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INTRODUCCIÓN

Hasta no hace mucho, se pensaba que la piel era sólo una barrera de protección
frente a las agresiones externas. Hoy sabemos que además refleja nuestra salud
física y mental. De este modo, el acné, la dermatitis, la psoriasis o la caída del
cabello pueden surgir por factores orgánicos o ambientales, pero también estar
provocadas por un estado de ánimo alterado.

“La piel refleja muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor y las
enfermedades mentales también se manifiestan en ella”, explica Aurora Guerra, jefa
de Dermatología del Hospital 12 de Octubre y editora de “Dermatología psiquiátrica.
De la mente a la piel”. En su opinión, observando las uñas, el pelo y la piel pueden
diagnosticarse patologías y algunos trastornos dermatológicos se curan con
tratamiento psicológico.

En España, del 10% al 30 % de la población padece problemas mentales y los


pacientes con alteraciones dermatológicas sufren un 20% más de alteraciones
psiquiátricas que el resto. “El aspecto físico es muy importante y por eso las
enfermedades dermatológicas ocasionan síntomas psicológicos y psiquiátricos”,
explica la Dra. Guerra. En otros casos los problemas mentales causan la
enfermedad. Los más comunes son los relacionados con los trastornos de los
impulsos, como la tricotilomanía, en la que el paciente se provoca alopecia al tirar
de sus cabellos.

En el presente trabajo pretendemos explicar las principales enfermedades


dermatológicas y analizar cómo estas patologías dérmicas afectan el ámbito social,
emocional y psicológicamente de las personas y así también examinar
enfermedades mentales que producen alteraciones en la piel.
ENFERMEDADES DERMATOLÓGICAS

La Dermatología es la especialidad que se ocupa del cuidado y tratamiento de la


piel sana y enferma. La patología dermatológica es muy extensa ya que engloba
tanto las enfermedades cutáneas primarias como otras enfermedades sistémicas
que se manifiestan a través de la piel.
Las enfermedades dermatológicas, al ser visibles, suelen tener una importante
repercusión psicológica como ocurre con la psoriasis, alopecias e incluso el acné.

LA PIEL

La piel es el órgano más extenso de nuestro organismo se encarga de proteger al


cuerpo de las bacterias, traumatismos, penetración de factores ambientales y
previene la salida de líquidos, ayuda a vigilar las condiciones del entorno (sensación
de dolor, tacto y presión).

La piel ayuda a mantener la temperatura del cuerpo, ya sea en aumento o en


disminución; nos aísla y separa del medio externo como una excelente barrera a
todo tipo de infecciones y agresiones diversas; es clave para mantener constante la
hidratación de nuestro organismo.

Hay una serie de microorganismos que viven en nuestra piel y forman la flora normal
de la misma. Estos no solo no representan una amenaza sino que son útiles para el
normal funcionamiento. Por supuesto que esto es así mientras la piel se encuentra
sana. En casos de heridas, la posibilidad de que se vuelvan un problema aumenta

Como vemos, la complejidad anatómica y funcional de la piel es grande. La pérdida


de grandes extensiones de la misma, como puede ocurrir en un gran quemado, en
si misma puede producir la muerte de una persona, al no poder mantener
adecuadamente ni la temperatura ni los niveles necesarios de líquidos. Son muchas
las posibles enfermedades de la piel, dada su constante exposición. Es importante

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destacar la repercusión sicológica que puede tener en una persona, ya que
involucra el aspecto personal.

LAS ENFERMEDADES MÁS COMUNES DE LA PIEL

1. ACNÉ.

Muy común en la adolescencia, el acné se caracteriza por la presencia de lesiones


pustulosas, que pueden no limitarse a la cara. Muchas veces por factores
hormonales y nutricionales, lo que ocurre es que las glándulas sebáceas se ven
bloqueadas por células muertas y por una híper producción de sebo, lo que
posteriormente se infecta. Esas lesiones son especialmente molestas dado el
aspecto desagradable. El acné tiene muchos tratamientos posibles y el pronóstico
es en general muy bueno si el paciente se apega al mismo.

