o sacare", en la misma ley se
dispone: "Pero si alguno trajere aparte, algunas cosas que hubiere menester para sí
mismo o para su compañía, así como para su vestir, o para su calzar, o para su vianda,
no tenemos por bien que dé portazgo, de lo que para esto trajere y no vendiere" 37.
Actualmente el equipaje también es motivo de una regulación especial, mediante
el establecimiento de un régimen específico, que estriba esencialmente en mayores
facilidades para el desaduanamiento de los bienes que lo constituyen y en no gravar o
eximir a las importaciones y exportaciones respectivas de los derechos aduaneros. Así
ocurre tanto en nuestra legislación nacional como en el ámbito internacional 38.

36 Ley V "De los portadgos, e de todos los otros derechos, que han de dar los mercadores, por
razón de las cofas que llevan de unos lugares a otros": .. ."Guifada cofa es, e có razón, que pues que los
mercadores fon feguros, e amparados del Rey, por todo fu Señorío que ellos e todas fus cofas le conozcan
señorío, dándole portadgo de aquello que a fu tierra traxeren a vender e facaren ende. E porende dezimos,
que todo orne que aduza a nueftro Señorío a vender algunas cofas, qualesquier, tan bien clérigo como
cauallero, u otro orne qualquier que fea: que deue dar el ochauo, por portadgo de quanto traxere y a
vender o facare" (fojas 37 vuelta).
37 "Pero fi alguno traxere apartadamente, algunas cofas, que ouire menefter, para fi mifmo, o
para fu compaña, afsi como para fuveftir, o para fu calcar, o para fu vianda, no tenemos por bien que de
portadgo, de lo que para efto traxere, e nom lo vendiere".
38 El equipaje es motivo de un régimen especial en nuestro Código Aduanero regulado en los
artículos 488 a 505. A su vez, ///
109
La obligación de declarar ante la aduana la mercadería que se pretende importar
o exportar así como el delito de contrabando se hallan previstos en el siguiente párrafo
de la Ley V: "Otro si decimos, que todos los mercaderes que llevaren mercaderías del
reino o las trajeren a él deben ir por los lugares en donde se suele pagar el portazgo 39 y
decir verdad a los almojarifes de cuantas cosas traen, o llevan, no encubriendo ninguna
cosa para hacer perder el portazgo a aquellos que lo cobraren por nosotros. Y si algunos
contra esto hicieren, mandamos que cuanto de esta forma encubrieren que lo pierdan" 40
La declaración ante la aduana individualizando la mercadería es esencial en todo
sistema aduanero, ya que ello permite la correcta aplicación del arancel y, en su ///

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en la Convención internacional para la simplificación y armonización de los regímenes aduaneros, el
Anexo F. 3 se refiere a las facilidades aduaneras aplicables a los viajeros. Luego de definirse por "efectos
personales" a todos los artículos, nuevos o usados, que un pasajero puede razonablemente necesitar para
su uso personal en el curso de su viaje, habida cuenta de todas las circunstancias de este viaje, con
exclusión de toda mercadería importada o exportada con fines comerciales" (Definiciones, "C"), se prevé
que los mismos no están sujetos a tributos aduaneros (conf. normas 19 y 37).
39 Señala Ildefonso Sánchez que "Alfonso X identifica los derechos de entrada y salida con el
"portazgo" y al "almojarife" se le hace figurar como el recaudador del mismo" (trabajo citado, página 35).
40 "Otrofi dezimos, q todos los mercadores que leuaren mercadurías del reyno, o las traxeren y,
que deuen yr por los lugares, do fe fuele pagar el portadgo, e dezir verdad a los almoxarifes, de quantas
cofas traen, o lieuan, non encubriendo ninguna cofa, por fazer perder el portadgo, a aquellos que lo
tomaren por nos. E fi algunos contra efto fizieren, mandamos, que quanto defta guifa en cubrieren, que lo
pierdan"
110
caso, de las restricciones directas (por ejemplo, prohibiciones) 41.
Las prohibiciones a la exportación también se hallan contempladas en esta Ley
V, que dispone al respecto: "Otro si decimos, que todos cuantos llevaren del reino
caballos u otras cosas cualesquiera de las que están prohibidas de sacar, deben perder
todo lo que de esta forma sacaren" 42.
Finalmente, en la Ley VI del título VII —siempre dentro de la Quinta Partida—
también se prevé la prescripción liberatoria en materia aduanera: "Otro si decimos, que
si los portazgueros fueren negligentes y no demandaren por cinco años las penas y los
derechos mencionados, a los que tales yerros hubiesen cometido, que en adelante no lo
podrán demandar a ellos ni a sus herederos" 43.

.
41 En nuestro Código Aduanero se prevé la obligación de declarar la mercadería tanto con
relación a los regímenes de importación (arts. 217 y sigtes.) como a los de exportación (arts. 321 y
sigtes.), consagrándose el principio de la inalterabilidad de la declaración (arts. 224 y 321). Asimismo, en
este código también se establece que, frente al ocultamiento de la mercadería —que configura el delito de
contrabando—, puede imponerse el comiso de la mercadería. Ya hemos transcripto en la precedente nota
34 el inciso a) del artículo 863 referido a esta figura delictual. Con relación a la pena de comiso, la misma
está prevista para este delito de contrabando en el artículo 876, inciso a) ("el comiso de la mercadería
objeto del delito") y en el inciso b) ("el comiso del medio de transporte y demás instrumentos empleados
para la comisión del delito...").
42 "Otrofi dezimos, que todos quantos leuaren del reyno cauallos o otras cofas quales quier, de
las que fon defendidas de facar, deuen perder, todo lo que defta guifa facaren".
En nuestro Código Aduanero, el establecimiento de prohibiciones a la exportación se halla
previsto en la Sección VIII "Prohibiciones a la importación y a la exportación" (arts. 608 a 634).
43 Ley VI: .. ."Otrofi dezimos, q fi los portadgueros fuere negligentes, en non demandar por
cinco años, las penas, e los dereehos, fobredichos, a los q tales yerros ouieffen fecho, que dende en
adelante, non lo podrían demandar a ellos, nin a fus herederos".
111
Por otra parte, en la Séptima Partida "que habla de todas las acusaciones y
44
maleficios que los hombres hacen, y que pena merecen por ello" hallamos una
expresión que reviste singular interés. En efecto, en el título XIV "De los hurtos" la Ley
VII emplea la palabra "aduana" y constituye el primer documento escrito en lengua
castellana de los que conocemos que así lo hagan 45.
La mencionada Ley VII expresa: "Como aquél que tiene hospedaje en su casa, y
los almojarifes que guardan la aduana, y los otros que guardan la alforja del pan deben
responder por las cosas que hurtan en cada uno de estos lugares. Otrosí decimos que el
almojarife debe cuidar toda la mercadería que se mete, y se pone en la aduana. Eso
mismo decimos que debe hacer el que guarda la alforja del trigo, o de la cebada, o de la
harina que traen allí los abastecedores. Y si alguna de dichas cosas fuere hurtada, ellos
deben responder por ella por dos razones: La una porque aquellos que la traen la dejan
en su guarda y en su poder, y en su fidelidad. La otra es porque toman en su derecho" 46.

------------------------------------------------
Estos plazos de prescripción relativos a la extinción de las acciones para cobrar los tributos y
para aplicar las penas también se hallan fijados en cinco años en nuestro Código Aduanero, en los
artículos 803 y 934, respectivamente.
44 Setena Partida "que fabla de todas las acufaciones, e maleficios que los ornes fazen, e que
pena merefcen auer porende".
45 Conf. Joan Corominas, Diccionario citado, voz "aduana".
46 Título IIII De los furtos. Ley VII. Como aquel que tiene el oftalaje en fu cafa, e los
almoxarifes que guardan el aduana, e los otros que guardan el alfondiga del pan fon tenudos de pechar las
cofas que furtá en cada uno deftos lugares. Otrofi dezimos que el almoxarife es tenudo de dar recabdo de
toda la mercaduría que fe mete, e fe pone en el aduana. Effo mefmo dezimos que deue fazer el que guarda
el alfondiga del trigo, o de la cenada, o de la farina que aduzen ay aroqueros: E fi alguna cofa deftás
fobredichas fue/e furíada, ellos fon tenudos de la pechar por dos razones. La una por ///
112
Luego de la muerte de Alfonso el Sabio, puede señalarse un importante
incremento del comercio exterior. En este sentido, destaca Luis G. de Valdeavellano
que "A partir del siglo XIII comenzó a desarrollarse el comercio exterior de León y
Castilla, que debió su iniciación e impulso a los marinos castellanos y vascongados de
47
la costa cantábrica , pero agrega que ". . .fue, sobre todo, a principios del siglo XIV
cuando el comercio exterior ///

------------------------------------------------------
que aquellos que la aduzen la dexan en fu poder, e en fu fieldad. La otra es porq toman ende fu derecho".
47 Manifiesta Luis G. de Valdeavellano que "... sabemos que ya a finales del siglo XII, en 1187,
entraban paños extranjeros por el puerto de la villa de San Emeterio o Santander, según resulta del fuero
que a la población otorgó Alfonso VIII en dicho año, como lo había concedido en 1163 a Castro Urdíales
y lo concedió en 1200 a Laredo y en 1210 a San Vicente de la Barranquera, puntos de arranque del
creciente tráfico mercantil marítimo de estos cuatro puertos castellanos: las llamadas "Villas de la Marina
de Castilla". Por otra parte, a principios del siglo XIII debía de ser bastante activa la vida marinera y
comercial del puerto vizcaíno de Bermeo y de los guipuzcoanos de Guetaria, San Sebastián y
Fuenterrabía, y hacia 1221 los marinos vascos se dedicaban ya a un comercio de tránsito, transportaban
vino desde Burdeos a Inglaterra y probablemente exportaban hierro de Vizcaya a los puertos del Norte de
Europa. Así, el comercio exterior castellano, esencialmente marítimo, era ya bastante activo en la segunda
mitad del siglo XIII, como lo muestran los aranceles de aduana de finales d.e ese siglo que fijaban los
derechos que debían pagar las mercancías que entraban por las cuatro villas de la Marina de Castilla.
Unidos castellanos y vascos por una misma actividad comercial marítima, en 1296 se constituyó la Liga o
"Hermandad de la Marina de Castilla con Vitoria", que, para la defensa de sus comunes intereses
económicos, agrupó a Santander, San Vicente de la Barranquera, Laredo y Castro Urdíales, hermanadas
con Bermeo, Guetaria, San Sebastián y Fuenterrabía, villas vascas de la diócesis de Vitoria. A partir de
entonces esta "Hermandad de la Marina" fue una poderosa Liga mercantil, en relaciones comerciales con
Flandes, los puertos de la costa atlántica de Francia, la Hansa germánica y, con alternativas diversas,
Inglaterra", (ob. cit., pág. 278).
113
castellano, inició una fase de gran expansión al impulso del enorme desarrollo que llegó
a adquirir el comercio de exportación de lana, materia prima que producía en cantidad
creciente la ganadería castellano-leonesa organizada en el "Consejo de la Mesta". A
comienzos del siglo XIV, la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia y las
medidas proteccionistas de la industria inglesa obligaron a la industria textil flamenca,
privada de las lanas inglesas, a adquirir la lana castellana para sus telares y, desde
entonces, se incrementó extraordinariamente el comercio lanero de Castilla" 48.

48 Luis G. de Valdeavellano puntualiza que "Concentrado su tráfico en Burgos, las lanas


castellanas eran exportadas a Flandes, Francia, Alemania, Italia y otros países europeos, ya por
mercaderes extranjeros, ya por los comerciantes castellanos y vascos de las villas del Cantábrico, los
cuales se establecieron para su comercio en Brujas, donde había ya desde el siglo XIII colonias
mercantiles castellanas, y en puertos comerciales franceses, como Nantes, Rouen y Dieppe. En el siglo
XIV, los mercaderes castellanos y vascos establecidos en Brujas tenían ya sus cónsules para dirimir sus
litigios mercantiles y constituían una cofradía, que en 1428 se organizó como Gilde o gremio profesional,
hasta que en 1441 los vizcaínos se integraron separadamente en una "Gilde" de Vizcaya y los castellanos
en otra de Burgos. El comercio exterior vizcaíno había cobrado, en efecto, un gran empuje en el siglo
XIV, desde que la villa de Bilbao, poblada en el 1300, competía con la actividad mercantil de las villas de
la Marina de Castilla, incluso en el comercio de la lana. De esta manera, Burgos y Bilbao fueron en los
siglos XIV y XV los dos grandes centros comerciales de la zona septentrional del Reino de León y
Castilla. Burgos era el centro del comercio de la lana y los comerciantes burgaleses, enriquecidos con tal
tráfico, estaban ya en 1443 organizados en una corporación o "Universidad de mercaderes", que a fines
del siglo XV solicitó y obtuvo de los Reyes Católicos en 1494 la creación de un tribunal mercantil o
"Consulado de Comercio". Bilbao era el puerto que centralizaba las exportaciones de hierro vizcaíno y en
1489 los comerciantes de la ciudad se agrupaban ya también, como los de Burgos, en una "Universidad
de mercaderes". Los comerciantes castellanos y vascos no exportaban solamente lana, sino asimismo,
aunque en menos proporciones, hierro, vino, aceite, frutas, alumbre y excepcionalmente algunos pro ///
114
A la par de este desarrollo económico, la reconquista de la península continúa. Fernando
III el Santo toma Córdoba en 1236 y Sevilla en 1248.
Señala A. González Palencia que "... los reyes cristianos, al reconquistar los
países ocupados por los musulmanes, habían de tener especial cuidado en conservar la
máquina administrativa, ya que es de importancia vital la función de cobrar los
impuestos. No es de extrañar que se mantuviera en los reinos cristianos la "aduana",
con las mismas atribuciones de los moros y con el mismo empleado administrativo, el
almojarife 49.
Por su parte, Manuel Garzón Pareja, refiriéndose al tributo aduanero
denominado "almojarifazgo", indica que, al conquistar Sevilla, Fernando III ".. .ordenó
la continuación del cobro de tal impuesto, al mismo tiempo que se formaba un cuaderno
"de todas las mercancías para cobrar" aquél" 50.
Enseña Luis G. de Valdeavellano que el rey "... Juan II prescribió en 1431 un
arancel 51 para la entrada y salida de tales aduanas de las mercancías cuya importación y
exportación no estuviere prohibida ("cosas vedadas") y cuyo tránsito debían impedir y
castigar unos oficiales llamados "Alcaldes de las Sacas". En el año 1435, el propio Juan
II ordenó que el tráfico con Navarra y la corona de Aragón pasase forzosamente por de-
///

---------------------------------------------------
ductos manufacturados de la industria castellana, como cordobanes y vidrios pintados" (ob. cit., pág.
279).
49 Ángel González Palencia, ob. cit., pág. 201.
50 Manuel Garzón Pareja, ob. cit, t. I, pág. 372. En el mismo sentido, Eduardo Ronzano Barroso,
ob. cit., pág. 26, y Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 604.
51 Coincidentemente, Eduardo Ronzano Barroso afirma que durante el reinado de Juan II ".. .se
promulgó la tarifa de la Real Cédula, llamada también Arancel de 1431, que regulaba en parte la
percepción de estos impuestos para la hacienda de Castilla..." (ob. cit., pág. 26).
115
terminados lugares o "puertos" terrestres —"puertos secos" se les llamará más tarde—
en los cuales se establecieron "casas de aduana" para el pago de los correspondientes
derechos de entrada y salida. Estos "puertos" fueron los de Vitoria y Calahorra, en el
Obispado de Calahorra; Logroño, Agreda y Soria, en el de Osma; y Molina, en el de
Sigüenza". Aclara este autor que en la Corona de Aragón, cuando las aduanas pasaron a
ser un ingreso de la "Diputación General" los derechos aduaneros fueron ".. .designados
en Aragón, Cataluña y Valencia con los nombres de Dreytos de la Generalidat,
Generalidades y Generalitats. Asimismo, acota, "En el Reino de Navarra, el impuesto de
aduanas tuvo, como en la Corona de Aragón, el carácter de un peaje y era percibido en
el siglo xv en centros aduaneros llamados "Tablas" en Aragón y Navarra y que estaban
situados, por lo general, en localidades fronterizas" 52.
Por su parte, Eduardo Ronzano Barroso, refiriéndose al reinado de Juan II, señala que ".
. .en el año 1446 se promulgaron las leyes de cuadernos de los puertos secos de Castilla,
reglamentando los arriendos de las Aduanas, que según costumbre de la época eran
cedidas en este régimen a los particulares mediante unos contratos llamados
"cuadernos", en los que se regulaba la forma en que habían de ejercerse los
"almojarifazgos" y la cuantía de las percepciones, recogiéndose en dichas disposiciones
las costumbres anteriores en esta materia económica y normalizando las gabelas
aplicables a las distintas mercancías, refundiéndose a su vez los distintos impuestos que
a veces gravaban por conceptos similares una misma mercancía" 53

52 Luis G. de Valdeavellano, ob. cit., pág. 605.


53 Eduardo Ronzano Barroso, ob. cit., pág. 26.
116
7.5. España moderna.
En 1492 se llega a la fase final de la reconquista con la toma de Granada por el
ejército de los Reyes Católicos. Afirma Eduardo Ronzano Barroso que éstos "... se
encontraron en Andalucía con una perfecta organización aduanera, asentada sobre la
base de los almojarifazgos, organización que fue sabiamente aprovechada para
promulgar el Arancel de 1492, que al parecer fue aprobado durante una estancia de
dichos monarcas en la capital cordobesa, respetando de esta forma las instituciones
musulmanas en materia fiscal y defendiendo con medidas prudentes el
desabastecimiento de las ciudades, al mismo tiempo que protegían los ingresos de la
Real Hacienda" 54.

54 Eduardo Ronzano Barroso, ob. cit., pág. 26. Señala este autor que "El Arancel de 1492 que
establece unas tarifas sistemáticas dentro de una organización netamente aduanera constaba de unos 55
epígrafes y tenía un variado repertorio para las mercancías de procedencia extranjera; también incluía una
pequeña lista de artículos de producción o fabricación nacional que estaban sometidos al pago de
derechos de exportación. Los derechos que dicho Arancel establecía eran principalmente ad-valorem y
casi nunca inferiores al 5 por 100. También incluía alguna partida con derechos específicos (...). El
impuesto que principalmente nutría dicho Arancel era el denominado Almojarifazgo mayor, y que
distinguimos de los demás porque en aquella época había tres clases: El Almojarifazgo mayor, que era la
tarifa aplicable a las mercancías procedentes del extranjero o destinadas a él; el Almojarifazgo de Indias,
que era la tarifa que contenía los derechos aplicables a las mercancías destinadas a nuestras posesiones de
ultramar o para las que procedían de las mismas; y el Almojarifazgo menor, que era la tarifa que contenía
unos derechos análogos a los actuales de cabotaje, ya que se aplicaba a las mercancías que se
transportaban de un puerto a otro de la península" (ob. cit., págs. 26 y 27). Por su parte, Ildefonso
Sánchez afirma que el Arancel de 1492 " . .contenía el Almojarifazgo Mayor, aplicable a las mercancías
procedentes de o destinadas al extranjero; el Almojarifazgo Menor para las mercaderías que pasaban de
una a otra demarcación dentro del país. A ellos unió Carlos I, más tarde, una nueva tarifa: la
correspondiente al ///
117
Con Carlos V, España llega a constituir un imperio donde "el sol nunca se pone".
Señala Manuel Garzón Pareja que "La organización de las aduanas existentes a finales
del reinado del Emperador estaba formada por varios grupos de aduanas, con cada uno
de los cuales se constituía una renta autónoma, siendo los principales los siguientes:
1) Renta de los puertos secos de los tres obispados de Osma, Sigüenza y
Calahorra, con el partido de Requena. Eran éstos los "puertos secos" por antonomasia.
Se cobraban en lugares próximos a las fronteras con Navarra, Aragón y Valencia, todas
para la Corona, excepto de dos que eran del Marquesado de Moya.
2) Renta del "almojarifazgo mayor de Sevilla", junto con los almojarifazgos de
Granada y Murcia. Los sitios de control estaban en los puertos marítimos de Andalucía,
Granada y Murcia, así como en ciertos sitios del interior.
3) Renta del almojarifazgo de Indias, cuyos derechos se cobraban en Sevilla y
Cádiz y en ocasiones en otros puertos" 55.
En 1566 Felipe II modificó sustancialmente el arancel de 1492 con el objeto de
adaptarlo a su política exterior 56.
En 1750 finaliza el sistema de arrendamiento y las rentas generales pasan a ser
administradas directamente 57.

-------------------------------
Almojarifazgo de Indias que fijaba los tipos aplicables a las mercancías de o para las posesiones
españolas de ultramar" (ob. cit., págs. 35 y 36).
55 Manuel Garzón Pareja, ob. cit., t. I, págs. 442 y 443.
56 Conf. Eduardo Ronzano Barroso, ob. cit., pág. 27.
57 Conf. Ildefonso Sánchez, ob. cit., pág. 36; Manuel Garzón Pareja, ob. cit., t. II, pág. 1750.
118
Destaca Ildefonso Sánchez que "La llegada de Carlos III al trono de España
significó una verdadera revolución administrativa en todos los órdenes y, por lo tanto,
en el aduanero. Se abolió el monopolio del puerto de Cádiz para el comercio con las
Indias y en 1784 se recopilaron, al fin, en uno solo los diversos aranceles que aplicaban
en las Aduanas del reino" 58.
Debe puntualizarse al respecto que, en efecto, el 12 de octubre de 1778 se
sancionó el "Reglamento del libre comercio" para el comercio con América, mediante el
cual, entre otras medidas de importancia, se dispone la abolición del monopolio del
puerto de Cádiz 59.

