Vous êtes sur la page 1sur 15
« MENNO VELLINGA “introdlucci6n det Estado”. Lo que hace falta es una estrategia que no sélo restaure la confianca de los inversionistas en general y recu- pete el crédito del Estado como el neoliberalismo lo ha hecho en ‘muchos patses—, sino que tambien empiece a resolver el problema dde “ia deuda social" asi como a establecer su legitimidad y un con- senso social sobre como proceder para hacer realidad la ciudadanta «a los expaioles encontraron una gran poblacién indigena que no eneajaba muy bien en los arreglos tociales compartimentalizados por funcién de hs metrépelis. Por consiguiente, en muchos casos crearon tn nuevo eonjunta de arreglos corporativos (ejidos, com nidades) para el clemento indigera: al mismo tiempo desarrollaron también una serie de categorias (mestizo, castizo, morisco, chino, saltatris,jftaro, albarazado, cambujo, zambaigo, etc), con cl objeto de estructurarla sociedad en términos de castas, ademas de los esta ‘meentos y corporaciones.”” Una tercera diferencia es que en el Nue- xo Mundo no hubo Cortes como las peninsulares (aunque éstas e taban debilitadas), y por lo tanto no hubo autogobierno, ni ningtin sistema por el cual los estamentos, ls castas y las corporaciones es ‘uvieran representados directamente o pudicran hacer ofr sus voces en forma organizada. ‘Ademis, el poder, la autoridad y ta legitimidad de ta Corona ex paola fueron cambiando con ef tiempo. Ex el siglo xvi, 4 me que declinaban la salud, cl poder y la legitimidad de fos monareas Habsburgo, au dominio sobre Ins colonias ac fue dexgestando grax dualmence, permitiendo que grupos sociales y corporaciones del Nuevo Mando fueran adquiriende mayor autonomfa. Por otro lado, fn autoridad real estaba Icjor y los viajes y lax comunicaciones eran dificiles: por lo tanto, si bien las colonias siempre se mestraban for- malmente obertientes a la Corona, en la prctiea eran muy selectivas en cuanto a las leyes cue de hecho aplicaban. Después, en el siglo Xvi, la mieva monarqufa borbénica que remplaz6 a los Habsburg trat6 de volver a centralizar el control imperial, e incluso abolé o li mit5 corporaciones de! Nuevo Mundo como la Iglesia ola orden je- suita, Sin embargo, esas medics le ganaron e antagonismo de las Rola H. Bhety James Henderson, “Patterns of conan in Latin American society elt an hisorial penpectves”,Amaab of he Souda! Cornu 0 La ti American Sud, ara0 Ge 197, pp A DDETERMIANTES HISTORICAS DEL ESTADOLATINOAMERICANO o ccolonias, que finalmente dlecidieron restablecer su autonomia avan- zando hacia la indepencencia® La estructura del poder de América Latina se caracteriz6 por et absolutismo real emanado de las metropolis, por tn lado, y por el ‘otro por una tensién continua entre dos patrones de autora pa- trimonial, uno absolutisia y otro descentralizado.® Est tension ma- nifest varias maneras: en la dicotomia entre el principio formal de tuna cadena de mando autoritaris estricta, por un lado, y por el otro ¢el derecho de los funcionarios coloniales cle menor categoria @ ape lar directamente a la Corona, pasando por encima de los funciona- tos superiores. Se manifestaba ademis en el derecho de los sibdi- tos coloniales @ iqnorar Ia autoridad real si consideraban que no posefa la informacion adecuaida sobre las condiciones locales, y asi- mismo en las fluctuaciones del poder de las corporaciones que. co- mo escribe Ronald Newton, “revistiéndose de leyes onganicas,fue- ros y privilegios consuetudinarios, lograron, especialmente bajo monarcas débiles, una cast igualdad de facto con ta Corona’.°° El sistema colonial espaol, oscilando entre sts tendencias abso- lutisia y descentralizacora, era, como dice Roland Ebel, “una gigan- tesca red de privilegios indivieuales y corporativos cuya operabili- dad y sancién diltima dependian de la legitimidad y autoridad del monarea”.*! Asi, cuando el imperio mosiro mayores tensiones y vio- lencias, a fines del siglo xvmt, y finalmente’se desmemiré a comien- 420s del x1, lo mismo ocurri6 com la estructura de poder imperial, como imperio y también dentro dle las jurisdicciones virreinales y 2 Nata Ln Ls ut i Ma lit Mn, 10: Rar Kee "Bxado ysoiedad en as ls” Eun Aeris, Joka Lay Tic “Attety nl ta tx Speech ner tee cexacy’, Mani Setter Onart, ,8 pe 4265.1 N. MeAliver, Shain Sad Pte inthe New Woe Ninaeapotn, Univerniy of Minnesota Peon, vn El patrimony ew fore de auteridad personal en la vee gobernan- te otegabenecos,prilegis yeargosa enbio de liad y servicio, Veanse Maga I Satan, Spmah buneuent petrinoniatio Aner Bete, Intute ol Iter fatonal Rutatous, Univers) of alien, 190 Sidney “Greeafild, “The foie Se nt atc eons rand Li Armen, Are Univer of Sansa wn Latin Ameviean Sie, Occasoaal Papers Series nit. 1, 1976; Raye Fao, Os done dr Formac do atone pl bral Rio de janeiro, Globo, 1938 Zorn, Nara corporatian are he pang of poplin i Spa atin er ce de 1974, p46 Fy HOwaRD J WEAKEN menores que pasaron a ser ht base geogrifica de los nuevos sce latinoamericanos. La red de clienlismo, ‘corpo raciones interconectadas que habia dado cierto grado de cohen social y politica al imperio y a los tertitorios vastos y semidesiertos (tanto en sentido demografico como en sentido asociacional) de América Latina, proporcionando un grado considerable de legit midad, direceidn y coordinacién bajo la autoridad central, se desin- tegr6, convirtiéndose en una coleccién de unidades regionales mal organizadas y desarticuladas, presididas por lugarefios de a caballo ‘© por oligarcas criolles. Como concluye Richard M. Morse, “para que el recién construido sistema politico hispanoamericano alcanza- 11 estabilidad y continuidhd era necesario que reprodujera a estruc- tra, la Topica y as vagas salvaguardas pragmaticas contra a tiranfa del Exado patrimonial espaiol”.