TRATAMIENTO:
Entre las medicaciones efectivas que pueden utilizarse para tratar el acné destacan
las siguientes:
Retinoides tópicos
Peróxido de benzoilo
Antimicrobianos tópicos
Ácido azeláico
Antibióticos orales
Isotetrinoína oral
Anticonceptivos orales

2. VERRUGAS.

Son proliferaciones de piel muy endurecida y limitada, de lento crecimiento (a veces


puede ser más veloz), con lesiones únicas o no. son lesiones clásicamente
indoloras, y si bien pueden estar en cualquier parte de la piel, son muy frecuentes
en las manos. La causa es viral y la respuesta al tratamiento adecuado es excelente.

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El acné y las verrugas son por lejos los motivos de consulta más frecuente en
dermatología.

TRATAMIENTO:
Existen tres tipos principales de tratamientos para la extracción de verrugas:
remedios caseros, medicamentos de venta sin receta y tratamientos administrados
por un dermatólogo cualificado u otro médico, que es el más adecuado.
Tratamiento médico profesional:
La extracción de verrugas realizada por un dermatólogo cualificado u otro médico
es el método más eficaz para eliminar verrugas rebeldes. El dermatólogo puede
realizar una criocirugía con nitrógeno líquido, utilizar ácido salicílico o agentes que
causan ampollas, administrar una variedad de productos químicos tópicos o
inyectados para estimular la respuesta del sistema inmunológico, o quemar la
verruga con un rayo láser. Independientemente del método utilizado, para que la
eliminación sea permanente, la mayoría de las verrugas requieren repetir el
tratamiento durante un período.

3. ALOPECIA AREATA.
Es la pérdida de cabello y vellos del resto del cuerpo, limitada a una zona, pero que
luego se puede extender y generalizarse. La causa es autoinmune y se puede
asociar a otras enfermedades de ese tipo. En general es reversible
espontáneamente, pero puede requerir tratamiento. En esos casos la respuesta es
muy buena.

TRATAMIENTO:
Existen diversos tratamientos para alopecia areata disponibles en el mercado. Los
medicamentos utilizados para tratar la alopecia suelen ser medicamentos, que por
analogía, suelen emplearse en el tratamiento de otras enfermedades similares.

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Antes de elegir un medicamento u otro conviene primero conocer el tipo de cabello
de la persona afectada para elegir el tratamiento que mejor se adecue al problema.
Los tratamientos contra la alopecia areata ayudan a que los cabellos del paciente
vuelvan a crecer rápidamente. Es recomendable consultar con un médico a cerca
del tratamiento más indicado para cada caso concreto cuando se sufre caída de
cabello.

4. PSORIASIS.

La psoriasis se caracteriza por lesiones escamosas más o menos extensas, que


pueden aparecer y desaparecer. Es una enfermedad ligada a la inmunidad de las
personas, pero no se conoce a fondo su funcionamiento. Es una enfermedad
crónica, y la respuesta al tratamiento es variable, pero suele ser muy buena. No
compromete la vida de los pacientes.

TRATAMIENTO:

El tratamiento de la psoriasis depende de cada paciente y del tipo de la enfermedad


que tenga. A pesar de que no existe cura para esta enfermedad, sí se puede
mantener totalmente controlada y en algunos casos los síntomas (inflamación,
enrojecimiento, descamación y picor) no tienen por qué volver a aparecer. Los
diferentes tratamientos que se aplican son: Sustancias de uso tópico, fototerapia,
fármacos sistémicos, medicación de uso tópico (cremas y lociones), medicación
sistémica

5. DERMATITIS DE CONTACTO.

Es una reacción de la piel frente a agresiones del medio. Es una reacción alérgica
que suele estar motivada por agentes irritantes fácilmente identificables. Son, por
ejemplo, detergentes, plantas, químicos, etc. Evitar el contacto con esos agentes
evita el problema.

