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The irrational element in poetry-Wallace Stevens

En principio, sin embargo, lo que tengo en mente al hablar del elemento


irracional en la poesía es la transacción entre la realidad y la sensibilidad del
poeta, de la cual surge la poesía.

No me considero competente para debatir sobre la realidad como filósofo,


pero todos entendemos lo que se quiere decir con transposición de una
realidad objetiva en una realidad subjetiva. La transposición entre la realidad
y la sensibilidad del poeta es precisamente eso. Uno o dos días antes del Día
de Acción de Gracias cayó un poco de nieve en Hartford. Se derritió un poco
durante el día y luego volvió a congelarse por la noche, formando una capa
delgada y brillosa sobre el césped. Al mismo tiempo, la luna estaba casi llena.
Un día me desperté varias horas antes de que aclarara y acostado en la cama
oí las pisadas, casi imperceptibles, de un gato corriendo sobre la nieve bajo
mi ventana. La debilidad y lo extraño del ruido produjeron en mí una de
esas impresiones que con tanta frecuencia utilizamos como pretexto para
hacer poesía

Lo que sí nos interesa es aquel proceso específico en la mente racional que


reconocemos como irracional, dado que ocurre inexplicablemente. O, más
bien, debería decir que lo que nos interesa no es tanto el proceso hegeliano
como lo que deviene de él. Probablemente estaríamos mucho más
interesados si, a partir de la historia de lo irracional, se hubiera desarrollado
una tradición. Una de las grandes figuras del mundo ha sido, desde aquel
entonces, Freud, quien dio a lo irracional una legitimidad que nunca antes
había tenido. Sin embargo, su influencia en lo que ha ocurrido con la poesía
es muy tenue, comparada por ejemplo con su repercusión en otros ámbitos.
Influencias más portentosas han sido las de Rimbaud y Mallarmé.

IV

pues si el elemento irracional es simplemente energía poética, deberá


encontrarse donde sea que se encuentre la poesía. Una manifestación tal es
la revelación de la individualidad del poeta. Es improbable que esta
revelación sea siempre visible de un modo tan evidente como lo es para el
propio poeta. Pese a que el poema no tiene nada de automático, posee sin
embargo un aspecto automático, en el sentido de que es lo que yo quería
que fuera, sin que yo supiera que era lo que quería antes de haberlo
escrito, aunque sabía, antes de escribirlo, lo que quería hacer. Si cada uno
de nosotros es un mecanismo biológico, cada poeta es un mecanismo
poético. A grado tal que lo que él produce es mecánico; es decir: está fuera
de su poder cambiarlo,es irracíonal.

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