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FUNDAMENTOS . CONTINGENTES: EL ' FEMINISMO Y LA CUESTION DEL _" POSTMODERNISMO" Judith Butler Traduccién de Moisés Silva Este trabgjo fue presolaso en una versién cferente como " lferinigmoy lacussién dé posirodarisns’ end CGrester Philadelphia Philosophy Consortium en septiembre de 1900. Copyrighto1992 el libro Ferriss Theorize the Politica, eitado por ith Bue y Joan W. Soot, reproducid oon & perso de Roaledge, inc, que es pete del Grupo Taylor & Francis LA TEORIA Cc ci us veWTANA, WON. 23 / 2002 La cuestion del postmodernism ciertamente plantea una interrogente, porque ¢existe, a fin de cuentas, ago llamado postmo- dernismo? gs una caracterizacién historica, un cierto tipo de posi~ cidn tedrica, y qué significa para un término que ha descrito una cierta practica estética ser aplicado ahora a la teoria social, y en particular a la teoria social y politica ferinista? ;Quiénes son estos postmodernistas? Fs un nombre que uno adopta para uno mismo, 0 es con mas frecuencia un nombre con el que a uno le Ilaman si y cuando uno have una critica del sujeto, un andlisis discursivo, 0 cuestiona la integridad o la coherencia de descripciones sociales totalizantes? Conozco el término por la manera en que se le utiliza y, por lo general, aparece en mi horizonte incrustado dentro de las siguientes formulaciones criticas: “ si d discurso estodo lo queexiste...” ,o" si todoesuntexto..." 0" sid sujetohamueato...” ,o" si losverdaderos cuerpos no existen...” contra @ peligro de un nihilismo, pues si el contenido conjurado por esta serie de enunciados condicionales demuestra ser verdad, en- tonces (y siempre hay un entonces) una serie de peligrosas conse- ‘cuencias seguramente seguirén. Asi, dl“ postmodernismo” parece ser articulado en la forma de un atemorizante condicional 0, a ve- ces, en la forma de un.desdefio paternalista hacia lo joven e irracio- nal. En oposicién a este postmodernismo, existe un esfuerzo de apuntalar las premisas primarias, de establecer por anticipado que cualquier teoria de la politica requiere un sujeto y necesita desde el principio presumir su sujeto, la referencialidad del lenguaje y la in- La oracién comienza' como una advertencia tegridad de las descripciones institucionales que proporciona. Y es que la politica es impensable sin un fundamento, sin estas premises. Pero, gbuscan estas afirmaciones asegurar la formacién contingente de una politica que requiera que estas nociones sigan siendo carac- teristicas no problematizadas de su propia definicion? {Seria d caso que toda politica, y 1a politica feminista en particular, resulta im- pensable sin estas preciosas premisas? O es més bien que una ver- si6n especifica de la politica se muestra en su contingencia una vez que esas premisas son tematizadas problematicamente? Afirmar que la politica requiere un sujeto estable es afirmar que no puede haber una oposicién politica a esa afirmacion. De hecho, esa afirmacion implica que una critica del sujeto no puede ser una critica politicamente informecia, sino més bien un acto que pone en peligro la politica como ta. Requerir d sujeto significa clausurar dominio de lo politico, y esa clausura, instalada analiticamente como una caracteristica esencial de lo politico, impone las fronteras del dominio de lo politico, de tal manera que esa imposicién queda pro- tegida del escrutinio politico. El acto que establece unilateral mente d dominio de lo politico funciona entonces como un subterfugio autoritario mediante e cual la disputa politica sobre dl estatus del sujeto es silenciada sumariamente. Rehusarse a asumir, esto es, requerir una nocién del sujeto desde dl principio, no es 10 mismo que negar o prescindir de tal nocién por completo; por el contrario, es preguntar acerca del proceso de su construccién y del [+ Aqui vale la pene encter que en alguna teoria palllica reciente, noiclerente en los escritos de Emexto Laclau y Chantal Mouife (Hegemony and ‘Socials Strategy, Verso, Londres, 1986); Wiliam CConcily(Paltca!Thecry and Modkrity, Univers- fy of Wisconsin Press, Mattson, 1888), at como Jeer-LucNangy y PiligpeLacousLabathe(” Le retrait du politique’ , en Le reat a pottique Etitions Galilée, Paris, 1983), hay una insisten- cdaen qued campo pation esporneceidad con ted mediante [a procucién de un exterior do terrinente En otras palbras, propio dorrinio| ce la politica se consiuye as mismo mediante la produccién y naurdizaciéndelo" prey lo no politico. EntérminosdeDerrda, étaesial produosicn de un" exterior