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DISCUSIÒN
Adolescentes y Jóvenes en LAAM
Tabla de Contenidos
Nunca antes el mundo ha tenido un número de adolescentes y jóvenes tan importante en magnitud como en
este momento de la historia. Sin embargo, su importancia numérica no se ha traducido automáticamente en
las últimas décadas en su empoderamiento, participación y bienestar. Tanto a nivel global como regional,
las personas adolescentes y jóvenes no siempre han estado en el centro de la discusión y definición de
políticas y marcos legales que les brinden protección y una mejor calidad de vida. Por el contrario,
indicadores, como la línea de pobreza o los niveles de desempleo en los diferentes países de América
Latina y el Caribe, demuestran que los y las adolescentes y jóvenes se encuentran generacionalmente
desprotegidos y son más vulnerables que otros tramos de población.
También importa problematizar sobre su situación actual a nivel interno de nuestra organización. Como lo
indica el recuadro, hoy por hoy en nuestra región los adolescentes y jóvenes en el rango de edades de 10 a
24 años representan casi el 80% del total de los participantes de los programas de acogimiento familiar en
LAAM.
Su importancia es cada vez mayor en nuestra población meta sin embargo, la organización no ha
acompañado al mismo ritmo ese crecimiento con lineamientos conceptuales y operativos claros y acordes a
sus derechos y necesidades. Desde la región debemos abogar para que cada colaborador y colaboradora
en todos los niveles comprenda que nuestro trabajo no solo pasa por la atención a niños y niñas sino que
1
Datos elaborados y proporcionados por Monitoreo y Evaluación OR-LAAM en enero de 2016.
cada vez más y con mayor fuerza pasa por el trabajo con adolescentes y jóvenes cuyas necesidades y
características nos interpelan a desarrollar también respuestas a su medida en lugar de extender como algo
“natural” los lineamientos y conceptos utilizados para la atención de primera y segunda infancia.
A pesar de algunas resistencias organizacionales, también es cierto que desde los programas y las AM
existe cada vez mayor compromiso con la temática y determinación para transformar las respuestas que
ofrecemos a los y las jóvenes. Los retos son múltiples, además de la alineación a la Política de Programa y
las Directrices de Cuidado Alternativo, trabajar con adolescentes y jóvenes implica conocer y tener una línea
clara de abordaje en materia de educación y formación, derechos sexuales y derechos reproductivos, salud
integral (física, mental y nutricional), protección integral, desarrollo emocional, habilidades para la vida,
empleabilidad y emprendimiento, manejo de tecnologías de la información para el desarrollo integral,
consumo problemático de sustancias psicoactivas y violencia (física, social, bullying, en el noviazgo), desde
un eje transversal de la participación real y protagónica.
Frente a esta realidad, desde el nivel regional queremos promover la discusión, el intercambio, y el
aprendizaje entre todos y todas para llegar a una comprensión conjunta de lo conceptual-teórico y llegar a
una propuesta práctico-operativa. Los cuadernos están organizados con el fin de alimentar el debate
señalando los vacíos, contradicciones y aspectos no resueltos que tanto a la interna de la organización
como a nivel de normativa internacional persisten sobre el tema. Sin embargo, los cuadernos no pretenden
ofrecer las soluciones o respuestas a las problemáticas que se abordan en ellos. Se trata de un insumo que
nutra una discusión amplia y participativa en toda la región para posteriormente desarrollar un marco de
abordaje común.
Este primer cuaderno de discusión pretende ser una introducción a la serie y por eso expone las dificultades
de definir cuantitativa y cualitativamente a la adolescencia y juventud y las múltiples interpretaciones que
existen a nivel externo e interno de Aldeas Infantiles.
¿La adolescencia comienza a los 14, a los 12 o a los 10 años? ¿La juventud como período en la vida de
una persona comprende hasta los 24, 26 o hasta los 30 años? ¿Son adolescencia y juventud sinónimos y
por tanto términos intercambiables? La respuesta a estas preguntas va a variar a nivel internacional en los
diferentes marcos normativos que existen, a nivel de las legislaciones nacionales así como a nivel
académico.
Incluso a la interna de nuestra organización conviven distintos entendimientos sobre qué edades comprende
la adolescencia y hasta qué edad se puede considerar a una persona dentro de la niñez, la adolescencia y
la juventud. En esta sección se ofrece un extracto de las diferentes interpretaciones de tramos de edad que
existen y las dificultades que conlleva en la intervención no contar con un criterio claro.
