Vous êtes sur la page 1sur 7

Keisy Ospino Ramos

Una educación integral es la clave para el desarrollo de las sociedades.

“Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto”. (Aristóteles)

La realidad nos muestra que cada vez se vuelve más importante la idea de contar con

sistemas educativos eficaces, es decir, que logren una formación plena tanto en la parte

académica como en la del ser, esta última involucra lo emocional, afectivo, ético y moral.

Mena, Romagnoli y Valdés (2009) aseguran que “la educación del siglo XXI debe contar

con una formación socio afectiva y ética, ya que la vida en una sociedad altamente

tecnologizada, global, democrática, competitiva, y en constante transformación, requiere de

un desarrollo humano en toda su potencialidad”.

Además, se trata de una tarea ineludible, la de modificar los métodos de enseñanzas ya

obsoletos, en un mundo que avanza deprisa y que afronta necesidades sociales como estrés,

suicidios, depresión, violencia, entre otras, las cuales tienen gran influencia en las

colectividades y necesitan ser manejadas correctamente por los individuos.

Por otro lado, la educación actual no está formando al ser humano en habilidades blandas a

las que Bottcher (2016) define como “las capacidades que tienen las personas para

enfrentar las diversas situaciones diarias, tanto en su vida personal como laboral”, ni enseña

a los individuos a gestionar sus emociones, competencias que son necesarias a la hora de

relacionarse de manera efectiva en sociedad. De qué sirve una humanidad con individuos

que carguen cabezas llenas de conocimiento, y con un corazón vacío.

A pesar de que se ha tratado de fomentar una educación más integral, que no esté enfocada

solo en lo académico, aún existe una brecha muy amplia entre la enseñanza del

conocimiento empírico y lo afectivo, social y moral. Es necesario que los sistemas


Keisy Ospino Ramos

educativos actuales, sean modificados por otros más adecuados que involucren una

educación más integral.

Indudablemente la educación es la base fundamental para el desarrollo de las personas en

sociedad, pero dentro del proceso educativo se ha tendido a darle mayor importancia a la

enseñanza de conocimiento empírico, dejando de lado y sin mucha cuantía la formación de

una inteligencia emocional, “adquirir competencias emocionales favorece las relaciones

sociales e interpersonales, facilita la resolución positiva de conflictos, favorece la salud

física mental, y además contribuye a mejorar el rendimiento académico” Bisquerra, (2005)

por lo que incluir una educación emocional en los métodos de enseñanza ayudará a dar

respuesta a muchas de las necesidades sociales que nos atañen.

Del mismo modo, es importante entender por qué se va a un plantel educativo, considero

que se hace con la finalidad de recibir una formación que permita un crecimiento personal

y que ayude al desenvolvimiento eficaz en cualquiera que sea la materia de estudio, y así

aplicar estos conocimientos de forma pertinente, generando un progreso individual y

contribuyendo al desarrollo social, pero en este proceso de educación las mayores energías

se concentran en la formación académica, como si ésta fuese suficiente, hay que entender

que esta sirve de muy poco si como ser humano no se está plenamente constituido, pero

pareciera que la mayoría lo ignorara o no le diera la importancia necesaria. No es suficiente

con el saber, se debe aprender también a ser persona, a convivir, a autorregularse y a tener

la capacidad para resolver problemas.

La educación debe preparar para la vida o, dicho de otra forma: toda educación tiene como

finalidad el desarrollo humano. Cuando hablamos de desarrollo, también nos referimos a la

prevención. En términos médicos, el desarrollo de la salud tiene como reverso la prevención de


Keisy Ospino Ramos

la enfermedad. En términos educativos, el desarrollo humano tiene como reverso la prevención

en sentido amplio de los factores que lo puedan dificultar (violencia, estrés, ansiedad, depresión,

consumo de drogas, comportamientos de riesgo, etc.) Bisquerra (2005).

Sin embargo, el papel de las materias que hacen parte del currículo no se encargan

exactamente de ayudar a prevenir estos factores, incluso en ocasiones son la causa en gran

medida de estos, como el estrés escolar, ocasionado por las altas exigencias del sistema

educativo y que conllevan a los estudiantes a estados de estrés por laxos de tiempo bastante

prolongados.

Tal es el caso de Daniela, hija del estadounidense Jürgen Klaric, experto en

Neuromarketing. Médicos de Estados Unidos, México y Colombia no daban con un

diagnóstico certero sobre su padecimiento, no hallaban la causa de los fuertes dolores

estomacales que la adolescente, de 15 años, empezó a sentir un día y que no paraban.

“Finalmente nos dijeron que era estrés escolar, algo sobre lo que nunca habíamos

escuchado”, cuenta su papá. La tensión había llegado a tal punto que desembocó en

problemas gástricos. “No sabíamos que sufría tanto por el colegio. Nos explicó que le iba

mal en matemáticas, pero que no nos había contado porque no quería decepcionarnos” dice

Klaric quien, durante los últimos dos años, viajó a 14 países (incluidos Finlandia, Singapur,

Estados Unidos y Colombia), donde consultó a más 100 personas con la finalidad de

investigar por qué los sistemas educativos están enfermando a niños como Daniela. De esta

investigación surgió un documental titulado “un crimen llamado educación”. Granja (2017)

