gerente exitoso Las principales virtudes cardinales de esos ejecutivos son: la prudencia, la honestidad, la fortaleza y la templanza.
UN BUEN GERENTE DEBE TENER UNA EXCELENTE CAPACIDAD DE
NEGOCIACIÓN. Hay una serie de factores que cada día cobran mayor importancia en los resultados de la actividad gerencial; el primero de ellos es una serie de conocimientos generales, necesarios para tener un amplio bagaje cultural. Los buenos gerentes son personas capaces de hablar de la actualidad internacional y nacional en todos sus ámbitos, de temas culturales, de música, de personajes históricos, con lo cual podrán mantener una conversación agradable con cualquier interlocutor, logrando empatía al contar con un humor fino, en especial haciendo uso de un lenguaje verbal y corporal adecuado y de altura.
Dentro de sus habilidades es fundamental que posea una capacidad
estratégica y visionaria para definir un rumbo claro a la organización. La formulación es una tarea relevante en las empresas, pero la implementación es tal vez la responsabilidad más difícil que tiene un directivo, porque es en esta donde no solo se necesitan habilidades, sino competencias para poder alcanzar la meta. Dentro de estas la más importante es la sistémica, que consiste en encajar las actividades de la organización, buscando el equilibrio de todas las funciones empresariales como: finanzas, recursos humanos, comercial y producción. Posteriormente el gerente debe tener la capacidad de priorizar las tareas, crear un plan de trabajo, aprender a determinar cuáles son las variables claves y enfocar esas primeras acciones en esas variables. En todo este proceso es fundamental aprender a delegar: hay algunas tareas que el gerente debe hacer y hay otras en las cuales debe asignar esa responsabilidad a directivos capaces de lograr las metas previstas. Otra habilidad primordial es la capacidad de comunicación, especialmente para lograr que la estrategia le quede clara a toda la organización y sea construida conjuntamente con sus colaboradores y miembros de Junta Directiva, puesto que si no se logra, la organización puede caer en una cascada de inexactitudes, que la pueden hacer perder el rumbo, por lo cual es clave que el gerente pregunte a sus directivos y empleados qué entendieron y hacer las correcciones necesarios si no es claro el mensaje. Para ser un buen comunicador hay que tener también habilidad para escuchar, existe la tendencia natural en Colombia que los gerentes se vuelvan arrogantes con el éxito empresarial alcanzado, con lo cual van perdiendo su habilidad de escuchar. Es indiscutible que el trabajo en equipo y la resolución de conflictos son otras habilidades de los buenos gerentes. Debido a la incertidumbre de los mercados actuales es necesario alcanzar sinergias y todo tipo de innovaciones para poder competir globalmente. Se tienen evidencias empíricas que solo mediante la colaboración de todos los integrantes de la organización se puede salir adelante en estos mercados. Sin embargo, esa mayor interacción genera conflictos que necesitan la capacidad de resolverlos, de hacerles frente de no evadirlos, de ver en el conflicto algo positivo. Así mismo, un buen gerente debe tener una excelente capacidad de negociación, entendida en especial como la de generar negocios de largo plazo en donde todas las partes ganan, y no la tan controvertida idea de sacarle provecho a los demás. Tal vez dentro de todo este grupo de habilidades la más importante es inspirar a los demás, lograr transmitir en su gente un propósito común, que genera en los empleados compromisos a largo plazo porque sienten que hay un líder trascendente que los guía en pro de lograr un bien común. Estos líderes hacen uso de la denominada inteligencia emocional porque tienen un autoconocimiento de sí mismos, saben cuáles son sus fortalezas y debilidades, gestionan sus propias emociones, se auto controlan, hacen un trabajo personal para que sus impulsos no les jueguen una mala pasada, tienen gran empatía con terceros, tienen claro que hay que entender primero al otro para ser entendido. Todas las anteriores capacidades y habilidades tienen como fundamento las virtudes. La principal es la prudencia, que es la capacidad de actuar en el momento que se debe, callar cuando hay que hacerlo, hablar en el momento adecuado. Al lado de esta virtud está la honestidad, justicia que es darle a cada quien lo que se merece, la siguiente es la fortaleza, que es la de mantenerse firme ante cualquier adversidad y la templanza que significa no caer ante ningún vicio o tentación y tener la capacidad de regular el actuar. Todas estas virtudes son las denominadas cardinales, que hacen que un directivo sea una persona digna de confianza. Hay algunas otras virtudes del buen gerente que podrían derivarse de las anteriores, como son la virtud de la veracidad, es decir, la verdad cuando debe decirse, dar ejemplo, ser una persona coherente con lo que dice y en la manera en que actúa, el equilibrio de vida, proactividad e iniciativa para buscar acción. El espíritu de servicio como una virtud fundamental, no como la de alguien a quien debe rendírsele pleitesía, sino que es soporte para los demás. El cuarto factor es su impecable imagen. Los gerentes deben ser personas que conserven desde un buen vestir a un buen hablar, lo que facilita mucho la comunicación y las buenas maneras. Finalmente, el quinto factor son los resultados visibles, no podrá haber un líder que no tenga resultados, ya que las personas no lo seguirán. Gonzalo Gómez Betancourt, Ph.D., director académico de Executive Education en INALDE Business School.