58 Ildefonso Sánchez, ob. cit., pág. 36.


59 Conf. Manuel Garzón Pareja, ob. cit., t. 1, pág. 661. Este Reglamento fue publicado en el
"Telégrafo mercantil rural, político-económico e historiógrafo del Río de la Plata", en extractado y en
partes, a partir del ejemplar del sábado 1? de agosto de 1801 y hasta el sábado 19 de septiembre de 1801.
Tales ejemplares han sido reproducidos en el tomo VI de la Colección de libros raros e inéditos sobre la
región del Río de la Plata, publicado bajo los auspicios de la Junta de Historia y Numismática Americana,
Buenos Aires, 1914. En este Reglamento compuesto de 55 artículos se incluyen muchas disposiciones
relativas al control aduanero. A título de ejemplo señalemos algunas de ellas: El artículo VII prescribía
que "Para despachar qualquiera nave desde los Puertos de la Península, solo deberán los dueños de ellas
presentarlas a la carga, dando cuenta al Juez de Indias, y al Administrador de la Aduana con noticia del
parage á que quieran dirigirlas, para que todos los géneros que se embarquen, pasen por sus oficinas, se
cobren los derechos, se formen los registros, y se reciban las obligaciones de traer a la vuelta las
correspondientes tornaguías". En el artículo XXXIV se preveía que "Todo lo que se cargare en las
Embarcaciones de este comercio, ha de hir registrado sopeña de comiso". En el artículo XVI se establecía
una restricción directa al comercio al expresar "... quedando prohibidas para Indias todos los licores que
no fuesen Españoles".
119
7.6. España contemporánea.
En 1805 se promulgó la denominada Novísima Recopilación de las leyes de
España, que vino a reemplazar a la Nueva Recopilación que había sido dictada por
Felipe en 1567. En esta Novísima Recopilación, en el Libro VI, su Título XX trata "De
los portazgos y pontazgos, barcajes y peajes". De las antiguas leyes incluidas en este
60
título consideramos de interés reproducir aquí la III y la VI . No obstante su
denominación, puede notarse la conservación de disposiciones dictadas en la Edad
Media.
La Ley III (D. Enrique II, en Toro año 1371 a 10 de septiembre, petición 15; y
D. Enrique IV, en Córdoba, año 1455) se titula "Prohibición de llevar portazgo ni otra
cosa los señores de los lugares a las personas que pasen de unos a otros con pan, vino,
etc." y expresa: "Quando quier que algunas personas pasaren de unos lugares a otros
con pan o vino, o otras cosas, mandamos, que ningunos Señores de los tales lugares ni
otras personas, no sean osados de llevar nuevamente portazgo ni otra cosa alguna por
razón de las cosas que así se pasan; salvo que se guarde la costumbre antigua de no
llevarlo salvo aquello que de derecho fuere, so pena de robador y quebrantador de
caminos (Ley 14, tít. II, libro 6. R.)".
La Ley VI (D. Juan II, en Palenzuela, año 1425, petición 37, en Zamora, año
1436, petición 15, y en Madrigal, año 1436, petición 43; y D. Enrique IV, en Córdoba,
año 1455, petición 27) en su primera parte dispone: "Mandamos, que no se lleve
portazgo de caballos, armas ni acémilas, ni de camas, ni ropas de vestir, ni mo- ///

60 Reproducimos el texto de las mencionadas leyes según figuran en la Novísima Recopilación


de las leyes de España, edición de J. Viana Razóla, Madrid, 1805-1829, volumen 3. La Ley III, obra en la
pág. 251 y la Ley VI en las páginas 251 y 252.
120
nedas; y que los mercaderes que pasaren sus mercaderías sin pagar el portazgo do se
debe, hayan de pena el quatro tanto del portazgo, y no perdimiento de las mercaderías".
En 1820, las Cortes ordinarias aprueban el Sistema general de aduanas de la
monarquía española en ambos hemisferios 61.
La desaparición de las aduanas interiores, al igual que hemos visto con relación
a la organización aduanera francesa, requirió de una lenta y resistida evolución,
pudiéndose comprobar su supresión recién en 1841 62.
En 1857 se dictan las Ordenanzas de la Renta de Aduana, sustituidas en 1870
por las Ordenanzas Generales de la Renta de Aduanas. Señala Manuel Garzón Pareja
que "...la mayoría de sus preceptos fueron traspasados literalmente al texto de 1924" 63,
es decir, a las Ordenanzas de Aduanas aprobadas por Real Decreto del 14 de diciembre
de 1924.
Finalmente, el decreto del 17 de octubre de 1947 aprobó las Ordenanzas Generales de la
Renta de Aduanas que, con numerosas modificaciones, siguen vigentes hoy en día,
junto con el Arancel aprobado por decreto del 30 de mayo de 1960 (según lo previsto en
la Ley Arancelaria del 19 de mayo) y con el Texto Refundido

61 Conf. Manuel Garzón Pareja, ob. cit, t. 2, pág. 127-9.


62 Ildefonso Sánchez acota al respecto que "... las Aduanas interiores existieron legalmente hasta
1841, a pesar de que desde 1717 se dieron varias órdenes para suprimirlas" (ob. cit., pág. 38). Por su
parte, Pedro Gual Villalbí señala que "La Ley de Aduanas de 1814 suprimía "definitivamente" las
Aduanas interiores, pero su continuación está demostrada por las cuentas que rindieron en 1835, entre
otras, las aduanas de Córdoba, Cuenca y Guadalajara. El decreto dado en Vitoria en 1841 suspendiendo el
Régimen Foral en las Vascongadas, dispuso la desaparición de las aduanas interiores, situadas en los
'imites del País Vasco y Castilla, para trasladarlas a orillas del mar y a la frontera francesa" (ob. cit.. t. 1,
págs. 29 y 30).
63 Manuel Garzón Pareja, ob. cit., t. 2, pág. 1279.
121
de los Impuestos integrantes de la Renta de Aduanas, aprobado el 18 de febrero de
1977. Este sistema aduanero ha de sufrir hoy en día las modificaciones que se imponen
como consecuencia de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea.

122
8. AMERICA PRECOLONIAL

En América, con anterioridad a la conquista, los aborígenes también conocían y


aplicaban tributos que podemos calificar de aduaneros. A tal fin, existían personas a las
cuales se asignaba el control de las mercaderías que entraban y salían de ciertos lugares.
Así puede observarse en dos importantes civilizaciones, la de los aztecas y la de los
incas.
Hernán Cortés, refiriéndose a la organización de los indígenas en la conquista de
México y con relación a la ciudad de Temixtitán (México) expresa: "En todas las
entradas de la ciudad, y en las partes donde descargaban las canoas, que es donde viene
la más cantidad de los mantenimientos que entran a la ciudad, hay chozas hechas donde
están personas por guardas y que reciben certum quid de cada cosa que entra. Esto no sé
si lo lleva el señor o si es propio para la ciudad, porque hasta ahora no lo he alcanzado;
pero creo que para el señor, porque en otros mercados de otras provincias se ha visto
coger aquél derecho para el señor de ellas" 1.
Con relación a la civilización incaica, la existencia del cobro del "portazgo" en
ocasión de atravesar los puentes es afirmada por testimonios coincidentes
contemporáneos a la conquista de Francisco de Pizarro.

1 Hernán Cortés, Cartas de relación, Segunda carta relación de fecha 30 de octubre de 1520, Ed.
Porrúa, México, 1979, pág. 66.
123
Pedro de Cieza de León menciona un puente donde ". . .en tiempo de los ingas
solía haber portalgueros que cobraban tributo de los que pasaban. . . 2. Por su parte,
Francisco de Xerez refiere que "...está una casa al principio de una puente donde reside
una guarda que recibe el portazgo de los que van y vienen y pagándolo en la misma
cosa que llevan y ninguno puede sacar carga del pueblo si no la mete (…). Ningún
pasajero puede entrar ni salir por otro camino con carga sino por do está la guarda so
pena de muerte. . ."3.

2 Pedro de Cieza de León, Primera parte de la crónica del Perú (1553), Madrid, Biblioteca de
Autores Españoles, tomo 26, 1947, pág. 446; citado por John V. Murra en su obra La organización
económica del Estado Inca, Ed. Siglo Veintiuno, 2da. edición,
México, 1980, pág. 208.
3 Francisco de Xerez, Verdadera relación de la conquista del Perú (1534), Madrid, Biblioteca de
Autores Españoles, tomo 26, 1947, pág. 326; citado por John V. Murra, ob. cit., pág. 213.
124
9. CONCLUSIONES PRELIMINARES.

A través de la retrospectiva histórica emprendida hemos visto en distintas


civilizaciones y naciones la presencia de la "Aduana", configurada como una institución
encargada de controlar la entrada y salida de las mercaderías de determinados
territorios, con el fin de impedir esa entrada o salida o de aplicarles tributos relativos a
esos hechos de entrar y salir.
Formularemos a continuación algunos comentarios referidos a esas
manifestaciones históricas que estimamos merecen ser destacadas.

1) Existencia de prohibiciones a la importación y a la exportación de


mercaderías.
Desde que se tenga noticia, las naciones o los pueblos han procurado impedir la
extracción de su territorio de bienes que consideraron necesarios para su culto o
supervivencia, entre los que podemos recordar a los destinados a su alimentación (v. gr.
cereales, ganado) y a su seguridad (v. gr. armas, caballos).
De ahí que hayamos comprobado aún en las civilizaciones más antiguas la
1
existencia de numerosas prohibiciones a la exportación que trajeron aparejada la
necesidad de contar con una organización de vigilancia ///

1 Cabe recordar aquí diversas prohibiciones indicadas en la investigación histórica: en Egipto, la


prohibición de exportar trigo dispuesta por el sátrapa Cleómenes de Alejandría, según nos contara ///
125
para verificar las mercaderías que pretendían extraerse del territorio e impedir la salida
de aquellas vedadas. En cuanto a las prohibiciones a la importación, aunque
originariamente debieron ser infrecuentes, también hemos advertido su existencia ya en
la antigua Grecia, con el objeto de proteger la agricultura doméstica 2.

2) Existencia de tributos que gravaban la introducción y la salida de mercaderías


del territorio.
También desde tiempos remotos, los pueblos cobraron tributos con motivo de la
entrada o salida de mercarías del ámbito que constituía su territorio. Originariamente
ello pudo deberse tanto a la necesidad de un acatamiento o reconocimiento a la
autoridad establecida o a la soberanía —en definitiva, al poder ejercido sobre ese
territorio— como a la necesidad de allegar recursos a sus arcas.
Posteriormente, con el advenimiento del Estado moderno el establecimiento de tributos
aduaneros fue la expresión de una política económica determinada, en la cual el arancel
aduanero constituyó un instrumento sumamente eficaz (v. gr. mercantilismo) 3.

----------------------------------------------------
Aristóteles; en la antigua Grecia, la prohibición de exportar granos, higos, etc.; en la Roma imperial, la
prohibición de exportar trigo, sal, armas, etc.; en el imperio bizantino, la prohibición de exportar oro,
herramientas, armas, etc.; en la España de Alfonso el Sabio, la prohibición de exportar caballos; en la
Francia medieval, la prohibición de exportar cereales, oro, plata, etc.
2 Así, M. I. Finley nos ha mencionado la prohibición de importar vinos extranjeros establecida
por ley de la Isla de Thasos en el siglo V a. C. con el objeto de proteger los cultivos en regiones que se
hallaban bajo su jurisdicción. Véase al respecto nuestro precedente estudio relativo a Grecia.
3 Los derechos aduaneros utilizados en su origen como medio de allegar recursos al Tesoro
fueron luego empleados cada vez con mayor intensidad y organicidad para instrumentar políticas
proteccionistas. ///
126
Pero cualquiera fuera la finalidad perseguida con el establecimiento de tributos
aduaneros, tal imposición hacía necesario contar con una organización idónea que
controlara las mercaderías que se introducían o salían del territorio y exigiera el pago de
los mencionados tributos.

3) Existencia de una organización especializada: la Aduana.


Habida cuenta de lo expuesto en los puntos precedentes, ya fuera para asegurar
la observancia de las prohibiciones a la exportación y a la importación, ya fuera para
hacer efectiva la percepción de los tributos que gravaban la entrada y la salida de
mercaderías del territorio, debió recurrirse a una organización compleja integrada con
numerosas personas que conformaron un servicio aduanero, administrativo o privado4,
de mayor o menor entidad 5.

----------------------------------------------
En este sentido, Jean Bastid y Jean-Pierre Demumieux señalan que "La institución de derechos de aduana
con el objeto, no ya de procurar recursos, sino de intervenir en los mecanismos económicos, parece datar
de San Luis y de Felipe el Hermoso, los cuales, en períodos de hambre, crearon derechos de salida sobre
las mercaderías, en aplicación del principio según el cual la riqueza acrece si las fronteras se cierran" (ob.
cit., pág. 6).
Por su parte, Albert A. Algoud afirma que ".. .es bajo Luis XII que, por primera vez, los
impuestos de importación tienen a la vez carácter fiscal y protector" y agrega "Los tres primeros reyes
proteccionistas, Luis XII, Francisco I y Enrique II, dan una dirección decisiva a la evolución de las ideas
en materia económica. En la mitad del siglo XVI, Jean Bodin exige derechos de salida elevados sobre las
materias primas y derechos de entrada no menos elevados sobre los productos terminados" {ob. cit., págs.
76 y 77).
4 El servicio aduanero fue ejercido directamente por la autoridad constituida o fue objeto
de delegación, mediante el sistema de adjudicar o arrendar la percepción de los tributos a ciertos
particulares, organizados con frecuencia en compañías de financistas. Hemos visto la aplicación del
sistema de adjudicación en Gre
cia, Roma, Genova, Francia y España.
5 Según indica Jean-Claude Boy con referencia a Francia ba- ///
127
Esta organización fue modelándose, desarrollándose y perfeccionándose a tenor
de las exigencias que le imponían el cabal cumplimiento de las funciones
encomendadas. Así se configuró la institución "Aduana".
Resulta pertinente recordar aquí que etimológicamente, en opinión generalizada
6
, la palabra "aduana" designa en sus orígenes al "registro" o "libro de cuentas" donde se
anota el ingreso y la salida de las mercaderías de determinados territorios o
jurisdicciones. Se pone así de manifiesto esta función de registrar, verificar o controlar
lo que entra y lo que sale, que precisamente habrá de caracterizar a la "aduana" como
oficina, local o establecimiento, es decir como "institución".

------------------------------------------
jo el antiguo régimen "El conjunto de personal de los servicios provinciales de la Ferme representaba, en
opinión de Lavoisier, cerca de 24.000 personas. Sin embargo, no resulta posible dar la cifra exacta del
personal específicamente afectado al servicio de aduanas (les traites) habida cuenta del hecho de que
ciertas categorías de empleados (especialmente, el cuadro superior y los agentes de brigadas) podían
hallarse afectados simultáneamente al servicio de las gabelas, "traites y tabacos" (ob. cit., pág. 75). Por su
parte, Magnien afirma que "Los administradores de aduanas nombrados en virtud de la ley del 5 de
noviembre de 1790 no habían solicitado más que unos quince mil agentes, en lugar de los diecinueve mil
que existían en esta época (Vivent Magnien en su escrito intitulado De la influencia que pueden tener las
aduanas sobre la prosperidad de Francia, redactado entre 1797 y 1800 y reproducido por Jean Clinquart
en su obra L'Administration des douanes. .. ya citada, anexo III, págs. 265 a 304. El párrafo transcripto
corresponde a la página 279, nota 1).
6 Conf.: Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa-Calpe, ob. cit., pág. 1032; Diccionario
Enciclopédico Hispano Americano, ob. cit., pág. 481; Dictionnaire Enciclopedique Quillet> ob. cit., pág.
1304; Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, ob. cit., pág. 28; Diccionario
Enciclopédico de la Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, ob. cit, t. 1, pág. 196; Diccio-r ario
Crítico Etimológico de la Lengua Castellana, de Joan Coromi-nas, ob. cit., pág. 42.
128
4) Existencia de ámbitos económicos delimitados: I territorios aduaneros.
La aplicación de prohibiciones a la importación y a la exportación de mercaderías
así como el cobro de tributos que gravan la entrada y la salida de la mer-cadería nos ha
puesto de manifiesto la necesaria existencia de ámbitos espaciales con significación
económica, que pueden o no coincidir con delimitaciones políticas, y que hemos de
7
considerar como territorios o circunscripciones aduaneras . Estas áreas quedan
delimitadas por las denominadas fronteras aduaneras. Y, precisamente, el cruce de esas
líneas de frontera es lo que configura el fenómeno de la "importación" o de la
"exportación" de la mercadería.
Nos conformamos aquí con poner de relieve que ya desde antiguo se hallaba perfilado el
instituto del "territorio aduanero", dejando para más adelante un análisis más detenido
del mismo.

5) Tipificación de un nuevo ilícito: el contra- bando.


El incumplimiento de la obligación de presentar las mercaderías ante las aduanas
establecidas, el apartamiento de los caminos o rutas habilitados, el transporte
clandestino de mercaderías a través de las fronteras, en definitiva, la violación del
control del tráfico de importación y de exportación cuyo ejercicio se ha encomendado a
las aduanas determina la tipificación de un nue- ///

7 Recuérdese que el territorio del Imperio romano se hallaba dividido en circunscripciones


aduaneras, como se ha visto al analizar los antecedentes históricos relativos a Roma.
129
vo ilícito denominado "contrabando", que será incorporado a las legislaciones aduaneras
8
.
Este ilícito aduanero se halla sujeto a penas severas, previéndose según los casos
la pérdida por comiso o confiscación de la mercadería involucrada 9, el pago de multas,
10
prisión, castigos corporales, suplicio e incluso la pena de muerte para el autor 11.

8 Hemos visto que ya en la Ordenanza francesa de 1687 se preveía este ilícito (contrebande) en
su título VIII.
9 Cabe recordar que en Las Partidas de Alfonso el Sabio se establecía la pena de comiso o
confiscación para los que encubrieran mercaderías sujetas a portazgo (Quinta Partida, Título VII, Ley V:
".. .mandamos que cuanto de esta forma encubrieren que lo pierdan").
10 En Francia, según recuerda M. Fraisse ".. .en los términos del Edicto de 1726 aquél que
introduce en contrabando telas prohibidas es condenado por primera vez a 200 libras de multa, la segunda
vez a 6 años de galera, o incluso a 9 si el transporte es
efectuado a lomo de caballos. Si la multa no es pagada corresponde el látigo y la aplicación de hierro
caliente sobre la espalda. En cuanto al contrabando armado, es reprimido más severamente aún: la
declaración real del 27 de enero de 1733, luego de haberlo calificado de "crimen que afecta a la
tranquilidad del Estado", prevé que serán penados de muerte "... los particulares que fueren arrestados
llevando tabaco, telas pintadas o todas otras mercaderías, mediante tropa o armas, y este mismo texto
promete el suplicio de la rueda a aquellos que, rebelándose, hieren a un empelado de la Ferme" (M.
Fraisse, Sustituto General ante la Corte de Apelación de Reims, en su discurso pronunciado el 17 de
septiembre de 1973, reproducido en la revista La vie de la douane, de la Diretion des Ecoles de Douane,
Neuilly-sur-Seine, 1973, N° 159, página XIV).
11 Tal como hemos visto, la exportación de granos domésticos llegó a estar sancionada con la
pena capital en la Atenas clásica (conf. M. I. Finley, ob. cit., pág. 181) y en la civilización incaica a los
viajeros que llevaban carga y burlaban a los aduaneros establecidos en los caminos autorizados se les
penaba con la muerte (conf. Francisco de Xerez, ob. cit, pág. 326).
130
6) Diferenciación de los tributos aduaneros con los peajes.
Los tributos aduaneros, bajo las numerosas denominaciones que recibieron
según las épocas y los lugares considerados 12, se caracterizan por gravar el paso de las
mercaderías a través de distintas jurisdicciones.
No obstante, no siempre resulta fácil distinguirlos a través de sus
manifestaciones históricas. Esta dificultad se origina en diversas circunstancias. Entre
éstas, podemos señalar el hecho de que con frecuencia el órgano encargado de percibir
los tributos aduaneros era el mismo que debía cobrar otros tributos de diversa
naturaleza. Por otra parte, las designaciones que recibieron tampoco ayudaron a
diferenciarlos. No es raro que se los englobe bajo una designación genérica. Así, por
ejemplo, en el Imperio romano, donde bajo la expresión portoria se hacía referencia
tanto a los derechos de aduana como a los peajes y arbitrios, o en la Francia medieval
con la expresión omnicomprensiva de tonlieux.
Por cierto que la prevalencia de una normativa conformada acumulativamente
como la costumbre, la vigencia del absolutismo como sistema de gobierno, la
inexistencia de la elaboración de un derecho constitucional o al menos administrativo, el
desconocimiento del principio de la legalidad del impuesto, etc., no favorecían en
aquellos tiempos el conocimiento y la elucidación ///

12 Así, por ejemplo: en Egipto, "derecho de puertas"., "derecho de puerto o muelle"; en Grecia,
telonión, derechos sobre puertos y mercados; en Roma, portorium (portorium marítimo y terrestre),
telonium, quadragésima, vectigalia; en Bizancio, portorium, "octava", kommerkion; en la Edad Media de
la Europa continental, tonlieu, teíoneum, tenileum; en Francia, quadragésima gallia-rum, traites,
imposition foraine, derechos de réve, costumbres, droits d'enírée, droits de sortie, droits de douanes; en
España, "portazgos", "almojarifazgos", "derechos de puertos" ("secos" y "mojados"), "diezmos de los
puertos" y "diezmos de la mar", "aduanas", "derechos de entrada" y "derechos de salida".
131
de los elementos y principios tributarios ni la diferenciación entre las diversas especies
de tributos. Tampoco podía contribuir a ello el espíritu pragmático de los romanos o la
atomización del poder de imposición en la sociedad feudal.
Sin embargo, más allá de la forma asistemática e imprecisa, cuando no
deliberadamente confusa, con que se nos presenta la tributación en épocas pasadas,
puede advertirse la existencia de tributos a los que les corresponde la calificación de
aduaneros.
En efecto, sin perjuicio de reconocer la inexistencia de una teoría tributaria
elaborada consciente y orgánicamente en ese entonces, podemos hoy en día distinguir, a
la luz de las categorías o clasificaciones de tributos que normalmente utilizamos, la
existencia de verdaderos derechos aduaneros. A tal conclusión podemos arribar si nos
atenemos al criterio de diferenciar los tributos entre sí según el hecho gravado por cada
uno de ellos 13.
En la retrospectiva histórica que efectuamos nos parece necesario proceder a la
diferenciación entre los derechos aduaneros y los peajes, con los que muchas veces se
los identificó.
Puede señalarse que, tomando en consideración la distinción ya clásica de los
14
tributos en impuestos, tasas y contribuciones especiales , los derechos aduaneros son
impuestos mientras que los peajes son tasas.