Es alarmante que los jóvenes del siglo XXI se hallen entre la espada y la pared, inmersos en

una educación que les brinda muy poco, hoy se suicidan entre tres y cuatro chicos al día (en

promedio) por estrés, ‘bullying’ escolar y matoneo del maestro. No sabemos lo que está
Keisy Ospino Ramos

pasando en el mundo. En Corea del Sur, que tiene el mejor sistema educativo según las

pruebas Pisa, la mitad de los estudiantes tiene pensamientos suicidas. Allá hay hasta una

terapia contra el suicidio, para que los estudiantes descubran lo doloroso que es suicidarse y

cómo esa decisión puede afectar a sus familias. Granja (2017)

Actualmente nos enfrentamos a una sociedad cada vez más deshumanizada y donde los

jóvenes cada día se encuentran más sumergidos en situaciones de riesgo, estos son algunos

de los hallazgos obtenidos en la Encuesta Anual sobre el Comportamiento de riesgo

adolescente (Youth Risk Behavior Survey) realizada por Centers for Disease Control and

Prevention´s (Centros para el control y la prevención de enfermedades, CDC). Cada año, el

CDC entrevista a varios miles de estudiantes, eligiendo una muestra representativa a nivel

mundial. Según la encuesta, lo más preocupante es la salud mental de los más jóvenes. El

número de adolescentes que dice haber tenido sentimientos persistentes de tristeza o

desesperanza aumentó del 28,5% en 2007 al 31,5% en 2017. Del mismo modo que aumentó

el número de niños que consideraban seriamente el suicidio: 17% en 2017 comparado con

el 14,5% en 2007, YRBSS (2017).

Pero a pesar de que es uno de los objetivos de la educación, debe responder a las

necesidades sociales. La venta de antidepresivos se ha triplicado en diez años lo cual indica

que la presencia de estrés y estados depresivos va en aumento.

Por otro lado, Extremera Y Fernández (2002) aseguran que la inteligencia académica no es

suficiente para alcanzar el éxito profesional. Los abogados que ganan más casos, los

médicos más prestigiosos y visitados, los profesores más brillantes, los empresarios con

más éxito, no son necesariamente los más inteligentes de su promoción. Son los que

supieron conocer sus emociones y cómo gobernarlas de forma apropiada para que
Keisy Ospino Ramos

colaboraran con su inteligencia. Son los que cultivaron las relaciones humanas y los que

conocieron los mecanismos que motivan y mueven a las personas

Finalmente cuando los sistemas educativos dejen de tener como prioridad el nivel

académico en términos del índice de conocimiento que deberían tener sus estudiantes, y

empiecen a preocuparse por las necesidades que estos poseen, las cuales ahondan más allá

de una sed por los saberes universales tales como las ciencias y las matemáticas, así pues,

con la implementación de un sistema educativo el cual se imponga sobre las necesidades

implicadas directamente al ser, es decir, que apele de manera directa a sus emociones y

sentimientos, surcando y ensanchando las capacidades de relación con las demás personas

que se constituyen parte del entorno; el desarrollo de dichas capacidades le brindan al

estudiante destrezas como el liderazgo, el trabajo en equipo, el compañerismo, la entereza,

etc… para con los demás , servido de estas capacidades el estudiante hará uso de su

inteligencia académica y de desenvolverá como un profesional prodigioso ya que podrá

controlar sus sentimientos y emociones de manera apropiada en cualquier situación que se

le presente, lo cual impactaría directamente en la forma de cómo estos manejan el estrés

logrando una disminución en el número de suicidios en jóvenes y adolescentes; pero ¿Están

dispuesto los gobiernos del mundo ahondar este tipo de propuestas para la mejora de sus

sistemas educativos?

Estamos tecnológicamente en la edad nuclear; y, moralmente, en la edad de piedra”

(Arboledas, 2010). Un mundo que tecnológicamente avanza a la velocidad de la luz pero

que éticamente en lugar de ir desarrollándose parece que cada vez está más estancado y

más aún cuando no existe una educación integral.


Keisy Ospino Ramos

Referencias

Arboledas, A. (2010). Los problemas de la educación. Profesorado. Revista de

currículum y formación de profesorado, 14 (1), 415-427. Recuperado de

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=56714113024.

Bisquerra, R. (2005). La educación emocional en la formación del profesorado. Revista

Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 19 (3), 95-114. Recuperado de

http://www.redalyc.org/pdf/274/27411927006.pdf.

Bottcher, N. (2016). Qué son las habilidades blandas y por qué son tan demandadas.

Revista Científica ECOCIENCIA, Vol. 3, No. 3 Recuperado de

http://noticias.universia.com.ar/practicas-

empleo/noticia/2016/05/26/1140135/habilidadesblandas-tan-demandadas.html

Extremera, N. y Fernández, P. (2002). La inteligencia emocional como una habilidad

esencial en la escuela. Revista Iberoamericana De Educación, 29(1), 1-6.

Recuperador de https://rieoei.org/RIE/article/view/2869.

Granja, S. (5 de noviembre de 2017). El sistema educativo colombiano les exige

demasiado a los niños. El Tiempo. Recuperado de

https://www.eltiempo.com/vida/educacion/entrevista-con-el-estadounidense-

juergen-klaric-sobre-su-documental-un-crimen-llamado-educacion-148102

Mena, M., Romagnoli, C. y Valdés, A. (2009). El impacto del desarrollo de habilidades

socio afectivas y éticas en la escuela. Revista Electrónica "Actualidades


Keisy Ospino Ramos

Investigativas en Educación", 9 (3), 1-21. Recuperado de

http://www.redalyc.org/pdf/447/44713064006.pdf

YRBSS (2017). Encuesta Anual sobre el Comportamiento de riesgo adolescente. Youth

Risk Behavior Surveillance System (YRBSS). Recuperado de:

Vous aimerez peut-être aussi