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Universidad de Chile
1. INTRODUCCIÓN
lenguaje es en la de desentrañar, por un lado, cuántas clases existen, cuáles son esas clases,
con qué criterios definirlas, etc., y, por otro lado, qué son exactamente las palabras: ¿partes
ocho: nombre, verbo, participio, artículo, nombre, preposición, adverbio y conjunción. Dionisio de
Tracia (siglo I a. c.) replica la clasificación de Aristarco, la que vemos aparecer, con
como romances. Por tal motivo puede decirse que constituye una de las propuestas más
aparece como categoría independiente del pronombre hacia 16401 y la Gramática de Port-
adjetivo como una categoría distinta del sustantivo. En el siglo XIX se excluye el participio, y
CUÁNTAS son las clases de palabras, Nebrija (1492) decía que eran diez: nombre,
pronombre, artículo, verbo, participio, gerundio, nombre participial infinito, preposición, adverbio y
conjunción. Andrés Bello (1847) sostenía que eran siete: verbo, sustantivo, adjetivo, adverbio,
afirmaban que eran solo tres: nombre, verbo y partícula. Esta última clasificación es la misma
resto del mundo occidental, todos somos capaces de enumerar nueve clases de palabras:
uniformidad en los criterios de definición. Por ejemplo, para Nebrija el verbo es la parte
principal de la oración, "sin esta, [las otras palabras] no hacen sentencia alguna". Según
1Muchos gramáticos han incluido el artículo y el pronombre dentro de la misma clase; otros, como Bello, dejan
fuera de la clasificación a ambos.
cualidad (criterio semántico). El adverbio, de acuerdo con Rabanales, solo modifica al
verbo; según Bello, puede modificar a un verbo, a un adjetivo e, incluso, a otro adverbio.
Por otro lado, una misma clase puede aparecer definida según dos o más criterios
partes) y d) funcional (oficio que cumplen en la oración). Así, por ejemplo, del
sustantivo nos dice Bello que significa "directamente los objetos en que pensamos"
términos parecidos se expresa la RAE (1920, 1962) cuando afirma que el sustantivo
para definir ciertas clases, y aplicar otros distintos para definir otras. Por ejemplo, las
han sido normalmente definidas con criterio semántico, y las llamadas “clases menores”
con esto, el sustantivo expresa “sustancias” (la identidad de las cosas consigo mismas); el
modos de ser de las acciones o procesos. De otro lado, se dice que el artículo se añade al
su “término”, con el cual forma complemento; la conjunción relaciona dos o más partes de
la oración, o dos o más oraciones. Por último, desde el punto de vista morfológico, se dice
que algunas de estas clases son “variables” porque presentan flexión (artículo, sustantivo,
adjetivo, verbo, pronombre), en tanto que otras son “invariables”, por carecer de flexión
Muchos gramáticos cuestionan las definiciones semánticas de las clases de palabras. Lo cierto es que
tales definiciones son en ciertos casos insostenibles. En efecto, no es verdad que solo los verbos signifiquen
"acciones o procesos". Piénsese, si no, en los sustantivos crecimiento, envío, aprendizaje, etc. (sustantivos
llamados "deverbales", por derivar de un verbo). Asimismo, podemos denotar igualmente cualidades
mediante sustantivos: bondad, belleza, paciencia, etc. Los verbos ser, saber, conocer, por otro lado, significan
De todas las clases de palabras, el adverbio ha resultado ser la más difícil de definir. Según Nebrija,
"añadido al verbo, hincha o mengua o muda la significación de aquél"; de acuerdo con Bello, según vimos,
modifica al verbo ("vienen despacio"), al adjetivo ("plantas demasiado frondosas" o a otro adverbio ("el ave
volaba muy aceleradamente"); Bosque (2002) dice que el adverbio puede también modificar a un nombre
("incluso Mario") y a un pronombre ("también yo"); pero añade que su función y potenciales significados se
recuperan normalmente a partir del sintagma, no de la oración. En efecto, desde la perspectiva tradicional, en
la oración "También ayer caminaba muy lentamente, incluso mucho más despacio", todas las palabras, menos
caminaba, son adverbios. Nótese, sin embargo, que ellos son de naturaleza muy diversa: lentamente y despacio
son adverbios de "modo o manera" y modifican al verbo caminar; muy intensifica el sentido de lentamente, y
más, el sentido de despacio; mucho, por su parte, modifica al sintagma "más despacio" e incluso, al sintagma
"mucho más despacio"; también se refiere solo a ayer, pero ayer (un adverbio de tiempo) modifica a todo el
resto.