conaitutive’ . Aqui quisiera suger una diincién entre la conitu- cdén de un cago palltico que produce y natura liza.ex edesior conditulvo y un carpo paltco que hace contingents los paréretros expeificos| de e: edesior consituive. Aunque no creo que las rlacionesciferenceies mecinie las cudes carpe politico mismo es corsituido puetenlle- ofr a. corpletarrente aaborades (preciarente Porque ol exttus de tales ecborecones tecrian| (que ser as ver daboracos, ad innit), sere cuetro dil la nacin de Wiliam Conally de tos ntogoriseros consittivos, una nocién que en cuentra una expresién paralela en Lactau y Mouffe, que augere una forma de lucha palitca que pone los parémetos de lo politico mismo en cuodien. Eso es especimenteimportente para Jas prenoupaciones ferinisis hasta @ punto en dd queles bes dela palitica (* universaidar” igadat! ." dajdodd dato! )hensdoare- tridas medite exclusiones rates y de género| ro mercates y por una mezca de a politica con la vide piblica que cowierte lo privato (la re- prodvecién fos doririos dela" ferrinidad” ) en prepalitico, 10 nom. 13 / significado y la consecuencialidad politicos de tomar al sujeto como un requisito o pre- suposicién-de la teoria. Pero, ghemos Ilega- do ya a una nocién del postmodernismo? Un cierto ntimero de posiciones se le ads- criben al postmodernismo, como si fuera a « tipo de cosa que pudiera ser la portadora de un conjunto de posiciones: el discurso es todo lo que existe, como si el discurso fuera alglin tipo de materia monistica de la cual todas las cosas se componen; ef sujeto esta muer- to, yo nunca puedo volver adecir“ yo” ; no. existe una realidad, solo representaciones. Estas caracterizaciones son imputadas mu- chas veces al postmodernismo o al postes- tructuralismo, que son mezclados entre si y a veces mezclados con la deconstruccién, y a veces entendidos como un ensamblaje indiscriminado de ferrinismo francés, la de- construccién, a psicoandlisis lacaniano, a andlisis foucaultiano, a conversacionalismo de Rorty y los estu- dios culturales. De este lado dal Atlantico, en et discurso reciente, lostérminos" postmodernismo” y"“ postestructuralismo” resuelven las diferencias entre esas posiciones de un solo golpe, proporcionan- do un sustantivo que incluye esas posiciones como algunas de sus muchas modalidades o permutaciones. Puede resultar una sorpresa guermy aumuge 1 para algunos importadores de la escena continental enterarse de que en Francia dl andlisis lacaniano se posiciona oficialmente en contra del postestructuralismo; que Kristeva denuncia al postmo- dernismo,? que los foucaultianos rara vez se [> iia Kristeva Black Sun: Depression and rélacionan con los seguidores de Derrida, que onc University Press, Nueva Cixous e Irigaray estén fundamentalmente ‘opuestos, y que la Unica tenue conexion entre el feminismo francés y la deconstruccién existe entre Cixous y Derrida, aunque se puede encontrar una cierta afinidad en practicas textuales entre Derrida e Irigaray. Biddy Martin tiene también razon al apuntar que casi todo di feminismo francés se adhiere a una nocién de ato modernismo y vanguardia, 1o que hace cuestionar hasta cierto punto si estas teo- rias 0 escritos pueden agruparse simplemente bajo la categoria de postmodernismo, Propongo que la cuestion del postmodernismo sea lefda no sola- mente como di cuestionamiento que el postmodernismo plantea pera di feminism, sino como las preguntas: gqué es el postmodernismo?, {qué tipo de existencia tiene? Jean-Frangois Lyotard defiende dl té- mino, pero no s2le puede poner como el gemplo de lo que todos los demas que s2 Ilan postmodernistas estén haciendo. El trabajo de Lyotard esta, por ejemplo, seriamente en a contraposicién con el de Derrida, que no afirmalanodén de" lo postmodemo” , y con otros a quienes se supone que Lyotard re- presenta. g&s Lyotard paradigméatico? ¢Tie- nen todas estas teorias 1a misma estructura 3 La mezcla de Lyotard con te verietad de pon- ‘sxlres posicionados sureriarrente bgo la rirl- cada” posiroderrisra’ esllevataacahopore tituloy o ensayo de Soyla Benhahib.