SOCIALIZACIÓN POLÍTICA Y RADICALIZACIÓN TERRORISTA ENTRE
INDIVIDUOS QUE SE UNIERON A AL-SHABAAB EN KENIA.
BOTHA A través de al-Shabaab, el terrorismo islámico está aumentando su presencia en Kenia. En contraste con la opinión común, como se muestra a través de respuestas de los gobiernos, la radicalización y el reclutamiento se extienden mucho más allá de los ciudadanos somalíes y kenianos. En lugar de centrarse exclusivamente en factores externos o ambientales, el estudio en el que se basa este artículo analiza los antecedentes personales de quienes se radicalizaron. Este artículo se centrará en el papel de la familia y de los amigos en el proceso de la socialización política a la vez que analizará los factores que influyen en la radicalización, destacando la identidad religiosa, económica, política y la formación de los miembros de al-Shabaab. Basándose en entrevistas con miembros de al-Shabaab y sus familiares, se evaluará el cuándo, el cómo y el por qué se unieron a dicha organización. A través de responder a estas preguntas claves, el Gobierno de Kenia y otras agencias de asistencia en la prevención de la radicalización podrán desarrollar una estrategia más efectiva para prevenir la radicalización y luchar contra el terrorismo, basándose en la evidencia empírica. En el período del 4 al 10 de abril de 2014, durante la Operación Usalama Watch, las autoridades kenianas arrestaron a 4,005 somalíes buscando individuos que formaran parte de al-Shabaab, en un intento de erradicar dicha organización. La operación fue lanzada tras dos ataques: En el primero varios hombres armados dispararon a 6 devotos causándoles la muerte en la iglesia de Jesús en Likoni, Mombasa el 23 de marzo de 2014; una semana más tarde el 31 de marzo de 2014, seis personas murieron y otros diez resultaron heridos como resultado del lanzamiento de explosivos contra un kiosko y una parada de autobús. Este fue probablemente uno de los ejemplos más visibles de las detenciones masivas tras una campaña de discriminación racial. Frente a un problema de insuficiencia de zonas de retención, los sospechosos fueron retenidos en un estadio deportivo en Nairobi el tiempo que tardaran las autoridades en verificar el estado de los individuos en el país. Sin embargo, las autoridades liberaron a 3.010 sospechosos después de interrogarles y comprobar que procedían de Kenia y que no tenían ningún antecedente penal. Aquellos que habitaban en el país ilegalmente fueron deportados inmediatamente a Somalia. Eventos como estos son los que siembran la duda sobre los oficiales y funcionarios del gobierno y la concepción que éstos tienen acerca de la radicalización violenta. Destacando que los factores externos son claves para facilitar la radicalización, como se recoge en la Estrategia Global Anti-terrorista de las Naciones Unidas. Este artículo pretende evaluar en qué medida la situación política puede facilitar la participación de las personas en al- Shabaab en Kenia. Se ha basado en las entrevistas realizadas con 141 miembros relacionados, en mayor o menor medida, con la organización al-Shabaab, en lugar de basarse en la “sabiduría popular”. En este grupo también se incluyó a 131 hombres y seis mujeres involucrados, de edades comprendidas entre los 14 y los 51 años. Se llevó a cabo en Nairobi, Kilifi, Mombasa, Kwale, y Lamu durante el período el 8 al 18 de septiembre 2013, y otra entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre de 2013. Se empieza a romper con la creencia de que los miembros de al-Shabaab son de procedencia somalí y que huyeron de su país para cometer actos terroristas en Kenia. Este país no era solamente el destinatario de las actividades de al-Shabaab, sino que sus propios ciudadanos estaban también involucrados en el reclutamiento de miembros dentro del propio país y también en Uganda. Después de radicalizarse, los individuos dejaban sus respectivos países para luchar en al-Shabaab. Esta tendencia ha ido cambiando gradualmente en la medida en que se van utilizando ciudadanos marginados demográficamente y radicales reclutados para ejecutar ataques en Kenia. Al volverse en contra de sus propios compatriotas, así como en contra de sus compañeros de organización, se demuestra que los nuevos miembros se han identificado con algo que no es ser de Kenia o de Uganda. Este artículo aborda los siguientes temas generales: empieza con una breve introducción de la sociedad política, la identidad y la radicalización. Prosigue un análisis del perfil de los miembros de al-Shabaab que fueron interrogados con la idea de obtener información acerca de la relación entre la radicalización y la actualidad política. POLITICAL SOCIALIZATION AND RADICALIZATION A partir de la socialización, Dawson y Prewitt definen este término como: "... él proceso por el que los niños, nacidos con un enorme potencial para adoptar diferentes tipos de comportamiento, llegan a seguir las normas específicas de su propia sociedad." Para Langton, la socialización política hace referencia a la forma en la que la sociedad transmite su cultura política de generación en generación. Este proceso puede servir para preservar las normas tradicionales políticas y las instituciones; pero por otro lado, cuando se realiza la socialización secundaria se inculcan valores políticos diferentes y/o cuando los niños son criados con expectativas políticas y sociales diferentes a los de sus antepasados, el proceso de socialización puede ser un vehículo de cambio social y político. La socialización política es , por lo tanto, el proceso mediante el cual varios agentes de la sociedad ayudan a que un individuo aprenda las disposiciones políticas relevantes y los patrones de comportamiento. Estos agentes son diversos, pero los mas influyentes son: la familia, los grupos de iguales, el colegio, las organizaciones de adultos y los medios de comunicación. En otras palabras, la socialización política a nivel individual puede ser descrita como un proceso permanente a través del cual una persona desarrolla un único marco de referencia que guía las decisiones individuales con respecto a la política. El marco individual de referencia puede ser definido como “el cristal” a través del cual la persona percibe el mundo que le rodea. Este marco también incluye la opinión del individuo acerca de la política y la religión, así como su punto de vista sobre un determinado partido político o su ideología. Cabe destacar que el ser político no se nace, se hace, con "sentimientos de nacionalismo, patriotismo o lealtad tribal; identificándose con las facciones o grupos que consideren; evaluando diferentes cuestiones políticas con las que se identifiquen; teniendo conocimiento sobre las estructuras políticas y los procedimientos de estas; además de una imagen personal de los derechos, las responsabilidades y la situación política en el mundo". La personalidad es un componente principal en la comprensión del individuo como el filtro a través del cual interpreta el mundo o medio ambiente. Salkind define la personalidad como: "el patrón de comportamiento y de pensamiento que caracteriza a los individuos, es lo que distingue a cada persona, y permanece relativamente estable a lo largo de sus vidas. Es ese complejo único de respuestas emocionales que distingue a una persona de otra y constituye una parte importante de la identidad de un individuo". Como parte del proceso de socialización política, Dawson y Prewitt, explican: "como todo aprendizaje social, el aprendizaje político es gradual e incremental. No hay ningún punto mágico en el cual un individuo se convierte en 'ser político'. Los puntos de vista políticos de los ciudadanos son el resultado de sus experiencias personales." La socialización política es por lo tanto la forma en la que se modula un individuo gradualmente. Para facilitar este proceso, la socialización política hace referencia a los agentes de socialización primaria (la familia, el colegio y los grupos de iguales) y a los agentes de socialización secundaria (medios de comunicación y experiencias políticas). Esto sustenta la manera en la que un niño y más tarde un adulto, aprende y percibe el mundo que le rodea y actúa en consecuencia de sus estímulos externos. Estos agentes de socialización, por tanto, influyen sobre las creencias, las actitudes, los valores y el comportamiento de una persona. Este artículo se referirá selectivamente a la familia, los compañeros o los amigos, las experiencias políticas y la escuela en relación con la influencia de la educación en la radicalización y circunstancias socioeconómicas. El papel de la familia, particularmente de los padres, es el más fuerte desde la infancia hasta que el niño alcanza la edad escolar, la familia se considera el pilar fundamental en la transmisión de valores. Aunque esto no implica que el niño sea una copia de los adultos, el niño ya ha adoptado el marco y la estructura del lugar en el que ha crecido. La figura del