* LAINDEVENDENCIA Para 1824 toda la América espafiola habia obtenido su independen- cia de la metrépoli, y Brasil habfa independizado de Portugal. Jgual que en hs secciones anteriores de este capftulo, nuestro pro- pOsito no es concentrarnos en la cronologia de esos acontecimien- tos y los subsecuentes, sino dar un panorama interpretative concen- trado en el papel del Estado y ss relaciones con la sociedad Intinoumericana. 1a retirada de Ia Corona y de la autoridad real dej6 en las colo- aias un vacio de legitimidad. La Corona no siempre habia sido ef- «az pero s{ habia dado legitimidad, un foco ceniralizador, un impul- so gravitacional para los distntos intereses de las corporaciones, las dases y las castas, que de otro modo podrian haberse dewiado ha- «ia Orbitas separadas. Ademés, a Corona siempre dlesempené el pa- pelde “fuerza moderadora’, aan en sts atos de mayor debilidad.”* Introducia ly moderacién entre fuerzas sociales en conflicto, impi- diendo tanto la guerra civil como la desintegracion de la sociedad W Biely Henderson, “Pater feo psi Richard Mt, Morse, “The hve of Lain eric” en Hts, he fondling of sero, gy BRAT, _DETEEMINANTES HISTORICAS DH. ESTADO LATINOAMERICANO ” en soberantas separadas, geograticas 0 funcionales. Con la indepen- dencia desapareci6 ext util funcién iniegradora y moderadora de la Corona. La desaparicion de ln autoridad real tuvo consecuencias dests- trosas en toda América Latina. En muchas tegiones la economia 1e- tuocedio a formas de subsistencia mis primitivas. Las sociedades basadas en la case, la casta y el privilegio corporativo suftieron, perturbaciones serias. Muchos dle esos grupos perdieron sus estatu- ‘os, sus privilegios especiales o st ngar en a sociedad, como resul- tado de las lichas de independencia y los eataclismos sociopoliti- cos que siguicron. La unidhd se desranecié al tiempo que el Continente se desmembraha en entidades cada vez menores ~"esta- dos-ciudades", por emplear el término de Roland Ebel para las re- piblicas centroamericanas.™ No habia aingtin principio organiza- dor aceptado en forma general; no habéa nadie que “moderara” cere los grupos en conflicto, y muchas regiones cayeron en la anar- ‘quia El vacfo de legitimidad creado por I retirada de la Corona fue Scupado por los gércitos independentistas, por diversos caudillos regionales y en algunos casos, como Chile, por la lite crioll Pero 308 patrones, que pueden parecer regulates y pacificos, no deben ‘ocultar la anarqui el desorden y In desintegracign que se produje- ron en toda el area ‘Unos pocos dirigentes independentisias de mayor vision, como Bolfva, previeron esa acciom de las fuerzas desintegradoras ytrata- ron de compensaria, Bolivar procurd mantener hn unidad del cont nente en una especie de ordenacién panamericana, pero en eso fra- cas6. Jug con la idea de una monarquia local o nativa del lugar, pero esi idea tambien languideci6 en el nuevo clima republicano. Reconociendo las tendencias anérquicas que amenazaban con des- garrar a Latinoamérica, y comprendiendo asimismo que ese vasto ontinente no tenia las tedes integradoras de asociabilidad que Ale- Vea Alfie Stepan The military plies: Chnging fats in Bra Piv twa, Peto Unhersty Pes, 17 + itotand Ea, "Geneing the ey wate: Notes on the pelts ofthe smal Latin ‘American cowaties, Jounal of Inumamerian Sli and Not arn ago de ta pester ae "Tul apes Dong Ty fermi of ein in Latin Ameri Nace Vath Harper, 1978 Dav Baahelly Nell MacCauly, Th mans of Latin Americ in he aden century, Noes York, Oxfond Univeety Brey, 1994 ais de Tocqueville tanto admiraba en Norteamérica, Bolivar consi deré tambien la restauracién del poder central absoluto (con él en cl papel de dictadon), peto esa idea tampoco fue aceptada por sus coniempordneos.® Los “padlres fundadores” latinoamericanos enfientaron un dlle- ima terrible y mostraron bastante ingenio en la bisqueda de una so- Incién para él, Por un lado ia llustracién, Rousseau, la Revolucion francesa, la Revolucién esiachinidense, y también el anhelo de inde- ppendencia y el deseo de libertad en sus propios paises, indicaban «quela forma de gobierno que el pueblo seguirfa debfa ser republica- 1m, Por el otro, vefan con realismo las tendencias desintegracioras y andrquicas que actuaban en su sociedad; advertian que Latinoamé- rica no tenfa una base social, econémica y politica suficientemente fuerte; que la region (para emplear el estribitlo habitual de tos auto- ritarios modernos) “no estaba preparada para la democracia’. For «so en las leyes y constituciones de esos nuevos estados legaron a arreglos sumamente ingeniosos, Un poder fuerte (no demasiado i- ferente del de la antigua monarquia, ahora expulsada), combinaclo ‘con vastos poderes de emergencia, se concent en el poder ejecuti> ‘yo, en detrimento de los poderes legislative y judicial, La