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PREPARANDO APUNTES REFLEXIVOS ACERCA DE LA NATURALEZA Y EL

HOMBRE

Voy a plantear las premisas siguientes:

“La naturaleza es todo lo que es y existe, sin la necesidad de ser necesariamente corpóreo. El ser
humano es parte de la naturaleza y además se dice y demuestra que es pensante y racional: Luego
es el único que progresa en la naturaleza porque puede crear las condiciones necesarias para
satisfacer sus necesidades de crecimiento y desarrollo”

Este pensamiento puede considerar a partir de la contextualización humana que cree que esto es así y
RUIZ Manuel (2019), también parece creerlo, a juzgar por su comentario:

Sin duda alguna, si la especie humana no existiese, la Tierra sería diferente a como la conocemos
actualmente, tanto por las transformaciones que hemos operado sobre ella, como por el fundamento
ecológico de que el sistema depende de todas las especies que lo integran. Si faltase alguna otra
especie también sería diferente, aunque quizá en otro grado de apreciación. El hombre está integrado
en el engranaje de la Tierra como puede estarlo cualquier otro ser o elemento, en el sentido de que está
sujeto a sus leyes.

El análisis racional me dice que, lo único real para el ser humano es todo lo que ve y toca y si no
existiésemos no pensaríamos, consecuentemente es difícil hacer conjeturas sobre cosas
abstractas; sin embargo si es cierto, porque ya se está notando y se conoce: Si faltase alguna otra
especie también sería diferente, aunque quizá en otro grado de apreciación. Porque esto es una realidad
que ha dado pie a la existencia de los defensores de la Ecología, y es que muchos de los recursos
naturales que permiten, no solo al ser humano, sino a las diferentes especies y factores climáticos, que
forman parte de la naturaleza, se están agotando o extinguiéndose. Situación que afecta en términos
generales a toda la naturaleza.

El hombre y la naturaleza

Por Manuel Ruiz

Sartre rechaza en “El ser y la nada” el nihilismo de Heidegger: Sartre entiende que: la nada es algo
"irrealizante": es la destrucción de lo ya dado para crear nuevas realidades, ante esto cada ser humano
tiene un compromiso existencial con el prójimo y, aunque parezca contradictorio e
incluso aporético, el compromiso existencial debe lograr la libertad de todos y cada uno de los seres
humanos, de otro modo la existencia humana carece de sentido por esto idealiza a las personas como
seres capaces de crear sus propias leyes al rebelarse contra todo tipo de estatutos, aceptando
la responsabilidad, la ética y toda moral personal sin el apoyo de la sociedad, la ética o cualquier
norma tradicional. Su teoría existencial declara la libertad de todas las personas para escoger sus
propios conceptos de comportamiento y libre pensamiento hacia una perfecta libertad de elección de
crear los significados de las cosas y de la realidad en general (con una ética universal derivada de la
desalienación). En la relación entre el ser, su pasado y su futuro, Sartre evoca los conceptos de tiempo
como una proyección mental del ser, siendo estos los causantes de la inacción del mismo al quedar
varado entre lo que fue y lo que podría ser

Entiendo que la oración subrayada me da la razón sobre el pensamiento y la realidad. Punto seguido en;
El ser y la nada, Sartre, influido por Heidegger, durante sus estudios en Alemania, ahondará la
temática heideggeriana. En este tratado, de estructura complicada, como la máxima obra de su
maestro, se acabará sosteniendo que el ingreso de la nada al mundo se debe a la existencia
del hombre. Como en Heidegger, la nada será anterior, lógicamente, al "no" y a la "negación", y
aunque muchos crean que Sartre reifica a "la" nada, lo cierto es que usa a tal concepto de "nada"
como un operador dialéctico, ya que para él la nada es algo "irrealizante", es decir, una negación de
un ser que permite o da lugar a la existencia de otro u otros seres posteriores (casi siempre más
evolucionados): mientras que los objetos no conscientes coinciden en su existencia con su esencia, en
los humanos, al tener capacidad de consciencia, la esencia es algo que pueden realizar (ya en la
existencia o en vida) posteriormente al existir.1.