13 Conf. Diño Jarach, El hecho imponible, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1971, pág. 83.
14 Con relación a la consagrada clasificación de los tributos en impuestos, tasas y contribuciones
especiales, puede mencionarse en la doctrina nacional, entre otros, a Carlos M. Giuliani Fonrouge,
Derecho Financiero, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1970, vol. I, pág. 271; en la doctrina extranjera, puede
consultarse, entre otros: en España a Fernando Saínz de Bujanda, Hacienda y Derecho, Ed. Instituto de
Estudios Políticos, Madrid, 1962, t. II, págs. 384 y 410, y a Matías Cortés Domínguez, Ordenamiento
Tributario Español, ///
132
l5
El derecho aduanero constituye un impuesto que grava el hecho de la entrada
(importación) o la salida (exportación) de una mercadería a una jurisdicción
determinada (territorio aduanero). El quantum de ese derecho aduanero toma en
consideración el valor (derecho aduanero ad valorem) u otra característica de la propia
mercadería (derecho aduanero específico: peso, longitud, volumen, etc.).
El peaje es una tasa retributiva de un servicio, que consiste por lo general en la
utilización de una obra o una construcción (camino, puente, etc.). No está referido
entonces a la entrada o salida de una jurisdicción sino al aprovechamiento de esa obra o
construcción. Su pago puede resultar procedente aunque no se transporte mercadería
alguna, por el solo paso de una persona o del medio de transporte en lastre. Además, en
su caso, el valor o la naturaleza de la mercadería transpor- ///

--------------------------------------------
Ed. Tecnos, Madrid, 1970, pág. 186; en Italia, a Achule Donato Giannini, Instituciones de Derecho
Tributario, Editorial de Derecho Financiero, traducción de F. Saínz de Bujanda, Madrid, 1957, pág. 41; en
Francia, a Gilbert Tixier y Guy Gest, Droit Fiscal, Ed. Li-brairie Genérale de Droit et de Jurisprudence,
París, 1981, pág. 23.
15 La consideración de los derechos aduaneros como "impuestos" es casi unánime tanto en la
doctrina nacional como en la extranjera. No obstante, un autor del prestigio de Antonio Berliri ha
sostenido la posibilidad de que en algún ordenamiento jurídico asuma el carácter de una tasa:
"Efectivamente, puede suceder —y no es éste el lugar adecuado para profundizar sobre el problema—
que según el ordenamiento jurídico de un determinado país en un momento dado el impuesto aduanero no
constituya un verdadero impuesto, debido por el tránsito de la línea aduanera, sino una carga a la que
viene sujeto dicho tránsito o, más exactamente, la nacionalización de las mercaderías extranjeras; es decir,
puede suceder, utilizando una terminología a nuestro juicio más correcta, que el impuesto aduanero no sea
un impuesto, sino una tasa" (Principios de Derecho Tributario, Editorial de Derecho Financiero, Madrid,
1971, vol. II, pág. 174).
133
tada resulta por lo general irrelevante para la fijación del importe de la tasa a pagar.
El importe del peaje guarda proporción con el servicio prestado en forma
individualizada. En cambio, el importe del derecho aduanero es fijado libremente de
acuerdo con la política económica que se siga.
El pago del impuesto a la importación autoriza a introducir la mercadería a un
territorio y el pago del impuesto a la exportación autoriza a extraer la mercadería de un
territorio.
El pago del peaje autoriza a la persona o al medio de transporte a utilizar la obra
o la construcción.
Teniendo presentes estas características, estimamos que en los antecedentes que
mencionamos en la investigación histórica puede distinguirse, más allá de la
imprecisión de las denominaciones, la existencia de verdaderos tributos aduaneros, es
decir tributos en los cuales el hecho gravado por los mismos constituye o está integrado
por un fenómeno de desplazamiento de la mercadería a través de territorios delimitados
con mayor o menor precisión.

7) Evolución conceptual relativa a los derechos aduaneros. Los derechos de


tránsito. Distinción actual.
Hoy en día, puede señalarse una tendencia generalizada tanto en la doctrina
como en la legislación que implica restringir el concepto de los "derechos aduaneros" y
que lleva a diferenciarlos de los denominados "derechos de tránsito". A continuación
nos referimos brevemente a esta cuestión.
En la precedente investigación histórica hemos visto que los tributos percibidos
por la aduana gravaron ya sea el simple cruce de la mercadería por la frontera o ya sea
la entrada de la mercadería a un territorio determinado con la posibilidad de permanecer
en el mismo, ///
134
lo que permite disponer económicamente de ella en ese espacio.
En el primer caso, estamos en el ámbito de los derechos que actualmente
denominamos de tránsito. Los derechos de tránsito, tal como lo indica la propia
denominación, gravan el mero hecho del tránsito y no se in teresan por la finalidad o el
carácter de la introducción o de la extracción.
En el segundo supuesto, nos hallamos dentro del concepto que prevalece en la
actualidad 16, es decir el derecho aduanero concebido como un tributo que no grava la
mera circulación sino la introducción o la salida de un territorio aduanero con la
posibilidad de emplear económicamente y sin límite de tiempo la mercadería dentro del
ámbito respectivo. Así, el derecho de importación grava la introducción a plaza de la
mercadería que puede incorporarse definitiva y libremente a la circulación económica
interna. En consecuencia, para que proceda el cobro de los derechos aduaneros lo que
resulta relevante es que la mercadería objeto del desplazamiento a través de las fronteras
aduaneras esté

16 A título de ejemplo, podemos mencionar a Albert A. Algoud, quien sobre el concepto de


tributos de aduana opina que "Si uno se atiene a las definiciones de Littré (en su Diccionario: "impuesto
establecido sobre las mercaderías a la entrada y a la salida de un Estado"), la aduana no difiere del peaje,
derecho de pasaje, que se percibe para el mantenimiento de un puente, de una calzada, de un puerto, mas
que por el lugar de percepción y el destino del recurso". Y agrega: "En este caso, el portorium era aduana
y peaje. Pero, según la definición de Littré, el impuesto percibido a la entrada y a la salida de una
mercadería en tránsito sería un derecho de aduana. Sin embargo, para nosotros, dice M. Boulet, el sólo
hecho jurídico que apareja la exigibilidad del derecho de aduana a la importación es la puesta al consumo
o a la libre circulación; a la exportación es el derecho percibido sobre las mercaderías que salen del
territorio, con destino al extranjero. Debe quedar en claro que cuando expresamos aduana son las
definiciones de M. Boulet las que tendremos en mente" {ob. cit., pág. 16).
135
destinada a ser utilizada o consumida —en sentido económico— en el territorio
aduanero de que se trate sin límite de tiempo (es decir, sin estar sometida a la obligación
de reexportación o, en su caso, de reimportación).
17
Esta especie de importación es denominada "importación para consumo" y se
diferencia de otras importaciones realizadas al amparo de regímenes denominados
18
suspensivos , como la importación temporaria, el tránsito y el almacenamiento.
Solamente la importación para consumo se halla gravada por los derechos de
importación 19.
Pero más allá de la aceptación y trascendencia de la distinción actual entre los
derechos aduaneros y los derechos de tránsito, lo que nos interesa destacar aquí es que,
aun proyectando en la retrospectiva histórica este criterio diferenciador que implica
restringir el concepto del derecho aduanero, sigue siendo posible advertir con claridad la
existencia de derechos aduaneros propiamente dichos. En efecto, ya desde antiguo se
manifiesta en distintos lugares la voluntad de no gravar con derechos aduaneros el
simple hecho del tránsito 20.

17 En nuestra legislación, el artículo 636 del Código Aduanero establece que "La importación es
para consumo cuando la mercadena se introduce al territorio aduanero por tiempo indeterminado".
18 Nuestro Código Aduanero contempla los siguientes regímenes suspensivos: destinación
suspensiva de importación temporaria, destinación suspensiva de depósito de almacenamiento,
destinación suspensiva de tránsito de importación, destinación suspensiva de exportación temporaria,
destinación suspensiva de tránsito de exportación y destinación suspensiva de removido.
19 El artículo 635 de nuestro Código Aduanero prescribe que "El derecho de importación grava
la importación para consumo".
20 En oportunidad de analizar los antecedentes históricos, hemos visto que no se hallaba gravado
con el pago de derechos aduaneros el traslado o transporte de bienes que constituían el equipaje de ///
136
8) Conformación de un Derecho Aduanero.
Paralelamente a la evolución de la institución "aduana" como organismo
encargado de la aplicación de las restricciones directas o indirectas a la importación y a
la exportación, la investigación histórica efectuada nos ha permitido comprobar también
una evolución legislativa tendiente a asegurar, mediante el dictado de un conjunto de
normas, la mayor eficacia de la aduana en el cumplimiento de las funciones asignadas.
Así lo hemos visto en Francia, cuando bajo el reinado de Luis XIV se dicta la
Ordenanza de febrero de 1687, que es considerada hoy en día como el primer código
aduanero de esa nación.
En los catorce títulos que integran esa ordenanza se desarrolla en forma
sistemática la materia que ya en ese entonces se consideraba aduanera.
Aparece esbozada en esa regulación la diferencia entre los conceptos de
territorio político y territorio aduanero y, en consecuencia, se le atribuye un significado
jurídico preciso a los conceptos de "importación" y "exportación". Se considera también
la existencia de áreas francas. Todo ello hace al desarrollo de la teoría sobre el ámbito
espacial de aplicación del Derecho Aduanero.
Se determinan en la misma las atribuciones del servicio aduanero (abrir bultos,
revisar a los pasajeros, visitar los buques, etc.) y, paralelamente, se establecen las
obligaciones de los transportistas y de los pasajeros ///

-------------------------------------------
los viajeros (Así, por ejemplo) lo hemos comprobado en la Roma imperial o en la España medieval según
las Siete Partidas de Alfonso el Sabio). Incluso, hemos visto que muchas veces el impuesto aduanero está
íntimamente vinculado al acceso al mercado, es decir al destino a la circulación económica (Así puede
verse, por ejemplo, en Grecia o en el Imperio bizantino).
137
con respecto a la Aduana, entre las cuales se destaca la obligación de someterse al
control de las aduanas (que se manifiesta en la obligación de seguir los caminos o las
rutas indicadas para entrar y salir del territorio, con el deber de declarar las mercaderías
y presentarlas a la verificación). Asimismo, se establece la obligación de abonar los
tributos aduaneros vigentes al contado con anterioridad al desaduanamiento de las
mercaderías. También se contempla la aplicación de las prohibiciones a la importación
y a la exportación por parte del servicio aduanero.
Se prevé una jurisdicción especial para los asuntos aduaneros, en la que
intervienen jueces aduaneros con competencia específica en la materia.
La introducción o extracción clandestina o fraudulenta de mercadería configura
un ilícito especial: el contrabando, penado con severas sanciones. También se tipifica
como ilícito la declaración aduanera falsa de mercadería. Se prevén penas de comiso y
multas.
Todo ello implica que el legislador, adoptando una cierta perspectiva, ha
considerado pertinente regular todo lo relativo a la materia aduanera de modo orgánico
y ha dictado por consiguiente un cuerpo armónico y sistemático de normas.
No obstante que las normas así sistematizadas puedan considerarse de naturaleza
diversa atendiendo a otros puntos de vista (administrativas, tributarias, penales,
procesales, etc.), se estimó necesario o conveniente el dictado de un ordenamiento
propio.
Es entonces en Francia, cuna del proceso de codificación del derecho presidido
por el racionalismo, donde vemos por primera vez aparecer este tratamiento de la
materia aduanera, que como las demás obras de codificación allí realizadas va a ejerzer
una influencia notable en las legislaciones de las demás naciones. En efecto, la materia
que en esa ordenanza francesa se ///

138
consideró aduanera será reproducida básicamente en las legislaciones aduaneras
posteriores, tanto de la propia Francia como de muchas otras naciones. Así lo veremos a
continuación.

139
CAPÍTULO III

CONTENIDO DEL DERECHO ADUANERO EN LAS


LEGISLACIONES ADUANERAS Y EN EL ÁMBITO
INTERNACIONAL

Con el fin de ampliar o complementar la visión sobre el contenido del Derecho


Aduanero tal como se fue conformando a través de los tiempos, resulta pertinente
compulsar la legislación comparada y de ese modo conocer cuáles son hoy en día las
materias abarcadas por la generalidad de las legislaciones aduaneras de los distintos
países.
Para cumplir con este propósito, estimamos suficientemente ilustrativo
seleccionar una docena de países (cinco europeos, cinco americanos, uno africano y otro
asiático) que habrán de poner de manifiesto los aspectos o sectores del derecho
usualmente considerados como materia aduanera.
A continuación, examinaremos la materia considerada aduanera por nuestra
legislación nacional.
Finalmente, desplazaremos nuestra atención a los trabajos del organismo
internacional especializado en la materia, es decir el Consejo de Cooperación Aduanera,
con el objeto de conocer el criterio del mismo sobre el ámbito del Derecho Aduanero.
Esta delimitación reviste singular importancia, ya que refleja el criterio que prevalece en
la actualidad en el ámbito internacional, habida cuenta de la representatividad de dicho
organismo.
141
1. LEGISLACIÓN COMPARADA.

Entre los países europeos, consideramos que las legislaciones de Alemania (R.
F.), España, Francia, Italia y Suiza son suficientemente ilustrativas para el propósito
perseguido. Entre los americanos, estimamos que ocurre lo propio si seleccionamos las
legislaciones aduaneras de Ecuador, México, Paraguay, Perú y Venezuela. En Asia
reviste singular importancia la legislación aduanera de Japón y en África resulta de
interés la de Argelia.

1) Alemania (R. F.) .


La Ley de Aduanas alemana del 14 de junio de 1961 (según las modificaciones
introducidas el 22 de julio de 1969 y el 14 de diciembre de 1976) se compone de partes,
capítulos y secciones. A los fines de poner de manifiesto la materia abarcada, nos
limitamos a reproducir aquí las denominaciones correspondientes a las partes y a los
capítulos, con exclusión de las secciones.
Ley de Aduanas.
Primera Parte: Control sobre el tráfico de mercaderías.
Segunda Parte: Tratamiento aduanero.
Capítulo I: Generalidades.
Capítulo II: Fijación de derechos aduaneros (arancel, valor en aduana, origen de
la mercadería).
143
Capítulo III: Libramiento al consumo de las mercaderías.
Capítulo IV: Régimen de tránsito.
Capítulo V: Almacenamiento.
Capítulo VI: Tráfico de perfeccionamiento.
Capítulo VII: Transformación.
Capítulo VIII: Utilización bajo control aduanero de mercaderías sometidas a
jurisdicción aduanera.
Capítulo IX: Tratamiento aduanero aplicable a mercaderías desaduanadas.
Tercera Parte: Aplicación de derechos y admisión con exención de derechos
aduaneros. Casos de inobservancia de disposiciones aduaneras.
Cuarta Parte: Disposiciones especiales aplicables a ciertas partes del territorio
nacional.
Capítulo I: Áreas francas (Zollfreigebiete).
Capítulo II: Territorio aduanero.
Quinta Parte: Administración de Aduanas. Deberes de asistencia.
Sexta Parte: Atribuciones del Gobierno. Séptima Parte: Infracciones aduaneras
cometidas por viajeros. Octava Parte: Disposiciones transitorias y finales."

2) España.
Las Ordenanzas de Aduanas del Reino de España (aprobadas por decreto del 17
de octubre de 1947 y actualizadas en 1972) se componen de títulos, capítulos y
secciones. Estimamos suficientemente ilustrativo a nuestros fines reproducir a
continuación las denominaciones de los títulos y capítulos, con exclusión de las
secciones.
"Ordenanzas de Aduanas.
Título I: De las aduanas y de los depósitos de mercancías.
144
Capítulo I: De las aduanas y su habilitación.
Capítulo II: De los depósitos de mercancías.
Título II: Del personal del ramo de aduanas.
Capítulo I: Del ministro.
Capítulo II: De la Dirección General.
Capítulo III: De las administraciones de aduanas.
Capítulo IV: De los destinos de aduanas sujetos a fianza.
Capítulo V: De las correcciones a los empleados de aduanas.
Capítulo V: Del servicio de vigilancia.
Título III: De las operaciones de comercio en que intervienen las aduanas.
Capítulo I: Disposiciones generales.
Capítulo II: De la importación por mar.
Capítulo III: De la importación por tierra.
Capítulo IV: Casos especiales de importación. Importaciones temporales y
reimportaciones.
Capítulo V: Del comercio de exportación.
Capítulo VI.:Del tránsito y transbordo de mercancías.
Capítulo VII: De los puertos francos, depósitos de comercio, depósitos francos,
zonas francas y depósitos flotantes.
Capítulo VIII: Del comercio de cabotaje.
Capítulo IX: De la circulación de mercaderías.
Capítulo X: Averías, abandonos, arribadas y naufragios.
Título IV: Disposiciones penales.
Capítulo I: De los hechos punibles en materia aduanera.
Capítulo II: De las faltas reglamentarias.
Capítulo III: De los procedimientos.
145
Título V: Contabilidad, estadística y revisión.
Capítulo I: Contabilidad.
Capítulo II: De la función estadística a cargo del personal de Aduanas.
Capítulo III: Documento de Aduanas.
Capítulo IV: De la revisión de operaciones contables realizadas por los servicios
de Aduanas.
Título VI: Disposiciones varias.
Capítulo I: De la venta de géneros.
Capítulo II: De los alquileres, enseres y otros gastos de las Aduanas.
Capítulo III: Disposiciones generales".

3) Francia.
El Código de Aduanas de Francia (decreto del 8 de diciembre de 1948, con las
modificaciones introducidas en 1963, 1965, 1968, 1971 y 1973) se compone de títulos,
capítulos y secciones. Nos limitamos a reproducir aquí las denominaciones de los títulos
y capítulos, con exclusión de las secciones.
"Código de Aduanas.
Título I: Principios generales del régimen de aduanas.
Capítulo I: Generalidades.
Capítulo II: Tarifa de aduana.
Capítulo III: Atribuciones generales del Gobierno.
Capítulo IV: Condiciones de aplicación de la ley tarifaria.
Capítulo V: Prohibiciones.
Capítulo VI: Control del comercio exterior y de las relaciones financieras con el
extranjero.
146
Título II: Organización y funcionamiento del servicio aduanero.
Capítulo I: Campo de acción del servicio aduanero.
Capítulo II: Organización de las oficinas y brigadas aduaneras.
Capítulo III: Inmunidades, protección y obligaciones de los funcionarios
aduaneros.
Capítulo IV: Facultades de los agentes de aduanas.
Título III: Conducción de las mercaderías en la aduana.
Capítulo I: Importación.
Capítulo II: Almacenes y áreas de desaduana-miento.
Capítulo III: Exportación.
Título IV: Operaciones de desaduanamiento.
Capítulo I: Declaración en detalle.
Capítulo II: Verificación de las mercaderías.
Capítulo III: Liquidación y pago de los derechos e impuestos.
Capítulo IV: Retiro de las mercaderías.
Capítulo V: Procedimientos de desaduanamiento en las relaciones entre ciertos
países y territorios.
Título V: Regímenes aduaneros suspensivos, exportación temporaria, depósitos
especiales.
Capítulo I: Régimen general de los libramientos bajo garantía.
Capítulo II: Tránsito.
Capítulo III: Depósito de aduana (almacenamiento).
Capítulo IV: Depósito de aduana (industrial).
147
Capítulo V: Fábricas operadas por la Aduana.
Capítulo VI: Admisión temporaria.
Capítulo VI bis: Exportación previa. Draw-back.
Capítulo VII: Exportación temporaria.
Capítulo VIII: Depósitos especiales.
Capítulo IX: Pasturas.
Título VI: Depósito de aduana.
Capítulo I: Constitución en depósito de las mercaderías.
Capítulo II: Venta de las mercaderías en depósito.
Título VII: Operaciones privilegiadas.
Capítulo I: Admisión en franquicia. Capítulo II: Aprovisionamiento de buques y
aeronaves.
Capítulo III: Propiedades limítrofes.
Capítulo IV: Importación y exportación en franquicia temporaria de objetos
destinados al uso personal de los viajeros.
Capítulo V: Plataforma continental.
Título VIII: Circulación y detención de las mercaderías en el interior del
territorio aduanero.
Capítulo I: Circulación y detención de las mercaderías en la zona terrestre de la
zona de vigilancia especial (zona terrestre del rayon des douanes).
Capítulo II: Disposiciones especiales aplicables en la totalidad del territorio
aduane-nero a determinadas categorías de mercaderías.
Título IX: Navegación.
Capítulo I: Régimen administrativo de los buques.
Capítulo II: Navegación reservada.
Capítulo III: Escalas forzadas.
148
Capítulo IV: Mercaderías salvadas de naufragios. Restos náufragos.
Títulos X: Impuestos diversos percibidos por la Aduana.
Capítulo I: Impuestos internos.
Capítulo II: Derecho de sellado aduanero.
Capítulo III: Derecho de puerto y derechos de equipamiento.
Capítulo IV: Impuesto a los viajantes de comercio.
Capítulo IV bis: Impuesto especial sobre determinados vehículos carreteros.
Capítulo V: Derechos e impuestos diversos.
Título XI: Zonas francas.
Título XI bis: Regímenes especiales para ciertos Departamentos y regímenes de
intercambio entre las diferentes partes del territorio aduanero.
Capítulo I: Regímenes especiales para Córcega y para los Departamentos de
ultramar.
Capítulo II: Régimen aduanero de intercambio entre las diferentes partes del
territorio aduanero.
Título XI ter: Importación de los territorios de ultramar, de la República de
Argelia, Marruecos y las Nuevas Hébridas y exportación ción con destino a dichos
territorios y países.
Capítulo I: Importación de los territorios de ultramar de la República y
exportación con destino a estos territorios.
Capítulo II: Importaciones de Argelia.
Capítulo III: Importaciones de Marruecos.
Capítulo IV: Importaciones de las Nuevas Hébridas. Título XII: Contencioso.
149
Capítulo I: Comprobación de las infracciones aduaneras.
Capítulo II: Represión.
Capítulo III: Procedimiento ante los tribunales.
Capítulo IV: Ejecución de las sentencias, de los títulos ejecutivos y de las
obligaciones aduaneras.
Capítulo V: Responsabilidad y solidaridad.
Capítulo VI: Disposiciones represivas.
Título XIII: Comisión de Conciliación y Pericia Aduanera.
Título XIV: Contencioso en las relaciones financieras con el exterior.
Capítulo I: Disposiciones comunes.
Capítulo II: Comprobación de las infracciones.
Capítulo III: Represión de las infracciones.
Capítulo IV: Disposiciones represivas.
Título XV: Comisión de contencioso fiscal, aduanero y de cambios".

