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Este documento es parte de la traducción del libro “More than words”, escrito por Fern Sussman
y publicado por el Programa Hanen (Canadá). Todo su contenido está protegido por las normas
internacionales de copyright y de propiedad intelectual. Esta versión española es sólo para uso
interno y está rigurosamente prohibida su reproducción y distribución pública
Revisión, ajuste y colocación de imágenes (Edel López RED) Para uso de los familiares
de RED.
FERN SUSSMAN
Ilustraciones por
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Aquí falta el índice!!!!
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ALGUNAS PALABRAS ACERCA DE ALGUNAS PALABRAS
El Trastorno del Espectro Autista es un término que comúnmente es usado por muchos
profesionales para describir a los niños que tienen dificultades en las interacciones sociales, de
juego y comunicación. En este libro, uso este término en la versión abreviada -TEA. TEA no es
un término médico, pero si es un camino conveniente para describir a un largo y diverso grupo
de niños que tiene similitudes en el modo en que procesan información y entienden el mundo.
Puedes haber oído el término Trastorno Profundo del Desarrollo, Autismo, Síndrome de
Asperger, Hiperlexia y Trastorno Semántico-Pragmático. Todos asociados con TEA. No importa
que etiqueta se le ha dado a tu hijo, recuerda que lo primero y más esencial es que él o ella es
un individuo único, con sus propios puntos fuertes y débiles.
Las etiquetas pueden asustar, pero en este caso, las etiquetas del TEA te pueden ayudar a
acceder a la información y servicios correctos para tu hijo. El primer paso para ayudarlo en su
desarrollo es reconocer sus necesidades especiales.
Para reflejar la prevalencia de TEA en la población –3 de cada 4 niños afectados son hombres-
en todos los capítulos excepto el 3, 9 y 12 se usa el género masculino para referirnos a niños o
niñas indistintamente. Sin embargo, en reconocimiento de todo el amor, esfuerzo y trabajo
arduo de ambos padres, mamá y papá son igualmente representados.
Como cualquier padre, quieres darle a tu hijo todas las oportunidades para que desarrolle y
alcance su potencial. Los profesionales, como por ejemplo terapeutas del lenguaje, terapeutas
ocupacionales, psicólogos y otros educadores están para ayudarte a ti y a tu hijo en la jornada
diaria. Recuerda solamente lo siguiente:
Tú eres quien sabe lo que es mejor para tu hijo.
Tú eres quien lo cuida mejor.
Tú eres la persona más constante e importante en los primeros años de su vida.
te preste atención
encuentre placer en la comunicación bimodal
imite cosas que haces o dices
entienda lo que otros dicen
interactúe con otras personas
¡se divierta!
practique a menudo lo que aprende
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tenga estructura, repetitividad y previsibilidad en su vida
En este libro las ideas están basadas en Más Que Palabras - El Programa Hanen para padres de
niños con TEA (o con dificultades de comunicación relacionadas). Este programa entrena a los
padres a que ayuden a sus hijos menores de 6 años a aprender a interactuar y comunicarse
usando las oportunidades que ocurren naturalmente durante todo el día. Se han desarrollado
nuevas estrategias para ayudar a los niños afectados, ya que ha crecido nuestra comprensión
acerca de la naturaleza del TEA. En este libro no sólo observamos la clase de dificultades que tu
hijo podría tener con su comunicación, sino también qué estrategias puedes usar para ayudarle.
Se escribió, para que tú, como padre/madre, puedas aprender a transformar las rutinas y
actividades diarias de tu hijo en oportunidades de aprendizaje comunicativo.
Puesto que cada capítulo precede al anterior, será mucho más provechoso si lo lees de principio
a fin. Los dos primeros capítulos de este libro se refieren a lo que es la comunicación y cómo es
mucho “más que palabras.”
En el capítulo 2 empezamos con: “Establece metas utilizando el conocimiento que tienes sobre
tu hijo” de acuerdo a la etapa de comunicación que se encuentre. Hay algunas ideas prácticas
en la segunda parte de este capítulo para que empieces a conseguirlas.
El resto del libro ofrece ideas y sugerencias para el desarrollo de todas las etapas de
comunicación de los niños. En la primera sección de la mayoría de los capítulos, se muestra
cómo aplicar la información del capítulo para los niños en todas las etapas. La segunda sección
da una idea general de información acorde a la etapa de tu hijo. Puedes leer la información al
principio del capítulo y después encontrar la sección que te de información específica de él. Las
indicaciones debajo de cada etapa se mencionan sólo como pautas.
A menudo puedes encontrar en otras etapas algunas sugerencias valiosas para tu hijo. Cada
capítulo concluye con un pequeño resumen de los puntos importantes que se han tratado.
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En el capítulo 6: “Ayuda a tu hijo a entender lo que dices”, nos centramos en cómo ajustar la
forma en la que hablas a tu hijo para que pueda comprender lo que dices.
El Capítulo 7: “Usa las ayudas visuales”, te da una idea general de lo que puedes hacer con los
objetos, dibujos y letras para que ayudes a tu hijo a entender situaciones, organizar su vida y
expresarse. Puedes reproducir los dibujos que usamos en el capítulo 7 para que hagas de
ayudante visual de tu hijo.
En el capítulo 8: “R.O.C.K. en sus rutinas” nos centramos en cómo usar todas las estrategias
desde el capítulo 1 al 7 para fomentar la interacción, entender la independencia y la
conversación durante las rutinas diarias de tu hijo.
En el capítulo 9: “Haz la mayor parte con música.” Con palmaditas o golpecitos de la música que
le encanta a tu hijo improvisas la interacción y la comunicación.
En el capítulo 10: “Sacamos los libros” úsalos de una manera estructurada para que ayudes a tu
hijo a entender más palabras y desarrollar nuevos pensamientos y formas para que los
comunique.
El capítulo 11: “Saca los juguetes”, describe las clases de juguetes que ayudarán a tu hijo a que
desarrolle el juego y las habilidades de comunicación.
Finalmente en el capítulo 12, “Vamos a hacer amigos”, hay sugerencias prácticas de cómo
fomentar la amistad y además que use sus amistades para desarrollar nuevas habilidades de
comunicación.
El glosario al final del libro te ayudará a recordar de una manera fácil algunos de los significados
de los términos que utilizamos lo largo del libro.
Las estrategias explicadas a lo largo de este libro pueden fomentar en tu hijo un ambiente que
promueva aprendizajes y comunicación y dejar que toda tu familia se una y se divierta
Además, puedes ayudar a tu hijo con algo de paciencia y persistencia para que alcance su
mayor potencial en los años tempranos de su vida.
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CAPITULO 1
Benjamín tiene 3 años y parece que no le gusta estar con otras personas, prefiere jugar solo y
mover su tren de atrás para delante en las vías. Cuando está jugando con sus trenes, Benjamín
siempre está en movimiento, corriendo de la sala a la cocina y de regreso. Sus papás están
preocupados porque Benjamín no está hablando y no responde a su nombre.
Los papás de Benjamín no saben cómo ayudarlo a comunicarse, ni siquiera saben si los escucha
cuando le están hablando, pero sí saben muchas cosas acerca de él. Saben qué tipo de comida,
juguetes y actividades le gustan, así es que, aunque sus papás no se den cuenta de ello, esta
información es importante para ayudarle.
Cuando sabes lo que le gusta a tu hijo, sabes lo que puede ayudarle a comunicarse:
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¿Con quién le gusta estar más?
Algunos niños dan pistas claras acerca de sus preferencias y de las cosas que no les gustan, por
ejemplo, a tu hijo le gusta jugar siempre con el mismo juguete o le gusta llevarte hacia la
puerta de enfrente una y otra vez. En esas situaciones, es fácil darse cuenta de lo que le gusta.
Pero algunas veces, necesitas observar más detenidamente a tu hijo para descubrir sus
preferencias. Tal vez te des cuenta que a él le gusta brincar de arriba abajo, correr de un lado a
otro o gatear debajo de los muebles más de lo que tu piensas.
Las Cosas que a Tu Hijo le Gusta Hacer, Tal Vez sean Difíciles de Entender
Las Cosas que le Disgustan a tu Hijo, tal vez sean Difíciles de Entender
Pensé que a todos los niños les encantaba el espagueti. ¿por qué a Karla no?
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Tu Hijo tal vez Haga otras Cosas que son Difíciles de Entender
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Las Acciones de tu Hijo te Enseñan cómo Siente el Mundo a través de los Movimientos,
Tocando, Viendo, Escuchando y Oliendo.
Muchos niños que tienen TEA como los que se mostraron en las páginas anteriores, responden al
mundo que los rodea de formas inusuales. Esto es porque ellos tal vez no sienten las cosas del
mismo modo que tú o yo. Tu hijo puede ser hipersensible a ciertas sensaciones, lo cual significa
que sólo hace falta una pequeña cantidad de sensación para estimularlo mucho. Si tu hijo es
hipersensible tal vez llegue a ser retraído y trate de evitar las sensaciones que le molestan. Por
ejemplo, Cristopher, uno de los niños que fue descrito anteriormente, es hipersensible al sonido
de la aspiradora, por eso es que se cubre los oídos, para bloquear el ruido.
Al mismo tiempo tu hijo tal vez sea insensible a ciertas sensaciones y las busque demasiado
porque lo estimulan. Los niños que son insensibles al movimiento, son especialmente activos
porque buscan esas sensaciones que necesitan a través de estar corriendo de un lado para otro,
moviéndose y brincando. Por otro lado, hay otros niños que son insensibles a las sensaciones y
sin embargo son pasivos. Apenas reaccionan al mundo que los rodea porque no están teniendo
suficiente estimulación de el. Es posible que tu hijo haya mezclado reacciones con sensaciones-
tal vez sea hipersensible hacia algunas de ellas e insensible a otras. Muchos niños con TEA son
insensibles al lenguaje y no responden a éste, aun cuando otros sonidos los molesten. Si tu hijo
tiene problemas escuchando sonidos del lenguaje, va a ser difícil para él poner atención a lo que
dices. El comportamiento de estos niños en los dibujos de las páginas 3,4 y 5, con excepción de
Eduardo, pueden ser explicados por las sensaciones a las cuales ellos son hipersensibles o
insensibles. Como muchos niños con TEA, Eduardo, el pequeño niño que no sabe cómo pedalear
su triciclo debido a problemas motores, lo cual significa que es difícil para él planear y llevar a
cabo estos movimientos.
Si tu hijo tiene dificultades motoras, tal vez esté chocando con cosas o juegue con sus juguetes
de una forma repetitiva, ya que encuentra más fácil llevar a cabo un sólo juego de acción que
muchos. Hablar es difícil para algunos niños que tienen TEA, en parte porque hablar requiere
llevar a cabo una gran planeación motora con la boca, lengua y aparato fonoarticulador.
Eduardo tiene problemas con su triciclo. Es incapaz de planificar y llevar a cabo los movimientos
necesarios para montar y pedalear.
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Une las preferencias y acciones de tu hijo para saber cómo percibe al mundo
Estos niños son hipersensibles Estos niños son insensibles
a algunas sensaciones y tratan a algunas sensaciones y
de evitarlas las buscan
Movimiento
Tacto
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Estos niños son hipersensibles Estos niños son insensibles
a algunas sensaciones y tratan de evitarlas a algunas sensaciones y las buscan
Vista
Oído
Olfato
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Reconoce las Preferencias Sensoriales de tu Hijo
Las cosas que ven, los sonidos, olores, lo que sienten y los movimientos que tu hijo disfruta o le
disgustan son llamados preferencias sensoriales. Si reconoces estas preferencias sensoriales
entenderás más fácil la conducta de tu hijo.
Esto te va a mostrar por dónde podrías empezar a ayudar a tu hijo para que aprenda a
comunicarse. Cuando tu hijo recibe información a través de los sentidos de su preferencia, tal
vez sea capaz de poner atención por más tiempo y aprender más. A través de ir identificando
sus preferencias sensoriales vas a saber qué actividades pueden ser más motivantes y
placenteras para los dos. Completa las listas de preferencias sensoriales de las páginas 10 a la
13 para que estés al tanto de las sensaciones que tu hijo trata de llevar a cabo o evitar.
A Benjamín realmente le gusta correr. Pienso que me puedo unir y convertirlo en un juego. El
papá de Benjamín convierte lo que le encanta hacer en un juego interactivo.
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Las Preferencias Sensoriales de mi Hijo
Observa las preferencias sensoriales de tu hijo. Después marca en los cuadros las que apliquen.
MOVIMIENTO
+ brincar
+ moverse
+ girar
+ otros ___________________
+ otros ___________________
+ hace las actividades una sola vez (por ejemplo: va debajo de la resbaladilla una sola vez)
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TACTO
+ encogerse o acurrucarse en lugares muy apretados, por ejemplo: atrás del sillón
+ aplaudir
+ sujetar objetos
+ otros _________________
+ no le gustan cosas pegajosas en sus manos, (por ejemplo: plastilina, barro y pintura)
+ otros _________________
OÍDO
+ otros _________________
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Mi hijo es hipersensible al sonido y tal vez lo evita:
+ otros _____________
VISTA
Mi hijo es insensible a las cosas que ve y busca las sensaciones visuales a través de:
+ observar movimientos repetitivos, (por ejemplo: volteando páginas de los libros, abriendo y
cerrando puertas, moviendo sus dedos enfrente de su cara)
+ alinear cosas
+ otros ________________
Mi hijo es hipersensible a ciertas cosas que ve y trata de evitar algunas sensaciones visuales :
+ prefiere la oscuridad
+ parpadea constantemente
+ evita el sol
+ otros _______________
OLFATO Y GUSTO
+ otros ______________
+ otros __________________
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Entiende el estilo de aprendizaje de tu hijo
Los estilos de aprendizaje están basados en la forma en que nosotros adquirimos información.
Podemos aprender a través de la vista, tocando y/ o escuchando. También tenemos diferentes
clases de memoria – algunos de nosotros recordamos hechos más fáciles que otros. Algunos
aprendemos detalles, mientras que a otros les gusta observar las grandes pinturas. La mayoría
de la gente tiene un estilo de aprendizaje preferido- es la forma en la que aprenden mejor. Así
es que tu hijo también tiene un estilo preferido de aprendizaje.
Muchos niños con TEA, como María, adquieren información memorizando cosas de manera
repetitiva. Estos niños recuerdan mucha información - como números y letras- cuando son
pequeños, y muchos hechos acerca de temas específicos cuando son más grandes. Sin embargo,
aun cuando pueden recitar la información palabra por palabra, a menudo no entienden lo que
están diciendo.
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Papá: -No estés triste David. Papi puede arreglarlo.
David: -Si estás triste y lo sabes seca tus ojos.
David usa una línea memorizada de una canción para decirle a su papá que está triste. Puede
que no entienda las palabras, pero conoce la canción acerca de la tristeza.
2 Aprendizaje Gestáltico
Muchos niños con TEA memorizan oraciones como frases en bloque, sin comprender el
significado de las palabras individuales. Los niños que procesan información de esta forma
tienen un estilo gestáltico de aprendizaje. Por ejemplo, si le das a tu hijo un juguete de baño y
le dices: “ponlo en el agua”, él puede hacerlo. Sin embargo, si tú le das el juguete de baño y le
dices: “ponlo en el mueble”, es probable que todavía lo lleve al agua. Tu hijo comete este error
porque asocia una oración que incluye la palabra “ponlo” con una acción específica, a pesar de
que las otras palabras en la oración tal vez sean diferentes.
Otros niños en cambio, aprenden a hablar usando palabras sueltas y gradualmente adquieren
frases de dos palabras y oraciones cortas. Los niños que son aprendices gestálticos, empiezan a
hablar repitiendo toda la oración. Los niños con este estilo de aprendizaje, tienden a recordar
todo acerca de una situación, pero frecuentemente son incapaces de elegir qué es importante y
que no lo es.
Por ejemplo, en el dibujo anterior, David tiene dificultad para producir su propia oración y decirle
a su papá cómo se siente. En vez de eso, repite la línea que ha memorizado de una canción y
que él asocia con estar triste.
3 Aprendizaje Visual
Si tu hijo disfruta mirando libros o viendo la televisión, tal vez sea un aprendiz visual. La
mayoría de los niños con dificultades del lenguaje aprenden mejor viendo cosas antes que
oyéndolas. Dado que la vista es su sentido más fuerte, a muchos de estos niños les atraen los
dibujos de los libros y los videos.
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Cristopher comprende mejor lo que ve que lo que escucha.
4 Aprendizaje Táctil
Si a tu hijo le encanta apretar botones, balancear la puerta de un lado a otro o puede descifrar
el más complicado juguete, es probable que sea un aprendiz táctil, que aprende mejor tocando
las cosas.
5 Aprendizaje Auditivo
Si tu hijo disfruta hablar y escuchar lo que otros hablan, tal vez sea un aprendiz auditivo, que le
gusta obtener información a través de lo que escucha. Es inusual para un niño con TEA tener un
estilo de aprendizaje auditivo.
Las observaciones de los estilos de aprendizaje de tu hijo te dan información adicional sobre
cómo lo puedes ayudar.
Si tu hijo tiene una buena memoria repetitiva, aprenderá mejor de las actividades que
hace de la misma manera. Esto tal vez incluye actividades numéricas y alfabéticas.
Si tu hijo es un aprendiz gestáltico, quizá aprenda a decir una oración completa antes
que palabras sueltas. Tu trabajo es ayudarlo a entender las partes de la oración.
Si tu hijo es un aprendiz visual, obtiene la información a través de las cosas que puede
ver. Por ejemplo, cuando le digas una palabra enséñale un objeto o dibujo real. Dale
oportunidades de aprender por medio de los dibujos en los libros o videos.
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Entiende qué es la comunicación
Comunicación
La comunicación se da cuando una persona manda un mensaje a otra. Puedes enviar el mensaje
de varias formas incluyendo expresiones faciales, gestos o palabras. Puedes enviar el mensaje
por diferentes razones, como para pedir ayuda o compartir una idea. La manera en la que te
comunicas se conoce como el “cómo” de la comunicación, y las razones por las cuales te
comunicas, se conoce como el “porqué”
Interacción
La interacción se da siempre que tú y tu hijo hacen cosas juntos y se responden el uno al otro.
Esta es la base de la comunicación de dos vías. Cada vez que tú y tu hijo interactúan, haces la
conexión que inicia la comunicación.
Debido a sus estilos de aprendizaje y necesidades sensoriales, todos los niños con TEA tienen
grados de dificultad para interactuar con otros.
Papá:- ¡Fuego, ayúdame! Mamá: -¡Creo que éste es el carro más grande!
¡A él solo le gustan las ruedas! Mauri: -Camión de volteo, carro de bomberos,
Es difícil para el papá de Carlos jugar Aunque Mauri puede hablar, si no hay
con él porque Carlos está más interesado interacción, él y su mamá no pueden
en ver las ruedas girar. Tener una conversación
Para tener interacciones exitosas, tu hijo necesita responder a los demás cuando se le acercan y
comenzar a tener iniciativa propia. Para tu hijo, puede ser más fácil responder que iniciar la
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conversación. Si entiende lo que dices, puede responder a tus indicaciones y preguntas simples.
Sin embargo, es probable que inicie las interacciones solamente para satisfacer sus necesidades
o pedir algo. Quizá le tome un tiempo antes de iniciar una interacción para mostrarte algo o
simplemente para socializar.
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Algunos niños interactúan solo con sus padres Algunos niños son capaces de juntarse y
y familiares adultos en algunos juegos y actividades jugar con sus iguales.
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Conoce cómo y porqué se comunica tu hijo
Tu hijo tal vez no dice ninguna palabra, pero la comunicación es más que palabras. Cuando te
lleva hacia el refrigerador, te dice que le gustaría beber jugo. Cuando llora o pisotea con su pie,
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te está diciendo que está enojado o frustrado. Cuando te muestra una gran sonrisa, te dice que
eres especial para él. Aún cuando manotea, te está diciendo algunas cosas de cómo se está
sintiendo.
Los niños se comunican a través de acciones, sonidos o palabras. Si observas cómo se comunica
tu hijo, te ayudará a desarrollar sus fortalezas y a enseñarle otras formas de comunicación, un
pequeño paso a la vez. Por ejemplo, si tu hijo no hace ningún sonido, tal vez no esté listo para
hablar. Necesitarás empezar por mostrarle el camino más fácil para comunicarse- quizá a través
de gestos.
No obstante, estar consciente de cómo se comunica tu hijo, es sólo una pieza del rompecabezas.
No puedes observar cómo se comunica sin conocer también porqué se comunica. Una vez que
sabes la intención de su comunicación, si es para pedir, comentar o decir cómo siente, puedes
ayudarlo después a encontrar más formas y razones para comunicarse.
¡Tu hijo se comunica con más que palabras! Hay muchos caminos distintos para comunicarse y
algunos son más apropiados socialmente que otros. Incluso todas las cosas que tu hijo hace,
como mecerse, correr hacia atrás y adelante o mover sus dedos en frente de su cara, están
comunicando alguna cosa acerca de él.
quizá mueva su cuerpo acercándose a la gente o las cosas que le interesan o gire su
cuerpo hacia el lado contrario.
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quizá mire las cosas que quiere.
quizá mire o señale las cosas que quiere y entonces regrese a mirarte. Cambiar su
mirada entre un objeto y tu se llama atención conjunta. Eso significa que tu hijo puede
comunicarte sus intereses
Mamá: -¡Avión!
Después
señala y te mira para asegurarse
de que estás mirando lo mismo que él.
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Mamá: -¿Jugo? Papá: -
¡Burbujas! ¡Marco quiere burbujas!
Tu hijo puede pedirte lo que necesita O entregándote una imagen de
señalando una imagen. lo que quiere.
Ecolalia
La ecolalia es un término que describe la repetición de las palabras de otras personas. Es una
característica común en el habla de los niños con TEA.
Al principio, quizá tu hijo repita las palabras que ha escuchado sin entender su significado. Tal
vez haga esto por muchas razones distintas a querer comunicarte algo directamente. De hecho,
quizá ni siquiera estés en la habitación. Al repetir palabras y frases, tu hijo tal vez intente
calmarse a sí mismo, enfocar su atención en una
actividad o simplemente practicar su habla.
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Rodrigo: -Rodrigo, ¿Cómo estás?
Cuando tu hijo comienza a hablar puede repetir lo que escucha decir a otras personas. Esto se
llama “Ecolalia” y con frecuencia es un signo de que la comunicación a empezado a
desarrollarse.
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Tu hijo puede repetir palabras o frases, generalmente la última parte que se dice
inmediatamente después de escucharla. Esto se llama ecolalia inmediata.
Tu hijo puede cambiar la frase que repite en un tono diferente o cambiar algunas de las
palabras en un esfuerzo de adaptarlas en diferentes situaciones. Esto se llama ecolalia
moderada y es un signo positivo que tu hijo entiende cómo usar las palabras
significativamente.
La comunicación de tu hijo puede ser pre-intencional. Puede hacer o decir cosas sin pensar que
éstas tienen un efecto alrededor de él. Por ejemplo, puede repetir palabras que conoce cuando
no hay alguien en la habitación, o puede alcanzar su juguete favorito cuando nadie lo está
viendo. Estas acciones se llaman comunicaciones pre-intencionales, porque tu hijo te envía
mensajes sin pensarlo. Sin embargo, puedes interpretar sus acciones como si se estuviera
comunicando directamente contigo.
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Practicar algo.
Protestar o negarse. Las primeras protestas que tu hijo hace son respuestas
generalmente automáticas a las cosas que no le gustan. Cuando llora, voltea su cabeza o
empuja tu mano lejos, te está evitando más que tratando de decirte cómo se siente.
La comunicación de tu hijo puede ser intencional. La comunicación será más fácil cuando tu hijo
comprenda que lo que hace puede tener un efecto en otras personas. Comunicarse con el
propósito de enviar un mensaje se llama comunicación intencional y esto representa un gran
paso para tu hijo.
Protestar o rechazar
Las protestas o rechazos sin intención se transforman en intencionales cuando tu hijo te envía
un mensaje directamente. Por ejemplo, en lugar de empujar tu mano, quizá te mira primero. O
en lugar de llorar o alejarse de ti cuando le ofreces algo que no quiere, puede sacudir su cabeza
diciendo “no”.
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quiere parar una actividad
Solicitar
Tu hijo puede hacer una petición para hacerte saber que quiere comida o bebida, un juguete,
objeto o actividad, ayuda o permiso para hacer algo.
Sara está haciéndole saber a su mamá Pablo mueve el cuerpo para pedir a su
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que quiere algo del refrigerador. mamá que siga con el juego. Una señal
clara de que comienza a hacer peticiones
con fines sociales.
Cuando tu hijo comienza a comunicarse por razones distintas a satisfacer sus necesidades, está
haciendo progresos que lo llevarán a ser un comunicador eficaz.
Por ejemplo, tu hijo puede requerir tu ayuda para fines sociales como:
Pedirte que continúes con juegos físicos, que llamamos juegos infantiles con adultos,
como cosquillas o montar en las piernas de papi. Quizá te pida con su mano o moviendo
rápidamente su cuerpo para mostrarte que quiere jugar otra vez.
Obtener información.
Permitir que otros niños sepan que quiere jugar con ellos.
Tu hijo tal vez se comunica para responder a otros siguiendo sus indicaciones,
haciendo una elección o contestando preguntas.
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Niña: -¿Cómo se llama tu perro?
Niño: -Jamie
-¡Adiós!
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Tu hijo tal vez se comunica para llamar la atención.
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Tu hijo tal vez se comunica para hacerte preguntas.
¿Qué es?
Tu hijo tal vez se comunica para hablar del pasado y del futuro.
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-Daniel triste.
-¿Hola?
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En términos de las habilidades comunicativas intencionales, es conveniente considerar a tu hijo
dentro de un espectro. En un extremo de este espectro están los niños que se comunican
principalmente para obtener lo que quieren. Del otro lado del espectro, están los niños que se
comunican por muchas razones como; hacer preguntas, comentarios o simplemente para ser
sociables.
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Niño: -¡Fui al zoológico!
Este niño usa su lenguaje para socializar.
cómo se comunica
porqué se comunica
su nivel de comprensión
Es importante identificar las etapas de comunicación de tu hijo para que tengas una idea clara
de lo que puede y no puede hacer, así como también lo que puedes esperar que haga después.
Este conocimiento te ayudará a sentar las bases para él y darle el tipo de apoyo que necesita.
Las descripciones de los niños en las cuatro etapas de comunicación te pueden ayudar a
identificar la que tu hijo está atravesando. Las cuatro etapas son:
No todos los niños pasan por todas las etapas en orden, algunos empiezan en la etapa de sus
propios intereses, progresan a través de las etapas de las peticiones y del comunicador precoz,
y eventualmente alcanzan la etapa de los compañeros conforme van creciendo. Otros niños
pueden tener características de varias etapas. Y, por supuesto, los niños hacen diferentes cosas
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dependiendo de la gente con quien están, las situaciones que viven y de su propia y única
personalidad.
Una vez que hayas leído las descripciones de los niños en todas sus etapas, observa a tu hijo de
cerca durante la siguiente semana. Entonces llena la lista de cómo y porqué, que se encuentra
en el capítulo 2, para identificar su etapa de comunicación.
Paola tiene 2 ½ años, es bastante independiente. Le gusta hacer la mayoría de las cosas por sí
misma, sin embargo, no le gusta jugar con juguetes. Su actividad favorita es jugar en el parque.
Siempre que ve a su madre lista para salir, Paola salta de arriba abajo con entusiasmo. Algunas
veces Paola trata de abrir la puerta sola. Pero cuando no puede alcanzar la manija, enseguida se
frustra y llora. Su mamá se asombra porque Paola nunca pide ayuda.
Paola nunca le pide a su mamá que la ayude a abrir la puerta. Un niño en la etapa de sus
Propios Intereses no te envía ningún mensaje directamente.
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Un niño en la etapa de sus Propios Intereses da la impresión de querer jugar solo y que no le
interesa la gente que lo rodea. No entiende todavía que puede producir un cambio en a otras
personas enviándoles un mensaje, así que la mayoría de su comunicación es pre-intencional.
Observando sus movimientos corporales, gestos, chillidos y sonrisas te das cuenta cómo se está
sintiendo. Muchos niños pequeños están en la etapa de sus Propios Intereses cuando empiezan
a recibir un diagnóstico de TEA.
Puedes esperar que el niño de la etapa de sus Propios Intereses haga algo de lo siguiente:
Sonría.
Se ría.
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Paola todavía no sabe cómo jugar con su muñeca.
Alberto es un niño de 3 años que está en la etapa de las peticiones, y se comunica básicamente
a través de llevar o jalar a otros hacia lo que quiere. Durante el baño Alberto jala las
manos de su papá para pedirle que le haga más cosquillas; cuando quiere ir fuera, guía a
su mamá a la puerta principal. Alberto también jala a alguno de sus padres cuando
quiere una galleta del tarro que se encuentra en la cocina. Sus padres están frustrados
porque es difícil atraer y mantener su atención.
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Mamá: -Está bien. ¡Vamos al parque ahora! Papá: -¿Otra galleta?
Alberto pide que lo lleven al parque jalando También quiere galletas y lleva a su
a su mamá hacia la puerta. papá hacia ellas.
Un niño en la etapa de las peticiones está justo empezando a darse cuenta que sus acciones
puedan tener un efecto en ti. Jalándote o llevándote, es capaz de pedirte cosas que necesita o
disfruta. Le gustan, especialmente, los juegos físicos con adultos, como las cosquillas y el veo-
veo (taparlo con una manta y quitarla diciéndole: ¡buu! o ¡aquí estoy!); cuando haces una pausa
durante el juego, puede mirarte o mover su cuerpo para que continúes jugando.
El niño que está en la etapa de las peticiones puede hacer cosas como las siguientes:
Pedir que continúes un juego físico como cosquillas o un juego de persecución con
contacto visual y / o sonreir y / o movimientos corporales y / o sonidos.
Seguir ocasionalmente indicaciones que le son familiares si puede ver lo que tiene que
hacer
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La Etapa del Comunicador Precoz
A Sergio le gustan los juegos físicos, como de persecución y cosquillas, y quiere repetirlos una y
otra vez con sus padres y sus hermanos. La mamá lo sostiene de los hombros y dice, “en sus
marcas, listos, fuera...” y entonces espera a que él la mire y grite, “¡vamos!” para indicarle que
es tiempo de empezar la persecución. La mamá generalmente se cansa del juego antes que
Sergio. Algunas veces, Sergio empezará el juego con otras personas además de su mamá
diciendo, “¡vamos!”.
Sergio usa algunas otras palabras también. Casi siempre, pide a su mamá que le abra la caja de
pasas haciendo el signo manual de “abrir” que aprendió en el jardín de niños, y algunas veces
dice también, “abrir”.
El Comunicador Precoz puede consistentemente usar el mismo gesto, sonido o palabra para
preguntar por las cosas que le gustan y decirte que quiere seguir jugando.
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El Comunicador Precoz ha empezado a usar gestos, sonidos, dibujos o palabras específicas para
preguntar por las cosas en situaciones que le motiven mucho como pedir sus juguetes y comida
favorita.
Cuando tu hijo es un comunicador precoz, sus interacciones sociales son más largas. Su
comunicación es más intencional, aunque continua comunicándose principalmente para pedirte
que hagas cosas por él. Sin embargo, ahora se ha dado cuenta de que puede usar la misma
forma de comunicación –gestos, sonidos, dibujos o palabras- de manera consistente en otras
situaciones. Por ejemplo, quizá pregunte por el jugo o su vídeo favorito, dándote un dibujo o
diciéndote la palabra, y continúe jalándote o llevándote para pedirte otras cosas, como salir de
la casa.
Un comunicador precoz quizá empiece a repetir muchas cosas que escucha, algunas veces será
para comunicarte algo. Entenderá mucho de lo que le dices si tiene pistas visuales y hablas con
oraciones simples y cortas. Cuando finalmente interactúe contigo -llamándote por tu nombre,
señalando alguna cosa que quiere mostrarte y cambiando su mirada entre lo que le interesa y
tú, -¡Ha comenzado una comunicación de dos vías!
Cuando el comunicador precoz empieza a compartir sus intereses contigo, mirando algunas
cosas y después regresando su mirada a ti, ha desarrollado atención conjunta, un gran paso en
el aprendizaje de su comunicación.
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Niño: -Papi, ¡cerdo!
Sergio comparte su interés en su juguete de cerdito con su papá
El niño que está en la etapa del Comunicador Precoz puede hacer algunas cosas como las
siguientes:
Tomar más turnos en los Juegos Infantiles y jugar contigo por más tiempo.
Pedirte que continúes con algunos juegos físicos, como cosquillas o perseguirlo, usando
las mismas acciones, sonidos o palabras cada vez que juegues con él.
Hacer peticiones intencionales de cosas que le motiven (por ejemplo: comida, juguetes,
juegos físicos, pedir ayuda) usando dibujos, gestos o palabras.
Contestar si/ no, elegir y hacer preguntas como “¿qué es esto?” (ver capítulo 4, páginas
124-125)
Sebastián está en la etapa de comunicarse y jugar con compañeros. Disfruta interactuar con
otras personas y es hábil para mantener conversaciones cortas acerca de sus propios intereses.
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Sin embargo, sus conversaciones se interrumpen a menudo porque no entiende lo que la otra
persona le está diciendo o porque no puede recordar las palabras que necesita usar. Cuando
esto pasa, a menudo repite en “eco” lo que su interlocutor le acaba de decir.
El Compañero es un comunicador más efectivo que los niños de las etapas anteriores, a menos
que tuviera dificultades en la producción del habla, él habla y puede mantener conversaciones
simples. También puede hablar acerca del pasado y del futuro, como lo que hizo en la escuela o
lo que quiere para su cumpleaños. Algunas veces los niños en esta etapa no pueden producir
sus propias palabras, pero se apoyan en palabras o frases memorizadas. Esto pasa más a
menudo en situaciones poco familiares o cuando no comprenden todo lo que se está diciendo.
Cuando un niño en la etapa de los Compañeros comunica sus propios intereses, no tiene
ninguna dificultad. Sin embargo, en situaciones poco familiares, a menudo tiene problemas para
comprender las reglas de conversación. Por ejemplo, puede que no considere si lo que dice tiene
sentido para quien lo escucha. Puede iniciar una conversación diciendo algo como: “yo fui ahí”,
sin darse cuenta de que su receptor no tiene idea de dónde es “ahí”. O puede iniciar una
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conversación siempre con la misma oración memorizada, como: ¿de qué color es tu coche? o
una frase de su canción favorita.
A un niño en la etapa de los Compañeros le gusta jugar contigo y con otros niños, pero algunas
veces juega solo porque no está seguro de qué decir o hacer, especialmente en juegos
imaginativos. Él es mucho mejor en los juegos físicos, como correr o columpiarse o en los juegos
estructurados donde puede aprender las reglas.
El niño que está en la etapa de los Compañeros puede hacer algunas cosas como las siguientes:
+ pedir
+ negarse
+ saludar
+ expresar sentimientos
+ fingir algo
Resistiéndose a jugar con otros niños cuando no sabe qué hacer, como en juegos
imaginarios, los cuales dependen del lenguaje y la simulación.
Usando ecolalia cuando no entienda lo que alguno está diciendo o cuando es incapaz de
estructurar sus propias oraciones.
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- Tratar de que la conversación gire en torno a sus temas favoritos
- Cambiar de tema
Pasando por alto los mensajes que otra persona le está enviando a través de expresión
facial y lenguaje corporal.
No comprendiendo el sarcasmo o los juegos de palabras porque toma lo que otros dicen
literalmente
Do you-
think you´d
like togo
with me?
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La manera en que interactúas con tu hijo depende de tu personalidad y de la personalidad de él,
hay algunos roles comunes que todos los padres tienden a jugar. Vamos a revisar cuáles son
éstos roles, cuándo favorecen el aprendizaje de tu hijo y cuándo no.
Cuando parece que tu hijo que no sabe cómo hacer las cosas o no es capaz de comunicarlas, es
natural querer ayudarlo. Pero si siempre haces las cosas por tu hijo, no le darás la oportunidad
de mostrarte que puede hacer más de lo que esperarías.
Mamá: -¡Ya casi termino! -No sabía que ella sola pudiera atarse los zapatos
Muchas veces, especialmente si tu hijo está en la etapa de sus Propios Intereses, puede que no
entienda qué es lo que esperas que haga. Es entonces que necesita que seas su “ayudante”
La siguiente lista de reglas del ayudante te servirá para identificar cuándo debes ser el ayudante
de tu hijo y lo que puedes hacer para proporcionarle la ayuda que necesita:
Pregúntale una vez y espera. Después pregúntale otra vez, agregando ayuda.
Pídele a tu hijo que haga algo y espera su respuesta. Si no hay respuesta pídeselo de nuevo. Al
mismo tiempo, de manera cuidadosa, guíalo para que haga lo que le pediste. Mira cómo la
mamá de Eric usa el “Rol de Ayudante” para ponerle su camiseta.
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Mamá: -¡Brazos arriba! ¡brazos arriba, Eric! ¡Eric pon tus brazos arriba!
Eric necesita un poco de ayuda para responder a la solicitud de su mamá.
La mamá de Eric pregunta una vez y espera a que él le responda. Cuando no lo hace, pregunta
otra vez, levantando los brazos por arriba de su cabeza para ayudarlo a ponerse la camiseta.
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Mamá: -¡Brazos arriba!
Al final de una semana, la mamá de Eric todavía necesita preguntarle una vez para que levante
sus brazos y después una vez más, pero ya no necesita darle tanta ayuda como antes. Ahora,
simplemente necesita tocar su hombro para recordarle que suba los brazos.
Mamá: -¡Brazos arriba Eric!
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El Rol “de No Molestar”
Si tu hijo no está interesado en interactuar contigo y rara vez demanda tu atención, es posible
creer que ésta es su manera de mostrarte su independencia. Sin embargo, aunque todos los
niños necesitan tiempo para ellos mismos, es muy importante que tu hijo aprenda cómo
interactuar y eso es algo que no puede hacer estando solo.
Persiste en tus intentos de unirte a lo que tu hijo está haciendo. Por ejemplo, si está viendo
televisión solo, siéntate cerca de él en el sofá. O, si está jugando con una cuerda, intenta jalarla
para llamar su atención. Puede enojarse y empujarte lejos, pero aun esto es preferible a no
interactuar en absoluto. Después de varios intentos, él se dará cuenta de que el juego puede ser
más divertido si te incluye. (para más sugerencias de cómo acercarse, ver el capítulo 3).
En lugar de dejar que tu hijo “haga sus cosas”, intenta que haga cosas contigo.
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El Rol del que está “deprisa”
Algunas veces sientes la vida como una carrera contra el reloj. Piensa de todas las cosas que
tienes que hacer en la mañana: levantarte, bañarte, vestirte, vestir a tu hijo, hacer el desayuno,
hacer la cama, sacar al perro, etc. Probablemente te encuentras a ti misma con prisa para
cumplir con tu agenda. Todas estas ocasiones apresuradas son momentos en los que tu hijo
podría estar aprendiendo algo. No siempre es posible desacelerar, pero cinco minutos extra en
el desayuno o cuando estés cambiándote pueden hacer la diferencia. Recuerda que tu hijo
necesita tiempo extra para entender que está pasando alrededor de él y para pensar sobre qué
es lo que él puede hacer o decir. Tu hijo aprenderá mejor cuando tu dejes de correr y
desaceleres un poco.
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Papá: -¿Dónde está Andrés?
Andrés: -¡Aquí estoy!
Probablemente juegues a muchas cosas con tu hijo como Cosquillas o Veo-Veo. Aún cuando no
le estás enseñando habilidades específicas durante esos juegos, al tenerte como su
“Compañero” de juego, está aprendiendo todavía mucho acerca de la comunicación.
Conforme tu hijo entiende más y se convierte en un comunicador más hábil, dejará de necesitar
tantas indicaciones de tu parte. En otras palabras, cuando tu hijo sea capaz de decir y hacer
más, ¡puedes hacer y decir menos! Demasiadas preguntas y sugerencias pueden evitar que tu
hijo inicie sus propias conversaciones. Cuando estás en el rol del Compañero, deja que tu hijo te
guíe y después responde a lo que hace.
El Rol de Porrista
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Mamá: ¡Hurra, bravo! ¡se acabó toda la leche!
Todos los niños pueden beneficiarse con un ¡hurra! y un abrazo. Cuando recompensas los
esfuerzos de tu hijo por comprender y comunicarse, aumentas la probabilidad de que él intente
hacer esas cosas otra vez. Sin embargo, también es importante cómo lo elogias. Por ejemplo,
cuando tu hijo se termina toda la leche, si tú le dices: “¡buen trabajo!” es posible que se dé
cuenta de que estás contento, pero puede que no sepa lo qué significan las palabras: “¡buen
trabajo!”. Debes dale elogios descriptivos que le digan exactamente porque lo estás felicitando.
Después que se termina su leche, dile alguna cosa como: ¡hurra!, ¡se acabó toda la leche!. Para
que después pueda hacer la conexión entre tus palabras específicas y sus propias acciones.