ciudadania «qed severamente restringida, de manera que s6lo los hombres al ‘abetizados y con propiedades (las dites o la “nobleza” crioll) po dian votar y ocupar cargos. Se restauraron privilegios corporativ: dl cjércto y Ia iglesia fueron clevados virtwalmente al euarto y quin. tw poder, con vastas y especiales responsabilidad, El ejecutivo o el jéreito fueron los que sucedieron a la Corona en el papel de "fuer za moderadora". Mientras tanto se instauraron nuevos controles pa- +a mantener en su sitio he cates bajas y hs cata? En la mayorfa de lor pattes latinoamericanox el periovio com prendido entre 1824 y mediados de la déeada de 1850 fue desorg: nizado, confuso ya menudo anarquico, pero durante el periodo uiente, de medindos de la década de 1850.a mediados de la de 18890, cierto orden empez6 a surgir del caos. Aparecieron les prime> ros bancos: la poblacidn aumenté y comenzé a Henar Tos espacios ‘acios: se abrieron mucvas tierras al cultive; erecieron tanto ia inmi- * Gen Dealy, Me pul man Ae ierpeiion of Lis Amercan and ther Cate tires Aner, Univerty of Minsacets Pros, 1977 "Glen Deas Prelegnea on the Spanish American politcal tradition”, Hip ie American Hive! Review. 48, 168 pp. 3788. DDETERMINANTES HSTORICAS DEL ESTADO LATINAMERICANO a sracién como Ia inversién extranjera. Se inicé ta construccion de infraestructura (caminos, instalaciones portuarias, telefono y telé atalo, ferrocarriles), Las economias de la regién comenzaron a re- ‘cuperarse; la sociedad fue haciéndose més organizada; los sistemas politicos empezaron a recobrarse* La mejor organizacién de fa “sociedad” en América Latina, def rida en términos de corporaciones, vida asociativa y “ciilizacion™ (Jo opaesto a h “falta de eivilizacion” que por mucho tiempo devas- 16 la regidn), fue acompaiads en ese periodlo por el correspondien- te crecimiento del Estado, Los cuatro ministeios tradicionales (fuerzas armadas, hacienda, relaciones extetiores y obras puiblicas) se expandieron para incluir mis funciones estatales, y por lo tanto is ministerios y onganismes estatales, El centrifuguismo de las r+ meras lécadas de independencia cedio et puesto a una mayor cen trallzacion.”” Los heterogéneos ¢jércitos regionales. guiados por ‘aualllos fueron remplazados por mucvos ejércitos nacionales. Del mismo modo, una burocracia nacional empez6 a crecer y a exten der su dominio cada vee sobre mis areas de la vida nacional, Port tio Diaz en México es el ejemplo paradigmatico de las mucvas dir xencias centralizadoras, orientacas hacia cl desarrollo y el “orden y progreso” (el mensaje de! posiivismo que era por entonces la ideo- Jogia dominante en América Latina) ‘Los aiios entre la décarla de 1850 y la de 1890 son considerados sgencralmente como el periodo en que 9¢ exlablecieron en Latinoa- iériea ls “condiciones para el despegue” (por ua ln metéfora ac tondutica de Rosiow)i!! el “despegue™ se produjo en el periodo sub- secuente, 1890-1930, también mencionado con frecuencia como “h. penumbra de la Edad Media" o bien “el apogeo del gobierno olighr- 4quico". Fue un periodo de prosperidad sin precedentes en América Latina; todavia en Is década de 1920 Argentina tenfa un ingreso per cépita superior al de Estados Unidos. También fue un periodo de ‘Rot Covtes Conde, Theft ag of madenstion in Latin Amari, Nites ‘ork, Harper Rove, 1974: Richard Graluu, Brie eile onstof madman Bras, Lothies, Care Univesity Pres, 1908 Val, Th crt Main ve Latin Americ “Harry Hocunk, The Dominican foi, 1830 1900: Nas for whirl oitogy, ‘alianoe,Joline Hephine Univeaty Pre, 1082 MA Rote Th tee oe rth Coie, Cambie svi @ NOWARD j WARD ‘consolidacin polica y social, en realiciad segin tres patrones. Uno ‘era el gobierno oligérquico estable y pacifico (Chile, Argentina, Bra sil, Pert); otto era la dictadura "por orden y progreso" (Diaz, Gé- ‘mez en Venezuela, Heurcaux en la Repilica Dominicana). El veree- +0 (a veces combinado con lor dos primeres) fue la ocupacion por los marines estadunidenses, que se dio en rmchos de los paises mis equciios, mis débiles y menos institucionalizades de Centroaméri- ‘cay el Caribe, y que logré muchas de las mismas tareas de los dos ppatrones anteriores: paz social, estabilidad politica, centraeacién, de las fanciones militares y buroeriticas, desarrollo de ta infracs tructurs, crecimiento econémico.? ‘A.csa altura, casi cien aitos después de los primeros movimientos por ls independencia, Amériea Latina estaba volviend finalmente al mismo nivel de desarrollo que habia tenido bajo el gobierno colo nial. Es interesante sehr que en ese periodo crectan lanio un Esti. do fuerte como organizaciones sociales fuertes. Habla empezado a parecer ademds, un proceso politico genuinamente latinoamerica- no, conocido como politica criolla, y mis tarde lamadlo “modelo andersonianc”.