La Convención de los Derechos del Niño, uno de nuestros pilares normativos, define a la
niñez desde 0 a los 18 años con un claro fundamento de protección. Al ser un instrumento
NIÑOS Y NIÑAS
Si bien la CDN reconoce las diferencias de desarrollo y madurez que existen entre las
diferentes edades que protege, las figuras de adolescente y de joven no son mencionadas
en el documento.
La delimitación temporal de este período tiene que ver con los cambios físicos, cognitivos y
emocionales que se manifiestan a lo largo de esta etapa. También reconoce que esos
cambios se dan de diferente forma según el género del adolescente, su contexto y sus
características personales (UNICEF, 2011).
Es importante aclarar que esta definición de la OMS no está contenida en ningún tratado
de derechos humanos por lo tanto no implica consecuencias legales para ningún estado
con respecto a esta población a diferencia de la CDN.
En 1985, la Asamblea General de Naciones Unidas celebró por primera vez el año
internacional de la juventud. Desde entonces Naciones Unidas toma como jóvenes a las
personas comprendidas entre los 15 y los 24 años de edad.
de los jóvenes. Este tratado no tiene el mismo alcance ni fuerza normativa que la CDN ya
que no es Universal. Comprende únicamente a los países de América Latina, España y
Portugal y hasta el momento ha sido firmada y ratificada por muy pocos países 2.
La CIDJ, que entró en vigor en 2008, también reconoce como jóvenes a las personas entre
los 15 y 24 años de edad como forma de romper con la invisibilización de esta población y
su desprotección.
2
Hasta el momento los países que han ratificado el tratado son Bolivia Ecuador, España, Costa Rica, Honduras, República Dominicana
y Uruguay.
Figura I: Distintos tramos de edad que toma el Sistema de Naciones Unidas para definir niñez, adolescencia y juventud.
De acuerdo a la Figura I una persona comprendida entre los 15 y los 18 años es según la
CDN un niño/a, para la OMS es un adolescente y para la Asamblea de Naciones Unidas y
la CIDJ es una persona joven. Sin embargo, al cumplir los 19 años su situación de
protección cambia dramáticamente.
No obstante, en todo los marcos legales del continente existe un desfasaje entre “la mayoría de edad” y las
diversas edades legales para realizar actividades que corresponden al mundo “adulto” como casarse,
conducir un auto, poder votar o ser sujetos de responsabilidad penal etc. haciendo más complejo el
entendimiento de lo que significa ser adolescente o joven a la vez que complejiza la definición y
entendimiento de cada etapa vital desde una perspectiva etaria o demográfica.
¿Existe claridad a la interna de la organización en cuanto a las edades que comprenden la niñez, la
adolescencia y la juventud? ¿Qué dicen los referentes organizacionales al respecto? ¿Están alineados a la
CDN y otros tratados internacionales como la CIDJ? En este apartado presentamos algunos de los
referentes organizacionales globales que están vigentes en la organización y su entendimiento de las
edades de adolescentes y jóvenes.
Si bien existe cierto consenso sobre la necesidad de actualizar y revisar los referentes organizacionales,
nos parece relevante señalar justamente estas contradicciones y la necesidad de renovación imperiosa de
los mismos.
Referente Filosófico
Referentes Operativos
El manual de Aldeas Infantiles fue aprobado siete años antes que la Política de
Manual de Programa y luego de su aprobación no ha sido actualizado o revisado. Por tanto,
Aldeas presenta serias contradicciones no solo con la Política sino con la propia CDN que
Infantiles trascienden la temática de este cuaderno de discusión. A pesar de que el manual
(2002) presenta una serie de conceptos caducos y por fuera del enfoque de derechos, sigue
vigente y continúa siendo un documento de consulta y guía para muchos programas.
Por tanto merece la pena presentar aquí qué menciona el Manual en términos de
edades de los y las participantes.
Establece que cada AM es quién determina los rangos de edades sin poner un límite
superior al apoyo que la AM le brinda a cada participante. Sí sugiere de una forma muy
estructurada y rígida las edades mínimas para que los participantes pasen de una
modalidad de acogimiento a otra.
En cuanto a la edad límite de los participantes para ser apoyados por el programa el
Manual menciona lo siguiente:
“Cada Asociación Nacional determina la edad límite máxima hasta la cual los jóvenes
pueden vivir en un proyecto o programa SOS o pueden recibir ayuda financiera. A
menudo los jóvenes salen de la atención de la organización a la edad de 21 años. En
algunos casos ellos siguen recibiendo un aporte financiero para estudios prolongados o
para establecer micro-empresas hasta una edad de 23 años y en casos excepcionales
hasta los 26 años”.