Sin embargo, debes ser consciente de que puedes confundir a tu hijo con los elogios. Imagina
cómo te sentirías si estuvieras contando a un amigo algo importante y, en la mitad de la
conversación, dijera: ¡bien dicho! Probablemente encontrarías extraño que tu amigo te
interrumpiera y podrías olvidar lo que estabas diciendo. Tu hijo puede confundirse de la misma
manera si interrumpes sus intentos de comunicación con elogios.
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Niño: -¡Carro! Niño: -¡Carro!
Mamá: -¡Bien dicho! Mamá: -Carro, ¡Muy bien! Vamos al carro
En vez de interrumpir la comunicación de tu hijo con palabras que quizá no entiende, intenta
premiarlo respondiendo directamente a lo que está tratando de comunicarte.
Sumario
En la primera parte de este capítulo revisamos los factores que afectan la comunicación de tu
hijo. Lo que a tu hijo le gusta y le disgusta, sus preferencias sensoriales y su estilo único de
aprendizaje, todo afecta su comunicación y te da señales de cómo puedes empezar a ayudarlo.
En la segunda parte de este capítulo, identificaste la etapa de comunicación de tu hijo basada en
su habilidad para interactuar; cómo se comunica, porqué se comunica y su comprensión.
Sabiendo la etapa de comunicación de tu hijo puedes darle la clase de ayuda que mejor se
adapta para él. Como un padre, asumes diferentes roles con tu hijo, dependiendo de tu
personalidad, la personalidad de tu hijo y la situación. Así que si llevas a cabo un mayor
acercamiento entre ambos, están justo en el camino para comunicarse.
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CAPITULO 2
En el capítulo anterior vimos las preferencias sensoriales de tu hijo, sus estilos de aprendizaje y
las etapas de comunicación, además de tu rol en su comunicación. Así que estás lista para las
siguientes metas:
Si tu hijo no habla, probablemente quieras enseñarle a decir algunas palabras. Y si tu hijo está
hablando, estás probablemente deseoso por tener una conversación con él. Pero ambas cosas,
hablar y conversar sólo pueden llevarse a cabo con pequeños pasos.
Tu hijo será un exitoso comunicador si le ayudas a llevar a cabo estas cuatro metas:
No puedes trabajar en las cuatro metas al mismo tiempo. Algún día te puedes enfocar en cómo
se comunica y podrías ayudarle a progresar desde usar un gesto hasta usar una palabra. Otro
día puedes animarlo a que se comunique por razones que vayan más allá de pedirte cosas. Sin
embargo, puedes incluir la interacción y la comprensión como metas en todo lo que haces con
él. Todos los días debes ayudarle a entender la relación entre lo que dices y lo que está pasando
y todos los días se debe intentar establecer una comunicación de dos vías. Recuerda: “con la
interacción se consigue la comunicación”
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Papá: -¡Arriba!, ¡Arriba!, ¡Arriba!
Estimula a tu hijo para interactuar en todo lo que hagan juntos
Como has visto en el capítulo 1, aprender a comunicarse es progresivo. Aunque los niños con
TEA no desarrollan sus habilidades comunicativas de la misma manera que la mayoría de los
niños, siguen un patrón de aprendizaje y crecimiento.
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…..o señas Cuando pueda usar imágenes o señas…
…..usar sonidos con o sin dibujos o gestos ……..hasta decirlo todo por sí mismo.
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Elige la manera en la que tu hijo se comunicará
Como has leído en el capítulo 1, la primera razón por la que tu hijo inicia la comunicación es
pidiendo las cosas que quiere llevándote o jalándote hacia ellas. El siguiente paso es enseñarle
un modo más efectivo y simbólico para hacer peticiones no verbales.
usar dibujos
señalar cosas, o
Usando dibujos
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En la etapa inicial del Intercambio de Dibujos, tu hijo necesitará asistencia física, aprender cómo
cambiar un dibujo por algo que quiere, como una galleta o un juguete. Gradualmente aprenderá
a cambiar algunos dibujos sin ayuda. En las primeras fases, tu hijo no necesita reconocer ningún
dibujo. Lo importante está en el intercambio.
Aarón le indica a su mamá que quiere beber algo entregándole su vaso “especial”
Tu hijo quizá se resista al intercambio porque tiene dificultad para agarrar los dibujos con sus
manos, o porque no está interesado en las imágenes. Entonces, en vez de usar dibujos, puedes
decidir enseñarle a intercambiar objetos por las cosas que quiere. Por ejemplo, puede darte una
taza cuando quiere beber algo. (los dibujos y objetos intercambiados se explican con más
detalle en el capítulo 7)
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Señalar
Cuando tu hijo empieza a comunicarse, puedes usar una combinación de estos métodos. Por
ejemplo, tu hijo puede darte dibujos para pedirte alguna comida favorita y hacer el signo
manual para pedirte “más”.
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Meta 3: Comunicarse por Nuevas Razones
Después ayúdalo a avanzar dándole oportunidades para comunicarse que sean diferentes a
pedir cosas, como contestar una pregunta o decir “hola”. Tan pronto como maneje estas
habilidades de comunicación, crea más situaciones en las cuales pueda practicarlas.
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Mamá: -¡Quiero jugo! Niño: -¡Hola papi!
Meta 4: Entiende la conexión entre lo que dices y lo que está pasando en su mundo
La única forma de ayudar a tu hijo para que entienda que lo que dices es hacer que tus palabras
sean significativas para él. Antes de que comprenda tus palabras necesita familiarizarse con las
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personas, objetos y acciones de cada situación. Las palabras que están fuera de contexto no
significan nada. Para aprender, tu hijo necesita participar activamente en situaciones en las
cuales las palabras se utilicen y escucharlas asociadas con ellas una y otra vez.
Una vez que haya aprendido el significado de una palabra en una situación, le puedes enseñar
cómo puede usar la palabra en otros contextos. Por ejemplo, tu hijo tal vez entienda que el
líquido naranja que estás sirviendo en su taza se llama jugo. Sin embargo, tal vez no se de
cuenta que puede haber diferentes tipos de jugo, o puede pensar que todas las bebidas se
llaman jugo. No puedes asumir que entienda cosas que no le has explicado.
En el capítulo 1 vimos todas las cosas que a tu hijo le gustan: comida, juguetes, personas,
lugares, sonidos, olores, texturas y movimientos. Tal vez hayas llenado ya las preferencias de tu
hijo en las listas, entonces tienes ahora mucha información para ayudarlo.
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Cuando sabes las cosas que le gustan a tu hijo, sabes qué palabras necesita aprender para
pedirlas.
La madre piensa que “camión” será su primera palabra porque es su juguete favorito.
En el capítulo 1, también revisamos el estilo de aprendizaje de tiene tu hijo, con el cual te dice
cómo comprende la información. Sabiendo cómo aprende mejor, puedes adaptar la forma de
darle información, de modo que se adapte a sus necesidades.
La mayoría de los niños con TEA aprenden mejor cuando usan su memoria mecánica. Es más
fácil para ellos memorizar por repetición cuando las cosas siguen un orden específico y
consistente. Para ayudarlo a usar esta memoria repetitiva, organiza sus rutinas diarias de
manera que en las actividades haya un patrón previsible. De esta forma tu hijo puede
memorizar las palabras específicas y acciones que van con esas situaciones. Conforme se vaya
familiarizando con lo que está pasando, su comprensión de lo que ha aprendido va a mejorar (el
capítulo 5 y 8 te ayudarán a estructurar más las actividades de tu hijo.)
Las letras y números son fáciles para que tu hijo las memorice, así que asegúrate de incluirlas
en tus actividades. Cuenten juntos y tomen turnos para nombrar las letras del abecedario.
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Si tu hijo es un aprendiz visual dale pistas visuales para ayudarlo a entender las cosas que
escucha. Señala las cosas de las que estás hablando. Exagera tus expresiones faciales y usa
videos para ayudarle a dar sentido su mundo (para que puedas ayudar a tu hijo a través de
pistas visuales, revisa el capítulo 7)
Si sabes que tu hijo aprende tocando o haciendo las cosas, úsalo para enseñarle nuevas
palabras. Por ejemplo, si le gusta presionar los botones del radio del coche, aprovecha para
ayudarle a entender lo que es “prendido” y “apagado.”
A Isabella le gusta contar, así es que su mamá se une y cuenta con ella.
Identificar la etapa de tu hijo te dará información acerca de cómo interactúa contigo y con otros,
cómo y porqué se comunica y su nivel de comprensión de lo que dices. Tienes información
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acerca de lo que puede hacer y lo que no y con ello puedes establecer metas específicas para él,
desarrollando sus habilidades comunicativas un paso a la vez.
Consigue que tu hijo se involucre contigo en interacciones divertidas como juegos activos. La
interacción es el objetivo más importante si tu hijo está en la Etapa de sus propios intereses. Él
debe darse cuenta de cuánto puede divertirse contigo y el efecto que tiene en ti su comunicación
directa. Ayuda a tu hijo en esta etapa a descubrir el placer de estar contigo, uniéndote a él en
aquellas actividades que a él le gustan.
La madre de Paola le ayuda a descubrir que es más divertido saltar con mamá que saltar sola.
Propicia situaciones en las que tu hijo se comunique intencionalmente, empieza por
las peticiones.
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Mamá: -¡Abre!
Al principio, Paola no sabe que puede ………pero cuando su madre se pone a su
mandar un mensaje a sus padres para nivel y extiende su mano, Paola se da
que le abran la puerta y trata de abrirla cuenta de que es fácil conseguir ayuda.
por sí misma……….
La palabra “turno” describe cualquier cosa que tu hijo hace – quizá te mire, haga un gesto, un
sonido o diga una palabra – para hacerte saber que está participando en la interacción. Tal vez
tome su primer turno de comunicación en juegos rudos en los cuales usa todo su cuerpo y
obtiene sensaciones de placer. Su mirada y su sonrisa te dirán que se está divirtiendo y que
quiere continuar. Los juegos no van a durar mucho al principio. (en el capítulo 5 vemos el tipo
de juegos que puedes jugar con él y cómo hacerlo).
Al principio, cuando Paola y su mamá saltan juntas, no toman turnos. Continúan saltando hasta
que finalmente la mamá dice: “¡alto!” y paran. Paola piensa que eso es gracioso; ríe y mira a su
mamá antes de empezar a saltar otra vez. La risa y el contacto visual son los turnos de Paola.
Tu hijo no entiende palabras todavía, pero si continúas haciendo cosas con él de la misma
forma, empezará a predecir lo que pasará. Entonces tus palabras empezarán a tener sentido
para él.
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Cuando Paola empieza a saltar con su mamá, no tiene idea de qué hacer cuando su mamá dice:
“¡alto!” Su mamá tiene que mostrárselo. Pero si mañana juegan nuevamente a saltar y pasado
mañana también, Paola finalmente entenderá de qué se trata la actividad y se dará cuenta
también qué es lo que significa la palabra “alto.”
Ayuda a tu hijo a usar una acción o un sonido para conseguir que continúes un juego
físico como cosquillas o persecución.
Generalmente es mucho mejor interactuar con tu hijo en la etapa de las peticiones con juegos
físicos como cosquillas, veo-veo, persecución o saltar. Estos juegos son a menudo cortos porque
tu hijo tiende a perder el interés rápidamente. Algunas veces puede pedirte con claridad que
continúes el juego con un gesto, sonido o acción, pero otras veces no. Ayúdalo a aprender a
tomar turnos consistentes y a jugar por más tiempo en estos juegos.
Recuerden a Alberto, el pequeño niño del capítulo 1, al cual le gusta que le hagan cosquillas en
la bañera. Alberto le indica a su padre que quiere más cosquillas jalando su mano hacia su
pancita. Ahora Alberto necesita aprender a agregarle un sonido a esta acción.
Ayuda a tu hijo a sustituir llevarte y jalarte con gestos, dibujos, sonidos o intentos de
palabras.
Alberto jala a sus papás para que sepan que quiere una galleta de la alacena. Ahora sus papás
necesitan mostrarle cómo pedir una galleta dándole un dibujo de ésta.
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El papá de Alberto lo ayuda dándole una imagen para pedir una galleta.
Si tu hijo sólo pide una o dos cosas, necesitarás experimentar para descubrir otras cosas que tal
vez quiera. Algunas veces, quizá te darás cuenta de que no te pide nada porque en tu rol de
“ayudante” te anticipaste a todas sus necesidades. En la segunda parte de este capítulo, hay
algunas ideas que pueden animarlo a hacer más peticiones.
Mientras tu hijo hace sus cosas describe lo que va haciendo en voz alta para ayudarlo a
entender el significado de las palabras. Debes enfocarte en que comprenda las palabras, no lo
presiones para hablar.
Anima a tu hijo para que juegue, con otras personas que le son familiares como
hermanos o abuelos, lo mismo que juega contigo
Tan pronto como tu hijo pueda jugar un par de juegos físicos contigo, anímalo a jugar con otras
personas para que pueda generalizar lo que aprende. Cuando generalice sus habilidades, tomará
las cosas que aprende jugando contigo y las usará cuando juega con otras personas. Dile a los
nuevos jugadores cómo se juega el juego y lo que tu hijo sabe hacer.
Interactuar con tu hijo se ha vuelto más fácil y más duradero, especialmente en juegos rudos y
en canciones.
Enseña a tu hijo a alternar turnos contigo y otras personas en los juegos físicos
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Recuerda a Sergio, un pequeño niño en el capítulo 1, a quién le encanta ser perseguido por sus
padres. Sergio sabe que puede empezar el juego diciendo: “¡vamos!” o “¡fuera!” después de que
sus padres dicen: “en sus marcas, listos....”
Anima a tu hijo a tomar la iniciativa para jugar en lugar de esperar a que tú lo hagas
siempre.
Después de que Sergio ha jugado muchas veces con su mamá “¡en sus marcas, listos, fuera!”, el
siguiente paso es que inicie el juego con su hermano mayor Luis. Su mamá ayuda sosteniendo a
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Sergio mientras Luis empieza a correr. Esperando a que el juego inicie Sergio dice: “¡en sus
marcas, listos, fuera!” y luego empieza la persecución.
Sergio siempre le pide a su mamá que abra la caja de pasitas usando la palabra “abrir” y el
signo manual, de la misma forma que siempre lo pide para el juego de persecución diciendo:
“¡en sus marcas, listos, fuera!.” Sus padres quieren que aprenda que las palabras “abrir” y “¡en
sus marcas, listos, fuera!” pueden ser usadas en otras situaciones.
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Ayuda a tu hijo a mejorar la forma en que se comunica a través de:
Ayuda a tu hijo a comunicarse por varias razones, no sólo para obtener lo que quiere.
Comienza por animarlo a:
Rehusarse y protestar.
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Llamar tu atención hacia alguien o algo.
Una vez que Sergio es capaz de preguntar por una variedad de comida y de actividades, su
mamá quiere que se comunique por más razones y que no sea sólo para pedir. Así que lo pone
en una situación distinta para sorprenderlo y animarlo a hacer algo nuevo. Cuando su mamá
saca una zanahoria de la caja de galletas, Sergio está muy sorprendido. Pero su mamá es quien
más se sorprende cuando Sergio mira la zanahoria y dice: “¡no!” por primera vez.
Un niño en la Etapa del Comunicador Precoz ha aprendido a darle significado a algunas palabras.
Para aumentar su comprensión, necesitas destacar palabras y relacionarlas con objetos y
personas reales. (Revisa el capítulo 6: “Ayuda a tu Hijo a Entender lo que Dices.”)
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Metas para tu Hijo en la Etapa de los Compañeros
Rodrigo está en la Etapa de los Compañeros. Es un pequeño amigable que puede tener una
conversación corta. Le gusta estar con otros niños y está complacido cuando Maribel, una niña
más grande que conoció en el parque, se acerca a él. Mientras la conversación sea simple
Rodrigo puede participar. Pero tan pronto como Maribel use oraciones más largas, la
conversación terminará. La meta del papá es que Rodrigo entienda lo que Maribel está diciendo
para que pueda contestarle. Mira como el papá de Rodrigo lo ayuda a alcanzar este objetivo.
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Maribel: -¿Te gustaría venir a los columpios conmigo?
Rodrigo: -¿Columpios conmigo?
Papá: ¿uhh?
Tu hijo probablemente te salude, haga comentarios acerca de lo que ve, atraiga tu atención
llamándote por tu nombre, pregunte y responda cosas simples y te diga cuando no quiera algo.
Ahora el reto para él es hacer esto con personas y situaciones nuevas. También necesita
comenzar a comunicar cosas más allá de lo que esté pasando en ese momento. Por lo tanto
anímale a:
Contestar preguntas que empiecen con “¿qué?”, “¿quién?”, y “¿dónde?”, así como
también preguntas abiertas, como “¿porqué estás triste?” o “¿cómo te lastimaste?”
(Puedes revisar el capítulo 4 para mayor información.)
Aparentar o fingir.
Las conversaciones simples, cortas y de temas familiares son fáciles. Las conversaciones pueden
interrumpirse cuando tu hijo, como Rodrigo, no entiende lo que le están diciendo o no puede
pensar lo que va a decir. Un niño en la Etapa de los Compañeros necesita aprender:
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Cómo empezar y terminar una conversación.
Que otras personas u otros niños no siempre entienden lo que quiere decir y tal vez
tenga que cambiar el modo en el que lo está diciendo.
Los papás de Lisa le muestran lo que puede decir cuando fingen cocinar.
En la Etapa de los Compañeros, tu hijo entiende cuando hablas acerca de las cosas que ve. Sin
embargo, también debe entender cuando hablas acerca de cosas que no puede ver o conceptos
abstractos como son:
El pasado y el futuro.
Preguntas que requieren un pensamiento más allá del aquí y ahora (ejemplo: “¿porqué
estás haciendo esto?” o “¿cómo sabes que está triste?”).
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Tal vez tu hijo siga prefiriendo a los adultos como compañeros de juego porque no está seguro
de qué hacer o decir cuando juega con otros niños. Los niños no siempre se esfuerzan o se
toman el tiempo para facilitar a tu hijo su participación. Tendrá mayor éxito si practica primero
algunos juegos contigo antes de que intente jugarlos con otros niños. (Ve el capítulo 12 para
más estrategias sobre cómo jugar con otros niños).
Es tentador colocar cada cosa que tu hijo necesite a su alcance: sus juguetes favoritos en lo más
bajo del estante, su comida favorita en el borde de la mesa de la cocina. Pero si no tiene
ninguna dificultad en tomar lo que quiere, tampoco tendrá necesidad de comunicarse contigo.
Deberás fabricar situaciones que estimulen la comunicación.
Las siguientes sugerencias* te ayudarán a planear situaciones que llevan a tu hijo a interactuar
y comunicarse por una variedad de razones – para pedir, negarse, saludar, comentar y hacer
elecciones. Estas sugerencias son apropiadas para los niños en todas las etapas. En los
siguientes capítulos del libro, muchas de ellas serán discutidas con más detalle.
Coloca la comida favorita de tu hijo en lo alto del estante o encima de la mesa donde
pueda verla pero no alcanzarla.
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La mamá de Armando planifica su ambiente colocando su video favorito en
la repisa de arriba, esperando que Armando se la pida cuando lo quiera.
* Adaptado de A. Wetherby & B. Prizant (1989).
Coloca uno de sus objetos favoritos, como un caramelo o un pequeño coche de juguete
en un bote de plástico que sea difícil de destapar.
Paola no
puede
abrir el bote
para ...así
que le pide
ayuda a
su mamá.
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Usa juguetes con los que necesite tu ayuda
Estos juguetes son difíciles de manejar, como juguetes de cuerda, cajas de música o burbujas,
que estimulan la interacción: tu hijo necesita que lo ayudes para que funcionen. Aún si tu hijo
aprende a manipular los juguetes que manejan los adultos por sí mismo, necesitas mostrarle
que es más divertido jugar contigo que jugar solo.
Alberto todavía no puede soplar las burbujas por sí mismo. Así que le pide a su papá que sople
empujando su mano hacia su boca.
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Este tipo de juguetes necesitan dos personas para hacerlos divertidos y que sean agradables
para los niños en todas las etapas.
Aquí hay una lista de sugerencias del tipo de juguetes que pueden interesarle a tu hijo. Déjalo
que pase tiempo tratando de entender cómo usar cada juguete y espera a que se frustre o te
pida ayuda. Entonces, puedes intervenir y hacer funcionar el juguete. Algunas veces tu hijo
descubrirá cómo usar el juguete por sí mismo. Cuando lo haga, celébrale su éxito con un abrazo
o un ¡hurra!, y después encuentra otro juguete con el que necesitará tu ayuda.
Un ratón que brinque o un tren en movimiento le pueden atraer a tu hijo. Los juguetes de
apretar también son divertidos. Estos son juguetes son activados cuando aprietas una pequeña
bomba de aire con la mano. Haz que el juguete se mueva. Cuando se detenga, dáselo a tu hijo y
espera a que te pida que lo hagas andar otra vez.
Burbujas
Abre el frasco de las burbujas y sopla un poco. Tan pronto como tu hijo empiece a mirarte o
reviente las burbujas, cierra el frasco. Espera a que te pida de alguna manera que lo abras otra
vez. O sopla burbujas para conseguir su atención. Sopla una burbuja y haz una pausa, sostén la
varilla con la que haces burbujas cerca de tu boca. Espera a que te pida de alguna manera que
hagas más.
Globos
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Infla un globo y luego deja que el aire salga, a tu hijo puede
gustarle si dejas el globo volar en el aire, después ponlo en tu
boca y espera a que te pida de alguna forma, que lo infles otra
vez. O bien, infla un globo parcialmente. Después, con el globo en
tu boca, espera a que te pida que lo infles más.
Cajas de música
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El payaso en la caja
Dale cuerda al payaso de la caja y deja que salte. Espera a que tu hijo te pida otra sorpresa.
Sombrero “tonto”
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Llave del agua
Un grifo o la llave del agua pueden llegar a ser un juguete que manejan los adultos. Abre la
llave del agua y deja que juegue con ella. Ciérrala y espera que te pida más.
Espejos
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Si le das a tu hijo todas las cosas que quiere de una vez, no necesitará pedirte ninguna. Pero
dándole pequeñas cantidades, le das más oportunidades para comunicarte sus necesidades.
Sirve una pequeña cantidad de jugo en Parte en pedacitos las papas y galletas y
la taza de tu hijo y espera a que te dale un trozo a la vez para que tenga
pida más. varias oportunidades de pedirte más.
También puedes darle las piezas de un
rompecabezas una por una.
Algunos juguetes son fáciles de dar poco a poco porque tienen múltiples piezas. Si le das a tu
hijo piezas del rompecabezas, bloques, piezas de Lego, aros para apilar o vagones del tren uno
por uno, tendrá varias oportunidades para pedirte las cosas que necesita para completar sus
construcciones. Si tu hijo trata de tomar la pieza de tu mano, esconde el objeto y después hazlo
aparecer cuando te lo pida. (pista: un buen escondite es en tu manga o en tu bolsillo.)
Dale a tu hijo casi todas las cosas que necesita para una actividad menos una. Mantén una de
las cosas fuera de su alcance, pero a la vista y espera a que te la pida. Por ejemplo, dale una
hoja de papel, pero quédate los crayones; dale un par de tijeras, pero quédate el papel, o bien,
dale la varilla de las burbujas, pero quédate el frasco.
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Maneras de ayudar a tu hijo a decir “No”, “Basta”, “Se acabó” o “Alto”
Con un niño que es melindroso para comer, puedes practicar mucho el rechazar algo.
Ofrécele a tu hijo la comida, bebida o juguete que no le gusta para darle la oportunidad de
decir: “¡No!”
Espera hasta que tu hijo se a burra con una actividad y después déjalo decirte a través de su
expresión facial, con un sonido o una palabra, que ha sido suficiente. Por ejemplo, continúa
columpiándolo hasta que se canse; juega un juego una y otra vez o déjalo jugar con un juguete
por mucho tiempo y después tiéntalo mostrándole algo que le guste más. (aviso: algunas veces
terminará lo que está haciendo muy rápido y otras veces te aburrirás y cansarás antes que él.)
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Maneras de ayudar a tu hijo a aprender a saludar y decir adiós
Usa tu ventana
Cuando tu hijo está acostumbrado a hacer algo de la misma forma, ¡debes hacer algo
inesperado!. Cambiar la rutina estimula a tu hijo para que reaccione ante la sorpresa y tal vez se
comunique al respecto.
Aquí hay algunas ideas para situaciones cotidianas que son ideales para las sorpresas:
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Esconde cosas en lugares inesperados
Callarse
Hojea algunos libros. Señala y nombra los dibujos. Después señala un dibujo y no digas
nada.
Mira la ventana con tu hijo y emociónate con lo que ves. Señala y di: “¡mira una
camioneta!” “¡mira un gatito!”. La próxima vez que veas alguna cosa interesante,
emociónate pero espera a que tu hijo señale o diga algo.
Espera a que tu hijo te ayude a sacar la despensa. Muestra gran interés cada vez que
tomas alguna cosa de la bolsa y di su nombre. Cuando saques la comida favorita de tu
hijo, espera a que se emocione o la nombre. Puedes intentar esto también en la tienda
de alimentos, diciendo: “aquí están los macarrones”, “aquí está la leche”, “aquí está el
jugo.” Después, párate enfrente de la comida favorita del niño y espera a que reaccione.
Si crees que puede decir el nombre de la comida, empieza a decir: “aquí está...” y espera
a que complete la oración.
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Carlos se sorprende porque su papá le da una pieza de Lego en vez del camión que él espera.
Juega con juguetes que tengan muchas piezas, como Canicas (un juguete donde tu hijo pueda
lanzarlas hacia abajo en una rampa), rompecabezas, apilar tazas o cubos. Entrega a tu hijo las
piezas, una a la vez. Después dale algo completamente diferente, o una pieza que no que no sea
la apropiada y espera a que reaccione.
Coloca la mano de tu hijo en una sustancia fría, mojada o pegajosa algunas veces hasta que
hayas establecido un patrón. Puedes usar un budín, masa o incluso agua. Emociónate cada vez y
describe la sensación (por ejemplo: “pegajoso” o “mojado.”) Después pon la mano de tu hijo en
una sustancia diferente y espera a ver si reacciona.
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Intenta una pequeña “¡tontería creativa!”
A los niños les encanta cuando sus padres cometen errores. Haz algo tonto y tu hijo
generalmente pondrá atención. Cuando vistas a tu hijo, “accidentalmente” olvida ponerle una de
las prendas de vestir. O ponle algunas cosas de forma equivocada.
Cuando las cosas no van como las has planeado, usa estas situaciones para captar la atención
de tu hijo. Por ejemplo, si su cena está muy caliente, no te la lleves simplemente a enfriar,
puedes aprovechar para decir: “¡uh, oh, qué caliente!” Si exageras tus reacciones soplando o
moviendo tu mano para enfriar la pizza, tu hijo puede darse cuenta de que es una situación
emocionante en la que quiere participar o sobre la que puede decir algo.
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Cuando todo está tranquilo, haz algo equivocado
Si actúas como si no supieras dónde están las cosas, tú y tu hijo pueden buscarlas juntos. Él
puede decir o hacer algo nuevo en esta situación inusual. Por ejemplo, cuando estés a punto de
salir de la casa, menciona que no tienes su comida, guantes o mochila. Si tu hijo pregunta por
algo, como un juguete favorito, actúa como si el juguete estuviera perdido. Exagera tu angustia
y espera su reacción.
Tu hijo espera que todas las cosas funcionen. ¿Cómo reacciona cuando alguna cosa no
funciona?. Intenta poner la llave en la cerradura de la puerta al revés para que no entre en el
agujero y di: “uh, oh,” “la llave está rota.” Espera a que tu hijo te diga cómo se siente acerca de
la situación.
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Aparenta que estás agotada / distraída
Crea situaciones donde actúes como si estuvieras teniendo dificultades para hacer las cosas. Por
ejemplo, aparenta que no puedes ver lo que tu hijo ve o que no puedes oír lo que oye. Puedes
estar “distraída” siempre y cuando tu hijo no se sienta muy frustrado.
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Maneras de ayudar a tu hijo a hacer elecciones.
Cuando dejas a tu hijo hacer elecciones, le permites que te envíe un mensaje y exprese cómo se
siente. Imagina el sentido de logro para tu hijo cuando es capaz de decirte lo que quiere con
gestos, dibujos o palabras. Estimúlalo a hacer elecciones basadas en lo que le gusta y disgusta.
La elección más fácil para tu hijo es entre dos cosas que puede ver: una cosa que realmente le
guste y otra que le disguste. Sostén las opciones frente a él.
Si tu hijo apenas está aprendiendo a hacer elecciones, a menudo escoge el último objeto
presentado. Hace esto porque ése es el último objeto que mira, como cuando empieza a
desarrollar ecolalia, repite la última palabra que oye. Manteniendo esta tendencia en mente,
ofrécele primero el objeto que menos le gusta y después el que piensas que es su favorito.
Cuando tu hijo está experimentado sus primeras elecciones y repite muchas de las cosas que
oye, ofrece primero su elección favorita. Debes estar seguro de que realmente hace una elección
y no sólo repite la última palabra que oye o escoge el último objeto que ve.
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Dale pistas visuales
Al principio, tu hijo puede necesitar pistas visuales que lo ayuden a hacer elecciones. Puedes
sostener objetos reales frente a él, señalarlos o señalar dibujos de los objetos. (Cuando
sostienes los objetos frente a él, será más fácil para tu hijo hacer su elección si los sostienes uno
arriba del otro, más que si se los muestras uno al lado del otro.) Inténtalo con objetos y con
dibujos para ver lo que tu hijo prefiere.
“¿Quieres una pelota o un vídeo?” (cuando sabes que tu hijo elegirá el vídeo)
Elecciones de Si / No
Si quieres que tu hijo practique respondiendo “si” y “no”, puedes ofrecerle algo que sabes que
quiere y algo que no quiere. Déjalo ver ambos objetos para ayudarlo a entender que tiene que
hacer una elección. Por ejemplo, sostén una muñeca (algo que no quiere) en una mano y un
rompecabezas (algo que sabes que quiere) en la otra mano. Sostén la muñeca y pregúntale:
“¿quieres la muñeca?” Estimúlalo a contestar: “no”. Si tu hijo no puede contestar, responde por
él para mostrarle lo que puede decir. Después sostén el rompecabezas y pregunta: “¿quieres el
rompecabezas?” Estimúlalo a contestar: “si”.
Sumario
Toma tiempo para que los niños lleguen a ser comunicadores. En el principio de este capítulo,
discutimos cuatro puntos generales o metas que tu hijo puede alcanzar avanzando a pequeños
pasos: 1) interactuar contigo y otras personas, 2) comunicarse de nuevas formas 3)
comunicarse por nuevas razones y 4) entender la conexión entre lo que dices y lo que está
pasando en su mundo. Las metas específicas que pones a tu hijo dependen de la presente etapa
de comunicación. Si tu hijo no te está enviando ningún mensaje directamente, no esperes que
hable de pronto. Sin embargo, esperar a que te ponga más atención es una meta realista. Si
continuamente reevalúas y fijas nuevas metas, lo puedes ayudar a alcanzar su máximo
potencial.
En la segunda parte de este capítulo, vimos cómo puedes hacer las cosas que le den a tu hijo
una razón para comunicarse. Cuando haces que la comidas o los juguetes estén menos
accesibles o actúas “creativamente tonto,” puedes darle incontables oportunidades para
comunicarse. Eres como un ingeniero, planeando y manipulando el entorno de tu hijo para que
pueda reaccionar y responder a lo que haces. Muchas de las estrategias descritas serán
mencionadas una y otra vez en este libro para adaptarlas a tu hijo y a su etapa de
comunicación.
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Lista del Cómo y Porqué de la Comunicación
sonidos
Ecos
Acciones,
Dibujos
espontáneo
Llora/grita
Conductas
Lenguaje
gestos
a) Calmarse o regularse a sí
mismo.
b) protestar o negarse
c) pedir:
comida / bebida
objetos / juguetes
ayuda
continuar juegos con personas o
canciones
permiso para hacer algo
información
d) responder a otros:
seguir indicaciones
hacer elecciones
contestar preguntas
e) saludar:
hola
adiós
f) prestar atención / comentar
sobre:
objetos
personas
eventos
de si mismo
g) hablar acerca del:
pasado
futuro
sentimientos:
felices
tristes
de enojo
miedo
h) aparentar o fingir
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CAPITULO 3
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La mayor parte de nosotros pone atención a lo que le interesa. Por ejemplo, si te gusta el tenis,
puedes ver un partido en la televisión y recordar fácilmente el resultado y el nombre de los
jugadores. Sin embargo, cuando ves un programa deportivo que no te interesa mucho, como un
juego de fútbol, probablemente no recordarás mucho al respecto, perderás el interés y
cambiarás de canal después de tan sólo unos minutos.
Un niño con TEA, aún más que otros niños, pone atención solo a lo que le interesa. Sin
embargo, necesita que le muestres cómo hacer las cosas, así que puedes invertir mucho tiempo
haciendo de “maestra” o “ayudante” y tu hijo de “seguidor”. Si siempre le dices o le muestras lo
que tiene que hacer, tal vez no tenga la oportunidad de hacer las cosas que realmente quiere, ni
tendrá iniciativa para empezar la comunicación.
En este capítulo, revisaremos cuándo y cómo seguir la iniciativa de tu hijo, así como también
cuándo no es apropiado seguirla. Veremos que si aprendes a seguir la iniciativa de tu hijo, él
puede aprender a comunicarse mientras hacen cosas juntos.
Un niño pone más atención a las cosas que escoge que a las cosas que tú eliges por él.
Un niño será más sociable y querrá interactuar más cuando se involucre en actividades
que él mismo elige.
Es más fácil que tú y tu hijo se enfoquen en la misma cosa cuando él toma la iniciativa.
Cuando logra enfocarse en la misma cosa que tú, quiere decir que ha avanzado un
importante paso, pues es capaz de relacionarse al mismo tiempo con la actividad y
contigo.
Un niño que toma la iniciativa aprende que no tiene que depender de ti y sabe qué hacer
o decir en cada situación. Puede hacer elecciones por sí mismo.
Un niño que toma la iniciativa aprende que tiene el poder de hacer que las cosas pasen.
Saber que puede afectar a las personas que tiene a su alrededor, es un avance
importante hacia llegar a ser un comunicador con propósito.
Un niño que toma la iniciativa no tiene que cambiar el foco de su atención, algo que es
difícil de hacer para los niños con TEA
Obs erva
Esp era
Esc ucha
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Observando
Observar significa mirar a tu hijo atentamente para ver las cosas que le interesan. Así podrás
incluir sus intereses en lo que hacen juntos. Mira lo que Karen aprende sobre su hijo Julián
cuando lo observa atentamente durante su juego con la pelota que se lanza con una cuchara.
Ella ve que Julián está más interesado en sostener la cuchara enfrente de sus ojos que en usarla
para pegarle a la pelota.
Esperando
Si esperas le darás a tu hijo tiempo suficiente para enviar mensajes a su manera. Podrías
pensar que tu hijo no se está comunicando, pero tal vez sea porque no tiene la oportunidad de
hacerlo.
La mamá de Kelly está preocupada porque ella nunca le pide nada. Pero un día, después de la
comida, cuando a Kelly generalmente le dan una galleta, su mamá no se la da porque está
hablando por teléfono. Kelly patalea y grita para decirle a su mamá que es hora de darle su
galleta. Entonces mamá se da cuenta que Kelly puede comunicarse si alguien le da el tiempo
suficiente para hacerlo.
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Si no vas deprisa, tu hijo tendrá la oportunidad de
hacer más de lo que puedes imaginar. Esperando,
también puedes darle a tu hijo la oportunidad de
comprender y pensar lo que estás diciendo. Si le
haces una pregunta a tu hijo y no responde de
inmediato, podrías asumir que no entendió y se la
repetirías. Sin embargo, tu segunda pregunta
puede distraerla casi en el momento que
comprende la primera. Si ya iba a recordar la
palabra, tu segunda pregunta puede hacer que la
olvide.
Escuchando
Cuando escuchas cuidadosamente los sonidos, palabras u oraciones de tu hijo, te das cuenta de
lo que ya puede decir y cuál es el siguiente paso. Por ejemplo, si tu hijo produce muchos
sonidos con sus labios, como “pa” y “ba”, podrías motivarlo enfatizando las cosas que empiezan
con esos sonidos, como “pato” y “bata”.
Cuando tu hijo empieza a hablar, puede que no lo haga claramente. Si te dice: “ae” todo el
tiempo, toma el abrigo del closet, hay una gran posibilidad que esté tratando de decir “calle”. Si
escuchas cuidadosamente, puedes responderle su “ae” diciendo: “calle, vamos a la calle”. Esto
le servirá como modelo para pronunciar correctamente la palabra. Después puedes escuchar
otras veces que diga “ae” y responder tomando su abrigo, aún si no has planeado salir a la calle.
De esta manera tu hijo descifrará el poder de sus palabras.
Puedes escuchar a tu hijo usar una palabra un día, y después no escuchar que la diga otra vez
por varios días o semanas. Pero si escuchas y recuerdas la palabra, puedes hacer cosas que lo
estimulen a usarla otra vez más pronto. Por ejemplo, si escuchas que tu hijo dice “no” una vez,
puedes aumentar sus oportunidades para usar “no” otra vez ofreciéndole comidas que no le
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gusten, cantando canciones con la palabra “no”, y mirar dibujos de personas moviendo su
cabeza y diciendo “no”.
Escuchar, es una herramienta valiosa cuando tu hijo está usando la ecolalia. (por ejemplo,
imitar o “repetir como loro” las palabras o frases que otras personas dicen). Si escuchas la
forma en que tu hijo repite esas palabras, su entonación te dirá mucho acerca de porqué las
está diciendo. Por ejemplo, si le preguntas: ¿quieres una galleta? y repite la pregunta
exactamente como la dijiste, con la misma entonación, puede que no haya entendido lo que
dijiste y repita porque se siente angustiado. Sin embargo, si repite lo que dices y cambia la
entonación, es probable que haya entendido lo que dijiste y te lo esté diciendo en la mejor
forma que puede, “si, quiero una galleta”.
Cuando tu hijo usa la ecolalia retrasada “copiando” algo que escucha de un contexto y lo usa en
otro, necesitas ser un especialista en escuchar y observar para entender lo que está tratando de
decirte. Algunas veces necesitarás ser como un detective para que puedas descifrar lo que esos
“ecos” significan.
A Marily le gusta escuchar una historia interactiva en su computadora. Cada vez que debe
“cambiar la página,” la computadora dice “hacer clic en opción.” Cuando Marily quiere que sus
padres prendan la televisión, también dice, “haz clic en opción” Mientras esta frase tiene sentido
para ella, confunde a sus padres. Pero si escuchan a Marily y la observan mientras está en la
computadora, pueden darse cuenta que asocia la orden “haz clic en opción” con conseguir que
aparezca una imagen nueva en ambos aparatos, en la pantalla de la computadora y en la
pantalla de la televisión.
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Observando y escuchando, los padres de Marily se dan cuenta que ella piensa que “haz clic en
opción” significa, “¡haz que la pantalla cambie”!
Así como muchas de las palabras, frases y oraciones de tu hijo pueden ser tomadas de otras
situaciones, asegúrate que esas palabras serán útiles para él. Después que los padres de Marily
escucharon lo que estaba diciendo y se dieron cuenta porqué lo estaba diciendo, trataron de
encontrar nuevos programas en la computadora que dieran instrucciones (por ejemplo, “pulsa el
botón” o “siguiente”) que Marily pudiera usar en otras situaciones.
Mamá: -¡vamos a jugar cubos, Oscar. Oscar! Mamá: -¡Oscar está jugando con la cuerda!
Mamá no puede ver lo que le interesa si está Mamá está cara a cara y se da cuenta de que
detrás de él. está jugando con la cuerda y puede seguirlo
en su juego.
Puede ser difícil para tu hijo hacer contacto visual, hazlo más fácil para él y siéntalo en tus
rodillas para que esté cara a cara contigo. Acuéstate sobre tu estómago, o del lado, si está
jugando en el piso; agáchate enfrente de él si está parado.
Las caras comunican información social importante que puede ser difícil de entender para tu
hijo. Aún cuando tu hijo pueda mantener una conversación, puede perderse los ceños fruncidos,
las sonrisas y movimientos oculares que dicen tanto como las palabras. Así que bájate al nivel
físico de tu hijo y dale siempre la oportunidad de ver tu cara “hablar.”
Tu hijo hará lo mejor cuando sepa que esperar. Si frecuentemente juegas cara a cara con él,
sabrá esperar y anticipar tu presencia. Si un día no estás ahí, puede ir y pedirte que vengas y
juegues con él como generalmente lo haces.
2. Interpreta
3. Imita
4. Interpónte (entrométete)
Esto es lo que la mamá de Oscar hizo cuando lo vio jugando con el hilito ensartado. Recuerda a
Karen y Julián en el principio de este capítulo. Mientras trataba de que jugaran, “pégale a la
pelota con la cuchara”, Karen observó que Julián estaba más interesado en poner la cuchara
enfrente de sus ojos que en usarla para pegarle a la pelota. A pesar de que ella quería que
jugaran un juego que implicara la toma de turnos, sintió que si lo presionaba a continuar
jugando con la pelota, él se levantaría y se iría. Así es que decidió poner la pelota aparte.