* Epistermo- logies of Postmodernism: A Rejoinder to Jean- Frangois Lyotard” en Feminisn/Postmoderism, ‘diac por Lynda Nicholson (Routledge, Nuova York, 1965), 12 (una nocién reconfortante para el critico que preferiria prescindir de todas a la vez)? {&s a esfuerzo de colonizar y domesticar estas teorias bajo el signo de lo mismo, de agruparlas sintéticamente y diestramente bajo una sola rubrica, una simple negativa a conceder la especificidad de estas posiciones, una excusa para no leer, y no leer de cerca? Pues si Lyotard utiliza d término, y si se le puede agrupar convenientemente con un conjunto de escritores, y i se puede encontrar en su trabajo una cita problematica, zpuede en- tonces esa cita servir como un" ejemplo” del postmodernismo, sintomatico del todo? Pero si entiendo parte dal proyecto del postmodernismno, éste es i de cuestionar lasmanerasen lasquetales" gemplos’ y" paradig- mas’ Sirven para subordinar y borrar aquello que buscan explicar. Y esqued “ todo” , a campo ddl postmodernismo en su supuesta am- plitud, es efectivamente" producido” por el gemplo a que se have pasar por un sintoma y gemplar del todo. En efecto, si pensamos que en d gemplo de Lyotard tenemos una representacién del post- modernismo, entonces hemos forzado una sustitucién del ejemplo por e@ campo entero, efectuando una violenta reduccion del campo ala Unica pieza que et critico esta dispuesto a leer, una pieza que, convenientemente, utiliza el término“ postmoderno” . En cierto sentido, este gesto de maestria conceptual que agrupa un conjunto de posiciones bajo 1o postmoderno, que convierte lo postmoderno en una época o en un todo sintético, y que afirma que la parte puede representar a este todo artificialmente construido, es la puesta en accién de una estratagema de poder autocongratula- ___ sorta sore C foria Es, end meor de los casos, paradéjico que el acto de masstria Conceptual que lleva a efecto esta desdefiosa agrupacion de posicio- nes bajo lo postmoderno, quiera hacer a un lado dl peligro del auto- titarismo politico. La suposicién es que una pieza del texto es representativa, que representa al fendmeno, y que la estructura de “ estas’ posiciones puede adecuada y econémicamente discernirse de la estructura de una. ¢Qué es lo que autoriza tal suposicién desde un principio? Desde principio tenemos que creer que las teorias se ofrecen en manodjos 0 en totaidades organizades, y que historica- mente un conjunto de teorias que son estructuralmente similares emergen como la atticulacién de una condicién de la reflexion hu- mana historicamente especifica. Esta figura hegeliana, que conti- ntia con Adorno, asume desde el principio que estas teorias pueden sustituirse entre si porque son de diferentes maneras sintomaticas de una preocupaci6n estructural comtin. Sin embargo, esa presun- cién ya no puede saguirse haciendo, ya que la presuncion hegeliana de que la sintesis esta disponible desde un principio es precisamente lo que ha venido a ser disputado de varias maneras por algunas de las posiciones alegremente unificadas bajo el signo del posimoder- nismo. Se podria argumentar que si, y a grado en que, a postmo- dernismo funciona como tal signo unificador, entonoes es un signo decididamente moderno” , por lo cual existe a guna duda acerca de si se puede debatir a favor o en contra de este postmodernismo. Instalar el término como aquello que sdlo puede ser afirmado o ne- gadio es forzarlo a ocupar una posicién dentro de un orden binerio, y por lo tanto afirmar una |égica de no contradiccién por encima y en contra de alglin esquema mas generativo. Ta vez tarazon de esta unificacién de posiciones es ocasionada por la misma falta de reglas del campo, por la manera en que las diferencias entre estas posiciones no pueden ser vistas como sinto- méticas, gemplares o representatives unas de las otras y de alguna estructura comin Ilamada postmodernismo. Si el postmodernismo como término tiene alguna fuerza o significado dentro de la teoria social, o la teoria social feminista en particular, td vez éste puede encontrarse en d gercicio critico que muestra cémo la teoria, como lafilosofia, esta sempre implicada en el poder, y tal vez eso es preci- samente lo que esta sintomaticamente detras da esfuerzo por do- mesticar y rehusarse a aceptar una serie de pocerosas criticas bajo la rubrica del postmodernismo. El que d aparato filosdfico en sus va trios refinamientos conceptuales esté dedicado siempre a ejercer poder no es un descubrimiento nuevo, pero tampoco debe confun- dirse alo postmoderno con |o nuevo: después de todo, fa btisqueda delo“ nuevo” eslapreocupacion del alto modernismo; si acaso, |o postmoderno pone en duda la posibilidad de un“ nuevo” que no estédealgunameanerayaimplicadoenlo" vigo” Pero Ia idea articulada con fuerza por algunos criticos recien- tes de la filosofia politica normativa es que el recurso a una posicion —hipotética, contra los hechos o imaginaria— que se ubica a si misma fuera del juego del poder, y que busca estableoer las bases