padre desempeña un papel muy importante en el desarrollo personal a la par que en el desarrollo político. El desarrollo de los niños en los que la figura paterna está ausente presentan una serie de consecuencias. Por ejemplo, Langton observó que los niños que se han criado en un hogar en el que la figura del padre está ausente, han desarrollado unos patrones de comportamiento más afeminados. Los hombres que han crecido con un núcleo familiar femenino son también más infantiles, dependientes y sumisos que los que han crecido en un hogar con una figura paterna present, el 16% ha crecido sin madre, mientras que el 12% de los acusados han crecido sin ninguno de los dos. Es curioso destacar la edad en la que los acusados perdieron a su padre, a su madre o a ambos; el 19% perdieron a su padre y el 13% a su madre cuando tenían menos de 5 años; cuando estaban entre los 16 y los 18 años el 81% perdió a su padre y el 40% a su madre; el 47% de las madres de los acusados las perdieron entre los 19 y los 20 años. En estas edades los jóvenes son más vulnerables a una pérdida de esta magnitud. Por otra parte, la mayoría de los acusados entrevistados (el 82%) tenían a su padre y su madre (el 84%) presentes en sus vidas. Sin embargo, esto demuestra que cada radicalización depende de las circunstancias y las historias personales de cada uno. Para valorar la relación que el sujeto tenía con sus padres mientras crecía, se le preguntó a los acusados si fue su padre o su madre el que tomó las riendas al establecer las normas en la familia, qué tipo de castigo se le imponía. También fueron preguntados para que indicaran cómo de severos eran esos castigos y en qué medida estaban involucrados sus padres en su desarrollo mientras crecían para determinar la influencia parental que tuvieron. Schmid por ejemplo, encontró que los adolescentes que consideraban que sus padres eran una parte muy importante de sus vidas y quienes cumplieron con las expectativas de sus padres, son más propensos a identificarse con los valores de ellos. El conducirse hacia una mayor identificación con los valores de los padres, podría significar que el niño estuviera más protegido contra las influencias negativas de los agentes posteriores. En las familias en las que ambos padres estaban presentes, los padres imponían las normas en un 100% de los casos. Es particularmente interesante que solo en tres de los casos en los que el padre estaba ausente era la madre la que instauraba las reglas, ya que era una sociedad muy conservadora y solo pudieron imponer las normas cuando se le fue “permitido”. Mientras que los padres de los encuestados de al-Shabaab tomaban la iniciativa, solo en dos de los casos en los que ambos padres estaban presentes la madre jugó algún papel. En uno de estos ejemplos ambos padres castigaron al encuestado y, en el otro caso, fue castigado por la madre. Esto siembra la duda sobre el impacto real que puede tener empoderar a las madres como parte de una estrategia para prevenir la radicalización en Kenia especialmente con referencia al-Shabaab. Aunque la madre es capaz de detectar más fácilmente los cambios en sus hijos, es la figura paterna la que tiene el rol predominante a la hora de influir políticamente a sus hijos. Con respecto a la posición de los encuestados en la familia, 62 por ciento de los encuestados eran hijos del medio, el 26 por ciento fueron los hermanos mayores, mientras que 12 por ciento eran los hijos pequeños. Según Eckstein, los hermanos del medio se clasifican como seres sociables; se relacionan bien con personas mayores y menores; y no les cuesta trabajar en equipo. Además de estas características positivas, los niños del medio tienen más sensación de no pertenecer a algún lugar o a formar parte de una familia. Es sobre todo este dato el que avala su vulnerabilidad en la búsqueda de un sentido de pertenencia. La familia es el primer núcleo en el que un niño se pone en contacto con la cultura política de su país, esto coincide con que el 68% de los encuestados indicaran que sus padres mantenían discusiones políticas en su presencia. Con esto se confirma la posición de Greenberg, el cual afirma que muchas de las opiniones de los adultos se ven reflejadas en la socialización política del niño. Esto también podría explicar porqué bajó la participación política entre los encuestados, teniendo en cuenta que la ideología que representa al-Shabaab no esta implantada en sociedad de Kenia a pesar de las obvias conexiones religiosas. La figura 1, describe cuál es el porcentaje de los encuestados que informaron sobre su adhesión a al-Shabaab, revela que solo el 21% de los encuestados afirmaron que alguno de los padres era consciente de dicha decisión de unirse a al-Shabaab. Solamente el 11% informó a alguno de sus padres de la unión con al-Shabaab. Mientras que solo el 4% informó a otro hermano. Para poner este análisis en contexto: el 73% de los encuestados informaron a otra persona, es decir 27% se mantuvieron el silencio sobre su decisión. Figure 1. A quién informaron los encuestados sobre su unión a al-Shabaab Por lo tanto, es improbable que los miembros de la familia estuvieran de acuerdo o incluso aceptaran la ideología de al-Shabaab. La teoría de Greenberg implica que los padres de los encuestados de al-Shabaab (denominados la primera generación) desempeñaron un papel menor en la transferencia de su orientación política durante la socialización de sus hijos. En lugar de la influencia parental, los grupos de iguales/ amigos tuvieron un papel más activo en la socialización política de los encuestados. Figura 2. Familia y amigos involucrados La figura 2, detalla la forma en la que se unieron, si se unieron solos o acompañados de alguien. El 6% se unió con su familia, mientras que el 13% reclutó a miembros de la familia para vincularse a al-Shabaab. La realidad es que cuando la familia es incapaz de transferir sus orientaciones políticas, otros agentes de socialización suelen ser más influyentes. Figura 3. Cómo fueron introducidos a al-Shabaa El papel de los amigos en relación a la adhesión a al-Shabaab es indiscutible, basándose en la figura 3 se identifica la manera en la que los encuestados fueron introducidos a al- Shabaab, resaltando que la adhesión por culpa de algún amigo es indudablemente la que más importancia tiene con un 38%. El 54% indicó que ellos reclutaron a otros amigos. Este grupo también fue el más informado, como se ve en la figura 2. La razón por la cual es así es que la influencia familiar empieza a disminuir cuando los niños tienen 13 o 14 años. Este es el período en el cual el individuo empieza a interesarse más y a participar en más temas políticos. El hecho de que la mayoría de los encuestados se uniera con algún amigo demuestra que este hecho fue consecuencia de la presión de grupo. El poder que tiene el grupo de iguales se basa en dos pilares fundamentales: el vínculo emocional que existe entre el individuo y el grupo, y el acceso que tiene el individuo con su grupo específico y viceversa. Gurr define la radicalización como: Un proceso en el que un grupo se moviliza con un propósito u objetivo social o político, pero no ha podido hacer el suficiente progreso para satisfacer a todos los activistas. Mientras unos se desmotivan, otros intensifican sus esfuerzos al perder la paciencia con los medios convencionales de la acción política, así que buscan tácticas que tengan un mayor impacto. Este es el tipo de situaciones en los que ocurre la imitación del comportamiento y cuando se toman modelos a seguir.La impaciencia y la frustración proporcionan una motivación expresa (ira) y los terrenos racionalistas (episodios violencia en otras lugares) que hacen que sea probable que algunos militantes decidirán a experimentar con tácticas de terror. La decisión se toma y se justifica como un medio para obtener un fin de reforma radical, de autonomía de grupo, o lo que sea. Según la dinámica del proceso que siguen, los terroristas creen que cuentan con el apoyo de alguna comunidad en la rebelión. Aunque son varios factores los que juegan un papel importante en el proceso de radicalización, es la socialización política la que penetra en el individuo convirtiéndolo en partícipe de causas radicales. John Horgan y Max Taylor hacen una mejor descripción del nexo de unión entre la socialización y la radicalización: “Lo que sabemos de los terroristas sugiere que rara vez hay una decisión consciente tomada para convertirse en terrorista. Una mayor participación en el terrorismo es el resultado una exposición gradual y una socialización hacia el comportamiento extremo”. La duración y el proceso de la radicalización es diferente de un individuo a otro, aunque en general se acepta (con algunas excepciones) que el proceso ocurre gradualmente y durante un período de tiempo; las decisiones concienciadas, como por ejemplo unirse a una organización terrorista, no se hacen en un corto período de