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Módulo I

Nociones básicas de Derechos Humanos y su aplicación en Chile

Presentación

A través de este módulo, nos introduciremos en el marco general de los derechos


humanos para aproximarnos a una noción multidimensional de dicho concepto, sus
características y principios generales, además de identificar las fuentes que los
consagran y qué sentido y utilidad tienen para el quehacer universitario. Los temas
que abordaremos son:

1. Origen, evolución histórica y la tridimensionalidad de los derechos humanos.


2. La Declaración Universal como documento fundamental del derecho
internacional de los derechos humanos
3. Características y principios generales de derechos humanos

Objetivos

1. Integrar a sus nociones previas conceptos, características y principios de


derechos humanos, provenientes de la doctrina del derecho internacional de los
derechos humanos
2. Identificar el rol y las obligaciones del Estado en materia de derechos humanos
3. Relevar estándares de derechos humanos para la observación y análisis de
situaciones específicas.

1. Noción tridimensional de los Derechos Humanos

No existe una definición única y consensuada del concepto de derechos humanos. Más
bien, este concepto es dinámico y se va complejizando a medida que se reconocen
nuevas dimensiones de los derechos para distintos grupos humanos, en determinados
contextos sociales, históricos, culturales y/o políticos.

Cada persona tiene una noción particular sobre lo que son los derechos humanos, que
está mediada por su experiencia y sus circunstancias. Por la proximidad que nuestra
actual sociedad chilena tiene respecto del período de la Dictadura civil-militar ocurrida
entre 1973 y 1990, es probable que muchos/as relacionen casi automáticamente el
concepto de derechos humanos con las violaciones cometidas durante la dictadura,
tales como la desaparición, el exilio y la tortura, entre otras. Así lo corroboró la primera
Encuesta Nacional de Derechos Humanos realizada por el Instituto Nacional de Derechos
Humanos (INDH) en 2011, que entre una de sus preguntas consultaba a la ciudadanía

1
“¿qué conceptos se le vienen a la mente con la palabra derechos humanos?” a lo que
un 87% respondió “con las violaciones ocurridas en el régimen militar”.

Para acercarnos a una comprensión del concepto, comenzaremos refiriéndonos los


procesos más relevantes que nos ayudan a entender de qué manera se han desarrollado
las conquistas de derechos humanos. Distintos autores como Roberto Bobbio, Gregorio
Peces Barba o Agustín Squella han intentado sistematizar estos procesos, planteando
distinto número de ellos, pero hay coincidencia y claridad en que la evolución de los
derechos humanos han implicado un proceso de positivización, uno de
internacionalización, y otro de generalización, expansión1. Es importante indicar que
estos procesos no son secuenciales, sino que se desarrollan en forma paralela y
complementaria, teniendo como resultado la paulatina limitación del ejercicio del
poder y obtención de garantías sobre condiciones de vida de las personas.

Positivización Se reconocen los derechos en normas escritas y públicas. Así,


el poder del gobernante se comienza a limitar en favor del
pueblo. Esto se ve reflejado en la creación de constituciones
nacionales, proceso que continua a través de la elaboración
de nuevos tratados e instrumentos.
Internacionalización Se avanza desde una relación entre gobernantes y gobernados,
hacia una responsabilidad que recae también en la comunidad
internacional. La soberanía nacional tiene como límite el
resguardo de los derechos humanos.
Generalización Proceso por el cual se ha llegado a establecer que los derechos
pertenecen a todas las personas, sin diferenciación alguna.
Expansión Es el proceso de profundización en la interpretación de cada
derecho humano, considerando que la noción de dignidad se
interpreta de manera diferente según cambian los contextos.
Se profundiza las exigencias al Estado en la satisfacción de
derechos.

En el desarrollo de este conjunto de procesos, la Declaración Universal de los Derechos


Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948,
constituye un hito clave, pues marca el surgimiento del Derecho Internacional de los

1
BOBBIO, R. (1991) El tiempo de los derechos. Madrid: Editorial Sistema.
PECES BARBA, G. (1995) Curso de derechos fundamentales. Madrid: Universidad Carlos III de Madrid.
Pp. 154-205.
SQUELLA, A (2000) Introducción al Derecho. Cap. III. Los derechos fundamentales de la persona
humana. Santiago: Editorial Jurídica de Chile. pp. 212-225.

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Derechos Humanos y con él el establecimiento de un conjunto de instrumentos
internacionales e instituciones, que han contribuido a la profundización de la
comprensión de los derechos humanos y a una creciente formalización, precisando el
contenido de los derechos y avanzando en su consolidación.