metapoliticas de una negociacion de relaciones de poder, es ta vez la més insidiosa estratagera de poder. Que esta posicién més alla suey summer 15 del poder intente establecer su legitimidad recurriendo a un acuer- do previo e implicitamente universal, de ninguna manera la libra de la acusacién, pues gqué proyecto racionalista designa por adelanta- do lo que cuenta como acuerdo?, {qué forma de insidioso imperi lismo cultural aqui se legisia a si mismo ba [+ exo queda atundentemente cero en les crit- dt Signo de lo univers * a feiss de gen Heberrrs, asl coro de . a CattrineNcKinnon VeriisYourg." Ipatility No séend caso del término“ postmoder- | and the Civil Public: Some Implications of 7 Farris Citicisnsof Maden Poltca Theory” no", pero si hay un punto, y un puto Muy | 5 sana paren y Oral Coral (5). Fe fino, en lo que yo quizé entiendo mejor como __| mnismasCritique EssaysonthePaiticsof Gencer inate Cepitalism Beil Blackwell, Oxford, 1987 postestructuralismo, ése es que el poder cOM- | Nenoy Fraser. Unruly Practices: Power and Gender tamina el propio aparato conceptual que _ |" Camlenmorary Sadat Theny, University of Mine , ee nesote Press, Minneapolis, 1989; especialmente busca negociar sus términos, incluyendo la |" whet sCritica about Critica Thenry: The Case a G a i of Habermas and Gender”, en Wendy Brown, Posicién del critico, y mas alin, que esta im | ci Conaicisres* TheNalon 2502, ena. plicacion de los términos de la critica en d | a5, 1920. campo del poder no es a advenimiento de un relativismo nihilista incapaz de crear normas, sino més bien la misma precondicién de una critica politicamente comprometida. Establecer un conjunto de normas que estan mas allé del poder o la fuerza es, en si misma, una practica de poder y de fuerza que sublima, disfraza y extiende su propio juego de poder mediante el recurso a figuras retoricas de uni- versalidad normativa Y de lo que se trata no es de deshacerse de |os| fundamentos,” 0 incluso defender una pos [~ jaa racer La atora lia teria cién conocida como antifundamentalismo, — | feuncitian que se tradice como * fundkxién" 0 ae : comp" dinieto' . Compseedisheblandodebexes Ambas posiciones van juntas como diferen- | tedicas ringuro de os dos terrinos sia econ. i o, px lo que en ex tect foundation se tration tes versiones del fundamentalismo y de la Peete Game ae problematica escéptica que éste engendra. | meta” y founcttionsistoxro” furctaventcisi Mas bien, la tarea es interrogar lo que & movimiento tedrico que establece los fundamentos autoriza y qué es precisamente lo que ex- dluye o da por oarado. Parece que la teoria postula fundamentos incesantemente, y for- ma compromisos metafisicos implicitos como si nada, aun cuando busca proteger en contra de ello: los fundamentos funcionan como lo incuestionado y lo incuestionable dentro de cualquier teoria. Sin embargo, gno son estos“ fundamentos’ , aquellas premisas que fun- cionan como bases autorizadoras, constituidos mediante exclusio- nes que, tomades en cuenta, exponen la premisa fundamenta como una presuncién contingenite y disputable? Incluso cuando afirma- mos que existe alguna base universal implicada para un fundamen- to dado, esaimplicacion y esa universalidad constituyen simplemente una nueva dimensién de incuestionabilidad. Cémo es que podriamos basar una teoria o una politica en una situacién de habla o posicién de sujeto que es“ universal” , cuando la misma categoria de lo universal apenas ha empezado a ser ex- puesta en sus propias altamente etnooéntricas desviaciones? ¢Cuantas 5 Ver Ashis Nawy axarcade larocéndeuvve-| " Universalicades’ existen,®y hasta qué gra- slidates dlemativas end prefecioa Theintinste| do es comprensible el conflicto cultural como Enery: Loss Rexwery of Sf unr Cocrialisy Oxford University Press, Nueva Delhi, 1963. i enfrentamiento de un conjunto de supues- tas e intransigentes “ universalidades’ , un conflicto que no puede ser negociado recurriendo a una nocién cultural mente imperialista delo“ universal” , 0 que sdlo sera resuelto mediante ese recurso, a precio de la violencia? Creo que hemos sido testigos de la violencia conceptual y material de esta practica en la guerra de Estados Uni- UOTE TT ae dos contra Iraq, en la que se entiende al “ otro” arabe como radical- mente“ fuera” de las estructuras universaes de la razon y la demo- craciay, por lo tanto, se clama porque se le haga volver al interior de éstas por la fuerza. Significativamente, Estados Unidos tuvo que abroger los principios democraticos de la soberania politica y la li- bertad de expresion, entre otros, para efectuar este regreso forzado de Iraq al redil “ democratico” , y este movimiento violento revela, entre otras cosas, que tales nociones de universdidad son instaladas mediante la abrogaci6n de los mismos principios universales que se van a implantar. Mas generalmente, dentro del contexto politico del postoolonialismo contemporaneo, es quiz especial mente urgente subrayar la categoria misma de lo“ universal” como di sitio de una insistente disputa y resignificacion.