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Nombre: Ricardo Arturo Montoya López

Licenciatura: Nutrición aplicada.

Asignatura: Bioquímica de la nutrición.

Evidencia de Aprendizaje – Importancia de las


mitocondrias

Fecha: 23 abril 2019

Ricardo Arturo Montoya López Nutrición Aplicada.


Importancia de las mitocondrias
En todas las células eucariotas las Mitocondrias son los organelos encargados de
suministrar energía química a todas las partes de la célula porque participan en la
respiración celular aerobia, por este proceso metabólico todos los principios
nutritivos que se incorporan a las mitocondrias son Oxidados Biológicamente con
participación del O2 atmosférico liberando energía química en forma de ATP por
Fosforilación oxidativa, la energía química almacenada en la molécula de ATP es
suficiente para satisfacer las múltiples necesidad desde energía que la célula
requiera.

Las mitocondrias son referidas en casi todos los libros de texto de fisiología como
las fábricas de la célula. Para nuestros propósitos, vamos a centrarnos en las células
musculares de los sistemas esquelético y cardíaco (corazón), pero las mitocondrias
pueblan muchas otras células del cuerpo humano.

Las mitocondrias son no sólo las plantas de energía de nuestras células; estas
diminutas estructuras también juegan un papel central en nuestra fisiología.
Además los seres humanos, al permitir que las respuestas fisiológicas flexibles a
nuevos entornos, las mitocondrias han ayudado y otros mamíferos que se adaptan
y evolucionan a lo largo de la historia de la vida en la tierra.

Por biología sabemos que las mitocondrias son orgánulos que hacen parte de las
células y que evolucionaron de células procariotas (células sin núcleo celular
definido); es decir, evolucionaron de las bacterias tras ser incorporadas como
simbiontes (unión de dos organismos de especies diferentes) por la célula
eucariota (célula con núcleo verdadero).

Las anomalías en la función y estructura de las mitocondrias se han encontrado


cada vez con mayores frecuencias asociadas a enfermedades cardiovasculares,
como la miocardiopatía dilatada e hipertrófica, defectos en la conducción cardíaca
y muerte súbita, miocardiopatía isquémica y alcohólica y miocarditis. Algunas
anomalías mitocondriales pueden tener una base genética (p. ej., los cambios en el
ADN mitocondrial, que producen una disfunción de la fosforilación oxidativa, o los
defectos en la oxidación de los ácidos grasos debidos a mutaciones específicas del
ADN nuclear), mientras que otras de estas anomalías parecen ser debidas a

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agresiones cardiotóxicas más esporádicas o ambientales, o a causas todavía no
identificadas.

Las mitocondrias son muy abundantes en el corazón, donde constituyen un 20-40%


del volumen celular, por ser un tejido de gran demanda energética. La producción
energética mitocondrial depende de factores genéticos codificados por el núcleo y
por el ADNmt, que modulan la función mitocondrial normal, incluyendo la actividad
enzimática y la disponibilidad de cofactores, y de factores ambientales como la
disponibilidad de combustibles (p. ej., azúcares, grasas y proteínas) y oxígeno.

El número de mitocondrias por célula depende del tipo celular, y en una célula
determinada varía durante la vida celular.

Por ejemplo, se ha estimado que células del hígado (hepatocitos) pueden contener
del orden de 800 mitocondrias por célula.

El número de mitocondrias en una célula puede aumentar gracias a que se dividen


por mecanismos de fisión o gemación (flecha) y puede disminuir gracias a un
mecanismo conocido como la autofagia.

Los nutrientes que obtenemos de la alimentación son de tres


clases:
Hidratos de carbono; azúcar. Son la principal fuente de energía, ya que, es el
nutriente que aporta la energía para el consumo inmediato. Cada gramo de azúcar
suministra 4 calorías (la caloría es una unidad de medida). Su exceso es
almacenado en forma de glucógeno por el hepatocito (célula del hígado), pero
cuando este exceso “llena” todos sus receptores, el sobrante se almacena en el
adipocito (célula que forma el tejido graso).

Grasas; cada gramo de grasa suministra 9 calorías. Las grasas se utilizan para
sintetizar hormonas y otras sustancias. El cuerpo almacena entonces el exceso de
energía en forma de grasa, principalmente en el abdomen, tejido subcutáneo y
músculo. Si esta reserva energética no es utilizada, podrá depositarse fácilmente en
los vasos sanguíneos, provocando daño en sus paredes; término conocido como
ateroma o ateroesclerosis. Además, “la expansión del tejido adiposo blanco obeso
estimula pronto el desarrollo de inflamación a través de una mayor actividad de los
macrófagos situados en la célula adiposa y de otras fuentes, con liberación excesiva

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a la sangre (plasma / suero) de múltiples citocinas pro-inflamatorias”(ríos y otros,
2016).