Observa que después que la mamá de Oscar y Karen se dieron cuenta en lo que estaban
interesados sus hijos, se unieron al juego como “compañeros.” Unirse quiere decir que te
conviertas en “niño” y hagas cualquier cosa que tu hijo esté haciendo.
Algunas veces tu hijo puede tener intereses limitados y depender de ti para intentar en una
nueva actividad. Preséntale un objeto o actividad tentadora o atrayente, y espera que la
descubra para que después sigas su iniciativa uniéndote a ella.
Una vez que Karen se da cuenta que Julián no quiere jugar con la pelota, sigue su iniciativa
uniéndose a lo que está haciendo y convierte su interés en la cuchara en el juego del “veo-veo”.
Incluir el interés de tu hijo quiere decir que cuando esté interesado en algo, tú debes mostrar
interés en ello también. Puedes hacer esto acercando el objeto en el que está interesado. Por
ejemplo, si una piedra de muchos colores y muy brillante capta su mirada, levántala y mírenla
juntos. (aunque te parezca extraño que esté más interesado en una piedra o en una cuerda que
en un nuevo juguete.)
También puedes compartir el interés de tu hijo fijándote en lo qué está mirando y después
señalando a la persona, cosa o acción y comentarlo. Un comentario puede ser una palabra
(“pelota”) o una oración (“esta es una pelota grande”) que le dé información acerca lo que le
interesa. Por ejemplo, si tu hijo observa un pájaro, puedes señalarlo y decir: “¡mira, un
pajarito!” Debes estar cerca de tu hijo y de lo que estás señalando para que él se dé cuenta de
lo que estás haciendo. Si es posible, coloca su mano en el objeto para que sepa exactamente de
lo que estás hablando. Más tarde, tu hijo puede descubrir que tú también tienes cosas
emocionantes que mostrarle e interesarse en ellas aunque antes no las hubiera notado.
Trata cualquier cosa que tu hijo hace como si estuviera enviándote un mensaje
intencional.
Cuando tratas cualquier cosa que tu hijo hace como si estuviera enviándote un mensaje
intencionalmente, lo ayudas a darse cuenta que puede tener un efecto en lo que haces.
Interpretar las palabras funciona especialmente bien para los niños en la etapa de sus Propios
Intereses y de los Compañeros, los cuales no se comunican de manera consistente directo a ti,
pero a menudo permiten que sepas lo que quieren a través de sus acciones.
Por ejemplo, si tu hijo toma las llaves del coche, puedes decir: “¡las llaves, vámonos!” aunque
no te esté diciendo nada directamente a ti, estás respondiendo como si así fuera. Si haces esto
una y otra vez, tu hijo puede hacer la conexión de las llaves con subir en el coche y finalmente
dártelas la próxima vez que tenga ganas de un paseo.
También puedes interpretar y responder a las palabras de tu hijo tratando cualquier cosa que
dice como si te estuviera hablando. Por ejemplo, si escuchas que tu hijo dice: “mamá” mientras
juega en otro cuarto, puedes responder como si realmente te estuviera llamando, yendo hacia él
y diciendo: “aquí está mamá”
Si tu hijo muestra interés en algo o trata de enviarte un mensaje, necesitas “interpretar” sus
intentos de comunicación, diciendo o haciendo las cosas “como él lo haría si pudiera”. Cuando lo
dices o haces “como él lo haría si pudiera” usa las palabras y acciones que te gustaría que usara
en el futuro, dándole un modelo que pueda imitar. Un modelo físico demuestra lo que puede
hacer. Un modelo verbal demuestra lo que puede decir. Por ejemplo, si tu hijo muestra interés
en un pájaro, señálalo (modelo físico) y di “pajarito” (un modelo verbal). Llama su atención
hacia tus modelos yendo despacio antes de que los digas o hagas, enfatizando o exagerando tus
palabras y acciones. Cuando destacas así las cosas, tu hijo se da cuenta y es más probable que
lo copie.
Tu hijo puede estar empezando a comunicarse para pedirte cosas empujando tu mano o
dándote un objeto o dibujo a cambio de lo que quiere. Esos son momentos clave para darle las
palabras que “usaría si pudiera”. Etiqueta el objeto, persona o actividad que esté pidiendo para
decir su nombre. Evita usar pronombres o palabras que no son tan específicas como “galleta” o
“libros”
Como las etiquetas también ayudan a tu hijo a entender el significado de las palabras, úsalas a
menudo para hablarle de sus intereses.
Algunas veces, las primeras palabras que tu hijo puede decir son tonterías, o palabras sin
sentido que son fáciles de pronunciar y divertidas para decir, como “uh, oh” o “¡yupi!” Puedes
usar estas palabras graciosas cuando interpretas lo que quiere decir. (revisa el capítulo 6 para
ver una lista de palabras graciosas
Exagera cuando uses estas palabras, y se consistente con las inflexiones y la entonación que
usas para enfatizar los modelos. Tu hijo relacionará la entonación con palabras o frases
específicas que le ayudarán a recordarlas. Antes de que tu hijo repita lo que dices, es probable
que repita cómo lo dices, imitando tu entonación, pero sin decir las palabras en realidad. No
debe sorprenderte que, cuando empiece a hablar, use tus palabras y tu tono. Si a tu hijo le
interesa la música, aún puedes cantar ciertas palabras para él.
Cristopher aprende a decir hola con la misma entonación que usa su papá.
Si tu hijo todavía no ha empezado a hablar, pero envía mensajes intencionales con gestos o
dibujos, tu modelo verbal debe ser una palabra sencilla que digas de manera correcta después
de que gesticule o te de el dibujo.
Sin embargo; si tu hijo, como muchos niños en esta etapa, empieza a hablar repitiendo frases y
oraciones, es importante que tus modelos contengan ciertas palabras que pueda “copiar” y
después usar. Si modelas palabras para tu hijo le estás dando un guión para que la memorice y
la use en el futuro. Una vez que sepa lo que debe decir en una situación, podrá aplicarlo en otra.
Cuando se convierta en un comunicador más hábil dependerá menos del guión y más de sus
propias ideas de que decir.
Tu hijo tiende a recordar y repetir la última cosa que escucha, así es que puedes enfatizar las
palabras importantes colocándolas al final de lo que dices. Por ejemplo, si quieres que tu hijo
aprenda la palabra “abierta” di: “la puerta está abierta” en lugar de “está abierta la puerta”
¡Dilo a su manera!
Si tu hijo va a usar tus palabras exactas para expresarse, es importante ofrecerle un modelo
verbal desde su punto de vista. Si dices: “¿quieres un vaso de agua? tu hijo puede entender
exactamente lo que estás pidiendo, aún si no entiende lo que cada palabra significa. A causa de
su tendencia puede repetir tu pregunta, en vez de darte una respuesta apropiada. Si quieres
que tu hijo aprenda a decir cosas de maneras más apropiadas, debes decirlo “¡como lo haría si
pudiera!” En vez de hacer la pregunta de la manera habitual, toma las perspectivas de tu hijo y
Puede parecerte extraño hablarle a tu hijo de esta forma, pero es importante tomar ventaja de
sus habilidades para imitar lo que dices y que así pueda empezar a usar sus palabras
significativamente. Aunque no puedes decir todo “a su manera”, intenta hacerlo cada vez que
está motivado para hablar, especialmente cuando quiere algo pero no sabe las palabras exactas
para pedírtelo.
Recuerda llamar la atención de tu hijo con el modelo que le enseñes yendo despacio antes de
que lo digas y además decírselo con énfasis. Es más probable que tu hijo repita lo que dices
cuando lo realzas.
Si tu hijo ya te imita, todo lo que necesitas hacer es enfatizar el modelo, míralo expectante y
quizá toca su pecho u hombro para que le indiques que es su turno para hablar. Por otra parte,
si a tu hijo no le gusta imitar, tendrás que invitarlo a usar tu modelo enseñándole, “di: yo quiero
agua” Si tu hijo entiende el significado de las palabras “di”, “dime” u otras instrucciones, no las
incluirá en su repetición del modelo. Sin embargo, para los niños que tienden a remedar todo lo
que dices sin respetar el significado, esas instrucciones serán percibidas como siendo parte del
modelo. Puedes intentar ayudar a tu hijo a distinguir el modelo de las instrucciones usando una
variedad de técnicas discutidas en el próximo capítulo (ver capítulo 4) Si te das cuenta de que tu
hijo aún repite las instrucciones, continúa dando sólo el modelo.
Las Frases Portadoras consisten en palabras que a menudo van juntas y que son
utilizadas como una unidad.
“yo quiero...,” “me gusta...,” “yo tengo...,” “yo veo...,” “yo voy a...,” “dame...,”
“vamos a...” “¿qué es esto?”
No todos los niños en la etapa del Comunicador Precoz aprenden a hablar repitiendo pedazos
completos de lo que escuchan. Algunos empiezan por adquirir un vocabulario de palabras
sueltas, generalmente para objetos tales como sus comidas y juguetes favoritos, después
combinan éstas palabras con verbos. Por ejemplo, primero sólo pueden decir “jugo” para pedir
una bebida y después decir: “quiero jugo”. Cuando interpretas a tu hijo que usa palabras
sueltas, ayúdalo a avanzar para que consiga decir dos. Primero, repite lo que dice y después dilo
como él lo haría si pudiera modelando frases de dos palabras que combinen la palabra que ha
dicho con un verbo. Por ejemplo: si te trae un video y dice; “video”, repite “video” y agrega
“pon video” o “quiero video”. Enfoca su atención hacia la palabra nueva hablando despacio y
enfatizándola.
Repitiendo lo que tu hijo dice y agregando un verbo, no es la única forma en la que puedes
ayudarlo a empezar a hacer combinaciones de dos palabras. También puedes combinar las
palabras sueltas con otras palabras descriptivas o referentes al lugar. Descifra lo que tu hijo
diría si pudiera y después usa la estrategia de “repetir y agregar” para ayudarlo a avanzar de
frases de dos palabras a tres. Aquí hay una lista para que empieces.
Los Comunicadores Precoces y los Compañeros, quienes dependen de adquirir y re-usar lo que
escuchan, pueden beneficiarse no sólo desde tus ejemplos de pronombres sino también de los
de otros. Mirar y escuchar a miembros de la
familia hablar entre ellos y usar “Yo”, “Mi” y
“Tu” en sus conversaciones, le da a tu hijo
modelos verbales de esas palabras que puede
copiar eventualmente.
Los papas de Rodrigo modelan cómo Rodrigo puede usar los pronombres a la hora de la cena.
La imitación puede ayudar a tu hijo a involucrarse en las interacciones de dos vías, con
oportunidades para que cada uno copie al otro.
Tu hijo te puede poner atención si golpeas un bloque justo después de que él lo haya hecho, si
brincas después de que él brinque o si haces los mismos sonidos después de que él los haga.
Incluso podrías intentar copiar alguna de sus conductas sensoriales, tales como girar o aletear
las manos. Se puede sentir muy poderoso cuando se dé cuenta de que él está teniendo el
liderazgo y tú lo estás siguiendo. Si imitas sus acciones y sonidos, puede que él empiece a
imitarte a ti. Más tarde puedes agregar algo nuevo para que lo imite. Este juego de copiar es
muy importante, ya que -tu hijo puede aprender mucho viendo lo que haces.
Durante la comida, Cesar golpea la mesa con su cuchara; su papá sigue su iniciativa golpeando
la mesa como él. ¡Esto llama la atención de Cesar!. Después de golpear con su cuchara otra vez
Cesar mira a su papá como para decir: “Es tu turno papi”.
Si tu hijo no muestra interés en los juegos de imitación, podrías intentar enseñarle a imitar.
Empieza por mostrarle una acción y después, si no puede copiarte, ayúdalo físicamente para que
lo haga. Cuando complete exitosamente la acción, prémialo con elogios, abrazos o su comida
favorita. Empieza por copiar sus acciones con juguetes, tal como empujar un coche sobre la
mesa; después progresa copiando sus acciones sin juguetes (por ejemplo, “Toca tu nariz”), y
después pueden copiar algunos sonidos como los que hacen los animales.
Recuerda que tu hijo todavía necesita escuchar modelos de palabras que pueda decir. Cuando te
involucres con tu hijo, también necesitas interpretarlo.
A Antonio le gusta correr de un lado a otro. Su papá trata de seguirlo corriendo a su lado, pero
Antonio no parece darse cuenta. Entonces el papá se interpone en el camino de Antonio y
dice:“!alto!”. A Antonio no le gusta y trata de evitar a su papi yendo alrededor de él, pero su
papá se mueve también. Antonio intenta entonces empujarlo fuera de su camino. Su papá se
quita del camino y le dice: “!Adelante!” dejando a Antonio siga con su carrera. Después de que
esto pasa varias veces, Antonio empieza a esperar que su papá bloquee el camino y se ríe
cuando su papá se pone enfrente de él. Tres semanas después, cuando Antonio está corriendo
alrededor de la sala, busca a su papá. Tan pronto como su papá salta enfrente de él, Antonio
por primera vez dice “¡Adelante!” para conseguir que su papá se quite del camino.
Como Antonio, quien corre de un lado a otro una y otra vez, tu hijo puede hacer cosas que
parezcan sin sentido. Es probable que esas acciones completen una necesidad sensorial. Por
ejemplo, a tu hijo le puede gustar tirar las cosas al piso y mirar cómo se caen. O puede alinear
objetos como carros de juguete o libros por que le gusta cómo se ven las filas.
Aquí hay algunas ideas para involucrarte en esas actividades repetitivas y solitarias y
convertirlas en interacciones de dos vías entre tu hijo y tú.
Si a tu hijo le gusta aventar cosas como bloques al piso, trata que el aventar las cosas sea como
si estuviera iniciando el juego intencionalmente. Coloca una canasta o caja en el piso para
cachar los objetos y di: “¡A la caja!, ¡los bloques a la caja!”. Después, puedes convertirte en el
“Guardián” de los bloques. Recoge los bloques tan pronto como tu hijo los aviente y dale uno de
regreso. Interpreta el nivel de tu hijo: Si está en la etapa de comunicación de sus Propios
Intereses o en el de las Peticiones, di: “Bloque”. Si está en la etapa del Comunicador Precoz, y
es capaz de repetir lo que dices, di: “Yo quiero un bloque”. Un niño en la etapa de los
Compañeros probablemente encontrará sus propias palabras para decirte que quiere un bloque.
Dale a tu hijo un bloque y, después de que lo aviente, dale otro junto con el modelo verbal
apropiado. Una vez que estableces un patrón, espera algunos segundos antes de regresar el
bloque. Esto le dará tiempo para extender su mano, hacer un sonido, repetir tu modelo o usar
sus propias palabras para pedírtelo.
Recuerda que al principio puede que tu hijo no parezca feliz con tus intervenciones, pero con
algunas persistencias juguetonas de tu parte, las actividades solitarias se pueden convertir en
juegos interactivos.
Ayuda a tu hijo a formar la línea poniendo un objeto en la fila. Solo fórmalo de manera casual y
di algo como “Aquí esta otro coche.” Después de que te permita participar, introduce una
variación, como agregar un juguete diferente a la línea o poner el mismo juguete en la línea
pero de una forma inusual (por ejemplo, boca arriba o del lado). Puede no gustarle el cambio,
pero cuando grite o llore recuerda que, ¡se está comunicando!. Si persistes de una manera
suave y juguetona, pronto te puede incluir en su nueva rutina de juego.
Carlos: -¡No!
Saca uno de los objetos de la fila y escóndelo en tu manga, en tu bolsillo o debajo de tu camisa.
Esto casi garantiza que tu hijo va a interactuar contigo (aunque pueda disfrutar del juego de
“esconder” que empieza buscando en cada una de las mangas de la camisa y en los bolsillos.)
Esconde los objetos que a tu hijo le gusta alinear y después ayúdalo a buscarlos. Para ayudarlo
a que su búsqueda sea exitosa, asegúrate que los objetos estén en partes visibles, debajo del
sofá, atrás de la puerta o en lo alto de la mesa.
Cuando buscas, usa palabras y frases que sean apropiadas para la etapa de comunicación de tu
hijo: Una simple palabra si está en la etapa de sus Propios Intereses o de las Peticiones (por
ejemplo; “Coche”); una o dos palabras o una oración conteniendo una frase portadora para un
Comunicador Precoz (por ejemplo; “Yo veo un coche”); o una oración incluyendo una nueva
palabra o concepto (tal como, “Vamos a ver debajo de la silla”) para uno en la etapa de los
Compañeros.
El padre de Carlos esconde sus carritos para que, cuando él los quiera alinear, tenga que
ir a buscarlos con su padre primero.
Interponte en el camino para que tu hijo tenga que hacer o decir algo para pedirte que te
muevas. Esto es exactamente lo que el papá de Antonio hace cuando bloquea su trayectoria,
haciendo imposible que su hijo no interactúe con él si quiere continuar corriendo.
Antonio: -¡Vamos!
Si Antonio quiere pasar, tiene que decirle a su papá que se mueva.
Únete al juego
Cuando tu hijo esta jugando solo con un juguete, encuentra otro similar e insiste en unirte al
juego. Por ejemplo, choca tu coche con el suyo y di algo como: “!Chocamos!” u “!Oh, no!” Haz
que tu dinosaurio coma a su dinosaurio, aumenta la emoción gruñendo y diciendo “Te tengo”
para la etapa de sus Propios Intereses, de las Peticiones o del Comunicador Precoz, o “!Arrg...
me estoy comiendo un Tiranosaurio!” para la etapa del
Compañero, el cual conoce el nombre de su dinosaurio.
Mamá: ¡Bolita!
A Isabella le gusta sentarse sola en el sofá hasta que su mamá se
sienta junto a ella y la aprieta contra el sillón.
Si tu hija siempre quiere sentarse sola, intenta sentarte muy cerca de ella y de forma juguetona
juega el juego de “Bolita”; para el niño en la etapa de sus Propios Intereses, de las Peticiones o
del Comunicador Precoz, di algo como: “bolita”, “empuja” o “Uhhhh, Ohhhh, mami está encima
de Isabella.” Para tu hija en la etapa del Compañero, di algo como: “Vamos a jugar Bolita”. Si
te da la espalda o se mueve cuando te estás acercando a ella, es fácil asumir que esto quiere
decir “No me molestes” pero si regresas, no querrás hacer la conexión, así que persiste
(¡siempre de forma juguetona!) en compartir su espacio.
Si tu hijo esta en la etapa de comunicación del Compañero, entrometerte puede significar más
que sólo involucrarte en lo que está haciendo. Puede que no necesites entrometerte a menudo
para establecer una conexión con tu hijo o para que te observe. Incluso puedes usar la técnica
de entrometerte para ayudarlo a continuar las conversaciones.
A Edgar le encanta enlistar todas las paradas del autobús que conoce; algunas veces, su papá
sigue sus iniciativas e intenta incluir los intereses de Edgar en sus conversaciones. Sin
embargo, el papá quiere que
Edgar hable acerca de otras
cosas además de autobuses.
Mira cómo su papá interviene
para ayudar a Edgar a cambiar
su tema favorito por otro
nuevo.
Re-introduce el primer tema o introduce uno nuevo. Advierte a tu hijo que va a haber un
cambio en la conversación (por ejemplo, “Una cosa más acerca... después vamos a
hablar acerca...”)
No siempre es apropiado o provechoso para tu hijo seguir su iniciativa. Él aún necesita aprender
muchas cosas de ti, y una de esas cosas, es cómo comportarse. La decisión acerca de cuándo
seguir y cuándo no la iniciativa de tu hijo, está a menudo basada en tu sentido común.
Algunas veces las necesidades sensoriales de los niños son tan fuertes que pueden ser difíciles
de satisfacer. Por ejemplo, un juego interactivo de persecución puede no ser suficiente para el
niño que ansía movimiento. Para este niño, debes encontrar otras alternativas que le ofrezcan
las sensaciones que necesita, tales como un mini-trampolín o un columpio. Un terapeuta que
tenga conocimiento en el área de las necesidades sensoriales, puede ayudarte a decidir qué
estímulos sensoriales necesita tu hijo y cómo puedes dárselos.
Sumario
Cuando tu OEE - observas, esperas y escuchas lo que tu hijo hace y dice- te das cuenta
exactamente cuáles son sus intereses. Después puedes seguir su iniciativa entrometiéndote e
incluyendo esos intereses en sus interacciones conjuntas. Algunas veces podrá resistirse a que
te unas, así que debes hacerlo suavemente. Otra manera de conseguir la interacción es
copiando sus acciones y sonidos. Cada vez que sientas que tu hijo se comunicaría “si pudiera”
dale la información que necesita, interpretando y diciendo las palabras desde su punto de vista.
Toma de turnos
Si sigues la iniciativa de tu hijo como te sugerimos en el capítulo anterior, tal vez notes que
ustedes responden el uno al otro de muchas maneras. Cuando le haces cosquillas por ejemplo,
tal vez te indique que se está divirtiendo con una mirada. Si dejas de hacerle cosquillas por un
momento, puede que tu hijo te tome la mano para acercarla hacia él y que continúes. En esta
situación y en otras parecidas, tú y tu hijo están tomando turnos. La palabra “turno” describe
cualquier cosa que hacen dos personas- verse el uno al otro, gestos, hacer sonidos o decir
palabras- para hacerle saber, el uno al otro, que están participando en la interacción.
Conversar es una comunicación de dos vías en la cual cada persona toma su turno en el
momento correcto, mandando mensajes en un sentido y otro. Puedes tener una conversación
con palabras, pero hay otros tipos de conversaciones también. Por ejemplo, en el juego de veo-
veo, tomas el primer turno cuando cubres a tu hijo con una manta. Cuando se quita la manta,
está tomando su turno. Entonces tu dices ¡Buu! (tu turno) y tu hijo se ríe (su turno).Tu y tu hijo
toman turnos alternadamente como lo harían dos personas en una conversación. ¡Ahora el reto
es hacer que el juego dure lo más que se pueda intercambiando los turnos constantemente!
Para involucrarse en una sencilla conversación sin palabras, como el juego del veo-veo, tu hijo
tiene que entender algunas reglas de conversación. Es aún más importante seguir éstas reglas
en las conversaciones verbales.
Empezar la conversación.
Tu hijo quizás tiene problemas para saber cuándo y cómo toma su “turno” en la conversación. El
mejor modo de ayudarlo es usando pistas que le señalen cuándo tomar su turno y, algunas
veces, cómo tomarlo. Hay dos categorías de pistas:
Pistas explícitas, muestran a tu hijo lo que debe hacer y dan espacio a cometer errores.
Cuando des pistas explícitas puede que tomes todo o parte del turno de tu hijo. Por
ejemplo: en el juego de “tortillitas de manteca...” tu hijo quizá no sabe qué debe hacer.
Cuando guías sus manos para mostrarle cómo dar un aplauso, estás usando una pista
explícita llamada ayuda física. Además de la ayuda física, las pistas explícitas en las
cuales tomas el turno de tu hijo incluyen apoyos físicos y verbales e instrucciones
habladas. Las pistas en las cuales tomes sólo parte del turno de tu hijo, como modelos
parciales, son las menos explícitos de las pistas explícitas.
Las pistas naturales no muestran a tu hijo qué hacer, solo le dan una pista. Por ejemplo,
conforme tu hijo gana habilidad para aplaudir, cómo en el juego de “tortillitas de
manteca...”, puedes hacerlo despacio, hacer pausas y mirar expectante para indicarle
cuándo debe aplaudir. Las Pistas naturales también incluyen pistas visuales, preguntas,
insinuaciones, instrucciones de qué hacer y decir.
Tu eres el mejor juez respecto a qué tipo de pistas son las más apropiadas para tu hijo.
Empezarás probablemente usando las pistas más explícitas y gradualmente usarás las naturales.
Finalmente, las pistas más naturales nunca deben ser eliminadas puesto que las usamos
“naturalmente” todo el tiempo en nuestras conversaciones.
Ayuda física
Tu hijo quizá necesite un sutil apoyo físico cuando está aprendiendo cómo actuar en los juegos o
canciones o cómo tomar su turno en las actividades. Si no sabe qué hacer, trata de mostrárselo
guiándolo físicamente a través de cada movimiento. El apoyo físico puede ayudarlo a realizar
gestos o acciones específicas y es útil porque le muestra cómo hacer cosas sin errores. Aprende
la manera correcta de hacer algo desde la primera vez que lo intenta. Sin embargo, debes ser
cuidadoso y no usar mucho la ayuda física porque puede llegar a acostumbrarse a tener siempre
tu guía.
En los siguientes dibujos, los papás les están dando ayuda física a sus hijos, para que puedan
tomar su turno y participar.
También puedes usar un apoyo físico para atraer la atención de tu hijo tocando su espalda,
pecho, brazo, hombro o cara mientras dices su nombre ¡es una buena forma para llamar su
atención sobre algo, incluyéndote a ti!
Cuando le ofreces a tu hijo un modelo, lo ayudas a que copie tus palabras o acciones y le
muestras lo que esperas que él sea capaz de hacer o decirlo por sí mismo. Toma su turno por él
hasta que sepa qué hacerlo solo. Los modelos pueden ser físicos o verbales.
Un modelo físico muestra a tu hijo una acción. Cuando le muestras acciones en canciones o
volteando la página de un libro, le das un modelo que copiar y aprender. Mientras muestras a tu
hijo qué hacer, describe lo que estás haciendo con oraciones sencillas y cortas.
Un modelo verbal permite a tu hijo escuchar palabras, frases u oraciones que puede repetir
después de ti o decirlas después por sí mismo. Tu hijo se beneficia no sólo son por tus modelos
verbales, sino también por los de las otras personas. Por ejemplo, si tu hijo tiene dificultades
con los pronombres como “yo”, “mi” y “tu,” ver y escuchar a otras personas usar estas palabras
es una de las mejores formas para que pueda aprender cómo usarlas por sí mismo. Adapta tu
ejemplo a la etapa de comunicación de tu hijo. (Para más modelos verbales, revisa el capítulo 3)
Recuerda que un modelo le da a tu hijo una pista de qué hacer o decir, sólo si está poniendo
atención. Así es que debes asegurarte de tener su atención cuando le das modelos. Puedes
lograrlo haciendo tus palabras más lentas y enfatizando lo que quieres que escuche. Para
animarlo a que tome su turno, trata de ir retirando tus modelos o reemplazarlo con pistas
menos explícitas (por ejemplo, llena los espacios en blanco) tan pronto como sea posible.
Instrucciones habladas
Además de modelos verbales, debes incluir instrucciones habladas, tales como, “di...” o
“dime...” Esta pista es particularmente útil en situaciones sociales donde instruyes a tu hijo
acerca de lo que debe decir exactamente a otro adulto o niño. Por ejemplo, si tu hijo no sabe
cómo empezar una conversación con un amigo, dale las palabras exactas que necesita usar.
Cuando usas un modelo parcial, empiezas a hacer o decir cosas a tu hijo, y luego dejas que
termine el modelo por sí mismo. En los modelos parciales tomas parte del turno de tu hijo y
después esperas a que él haga su parte.
Utiliza el modelo parcial llamado “llena los espacios en blanco” para enseñar a tu hijo decir algo:
Di la primera parte de una palabra, frase u oración y espera a que tu hijo la complete.
Llenar los espacios en blanco puede ser una etapa de transición en la que tu hijo aprende
a aprenda cómo contestar preguntas. Antes de que tu hijo pueda proponer respuestas a
todas las preguntas por sí mismo, necesitará que lo ayudes a empezar.
What does
Carlos: -Mejor.
Llenar el espacio en blanco es una estrategia útil para ayudar a tu hijo a convertir “ecos” en
habla espontánea. Empieza por darle el modelo verbal entero. (Por ejemplo, “yo quiero jugo”).
Después di: “yo quiero...,” y deja que complete el espacio en blanco con la palabra “jugo.”
Después sólo di una palabra, “yo...,” y espera que complete la oración con “quiero jugo”.
Finalmente, usa sólo pistas naturales, como esperar con expectación para señalarle el turno.
Pistas Visuales
Las pistas visuales pueden ser extremadamente útiles para niños que tienen problemas para
entender lo que escuchan. No solamente ayudan a los niños a darle sentido al mundo, sino
también actúan como un recordatorio constante de las cosas que pueden decir o hacer en
diferentes situaciones.
El mundo de tu hijo está lleno de pistas visuales -como personas, muebles, objetos y dibujos-
con las cuales puedes llamar su atención. Sosteniendo algo, dando golpecitos o señalándolo,
puedes recordarle que se comunique.
El mundo de tu hijo está lleno de pistas visuales en forma de signos y logotipos que le ayudan a
comunicarse.
María: -¡Papas!
Papá: -Vamos por papas fritas.
Niña: -¡Jugo!
Puedes usar dibujos para crear Apoyos Visuales, tales como pizarrones especiales que le
muestren a tu hijo dibujos o juguetes, alimentos o actividades para pueda escoger. Los dibujos
también pueden darle pistas para que hable de cosas que pasan cuando no estás con él. Por
ejemplo, si su maestra de preescolar manda a tu hijo a casa con un dibujo de un niño o un
juguete con el que jugó en la escuela, puede enseñártelo o decirte lo que hizo ese día. (ver
capítulo 7, “Usa Apoyos Visuales,” para aprender más acerca del uso de dibujos como pistas.)
Preguntas de elección
Es más fácil que tu hijo responda una pregunta de elección en la cual le pides que elija entre
cosas específicas a que responda a preguntas
abiertas. Por ejemplo, “¿quieres cereal o pan
tostado?” es más fácil de responder que “¿qué
quieres comer?”
Preguntas de Si/ No
Preguntas Diversas
Son aquellas preguntas que preguntan información como: “qué”, “quién”, “dónde”, “cuándo”,
“cómo” y “porque”. Así es que tu hijo probablemente entenderá cómo contestar la pregunta
“qué” primeramente, y después las preguntas que empiecen con “quién” o “donde.” Las
preguntas “cuándo”, “cómo” y “porqué” son más difíciles; por lo cual, algunos niños continúan
teniendo dificultades con esas preguntas aún en sus años escolares.
Preguntas “¿Qué?”
La pregunta más sencilla de “qué” es “¿qué es eso?.” Tu hijo puede aprender a responder esta
pregunta si le proporcionas modelos verbales de posibles respuestas. La siguiente pregunta más
“Cómo” y “por qué” son preguntas difíciles de responder porque son abiertas y requieren que tu
hijo piense acerca de cosas que no puede ver. Incluso un niño en la etapa de comunicación de
los Compañeros puede seguir teniendo problemas con estas preguntas por mucho tiempo.
Cuando tu hijo está empezando a responder las preguntas del “cómo” y “por qué,” puedes
ayudarlo preguntando una de ellas y luego volver a hacerla pero de forma más simple. Cambia
el “cómo” y “por qué” en una descripción en la que le digas que está haciendo. Y entonces hazle
una pregunta de Si/ No que sea más fácil de responder. Por ejemplo, pregúntale ¿por qué estás
gritando? y enseguida cámbiala por “estás gritando, ¿estás enojado?” Una vez que tu hijo
entienda preguntas de “cómo” y “por qué,” ya no necesitas rehacer las preguntas, pero quizá
todavía tenga problemas con las respuestas. Ejemplifica las respuestas hasta que tu hijo pueda
responderlas por sí mismo.
Si tu hijo es bueno respondiendo preguntas, es muy fácil caer dentro de un modelo en el cual le
haces pregunta tras pregunta y él te da todas las respuestas. Esto lo pone en el papel de
“contestador” –en donde depende de ti para que inicies todas las interacciones. Aunque es
tentador hacerle muchas preguntas para mantenerlo en la conversación, él debe tener
oportunidades para iniciar la comunicación también.
Las preguntas que son muy difíciles también pueden ser muy exigentes para un Comunicador
Precoz o un Compañero que aún no puede estructurar las respuestas. En su frustración tu hijo
tal vez use una estrategia sensorial para calmarse, como golpear con sus manos, pegar en la
mesa o brincar de arriba a bajo. Otra forma en la que tal vez te diga que tus preguntas son muy
difíciles, es incrementando el uso de su ecolalia como si dijera: “no entiendo la pregunta, pero
sé que se debería de contestar. Así que tomaré mi turno de la mejor forma que pueda
-repitiendo lo que tu dices”.
El hecho de hacer demasiadas preguntas crea un tercer problema para los niños cuya principal
forma de llevar una conversación es la de tomar y repetir lo que escucha de otras personas. Si
escucha pregunta tras pregunta, repetirá éste modelo más adelante y hará pregunta tras
pregunta para mantener la conversación.
Todos los padres les dicen a sus hijos qué hacer en algunas ocasiones como: “dile adiós,” “dame
el libro,” “pon esto en la basura.” Son instrucciones simples y claras que pueden ayudarlo a
entender qué hacer, siempre y cuando no le den muchas a la vez.
Puedes preparar a los niños en la etapa de comunicación de los Compañeros para situaciones
sociales a futuro, dándoles instrucciones de qué hacer y qué decir. Por ejemplo, ayuda a tu hijo
a que sea una escucha más atenta, dándole una instrucción que le diga qué hacer en ese caso:
“cuando alguien más esté hablando trata de escuchar.” (Las guías de qué hacer son presentadas
visualmente y discutidas en el capítulo 7).
Si tu hijo está muy avanzado en la etapa de los Compañeros, puedes darle instrucciones que lo
ayuden a continuar en las conversaciones. A continuación hay algunos ejemplos de instrucciones
que le puedes dar:
“Aquí hay algunas formas para empezar una conversación: puedes sonreír y decir: “Hola
¿cómo estás?;” Puedes decir algo bonito a la otra persona; puedes enseñar a la otra
persona un álbum de fotos.” (dar una instrucción a la vez).
“Aquí hay unas formas para entrar en una conversación: necesitas escuchar lo que otras
personas dicen. Después, di algo acerca de lo que la otra persona dijo. Tu puedes decir:
“yo también creo que si,” o “yo no estoy de acuerdo.”
“Aquí hay una forma de terminar una conversación: Puedes decir: “me tengo que ir
ahora. Adiós.”
Todos usamos insinuaciones o indirectas para darle una idea a otras personas de lo que
quisiéramos que hicieran. Por ejemplo, cuando tratas de expresar tu admiración por algo en una
tienda enfrente de tu esposo una semana antes de tu cumpleaños, tal vez le estás insinuando lo
que quisieras como regalo de cumpleaños. Tu hijo también se puede beneficiar de los diferentes
tipos de insinuaciones o indirectas.
Bajar el ritmo de lo que haces, hacer pausas y mirar a tu hijo con expectación, son diferentes
insinuaciones o indirectas efectivas (especialmente cuando las combinas con las verbales). Con
estas insinuaciones, le estás indicando que es su turno. Estas indirectas son de las más
naturales y las usarás constantemente cuando estés jugando con él.
Estas indirectas funcionan sólo si tu hijo entiende lo que dices. Si tiene buena comprensión de
las palabras, puedes usarlas en forma sutil para recordarle cómo hacer las cosas. Por ejemplo,
para incitarlo a que te pregunte por su juguete favorito, prueba decirle: “¡es hora de jugar!” O
para recordarle que diga algo sobre una situación inusual, trata de decir: “¡oh, no, mira eso!”
También puedes usar insinuaciones verbales con apoyos visuales, algunos maestros hacen esto
cuando dicen: “¡Hora de recoger el material!” mientras encienden y apagan las luces. Después
de que digas: “¡es hora de jugar!” trata de señalar el juguete favorito de tu hijo, el cual tiene
que estar colocado fuera de su alcance o en un estante cercano. Esto tal vez lo ayude para que
te pida ayuda para alcanzar el juguete.
Comentarios
Los comentarios son breves observaciones que haces en respuesta a los intereses de tu hijo o
para compartir con él algo que estás pensando. Diciendo algo acerca de cierto tema puedes
darle una nueva idea. A diferencia de los modelos, no esperes que repita tus comentarios
palabra por palabra, aunque algunas veces lo hará. Cuando quieras que tu hijo tome su turno en
una conversación, haz un comentario y espera con expectación. Por ejemplo, podrías decir:
“Mamá se cortó el cabello” y entonces esperar a que diga algo. Combinar un comentario con una
pregunta, como el dibujo del papá que está abajo, facilitará que tu hijo responda.
Combina Pistas
Para socializar con otros niños, tu hijo necesita aprender cómo tomar turnos durante el juego.
Necesita aprender que tiene que esperar que otros bajen de la resbaladilla antes de que él
pueda subir, y que él no es el único que quiere un turno para pintar en el caballete. De cualquier
modo, la toma de turnos durante los juegos es distinta de la toma de turnos para conversar.
Aunque aprender a tomar turnos en el juego le ayuda a mejorar su relación con otros niños, no
necesariamente mejorará su comunicación de dos vías. Tu hijo aprenderá gradualmente a tomar
su turno durante el juego mientras juega contigo y después con otros niños. Veremos esta clase
de toma de turnos en los capítulos 11 y 12.
Esperar su turno es una habilidad importante que tu hijo necesita para convivir con otros niños.
Sin embargo, esto no mejora su habilidad para comunicarse.
En la siguiente sección se describe el nivel de habilidad para tomar turnos que puedes esperar
dependiendo de la etapa comunicativa de tu hijo. También te sugiere las actividades que
fomentan la toma de turnos y recomienda algunos apoyos que puedes usar para señalarle
cuándo tomar su turno.
Que te mire.
Te sonría.
Que trate de alcanzar cosas.
Se niegue a hacer algo a través del llanto, alejándose o apartando tu mano.
Te de un objeto.
Haga un par de cosas dirigidas a ti (moviendo tu mano para que continúes haciéndole
cosquillas).
Haga sonidos dirigidos a ti.
Durante juegos físicos (por ejemplo, en los juegos infantiles con adultos) con sensaciones
placenteras como mecerse o abrazar.
Cuando canten canciones.
Cuando realmente quiere algo como una galleta o su mamila.
Cómo hacerlo:
La Etapa de la Peticiones
Cómo hacerlo:
Guiándolo físicamente.
Ofreciéndole modelos físicos y verbales que demuestran qué hacer y qué decir.
Ofreciéndole modelos parciales (para actuar en juegos infantiles con adultos).
Ofreciéndole apoyos visuales (tocando, señalando, mostrando objetos).
Haciéndole preguntas en las que deba elegir entre dos cosas que le presentes.
Haciéndole preguntas que incluyan un modelo de respuesta para que conteste.
Insinuaciones o indirectas no verbales: bajar la velocidad, esperar, inclinarse hacia él,
miradas expectantes.
Preparando situaciones en las que:
- Coloques lo que quiere fuera de su alcance pero no de su vista.
- Le ofrezcas las cosas que le gustan poco a poco.
- Hagas cosas inesperadas.
Si tu hijo está en la etapa del Comunicador Precoz, puede tomar turnos para comunicarse
intencionalmente usando gestos, sonidos, dibujos, palabras, ecos, miradas y sonrisas. Todavía
se comunica principalmente para pedirte las cosas que quiere.
Usar más a menudo gestos/ sonidos/ dibujos/ y palabras por varias razones como;
-Hacer peticiones por diferentes cosas.
-Hacer elecciones.
-Hacer comentarios.
-Responder a preguntas de Si/ No y “¿qué es eso?”
-Responder a un comentario (generalmente imitando lo que dices).
Cómo hacerlo
Si tu hijo está en la etapa de los Compañeros y no tiene problemas con su habla, está tomando
turnos verbales en conversaciones: dices algo y él responde. Prolongar sus conversaciones
depende de sus habilidades comunicativas. Si tu hijo es capaz de tener conversaciones que
duren un rato, sus conversaciones aún pueden romperse porque no entiende todas las reglas.
(revisa el principio de este capítulo para la lista de esas reglas.)
Sumario
Tan pronto como hayas tenido éxito en lograr que tu hijo se involucre en interacciones de dos
vías, el reto es mantenerlo ahí. Le puedes dar una variedad de pistas para hacerle saber que
necesita tomar su turno. Tu hijo tal vez al principio necesite mucho apoyo, y puedes utilizar
pistas explícitas para ayudarle. Ofrécele un modelo para indicarle cuando debe tomar su turno
copiando lo que dices o haces, o dale ayuda física para que lleve a cabo ciertas acciones. Es
importante ir disminuyendo esta clase de apoyos rápidamente para que tu hijo pueda tomar
turnos sin ayuda. Las pistas más naturales, como hacer pausas y ver con expectación, son las
que debes esperar que funcionen mejor. Todos los niños se pueden beneficiar con los apoyos
visuales -los que ocurren naturalmente en el mundo de tu hijo y los que puedes crear usando
imágenes. Las preguntas también son pistas útiles, pero demasiadas pueden provocar que tu
hijo se vuelva dependiente de ti o se angustie ante la dificultad. Crea situaciones en las cuales el
tiempo de tu hijo esté balanceado entre ser el que inicia la conversación y el que responde
preguntas.
Cristina no juega con muchos juguetes, pero le encanta tocar su piano de juguete. Su papá trata
de unirse a ella, pero tan pronto se acerca, Cristina quita su mano. Cuando su papá insiste en
jugar, Cristina se levanta, toma su piano y se lo lleva a su recámara. Su papá la sigue, pero en
vez de tratar de jugar al piano otra vez, levanta a Cristina y la levanta en el aire. A Cristina le
encanta que la levanten, así que se ríe y lo mira directo a los ojos. Cando juega así con su papá,
Cristina la pasa tan bien que se olvida de su piano.