WIKIPEDIA Enciclopedia Libre Este aviso fue puesto el 18 de diciembre de 2012 y se editó por
última vez el 12 jul 2019 https://es.wikipedia.org/wiki/

El discreto encanto de la burguesía

Don Rafael Acosta embajador de Miranda, el matrimonio Thévenot, y Florence la hermana de


Madame Thévenot, están invitados a cenar en casa del matrimonio Sénechal. Sin embargo, hay una
confusión, y Monsieur Sénechal ha salido rumbo a otra cita. Como alternativa, se proponen ir a un
restaurante cercano, pero al llegar se dan cuenta de que el dueño del establecimiento ha muerto. A
partir de este momento, las reuniones entre este selecto grupo de burgueses se verán interrumpidas por
una serie de eventos extraordinarios, algunos reales y otros producto de su imaginación. La
alternancia entre lo real y lo onírico produce giros inesperados en la trama, en la que intervienen otros
personajes como militares, un obispo, policías, guerrilleros y campesinos, todos causantes de
interrupciones durante los frustrados intentos de los seis primeros por sentarse a comer y disfrutar del
encanto de ser burgueses.

WIKIPEDIA La Enciclopedia Libre Esta página se editó por última vez el 23 jun 2019

Si enumeramos casi con fascinación estas transgresiones de Buñuel a la hora de filmar una película,
es porque cuando nos disponemos a ver un film surrealista, inmediatamente aceptamos un trato
implícito: la ausencia de reglas, lo cual no significa libertinaje de escritura y dirección, sino que
plantea un fino límite a la hora de plasmar en la pantalla una realidad absolutamente subjetiva. Por
esto último, es que el género siempre es asociado al mundo onírico, al plano de los sueños, y por
supuesto al responsable de ellos: el inconsciente, que casualmente tiene la única regla de no tener
reglas.
Claro que al relacionarse con el mundo inconsciente, el psicoanálisis marca su presencia silenciosa a
lo largo de todo el film, a través de la muerte y la sexualidad; siendo éstos dos de los conceptos pilares
de la disciplina. Pero lo interesante de este largometraje no es tanto eso, sino la forma en la
que Buñuel se sirve de la teoría de los sueños para hacer una crítica social, que excede aquella que
podemos presumir de antemano con tan solo reparar en la ironía presente en el título.

Citando de manera acotada: para la corriente psicoanalítica los sueños están formados –entre otros
elementos– por deseos reprimidos. Claramente el director español se sujeta de esta teoría para
exponer la contradicción existente dentro de las tres grandes instituciones que se plantean en el
film: Iglesia, burguesía (economía) y ejército. Entonces, valiéndose de los sueños, de su condición de
involuntarios y de los significados velados en ellos, Buñuel propone sacerdotes asesinos y
aristócratas corruptos y egoístas que desean ver muerto a un amigo. En otras palabras, expone la
hipocresía de una imagen pública bien consolidada, debajo de la cual subsiste una moral más que
cuestionable.

“El discreto encanto de la burguesía” desde la premisa cuenta con la característica de tener como
personaje principal a un grupo de 6 personas, que vivencian una sucesión de hechos autónomos,
unidos entre sí pura y exclusivamente por el sólo hecho de querer sentarse a comer y no poder
hacerlo. Pero mientras la película trascurre con esta trama en apariencia sencilla, Buñuel en
realidad nos está sumergiendo de manera progresiva en este mundo surrealista que tanto lo
caracteriza.