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TRATAMIENTO:
Ante todo, para prevenirla, lo fundamental es suspender el contacto con la
sustancia. El proceso se soluciona en días o semanas, pero reaparece si vuelve a
producirse el contacto. Para que las lesiones ya instauradas se resuelvan puede ser
precisa medicación como corticoides tópicos o por vía sistémica o antihistamínicos
orales.
La Universidad de Maryland aconseja lavar la piel con mucha agua para retirar los
restos de a sustancia que hayan quedado en la piel. La aplicación de emolientes o
humectantes también ayuda a mantener la piel húmeda y que se repare por sí
misma.

6. ECZEMAS.

También son lesiones alérgicas que pasan por varias etapas. La piel inicialmente
se ve inflamada y con mucha comezón,. Posteriormente la piel de la zona se seca
y descama. La respuesta al tratamiento es variable, pero en general es muy buena.

TRATAMIENTO:

El tratamiento del eccema alérgico de contacto será evitar la sustancia a la que el


paciente es alérgico. En los pacientes con eccema atópico, se eliminarán los
alimentos que puedan estar implicados, y se tratarán los procesos infecciosos
intercurrentes.

Además, una vez detectados y eliminados los factores desencadenantes, están


indicados tratamientos como corticoesteroides –tópicos o sistémicos-,
antihistamínicos, cremas hidratantes y antibióticos en caso de sobreinfección
bacteriana. En aquellos pacientes con eccema alérgico irritativo, además, se deben
dar recomendaciones encaminadas a proteger las zonas afectadas.

7. PROCESOS INFECCIOSOS VARIADOS.

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Pueden ser debidos a virus, bacterias, hongos y parásitos. El tratamiento específico
da excelentes resultados.

8. QUEMADURAS.

Las quemaduras puede deberse a diversos motivos. Por frecuencia las quemaduras
solares son las que más se ven en la consulta dermatológica y pueden llegar a ser
relevantes, la piel se ve roja con lesiones tipo ampolla. Posteriormente se descama.

Las quemaduras por calor (tanto fuego como líquidos) tienen una gravedad variable
de acuerdo a su profundidad y extensión, pudiendo ser mortales cuando la
extensión es suficiente. Las quemaduras por frio se ven con mucha frecuencia en
países con climas muy inhóspitos.

TRATAMIENTO:

Tratamiento Local: Reducir el dolor, disminuir la contaminación y prevenir la


infección conseguir una curación rápida con mínima cicatrización en las
quemaduras superficiales y la excisión precoz de las escaras (ejercen una acción
inmunosupresora y liberan sustancias pro-inflamatorias y vasoactivas), seguido de
la cobertura inmediata de la superficie quemada en las quemaduras profundas.

9. CÁNCER.

El cáncer de piel lo hemos dejado para el final, para tratarlo con algo más de
extensión.

No existe una sola forma de cáncer, sino varias, con pronóstico muy diferente. Sin
embargo, un primer dato que debemos tener en cuenta y es fundamental en
cualquier forma de cáncer de piel, es que existe una relación directa y demostrada
entre cáncer de piel y exposición al sol. Es importante no exponerse en horas
peligrosas y hacerlo siempre con protección.

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TRATAMIENTO:

La extirpación es el tratamiento más común de este tipo de lesiones, que puede


completarse con la llamada cirugía de Mohs dependiendo de la localización o si la
mancha tiene un tamaño considerable, pero también hay otros tratamientos como:
La escisión simple consiste en la extirpación del tumor y parte del tejido que lo rodea,
Cirugía de Mohs, Criocirugía, Cirugía láser, Electro desecación, Quimioterapia,
Radioterapia

10. ROSÁCEA.

La rosácea es una enfermedad crónica que afecta la piel y a veces los ojos. Los
síntomas incluyen enrojecimiento, granos o espinillas y en etapas más avanzadas,
el engrosamiento de la piel. En la mayoría de los casos la rosácea sólo afecta la
cara.