Piensa lo que hace posible que tú y tu hijo establezcan una conexión y se diviertan juntos. Si tu
hijo, igual que Cristina, tiene problemas para incluirte cuando juega con sus juguetes, entonces
los momentos de más interacción tal vez sean durante los juegos sin juguetes. Casi todos los
niños aman las actividades físicas -el ser perseguidos, que les hagan cosquillas o que los lancen
al aire. Cuando tú y tu hijo se divierten sin juguetes, la interacción se hace más fácil y hay más
oportunidades para comunicarse.
En este capítulo veremos cómo las actividades físicas que juegas con tu hijo se pueden convertir
en juegos estructurados y predecibles, que llamamos juegos con adultos. Los juegos infantiles
con adultos le enseñan acerca de la comunicación porque ambos necesitan tomar su turno para
jugar. Veamos como el papá de Cristina crea un juego infantil con adultos para ella.
El papá de Cristina se da cuenta de que a su hija le encanta ser levantada en el aire, así que
decide hacer de esto un juego. Después de que ha levantado a Cristina en varias ocasiones, se
detiene y espera a que ella haga algo. Cristina extiende sus brazos para pedir que la levante
otra vez, eso significa que ya está tomando su turno. Entonces su papá la levanta en el aire de
nuevo. Ahora cada uno sabe exactamente qué hacer para que el juego siga: Cristina pide más y
su papá continúa. Lo que alguna vez fue una actividad divertida se ha convertido en un juego
estructurado en el cual ambos jugadores toman su turno.
Puedes enseñar a tu hijo todo lo que necesita saber acerca de la comunicación con un juego
infantil con adultos.
Son predecibles.
Tienen acciones, sonidos y palabras que se repiten.
Sabe qué es su turno y cuándo tomarlo.
Incluye sensaciones que le gustan.
Son divertidos y emocionantes para tu hijo y le motivan
para seguirlo.
Papá: -¡Arriba!
Mientras juegan
Cada vez que juegan, la mamá de Alberto empieza el juego de las cosquillas diciendo el nombre
del juego y haciendo movimientos como de cosquillitas con las manos. Alberto está emocionado
por sus gestos – cada vez que los ve, sabe exactamente qué es lo que sigue.
Cada juego infantil con adultos necesita que se pueda identificar claramente su inicio – palabras
específicas y acciones que tu hijo asocie con el juego. Si empiezas el juego de la misma manera
cada vez, le muestras lo que va a pasar y le das un modelo a imitar para que así él pueda,
eventualmente, tener la iniciativa y pedirte que lo jueguen. Pero si cambias lo que dices (por
ejemplo; “¡te voy a atrapar!” una vez y en la siguiente “¡vamos a jugar a perseguirnos!”) le
haces más difícil identificar qué grupo de palabras inician el juego. Puedes llamar a tu hijo por
su nombre para llamar su atención, pero asegúrate esperar algunos segundos antes de pedirle
que venga y juegue. Esto evitará que los aprendices “gestálticos” piensen que su nombre es
parte de la instrucción.
Si tu hijo está usando dibujos para comunicarse, haz uno para representar su juego favorito. De
esta forma, puede pedirte el juego cuando quiera dándote el dibujo.
Mamá: -¡Uno!
Contar “uno, dos, tres” es la forma en la
que empiezan todos los juegos que Isabella
juega con su mamá.
También puedes intentar otras frases repetitivas (por ejemplo, ¡en sus marcas, listos, fuera!). O
inventa tus propias frases como “ahora (el nombre de tu hijo) vamos arriba, arriba!. Encontrarás
ejemplos de palabras para Juegos Infantiles con Adultos en la parte de este capítulo que se
llama: “Algunas sugerencias de juegos infantiles con adultos.”
Una vez que tu hijo sea un experto en jugar juegos infantiles con adultos, y tomar turnos
consistentemente, puedes variar los juegos para que aprenda algo nuevo. Pero al principio trata
de mantener las cosas tan predecibles como sea posible.
También podrías usar los dibujos para terminar los juegos. Por ejemplo, puedes poner el dibujo
de un juego terminado en un sobre que diga “se acabó.” (Para más información sobre los
dibujos, revisa el capítulo 7.)
Además de repetir las mismas palabras y oraciones cada vez que juegues, repite el juego
muchas veces durante el día, cada día y con una persona distinta. El objetivo es que tu hijo
generalice o transfiera lo que ha aprendido en sus juegos contigo y pueda hacerlo con otras
personas en situaciones similares.
Cuando empiecen a jugar juntos, tu hijo y tú se la van a pasar muy bien. Cuando estás
disfrutando el momento, es probable que quieras continuar el juego de la misma forma, pero si
sigues levantando a tu hijo al aire o haciéndole cosquillas en el estómago sin darle una
oportunidad de hacer algo más que pasársela bien, no va a aprender nada. Necesitas hacer
pausas en ciertos momentos específicos para permitirle comunicarse contigo, tomando su turno.
Para ayudar a tu hijo a tomar su turno, necesitas ofrecerle la oportunidad para tomar el turno en
el mismo momento del juego, hasta que pueda tomarlo consistentemente. Por ejemplo, si la
mamá de Esteban no espera antes de hacerle caballito, la próxima vez que juegue con él, no
tendrá la oportunidad de practicarlo.
Los tipos de turnos que tu hijo puede tomar dependen de la etapa de comunicación en la que
esté. Algunas veces identificarlos requiere de un trabajo detectivesco por tu parte.
Si tu hijo está en la etapa de sus Propios Intereses, puede hacer muchas cosas diferentes Debes
considerar cualquier cosa que él haga como la respuesta que da en su turno. Si no hace nada,
muéstrale qué puede hacer algo poniéndole un ejemplo.
En el ejemplo anterior, la mamá Esteban no sabía cómo le pediría otra cabalgata, pero cuando lo
observó y esperó, pronto descubrió que tomó su turno retorciendo su cuerpo. En el mismo
juego, un niño en la etapa de las Peticiones quizá haga un sonido además de mover su cuerpo.
Un niño en la etapa del Comunicador Precoz quizá haga los mismos movimientos y diga una
palabra que le han enseñado. Al mismo tiempo un niño que está en la etapa de los Compañeros,
puede pedir otra cabalgata de diferentes formas, así como también sugerir cambios al juego.
Conforme juegas un juego una y otra vez, tu hijo encontrará más fácil tomar su turno, y la clase
de turno que tome cambiará en base a sus avances en el desarrollo de su comunicación. Por
ejemplo, tu hijo puede progresar de una mirada o movimiento de su cuerpo a decir una palabra.
Para ayudarlo a seguir avanzando, agrega nuevos elementos al juego que cambien el por qué y
cómo tu hijo toma su turno. En algún momento le proporcionarás una oportunidad para que
empiece el juego por sí mismo, tomando el rol de iniciador. Te darás cuenta de que la forma en
que tu hijo y tú juegan la primera vez, será muy distinta tres meses después.
Todas las pistas que lees en el capítulo 4 pueden ayudar a tu hijo para tomar turnos en los
Juegos Infantiles con Adultos. Al principio, cuando no sabe cómo participar en el juego, tus
pistas deberán contener mucha información. Necesitas darle modelos y demostraciones de lo
que debería hacer. Ve despacio antes de que le des esos modelos y después exagéralos para
que resalten. Además de los modelos, tu hijo tal vez necesite ayuda física mientras aprende los
movimientos del juego.
Una vez que tu hijo está familiarizado con el juego, será más fácil para él “llenar los espacios en
blanco,” especialmente si ya te ha visto u oído y le sirves de modelo. Por ejemplo, si cuentas
“uno, dos, tres” en voz alta y con tus dedos antes de que le hagas cosquillas o lo montes en tus
rodillas, el conteo servirá como una señal. La próxima vez, espera con tu dedo levantado para
decir “uno” y él puede copiarte o levantar dos dedos y decir “dos”.
Si le das a tu hijo una razón para comunicarse usando las sugerencias que se ofrecen en el
capítulo 2, tal como haciendo lo inesperado y ofreciendo elecciones dentro del juego, le das
oportunidades para ayudarle a tomar nuevos turnos.
Se alegre y animado.
Si tu hijo la está pasando bien querrá seguir con el juego y, mientras más juegue, más
oportunidades tendrá para aprender. Puedes asegurarte que tu hijo se divierte, escogiendo un
juego que sabes que le va a gustar. A la mayoría de los niños les gustan los juegos que implican
movimiento o contacto físico. Piensa en las preferencias sensoriales de tu hijo. Ellas te dirán
qué juego será divertido para él y cuál lo estimulará para ponerte atención.
juegos de columpiarse.
juegos de balanceo.
juegos de manos como apretarlas, ¡dame esos cinco!, simular estrellitas abriendo y
cerrando las manos y ¡tortillitas de manteca...!
Igual que tu R.O.C.K. depende de la etapa de comunicación de tu hijo, cuando juegues con un
niño en la etapa de sus Propios Intereses, tu enfoque está en persuadirlo para que se involucre
en el juego. Cuando juegas el mismo juego con un niño en la etapa de las Peticiones, estás
tratando de “mantenerlo” un poquito más de tiempo en el juego. Con un comunicador Precoz, es
importante que le ofrezcas oportunidades para que use las habilidades de comunicación que
surjan. Y cuando juegas con un niño en la etapa de los Compañeros, el enfoque está en los
turnos verbales y en la conversación. Las siguientes secciones elaboradas se refieren a cómo
debes jugar los Juegos Infantiles con Adultos con los niños en cada etapa de comunicación.
Así como juegas, puedes esperar que tu hijo te mire o te sonría y mueva su cuerpo
Consigue que tu hijo se involucre en el juego. Persuádelo haciendo que parezca divertido y
emocionante.
- ejecuta una acción que llame su atención, como por ejemplo: actuando con
movimientos de cosquillitas con tus manos en el aire o ponlo en tus rodillas para
que “monte su caballo”
- actúa emocionado cuando te unas en algo que está haciendo, como saltar o correr
Para que se comunique intencionalmente, repite el juego de la misma forma una y otra
vez, introduciendo pausas gradualmente antes de los lugares donde tu hijo pueda tomar
un turno.
Dale pistas explícitas para estimularlo a tomar su turno. Al principio, debes hacer todo el
trabajo, dándole ayuda física cuando la necesite y modelando su turno. Haz resaltar el
modelo yendo despacio, haciendo pausas antes de que lo des y después exagerándolo.
Intenta alguna reacción en tu hijo para que tome su turno. Él puede mover su cuerpo,
“echarte una miradita” o hacer un sonido. Aún si no intenta estas acciones para tener su
turno, actúa como si lo tuviera. Cuando se de cuenta que estas acciones específicas
conservan el juego, probablemente las repita la próxima vez que juegue.
Sigue la iniciativa de tu hijo. Algunas veces, puedes tener un plan de algún juego
mientras tu hijo tiene una idea diferente. Cuando esto pasa, necesitas olvidar tu plan y
seguir la iniciativa de tu hijo, inventando un nuevo juego que incluya sus intereses. Por
ejemplo, puedes empezar con “remando su barco” de atrás hacia delante y encontrar que
tu hijo prefiere remar de lado a lado. Si haces lo que él hace, tu y tu hijo tienen un juego
nuevo.
página 152
En esta etapa, tu hijo está comunicándose intencionalmente contigo durante los Juegos
Infantiles con Adultos para pedirte que continúen. Te puede ver, mover su cuerpo,
realizar alguna acción, empujar tu mano o hacer algún sonido. Aunque sepa qué divertido
es jugar el juego, puede distraerse o cansarse del juego rápidamente.
cambiar la forma en que hace las peticiones en juegos familiares (por ejemplo, desde
empujar tu mano hasta hacer un sonido)
empezar a jugar los Juegos Infantiles con Adultos con otras personas familiares
Aumenta las oportunidades de tu hijo para pedirte que cambie el juego una vez que lo
conoce. Utiliza algunas de las sugerencias que te ofrecimos en el capítulo 2 para cambiar
el juego. Por ejemplo, haciendo lo inesperado puedes darle a tu hijo una nueva razón
para pedir. Piensa en lo que podría suceder si estuvieras jugando a “rema, rema tu bote”
con tu hijo y en lugar de sostener sus manos para que siga remando, las pones debajo
de tus piernas. La mamá de Esteban trata esta estrategia y observa su reacción.
página 153
*Cambia las formas en que tu hijo pide en los juegos familiares. Una vez que tu hijo es
consistente tomando su turno en el juego, cambia lo que tiene que hacer para pedir, dándole un
nuevo modelo. Por ejemplo, agrega el contar “uno, dos, tres” al principio del juego. Si tu hijo ha
estado empujando tu mano como su turno, ahora debe contar en sus dedos o por sí mismo para
continuar el juego. Cuando al principio introduces un nuevo turno en el juego, tal como contar,
exagera este nuevo modelo y hazlo despacio antes de dárselo.
dibujos: uno...
uno...
página 154
Ayuda a tu hijo a comunicarse por una nueva razón (otras más que pidiendo) en muchos juegos
familiares
+ Establece la etapa para las elecciones. Después de que has ampliado un juego creando un
nuevo turno, puedes finalmente ofrecerle a tu hijo una elección entre el nuevo turno y el viejo.
Por ejemplo, después de que puede pedirte consistentemente “arriba” y “abajo” en un juego de
Arriba-Abajo, agrega algo nuevo. En vez de levantarlo siempre, trata de hacerlo girar. Después
de eso, puedes ofrecerle una elección entre ir “arriba” o “girar.”
+ Debes estar listo para seguir la iniciativa de tu hijo, ya que no siempre resultan las cosas
como las has planeado. Si tu hijo tiene otra idea, debes estar listo para incluirla en el juego. Eso
es lo que la mamá de Esteban hizo (en la página 152) cuando cambió el juego remando de lado
a lado.
+ Algunos niños se resisten a cambiar sus viejos juegos familiares. No se rinda tan fácilmente,
pero si encuentras que tu hijo está realmente infeliz por jugar diferente, simplemente encuentra
otro juego.
Ayuda a tu hijo a usar los turnos que ya conoce (“peticiones aprendidas”) en nuevos juegos,
canciones, libros, rutinas y otras actividades. Cuando tu hijo transfiere algo que aprende en una
situación a otra situación, se llama generalización. Ayúdalo a que generalice dándole
oportunidades para tomar el mismo turno en diferentes juegos. Por ejemplo, si levanta sus
brazos para que lo lances al aire en un juego de Arriba-Abajo, dale otra oportunidad de usar su
turno de “arriba,” tal como en Hacer-un-círculo-alrededor-a-Rosy. Incluso puedes intentar
esperar para que te extienda sus brazos y pedirte ir “arriba” en las escaleras. La generalización
es importante porque tu hijo aprende a usar sus nuevas habilidades de comunicación en muchos
lugares.
El papá de Cristina la espera para que lo mire y sepa que quiere ir “arriba.”
Después, va despacio y espera a que ella tome el mismo turno antes que papi empiece a leer
“arriba” en su libro.
página 155
Tu hijo en esta etapa ya está más experimentado con los Juegos Infantiles con Adultos. Está
desarrollando formas más consistentes de comunicación y algunas veces es el que empieza el
juego. Además, ejecuta acciones por sí mismo, y a menudo imita tus modelos verbales.
Comunicarse por otras razones que no sean sólo por pedir, tal como hacer elecciones,
comentar o contestar preguntas sencillas (por ejemplo, preguntas de Si /No)
Repite los juegos a menudo para ayudar a tu hijo a tomar turnos de manera consistente.
Mientras más a menudo jueguen juntos los Juegos Infantiles con Adultos, más le gustará
tomar los turnos que conoce para mantener el juego.
Cambia la manera en que tu hijo te pide las cosas, dándole modelos para que tome sus
turnos. Incluye frases útiles en tus modelos para que tu hijo pueda transferir palabras
significativas del juego a otras situaciones (por ejemplo, “dame”, “alto”, “ve” y “quiero
más.”) Así como tu hijo progresa, usa menos modelos y más pistas naturales, como
llenar espacios en blanco y espera con expectación, animándolo a usar más palabras
espontáneamente.
- Ofrécele elecciones dentro del juego. Por ejemplo, pregúntale qué tipo de cosquillas quiere
(“grandes” o “pequeñas”), dónde las quiere (“en su pancita” o “bajo los brazos”); o dónde
buscar a su mami (“en el closet” o “detrás de la puerta”)
- Incluye preguntas de si/ no en sus Juegos Infantiles con Adultos (por ejemplo, ¿quieres
parar?)
- Cambia el juego para darle una razón para comentar. Agrega algo nuevo al juego, haz lo
inesperado y use alguna tontería creativa para crear más oportunidades de que tome turnos
verbales como peticiones, respuestas y comentarios.
página 156
dibujo: hemos estado jugando el mismo juego de Persecución por un mes. Voy a hacer algo
nuevo.
Benjamín y su papá juegan el juego de la “persecución” de la misma forma por mucho tiempo.
Por ejemplo, el papá de Benjamín agrega algo nuevo –una caja- para su juego de
“persecución”. Cuando Benjamín se da cuenta de la caja, su papá la señala y dice: “ ¡mira, una
caja!”. Después juega de esta forma por algunas semanas. El papá de Benjamín sólo dice:
“mira” y espera que Benjamín llene el espacio en blanco.
página 157
Cuando el papá de Benjamín pone una caja en el piso, Benjamín tiene algo nuevo para decir
y hacer en el juego.
diseña la situación de manera que tu hijo pueda iniciar el juego. Si has dado
consistentemente a tu hijo un modelo de palabras y acciones para empezar el juego,
puede haber aprendido cómo pedirte que jueguen. Ayúdalo a pedirte dándole alguna
pista o indicación de cómo empezar el juego. Por ejemplo, podrías ponerte en una
posición asociada a uno de los juegos, o ir al cuarto donde normalmente juegan,
poniendo un dibujo del juego donde tu hijo pueda verlo, ya que le recordará pedirte
cuando quiera jugar. Para conseguir que inicie el juego, quizá tengas que hacer una
sugerencia, “quiero jugar,” y después esperar a que tu hijo diga o haga algo para que
sepas que también quiere jugar.
Además de ti, tu hijo tiene que jugar con otras personas. Los Juegos Infantiles con
Adultos son ideales para que los hermanos y hermanas empiecen a tener más tiempo
para jugar juegos interactivos con su hermano. También trae a los abuelos, tíos, primos
o amigos de tu hijo. Si tu hijo asiste a preescolar, dile a su maestra acerca de sus juegos
para que los juegue en la escuela con algunos de sus compañeros.
página 158
Tu Comunicador Precoz puede aprender a hacer y decir más en los Juegos Infantiles con Adultos
cuando cambia roles y juega con otras personas.
Tu hijo puede jugar contigo y con otros muchos Juegos Infantiles con Adultos. El habla
espontáneamente, pero la mayor parte de su lenguaje puede venir todavía de la repetición de
tus palabras. En esta etapa muchos niños no están limitados a hacer peticiones, sino que
también pueden hacerte preguntas y sugerir cambios en el juego. Los juegos para tu hijo en
esta etapa están empezando a ser más complejos y menos descriptivos que los que se realizan
en otras etapas.
jugar juegos en los cuales pueda comunicarse por una variedad de razones,
especialmente para compartir sus pensamientos espontáneamente
página 159
Cambia la forma en que tu hijo se comunica. Desde que la mayoría de los niños en esta etapa
usan alguna ecolalia, debes continuar dando modelos de comentarios y preguntas que tu hijo
pueda imitar.
Ayuda a tu hijo a comunicarse por una variedad de razones en los Juegos Infantiles con Adultos.
Una de las mejores formas de extender la comunicación de tu hijo más allá de la palabra del
juego, es introducir alguna novedad.
Intenta alguna “tontería creativa.” Ahora que tu hijo es un jugador experimentado de Juegos
Infantiles con Adultos, cualquier cosa inusual que hagas probablemente captará su atención y lo
animará a comentarte algo. Pretende simplemente que no sabes cómo jugar el juego y esto
puede propiciar ¡que te explique las reglas del juego!
dibujo: cuando el papá de Sebastián pretende que no sabe qué hacer, Sebastián tiene una
oportunidad de decirle cómo jugar.
¡papi, tírate!
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Ayuda a tu hijo en el arte de la conversación. Intenta hablar de lo que está pasando cuando
juegan juntos. Por ejemplo, dale a tu hijo un elogio de cómo está jugando (¡elogios amorosos!).
En un juego de persecución, por ejemplo, puedes decirle:“estás corriendo rápido, yo estoy
corriendo lento” y esperar su comentario. Mantenlo en el tema con una pregunta fácil como, ¿en
la escuela corres? o sugiere otra habitación para correr y preguntarle a dónde quiere ir. Piensa
en todas las formas en que puedes mantener la conversación. Sin embargo, recuerda no
bombardearlo con demasiadas preguntas -que casi garantizan el final de la conversación.
Ayuda a tu hijo a jugar juegos más complejos creando nuevos turnos en el juego. Por ejemplo,
agrega diferentes obstáculos al juego de Persecución para hacerlo más interesante, una silla que
tiene que subir o una cama que tiene que brincar para hacer el juego mucho más excitante y así
darle oportunidades de hacer y decir nuevas cosas.
Introduce cosas imaginativas en los juegos. Introduce simulaciones en todos los Juegos
Infantiles con Adultos. Por ejemplo, en el juego de Persecución, puedes convertirte en un Gran
Lobo Malo y tu hijo puede ser uno de los pequeños cerditos. Si el pequeño cerdito no corre muy
Ayuda a tu hijo a jugar con otros niños. Después de que tu hijo ha tenido mucha práctica
jugando contigo y otros miembros de la familia, está listo para jugar con otro niño. Entrena al
nuevo compañero de juego de tu hijo en las reglas del juego para que él o ella jueguen lo
jueguen de la misma forma en que tu hijo lo sabe.
página 161
La mayoría de los juegos en esta sección son apropiados, con adaptaciones, para niños en todas
las etapas del desarrollo comunicativo. Escoge juegos que le den a tu hijo las sensaciones que
necesita y evita aquellos que pueden sobre estimularlo. Algunas sugerencias para la clase de
juegos que tu hijo podría disfrutar, se encuentran al principio de este capítulo. (página 149)
En esta sección, podrás encontrar una descripción detallada de cómo jugar Veo-Veo, Encontrar-
y-Buscar, Cosquillas, Persecución, Montar al Caballito y Arriba-Abajo, para los niños en cada una
de las cuatro etapas de comunicación. Para adaptar otros juegos para tu hijo, revisa la sección
“Adapta Juegos Infantiles con Adultos para la Etapa de Comunicación de tu Hijo” en la sección
anterior de este capítulo.
6 Veo-Veo
Veo-Veo es uno de los primeros Juegos Infantiles con Adultos que los niños aprenden. Pon una
sábana sobre tu hijo y pregunta ¿dónde está (el nombre de tu hijo)? Después quita la sábana
para descubrirlo. Planea cuáles son los turnos que puede hacer tu hijo para seguir el juego y
cuándo puede tomarlos – ambos (turnos puede tomar) cuando la sábana está sobre su cabeza y
después cuando le has quitado la sábana-. Los tipos y número de turnos dependen de la etapa
de comunicación de tu hijo.
7 Variaciones en Veo-Veo
* Pon la sábana sobre ti misma en lugar de tu hijo. Ahora su turno es quitarte la sábana de tu
cabeza. Si es posible involucra a otra persona en el juego, la cual pueda mantener a tu hijo
interesado en el juego mientras estás ocupada escondiéndote bajo la sábana. O bien, si tu hijo
está en la etapa propia de sus Propios Intereses o de las Peticiones, él o ella pueden también
guiar la mano de tu hijo hacia la sábana si necesita ayuda física.
A Andrés le gusta esconderse debajo de una sábana suave cuando juega al Veo-Veo.
Los turnos que tu hijo toma cambian como juega el juego una y otra vez. Inicialmente puede no
hacer nada cuando es su turno, pero después puedes esperar que haga algo de lo siguiente:
se quite la sábana
sonría o se ría
repite el juego hasta que tu hijo ya no se escape o se fugue después de que quites la
sábana. La próxima vez que lo cubras, no le quites la sábana inmediatamente. Espera a
que tu hijo quite la sábana por sí mismo. Puede hacer algo más en conjunto – tal como
moverse debajo de la sábana o hacer un sonido. En esta etapa, elogia cualquier cosa
que hace como su turno y después quita la sábana diciendo: “¡es (el nombre de tu hijo)!”
gradualmente espera un buen tiempo antes de poner la sábana sobre tu hijo y antes de
quitarla. Tiéntalo para que te pida que lo cubras sosteniendo la mantita (sábana) sobre
su cabeza y mira con expectación. Puede entonces tomar su turno para bajar sus manos
para quedar debajo de la mantita (sábana) y continuar el juego.
A Isabella le gusta el sentir presión en su cuerpo, así que su mamá la esconde debajo de
algunas almohadas.
página 163
En esta etapa tu hijo jugará por más tiempo y te dejará saber que quiere seguir jugando usando
un sonido o una acción específica. Si le das oportunidades, puede tomar nuevos turnos.
Cuando es el turno de tu hijo puedes esperar que aprenda hacer algo de lo siguiente:
pedirte con una mirada, acción o sonido que pongas la mantita sobre su cabeza o que la
retires
comenzar el juego levantando la mantita cuando tu hijo está viéndote. Decir algo como,
“Andrés se va a esconder”. Luego escóndelo debajo de la mantita. Di:¿dónde está
Andrés? Después de unos segundos, espera que la quite. Entonces di algo como, “¡aquí
está Andrés”! u “¡hola”! y mueve tu mano diciéndolo. Espera a que tu hijo use cualquier
sonido, acción o ambos que te permitan saber que quiere que lo cubras otra vez.
juega el juego de esta forma hasta que tu hijo consistentemente tome un turno antes y
después de que lo cubras con su mantita
agrega nuevos turnos para el juego establecido. Por ejemplo, agrega contando (“uno,
dos, tres”) al inicio del juego y mueve la mano diciendo “hola” a un títere cuando se quita
la mantita. Tu hijo puede copiar estas acciones. Si no copia tu modelo o mueve su mano
diciendo “hola,” puedes ayudarlo físicamente guiando su mano. Más tarde, simplemente
toca su hombro para incitarlo a decir “hola”
cambia el juego después de que tu hijo ha dominado los turnos del juego original. Pon la
sábana sobre tu cabeza en lugar de hacerlo en la cabeza de él
usa los turnos que aprende en Veo-Veo en otro juego. Por ejemplo, juega un juego de
esconderse detrás de una puerta o cortina. Asegúrate de conservar la misma palabra. Si
el turno de tu hijo ha sido poner la mantita fuera de su cabeza, ahora él puede empujar
la puerta abierta o empujar la cortina para tomar su turno.
página 164
La mamá de Andrés le muestra cómo tomar un nuevo turno -moviendo su mano para decir
“hola” a papi.
página 165
Veo-Veo en la Etapa del Comunicador Precoz
En esta etapa tu hijo está jugando más tiempo y tomando sus turnos con palabras o acciones.
Puede incluso hacer comentarios del juego por sí mismo.
retirar la mantita
decir “hola” o “aquí estoy” cuando quitas la sábana y digas con la mano “hola”
te mire y use un gesto, palabra o frase para pedirte que continúes con el juego
responder a preguntas sencillas, a menudo repitiendo la última palabra que digas. (por
ejemplo, preguntas de elección tales como ¿la mantita en Mami o en Andrés?
+ si esperas a tu hijo para que mueva su mano y diga algo como: “aquí estoy” u “hola” cuando
le quites la mantita, destaca tus modelos de estas palabras y acciones reduciendo la velocidad
antes de que las digas o hagas. Como tu hijo aprende los modelos, dale gradualmente menos
pistas explicativas, tales como, empezar una oración con: “aquí.....” y esperando con
expectación para que llene los espacios en blanco.
+ una vez que tu hijo se familiariza con el juego, puedes ofrecerle elecciones dentro del juego,
tales como, elegir entre objetos que le gustarían para esconderse atrás: ¿“una almohada o una
manta”? Una vez que tienes un repertorio de algunos juegos, tu hijo tiene que hacer una
elección entre los juegos que le gustaría jugar. Puedes poner dibujos de los juegos a elegir en
una tabla (o en un pequeño pizarrón.) (para más información de los tableros de elección revisa
el capítulo 7.) Involucra a otras personas en el juego y permite que escoja quién se esconderá
debajo de la mantita: ¿papi o Andrés?
página 166
+ cambia el juego haciendo algo inesperado, como lo que hace la mamá de Andrés en el dibujo.
Cuando se levanta y corre con la sábana sobre su cabeza, le da al papá una oportunidad ideal
para comentar su tontería, y que Andrés repita lo que su papá dice. Continúa encontrando
nuevas cosas inesperadas para provocar que sigan surgiendo comentarios.
+ una vez que tu hijo está jugando y tomando turnos frecuentemente, anímalo a cambiar roles
contigo. Si lo has estado escondiendo debajo de la mantita, trata de que te esconda a ti. Cuando
estás escondida, no serás capaz de mostrarle qué hacer. Así que si es posible, involucra a sus
otros parientes, abuelos, hermana, hermano o hermanito en el juego. Si tu hijo necesita una
+ ayuda a tu hijo a iniciar el juego por si mismo. De preferencia deja la mantita “escondida” a la
vista y lanza una pista como, “Oh, mira, aquí está la mantita escondida”
+ deja a tu hijo intentar mostrarte sus habilidades nuevas de comunicación en otros juegos y
actividades. Esconderse detrás de la cortina, buscar juguetes escondidos o saludar a las
personas que están en su ventana. Encuentra un libro que tenga la misma pregunta que hiciste
en el juego como: Where’s Spot por E. Hill. (¿dónde está Juanito?)
+ cuando tu hijo conoce bien el juego, incluye a otros miembros de la familia. Trae a un
hermano o abuela, después pregúntale quién le gustaría que se escondiera debajo de la sábana,
¿abuelita o Carmen?. Recuerda explicarle exactamente cómo has estado jugando el juego a la
nueva persona para que él o ella puedan ofrecer las mismas oportunidades a tu hijo para que se
comunique.
Esconderse-y-buscar
Cuando tu hijo está en la etapa del Comunicador Precoz o de los Compañeros puede ya estar
listo para cambiar del juego Veo-Veo por el de “esconderse-y-buscar.” Así como estos juegos le
dan a tu hijo una oportunidad para apretarse dentro de lugares estrechos o cubrirlo con
almohadas y mantitas, también le ofrecen la oportunidad de tomar más turnos.
página 167
Permite que tu hijo aprenda este juego siendo quien primero se esconda –hay menos demandas
en la persona que se esconde. Ayúdalo a esconderse detrás del sofá, debajo de una silla o atrás
de la cortina. Cuenta despacio hasta diez y después di: “ahí voy” o “¿dónde está (el nombre de
tu hijo)?” Después encuéntralo. Más tarde, pueden cambiar los roles dándole la oportunidad de
ser el “buscador”. Cuando empieces con este juego, necesitarás una tercera persona que modele
los turnos de tu hijo.
Cuando es el turno de tu hijo puedes esperar que aprenda a hacer algo de lo siguiente:
decirle al que “se esconde” que ya viene (repitiendo tu modelo o usando sus propias
palabras)
decirle al que “se esconde” que lo está buscando (por ejemplo, “ya te vi” o “ te
encontré”)
hacer preguntas de si/ no, “¿dónde? y ¿quién? (en la etapa de los Compañeros)
+ proporciona modelos de los turnos de tu hijo. Por ejemplo, cuando lo estés buscando, usa las
palabras que puede decir cuando sea su turno de ser el “buscador” –por ejemplo, “¿dónde
estás?” o “te veo.” Cuando tu hijo está buscando, una tercera persona tiene que ir con él. Y
puede decir cosas “como a tu hijo le gustaría si pudiera,” por ejemplo, ¿dónde está mi mami? y
¿mi mami está en la cocina? Esta persona también puede esconderse con tu hijo, diciendo algo
como: “¡me encontraste!” cuando sea descubierto.
+ dale pistas correctas para ayudarlo a tomar sus turnos. Al principio tu hijo puede necesitar
ayuda física para recordar que está escondido y para buscar al “que se esconde.” Una vez que
se familiariza con el juego, dale menos indicaciones. Espera que llene los espacios en blanco
para completar comentarios como: “mami no está en la...,” para abrir la puerta de la recámara.
Pregunta a su nivel (por ejemplo, ¿vez a mami? para un niño en la etapa del Comunicador
Precoz o ¿quién está escondido? para un niño en la etapa de los Compañeros. Conforme tu hijo
progresa, dale pistas como “oigo a mami” o “mami no está en la cocina.” Tu hijo también puede
necesitar instrucciones, tales como “empieza a contar” o instrucciones habladas como: “digo, ya
voy”
+ comforme tu hijo aprende a participar en el juego, hazlo más complejo. Pretende que no
puedes encontrarlo y búscalo en diferentes habitaciones, llámalo diciendo: “ Mami está buscando
en la cocina. No veo a (el nombre de su hijo.) Mami está buscando atrás de la puerta. No veo a
(el nombre de su hijo.)” Cuando finalmente lo encuentres, di “ahí estás” o “ya te vi.”
página 168
+ cuando tu hijo se ha familiarizado con el juego, cambia los roles para que tenga un turno para
ser el “buscador.” Hay más oportunidades para turnos verbales en este rol. Así es que
estimúlalo a usar la misma palabra que usaste cuando tu lo buscaste.
dibujos: ¡uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez! ¡ahí voy!
página 169
Cosquillas
Muchos niños pequeños disfrutan los Juegos Infantiles con Adultos que involucran diferentes
clases de tocar y presionar, tales como, cosquillear, palmaditas, acariciar o abrazar. Esta clase
de juegos son especialmente atrayentes para niños que buscan estas sensaciones activamente.
Tocar o presionar con firmeza puede tener un efecto tranquilizante en algunos niños. Así que en
vez de cosquillear a tu hijo, intenta hacerle algo firme como empujoncitos ligeros sobre su
pancita.
Es fácil dar y tener cosquillas. Ponte cara-a-cara con tu hijo cuando le hagas cosquillas para que
puedan ver las reacciones de cada uno.
página 170
El juego de cosquillas será corto al principio. Tu hijo puede alejarse después de sus primeras
cosquillas. Pero después puedes esperar que haga algo de lo siguiente:
Mirarte brevemente
Alcanzar tu mano
Sonreirte y reirse
Repetir haciendo cosquillas, gradualmente espera un buen tiempo con tus manos en
posición de “hacer cosquillas” antes que le vuelvas a hacer otra vez. Esto le da la
oportunidad de sonreir, verte, o empezar a jalar tus manos hacia él. Recuerda que
puedes hacer sólo una de esas cosas, todas esas cosas o incluso todas en conjunto. Tal
vez moverá su cuerpo hacia ti o comenzará a reirse.
Por ejemplo, si jaló tu mano hacia abajo, asegúrate de la posición de su mano para que tenga
otra oportunidad de jalarla.
dibujo: papi espera una sonrisa y que le alcance la mano antes de hacerle cosquillas
página 171
En ésta etapa, espera que tu hijo te pida cosquillas, probablemente jalando tu mano. Tu hijo
puede empezar pidiéndote más después que haya jugado el juego algunas veces, pero
solamente si le das la oportunidad pausadamente y mirando con expectación. Conforme tu hijo
progresa, jugará más tiempo y tomará otra clase de turnos.
Mirarte
Sonreirte o reirse
Realizar una acción para indicarte dónde quiere sus cosquillas (por ejemplo, levantando
su brazo porque quiere cosquillas debajo del brazo)
Agrega más turnos al juego de las Cosquillas contando hasta tres, en voz alta y en sus
dedos antes de hacerle cosquillas. Al principio necesitas proporcionarle modelos
exagerados del conteo con los dedos. Después espera un poquito para que te imite. Si no
lo hace, puede necesitar ayuda física para levantar sus dedos (si tu hijo levanta tus
dedos como anticipación de lo que harás después, permite que esto sea su turno)
Finalmente, estimula a tu hijo para llenar los espacios en blanco sosteniendo tres dedos
en su propia mano antes de contar “uno, dos...” Si no sube tres dedos, sugiérele
sostener sus tres dedos y repite “uno, dos,...” Espéralo a que te imite. Tan pronto como
tome su turno, hazle cosquillas.
Agrega otra oportunidad a tu hijo para decirle lo que quieres que siga. Por ejemplo,
puedes preguntarle si quiere seguir jugando, diciendo:¿más? u ¿otra vez? y modela con
la cabeza inclinada un “si” o de un lado al otro para “no.” O puedes enseñarle el signo
manual para “más.”
Hazle cosquillas en nuevos lugares como su nariz, debajo de sus brazos o en sus piernas.
Exagera los nombres de las partes de su cuerpo antes de hacerle cosquillas. Después
espera antes de seguir con el juego para darle la oportunidad de decirle dónde quiere
cosquillas levantando su brazo o pierna.
página 172
Después que le has estado haciendo cosquillas en diferentes partes de su cuerpo por un
rato, intenta introducir una elección entre dos opciones. Si dices “¿quieres cosquillas en
la nariz o en los brazos?” y tu hijo levanta el brazo, sabrás que ha aprendido el
significado de estas palabras. También ha aprendido a comunicarse, no solamente para
hacer peticiones sino respondiéndote.
A tu hijo le gusta dar y recibir cosquillas y puede jugar el juego por mucho tiempo.
Proporciónale modelos de sus turnos y después dale las pistas correctas para ayudarlo a
tomar sus turnos. Di esto “como le gustaría si pudiera,” como: “quiero cosquillas” o “en
mi pierna.” Ayúdalo a aprender a contestar preguntas acerca de dónde quiere sus
cosquillas. Dale pistas visuales y usa oportunidades para llena-los-espacios-en-blanco.
Por ejemplo: señala una parte del cuerpo, como su brazo y di: “Cosquillas en el ...de
Andrés” y espera que diga “brazo.” Hazle preguntas de su nivel como, “¿quieres
cosquillitas o cosquillotas?” o una pregunta de si/ no como, ¿Quieres más cosquillas?
Limita estas preguntas y pídelas de manera natural para prevenir que el juego se
convierta en un test.
Amplía las razones por las cuales tu hijo se está comunicando para hacer lo inesperado y
ofrécele opciones. Si tu hijo pide cosquillas en un brazo engáñalo haciéndole cosquillas en
la cabeza. Tal vez corregirá tu error diciéndote que no es eso lo que quiere. Y ofrécele
opciones que le ayuden a aprender nuevas palabras. Por ejemplo, pregúntale “¿quieres
cosquillas en tu nariz o en el hombro?” o “¿quieres cosquillitas o cosquillotas?”
Cambia los roles para que tu hijo tenga la oportunidad de dar y recibir cosquillas. Algunas
veces es más fácil para él cambiar los roles si tiene un "cosquillador” –una herramienta
que puede usar para hacer cosquillas a otros, como un plumero. El “cosquillador”
también actúa como un recordatorio visual del juego.
página 173
En esta etapa, es tiempo para que toda la familia juegue. Muéstrale a otros cómo juegas
el juego y anímalos a jugar con tu hijo tan a menudo como puedan. Si tiene un hermano
o hermana asegúrate que tengan una oportunidad de dar y recibir cosquillas. Anima a tu
hijo a hacerle cosquillas a otro miembro de la familia, intenta con una indirecta -“Papi
necesita cosquillas”- más una pista visual como señalar a papá.
Permite que tu hijo intente sus nuevas habilidades de comunicación en juegos similares.
Hazle cosquillas primero y después juntos háganle cosquillas a sus animales de peluche,
o a los dinosaurios, nombrando a cada uno, cada vez que les hacen cosquillas.
En esta etapa, tu y tu hijo estarán tomando turnos más balanceados. Ambos pueden tomar
turnos para hacer cosquillas al otro, y tu hijo puede contestar y preguntar acerca del juego.
Usar tus propias palabras, por ejemplo, anuncia quién va a hacer las cosquillas
Además de jugar el juego en la misma forma que te gustaría para tu hijo en la etapa del
Comunicador Precoz, intenta hacer preguntas (del qué, quién, dónde…) como “¿qué
clases de cosquillas quieres?” “¿dónde quieres cosquillas?” o “¿quién quieres que te haga
cosquillas?” Sin embargo, recuerda no bombardear a tu hijo con muchas preguntas. Si no
puede contestar una pregunta cuando se la haces, pregúntale otra vez y proporciónale un
modelo enfatizando la respuesta. Por ejemplo, si no puede contestar la pregunta “¿quien
quiere cosquillas?” di “¿quién tiene cosquillas?” Papi quiere cosquillas. Puedes entonces
re-hacer la pregunta para darle a tu hijo la oportunidad de contestar por sí mismo.
página 174
Persecución
Los juegos de Carreras son los favoritos para los niños que siempre se mueven. Perseguir es un
juego de carreras en el cual corres tras tu hijo en un esfuerzo por tomarlo de los brazos, ¡o tu
hijo corre tras de ti! Después de que aprende el juego contigo, será más fácil para él incluir a
otros niños y jugarlo en el parque o en la escuela.
página 175
Al inicio, probablemente tu hijo no tome ningún turno. Pero más tarde puedes esperar que haga
algo de lo siguiente:
Empezar el juego cuando tu hijo está corriendo lejos de ti. Llámalo por su nombre y di
“Te voy a atrapar” y señálalo. Después corre tras él mientras repites “¡Corre, corre,
corre! Hazlo muy excitante y simula que no puedes atraparlo. Luego de unos segundos,
atrápalo cargándolo o abrazándolo con un gran abrazo y di “Te atrapé.” Sujétalo unos
segundos, después dile “Corre” y deja que empiece a correr otra vez.
página 176
Juega el juego exactamente como te gustaría para tu hijo en la etapa de sus Propios
Intereses, pero ahora no lo atrapes enseguida. Espéralo para que tome su turno
volteando y mirándote. Cuando lo atrapes, espéralo a que empuje tu mano y te indique
que quiere empezar a correr otra vez.