La gramática moderna ha creado una nueva clase de palabras para recoger formas como muy, más,
demasiado: la clase de los "intensificadores", y prefiere reservar el nombre de “adverbio” para significar un tipo
de complementos del verbo. Asimismo, distingue entre adverbios que modifican a un sintagma verbal ("Las
cosas se arreglaron rápido") y adverbios que modifican a una oración entera ("Afortunadamente, las cosas se
arreglaron rápido". El adverbio afortunadamente expresa más bien la actitud del hablante con respecto a lo que
dice; vale decir, no establece límites en la predicación, como ocurre con rápido.
Los intensificadores, a su vez, son una subclase de la clase de los "determinantes" o "especificadores".
Como sabemos, también pertenecen a esta clase los artículos (los años dorados), los posesivos (mis cosas y tus
cosas), los demostrativos (esos problemas de siempre) y los cuantificadores (muchas horas de trabajo y poco
sueldo). Según este nuevo planteamiento, NO existen los adjetivos posesivos ni los adjetivos demostrativos.
Los adjetivos son, por definición, complementos de los sustantivos; no son especificadores.
Por último, un dato no menos significativo es que las gramáticas suelen designar
también como sustantivos, adjetivos, preposiciones, etc., los sintagmas que tienen como
“palabras” sino de unidades superiores a ella. Y lo mismo es válido para las llamadas
la forma sino por la función que desempeñan en la oración, como en “Necesito que me
llames temprano”, en “El día que me quieras” y en “No quiso decirlo, aunque lo sabía”,
respectivamente.
Dado este escenario, Bello aboga no solo por aplicar un único criterio para formular
la Gramática tiene por objeto enseñar el recto uso de las palabras. A este uso, pues, han de
referirse y acomodarse las diferentes clases de palabras, de manera que toda clase se distinga de las
otras por las funciones peculiares que desempeña en el razonamiento. Esto es lo que yo he procurado en
mi clasificación, y lo que no siempre me ha parecido encontrar en las otras gramáticas.” (p. 55). (El
subrayado es nuestro).
Bello (1847) reconoce 7 clases de palabras: verbo, sustantivo, adjetivo, adverbio, preposición,
a. El verbo.
número y persona del sujeto y el tiempo del mismo atributo”. Ejerce una sola función, la
b. El sustantivo.
todas las otras de la proposición. Es, a su vez, la palabra esencial y primaria del sujeto,
pero puede ejercer otras funciones (la de complemento directo). Los niños aprenden / La
Los sustantivos “significan directamente los objetos en que pensamos (criterio semántico-
c. El adjetivo.
Se llama así porque suele añadirse al sustantivo: “el niño instruído”. Pese a referirse
instruido”. En este caso, el adjetivo modifica al verbo. Casi todos los adjetivos tienen dos
d. El adverbio.
también que un adverbio modifique a otro, como en El ave volaba muy aceleradamente”.
e. La preposición.
La preposición sirve para relacionar dos o más palabras, expresando al mismo tiempo el
tipo de relación de que se trata (voy a la escuela, vengo de la oficina, leo para aprender, etc.).
La preposición siempre exige un “término” (aficionado a…; dependiente de…; útil para…;
amable con…, etc.). Preposición y término forman una estructura llamada complemento:
f. La conjunción.
Sirve para ligar “dos o más palabras, o dos o más proposiciones” análogas; es decir, que
oración: Comprar rosas o claveles; persona amable y discreta; Juan dice que todo es posible, pero
yo no lo creo.
g. La interjección.
Es una palabra que se usa para expresar “una súbita emoción o afecto”, “que corta a
menudo el hilo de la oración”: ah, oh, guau, bravo, dale…Ejemplo: ¡Oh, cuánta desolación
siento! Las interjecciones son muy inferiores en número “de las afecciones del alma”, por lo
inferior: modifica modificaciones (El ave volaba muy aceleradamente). La conjunción no tiene
propiamente rango: es un vínculo entre elementos análogos (Los niños listos y disciplinados
envuelve el sujeto y está siempre en 1° persona… (p. 55). Los ejemplos son nuestros.