En el preámbulo de la Declaración Universal así como en los más importantes tratados


internacionales de derechos humanos, se reconocen las distintas dimensiones que
comprenden los derechos humanos. Sin embargo, en el creciente proceso de
positivización de estos, ha prevalecido una comprensión jurídica, que se centra en los
aspectos normativos y que presta menos atención a las otras dimensiones. Frente a esto,
es importante volver a reafirmar la comprensión tridimensional de los derechos
humanos.

Esta idea sobre los derechos humanos reconoce tres dimensiones estrechamente
interrelacionadas. Una que refiere al carácter normativo, es decir, que los derechos
humanos son un conjunto de normas contenidas en los pactos, tratados y convenciones
internacionales, pero también en la Constitución y las leyes de cada país. Otra
dimensión de carácter ético, que los reconoce como un conjunto de valores que
permean la cultura y que orientan el comportamiento social y una tercera dimensión,
de carácter utópico y político que refiere a los derechos humanos como un ideal que
no ha sido alcanzado y al cual se aspira, por el cual las naciones deben esforzarse, tal
como dice el preámbulo de la Declaración Universal (DUDH).

Es importante señalar que estas tres dimensiones de los derechos humanos se


retroalimentan de manera dinámica y permanente, ya que las normas jurídicas
contribuyen a generar y reforzar en la cultura ciertos valores y actitudes acorde a dichas
normas. Por otro lado, los referentes éticos movilizan a la sociedad civil y a
defensores/as y organizaciones de derechos humanos a luchar por una mayor
profundización y ampliación de éstos, exigiéndole al Estado avanzar hacia el horizonte
ideal que plantean los estándares, y a su vez, moviendo ese horizonte cada vez más
lejos en la medida que se avanza hacia él. Las conquistas que se dan en el marco de la
lucha por acercar la brecha entre la realidad y el ideal, es decir, de llegar hacia el
horizonte, a su vez, se traduce en que los Estados van reconociendo esos avances,
traduciéndolas en nuevas normas jurídicas.

Ninguno de estos aspectos por sí solo puede definir lo que son los derechos humanos.
Una comprensión solo normativa reduce los derechos humanos a los aspectos que están
legalmente regulados. Una perspectiva que solo releva lo valórico, hace recaer toda la
responsabilidad en la formación moral o ética individual, diluyendo el carácter de
obligaciones exigibles para los Estados. Por último, una mirada sólo en torno al ideal,
sin comprender que la norma y la cultura constituyen caminos para alcanzarlo, no logra

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la movilización política y estanca el proceso de materialización de los derechos
humanos.

Esta comprensión tridimensional aún no ha logrado permear los procesos formativos con
los que se educa en materia de derechos humanos, ya que en este campo aún predomina
la propuesta de generaciones de derechos planteada originalmente por Karel Vasak en
1979, que distingue generaciones de derechos, en un símil con los valores de la
revolución francesa. Esta clasificación contiene elementos erróneos desde un punto de
vista histórico pero además, no favorece la comprensión de las características y
principios de los derechos humanos, por lo que es muy relevante que la academia pueda
hacer una revisión crítica de esta propuesta clasificatoria. Para ello, se propone la
lectura de Rabossi “las generaciones de derechos humanos; la teoría y el cliché” quien
plantea con claros argumentos y evidencia las dificultades e inconveniencia de la
utilización de esta mirada que jerarquiza derechos.

2. Características y principios de los Derechos Humanos

Junto con una comprensión multidimensional de lo que son los derechos humanos, es
muy relevante poder establecer cuáles son las características que le dan una naturaleza
diferente al derecho común o contractual. Sin embargo, al momento de enumerar las
características y principios de los derechos humanos se advierte una disparidad entre
las distintas fuentes.

Aún con las diferencias en las definiciones, hay un consenso en que el fundamento de
los derechos humanos es la dignidad de las personas y los pueblos, es decir, se
reconoce a todas las personas su condición de ser humano, y ser todas igualmente
valiosas por compartir esta cualidad. Los derechos humanos buscan responder a esa
dignidad inherente a todos los seres humanos, a través de un conjunto de facultades
que la protegen y resguardan sin distinción de ningún tipo, es decir,
independientemente de nuestra nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen étnico,
color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Es por ello que todos y todas tenemos
los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Pese a ello, la forma en que
esos derechos se satisfacen es distinta en cada contexto socio-histórico, dado que cada
pueblo entiende la dignidad en dependencia con su cultura, su organización política y
el desarrollo socioeconómico, además de su historia.