4) Italia.
El Texto Único de las disposiciones legislativas en materia aduanera de Italia,
aprobado por decreto del 23 de enero de 1973, se compone de títulos, capítulos y
secciones. Reproducimos a continuación las denominaciones de los títulos y capítulos,
con exclusión de las secciones.
"Texto Único de las disposiciones legislativas en materia aduanera.
Título I: Disposiciones generales.
Capítulo I: Determinación del territorio aduanero.
Capítulo II: Organización del servicio aduanero.
150
Capítulo III: Prescripciones a los fines de la vigilancia y del control.Atribuciones
de los organismos aduaneros.
Título II: Relación aduanera.
Capítulo I: La obligación tributaria aduanera.
Capítulo II: Representación del propietario de las mercaderías.
Capítulo III: Procedimiento para la determinación (tributaria).
Capítulo IV: Impugnación y revisión de la determinación.
Capítulo V: Cobro de los tributos.
Título III: Movimiento de las mercaderías desde y para el extranjero.
Capítulo I: Entrada de las mercaderías en el territorio aduanero.
Capítulo II: Salida de las mercaderías del territorio aduanero.
Capítulo III: Otras disposiciones concernientes a la entrada y salida de las
mercaderías.
Título IV: Las destinaciones aduaneras.
Capítulo I: Importación definitiva.
Capítulo II: Expedición de las mercaderías de una aduana a otra aduana.
Capítulo III: Tránsito.
Capítulo IV: Depósito aduanero.
Capítulo V: Exportación definitiva.
Capítulo VI: Importación y exportación temporarias.
Capítulo VII: Cabotaje y circulación.
Título V: Procedimiento y regímenes aduaneros especiales.
Capítulo I: Procedimiento simplificado de determinación.
Capítulo II: Regímenes aduaneros comunitarios.
151
Capítulo III: Disciplina de la determinación de productos de origen italiano.
Capítulo IV: Provisiones y dotaciones de a bordo de los buques, aeronaves,
trenes internacionales y vehículos a motor.
Título VI: Tratamiento de las mercaderías abandonadas.
Título VII: Infracciones aduaneras.
Capítulo I: Contrabando.
Capítulo II: Contravenciones e ilícitos administrativos.
Capítulo III: Disposiciones comunes al contrabando, a las contravenciones y a
los ilícitos administrativos.
Título VIII: Disposiciones diversas y finales.
Capítulo I: Relación con otras administraciones extranjeras y nacionales en
materia contenciosa y en las testificaciones.
Capítulo II: Confirmación, supresión y modificación de normas reglamentarias.
Capítulo III: Registraciones aduaneras y contabilidad.
Capítulo IV: Disposiciones finales."

5) Suiza.
La Ley Federal de Aduanas de Suiza del 1o de octubre de 1925 (con las
modificaciones introducidas hasta 1976) se compone de capítulos y de lo que podemos
denominar secciones individualizadas con números romanos y subsecciones
individualizadas con números arábigos. Estas últimas no las reproducimos. "Ley
Federal de Aduanas.
Capítulo I: Bases de la percepción de los derechos.
I. Obligaciones aduaneras.
II. Libertad de importación, de exportación y tránsito.
152
III. Sometimiento al control aduanero.
IV. Sujeción a los derechos de aduana.
V. Determinación de los derechos.
VI. Policía fronteriza.
VII. Zona limítrofe.
Capítulo II: Operaciones aduaneras.
I. Colaboración de las personas sometidas al control aduanero.
II. Desaduanamiento.
III. Desaduanamiento definitivo.
IV. Desaduanamiento provisorio.
V. Tráficos especiales.
VI. Ejecución de prescripciones extranjeras aduaneras.
VII Pago de los derechos.
VIII. Acuerdos.
Capítulo III: Infracciones a las prescripciones aduaneras.
I. Infracciones aduaneras.
II. Inobservancia de prescripciones de orden.
Capítulo IV: Recursos.
Capítulo V: Garantía de los derechos y seguridades.
I. Garantía.
II. Derecho de prenda aduanero.
III Exigencia de seguridades.
IV. Reembolso de derechos y suplementos de derechos.
V. Remisión de derechos.
Capítulo VI: Organización.
I. Autoridades aduaneras.
II. Colaboración.
Capítulo VII: Disposiciones finales y transitorias.
I. Entrada en vigencia y aplicación.
II. Abrogación de prescripciones legislativas".
153
6) Ecuador.
La Ley Orgánica de Aduanas de Ecuador del 31 de marzo de 1978 (Decreto
supremo N° 2401-A) se compone de partes, títulos, capítulos y secciones. Estimamos
conveniente reproducir a continuación las denominaciones de todos ellos.
"Ley Orgánica de Aduanas.
Primera Parte: De la gestión aduanera.
Título I: De las normas fundamentales.
Capítulo único: Del alcance de la ley.
Título II: De los procedimientos aduaneros.
Capítulo I: De la entrada y salida de mercaderías.
Capítulo II: De la declaración aduanera.
Capítulo III: Del aforo.
Capítulo IV: De la liquidación.
Capítulo V: De las exenciones.
Capítulo VI: De la extinción de la obligación.
Capítulo VII: De la entrega de las mercaderías.
Capítulo VIII: De las garantías aduaneras.
Capítulo IX: De los reclamos y recursos.
Capítulo X: De los despachadores o agentes de Aduana.
Título III: De los regímenes especiales.
Capítulo I: Del tránsito.
Capítulo II: De la admisión temporal.
Capítulo III: De la exportación temporal.
Capítulo IV: De los depósitos aduaneros especiales.
Capítulo V: De la devolución condicionada de tributos (drawback).
Capítulo VI: De las zonas francas.
154
Parte Segunda: Del ilícito aduanero.
Título I: De las infracciones aduaneras y de la responsabilidad.
Capítulo I: De las infracciones.
Capítulo II: De la responsabilidad.
Título II: Del procedimiento penal aduanero.
Capítulo I: De las sanciones y su aplicación.
Capítulo II: De las instancias y recursos.
Capítulo III: De la ejecución de la sentencia.
Parte Tercera: De la organización, competencia y jurisdicción.
Título único: De la estructura institucional.
Capítulo I: De la organización general y competencia del ministro.
Capítulo II: De la Dirección General de Aduanas.
Capítulo III: De la Policía Militar Aduanera.
Disposiciones finales.
Disposiciones Transitorias.

7) México.
La Ley Aduanera de México del 28 de diciembre de 1981 se compone de títulos,
capítulos y secciones. Reproducimos aquí las denominaciones de los títulos y de los
capítulos, con exclusión de las secciones.
"Ley Aduanera.
Título I: Disposiciones generales.
Título II: Control de aduana en el despacho.
Capítulo I: Entrada, salida, conducción y control de mercancías.
Capítulo II: Depósito ante la aduana.
Capítulo III: Despacho de mercancías.
Título III: Impuestos al comercio exterior.
155
Capítulo I: Impuestos, hechos gravados, contribuyentes y responsables.
Capítulo II: Afectación de mercancías y exenciones.
Capítulo III: Base gravable.
Capítulo IV: Determinación y pago de los impuestos al comercio exterior.
Título IV: Regímenes aduaneros.
Capítulo I: Disposiciones comunes.
Capítulo II: Definitivos de importación y exportación.
Capítulo III: Temporales de importación y de exportación.
Capítulo IV: Importación para reposición de existencias.
Capítulo V: Depósito fiscal.
Capítulo VI: Tránsito de mercancías.
Título V: Desarrollos portuarios, zonas libres y franjas fronterizas.
Capítulo I: Desarrollos portuarios.
Capítulo II: Zonas libres.
Capítulo III: Franjas fronterizas.
Título VI: Atribuciones del Ejecutivo Federal y de las autoridades fiscales.
Título VII: Infracciones y sanciones.
Título VIII: Recursos administrativos.
Título IX: Agentes aduanales.
Transitorios".

8) Paraguay.
El Código Aduanero de Paraguay (Decreto-ley n° 18.199 de 1947) se
compone de partes, títulos y capítulos. Estimamos conveniente reproducir aquí las
denominaciones de todos ellos.
"Código Aduanero.
Parte primera: Principios generales.
156
Capítulo Preliminar: Normas del régimen aduanero.
Capítulo I: Obligaciones aduaneras.
Capítulo II: Medidas de fiscalización.
Parte Segunda: Del tráfico aduanero.
Título I: Principios generales.
Título II: Del tráfico fluvial internacional.
Capítulo único: Documentación de la carga.
Título III: Del tráfico fluvial de cabotaje.
Capítulo único.
Título IV: Del tráfico fluvial mixto.
Capítulo único.
Título V: Operaciones en el puerto.
Capítulo I: De las descargas de los buques.
Capítulo II: Del retorno y de los trasbordos.
Capítulo III: Almacenamiento de las mercaderías.
Capítulo IV: Del reembarque.
Capítulo V: De la carga de los buques.
Capítulo VI: De los buques de guerra.
Título VI: Del tráfico terrestre y aéreo.
Capítulo I: Del tráfico internacional terrestre.
Capítulo II: Del tráfico internacional aéreo.
Parte Tercera: De la importación y exportación.
Título I: De la importación.
Capítulo Preliminar: Principios generales.
Capítulo I: Del despacho.
Capítulo II: De la fiscalización del despacho.
Capítulo III: Del despacho de explosivos, inflamables y corrosivos.
Capítulo IV: De ciertos despachos especiales.
Capítulo V: De las franquicias.
Título II: De la exportación.
Capítulo Preliminar: Principios generales.
Capítulo único: De las operaciones de exportación.
157
Parte Cuarta: De la contabilidad y recaudación.
Capítulo Preliminar: Principios generales.
Capítulo I: Exigibilidad de los tributos.
Capítulo II: De la extinción de los créditos fiscales.
Parte Quinta: De las faltas e infracciones fiscales.
De la función jurisdiccional y del procedimiento.
Título I: De las faltas e infracciones fiscales.
Capítulo Preliminar: Principios generales.
Capítulo I: De las faltas fiscales.
Capítulo II: De las infracciones fiscales.
Título II: De la función jurisdiccional.
Capítulo único: De las autoridades intervinientes.
Título III: Del procedimiento.
Capítulo I: De los juicios sumarios por cobro de créditos fiscales y multas.
Capítulo II: Procedimientos en las faltas e infracciones fiscales.
Capítulo III: Disposiciones generales".

9) Perú.
La Ley General de Aduanas de Perú (Decreto-ley n° 20.165 del 2 de octubre de
1973) se compone de títulos y capítulos. Estimamos pertinente reproducir a
continuación las denominaciones de ambos.
"Ley General de Aduanas.
Título I: Disposiciones generales.
Capítulo I: Definiciones.
Capítulo II: De las Aduanas.
Capítulo III: De los derechos.
Capítulo IV: De los documentos aduaneros.
Capítulo V: De la responsabilidad de la Aduana y de los almacenes fiscales.
158
Título II: De la entrada y salida de mercancías por la Aduana.
Capítulo I: De los trámites y documentos para las naves y otros vehículos.
Capítulo II: Del desembarque y embarque de mercancías.
Título III: De las operaciones aduaneras.
Capítulo I: Generalidades.
Capítulo II: De la importación.
Capítulo III: Del reembarque.
Capítulo IV: De la exportación.
Capitulo V: Del tránsito, trasbordo y cabotaje.
Capítulo VI: Del depósito.
Capítulo VII: De las operaciones temporales.
Título IV: Del abandono y remate de mercancías.
Título V: De las infracciones y sanciones aduaneras.
Título VI: De las reclamaciones.
Título VII: De los agentes de aduana.
Disposiciones transitorias.
Disposiciones finales".

10) Venezuela.
La Ley Orgánica de Aduanas del 18 de setiembre de 1978 de Venezuela se
compone de títulos y capítulos. Consideramos de interés reproducir aquí las
denominaciones de ambos.
"Ley Orgánica de Aduanas.
Título I: Disposiciones generales.
Título II: Del tráfico de mercancías.
Capítulo I: De los vehículos de transporte.
Capítulo II: De las operaciones aduaneras.
Capítulo III: Del reconocimiento.
159
Capítulo IV: De la liquidación, pago y retiro.
Capítulo V: Del abandono y del remate aduanero.
Capítulo VI: Del cabotaje.
Título III: Del Arancel de Aduanas.
Título IV: De los regímenes de liberación y suspensión.
Capítulo I: De las liberaciones de gravámenes.
Capítulo II: De las destinaciones suspensivas.
Capítulo III: Del equipaje de los pasajeros y tripulantes.
Título V: Del ilícito aduanero.
Capítulo I: Del contrabando.
Capítulo II: De las infracciones aduaneras.
Capítulo III: Disposiciones comunes a los artículos contemplados en los
Capítulos I y II del presente Título.
Título VI: De los recursos.
Disposiciones finales y transitorias".

11) Japón.
La Ley de Aduanas de 1971 de Japón se compone de once capítulos, algunos de
los cuales se subdividen en secciones. Consideramos de interés reproducir ambos.
"Ley de Aduanas.
Capítulo 1. Disposiciones generales.
Capítulo 2. Determinación, pago, percepción y devolución de los derechos de
aduana.
Sección 1. Disposiciones generales.
Sección 2. Determinación de los derechos de aduana sobre la base de la
declaración.
Sección 3. Determinación de los derechos de aduana sobre la base de una
decisión de la Aduana.
160
Sección 4. Pago y percepción de los derechos de aduana.
Sección 5. Otras disposiciones.
Capítulo 3. Buques y aeronaves.
Capítulo 4. Áreas de depósito.
Sección 1. Disposiciones generales.
Sección 2. Determinación de las áreas de depósito.
Sección 3. Depósito para carga, descarga, transporte y almacenamiento.
Sección 4. Depósito provisorio o de almacenamiento.
Sección 5. Depósito industrial.
Sección 6. Depósito de exhibición.
Capítulo 5. Transporte.
Capítulo 6. Desaduanamiento de las mercaderías.
Capítulo 7. Custodia y retención.
Capítulo 8. Reclamo administrativo.
Capítulo 9. Disposiciones varias.
Capítulo 10. Disposiciones penales.
Capítulo 11. Investigación y disposiciones sobre infracciones aduaneras.
Sección 1. Investigación de la infracción.
Sección 2. Disposiciones para los supuestos de infracciones".

12) Argelia.
El Código de Aduanas de 1979 de la República de Argelia se compone de
capítulos y secciones. Consideramos de interés reproducir la denominación de los
capítulos.
"Código de Aduanas:
Capítulo I: Ámbito de aplicación de la ley aduanera.
Capítulo II: Prohibiciones y restricciones diversas.
161
Capítulo III: Organización y funcionamiento de la administración de aduanas.
Capítulo IV: Conducción en aduana de las mercaderías en la importación y en la
exportación.
Capítulo V: Depósitos y áreas de desaduanamien-to.
Capítulo VI: Procedimiento de desaduanamiento. Declaración en detalle.
Capítulo VII: Régimen aduanero económico.
Capítulo VIII: Importación y exportación de objetos y efectos personales de los
viajeros.
Capítulo IX: Régimen de depósito aduanero.
Capítulo X: Admisión temporaria.
Capítulo XI: Aprovisionamiento de buques y aeronaves.
Capítulo XII: Policía aduanera.
Capítulo XIII: Navegación.
Capítulo XIV: Derechos e impuestos diversos percibidos por la administración
de aduanas. Capítulo XV: Contencioso aduanero".

13) Concordancias fundamentales.


La sistemática de las legislaciones aduaneras, que hemos reproducido en sus
lincamientos principales, permite afirmar que existe una notoria similitud de base en las
materias consideradas aduaneras por los respectivos legisladores.
En efecto, más allá de las diferencias explicables en cuanto a las denominaciones
empleadas y al tratamiento metodológico seguido —frecuentemente influido por la
tradición—, se pone de manifiesto un contenido normativo que abarca disposiciones
que se refieren a la propia organización de la Aduana, sus funciones de control sobre el
tráfico internacional, la forma de entrada y salida de la mercadería incluidos los medios
de transporte, las operaciones y regímenes aduaneros a que debe ///

162
someterse a la mercadería que se importa o importa, los tributos que deben abonarse, la
aplicación de restricciones directas (prohibiciones absolutas o relativas —contingentes,
licencias, etc.), los ilícitos aduaneros y los procedimientos y recursos previstos.

2. LEGISLACIÓN NACIONAL.
En nuestro país rige desde 1981 el Código Aduanero sancionado por ley 22.415
(B. O., 23-3-81). El mismo se halla compuesto, además de un título preliminar, por
secciones, títulos y capítulos.
Siguiendo el criterio adoptado con relación a las legislaciones extranjeras
analizadas, nos limitaremos a indicar los lincamientos generales de su estructura, para lo
cual basta reproducir aquí las denominaciones de las secciones y de los títulos,
excluyendo los capítulos.
"Código Aduanero de la República Argentina.
Título Preliminar: Disposiciones generales.
Sección I: Sujetos:
Título I: Servicio aduanero.
Título II: Auxiliares del comercio y del servicio aduanero.
Título III: Importadores y exportadores.
Título IV: Otros sujetos.
Sección II: Control.
Título I: Disposiciones generales.
Título II: Ámbitos de control.
Sección III: Importación.
Título I: Arribo de la mercadería.
Título II: Destinaciones de importación.
Sección IV: Exportación.
Título I: Destinaciones de exportación.
Título II: Salida de la mercadería.
Sección V: Disposiciones comunes a la importación y a la exportación.
163
Título I: Operación de transbordo.
Título II: Despacho de oficio.
Título III: Régimen de garantía.
Sección VI: Regímenes especiales.
Sección VII: Áreas que no integran el territorio aduanero general.
Sección VIII: Prohibiciones a la importación y a la exportación.
Sección IX: Tributos regidos por la legislación aduanera.
Título I: Especies de tributos.
Título II: Disposiciones comunes.
Sección X: Estímulos a la exportación.
Sección XI: Reciprocidad de tratamiento.
Sección XII: Disposiciones penales.
Título I: Delitos aduaneros.
Título II: Infracciones aduaneras.
Sección XIII: Preferencias aduaneras.
Sección XIV: Procedimientos.)
Título I: Disposiciones generales.
Título II: Procedimientos especiales.
Título III: Recursos.
Sección XV: Disposiciones complementarias.
Sección XVI: Disposiciones transitorias".

De la simple lectura del índice metodológico de nuestro Código Aduanero surge


que la materia regulada por éste es básicamente la misma que la contenida en las
legislaciones aduaneras extranjeras objeto de comparación. Como en aquéllas, se
advierte la existencia de normas que pueden ser calificadas de administrativas,
comerciales, tributarias, penales y procesales.