® Dado d caracter disputado del término, asumir desde un principio una no- cion de procedimiento o sustantiva de lo uni- versal es por necesidad imponer una nocion culturalmente hegemdnica en d campo social. Anunciar entonces esa nocién como i instrumento filoséfico que negociara entre conflictos de poder es precisamente salvaguardar y reproducir una posicion de poder he- geménico, al instaarla en el sitio metapolitico de la normatividad final Puede parecer al principio que estoy simplemente abogando por una mas concreta y diversa“ universdidad’ , una nocién de lo uni- versal més sintética e inclusiva y de esa manera comprometida con la propia nocién fundamental que estoy tratando de minar. Pero pienso que mi tarea es significativamente diferente de la que articu- © Es importante consider la nacién de Hori Bhebhade" hibrida’ avesecontexto. La ventana, wom. 13 / 2002 laria una universalidad abarcadora. En primer lugar, tal nocién to- talizadora podria lograrse sdlo al precio de producir nuevas y mas profundas exclusiones: El término“ universalidad’ tendria que que- dar permanentemente abierto, permanentemente disputado, per- manentemente contingente, para no dar por cerrados reclamos futuros de inclusion por adelantado. De hecho, desde mi posicion y desde cualquier perspectiva histéricamente restringida, cualquier concepto totaizador de lo universal suprimira en vez de autorizar los reclamos no previstos ni previsibles que seran hechos bajo @ signo delo“ universd” . En este sentido, no estoy acabando con la categoria, sino tratando de aliviar a la categoria de su peso funda- mentalista para convertirla en un sitio de disputa politica perma- nente. Una teoria social comprometida con la disputa democratica dentro. de un horizonte postcolonial necesita encontrar la manera de cues- tioner los fundamentos que se ve obligada a establecer. Es este mo- vimiento de interrogar ese subterfugio de la autoridad que busca cerrarse a la disputa lo que, en mi opinion, esta en el corazén de cualquier proyecto politico radical. En la medida en que e pos- testructuralismo presente una modalidad critica que efecttie esta disputa del movimiento fundamentalista, puede ser utilizada como parte de una agenda radical. Notese que he dicho “ puede ser utili- zada’ : pienso que no existen consecuencias politicas necesarias de una teoria tal, sino sdlo una posible colocacion politica Si uno de los puntos asociados con el postmodernismo es que a punto de partida epistemolégico en filosofia es inadecuado, enton- SubITH BUTLER = 19 —————re ces no deberia ser una cuestién de sujetos que dicen conocer y teo- rizar bajo dl dgno-de lo postmoderno, enfrentados contra otros suje- tos que dicen conocer y teorizar bajo dl signo de lo moderno. De hecho, es precisamente esa manera de encasillar @ debate lo que esté siendo disputado por la sugerencia de que la posicion articulada por el sujeto esta siempre, de alguna manera, constituida por lo que debe ser desplazado para que la posicién eche raices, y que el sujeto que la teoriza es constituido como un “ sujeto teorizante’ por un Conjunto de procedimientos excluyentes y selectivos. Porque, ga quién 8 que se constituye como la tedrica del feminismo cuyo encasilla- miento del debate tendra publicidad? {No es siempre dl caso que poder opera por anticipado, en los mismos procedimientos que esta- blecen quién sera el sujeto que hable en nombre del feminismo, y con quién? Y, gno esta también claro que un proceso de sujecion esta presupuesto en el proceso subjetivador que produce ante ti un sujeto que habla en el debate feminista?, ¢qué habla cuando“ yo” hablo contigo? ¢Cuales son las historias institucionales de sujecion y subjetivacion queme" posicionan’ en este lugar ahora? {Si existe ago llamado" la posicién deButler” _, es ésta algo que yo produzco, publico y defiendo, que me pertenece como un tipo de propiedad académica? {O existe una gramética del sujeto que simplemente stimula a posicionarme a mi como propietaria de esas teorias? De hecho, gcdmo es que