* El desarrolle econémico, socal y politico de Amé& rica Latina en las primeras décadas del sigho xx habia dado origen a nuevas fxerzas politicas y sociales que era preciso incluiro reprimi, cooptar 0 cozecionar. El modelo de Anderson, basado en un cuida oso estudio de los procesos. postulaba que era posible hacer espa cio en el sistema politico para nuevos grupos sociales, econémicos 0 corporativos siempre que reunieran dos condiciones: 1] el grupo ddebja demostrar que posefa dimensiones o expicidad de poder sufi- cientes para ser tomado como contendiente serio por el poder y 2] cl grupo debia estar dispuesto a moderar sus demandas y no recu- rir 2 métodos revolucionarios capaces de destruir a otros grupos ddl sistema, Las elecciones, un golpe de Estado bien ejecutado o un uso cuidadosamente orquestado de la violencia que no Hegara a ia revolucidn eran moneda corriente del sistema politico, un modo de demostrarla capacidad de poder de un grupo nuevo y de hacer que se reconociera su demanda de ser admitido como socio en el sste- ‘ma politico patrimonialista atin prevaleciente, Fue bajo esas reglas y 2 ara Calder, Th imp of introetions The Dominion Repub daring the US. seupation of 1916 1994, Noi, Univesity Texas Pres, 1984 “Charles W. Anderson, Pia and exmomie cheng in Lai Amare: The goer Ingo rates sation, Princeton, D, Van Nowra, 1967 DDETERinALerEs1USTORICAE DHL ESTADO LATINOAMEMICANO. « condiciones que se admitié en “el sistema” primero a has incipientes lites empresariales ~alrededor de 1900— y dexpués—en lax déeadhs de 1910 y 1920 las macientes clases medias (o mejor dicho sector res medios, camo en Argentina, Chile, México). ‘Esos ejemplos y procesos indican que las estructuras corporat vistas, centralizadas, patrimonialistas y a menudo autoritarias de América Latina podian ser mis adaptables a los cambios de lo que suele pensarse. En general se inclinaban ante el cambio y trataban de hacer espacio alos grupos mievos, antes que ser arrasadas por ellos, Dentro de sus limites, lemostraron ser Flexible e incluso, has- ta cierto punto, modernizadoras, Ademés, esos cambios se produje- ron dentro de una tradicién politica que, si bien tomaba elementos de otros paises, era una combinacidn tinica de hispainico, crillo € indigena. Esa tradicin debfa mucho al pasado ibérico y colonial, pero no era totalmente hostil al progreso, Sin embargo, con el de- mumbe del mercado en 1929, la depresién global que sobrevino a continuacion y después cl consiguiente colapso de los regimenes po- Iicos latinoamericanos (entre 1930 y 1934 hubo en América Latina no menos de 14 revoluciones de primera magnitud),! ese sistema de polfica criolla tradicional y cooptativa también se derrumbé, Desde ese punto de visia ln “Edad Media’, ef pasado feudal cn of sentido de lo que hemos llamado el modelo Habsburgo, no terminé cen In década de 1820, con la independencia, sino apenas en la de 41080, en formas que implicaron tanto fa desintegracién del viejo si tema como li aparicién de un sistema nuevo para remplazato, (CORPORATIVISMO MANIFESTO Hasta ahora hemos hablado del corporativismo en su sentido tradi- cional, historico, medieval y, como ha dicho Rorald Newton, en stt sentido “natural”. Fue desde ese punto de vista que el autor de ex tas paginas propuso, hace alrededor de veinte afos, su ain polémi- ‘a formulacién de “modelo corporativo” de desarrollo ibérico y la- ‘Hen Wart, rial eto ond rie eo St, city and ily fn the pce of Latin Amer Drelopment, Mens. Caner for Inertial Se thea, On Universe, 1973. * Newton, “Nana corporat om HOWARD WIARDA tinoamericano.¥ Sin embargo, en la década de 1930 surgié un nue- vo modelo de corporativismoyy de relaciones entre el Estado y la s0- ciedad, que llsmaremos “corporativismo manifiesto”. Esa forma de corporativismo debia algo al pasado hist6rico, pero ala vez era pto- ducto de nuevas fuerzas: el crecimiento de una ideologia manifiesta, del corporativismo, i deseo y/o Ia necesidad del Estado de partici- par de forma mis directa en la planeacion central, influencias fas- stas, ef surgimiento del capitalismo de Estado y ia necesidad de controles politicos autoritarios para refrenar a algunas de las nuc- vas fuerzas sociales, sumados al deseo de industrializacién y erect ‘miento econémico:” El modelo de erecimicmo econémico predominante en América Latina desite ta década de 1980 hasta la de 1970 fue el de industria- lizaci6n por sustitucidn de importaciones, st. Esto significa la susti- tucién de los bienes industriaes imaportados por ous producidos cen el pals. Otras conisibuciones a este volumen se ocupan de e308 temas en detalle, por lo que aqui bastard con decir que la tt guinda por ol Estado en la ealera econdmiea cxigia también que aquel regu- lara y/o controlara mis estrechamentc a los grupos sociales, poli cor y corporativos que integran la sociedad. Como hemos visto, en América Latina el periodo precedente, anterior a 1980, fue el del surgimiento tanto de estados fuertes como de una fuerte vida de grupos sociales y corporativos, af como de un proceso politico ge- neral de acomodacién eincorporacién de nuevos grupos: ahora esa tendencia estabs, una ver mas, a punto de revertise Si bien el pro- ceso fue con frecuencia caético, con grandes variaciones de un pats a otto c inierrumpido a veces por interludios demoerdticos, a partir de 1980 hubo una tenclencia general hacia una forma mas estatista © burocriticoautoritaria de corporativismo. En suma, tanto el capi- talismo de Estado como Ia st en la vida econdmica nacional reque- fan controles estatistas y autoritarios en la esfera social y politca.