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PREPARACIÓN PARA EL MINISTERIO ORDENADO

SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

UNA APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA

1 . Libertad y responsabilidad.

2. Vergüenza y culpa.

3. Remordimiento y arrepentimiento.

4. Confessio laudis, confessio vitae et confessio fídei.

Lecturas de apoyo:

Martini, C. M., Reencontrarse a sí mismo. Lumen. Buenos Aires 2 0 0 3 . Pp. 103-143.

(En varios de sus libros habla sobre este mismo tema, por ejemplo en Itinerario

Espiritual del Cristiano. Paulinas, Bogotá 1 9 8 6 , pp. 89-95)

Szentmártoní, M., Introducción a l a teología pastoral. EVD, Estella 1 9 9 4 . pp. 1 1 1 - l 16

Valdez Castellanos, L . , De l a culpa a la paz. Buena Prensa, México 2 0 0 8 . Vale la pena

leer todo el librito, se recomienda especialmente las pp. 3 5 - 4 4 .

Revisar la experiencia antropológica de la culpa y el perdón en diversas tradiciones

religiosas no cristianas. especialmente en el judaísmo, sobre todo a partir de los s al m o s

penitenciales ( 6, 32, 38, 5 1 , 1 0 2 , 1 3 0 , 1 4 3 ) .

Arregui, J., El Perdón en los Religiones de lo Tierra. en Jesús Equiza ( dir), Para

celebrar el Sacramento de la Penitencia. EVD, E s t e l l a 2000. pp. 13-35

Sergio César E s p i n o s a G., MG


. . . .

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IV

La' confesión

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Antes de entrar en el análisis psicológico de la confe­

sión conviene reflexionar sobre la legitimidad de este enfo­

que. Un análisis de este tipo corre un doble peligro. El pri­

mero consiste en declarar que todos los acontecimientos

religiosos y místicos son simplemente fenómenos psicoló­

gicos y, por lo que respecta a la confesión, se caería en esta

tentación si se dij�ca que sólo es uno de tantos modos de

liberarse del sentimiento de culpa. Los no creyentes· van al


-�·

psicólogo, los crlfentes se confiesan, sin que hubiera en

ambos casos diferencia alguna esencial. Inmediatamente

podemos anticipar, sin embargo, que existe una diferencia

esencial y ésta consiste tal vez en que una de las razones de

la crisis de la confesión está en el· hecho de haber olvidado

tal diferencia. El otro peligro, la otra tentación, sería decla­

rar que la confesión, al s e r . un fenómeno trascendente, no

encaja en modo alguno en el ámbito �.de la psicología, y que

por lo tanto los psicólogos harían bien en no perturbarla

con sus análisis.

La verdad, como de costumbre, se sitúa entre estas d o s .

tomas de posición opuestas, Es cierto que la confesión en­


1

j
traña un elemento trascendente que escapa a todos los aná­

1 lisis psicológicos, nos referimos a la absolución sacramen­

tal, pero todo el resto, es decir el examen de conciencia, la


Es muy útil tener presentes estos tres niveles. de la :vida
toma de conciencia de los pecados, su expresión verbal, la
psíquica para profundizar en la vida espiritual, dado: que
autoacusación, el acto .de arrepentimiento, la decisión de
toda la .vida espiritual se desenvuelve en estos tres niveles.
cambiar de vida, etc.,· forman parte del legítimo análisis. de
De hecho, se pueden distinguir igualmente tres niveles de
la psicología. Una, aportación especial de la psicología con­
oración (pública, privada e íntima), tres niveles de silencio
temporánea es el análisis del sentimiento de culpa.
(de boca, del corazón y del ser íntimo). También el sentido
Desde el punto: de vista psicológico la confesión puede
del pecado, el arrepentimiento y la praxis de la confesión se
ser descrita como el reconocimiento de la propia responsa­
pueden analizar en estos tres niveles.
bilidad. Es interesante la observación de los psicólogos,

que en este sentido advierten cómo se puede utilizar la E s . posible vivir la moralidad a nivel de los instintos. A

confesión precisamente con objetivos opuestos, es decir co­ raíz del pecado original, existe en el hombre una tensión

mo un medio para minimizar la propia responsabilidad entre las tendencias instintivas y las racionales. Los contro­