Cuando el niño se ha familiarizado con el juego, agrega otra oportunidad para que se
comunique cuando lo atrapes. Puedes decir: ¡en sus marcas, listos, fuera! antes de que
lo sueltes y, conforme se vaya familiarizando con los turnos del juego, dale un modelo
parcial (por ejemplo, ¡en sus marcas, listos...!) Espéralo para completar la frase con un
sonido o un movimiento.
En esta etapa, tu hijo aprende cómo lo atrapas copiando tu modelo. Puedes decirle: “Corre”,
“Atrápame” o “¡En sus marcas, listos, fuera!” para empezar el juego. No importa cuál escojas
con tal de que sea consistente.
Cuando sea el turno de tu hijo, puedes esperar que aprenda a hacer algo de lo siguiente:
página 177
¡mueve a papi!
¡muévete!
Cambia los roles con tu hijo y deja que te atrape. Dale un modelo de lo que puede decir
como “el cazador” di: “atrapa a mami” y corre lejos de tu hijo. Rápidamente puedes
empezar a decir: “atrapó a mami” también. Si incluyes a otra persona en el juego, tu hijo
puede aprender a generalizar su turno diciendo: “Atrapé a papi”, “Atrapé a Luis”
página 178
Perseguir para un niño en la etapa de los Compañeros es más elaborado que para un niño en
cualquier otra etapa, puesto que puede contestar más clases de preguntas y generar sus propias
ideas.
Haga preguntas
El juego proporciona muchas oportunidades para que tu hijo se comunique por otras
razones que pedirte que lo atrapes o dejarlo que vaya. Si pones un “obstáculo” en el
camino, puede nombrar los obstáculos, así como que lo persigues alrededor de una
planta, sobre la cama o de un cuarto a otro. Puede ser capaz de sugerir nuevas cosas
para agregarlas a su camino, o cómo deben correr por el camino.
Si tu hijo está listo, incluye algún juego imaginario. En vez de ser Papi persiguiéndolo,
puedes convertirte en un personaje de su libro favorito (por ejemplo, el Gran Lobo Malo)
o el dinosaurio espantoso. Inventa que tu hijo es un cochinito o un pequeño dinosaurio
que quieres para la cena. Después cambia los roles y deja que intente atraparte para su
cena.
página 179
Montando al caballito
En este juego puedes montar a tu hijo sobre tus hombros o si le gusta sentir presión, recuesta
su pancita en tu espalda para “montar” Cuando te detengas, su turno es pedirte que empieces
otra vez. Finalmente tu hijo puede decirte cuándo detenerte y cuando seguir.
Como en todos los juegos, los turnos que toma tu hijo cambiarán a medida que lo juegue una y
otra vez. Inicialmente puede bajar de su “caballito” enseguida, pero después puedes esperar
que haga algo de lo siguiente:
Crea anticipación al principio yendo a gatas diciendo, “caballito”, “apa, apa, caballito” con
excitación. Si relinchas, probablemente conseguirás su atención.
Al principio permite simplemente que tu hijo disfrute de montar. Repite el juego diciendo
“¡Vamos, vamos, vamos! como moviéndote hacia delante y después “detente.”
Gradualmente, aumenta el tiempo que esperas para que tu hijo pueda indicarte que
quiere tu “vamos.” Si no hace nada, intenta mover un poquito su cuerpo hacia delante y
después detente.
Cuando es el turno de tu hijo puedes esperar que aprenda a hacer algo de lo siguiente:
Juega el juego en la misma forma que lo haces con un niño de la etapa de sus Propios
Intereses, excepto esperar un poquito de más tiempo para que tome su turno cuando el
“caballito” se detenga.
página 180
Cuando es el turno de tu hijo, puedes esperar que aprenda hacer algo de lo siguiente:
Decirte “vamos” o “detente,” primero repitiendo lo que dices y después por si mismo.
Dale modelos verbales de “vamos” y “detente.” Intenta darle modelos que sean más
fáciles para llenar espacios en blanco, por ejemplo, “¡Papi – vamos! ¡Papi – detente!”
Contestar preguntas acerca del juego (por ejemplo: ¿dónde quieres montar?)
Decirte qué hacer (por ejemplo: ¡Vamos, rápido papi! o ¡wao, más despacio caballito!)
Comparta sus propias ideas comentándolas (por ejemplo: “caballito bonito” o “caballito
tonto!)
El juego del caballito normalmente se vuelve un juego más detallado en esta etapa. Puedes
introducir una variante imaginaria en el juego. Tu hijo puede disfrutar pretendiendo que está
montando su caballo a la escuela o que su caballo tiene sed y necesita agua. Recuerda que tus
modelos y comentarios le ayudarán a pensar nuevas ideas, además de que podría contestar
muchas preguntas. Por ejemplo, si dices: “Este caballito está muy cansado,” tu hijo puede decir:
“Duerme caballito.” Sin embargo, si dices: ¿Qué deben hacer los caballitos? El juego podría
terminar rápidamente si tu hijo no encuentra una respuesta.
página 181
Arriba-y-abajo
En los juegos de Arriba-y-Abajo, lanzas a tu hijo al aire, lo levantas de tus rodillas y después lo
llevas abajo otra vez o lo montas en tus piernas. Como verás, hay muchas variaciones de
Arriba-y-Abajo. Si tu hijo disfruta el movimiento, probablemente disfrutará por lo menos uno de
estos juegos.
En esta etapa tu hijo quizá no tome turnos. Al principio puede alejarse después de que lo lances
arriba y abajo. Puedes esperar después que haga lo siguiente:
Capta la atención de tu hijo y después inicia el juego. Ofrécele tus brazos cuando sepas
que te está mirando y di: ¿Arriba? Levanta a tu hijo y entonces lánzalo arriba de tu
cabeza diciendo “Arriba.” Ponlo en el piso y sus brazos hacia fuera y pregúntale, ¿arriba?
Si aún no responde levántalo diciendo “Arriba” y sigue jugando de la misma manera. No
esperes mucho tiempo al principio porque tu hijo todavía no sabe qué hacer.
Cada vez que juegues el juego, espera más tiempo antes de levantar a tu hijo. Indícale
para que te alcance o mirarte extendiéndole tus brazos.
página 182
Mirarte y alcanzarte
Al principio del juego agrega contando: “uno, dos, tres… arriba” (puedes revisar las Cosquillas
en la etapa de las Peticiones en la página 171, para información de cómo agregar conteo en el
juego.) El contar prepara a tu hijo para la diversión que seguirá y creará oportunidades para
más turnos. Si no copia tu conteo de dedos, ayúdalo físicamente guiando sus dedos cada vez
que vaya diciendo un número.
Copiar tu conteo de dedos y repetir los números para que el juego siga
Agrega nuevas acciones en el juego para que tu hijo pueda tomar nuevos turnos. Dale
una vuelta en lugar de lanzarlo. Después puedes ofrecerle una opción dentro del juego:
“¿arriba o vuelta?”
Haz lo inesperado. Cuando tu hijo te diga que quiere ir abajo, déjalo en el aire o ponlo
abajo en un nuevo lugar como la cama o el sofá.
Adapta el juego para que tu hijo tenga muchas oportunidades para tomar turnos
verbales. Por ejemplo, puedes bajarlo al piso muy despacio algunas veces y después
hacerlo rápidamente, modelando las palabras que describen lo que está haciendo.
Después ofrécele la elección “¿Quieres ir rápido o lento?” Puedes levantarlo alto sobre tu
cabeza y después preguntar, “¿Quieres ir muy alto o no tan alto?”
Este es exactamente el mismo juego que “Arriba-y-Abajo” excepto que tu hijo monta en tu
espalda para su montadita arriba-y-abajo.
Haz-un-Círculo-Alrededor-de-Rosy
Este juego es un canto que brinda oportunidades a tu hijo para aprender a practicar las palabras
“arriba” y “abajo.”
Rodea a Rosy
Posiciones de la cabeza
Si a tu hijo le gusta poner su cabeza abajo y su trasero arriba, convierte esto en un Juego
Infantil con Adultos, cuando ponga su cabeza abajo del sofá, trata de levantar sus piernas. Dile:
“arriba” cuando las levantes y “abajo” cuando las bajes.
dibujo: ¡arriba!
página 184
Subir-y-Arriba (“lanzaditas”)
Juega este juego de la misma forma en que juegas “Arriba-y-Abajo.” Sólo que en lugar de lanzar
a tu hijo arriba de tu cabeza, colúmpialo alrededor se tus brazos diciendo “uno, dos, tres…
pausa” ¡columpio! (¡o vamos o Wao!) Si ya estás diciendo “uno, dos ,tres” en otros juegos,
intenta otra frase repetitiva, como “¡en sus marcas, listos-columpio!” o haz una frase usando el
nombre de tu hijo. Por ejemplo, “Andrés va arriba, arriba, arriba” y “Andrés va abajo, abajo,
abajo”
Puedes intentar este juego en un columpio de verdad. Algunos niños llegan a ser muy
interactivos y atentos cuando están en los columpios. (revisa el capítulo 2 página 395 para cómo
usar los columpios en los Juegos Infantiles con Adultos)
¡empuja!
Puedes jugar Juegos Infantiles con Adultos en los columpios si le proporcionas una oportunidad
para que haga o diga algo antes de darle un empujoncito.
página 185
Este es un juego divertido para jugarlo cuando tu hijo camina entre tu y otra gran persona.
Sostenlo de sus manos y levántalo en el aire y di ¡Uno, dos, tres -(pausa) columpio! o “Uno,
dos, tres- arriba.” Si estás contando en otros juegos, cambia “Uno, dos, tres- arriba” por una
nueva frase: “Es tiempo de columpiarnos” o “¡aquí vamos – arriba!”
Si a tu hijo le gusta sostener cosas, un juego como este no sólo satisface su necesidad, sino
también lo ayuda a interactuar y a comunicarse. Para jugarlo, sostén un extremo de una toalla o
mantita dependiendo de cual prefiera tu hijo, di: “uno, dos, tres…(pausa) estira” y después
estira la mantita suavemente pero firme.
Se juega de la misma forma que “Arriba-y-Abajo” pero en lugar de lanzar a tu hijo sobre tu
cabeza, toma su mano y salten juntos arriba y abajo, diciendo: “¡Uno, dos, tres – salta!” Si a tu
hijo le gusta saltar, puedes conseguir un pequeño trampolín que puedes encontrar en las tiendas
de artículos deportivos. Si tu hijo usa el trampolín, asegúrate de interrumpir su salto para que
pueda tener la oportunidad de pedirte más.
página 186
Una pelota que sea lo suficientemente grande para que se siente tu hijo es ideal para jugar
Juegos Infantiles con Adultos. Tu hijo puede sentarse en la pelota, echarse en ella con su
pancita o de rodillas mientras lo sostienes. Bota la pelota suavemente y dile: “¡en sus marcas,
listo – vamos!” “¡uno, dos, tres – bote! o “¡botar, botar la – pelota!” Proporciónale
oportunidades para que tome los turnos apropiados en esta etapa de comunicación.
Montaña de almohadas
Junto con tu hijo, construye una montaña de almohadas, una encima de la otra. Al construirla
cuenta cada almohada, subiendo tus dedos para indicar cada número. Después dile: ¡vamos a
saltar! Y ayúdalo a saltar en las almohadas. Tu también lo puedes ayudar a “tomar vuelo” para
empezar. Hay muchos lugares donde puedes interrumpir la acción y darle un turno tan pronto
como conozca el juego. Si está en la etapa de las Peticiones, sus turnos pueden ser para ayudar
a construir la “montaña” y después saltar; si está en la etapa del Comunicador Precoz puede
llenar un espacio en blanco al decirte: “¡en sus marcas, listos...!” A un niño en la etapa del
Compañero, lo puedes estimular para que te diga qué tan alta hacer la montaña y de quién es el
turno para saltar primero.
página187
Los niños en la etapa de comunicación de sus Propios Intereses o de las Peticiones están
aprendiendo apenas a entender lo que dices. Diariamente puedes ayudarlo a aprender a
responder algunos pasos básicos en los juegos de instrucciones. Si tienes una actitud positiva
para enseñarle estos juegos pueden llegar a ser tan divertidos como los que hemos visto antes.
Juégalos usando la regla del “ayudante.” Pregunta una vez y espera. Luego pregunta de nuevo,
agregando ayuda.
Empieza el juego cuando tu hijo se esté alejando de ti. Cuando no esté demasiado lejos, llámalo
por su nombre y dile: “(El nombre de tu hijo) ven aquí.” Para ayudarlo a responder, ten otro
adulto que lo guíe hacia ti. Después, puede correr de-un-lado-a-otro entre tu y otra persona. Si
necesitas motivarlo para que venga a ti, deja que vea que estás sosteniendo un regalo o su
juguete preferido. Tan pronto como venga a ti, halágalo, abrázalo, lánzalo en el aire o dale un
regalo o un juguete.
Elimina la ayuda física y el obsequio tan pronto como puedas. Después trata de llamarlo cuando
esté lejos de ti.
Utiliza otras oportunidades durante el día para practicar su respuesta a “ven aquí.” Por ejemplo,
cuando la comida está lista, llámalo por su nombre y dile: “ven aquí” inclusive si normalmente
vas y lo cargas o le llevas su comida.
Siéntate, Tontito
En este juego, le enseñas a tu hijo a sentarse y después convierte esta acción en un juego. Para
empezar, trae a tu hijo a una silla cómoda, una silla giratoria o el sofá y pídele que se siente. Si
Una vez que tu hijo aprende a sentarse después que se lo dices, puedes hacer el juego mucho
más divertido cuando juegan juntos. Por ejemplo, dile: “Siéntate” y luego levántalo de la silla,
siéntense juntos en diferentes lugares o deja que siente encima de ti. Para convertir el sentarse
en un juego, tu hijo puede disfrutar aprendiendo a seguir una instrucción importante mientras
se divierte. Y si introduces “siéntate” de manera natural durante su día, como pidiéndole
“siéntate” para la comida o “siéntate” para ver la T.V., empezará a generalizar su nuevo
aprendizaje.
página 188
Sumario
Al principio de este capítulo dijimos que: “todas las cosas que tu hijo necesita saber acerca de la
comunicación pueden ser aprendidas en un Juego Infantil con Adultos.” En un Juego Infantil con
Adultos, al igual que en una conversación, tu hijo debe estar en el tema, tomar su turno y
responder a la persona con la que está jugando. Para ayudarlo a comunicarse, estructura tu
Juego Infantil con Adultos usando la guía R.O.C.K. repite lo que haces y dices cada vez que
juegas; da a tu hijo la oportunidad para mostrarte el turno que puede tomar; e indícale tomar
esos turnos cuando uses posibles pistas naturales que no interrumpan la fluidez del juego. Lo
más importante de todo es ¡Mantener los Juegos Divertidos!
No todos los niños aprenden a hablar en los Juegos Infantiles con Adultos. Sin embargo, ellos
aprenden mucho de un lado-a-otro de una forma natural de interacción. Lo mejor de todo: tu
hijo no se dará cuenta que está siendo más que sencillo tener un tiempo estupendo con su
persona favorita – tu.
Capítulo 6
Para que tu hijo entienda la conexión entre las palabras y el mundo real, primero debe entender
que está pasando en su entorno. Pero entender al mundo no siempre es fácil para él. Porque
procesar la información puede ser también difícil. Tu y él podrían desarrollar impresiones
diferentes de una situación. Por ejemplo: si tu hijo pone en fila sus juguetes, es porque le gusta
observar los modelos formados, su comprensión de lo que “jugando con juguetes” significa es
probablemente diferente a la tuya. Incluso cuando entiende la situación, puede que no entienda
las palabras que van junto con ella.
página 190
En otra situación, las palabras “vamos a entrar” no significan nada para Rafael.
Parece como si Rafael entendiera lo que su mamá dice cuando el coche entra al estacionamiento
de la escuela, pero es más probable que Rafael sepa qué hacer porque había ido muchas veces
antes. Haciendo repeticiones y situaciones que pueda predecir en su vida, los padres de Rafael
lo han ayudado a comprender la situación. Ahora, ellos deben ayudarlo también a comprender
las palabras en la situación.
En este capítulo puedes aprender como incrementar la comprensión de tu hijo respecto a lo que
la gente hace o dice ajustando cómo hablas con él.
página 191
It don’t so far where we are. You have to go until final of this street and then you’ll see the
beach trought right .
Este hombre habla a los turistas rápidamente, usando oraciones largas. Con lo cual están
teniendo dificultades para entenderlo.
Imagina que eres un turista perdido en un país del extranjero y le preguntas a alguien por una
dirección, si esta persona respondiera en su propio lenguaje probablemente no lo entenderías.
Pero así como él ve que no tienes idea de lo que te está diciendo, puede automáticamente hacer
algunas adaptaciones de lo que dice. Puede ayudarte a entender sus indicaciones diciendo
menos –reemplazando sus largas y complejas frases por otras simples y cortas y acentuando
sólo las palabras claves que necesitas para entender. También puede ir más despacio en el ritmo
de su habla, mostrarte la ruta en un mapa e indicarte la dirección correcta. Si todavía no
entiendes, te puede repetir las palabras importantes y los gestos hasta que lo entiendas.
Pienso que nos está diciendo que ¡la “beach” es hacia abajo de esta calle!
Ahora, el hombre cambia la forma de hablarles a los turistas. Les ayuda a entender sus
indicaciones diciendo menos, repitiendo y enfatizando algunas palabras claves, hablando
despacio, mostrando a los turistas el camino señalando y usando el mapa.
página 192
dibujos: Bernardo, necesitas poner ahora estas cosas lejos para que podamos almorzar
Aún cuando tu hijo conoce el significado de una palabra específica en una situación, quizá no
entienda lo que significa en otro contexto. Esto es porque tu hijo tiende a asociar un solo
significado con una palabra específica.
Jenny ha aprendido que “poner (encima)” significa “en lo alto de.” Ahora piensa que “encima”
tiene sólo un significado.
página 193
Para ayudarle a tu hijo a entender lo que dices, puedes hacer la misma clase de adaptaciones
que te gustaría hacer para alguien que está aprendiendo un nuevo lenguaje.
La mamá de Bernardo hace las mismas adaptaciones para lo que dice como el hombre
Americano lo hizo por los turistas. Le dice menos a Bernardo, le da instrucciones específicas y
reemplaza la frase “estas cosas lejos” con el nombre de estas cosas (“juguetes”) y el nombre del
lugar en que van (“en la caja.”) Cuando repites y acentúas esas palabras importantes varias
veces mientras señalas los juguetes y la caja, ¡Bernardo finalmente entenderá el mensaje!
Para ayudarlo a recordar cómo ajustas lo que dices y hacerlo más fácil para que tu hijo lo
entienda, usa la siguiente rima:
di menos acentúa
ve despacio y muestra
R- ¡repite a menudo¡
página 195
Di Menos
“decir menos” significa lo que le dices a tu hijo de acuerdo a su nivel de entendimiento, el cual
depende de su etapa de comunicación. Dale instrucciones claras y con palabras simples. Muy a
menudo necesitas darle una pista visual con instrucciones. Por ejemplo, cuando sea el tiempo de
ir a dormir, dile “hora de dormir” y muéstrale sus pijamas
Como regla general, usa oraciones o etiquetas cortas y claras que le den a tu hijo la información
más esencial, si está justo empezando a entender el habla, usa sólo palabras simples para
etiquetar los objetos, personas y acciones en las que muestra interés. Trata de no retrasarte
antes de etiquetar. Si dices “jugo” después de que la atención de tu hijo ha cambiado por otra
cosa, tu palabra pierde su significado. Para niños que tienen mejor comprensión, habla en
oraciones, pero nunca uses una que sea larga, compleja o ambigua.
Cuando su papá usa una oración simple y le muestra a Christopher lo que está diciendo,
Cristofer descifra lo que tiene que hacer exactamente.
Acentúalo
Acentuando las palabras claves, captas la atención de tu hijo y haces destacar las palabras
importantes. Para acentuar las palabras certeras, dilas en voz alta o usando un tono exagerado.
Enfatiza las palabras de la manera que parezca más natural.
Cada niño reacciona diferente a los niveles altos de animación. Los niños más pasivos que
parecen como “desentonados,” responden generalmente a la voz fuerte y animada. Sin
embargo, hay también niños pasivos que se retraen o llegan a distraerse si usas también una
voz enérgica. Tu sabrás lo que es mejor para tu hijo por su reacción a lo que haces.
Debido a que tu hijo recuerda la última cosa que escucha, pon las palabras importantes o
palabras claves en el final de tu oración y llama su atención con esas palabras y hazlas más
fáciles para que las recuerde. Al hacer que tu hijo se dé cuenta de las palabras importantes,
puedes ayudarlo después a que las entienda también.
Una vez que tu hijo entiende las palabras claves, ya no es necesario colocarlas al final de las
oraciones. Tu quieres que tu hijo entienda los significados de las palabras sin importar dónde
aparezcan dentro de una oración. (Para más palabras en orden, ve el capítulo 2, página 82.)
Ve Despacio
se natural
Si haces pausa entre palabras o frases, le das a tu hijo tiempo para procesar las cosas que
escucha y a proponer una respuesta. Al estar seguro que tu hijo puede comprender lo que dices,
primero dile toda la oración como normalmente te gustaría y después repite la misma oración
con las pausas que hacen sobresalir las palabras claves. Puedes hacer esto usando apoyos y
rupturas los cuales son discutidos más tarde en este capítulo.
página 197
Se natural
Trata de hablar tan natural como sea posible para ayudar a tu hijo a entender el significado de
lo que dices. Debes evitar perder el ritmo y la entonación natural que lo ayudan a entender el
habla. Si hablas muy despacio o con separas las palabras que trabajas como una unidad, tales
como: “ven aquí”, “gracias”, “yo quiero”, tu hijo puede encontrar más dificultad para
entenderte, no más facilidad, y si también suenas como un robot, tu hijo puede hacer el sonido
de la misma forma cuando finalmente copie tu modelo.
Muéstralo
Ya que tu hijo aprende lo mejor cuando puede ver lo que estás hablando, combina lo que dices
con pistas visuales –objetos reales, acciones, gestos, dibujos o palabras escritas- para
incrementar la habilidad de tu hijo para darle sentido a tus palabras. Estas pistas visuales
permanecen en su vista por largo tiempo después de que la palabra hablada se vaya. (ver el
capítulo 7 para más pistas visuales)
Al principio tu hijo quizá necesite ver los objetos reales para hacer conexiones entre las palabras
y las cosas. Por ejemplo, cuando le dices que es hora de ir en coche, muéstrale las llaves,
cuando es hora de ir a dormir, muéstrale sus pijamas.
Si tu hijo no entiende tus palabras, después las acciones y los gestos le mostrarán exactamente
lo que quieres decir. Por ejemplo, cuando le preguntas si quiere algo de beber, aparenta que
estás sosteniendo el vaso en una mano. Después lleva tu mano a tu boca como si estuvieras
bebiendo en ese momento. También puedes ayudarlo dando sentido a su mundo señalando los
objetos, personas o lugares cuando hablas de ellos. Tu significado será más claro si usas gestos,
como indicando con tu cabeza arriba y abajo para decir “si” y moviéndola de un lado a otro para
decir “no,” también exagerando tu expresión facial, particularmente con sonrisas y fruncir el
ceño. Tu hijo notará mejor tu mirada, si tu y el están cara-a-cara.
página 198
Los dibujos pueden ayudarle a tu hijo a comprender acerca de lo que estás hablando cuando las
cosas reales no están disponibles. Por ejemplo, el dibujo de un jugo en la puerta del refrigerador
que le indique que está adentro. Los dibujos también le pueden mostrar lo que va a hacer
durante el día. Los dibujos incluso pueden mostrarle cómo debe comportarse en ciertas
situaciones.
Algunos niños están interesados en las palabras escritas en una temprana edad. Leer con
flexibilidad a tu hijo, es un nuevo camino para darle información, y efectivamente la palabra
escrita puede también ayudarlo a expresarse por sí mismo. Incluso si tu hijo no puede leer
todavía, preséntale palabras escritas junto con dibujos para que tu hijo pueda empezar a hacer
la conexión entre las dos.
dibujo: si tu hijo ve los nombres escritos encima o debajo de las fotos en un álbum familiar,
puede empezar a reconocer los nombres y “leerlos.”
R repetir frecuentemente
La siguiente sección describe cómo adaptar las normas – ¡di menos y acentúalo, ve despacio y
muéstralo!- para la etapa de comunicación de tu hijo.
página 199
Cómo Ajustar lo que Dices en la Etapa de la de sus Propios Intereses y de las Peticiones
Etiquetar lo tu hijo observa o hace con una o dos palabras simples. Etiquetar no sólo le ayuda a
hacer las conexiones entre las palabras y las cosas, sino también a que le des modelos verbales
que pueda usar finalmente. Cuando etiquetes, omite palabras extras como “un” y “el o la.”
En vez de darle a Carlos el nombre de lo que está mirando (pizza), la mamá de Carlos habla
acerca del jugo. Esto lo está confundiendo.
Cuando la mamá de Carlos está hablando acerca de lo que está interesado, lo ayuda a entender
lo que “pizza” significa.
página 200
Evita palabras como “lo”, “ella”, “él”, “este” y “allá” porque son imprecisas. En su lugar nombra
cosas en las que tu hijo muestra interés en sus propios nombres. Las palabras “galletas”,
“libros” y “Daniela”, le dan a tu hijo más información que las palabras “lo”, “ellos” y “ella.”
La mamá de Rebeca le habla usando tan pocas palabras como le es posible, enfatizando la
palabra “abre” porque describe lo que Rebeca está interesada.
página 201
Las palabras divertidas como los sonidos de animales “muuu” y “miau,” y la frecuentemente
usada “okey,” son muy atrayentes para todos los niños. La mayoría de las palabras divertidas
son más fáciles de recordar y de entender porque están asociadas con objetos específicos,
acciones y modelos de entonaciones. Incluso las palabras divertidas son más fáciles de entender
si exageras lo que dices y haces. Por ejemplo, si dices “¡wheeee!” y llevas tu mano hacia abajo
como si se estuviera deslizando cada vez que tu hijo lo hace, pronto puede asociar la palabra
divertida “¡wheeee!” con deslizarse.
Las palabras graciosas como “uh oh” son divertidas para escuchar, fáciles para entender y
fáciles para repetir.
Aquí hay algunas otras palabras divertidas y acciones asociadas que a tu hijo pueden gustarle:
¡ouch! (exagera el dolor en tu cara, frota la parte de tu cuerpo que tu o tu hijo se han
dañado)
Algunas veces repetir rápidamente la misma palabra una y otra vez de una manera excitante,
puede llamar la atención de tu hijo. Esto es mucho más divertido para él si le dices “¡corre,
corre, corre”! o “¡arriba, arriba, arriba”! con mucha animación en tu voz, más que si le dices las
mismas palabras sólo una vez. Repite estas palabras una tras otra rápidamente para enfatizarlas
y motivar a tu hijo.
El papá de Cristina crea entusiasmo rápidamente repitiendo “arriba” una y otra vez.
página 202
Así como dices el nombre de cosas que son importantes para tu hijo, muéstrale los objetos
reales que sean iguales a las palabras. Por ejemplo, sostén su libro cuando dices “libro,” o
sostén sus pijamas cuando le dices “pijamas.” Si tu hijo es un aprendiz táctil, dale a tocar y
sostener los objetos. Finalmente puedes detenerte para mostrarle los objetos y esperar para que
La mamá de Omar le muestra el libro para ayudarlo a entender lo que le está diciendo.
página 203
Agrega acciones, gestos y expresiones faciales exageradas a tus palabras para mostrarle a tu
hijo lo que quieres decir. Las acciones y gestos incluyen representar el significado de las
palabras, usando signos manuales y señalando las cosas. Mantén tus grandes y obvias acciones
para que tu hijo se de cuenta de lo que estás haciendo. Estar cara a cara cuando llevas a cabo
acciones para que puede verte. Algunos signos y gestos que son provechosos para el
entendimiento de tu hijo en esta etapa están ilustrados abajo.
Si y No Se acabó
exagera la cabeza de arriba hacia abajo desliza la palma de una mano sobre la otra
para decir “si” y agítala de un lado a otro
palma de la mano
para “no”
mueve la mano para decirlas ambas manos en forma plana, las palmas
y la punta de los dedos cara a cara. Con la
Arriba punta de los dedos da golpecitos unos con
otros una vez
señala el dedo índice hacia arriba
Ven (a mi)
Abajo
mueve la mano hacia ti (llámalo con el
señala el dedo índice hacia abajo movimiento de tu mano)
página 204
Señala lugares y objetos que capten la atención de tu hijo para que lo ayudes a igualar sus
palabras con las cosas reales, también puedes colocar su mano en lo que está mirando para
garantizar que mire lo que le estás diciendo. Esta técnica usualmente se trabaja mejor si sigues
sus intereses, más que haciéndole seguir los tuyos.
dibujo: ¡pajarito!
Además de señalar las cosas de las que hablas, señala tu boca y exagera la forma en la que
haces algunos sonidos para llamar su atención así como la forma en la que hablas, para que así
pueda ver cómo puede hacerlo por si mismo.
Toma algunas fotografías de las comidas, juguetes y personas favoritas de tu hijo y muéstrale
esas fotos cuando hablas acerca de ellas. Si le gustan los videos, muéstrale los dibujos en el
videocasete y dile el nombre del video antes de que lo pongas en la video casetera. De esta
forma, tu hijo empezará a entender qué fotos puede colocar para las cosas y que las cosas y las
fotos tienen el mismo nombre.
dibujos: ¡jugo!
Cuando la mamá le muestra la foto del jugo, Malena empieza a entender lo que está dentro del
refrigerador.
página 205
Deja los artículos como “un” y “él, la” ya que le permiten a tu hijo oír los ritmos naturales del
habla y ayudan a expresar el significado de las oraciones. Por ejemplo, cuando le hablas a tu
hijo dile: “¡eres un niño gracioso!” en lugar de “¡eres niño gracioso!”
Etiquetar lo que tu hijo mira o hace, lo ayuda a hacer la conexión entre las palabras y las cosas
y le proporciona un modelo verbal que puede usar finalmente por sí mismo.
página 206
Los pronombres, especialmente las palabras “yo, mi y tu”, pueden ser trampas. Tu hijo puede
repetir esos pronombres justo como los oye sin entender lo que significan. Puedes haber notado
que cuando te pregunta por una bebida, puede decir, “tu quieres una bebida” en vez de “yo
quiero una bebida.”
Los padres de Sebastián le ayudan a entender lo que “tu” y “yo” significan usando nombres,
después de que usan los pronombres.
página 207
Recuerda que tu hijo es un “aprendiz gestáltico” (ver capítulo 1, página 15.) Esto significa que
puede entender una oración completa como una unidad, pero no palabras individuales. Dos
técnicas –llamadas apoyos y rupturas- pueden ayudarlo a entender lo que cada palabra significa
en una oración y cómo las palabras van juntas.
en un apoyo, empieza diciendo cada parte de la oración y después “apoya” las partes
dentro de la oración completa. Por ejemplo, “sombrero (ponte el sombrero). Póntelo
(gesto). Ponte el sombrero”. Apoyos ayudan a tu hijo a entender cada palabra en una
oración. Ellas también muestran al niño quien está usando palabras simples, como puede
poner dos palabras juntas, o un niño quien está usando dos palabras, como puede poner
tres palabras juntas.
Para ayudar a tu hijo a entender cada palabra, empieza con una palabra y después une esas
palabras dentro de una oración corta.
página 208
una ruptura comienza con una oración completa y después se divide en todas sus partes.
Por ejemplo, “toma tu cuchara y come el cereal. Toma tu cuchara. Cuchara (señala la
cuchara.) Come el cereal (señala el bote de cereal.) Cereal (gesto o señala la caja.)” La
mayoría de las veces, usas combinaciones de apoyos y rupturas
10
Dibujo: Toma tu cuchara y come el cereal. Toma cuchara. Come. Come el cereal
La mamá de Diego empieza diciendo la oración junta y después la divide en partes más
pequeñas, señalando lo que está diciendo. Después une la última parte de la oración otra vez
(“come el cereal.”)
Siempre debes decir cosas “como a tu hijo le gustaría si pudiera” cuando está motivado a hablar
pero no tiene las palabras correctas. Pero ¿qué pasa las otras veces cuando no esperas que tu
hijo diga nada? Después necesitas hablar de una segunda forma – ayudarlo a entender lo que
las palabras significan. Cuando lo ayudas a entender lo que dices, usa comentarios y etiquetas
que le den información, pero no las que tu necesariamente esperas que él repita.
12 página 209
Yo quiero jugo
Yo quiero jugo
Ahora, la mamá de Rogelio lo está ayudando a pedir jugo enfatizando las palabras que Rogelio
puede usar para pedir.
13
Conforme tu hijo se desarrolla, puedes usar más y más señales visuales para ayudarlo a
entender su mundo. Dibujos –cualquier fotografía, dibujos o incluso hasta símbolos de dibujos–
pueden ayudarte a explicar lo que le estás diciendo cuando las cosas reales no están a la vista.
Los dibujos también pueden explicar los eventos durante el día de tu hijo y la forma en que la
gente se siente (ver el capítulo 7.)
También señalando puedes enfocar la atención de tu hijo en lo que estás diciendo. Además de
señalar los objetos y la gente cerca de tu hijo, trata señalando los objetos, personas y eventos
que pueden estar a una distancia lejana. Mientras señalan es más efectivo cuando sigues la
iniciativa de tu hijo, en esta etapa puedes empezar también por señalar las cosas que tu hijo no
ha notado por si mismo.
15 página 210
Si tu hijo no entiende lo que dices, piensa en una forma más fácil para enviar tu mensaje o
hacer tu pregunta. Recuerda como el papá de Sebastián lo ayudó a entender lo que decía la
niña en el parque.
El papá de Rodrigo lo ayuda a entender lo que la niña dice de una forma más simple
página 211
...así que su papá dice exactamente lo que quiere decir de una forma que Cristofer puede
entenderlo – siendo claro y específico
Háblale a tu hijo para ayudarlo a hablar. Recuerda que aún los compañeros todavía
dependen a menudo de tus modelos verbales para expresarlos por ellos mismos. Cuando tu
hijo no puede encontrar las palabras correctas o comete errores, necesitas ayudarlo diciendo
las palabras desde su punto de vista –diciéndolo “como a él le gustaría si pudiera.”
16 página 212
Mientras puede atender oraciones más largas, tu hijo aún puede usar todas las partes que tiene
mencionadas sin conocer el significado de las palabras. Así que necesitas dividir oraciones y
después unirlas otra vez para mostrarle cómo las palabras van juntas. (Ver apoyos y rupturas
en la etapa del comunicador precoz para una explicación más detallada.)
Conforme tu hijo progresa, usa apoyos y rupturas para ayudarlo a entender más palabras
abstractas también: conectando palabras (ejemplo:“porque,”) preposiciones
(ejemplo:“después”) y algunas palabras de preguntas (ejemplo:¿cómo? y ¿por qué?)
dibujo: ponte tu chamarra. Hace frío afuera. Ponte tu chamarra porque hace frío afuera.
Tu hijo puede beneficiarse con todas las clases de pistas o señales visuales, como tarjetas de
dibujos, tableros de selección e historias personales, las cuales se explican en el capítulo 7. Las
tarjetas de dibujos y tableros de selección son herramientas que puedes hacer con pinturas y
pastas que lo ayudarán a entender lo que él puede hacer durante el día y dentro de actividades.
Las dibujos también pueden hacer conceptos abstractos, como el pasado, el futuro y las
emociones humanas más concretas para tu hijo, mientras que las historias personales pueden
ayudarlo a entender lo que está pasando en situaciones confusas.
18 Sumario
La mayoría de los niños con TEA tiene dificultades para entender lo que la gente dice. Puedes
ayudar a tu hijo a comprender las palabras ajustando la forma en que hablas. Di menos cuando
hablas con él. Háblale con oraciones cortas que describan lo que está pasando alrededor suyo.
Enfatiza las palabras que quieres que entienda (y finalmente diga) más despacio antes de
decirlas y exagerándolas. Al final usa la intensidad de tu hijo –sus intereses en todas las cosas
visuales– ayudándolo a entender y organizar eventos y personas, además de lo que digan y
hagan.
19.1 Capítulo 7
Escucho y olvido
Veo y recuerdo
Hago y entiendo
-proverbio chino-
20 página 214
Vamos al parque
La mayoría de los niños con TEA son aprendices visuales –ellos aprenden mejor mirando. La
mayoría de los aprendices visuales disfrutan de los juguetes como rompecabezas y juegos de
construcción porque pueden usarlos solos. A ellos les gusta mirar videos y programas en la TV,
especialmente caricaturas o concursos. Algunos aprendices visuales también están fascinados
con las letras y números y puede sorprenderte leyendo algunas palabras que no ha aprendido.
¿Por qué algunos niños aprenden mejor visualmente? Cuando dices una palabra, la dices en
milisegundos –es muy rápido para un niño que tiene dificultades para procesar el habla. Así es
que tu hijo se concentra en las cosas que puede entender –las cosas que puede ver. A diferencia
de la palabra hablada, las cosas que mira como los objetos, fotografías, pinturas, dibujos y
palabras escritas duran por mucho tiempo. Cuando mira un dibujo, continúa recibiendo la
información que hay en el mientras lo observa.
La mayoría de nosotros usamos “ayudas visuales” todo el tiempo: por ejemplo, en una flecha o
un signo en la calle que nos dice cuál dirección seguir para manejar, un calendario nos ayuda a
planear nuestra semana y dar un discurso es mucho más fácil si lo hacemos con apoyo de
pequeñas notas en tarjetas o algo similar. Todas estas clases de ayudas las usamos para realzar
nuestra comprensión del mundo, para ayudar a organizar información y expresarnos nosotros
mismos. Tu hijo también se puede beneficiar con la información que se le presenta en forma
visual.
En este capítulo te darás cuenta cómo puedes tomar ventajas de la fuerza de tu hijo como un
aprendiz visual. Primero, veremos cómo puedes crear ayuda especial, llamada “ayuda visual,”
usando las cosas que tu hijo ve – objetos, dibujos y palabras escritas. Estas ayudas visuales le
ayudarán a entender qué esta alrededor de él y a expresarse por sí mismo. En la segunda parte
del capítulo, aprenderás cómo tu y tu hijo pueden usar las ayudas visuales en cada etapa de
comunicación.
Puedes hacer ayudas visuales, como tarjetas de dibujos, tableros de selección o libros de
comunicación, usando objetos reales, fotografías de colores, dibujos de colores o en blanco y
negro y la palabra escrita. Algunas de estas cosas las trabajarás mejor con tu hijo que otras.
Cuando haces tus ayudas visuales necesitarás considerar las preferencias de tu hijo y sus
habilidades para entender los diferentes tipos de dibujos, pero dándote cuenta con cuáles
trabajará mejor, y también tomar algunas experimentando. Aquí están las clases de cosas que
puedes usar para hacer las ayudas visuales enumerando desde el más fácil de entender hasta el
más difícil.
dibujo: si tu hijo no está listo para los dibujos, usa objetos reales como Ayudas Visuales
A menudo los niños en la etapa de sus Propios Intereses y de las Peticiones no entienden los
dibujos o las fotografías, y no están interesados en mirar los libros o álbum de fotos. Si esto es
verdad para tu hijo, entonces las ayudas visuales que hagas de dibujos y fotografías tal vez no
sean muy útiles. Tu hijo se beneficiará más viendo los objetos reales. Por ejemplo, si quieres
decirle qué es lo que quiere beber y le muestras un dibujo de un vaso de jugo, quizá no
signifique nada para él. Pero si levantas una taza vacía, puede darse cuenta lo que estás
tratando de decir. Algunas veces el objeto real puede que no esté disponible o puede ser muy
grande para usarlo. Cuando pase esto, puedes tratar de encontrar un juguete o un objeto que
parezca una cosa real. Por ejemplo, puedes usar un columpio para representar el parque o una
cuchara para representar el desayuno.
22 página 216
dibujo: Ayuda a tu hijo a hacer la transición para entender los dibujos. Trata de pegar un objeto
real en una pieza de cartón y cúbrela con plástico transparente.