™* “ Hovard J. Wanda, “lard framework forthe dy of political changein the beri Latin wader: The corporatine mode”, Werd Polis, 25, enetode 1978, pp. 206-25; también, Corporati and natienal dreamed n Lat Amen, Boulet, ‘Westview Pees, 198). “Andrew Shonield, Madrm caption, Loader, Ont Univesity Pret 1055: Philippe ©. Schmit y Gerhard Left (comps..Trenh toward cept inter smeiaon Bevery Hil, Sage Fubletons, 1979 “Guillermo O'Donwel, Mademiztin ad bresuentic outkrtrianim Beeley, Inottteoffatesnatonal Studies, Univesity of California, 1973, pero tama Dai DETERMIN ANTES HISTORICAS DEL ESTAUO LATINCAMERICANO cy En realidad, durante ese periodo temprano hubo varias inf ien- clas que afectaron ly contormacton el corporatisismo latinoamer- ‘ano, Una de cllas fue simplemente Ia trvdicion historica corporat ‘va que hemos descrito antes. La segunda fue la taotagia eatdlica de} corporativismo cristiano, que (iene sus ratces en el pensamiento ct \olico de mediados del siglo 20% y que mus tarde hall expresion en las enciclicas papales Rerum novarun y Quadragesimo anno. La ter cera fue la versign buroceitico-autoritatia del corporativisme, ob- servable por ejemplo en la Espafia de Franco y el Portugal de Sake zar50 Ouras influencias que actuaron sobre el coxporativismo Intinoamericano fueron el integralismo, el faseismo y el solidari mio, aunque estas dtimas tuvieron menos peso en América Latina aque lac es primeras. La mayora de las formas latinonmericanas dle corporativiemo en la década dle 1980 y elespuués representaban mez clas, fusiones y a veces alternanciae del corporativiemo histérice 0 al’. el corporativismo manifiesto eatdlica y la forma burocté Casi tuetox los regimenes que Hegaran al poder en América Lat década de 1930 y después mosteaban align grado de in corporativista. Entre los Gemplos mis notorios ae cten: tan el Brasil de Vargas. ln Argentina de Perdn, el México de Girdenas, el Chile de Thaez, ls Republica Dominicana de Trujillo, el Paraguay de Stroessner, el Panamé de Arias, e! Pend de Velasen, ch Ghile de Frei, el Chile de Pinochet y muchos otras, El corporativis: ‘mo parecia ser ubicac: en una gran cantidad de regimens que no se autodenominaban corporativistas ni afirniaban serlo, el corpora: tivismo parecin estar presente, sin embargo, en los cédigns labora. les, el sistema cle bienestar social, la estructura ele lax relaciones in- dustriales y otros programas de politica pibliea y social? Esa ubicuidad del corporativismo reduce en algo su wilidad co- ‘mo factor explicativo, por lo que es necesario introducir varias call ‘Colle (con), he ew aboot sera Fre 7, ln Latin Amore. Princeton, Prinecton Uae Lavin Asma es Lbpigci paraiig” owmal af Chueh ond Sin x ies de 1078, pp 2086 Howat J Wiad, Crpution al deveopment: The Portes xeric, A her, Unitersay of Masactenes rem, 107, fara dete licinales vse Hayat J, Wi ert ine Berle tanin wexk: Pee Dain Werte LOM, yy AR bs, "Coxpoeatan snd evel new sation Kesey HOWARD}, WARD ficaciones y distinciones. Primero, en ningtin ugar de América Lae tina hubo un régimen corporativista completo y en gran escala comparable al de Salazar en Portugal, con una economia organiza da en forma corporativa, representacion totalmente funcional, tuna camara corporativa y toda la sociedad organizada de manera corporativa (incluso el Portugal de Salazar, modelo de muchos re- sgimcncs latinoamericanos, nunea fue totalmente corporativista)* América Latina, mis bien, fue, en cl mejor de los casos, parciak Segundo, y relacionado con lo anterior, of corporativismo Iatinoamericano, debido (estoy seguro) a.m ubiea- cidn en ef continente americana en lugar del enroped, siguis reek biendlo tanto ta influencia corporativista como la influencia libe- ral (de Estados Unidos) en cuanto a la representacién, ete. Tercerp, el fuerte corporativismo hist6rico lainoamericano, con sus rafces medievales, significaba que el corporativismo de Améri- a Latina inclufa grupos como la Iglesia y las fuerzas armadas y rnunca se limit6, como el corporativismo europeo reciente, a gru- pos econdmicos como los agricultores, los empresatios y los traba- adores, Cusrvo, en América Latina haba formas muy distintas de ‘corporativisme, como lo indica la lista de regimenes del pirrato anterior, donde hay desde regimenes de izquierda (Cardenas) has- ta de derecha (Pinochet), democrauacristianos (Frei) y seculares, rilitares (Trujillo, Velasco) y civiles (Arias). Sin embargo, es prec so sefialar que si tomamos en consideracide Ia lista completa, los es y burocraticoautoritarios parecen tener una Afinidadl mis fuerte y mas eercana por cl corporativismo, especial mente en sus formas estatistas o de mecanismos de control, que los regimens civiler y democréticamente clegidos.) Una quinta contideracidn ex In cambiante naturaleza del corporativiemo en. Amiética Latina. En ningun régimen fueron consiantes aquél o su forma precisa; mis bien fue cambiando al paso del tiempo, como respuesta a condiciones sociales cambiantes, y debido a la alter: nancia en el poder de un gobierno a otro. El corporativismo asu- ‘mi6 con frecuencia una forma abierta y manifiesta en la década de 1930, cxando parecia ser la ola del futuro, tal como lo proclamara 2 \vindy, “Corporati and developmen "Jamies Melly op.) Corprtin and uthritrinion in Latin Ameri Pit DDETERMINANTES HISTORICAS DEL ESTADO LATINOAMERICANO o Manoilesco.