La principal fuente de los derechos humanos está constituida por diversos instrumentos
internacionales de derechos humanos como, por ejemplo, los tratados, pactos y
convenciones. Sin embargo, estos no identifican ni definen de manera explícita las
características de los derechos humanos, salvo algunas excepciones.

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La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que se llevó a
cabo en 1993 en Viena y que también es parte del derecho internacional de los derechos
humanos, sistematizó estas características, señalando que “todos los derechos humanos
son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí”. A su
vez, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
que surgió de esta Conferencia, incorpora de manera explícita su carácter inalienable,
elementos que han sido retomados y manifestados en los preámbulos y articulados de
los tratados internacionales más recientes. .

Con todo y pese a las diferencias que se pueden constatar al momento de enumerar las
características de los derechos humanos existe un consenso amplio en reconocer las
siguientes:

a) Son universales. Los artículos 1 y 2 de la Declaración Universal de los Derechos


Humanos (DUDH), así como el artículo 1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, reconocen que todas las personas somos libres y tenemos
una misma dignidad y que en función de ella podemos disfrutar de nuestros
derechos en igualdad de condiciones con respecto al resto de las personas,
independiente de nuestro género o sexo, preferencia política o ideológica,
condición socioeconómica, apariencia física, o cualquier otra condición. Por
ejemplo, con relación al sexo o género, el artículo 3 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC, 1966), reafirma esta idea al
señalar que “los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a asegurar
a los hombres y a las mujeres igual título a gozar de todos los derechos
económicos, sociales y culturales enunciados en el presente Pacto”.
Disposiciones como éstas que invocan al carácter universal de los derechos,
también es posible encontrarlas en convenciones específicas para grupos en
situación de vulnerabilidad como niños y niñas, pueblos indígenas y tribales,
trabajadores migratorios y sus familiares, etc.

b) Son Interdependientes e indivisibles. Como señala el artículo 2 de la DUDH,


toda persona tiene todos los derechos, dado que la dignidad se constituye y se
resguarda a través de todos derechos reconocidos, no es posible desconocer
alguno como parte constitutiva de la persona, o jerarquizar unos como más
valiosos que otros. Esto ha sido reafirmado en el preámbulo común que inician
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. . En ese sentido, los derechos
humanos se relacionan entre sí y la afectación, realización o disfrute de uno
afectará necesariamente otro (u otros).

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Debido a circunstancias históricas relacionadas con las tensiones propias del
período de la Guerra Fría, que dieron origen a la firma del Pacto Internacional
de los derechos Civiles y Políticos (PIDCP) por una parte y al Pacto Internacional
de los derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) por otra, los derechos
se han clasificado en estas dos categorías. Por una parte los derechos civiles y
políticos que refieren a libertades civiles y participación en la vida democrática
(como el derecho a circular libremente, a la seguridad personal y a votar, entre
otros), y por otra a los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) que
refieren a las condiciones mínimas que satisfacen la dignidad de las personas y
que les permiten vivir de manera adecuada (como el derecho a la salud y a la
educación). Esta tipología de ninguna manera implica que hay derechos más
relevantes que otros, al contrario, no hay jerarquías entre ellos y en ambos
pactos se afirma la igualdad del conjunto de los derechos.

c) Inalienables/irrenunciables. Los preámbulos del Pacto Internacional de


Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y del Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales (PIDESC), ambos aprobados en 1966, reconocen
de manera explícita la inalienabilidad de los derechos humanos, lo que implica
que éstos son inherentes a las personas porque reconocen su dignidad pero que
además no se pueden vender, desechar ni renunciar a ellos. Ciertamente las
personas pueden no ejercer los derechos que les están reconocidos, pero lo que
no puede ocurrir es que el Estado genere condiciones inadecuadas que impidan
el goce de derechos establecidos en los diferentes instrumentos internacionales.

Con relación a los principios de los derechos humanos, si bien los instrumentos
internacionales de derechos humanos tampoco hacen una definición explícita, desde el
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2012) se ha
señalado que éstos refieren a “normas transversales que orientan al Estado y a otros
garantes de derechos en su aplicación de los derechos humanos”. Además, y como
operan con dicho criterio, son vinculantes para los Estados, es decir, exigibles desde el
punto de vista jurídico.

