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CURAR, SERVIR, ORAR, ANUNCIAR

MIÉRCOLES 4 DE SEPTIEMBRE DE 2019

Hoy comenzamos a leer en la primera lectura la Carta a los Colosenses. La


evangelización de Colosas no fue llevada a cabo por Pablo, directamente, sino que
confió esa misión a Epafras, uno de sus discípulos, que era natural de allí. Mientras
el apóstol se encuentra prisionero, recibió una visita de Epafras, quien le hizo saber
del grave peligro que amenazaba a esta comunidad. Por eso decide escribir esta
Carta cuyo comienzo leemos hoy (Col 1, 1-8).
Pablo se presenta como “APÓSTOL”, como alguien que TIENE UNA
RELACIÓN PRIVILEGIADA CON EL SEÑOR JESÚS Y LE HA DADO LA
MISIÓN con que ha sido revestido. A los destinatarios se les da dos calificativos:
“SANTOS” y “FIELES”. Ser santo no significa únicamente estar canonizado por
la Iglesia, porque hay testimonios de fieles que han sabido esforzarse cada día por
vivir heroicamente la fe, aunque no hayan sido reconocidos formalmente. Además
de esto, nosotros, CON EL SOLO HECHO DE ESTAR BAUTIZADOS, SOMOS
SANTOS, PORQUE HEMOS SIDO INTRODUCIDOS A LA MISMA VIDA DE
DIOS. La santidad no es un punto de llegada, sino más bien, un punto de partida.
Ahora bien, Pablo los saluda como en otras cartas: “GRACIA Y PAZ”, como deseo
de estos bienes mesiánicos que son don de Dios.
Así como es común en otras cartas, este texto INICIA CON UNA ACCIÓN DE
GRACIAS A DIOS POR LA VIDA DE LA COMUNIDAD donde se mezclan
oraciones de petición. La Carta a los Colosenses es una invitación continua al
agradecimiento con la certeza de que CRISTO ESTÁ PRESENTE EN MEDIO DE
SU COMUNIDAD, y en la que hace referencia a tres elementos esenciales de la
vida cristiana: la FE en Cristo Jesús, el AMOR por los santos, y la ESPERANZA
que nos aguarda en el cielo.
Esta acción de gracias se nutre de una VISIÓN OPTIMISTA SOBRE EL
PROGRESO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO. Los verbos "CRECER” y
“DAR FRUTO” nos hacen referencia a que la Palabra de Dios es una semilla que
debe dar fruto y extenderse (cfr. Mc 4, 1-20). Y todo esto es gracias al Espíritu que
es fuente de amor entre los creyentes. Así pues, LA ACCIÓN DE GRACIAS
TIENE UN ENFOQUE TRINITARIO: damos gracias a Dios, Padre de nuestro
Señor Jesucristo, por los progresos del Evangelio, que se manifiestan en una vida
de mutuo amor con el impulso del Espíritu Santo.
Ahora bien, si Pablo llegara a nuestras comunidades, ¿qué diría de ellas? ¿Daría
gracias a Dios porque se ve en nuestra comunidad el progreso de extender el
Evangelio? ¿O se entristecería por ver poco fruto en lo que hacemos? ¿Cuál sería
su reacción? Que esta lectura paulina nos ayude a hacer un examen de conciencia
sobre el desarrollo de nuestra comunidad, si de verdad somos fieles a la Palabra
del Señor.
Por su parte, el Evangelio de hoy (Lc 4, 38-44) es un RETRATO DE LOS
PRIMEROS PASOS DE JESÚS EN SU VIDA PÚBLICA, poniendo en marcha
su proyecto liberador. Podemos resumir esta actividad salvadora de Cristo en
cuatro verbos, que también deberían convertirse en guía para la misión eclesial de
hoy: curar, servir, orar, anunciar.
1. CURAR: En escena vemos la curación de la suegra de Pedro y de otros
enfermos, imponiéndoles las manos y expulsando a los demonios. Quien cura es
Jesús, que en el mismo capítulo se puede leer que en Él se cumple la Escritura:
“Los ciegos ven, los cojos andan…”. JESÚS DEMUESTRA CON SUS
MILAGROS QUE ÉL ES EL VERDADERO ENVIADO DE DIOS, EL MESÍAS
PROMETIDO. Incluso lo vemos en los mismos demonios, que hacen profesión de
fe: “Tú eres el Hijo de Dios”. La Iglesia, para cumplir fielmente la misión de Jesús,
debe ser hoy “hospital de campaña” que cure y acompañe a los heridos del camino.
2. SERVIR: Es significativo que la suegra de Pedro, después de haber sido curada,
se pone a servir a Jesús. De la curación viene el servicio. SERVIR ES UN SIGNO
ESENCIAL EN EL REINO. Por eso, Jesús dirá más adelante: “No he venido a ser
servido, sino a servir”. “También ustedes deber servir unos a otros”. El servicio al
hermano debe ser un distintivo del discípulo de Jesús.
3. ORAR: Jesús no era activista. Él también se retira a orar solo. La actividad sin
oración no tiene eficacia. No se puede aceptar una oración inmanentista ni tampoco
un altruismo activista. SÓLO EN EL ENCUENTRO CON DIOS PADRE
ENCONTRAMOS LA FUERZA PARA SERVIR.
4. PREDICAR: Jesús anunciaba la Buena Noticia, pero no reducía su actividad
hacia unos cuantos, sino que se dirigía a todos. A veces tenemos la tentación de
querer retenerlo para nosotros, pero Jesús ha venido para la salvación de toda la
humanidad.
Que estos cuatro verbos de Jesús sean también nuestro programa de vida:
aprendamos a CURAR, asistiendo a quien nos necesita; a SERVIR, para
entregarnos; a ORAR, para encontrarnos con Dios; y a ANUNCIAR, para ser
testigos de Jesús.

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