tiempo. McCormick hace referencia a un enfoque de desarrollo en el cual un acto de terrorismo "no es el producto de una decisión individual, sino el resultado final de un proceso dialéctico que va empujando gradualmente a un individuo hacia un compromiso de violencia con el paso del tiempo. El proceso se lleva a cabo dentro de un ambiente político más amplio que implica al estado, al grupo terrorista, y a la auto designada circunscripción política del grupo. La interacción de estas variables en un ambiente de grupo se utiliza para explicar por qué las personas recurren a la violencia y, finalmente, podrían justificar las acciones terroristas". Por lo tanto, verse involucrado en actos de terrorismo no se produce de la noche a la mañana, ya que implica un proceso gradual que precisa de una multitud de ocurrencias, experiencias, percepciones y personajes. Neumann probablemente proporciona la descripción menos compleja de radicalización cuando observó que, después del 11S, el término "radicalización" se usó para referirse vagamente a "lo que pasa antes de que la bomba estalla." La radicalización también tiene factores externos e internos: El entorno externo se puede subdividir entre circunstancias nacionales o internacionales, como refleja la estrategia global antiterrorista de las Naciones Unidas. Mientras que los internos, o personales, son la interpretación y la influencia psicológica que han tenido los factores externos en el individuo, refiriéndose directamente a la socialización política. El 20 de septiembre de 2006, las Naciones Unidas bajo el entonces Secretario General, Kofi Annan, adoptó la estrategia de lucha contra el terrorismo Global de las Naciones Unidas que entre otras cosas sirvió para identificar las condiciones que ayudan a que se produzca el terrorismo. Estos "factores de empuje" o circunstancias permisivas hacen una referencia específica a: Las circunstancias políticas, incluida la mala gobernabilidad, la exclusión política, la falta de libertades civiles y el abuso de los derechos humanos; las circunstancias económicas; las circunstancias sociológicas con referencia a la discriminación religiosa y étnica; la lucha contra el terrorismo y su impacto; y la percepción de la injusticia y las circunstancias internacionales. Aunque una comprensión básica de estas condiciones da una idea de la radicalización, sin circunstancias internas y personales del individuo también podría apoyar las ideas de los extremistas (extremismo no violento) sin llegar a participar activamente en la ejecución de los actos de terrorismo (extremismo violento). Por otro lado, no todas las personas que han vivido las mismas circunstancias se radicalizaron, y no todos radicales acaban cometiendo con actos terroristas. Si bien las causas principales de la radicalización son importantes, no son un factor general que se puede utilizar para "predecir" si una persona es más o menos propensa a involucrarse en actos de terrorismo. A pesar de estas circunstancias, sigue siendo la persona quien toma la decisión de unirse a una organización terrorista, pudiendo estar inconscientemente atraído por los ideales y las actividades de las organizaciones extremistas. En última instancia, la mayoría de los analistas esperan simplificar más el concepto de radicalización, como se han dado cuenta de que el comportamiento humano es extremadamente complejo, se presenta el segundo factor crucial: el individuo. RELIGIOUS AND ETHNIC IDENTITY Como se discutió acerca del papel de la familia, la socialización política también incluye el desarrollo de una identidad social como "la parte del concepto que tiene el individuo y que se deriva de su propia concepción de pertenencia a un grupo social, junto con el valor y el significado emocional del concepto de pertenencia.” Esto da lugar a una identidad colectiva que Ab'adi-Nagy define como "el conjunto de rasgos culturales, rasgos sociales, valores, creencias, mitos, símbolos, imágenes que van en la definición del colectivo". Al explicar la importancia de la identidad colectiva en la estructura psicológica de las personas, Simon y Klandermans enumeran cinco funciones: confirman que la persona pertenece a un determinado lugar en la sociedad; también existen características distintivas para identificar a los que no comparten el lugar de la persona en la sociedad; la identidad colectiva garantiza también el respeto entre aquellos que comparten la misma posición; conduce el amor propio, la comprensión y el significado del mundo social del cual la persona forma parte. Por último, la identidad colectiva ofrece la solidaridad para con los demás y recuerda a la persona que él/ella no está sola. La identidad colectiva, sin embargo, también puede fácilmente politizar la manera en la que el individuo interviene en nombre del grupo. Para que eso suceda, la mayoría del grupo ha de compartir el mismo sentimiento de injusticia o desigualdad para poder convertir "mis quejas" en "nuestras quejas". El siguiente paso es que el “otro”(el que está fuera del grupo) esté en condiciones de ser culpado, estereotipando el concepto “otro”. En consecuencia, cuando el individuo se enfrenta a los diferentes tipos de condiciones de la identidad colectiva, puede llegar a resaltar mucho más: cuando los individuos son cada vez más incapaces de valerse por sí mismos y o/a sus familias; cuando los individuos se confunden por el caos social y político a su alrededor; y cuando el individuo se siente amenazado por otro grupo. En un intento de hacer frente a estas circunstancias, los individuos pueden también recurrir a un movimiento ideológico que le proporcione una identidad, o mejorar su / su identificación con un grupo religioso, étnico o político. Las personas se agarran a su identidad colectiva en un intento de sentirse seguros y para cubrir las necesidades básicas de la persona. En un intento de mejorar el estado desde dentro del grupo, el número de estos individuos disminuirán, para finalmente acabar dañando el grupo desde fuera. Como consecuencia, los individuos categorizan a las cosas como “nos”, “nosotros” y “nuestro” al hacer referencia a algo/alguien de dentro del grupo, y usaran “su”, “sus”, “suyo” dividiendo y categorizando así a la gente de “dentro” o “fuera” del grupo. Asociado a esta clasificación, las percepciones y connotaciones positivas se usarán para asociar algo al grupo, mientras que las negativas se usarán para referirse a lo externo al grupo. En este sentido, se le pidió a los individuos del estudio que clasificaran su sentimiento de pertenencia, dando como resultado que un 55% enumeró su sentido de pertenencia entre 5 y 10 al incorporar a al-Shabaab. Cuando se les preguntó mientras eran miembros, un 87% clasificó el sentido de pertenencia de 5 a 10 un 32% más. En otras palabras, a medida que va pasando el tiempo el sentimiento de pertenencia va en aumento para la mayoría de los encuestados. Esto es resultado de la dinámica de un grupo al que alguien, en atraer a la gente para que se una con y a través de las amistades. El grado en que el individuo se identifica con el grupo mide la solidaridad dentro de dicho grupo. Esto tiene un gran impacto en la forma en la que se identifica el grupo y su socialización, Janis describe esto como “un conjunto de actitudes preconscientes e inconscientes que cada miembro tiene al percibir al grupo como una extensión de sí mismo y ayuda a que se permanezca en contacto directo con los demás miembros del grupo y adherirse a las políticas por las que se incline el grupo” Formar parte de una organización que es algo más grande que un individuo en soledad, puede explicar el por qué los encuestados clasificaron su sentido de pertenencia con una puntuación mayor cuando estaban dentro de la organización. Este sentido de pertenencia también se destacó cuando se preguntó a los encuestados para definir al "nosotros". Tal y como se presenta en la figura 13, la cual identifica el significado que tiene para los miembros de al-Shabaab la palabra “nosotros”, el 68% de los encuestados se refirió a los miembros de la organización, mientras que el 32% afirmó que la palabra “nosotros” hace referencia a los musulmanes, pero ninguno identificó dicha palabra con los ciudadanos de Kenia. Esto y el papel que juega la religión fue el motivo por el cual los encuestados decidieron unirse a al-Shabaab, como muestra la figura 4, un 87% citó la religión como causa de adhesión. Figura 4. Razones por las que se unieron a al-Shabaab Estos resultados confirman que el interés del colectivo (basado en la religión) es el componente más importante para la identidad de una persona. Para los encuestados, estos dos se entrelazan en uno. En este sentido, la teoría de la categorización de uno mismo predice que "la gente está más inclinada a comportarse en términos que sean compatibles con su pertenencia al grupo porque su identidad como grupo es predominante”. En consecuencia, cualquier amenaza para