* Después de la segunda guerra mundial y la derrota de las potencias del Eje, e! corporativismo parecfa haber quedado ddesacreditado por su asociacion con esos regimenes; por es razén ‘muchos pafses latinoamericanos abandonaron sus formas mas ma- nifiestas y el nombre de corporativistas, aun cuando a menuclo con- \inuaron practicando usa forma disfrazida de corporativismo. Por empl, el Brauil de Vargas instaur6 en los afios treinta un sistema dle relaciones laborales corporativista, y aun cuando més tarde Vats igo you régimen fueron repudiados, ol sistema corporativints de re- Inciones Iaborales siguid vigente hasta las reformas constitucionales y legislasvas de 1987, y es posible que continse parcialmente vigen- te de facie Del mismo modo, muchos reyimenes de ese periodo sz autodefi nian como democriticos y pluralistas pero continuaban practican- do el modelo Anderson ~esencialmente corporativista— de integrar ‘nuevos grupos al sistema (ampliado ahora para incluir alos trabaja- dores organizados y a los campesinos) por cooptacién, pero bajo el control y It direccién del Estado. Cuanslo entre fines de los aos incuenta y comienzos de ios sesenta algunos patses latinoamerica nos se deshicieron de antiguss diciaduras en favor de lo que final- ‘mente no fue sino un breve intetludio demoeritico, también se des- hicieron de buena parte de su anterior estructura corparstivista con ssus mecanismos de control, o bien los distrazaron bajo etiquetas “li Derales”. Sin embargo, cuando en los afos sesenta y setenta esos re- gimenes democriticos de nuevo dejaron el lugar a una gran oleada de regimenes burocriticoautoritarios, volvieron las estructuras y Jos mecanismos de control corporativisias, a menudo reforzides. En algunos anilisis de ese periodo™ el corporativiamo y el autorita- Fiano eran considcrades como caracteriaticas probablemente per- manentes del paisaje politico latineamericano. Pero a partir de fines de los afios setenta recorrié Améri tna nueva obs, ahora demeeritica. La peblacién estaba desilusions: Mili Mallee, Lett orporatome, Pai Fx Alea, 198. 5 Kenmeth Pato, The Baie corporat Ste ad woking ca pl, Bere ely, Unnenty of Calton Pree, 107 7 nips Scunter, “Stil the centr of eoxporatinnd", The Rese of Pa, 36, enero de 1074, pp 5191: Malley, Authrtriaien and eprom Wat, Co. portion atonal teeepment o ‘HowaRD WARN 4a por la corrupcicn, la hrutalidad y la ineticiencia dle! antoritaris- mo burocratieo; Ia sociedad civil empez6 a renacer después le unr Aécacla 0 mas de estatismo, y el sentimiento prodemoeritico sc ex- tendio, impulside y alentado por Estados Unidos y fa comunidad ermicional. Para mediades de la década de 1990 todos los patses del aves, con excepeida de Guba, tenfaa diversas formas (a menudo formas mixias o intermedias) de gobierno demoeratico, en una e- pectacular reversién de la situacidn de veinte afos antes, caando M4 de las 20 republicas tenfan regimencs autoritarios. Gon el autorita- rismo a menudo desparecicron también las interpretaciones cor porativisias y burverdtico-avtoritarias de hy relaciones entre Estado ¥ socieelad en América Latina, que tanto habian destacado en déca- das anteriores La cuestién, ahora, consiste en saber si exe relege miento al baturero de la historia, tanto de lox regienenes autoritarios yy corporativisine como de los modelos wtilizados para interpretar by regi6n, fue premauuro, HACIA EL FUTURO: ILIBERALISNO 0 NECCORPORATIVISMO? Las transiciones latinoamericanas a fa democracia desde fines eka déeada de 1970 emperaron como transiciones puramente puliticas {que apuntaban a celebrar elecciones, restablecer el imperio de Ia ley, restanrar hi sociedad civil y respetar los derechos humanos, Ini- cGaimente no se pens6 mucho en Ia posibilidad de desmantelar, re- ducir o privatizar instituciones burocriticasestatales ni en abando- nar Ia politica econémica estaista de la tt, aunque desde el inicio de ese proceso hubo quienes se preguntaron si era posible tener i beralizacién politica en América Latina sin tener también liberaliza- «iG econdmica-® Si en la etapa anterior ef estatismo en la esfera «conémica estaba asocinéo con el autoritarismo y el corporativismo ‘en In esfera politica, Zscria posible avarvar en la libertad politica sin aque ésta fuera acompanada por un mercado econémico libre? En América Latina todavia se estaba discutiendo ef asunto cuan- do los acontecimierwos del mundo se adelantaron al debate politic © Michael Nowak, he poof deca capil, ue York, no ae Sus 12; Teer Berge, Te epata rotton, Nueva Ynk Baie Books 128. DDETERMINAYTESJMSTORICAS DEL ESTADO LATINDASERICANO o 1 colapso de a URSS y de Europa Oriental, reveacin de tas mw chas falas econémicas de los regimencs tanto marxistadeninistas como estatsta, y el desemperio econdmico superior de lis econo- ‘fas captalistas en el Oriente asisico y ea todo el mundo, indi tan que ahora sélo habla un-eaminw taeis la modernizacién: el c- sning de by democracia liberal yellibre mercado. Adem, os palses de América Latina entendicron que para ser competitivos en el mundo moderno, en un caniexto donde habia poca 9 ninguna ay dda de Exindos Unidos o de cualquier otre pats, y donde ya no seria posible ulizar Inger fria para arrancar benefiios a las superpo- tencias rivales, tendefan que modernizar, racionalizar y hacer més sficientes tanto sus economias como st sistemas gubernamentaler. {La mayoria de loa gobierno lntinoamericanos legaron por sf mis ros a ex conclusion, y