Si pudiésemos dividir la película en cuatro partes –aunque tal vez sean más– podemos notar cómo el
primer cuarto pertenece a la realidad objetiva, a lo que en verdad le está sucediendo a los
personajes. Promediando la primer mitad del film, los límites entre lo real y lo inverosímil ya no se
presentan tan nítidos como al comienzo, lo cual hace que para las ¾ partes de la película, las escenas
sean sueños y pesadillas de las cuales los personajes despiertan agitados y relatan con naturalidad.
Finalmente, cuando nos encontramos en el último tramo del film, ya no existe el corte “soñar-
despertar”: como espectadores ya no nos sentimos tan seguros a la hora de diferenciar qué ocurrió
efectivamente y qué fue tan solo un sueño. Ya no hay niveles progresivos, sino que nos encontramos
absolutamente sumergidos en ese mundo surrealista, al cual entramos tan gradualmente que no notamos
en qué momento quedamos tan lejos de la orilla de la realidad.

10 ideas que nos dejó José Luis Sampedro


Por
Filosofía&Co
-
6 abril, 2018

1 Capitalismo

«El capitalismo clásico explotaba a los asalariados; el neocapitalismo


explota a los consumidores. Es necesario que las mayorías acumulen
cosas para que las minorías acumulen capital. Ingenioso (…)», escribió
en Cuadernos de Lanzarote II,publicado por Alfaguara. En su mente y en
sus palabras arremetía contra el capitalismo. «El capitalismo no promete
nada. Nos dice que nos las arreglemos solos. No hay nadie en el
capitalismo que nos diga: ‘Trabajamos por la felicidad de todos’, y ha
introducido la idea de que si tú fracasas, la culpa es tuya», dijo.

«Vivimos en una sociedad que solo quiere de nosotros que consumamos,


no nos pide nada más, ni convicciones, ni capacidad de protesta, ni
indignación, no quiere más que tengamos dinero suficiente en el bolsillo
para comprar y no tener que pensar». Estas palabras las decía
Saramago en una conferencia ante estudiantes en el año 1997. El
consumismo y la tecnología en contra del ser humano.

«Hoy lo que domina es la tecnología, y no siempre al servicio de la


humanidad, a veces en contra de ella. Se priman valores como el interés
personal, el lucro, que siempre han existido: es normal que las cosas
tengan una función utilitaria, porque la gente tiene que vivir; todos
compran y todos venden, eso es normal. Pero ahora comprar y vender
se han convertido en una especie de razón, de motivo para vivir. Y eso
tiene una influencia muy fuerte en la mentalidad (…) Nos convertimos en
consumidores compulsivos, estamos siendo bombardeados todo el
tiempo por la información y olvidamos que somos seres racionales,
tenemos lo que nos distingue de las demás especies del planeta: el
pensar. Vivimos rodeados de mentiras, y esta es un arma política de
muy alta precisión».
En una entrevista al diario italiano Il messaggero, José Saramago decía:
«No solo ha terminado un siglo, ha terminado una civilización. En la
comunicación directa interviene la mirada, el olor, la presencia física. En
una carta puede todavía caer una lágrima, pero el correo electrónico
nunca puede ir acompañado de emociones. Los hombres terminarán un
día encerrados en una habitación con una pantalla, comunicando con
todo el mundo pero solos. Es la venganza de la tecnología, que el
hombre contemporáneo necesita pero que le hacen perder las emociones
y su identidad. Es un escenario terrible».

El hombre y la naturaleza

Por Manuel Ruiz

Sin duda alguna, si la especie humana no existiese, la Tierra sería diferente a como la conocemos
actualmente, tanto por las transformaciones que hemos operado sobre ella, como por el
fundamento ecológico de que el sistema depende de todas las especies que lo integran. Si faltase
alguna otra especie también sería diferente, aunque quizá en otro grado de apreciación. El hombre
está integrado en el engranaje de la Tierra como puede estarlo cualquier otro ser o elemento, en el
sentido de que está sujeto a sus leyes.