el grupo se interpretará como una amenaza para el individuo. Para contextualizar, el 54% indicó que había crecido en un lugar en el que la religión era minoritaria. Evaluando la posición de los encuestados sobre la diversidad religiosa, sólo el 21 por ciento indica que la diversidad religiosa no es "algo bueno", por las siguientes razones: no hay ninguna confianza (67%), contribuye a una falta de comprensión (12%), dominación (11 por ciento) y conduce a la violencia (10%). En un intento de determinar el grado de exclusividad, se le preguntó a los encuestados si se casarían con una persona de otra religión. La mayoría, un 96%, respondió que no lo haría. Cuando se les preguntó si estaban dispuestos a aceptar alguna otra religión, sólo el 27 por ciento respondió afirmativamente. En otras palabras, el 73 por ciento de los encuestados de al-Shabaab indicó que "odiaban" a las otras religiones. Estos resultados contribuyeron directamente a la desigualdad religiosa que se basa en un miedo por su percepción de estar amenazados. Esto sirvió no sólo para confirmar una fuerte connotación religiosa de al-Shabaab, sino también para probar en qué grado creían ellos que su religión (el Islam) está siendo amenazada, considerando que el 69% había recordado haber sido discriminado. Cuando se les preguntó si podían manifestar libremente sus creencias religiosas, el 83 por ciento contestó negativamente. La mayoría (97%) de los encuestados considera que su religión está bajo amenaza. Cuando se les pide que definan que´tipo de amenaza, el 60% lo clasificó como amenaza física, el 34% lo consideró amenaza ideológica, mientras que el 6% lo clasificó como ambas. Al pedirles clasificar el origen de esta percepción de amenaza, (figura 5) el 49% de los encuestados de al-Shabaab identificó al gobierno como la fuente de la amenaza, seguido por las demás religiones en un 24%, el 18% identificó un enemigo externo y el resto (9%) recalcó una mezcla de problemas de gobierno y otros. Figura 5. Enemigos e intensidad del conflicto. Cuando se les preguntó para definir la intensidad de este "conflicto", el 74 por ciento de los encuestados lo clasificó como "en curso" y el 26% como una "guerra total" (ver gráfico 8). Esto se relaciona con la percepción que existe entre los musulmanes de que son tratados como ciudadanos de segunda. La comunidad musulmana de Kenia perteneció tradicionalmente a la escuela Shafi'i de Sunni, pero, desde la década de 1980, Kenya ha presenciado un rápido crecimiento y una gran propagación del Islam Wahabí tras el regreso de los estudiantes musulmanes que fueron a Arabia Saudí a cursar estudios religiosos. A consecuencia de la asistencia financiera del Medio Oriente y la afluencia de imanes y eruditos de Arabia Saudita y otros países del Medio Oriente, esta estrategia de "toma" de extremistas es graduales. Esta estrategia comienza a menudo con individuos de algunas mezquitas y de grupos religiosos más pequeños con la responsabilidad para identificar visitantes regulares a la mezquita y acercarse con la intención de los reclutarles en sus "filas". Aquí es donde los nuevos reclutas se someten a un adoctrinamiento a través de conferencias presentadas por los diferentes “profesionales” suscritos a la doctrina salafista. A través de esta estrategia, los extremistas relacionados con Al-Shabaab han establecido células en las instituciones de educación superior, particularmente en las universidades, y también han penetrado en los organismos profesionales y los grupos de discusión online. Esto ha desembocado en la proliferación de debates online puramente religiosos en Kenia y la región de África Oriental, el tema principal es un intento de mostrar que ciertas escuelas islámicas están mal enfocadas y no valen la pena. También discuten temas socioeconómicos, la falta de oportunidades para la creciente población juvenil, las "injusticias" y la marginación política ejercida contra los musulmanes por las autoridades, y la posibilidad de participar ampliamente en los discursos yihadistas globales. Además de la anterior identidad religiosa, el papel de una figura religiosa en el proceso de reclutamiento es también digno de resaltar ya que el 34 por ciento de los encuestados al-Shabaab indicó que fueron abordados por una figura religiosa (ver Figura 3). Este fue el segundo grupo más grande, después de los amigos, que se encargaron de introducir a los encuestados en la organización. Sin embargo, estos predicadores radicales no tiene por qué estar directa o físicamente presentes para radicalizar a los individuos, un número de los encuestados de al-Shabaab hizo referencia a los vídeos , los CDs y las cintas de audio de predicadores radicales habían tenido en su poder. Es evidente, como se vio en el análisis anterior, que la identidad religiosa, asociada a las motivaciones individuales, era un componente central en el proceso de radicalización entre los encuestados de al-Shabaab. Algunos de los implicados en los ataques en Kenia, además de ser nacionales de Kenia, eran jóvenes que recientemente se habían convertido al Islam. Esto generó la preocupación entre la comunidad musulmana en cuanto al modo en el que los jóvenes se convirtieron. Los extremistas no representan al Islam, de hecho manipulan a los conversos mas vulnerables que son incapaces de defenderse contra la ideología siniestra de estas personas. El grupo de control de las Naciones Unidas para Somalia confirmó esta preocupación y señaló que, desde el año 2009 al-Shabaab había expandido rápidamente su influencia y la presencia de nacionales de Kenia no somalíes. Algunos de los kenianos no somalíes dijeron estar luchando en Somalia, son Juma Ayub Otit Were, Suleiman IrunguMwangi "Karongo" (también conocido como Habib), Mohamed Murithi, y el Ramadán Osao. En Kenia, algunos de los casos más destacados relacionados con al-Shabaab involucran a keniatas no somalíes. Por ejemplo, Elgiva Bwire, fue condenado a cadena perpetua después de confesar haber llevado a cabo dos ataques con granadas en Nairobi. En otro ejemplo, los agentes de policía de Kenia detuvieron a Tito Nyabiswa, de 26 años, que se convirtió al Islam en la parte occidental de Kenia antes de involucrarse con Omar Faraj. Es comprensible que los funcionarios de seguridad en Kenia consideren a los conversos recientes como muy posibles sospechosos. A pesar de esta preocupación, sólo el 9 por ciento se convertió al Islam antes de unirse al Shabaab. Sin embargo, esto no quiere decir que los conversos no son vulnerables a ser radicalizados y reclutados en las filas de al- Shabaab; por el contrario, los musulmanes que se criaron en el Islam, son igualmente vulnerables y no deben ser pasados por alto. Del mismo modo, tratar a los nuevos conversos como sospechosos hará que sean más susceptibles a los “eruditos” radicales e incluso facilite su reclutamiento por al-Shabaab. Existen más de 40 grupos étnicos en Kenia, los entrevistados de al-Shabaab también proceden de diferentes grupos étnicos; pero notablemente árabes como: Kenia Bajun, Barawa, Boran, Gabra, Garre, Giriama, Jomvu, Kamba, Kauma, Kikuyo, Kenia y Somalia, Luhya, Luo, Mgunya, Mijikenda, Mohonyi, Nubi, Orma, Pokomo y Swahimis. La mayoría de los encuestados vinieron de las siguientes etnias: Bajun (20%), Kikuyo (10%), Luhya (7%), Luo (7 por ciento) y Mijikenda (7%) que representan cuatro de los mayores grupos étnicos de Kenia. A la excepción de Bajun y Mijikenda los grupos étnicos mencionados se encuentran predominantemente en Kenia occidental y central. Las percepciones que tienen el resto de ciudadanos de Kenia sobre la comunidad Keniata somalí es que son responsables de los crecientes riesgos de seguridad en el país contribuyendo aún más a la marginación. Al ser está parte de la comunidad la que es visible, contribuye a que sean tratados de manera diferente. Los miembros de las comunidades de Somalia y Keniata pusieron reclamaciones por las reivindicaciones raciales, étnicas y de perfiles, siendo perseguidos y arrestados como se indica en la introducción. POLITICAL AND SOCIOECONOMIC CIRCUNSTANCES Como se explicó anteriormente en el artículo, las experiencias políticas anteriormente vividas son un indicador muy importante a la hora de confiar en un partido político o en el sistema político. Estas experiencias tienen un impacto directo en el nivel de confianza que la persona muestra al participar en el proceso político. Esto comienza a nivel familiar, cuando los niños que crecen en familias donde se discute acerca de política o donde los padres están más interesados en la política, son más propensos a ver el valor de participar en el proceso. Además, existen hechos reales que tienen un gran impacto sobre la socialización política contribuyendo a los valores y las percepciones políticas. El aprendizaje político no ocurre de forma aislada del mundo de la política. Orum apoya esta idea y explica que los eventos tienen un impacto considerable