3. CONSEJO DE COOPERACIÓN ADUANERA.


Hemos visto la materia considerada aduanera en la legislación de varios países,
incluso en la nuestra.
164
Sin perjuicio de ello, cabe advertir que donde puede verse reflejado con mayor
alcance el contenido asignado hoy en día al Derecho Aduanero por los distintos países
que componen la comunidad internacional es en los trabajos del Consejo de
Cooperación Aduanera, organismo internacional especializado en la materia que cuenta
actualmente con 100 Estados miembros. Este número pone de manifiesto la
representatividad del Consejo.
Resulta especialmente ilustrativo para nuestro propósito conocer cual es el
significado que asigna ese organismo internacional a la expresión "legislación
aduanera".
En sus 61/62 sesiones, que tuvieron lugar en junio de 1983, el Consejo de
Cooperación Aduanera aprobó la incorporación al Glosario de Términos Aduaneros
Internacionales del término "Legislación aduanera"1 que se define de la siguiente forma:
"Conjunto de prescripciones legislativas y reglamentarias concernientes a la
importación y a la exportación de mercadería que la Aduana está expresamente
encargada de aplicar y reglamentaciones eventualmente dictadas por la Aduana en
virtud de los poderes que le han sido atribuidos por la ley. Nota. En general, la
legislación aduanera comprende disposiciones sobre:

1 La definición de este término fue elaborado en el Grupo de Trabajo del Comité Técnico
Permanente del Consejo de Cooperación Aduanera, en base a una propuesta de la delegación española,
apoyada por al delegación argentina. Luego de sufrir algunas modificaciones, el proyecto fue elevado al
Comité Técnico Permanente que lo adoptó en las 119/120 sesiones, celebradas en Bruselas del 23 al 27 de
mayo de 1983. Elevado a su vez al Consejo de Cooperación Aduanera, éste lo adoptó en las 61/62
sesiones que tuvieron lugar en Bruselas del 13 al 17 de junio de 1983 (documento N° 30.200, parágrafo
233) y dispuso su incorporación al Glosario de Términos Aduaneros Internacionales.
165
—la estructura y la organización de las administraciones aduaneras, sus
atribuciones, prerrogativas y responsabilidades, así como los derechos y las
obligaciones de los usuarios,
—los diversos regímenes aduaneros así como las condiciones y formalidades
relativas a su aplicación.
—los elementos en relación con la aplicación de derechos e impuestos a la
importación o a la exportación,
—la naturaleza y las consecuencias jurídicas de los ilícitos aduaneros.
—las diversas vías de recursos".
Como puede comprobarse, en la definición y en la nota complementaria
transcriptas del término "legislación aduanera" incluido en el Glosario se reiteran
aquellos elementos que ya hemos visto en las legislaciones examinadas y que
conforman el contenido tradicional del Derecho Aduanero.
El Derecho Aduanero queda delineado así como un conjunto de normas
atinentes a la importación y exportación de mercadería, cuya aplicación se encomienda
a la aduana, para lo cual se regula su estructura y sus funciones, se determinan los
regímenes a los cuales debe someterse la mercadería que se importa o exporta y se
establecen diversas normas referidas a los tributos adua neros, a los ilícitos aduaneros y
a los procedimientos y recursos ante las aduanas.
166
CAPÍTULO IV

PRESUPUESTOS O ELEMENTOS BÁSICOS DEL DERECHO


ADUANERO

Habida cuenta de lo visto en los precedentes capítulos de este trabajo, puede


señalarse la presencia de ciertos elementos en todas las legislaciones aduaneras que
deben considerarse elementos básicos o presupuestos de cualquier sistema aduanero.
Consideramos elementos o instituciones básicas del Derecho Aduanero a los
referidos por los conceptos "territorio aduanero", "mercadería", "importación" y
"exportación".
Adviértase que el "tráfico internacional" implica la existencia de distintos
ámbitos espaciales ("territorios" en sentido jurídico) y de objetos ("mercaderías") que se
desplazan a través de ellos, cruzando sus fronteras y configurando con su introducción y
salida lo que denominamos "importación" y "exportación".
No hay entonces "aduanas" si no hay fronteras, sin perjuicio de que éstas no
coincidan con lo que hoy entendemos por fronteras políticas.
Lo cierto es que las "aduanas" y los tributos que gravan la importación y la
exportación de mercaderías así como las prohibiciones a la importación y a la
exportación de las mismas —y, en definitiva, el Derecho Aduanero— presuponen la
existencia de una pluralidad de "territorios", de una pluralidad de ámbitos espaciales ///
167
sometidos a jurisdicciones distintas o en los que se apli. quen regímenes económicos
diversos.
Las "aduanas" se hallan ubicadas en estratégicos puntos de esos "territorios" —
por lo general en sus límites, es decir en las "fronteras aduaneras"— para hacer
efectivos los tributos que gravan ese traspaso o para aplicar las prohibiciones de salida o
de entrada de las mercaderías de que se trate.
Recapitulando, el Derecho Aduanero presupone, entonces, la existencia de al
menos dos ámbitos ("territorios aduaneros") y de un objeto ("mercadería" en sentido
aduanero) que se desplaza, saliendo de uno ("exportación") para ser introducido en el
otro ("importación").
Atento a la singular importancia que revisten los conceptos de "territorio
aduanero", "mercadería" e "importación" y "exportación" para el Derecho Aduanero,
consideramos conveniente efectuar a continuación un breve análisis de los mismos, con
el propósito de destacar sus notas fundamentales.

1. TERRITORIO ADUANERO.

La noción "territorio aduanero" no puede asimilarse a los conceptos de


"territorio de la Nación" 1, "territorio de la República" 2 y "país".
Por eso resulta pertinente advertir que al emplear la expresión "territorio
aduanero" aludimos a una reali- ///

1 La Constitución Nacional utiliza la expresión "territorio de la Nación" en los arts. 9?, 20, 67
(incs. 2°, 14, 20 y 25), 94 y 110.
2 La Constitución Nacional emplea el vocablo "territorio de la República" en el art. 15 y el
Código Civil en los arts. 1?, 6? y 7? y 2342.
168
dad distinta a aquella designada con las mencionadas expresiones.
El "territorio de la Nación" o el "territorio de la República" se halla conformado
por el espacio comprendido dentro de las fronteras políticas del Estado, que es el ámbito
natural de la soberanía.
La palabra "país" presenta cierta ambigüedad. No obstante, es frecuente
encontrarla en actos administrativos que se refieren a la introducción y a la salida de la
mercadería del país. Nosotros creemos que debe reservarse el vocablo "país" para
designar, como lo enseñara Jacques Maritain, a la "sociedad política" o al "cuerpo
3
político" o, como lo señalara Jorge L. García Venturini, a una "sociedad política
autónoma" 4. En estos casos, el límite o frontera que los rodea es de naturaleza política y
no aduanera como en el caso del territorio aduanero.
El territorio aduanero se halla constituido por el espacio comprendido dentro de
las fronteras aduaneras 5
El territorio aduanero configura un ámbito caracterizado por la existencia de una
normativa dictada para regular ciertos movimientos de las mercaderías, es decir los
relativos a la extracción y a la introducción de la mercadería con relación a ese ámbito.
La mercadería que atraviesa las fronteras aduaneras está sujeta a la aplicación de
regímenes de restricciones directas o indirectas a la entrada y a la salida. Entre las ///

3 Jacques Maritain, El hombre y el Estado, Ed. Guillermo Kraft Ltda., Bs. As.,
1956, pág. 22.
4 Jorge L. García Venturini, Introducción dinámica a la filosofía política, Ed.
Losada S. A., Buenos Aires, 1967, pág. 25.
5 En el Glosario de Términos Aduaneros Internacionales del Consejo de
Cooperación Aduanera se define el término "Frontera aduanera" (Frontiére douaniére -
Customs frontier) como el "Límite del territorio aduanero".
169
restricciones directas cabe mencionar a las distintas clases de prohibiciones, absolutas o
relativas, económicas o no económicas. Entre las restricciones indirectas puede
señalarse a los tributos que gravan la importación o la exportación de la mercadería.
Por consiguiente, el "territorio aduanero" 6 constituye un ámbito en el cual rige
un determinado sistema de restricciones directas e indirectas aplicables a la entrada y a
la salida de la mercadería.
De tal modo, el ámbito espacial del "territorio de la Nación" o del "territorio de
la República" y el del "territorio aduanero" pueden o no coincidir en un supuesto dado,
pero siempre designan realidades diversas.
Así, puede ocurrir que en un "territorio nacional" coexistan varios "territorios
aduaneros"7 o, por el con- ///

6 En el artículo XXIV del GATT se define al territorio aduanero de la siguiente forma: "A los
efectos del presente Acuerdo, se entenderá por territorio aduanero todo territorio que aplique un arancel
distinto u otras reglamentaciones comerciales distintas a una parte sustancial de su comercio con los
demás territorios". Por su parte, el Consejo de Cooperación Aduanera en su Glosario define al término
"territorio aduanero" (Territoire douanier - Customs territory) como el "Territorio en el cual las
disposiciones de la legislación aduanera de un Estado son plenamente aplicables". En nota se aclara que
"En regla general, el territorio aduanero de un Estado corresponde a su territorio nacional, comprensivo
del espacio terrestre, marítimo y aéreo. Sin embargo, ciertas partes del territorio nacional pueden
encontrarse excluidas, por ejemplot los puertos francos o las aguas comprendidas entre la costa y el límite
de las-aguas territoriales".
7 En nuestro propio territorio nacional, en virtud de lo dispuesto por la ley 19.640 —régimen
para el Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur—, coexisten dos
territorios aduaneros, a saber el que se denomina territorio aduanero general (conf. Código Aduanero,
artículo 2ª, apartado 2) y el territorio aduanero especial o área aduanera especial creado por la ley
mencionada.
170
trario, que un "territorio aduanero" abarque el "territorio nacional" correspondiente a
varios Estados 8.
Habida cuenta de lo expuesto, podemos afimar que el "territorio aduanero" es el
territorio delimitado por la frontera aduanera dentro del cual resulta de aplicación un
único9 sistema tributario aduanero (derechos de importación y de exportación) y de
prohibiciones a la introducción y a la salida de las mercaderías.
En este sentido, nuestro Código Aduanero define al territorio aduanero como la
parte del ámbito sometido a la soberanía nacional en la que se aplica un mismo sistema
arancelario y de prohibiciones de carácter económico10 a las importaciones y a las
exportaciones (art. 2º, apartado 1).
Un territorio aduanero se diferencia de otro territorio aduanero en virtud de
existir dos regímenes arancelarios y de prohibiciones diferentes. Esta diferencia puede
ser intrínseca o extrínseca. Es decir, puede origi- ///

8 Es el caso de la Comunidad Económica Europea (C.E.E.), cuyo territorio aduanero abarca en


principio a los territorios nacionales de los países miembros (Tratado de Roma, de fecha 25 de marzo de
1957).
9 El concepto de un "mismo" o un "único" sistema arancelario no se ve afectado por el hecho de
que existan exenciones singulares o sectoriales, ya que, precisamente, tales exenciones presuponen la
existencia de un régimen general.
10 En el Código Aduanero se hace referencia a las prohibiciones de "carácter económico" para
caracterizar la existencia de un "territorio aduanero", ya sea general o especial (art. 2?), porque en
definitiva el aspecto económico es el más susceptible de variaciones y, por ende, el más idóneo para
diferenciar un régimen de otro. A título de ejemplo, cabe mencionar el régimen de la ley 19.640, donde
las diferencias entre el territorio general y el área aduanera especial que por esa ley se crea son de índole
económica. En cambio, las prohibiciones de naturaleza no económica (por razones de moral, seguridad,
salubridad, etc.) son aplicables en todo el te-ritorio de la nación, fuere este territorio aduanero general o
especial.
171
narse en que los regímenes sean distintos en su contenido o en que no exista
coincidencia en el poder tributario que los establece (supuesto de dos Estados con
regímenes aduaneros semejantes), en cuyo caso estaremos frente a territorios sometidos
a jurisdicciones distintas.
En el primer caso, existe un solo Estado soberano con dos o más territorios
aduaneros. En el segundo caso, existen dos territorios aduaneros que se corresponden a
dos Estados soberanos.

2. MERCADERÍA.

Se ha visto como, a través de la historia, los distintos pueblos se preocuparon en


regular la entrada o la salida de bienes de su territorio.
Incluso desde antiguo se consideró necesario conocer los bienes que se
introducían y extraían del país con el fin de posibilitar la acción de gobierno 1
La Aduana debía entonces controlar la entrada y la salida del territorio aduanero
de todos los objetos para aplicar la regulación dictada a su respecto. Esta regulación
podía responder tanto a fines económicos como ex-traeconómicos (v. gr. seguridad,
salubridad, etc.).
En consecuencia, la palabra "mercadería" tiene en el Derecho Aduanero una
acepción muy amplia que excede su significado etimológico, relacionada con el "mer-
///

1 Aristóteles enseñaba que "... en lo que se refiere a los víveres, se debe conocer
cuántos y cuáles son los gastos suficientes para la ciudad, lo que la misma produce y lo
que importa, y qué cosas necesitan exportar o importar los demás pueblos, a fin de hacer
tratados y convenir con ellos...". "... es imprescindible, a la verdad, conocer todo esto en
orden a la seguridad..." El arte de la retórica, Libro Primero, Capítulo IV, Ed. Eudeba,
Buenos Aires, 1979, págs. 63 y 64.
172
cado" y el "mercader" y, por ende, vinculada al tráfico comercial 2.
En efecto, en el Derecho Aduanero la palabra "mercadería" designa cualquier
objeto susceptible de ser desplazado de un territorio a otro.
De tal modo, no interesa que este objeto constituya un "bien" o una "cosa"
propiamente dicha —según el significado en nuestro Código Civil—, y menos aún que
se trate de una "cosa mueble" o una "cosa mueble que se encuentre en el comercio".
También resulta indiferente a los fines aduaneros que la importación o la exportación de
un objeto responda a una operación comercial o a un acto a título gratuito, ya que en
ambos supuestos se lo considera "mercadería" 3.
Con este alcance amplio, nuestro Código Aduanero la define en el artículo 10
expresando "A los fines de este código, es mercadería todo objeto que fuere susceptible
de ser importado o exportado4.

-------------------------------------------
2 La palabra "mercadería" deriva de "mercado", del latín mercatus: comercio, tráfico, mercado.
De donde se derivan "mercader", "mercar", "mercantil", "mercante", "mercancía", "mercadería", etc.
Conf. Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana de Joaquín Coraminas, ob. cit., vol. III,
pág. 350, voz "mercar".
3 Dentro de la terminología adoptada por nuestro Código Civil, puede afirmarse que todas las
cosas muebles son susceptibles de ser importadas y exportadas. En cambio, las cosas inmuebles por su
naturaleza no son, como tales, aptas para ser importadas y exportadas. Pero la definición no podría
limitarse a identificar mercaderías con cosas, haciendo excepción de los inmuebles por su naturaleza. En
efecto, atento a que el artículo 2311 del Código Civil —tal como quedó redactado luego de la reforma
introducida por la ley -17.711— no califica a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de
apropiación como "cosas", sino que se limita a declarar la aplicabilidad a las mismas de las disposiciones
referentes a las cosas, no parece prudente aquella limitación ya que podría entonces negarse, con
fundamento en tal redacción, la calidad de mercadería, por ejemplo, a la electricidad o al gas. cuando es
evidente que se trata de objetos susceptibles de ser importados y exportados.
4 La necesidad de incluir en nuestra legislación aduanera una ///
173
3. IMPORTACION Y EXPORTACION.

Hemos visto el significado que para el Derecho Aduanero tienen los vocablos
"territorio aduanero" y "mercadería".
El Derecho Aduanero tiene su razón de ser precisamente cuando la mercadería se
pone en movimiento y entra y sale de los territorios aduaneros. El fenómeno del
desplazamiento de la mercadería es esencial para el Derecho Aduanero 1
Es necesario que la mercadería se ponga en movimiento y atraviese las fronteras
aduaneras para que resulten de aplicación las prohibiciones y los tributos referidos a la
introducción y a la salida de las mercaderías de un territorio aduanero.
Cabe afirmar que el Derecho Aduanero presupone una dinámica de los objetos, que
da Jugar al tráfico internacional de la mercadería.
Asimismo, se ha visto como el hecho gravado por los tributos aduaneros presupone
la entrada o la salida de la mercadería de un territorio aduanero.
Habida cuenta de todo ello, se pone de manifies- ///

----------------------------------------------
definición de "mercadería" se pone de manifiesto si se tiene presente que esta palabra tiene
significaciones diferentes en otros sectores de la legislación nacional. Puede recordarse aquí que en la
legislación penal lo que caracteriza a la "mercadería" para la inteligencia de sus normas es su aptitud para
ser enajenadas (Código Penal, art. 77: "con la palabra 'mercadería' se designa toda clase de efectos
susceptibles de expendio"). A su vez, la ley 20.094 (Ley de Navegación) en el artículo 267 expresa: "Por
mercadería se entiende todo objeto o efecto cargado a bordo".
1 Fernando Muñoz, expresa que: ".. .en una Aduana tienen lugar una pluralidad de fenómenos de
muy distinta índole, de entre los cuales destacan dos, en torno a los que gira toda la actividad: los
fenómenos de paso y los fenómenos de pago" (Los sujetos en el ///
174
to que el hecho de la introducción de una mercadería a un territorio aduanero así como
el hecho de su salida tienen gran relevancia para el Derecho Aduanero.
En la terminología aduanera se utilizan las expresiones "importación" y
"exportación" para referirse a estos fenómenos.
El Consejo de Cooperación Aduanera en su Glosario de Términos Aduaneros
Internacionales los define del siguiente modo: "Exportación: acción de hacer salir del
territorio aduanero una mercadería cualquiera"; "Importación: acción de introducir en
un territorio aduanero una mercadería cualquiera".
A su vez, nuestro Código Aduanero en el artículo 9° establece las siguientes
definiciones:
"1. Importación es la introducción de cualquier mercadería a un territorio
aduanero. 2. Exportación es la extracción de cualquier mercadería de un territorio
aduanero".
Por consiguiente, puede afirmarse que el desplazamiento de la mercadería a
través de las fronteras aduaneras da lugar a los fenómenos de "importación" y
"exportación", hechos que responden al denominado "tráfico internacional de
mercadería". Resulta pertinente advertir aquí que esta última expresión tiene en el
Derecho Aduanero una significación especial, puesto que no se refiere al tráfico que
tiene lugar entre los territorios de los países —ámbitos políticos— sino a aquel que se
realiza entre territorios aduaneros. A los fines aduaneros, se comprende también todo
tráfico que se realice atravesando las fronteras aduaneras, se trate de las
correspondientes al "territorio aduanero general" o a los "territorios (áreas) aduaneros
especiales" que pudieren existir o, incluso, a las áreas francas 2.

--------------------------------------------
derecho aduanero, trabajo publicado en la obra Estudios aduaneros, Colección Estudios de Hacienda
Pública. Madrid, 1974, pág. 56).
2 Al respecto, Juan José A. Sortheix expresó: "Por tráfico en-///
175
-----------------------------------------------------
tendemos al que se realiza entre territorios aduaneros (tomamos aquí la expresión en su sentido más
amplio, comprensivo también de áreas o espacios francos y de territorios aduaneros especiales, pero sin
confundirlo con el de territorios nacionales). Claro está que, con mucho, lo principal de este tráfico es el
tráfico internacional propiamente dicho, y que es el que ha dado lugar a la existencia de los sistemas
aduaneros" (La estructura del hecho gravado por los derechos de importaciónt trabajo publicado en la
revista Derecho Aduanero, Ediciones Contabilidad Moderna S.A.I.C, Buenos Aires, 1973, tomo V-A,
pág. 290, nota 4).
176
CAPÍTULO V

LA ADUANA

Habiendo tomado conocimiento del contenido histórico de la materia aduanera y


precisados los conceptos básicos o elementales de "territorio aduanero", "mercadería" e
"importación" y "exportación", nos hallamos en mejor situación para determinar el
concepto de
"Aduana".
l
La "Aduana", considerada como institución constituye un servicio
administrativo2 encargado de controlar la "importación" y la "exportación" de la
"mercadería" al o del "territorio aduanero 3 aplicando a su res- ///

1 Enseña Francesco Carnelutti que "Institución es el nombre técnico que se da a aquella especie
del género 'combinación' que es precisamente la combinación sociológica distinta de la combinación
biológica que es el organismo y de la combinación física que es el mecanismo" (Metodología del
Derecho, Ed. U.T.E.H.A., México,1962, pág. 40).
2 Decimos servicio "administrativo" para referirnos a un concepto actual de la "Aduana", sin
desconocer por ello las formas de adjudicación o arrendamiento de los tributos que, como hemos visto, se
emplearon frecuentemente con anterioridad a la consolidación de los Estados modernos.
3 En caso de hallarse previstos en la legislación aduanera de que se trate, la Aduana controla
también la entrada y salida de las mercaderías de otros espacios que no constituyen "territorios
aduaneros", como las "áreas francas" y los "enclaves" y "exclaves" (Código Aduanero, art. 3º y 4º).
177
pecto el conjunto de disposiciones que regulan el trá fico internacional4 de mercadería.
Veamos cómo se precisa el concepto de esta institución en el orden nacional, en
la legislación comparada y en el orden internacional.