Proteínas; son indispensables para el crecimiento, regeneración de tejidos y


formación de estructuras anatómicas. Cada gramo de proteínas aporta 4 calorías,
Por lo general, el exceso de proteínas se almacena en el colon y se elimina
rápidamente por la orina.

Mecanismo por el cual se extrae la energía de los alimentos

El bioquímico, Hans Krebs, gana el premio Nobel de Medicina en 1953 por su ciclo
del ácido cítrico (o ciclo de Krebs). Krebs, describió tres etapas en la generación de
la energía a partir de la oxidación (participación del oxígeno) de los alimentos
(Subhraveti).

Los hidratos de carbono o los carbohidratos, proteínas y grasas provenientes de


nuestra alimentación, son absorbidos en el intestino delgado, donde se van
descomponiendo cada vez más en unidades más pequeñas: Pero, para que estos
nutrientes, principalmente los azucares, sean transportados hasta la célula, debe
actuar una hormona, la insulina. Esta insulina es secretada por las células beta del
páncreas. Normalmente, en la sangre debe haber azúcar o glucosa a unos niveles
de 70-110 mg/dl, medida que aproximadamente equivale a una cafetera o 5
gramos de azúcar. Niveles de azúcar en sangre por encima de estos valores son
considerados como un mal pronóstico. Sea prediabetes, diabetes, síndrome de
resistencia a la insulina, palpitaciones, hipertensión, hígado graso (esteatosis
hepática) y estrés (jaimes-miranda, 2015), etc.

Cada vez que consumimos refrescos contiene 40 gr de azúcar— o comida chatarra,


debe salir insulina del páncreas… si esta situación se repite continuamente— lo
cual casi siempre sucede—,se produce un exceso de radicales libres. Por tanto, se
agota la producción de insulina en el páncreas, se agotan las mitocondrias
pudiendo morir por apoptosis, se debilita el organismo por falta o exceso de
energía, se favorece la aparición de diversas enfermedades metabólicas y se
acelera el envejecimiento.

Los nutrientes; grasas, proteínas y carbohidratos, provenientes de la dieta, se


convierten en ATP. El rompimiento de este ATP dentro de las mitocondrias, es lo

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que libera la energía. Sin embargo, cada nutriente tiene propiedades particulares y
únicas que determinan la forma en que se convierten en ATP.

No necesitamos saber de memoria la ruta completa del ciclo de Krebs para


entender, que si consumimos más calorías de las que el cuerpo necesita, estas se
almacenarán…y se seguirán almacenando hasta “explotar de energía la célula “,
agotar sustancias, estructuras y órganos relacionados con el desdoblamiento
químico de los alimentos: insulina, leptina, glucagón, mitocondrias, lisosomas,
páncreas, etc.

Las mitocondrias juegan un papel esencial en la salud. No solamente son


responsables de la síntesis aeróbica del ATP, sino que también participan en la
homeostasis del calcio y en el estado de las células musculares. Como otros
orgánulos, están sujetas a daños, siendo el ADN mitocondrial especialmente
susceptible a daños causadas por el estrés oxidativo y el envejecimiento en
comparación, por ejemplo, con el ADN nuclear. Por tanto, es necesario, además de
generar nuevas mitocondrias, mantener las sanas y eliminar las que hayan sido
dañadas funcionalmente.

La acumulación de las mitocondrias dañadas junto con estilos de vida sedentarios


y/o dietas ricas en grasas, puede perjudicar las funciones contráctil y metabólica
del músculo esquelético. Por ejemplo, la disfunción mitocondrial se ha asociado a
desarrollo de resistencia a la insulina, probablemente como resultado de la
producción excesiva de especies reactivas de oxígeno (ROS) y la acumulación de
subproductos del metabolismo lipídico. Por tanto, es crítico para cualquier tejido u
órgano como el músculo esquelético ser capaz de reconocer y eliminar
selectivamente las mitocondrias dañadas para el mantenimiento de la función
mitocondrial.

El aumento de la capacidad metabólica provocado por el ejercicio ayudará a


mejorar el rendimiento físico y la salud.

Ricardo Arturo Montoya López Nutrición Aplicada.


Fuentes.
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Sanger, F., Schreier, P., Smith, A., Staden, R. & Young, I. 1981. Sequence and organization of the human
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Brown, W., George, M. & Wilson, M. 1979. Rapid evolution of animal mitochondriai DNA. Proc . Natl. Sci.
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