sobre cómo la gente, especialmente la juventud, interpreta el mundo que les rodea. En consecuencia, debido a que los jóvenes son los más afectados por los acontecimientos mundiales, se puede notar una diferencia en cómo los jóvenes no sólo perciben un acontecimiento político, sino que también responden a él, al contrario de lo que pasa con los adultos. Se evaluó si los encuestados, en este estudio empírico, confiaban en los políticos y en el sistema político. En la figura 6 se evalúa la participación del encuestado en el proceso político formal y su percepción sobre los políticos y el proceso político. Sólo el 1 por ciento de los encuestados indicó que confían en los políticos. La confianza en el proceso político aumentó ligeramente al 4 por ciento en los entrevistados. A pesar de esta falta de confianza en el sistema político, el 39 por ciento de los encuestados de al-Shabaab participaron en el proceso de elección antes de unirse a la organización. Figura 6. Percepción y experiencia política Figura 7. Confianza en el sistema político Considerando la limitada confianza en los políticos y el proceso político, la figura 7 resume dicha confianza y el por qué los encuestados no cree que las elecciones traería el cambio. Basado en el análisis, el 72% de los encuestados no considera que las elecciones sean "libres y justas," mientras que 28% no reconoció el proceso político, ya que su religión no les permitió participar en él. Además, cuando se presentó la declaración "gobierno sólo cuidar y proteger a los intereses de unos pocos", el 99% estuvo de acuerdo con él. Cuando se le preguntó si "levantarse contra el gobierno es legal y justo", sólo el 4% no estaba de acuerdo con esta declaración. Basado en las respuestas proporcionadas por los encuestados de al-Shabaab, la grave crisis de legitimidad que tuvieron que afrontar los políticos y el gobierno, fue desencadenante en su unión a la organización. En otras palabras, si el gobierno quería presentar alguna otra opción que no fuera convencional, necesitaría crear un espacio político específico en el que se pudiera expresar la frustración política y los intereses, para no tener que hacerlo mediante el uso de la violencia. Cuando se mencionan las razones o los factores socioeconómicos, los expertos consideran la pobreza o la falta de recursos socioeconómicos pueden ser un factor determinante para la aparición del terrorismo. Para demostrar esto se les preguntó a los entrevistados de al- Shabaab sobre si una privación económica tuvo como resultado su adhesión a la organización. En cambio el autor se encontró ningún vínculo directo entre la pobreza y la razón por la que los encuestados se unieron al-Shabaab. Se pidió a los entrevistados identificar las razones más importantes para la Unión. Mientras que la mayoría de los encuestados de al-Shabaab se refirió a la religión (según lo discutido arriba), el 6% combinó la religión con factores económicos, mientras que el 4% afirmó que fue por causas económicas. Estos pensaron que al unirse a estos grupos, podría convertirse en su carrera profesional, sirviendo por lo tanto como un incentivo utilitario para la unión. Esto siembra la duda sobre el compromiso ideológico de estos individuos En otras palabras, si estas personas tuvieran acceso a otras oportunidades de empleo, no se hubieran vinculado a estas organizaciones. Al mismo tiempo, también se plantea una duda sobre el éxito de las estrategias (basado en un pequeño porcentaje de los encuestados que encontró empleo), ya que al solo ofrecer empleo, los individuos no se unirían a estos grupos. Aunque el vínculo entre la situación económica individual y la decisión de unirse al- Shabaab está poco definido (sólo el 10% se ha referido a razones económicas de alguna manera), los movimientos extremistas han utilizado la pobreza y el desempleo, la creciente diferencia entre ricos y pobres, los servicios inadecuados del gobierno, la corrupción política, y la aparente sumisión del gobierno hacia las exingencias estadounidenses para su propio beneficio. En cuanto a la prestación de asistencia humanitaria, los islamistas ofrecen una solución: un retorno a valores religiosos que traería la justicia social, un buen gobierno y un mayor nivel de vida moral. En Resumen, aunque el artículo reconoce que las circunstancias económicas desempeñan un papel importante, los entrevistados de al-Shabaab no fueron tan susceptibles a estas causas como a las religiosas. Además de cuestiones de desarrollo económico y social planteadas en esta sección, la educación o la ausencia de ella fue identificada como un aspecto fundamental que contribuye en mayor o menor medida a una posterior radicalización. En primer lugar, una persona con un mayor nivel de educación tiende a participar más en política por las siguientes razones: se tiende a pensar que pueden influir en el proceso político más que una persona con menos estudios, porque se supone que una persona con mayor nivel educativo es capaz de articular mejor sus opiniones. En segundo lugar, la persona es más consciente del impacto del gobierno sobre el individuo. Al tener más información, se espera que esta persona tenga opinión sobre una gama más amplia de temas políticos. Además, la persona es más propensas a participar en discusiones políticas con un mayor número de personas, mientras que aquellos con un nivel educativo menor afirman que hay mucha gente con la que evitan estos debates. Por último, la persona con un mayor nivel educativo es más propensa a expresar confianza en el proceso político y tiene más probabilidades de ser un miembro activo de una organización política. El 72% de los encuestados de al-Shabaab asistió a la escuela pública, seguida por un 25% que asistió a una escuela islámica. Las escuelas públicas sirvieron como una herramienta de integración para la mayoría de los encuestados, pero los subgrupos (radicales, étnicos, religiosos y de clase socuial) siguieron desarrollándose. Así se mantiene a sus miembros en contacto con otros grupos en la sociedad. La limitación de la diversidad social en las escuelas y mantener a los hijos alejados de colegios públicos socialmente más integrados, puede estabilizar el concepto de “grupo” para los niños. Un sistema escolar segregado aumenta la tendencia a estereotipar. En cambio, el contacto entre los distintos grupos en la sociedad ayuda a la cooperación entre ellos y suprime los patrones de discriminación y la hostilidad. La composición social y la interacción entre los diferentes grupos étnicos, religiosos y culturales desde una edad temprana proporciona una mejor comprensión entre personas de diferentes orígenes. Figura 8. Educación. El nivel al que llegó y la duración en la que una persona asistió al colegio también es importante, teniendo en cuenta la teoría de que por cada año adicional de escolaridad, per cápita, se reduce el riesgo de conflicto entorno al 1%. Deininger apoya esta conclusión e hizo hincapié en que niveles más altos de educación disminuyen la propensión de personas a participar en altercados civiles. Poniendo esta teoría en juego con los encuestados, la figura 8 determina que la mayoría (47%) solo fue a la escuela primaria, un 45% fue a secundaria y solo el 8% siguió estudiando después de eso. Cuando se analiza la edad a la que dejaron el colegio, un 56% dejó los estudios entre los 15 y los 19 años, seguido por un 33% que dejaron de estudiar entre los 20 y los 24 años. Considerando que la edad a la que se empieza a estudiar son los 6 años, la mayoría de los entrevistados estudiaron durante un periodo de entre 9 y 13 años, seguido de un período que se comprende entre 14 y 18 años. Solo el 8% fue al colegio entre 4 y 8 años, dejando el colegio sobre los 14 años. De aquellos que siguieron estudiando, 12 decidieron cursar estudios islámicos, 4 contestaron que hicieron ingeniería eléctrica, 3 hicieron tecnología informática y 2 hicieron administración de empresas. Uno de los encuestados estudió medicina en la Universidad de Nairobi, mientras que otro estudió psicología en la misma universidad, pero no terminaron sus estudios. Por lo tanto, se podría entonces argumentar que la defensa contra la radicalización no es la educación per se, sino más bien la calidad y el tipo de educación. Mientras que la educación es esencial para asegurar un futuro mejor, los estudiantes también necesitan aprender otras disciplinas como ciencias sociales, historia y filosofía para poder abrirse a otras opiniones, argumentar intelectualmente y entender realidades nacionales e internacionales. No ser educado naturalmente tendrá un impacto negativo sobre el empleo. Evaluar el posible desempleo de papel tiene en la radicalización, cifras de empleo y el desempleo entre los encuestados se pueden resumir como sigue: emplearon a 33 por ciento, 50 por ciento de desempleados y 17 por ciento eran estudiantes en el momento que se unieron. Con respecto al tipo de empleo, entre los