Todo lo que hace repercute en el resto del sistema, igual


que todo lo que hacen el resto de los seres. Sin embargo
los sistemas no siempre pueden asimilar las acciones del
hombre. Lo que sucede en nuestra época es consecuencia
de todo esto: estamos accionando mucho y muy deprisa en
todos los sistemas que integran el planeta, de tal manera
que éstos no pueden asimilar las reacciones que generan
nuestras acciones.

De la comprensión de los conceptos fundamentales de


Ecología, surgen dos consecuencias prácticas:

Es inevitable que nuestra acción cause una reacción en el


medio ambiente. Por lo tanto, debemos buscar las acciones
que causen reacciones más asimilables por el resto de la
Naturaleza.

Ocupamos un lugar dentro de la Naturaleza. Si lo


conociésemos y actuásemos en consecuencia,
posiblemente nuestras acciones no serían tan intensas ni
antinaturales. El problema principal está en descubrirnos a
nosotros mismos, nuestras características, nuestro lugar,
nuestras posibilidades.

Actualmente superamos los 6.000 millones de habitantes


en la Tierra. No somos ni mucho menos una de las especies
más numerosas del planeta. Sin embargo, nuestra
capacidad de provocar acciones, y por tanto reacciones, es
tremenda, sin parangón en la historia conocida de nuestro
planeta.

Esto plantea una pregunta interesante: ¿Por qué la


Naturaleza ha creado un ser que puede destruirla? De
alguna manera, todos los desastres que provocamos
podríamos achacárselos a la Naturaleza, pues éstos
provienen de nuestra principal característica natural: la
inteligencia, juntamente con todas las demás funciones
psicológicas, complejas y humanas.

Sin embargo, este razonamiento no resulta verdadero, pues


nos consta que el hombre, en otras épocas de su Historia,
ha sido tremendamente respetuoso con el medio ambiente,
sumergiéndose perfectamente en los ciclos vitales.

No es un problema de error de nuestro diseño, no podemos


ampararnos en que somos seres de la Tierra para justificar
nuestras acciones o esperar que la Naturaleza lo arregle
todo. Es una falta de ubicación de todos y cada uno de
nosotros; hemos perdido nuestro rumbo, hemos confundido
nuestro lugar en la Naturaleza.

Para ver mejor este hecho, pongamos un par de ejemplos:


imaginémonos una población de elefantes en su medio
ambiente natural, la sabana africana, con grandes
extensiones de pastos y zonas arboladas. Todo encaja. Y
pese al tremendo impacto que ocasione este animal, el
sistema está adaptado para absorberlo. Sin embargo,
traslademos estas poblaciones a las dehesas de Sierra
Morena o de Extremadura. El desastre será total.

© 2019 Nueva Acrópolis España https://www.nueva-


acropolis.es/voluntariado/330-ecologia/14532-el-hom
La naturaleza y los seres humanos
SALVADOR REGUANT (es catedrático de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona.)
10 DIC 1997

Cuando la especie humana fue considerada como tal por Linneo y le dio el nombre de Homo sapiens, los
seres humanos volvieron a formar parte de la naturaleza en la cultura humana. Durante siglos, los seres
humanos habían estado considerados como formando un mundo aparte. Reflejo de ello son expresiones
tales como "el hombre, rey de la creación". Todo el mundo estaba a su servicio y él no debía rendir
cuentas a la naturaleza.La consideración de los seres humanos como seres naturales formando un solo
mundo con todos los demás seres está impregnando la cultura de nuestro tiempo, a causa, quizá, de la
preocupación generada por los abusos que los humanos han perpetrado y perpetran en su propio perjuicio
y en el de la naturaleza no humana.

Esto explica la proliferación de grupos y partidos que se aglutinan en torno al llamado o ecologismo. Por
su parte, muchas naciones han tomado partido al respecto y, sin adherirse a militancias concretas, se
preocupan de que el desarrollo de la sociedad sea sostenible.

