Vous êtes sur la page 1sur 3

Los 5 factores que caracterizan al

gerente exitoso
Las principales virtudes cardinales de esos ejecutivos son: la prudencia,
la honestidad, la fortaleza y la templanza.

UN BUEN GERENTE DEBE TENER UNA EXCELENTE CAPACIDAD DE


NEGOCIACIÓN.
Hay una serie de factores que cada día cobran mayor importancia en los
resultados de la actividad gerencial; el primero de ellos es una serie de
conocimientos generales, necesarios para tener un amplio bagaje
cultural. Los buenos gerentes son personas capaces de hablar de la
actualidad internacional y nacional en todos sus ámbitos, de temas
culturales, de música, de personajes históricos, con lo cual podrán
mantener una conversación agradable con cualquier interlocutor,
logrando empatía al contar con un humor fino, en especial haciendo uso
de un lenguaje verbal y corporal adecuado y de altura.

Dentro de sus habilidades es fundamental que posea una capacidad


estratégica y visionaria para definir un rumbo claro a la organización. La
formulación es una tarea relevante en las empresas, pero la
implementación es tal vez la responsabilidad más difícil que tiene un
directivo, porque es en esta donde no solo se necesitan habilidades,
sino competencias para poder alcanzar la meta. Dentro de estas la más
importante es la sistémica, que consiste en encajar las actividades de la
organización, buscando el equilibrio de todas las funciones
empresariales como: finanzas, recursos humanos, comercial y
producción. Posteriormente el gerente debe tener la capacidad de
priorizar las tareas, crear un plan de trabajo, aprender a determinar
cuáles son las variables claves y enfocar esas primeras acciones en
esas variables.
En todo este proceso es fundamental aprender a delegar: hay algunas
tareas que el gerente debe hacer y hay otras en las cuales debe asignar
esa responsabilidad a directivos capaces de lograr las metas previstas.
Otra habilidad primordial es la capacidad de comunicación,
especialmente para lograr que la estrategia le quede clara a toda la
organización y sea construida conjuntamente con sus colaboradores y
miembros de Junta Directiva, puesto que si no se logra, la organización
puede caer en una cascada de inexactitudes, que la pueden hacer
perder el rumbo, por lo cual es clave que el gerente pregunte a sus
directivos y empleados qué entendieron y hacer las correcciones
necesarios si no es claro el mensaje. Para ser un buen comunicador hay
que tener también habilidad para escuchar, existe la tendencia natural
en Colombia que los gerentes se vuelvan arrogantes con el éxito
empresarial alcanzado, con lo cual van perdiendo su habilidad de
escuchar.
Es indiscutible que el trabajo en equipo y la resolución de conflictos son
otras habilidades de los buenos gerentes.
Debido a la incertidumbre de los mercados actuales es necesario
alcanzar sinergias y todo tipo de innovaciones para poder competir
globalmente. Se tienen evidencias empíricas que solo mediante la
colaboración de todos los integrantes de la organización se puede salir
adelante en estos mercados. Sin embargo, esa mayor interacción
genera conflictos que necesitan la capacidad de resolverlos, de hacerles
frente de no evadirlos, de ver en el conflicto algo positivo.
Así mismo, un buen gerente debe tener una excelente capacidad de
negociación, entendida en especial como la de generar negocios de
largo plazo en donde todas las partes ganan, y no la tan controvertida
idea de sacarle provecho a los demás.
Tal vez dentro de todo este grupo de habilidades la más importante es
inspirar a los demás, lograr transmitir en su gente un propósito común,
que genera en los empleados compromisos a largo plazo porque sienten
que hay un líder trascendente que los guía en pro de lograr un bien
común. Estos líderes hacen uso de la denominada inteligencia emocional
porque tienen un autoconocimiento de sí mismos, saben cuáles son sus
fortalezas y debilidades, gestionan sus propias emociones, se auto
controlan, hacen un trabajo personal para que sus impulsos no les
jueguen una mala pasada, tienen gran empatía con terceros, tienen
claro que hay que entender primero al otro para ser entendido.
Todas las anteriores capacidades y habilidades tienen como fundamento
las virtudes. La principal es la prudencia, que es la capacidad de actuar
en el momento que se debe, callar cuando hay que hacerlo, hablar en el
momento adecuado. Al lado de esta virtud está la honestidad, justicia
que es darle a cada quien lo que se merece, la siguiente es la fortaleza,
que es la de mantenerse firme ante cualquier adversidad y la
templanza que significa no caer ante ningún vicio o tentación y tener la
capacidad de regular el actuar. Todas estas virtudes son las
denominadas cardinales, que hacen que un directivo sea una persona
digna de confianza.
Hay algunas otras virtudes del buen gerente que podrían derivarse de
las anteriores, como son la virtud de la veracidad, es decir, la verdad
cuando debe decirse, dar ejemplo, ser una persona coherente con lo que
dice y en la manera en que actúa, el equilibrio de vida, proactividad e
iniciativa para buscar acción. El espíritu de servicio como una virtud
fundamental, no como la de alguien a quien debe rendírsele pleitesía,
sino que es soporte para los demás.
El cuarto factor es su impecable imagen. Los gerentes deben ser
personas que conserven desde un buen vestir a un buen hablar, lo que
facilita mucho la comunicación y las buenas maneras. Finalmente, el
quinto factor son los resultados visibles, no podrá haber un líder que no
tenga resultados, ya que las personas no lo seguirán.
Gonzalo Gómez Betancourt,
Ph.D., director académico de Executive Education en INALDE Business
School.

Vous aimerez peut-être aussi