En esta sección abordaremos cuatro principios que cruzan toda la concepción de


derechos humanos y el ejercicio de cada uno de ellos:

a) Principio de Igualdad y no discriminación. Este principio, desarrollado con


mayor profundidad en el módulo 2, recoge la característica de universalidad de los
derechos y su debida garantía para el reconocimiento y ejercicio de los mismos. Tanto
el PIDCP como el PIDESC (artículos 2 y 3 respectivamente), señalan el compromiso de
los Estados Partes para garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos

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los derechos. Este principio, implica no sólo reconocer a todas las personas como
sujetos de derecho, sino que además asegurar el goce de esos derechos sin
discriminación, especialmente de quienes han estado en una situación de desventaja
social por barreras estructurales, culturales, políticas, económicas o de otro tipo y que
les han impedido disfrutar de sus derechos en condiciones similares con respecto al
resto de la población.

Es más, asumiendo esta dimensión específica, algunas convenciones para grupos en


situación de vulnerabilidad han aportado otros principios particulares para ayudar a
materializar este principio general. Por ejemplo, en el caso de los niños y niñas, el
artículo 3 de la Convención de los Derechos del Niño insta a “las instituciones públicas
o privadas de bienestar social, los tribunales, a las autoridades administrativas o los
órganos legislativos”, a que en todas las medidas que se tomen se considere el interés
superior del niño. Una situación de especificidad parecida se da en el caso de lo que
establece el artículo 5 de la Convención de las Personas con Discapacidad al establecer
que “los Estados Partes prohibirán toda discriminación por motivos de discapacidad y
garantizarán a todas las personas con discapacidad protección legal igual y efectiva
contra la discriminación por cualquier motivo” o de que “se adoptarán todas las
medidas pertinentes para asegurar la realización de ajustes razonables”.

b) Principio de Participación. Además de ser un derecho en sí mismo, representa


una forma o mecanismo de ejercer el conjunto de derechos que se les reconocen a
todas las personas, a través de la consulta y opinión en los asuntos de interés público,
que está recogido en el artículo 21 de la DUDH, en el artículo 23 de la Declaración
Americana de Derechos Humanos y en el artículo 25 del PIDCP. Se trata de un principio
relevante porque legitima la opinión de aquellos grupos destinatarios de las
intervenciones estatales, asumiendo que su diseño, implementación y evaluación no
sólo es una cuestión de expertos/as. Un requisito de cumplimiento de este principio es
que la participación sea informada de manera que las personas puedan efectivamente
dialogar en igualdad de condiciones y que sus opiniones sean vinculantes con aquello
que se decide ofrecer como solución.

c) Principio de no regresividad. Una vez reconocidos los derechos o algún ámbito


específico de ellos, no pueden desconocerse y el Estado no puede generar medidas que
tengan por objeto retroceder en el reconocimiento y cumplimiento de éstos. Este
principio es explícito en el caso de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales Y lo
es indirectamente en el de los Derechos Civiles y Políticos, dado que sólo pueden ser
suspendidos o restringidos en algunas excepcionales circunstancias, pero no derogarlos
o desconocerlos.

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d) Principio Pro persona/ pro-homine. Implica reconocer que se ha de aplicar la norma
que mejor proteja y de mayores garantías de goce de derechos a la persona o colectivo.
Este principio es necesario de considerar en situaciones de colisión de derechos y en los
contextos nacionales, dado que los países pueden tener normas más favorables que los
mínimos que establecen las convenciones y pactos del derecho internacional de los
derechos humanos. En este sentido, algunos instrumentos de derechos humanos como
la Convención Americana de Derechos Humanos (artículo 29) y el PIDESC (artículo 5),
establecen indicaciones que permiten resguardar las normas de interpretación que
pudieran limitar, restringir o menoscabar los derechos humanos a pretexto de que leyes,
convenciones, reglamentos o costumbres no los reconocen o los reconocen en menor
grado.

3. Obligaciones del Estado en materia de derechos humanos

A partir de la noción comprensiva de derechos humanos, se señalaba que el Estado es


el principal sujeto de obligaciones con respecto a los sujetos de derecho que pueden
ser personas o colectivos.

Las obligaciones del Estado recaen en sus instituciones, pero los funcionarios y
funcionarias estatales también tienen obligaciones y su incumplimiento no solo
compromete su propia responsabilidad sino también la responsabilidad internacional
del Estado en materia de derechos humanos. Esto se refiere a los/as funcionarios/as
públicos del gobierno central y regional, municipalidades y organismos autónomos, así
como los/as agentes de fuerzas armadas, de orden y seguridad pública o cualquier
persona que se encuentre ejerciendo funciones públicas, sin importar el régimen
contractual que tenga con el Estado. El ámbito jurídico también extiende esta
responsabilidad a las personas que trabajan con aquiescencia del Estado, es decir, con
su consentimiento o acuerdo. De este modo, organismos colaboradores de SENAME, las
y los funcionarios/as a honorarios y todos los que prestan servicios vía subvenciones del
Estado, tienen obligaciones. Incluso, también se vuelve responsable un privado que
actúa con conocimiento de un agente estatal

