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CICLO DE LA VIOLENCIA

El ciclo de la violencia se constituye en un círculo vicioso que envuelve a todas las


personas involucradas y del que es difícil salir sin ayuda profesional adecuada.

El ciclo triangular de la violencia tiene tres fases recurrentes. Las fases de este círculo se
dan en los tramos de los puntos A, B y C, los cuales se definen de la siguiente manera:
(A) Acumulación de Tensión, (B) Episodio Violento y (C) Reconciliación o “Luna de
Miel”.

La Fase I, ocurre en el primer tramo del triángulo, formado por los puntos A-B, y es la
situación Acumulación de Tensión-Episodio Violento, caracterizado por el deterioro la
relación, se obvian los mecanismos de negociación y se pierde la capacidad de
comunicarse, lo que posibilita el Episodio Violento caracterizado por maltrato verbal y
psicológico, agresiones físicas graves y/o mortales. En esta fase del círculo de la
violencia, cuando se pasa de la Acumulación de Tensión al Episodio Violento, es decir
del punto A al B, no hay marcha atrás en el sentido de dirección del ciclo violento.

 Discúlpame no volverá a suceder.

La Fase II, ocurre en el segundo tramo del triángulo, formado por los puntos B-C, y es
la situación Episodio Violento-Reconciliación o “Luna de Miel”, aquí la persona agresora
trata de restablecer la comunicación, muestra cierto grado de arrepentimiento y trata de
convencer a la victima de que dicho episodio no volverá a ocurrir; la persona agresora
además, puede que acepte recibir ayuda terapéutica y trate de reintegrarse a la relación,
participando y promoviendo actividades que mejoran la convivencia.

 No sé qué ocurrió pero te prometo que no sucederá más.

La Fase III, ocurre en el tercer tramo del triángulo, formado por los puntos C-A y es la
situación Reconciliación o “Luna de Miel”-Acumulación de Tensión, este el último tramo
que recorre el ciclo de la violencia. Se caracteriza porque una vez transcurrido un periodo
de tiempo en la fase de Reconciliación o “Luna de Miel”, se agotan los recursos que
generan dicha reconciliación y se cae de nuevo en la situación de Acumulación de
Tensión y así se repite el ciclo nuevamente si en el Episodio Violento no muere la persona
agredida o se llega hacia una separación definitiva.

Una vez que se entra en este ciclo triangular de la violencia y repite las diferentes fases,
esto hace que cada vez el tiempo entre una fase y otra sea más corto y los resultados de
episodios violentos sean más graves y menos controlables.

Sin embargo, el daño físico no es la única forma de violencia. El maltrato psicológico o


ejercer conductas de control sobre la pareja también pueden minar y destruir a una
persona. A veces estas conductas perjudiciales están escondidas tras detalles sutiles del
día a día, de manera que la víctima no es siempre consciente del todo.

No puedes dormir bien, tienes una sensación de angustia constante que te impide ser
espontánea y tomar decisiones con facilidad, observas que ya no tienes la misma
concentración en el trabajo o en tus tareas cotidianas, comienzas a tener lagunas o
pérdidas de memoria preocupantes, experimentas falta de ilusión por el futuro.
Pensamientos negativos rondan tu cabeza todo el día: dudas de ti misma, sientes
culpabilidad, miedo…e incluso temes contar o compartir estos temores e inquietudes con
tu círculo. Cada día te sientes menos atractiva y capaz de nada (todo es inaccesible e
imposible para ti).

- No puedes vestir como quieras, Tu pareja te exige que te vistas de determinada


manera.
- No tienes el control total sobre tu vida. Él es quien revisa tus horarios, amistades,
mensajes del móvil y redes sociales, dinero, tiempo libre, ropa… Acostumbras a
pasarle casi un ‘informe pormenorizado’ de tu día entero.

Si el noviazgo ya está teñido con este tipo de vínculo agresivo, seguramente no se llegara
a formar relaciones duraderas.

Es improbable que su compañero vaya a abandonar sus hábitos fácilmente. La mayoría


de los hombres nunca dejan de ser violentos.

CONSECUENCIAS PSICOLOGICAS:

1. La violencia repetida e intermitente, entremezclada con periodos de arrepentimiento y


de ternura, suscita una ansiedad extrema y unas respuestas de alerta y de sobresalto
permanentes. La percepción de amenaza incontrolable a la vida y a la seguridad personal
provoca una sensación de temor continua, dificultades de concentración, irritabilidad y
un estado de hipervigilancia. Asimismo la victima experimenta trastornos del sueño,
pesadillas y pensamientos obsesivos en relación con el maltrato y el maltratador.

 Cuando oigo la puerta empiezo a temblar


 Todo el día estoy pensando en este problema, no puedo concentrarme en otra cosa,
incluso tengo pesadilla.

2. Cuando la mujer está inmersa en el círculo de la violencia cree que la conducta de su


pareja depende de su propio comportamiento, se siente responsable e intenta una y otra
vez cambiar las conductas del maltratador, sin embargo cuando observa que sus intentos
fracasan, desarrolla sentimientos de culpabilidad y de fracaso, lo que la conlleva a una
baja autoestima.

3. los limites que el propio maltratador establece para evitar contactos con la familia y
con los amigos de la víctima, provoca una disminución de las actividades sociales de la
víctima, de este modo, la afectada depende únicamente como refuerzo social, que a su
vez aumenta el control sobre ella creándole la sensación de vulnerabilidad ante la
sociedad y se agudiza el miedo a enfrentarse a un futuro que percibe como incierto y
peligroso.

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