Muchos niños con TEA disfrutan mirando las fotografías a colores. Miran las fotos de personas
reales en el álbum familiar o examinan los animales y objetos en los paquetes o cajas de
juguetes o de cereales. Si las fotografías mantienen la atención de tu hijo, se beneficiará con las
ayudas visuales que hagas con fotografías reales. Puedes comprar dibujos de comidas familiares
u objetos en algunas librerías de niños o jugueterías. O sal con tu cámara y toma fotos de las
cosas y personas que son importantes para él. Si decides tomar tus propias fotos, enfoca en lo
que quieras que tu hijo se centre para que la fotografía no tenga información innecesaria. Por
ejemplo, si quieres una ayuda visual de un juguete específico, toma una foto sólo de ese
juguete. Para los niños que están justo empezando a interesarse en las fotografías, usa
fotografías largas (12 x 7 cm.) También puedes recortar fotografías y etiquetas de las revistas,
catálogos y de las cajas de juguetes y comidas.
página 217
Dibujos
A diferencia de las fotografías, los dibujos siempre lucen exactamente como las cosas reales.
Pero los dibujos pueden ser más fáciles de usar porque son menos costosos y están mucho más
disponibles. Además, los dibujos pueden ser generales, mientras que la fotografía es siempre
específica. Por ejemplo si usas una foto para mostrarle a tu hijo cuál prenda de ropa ponerse,
quizá insista en usar exactamente la misma camiseta que ve en la fotografía. Pero si le muestras
un dibujo, sabrá que puede ponerse una camiseta, pero no pensará acerca de una camiseta en
particular.
dibujo: Puedes tomar fotos reales de los paquetes de las comidas favoritas de tu hijo.
Si tu hijo mira los dibujos en libros o le gusta alinear sus juguetes, puede estar listo para los
dibujos a lápiz, a color o en blanco y negro. Puedes comprar programas para la computadora y
libros de dibujos a lápiz en tiendas especiales y algunos dibujos están disponibles en Internet.
¡No tienes que ser un gran artista para dibujar algunos dibujos simples por ti misma! La mayoría
de las patologistas del habla y del lenguaje conocen o tienen acceso a una amplia variedad de
dibujos a lápiz.
Las ayudas visuales pueden ayudar a tu hijo a entender diferentes clases de información. Ellas le
pueden mostrar:
Lo que va a ocurrir
El pasado y el futuro
página 218
Las ayudas visuales pueden ayudar a tu hijo a entender las elecciones que tiene
Una de las ayudas visuales más simples es el tablero de selección. Un tablero de selección le
muestra a tu hijo dibujos de comida, juguetes y actividades que puede elegir. Tu hijo puede
hacer su elección dando o mostrando un dibujo en el tablero.
Se pueden hacer los tableros usando objetos o dibujos. Si usas objetos, hay varias formas para
exhibirlos: puedes poner los objetos en bolsas de plástico transparentes que se puedan cerrar
en la parte de arriba y sujetarlos a un tablero de exhibición o a una cuerda, o puedes ponerlos
en una caja de zapatos dividida. Puedes intentar poner objetos en las bolsas transparentes de
los zapatos (ver dibujo en la página 220).
Si usas dibujos, puedes sujetarlos a una pieza firme de papel (cartulina gruesa) o a un cartón.
Usa velcro para que puedas cambiar los dibujos cuando quieras ofrecer nuevas posibilidades.
¿Cuántos objetos o dibujos van en el tablero de selección y cómo hace tu hijo su elección?
Dependerá de su etapa de comunicación. Hasta que entienda como hacer una elección, limita el
número de elecciones a dos. Después de que tanga experiencia en usar el tablero de selección,
puedes poner los dibujos de sus elecciones en un libro que puedas llevar junto con él. De esta
forma puede hacer elecciones donde quiera que vaya.
Esto es una de las dos partes del tablero de selección usando dibujos.
dibujo:
Video rompecabezas
página 219
La señal del No
Algunas veces una elección no está disponible – quizá no tienes más galletas en tu alacena o
alguien se comió el último plátano. Puedes dejar que tu hijo vea que la elección no está
disponible usando el signo de No. El signo de No es un círculo con un corte a través de el
diagonalmente, como la que se usa en el signo de no fumar. Puedes hacer tu propio signo de No
dibujando el símbolo en una pieza transparente de plástico o recortando un papel, y después
colocarlo por encima del dibujo de la elección que no está disponible.
dibujo:
Algunas veces las elecciones de tu hijo son limitadas cuando se trata también de su
conducta. Por ejemplo si tu hijo hace alguna cosa que es dañina para si mismo o para otros,
necesitas mostrarle que esa acción no es una opción. El signo de No colocado por encima de una
conducta no aceptable como es pelear o gritar, le deja ver que esa acción no está permitida.
Otro dibujo le puede decir lo que tiene que hacer. Cuando introduces primero el signo de No a tu
hijo, dale ayudas físicas para hacer la corrección de su conducta y después llama su atención
con el signo de No. Por ejemplo si quieres que pare de pelear, detenlo y después señala el
dibujo y di: “¡No pelear!”. Después, señala el dibujo de lo que debería hacer en vez de eso. Dile
“ten un libro” y después busquen un libro juntos.
dibujo:
No pegues
Manos abajo
Ten un libro
* Adaptado por L.Hodgdon. Visual Strategies for Improving Communication (Estrategias Visuales
para desarrollar Comunicación.) (Tray MI:QuirkRoberts, 1995).
página 220
Cuando usas palabras para decirle a tu hijo lo que va a hacer durante el día, puede que no
entienda mucho de lo que le dices y ¡asustarle no saber lo que va a ocurrir después! Pero si usas
un Programa con Tarjetas de Dibujos puedes ayudarlo a entender mejor y anticipar los eventos
en su vida. Con un Programa de Dibujos utiliza objetos o dibujos para mostrarle lo que hay en la
tienda y los dibujos pueden ser muy simples o más largos y más detallados.
un objeto o dibujo de una persona o lugar que representa lo que tu hijo va a hacer
dos objetos o dibujos que le digan a tu hijo lo que va hacer durante un periodo corto de
tiempo –por ejemplo, “primero el plátano y después las burbujas.” Esta clase de programa
se llama el Tablero Primero/ Después. En la primera página de este capítulo, la mamá está
usando un Tablero Primero/ Después con su hijo
cuatro o cinco dibujos de los pasos individuales en una actividad, como son dibujos de cada
objeto de ropa que tu hijo necesita ponerse cuando se viste o la serie de acciones que
necesita realizar cuando se lava sus manos
página 221
Haz un Programa con Tarjetas de Dibujos para que las pongas o sujetes en un tablero horizontal
o verticalmente. Si tu hijo está interesado en las palabras escritas, puedes pegar las tarjetas
horizontalmente y de izquierda a derecha para que pueda acostumbrarse a la forma que
eventualmente lee. De lo contrario, necesitas experimentar y ver cuál estilo de presentación
prefiere tu hijo. Después se constante con todas sus tarjetas de dibujos, para las que cambian
dependiendo del día, pégalas con velcro o con cinta adhesiva, y para las que son permanentes
como lavarse las manos y cepillarse los dientes, pégalas en el tablero.
dibujos:
Este Programa con Tarjetas de Dibujos muestra cada paso para vestirse
Otra forma para hacer un Programa con tarjetas de dibujos es colocar las tarjetas en bolsillos y
acomodarlas en un tablero de exhibición.
página 222
Puesto que tu hijo entiende mejor lo que ve que lo que oye, imagina las dificultades que tiene
cuando le hablas acerca del pasado o del futuro, o de las cosas abstractas que son imposibles de
Crea un envase o recipiente que diga: “se acabó” o “ya no hay” para ayudar a tu hijo a “ver el
pasado.” Escribe “se acabó” o “ya no hay” en la caja, el envase que hayas elegido o en un
bolsillo especial como un sobre para una carta. Muéstrale que una actividad se terminó
colocando objetos o dibujos en la caja, envase o bolsillo tan pronto como la actividad haya
concluido. Si tu tarjeta está hecha para bolsillos, simplemente voltea el cartón hacia atrás en el
bolsillo cuando la actividad se termine. (ve la discusión de cómo usar el envase, caja o sobre de
“se acabó” o “ya no hay” en la sección de las ayudas visuales para la etapa de tu hijo.)
dibujo: tu hijo puede ver lo que se acabó cuando pone el dibujo o el objeto de la actividad que
ha acabado dentro del envase, caja o sobre.
Conserva un Diario de Dibujos para ayudar a tu hijo a que entienda lo que quieres decir cuando
hablas de las cosas que ha hecho. Un Diario de dibujos puede ser un simple dibujo o un librito o
folleto de dibujos, fotografías o recuerdos de lugares en los que haya estado, como su jardín de
niños, casa de miembros de la familia o de la alberca donde toma sus clases. Conservando un
Diario de Dibujos, le das un recuerdo visual de lo que ha pasado en su vida, lo cual puede
ayudarlo a entender cuando le hablas acerca de lo que ha hecho. Los dibujos en el Diario
también pueden ayudarlo a recordar lo que pasó en el pasado y recordarle algunas de las cosas
que puede compartir contigo.
dibujo: La maestra de Carlos envía a casa un dibujo de lo que hizo en la escuela para darles de
que qué hablar a su mamá y a él.
página 223
Muéstrale a tu hijo un dibujo para prepararlo para visitar lugares a los que vas frecuentemente.
Antes de que salgan de casa, muéstrale el dibujo y háblale acerca del lugar al que vana ir. Por
ejemplo, si estás planeando llevarlo al cine, muéstrale el anuncio de la película en el periódico
antes de ir.
Si tu hijo va de forma rutinaria con una niñera, a un servicio de atención en casa o al jardín de
niños, conserva en casa un Libro de Comunicación como una buena idea. Tu y las personas que
cuidan de él, relaten a través de dibujos y notas breves en el Libro de Comunicación las cosas
que hace. Él lleva el libro de un lado a otro y esto les permite comunicarse con él acerca de lo
que ha experimentado cuando no estaban ahí.
dibujo 1: la maestra de tu hijo puede hacer un círculo en los dibujos de lo que hace cada día en
una hoja como esta
Las ayudas visuales pueden ayudar a tu hijo a entender sus sentimientos y los sentimientos
hacia los demás
Todo el tiempo usamos expresiones faciales para expresar nuestros sentimientos. Al reírnos les
dejamos saber a los demás que estamos contentos, nuestra cabeza inclinada hacia abajo indica
que estamos tristes y alzando nuestras voces podemos decir que estamos enojados. Sin
embargo, tu hijo puede perder las pistas de cómo te estás sintiendo. Tal vez no entienda lo que
quieres decir cuando dices que estás “feliz” “triste” o “enojado.” Pero si le muestras dibujos
representando esas emociones, tiene más tiempo para entender de lo que estás hablando.
Etiqueta los dibujos como se los muestras para que aprenda los nombres de los diferentes
sentimientos. También puedes escribir una historia de dibujos acerca de los sentimientos (ver
páginas 247 y 248). Más adelante, tu hijo puede señalar o darte un dibujo para que sepas cómo
se siente.
página 224
Las ayudas visuales pueden mostrarle a tu hijo cómo hacer las cosas independientemente
Cuando tu hijo usa ayudas visuales como los Programas con tarjetas de dibujos, llega a ser
menos dependiente de ti en cuanto a que lo instruyas en cómo hacer las cosas, como lavarse las
manos, cepillarse sus dientes o incluso a tratar con su enfado. Las ayudas visuales también
pueden ayudarlo a organizar su vida para que pueda hacer otras cosas por si mismo. Por
ejemplo, puedes mostrarle dónde poner su ropa, juguetes y libros etiquetando los estantes,
closets y armarios con un dibujo y una palabra. Usando estas etiquetas, tu hijo será capaz de
poner las cosas en su lugar por si mismo y tal vez hasta aprenderá a leer una palabra o dos.
(Para otras ideas acerca de usar las palabras escritas ver capítulo 10 páginas 355 – 360)
Las ayudas visuales pueden mostrarle a tu hijo lo que necesita saber acerca de situaciones
difíciles
Una vez que tu hijo entiende historias simples (normalmente en la etapa del Comunicador
Precoz y de los Compañeros,) puedes escribir Historias Personales especialmente para él. Estas
historias, escritas desde el punto de vista de tu hijo, lo ayudarán a entender lo que la gente
página 225
Las Ayudas visuales pueden darle a tu hijo otra manera de comunicarse mientras su habla se
está desarrollando o pueden recordarle lo que dice cuando está listo para hablar. Las ayudas
visuales:
le dan otras formas para decir alguna cosa empezando con peticiones
Puedes usar un Tablero de Elecciones para animar a tu hijo a iniciar la comunicación por si
mismo. En vez de preguntarle constantemente qué quiere, puedes enseñarlo a iniciar la
comunicación señalando un dibujo en el tablero de elección o darle un dibujo u objeto y después
darte uno a ti. Una vez que tu hijo es interactivo y verbal, los dibujos y las palabras en el tablero
de elección le recordarán preguntarte por las cosas que quiere.
También puedes usar el tablero de elecciones para ayudar a tu hijo a responder sus preguntas.
Cuando le presentas las elecciones en el tablero, puedes preguntarle lo que quiere y esperar a
que responda, señalando el dibujo o diciendo la palabra. Dependiendo de la etapa de tu hijo, le
preguntarás para hacer las elecciones de diferentes formas. Por ejemplo, puedes darle
elecciones mostrando y nombrando las 2 elecciones, (por ejemplo: “¿pan o galleta?”)
preguntando “¿qué quieres?” y esperando a que responda o haciendo una pregunta de si/ no
como “¿quieres queso?”
Las ayudas visuales le dan a tu hijo otras maneras para decir algunas cosas.
Se puede tomar gran tiempo para desarrollar el habla. Mientras tanto, tu hijo necesita aprender
otras formas para comunicarse. Intercambiando un dibujo u objeto por la cosa que quiere o
dibujo: ¡galleta!
página 226
Cada vez que uses ayudas visuales, debes decir exactamente las mismas cosas. Porque de la
repetición, tu hijo puede finalmente empezar a repetir algunas palabras. Pronto los dibujos
pueden ser simplemente señales para que diga las palabras que ha aprendido. Puedes incluso
oírlo hablar por si solo a través de una actividad como ¡mirar los dibujos!
Las rutinas de los Programas con Tarjetas de Dibujos significan darle a tu hijo independencia, ya
que finalmente ni siquiera estarás en el cuarto cuando las use. No obstante, mientras tu hijo
todavía está aprendiendo a usar su Programa con Tarjetas de Dibujos para hacer la rutina,
puedes aprovechar una oportunidad para promover dos formas de comunicación. Por ejemplo,
una vez que se ha puesto sus pantalones en la rutina del vestirse, muéstrale su Programa con
Tarjetas de Dibujos y déjalo que te diga cuál objeto de ropa es el siguiente que necesita. Puedes
decir alguna cosa como “Primero ponte los pantalones, después ponte…” y esperarlo para que
llene el espacio en blanco. Sin embargo, tan pronto como es capaz de hacer una parte de la
rutina por si mismo, deja que los dibujos den todas las instrucciones.
Las tarjetas de señales proporcionan otros recordatorios de lo que tu hijo puede decir. Las
tarjetas de señales son justo lo que te gustaría pensar, -las tarjetas que tienen un dibujo y
palabras u oraciones son señales para que tu hijo diga algo. Las tarjetas de señales que tienen
escrito “yo quiero”, ”yo tengo” y “yo veo” pueden recordarle cómo preguntarte por cosas o hacer
un comentario. Las tarjetas de señales pueden también darle una oración completa que decir
como: “¿qué hiciste hoy?” (informaremos más de las tarjetas de señales cuando hablemos
acerca de los niños en las etapas del Comunicador Precoz y de los Compañeros.)
página 227
coloca las ayudas visuales en los lugares que las vas a usar
dibujo 2: Yo quiero
Tu hijo será capaz de hacer elecciones en el momento preciso que pongas el dibujo de sus
comidas favoritas en la puerta del refrigerador.
Las ayudas visuales no pueden ayudar a tu hijo a menos que las vea cuando las necesite. Así
que colócalas donde tengan sentido. Por ejemplo, pon dibujos del jugo o la leche en la puerta
del refrigerador o dibujos de los juguetes fuera de los armarios de juguetes. Coloca los dibujos
al nivel de sus ojos usando cinta adhesiva o velcro. Para la puerta del refrigerador intenta pegar
los dibujos con imanes.
página 228
Intenta decir la misma cosa todo el tiempo que hablas de un dibujo, pero no digas demasiado.
Usa oraciones claras y simples.
Hay algunas pautas acerca de cuando hablar o cuando no: durante las rutinas de autoayuda,
como cepillarse los dientes y lavarse las manos, describe cada paso mientras tu hijo aprende la
rutina. Después deja que los dibujos ¡hagan más de lo que hablas! Aún puedes usar las rutinas
de autoayuda como una oportunidad para la comunicación, pero no dejes que tu hijo llegue a
ser dependiente de tus instrucciones.
Cuando miras diariamente el Programa con Tarjetas de Dibujos, siempre habla con tu hijo de tus
planes para el día, o al final del día acerca de lo que ha realizado. Puedes hablar acerca de lo
que otros miembros de la familia están haciendo también. Y recuerda que cualquier tiempo es
un buen tiempo para una conversación si tu hijo es capaz de tenerla.
No esperes que tu hijo use las ayudas visuales tan pronto como las sacas. Necesitas llamar su
atención hacia los dibujos ajustándolos a su vista y señalándolos con el dedo firme cuando
hablas acerca de ellos. También puedes guiar su mano para tocar o señalar los dibujos.
Si estás usando dibujos para ayudar a tu hijo a hacer una actividad o rutina, necesitas señalar
un dibujo específico cada vez que des un paso de la actividad. Por ejemplo, si usas el programa
del tiempo de baño, señala el dibujo del primer paso en la rutina, el cual puede ser abrir la
regadera. Después de que la hayas abierto, dirige su atención al dibujo ilustrando el segundo
paso de la rutina y así hasta que hayas completado todos los pasos.
página 229
dibujo 1: El dibujo de las galletas está a la altura de los ojos de tu hijo, no de los adultos.
página 230
La siguiente sección te da sugerencias de cómo usar las ayudas visuales para los niños en las
cuatro etapas. Si tu hijo está interesado en los dibujos, puede estar listo para alguna de las
sugerencias que te damos para él en una etapa más avanzada.
En esta etapa, lo mejor es usar objetos reales, fotografías realistas y etiquetas de comida y
paquetes de juguetes. Estas ayudas visuales pueden ayudarlo a entender lo que dices y darle
una forma para expresarse por si mismo.
Usa objetos reales para ayudar a tu hijo a tener sentido lo que va a pasar. Puedes mostrarle
objetos como una jarra de jugo, sus pijamas o un libro para ayudarlo a anticipar lo que va a
pasar. Muéstrale un objeto que pueda asociar con una rutina o actividad – la caja de cereal
antes del desayuno o su patito de goma antes del baño. Algunas veces puedes usar un objeto
específico para representar una actividad, para que todo el tiempo que tu hijo vea que un
objeto, lo pueda asociar con un evento específico. Por ejemplo, si sacas la misma taza vacía
todo el tiempo y dices “jugo” tu hijo puede empezar a conectar la taza específica con conseguir
una bebida de jugo. Puedes usar diferentes objetos para representar otras actividades: una
cuchara especial para indicar que es la hora de la comida, un jabón para destacar que es la hora
del baño o las llaves del coche para que sepa que es hora de un paseo en coche. Finalmente,
puede darte uno de estos objetos por si mismo para pedirte hacer alguna cosa.
dibujo: Cada vez que la mamá de Bruno lo lleva en el coche, le muestra las llaves y
dice:“¡vamos!” después, un día Bruno le trae sus llaves y dice: “¡vamos!”
“¡vamos!”
Utiliza los casilleros de objetos para ayudar a tu hijo a entender lo que va a pasar.
Una vez que tu hijo puede concentrarse en los objetos, haz un casillero de objetos con cuatro o
cinco objetos para ayudarlo a entender lo que va a hacer en diferentes momentos del día, es
decir, en la mañana o antes de irse a la cama en la noche. Muéstrale el objeto que representa la
actividad y dile lo que va a pasar. Por ejemplo, antes de ayudarlo a vestirse, muéstrale la
camisa en miniatura y dile “a vestirse” Deja a tu hijo manejar el objeto si puede hacerlo sin
distraerse demasiado. Incluso puede tomar el objeto donde la actividad tiene lugar. Cuando ha
completado la actividad ayúdalo a poner el objeto en el recipiente de “se acabó”
dibujo: ¡Desayuno!
A Paola le gusta tomar la taza de su casillero de objetos para llevarlo a la mesa donde tiene el
desayuno.
página 232
Utiliza objetos reales para señalarle a tu hijo lo que debe hacer después
Algunas veces tu hijo no quiere dejar una actividad por otra porque no sabe lo que le espera
después. Pero si le das un objeto que pueda asociar con la siguiente actividad, será capaz de
cambiar una actividad por otra cosa más fácil. Por ejemplo, dale una pelota antes de salir o un
audio casete para jugar en el coche antes de irse del parque. Esta estrategia puede ser muy útil
en el jardín de niños, donde tu hijo quizá no quiera dejar una actividad porque la está
disfrutando por si mismo. Si el maestro le da algo que pueda recordarle acerca de cuanto le
gusta otra actividad como un pincel antes de guiarlo al caballete, tendrá menos problemas para
empezar algo nuevo.
Introduce algunas fotografías grandes y etiquetas de paquetes para ayudar a tu hijo a entender
qué elecciones tiene
Cuando tu hijo se acerque al lugar donde está guardado el objeto motivante, señala el dibujo y
di su nombre. Si está interesado en el dibujo, intenta tomar su mano y guiarlo a tocar el dibujo
mientras dices la palabra. Después, dale el objeto mostrado en el dibujo.
Cuando empiezas ofreciendo elecciones, ofrece algunas cosas que sepas que a tu hijo le gustan
y algunas en las que no esté interesado. Agarra las dos cosas para que escoja entre ellas. Quizá
tengas que moverte para que logres que tu hijo vea las elecciones. Él no te enviará un mensaje
directamente, pero puede alcanzar o mirar una cosa. Trata este alcance o mirada como si
hubiera hecho la elección. Rápidamente ayúdalo a tocar el objeto que escoge y después dáselo.
Esta técnica es exactamente como un intercambio de dibujos, pero en vez de dibujos, tu hijo te
da objetos de intercambio por lo que quiere. Necesitarás una tercera persona para enseñar el
objeto intercambiado.
página 233
Aquí está como se trabaja. Primero, asegúrate que tu hijo quiere el objeto por el que le vas a
enseñar a pedir. Por ejemplo, después de que ha comido un alimento salado, dale un poco de
jugo porque probablemente estará sediento. Siéntate en la mesa del lado contrario a tu hijo.
Déjalo ver la jarra del jugo en la mesa pero no dejes que se sirva. Si continúa queriéndola
agarrar, sostenla. Pon la jarra en frente de él, extiende tu mano abierta y ten a otra persona
para que guíe su mano, levante la taza y te la dé. Tan pronto como te la de, actúa como si
hubiera preguntado por otra bebida. Dilo “como él lo haría, si pudiera”: !jugo!. Al mismo tiempo
dale su bebida en la taza. Puede llevarte muchos intentos antes de que te des una idea de lo
que se supone que quiere hacer, así que no hay que desanimarse. Inténtalo otra vez más tarde
o al día siguiente. Cuando tu hijo empieza a darte la taza constantemente para pedirte jugo, pon
“lo que te pide” –la taza- donde pueda verla y alcanzarla, quizá en el bolsillo transparente o en
la bolsa de zapatos colgada. Después puedes pegar el objeto del dibujo para ayudarlo a hacer la
dibujo: ¡jugo!
página 234
En esta etapa, usa objetos y dibujos reales, como (“7x12cm.” o más grandes) fotografías
grandes de colores o corta dibujos de las cajas o paquetes de cereales, botanas o juguetes.
Usa el Tablero Primero/ Después para ayudar a tu hijo a entender lo que va a pasar para él
(dentro de la próxima hora)
En esta etapa puedes hacer un Tablero de Primero/ Después usando objetos o dibujos. Para
hacer las cuestiones más sencillas, hablaremos del tablero primero/ después usando dibujos.
Para hacer uno, encuentra dos dibujos para representar lo que tu hijo va a hacer en un lapso
corto de tiempo. Por ejemplo, un dibujo puede ser de un juguete, como un rompecabezas con el
que va a jugar, y el otro puede ser un dibujo de algo que le guste jugar después. Pega los dos
dibujos vertical u horizontalmente en el tablero. Así como le muestras los dibujos, ayúdalo a
tocar cada uno tal como se los explicas. “Primero el rompecabezas, después las uvas.” Saca el
máximo partido de la segunda actividad en el tablero para que tu hijo tenga algo que esperar.
Elige un rompecabezas fácil con pocas piezas o ten un rompecabezas casi terminado. Deja que
se lleve el dibujo (o el objeto miniatura) para la primera actividad y una vez que haya terminado
de jugar, ayúdalo a que regrese el dibujo u objeto al recipiente de “se acabó.” Después
muéstrale el dibujo de las uvas otra vez diciendo “uvas.” Ayúdalo a tocar el dibujo cuando digas
la palabra, y después dale su premio.
Este es un tablero de Primero/ después hecho de dibujos. Podrías mostrarle a tu hijo la misma
cosa usando objetos - una pieza del rompecabezas o uvas de juguete.
Usa Programas con Tarjetas de Dibujos por más tiempo cuando tu hijo esté listo
Una vez que tu hijo entiende cómo trabajar con el tablero de primero/ después agrega uno o
dos dibujos u objetos para ayudarlo a entender lo que va a hacer por un largo periodo de
tiempo. Tu hijo incluso puede estar listo para un Programa con Tarjetas de Dibujos mostrándole
los pasos de una rutina, como vestirse o lavarse las manos. (ver capítulo 8, página 274 para los
usos de las secuencias o programas con tarjetas de dibujos en las rutinas)
página 235
Aquí esta otro consejo: cuando enseñas un intercambio de dibujo, asegúrate que tu hijo tenga
mucha práctica intercambiando dibujos para ofrecer los premios poco a poco. Si le gustan las
dibujo 1: si tienes fotos de personas y lugares familiares, puedes preparar a tu hijo para
visitarlos
dibujo 2: ¡Galleta!
La mamá de Alberto lo ayuda físicamente para que le de a su papá un dibujo antes de que
aprenda a hacerlo por si mismo.
página 236
Usa un Tablero de Selección para ayudar a tu hijo a responder cuando le preguntas lo que
quiere
Tu hijo puede usar un Tablero de Selección para iniciar y responder a la vez. Cuando él inicia,
escoge un dibujo u objeto por si mismo y cuando responde escoge un dibujo u objeto en
respuesta a una pregunta. Cuando le ofreces una elección, puede responder alcanzando o
tocando uno de los objetos. Si no lo hace por si mismo, guía su mano para sacar el objeto o
dibujo que pienses que le gustaría escoger y después dale su elección inmediatamente.
Probablemente tu hijo todavía está muy atraído por las fotografías, la rotulación en etiquetas y
en dibujos de colores muy realistas. En esta etapa, si tu hijo usa varios dibujos, probablemente
sea más práctico empezar usando dibujos que sean aproximadamente de “5 x 5 cm.”
Conforme se incrementa la habilidad de tu hijo para entender los dibujos, haz el número de
elecciones disponibles en el tablero de selección. Él está haciendo más elecciones y usando
principalmente el tablero para decirte lo que quiere o dándote dibujos, diciendo una palabra o
señalando.
dibujo: La mamá de Blanca deja que vea que no hay más galletas en la caja, de esta forma,
Blanca entiende que esto no es una elección.
página 237
Si tu hijo tiene algún problema de conducta como morder o pegar, también puedes usar el signo
de No para mostrarle que esas acciones son inaceptables. Primero haz dibujos mostrando “no
patear”, “no morder” o “no gritar.” Después haz dibujos mostrándole lo que puede hacer.
Describe lo que los dibujos significan en oraciones simples y cortas y dale alguna ayuda física
que necesite para seguir las instrucciones hasta que pueda hacerlo por si mismo.
Usa Secuencias o Programas con Tarjetas de dibujos para ayudar a tu hijo a entender los
acontecimientos de su día y los pasos en una rutina difícil
Si tu hijo no tiene experiencia precisa con las secuencias o programas de dibujos, empieza con
el tablero de primero/ después y úsalo de la misma forma como se describió para los niños en la
etapa de las Peticiones (ver página 234.) No pasará mucho tiempo antes de que puedas agregar
más actividades al tablero para mostrarle lo que va a hacer durante todo el día.
dibujo:
página 238
Cuando los dibujos muestran los pasos de una rutina difícil, tu hijo puede usar los dibujos más
fácilmente si cada dibujo es colocado en el lugar exacto donde realiza el paso en su vida real.
Por ejemplo, en la rutina de lavarse las manos, pon el dibujo del jabón encima del jabón real, el
dibujo de las manos secas al lado de la toalla y el dibujo del agua al lado del grifo. Conforme tu
hijo progrese puedes poner todos los dibujos en un solo tablero de dibujos. Algunos niños no
tienen dificultad para completar una oración y después regresan al tablero para ver cuál es el
paso siguiente. Una vez más, necesitarás experimentar para ver lo que es correcto para tu hijo.
Agrega un lugar de “se acabó” en las Secuencias o Programas con Tarjetas de Dibujos para
ayudar a tu hijo a entender el pasado.
Cada vez que tu hijo termina una actividad en su tablero, anímalo a poner el dibujo de la acción
que terminó en el casillero de objetos o en el bolsillo especial (como un sobre de carta.) Di el
nombre de la acción y “se acabó” (ejemplo: “se acabó el baño.”) Quizá necesite que le ayudes
para aprender cómo hacerlo.
Utiliza ayudas visuales para mostrarle a tu hijo lo que necesita para saber acerca de situaciones
difíciles.
Escribe una Historia Personal corta para tu hijo. Estas historias son escritas especialmente para
ayudarlo a aprender lo que dice y hace en diferentes situaciones. Si sigues estas pautas puedes
escribir Historias Personales acerca de alguna cosa que quieras para ayudarlo a entender o a
hacer cosas.
página 239
Aquí está un ejemplo de una Historia Personal que dice a un Comunicador Precoz lo que pasa
cuando viene a su casa una visita.
Mi nombre es Marco
Ellos no se escapan
* Adaptado de C.Gray “Teaching Children with Autism to ‘Read’ Social Situations” (“Enseñando a
los niños con autismo a ‘leer’ situaciones sociales.”) En Teaching Children with Autism, editado
by K. Quill. Albany: Delmar, 1995. (En Enseñando niños con autismo)
página 240
Este es el baño
En esta etapa, los dibujos no sólo pueden ayudar a tu hijo a hacer peticiones, sino también a
preguntar y a contestar preguntas o comentar algunas cosas.
Utiliza tarjetas de señales para ayudar a tu hijo a hacer oraciones. Con las tarjetas de
señales, puedes ayudar a tu hijo a avanzar para que se comunique con un dibujo sencillo
durante el intercambio de dibujos para hacer una “oración” corta. Escribe las palabras “yo
quiero” en una tarjeta de señal y muéstrale cómo poner el dibujo en el objeto que quiere.
Después intercámbiale la “oración” por lo que quiere. Si tu hijo “repite”, usa esta
oportunidad para ayudarlo a decir la oración después de que la hace. Tan pronto como te dé
página 241
Utiliza las tarjetas de señales para ayudar a tu hijo a comunicarse por razones más allá de
solicitarlas – como es contestando preguntas y haciendo comentarios. Por ejemplo, si estás
jugando un juego con tu hijo y quieres que te diga de quién es el turno, haz tarjetas de “tu
turno/ mi turno.” Estas son simplemente dos tarjetas en las cuales escribes las palabras para
indicar lo que puede decir cuando es su turno (por ejemplo, “turno de Sergio.”) y cuando es
tu turno (“turno de mami”.) Pon otros letreros de frases que usas frecuentemente en las
tarjetas de señales, como son: “Yo tengo”, “yo veo”, “yo voy a” y “¿qué es esto?” y
muéstraselas cuando las necesite.
dibujo: Las tarjetas de señales en el refrigerador, quizá le recuerden a tu hijo cómo pedir una
botana.
Para usar las tarjetas de señales, levanta la tarjeta o señálala cuando esperas que tu hijo hable.
Al principio proporciona todo un modelo verbal si es necesario, diciendo todas las cosas que
están escritas en la tarjeta de señales y también tomando el turno de tu hijo llenando en el
espacio en blanco. Por ejemplo, si la tarjeta de señales dice: “yo veo”, di “yo veo” y señala hacia
algo como una pelota, completando la oración diciendo “pelota.” Después dale los modelos
completos varias veces, dale un modelo parcial, diciendo sólo, “yo veo...” y déjalo llenar el
espacio en blanco. Cuando sientas que está listo, sólo di “yo...” y déjalo llenar más espacios en
blanco. Tu meta es que la tarjeta de señal le recuerde finalmente que es su turno para decir
algo sin necesidad de que hagas o digas alguna cosa.
Esto ayuda para tener algunas tarjetas de señales permanentes en lugares específicos. Por
ejemplo, en la mesa de la comida, haz una tarjeta de señal para recordarle a tu hijo pedirte una
segunda ayuda (por ejemplo, “yo quiero más”) y otra para decirte que ha tenido suficiente (por
ejemplo, “se acabó.”)
dibujo: Yo...
quiero más
Las tarjetas de señales con frases comunes pueden recordarle a tu hijo lo que dices a la hora de
la comida.
Utiliza las tarjetas de señales para ayudar a tu hijo a entender y hablar acerca de sus
sentimientos. Los niños experimentan felicidad, tristeza, cólera, miedo y excitación justo
como los demás niños, pero tal vez tenga dificultad para entender “las palabras de
sentimientos.” No obstante, probablemente ya lo has ayudado a entender mucho más acerca
de los sentimientos de lo que crees. Por ejemplo, cuando te da un abrazo, puedes sonreir y
decir, “esto hace feliz a mami.” O cuando se sube al refrigerador puedes decir con voz firme,
“bájate de ahí, mami está enojada.” En estos ejemplos, tu lenguaje corporal, tono de voz y
expresiones faciales lo ayudan a entender cómo te sientes, pero también puede necesitar
alguna ayuda extra.
dibujo: Empieza con dibujos de las primeras palabras más sencillas y comunes de los
sentimientos
Pon cada dibujo en su propia tarjeta de señales. Cuando quieres identificar una emoción de tu
hijo, di la palabra y guía su mano para tocar la tarjeta de señales con el dibujo de la misma
emoción. Siempre debes darle un ejemplo de lo que está sintiendo de cierta forma. Por ejemplo,
en vez de decir simplemente, “Sergio está triste,” muestra y dile qué lo ha puesto triste – por
ejemplo, “ la llanta está rota. Sergio está triste!. El mejor tiempo para identificar emociones con
una tarjeta de señales es cuando tu hijo está experimentándolas. Mira cómo la mamá de Sergio
sigue su conducta.
A Sergio le encantan las paletas de hielo, especialmente las moradas, y se emociona mucho
cuando su mamá saca una del congelador. Cada vez que su mamá le da una dice, “a Sergio le
encantan las paletas de hielo. Sergio está feliz.” Después ella toma la mano de Sergio y toca la
tarjeta de señales con la cara feliz en ella, repitiendo la palabra “feliz.” Ella hace esto varias
veces cuando Sergio es realmente feliz. Un día, su mamá le da a Sergio su paleta de hielo y
espera. Sergio agarra su mano y hace que toque su tarjeta de señales. Tan pronto como la toca,
él dice: ¡Sergio es feliz!
página 243
En esta etapa tu hijo puede ser capaz de usar toda clase de dibujos y hasta tener información de
las palabras escritas. Si está usando muchas de las ayudas visuales, será más práctico que use
dibujos más pequeños (5 X 5 cm.) Tu hijo también está llegando a ser más independiente. En
Usa secuencias o programas con tarjetas de dibujos para ayudar a tu hijo a entender los
acontecimientos de su día, semana y mes
Hay muchas maneras de usar las ayudas visuales en esta etapa. Muchas secuencias diferentes
de los dibujos pueden mostrarle a tu hijo qué hacer durante el día, la semana y el mes. Incluso
el concepto de tiempo lo puedes expresar a través de dibujos.
Una secuencia que le muestre a tu hijo su día entero le da a conocer qué esperar y puede ser
exactamente útil si él es renuente a hacer algunas cosas.
Cada Jueves, la abuela de Rodrigo lo cuida mientras su mamá va al trabajo. Cuando llega a casa
de la abuela, Rodrigo se niega para salir del coche y llora. A él le gusta su abuela, pero no le
gusta cuando su mamá lo deja.
página 244
La secuencia o programa del día para Sebastián puede ser como lo siguiente: “primero,
Sebastián va a casa de su abuela, segundo Sebastián va a desayunar, tercero Sebastián va a
ver un video, cuarto Sebastián va a beber algo, por último papi va a recoger a Sebastián y lo
lleva a casa.” Esta secuencia puede no resolver todo el problema, pero le recordará a Sebastián
que le espera un tiempo divertido en casa de la abuela y que su papá siempre lo recogerá al
final del día.
El día se puede partir también en pequeñas secuencias. Una secuencia en la mañana puede
incluir “vamos al cuarto de lavado, quitamos la pijama, tomamos el desayuno y lavamos los
dientes.” Si tu hijo tiene problemas para vestirse por si mismo, puedes usar un tablero de
dibujos que le muestre cada paso de la rutina – por ejemplo, “ponte la ropa interior, ponte la
camiseta, ponte el pantalón, ponte los calcetines.”
Las secuencias o programas con tarjetas de dibujos pueden ayudar específicamente a tu hijo en
el salón de preescolar. Si puede consultar su libro en el tablero, podrá saber exactamente qué
hacer sin necesidad de la ayuda de su maestra.
dibujo: estas tarjetas de dibujos permiten que Sebastián vea que papi lo llevará a casa al final
del día.
El tiempo es muy abstracto, así que tu hijo necesita concretar ejemplos de lo que pasa en
ciertos tiempos del día para entender cómo trabajar. Por ejemplo, puedes poner un dibujo del
desayuno al lado de las “8:30 a.m.” Si tu hijo se está anticipando a un evento que vendrá, como
una película o un paseo al zoológico, muéstrale “cuántas veces tendrá que dormir” antes del
gran día.
dibujo: este calendario le dice a tu hijo que hay tres días de dormir antes de visitar el zoológico.
página 245
Usa las ayudas visuales para ayudar a tu hijo a entender situaciones difíciles
Las historias personales descritas para la etapa del Comunicador Precoz en las páginas 239 y
240, las puedes usar para cualquier situación en la que tu hijo necesite alguna sugerencia
acerca de qué hacer o decir. Piensa en algo que es difícil para él, haz referencia de las pautas de
sugerencias y escribe la historia.
Usa las ayudas visuales para mostrarle a tu hijo cómo crear algo
Las ayudas visuales pueden mostrarle a tu hijo cómo construir o hacer alguna cosa, desde una
torre hasta un chocolate de leche. Sólo escribe las indicaciones con palabras y dibujos. Después
ayúdalo a seguirlas. (para seguir más indicaciones visuales, ver el capítulo 8, páginas 283-287.)
Tu hijo puede ser muy bueno comunicando las cosas que ve, pero no puede ver las cosas que ha
hecho al principio del día. Así que puedes ayudarlo para que se acuerde de su experiencia
pasada recordándole cosas específicas y haciéndole preguntas. Sin embargo, si haces preguntas
y preguntas – por ejemplo, “¿qué viste en el zoológico? ¿con quién fuiste al zoológico? ¿te gustó
el zoológico?” – rápidamente tu conversación puede convertirse en un interrogatorio.
Los diarios de dibujos y los libros de comunicación pueden recordarle a tu hijo qué decirte sin
tener que hacerle muchas preguntas. Así como miras los dibujos, puedes comentar lo que ves.
Aquí hay un diario de dibujos de un viaje a la granja:
yo vi cerdos yo vi un perro
página 246
La mamá de Amanda le deja conocer a su maestra que Amanda compró algunas flores con su
papá.
Si tu hijo asiste a preescolar, alienta a su maestra a enviar a casa un libro de comunicación con
algunos dibujos de lo que hace cada día en la escuela y una pequeña nota describiendo los
dibujos. Si la maestra cumple esta anotación diaria, tendrás algo de qué hablar con tu hijo. –
por ejemplo, “Hoy jugaste con Adriana, ¿qué hiciste?”
Después puedes poner algún dibujo de las cosas que tu hijo hace en casa en el libro de
comunicación y él puede llevarlo a la escuela al día siguiente para mostrárselo a su maestra.
Haz del libro de comunicación, parte de su secuencia o programa de dibujos, tal vez llamándolo
“hora de platicar” para que ambos tengan una oportunidad de discutir sus actividades.
dibujo: Encerrando en un círculo un dibujo en una fotocopia como esta, es una forma rápida
para que la maestra de tu hijo relate su día.
¡Adriana es mi amiga!