empleados, el 20 por ciento fueron empleados en el grupo de bajos ingresos no especificado (asistentes de gasolina, trabajador, conductor, etc.), mientras que 26 por ciento eran pescadores (aunque también se pueden clasificar como bajos ingresos, el número de participantes en esta carrera justificado que una categoría aparte). La falta de una buena educación tendrá un impacto negativo sobre el empleo. Hay que evaluar la relación del empleo con la radicalización, las cifras del empleo y del desempleo entre los encuestados se pueden resumir así: el 33% tinía empleo, el 50% estaban desempleados y el 17 por ciento eran estudiantes en el momento que se unieron. Con respecto al tipo de empleo, el 20% tenían un trabajo con bajos ingresos (asistentes de gasolina, conductor, etc.), mientras que el 26% eran pescadores (aunque también se pueden clasificar como bajos ingresos, los encuestados pidieron que se les encasillara en una categoría aparte). Los encuestados se clasificaron a sí mismos de la siguiente manera: el 33% se clasificó como hombres de negocios, un 21% se considera profesional de la religión. Es importante tener en cuenta que, a excepción de unos pocos, la mayoría de los encuestados no tenía la educación suficiente para garantizarse mejores oportunidades de empleo. Es en este punto cuando entra en juego la teoría de la privatización relativa de Gurr, la cual explica el por qué las personas tienden a ser mas violentas: los involucrados creen que existe una relación de discrepancia entre los valores esperados y su capacidad de valor. Las expectativas del valor son los bienes y las condiciones de vida a los que creen que tienen legítimo derecho. Las capacidades de valor son los bienes y las condiciones que piensan que son capaces de conseguir y de mantener. El punto de referencia que tiene una persona pueden ser las condiciones que tenían en el pasado, como puede ser: un ideal abstracto o las normas articuladas por un líder, así como el "grupo de referencia". Según Kawakami y Dion, la teoría de la privación relativa tiene dos componentes claves: la percepción de la desigualdad o la discrepancia percibida entre la propia posición (individual o en grupo) y la de los demás; y, en segundo lugar, los resultados relacionados con la desigualdad percibida o, dicho de otra manera, la intensidad o el grado de desigualdad. Figura 9. Edad con la que se unieron a al-Shabaab WHEN, WHY, AND HOW RESPONDENTS JOINED AL-SHABAAB Según la figura 9, en la que representa la edad a la que se unieron los encuestados, se determina que la mayoría de los encuestados (un 57%) se unió entre los 10 y los 24 años. Un 5% se unió cuando tenían entre 10 y 14 años,el 17% se unió cuando tenían entre 15 y 19 años y un 35% lo hizo entre los 20 y los 14 años. El 21% se unió cuando tenían una edad comprendida entre los 25 y los 29 años, seguido de un 20% que suman los que se unieron cuando tenían entre 30 y 34 años. Solamente un 2% se unieron entre los 35 y los 40 años. Es significa que solo un 43% se unió a al-Shabaab después de su 25 cumpleaños, y el resto que supone la mayoría se unió siendo adolescente o joven adulto. Haciendo una interpretación sobre los resultados, es importante tener en cuenta que durante el período entre la pubertad (12 a 17 años) y la edad adulta temprana (de los 18 a los 22 años) la persona es más impresionables y está más predispuesta a ser influenciado, lo cual está relacionado con que cada vez son más conscientes de la política y del mundo que les rodea, a la vez que están estableciendo su identidad política. Los individuos empiezan a formar su identidad entorno a los 12 hasta los 16 años, que es cuando empiezan a desarrollar su ideología y a pensar según la misma. El pensamiento ideológico hace referencia a la habilidad de la perdona para identificar subgrupos políticos en la sociedad, lo cual es crucial para identificarse con una ideología política propia. Durante este período los individuos también desarrollan la forma en la que perciben el mundo, lo cual influye en la forma en la que la persona percibe, interpreta y respeta los ambientes sociales e interpersonales que le rodean. Los jóvenes son particularmente activos y susceptibles a las influencias. Por eso no es una sorpresa que sea en esta época cuando son más susceptibles a ser radicalizados y a unirse a organizaciones terroristas. Al ser más “abiertos” significa que los jóvenes se ven más afectados por factores externos y que actúen en consecuencia de estas experiencias. En otras palabras, como el joven no ha vivido las experiencias necesarias, su personalidad esta enfocada a vivirlas, por otro lado una persona mayor, probablemente líder de la organización, actúa según las experiencias que ya ha vivido y que pudieron ser la causa que le introdujo en la causa. Según las causas políticas anteriormente descritas, los jóvenes se ven más afectados por los sucesos que ocurren en el mundo que los adultos, Sears y Levi describieron esto como “tormenta y etapa de estrés” y por lo tanto se puedo desarrollar como un comportamiento político no convencional. No están acostumbrados a las realidades de la participación política y económica, tienen un pensamiento más idealistas y reformista, teniendo como resultado mayor impaciencia hacia los "métodos de compromiso" de sus mayores. Esto implicaría que la juventud es especialmente vulnerable a la radicalización por dos razones principales: su impaciencia y su mayor predisposición a cambiar el sistema político, si es necesario, mediante el uso de la violencia. En lugar de la manipulación (el método favorito de las generaciones mayores), los jóvenes prefieren una confrontación directa. Aparecen dos cambios importantes entre las de edades de los 25 a los 30: disminuye la participación extrema/violenta siguiendo métodos poco ortodoxos y aumenta la participación política siguiendo los métodos convencionales. El estado civil de los encuestados era el siguiente: el 54% estaba soltero, el 41% estaban casados, el 4% divorciados, el 1% había perdido a su cónyuge en el momento de unirse a la organización, y solamente el 14% tenia hijos en el momento en el se unió a al-Shabaab. En otras palabras, aunque la mayoría no estaba casado en el momento en el que se unió, también hay que tener en cuenta el factor de la edad, ya que al-Shabaab atraía a la gente más joven, por lo tanto no sirve valorar un factor por separado, lo correcto es valorarlos todos en su conjunto. Es importante resaltar que el estado civil y las relaciones que se tengan varían a la hora de unirse a una organización o a otra, ya que existen muchas diferencias entre organizaciones según el país y el periodo histórico en el que se desarrollan. Figura 10. Período entre la introducción y la unión a al-Shabaab La figura 10 resume el período entre la primera toma de contacto y la unión oficial a al- Shabaab, según los propios militantes y sus allegados. Según los entrevistados, solo el 2% indicó que el período duró entre 1 y 30 días. El 63% indicó que el período fue entre 2 y 12 meses; el 35% afirma que duró más de un año; el 15% tardó más de 5 años en unirse a la organización. Se le pidió a familia de los entrevistados que arrojan luz sobre el proceso notificando si habían notado cambios en el comportamiento de los encuestados que desaparecieron, que fueron encarcelados o que fueron asesinados. La Figura 11 identifica los cambios más notables que identificaron familiares o allegados de los individuos que se unieron a al- Shabaab. Entre los cambios más notables destacan: el 91 por ciento que indica que la persona desapareció en algún momento; el 85% señaló que se volvió muy religioso; el 65% se aisló; mientras que 52% se alejó de sus antiguos amigos; el 82% se volvió muy prescriptivo en cuanto a los comportamientos de su familia en lo que era aceptable y prohibido. Figura 11. Cambios en la personalidad detectados por sus allegados. Según las figuras 10 y 11, estos cambios reflejan que el 63% de los allegados observaron cambios en los miembros de al-Shabaab en el primer año. Y el resto (37%) lo noto entre los 2 y los 6 meses que fue el período en el que més entrevistados reflejaron que fue esta etapa la que tardaron en introducirse oficialmente a la organización. Estos cambios en el comportamiento reflejan un proceso de reclutamiento corto (de meses a un año). Es particularmente interesante el papel que desempeñaron los amigos (41%)y la figura religiosa (37%) en la introducción de la persona a al-Shabaab (según los allegados). Entre los entrevistados, el 72% se unió por algún amigo, por algún familiar el 9%, y el 19% se unió a solas. También se pidió a los encuestados que puntuaran su nivel de frustración en el momento de unirse: el 96% lo clasificó entre 5 y 10; De este 96%, un 48% lo clasificó entre 5 y 7, y el otro 48% lo ubicó entre 8 y 10; mientras que el 4% restante afirmó que tenía un nivel de frustración que estaba entre 1 y 4. En relación