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Adán y Eva, símbolos de la relación de pareja


BY
ALICIA BOY
– JULY 18, 2012POSTED IN: MENTE SANA, SALUD, VOZ MASCULINA

Autor: Mtro. Luis José F. Ubando Fernández

El relato Bíblico de la creación y el Paraíso, presenta vivamente el estado de inflación original.


Yahvé plantó un jardín en un lugar de Oriente llamado Edén; allí colocó al hombre… Puso en
medio el árbol de la Vida el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Yahvé dijo al hombre: “Puedes
comer de cualquier árbol que haya en el jardín, menos del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal;
porque el día que comas de él, morirás sin remedio”. Entonces siguió la creación de la mujer: Yahvé
hizo caer en un profundo sueño al hombre y éste se durmió. Y le sacó una de sus costillas… De la
costilla que Yahvé había sacado al hombre, formó una mujer y la llevó ante el hombre. Eva cayó en
la tentación cuando la serpiente le dijo: “De ninguna manera morirán. Es que Dios sabe muy bien
que el día que coman de él se les abrirán a ustedes los ojos y serán como Dioses y conocerán el Bien
y el Mal… tomó de su fruto y comió… Entonces se les abrieron los ojos y se dieron cuenta que
estaban desnudos y se hicieron unos taparrabos cosiendo hojas de higuera”. Dios descubrió su
desobediencia y pronunció maldiciones y castigos sobre la serpiente y sobre cada uno de ellos “…
con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la Tierra pues de ella fuiste sacado”. El
Gran Dios dijo: “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, pues se hizo juez de
lo que es bueno y malo. No vaya ahora a alargar su mano y tome también (de) del árbol de la Vida.
Pues al comer de esta árbol vivirás para siempre”. Habiendo expulsado al hombre, puso
querubines, al Oriente del Jardín del Edén, y la llama de la Espada de fuego Vibrante, para
guardar el camino del árbol de la vida.
Este es el mito de nuestra cultura occidental, rico en significado Psicológico. El jardín del Edén
contiene elementos de un mandala.

El mandala es una imagen del Self, en este caso representando la unidad original del Ego con la
naturaleza de la deidad. Este es el Estado Inicial, inconsciente, primitivo, siendo uno con el Self. Es
paraíso porque la conciencia no ha aparecido aún, por lo tanto, no existe conflicto. Es un estado de
armonía y estabilidad, sin divisiones, todo es un fluir integrado. Otro elemento que simboliza la
unidad original es la creación de Eva, nacida de Adán. Claramente, Adán fue un ser hermafrodita,
de otra manera Eva no hubiera podido nacer de él. Adán es el hombre de la humanidad original
creada de la misma esencia de la divinidad. Todas las potencialidades estaban contenidas en él por
lo que no cabe argumentar sobre cuál era su sexo.