¿De qué hablamos cuando hablamos de jóvenes? ¿Es la juventud una categoría
estadística definida por tramos de edad de las personas? ¿Se le atribuye a la juventud
un significado determinado, o múltiples significados?
Puede pensarse que la juventud no sea más que una categoría estadística definida en
función de un corte o tramo de edad. Muchos jóvenes no comparten con otros jóvenes
más que el tener edades similares. Las realidades que viven son sustancialmente
distintas. Es en tal sentido que puede asumirse con Bourdieu que juventud es sólo una
palabra” (Filardo, 2003:7).
Los cuestionamientos que realiza Verónica Filardo en el recuadro representan el centro neurálgico del
debate actual sobre los estudios de jóvenes y juventudes. ¿Es posible contar con una definición universal
de juventud que sea extensible a todos los contextos sociales y culturales? ¿Es pertinente hablar de
juventud o de juventudes?
Al igual que el género (Butler, 1990), la orientación sexual, o la etnia, la juventud no es una categoría natural
o inamovible. Siguiendo a Alpízar y Bernal (OIJ 2014) cualquier definición o caracterización que se realice
de los jóvenes o las juventudes debe ser entendida como construcciones sociales que están limitadas a
determinado contexto y tiempo histórico por lo cual mutan a través del tiempo y el espacio.
La edad entonces debe ser relativizada y tomada como un dato más de la situación de
cada persona pero no puede convertirse en el único y determinante factor para
establecer abordajes o criterios programáticos. La ascendencia étnica, el género, el
origen socio-económica familiar así como otros factores contextuales como la situación
política, incluso el clima y la geografía inciden en las posibilidades y trayectorias de los y
las jóvenes. Esto también nos debe interpelar a hablar de JUVENTUDES en plural.
Por ende también debemos entender a los jóvenes o las juventudes como conceptos que están en
permanente transformación al igual que las sociedades en las cuales ellos y ellas viven. Son conceptos
dinámicos en cuanto a su extensión (límites de edades) como a la carga conceptual que cada sociedad o
comunidad les da (Filardo, 2003). Para la autora también implica conceptos relacionales en cuanto están
asociados a lo que en cada época y lugar se entiende por otras categorías como niños y niñas,
adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores.
En muchas oportunidades operadores sociales, ONGs y tomadores de decisión públicos han caído en el
error de pensar a los y las jóvenes como un grupo homogéneo de personas con similares características,
oportunidades, desafíos y dificultades (ídem) cuándo la realidad en un país, en una localidad e incluso un
barrio puede ser tan diversa entre los y las jóvenes que lo habitan. Así mismo muchas veces pasa que
prevalecen las miradas occidentales-modernas y urbano-centralistas de las juventudes cuando las
realidades de los países de América Latina son múltiples y diversas. Esas prácticas también están
relacionadas con visiones y discursos adultocentristas, en las cuales se le asignan valores y contenidos al
ser joven desde el mundo adulto. De esa forma se establece una relación jerárquica en la que el mundo
adulto se adjudica el saber sobre lo que los jóvenes sienten, necesitan o piensan (Alpízar y Bernal en OIJ,
2014:27).
El Fondo de Población de Naciones Unidas define en un documento sobre jóvenes en América Latina a la
juventud de la siguiente forma: “Desde lo estrictamente operacional se entiende a la juventud como un
período vital enmarcado en un rango de edades” (Filardo, 2010:6). La definición da cuenta de lo extendida
y aceptada que es su utilización tanto en el ámbito de cooperación internacional como en el ámbito
académico.
En el capítulo anterior de este cuaderno de discusión se señala la relevancia de contar con marcos jurídicos
que brinden adecuada protección y amparen no solo a la niñez sino también a los adolescentes y jóvenes.
En el capítulo también se da cuenta de las diferentes interpretaciones sobre los tramos de edades y la falta
de consenso al respecto en cuanto a los períodos que van desde la niñez a la adultez.
Sin embargo, muchas veces el rango de edades que puede componer un grupo de jóvenes se toma como el
único dato relevante para la intervención o el estudio de jóvenes cayendo en enfoques homogeneizantes y
reduccionistas. Como señala Filardo al comienzo de este capítulo, la edad muchas veces puede ser lo único
que tenga en común un grupo de jóvenes. Esta visión reduccionista confunde la información demográfica
que puede presentar un grupo de personas de determinada edad con algo mucho más amplio que es la
juventud como fenómeno socio-cultural y momento de vida (Duarte en OIJ, 2014).