cuando uno se presenta a sí mismo como víctima de las les racionales no · resultan siempre suficientes para poder

circunstancias. Existen al menos tres formas de hacer esto: dominar' las tendencias instintivas. El fallo se suele producir

la confesión de una falsa culpabilidad que puede servir para por lo _general' en los actos materiales (gula, incontinencia,

enmascarar el verdadero problema; la escrupulosidad que autoerotismo, etc.). La culpabilidad es vivida frecuente­

puede ser una huida de la responsabilidad actual; el maso­ mente como temor instintivo mezclado con la vergüenza

quismo, es decir cuando la persona se acusa a sí misma, no por el fallo junto con el deseo de evitar las consecuencias

tanto por los pecados cuanto por los defectos personales, de semejantes actos. La propia confesión de los actos r é p r e ­

en vistas a granjearse lassimpatías del confesor. El denomi­ senta una penitencia: es un acto de expiación. ·

nador común de estos tres fenómenos es el hecho de que la


A nivel de l�f autoideales la moralidad se vive como
persona hace su confesión analizando su yo sólo supera­
una libre decisió.rfTc1el hombre de realizarse en su relación
cialmente, sin entrar en los impulsos profundos de su corrí;
. . � esencial con D io s y conlos demás hombres. Se puede �ecir
portamiento. ··
que éste es el nivel de la moralidad de la ley, del decá�ogo,

de los mandamientos de D ios , a condición de que no ¡sean

interpretados como algo exterior alhombre sino comolrna­

Los niveles de la vida psíquica nifestación y precisión de la ley de la propia naturaleza. El

pecado es vivido como fallo �°: la realización del pro'1ecto


La psicología de las profundidades ha llamado la aten­
natural con lo cual 1a culpabilidad .toma la forma d;! una
ción sobre el aspecto multidiménsional de la personalidad,
responsabilidad p ersonal por h a ber "obrado contra el [ro­
es decir sobre el hecho de q u e _ la vida psíquica se desen­
pio bien. El arrepentim i ento es vivido como amar ura
vuelve en tres niveles: el nivel público que comprende la
mezclada de un fuerte deseo de restablecer la armonía ras-
realización del cometido; el nivel privado que se refiere a 1

tornada. La confesión sitúa esta autoacusación en un fOn.:.


los · pensamientos, las intenciones, las motivaciones cons­
texto comunitario, supuesto que todos somos responsables
cientes; el nivel íntimo que está compuesto de las experien­
del orden moral ob jetivo.
�ias ínt�mas, de los miedos y motivaciones, con frecuencia

mconscientes. La moralidad del amor es el nivel más profundo, un á s


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114 IV. LA CONFESIÓN IV. LA CONFESIÓN ;. \• . •·"·,: 115

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1 .

personalizado. La actividad moral consiste en la relación 1. El estrado 'del tabú.- la · culpabilidad se manifiesta

madura del amor. La conciencia no se funda sólo en un como temor instintivo de 'lo que percibimos como amenaza

juicio racional y lógico sino que se atiene principalmente al para los valores vitales (lo' extraño, la sangre, la muerte, el

«sentido de Dios». El pecado es vivido como infidelidad al sexo, la vida). Desde el punto-de vista del sentimiento, todo

amor y la culpa se percibe como u n ' profundo dolor en el lo que aparece cargado de un poder oculto es sentido como

deseo de un nuevo encuentro. La confesión · se convierte objeto de horror y de fascinación. Lo sagrado puede tomar

entonces. en el signo de este nuevo encuentro. cuerpo en el tabú. El tabú psicológico asume entonces un

valor en un cierto como sentido religioso y así se explica


U no de los modos de ayudar pastoralmente a los fieles
. psicológicamente el hecho de que, en las faltas sexuales de
a crecer en la praxis de la confesión consiste cabalmente en
importancia secundaria, se pueda invertir un enorme po­
ayudarlos a examinar su conciencia cada vez más profunda­
tencial de culpabilidad, supuestamente tenida como cristia­
mente. Es preciso partir de los actos, luego buscar las moti­
na. Una semejante culpabilidad tiene a menudo muy poco
vaciones escondidas, para poder acceder a las orientaciones
de cristiano: es simplemente pre-religiosa.
básicas de la persona. ,.,