Su naturaleza era andrógina. Esa plenitud fue alterada sustancialmente. Lo que estaba unido en
una magnifica expresión de armonía entre los polos opuestos, queda dividido en sus dos principios
básicos, el masculino y el femenino, voluntad e intención por un lado y receptividad y capacidad
creadora por el otro. Desde ese momento una mitad necesita de la otra para restablecer el
equilibrio.
Bien se puede decir que la relación de pareja y en especial la fase de enamoramiento, simboliza la
reintegración de la parte separada, Eva – para restaurar la unidad.
La división de los componentes masculino y femenino tiene algo en común con la expulsión del
paraíso. En ambos casos el hombre sufre la separación y alieneación de su complitud original. Lo
que estaba unido queda dividido. A partir de la segregación, la parte separada queda fatalmente
destinada a actuar por sí misma. Y actuar por sí mismo, es decir, osar actuar de acuerdo al deseo de
ser como los dioses, es de fatales consecuencias; su precio es enfrentar la ira y el castigo de los
Dioses, tal es el significado del pecado en el cristianismo. La mujer actúa por sí misma bajo la
influencia de la serpiente y en consecuencia se desata el coraje de Yahvé quien les maldice y destina
a actuar por sí mismos, a ganarse dolorosamente el derecho de tener conciencia. El drama de la
tentación y la caída se inicia cuando el proceso de inflación (somos como los Dioses) se torna en
inflación activa (actuamos contra la voluntad de los Dioses).
El relato Bíblico ilustra el nacimiento de la conciencia, hecho que se experimenta como un crímen
que aleja al hombre del cuidado de Dios y le aleja de su complitud original en estado inconsciente.
El fruto es claramente el símbolo de la conciencia, proporciona un darse cuenta de los opuestos,
hecho necesario para la conciencia. Pero la conciencia es el pecado original, causa del mal de la
humanidad. Si la conciencia se apodera de un elemento nuevo, tiene que pagar por ello.
Tal es el efecto al hacer conscientes los contenidos del inconsciente o del Self, al querer ser como los
Dioses.
La pareja conoce el jardín de Edén durante el período de enamoramiento, y lo pierde cuando la
sensación ilusoria de totalidad queda escindida y aparecen las diferencias entre ambos. Le asestan
un golpe mortal a la unidad, doloroso y sangriento. Se pierde el paraíso, entran en contacto con la
realidad y la pareja queda fatalmente condenada a trabajar por la conquista de la conciencia que le
hará recuperar esa totalidad perdida así como Yahvé condenó al hombre y a la mujer a comer el
pan con el sudor de la frente. El fruto de la conciencia quita la venda de los ojos, para darse cuenta
de sus diferencias y perder el estado inconsciente de totalidad.
El proceso simbolizado en la expulsión del paraíso no se da únicamente en el nacimiento original de
la conciencia, también se repite cada vez que, de una y otra manera, se promueve un nuevo
incremento de la conciencia. Apoderarnos de nuestra perdida e inconsciente complitud se logra
únicamente probando y asimilando el fruto de la conciencia. Adán y Eva sacrificaron la pasiva
comodidad de la obediencia, a cambio de lograr un mayor grado de conciencia.
Lo que para Dios es posible, para el hombre está prohibido. Igualmente, lo que es un crimen en una
etapa del desarrollo psicológico es legítimo en otra. No podemos alcanzar una etapa del desarrollo
sin atrevernos a desafiar el código de la etapa anterior. Cada paso es experimentado como un
crimen y es acompañado por sentimientos de culpa, debido a que la anterior forma de conducta no
ha sido trascendida.
Así, el primer intento es acompañado de un sentimiento de hacer algo criminal. En el plano
personal, ampliar conciencia muchas veces es experimentado como rebelión hacia la autoridad,
hacia los padres, los maestros, los superiores, los gobernantes y hacia otras figuras engrandecidas
subjetivamente, como puede ser la pareja. También se experimenta como rebelión hacia la sociedad,
porque implica un desafío a la identificación con representaciones de la colectividad, por ejemplo,
familia, iglesia o nación. Muchas veces no se da esta rebelión. El hombre no se atreve a probar los
frutos del medio ambiente por miedo a las consecuencias de querer ser como los Dioses y su
desarrollo queda detenido en este punto, aceptando que las normas de su existencia le son
impuestas externamente. Edinger nos dice que “encontramos mucha gente en psicoterapia cuyo
desarrollo ha quedado detenido en el punto en que el crimen necesita ser encarado”.
La vida del hombre transcurre entre dos tendencias dinámicas. La primera da lugar a un proceso
integrado, agrupador de los disperso, conducente a la restitución de la unidad primigenia. La
segunda es disgregadora, conduce a la división de una situación global, da lugar a un alejamiento
gradual del origen. A estos movimientos les llamamos inflación de Ego y alineación de Ego
respectivamente.
Artículo publicado en la Revista Psicología al Día, en su edición de Abril de 1991.
Lo publicamos aquí con al autorización del Instituto de Estudios de la Pareja.
Para mayor información: www.institutodelapareja.com.mx

Adán y Eva: la verdad detrás del mito más poderoso de la historia


https://blogs.elconfidencial.com/cultura/el-erizo-y-el-zorro/
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ
24/04/2018