TRATAMIENTO:

El dermatólogo puede recetar antibióticos orales y una solución tópica. En algunos


casos, la terapia fotodinámica puede dar excelentes resultados para reducir el
enrojecimiento y la manifestación de los vasos sanguíneos. En algunos pacientes
con rinofima grave, puede utilizarse el rejuvenecimiento con láser para remodelar la
nariz.

11 .VITILIGO.

El vitíligo es una enfermedad de la piel que causa manchas blancas en distintas


partes del cuerpo. Esta enfermedad ocurre cuando se destruyen los melanocitos,
que son las células que producen el color o pigmento de la piel. El vitíligo también
puede afectar los ojos y la mucosa que se encuentra dentro de la boca y de la nariz.

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TRATAMIENTO:

El tratamiento más efectivo para pacientes mayores de 10 años es el PUVA oral


(fotoquimioterapia). Logra repigmentaciones hasta en un 40-50% de los casos.
Consiste en la ingesta de psoralenos dos horas antes de la exposición a rayos UVA.
Se realizan 2-3 sesiones por semana durante 6-18 meses. Con ello se estimula a
los melanocitos que aún funcionen. Este tratamiento tiene una eficacia del 80%,
aunque no hay buenos resultados en las lesiones de genitales, manos y pies. No se
aconseja la PUVA oral en niños menores de 10 años. Los efectos adversos incluyen
náuseas, molestias digestivas, sequedad y envejecimiento de la piel.

ENFERMEDADES MENTALES QUE PRODUCEN ALTERACIONES


EN LA PIEL.

1 .ESTRÉS Y ANSIEDAD

Son otros dos factores de riesgo: Provocan, sudoración excesiva, dermatitis, prurito
y alopecia, entre otras cosas. Y a la larga, la piel se vuelve seca y pierde
luminosidad. “Cuando vivimos una emoción intensa o una crisis de ansiedad o
estrés se producen sustancias que alteran nuestra piel. El estrés crónico, por
ejemplo, produce pérdida de pelo y urticaria”

Las mujeres son las más afectadas por estas patologías. La razón: son más
propensas a sufrir estrés, depresión y se enfrentan a más cambios hormonales,
directamente relacionados con la aparición de trastornos dermatológicos. Según un
estudio, el 35% de las mujeres de entre 35 y 45 años sufre estrés crónico, frente al
14% de hombres. “Nosotras tenemos más problemas dermatológicos de tipo
inflamatorio como eccemas, psoriasis, dermatitis y alopecia. Los trastornos de la
alimentación como la anorexia y la bulimia, más frecuentes en el sexo femenino,
también provocan alteraciones cutáneas”, explica la Dra. Guerra.

2. Dermatitis Artefacta (DA)

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Alteración provocada por el propio paciente mediante el rascado continuo o la
autolesión con instrumentos cortantes. Puede llegar a causar lesiones superficiales,
heridas y úlceras. Es más frecuente en pacientes jóvenes, entre los 15 y los 25
años, y en personas que padecen alteraciones emocionales y trastornos de los
impulsos. Se trata con fármacos antibacterianos, psicofármacos y psicoterapia.

3. Tricotilomanía.

Es una Alopecia traumática causada al arrancar o romper el pelo, las cejas o las
pestañas. Puede estar originada por trastornos psíquicos, de los impulsos o
ansiedad. Afecta hasta cuatro veces más a las mujeres que a los hombres y puede
aparecer a cualquier edad. Se diagnostica mediante una biopsia. El tratamiento
depende de la edad: en los niños suele desaparecer y en los adultos se recomienda
tratamiento psicológico y psicofármacos.

4. Tanorexia.

Es una adicción al sol, quienes la sufren tienen una necesidad obsesiva de estar
morenos. Es más frecuente en mujeres de 17 a 35 años, con una preocupación
excesiva por su imagen y alteraciones cognitivas y de conducta. Se trata con
psicoterapia y, si es necesario, con psicofármacos.