si necesitaban ayuda ahi estaban Estador Unidos, el Banco Mundial y cl Fonda Monetario Internacional para presionarton Hl resultado, por algin tiempo, fae un viraje muy notable en el rpensamienta acerea cel Estado. En un mex Chile, Mexico y Argentina, el Estado de, hinchado, corrupto. ineficiente y domtinado por el patrocinio, ‘emper6 a reduciise. descentraizarse, hacerse més eficiente y priv tizarse. El proceso estuvo lejos de ser pacifico, fell o constante: en rnuchos paises hubo tanto prestiigtacién en beneficio de Estados Unidos y el rut (algunos empleados pilbices despedidos eon des pliegue de publicidad mientras otros eran contratados calladamen- te; empresas estatales “vendidas” a otras empresas estatales 0 sim- plemente consolidadas en empresas estatales muy grandes 2 fin de mostrar una reduccién del nero total) como auténtica reforma 0 privatizaciin del sector piblco, pero con el tiempo ef movimiento Inacia el mereadlo libre arraigé en casi txlos los patses, yen conse: catencia las ecomomias latineamericanas emperaton a recobrarse de Ja “déeada perdda de los ochenia. Algunas mosiraron ineluso un crecimiento espectacular, comparable il de los "tigres” del sureste asistien.” SAbenbam E Lovenaly Gregory F Tewerton (comp); Lain Amen new worl Boles, Westview. WD: Hast Wats, Latte Auer pile A nes rl of edits Belson, Wave Bes, 1 % Ene ls micas fetes est 12. Nut. espeialieme les ameros cartes pondistes al mer de enero que ilonmaa sebre cl deetnpet eeonomica de aN ” HOWARD) WARD Deniro de Estados Unidos el morimiento y la presion hacia e! mercado libre habfan sido, como cabfa esperar, un enfoque prin ppalmente republicano, de 1980. 1992. En mi opiniGn, al principio ‘muchos latinoamericanos lo acompafaron sélo para darle gusto los estadunidenses (‘para inglés ver como dicen en Brasil) yal 1M, yyas{ calificar para los muy necesarios préstamosyy garantias de prés: tamos. Sélo después, al observarse el impresionante crecimiento ‘econdmico de Chile y algunos otros paises, pasé a ser un auténtico ‘movimiento continental. La promesa de libre comercio y mayor ac ceso al mercado estadunidense, al esilo del 1. acelers el proceso al punio de que précticamente todos los patses del hemisferio cla rmaron por celebrar wn acuerdo de libre comercio con Estados Uni clos. Sin embargo, la adminisiracién Clinton estaba dividida frente a ‘ese punto algunos funcionarios estaban en favor del programa de libre comercio y privatizacién mientras que otros apoyaban la conti nuacidn de b planeacién central, los vastos programas de bienestar y el enfoque estatista, Este tltimo grupo alents a aquellos latino- americanos, ahora minorfa, que nunca habfan crefido en el enfoque ddl libre mercado y querian continuar con un modelo dirigists. Por 30 en Ia cumbre hemisfériea de Miami, en diciembre de 1994, se nos presenté el fendmeno nuevo de que los latinoamericinos, tradi cionalmente estatistas, ahora estaban en favor del libre comercio y la privatizacién atin més que los estadunidenses, historicamente corientaclos hacia Ia empresa privada.® ‘Mientras tanto, dentro de América Latina el debate en torno al ‘corporativismo y el ordenamiento correcto de las relaciones entre Estado y sociedad haba revivido, pero en términos nuews. Muchos latinoamericanos habfan llegado a la conclusiGn de que pera tenct luna economia mis eficente y un gobierno mis efiear y democrat co era necesario desmantelar Ia vasta red de controles y privilegios corporativos e intereses creados que se hable ido construyenddo en los sesenta afios anteriores." A esa altura el corporativismo ya no representaba la ideologta y el sistema de representaci6n funcional aiterion, el Feforme en det Bano Iteramerican de Desarrollo, que se publica {edo Ton nose Washington D.C ado or eamevinas del ‘Jonge Busanatve, La plies corporaia, Buenos Ate, Emecé, 1989. DDETERMIANTES HISTORICAS DEL ESTADO LATINOAMERICANO: aque lo haban hecho popubs en ta década de 1980, y el termina se tisaba peyoralivamente para telerirse a anligvos grupos privileg dos y Corrapios —sindicites, grupos empresiriales, inereses buro- eriticos~ queen las dcadas anteriores habian pencirado en el dlo, casi siempre con la bendicion offeal, para apoderarse de sectores enteros y establecer yastas sinecuras dle privilegio © ineti> Glenda y lo que shora era lo ms importante, etaban detenten {to al mismo Hempo ta demmocrateacion y el aumenio de ta eiefen- tia del goblemno, Por To tanto, la conclusion era que para que k lemocratizacion y la modersizacion econémica pudicran avansar cra precio desmantclar toda ln estructura corporativa rigid ent ‘ecatdas y has en siglon®™ Llegemos asfal debate actual en Amériea Latina: Zautnto Eitado. se necesita? Es evidente que el Estado lainoamericano necesita ser adclgemdo con miras a una mayor eficencia gubermamental y €co- ‘nema, pero équé hacer con lor ardhos problemas sociales y de caquldad, que preeumiblemmenie demandan tn mayor papel del Estar 440? Un Estado reducido y adelgazado reducirs lae posblidades cle corrupeién e ineficiencia, pero Zqué hacer con todae ta obligacio- toes de pattacinio que ex necerio cumplir al es que Toe goblernes, incluso democriticos, han de tener una posbilidad de sabrevivie y prosperar? El desmantelamiento del corporativiemo puede ser Fae ‘ional para ciertos fines