Los chimpancés, los orangutanes y los bonobos son


enormemente inteligentes y muy parecidos a nosotros, pero por
lo que sabemos no necesitan pensar en otra vida después de
la muerte, ni contarse relatos sobre el significado de su
existencia, ni inventar mitos sobre el origen de sus especies.
Solo los humanos tenemos esos impulsos. Podría parecer que
eso es un gran éxito, la muestra definitiva de que somos animales
completamente distintos a los demás. Pero, aunque esto fuera
cierto, es también la expresión de que vivimos angustiados,
incómodos, perplejos porque no sabemos para qué sirve
nuestra existencia ni por qué hay que vivirla si, al final, siempre
está la muerte. Por eso, probablemente, los humanos
necesitamos contarnos historias.
Y una de las que más veces nos hemos contado es la de Adán y
Eva. Como explica 'Ascenso y caída de Adán y Eva' (Crítica), el
nuevo libro del maravilloso escritor Stephen Greenblatt, la
narración de Adán y Evaapenas ocupa una página y media de la
Biblia. Sin embargo, a partir de ella se han intentado explicar casi
todos los aspectos de la vida: de las dificultades matrimoniales a
la supuesta maldad femenina, de la naturaleza del trabajo y el
sufrimiento al peligro de la soberbia, de las tentaciones
constantes a los riesgos del saber.
La historia es conocida: Dios le dice a Adán, el primer humano de
la creación, que puede comer los frutos de todos los árboles del
paraíso, excepto los del "árbol de la ciencia del bien y del mal". Si
come de él, le dice, "ciertamente morirás". Pero una serpiente
convence a Eva, la mujer que Dios ha creado a partir de una
costilla de Adán para que éste tenga compañía y descendencia,
de que coma el fruto de ese árbol, y ésta a su vez persuade a
Adán, que también lo hace. Dios, extrañamente, incumple su
promesa, pero en lugar de la muerte a la pareja le espera un
castigo casi peor: la vida tal como la conocemos. Dios condena
a Eva, y a todas sus descendientes, a sufrir durante los
embarazos, a dar a luz con dolor y a sentir deseo por su marido,
que lo aprovechará para imponerle su voluntad. Adán, y con él
todos los hombres, tendrá que trabajar arduamente para
conseguir comida, pero la tierra no le dará más que “espinos” y
“cardos”; por su culpa, “maldita será la tierra”.
Dios les expulsa entonces del jardín del Edén, que debía
parecerse a lo que en realidad siempre ha existido en Oriente
Medio: pequeños lugares cerrados, cercanos a ríos, donde hay
una vegetación frondosa y cierta frescura en mitad de kilómetros
y kilómetros de arena, sal y sol ardiente. Y a partir de ahí, los
humanos empezamos a hacerlo todo mal: matamos a nuestros
hermanos, fundamos ciudades y ofendimos todo el rato al
creador, que se fue exasperando hasta que decidió acabar
prácticamente con nuestra especie mediante un diluvio.