5. Alopecia Areata.

Es una pérdida de cabello debida a episodios de estrés, alteraciones nerviosas,


depresión o infecciones leves. Afecta a una o varias zonas del cuello cabelludo y
también a otras zonas como las cejas. Es más frecuente en mujeres a partir de los
30 años. Cuando no hay alteraciones hormonales o infecciosas que la justifiquen,
para tratarla se emplea terapia psicológica, técnicas de relajación, descanso y, a
veces, fármacos de aplicación tópica.

LAS ENFERMEDADES DE LA PIEL TAMBIÉN AFECTAN AL


ESTADO DE ÁNIMO

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La relación entre la mente y la piel es muy estrecha, tanto que los pacientes con
enfermedades dermatológicas tienen un 20% más de alteraciones psiquiátricas que
el resto de la población. Sufren depresiones, ansiedad, inseguridades, aislamiento
social... La mayoría tiene episodios depresivos y valora su calidad de vida de forma
negativa, según varios estudios.

El acné, la psoriasis, la dermatitis atópica, la alopecia, el vitíligo o los angiomas son


algunas de las patologías dérmicas que más afectan psicológicamente a la
población, precisamente porque "se presentan en las zonas visibles del cuerpo (la
cara y las manos). Es importante que sepamos entender sus reacciones y sus
estados de ánimo para facilitarles un mecanismo de adaptación y mejorar así los
resultados de su tratamiento",

La afectación psicológica depende de la edad en que surge la enfermedad y de la


propia personalidad del paciente. Según el doctor Conrado Pujol, "si aparecen en la
pubertad, pueden causar personalidades solitarias e introspectivas; o agresivas y
antisociales. Si aparecen en la edad adulta, podría asociarse con ansiedad,
inseguridad, depresión o insomnio". El acné "se asocia a depresión, ansiedad,
retraimiento social incluso a ideas suicidas.

PERCEPCIÓN NEGATIVA DE SU CALIDAD DE VIDA

Las alteraciones que se presentan en la cara son las que más problemas
psicológicos causan. Araceli se quemó los pómulos y la barbilla a los nueve años y
desde entonces se ha sometido a numerosas intervenciones quirúgicas para
suavizar sus cicatrices. "A los 18 años, no quería salir de casa. Creía que ningún
chico se fijaría en mí. Ahora, con 49 años, estoy casada y tengo un hijo".

Varios estudios señalan, y así lo avala también un trabajo realizado por un equipo
español de la Universidad de Oviedo y publicado en la revista Psicothema, que las
patologías dérmicas afectan a la calidad de vida de los pacientes, concretamente

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en actividades de la vida cotidiana como las labores del hogar, el cuidado personal,
la interacción social, las actividades de recreo, movilidad, sueño, descanso y
trabajo.

En el caso de Araceli, no sólo le afectaba en sus relaciones personales sino también


en su ambiente laboral. "Cuando empecé a trabajar me enteré de que una
compañera decía a mis espaldas que no entendía cómo podía salir de casa con
esta cicatriz. Me afectó tanto que no dejé de llorar en un mes".

Según se desprende del trabajo español, la sintomatología depresiva que subyace


en estas personas deriva en reacciones emocionales alteradas, falta de energía,
aislamiento social y alteraciones en las relaciones sexuales. Concretamente, los
pacientes con psoriasis y rosácea tienden a presentar ansiedad.

PSICODERMATOLOGÍA: LA CONEXIÓN ENTRE MENTE Y PIEL


En el ser humano es imposible separar la enfermedad física de la enfermedad
mental. Por una parte, la fisiopatología de cualquier enfermedad contiene a la esfera
psicológica dentro de sus múltiples elementos.

Asimismo, las patologías —principalmente las crónicas— inciden sobre la esfera


mental del paciente, la cual se superpone en la presentación y la evolución del
proceso patológico. Además, existen trastornos mentales que se manifiestan
directamente como signos y síntomas físicos.

Muchas especialidades médicas pueden reclamar su relación con la psiquiatría,


puesto que son innumerables las enfermedades que tienen nexo con patología
mental (por ejemplo, la enfermedad inflamatoria intestinal en gastroenterología; el
asma bronquial en neumología, entre otras). No obstante, en la dermatología la
relación es mucho más evidente (Torales & Di Martino, 2016).