Esta visión de la juventud tan ampliamente difundida y aceptada, se centra en entenderla como una etapa
en la vida de las personas como también lo son la infancia y la adultez. ¿Por qué es una visión
simplificada? Porque se la caracteriza como una etapa de preparación para el mundo adulto, como un
estado de transición. Desde esta visión, lo juvenil (el aquí y ahora) no tiene relevancia en sí mismo, sino que
lo relevante es cuánto y cómo él o la joven aprovechan esta etapa para explotar su potencial en la siguiente
etapa, es decir en la adultez.
3
Tomado y adaptado de OIJ, 2014.
A menudo, en este tipo de entendimientos la visión del adulto es la que prima en definir qué es lo relevante
que él o la joven necesita o debe hacer para una transición exitosa. El mismo adulto que determina qué es
relevante o exitoso se torna en el modelo a seguir para lograr integración social y el respeto de la sociedad
(OIJ, 2014).
Desde este paradigma se caracterizan ciertas actitudes con la característica de ser joven. El problema, o
reduccionismo que presenta es que normalmente estas actitudes son definidas desde el mundo adulto en
las cuales el imaginario social de cada sociedad donde los estereotipos y prejuicios juegan un rol
importante.
“No veo esperanza para el futuro de nuestro "Los jóvenes de hoy aman el lujo, están mal
pueblo, en tanto dependa de la frívola juventud de educados, desdeñan la autoridad, no tienen ningún
hoy, pues ciertamente todos los jóvenes son respeto por sus mayores y charlan en vez de
increíblemente irresponsables…, son demasiado trabajar. Ya no se ponen en pie cuando un adulto
impulsivos y los límites los impacientan”. entra en la habitación en donde se encuentran.
Contradicen a sus padres, en la mesa se apresuran
a engullir los postres, cruzan las piernas y tiranizan
Hesíodo, Siglo VIII aC. a sus maestros".
Sócrates, Siglo V aC
Tomado de La Diaria, Edición del 26.09.2013. Los estereotipos y prejuicios sobre los jóvenes no son solo de ahora...
Superar este tipo de enfoques implica por tanto combatir prejuicios, reconocer y aceptar la diversidad de
formas de vivir la juventud que pueden convivir en cada comunidad con la tarea de trabajar la aceptación de
esa diversidad y potenciarla (Duarte en OIJ, 2014).
Seguramente todos habremos escuchado más de una vez frases como “los jóvenes son el futuro” “la
próxima generación de adultos” o sencillamente referirse a ellos y ellas como “el futuro”. Al reducir a los y
las jóvenes como la generación del futuro estamos postergando su protagonismo en el mundo de hoy,
además de entenderlos como productores y reproductores de la sociedad del mañana.
Sin embargo, ellos y ellas deben ser reconocidos en su existencia y su valor como seres humanos en el
presente (UNICEF, 2011) y la carga de responsabilidad que los adultos le asignan para el futuro debería de
transformarse en el compromiso presente de los adultos por brindar protección apoyo y oportunidades a los
jóvenes del hoy.
Transición y trayectoria son dos conceptos muy útiles para el abordaje del trabajo con jóvenes. Sin
embargo, desde los estudios de juventudes se los ha forzado epistemológicamente muchas veces cayendo
como en el caso de las definiciones del punto anterior en uniformizar y simplificar realidades y situaciones.
Transición Trayectoria
Esto refiere a un proceso inevitable en la vida En cambio la trayectoria guarda relación con el plano
de toda persona independiente del eje espacio- social, las posiciones que los individuos ocupan en la
temporal y de los significados sociales y escala social o las relaciones de poder entre los
culturales asignados a cada etapa. grupos sociales.
Una de esas simplificaciones ha sido entender que hay solo un camino único y lineal a la hora de construir
transiciones y trayectorias. En este caso también desde las agencias de cooperación y la academia se ha
establecido una secuencia de eventos en dicha transición como la esperable y deseable en la vida de los y
las jóvenes. Para Dávila et al. (2005) estos eventos de la transición establecidos culturalmente merecen ser
cuestionados tanto en su contenido como en su orden. En la realidad estos eventos y secuencia no solo
varían según los contextos socio-económicos sino que también se van transformando de un momento
histórico a otro.