Es importante destacar que también son sujetos de obligaciones en materia de derechos


humanos los particulares, las empresas, las organizaciones internacionales y otros
agentes no pertenecientes al Estado. Todos tienen la obligación de respetar los
derechos humanos, pero además pueden tener otras obligaciones específicas. Los
padres y madres, por ejemplo, tienen obligaciones explícitas en virtud de la Convención
sobre los Derechos del Niño.

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A pesar de todo, el Estado sigue siendo el primer titular de obligaciones en virtud del
derecho internacional y no puede revocar su deber de poner en pie y hacer efectivo un
entorno reglamentario adecuado para las actividades y responsabilidades del sector
privado. Las leyes y las políticas nacionales deben detallar cómo se cumplirán las
obligaciones del Estado en materia de derechos humanos en los niveles nacional,
provincial y local, y la medida en que los individuos, las empresas, las entidades de
gobierno local, las ONG u otros órganos de la sociedad compartirán directamente la
responsabilidad de la ejecución.

Los diversos instrumentos internacionales, refieren al Estado estableciendo con qué


propósito y en qué sentido deberá cumplir con sus obligaciones de derechos humanos
para toda la población y también para aquellos grupos que se encuentran en una
situación de desventaja histórica.

Entre los/as autores/as existen diversas formas de clasificar las obligaciones del Estado
para garantizar el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos, y a pesar de
que no hay pleno consenso sobre la forma de hacerlo, es posible afirmar como tales las
siguientes:

 Respetar: significa que el Estado no impedirá el acceso o realización de


derechos y no los limitará o restringirá más allá de lo autorizado.

 Proteger: implica evitar que terceros (personas naturales o instituciones)


priven de derechos a las personas.

 Realizar: supone generar condiciones para el ejercicio y protección de los


derechos (adoptar medidas, proveer bienes y servicios).

 Promover: refiere a difundir los derechos para que la ciudadanía pueda


ejercerlos y exigir su cumplimiento.

Del conjunto de obligaciones que el Estado tiene en materia de derechos humanos,


además, hay una clasificación relevante de mencionar respecto a la temporalidad de
su exigibilidad, es decir, cuándo o en qué momento se hacen efectivos.

Por un lado, hay medidas inmediatas, que se hacen exigibles de manera completa al
Estado desde que ratifica el Pacto, incluyendo los principios de derechos humanos,
como por ejemplo la obligación de tomar medidas hasta el máximo de los recursos
disponibles. Por otro lado, hay medidas progresivas que no pueden dilatarse en el
tiempo, es decir, el Estado debe al menos tomar alguna medida de forma inmediata y

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comprometerse a avanzar en algunas dimensiones con respecto a las características y
alcances del derecho establecidas en los instrumentos internacionales de derechos
humanos.

Por último, el Estado tiene obligaciones adicionales respecto de algunos grupos de la


sociedad que se ven, en la práctica, impedidos de ejercer de manera igualitaria sus
derechos por diversos factores. Estas obligaciones reconocen la universalidad,
indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos y asimismo reafirman el
principio de igualdad y no discriminación. En ese caso, las convenciones que se han
acordado internacionalmente en relación con ciertos grupos, como la Convención para
la eliminación de la discriminación contra la mujer (CEDAW), la Convención de Derechos
del Niño (CDN), la Convención de personas con Discapacidad (CPD), la Convención
Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios
y de sus Familiares, entre otras, establecen medidas especiales de protección que el
Estado debe tomar para garantizar el ejercicio igualitario de los derechos humanos
establecidos en los pactos generales. En ocasiones, se afirma que estos grupos en
situación de vulnerabilidad tienen nuevos o más derechos, sin embargo, es importante
esclarecer que no existen nuevos derechos sino obligaciones adicionales para garantizar
esos derechos que son comunes a todas las personas.

