La intervención del Estado en la economía Formatted: Font: 18 pt
La mayoría de las economías actuales se enmarcan en el sistema capitalista, y el mercado es su
Formatted: Font: 10 pt principal instrumento de asignación de los recursos, dando respuesta a las tres cuestiones básicas de qué, cómo y para quién producir. Pero en estas sociedades el sector público también tiene un importante protagonismo y está muy presente en la economía. De ahí que se denominen a estos sistemas de "economía mixta".
La intervención del Estado siempre ha tenido lugar en el funcionamiento de las economías capitalistas, pero su grado de importancia ha variado a lo largo del tiempo.
Además, desde los inicios del sistema capitalista, el Estado ha
actuado como corrector de los fallos y limitaciones del mercado más destacados:
Atendiendo las necesidades básicas colectivas, que el sector
privado no satisface suficientemente, mediante la prestación de servicios públicos tales como sanidad, seguridad, justicia, educación, infraestructuras, etc.
Controlando las actividades económicas que se configuran como
monopolios naturales (suministros de agua y energía, ferrocarriles, correos, etc.), para evitar que caigan en manos de empresas privadas que las utilicen en su propio beneficio.
Por otra parte, la desigualdad en el reparto inicial de la propiedad y el
propio funcionamiento del sistema capitalista, que agranda esa desigualdad al transformar la riqueza en renta, ha sido siempre objeto de críticas desde los movimientos sociales y los sindicatos, que han exigido al Estado medidas correctoras de esta situación, con el fin de lograr una mayor equidad social.
Las formas de intervención del Estado en los mercados
La intervención del Estado en los mercados es habitual y muy variada en sus formas: la sustitución de la actividad privada por la pública, la contratación administrativa,la regulación, la defensa de la competencia, la política fiscal, las normas jurídicas… Es habitual que el Estado intervenga en los mercados. En unos casos la justificación es la búsqueda de la eficiencia, intentando resolver fallos de mercado; en otros la justificación es redistributiva, buscando alcanzar mayores grados de equidad. Sea como fuere lo cierto es que la intervención del Estado es muy habitual en muchos ámbitos. Pero esa intervención en los mercados se puede producir de diferentes formas. Analicemos las principales.
1) Sustituyendo a la actividad privada. En muchos casos es el propio
Estado el que produce directamente a través de sus propios medios determinados bienes o servicios. Un ejemplo de ello es el ejército. Suele ser la forma más habitual cuando el Estado ejerce potestades administrativas. Se puede instrumentar de varias maneras: a través de la administración territorial, a través de la administración corporativa, a través de la administración institucional. La administración territorial es la que goza de más poderes y la que queda más fuertemente sujetada por las nomas del Derecho Presupuestario y del Derecho Administrativo. Cuando el fin que se persigue es agrupar un determinado colectivo se utiliza la administración corporativa, cuando lo es buscar mayor agilidad en la administración se utiliza la administración institucional. 2) La contratación administrativa como fórmula de colaboración entre el Estado y la iniciativa privada. Un ejemplo de ello es la adjudicación de contratos de obras públicas. También en este caso existen diversas alternativas. Es fundamental el proceso de adjudicación que se puede llevar a través de un concurso, una subasta o un concurso-subasta.En el concurso priman las condiciones del contrato, en la subasta el precio, en el concurso-subasta ambos tienen relevancia. 3) La regulación. En muchos casos, a pesar de que se deje en manos de la iniciativa privada sectores en los que se producen fallos de mercado, el Estado regula ese sector. Sectores como la telefonía, el gas o la electricidad están ampliamente regulados. Entre las formas de regulación destacan, por ejemplo, aquellas que establecen un servicio público universal, las que garantizan una tasa de retorno, las que establecen un determinado incremento de los precios en el sector o las que establecen determinados requisitos de acceso a ese mercado. 4) La defensa de la competencia. En aquellos sectores donde la competencia es posible, también surgen amenazas contra las que se implementan organismos y leyes en defensa de la competencia. Estos organismos, fundamentalmente vigilan que la competencia se desarrolle sin pactos colusorios, sin abusos de la posición dominante y sin actos de competencia desleal. 5) La política fiscal. El Estado interviene en los mercados promoviendo algunas actividades a través de subvenciones, deducciones u otro tipo de incentivos fiscales. Un ejemplo de ello es la Política Agraria Común de la Unión Europea. En otros casos se intenta restringir otras actividades mediante el establecimiento de impuestos. Un ejemplo de ello son los impuestos especiales, como el establecido sobre el tabaco. 6) Las normas jurídicas. Como norma general, en el ámbito privado, todo lo que no está prohibido está permitido. Las prohibiciones constituyen un límite para los agentes de un mercado. Además establece las normas básicas sobre las que se construyen los mercados.
Importancia de la intervención del estado en la
economía El estado, cualquiera sea la visión o inclinación política o ideológica de quienes lo gobiernan, debe intervenir en la economía, ya sea en mayor o en menor grado dependiendo de la filosofía y los objetivos del gobierno de turno.
La intervención de estado en la economía es absolutamente
necesaria, algo que ha sido más que probado con la pasada crisis financiera internacional, que en parte se debió a una escasa intervención regulatoria del estado en el sector financiero. Dependiendo de los objetivos de un gobierno, el estado debe intervenir en muchas formas la economía para lograr los fines que se persiguen. La intervención puede ser desde un simple a complejo control, o en una intervención más directa en el comportamiento de elementos básicos de la economía como el consumo, la oferta o hasta el ahorro. Existen innumerables herramientas con las que el estado interviniendo puede moldear la economía más o menos a su gusto. Dentro de las herramientas más comunes tenemos los impuestos, los subsidios, controles de precios, tasas de interés y el gasto público. Mediante la aplicación de una o varias de estas herramientas se puede incidir directamente en la capacidad de consumo de la gente, en la oferta empresarial y la productividad de esta, en el nivel de ahorro de la población, y colateralmente en la inflación e incluso en el valor de la moneda [tasa de cambio]. Por ejemplo, cuando el estado está interesado en impulsar o reactivar a un sector de la economía, suele crear beneficios tributarios para las empresas que inviertan en ese sector; de allí vienen las zonas francas, las exenciones de impuestos a determinadas actividades, entre otros beneficios. Pero quizás la herramienta más importante e indispensable, es el control que debe ejercer el estado a las empresas, principalmente aquellas que prestan servicios públicos o de alto impacto en la sociedad, como es el caso del sistema financiero. Aunque algunas corrientes políticas y económicas pregonan la libertad absoluta de la economía, pero se requiere un control e intervención del estado para evitar que algunos actores económicos cometan excesos y perjudiquen a otros o a parte de la sociedad, pues donde no hay control hay exceso y especulación. El estado necesariamente debe crear un marco que garantice unas condiciones ideales o al menos aceptables para todos los actores económicos, de lo contrario se creará un conflicto que puede llevar a la ruina a toda la economía.