una posicién se convierte en una posi- ion, ya que claramente no todo lo que se dice califica como tal? Es Claramente un asunto de un cierto poder autorizante, y eso dara mente no emana de la posicién misma. Mi posicién es mia al grado 20 enque“ yo” —ynoevadod pronombre— represento y resignifico las posiciones tedricas que me han constituido, trabajando con las po- sibilidades de su convergencia, y tratando de tomar en cuenta las posibilidades que sistematicamente excluyen. Pero esta claro que noesd casoque"“ yo" presido sobrelas posiciones que mehan cons- tituido, reacomodandolas instrumentalmente, haciendo algunas a un lado, incorporando otras, aunque parte de mi actividad pueda tomar esa forma El“ yo" que seleccionaria entre dlas es Sempre previamente constituido por dlas. El“ yo” esd punto detrensferen- cia de esa representacién, pero simplemente no es una afirmacién suficientementefuertedecir qued “ yo” estadituado:“ yo” , este “ yo", es constituidopor estas posiciones, y estas" posiiones’ noson meramente productos tedricos, sino principios orgenizadores de prac- ticas materiales y arreglos institucionales profundamente incrusta- dos, esas matrices de poder y discurso que me producen coro un. “ gieto’ vieble Esmés ede" yo” nosaiaun" yo" pensantey ha- blante si no fuera por las mismas posiciones alas que yo me opongo, pues esas posiciones, las que afirman que @ sujeto se debe dar por anticipado y que él discurso es un instrumento o reflexion de ese sujeo, son ya parte de lo que me constituye. Ningtn sujeto es su propio punto de partida, y la fantasia ce que lo es sdlo puede ser una negativa a reconocer sus relaciones consti- tutivas al reformularlas como el dominio de una externalidad com- pensatoria De hecho, uno puede considerar la afirmacion de Luce Irigaray de que él sujeto, entendido como una fantasia de autogénesis, 8 Sempre ya masculino. Psicoanaliticamente, esa version del suje- to se constituye mediante aguin tipo de negativa de reconocimiento © mediante la represion primaria de su dependencia en lo maternal Y convertirse en un sujefo sobre este modelo seguramente no es un objetivo feminista. La critica del sujeto no es una negacion o un repudio del sujeto, sino mas bien una manera de interrogar su construccién como una premisa presupuesta y fundamentalista. Al inicio de la guerra contra Iraq, casi todos vimos estrategas que colocaban frente a nosotros mapas del Medio Oriente, objetos de andlisis y blancos de accién militar instrumental. Las cadenas de tdevision Ilamaron a generales retirados y en activo para tomer el lugar de los generales en dl campo de batalla, cuyas intenciones se volverian realidad en la destruc- ion de varias bases militares iraquies. Las varias afirmaciones de los primeros éxitos de estas operaciones fueron presentadas con gran entusiasmo, y parecia que esta punteria, esta aparentemente perfec- ta realizacion de la intencion mediante una aocion instrumental sin mayor resistencia ni obstdculos, era la ocasién no silo para destruir instalaciones militares iraquies, sino también para defender un suje- to occidental masculinizado cuya voluntad se traduce inmediata- mente en un acto, cuyas palabras u érdenes se meterializan en una accion que destruiria la misma posibilidad de un ataque en sentido ‘opuesto, y cuyo poder aniquilador confirma de una vez los contor- nos impenetrables de su propio ser como sujeto. Es quiza interesante recordar en este punto que Foucault rela- cioné el desplazamiento del sujeto intencional con las relaciones de 7 Michel Foucault. The story of Seri, Vol. poder modernas que él asociaba con la gue- An Introduction, tratucido por Robert Hurley! ra.’ Lo que @ afirmaba, creo, es que los su Rerdom House, Nuova York, 1980, p. 102. jetos que instituyen aociones son-a su vez los efectos instituidos de acciones previas, y que el horizonte en d que actuamos esta ahi como una posibilidad constitutiva de nuestra propia capacidad de actuar, no meramente o exclusivanente como un campo: exterior o un teatro de operaciones. Pero quiza mas significativa- mente, las aociones instituidas mediante ese sujeto son parte de una cadena de acciones que ya no pueden ser entendidas como unilineales n su direccion o predecibles en sus resultados, Sin embargo, el su- jeto militar instrumental parece al principio pronunciar palabras que se materializan directamente como actos destructivos. Y a lo largo de la guerra fue como si d sujeto occidental masculino se arrogara i poder divino de traducir palabras en actos. Los comentaristas de