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En la psicodermatología, esta asociación entre dermatología y psiquiatría (es decir,
la imbricación mente-cuerpo) queda más que demostrada. Un ejemplo simple es
que producimos sudor ante un examen difícil, una entrevista laboral o una situación
complicada. Nos sonrojamos al ver a la persona que nos gusta y palidecemos
cuando tenemos miedo.

En términos simples, la psicodermatología es una especialidad médica que se


encarga del diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de aquellas patologías
resultantes de la interacción mente-piel (Buljan et al, 2008).

La importancia de la piel en la función psíquica tiene sus raíces en el rol


trascendente del mismo como órgano de comunicación en la expresión de
emociones, rol que asume desde los primeros momentos de la vida del individuo.

La piel es el órgano del “apego”, pues las experiencias físicas iniciales en el recién
nacido son principalmente táctiles. Esas primeras experiencias de interacción con
su madre (o persona sustituta), establecidas a través de la piel, son indispensables
para lograr el adecuado desarrollo orgánico y psicoemocional del individuo (Cátedra
de Dermatología, Universidad de la República, 2009).

Dado que la piel es la parte más accesible del cuerpo humano, no es raro que
muchas personas expresen a través de la piel impulsos de naturaleza agresiva,
ansiosa o autodestructiva, provocándose síntomas dermatológicos (por ejemplo, el
trastorno de excoriación, la tricotilomanía, el cutting, y otros).

Por otro lado, personas con enfermedades dermatológicas que comprometen la


autoimagen (acné severo, psoriasis) pueden sentirse deprimidas, avergonzadas o
ansiosas como consecuencia de su enfermedad (Huang JG, 2007; Torales, 2014).

CLASIFICACIÓN

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Para Serón y Calderón (2015), la psicodermatología aterriza la idea de la conexión
cutáneo-psíquica a la patología de la piel. Esta disciplina abarca cuadros muy
diversos entre sí, desde aquellos en los cuales el estrés juega un factor agravante,
hasta cuadros psicóticos con síntomas dermatológicos.

Entonces, cualquier paciente que se presente con alteraciones cutáneas y síntomas


psicopatológicos debe ser evaluado en conjunto como un paciente
psicodermatológico (Torales, 2014) y con ello orientarse en tres vertientes
generales:

1. Un trastorno psicofisiológico;
2. Un trastorno psiquiátrico primario; o
3. Un trastorno psiquiátrico secundario.

La tabla 1 presenta a cada uno de estos grupos (Koo & Lebwohl, 2001).

Tabla 1. Clasificación en Psicodermatología

Grupo Fisiopatología Ejemplos

Trastornos La esfera psíquica está implicada en su  Alopecia areata


psicofisiológicos patología, entre otras múltiples causas  Psoriasis
 Neurodermatitis
 Dermatitis seborreica

Trastornos La enfermedad primaria es la  Delirio de infestación


psiquiátricos psiquiátrica, que se manifiesta con  Dermatitis artefacta
primarios signos o síntomas cutáneos  Tricotilomanía
 Trastorno de
excoriación

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Trastornos La enfermedad dermatológica es la  Vitíligo
psiquiátricos desencadenante primaria de una  Alopecia areata
secundarios repercusión psicológica  Psoriasis
 Acné

Primer grupo: Se incluyen las dermatosis en que la influencia psicofisiológica


participa como un elemento más de la fisiopatología de la enfermedad (este es el
caso de la psoriasis, la dermatitis seborreica o la alopecia areata). En general, se
tiende a considerar la alteración psíquica como un desencadenante o agravante,
más que como una noxa única.

Segundo grupo: Los trastornos psiquiátricos primarios, en los que la enfermedad


primaria es la mental. El trastorno por antonomasia de este grupo es el delirio de
infestación, o síndrome de Ekbom (Torales, 2015).