Un último tema fundamental en las obligaciones dice relación con el origen de estas en
el sistema internacional de protección y su aplicabilidad en el ámbito interno de cada
país. Sobre este punto y sobre cómo se constituyen, reconocen y se genera
responsabilidad internacional de los Estados en torno a estas obligaciones, les
solicitamos que revisen el texto de lectura obligatoria de Claudio Nash, “La protección
internacional de los Derechos Humanos en contexto”. Así también este texto introduce
el tema de los límites legítimos que tiene el ejercicio de derechos humanos, puesto que
muy con el contrario a lo que se entiende en el sentido común, los derechos humanos
no son absolutos, es decir, pueden y requieren de ser regulados en función de la
convivencia de las sociedades democráticas, ý en atención a los contextos culturales y
sociales específicos. De allí que su carácter universal implica un reconocimiento de
diversidades sociohistóricas y económicas, que dan pie a la fijación de mínimos comunes
capaces de acoger y atender a esas particularidades, sin renunciar al fundamento base
del reconocimiento de la dignidad ontológica de todo ser humano, la búsqueda de
mayor igualdad, libertad y paz entre los grupos y las naciones.

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4. Fuentes del Sistema Internacional de Protección y Promoción de Derechos
Humanos

En la sección anterior revisamos las obligaciones que tienen los Estados con respecto a
los derechos humanos. Estas obligaciones están contenidas en instrumentos que los
Estados han firmado y ratificado y son parte de un sistema complejo de protección y
promoción de derechos humanos, que tiene una organización y formas de actuación que
revisaremos ahora.

El sistema internacional de protección y promoción de derechos humanos se compone


de dos subsistemas que reciben el nombre de sistema universal y sistemas regionales
(Sistema Interamericano, Sistema Europeo y Sistema Africano de derechos humanos).
Todos ellos han sido creados de común acuerdo por parte de los Estados, convocados
por Naciones Unidas, como una forma de demarcar los límites estatales y establecer un
adecuado cumplimiento de obligaciones mediante mecanismos de vigilancia y
monitoreo. Para el cumplimiento de estas funciones se han establecido mecanismos de
monitoreo y mecanismos de protección.

4.1. Sistema universal de derechos humanos

El sistema universal nace en la Organización de Naciones Unidas y está conformado por


mecanismos que apuntan a proteger a todas las personas del mundo. Adopta la
denominación de universal en virtud de la Declaración Universal de Derechos Humanos
y del principio de universalidad. Este sistema tiene dos tipos de mecanismos.

Los mecanismos convencionales, que refieren a las actuaciones de monitoreo e


interpretación de derechos que realizan los órganos creados por las convenciones de
derechos humanos, aprobados por las asambleas generales, que fijan el estándar y
controlan su cumplimiento, por ejemplo, mediante informes periódicos y quejas
individuales. En el caso de los mecanismos extraconvencionales, se trata de las
recomendaciones e interpretación de derechos que realizan órganos distintos a los
creados en las convenciones, por ejemplo a través de las Relatorías, Grupos de Trabajo
y Examen Periódico Universal (EPU).

Para comprender mejor estos mecanismos, es necesario conocer las fuentes del sistema
universal de protección y promoción de los derechos humanos, llamadas también
convenciones. Estas se dividen en instrumentos denominados convenciones generales,
como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH, 1948), el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PDCP, 1966), Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC, 1966) y las convenciones
específicas que abordan el reconocimiento y ejercicio de derechos para grupos en
situación de vulnerabilidad, como por ejemplo la Convención de los Derechos del Niño

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(1989), la Convención sobre los derechos de las Personas con Discapacidad (2006), entre
otras. También están otras convenciones temáticas, como es el caso de la Convención
contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1984) o la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
Racial (1965), entre otras.

3.2 Sistema interamericano de derechos humanos

El Sistema Interamericano es el sistema de protección de derechos de la Organización


de Estados Americanos (OEA), de la cual Chile es parte. En este caso, también existen
convenciones generales: la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre (1948) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1978); y
convenciones específicas que abordan la situación de reconocimiento y ejercicio de
derechos para grupos en situación de vulnerabilidad, como la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(“Convención de Belém do Pará”) o la Convención Interamericana para la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad.

Los mecanismos convencionales del sistema interamericano fueron creados por


Convención Americana sobre los Derechos Humanos. Estos son la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Ambas tienen diferentes funciones, ya que la Comisión actúa como instancia
previa a la Corte, evaluando la admisibilidad de las demandas, emitiendo informes de
fondo y proponiendo soluciones amistosas. Además, las Relatorías sobre temas
especiales también dependen de la Comisión.

La Corte Interamericana tiene como funciones dictar sentencias sobre los casos
presentados y emitir opiniones consultivas cuando los Estados preguntan sobre cómo
interpretar alguna convención del sistema.