television estaban casi alborozados cuando mostraban, observaban y representaban vicariamente la exactitud de la destructividad. Al empezar la guerra, las palabras que uno escuchaba en television eran “ euforia’ , y un comentarista expresO que las armas norteamericanas. eran instrumentos de“ belleza terrible’ (CBs), celebrando prematu- ra y fantasmalmente su propia capacidad de actuar instrumental- mente en a mundo para aniquilar su oposicion y para controlar las consecuencias de esa aniquilacién. Pero la consecuencialidad de este acto no la puede predecir e actor instrumental que celebra la efec- tividad de sus propias intenciones. Lo: que Foucault sugeria era que este sujeto es a su vez el efecto de una genealogia que es borrada end momento en d que d sujeto se toma asi mismo como di origen memati = Uinico de su accién, y que los efectos de una accién siempre despla- Zan a laintencion o el propésito declarados del acto. De hecho, los efectos de la aocién instrumental siempre tienen el poder de proli- ferar mas alla del control del sujeto y, més atin, de desafiar la trans- parencia racional de la intencionalidad de ese sujeto, y, por lo tanto, de subvertir la definicién ddl sujeto mismo. Yo sugiero que hemos estado en medio de una odlebracién por parte dal gobierno de los Es- tados Unidos y agunos de sus diados del sujeto fantasmal, d que determina su mundo unilateralmente, y que esta de alguna manera tipificado en las cabezas de algunos generales que asoman sobre un mepa del Medio Oriente, donde la cabeza hablante de este sujeto se muestra del mismo tamafio, o mds grande, que dl area que quiere dorrinar. Esta es, de cierta manera, a gréfica del sujeto imperialista, una aegoria visual de la accion misma. Pero aqui ustedes piensan que he hecho una distincion entre la accion en si misma y algo parecido a una representacién, aunque yo quiero explicar algo més importante. Tal vez hayan notaclo que Colin Powell, el general del Estado Mayor Conjunto, invocd lo que creo que es una nueva convencién militar a llamar al envio de misiles “dl envio de ordenanza’ . Me parece que la frase es Significativa le da a un acto de violencia la figura de un acto legal (4 término mili- tar" ordenanza’ [ordhancd} esta relacionado etimolégicamente con i término juridico “ ordenamiento” [ordinancd), y de esta forma envuelve la destruccién en la apariencia del orden, pero ademas le daa misil la figura de un tipo de comando, una orden por obedecer, y de esta manera toma en si mismo la figura de un cierto acto de palabra. que no sdlo envia un mensaje —salgan de Kuwait—, sino impone efectivamente ese mensaje por medio de una amenaza de muerte y dela muerte misma. Por supuesto, ése es un-mensaje que: nunca podra ser recibido, pues mata a su destinatario, y por lo tanto no es un ordenamiento en absoluto sino la falta de todos los ordena- mientos, la negacién de la comunicacion. Y para aquéllos que que- den para leer ed mensaje, no leeran lo que es a veces literal mente escrito en d misil: Durante la guerra, fuimos testigos de y participamos en la mezcla de la pantalla de tdevision y la lente ddl piloto del bombardero. En este sentido, d registro visual de esta guerra no es una reflexion so- bre la guerra, sino la representacién de su estructura fantasmal, par- te de los mismos medios por los que se le constituye y mantiene socialmente como una guerra. La llamada“ bomba inteligente”’ re- gistra su blanco al ir avanzando para destruirlo, una bomba con una camara colocada al frente, una especie de falo Optico; envia esa pe- licula a un control de comando y esa pelicula es refilmada en televi- si6n, constituyendo efectivamente a la pantalla de television y al televidente como et aparato extendido de la bomba misma. En este sentido, al ver estamos bombardeando, identificandonos con el bombardero y |a bomba, volando a través del espacio, transportados. del continente americano a Iraq, pero acomodados seguramente en di sof de nuestra propia sda La pantalla de la bomba inteigente, por supuesto, se destruye en el momento en que lleva a cabo su destruccion, 1o que quiere decir que ésta es una grabacién de un acto totalmente destructive que no puede registrar su propia des- fepete Drs Bree ee Cae tructividad, que efecttia la distincién fantasmal entre & impacto y sus consecuencias. Asi, como televidentes, estamos verdaderamen- te representando |a alegoria del triunfo militar: retenemos nuestra distancia visual y nuestra seguridad corporal mediante la represen- tacion incorpdrea de un acto de mater que no