con la frustración se pidió a los entrevistados que seleccionaran una o una combinación de emociones que sintieran en ese momento. La ira fue la más común (32%), el odio fue la 2ª (25%), la culpa la tercera (19%), y el desprecio con un 15%, confirmando así la hipótesis de la frustración, la ira y la hostilidad de Leonard Berkowitz, William McDougall, y John Dollard. El primero definió la frustración como “una interrupción de las metas y objetivos que se quieren conseguir” y presenta que cuando la cadena frustración-ira-hostilidad se libera supone la fuente de la ira. Usando las ideas de la psicodinámica de Freud acerca del comportamiento de la búsqueda del placer o de la evitación del dolor, se representa la frustración como “el antecedente inevitable de la agresión, siendo la agresión la respuesta ignorante dominante a la frustración”. Un 6% había combinado el odio con la ira, mientras que un 3% recalcó el miedo. Teniendo en cuenta los relativamente altos niveles de culpabilidad, se le pidió a los encuestados que recordaran porqué eligieron la culpa. Como resultado, los entrevistados recordaron historias personales de abandono familiar y de amigos cercanos. Esto tuvo 2 consecuencias: les hizo salir de Somalia, o les hizo permanecer en la organización. Además es importante tener en cuenta que el enfado y el odio o la combinación ambas emociones, se trasladó a un 57% de los entrevistados. Figura 12. Emociones relacionadas con la unión a al-Shabaab. Martha Crenshaw hace referencia a un impulsor que acelera el proceso de radicalización. Estos impulsores pueden darse en micro y macro niveles, o posiblemente pasen por ambos. Cuando se les preguntó para aclarar o proporcionar información adicional que acerca del "empujón" que hizo a la persona sumarse a al-Shabaab, a la mayoría de los encuestados se refirió a las injusticias a manos de las fuerzas de seguridad de Kenia, refiriéndose específicamente a un "castigo colectivo". Cuando se le preguntó cuál fue el factor más importante que les condujo a unirse a al-Shabaab, el 65% se refirió concretamente a la estrategia antiterrorista del gobierno. Observaciones incluidas: "las fuerzas de seguridad y gobierno odian Islam" y "Todos los musulmanes son tratados como terroristas," a ejemplos más concretos: "el asesinato de líderes musulmanes" o "extra judicial matanza de musulmanes.” Un entrevistado incluso se refirió a un incidente específico (aunque la fecha no fue suministrada): "Los musulmanes fueron golpeados gravemente por GSU en terrenos de Makadara," mientras que otros se refirieron a que los musulmanes ser detenidos sin ninguna razón aparente, solamente por el hecho de ser musulmanes. Estos comentarios sobre la ira y el odio se presentan antes en contexto. Todos compartían la percepción de que el gobierno (haciendo referencia específicamente a las fuerzas y cuerpos de seguridad), les odia, teniendo como resultado las injusticias y a la marginación. Esto dio lugar a respuestas discriminatorias, alimentando aún más los sentimientos de marginación, ya que muchas de las detenciones parecen haber sido discriminatorias y arbitrarias. Incluso después de la explosión de Paradise Hotel en 2002, (en un momento en el que extremismo no estaba bien analizado y antes de la creación al- Shabaab) los líderes musulmanes locales ya temían por su comunidad. Esto justificaría más que la fracción radical aumentara cada vez más. Según Najib Balala, ex alcalde de Mombasa: "el hostigamiento y la intimidación [por parte del gobierno] siempre ha estado ahí para nosotros. Ahora nos estamos ya calificados como ciudadanos de segunda clase porque somos musulmanes y árabes." Asimismo, según el entonces director de los derechos humanos para los musulmanes, Khelef Khalifa, la policía había acosado a residentes musulmanes en Mombasa, en respuesta a los ataques. En lugar de perseguir a los sospechosos claves, la policía detuvo a sus parientes cuando no pudo detener a los que estaban directamente involucrados en los ataques. Después de haber pasado el tiempo y de haber estado hablando con los musulmanes de Kenia en la última década, especialmente de la región costera y de Nairobi, se observa una creciente percepción de que se sienten tratados como ciudadanos de segunda categoría. La gente se quejó y dio ejemplos de que, a pesar de haber nacido y ser considerados ciudadanos de kenia, los ciudadanos de su mismo país, sobre todo los oficiales de policía les tratan como "los extranjeros". Especialmente después de la inseguridad creciente en Kenia desde la intervención de las fuerzas de keniatas en Somalia, que decían que al "volver a casa," a menudo son detenidos arbitrariamente en edificios del gobierno. Además, las respuestas de la justicia penal llevadas al terrorismo son más efectivas que una respuesta arbitraria y partidaria. Mientras que las fuerzas de seguridad (policía y ejército) han sufrido amenazas constantes y ataques desde su intervención en Somalia, las consecuencias de la venganza ciega es grave. Especialmente cuando se lucha contra a un enemigo de la oftenunidentifiable, que utilizan el anonimato de las masas para ocultar entre y huelga y luego desaparecen, es muy frustrante. Las respuestas de la justicia penal en relación al terrorismo son mucho más efectivas que las respuestas arbitrarias y partidarias. Las fuerzas de seguridad (policía y ejército) han sido amenazas desde su intervención en Somalia, y esto ha supuesto una venganza a ciegas por su parte. Normalmente luchan contra enemigos no identificados que usan el anonimato de las masas para ocultarse en las huelgas y luego desaparecen, lo cual frustra a las fuerzas de seguridad. Sin embargo, arremeter contra el colectivo no sólo es ineficaz, sino también contraproducente, supone un peligro real para los que no están involucrados en las comunidades afectadas haciendo que crean necesario defenderse de “los otros”, favoreciendo a sí al extremismo. Sin embargo, no solo el gobierno y las fuerzas de seguridad son lo que tratan a las personas al margen de la sociedad y las considera como el "enemigo”, también la comunidad de Kenia es cree que los miembros de al-Shabaab consisten solamente en ciudadanos somalíes o aquellos que afirman profesar la religión islámica. Es a través de eventos que se destaca que la identidad basados en la religión y la etnia contrastan aún más con las iniciativas para desarrollar una identidad nacional inclusiva. Para ilustrar esto, los ciudadanos de Kenia le dieron la vuelta y atacaron a nacionales de Somalia y Keniata somalíes tras la detonación de un artefacto explosivo el 18 de noviembre de 2012 en Eastleigh, Nairobi. No era la primera ocasión en la que la gente tomó represalias. Antes, el 30 de septiembre de 2012, los ciudadanos atacaron a los somalíes que estaban viviendo en Eastleigh después una granada que explotó en la iglesia de St Poly iglesia que mató a un niño e hirió a otros nueve. Durante este incidente, resultaron heridos al menos 13 somalíes y las propiedades fueron destrozadas. De manera similar, otros ciudadanos kenianos incluso apreciaron la campaña de arresto masivo en abril de 2014 como un ejemplo de protección del gobierno. En otras palabras, a pesar del " Kenia somo uno", la campaña de Facebook para reconstruir la identidad nacional de Westgate, y las acciones de las autoridades kenianas, la sociedad se dividió aún más. La figura 13 hace referencia al significado que dan a la palabra “nosotros” , los miembros de al-Shabaab la le dieron el significado de “miembros de la organización” en un 68%, el 32% lo relaciono con el termino “musulmanes”. En contraposición afirman que el término “ellos” hace referencia a otras religiones en un 67%, y el 30% lo relaciona con el gobierno. Figura 13. Percepción del “nosotros” Figura 14. Percepción del “ellos” Mientras que la figura 13 hace referencia a lo que está dentro del grupo, la figura 14 engloba lo que está fuera de él. A través de las entrevista, clasifican el término “ellos”, como otro grupo religioso en un 67%, un 30% lo relaciona con el gobierno de Kenia, mientras que el 3% se refirió a otro país. Dentro de esta última categoría, se refirieron concretamente a Etiopía (tras su intervención en Somalia), a los Estados Unidos y a otros países que caen en la categoría de ser Islámicos. Un entrevistado afirmó categóricamente que los valores occidentales impuestos le condujeron a unirse a la organización. Un 13 por ciento adicional indicó que se quedaron por la “aventura”, mientras que el 8% se refiere a una combinación de aventura y el sentido de. El restante 2% se refiere a una combinación de responsabilidad y pertenencia. También se les preguntó si se arrepentían de algo, el 40% indicó que se arrepintieron de no haber reclutado a mas miembros a la organización y el 42% lamentó algunas de las tácticas a las que recurrió al-Shabaab; al 13% le pesó haber sido cogido; mientras que un 5% se arrepintió de haberse unido