econémicos y de reforma gubernamenta. pero éno podria provocar también la desparicidn de grandes par tes de la sociedad civil y de algunas de las mis importantes ~y suma- mente fragiles—redes de asociabilidad de América Latina? Si en Es- {ados Unidos presionamos demasiado fuerte 0 demasiado ripido por el desmantelamiento del corporativismo, éno corremos el ries- Ao de desestabilizar los propios paises que menos quetemos ver des- xtabillzados, como por ejemplo Méxiec? En toda América Latina las formas ¢ instituciones historieas del corporativismo estin siendo sminadas, pero hasta ahora estin lejos de haber desaparecide; al mi ‘mo tempo, las formas liberalpluralisasestin creciendo, pero toda- ‘fa no estan bien establecidas ni plenamente institucionalleadas, Es probable que varias corrientes continiien operando al mismo ‘uempo. En cierto nivel proseguirin las prestones para levat adc Yeas I sein del ator del ro de Butane, “Dismantling comporatin: ‘The probe of mestenization in Latin Amerie”, Mind Aft 186, printer he at; pp. 198208, te MoWyRD WtAKDN las reformas econdimicas neoliberales; en otros niveles habrd presion niet (refornidas ahora por las consecuencias de la erisis del mexicano, que algunos interpreian como un rechazo del modelo neoliberal) tendicites a mantener un gran papel del Estado, retar dar el paso de ls privatiacién y mantener los sistemas patrimonia. les. En algunos sistemas prevalecera el sentimiento favorable al det mantelamiento. del sistema eorporativista: en otros. as presiones por mantenerlo inteto, En México, por ejemplo, la estructura cor porativsta oficial esté siendo modificada tanto deste adentro co- mo desde afuera, yal mismo tiempo se estin formando nuevas a80- ciaciones que operan en un marco lberalplaralisa, y no en el marco corporativo.® Yo creo que et todas estas eas, como en tantos asants polit os en el pasado, América Latina terminari con un sistema mixto, con diversas combinaciones, superposiciones y posiciones interme: dias. Parece probable que el Estado lntineameticano comtinie sien- dio reformado y quizas algo reduc, pero no parece probable que tun continente con una tradicion historica de estatismo tan larga y fuerte como Francia, y con intereses tan fuertes por su preserve n, abundone exe sistema en form rpida © fil. Lo mimo wew re con ls felaciones entice Esta y sociedael: ex posible que Amés Lana ext en proceso de desmantelr 54 antiguo sistema corporat: vinta y de avansar hacia un mayor liberaismo y plaraliame, pero ne chemo sorprendernor demasiado si, paralclamente a eros can bios modernizadores, la regién avanza también hacia formas nuceat ¥ aetwalizadas de nedcorporativiemo, que combinen asimisme fox mas tiberales con formas ncocorporativisias de tipo europeo. coxc.usi6N ‘Tanto histéricamente como hoy, el destino y el faturo det Estado lati- omnericano estin ligados 2 su sistema mayor de relaciones entre el ‘Nei assy (comp), Mee: Das Pres 08 “EL inl pots wa fan aa liberal ncoeoeporaivta Bex pot hs Hane en Eta vase ‘Was Pic i leu The pial te of ‘Spain and Porat acta Soke Harper Colin, 129. ef iit Lb, Bes Aeiy DETERMINANTS ISORICAS DE. ESTABO LATINOAMERICANO n Fstado y la sociedad, La fuctza yet peso iclaivos de ambos han varie do en el tiempo: amenuclo un Estado fuerte, raramente una sociedad. fuerte, y a veces un especie de equilibria cnire los dos. Es en esis pocas de equiltbrio que la peninsula ihéria, y por extensiGn Améri- ‘Latina, clan la impresign de ser gobernachs en forma *eonstitucio- nal" y “democritien" Esa combinacidn tle un Estado fuerte €on orga niismos corporativos aulénomos es unm form de democracia que no tiene mudha relacin eon Locke; Jefferson ¢ Madson, pero sf mucho aque ver con santo Tomas de Aquino, Susres yl gran tradicién neo coldsticn cxpariota del siglo svt, actual ‘as, postivistas, eorporatvisins y shora neoearporativistas. En ora parte he llamado a ese sistema "Estado neocontractual"! espersmos, aunque sin gran optimismo. que los politicos norteamericanos en- tiendan Iss diferentes concepriones ele fs democracia iavolueradas y sean eapaces de formula ls respuestas poliias adecuadas. También hemos 1a forma de corporativismo y las velaciones entre Estado y soviedad presentes han variado en el tiempo. Lat regidn ba pasado den Esta- do absolutista tipo Habsburgo a una forma (rousseauniana) de Es- tad republicano y, actialmente, a un Estado mis i ta, Lo misma sucede con el omnipresente corporat visto enrporativismo tradicional, histérico, semifeudal o “watural": corporativismo manifiesto. sunque misto, en et siglo Xx, y Tos co rienzos del neocorporativisma modlero. Pero hy clave ha. sida siempre aleanzar ese “justo equilibrio” (santo Tomas), ese delicado ‘equilibrio entre Estado y sociedad que permite a Latinoamérica fun- cionar en forma miso menos democritica. En las arenas movedizas {e b politica latinoamericana, donde e! equilibrio entre Estado y 40- ciedad es cosa de matices y reneyociaciones pricticamente dlarias entre los diversos actores, ese enmilibrio es siempre dificil de alean- zar.y hoy no menos que en el pasado. stow J WHS Amin fig aly el Latin Amer he Bone ‘ar usa contvonron fms Reng to Bash, Now York, New Mork University Fess, 192. cp. 8, Statesodiety tations in Latin Ati: Tawa a theory of the contact i

Vous aimerez peut-être aussi