2. Con la herida rf,e1;rcis�sra. aparece un segundo nivel

:-:�e culpabilidad. El sujeto que comete una culpa se siente

Los tipos de culpabilidad djsminuido, degradado; rechazado 'por la sociedad. Esta vez

la culpa se mide espontáneamente=por el patrón de la ima­


Otra aportación de la psicología a laJpraxis de la confe­ gen ideal que el sujeto tierie''iú'cb'íístientemente de sí mis­
s i ó n se encuentra en la clarificación de la naturaleza de la
mo. Podemos también hablar, eh\:�ste contexto, de culpabi­
culpabilidad, de la que se pueden distinguir cuatro formas:
lidad sociológica, porque la imagen ideal del yo se elabora

a) la culpabilidad existencial u ontológica expresa la siempre en respuesta a las expectativas de la sociedad. En

inevitable tensión entre realidad actual e ideal; l los adolescentes la culpabilidad es en gran medida narcisista
(
y sociológica y la, religión les-sirve para restablecer la ima­
b) la culpabilidad racional implica un juicio en una si­
gen ideal desdibujada, para reintegrarles moralmente en la
tuación de decisión. Común a estos dos tipos de culpabili­
sociedad. Aquí igualmente el contenido propiamente reli­
dad es el hecho de que el punto de referencia está fuera de
gioso de la culpabilidad es débil.
la persona, por ejemplo algún valor que se haya de realizar;

e) la culpabilidad psicológica es más sentimiento que 3. La cul�abilidad llega a ser verdaderáJnente religiosa

juicio, además del sentido de culpa están presentes la ver­ sólo cuando la culpa es reconocida corq.9 algo personal de­

güenza y el miedo; lante de Dios. La culpa religiosa, .�L p'écado, puede por lo

tanto ser percibida GOrrecía.ili�irt<::'Sólo'!cuando se sitúa ante


d) la culpabilidad neurótica es inconsciente, con un
la ley del Padre. Sól� él puede revelar 'ebnal en su auténtica
fuerte sentimiento difuso de culpa. Es común a estos dos
dimensión: la dimensión de ' Í a rebelión y de la ruptura del
tipos de culpabilidad el hecho de que el punto de referencia
pacto íundamental entre hómbré 'f 'Dios�·
está en la misma persona, en su valor, no en el bien ob­ .. ' . . . ! ' • . . . . ,• . ,• .

jetivo. La culpabilidad opera en tres estratos psicológicos y La culpabilidad religiosa d� J{�1lpa está, por su natura­

en tres estratos religiosos. leza orientada hacia el futuro. La visión retrospectiva del
116 IV. LA CONFESIÓN

pasado es asumir la existencia en vistas a una superacron.

La culpabilidad religiosa es lo contrario de la culpabilidad

psicológica; ésta está tejida de angustia, de recuerdo auto­

punitivo, de huida, de aislamiento psicológico. La concien­

cia religiosa queda aligerada del lastre afectivo que la culpa

psicológica deja tras sí, lo que significa que antes de la con­

fesión y de la reconciliación no existe verdadera culpa reli­

giosa reconocida como tal y que ésta queda superada en el

mismo momento en que se manifiesta a la conciencia del

sujeto. El estudio psicológico de la culpa debe preservarnos 1.


1 '
1•
de la tendencia. a endurecer y consolidar la culpa

Es necesario mencionar de nuevo entre las siguientes

prácticas, en primer lugar .el arte de la escucha activa y em­

pática. El confesor debe aprender a escuchar incluso los


2;
mensajes implícitos de la autoacusación del penitente La

segunda sugerencia se refiere al diálogo d_f, la confesión, que .,..,·


.

es .llamado por algunos autores «coloquio terapéutico»: éste

exige un acercamiento personalizado :ftiempo suficiente


3•
que se ha de dedicar a cada penitente

1
A. VERGOTE, Psicologia religiosa, Turín 1967, pp. 202-206.
2
R. FENEBERG, Die Beichte, en G. SPORSCHILL (Ed.), Wie heute beich-
ten?, Friburgo 1974. .

3
T. ScHwAGER, Das vergebende <;;esprach: Grundlagen und Praxis des
Beichtgesprdcbs, Munich 1 9 8 1 . · ·

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