Tercer grupo: Comprende trastornos dermatológicos con una repercusión


psicológica, fundamentalmente por la alteración de la autoimagen corporal (por
ejemplo, acné severo). En este caso, la dirección de la fisiopatología va de la piel al
sistema nervioso central, mientras que en el primer grupo de trastornos
psicofisiológicos dicha dirección va de la mente a la piel.

En el primer y en el último grupo: Existen trastornos comunes, como la psoriasis,


la dermatitis atópica y la alopecia areata, ya que la alteración psicológica es a la vez
causa y consecuencia de la enfermedad, y es difícil separar uno y otro aspecto
(Romaní de Gabriel & Chesa, 2005).

TRATAMIENTO

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Personas con cualquiera de estas patologías consultan inicialmente con el médico
dermatólogo, quien tiene así la responsabilidad de descubrir si sus lesiones están o
no relacionadas con factores psicológicos o psiquiátricos.

En caso positivo, puede entonces derivar al paciente al médico psiquiatra, pero esta
situación se ve dificultada en la práctica ante el temor de los pacientes de acudir a
la consulta con un especialista en psiquiatría, debido a que, muchas veces, los
mismos no aceptan que sus afecciones cutáneas sean producto de factores
psiquiátricos o psicológicos.

Una ingeniosa solución es la realización de una consulta “dermato-psiquiátrica”. Se


trata de una consulta multidisciplinaria, en la que se asocian un dermatólogo y un
psiquiatra. La consulta tiene lugar, generalmente, en el consultorio de dermatología.

La presencia simultánea de dos médicos, uno que mira y toca y otro que escucha,
concreta de manera concisa el vínculo existente entre dermatosis y psiquismo,
permitiendo al paciente sentirse considerado en su globalidad (Revelli et al, 2002).
De esta forma se evita que el paciente evada la consulta con el especialista en
psiquiatría y se realiza una efectiva y certera alianza terapéutica, que asegura el
éxito del tratamiento.

Es importante destacar que la psicodermatología no pretende sustituir el tratamiento


clásico de la dermatología; lo que hace es tratar de ahondar en los trastornos de la
mente que se esconden detrás de una alteración cutánea y solucionar el problema
desde ambas vías simultáneamente.

CONCLUSIONES

 En el ser humano es imposible separar la enfermedad física de la


enfermedad mental. Por una parte, la fisiopatología de cualquier enfermedad
contiene a la esfera psicológica dentro de sus múltiples elementos.

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 El aspecto físico es muy importante y por eso las enfermedades
dermatológicas ocasionan síntomas psicológicos y psiquiátricos

 En los últimos años la dermatología, casi paradójicamente, nos ha empujado


desde la superficie del cuerpo que se está examinando y tratando hacia la
profundidad del paciente, hacia su psique (Panconesi, 2000).
 Los médicos deben reflexionar sobre esta materia, considerando aspectos
de la psicología médica, de las enfermedades dependientes o influidas por el
estrés y de la psicodermatología.
 La línea entre las patologías orgánicas y mentales es, generalmente,
imprecisa;
 Es necesario recordar que cada persona puede responder de forma diferente
a los factores estresantes y las distintas respuestas pueden explicarse,
posiblemente, en términos psicológicos, que generalmente se refieren a las
características particulares de los pacientes.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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piel.,Editorial Glosa SL. ISBN: 978-84-7429-398-2. Barcelona 2009

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psychodermatology. Psychiatr Danub 2008;20:415-418.
 Cátedra de Dermatología, Universidad de la República (Uruguay).
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Fam Physician 2001;64:1873-1878.
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clínicas en Dermatología Psicosomática. En: Grimalt F, Cotterill J.
Dermatología y Psiquiatría. 1ª ed. Madrid: Aula Médica Ediciones; 2002. p.
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psychiatrique. Annales de Dermatologie et de Vénéréologie 2002;129:742-
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Piel 2005;20(6):282-289.
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 Torales J, Di Martino B. Psychodermatology: mind the skin. Telangana
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Wiley Blackwell; 2015. p. 252-261.

 Torales J. El Trastorno de Excoriación: de la emoción a la lesión. 1ª ed.


Asunción: EFACIM; 2014

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