Si la maestra de tu hijo envía a casa un relato de qué y con quién jugó, conocerás justo lo que
platicas con él.
página 247
Usa las ayudas visuales para ayudar a tu hijo a entender y hablar acerca de los sentimientos
En esta etapa, tu hijo está teniendo idea de lo que las palabras “feliz”, “triste” y “enojado”
significan. También puedes agregar “espantado” o “asustado” a la lista de palabras de
sentimientos. Usa las tarjetas de señales de sentimientos para identificar las emociones de cómo
tu hijo las experimenta (ver página 242.) Otra forma para ayudarlo a entender los sentimientos
es crear un libro feliz, un libro triste, un libro enojado y un libro espantado con dibujos de
algunas cosas que lo hacen sentir de esas formas y sugerencias de qué hacer cuando siente
“tristeza” o “enojo.” * (Para más información de hacer libros para tu hijo, revisa el capítulo 10.)
dibujo derecha:
Me siento feliz
*Adaptado de S.Freeman and L. Duke, Teach me Lauguage. Langly, Bc: SKF Books,1996.
(Enséñame Lenguaje.)
dibujo:
Me siento triste
Cuando estoy triste me siento mal. Cuando estoy triste no me siento feliz
Cuando me siento triste y lloro, mami o papi me dan un abrazo. Me siento mejor
página 249
También las ayudas visuales pueden ser geniales para resolver problemas. Piensa en un
problema que tu hijo tenga, saca una pluma y papel y soluciona el problema visualmente. Mira
lo que la mamá de Alejandra hace cuando Alejandra tiene un problema.
A Alejandra le encanta su sudadera con corazones rosas. Un día, ella y su mamá están pintando
y Alejandra salpica de pintura morada su sudadera, Alejandra se molestó mucho y empezó a
llorar. Su mamá decide trabajar el problema para ayudar a Alejandra por medio de ayudas
visuales. Aquí está cómo presenta el problema a Alejandra y después lo soluciona visualmente.
*
dibujo:
página 250
Si usas las ayudas visuales para resolver un problema con tu hijo, prepáralo para la posibilidad
de que la solución no pueda trabajarse. Por ejemplo, en el caso de la sudadera de Alejandra, es
posible que la pintura no se pueda desmanchar. La mama de Alejandra podrá sugerir un plan de
apoyo.
dibujo:
página 251
Usa las tarjetas de señales para explicar cómo usar las palabras difíciles
Tu hijo puede necesitar una enseñanza más específica para entender y usar ciertas palabras. Por
ejemplo, tu le puedes explicar cómo hacer y contestar preguntas que empiezan con “¿qué?”,
“¿quién?”, “¿dónde?” y “¿cuándo?” por medio de dibujos y hasta algunas palabras escritas
también. Prepara tarjetas con las palabras “qué”, “quién”, “donde” y “cuando” en la parte de
arriba. Debajo de las palabras, pega o dibuja algunos dibujos que ilustren las clases de
respuestas que esas preguntas requieren. Como puedes ver en las ilustraciones, las preguntas
del “que” son contestadas con el nombre de un objeto, “dónde” con el nombre de un lugar,
“quién” con el nombre de una persona y “cuando” con el tiempo del día. Explícale las tarjetas,
dándole instrucciones: “contesta las preguntas que empiezan con “que” con el nombre de una
cosa” y así sucesivamente. Además, dale algunos ejemplos en las tarjetas. Ten las tarjetas
disponibles fácilmente para que si tu hijo tiene dificultades en contestar una pregunta, puedas
señalar la tarjeta apropiada para recordarle la respuesta correcta.
dibujo:
¿dónde?
¿quién?
¿cuándo?
23 página 252
También las tarjetas de señales pueden darle a tu hijo algunos recordatorios de cómo empezar y
estar en las conversaciones. Por ejemplo, una tarjeta puede recordarle cómo decir: “Hola ¿cómo
estás?” Si estás hablando de planes para un acontecimiento próximo, puedes hacer una tarjeta
de señales que le ayude a hablar acerca de sus planes. Por ejemplo: “La próxima semana yo
haré….”
Si la comprensión de tu hijo es buena. Una tarjeta de señales puede ayudarle a recordar las
reglas de conversación dándole instrucciones como “espera para una respuesta.” Una tarjeta de
señales también puede recordarle lo que debe decir en un juego. Por ejemplo, puedes poner
oraciones como: “es mi turno” o “me gusta este juego” en las tarjetas de señales, así como: ¡no
hagas trampa! o ¡yo gané! Coloca las tarjetas de señales en un tablero de juegos o en la pared
donde pueda verlas. O bien, ponlas frente a él para recordarle qué decir.
las tarjetas de señales pueden ayudar a tu hijo a recordar algunas de las reglas de conversación
Si tu hijo aprende visualmente, probablemente le guste ver la TV y los videos. Al principio, ver la
tele puede ser como una actividad pasiva que permite pocas oportunidades para que se
comunique. Pero puedes convertir ver la TV en una experiencia interactiva, haciendo algunas
adaptaciones a la forma en que la ves.
25 página 253
A la mayoría de los niños les gusta ver los mismos videos una y otra vez. Cuando tu hijo llegue
a familiarizarse muy bien con un video, puede empezar a anticipar sus partes favoritas. Utiliza la
pausa antes de alguna de esas partes y concentra su atención en lo que va a pasar. Por
ejemplo, en el video “Pupi va al Parque.” Justo cuando Pupi baja la resbaladilla, el narrador dice
“¡Guao!” Pon pausa al video antes de que Pupi baje la resbaladilla y di, “Pupi va a bajar por la
resbaladilla.” Espera y mira expectante y después realiza una pausa y di “Guao” con la misma
voz del video. La próxima vez, tu hijo tal vez tomará tu señal y dirá, “¡Guao!”antes de que lo
hagas tu.
dibujo 2: “¡Guao!”
después tiene la oportunidad de usarla en la vida real
26 página 254
27 Sé interactivo
Si los personajes en el video están cantando o bailando, ¡levántate y canta y baila con tu hijo!
Trata de tener algunos objetos idénticos a los que aparecen en el video, por ejemplo si un
personaje de la TV llena una cubeta de agua, ten un cubeta lista para tu hijo. Si no tienes los
objetos reales, haz gestos o actúa lo que están haciendo los personajes.
Si tu hijo va a preescolar o a una guardería, pide permiso para grabar una clase de canto o
comiendo botanas. O bien, encuentra algunos primos o amigos y parientes y haz tu propia
película acerca de lo que tu hijo puede decir cuando conoce algo nuevo o quiere una segunda
ayuda en la cena. Tu película no tendrá que ser “nominada para el Oscar” pero viendo las
actividades que hacen otros niños, tu hijo aprenderá más acerca de lo que puede decir o hacer.
Recuerda escribir un guión conveniente para la etapa de comunicación en la que esté tu hijo.
Generalmente usa frases cortas y sencillas que pueda captar, e incluir frases comunes y
lenguaje social como: “vamos a jugar” o “te veo más tarde.” Los niños en la Etapa de los
Compañeros pueden hacer el papel del vídeo después de verlo.
Muchos libros para los niños vienen acompañados de videos. Para un niño que no muestra
interés por los libros, esta puede ser una forma de captar su atención.
31 Utiliza los videos y la TV para desarrollar los pensamientos de tu hijo acerca de sus
sentimientos, del futuro y del pasado
Si tu hijo está en la etapa de los Compañeros puedes usar lo que está pasando en los videos
para ayudarlo a entender y hablar de sus sentimientos. Después de una escena de miedo,
describe cómo te sientes. La próxima vez, para el video antes de la escena y prevén a tu hijo de
lo que vendrá – “¡viene el monstruo, estoy asustado!” Habla al respecto y anímalo a hablar
acerca de lo que los personajes del video están sintiendo. También habla acerca de las cosas
que hacen que tu y tu hijo se rían. Si no entiende el significado, puedes poner pausa en ciertos
dibujo: tu hijo puede disfrutar mirando el libro después de ver el video con el mismo título
Usa los créditos y los comerciales para desarrollar el interés de tu hijo en las palabras escritas
señalando algunas palabras y explicándolas para que pueda entenderlas. Si tu hijo muestra
mucho interés en los créditos, considera obtener los subtítulos como una opción para tu TV. Tu
hijo será hábil para ver y oír lo que la gente está diciendo.
32
33 página 255
Así como la TV, las computadoras pueden contribuir al aprendizaje de tu hijo porque presentan
información visual y son divertidas para usarlas. Además, las computadoras le dan la
oportunidad de repetir para practicar las mismas palabras y conceptos una y otra vez. Muchos
programas para la computadora le enseñan vocabulario a los niños y les brindan la oportunidad
de escuchar y seguir instrucciones. Si tu hijo está aprendiendo vocabulario nuevo de la
computadora, asegúrate que tenga la oportunidad de usar esas palabras en la vida real. Si ya ha
estado identificando nombres de alimentos en la computadora. Sírvele algo de esos alimentos o
ve a comprarlos.
Aunque tu hijo puede aprender mucho de las computadoras, piensa que ello no reemplaza la
interacción con la gente. Por lo tanto trata de estar con tu hijo parte del tiempo que juega en la
computadora. Busca programas que sean interactivos, como juegos que puedan alternar turnos.
Si tu hijo es un lector precoz, intenta tener pequeñas conversaciones en la computadora que le
ayuden a aprender algún lenguaje social. Por ejemplo, escribe “Hola ¿cómo estás? y muéstrale
una hoja impresa de la respuesta, “estoy bien ¿y tu? Luego ayúdale a escribir esa respuesta.
Después escribe ¿cuantos años tienes? y muéstrale otra hoja que diga “tengo 5 años.” A medida
que mejora sus habilidades en la computadora, necesitará menos ayuda de ti para escribir sus
respuestas.
34 página 256
34.1
34.2 Sumario
Capítulo 8
Piensa en todas las cosas que tu y tu hijo hacen en la mañana. Primero se levantan, después
toman su desayuno y el gato también necesita su comida. En seguida tu hijo necesita lavarse los
dientes, bañarse y vestirse. Después hay que lavar los trastes del desayuno, y quizá haya una
pizca de enfado porque hay que ir a trabajar o manejar a la guardería. Todo esto y ¡aún no son
las nueve en punto!
35 página 258
En este capítulo veremos que las formas en que haces las actividades todos los días con tu hijo
– tus rutinas diarias – pueden incrementar su comprensión de lo que haces y dices y cómo las
Ayudas Visuales pueden contribuir a esa comprensión. Veremos también que cuando usas
R.O.C.K. te darás cuenta cómo las rutinas diarias llegan a ser como los Juegos Infantiles con
Adultos: actividades estructuradas en la que ambos tienen oportunidades para tomar turnos e
interactuar.
El primer paso de cada rutina es anunciarla diciendo el nombre y haciendo algo específico
asociado a ello, como mostrarle a tu hijo la pijama antes de ir a la cama. Si empiezas las rutinas
con nombres o etiquetas específicas, tu hijo asociará esas palabras con la rutina: “hora del
baño” para bañarse u “hora de limpiar los dientes” para que se los cepille. Es importante que
seas consistente en lo que dices y haces. Por ejemplo: si dices: “vamos a comer” un día y otro
“hora de comer” tu hijo no aprenderá a asociar las palabras específicas con la hora de comer.
Así que decide qué etiquetas vas a poner en sus rutinas para pegarle sus nombres. Si escribes o
pegas el nombre de la rutina en la parte de arriba del programa o secuencia, puede recordarte
que seas consistente. También empieza tus rutinas con la misma acción siempre. Por ejemplo, si
le estás diciendo a tu hijo que es hora de comer, puedes poner tu mano en la boca como si
estuvieras comiendo o levantar el plato. Quizá también quieras cantar una canción especial al
principio de la rutina para ayudarlo a entender lo que va a pasar. No hay un camino correcto o
dibujo: si escribes o pegas el nombre de la rutina cerca del dibujo, es más probable que uses las
mismas palabras todos los días.
36 página 259
El segundo paso de muchas rutinas es esperar que tu hijo venga a ti para que la puedan hacer
juntos. Algunos niños vienen por si mismos, mientras que otros no vienen a menos que lo
llames diciendo: ¡ven aquí!. Para conseguir que tu hijo responda a “ven aquí” usa las reglas del
ayudante descrito en el capítulo 1. Llama a tu hijo por su nombre y dile “ven aquí” una vez.
Después espera. Si no responde llámalo otra vez, guiándolo físicamente al lugar de la rutina.
Además de “ven aquí” las rutinas diarias proporcionan oportunidades ideales para que tu hijo
aprenda a seguir otras instrucciones simples en una forma natural y significativa. Por ejemplo,
algunas rutinas como la hora de la comida empieza cuando se sienta a la mesa, de modo que en
estas rutinas puedes conseguir mucha práctica respondiendo a la orden o instrucción de
“siéntate.”
Con los Juegos Infantiles con Adultos, haces las acciones de la rutina de la misma forma y orden
cada vez que las llevas a cabo hasta que tu hijo está muy familiarizado con ellas. Conserva lo
que dices de manera sencilla y consistente. Recuerda: “decir menos y enfatizarlo, ir lento y
mostrarlo.” Con práctica tu hijo empezará a entender cómo se trabaja la rutina y participará en
ella de acuerdo a su nivel y a su habilidad. Una vez que puede seguir la rutina sin tu ayuda,
puedes variarla introduciendo algo nuevo. Por ejemplo, puedes ofrecerle una elección o hacer
algo inesperado.
Así como las rutinas necesitan inicios también necesitan finales claros. Siempre realiza el final
con el signo diciendo: “se terminó” o “se acabó” y después coloca el dibujo de cualquier rutina o
parte de la rutina que han completado en el recipiente de “se acabó.” Quizá quieras agregar
“dame un abrazo,” “dame un beso” o “dame esos cinco” (chocando tu palma de la mano con la
de tu hijo) como un paso final de la rutina. Además, puedes desarrollar otros rituales para
ayudarlo a entender que la rutina se terminó. Por ejemplo, deja que sepa que ha oído la última
parte de la historia antes de la hora de acostarse, diciéndole: “fin y ahora a la cama.” O bien,
puedes cantar una canción específica o apagar las luces del corredor antes de apagar las luces
de su cuarto. No importa lo que haces, asegúrate que lo haces siempre de la misma forma.
dibujo: Si terminas las rutinas haciendo el signo de “se acabó,” tu hijo verá que la actividad
finalizó.
39 página 260
Lo bello de las rutinas es que están divididas en pequeños pasos. Cada uno de estos pasos le
dan a tu hijo la oportunidad de tomar un turno. Por ejemplo, piensa en la hora del baño. Primero
necesitas abrir la llave del agua para llenar la tina. Si tu hijo puede abrirla, éste puede ser su
primer turno. Enseguida necesita desvestirse. Puede quitarse la camiseta –su segundo turno.
Quizá quiera un juguete para jugar en el baño. Su tercer turno puede ser elegir cuál juguete
quiere. Finalmente se mete en la tina. Cuando está en la tina, pueden cantar juntos una
canción. “¡Esta es la forma en que mi papi lava mi brazo, lava mi brazo, lava mi brazo, cuando
yo estoy en la tina!” o una canción parecida. Si omites la palabra “brazo” después de que cantas
el principio de la canción, tu hijo todavía puede tomar otro turno para llenar el espacio en blanco
con una palabra.
40 página 261
Una vez que decides cuándo ofrecerás un turno, se consistente. En el ejemplo anterior esto
quiere decir que la próxima vez que lo bañes le ofrezcas los turnos en los mismos lugares
-antes de que abra la llave del agua, antes de que se quite la camiseta, antes que tome su
juguete y antes de la palabra “brazo.” Sin embargo, a pesar de que algunas veces planeas
cuándo debería tomar ciertos turnos, él toma diferentes y en otros tiempos. Quizá haga esto
porque el nuevo turno es más interesante o más fácil de hacer. Cualquiera que sea la razón,
sigue su iniciativa e incluye el nuevo turno en la rutina la próxima vez que la hagas.
Los turnos que tu hijo tomará dependen de su etapa de comunicación y de la rutina específica.
De tal manera que tu hijo necesita entender qué está sucediendo antes de que pueda hacer las
cosas por si mismo, muchos de los primeros turnos serán acciones en respuesta a tus
instrucciones y sugerencias. Por ejemplo, cuando se lava sus manos, tu (o una tarjeta de la
secuencia) pueden decirle que abra la llave del agua y coja el jabón.
Sin embargo, seguir instrucciones no es la única clase de turnos que tu hijo puede tomar.
Puedes equilibrar tus instrucciones con oportunidades para otra clase de turnos, como hacer
comentarios o elecciones. Evita darle demasiadas instrucciones en una rutina y no se las des si
ya no las necesita.
Naturalmente, necesitas mantenerte al ritmo del progreso de tu hijo. Una vez que ha
memorizado una rutina, agrega algo nuevo. Por ejemplo, si siempre le das su jugo poco a poco,
tendrá una oportunidad para pedirte “más,” pero nada más. En cambio, si lo sorprendes dándole
una bebida que no le gusta, tendrá la oportunidad de aprender a decir “¡no!” No importa en que
etapa este tu hijo, siempre hay oportunidades para que aprenda algo nuevo en las rutinas
diarias.
43 página 262
Da pistas explícitas al principio y después más naturales, una vez que tu hijo está familiarizado
con la rutina
Las mismas guías o instrucciones que utilizas cuando juegas los Juegos Infantiles con Adultos se
aplican a la hora del baño, la hora de comer e incluso saludando a un visitante en la puerta. Al
principio necesitas hacer todo el trabajo, dando modelos de los turnos de tu hijo por él o
guiándolo físicamente cuando es necesario. Finalmente haz menos: deteniéndote y mirando
expectante puede ser suficiente para indicarle que es su turno.
Usa Secuencias o Programas para mostrarle a tu hijo las rutinas de ciertos momentos del día,
por ejemplo -¿qué hace en la mañana antes de ir a la guardería?- y para las rutinas en las que
tiene dificultad. En las rutinas difíciles, los dibujos le muestran cómo hacerla y lo ayudarán a
conseguirlo a través de pequeños desafíos estímulos. challenging spots. También las Ayudas
Visuales pueden recordarle qué decir durante las rutinas. Por ejemplo, a la hora de la comida,
un Tablero de Selección o una Tarjeta con Pistas como “yo quiero” escrito en ella pueden
recordarle cómo decirte lo que quiere. Y mirando el Programa o Secuencia de su día completo,
quizá le sea más fácil decirte algo acerca de lo que ha hecho o de lo que va a hacer.
45 Diseña la situación
Cuando tu hijo ha aprendido los pasos de la rutina, puedes darle una oportunidad para tomar
más turnos diseñando la situación. Puedes poner algo que necesite o quiera donde pueda verlo,
pero no alcanzarlo u ofrecerle comida poco a poco. La mejor manera de estimularlo para que
haga comentarios es ayudarlo a diseñar la situación y hacer las rutinas diarias en los lugares
donde tu hijo pueda aprender siempre algo nuevo.
Las canciones ayudan a realizar las rutinas de manera divertida para ti y para tu hijo
46 página 263
Agregar canciones a las rutinas es una manera fácil de hacerlas más divertidas. Las canciones
captan la atención de tu hijo y tienen acciones que pueden hacer juntos. En el capítulo 9,
veremos cómo puedes inventar canciones especialmente para tu hijo. Una canción especial
puede ayudar a tu hijo a aprender algunas acciones o palabras nuevas, o ayudarlo a través de
una situación difícil. Por ejemplo, el papá en el dibujo canta una canción que ha inventado para
su hijo de la melodía: “London Brigde.” (el Puente de Londres) La canción es simple, con las
mismas cinco palabras repetidas una y otra vez – “estoy bajando los pantalones de Alejandro” –
pero es un poquito más divertido para quienes ya no usan pañal.
En la misma forma en que puedes convertir las rutinas en actividades divertidas, ¡también
puedes convertir las actividades divertidas en rutinas! diciendo “adiós” a mami o papi todos los
días, saludando a la niñera o a la maestra, alimentando a su mascota, visitando la tienda de los
buñuelos o lavando los trastes, todas se pueden convertir en rutinas agradables con turnos
predecibles para ti y para tu hijo.
Algunas rutinas pueden ser muy difíciles debido a que la sensibilidad de tu hijo es variable. Por
ejemplo, es frecuente que tengas un desafío que puedes convertir la hora de la comida en una
actividad divertida si tu hijo es un comedor quisquilloso y sensible a los olores de ciertas
comidas. Vestir a tu hijo puede ser también un desafío si es muy sensible al tacto. Pero incluso
las rutinas difíciles pueden proporcionar una oportunidad para que se comunique directamente
contigo. Y con un poco de creatividad descrita en la siguiente sección, realmente puedes tomar
estas situaciones problemáticas y convertirlas en interacciones positivas entre los dos.
dibujo: cualquier cosa que tu y tu hijo hagan juntos todos los días puedes convertirlo en una
rutina interactiva con turnos para ambos.
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Seguir las secciones te da algunas ideas de cómo puedes ayudar a tu hijo que aprenda a
entender y participar en dos rutinas diarias – la hora del tentempié y el vestirse – dividiendo las
rutinas en pequeños pasos y haciéndolas más estructuradas. Encontrarás que la hora del
tentempié, como todas las horas de la comida, es uno de los mejores y más naturales lugares
para que tu y tu hijo interactúen y trabajen en las metas de comunicación. Vestirse es más una
rutina de auto-ayuda en la cuál el énfasis está en la comprensión de tu hijo de cómo hacer la
rutina apropiadamente. Sin embargo, después de que puede vestirse independientemente,
puedes empezar a establecer oportunidades de comunicación en la rutina y tener pequeñas
conversaciones. En las páginas siguientes veremos cómo puedes adaptar la hora del tentempié y
del vestirse a la etapa de comunicación de tu hijo – la etapa de sus Propios Intereses, de las
Peticiones y del Comunicador Precoz. Si tu hijo está en la etapa de los Compañeros, puede saber
ya cómo hacer estas rutinas por si mismo, así que veremos cómo puedes hacer un tiempo para
las rutinas de conversación. Mantén en mente que ésta es sólo una guía – tal vez tengas que
hacer cosas un poco diferentes para tu propio hijo.
Al principio en esta etapa tu haces todo el trabajo. Muéstrale a tu hijo cómo trabajar la rutina
tomando su turno y ayudándolo físicamente a hacer algunas de las partes de la rutina. Después
necesitas descifrar cuándo lo esperarás para que te muestre cómo va a tomar su turno y cuándo
lo guiarás a través de su turno, la mayoría de las veces, le darás ayuda física para algunas de
las acciones en la rutina, como abrir la llave del agua o secar sus manos. Pero necesitarás
observar, esperar y escuchar y seguir la iniciativa de tu hijo para volver a alcanzar o averiguar
determinada comunicación. Una vez que tu hijo se familiariza con la rutina, puedes introducir
alguna cosa nueva para que lo haga.
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Los tentempiés proporcionan una oportunidad ideal para ayudar a tu hijo a comunicarse
intencionalmente y pedirlo.
Tendrás que experimentar para averiguar cómo tu hijo puede preguntarte por su tentempié –a
través de los intercambios de dibujos o de los objetos, gestos o signos manuales. Intenta
primero con el dibujo y si no lo capta, entonces mira si trabaja mejor con el Objeto. Usa
miniaturas o juguetes, como comida de juguete para representar sus tentempiés favoritas.
Incluso puedes adherir la botana actual, como las papas fritas, al tablero y envolverlo con una
bolsa de plástico transparente (revisa el capítulo 7 página 233 para la explicación del
Intercambio de Objetos.) Si no trabajas intercambios con tu hijo, puedes enseñarle un gesto,
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Si estás usando el Intercambio de Dibujos u Objetos cuando tu hijo esté listo, dale un modelo
parcial en vez de ayuda física. Puedes indicarle para que te de un objeto o dibujo abriendo tu
mano a la expectativa o tocando su brazo.
Cada vez que el papá de Enrique le da una galleta, Enrique la toma y corre lejos para comérsela
solo en el sofá de la sala. Un día, su papá lo sigue al sofá y de manera juguetona se entromete
simulando comer un trocito de la galleta, diciendo: ¡mmm, la galleta de papi! Las primeras
veces, a Enrique no le gusta que su papá se entrometa , pero pronto empieza a pensar que lo
que su padre hace ¡es gracioso! Finalmente, Enrique espera a que su padre lo siga al sofá e
incluso le extiende la galleta para que simule que la muerde.
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dibujo: ¡jugo! Le daré justo un poquito y la esperaré para que me pida más
Finge que no puedes abrir el jugo, pon algunas galletas en la caja del cereal o esconde una
zanahoria en la caja de galletas. Recuerda que a los niños les encantan las sorpresas y cuando
los papás cometen errores.
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Ofrece elecciones
Aunque tu hijo no te diga directamente cuál es su elección, de todas formas dale la oportunidad
de que lo haga. Ofrécele algo que sepas que le gusta y algo que le tenga sin cuidado. Sostén sus
elecciones preferidas y no preferidas y etiquétales con tono de interrogatorio. Tu hijo
probablemente alcanzará la que quiere. En cuanto la alcance, nómbrala y pon la comida arriba
de tus ojos para que pueda mirarte. Después nombra su elección otra vez mientras tomas su
mano y lo ayudas a tocar la comida que ha alcanzado o mirado antes de dársela.
Un niño en la etapa de sus Propios Intereses generalmente necesita mucha ayuda para vestirse.
Está justo aprendiendo qué esperar e intentando comprender lo que dices.
dibujo: cuando pones la ropa de tu hijo donde puede verla, tiene un recordatorio visual de qué
hacer
Pausa. Señala los “Ponte los pantalones” Puede mirar sus pantalones
pantalones o a ti
Señala o toca la “una pierna” (usa la Regla Puede subir su pierna o
pierna de tu hijo. del Ayudante si no necesitar ayuda
ayúdalo a ponerse su responde)
pantalón en una
pierna si es necesario
Señala o toca la otra “otra pierna” (usa la Regla Puede subir su pierna
pierna de tu hijo. del Ayudante si no
ayúdalo a ponerse su responde)
pantalón en la otra
pierna si es necesario
Señala los “arriba, súbelos, sube los Puede subir sus pantalones
pantalones. Consigue pantalones. (usa la Regla
que tu hijo empiece del Ayudante si no
jalando sus responde)
pantalones de una
parte y se los suba
¿Qué haces cuando tu hijo no coopera totalmente? Vamos a mirar lo que la mamá de Paola hace
cuando tiene problemas para vestirla.
La mamá de Paola trata de hacer que el vestirse sea más estructurado y repetitivo para Paola
con el fin de ayudarla a entender los pasos en la rutina y en las palabras asociadas a ello. Pero
Paola sigue aventándose en la cama, lo que hace que el vestirla ¡sea es casi imposible! La
próxima vez que Paola se avienta en la cama, su mamá decide seguir la iniciativa de su hija en
lugar de tratar de terminar la rutina. Así que le da vueltas de un lado a otro. ¡Esto es muy
divertido para Paola! Mientras que Paola se está riendo su mamá ve una oportunidad para
deslizar la playera en su cabeza. Una vez que lo hace, Paola da vueltas de un lado a otro en la
cama, así que su mamá le da vueltas otra vez. Después, rápidamente la mamá de Paola le pone
la siguiente prenda y le da vueltas otra vez. Gradualmente dar vueltas en la cama se convierte
en parte de la rutina, un premio por ponerse cualquier prenda de vestir.
dibujo: la mamá de Paola encuentra que vestirla es más fácil cuando sigue la iniciativa de su
hija.
66 Ofrece elecciones
Si tu hijo tiene una fuerte predilección por una prenda de ropa, ofrécele una elección entre su
playera favorita y una que no le guste. Si alcanza su favorita, trata ese alcance como si te
hubiera dicho lo que quiere –“quiero la playera roja”- y guía su mano para tocar la playera.
Después dale la playera diciendo: “playera” Sacude tu cabeza como si te quitaras la otra playera
y dile: “esta playera no”
67 página 272
El tentempié es la rutina perfecta para que tu hijo aprenda el Intercambio de Objetos o Dibujos
Si estás usando un Intercambio de Dibujos en esta etapa, tu hijo debe estar cerca de ti para
darte el dibujo. Se trabaja mejor si conservas los dibujos en la cocina, donde le recuerden para
que te pida su tentempié. También puedes poner el tentempié donde tu hijo pueda verlo pero no
alcanzarlo – en un mostrador alto o estante. O conservar el tentempié en la puerta de un
armario. De esta manera tu hijo sabe que está dentro del armario pero que no puede
conseguirlo por si mismo. También puede fácilmente encontrar el dibujo cuando quiera
intercambiarlo.
Las pasos de la rutina están en la siguiente página. Si tu hijo no está listo para los dibujos, usa
objetos.
72 página 273
Si tu hijo no sabe
cómo intercambiar un
dibujo por algo que
quiere, enséñale el
Intercambio de
Dibujos (ver capítulo
7, página 233)
Espera a tu hijo para que Puede darte un dibujo de
O si tu hijo utiliza el pida por si mismo una galleta
Intercambio de
Dibujos, pon las
galletas donde pueda
verlas y pon el dibujo
cerca de las galletas
(por ejemplo, en la
mesa o en la puerta
del armario)
Toma el dibujo. Dale “galleta” Puede comer su galleta
una galleta
Haz el signo manual “se acabó” Puede hacer el signo con tu
de “se acabó” Más ayuda
tarde, ayúdalo a
hacer el signo de “se
acabó”
Regresa el dibujo a nada No es responsable de poner
su lugar el dibujo atrás
Cuando le das a tu hijo su tentempié poco a poco, consigue mucha práctica para pedirte una y
otra vez usando cualquier Intercambio de Dibujos, Objetos o gestos. Rompe la comida en
pequeños pedacitos como las papas fritas, las galletas y el queso. Corta fruta como manzanas,
naranjas y plátanos en pequeños pedacitos también.
75 Ofrece elecciones
En esta etapa no muchos niños pueden hacer elecciones de dibujos todavía. Así que es mejor
darle una elección entre dos comidas reales, ofreciéndole su comida preferida al final. Si le
gustan las galletas más que el apio, dile: “¿apio o galletas?” Si le gusta más el apio que las
galletas entonces dile:“¿galletas o apio?” Una vez que piensas que ya sabes lo que tu hijo
quiere, ayúdalo a tocar la comida antes de que se la des, diciendo el nombre en el momento en
que la está tocando. Después pon la elección que rechaza lejos mientras dices: “no” de una
manera exagerada.
Ofrece elecciones entre dos comidas –una que le guste a tu hijo y una que no le guste.
página 274
En esta etapa, la manera en que haces la rutina es muy similar a la forma en que se hace para
un niño en la etapa de sus Propios Intereses. (consulta la página 270 para los pasos de la
rutina.) Sin embargo, la diferencia ahora es que cuando tu hijo Pide puede responder más a tus
instrucciones y necesita menos ayuda para ponerse las prendas de vestir.
Una Secuencia o Programa con Tarjetas de Dibujos puede ayudar a tu hijo a entender los pasos
de la rutina. También conserva lo que haces y dices de manera consistente.
página 275
Tan pronto como tu hijo capta la idea de cómo va la rutina, no hagas todos los pasos de la
rutina por él. Puede sorprenderte de lo mucho que puede hacer por si mismo. Por ejemplo,
después de que se ha puesto su playera, nombra la siguiente prenda, pero espera a ver si puede
ponérsela por si mismo.
Utiliza alguna “creatividad tonta” y dale a tu hijo alguna nueva razón para comunicarse
¡no!
Rubén protesta cuando su mamá insiste en ponerle su zapato en la forma equivocada
página 276
La mayoría de las rutinas son más fáciles ahora porque tu hijo sabe qué esperar y entiende
mucho de lo que dices. Probablemente se comunicará de formas muy diferentes durante las
rutinas. Puede pedirte cosas usando dibujos, señalando, diciendo las palabras solas y frases
después de que tu las uses. Y, mientras él se comunica principalmente para conseguir las cosas
que quiere, está empezando a comunicarse por otras razones también. En cualquier cosa que tu
hijo haga, puedes esperar que aprenda cómo y porqué comunicarse en las rutinas.
página 277
dibujo: cuando Pedro tiene que hacer una elección, ¡siempre dice “si” cuando le ofrecen
plátanos!
página 278
Si tu hijo pide con una palabra Primero usa una tarjeta puede decir: “yo
(“galleta”) aún después de tu de “yo quiero” con un quiero una galleta”
modelo “yo quiero una galleta,” modelo verbal -“yo por si mismo o
intenta mostrarle un tarjeta con quiero una galleta.”, necesitar un modelo
pistas que diga: “yo quiero” Luego utiliza la tarjeta parcial para decir:
y un modelo parcial: “quiero una galleta”
“yo...” Después usa la
tarjeta sola.
página 279
Si tu hijo repite tus modelos verbales, cada vez dile menos hasta que tenga la oportunidad de
decir más y más. En vez de darle el modelo entero, dale un llenar los espacios en blanco para
una palabra. Gradualmente aumenta el número de palabras que esperas que diga, hasta que
finalmente diga el modelo completo sin ninguna pista explícita. Por ejemplo, cuando esté
repitiendo: “quiero una galleta” dile: “yo quiero...” y permite que llene el espacio en blanco con:
“una galleta” Después dile: “yo...,” y déjalo que llene con tres palabras: “quiero una galleta”
Finalmente, espera simplemente a que diga todo el enunciado por si mismo. Una tarjeta con
pistas de “yo quiero” colocado al lado del tentempié, puede también ayudarlo a recordar qué
decir.
Llenar el espacio en blanco ayuda a Jaime a usar la palabra “leche” para comentar algo.
página 280
Ofrece diversas elecciones. En esta etapa el tablero de Selección de tu hijo puede tener
varias comidas y bebidas. Puedes usar el Tablero para preguntarle el nombre de su elección
(por ejemplo, ¿qué quiere Sergio?) o simplemente contestar preguntas de si/ no (por
ejemplo, ¿quieres una manzana?) Cuando tu hijo no quiera cierta comida, dale un modelo de
cómo responder moviendo su cabeza y diciendo No.
Para un Comunicador Precoz que apenas está empezando a repetir lo que dices, ofrécele al
último su elección preferida. Conforme su comprensión mejora, puedes cambiar el orden en el
que le das las opciones. Al principio conserva las elecciones entre comidas muy familiares como
el jugo o la leche usando pistas visuales solamente si tu hijo las necesita. En este punto también
puedes pedirle que elija preguntas que lo motiven a comparar dos cosas y que use un nuevo
vocabulario. Por ejemplo, puedes preguntarle: ¿quieres una galleta pequeña o grande? o
¿quieres una pizza caliente o fría? Si estás introduciendo nuevas palabras como “grande”
“pequeño” “caliente” “frío” y “rápido” “lento” muéstrale lo que significan con objetos reales,
acciones o dibujos.
Es más fácil para Sergio hacer una elección entre una galleta grande y una pequeña cuando las
está viendo
página 281
Ayuda a tu hijo a entender cuando las elecciones no están disponibles. Una vez que tu hijo
se da cuenta del poder de su comunicación, tal vez no pare de pedirte por todos los regalos
que has estado guardando para dárselos de manera gustosa. Si quieres decirle que no puede
obtener alguna cosa, usa el signo de No descrito en la página 236 en el capítulo 7. Indica el
signo encima del dibujo del tentempié que no está disponible y dile que no es una elección.
Después ayúdalo a encontrar algo más para comer. Cuando usas el signo del No, puedes
también proporcionarle nuevos modelos verbales como “No hay más galletas” o “se
terminaron las galletas” o “yo puedo comer una manzana”
El signo del No le dice a Blanca que ahí “no hay más galletas”
página 282
Se “creativamente tonto.” Tu hijo tendrá que decir o hacer algo si le das la cuchara del
cereal sin el mango, su vaso sin el jugo o la caja de las pasas vacía. Si mira sorprendido pero
Toma ventaja cuando las cosas no salen bien. Saca la pizza aún si está muy caliente y
comenta de una forma animada: ¡está caliente, oooh, muy caliente! Si la leche se derrama,
mira sorprendida y espera a que haga o diga algo, sino lo hace, dilo por él –“¡oh no, la leche
se derramó!”
Dale a tu hijo un tentempié que no le guste. Al ofrecerle una comida que provoque que su
nariz se arrugue, le estás dando una gran oportunidad para que mueva su cabeza de un lado
a otro o diga “no.” Asegúrate que le ofreces una botana favorita después de sugerirle una
menos apetecible. Recuerda: tu hijo tal vez no responda “si y no” por sí mismo, así que toma
su turno enfatizando las respuestas con tu voz y exagerando los movimientos de tu cabeza
para decir No.
página 283
Puedes usar los dibujos para mostrarle a tu hijo cómo preparar la leche con chocolate
Una vez que tu hijo conoce exactamente cómo hacer la leche con chocolate, crea más
oportunidades para que pida, comente, responda y haga preguntas. Sirve la leche poco a poco y
dale azúcar en vez de chocolate en polvo o un tenedor para remover en vez de la cuchara.
Aquí hay otros tentempiés sencillos que tu y tu hijo pueden preparar juntos y los dibujos de las
rutinas si quieres usarlos:
Pon azúcar glaseada en los panquecitos o en un pastel de cumpleaños
Panquecito azúcar glaseada pon el azúcar glaseada panquecito
con azúcar glaseada
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Prepara agua de sobre Kool-aid o Tang usado agua y una jarra de cristal
Agua polvo ponlo en el agua sírvelo en el vaso
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Prepara una brocheta de frutas (toma turnos cada que pongas una pieza de manzana,
naranja, sandía en el palito de la brocheta o en un palillo)
página 288
Haz tarjetas con Pistas que te recuerden las palabras y oraciones que tu hijo pueda usar en la
rutina del tentempié como “yo quiero” o “no quiero más” Conserva estos recordatorios visuales
en la mesa o en la pared cerca del lugar donde tu hijo come, encima de la alacena de las
galletas o en la puerta del refrigerador. Sino dice nada por sí mismo, señala la tarjeta con Pistas
para recordarle las palabras que puede decir.
Entender los nombres de su ropa e instrucciones como: “ven aquí” y “ponte los pantalones”
Ponerse su ropa por sí mismo
Decirte cuál es el paso siguiente de la rutina
Usar una Secuencia o Programa de Tarjetas con Dibujos que muestren cada prenda para
vestirse y el orden en el cual debe ponérsela
Vestirse independientemente y seguir su secuencia o programa por sí mismo
Conforme tu hijo se fije menos en lo que dices y haces para vestirlo, puedes trabajar en las
metas de su comunicación.
Ayuda a tu hijo a comunicarse por nuevas razones
- Ofrécele elecciones
- Intenta con una “tontería creativa”
- Ayúdalo a iniciar la rutina
Un Programa o Secuencia de Tarjetas con Dibujos ayuda a tu hijo a vestirse por sí mismo
página 289
Quita la ropa de tu “¡Andrés, ven aquí!” “Vamos Tu hijo tal vez venga a ti
hijo y ten lista una a vestirnos”
Tarjeta de la
Secuencia
Espera a que tu hijo Nada. “¡Hurra ponerse los Puede subirse sus
se suba los pantalones!” cuando se los pantalones
pantalones suba
Repite los pasos anteriores con cada prenda de vestir, permite que tu hijo haga tanto de la
rutina como le sea posible. Si necesita ayuda, dale las pistas más naturales como esperar o
mirar la siguiente prenda de vestir que está en la cama o en las tarjetas de la secuencia. Si tu
hijo puede llenar los espacios en blanco con una palabra, usa un llena-los-espacios-en-blanco
para recordarle qué hacer.
Ofrécele elecciones. ¿quiere tu hijo su playera de dinosaurio, su traje blanco, su jeans azul o
sus pants? Pregúntale sin mostrarle la ropa a menos que necesite verla para hacer su
elección. De esta forma lo animarás a comunicarse por otras razones que sólo para pedir.
Intenta una “tontería creativa” Todas esas cosas tontas sugeridas para tu hijo en la etapa de
las Peticiones pueden también animarlo a protestar y comentar.
Ayuda a tu hijo a iniciar la rutina. Ton tu rol de ayudante aparte. No le digas que es hora de
vestirse. Hazlo indirectamente sugiriendo una salida que le encante como el parque o una
tienda y luego que se vista por sí mismo. Si has sido consistente en las palabras que usas
para empezar la rutina, tu hijo las puede usar ahora para pedirte que lo ayudes a vestirse.
dibujo: pónmelo
pónmelo
este pequeño niño sabe qué hacer y decir para lograr que su mamá lo ayude a ponerse su
abrigo
página 291
En esta etapa, no necesitas ayudar a tu hijo tanto como en las rutinas de autoayuda como
vestirse e ir al baño, cuando “puede hacer y decir más, tu puedes hacer y decir menos.” Si
necesita ayuda, debe depender más de las Ayudas Visuales que de ti.
Sin embargo, recuerda que todas las rutinas son tiempos ideales para comunicar e interactuar.
Incluso si tu hijo puede hacer una rutina por sí mismo, puedes estar ahí teniendo
conversaciones acerca de otras cosas. En esta sección discutimos algunas de las formas en que
tu y tu hijo pueden tener conversaciones durante las rutinas.