La historia fue escrita en los siglos VI o V

antes de Cristo, aunque muchos elementos

aparecían ya en las mitologías de religiones

anteriores

La historia fue escrita en los siglos VI o V antes de Cristo,


aunque muchos elementos, como el del diluvio, aparecían ya en
las mitologías de religiones anteriores; al parecer, es habitual que
los dioses se decepcionen con nuestro comportamiento. Pero fue
a partir de que los judíos, y más tarde los cristianos, la adoptaran
como relato 'oficial' cuando pasó a ser interpretada una y otra
vez, con innumerables matices. Greenblatt presta atención
especial a la interpretación de san Agustín (siglos IV-V
después de Cristo, es decir, quizá mil años después de que se
escribiera la narración), un personaje clave en el desarrollo del
cristianismo y, según como se mire, un tipo un poco antipático
y autoritario.
Agustín era prodigiosamente inteligente, vivía atormentado por
el deseo sexual, e inició una carrera de éxito como orador y
profesor que le llevó desde el norte de África a Roma y Milán. Su
madre, muy cristiana, le hacía la vida imposible porque el futuro
santo probó varias religiones y vivió trece años sin casarse con
una mujer con la que tuvo un hijo. Finalmente Agustín se convirtió
al cristianismo, repudió a su amante —aunque nunca dejó de
sentir fuertes impulsos sexuales— y utilizó su talento
para propagar la religión de Jesús.
Para él, la historia de Adán y Eva era un ejemplo perfecto, quizá
el mejor, de que el sufrimiento humano no era propio de la
vulnerabilidad de la especie, sino fruto de que Dios castigaba la
maldad. "El mundo tal como lo había hecho Dios" —cuenta
Greenblatt para reflejar el pensamiento de Agustín— "era bueno,
perfectamente bueno, y habría seguido siéndolo, de no ser por la
acción original de la perversión humana"; es decir, la
desobediencia de Adán y Eva. "Todas las desgracias que vinieron
después —la infinita sucesión de crímenes espeluznantes, los
horrores de la tiranía y de la guerra, los desastres aparentemente
naturales que suponían los terremotos, los incendios y las
inundaciones (…)— no son más que justos castigos infligidos por
un Dios justo".
Por eso, por el acto de Adán y Eva, el ser humano merecía sufrir,
y si quería salvarse debía sufrir aún más —como hacía Agustín,
reprimiendo unas desatadas necesidades eróticas—. Los buenos
creyentes, además,tenían el derecho de hacer sufrir a quienes
no lo eran: ese sufrimiento infligido era doblemente valioso.

El sufrimiento servía para hacernos perdonar

ante Dios el pecado que cometió el primer

miembro de nuestra especie

A ojos de un no creyente, y supongo que también para muchos


creyentes, la interpretación que hizo Agustín del mito de Adán y
Eva era terrible —"nadie está (…) limpio de pecado, ni aun el
niño cuya vida es de un solo día sobre la tierra", escribió—, pero
daba sentido a la existencia. El pesar, la angustia, el hambre, el
deseo, la crueldad; todo tenía una explicación y un fin: hacernos
perdonar ante Dios el pecado que cometió el primer miembro de
nuestra especie.
El libro de Greenblatt sigue con interpretaciones tan
tenebrosas como bellas de la historia de Adán y Eva, como las
obras de arte de Masaccio, El Bosco, Tiziano o Durero, pero
también considera la narración a la luz de la Ilustración, el
darwinismo o la paleoantropología. Y en todo momento se
pregunta por qué un relato que ocupa una página y media ha sido
tan central en el devenir del mundo cristiano, y en menor medida
del judío y el musulmán. ¿Por qué es tan poderoso?
Ascenso y caída de Adán y Eva' tiene un buen puñado de
respuestas. Pero la central es que la historia de nuestros
primeros antepasados contiene una explicación clara de por qué
nuestra vida es, con tanta frecuencia, un suma de cansancio
y dolor; una explicación que otras especies no parecen tener. El
genio del cristianismo, por supuesto, es que durante milenios ha
sabido modular esa respuesta con brillantez para adaptarla a
cada contexto histórico y cultural, sumándole además narraciones
con un contenido semejante, como la del propio Jesucristo, varios
siglos más tarde. "Todo lo que pasa tiene una explicación y así
debes comportarte ante ella", parece decir esta historia, como
cualquier otra de carácter religioso.
El libro anterior de Greenblatt, 'El giro. De cómo un manuscrito
olvidado contribuyó a crear el mundo moderno' (Crítica) era
un estupendo ejemplo de historia cultural que recibió el premio
Pulitzer y se convirtió en un 'bestseller', también en España.
'Ascenso y caída de Adán y Eva' es otro extraordinario intento de
buscar las raíces culturales de nuestras creencias.

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