Los cuatro eventos clave Edad al lograr el primer empleo de más de tres meses de duración
de la transición a la adultez
según los estudios de Constitución de domicilio diferente al hogar de origen.
juventud más tradicionales
Edad de tener el primer hijo
Si volvemos a utilizar el ejemplo del comienzo del capítulo con los diferentes jóvenes: afrodescendiente de
Montevideo, indígena de Chiapas, desplazada interna por el conflicto armado de Colombia, o de nivel socio-
económico alto de Santiago, observaríamos que no solo variarían en la secuencia sino que diferirían en el
tiempo e incluso alguno de los eventos claves definidos por la academia podría ser de poca relevancia para
alguno de ellos: conseguir trabajo puede darse antes que finalizar el ciclo educativo; algunos formarían
hogar a más temprana edad que otros, vivirían en familias extendidas u otro tipo de organización comunal;
algunos podrían elegir no tener hijos, etc.
Un punto muy importante sobre la diversidad de trayectorias tiene que ver con los condicionamientos
externos que enfrentan los y las jóvenes. Las oportunidades del mercado de trabajo, la solidez o debilidad
4
Basado en OIJ, 2014
de la economía así como la desigualdad y la pobreza son factores que inciden claramente en las posibles
trayectorias que los jóvenes arriba mencionados podrían tomar a lo largo de sus juventudes
De cualquier forma lo central aquí es entender que las trayectorias de las juventudes, lejos de ser lineales
son en muchos casos dinámicas, de idas y venidas, de interrupciones y re comienzos y se desarrollan en
distintos tiempos. Una joven puede interrumpir sus estudios por una experiencia laboral, al cabo de un
tiempo volver a la educación formal y más tarde retomar la trayectoria laboral.
Esto debe ser tomado en cuenta a la hora de planificar, desde las políticas públicas y los programas de
organizaciones como SOS, las intervenciones con jóvenes tratando de superar la linealidad status quo a la
hora de definir abordajes y resultados esperados. Se vuelve necesario cuestionar y problematizar a la vez,
la noción de “éxito” como el alcance de los cuatro eventos clave en un período determinado.
En este cuaderno de discusión hemos querido hacer un primer aporte hacia un entendimiento común sobre
los y las jóvenes y el concepto de juventudes entendiendo que son los protagonistas de nuestros
programas. El cuaderno intentó dar cuenta de las diferentes interpretaciones y miradas epistemológicas que
existen al respecto así como señalar a la interna de la organización cómo se entiende el tema y la
necesidad de actualizar y renovar los lineamientos globales al respecto al igual que reflexionar a nivel
regional sobre las prácticas actuales de abordaje en SOS.
La discusión no se agota en este cuaderno, para nada entendemos que lo que está aquí escrito sea la
verdad única al respecto sino que intenta ser un insumo para provocar una discusión más profunda que
debe darse en otros ámbitos y nutrirse de otras perspectivas y miradas. En el siguiente cuaderno de
discusión seguiremos trabajando hacia ese objetivo.
5 Bibliografía
Aldeas Infantiles SOS (2004) Manual para la organización de Aldeas Infantiles SOS. Disponible en la
URL: https://intranet.sos-kd.org/areasofwork/PD/Policies/Pages/CVManual.aspx
Aldeas Infantiles SOS (2009) La política de programas de Aldeas Infantiles SOS. Disponible en la URL:
https://intranet.sos-kd.org/areasofwork/PD/Policies/SOSDocuments/Programme-Policy-es.pdf
Aldeas Infantiles SOS (2015) Manual de Estadísticas. Disponible en la URL: https://intranet.sos-
kd.org/areasofwork/OP/Content/Financesupport/SOSDocuments/140821-Statistics-HB-V02-7-
en.pdf
Asamblea General de Naciones Unidas (1989) Convención de los Derechos del Niño. Disponible en la
URL: http://www.unicef.org/argentina/spanish/7.-Convencionsobrelosderechos.pdf
Butler, Judith (1990) Gender Trouble. Feminism and the subversion of identity. Routledge, New York.
Disponible en la URL: http://www.lauragonzalez.com/TC/BUTLER_gender_trouble.pdf
Dávila, O. & Ghiardo, F. (2005) “Trayectorias, transiciones y condiciones juveniles en Chile”, en: El
futuro ya no es como antes. Ser joven en América Latina. Revista Nueva Sociedad N°200,