a al- Shabaab. Figura 15. Razones por las que decidieron quedarse en al-Shabaab. Estos resultados hacen aún más hincapié en el papel que la identidad desempeña al unirse y permanecer en la asociación. Subrayando el papel que desempeñan la pertenencia y la responsabilidad en la decisión de permanecer en al-Shabaab, se lepidió a los encuestados que evaluaran la sensación de pertenencia que habían experimentado al unirse a al-Shabaab. En relación a la pertenencia, notaron que esta iba en aumento cuanto más tiempo permanecían en el cuerpo. Algunos miembros de al-Shabaab clasificó la experiencia entre 1 y 4 como consecuencia de los obstáculos que habían encontrado y los peligros asociados con ser un miembro de la organización. Post, afirma con el apoyado de Taylor y Louis, que pertenecer a una organización supone que el individuo desarrolla una identidad mas colectiva, es decir las identidades individuales son reemplazadas por un sentido de ser parte de algo más grande. CONSLUSIÓN La socialización política no sólo explica cómo una persona se desarrolla políticamente, sino también su desarrollo interno (personal) y externos (con el entorno) y los factores que le involucran en la radicalización hacia una organización violenta, como al-Shabaab. Este proceso explica la relación que la socialización política y radicalización ocurren durante un período, implicando a un número de agentes para facilitar este proceso. En otras palabras, algunos agentes de la socialización política tienen un papel mas importante para los individuos que otros. La identificación de estos agentes, teniendo en cuenta que no todos los individuos están presentes a los estímulos externos, puede determinar que el mismo modo de operar es esencial en el desarrollo efectivo de las estrategias antiterroristas. Dentro de la familia, una persona joven comienza a desarrollar su identidad, pero también es aquí cuando se forma la identidad nacional. En lugar de referirse a una identidad nacional inclusiva, la relacionan con una identidad étnica y religiosa, central en la sociedad keniata. Para los entrevistados, la identidad religiosa era dominante, aunque se sepa que al-Shabaab no tiene una historia muy larga. Esto se confirmó al ser solo una minoría la que informó a un pariente de su decisión de unirse a la organización. Esto conduce a la conclusión de que aunque los bloques iniciales fueron establecidos durante la infancia, otros agentes de socialización guió a los encuestados hasta al-Shabaab. Según esto se sabe que los jóvenes serán más susceptibles a aquellas organizaciones que protegen una identidad étnica o religiosa, en lugar de identidad nacional inclusiva. Tras los bombardeos contra la embajada de Estados Unidos en 1998, se puso en marcha una campaña de lucha antiterrorista, lo que ayudó a que la identidad religiosa fuera cada vez más importante. Como resultado de los esfuerzos de la lucha contra el terrorismo, muchos jóvenes musulmanes (especialmente somalíes de Kenia) terminaron arbitrariamente detenidos y encarcelados bajo sospecha de que pudieran dedicarse a actividades terroristas. Esto se convirtió en una forma de xenofobia dirigida a los musulmanes, por los que no son musulmanes, o al menos esa fue la percepción que se tuvo. Al-Shabaab fue capaz de romper con esta separación étnica, atrayendo seguidores de otros orígenes étnicos. Tomando el relevo de la familia, sus colegas, especialmente amigos, jugaron un papel muy importante al guiar a los entrevistados hacia al-Shabaab, y estos encuestados reclutaros a otros amigos. Al-Shabaab tuvo éxito al convertir "mis" quejas en "nuestras" quejas, y al mismo tiempo proporcionan un sentido de pertenencia dentro de la organización contra un común "enemigo". Además la identidad religiosa va más allá de los límites geográficos, lo cual supuso que la organización creciera. Aunque al-Shabaab tiene su origen en Somalia, se propagó fácilmente a Kenia. La manera en la que el gobierno de Kenia respondió a la amenaza creciente del terrorismo supuso una nueva fase de radicalización dentro de Kenia. En otras palabras, al-Shabaab logró tomar una identidad religiosa (estando bajo amenaza del gobierno y otras religiones) Combinada con una ideología que anteponía la identidad religiosa al nacionalismo. Al-Shabaab no representa los orígenes islámicos establecidos en Kenia, pero sí desarrollo las creencias salafistas. Al-Shabaab dirige a los extremistas en contra de los eruditos musulmanes. En última instancia, y basado en la evaluación general y las entrevistas realizadas, los encuestados deducen que el futuro de Kenia queda en manos de la capacidad que tienen los extremistas para combinar la percepción de que el Islam es bajo amenaza y que al- Shabaab representa mejor los intereses de los musulmanes. Además de por su identidad religiosa, los somalíes de Kenia como un grupo étnico también está marginado, aunque al-Shabaab recluta cada vez a más gente de las comunidades tradicionales de Kenia. Las percepciones de las personas aumentan cada vez más la categorización y clasificación de las personas que estén dentro y fuera de algún grupo y su nivel de marginación. Para contrarrestar esta estrategia, el gobierno busca localizar las instituciones islámicas y sus eruditos, presentando este hecho como una lucha contra un enemigo "común" tanto para los musulmanes, como para los no musulmanes. A pesar de esto, la forma en la que los organismos de seguridad implementan la estrategia de lucha contra el terrorismo va a fortalecer la percepción de que el "Islam" está bajo amenaza, conduciendo a nuevos individuos a unirse a a-Shabaab. En relación a los perfiles raciales o religiosos de Al- Qaeda,y tras los atentados del 11S, se sabe que tuvieron como consecuencia una campaña de detenciones masivas, esto supuso una mayor propaganda para al-Shabaab. Cuanto más numerosas son las reclamaciones de las ejecuciones extrajudiciales de los individuos “problemáticos”, más visibles se vuelven los radicales musulmanes. Sin embargo, la realidad es que la "eliminación" o asesinato de los dirigentes o eruditos radicales y/o reclutadores profesionales, aseguran que se produzca una nueva ola de radicalismo como consecuencia. En última instancia, esto indica que la eliminación, las amenazas, la violencia o detención son rara vez medidas de prevención eficaces. Una política y estrategia eficaz contra el terrorismo debe apreciar el contexto más amplio posible en el que las acciones violentas y los ataques se producen, y buscar una alternativa que no sea violenta. Es evidente que los ciudadanos de Kenia están tremendamente divididos. Mientras que la diversidad puede celebrarse cuando existe respeto mutuo, también puede destruir un país desde dentro, (como se describen encuestados) cuando no hay ningún respeto hacia las diferencias religiosas y étnicas. La mayor amenaza a la estabilidad en Kenia se producirá si los extremistas tienen éxito en la división del país entre musulmanes y no musulmanes. La responsabilidad de enfrentar y romper estas percepciones va mucho más allá del alcance policial, se requiere de todo el gobierno de Kenia para iniciar estrategias enfocadas a construir la identidad común como nación, en un país que está religiosa y étnicamente dividido. Mientras que los ciudadanos, especialmente aquellos en los márgenes de la sociedad, sigan identificando que existe una identidad étnica o religiosa bajo amenaza, la radicalización seguirá aumentando. El artículo señaló que las circunstancias económicas no fueron identificadas como un factor de conducción a la radicalización hacia al-Shabaab. En cambio, el posible acceso y la calidad de la educación se debe considerar como un factor importante para facilitar la posterior radicalización. Mantener a los niños en la escuela, y fomentar la integración, no sólo ayudará en la construcción de la nación, también abrirá nuevas oportunidades laborales a adultos jóvenes, especialmente cuando los individuos quieren continuar y completar su educación superior. Aunque no se aborda en este artículo, el campo de estudio de los individuos también debe tenerse en cuenta. El desarrollo de una capacidad de cuestionar, de rebatir y de estar abierto a las ideas de los demás no está normalmente asociado con la ciencia Mientras que la ciencia la ciencia está asociada con el desarrollo, a través de las carreras en ingeniería, medicina y/o tecnología de la información, el sistema educativo debe fomentar, la capacidad de que los jóvenes no perciban el mundo que les rodea solo en blanco y negro, sino que sean capaces de reconocer y respetar las opiniones de los demás. El desarrollo de esta capacidad tendría que recorrer un largo camino para que pueda ser adaptado en la lucha contra el razonamiento de los extremistas, mientras tanto el gobierno y sus fuerzas de seguridad desarrollan e implementan estrategias mas constructivas en la lucha contra el terrorismo y contra la radicalización.