Tanto en el sistema universal como interamericano hay una serie de protocolos


facultativos que profundizan algunos aspectos o mecanismos jurídicos que
complementan y añaden provisiones al tratado. Un protocolo es “facultativo” porque
no vincula automáticamente a los Estados que ya han ratificado el tratado original. Esto
es lo que ocurre en el caso del El Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales "Protocolo
de San Salvador" que surge como una necesidad por regular el cumplimiento de los
derechos económicos, sociales y culturales a nivel americano (OEA) y que Chile no ha
ratificado.
5. Sistemas nacionales de protección de los derechos humanos

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Cada Estado tiene su sistema nacional de protección de los derechos humanos, el cual
al reconocer el sistema universal y el regional correspondiente, debiera recoger el
conjunto de estándares internacionales de derechos humanos, es decir, ir incorporando
o adecuando las normas e institucionalidad estatal vigente para una correcta protección
y promoción de los derechos humanos.

Así es planteado el deber de articulación y adecuación de la normativa interna en los


instrumentos internacionales del sistema universal e interamericano, por ejemplo, en
la DUDH (artículo 30), en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo
2), en el artículo 2 del PIDCP, que establece el compromiso de parte de los Estados de
“adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales, (…), las medidas
oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos los derechos reconocidos”, entre otros.
Ahora bien, es el Estado, mediante sus diferentes instituciones, el responsable de la
garantía de los derechos humanos respecto de sus propios ciudadanos/as y de toda
persona sometida a su jurisdicción, como vimos en el punto 3 de este módulo. Sin
embargo, la puesta en marcha y la protección de los derechos humanos en el seno de
cada Estado depende inicialmente del estado de normas y reglas que fundan y rigen la
vida en sociedad.

De este modo, el Estado mediante una serie de instituciones se dota la facultad de


asegurar el respeto de los derechos humanos: las instituciones "clásicas" que ponen de
pie los poderes legislativo, judicial y ejecutivo; así que cada Estado establece sus
propios mecanismos administrativos, políticos y judiciales para dar cumplimiento a sus
obligaciones.

Asimismo, desde la década del 1970 en numerosos países se ha creado instituciones


específicas de promoción y de protección de derechos humanos, inicialmente como
respuesta a situaciones internas, luego a las recomendaciones de la Conferencia de
Viena y hoy como un de las obligaciones generales del Estado en materia de derechos
humanos. Así, la obligación de garantía de los derechos humanos exige organizar el
aparato estatal de modo tal que las personas puedan ser protegidas efectivamente ante
las amenazas y violaciones a sus derechos.

La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas (ACNUDH) para los Derechos
Humanos, señala que cuando hablamos de Instituciones Nacionales de Derechos
Humanos nos referimos a instituciones especiales de carácter administrativo que tienen
por mandato promover y proteger los derechos humanos. Si bien dentro de este
concepto caben disímiles tipos de instituciones, éstas presentan características
comunes: son siempre de carácter administrativo (no son judiciales ni legislativas);
tienen, por regla general, atribuciones para prestar asesoramiento en materia de

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derechos humanos, ya sea de manera general, mediante informes, recomendaciones, o
a través de casos individuales, examinando denuncias y pronunciándose al respecto.

De acuerdo al ACNUDH estas instituciones pueden corresponder a “comisiones


nacionales de derechos humanos” y “ombudsperson” o “defensorías del pueblo”, así
como a instituciones especializadas, establecidas para la defensa de los derechos de
determinados grupos en condición de vulnerabilidad, como las personas con
discapacidad, los niños y niñas, la población indígena, etc.

5.1 La institucionalidad encargada de la protección y promoción de los derechos


humanos en Chile.

En el entendido que las Instituciones Nacionales juegan un rol crucial en la promoción


y protección de los derechos humanos. En nuestro país, las primeras instituciones sobre
la materia, son posteriores a la recuperación de la democracia y estuvieron inicialmente
orientadas en establecer la verdad, reparar a las víctimas y garantizar la no repetición
de las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura.

Las principales instituciones fueron la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, la


Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, la Mesa de Diálogo, la Comisión
Nacional sobre Prisión Política y Tortura, y la más reciente Comisión Asesora
Presidencial para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y
Víctimas de Prisión, Política y Tortura. Todas estas instituciones se caracterizaron por
tener un mandato específico y ser transitorias, por ello, se hacía ineludible crear una
institucionalidad que cumpliera con los estándares internacionales a los que Chile se
había comprometido.

Esta histórica demanda se materializó el 10 de diciembre de 2009, cuando mediante la


Ley número 20.405 se creó el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Así Chile
consagró un organismo público permanente e independiente para velar por el respeto
y promoción de los derechos fundamentales. Para cumplir adecuadamente su labor el
Instituto cuenta con autonomía institucional, financiera y política.