1. LA ADUANA EN LA LEGISLACIÓN NACIONAL.

Nuestra Constitución Nacional menciona a la institución "Aduana" en sus


artículos 9, 10, 67 (incisos 19 y 9°) y 108.
El artículo 10 reviste una singular importancia para la materia aduanera y, entre
otros aspectos 5, se refiere a la función encomendada a las aduanas al expresar que las
mismas "despachan" las mercaderías. En efecto, tal ///

4 Con relación a la expresión "tráfico internacional de mercadería", debe tenerse presente el


significado que tiene la misma en el ámbito del Derecho Aduanero, tal como se ha destacado en el
precedente punto 3 relativo a la importación y exportación. En nuestro Código Aduanero se utiliza esta
expresión al enumerarse las funciones del Administrador Nacional de Aduanas (artículo 23, inciso a) ,).
5 El análisis de esta disposición permite comprobar que la misma contiene explícita o
implícitamente los presupuestos o elementos básicos del Derecho Aduanero. En primer lugar, al referirse
al ámbito espacial —"interior de la República" por oposición al "exterior de la República", lo que implica
la existencia de distintos espacios o territorios aduaneros—, en segundo lugar, al mencionar el objeto del
tráfico —"mercancías de todas clases"— y, en tercer lugar, al aludir al fenómeno del movimiento de las
mercaderías —la "circulación", fenómeno de desplazamiento que al atravesar las fronteras con la
intervención de las aduanas exteriores da lugar a la "importación" y a la "exportación"—. Incluso puede
advertirse que también considera el tema del "origen" de las mercaderías —de gran importancia en
materia aduanera— al oponer las mercaderías de producción o fabricación "nacional" a las "extranjeras",
que deben ser objeto de "despacho" en las aduanas exteriores.
178
disposición expresa: "En el interior de la República es libre de derechos la circulación
de los efectos de producción o fabricación nacional, así como la de los géneros y
mercancías de todas clases, despachadas en las aduanas
exteriores".
Resulta revelador el significado etimológico de la palabra "despachar" ya que
nos aproxima a la función primordial de las aduanas. Joaquín Corominas en su
Diccionario Crítico Etimológico señala su vinculación con "desempachar" por
oposición a "empachar", del francés antiguo empeechier (hoy empécher), que significa
impedir o estorbar, y que procedería del latín tardío impedicare, derivado de pedica, es
decir "traba", "lazo" o "cadena"6.
De donde se infiere que la función de la aduana consiste en trabar, impedir, o, en
su caso, destrabar, liberar el paso de las mercaderías a través de las fronteras aduaneras.
En atención a ello, corresponde a las adua-nas él "libramiento" de las mercaderías7, es
decir su despacho.
En nuestro Código Aduanero, luego de estable- -cerse en el artículo 17 que "La
Administración Nacional de Aduanas es el organismo administrativo de la aplicación de
la legislación relativa" a la importación y exportación de mercadería" y de preverse en
el artículo 18 que esa Administración "...tendrá a su cargo la superintendencia general y
dirección de las aduanas y de las demás dependencias que la integraren", se define en ///

6 Joaquín Corominas, Diccionario Crítico Etimológico ya citado, voz "empachar".


7 El Código Aduanero en su artículo 231 expresa que "Libramiento, a los efectos de la
importación, es el acto por el cual el servicio aduanero autoriza el retiro de la mercadería objeto de
despacho" y en su artículo 330 determina que "Libramiento, a los efectos de la exportación, es el acto por
el cual el servicio aduanero autoriza la salida con destino al exterior de la mercadería objeto de
despacho".
179
el artículo 19 a las "aduanas" de la siguiente forma- "Constituyen aduanas las distintas
oficinas que, dentro de la competencia que se les hubiese asignado, ejercieren las
funciones a que se refiere el artículo 17. en especial, las de percepción y fiscalización de
las rentas públicas producidas por los derechos y demás tributos con que las operaciones
de importación y exportación se hallaren gravadas y las del control del tráfico
internacional de mercadería".
Este concepto se complementa —atento a la remisión efectuada en el artículo 19
al artículo 17— con el contenido de los numerosos incisos del artículo 23 del Código
Aduanero, donde se enumeran las funciones de la Administración Nacional de Aduanas.
De todos ellos, consideramos ilustrativo transcribir los tres primeros, ya que a nuestro
parecer constituyen funciones principales de la aduana. En ellos se expresa:
a) ejercer el control sobre el tráfico internacional de mercaderia
b) aplicar y fiscalizar las prohibiciones a la impor tación y a la exportación cuya
aplicación y fiscalización le están o le fueren encomendadas;
c) aplicar, liquidar, percibir, devolver y fiscalizar los tributos cuya aplicación,
liquidación, percepción, devolución y fiscalización le están o le fueren encomendadas;"
Puede advertirse que, en definitiva, en estos tres incisos se reproducen las
funciones mencionadas expresamente en el artículo 17, donde se define a la institución
"Aduana".
Cabe poner de relieve el orden de prelación de las funciones mencionadas, en el
cual el control sobre el tráfico internacional de mercadería ocupa el primer lugar.
Finalmente, corresponde tener presente también las ///
180
disposiciones incluidas en la Seccion II "Control" del Código Aduanero (arts. 112 a
129) entre las cuales atri buimos singular importamncia a la del art 112, que expresa:
"El servicio aduanero ejercera el control sobre y la mercaderia, incluida la que
constituye medio de transporte, en cuanto tuvieren relacion con el trafico internacional
de mercaderia”.

2 LA ADUANA EN LA LECSLACON COMPARADA.

De la compulsa de las legislaciones de otros paises tambien surge el control del


trafico internacional como una funcion esencial de la aduana.
Nos limitaremos a reproducir a continuación algunas disposiciones ilustrativas.
La ley de Aduanas de la Republica Federal de Alemania en su articulo 1º, punto
1, dispone : “ El trafico de mercaderias a traves de las fronteras esta sometido al control
de la Aduana. Este control tiene principalmente por objeto asegurar la percepción de los
derechos aduaneros y demas tributos a la importación y la observancia de las
prohibiciones o restricciones aplicables en ese trafico” 8
El Codigo de Aduanas de la Republica Democratica y Popular de Argelia
establece en su articulo 3º que “ La administración de aduanas tiene en especial por
mision:
“ - aplicar la ley tarifaria y la legislación aduanera;
- asegurar, a la importación y a la exportacion, la aplicación y el control de la
legislación relativa al comer- ///

8 Ley de Aduanas de la republica Federal de Alemania del 14 de junio de 1961 (según


modificaciones del 22 de juli de 1969 y del 14 de diciembre de 1976)
181
cio exterior y aquella que rige las relaciones financieras con el extranjero;
—asegurar la vigilancia de las fronteras y de las actividades marítimas y
portuarias en materia aduanera;
—elaborar las estadísticas del comercio exterior;
—asegurar, conforme con la legislación, la protección de la fauna y de la flora y
del patrimonio artístico y cultural" 9.
La Ordenanza de Aduanas de la República de Chile prevé en su artículo 1° que
al Servicio Nacional de Aduanas ". . .le corresponderá vigilar y fiscalizar el paso de
mercaderías por las costas, fronteras y aeropuertos de la República, intervenir en el
tráfico internacional para los efectos de la recaudación de los impuestos a la
importación, exportación y otros que determinen las leyes, y de generar las estadísticas
de ese tráfico por las fronteras, sin perjuicio de las demás funciones que le encomienden
las leyes" 10.
La Ley Orgánica de Aduanas de la República de Ecuador prescribe en su
artículo 29 que la Aduana "... tiene a su cargo, principalmente: la vigilancia y control de
la entrada y salida de personas, mercaderías y medios de transporte, por las fronteras y
zonas aduaneras de la República; la determinación y recaudación de las obligaciones
tributarias causadas por tales hechos; la resolución de los reclamos, recursos, peticiones
y consultas de los interesados; y la prevención, persecución y sanción de las
infracciones aduaneras" 11.

9 Código de Aduanas de la República Democrática y Popular de Argelia (Ley N° 79-07 del 21


de julio de 1979 y modificaciones introducidas por la ley 80-12 del 31 de diciembre de 1980, y por las
leyes de finanzas de 1980, 1982, 1983 y 1984).
10 Ordenanza de Aduanas de la República de Chile (Decreto supremo N° 8 del 15 de febrero de
1963, texto refundido por decreto ley N° 30/82).
11 Ley Orgánica de Aduanas de la República de Ecuador del 31 de marzo de 1978.
182
Las Ordenanzas de Aduanas del Reino de España disponen en su artículo 1° que
"Las Aduanas son las oficinas establecidas por el Gobierno de la nación en las costas,
fronteras y aeropuertos para recaudar los derechos arancelarios y los demás que se
hallen a su cargo; fiscalizar la entrada y salida de las mercaderías en los dominios
españoles y hacer cumplir las leyes que a este ramo se refieran" 12.
La Ley Federal de Aduanas la Confederación Suiza prevé en su artículo 6º, apartado 1,
que "Todas las mercaderías importadas o exportadas deben ser presentadas a la oficina
de aduana competente, sometidas a control aduanero y anunciadas para la visita" 13.
La Ley Orgánica de Aduanas de la República de Venezuela establece en su
artículo 1° que "Los derechos y obligaciones de carácter aduanero se regirán por las
disposiciones de la presente ley y de sus reglamentos. El servicio aduanero de la
República tendrá por finalidad intervenir y controlar el paso de mercancías extranjeras,
nacionales o nacionalizadas, a través de las fronteras, aguas territoriales o espacio aéreo,
a objeto de determinar y aplicar el régimen jurídico al cual dichas mercancías están
sometidas" 14.
En las disposiciones transcriptas, que corresponden a legislaciones de diversa
tradición jurídica, aparece reiterada esta atribución de control, vigilancia o fiscalización,
que caracteriza a las aduanas en general.

12 Ordenanzas de Aduanas del Reino de España (aprobadas por decreto del 17 de octubre de
1947).
13 Ley Federal de Aduanas de la Confederación Suiza del 1º de octubre de 1925.
14 Ley Orgánica de Aduanas de la República de Venezuela del 18 de setiembre de 1978.
183
3. LA ADUANA EN EL ORDEN INTERNA CIONAL.

El organismo internacional competente en materia aduanera es el Consejo de


Cooperación Aduanera y en su Glosario de Términos Aduaneros Internacionales ha
definido el término "Aduana" (Douane - Customs) del siguiente modo: "Los servicios
administrativos responsables de la aplicación de la legislación aduanera y de la
percepción de los derechos e impuestos a la importación y a la exportación y que
igualmente están encargados de la aplicación de otras leyes y reglamentos vinculados,
entre otros, a la importación, al tránsito, y a la exportación de mercadería".
En nota a esta definición se acota:
"1. Este término designa igualmente a una parte cualquiera de la administración
de las aduanas y, especialmente, a un servicio o a una oficina. 2. Empleado como
complemento, el término aduana se aplica a los agentes del servicio, a los derechos y a
los controles a los que se somete a las mercaderías a su entrada y salida, y a cualquier
otra cuestión derivada de la competencia de la aduana (agentes de aduanas, derechos de
aduana, oficinas de aduanas, declaración de aduana, etcétera) "15.

15 También se define en el Glosario a la "Oficina de aduana" (Bureau de douane - Customs


office): ... "Término aplicado, aislada o conjuntamente, a: A) los locales donde normalmente se llevan a
cabo las formalidades aduaneras, así como los anexos a los mismos; B) las autoridades aduaneras que
ejercen sus funciones en dichos locales. Notas. 1. Estas autoridades aduaneras pueden igualmente ejercer
sus funciones fuera de los locales donde normalmente se llevan a cabo las formalidades aduaneras. 2. La
competencia de una oficina de aduanas puede limitarse a determinadas operaciones".
184
4.TUTELA DE LA FUNCIÓN DE CONTROLAR EL TRAFICO
INTERNACIONAL DE MERCADERÍA ENCOMENDADA A LA
ADUANA.

La preponderancia de la función de control a ejercerse por parte de la Aduana se


pone de manifiesto al comprobarse que el ilícito aduanero por excelencia y el mas
severamente sancionado lo constituye el contrabando y el bien jurídico que éste tutela es
precisamente la función de control sobre el tráfico internacional de mercaderías que se
encomienda a las aduanas.
En nuestro Código Aduanero se define en el artículo 863 al delito de
contrabando de la siguiente forma: "Será reprimido con prisión de seis meses a ocho
años el que, por cualquier acto u omisión, impidiere o dificultare, mediante ardid o
engaño, el adecuado ejercicio de las funciones que las leyes acuerdan al servicio
aduanero para el control sobre las importaciones y las exportaciones".
La lectura de la norma transcripta, así como también la del siguiente artículo 864
16
, evidencian que el bien_ jurídico tutelado por la disposición no es otro que ///

16 El artículo 864 del Código Aduanero prescribe: "Será reprimido con prisión de seis meses a
ocho años el que: a) importare o exportare mercadería en horas o por lugares no habilitados al efecto, la
desviare de las rutas señaladas para la importación o la exportación o de cualquier modo la sustrajere al
control que corresponde ejercer al servicio aduanero sobre tales actos; b) realizare cualquier acción u
omisión que impidiere o dificultare el control del servicio aduanero con el propósito de someter a la
mercadería a un tratamiento aduanero o fiscal distinto al que correspondiere, a los fines de su importación
o su exportación; c) presentare ante el servicio aduanero una autorización especial, una licencia
arancelaria o una certificación expedida contraviniendo las disposiciones legales específicas que
regularen su otorgamiento, destinada a obtener, respecto de mercadería que se importare o se exportare,
un ///
185
el adecuado ejercicio del control por parte del servicio aduanero 17
En la legislación comparada también puede observarse este propósito tutelar.
Entre otras legislaciones aduaneras, cabe citar las de Bolivia 18, Chi- ///

-------------------------------
tratamiento aduanero o fiscal más favorable al que correspondiere; d) ocultare, disimulare, sustituyere o
desviare, total o parcialmente, mercadería sometida o que debiere someterse a control aduanero, con
motivo de su importación o de su exportación; e) simulare ante el servicio aduanero, total o parcialmente,
una operación o una destinación aduaneras de importación o de exportación con la finalidad de obtener un
beneficio económico".
17 Ya con relación a la legislación nacional vigente con anterioridad a la sanción del Código
Aduanero en nuestra doctrina se había señalado que el bien jurídico protegido por el delito de
contrabando era el control aduanero. Así, por ejemplo, cabe recordar a Francisco J. D'Albora (Tratado de
Derecho Penal Especial, Ed. La Ley, Buenos Aires, 1970, tomo IV, pág. 216, y "Aspectos del delito de
contrabando", publicado en la revista La Ley, tomo 81, sección doctrina, pág. 913), Juan José A. Sortheix
(ofc. cit.. pág. 290, nota 2, en donde expresa: "Para el contrabando resulta irrelevante la existencia o no de
tributación en juego, pues el interés público que tutela en forma directa e inmediata es el puro "control"
aduanero") y Héctor Guillermo Vidal Albarracín (Delito de contrabando - Ley 21.898, Ed. Universidad,
Buenos Aires, 1980, página 31).
Cabe recordar que en el Mensaje de la ley 21.898 se expresaba con relación al texto que se
proponía para reemplazar al artículo 187, apartado 1, de la Ley de Aduana —reproducido en lo sustancial
en el artículo 863 del Código Aduanero— que "De esta manera se destaca, en primer lugar, el bien
jurídico protegido, constituido por el adecuado ejercicio de la función de control de! tráfico internacional
de mercadería asignado a las aduanas".
18 La Ley de represión al contrabando de Bolivia (Decreto ley N° 15.896 del 19-10-78)
establece en su artículo 5? que "Constituye delito de contrabando toda internación y exportación ilegal de
mercaderías y semovientes, nacionales o nacionalizados, producción, circulación, tráfico o tenencia ilícita
de mercaderías o efectos ya sean manufacturados, materia prima o en proceso de transformación que no
hayan sido autorizados ni llenados los requi- ///
186
le19, España20, Francia21, México22, Perú23 y Venezuela 24.

--------------------------------------------------------
sitos exigidos por ley, eludiendo el pago total o parcial de los gravámenes aduaneros" (primera parte).
19 La Ordenanza de Aduanas de Chile prescribe en el artículo 176 que "Contrabando es el hecho
de introducir o extraer del territorio nacional mercancías eludiendo el pago de los derechos, impuestos,
tasas y demás gravámenes que pudiera corresponderle o el ejercicio de la facultad que sobre ella tiene la
Aduana con arreglo a esta Ordenanza y los Reglamentos. Es también contrabando el hecho de hacer pasar
mercancías extranjeras de un territorio de régimen tributario especial a otro de mayores gravámenes o al
resto del país en la forma indicada anteriormente e introducir o extraer del territorio nacional mercancías
cuya importación o exportación se encuentre prohibida".
20 La Ley de Contrabando de España (texto refundido por decreto N° 2166 del 16 de julio de
1964) dispone en el artículo 3º que "Se entiende por contrabando: 1) La importación o exportación de
mercancías sin presentarlas para su despacho en las oficinas de Aduanas.
2) La tenencia o circulación de mercancías en el interior del territorio nacional, vulnerando los
requisitos legales o reglamentarios especialmente establecidos para acreditar su lícita importación.
3) Las operaciones realizadas con artículos estancados o prohibidos, incumpliendo las
disposiciones legales o reglamentarias que las regulan.
4) La exportación no autorizada de obras u objetos antiguos o de arte".
21 El Código de Aduanas de Francia establece en su artículo 417, primer apartado, que "Se
entiende por contrabando las importaciones o exportaciones fuera de las oficinas aduaneras, así como las
violaciones a disposiciones legales o reglamentarias relativas a la tenencia y al transporte de mercaderías
en el interior del territorio aduanero".
22 La Ley Aduanera de 1982 de México prevé en el artículo 127 que "Comete la infracción
de contrabando quien introduzca al país o extraiga de él mercancías en cualquiera de los siguientes
casos:
I. Omitiendo el pago total o parcial de los impuestos al comercio exterior;
II. Sin permiso de autoridad competente, cuando sea necesario este requisito;
187
Asimismo, en el orden internacional, en el Glosario de Términos Aduaneros
Internacionales del Consejo de Cooperación Aduanera se define al contrabando como la
"Infracción aduanera consistente en pasar clandestinamente, por cualquier medio,
mercaderías a través de la frontera aduanera, sustrayéndolas de tal modo al control de la
aduana". Y en notas se agrega: "1) Este término puede cubrir igualmente ciertas
violaciones de la legislación aduanera relativa a la detención y circulación de
mercaderías en el territorio aduanero; 2) En ciertos países: 1. La idea de cruce
clandestino de las fronteras no interviene necesariamente en la calificación del
contrabando; 2. Una infracción no resulta calificada de contrabando sino cuando es
intencional".

-----------------------------------------------------
III. Cuando su importación o exportación esté prohibida;
IV. Si no se justifican los faltantes o sobrantes en los términos del artículo 39; o
V. Cuando se ejecuten actos idóneos inequívocamente dirigidos a realizar las operaciones a que
se refieren las fracciones anteriores, si éstos no se consuman por causas ajenas a la voluntad del agente.
También comete la infracción de contrabando quien interne mercancías extranjeras procedentes de zonas
libres al resto del territorio nacional en cualquiera de los casos anteriores, así como quien las extraiga de
los recintos fiscales o fiscalizados sin que le hayan sido entregadas legalmente por la autoridad o por las
personas autorizadas para ello".
23 La Ley de Contrabando de Perú (Ley 16.185 del 28 de junio de 1966) dispone en el artículo
1? que "El que internare al o extrajere del territorio nacional clandestinamente mercancías de
cualquier clase, eludiendo, en esa forma, el pago de los impuestos y tasas de aduanas o infringiendo
disposiciones que prohiban o limiten dichas operaciones, incurrirá en delito de contrabando y será
reprimido con prisión no menor de dos ni mayor de ocho años".
24 La Ley Orgánica de Aduanas de Venezuela establece en su artículo 102 que "Incurre en
contrabando cualquiera que, mediante actos u omisiones, eluda o intente eludir la intervención de las
autoridades aduaneras en la introducción de mercancías al territorio aduanero nacional o en la extracción
de las mismas en dicho territorio".
188
Recapitulando, podemos afirmar que la palabra "aduana", entendida en sentido
25
institucional, designa a aquella repartición administrativa del Estado a la que se
encomienda el control del tráfico internacio-nal de mercadería.
Ubicada en ciertos lugares de las fronteras aduaneras, la aduana controla la
entrada y salida de las mercaderías y, eventualmente, la permanencia y circulación de
las mismas por los espacios sometidos a su jurisdicción, asegurando que las
consiguientes operaciones se efectúen de acuerdo a la legislación nacional. Así, en el
sistema de nuestro Código Aduanero, toda merca-dería que se introduzca al territorio
aduanero debe someterse a alguno de los regímenes aduaneros siguientes: importación
para consumo, importación temporaria, depósito de almacenamiento o tránsito de
importación. A su vez, cualquier extracción de mercadería del territorio aduanero debe
efectuarse bajo alguno de los regímenes aduaneros contemplados por el Código
Aduanero: exportación para consumo, exportación temporaria, tránsito de exportación y
removido.
En caso de que hubieran sido dispuestas, la Adua na deberá aplicar restricciones
directas (prohibiciones o restricciones no tributarias, que pueden ser económicas —
como las prohibiciones para proteger la industria— o no económicas —como las
prohibiciones establecidas por razones de moral, seguridad, sanidad-, etc.—)

25 La legislación de cada país precisa la ubicación de la institución Aduana dentro de su sistema


administrativo. En nuestro orden jurídico se trata de una institución de la Nación (Constitución Nacional,
arts. 9? y 67, inc. 1°), que integra la administración pública nacional en la esfera del Poder Ejecutivo
Nacional (Constitución Nacional, art. 86, inc. 1°) y con relación al Poder Ejecutivo puede constituir un
organismo centralizado o descentralizado. El Código Aduanero no se pronuncia sobre esta relación (conf.
art. 18) y en la actualidad, atento a lo previsto en la ley 22.091 se trata de un organismo descentralizado,
con un cierto grado de autarquía.
189
o restricciones indirectas (como las restricciones tribu rías -v. gr. aplicación de derechos
de importación-)
Todo este quehacer de la Aduana implica o presupone el control de la
mercadería que se importa o exporta: la aplicación de la legislación nacional en las
fronteras -expresión de soberanía- depende del ejercicio de ese control.