Si tu hijo está aprendiendo cómo llevar a cabo una rutina para ayudarlo a cambiar de un paso al
siguiente. Sin embargo, si puede hacer una rutina automáticamente y sin hablar acerca de ella,
después probablemente esté listo para tener una conversación acerca de algo que no se ha
relatado en la rutina. Por ejemplo, si no necesita tu ayuda para vestirse, puedes usar el tiempo
de la rutina para hablar acerca de otras cosas como sus planes para el día. Para algunos niños,
las horas de la comida son oportunidades geniales para las conversaciones. Si puedes tener a
página 292
Las conversaciones pueden ser difíciles para tu hijo porque son abstractas. Debe visualizar el
tema como lo discutes en su mente, lo cual no es tan fácil como hablar acerca de las cosas que
puede ver. Ayúdalo permitiendo que “vea” de qué se trata la conversación. Saca los dibujos de
los temas posibles para la conversación, por ejemplo, haz un álbum de fotos con dibujos de las
clases de tu hijo o de los viajes o actividades que ha terminado recientemente y consérvalos en
la mesa de la cocina y en tu mesa de noche.
El papá de Tito fue a su lección de natación y tomó una foto de los niños jugando en el agua.
ahora Tito y su papá tienen de qué hablar a la hora de acostarse.
Si tu hijo está interesado en las palabras escritas, ten algunas frases claves escritas en las
Tarjetas de Pistas para recordarle las expresiones que puede usar en sus rutinas. Por ejemplo,
en la hora de la comida saca alguna tarjeta escrita con frases que empiecen con: “me gusta el...
(dibujos de comida que están servidas)” “mi comida favorita es...,” “hoy en la escuela jugué
con...,” “me siento (feliz, triste) hoy porque...,” “Hoy fui a...(dibujos de lugares a los que va con
frecuencia.)” Una vez que empieza una conversación, intenta mantenerla con un equilibrio de
comentarios y preguntas.
Puede que no tengas listas todas las Ayuda Visuales escritas porque aún las conversaciones más
estructuradas son impredecibles. Conserva una pluma y un papel contigo y escribe algunas
palabras claves para ayudarlo a estar en la conversación. Por ejemplo, imagina que tu y tu hijo
fueron de compras y compraron unos zapatos nuevos. Más tarde, tal vez debes animarlo a decir
algo acerca de lo que pasó. Podrías dibujar los zapatos y escribir la palabra “zapatos” en una
pieza de papel. Después empezar la conversación diciendo: “hoy fuimos a la zapatería,” y
mostrarle el dibujo que hiciste. El dibujo tal vez le recuerde algo que podría agregar a la
conversación como “compramos unos zapatos.”
página 293
Las horas de la comida son ideales para aprender más acerca de las conversaciones
página 294
Diseña la situación
Intenta alguna de las mismas “creatividades tontas” que han sido sugeridas previamente.
“accidentalmente” tira tu tenedor, dale su cereal sin plato u ofrécele la corbata de Papi para que
la use como bufanda. Dale a elegir entre más de dos cosas y pregúntale cuál elige entre las que
no siempre están enfrente de él. En esta etapa, quieres más que una simple reacción de tu hijo.
cambia o lleva la interacción más allá de un comentario en la conversación donde cada uno toma
algunos turnos.
Observa lo que la mamá de Dalia hace.
página 296
Preparar un tentempié juntos es usualmente una Rutina de Acción Conjunta. No solamente hace
que tu hijo tenga más cosas específicas que realizar en la preparación de la comida, sino que
hay frecuentemente algunas cosas que comer una vez que se terminó la rutina. Siempre
muéstrale un dibujo del resultado final para que entienda lo que está haciendo. Refiere la lista
de los tentempiés sencillos en este capítulo en las páginas 283 –287.
Así como preparas los tentempiés, desafía a tu hijo dependiendo de su nivel. Por ejemplo,
pregúntale: “¿quién va a comer el pastel?” o “¿piensas que al abuelo le gustará la ensalada?”
dibujo: si tu hijo es muy entusiasta, intenta algo más que recetas ambiciosas: -hornea un pastel
desde mezclarlo o hacer el relleno de manzana-
Sumario
Las rutinas diarias, como vestirse, comer e incluso cuidar el jardín, pueden convertirse en
interacciones repetitivas y previsibles que ayuden a tu hijo a entender y decir palabras nuevas o
frases. Puedes adaptar muchos acontecimientos diariamente –como darle de comer a su
mascota o que ponga la mesa- en rutinas estructuradas si las partes en pequeños pasos con
turnos para ambos. Justo como en los Juegos Infantiles con Adultos, la clase de turnos que tu
hijo toma dependen de su etapa de comunicación.
Algunas rutinas como la hora de la comida, dependen de que estés ahí. En otras como las de
autoayuda, tu rol poco a poco desaparecerá. Al principio necesitarás mostrarle cómo llevar a
cabo las rutinas, pero finalmente hará algunas de ellas por sí mismo usando las Ayudas Visuales.
Algunos niños son más flexibles que otros y pueden hacer rutinas contigo e
independientemente. Otros son más rígidos y las querrán hacer de la misma manera todo el
tiempo. Tendrás que juzgar cuánto tiempo trabajar en cada rutina. Tu hijo llegará a ser mejor
en las rutinas entre más las haga con otras personas y en diferentes lugares.
Capítulo 10
Algunos niños pueden estudiar larga y detenidamente un libro por varias horas, mientras que
otros solamente le dan una ojeada a la portada. Sin embargo todos los niños a quienes les gusta
mirar los dibujos o las palabras escritas tienden a disfrutar los libros. A diferencia de la palabra
hablada, los dibujos y las letras no desaparecen después de que son leídas. Ellas permanecen en
la página de modo que tu hijo puede comprender lo que está viendo y oyendo. Un buen libro
también puede ser leído muchas veces. Cada vez que tu hijo escucha una historia, entiende más
y más hasta que el lenguaje del libro llega a serle familiar.
página 334
Algunos niños con TEA tienen habilidad precoz para leer y están a menudo interesados en mirar
las palabras más que los dibujos. Aún cuando todavía pueden reconocer palabras largas y
difíciles, no siempre entienden lo que esas palabras significan.
En este capítulo veremos cómo los libros ayudan a tu hijo a entender su mundo y a estimularlo
para comunicarse. También veremos cómo puedes usar las palabras escritas para darle a tu hijo
información y una nueva forma para expresarse por si mismo.
Tu hijo aprende palabras nuevas y ve las palabras que ya conoce usadas en un contexto
nuevo.
Los libros animan a tu hijo a pensar más allá de las palabras escritas en la página, tal como
tu lo ayudas a imaginar cómo sienten los personajes o qué puede pasar después.
Tu hijo puede descubrir otro camino para comunicarse a través de las palabras escritas.
dibujo: osteoporosis
Leyendo juntos
Toma en consideración lo que tu hijo hace con un libro, su entendimiento, intereses y la clase de
dibujos que son significativos para él. Puedes encontrar que los mejores libros tienen dibujos a
colores y el texto que relata directamente el dibujo. Los libros para niños en edad preescolar
usualmente tienen un par de dibujos grandes de objetos familiares en cada página, pero a tu
Recuerda que los libros escritos para niños más grandes también tienen ilustraciones
maravillosas. Con un poquito de trabajo extra de tu parte, estos libros pueden ser
transformados en el libro adecuado para tu hijo. (ver “Leer el Camino Correcto” para una guía
de cómo modificar los libros para la etapa de tu hijo.)
página 335
Si tu hijo prefiere morder o rasgar las páginas del libro, escoge libros que estén hechos de
materiales durables mientras aprende cómo usarlos de la manera correcta.
Los libros que animan señalando y etiquetando, usualmente tienen uno o dos dibujos con
colores muy brillantes o fotografías de cosas que son familiares para tu hijo en cada página.
Estos libros pueden ser acerca del alfabeto, números, animales, temas cotidianos, como comida,
juguetes, y rutinas diarias. A tu hijo quizá le gusten los libros con objetos escondidos en los
dibujos. ¡Puede ser divertido buscar a un ratón o un patito pequeñitos que estén escondidos en
la página! Y no olvidar los catálogos de las tiendas. Si tu hijo está fascinado con los trenes,
puede apreciar un catálogo de trenes (disponible en las tiendas de hobbies) más que ningún
otro libro.
dibujo 1: a tu hijo le pueden gustar uno o dos dibujos reales en cada página
página 336
Libros interactivos
Estos libros proporcionan cosas para que tu hijo haga algo aún si todavía no está hablando o
señalando los dibujos. A los niños les gustan los libros con solapas para jalar, botones para
pulsar y tejidos o telas de diferentes texturas para tocar. Mucho antes de que puedan reconocer
el significado de los dibujos debajo de las solapas o los sonidos que los botones puedan crear,
aprenden que los libros pueden ser divertidos.
Libros predecibles
Los libros predecibles tienen palabras y frases repetitivas. Es mucho más fácil repetir algo que
se ha dicho diez veces que algo que se ha dicho sólo una. Los libros que repiten frases claves,
como son “yo veo, me gusta o ¿quién es ese?” son especialmente útiles para tu hijo. Los libros
predecibles también son ideales para un niño que disfruta la música porque estos tienen sus
propios ritmos y rimas. Un buen ejemplo de un libro con ritmo predecible y repetitivo es, Brown
Bear, Brown Bear, What Do You See? (Oso Café, Oso Café, ¿Qué Ves?) por Bill Martín Jr.
Conforme aumenta la comprensión de tu hijo, escoge libros que tengan una historia simple con
un principio, una mitad y un fin, al principio las historias deben de ser acerca de cosas que le
sean familiares, como son el visitar la casa de un amigo, una rutina familiar diaria o un
página 337
Escoge libros que ayuden a tu hijo a generalizar las palabras que conoce
Una vez que tu hijo aprende una nueva palabra en una situación, es común que le sea difícil
transferirla a otro lugar. Para ayudarlo a generalizarla, escoge libros que enfaticen las palabras
que ya ha aprendido en los Juegos Infantiles con Adultos, las canciones y las rutinas diarias.
Primero, Cristina aprende la palabra “arriba” en los Juegos Infantiles con Adultos con su
padre.
Después se da cuenta que no sólo las niñas pequeñas, sino que también los globos
pueden ir “arriba.”
Los libros caseros son interesantes para los niños en todas las etapas. Puedes hacer libros con
fotos de familiares, amigos y mascotas o con dibujos que cortas de las revistas o de los
catálogos de juguetes. Si tu hijo entiende mucho de lo que le dices, puedes escribir una historia
personal especial sólo para él. Una historia personal le da información que le ayudará a entender
situaciones nuevas o confusas como es una visita al doctor.
dibujo: A la mayoría de los niños les gusta mirar dibujos reales de ellos mismos, de su familia y
de otras cosas familiares.
página 338
Piensa en ti mismo como un espectáculo y tu lectura como una actuación digna de un premio. La
tienes que hacer más interesante para tu hijo que las cosas que lo puedan distraer.
Algunas veces la parte del libro que más le interesa a tu hijo no es la que estás leyendo. Cuando
esto pasa, es mejor abandonar tu plan y seguir su iniciativa. Una vez que te des cuenta de lo
que tu hijo esté viendo, incluye su interés etiquetando el dibujo que capture su atención y
haciendo que este dibujo sea parte de la historia que estás leyendo.
¡guau, guau!
...así que su mamá sigue su iniciativa y dice la historia de una forma diferente.
página 339
Todas las estrategias de comunicación que has leído en este libro se convierten en juego cuando
le lees a tu hijo. La rima que aprendiste en el capítulo 6 – di menos y enfatiza, ve despacio y
enseña – te dice exactamente cómo leerle a tu hijo, así aprenderá a amar los libros, entender lo
que estás leyendo y a participar en el libro de acuerdo a su nivel.
Di menos
Si el texto es muy largo y complicado para que tu hijo lo entienda, no lo leas exactamente tal y
como viene escrito. Dependiendo de la etapa de tu hijo, reduce las oraciones a tres palabras.
Por ejemplo, si el libro dice: Había una vez, hace mucho tiempo, una niña llamada Ricitos de
oro, cámbialo a: esa es una niña; el nombre de la niña es Risitos de oro, ella es Risitos de oro.
De hecho, puedes rescribir el texto en un pedazo de papel, ya sea que lo hagas a mano o en
computadora y luego empasta la versión nueva y simplificada encima de la original. Esto no sólo
de da a tu hijo los pasos visuales que concuerden con tus palabras, sino que te ayudan también
a leer el libro de la misma forma siempre.
dibujo: si los dibujos son adecuados pero las palabras no, simplemente cambia las palabras
Enfatiza
Se animado y expresivo
Usa tu voz y expresiones faciales para crear emoción. Se un actor. Usa efectos de sonido, muje
como una vaca o imita la voz de un monstruo que espanta. Usa el libro como una excusa para
dejar salir al niño que tienes dentro.
página 340
Haz que las palabras importantes sobresalgan usando una voz fuerte o suave, dependiendo de
la palabra que estás diciendo. Por ejemplo, en el cuento clásico para los niños, “Buenas Noches
Luna”, la palabra shsh se dice varias veces. Si la dices como en susurro o la susurras a cada
rato, la palabra va adquiriendo más significado y es más fácil para que tu hijo la memorice.
Ésta mamá utiliza la misma voz y entonación siempre que dice la palabra “shsh.”
Ve despacio
Dale a tu hijo la oportunidad de asimilar lo que está viendo y escuchando. Su atención puede
cambiar por una cosa que ve de una página a otra. Dale tiempo para que asimile la información
y una lo que dices con lo que ve.
Tus pausas son muy importantes, ya que destacan el turno que tu hijo espera y de esta forma
puede saber cuándo debe tomarlo.
Se natural
Es importante que leas despacio, pero nunca tan despacio que hagas que el significado o ritmo
del libro no se entiendan.
página 341
Enseña
No esperes que tu hijo vea unos dibujos que estén en el libro sólo porque esté enfrente de él.
Necesitas ayudarlo a enfocar los dibujos señalándolos en el momento que hablas de ellos.
Algunos niños empiezan a señalar por sí mismos o guiarán tu dedo para que los señales. Para
aquellos que no lo hacen, dales un poco de ayuda física para que lo señalen. Quizá necesites
modelar el dedo de tu hijo hacia un punto, o simplemente apoyar su muñeca. Pero recuerda
eliminar este tipo de ayuda tan pronto como sea posible para que tu hijo no se vuelva
dependiente.
¡tres!
No todos los niños están listos para ver las palabras escritas. Pero si tu hijo muestra interés en
lo que está escrito, dirige su atención hacia eso, haciendo que tu dedo o su dedo se mantengan
debajo de las palabras subrayadas mientras las vayan leyendo.
Haz que las palabras sean vivas para tu hijo, ya sea actuando el significado con acciones y
gestos. Por ejemplo, si un personaje en el libro está nadando, haz como que lo estás haciendo
moviendo tus brazos; si un personaje tiene frío, abrázate como si trataras de mantenerte
calientito.
Si puedes unir los dibujos del libro con objetos reales, tu hijo va a tener otra forma de entender
lo que estás hablando. El hecho de que los objetos reales sean de gran ayuda para tu hijo
dependen de su comprensión y su interés en los objetos.
página 342
Ten cuidado de no ser sólo el único que actúe en el show. Leer un libro tiene que ser una
experiencia para ambas partes. Usa las guías del R.O.C.K. como lo hiciste en los Juegos
Infantiles con Adultos, las canciones y las rutinas diarias.
Repite lo que dices cada vez que invites a tu hijo a compartir un libro. Llámalo por su nombre.
Mantén el libro arriba y dile:“vamos a leer un libro” o el nombre del libro, dependiendo de su
etapa.
A algunos niños les gustan tanto los libros que ellos mismos leerán uno a cualquier hora o en
cualquier lugar. A otros niños les toma más tiempo descubrir el gusto por la lectura. Si escoges
una hora especial para la lectura como la hora de dormir, tu hijo empezará a anticipar y a
esperar con ansia la rutina de la lectura. Cuando la historia se haya terminado, puedes terminar
la rutina poniendo el libro aparte, diciendo “se acabó” o “se terminó” y dándole un beso de
buenas noches.
Lee el mismo libro una y otra vez para que tu hijo esté más a gusto y familiarizado con los
dibujos y las palabras. Si lo repites, será más fácil que participe cuando tu lees. Sin embargo,
página 343
Ofrécele a tu hijo oportunidades de levantar la solapa del libro, cambiar las páginas, señalar los
dibujos, decir palabras o responder preguntas. Muchos libros están escritos para que sea fácil
que los niños participen.
Guía a tu hijo de la misma forma que lo has estado haciendo en las canciones y en los Juegos
Infantiles con Adultos. Proporciona muchos modelos verbales y ayudas físicas para los lectores
inexpertos y dale pistas menos obvias a los niños que les sea fácil tomar turnos en las lecturas.
Haz que la lectura sea una experiencia agradable haciéndola viva y animada. Di menos y
enfatiza, ve lento y muestra. Y recuerda que a veces es bueno abandonar tu plan y seguir su
iniciativa de tu hijo, quien descubrirá el gusto de leer contigo. Para aquellos niños que no se
pueden concentrar en un libro por mucho tiempo, haz algo que les ayude a tomar más de un
turno cada vez que lees.
página 344
La etapa de comunicación de tu hijo va a determinar lo que le vas a leer y cómo se lo vas a leer.
Si tu hijo piensa que los libros son para comerse, tu método para leer será muy diferente que si
disfrutara sentado y escuchando una historia.
La siguiente sección muestra cómo puedes leer un libro con un niño en cada etapa de
comunicación. Los niños pueden sorprenderte con sus gustos, así que toma en cuenta que lo
siguiente fue hecho como guía y las estrategias y libros sugeridos para un niño en cierta etapa
tal vez funcionen bien en otra diferente.
Paola tiende a preferir morder el libro en vez de mirar los dibujos. Cuando sus padres tratan de
leer el libro para ella, Paola los aleja y maltrata el libro con su boca.
En esta etapa tu hijo no está muy interesado en los libros y quizá muy rara vez escoja uno. Si te
muestra interés, puede ser porque quiere saber a qué sabe un libro y sentirlo en su boca. Quizá
lo mastique, lo aviente o lo rompa, o lo use para estimulación visual, ya sea cambiando las
páginas o acomodándolas. Un niño en la etapa de sus Propios Intereses todavía no entiende que
los dibujos representan objetos reales.
dibujo: un niño en la etapa de sus Propios Intereses explora los libros mordiéndolos
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Si tu hijo está explorando los libros con su boca o rompiendo las páginas, es importante escoger
libros que estén hechos de materiales durables. Los libros hechos cartón duro laminado son
ideales para esta etapa, la mayoría de estos libros están escritos especialmente para niños
pequeños y tienen dibujos grandes, de muchos colores, de gente familiar y de objetos.
Tu estás tratando de llamar la atención de tu hijo. El primer libro que a tu hijo le gusta puede
ser álbum con dibujos de sus juguetes o personas favoritas.
Tu quieres que tu hijo entienda cómo los dibujos relacionan los objetos reales en su vida. Busca
libros que tengan dibujos de comida, ropa, juguetes y actividades que son familiares para él.
Los libros de animales te dan la oportunidad de que hagas muu con la boca y miau como un
gatito. Tu hijo tal vez no sepa porque estás haciendo estos sonidos chistosos, pero si los asocia
con algunos dibujos, tal vez empiece a estar más interesado en verlos.
Tu hijo tal vez disfrute libros que hagan sonidos y ruidos cuando aprietes un botón, libros para
rayar y oler o libros para sentir, donde pueda tocar algo suave como el peluche. Si le gusta ver
videos, puedes tratar de enseñarle un libro parecido a sus videos favoritos. Haz que lo vea
después de que haya terminado de ver el video.
dibujo: si le enseñas a tu hijo un libro con las características de su video favorito, puede
interesarse en el.
Piensa en algo que sea interesante para tu hijo y una portada que le llame la atención o que lo
tiente a que abra el libro. Por ejemplo, pon un pequeño oso, un dulce o etiquetas de su video
favorito sobre la portada.
página 346
Vas a estar siguiendo la pauta que tu hijo imponga constantemente en esta etapa, obsérvalo
para saber qué parte del libro atrae su atención. Tal vez no sea un dibujo, pero si una hoja
rasgada o la cinta que envuelve el libro. Ese es un buen inicio, aquí hay algunas ideas de cómo
hacer que tu hijo se interese en el libro:
Si tu hijo no está interesado para nada en ver el libro, usa tu voz para atraer su atención,
añádele efectos de sonidos como el ruido de los animales o exagera mientras abres y cierras el
libro.
En esta etapa, leer un libro con tu hijo tal vez sólo consista en enseñarle o demostrarle cómo
abrir y cerrar un libro.
A menos que haya una sola palabra por página, vas a necesitar simplificar lo que está escrito en
una sola palabra.
Rápidamente guía su dedo para que señale el dibujo mientras diga lo que es.
Anexa objetos reales sobre los dibujos y que coincidan en esa página
Usa velcro o cinta. Tan pronto como tu hijo muestra interés en los objetos, muéstrale cómo jalar
el objeto de la página. De esta forma tu hijo puede empezar a ver cómo el dibujo representa las
cosas reales.
Alberto solamente ve las portadas y algunas páginas de la mayoría de sus libros. No obstante,
puede pasar más tiempo con su libro favorito -uno que toca canciones para niños cuando aprieta
los botones. Cada vez que la mamá de Alberto trata de señalar los dibujos, él avienta su mano.
Si su mamá insiste, Alberto normalmente se levanta y toma su libros y se lo lleva a su cuarto.
dibujo: A un niño que Pide, le encanta observar los libros por si mismo.
página 347
En esta etapa tu hijo empieza a mostrar un interés en los libros. Tal vez escoja uno y lo vea
brevemente, o tal vez vea uno o dos de sus favoritos por más tiempo. Sin embargo,
probablemente no quiera compartir el libro contigo ya que aún prefiere verlo por si mismo
porque es más fácil para él concentrarse en una cosa un momento.
cambiar las páginas, levantar las solapas de los libros o empujar los botones
Estos libros son fuertes y durables y tu hijo encontrará más fácil cambiar las páginas. La
mayoría de estos libros tienen uno o dos dibujos grandes y brillantes de objetos familiares, de
personas o actividades en cada página.
En esta etapa a tu hijo tal vez le guste mirar libros con dibujos más detallados en los cuales
haya un objeto escondido, como un animal o un juguete en cada página.
Los libros acerca de dinosaurios, personajes de la TV o trenes, son comúnmente las primeras
opciones de un libro, además tu hijo tal vez le gusten las fotos familiares y los catálogos de las
tiendas. Algunos niños muestran un interés particular en los números y los libros de alfabetos.
Si a tu hijo le gusta la música y no los libros, busca un dibujo que ilustre canciones familiares o
conocidas o sino uno que venga acompañado de un casete.
Escoge un libro interactivo con solapas que se puedan “rascar u oler” o libros que se puedan
“sentir” y libros que hagas sonidos cuando pulsas un botón
Lo bello de estos libros es que la persona que los puede tocar tiene algo que hacer y se prestan
fácilmente para usar palabras DIVERTIDAS.
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“Di menos y acentúalo” son las reglas cuando le leas a tu hijo. quizá tengas que reducir el texto
a una o dos palabras clave. Haz que las palabras sobresalgan exagerándolas y diciéndolas de la
misma forma siempre que las repitas. Usa palabras GRACIOSAS para mantener el interés de tu
hijo y dale algo más fácil que decir. Por ejemplo, si estás mirando un libro que hace sonidos
cuando pulsas el botón, agrégale tu propio efecto como “broom, broom” o “bip, bip”
Muéstrale a tu hijo lo que quieres decir señalando las acciones o los objetos reales
Cuando tu hijo mira un dibujo, guíalo para que lo señale mientras dices el nombre. Incluye
gestos para ayudarlo a entender las palabras. Tendrás que experimentar con diferentes apoyos
para encontrar si tu hijo entiende el libro. Pero si pone más atención al objeto o juguete que al
libro, apártalos.
Dale a tu hijo la oportunidad de mostrarle que entiende señalando los dibujos, cambiando las
páginas o respondiendo a instrucciones sencillas
Mientras que tu hijo no etiqueta los dibujos en el libro, puede ser capaz de señalar uno o dos
cuando de lo pides. También puedes pedirle que cambie la página, pulse el botón o levante la
solapa. Al principio necesitas usar la Regla del Ayudante para ayudarlo a responder tus
indicaciones. Por ejemplo, si le dices que señale cierto dibujo, dale una instrucción sencilla como
¿dónde está la pelota? y después espera. Repite la pregunta y si no responde, ayúdalo a señalar
el dibujo de la pelota en el libro.
Cuando su mamá le pregunta, Lupita puede señalar algunos dibujos por si misma
página 349
Sergio mira muchos libros con su padre, pero prefiere mirar uno o dos una y otra vez. Le
encantan especialmente los libros acerca de Pupi, el perro. Sergio ha tenido mucha práctica
contestando “no” a las preguntas que vienen en el libro como “¿Pupi está debajo de la cama?” y
“¿Pupi está en el closet?” Ahora, Sergio llega a ser muy bueno diciendo “no” así que su papá
quiere encontrar un libro que tenga oportunidades para que Sergio diga “¡si!”
No
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¡el mejor!
Tu hijo puede disfrutar todos los libros mencionados en las etapas previas: libros de alfabetos,
números y animales, libros con dibujos o palabras familiares y rutinas diarias, libros con dibujos
detallados o objetos escondidos, libros de fotos e interactivos.
Además:
Los libros que repiten las palabras claves son perfectos para tu hijo porque tienen palabras y
oraciones que puede usar en otras situaciones y que sea más fácil llenar los espacios en blanco.
Por ejemplo, el libro Brown Bear, Brown Bear, What do you see? (Oso Café, Oso Café, ¿Qué
ves?) el autor usa un modelo en el que siempre hace la misma pregunta ¿qué ves? Y la
respuesta también siempre empieza con “yo veo un (nombre del animal) mirándome” Hay una
lista corta de libros predecibles y repetitivos en la sección de referencias al final de este libro.
Los libros con palabras con ritmos tondos como Green Eggs and Ham (Huevos Verdes y Jamón)
tienen la misma clase de ritmo en las canciones. Son divertidas para que las leas y mejores la
conciencia de sonidos de tu hijo. Si le gusta la forma en que suenan algunas cosas, tal vez
intente decirlos por si mismo.
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Una vez que tu hijo entiende lo que estás diciendo, dile historias que tengan un principio, una
mitad y un final. Puedes empezar con:
libros hechos en casa acerca de una excursión /experiencia que tu hijo haya tenido (por
ejemplo, ir a la escuela o visitar a sus abuelos)
libros hechos en casa acerca de una rutina familiar (por ejemplo, tomando un baño o
hablando por teléfono)
Historias Personales. Estas son historias escritas especialmente para tu hijo con el fin de
ayudarlo a aprender lo que dices y haces en diferentes situaciones. (ver capítulo 7, página
239 para la guía de cómo escribir las Historias Personales)
Libros en los cuales el personaje tiene que resolver un problema sencillo, aprender una
lección o cambiar de alguna forma. (por ejemplo, Max’s New Sit, Max Tiene un Traje Nuevo
por Rosemary Wells y The Very Hungry Caterpillar, La Oruga Hambrienta por Eric Carle)
Cambia el texto para que tu hijo pueda entender el libro y tengo la oportunidad de oír modelos
verbales apropiados. Una forma de cambiar el texto es insertar frases portadoras, incluso si no
aparecen en el libro. Por ejemplo, si los dibujos en el libro son diferentes clases de vehículos,
crea un guión como el siguiente: “aquí hay un tren,, ¡chucu, chucu, uu, uu! Aquí hay un coche
¡bip, bip, bip, bip! La frase portadora “aquí hay un...” hará que sea más fácil para tu hijo llenar
el espacio en blanco.
Otra manera de cambiar el texto es quitar todas las palabras confusas, poner el sujeto de una
oración al principio y usar apoyos y rupturas (ver capítulo 6, páginas 207-208) Mira cómo
puedes ajustar esta línea de The Very Hungry Caterpillar (La Oruga Hambrienta) En vez de “Un
domingo en la mañana, salió el cálido sol y ¡pop, un estallido! y salió pequeñita y hambrienta
oruga,” intenta con “¡pop, un estadillo! Salió una oruga, salió del huevo. Tiene hambre.”
Generalmente puedes agregar apoyos y objetos para leer un libro cuando tu hijo está en la
etapa del Comunicador Precoz porque es capaz de concentrarse en el libro y el juguete al mismo
tiempo. Ayúdalo a entender que los dibujos en el libro representan la vida real, mostrándole
juguetes que se parezcan a las cosas de la historia. Usa los objetos para representar partes de
la historia. Deja que tu hijo sostenga algunos objetos y anímalo a representar las cosas también.
página 352
Rodrigo disfruta toda clase de historias y le gusta fingir que está leyendo un libro recorriendo su
dedo debajo de la palabra escrita y recita las líneas que han sido leídas para él. En realidad
Sergio puede leer algunas palabras también. Cuando el papá de Sergio hace preguntas como
“¿qué está haciendo el hombre?” o “¿a quién ves?” Sergio no tiene problemas para contestar e
incluso dice algunos comentarios y opiniones por si mismo. Pero algunas veces su papá le
pregunta a Sergio una pregunta que va más allá del libro, como ¿qué piensas que sucederá
En esta etapa tu hijo disfruta una variedad de libros y te incluirá en su lectura. Entiende que los
libros reflejan la vida real y que puede representar situaciones del libro. También puede
contestar preguntas acerca de lo que está pasando, hacer algunas preguntas por sí mismo y
probablemente te dejará saber si le dices la historia de una manera diferente de la que él ha
hecho. Quizá todavía repita las cosas que dices cuando tiene problemas con sus propias
respuestas.
Pensar más allá de lo que está pasando en la página: imaginar, predecir lo que va a suceder
y considerar cómo sienten los personajes
Aprender formas más avanzadas para expresarse por si mismo (por ejemplo, preguntar y
contestar a “qué,” “quién,” “dónde,” “cuándo,” “porqué” y “cómo”)
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Tu hijo puede disfrutar todos los libros enumerados en las etapas previas – libros de palabras,
alfabetos y números, catálogos, álbums, libros interactivos, predecibles y con historias sencillas-
si los adaptas a su nivel, además:
Existe probablemente un libro que pueda ayudar a tu hijo a aprender cualquier aspecto del
lenguaje. Por ejemplo, un libro que repetidamente haga preguntas y respuestas empezando con
“quién,” como es Who is in the tunnel? (¿quién está en el túnel?) y Who is in the engine shed?
(¿quién está en la locomotora?) en Meet Thomas en His Friend (Conoce a Tomás y sus Amigos)
y dale modelos de ´como puede preguntar y responder por sí mismo.
Escoge libros que tengan un progreso lógico desde el principio, a la mitad y al final. Los libros
con argumentos sencillos hacen que sea más fácil para tu hijo predecir lo que va a suceder.
También las historias sencillas son ideales para que tu, tu hijo y su hermano, harmana o amigos
las representen, (por ejemplo, The Bery Hungry Caterpillar. La Otuga Hambrienta por Eric Carle
y Max’s New Suit. El Traje Nuevo de Max por Rosemary Wells.
Si las respuestas a tus preguntas no siempre están en el dibujo de la página, tu hijo se verá
forzado a escuchar más cuidadosamente para comprender lo que dices
Haz un libro acerca de una excursión/ experiencia que tu hijo haya tenido para que puedas
hablar de lo que sucedió. Los Diarios de Dibujos y los Libros de Comunicación descritos en el
capítulo 7, lo ayudan a hablar de las cosas que hizo cuando no estabas con él.
Escribe Historias Personales especialmente para tu hijo con el fin de ayudarlo a entender qué
puede decir y hacer en diferentes situaciones (ver el capítulo 7, páginas 239-240)
Haz libros que expliquen conceptos abstractos como los sentimientos de una manera
concreta. (ver capítulo 7, páginas 247-248 para ejemplos de estas historias)
página 354
Además de leer como lo harías con un niño en la etapa del Comunicador Precoz, ahora puedes
empezar a animarlo a que piense acerca de los libros de nuevas formas.
Anima a tu hijo a que piense haciendo preguntas y comentarios de cosas que no se dicen en la
historia
Lee el título del libro y pregúntale de qué cree que se va a tratar la historia. Si está leyendo
una historia de perros, anímalo a pensar en otros lugares en los que ha visto a los perritos.
Habla del pasado. Por ejemplo, “Bety tiene un perro, su nombre es Andy. Vimos a Andy en la
casa de Bety.”
Señala detalles en los dibujos que lo ayuden a entender los sentimientos. Por ejemplo, “yo
pienso que la mamá de Max está enojada. Mira su cara.”
Haz referencia a las ideas y personajes de los libros en otros tiempos: “ese perrito se parece
a uno en 101 dálmatas”
Escoge uno de los libros de historias con un argumento sendillo que le guste especialmente a tu
hijo. lee el libro varias veces y anímalo a completar partes de la historia llenando los espacios en
blanco. Una vez que conoce bien la historia, hazle preguntas que lo ayuden a relatarla. Por
ejemplo, para la historia de los Tres Cochinitos podrías preguntar, “¿qué hace el lobo después?”
Algunas historias se prestan para representarlas. Si tienes apoyos que se asemejen a las cosas
de la historia, será aún más fácil para tu hijo que la represente. Por ejemplo, en los Tres
Cochinitos, puedes dejar que sostenga un cochinito de juguete o un títere y animarlo a que diga
Es más fácil convertir algunas historias como los Tres Cochinitos en un juego imaginario
página 355
Una vez que tu hijo se ha familiarizado con los libros, generalmente en la etapa de los
Compañeros, puede empezar a reconocer algunas palabras escritas. Aprender a leer esas
palabras que ha visto es el primer paso para llegar a ser un buen lector. Otra forma de aprender
a leer es la fonética –combina o armoniza los sonidos que las letras hacen para formar las
palabras- aunque sucede mucho más tarde.
Algunos niños con TEA reconocen palabras que ven después de los cinco años. Pero también
están fascinados por las palabras escritas: los créditos al final de los videos y programas de
televisión, las señales e la calle o los textos en los libros. Sin embargo, la mayoría de las veces
no entienden lo que están leyendo.
Entender el significado de las palabras puede abrir una puerta para comprender mejor el mundo.
Para algunos niños, las palabras escritas le ofrecen otras formas para comunicarse. En la
siguiente sección, veremos cómo puedes ayudara tu hijo que aprenda a ver que las palabras
escritas realizan el mismo trabajo que las palabras habladas.
dibujo: osteoporosis
Francisco no entiende lo que está leyendo, pero con un poco de ayuda puede utilizar su
habilidad lectora para conseguir información acerca del mundo que lo rodea.
No es suficiente exponerle a tu hijo las palabras escritas; tienes que animarlo para que se de
cuenta que las palabras escritas están alrededor de él y le muestran el valor de lo que está
escrito. Llama su atención para las palabras escritas en los libros, en las señales o en las
revistas. Lee las palabras despacio y de manera clara, ayudándolo a que señale las palabras
cuando las dices. Después demuestra el significado de lo que dices sosteniendo los objetos
reales si están disponibles y repite las palabras. A continuación discutimos algunas de las
muchas formas en las que puedes mostrarle a tu hijo como “hablar” las palabras escritas.
dibujo: las palabras escritas pueden ser anzuelos ¡sólo si tu hijo las mira!
página 356
Usa etiquetas para ayudar a tu hijo a entender el poder de las palabras escritas
dibujo: las etiquetas pueden decirle a tu hijo dónde poner sus zapatos
Pon etiquetas en recipientes, cajas o envases opacos porque la única forma en que tu hijo
conocerá lo que hay adentro es leyendo la etiqueta. También puedes hacer manteles
individuales (incluyéndolo en la elaboración) con el nombre de cada miembro de la familia y su
foto. Tan pronto como tu hijo es capaz de reconocer las fotos o los nombres en los manteles,
anímalo a poner los manteles en la mesa para cada miembro de la familia.
¡tren!
página 357
En la hora de la comida y del tentempié, llama la atención de tu hijo hacia las etiquetas de
su bolsa de galletas y la caja de cereal.
Lee y muéstrale las etiquetas en las pastas de dientes, los jabones de baño y otros
productos mientras se lava los dientes, las manos o se baña.
Conserva algunos de sus juguetes favoritos en sus cajas y lee el nombre de los juguetes con
tu hijo antes de que los saquen
Escribe el nombre de tu hijo, ten el nombre escrito por él mismo o su garabatos o dibujos y
cuélgalos donde pueda verlos.
Al principio la mamá de Sebastián escribe su nombre en sus pinturas, pero ahora Sebastián las
firma todas.
Prepara con tu hijo la lista de los ingredientes que van a comprar para usarlos en la receta del
pastel. Después une las palabras de la lista con los productos en la tienda. Cuando sigan la
receta en casa, una vez más señala las etiquetas en los productos e ingredientes que uses.
Puedes tener escrita la receta y usar pequeños pasos y dibujos.
dibujo: la receta para la salsa de manzana es más fácil se seguir –todo lo que necesitas son
manzanas y agua.
Usa la televisión y videos para ayudar a tu hijo a entender las palabras escritas
Mira la guía de T.V. con tu hijo. Señala sus programas favoritos antes de prender la T.V.
Si tu hijo observa los créditos después de que terminó el programa, sigue su iniciativa y lee
algunos de los nombres.
Muestra y etiqueta el nombre en la caja del video antes de ponerlo en la Video Casetera.
Muéstrale dos etiquetas de los videos y deja que escoja el que quiere ver. Guía su dedo
sobre la parte inferior de la palabra cuando estés leyendo el nombre del video.
Mira los programas de T.V. con tu hijo que estén animados con letras, sonidos y números.
“Plaza Sésamo” y “Concursos” como la Rueda de la fortuna o Atínale al precio son los
favoritos para los niños que les fascinan las letras.
Usa tarjetas y letras para ayudar a tu hijo a comunicarse con las palabras escritas
Escribe pequeñas notas para tu hijo y ayúdalo a leerlas: “Mami ama a Benjamín.”
Deja a tu hijo que mire y participe escribiendo en las tarjetas de cumpleaños, las del día de
la madre o del padre y de las vacaciones.
Anima a los amigos y la familia a enviarle cartas a tu hijo. abre y lean el correo juntos.
dibujo: si tu hijo ve que das y consigues información de las palabras escritas, será más probable
que muestre interés por leer.
página 359
Otras formas para mostrarle a tu hijo que las palabras escritas “hablan”
Señala los anuncios en las revistas, periódicos y vuelos que puedan interesarle a tu hijo.
muéstrale la sección de cine en el periódico, muéstrale la película que planeas ver con él.
Lee y señala las señales y carteleras mientras pasean en el coche. Puedes conseguir un libro
de los signos de la calle para facilitar la educación del conductor.
¡parar!
Pide y usa los menús de los niños que tengas los dibujos de las comidas favoritas de tu hijo.
(pregunta si te lo puedes llevar a casa) McDonald’s o Burger King tienen menús con dibujos
del desayuno, la comida y la cena con los que puedes quedarte si haces una petición
especial. Muéstrale a tu hijo los nombres de las comidas que le gustan en el menú. Lee el
menú con tu hijo y ayúdalo a escoger lo que quiere.
Usa instrucciones escritas con tu hijo. Los juguetes que se tiene que ensamblar a menudo
tienen diagramas que marcan el proceso de armarlo en pequeños pasos.
Si tu hijo tiene una buena memoria repetitiva, puede empezar a decir los nombres de las letras
del alfabeto siempre que las vea. Debes animarlo a decir los sonidos que hacen las letras y
entender que esos sonidos se armonizan para formar una palabra completa. Por ejemplo, si
estás deletreando su nombre, señala con tu dedo índice cada letra y de el sonido que hacen las
letras en vez de sólo decir su nombre –“esto dice ese-e-be-a-ese-te-i-a-ene-” en lugar de “esto
dice -S-e-b-a-s-t-i-a-n-” Si tu hijo practica diciendo sólo el nombre de las letras, será más difícil
para él ver cómo las letras van juntas para formar palabras.
Una vez que tu hijo ve el valor de las palabras escritas, quizá quiera intentar escribir algunas
por sí mismo. Saca papel, crayolas y marcadores en un lugar especial para “escribir” – tal vez
cerca del escritorio o de la mesa donde otro miembro de la familia escribe cartas, para las
cuentas o hace la tarea. En este punto, tu rol no es precisamente enseñarlo cómo escribir, sino
en conseguir que se interese en las palabras escritas y responda con entusiasmo a su esfuerzo.
Su primer intento serán garabatos, pero trata lo que hace como si en realidad fuera una palabra
escrita.
Anima a tu hijo a “escribir” su nombre en cosas como sus trabajos de arte y sus tarjetas de
cumpleaños y dale una oportunidad para participar escribiendo y haciendo listas. Si tu hijo
muestra interés, déjalo trazar letras o copiar palabras, pero siempre empareja la palabra con un
dibujo o un objeto real para que entienda lo que está escribiendo. La computadora es un lugar
genial para aprender más de la comunicación con las palabras escritas –tu y tu hijo pueden
tener conversaciones escribiéndose preguntas y respuestas uno al otro.
Sumario
Los libros son un lugar genial para que tu hijo aprenda más del significado de las palabras y del
placer de compartir una historia. Convertir la lectura en una experiencia interactiva requiere de
muchas de las estrategias que ya conoces, como simplificar lo que dices, enfatizar y exagerar
tus palabras y asegúrate que tiene oportunidades para participar de acuerdo a su nivel. Algunos
niños aprenden a reconocer y leer algunas palabras por sí mismo. Encontrarás que las palabras
escritas pueden ser una forma valiosa para que tu hijo dé y reciba información.