La autonomía institucional del INDH se aseguró al otorgarle personalidad jurídica propia


y al establecer su independencia del ejecutivo, el cual no puede supervigilar al Instituto
a través de ningún ministerio. La autonomía financiera del Instituto tiene fundamento
en el patrimonio propio conformado por los aportes de la Ley de Presupuestos de la
Nación. Es decir, el Instituto forma parte del Presupuesto Nacional con lo cual su
disponibilidad presupuestaria no queda sujeta a la voluntad del ejecutivo. Por último,
la autonomía política del Instituto tiene sus bases en la procedencia de sus autoridades,
en la forma en que se designan y remueven.

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El INDH tiene diversas funciones, entre las que podemos destacar: (1) elaborar un
informe anual de la situación nacional de derechos humanos y hacer recomendaciones
para su debido resguardo y respeto; (2) comunicar al Gobierno y a los distintos órganos
del Estado su opinión sobre situaciones relativas a derechos humanos que ocurran en
nuestro país; (3) proponer a los órganos del Estado medidas para favorecer la promoción
y protección de los derechos humanos; (4) iniciar ciertas acciones legales ante los
Tribunales de Justicia1; (5) cooperar con la ONU y otras instituciones relacionadas,
regionales o de otros países, en la promoción y protección de los derechos humanos;
(6) difundir el conocimiento de los derechos humanos, favorecer su enseñanza en todos
los niveles educacionales.

Por otro lado, el 5 de enero de 2016, mediante la Ley número 20.885, se creó la
Subsecretaría de Derechos Humanos, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos. Esta nueva institución tiene como fin concentrar en un solo órgano la función
de proponer y coordinar las políticas públicas en el ámbito de los derechos humanos.
La Subsecretaria, responde a la necesidad de generar e implementar una política
unitaria desde el gobierno que permita coordinar las distintas iniciativas sectoriales en
materia de derechos humanos, para lo cual contará con un Comité Interministerial de
Derechos Humanos, encargado, entre otras materias, de la elaboración de un Plan
Nacional de Derechos Humanos. El primer Plan fue presentado en diciembre de 2017 y
se encuentra en proceso de ajuste e implementación por las nuevas autoridades de
gobierno.

En el presente año, 2018, se promulgó la ley que genera un organismo autónomo


especializado, la Defensoría de los Derechos de la Niñez, y se generó también, por
medio de otra ley, una Secretaría gubernamental con la misma focalización. Ambas
instituciones se encuentran aún en proceso de instalación.

Por otra parte, siguen en el debate parlamentario un proyecto de reforma


constitucional para crear una defensoría de las personas (“ombudsperson”), y otras
defensorías especializadas como es la de pueblos indígenas y la definición cómo y dónde
tendrá asiento institucional el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, que es
un compromiso pendiente que tiene Chile tras la ratificación de la Convención contra
la Tortura y su protocolo facultativo.

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Lecturas obligatorias

NASH, Claudio. “La protección internacional de los Derechos Humanos en contexto”. En


El sistema interamericano de Derechos Humanos en acción, aciertos y desafíos. México,
Editorial Porrúa, 2009, pp.19-28 (10 páginas).

RABOSSI, E. “Las generaciones de derechos humanos; la teoría y el cliché”, Lecciones y


Ensayos, nº 69-71, 1997-98, pp. 41 y 52 (12 páginas). Buenos Aires: Abeledo Perrot.
Disponible en: http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/lye/revistas/69-70-71/las-
generaciones-de-derechoshumanos-la-teoria-y-el-cliche.pdf

Lecturas complementarias

DEL TORO HUERTA, M. (2012) La Declaración Universal de los Derechos Humanos: un


texto multidimensional. Comisión Nacional de Derechos Humanos México. Fascículo 2.
Disponible en: http://200.33.14.34:1033/archivos/pdfs/DH_99.pdf

HENDERSON, Humberto. “Los tratados internacionales de derechos humanos en el orden


interno: la importancia del principio pro homine”. En Revista IIDH, vol. 39, San José,
2004, pp.71-99 (28 páginas). Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/tablas/R06729-
3.pdf

NÚÑEZ, Constanza. “Bloque de constitucionalidad y control de convencionalidad:


avances jurisprudenciales” En Anuario de Derechos Humanos, N°11, Santiago, 2015,
pp.157-169 (12

páginas). Disponible en:


http://www.academia.edu/17427606/Bloque_de_constitucionalidad_y_control_de_co
nvencionali dad_avances_jurisprudenciales

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