190
CAPÍTULO VI

CONTENIDO HISTÓRICO O CONTINGENTE DEL DERECHO


ADUANERO

Hemos observado precedentemente la forma en que las denominadas


legislaciones aduaneras se fueron consolidando luego de la aparición del Estado
moderno —con sus fronteras definidas y un ejercicio celoso de la soberanía en el
territorio nacional— y pudimos comprobar una generalizada coincidencia en su
configuración básica.
El contenido histórico del Derecho Aduanero que se ha puesto de manifiesto
permite asimismo advertir que las numerosas disposiciones que lo conforman son
susceptibles de ser ubicadas en otras ramas del derecho. En efecto, desde hace mucho
1
tiempo las legislaciones denominadas aduaneras se integraron con normas jurídicas
que, analizadas desde otra perspectiva o utilizando otro criterio clasificatorio 2, pueden
calificarse

1 Cabe recordar, por ejemplo, en Francia a la Ordenanza de 1687 de Luis XIV.


2 Francesco Carnelutti enseña que "Clasificación no quiere decir sino distribución de los objetos
en grupos homogéneos; la homogeneidad está determinada por la comunidad e identidad de un número
mayor o menor de caracteres; por eso, la clase no es más que un grupo homogéneo de objetos; la
cualidad escogida para el agrupamiento, o sea la base por la cual se determina la homogeneidad o la
heterogeneidad de los objetos es lo que se llama el criterio o el índice de la clasificación. Se entiende
fácilmente
191
como normas "administrativas", "tributarias", "penales" y "procesales".
Corresponde entonces destacar que la agrupación de normas que dio lugar en los
diversos países a las denominadas legislaciones aduaneras no ha sido arbitraria. Por el
contrario, esas legislaciones se integraron con normas que conformaron verdaderos
sistemas normativos en orden a los fines que el legislador procuró cumplir con su
dictado. En tal sentido, se ha visto cómo se encomendó a la Aduana el control del
tráfico internacional de las mercaderías y la aplicación de restricciones directas e
indirectas a ese tráfico y, en general, la aplicación de toda la legislación concerniente a
la importación y a la exportación de la mercadería así como a la permanencia y
circulación de la misma en los espacios sometidos a su jurisdicción 3.

--------------------------------------------------------
cómo los resultados de la clasificación deben variar según la elección de criterio, porque en la
proporción de un carácter, dos o más objetos pueden ser similares, mientras en la proporción de otro
pueden ser diversos" (ob. cit., pág. 51). Por su parte, Irving M. Copi advierte que "Al examinar el
propósito teórico de la clasificación, debemos comprender que adoptar tal o cual esquema de clasificación
no puede ser considerado como verdadero o falso. Puede haber maneras diferentes de describir los
objetos, desde diferentes puntos de vista. El esquema de clasificación que se adopte depende del propósito
o el interés del que hace la clasificación (Introducción a la lógica, Ed. Eudeba, Buenos Aires, 1967, pág.
411). En el mismo sentido, John Hospers, Introducción al análisis filosófico, Editorial Macchi, Buenos
Aires, 1962, pág. 28.
3 Estos espacios son diversos. A título de ejemplo, en nuestra legislación —como en la mayoría
de las extranjeras— se prevé la distinción entre el territorio aduanero general y el o los territorios
aduaneros especiales (Código Aduanero, arts. 2? y 600 a 607) y dentro del territorio aduanero se
diferencia la "zona primaria aduanera" (Código Aduanero, arts. 5?, 121 y 122), la "zona secundaria
aduanera" (Código Aduanero, arts. 6? y 123 a 125). la "zona de vigilancia especial" (Código Aduanero,
art. 7?, es decir el conocido rayón des douanes de los franceses).
192
El estudio sistemático de este conjunto de normas permite entender su
"particularismo" 4 dentro del orden jurídico general, en función de los objetivos
perseguidos por el legislador con su sanción.
Es necesario tener presente que la diferenciación o parcialización de un orden
jurídico general o nacional en distintas ramas sólo puede pretender una significación o
valor relativos.
En consecuencia, referirse a un "derecho aduanero administrativo", a un
"derecho aduanero tributario", a un "derecho aduanero penal" o a un "derecho aduanero
procesal" es tan válido como referirse a un "derecho administrativo aduanero, a un
"derecho tributario aduanero", a un "derecho penal aduanero" o a un "derecho procesal
aduanero".
Se trata en definitiva tan sólo de perspectivas diferentes. Es decir, significa
que el observador, el le- ///

--------------------------------------------------------
Asimismo, existen otros espacios que no constituyen territorio aduanero como el mar territorial
argentino y los ríos internacionales (Código Aduanero, arts. 3°, inc. a), 126 y 585 a 589), la "zona
marítima aduanera" (Código Aduanero, arts. 8?, 127 y 128), el mar suprayacente al lecho y subsuelo
submarinos nacionales (Código Aduanero, arts. 129, 585 a 589), las "áreas francas" (Código Aduanero,
arts. 3?, inc. b), y 590 a 599). Además, se prevé la existencia de "enclaves" y "exclaves" (arts. 3°, inc. c),
y 4?).
4 Sostienen el particularismo del Derecho Aduanero, entre otros autores: en Francia, Claude J.
Berr y Henri Tremeau (ob. cit., pág. 77, N° 106); Claude Jacquemart (La nouvelle douane europé-enne,
Editions Júpiter, París, 1971, págs. 26 y 27, N° 10); en Italia, Mario Di Lorenzo (Corso di Diritto
Doganale, Ed. Dott. A. Giuffré, Milano, 1947, volume primo, pág. 9, N° 2); en España, Fernando Muñoz
García ("Los sujetos en el Derecho Aduanero", trabajo incluido en la obra Estudios Aduaneros, Ed.
Colección Estudios de Hacienda Pública, Madrid, 1974, pág. 63, e "Introducción al Derecho Aduanero",
trabajo publicado en la revista "Aduanas", nros. 252-253, Madrid, 1975, pág. 34). Entre nosotros, Juan
José A. Sor-theix, trabajo citado, publicado en la revista Derecho Aduanero, tomo V-A, pág. 292, nota 7.
193
gislador, el científico, etc. adoptan otro punto de partida. En el caso que nos ocupa,
significa ubicarse desde el punto de vista de la institución "Aduana", de la regulación
del tráfico internacional de mercadería o, en definitiva, de aquello que consideramos la
materia aduanera.
Este punto de vista es tan válido como cualquier otro y no pretende tener su
fundamento en un criterio de verdad sino tan solo en la utilidad que puede prestar para
5
la investigación y el estudio de la materia aduanera o, en su caso, para asegurar una
mejor aplicación del sistema jurídico aduanero.
Con esta peculiar perspectiva hemos de calificar de "normas aduaneras" a todas
aquellas que regulan la materia aduanera en cualquiera de sus aspectos 6.
Efectuadas estas aclaraciones previas, resulta pertinente precisar ahora las
disposiciones que conforman la materia aduanera.
Bajo la denominación de "derecho aduanero" o "legislación aduanera" se hace
referencia usualmente 7

5 Ver al respecto las opiniones de Francesco Carnelutti e Irving M. Copi, transcriptas en la


precedente nota 2.
6 Jacques Loyer afirma que "Se denomina derecho aduanero al conjunto de disposiciones legales
y reglamentarias especialmente aplicables en materia de aduana" (J. Loyer, La douane et le commerce
exterieur, Collection L'Administration nouvelle, Ed. Berger- Levrault, París, 1977, pág. 209).
7 En la doctrina nacional, cabe mencionar a Juan José A. Sortheix, quien expresa: "Nuestro
sistema aduanero (y en general los de los restantes países que conocemos) reposan sobre tres núcleos que
constituyen sus objetivos sustanciales, perfectamente diferenciables y armónicamente conjugados, que
integran un sistema con notorio particularismo; uno, es el control del tráfico, otro es la aplicación de
restricciones directas (especialmente económicas, pero incluidas otras con finalidad distinta como
moral, seguridad, higiene y salud, etc.) y la fiscalización de restricciones indirectas al tráfico (éstas sí son
habitualmente de finalidad económica), y el último es la aplicación de la tributación sobre ese tráfico"
(ob. cit., pág. 292, nota 7).
194
a diversos grupos de normas jurídicas concernientes a:

-----------------------------------------------------------
En la doctrina extranjera, resulta ilustrativa la opinión de Clau-de Jacquemart, quién expresa: "El
derecho aduanero está constituido por el conjunto de las disposiciones legales, reglamentarias y
administrativas que regulan especialmente el comercio exterior. Comprende igualmente las disposiciones
particulares previstas para instruir y resolver los litigios originados en ocasión de la aplicación
de estas disposiciones.
En consecuencia, hacen especialmente parte de esta rama particular del derecho:
—buen número de disposiciones que reglamentan la circulación de las mercaderías entre dos
países;
—la elaboración y la aplicación del arancel aduanero;
—las medidas que establecen contingentes;
—los regímenes que acuerdan exenciones de derechos de aduana;
—los elementos de la base tributaria de los derechos de aduana (especialmente, la definición del
valor en aduana y del origen de las mercaderías);
—todo lo que se relaciona con el procedimiento tendiente a asegurar la percepción de los
derechos de aduana y de los impuestos diversos aplicados en oportunidad del cruce de una frontera
(conducción de las mercaderías a una oficina de aduana, confección de las declaraciones, verificación de
las mercaderías, determinación del régimen arancelario, liquidación de los derechos de aduana y de los
impuestos y modalidades técnicas de su pago);
—buen número de disposiciones que reglamentan la circulación de las mercaderías entre dos
países desde que existen formalidades a cumplir en esta ocasión;
—los regímenes aduaneros económicos (depósitos aduaneros, zonas francas, admisión
temporaria, exportación temporaria, transformación de las mercaderías que deben ser reexportadas); —los
regímenes aduaneros preferenciales; —las convenciones internacionales que tratan de una o de varias
cuestiones mencionadas precedentemente;
—las disposiciones que regulan la investigación y la represión de las infracciones, la
reglamentación de los litigios así como las que se refieren a las penalidades a infligir en la materia;
—las medidas destinadas a luchar contra el dumping" (ob. cit., págs. 26 y 27, N° 10).
195
a) la determinación de los institutos aduaneros de base 8;
b) la organización del servicio aduanero 9;
c) hacer efectivo el control10 sobre el tráfico internacional de mercadería 11;

------------------------------------------------------------------
8 Consideramos institutos aduaneros básicos a los ámbitos espaciales aduaneros, a la
"mercadería" y a la "importación" y "exportación". En consecuencia, quedan comprendidas las normas
dictadas para determinar al territorio aduanero (C. Aduanero, arts. 1º, 2º y 3º), a las áreas francas (C.
Aduanero, art. 590) a los enclaves y exclaves (C. Aduanero, art. 4?), definir la "mercadería (C. Aduanero,
art. 10), así como las que se refieren a su individualización (criterio clasificatorio previsto en la
Nomenclatura; C. Aduanero, arts. 11,12 y 13),a la determinación de su origen y procedencia (C.
Aduanero, arts. 14 y 15). Todas estas normas pueden considerarse como pertenecientes al "derecho
aduanero administrativo".
9 Se trata de las disposiciones que regulan la institución "Aduana", precisando su
ubicación dentro de la administración pública, organización, funciones y facultades (C. Aduanero,
Sección I, Título I, arts. 17 a 35). Estas normas también pueden considerarse como pertenecientes al
"derecho aduanero administrativo".
10 La función de controlar el tráfico internacional de mercadería encomendada a la Aduana
puede ser considerada, desde cierta perspectiva, como función de sustancia administrativa ejercida por
una institución ubicada en la esfera del Poder Ejecutivo. En este sentido, tal función estaría regulada por
el Derecho Administrativo (confr.: Juan Carlos Cassagne, Derecho Administrativo, ed. Cooperadora de
Derecho y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1977, t. I, pág. 62; Agustín A. Gordillo, Introducción al
Derecho Administrativo, ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1966; pág. 99; Juan Francisco Linares,
Derecho Administrativo, ed. Astrea, Buenos Aires, 1986, pág. 7; Miguel S. Marienhoff, Tratado de
Derecho Administrativo, ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1965, t. I, pág. 79; Benjamín Villegas
Basavilbaso, Derecho Administrativo, ed. Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1949, tomo I,
página 71). En consecuencia, siempre bajo la perspectiva aludida, puede concluirse que la función
primordial de las aduanas da lugar a una regulación que podemos calificar como "Derecho
administrativo aduanero" o, desde la perspectiva seguida en el presente trabajo, como "Derecho aduanero
administrativo".
196
d) los regímenes de las operaciones y de las destinaciones aduaneras 12;
e) los estatutos dictados para el ejercicio de las profesiones de despachante de
aduana y de agente de transporte aduanero, así como los de sus auxiliares, y el estatuto
dictado para los importadores y exportadores 13;

11 Sobre el significado de la expresión "tráfico internacional" téngase presente lo expuesto en


el Capítulo IV, punto 3 relativo a "importación y exportación". En el Código Aduanero esta función
específica de la Aduana está contemplada en el inciso a) del artículo 23. Las normas relativas al control se
hallan presentes a través de todo el Código Aduanero. Cabe señalar, en especial, los artículos
correspondientes a la zona primaria aduanera (artículos 5, 121 y 122), a la zona secundaria aduanera
(artículos, 123, 124 y 125), a la zona de vigilancia especial (artículos 7 y 125), a la zona marítima
aduanera (artículos 8, 127 y 128), mar territorial argentino (artículo 126), mar suprayacente al lecho y
subsuelo submarinos nacionales (artículo 129). Las normas mentadas en este inciso c) pueden
considerarse como pertenecientes al "derecho aduanero administrativo".
12 Este importante y extenso conjunto de normas corresponde en el Código Aduanero a las
disposiciones previstas en la sección III: Importación, sección IV: Exportación, sección V: Disposiciones
comunes a la importación y a la exportación y sección VI: Regímenes especiales. También puede
considerárselas como pertenecientes al "derecho aduanero administrativo".
13 Estas normas comprenden básicamente los requisitos exigidos en cada caso para poder
desempeñar la actividad respectiva, así como los deberes y responsabilidades que se les fijan. La
generalidad de las mismas se hallan previstas en la sección I (Sujetos) del Código Aduanero. Las relativas
a la responsabilidad se encuentran establecidas en la sección IX (Tributos) o en la sección XII
(Disposiciones penales), según la índole de la misma. Las normas aludidas en este inciso e) pueden
considerarse como pertenecientes al "derecho aduanero administrativo", o, en ciertos aspectos, al
"derecho aduanero comercial". Cabe recordar que los despachantes de aduana y los agentes de transporte
aduanero son agentes auxiliares del comercio (Código Aduanero, arts. 36, ap. 2 y 57, ap. 2).
197
f) hacer aplicables las restricciones directas a la importación y a la exportación
14
;
g) el régimen tributario aduanero, es decir tanto las normas que establecen los
tributos que gravan las importaciones y las exportaciones como la regulación de su
aplicación. Comprende a su vez las normas que constituyen el sistema de valoración en
aduana de la mercadería, dictadas precisamente a los fines de la tributación 15;
h) el régimen penal específico, es decir las normas que reprimen la violación del
control aduanero —contrabando y demás ilícitos aduaneros—16;

14 Nótese que no se trata de las normas que establecen las restricciones directas, que por lo
general no serán de naturaleza aduanera (prohibiciones establecidas por razones de moral, seguridad,
sanidad, etc.), sino de aquellas que regulan lo concerniente a su aplicación por parte del servicio
aduanero. El Código Aduanero las contempla en la sección VII: Prohibiciones a la importación y a la
exportación. Pueden considerarse como pertenecientes al "derecho aduanero administrativo".
15 Estas normas pueden incluirse en principio dentro del "derecho aduanero tributario". No
obstante, debe efectuarse una salvedad de importancia: la determinación de la base imponible de los
derechos de importación y de exportación ha llevado a la elaboración a nivel internacional (Convención
del 15-12-50 del Consejo de Cooperación Aduanera) de un sistema de valoración en aduana de la
mercadería. Este sistema tiene sus principios y reglas de interpretación, de modo que el intérprete se
encuentra frente a un sistema cerrado, con cierta pretensión de autonomía. Nuestro país no adhirió a tal
convención, pero por ley 17.352 se dispuso que a los efectos de la base imponible para la liquidación de
los derechos de importación se aplique el valor normal en aduana de la mercadería. El Código Aduanero
mantuvo este sistema (sección IX, título I, cap. Primero, art. 642 y sigtes.).
16 Se trata de las normas contempladas en la sección XII del Código Aduanero. Ellas pueden ser
clasificadas como pertenecientes al "derecho aduanero penal".
198
i) el régimen de impugnación y revisión de los actos administrativos dictados
por la Aduana17;
j) los tratados y las convenciones internacionales en materia aduanera 18.
A tales normas, deben sumarse aquellas disposiciones de jerarquía superior, por
pertenecer a la Constitución Nacional, que se refieren a la materia aduanera 19.
Este conjunto de disposiciones que hemos señalado como constitutivas de la
materia 'Derecho Aduanero" pueden verse reflejadas tanto en la legislación comparada
como en la nacional y asimismo en los trabajos del Consejo de Cooperación Aduanera,
tal como se ha visto en el análisis efectuado en el precedente Capítulo III.

17 Este conjunto de normas se halla contemplado en la sección XIV: Procedimientos, del Código
Aduanero. Puede considerarse como perteneciente al "derecho aduanero procesal". Según cual sea el
derecho sustancial al que estén vinculadas, se aplicará supletoriamente la Ley Nacional de
Procedimientos Administrativos o el Código de Procedimientos en lo Criminal (Código Aduanero, art.
1017).
18 Estas normas pueden considerarse pertenecientes al "derecho aduanero internacional", que
obviamente es público, ya que el derecho aduanero es una rama del derecho público. Su incorporación a
la legislación aduanera nacional depende de la ley que así lo disponga (Constitución Nacional, art. 31).
19 Entre las normas de la Constitución Nacional, cabe señalar especialmente las siguientes: 4, 9,
10, 11, 17, 44, 67 (incisos 1º, 9º y 12) y 108. Se trata del "derecho aduanero constitucional".
199
CAPÍTULO VII

CONTENIDO NECESARIO O ESENCIAL DEL DERECHO


ADUANERO

Acotado el contenido contingente o histórico del Derecho Aduanero,


corresponde ahora avanzar un poco más para procurar determinar el elemento esencial y
aglutinador de las normas aduaneras, precisando de tal modo el contenido necesario del
Derecho Aduanero, es decir, el núcleo normativo mínimo que requiere para existir como
tal.
A tal fin, consideramos pertinente fijar nuevamente nuestra atención en la
institución "Aduana" y recordar las funciones que se le encomendaron.

1. FUNCIONES ASIGNADAS A LA ADUANA.

De todas las funciones que, según hemos visto, se atribuyeron a la Aduana


podemos diferenciar algunas que la han caracterizado desde sus orígenes. Estas son la
percepción de tributos y la aplicación de prohibiciones a la importación y a la
exportación de mercaderías.
El cumplimiento de estas funciones implicó a su vez el ejercicio de otra función,
consistente en el control del tráfico internacional de mercaderías. Todo ello dio lugar al
dictado de ciertas normas jurídicas, que fueron complementadas con las pertinentes
disposiciones penales, para asegurar su aplicación.
201
Así se fue perfilando la institución "Aduana", caracterizada con unas funciones
que se le atribuyeron naturalmente como propias.
Con el transcurso del tiempo, la moderna organización administrativa de los
Estados determinó el perfeccionamiento de los diversos institutos aduaneros.
En este sentido, se impuso la necesidad de establecer en la forma más precisa
posible el objeto sobre el cual debía ejercerse el control aduanero para aplicarle cuando
fuera procedente los derechos aduaneros o las prohibiciones a la importación y a la
exportación.
El objeto del tráfico internacional y por ende del control aduanero, es decir la
"mercadería", dio lugar a significativos esfuerzos a nivel internacional a fin de lograr
una terminología común y uniforme .para designar las distintas especies de mercadería,
trabajos que se tradujeron en la elaboración de nomenclaturas arancelarias de aceptación
generalizada en el tráfico internacional 1.
Asimismo, fue necesario elaborar con claridad los distintos conceptos relativos
al ámbito espacial de aplicación de las normas aduaneras. A la idea de territorio
nacional se sucedieron los conceptos de "territorio adua nero" —general y especial—
frontera aduanera, enclaves y exclaves, aéreas francas —en sus distintas expresiones,

1 Así, cabe mencionar a la "Nomenclatura para la clasificación de las mercaderías en los


aranceles aduaneros", establecida por la Convención del Consejo de Cooperación Aduanera, aprobada en
Bruselas el 15 de diciembre de 1950 y denominada posteriormente Nomenclatura del Consejo de
Cooperación Aduanera (N.C.C.A.). En la actualidad, debe tenerse presente la "Convención internacional
sobre el Sistema Armonizado de designación y de codificación de mercaderías", elaborada por el Consejo
de Cooperación Aduanera, cuyo texto se aprobara en las 61/62 sesiones del Consejo celebradas en
Bruselas en junio de 1983, que tiene por objeto sustituir a la mencionada Nomenclatura del Consejo de
Cooperación Aduanera.
202
desde los territorios o las zonas francas hasta las tiendas francas (free shops)—
zona primaria y secundaria aduanera, zona de vigilancia especial, zona marítima
aduanera, etcétera.
La entrada y la salida de la mercadería del territorio aduanero fueron
denominadas según la técnica jurídica aduanera como "importación" y "exportación".
El Derecho Aduanero se manifiesta con toda evidencia como un sistema dualista
por excelencia, ya que requiere necesariamente la existencia de al menos dos ámbitos
espaciales diferenciados (v. gr. "territorios aduaneros"). En efecto, se trata de una
normativa que regula un fenómeno dinámico, consistente en el movimiento de la
mercadería a través de los ámbitos espaciales, es decir la importación y la exportación
de la mercadería.
Frente a las nuevas realidades que presentaron las relaciones entre los países,
con distintas formas de colaboración internacional, mercados regionales, uniones
económicas y políticas, etc., la legislación aduanera debió brindar nuevos conceptos e
instrumentos idóneos para posibilitar una aplicación cada vez más dúctil, refinada y
sofisticada de la política económica.
La percepción de los tributos a la importación y a la exportación dio lugar a la
elaboración de un sistema internacional de valoración para las mercaderías en las
aduanas, el denominado "valor en aduana de las mercaderías", empleado para la
determinación de la base imponible sobre la que recaen los tributos aduaneros 2.

