Hoy comenzamos a leer en la primera lectura la Carta a los Colosenses. La
evangelización de Colosas no fue llevada a cabo por Pablo, directamente, sino que confió esa misión a Epafras, uno de sus discípulos, que era natural de allí. Mientras el apóstol se encuentra prisionero, recibió una visita de Epafras, quien le hizo saber del grave peligro que amenazaba a esta comunidad. Por eso decide escribir esta Carta cuyo comienzo leemos hoy (Col 1, 1-8). Pablo se presenta como “APÓSTOL”, como alguien que TIENE UNA RELACIÓN PRIVILEGIADA CON EL SEÑOR JESÚS Y LE HA DADO LA MISIÓN con que ha sido revestido. A los destinatarios se les da dos calificativos: “SANTOS” y “FIELES”. Ser santo no significa únicamente estar canonizado por la Iglesia, porque hay testimonios de fieles que han sabido esforzarse cada día por vivir heroicamente la fe, aunque no hayan sido reconocidos formalmente. Además de esto, nosotros, CON EL SOLO HECHO DE ESTAR BAUTIZADOS, SOMOS SANTOS, PORQUE HEMOS SIDO INTRODUCIDOS A LA MISMA VIDA DE DIOS. La santidad no es un punto de llegada, sino más bien, un punto de partida. Ahora bien, Pablo los saluda como en otras cartas: “GRACIA Y PAZ”, como deseo de estos bienes mesiánicos que son don de Dios. Así como es común en otras cartas, este texto INICIA CON UNA ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS POR LA VIDA DE LA COMUNIDAD donde se mezclan oraciones de petición. La Carta a los Colosenses es una invitación continua al agradecimiento con la certeza de que CRISTO ESTÁ PRESENTE EN MEDIO DE SU COMUNIDAD, y en la que hace referencia a tres elementos esenciales de la vida cristiana: la FE en Cristo Jesús, el AMOR por los santos, y la ESPERANZA que nos aguarda en el cielo. Esta acción de gracias se nutre de una VISIÓN OPTIMISTA SOBRE EL PROGRESO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO. Los verbos "CRECER” y “DAR FRUTO” nos hacen referencia a que la Palabra de Dios es una semilla que debe dar fruto y extenderse (cfr. Mc 4, 1-20). Y todo esto es gracias al Espíritu que es fuente de amor entre los creyentes. Así pues, LA ACCIÓN DE GRACIAS TIENE UN ENFOQUE TRINITARIO: damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por los progresos del Evangelio, que se manifiestan en una vida de mutuo amor con el impulso del Espíritu Santo. Ahora bien, si Pablo llegara a nuestras comunidades, ¿qué diría de ellas? ¿Daría gracias a Dios porque se ve en nuestra comunidad el progreso de extender el Evangelio? ¿O se entristecería por ver poco fruto en lo que hacemos? ¿Cuál sería su reacción? Que esta lectura paulina nos ayude a hacer un examen de conciencia sobre el desarrollo de nuestra comunidad, si de verdad somos fieles a la Palabra del Señor. Por su parte, el Evangelio de hoy (Lc 4, 38-44) es un RETRATO DE LOS PRIMEROS PASOS DE JESÚS EN SU VIDA PÚBLICA, poniendo en marcha su proyecto liberador. Podemos resumir esta actividad salvadora de Cristo en cuatro verbos, que también deberían convertirse en guía para la misión eclesial de hoy: curar, servir, orar, anunciar. 1. CURAR: En escena vemos la curación de la suegra de Pedro y de otros enfermos, imponiéndoles las manos y expulsando a los demonios. Quien cura es Jesús, que en el mismo capítulo se puede leer que en Él se cumple la Escritura: “Los ciegos ven, los cojos andan…”. JESÚS DEMUESTRA CON SUS MILAGROS QUE ÉL ES EL VERDADERO ENVIADO DE DIOS, EL MESÍAS PROMETIDO. Incluso lo vemos en los mismos demonios, que hacen profesión de fe: “Tú eres el Hijo de Dios”. La Iglesia, para cumplir fielmente la misión de Jesús, debe ser hoy “hospital de campaña” que cure y acompañe a los heridos del camino. 2. SERVIR: Es significativo que la suegra de Pedro, después de haber sido curada, se pone a servir a Jesús. De la curación viene el servicio. SERVIR ES UN SIGNO ESENCIAL EN EL REINO. Por eso, Jesús dirá más adelante: “No he venido a ser servido, sino a servir”. “También ustedes deber servir unos a otros”. El servicio al hermano debe ser un distintivo del discípulo de Jesús. 3. ORAR: Jesús no era activista. Él también se retira a orar solo. La actividad sin oración no tiene eficacia. No se puede aceptar una oración inmanentista ni tampoco un altruismo activista. SÓLO EN EL ENCUENTRO CON DIOS PADRE ENCONTRAMOS LA FUERZA PARA SERVIR. 4. PREDICAR: Jesús anunciaba la Buena Noticia, pero no reducía su actividad hacia unos cuantos, sino que se dirigía a todos. A veces tenemos la tentación de querer retenerlo para nosotros, pero Jesús ha venido para la salvación de toda la humanidad. Que estos cuatro verbos de Jesús sean también nuestro programa de vida: aprendamos a CURAR, asistiendo a quien nos necesita; a SERVIR, para entregarnos; a ORAR, para encontrarnos con Dios; y a ANUNCIAR, para ser testigos de Jesús.