Bello explica que en castellano, así como probablemente en todas las lenguas, “se
observa que una parte de la oración se convierte a veces en otra distinta, y mientras dura
la transformación deja de ser lo que era, y manifiesta las propiedades de la clase a que
accidentalmente pasa” (p. 55). Este es otro razonamiento sólido –a su juicio- para probar
gramaticales”. En perfecta consonancia con sus palabras, afirma que algo es sustantivos en
“Algo sobra” (hace la función de sujeto); es adverbio en “El niño es algo perezoso”
(modifica a un adjetivo; del mismo modo, mucho es sustantivo en “Piden mucho”, adjetivo
Ahora bien, puesto que se trata de funciones gramaticales, el autor admite que lo
aplicado a las “frases” formadas por estas clases de palabras y sus potenciales
Motivado por la solidez del análisis ofrecido por Bello, y también por la novedad de
sus planteamientos, Rabanales publica Las Funciones gramaticales en 1966. Esta obrita
(BFUCh, pp. 235- 276), de poco más de 40 páginas, constituye un cambio de paradigma en
los estudios gramaticales de Chile. En opinión del autor, las clases de palabras que Bello
categorizaba con criterio puramente funcional, podían ser también abordadas como
que establecen las unidades léxicas dentro de la oración, de modo que para él, al igual que
oración no es simplemente una unidad con autonomía sintáctica, sino una unidad
Rabanales entiende por sintagma una unidad binaria, en la que hay un miembro
moderna). Según el autor, “la determinación sintagmática resulta ser así el proceso por el
De esta manera, en la oración “El furioso huracán barrió unas encinas centenarias”, el
predicado (barrió unas encinas centenarias) se refiere inmediatamente al sujeto (El furioso
huracán), por eso lo determina (o lo modifica). Y en el sintagma “furioso huracán”, furioso
mismo modo, encinas centenarias funciona como adverbio (i.e. adverbo, en relación
A las funciones de sujeto (S) y predicado (P), Rabanales las llamó funciones primarias;
a todas las demás, las llamó funciones secundarias. Las primarias aparecen en el análisis
sintáctico de S o bien de P.
miembro determinante es verbal (t’). Define el PREDICADO como la función que consiste
SUJETO PREDICADO
sustantivo(t) verbo(t’)
el v llovió no implica P, puesto que no hay S. Igualmente, en La mujer compró una casa, la
“regentes”. Estas son el punto de partida de la red de dependencias internas que observa
el autor al interior de una oración. A las funciones regentes, siguen las “regido-regentes” y
SUSTANTIVO VERBO
adsus adv
adads adadv
ad-adads ad-adadv
Así, por ejemplo, la primera función regente por definición es s; ads es regida por s,
pero a su vez rige a adads, por lo que es una función regido-regente. La función ad-adads,
si bien está regida por adads, no rige a ninguna otra, de manera que es regida absoluta. Lo
Veamos cómo se analizaría el SN una sopa muy mal condimentada en este modelo:
SN
adsust (t´) sustantivo (t)
Del mismo modo que Bello, Rabanales llama complemento al sintagma formado por
preposición y término, con una diferencia importante, y es que postula la existencia de una
busca Ø un amigo. En casos como estos, Bello admite que el complemento pueda carecer de
preposición, pero niega lo contrario, esto es: ninguna preposición podría existir sin su
adprep son funciones interdependientes (están en RDB), el autor las equipara a las
3 De esta manera, Rabanales coincide con la gramática moderna, que llama complemento no solo a la unidad
formada por preposición y término (como en “vivir durante un siglo”), sino que también, restrictivamente, al
término (“durante un siglo”).
FUNCIONES
RDB RDU
S-P prep-adprep
núcleo léxico y a los sintagmas que este permite formar; lo importante es que en el análisis
sintáctico queden expresadas con claridad las relaciones de dependencia que se producen al
teoría de este autor. En efecto, en su modelo aparecen también las llamadas funciones
Son las funciones conectantes, que sirven para relacionar dos o más formantes de una
estructura, sea en la oración (fuimos a la playa y a la montaña) o entre oraciones (Nena sale
poco pero lo pasa bien). Ahora bien, a diferencia de Bello y de los gramáticos modernos,
medio de los elementos que relacionan (poco pero bueno), las subjunciones pueden también
En síntesis, las funciones gramaticales, tal como las concibe Rabanales, son clases
(aun(que), por(que), si…). Desaparecen de este sistema los artículos (i.e. adsustantivos), los
pronombres (i.e. sustantivos) y las interjecciones; los adjetivos y adverbios pasan a formar
Para terminar, me gustaría referirme a tres cosas que hacen de nuestro Ambrosio
Rabanales un gramático insigne. En primer lugar, inspiró su análisis en Andrés Bello, cuya
obra aún sigue siendo citada y elogiada en los estudios gramaticales del siglo XXI, tanto en
orden léxico, razón por lo cual le dio categoría de núcleo en el sintagma formado por esta
4 En “el libro de biología “y “el libro que Juanita terminó anoche”, tanto de biología (sprep) como que Juanita
terminó anoche (oración subordinada) funcionan como adsustantivos.
(formalistas o funcionalistas). En tercer lugar, a pesar de ser un redomado funcionalista,
el axioma que reza: “[…] la función secundaria de un sintagma cuyos miembros están en
RDU, es la misma de su miembro determinado (t’)” (p. 248), muy similar al concepto de
“mando-c” o “mando categorial” que diez años después propondría Tanya Reinhart (1976)
y que también adoptaría Chomsky en su famosa teoría de “Rección y ligamiento”, del año
1981.
los alumnos de filología hispánica de la Universidad de Chile –como sí ocurrió hasta fines
del siglo XX-, constituyen un material de estudio idóneo para la reflexión sobre la lengua,
Chile.