2 Este sistema fue establecido mediante la "Convención sobre el valor en aduana de las
mercaderías", aprobada el 15 de diciembre de 1950 en Bruselas. Puede señalarse que desde 1981 se asiste
a un abandono progresivo de esta convención por países que representan importantes volúmenes del
comercio internacional,
203
Las prohibiciones a la importación y a la exportación fueron objeto de una
aplicación cada vez más, precisa, diferenciándose por su alcance entre prohibiciones
absolutas y relativas (con excepciones a favor de una persona —monopolio— o de
varias —licencias, con o sin cupos—) y, según su naturaleza, entre prohibiciones
económicas y no económicas, etc. En este sentido, a ni-ver internacional el G.A.T.T.
procuró eliminar las prohibiciones económicas 3.
La Aduana se vio precisada a adaptarse a las nuevas realidades del tráfico
(medios de transporte cada vez más veloces, aumento creciente de los bienes
intercambiados, nuevas formas de transporte —v. g. contenedores—), perfeccionando
las técnicas y recurriendo a nuevos medios (v. gr. computadoras).
Corolario de la mayor intervención del Estado en la economía, la legislación
aduanera hubo de contemplar formas para facilitar la actividad industrial y promover las
exportaciones. En consecuencia, la legislación aduanera debió prever la existencia de
regímenes en virtud de los cuales pueden importarse ciertas mercaderías (v. g. materias
primas) sin el pago de los derechos que gravan la importación.
Estos regímenes aduaneros permitieron el almacenamiento, la circulación y la
transformación en el territorio aduanero en suspensión del pago de los tributos
aduaneros y de la aplicación de prohibiciones de naturaleza económica de mercaderías
extranjeras destinadas a ser reexportadas o volcadas ulteriormente en el ///

----------------------------------
los que han adoptado el "Acuerdo para la aplicación del artículo VII del G.A.T.T.", negociado
multilateralmente en Ginebra en 1979, en la llamada "Ronda Tokyo", bajo los auspicios del G.A.T.T.
Nuestro país adhirió a dicho Acuerdo mediante la sanción de la ley 23.311.
3 Se trata de un objetivo primordial del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y el
Comercio (G.A.T.T.). Véase en especial el artículo XI del Acuerdo.
204
mercado nacional. Así se perfilaron los denominados regímenes o destinaciones
suspensivas (importación temporaria para el perfeccionamiento activo, depósito de
almacenamiento aduanero, tránsito aduanero, que se sumaron a otros regímenes
(drawback, regímenes especiales para contenedores, muestras comerciales, etc.). Todo
ello permitió afirmar en la doctrina que estábamos en presencia de un nuevo sector del
Derecho Aduanero que podría calificarse como "derecho aduanero económico",
constituido precisamente por los "regímenes aduaneros económicos" 4.
Pero sea cual fuere la evolución de las misiones y tareas asignadas a la
"Aduana", lo cierto es que las funciones que la caracterizan básicamente como tal
siguen siendo el control del tráfico internacional de mercaderías, la percepción de los
tributos aduaneros y la aplicación de las prohibiciones a la importación y a la
exportación de mercaderías. Asimismo, para asegurar la eficacia de tales funciones se
sancionan severamente todas las acciones que afecten el adecuado ejercicio del control
aduanero.
Eri nuestra investigación relativa a aprehender el contenido esencial del Derecho
Aduanero, cabe preguntarnos ahora si podemos prescindir de alguna o algunas de esas
funciones en orden a la caracterización de la institución "Aduana". O, visto de otra
manera, si el Derecho Aduanero puede existir como, tal con prescindencia del sector
normativo relativo a alguna o algunas de esas funciones.
Con ese fin, resulta pertinente diferenciar, entre todas aquellas funciones que
ejerce la Aduana, aquella

4 Sobre la noción de un "derecho económico aduanero" puede verse por ejemplo, a: Claude J.
Berr y Henri Tremeau, ob. cit., págs. 79 (N° 109), 207 y sigtes., y a Jacques Loyer, ob. cit., págs. 21, 94 y
sigtes.
205
o aquellas que se nos presentan como esenciales, por cuanto la caracterizan como tal, es
decir como una institución denominada "Aduana" y aquellas que son accesorias o
naturales.

2. FUNCIÓN DE PERCIBIR LOS DERECHOS ADUANEROS. EL


DERECHO ADUANERO TRIBUTARIO.

Veamos en primer lugar la función de percibir los tributos que gravan la


importación y la exportación, cuya regulación ha dado lugar al importante sector del
Derecho Aduanero denominado "Derecho Aduanero Tributario".
Al respecto, estimamos que la inexistencia de tributos aduaneros —
manifestación principal de las restricciones indirectas— no conmueve al Derecho
Aduanero, porque su existencia como tal —y, por lo tanto, su supervivencia— no
depende de la existencia de tales tributos.
En efecto, el Derecho Aduanero no depende de la existencia de un Arancel5. A
nivel teórico puede concebirse perfectamente una política económica que no re- ///

5 Afirma Fernando Muñoz: ".. .resulta perfectamente posible la existencia de un Derecho


Aduanero sin tributo aduanero" (Introducción al Derecho Aduanero, ob. cit., pág. 36). En igual sentido,
Juan J. A. Sortheix: "...la supresión del impuesto aduanero o de todo tributo aduanero a la importación —
también a la exportación— no hace desaparecer al derecho aduanero, gran parte de cuyas disposiciones
siguen subsistiendo e integrando un cuerpo perfectamente orgánico con notorio particularismo propio,
comenzando con su principal ilícito, el contrabando, y siguiendo con todas las disposiciones que se
refieren al control del tráfico de mercaderías y a la aplicación de restricciones, económicas o no, a dicho
tráfico". Y en nota agrega: "En consecuencia, la parte tributaria del derecho aduanero, si bien es habitual
y común, no llega a ser esencial, para éste. Esta esencia habrá que encontrarla en algún ///
206
curra a la aplicación de tributos que graven las importaciones y las exportaciones. La
entrada y la salida de bienes puede regularse de otra manera. En este sentido, cabe
advertir que puede impedirse la introducción o la salida de mercadería mediante el
establecimiento de prohibiciones absolutas a la importación y a la exportación de
mercadería, o, en su caso, simplemente regularse esa entrada o salida por el
establecimiento de prohibiciones relativas (creación de monopolios a favor del Estado o
de otras personas públicas o privadas, fijación de cupos y contingentes a distribuirse a
través de licencias, etc.).
La propia realidad internacional actual resulta ilustrativa en este aspecto y
confirma lo afirmado. Téngase presente, por ejemplo, la existencia de la Comunidad
Económica Europea (C. E. E.) creada mediante el Tratado de Roma en 1957, que
agrupó a varios países, cuyos territorios nacionales pasaron a formar parte de un único
territorio aduanero, producto de la unión aduanera establecida. Pues bien, allí rige un
Arancel aduanero común (T. E. C.) y, en consecuencia, entre los Estados integrantes de
esa comunidad las importaciones y las exportaciones no se hallan gravadas por tributos
aduaneros. Sin embargo, las fronteras subsisten entre cada uno de esos países y las
aduanas respectivas ejercen el control de toda mercadería que se introduce y extrae de
los mismos. Ello se fundamenta en varias razones, entre las cuales pueden mencionarse
la aplicación de prohibiciones no económicas (por ejemplo, de índole sanitaria, etc.) o
la elaboración de estadísticas del comercio exterior.
En consecuencia, podemos afirmar que la función ///

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otro de sus objetos sustanciales o en una combinación determinada de ellos , y cuya supresión
acarrearía forzosamente la eliminación de esta rama jurídica" (ob. cit., págs. 290 y 291, nota 6).
207
de percibir tributos aduaneros por la Aduana no constituye una función esencial de la
misma en orden a su existencia como tal. Igualmente, cabe afirmar que si bien el
derecho aduanero tributario es una parte del Derecho Aduanero, se trata de una parte
natural pero no necesaria para la existencia de este último. No integra entonces el
núcleo esencial del mismo.
Resulta relevante para aceptar la posibilidad teórica de un Derecho Aduanero
como el indicado, en un momento y en un espacio determinados, advertir que en los
códigos aduaneros no se incluyen por lo general los tributos vigentes. En efecto, un
código constituye un sistema de base dictado con un propósito de duración, no sujeto a
las contingencias de los cambios de políticas económicas.
Por ende, en el mismo se prevé lo atinente a la definición de los presupuestos de
hecho gravados por los derechos de aduana así como la forma de aplicar los derechos de
importación o de exportación (el hecho gravado, el momento a tomar en cuenta para su
aplicación, la base imponible —valor en aduana—, etc.) pero no se comprende el
conjunto de los importes o alícuotas de los derechos aduaneros, es decir el Arancel.
A título de ejemplo, puede mencionarse nuestro Código Aduanero, cuya sección
IX regula los "tributos regidos por la legislación aduanera", es decir se establece una
regulación de base a la que deben someterse las distintas especies de tributos que se
enuncian, pero los importes o alícuotas de los tributos no se hallan fijados en ese cuerpo
legal y han de surgir del Arancel o de las leyes respectivas.
Se advierte entonces que es en Arancel y no en el código donde se halla
expresada la política del Estado en la materia; y tal política puede consistir precisamente
en no gravar con derechos aduaneros a las importaciones y exportaciones.
208
3. FUNCIÓN DE APLICAR PROHIBICIONES A LA
IMPORTACIÓN Y A LA EXPORTACIÓN

Cabe analizar a continuación la función de aplicar prohibiciones a la importación


y a la exportación.
Al respecto, consideramos que la inexistencia de prohibiciones a la importación
y a la exportación no afecta a la existencia del Derecho Aduanero, porque su
supervivencia como tal tampoco depende de la existencia de tales prohibiciones.
A nivel teórico, resulta posible concebir un sistema aduanero donde no existan
prohibiciones a la importación y a la exportación 6.
El Derecho Aduanero subsistirá en un ámbito aduanero —territorio aduanero o
área franca— donde no rijan restricciones directas a la importación y a la exportación 7.
Por supuesto que es más factible un régimen aduanero en el que no existan
prohibiciones económicas a la importación y a la exportación 8 que un sistema ///

6 Señalamos como curiosidad que incluso en la isla de Utopía de Tomás Moro se prevén las
prohibiciones a la exportación. Así se expresa en la famosa obra que de esa isla ".. .se exportan solamente
cosas que abundan en exceso en el país, ya que de otro modo no se permitiría su exportación" (Tomás
Moro, "Utopía", Libro Segundo, Del arte de guerrear, Editorial Porrúa S. A., México,1980, págs. 66 y
67).
7 Téngase presente lo expuesto en la nota 13 correspondiente al contenido histórico o
contingente del Derecho Aduanero. No deben confundirse las restricciones directas —prohibiciones,
etc.— con las normas que determinan las formas de su aplicación. Las primeras no serán por lo general
aduaneras, en cambio las segundas sí.
8 La regulación del tráfico internacional por razones de índole económica puede efectuarse a
través del establecimiento de tributos ///
209
aduanero en el que no existan prohibiciones no económicas (como las fundadas en
razones de sanidad, seguridad, moral). Este último resulta más alejado de la reali-lidad
en este estadio de la civilización, pero ello no impide concebirlo teóricamente. Es más,
entre países que además de conformar una unidad económica exista una unidad cultural
y de desarrollo que los englobe (caso de los países de Europa occidental), es más fácil
imaginarse la eliminación de restricciones directas en el tráfico comunitario.
En el presente supuesto de inexistencia de prohi-ciones a la importación y a la
exportación tampoco resultará afectado el concepto de Derecho Aduanero. La
regulación de la entrada y salida de la mercadería se podrá efectuar recurriendo
exclusivamente a las restricciones indirectas, es decir mediante los tributos que gravan
la importación y la exportación de mercadería.
Por consiguiente, también podemos afirmar que la función de aplicar
prohibiciones a la importación y a la exportación por la Aduana no constituye una
función esencial de la misma en cuanto a su existencia como tal. Asimismo, puede
afirmarse que este aspecto del sistema jurídico aduanero tampoco integra la esencia del
Derecho Aduanero 9.
Resulta pertinente señalar que en los códigos aduaneros modernos no se
incluyen por lo general las prohibiciones vigentes. Un código debe prever las
modalidades de aplicación de las prohibiciones que se dic- ///

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a la importación o a la exportación. Mediante la elevación de los valores de tales derechos puede
impedirse en la práctica la entrada o la salida de las mercaderías, lo que permite prescindir de las
prohibiciones económicas.
9 Juan J. A. Sortheix también considera que puede haber relaciones aduaneras con independencia
de la existencia de las restricciones directas (ob. cit., pág. 291, nota 7).
210
ten en orden a las más variadas finalidades (de moral, seguridad, sanidad animal,
vegetal, etc.), pero no debe contener a las establecidas —ya que se trata de una materia
ajena al Derecho Aduanero—.
Ejemplo de lo expuesto lo constituye nuestro Código Aduanero. En efecto, en la
sección VIII se regula a las "Prohibiciones a la importación y a la exportación",
estableciéndose un estatuto básico de las prohibiciones y tal como se puntualiza en la
Exposición de Motivos "El código no establece específicamente prohibiciones a las
importaciones o a las exportaciones sino que regula la aplicación de las que se
impusieren. Ello se explica porque las prohibiciones se establecen por razones de índole
moral, de seguridad, de salubridad, etc. y en otros casos por situaciones coyunturales de
naturaleza económica. En consecuencia, las prohibiciones deben surgir de la legislación
que corresponda a la materia de que se trate. Al servicio aduanero sólo le cabe su
aplicación".

4. FUNCIÓN DE CONTROLAR EL TRAFICO INTERNACIONAL


DE MERCADERÍAS.

La función de la Aduana consistente en el control del tráfico internacional de


mercaderías nos parece, en cambio, una función primordial, que preexiste o posibilita el
ejercicio de las funciones de percibir tributos aduaneros y aplicar prohibiciones a la
importación y a la exportación.
En efecto, ni la función de percibir tributos ni la de aplicar prohibiciones pueden
ejercitarse sin poner en movimiento la función de control del tráfico de las mercaderías
a través de las fronteras aduaneras.
Consideramos entonces función esencial de la Aduana el ejercicio del control
sobre todas las importaciones y las exportaciones, que implica a su vez la aplica-
211
ción de la legislación que regula la forma en que deben efectuarse esas operaciones de
importación y de exportación y que establece los regímenes aduaneros a los cuales
deben o pueden someterse a las mercaderías.
En este sentido, resulta pertinente recordar que nuestro Código Aduanero, al
enumerar en el artículo 23 las atribuciones de la Administración Nacional de Aduanas,
menciona en primer término la de "ejercer el control sobre el tráfico internacional de
mercadería" (inciso a]).
Estimamos que la función de control del tráfico internacional de mercaderías
encomendado a la Aduana resulta suficiente para caracterizar a este instituto y,
agrupado en torno suyo, al sistema de normas dictado para hacer posible dicho control
10
.

5. LA FUNCIÓN DE CONTROL DEL TRAFICO INTERNACIONAL


DE MERCADERÍAS COMO BIEN JURÍDICO TUTELADO POR EL
ILÍCITO ADUANERO POR ANTONOMASIA DENOMINADO
"CONTRABANDO". EL DERECHO ADUANERO PENAL.

Finalmente, ratifica nuestra opinión de que el con- ///

10 Francesco Messineo enseña que "Las normas jurídicas, de ordinario, no se presentan aisladas
sino —por el contrario— reagru-padas en torno a las diversas materias e hipótesis a disciplinar. Se llaman
institutos jurídicos tales materias; pero se llaman 'institutos jurídicos' también a los 'conjuntos de normas'
que regulan esas materias. Esas reagrupaciones —que se hacen por afinidad de contenido— son
progesivas y cada vez más amplias"... "Obsérvese que a imprimir en cada instituto jurídico singular la
fisonomía que le es propia, concurren varios elementos, a menudo combinados y fusionados entre sí: el
elemento 'finalístico' (o 'teleológico' o 'funcional') y el elemento 'estructural' (o 'morfológico')" (Manual
de Derecho Civil y Comercial, Ed. Ejea, Buenos Aires, 1954, págs. 52 y 53).
212
trol sobre las importaciones y las exportaciones constituye la función esencial de la
Aduana el análisis del denominado Derecho Aduanero Penal.
En efecto, el ilícito por excelencia del Derecho Aduanero es el denominado
"contrabando" y con la tipificación del mismo el legislador tiende a tutelar un bien
jurídico preciso: el adecuado control de la Aduana sobre el tráfico internacional de
mercaderías.
Así lo hemos señalado en oportunidad de analizar a la institución Aduana en el
precedente Capítulo V.
Nótese que este ilícito se configura en nuestra legislación con independencia de
que con la operación de que se trate se haya defraudado el pago de tributos aduaneros o
eludido la aplicación de prohibiciones a la importación y a la exportación, es decir se
haya afectado a la función de percibir tributos o a la de aplicar prohibiciones a la
importación o a la exportación. Lo que se tutela es la función de control asignada a la
Aduana.

6. CONCLUSIÓN.

En atención a lo precedentemente expuesto, pensamos que el contenido esencial


del Derecho Aduanero se integra con aquellas normas dictadas en orden a hacer posible
por parte del servicio administrativo denominado "Aduana" el control sobre el tráfico
internacional 11 de mercadería.
En consecuencia, el contenido esencial del Derecho Aduanero comprende todas
aquellas normas que hacen a la existencia y organización de la institución "Aduana"

11 Respecto del significado con que empleamos la expresión "tráfico internacional de


mercadería", cabe remitir a lo expuesto sobre el particular en el precedente punto 3 relativo a
"importación y exportación" del capítulo IV referido a los presupuestos o elementos básicos del Derecho
Aduanero.
213
y a aquellas que aseguran el ejercicio del control sobre la mercadería que es objeto de
importación o exportación. Asimismo, se integra con las normas que definen los
elementos básicos ("territorio aduanero", zonas aduaneras "primaria", "secundaria",
"marítima" y de "vigilancia especial", "áreas francas", "enclaves", "exclaves",
"mercadería", "importación" y "exportación"), con las que establecen la forma en la que
deben efectuarse las importaciones y las exportaciones y con los regímenes y las
destinaciones aduaneras. Finalmente, también se conforma con las disposiciones que
sancionan las conductas que atentan contra el cabal ejercicio de las funciones de control
de la Aduana.
De tal modo, hemos circunscripto lo que consideramos el contenido necesario
del Derecho Aduanero señalando a la función de control sobre el tráfico internacional
de mercaderías como elemento esencial del Derecho Aduanero.
En virtud de todo lo precedentemente expuesto, llegamos entonces a la
conclusión de que la función del control del tráfico internacional de mercaderías es la
función esencial de la institución "Aduana" así como que el Derecho Aduanero tiene
por objeto principal posibilitar y asegurar el adecuado ejercicio de la función de control
de las importaciones y de las exportaciones.
214
ÍNDICE ANALÍTICO

Capítulo I: INTRODUCCIÓN (15)

Capítulo II: INVESTIGACIÓN HISTÓRICA (19)


1. Egipto (25); 2. Grecia (31); 3.Roma (39); 4. Edad Media (47); 5. Venecia, Genova y
Bizancio (61); 6. Francia (77); 7.España (93); 7.1. España románica (93); 7.2.España
visigoda (96); 7.3. España islámica (97); 7.4. España cristiano – medieval (101);
7.5.España moderna (117); 7.6. España contemporánea (120); 8. América precolonial
(123); 9. Conclusiones preliminares (125); 1) Existencia de prohibiciones a la
importación y a la exportación de mercaderías (125); 2) Existencia de tributos que
gravaban la introducción y salida de mercaderías del territorio; (126); 3) Existencia de
una organización especializada: la Aduana (127); 4) Existencia de ámbitos económicos
delimitados: territorios aduaneros (129); 5) Tipificación de un nuevo delito: el
contrabando (129); 6) Diferenciación de los tributos aduaneros con los peajes (131); 7)
Evolución conceptual relativa a los derechos aduaneros. Los derechos de tránsito.
Distinción actual (134); 8) Conformación de un Derecho Aduanero (137)

Capítulo III: CONTENIDO DEL DERECHO ADUANERO EN LAS


LEGISLACIONES ADUANERAS Y EN EL ÁMBITO INTERNACIONAL (141)

1. Legislación comparada (143); 1) Alemania (R. F.) (143); 2) España (144); 3)Francia
(146); 4) Italia (150); 5) Suiza (152); 6) Ecuador (153) :7) México (155) ;8) Paraguay
(156) ;9) Perú (158); 10) Venezuela (159); 11) Japón (160); 12) Argelia (161); 13)
Concordancias fundamentales (162); 2. Legislación nacional (163); 3. Consejo de
Cooperación Aduanera (164)

Capítulo IV: PRESUPUESTOS O ELEMENTOS BÁSICOS DEL DERECHO


ADUANERO (167)
1. Territorio aduanero (169); 2. Mercadería (173); 3. Importación y exportación (175)
Capítulo V: LA ADUANA (177)
1. La aduana en la legislación nacional (178); 2. La aduana en la legislación comparada
(181); 3. La aduana en el orden internacional (184); 4. Tutela de la función de controlar
el tráfico internacional de mercadería encomendada a la aduana (185)

Capítulo VI: CONTENIDO HISTÓRICO O CONTINGENTE DEL DERECHO


ADUANERO (191)

Capítulo VII: CONTENIDO NECESARIO O ESENCIAL DEL DERECHO


ADUANERO (201)
1. Funciones asignadas a la aduana (201); 2. Función de percibir los derechos
aduaneros. El Derecho Aduanero Tributario (206); 3. Función de aplicar prohibiciones
a la importación y a la exportación (209); 4. Función de controlar el tráfico
internacional de mercaderías (211); 5. La función de control del tráfico internacional
de mercaderías como bien jurídico tutelado por el ilícito aduanero por antonomasia
denominado "contrabando". El DerechoAduanero Penal (213); 6. Conclusión (213)

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