produce sangre y en J que retenemos nuestra radical impermeabilidad. En este sentido, estamos en relacién con este sitio de destruccién absolutamente préximos, absolutamente esenciales y absolutamente distantes, una figura del poder imperial que toma la vista aérea, global; el asesino sin cuerpo que nunca puede ser matado, a francotirador como figu- ra dal poder militar imperialista. La pantalla de tdevision redobla asi la vista aérea, asegurando una fantasia de trascendencia, de un instrumento de destruccion incorpéreo que esta infinitamente pro- tegido de una represalia gracias a la garantia de la distancia edlec- tronica. Esta vista aérea nunca se acerca siquiera a ver los efectos de su destruccion, y en d momento en d que d acercamiento ai sitio se hace cada vez mas posible, la pantalla convenientemente se auto- destruye. De este modo, aunque se hizo parecer que fue un bombar- deo humanitario, que tuvo como blancos edificios e instalaciones: militares, esto fue por A contrario a efecto de un cuadro que exclu- y6 de la vista la destruccién sistematica de una poblacién, lo que Foucault Ilana ed suefio moderno de los estados* O tal vez deberta-| mos decirlo de otra manera precisamente a [F* (cequarmyannsepden end norbvedsun exdluir sus blancos de ser vistos con la mira | eta que debe ser defencido: se peeen en rere de a eiterca do todos. Pottaiones en- de demostrar la capacidad de distinguir con texas ton movilizades para dl prop6sto de carrioe- 26 even, imevom ecko stele vida las mesacres se han vuelto vitdes' , escribe, y dace" Upiiogesipestnicton tea ooo gn arco nt peevoli votes miectnen Spgs tata stern eicocnen sunset oe inosters eet esn Gatcg in Sa oe can fo ie oan romani curated wipe re cho amedar. es debi aqued poser eta stu y | such aionlennlray fet tna ain gone | Fount Wetteayal Sat nr | on. 13 / 2002 precision el blanco, éste es un cuadro que efectivamente lleva a cabo la aniquilacion de lo que hace sistematicamente irreal. El semidids de un sujeto militar estado- unidense que representé eufdricamente la fantasia de que puede lograr sus objetivos con facilidad, no comprende que sus acciones han producido efectos que excederan con mu- cho su vision fantasmal. Piensa que sus ob- jetivos se lograron en cuestién de semenas, y que su accién esta completa Pero la accién contintia actuando después de que e sujeto intencional anuncia su terminacién. Los efectos de sus aociones han inaugurado la violencia en lugares y de maneras en las que no sdlo no pudo predecir sino que al find no podra contener, efectos que produciran una masiva y violenta disputa de la autoconstruccién fantasmal del sujeto occidental Si puedo, entonces, trataré de volver al tema de discusién. En un sentido, el sujeto se constituye mediante una exclusion y diferen- ciacion, quizA una represién, que es posteriormente escondida y encubierta por e efecto de la autonomia En este sentido, la auto- nomia es la consecuencia logica de una dependencia no admitida, lo que significa que el sujeto auténomo puede mantener Ia ilusion de su autonomia en tanto cubra la grieta de Ia cual esta constituido. Esta dependencia y esta grieta son ya relaciones sociales, que prece- den y condicionan la formacién del sujeto. Como resultado, ésta no €s una rdlacion en la que el sujeto se encuentre a si mismo, como << una de las relaciones que forma su situacién. El sujeto es construido mediante actos de diferenciacion que distinguen al. sujefo de su ex- terior constitutivo, un dominio de alteridad abyecta convenciona- mente asociado con lo femenino, pero es claro que no exclusivamente. Precisamente en esta guerra vimos al “ arabe” como la figura del abyecto otro, asi como di sitio de fantasias homofdbicas que resul- tan clavas en la abundancia de chistes malos con base en la similitud entre las palabras Saddam y Sodom. No existe una reflexividad ontolégicamente intacta a sujeto que luego sea colocada dentro de un contexto cultural; ese contexto cultural ya esta ahi como ef proceso desarticulado producido por ese sujeto, que es ocultado por e marco que situaria a un sujeto hecho a la medida en una red externa de rélaciones cultural es. Podemos estar tentados a creer que asumir el sujeto por antici- pado es necesario para salvaguardar la agencia del sujeto. Pero afir- mer que dl sujeto es constituido no es afirmar que es determinado: por el contrario, el caracter constituido del sujeto es la precondicién misma de su agencia, pues qué es lo que permite una reconfigura- cion sgnificativa y con propdsito de las relaciones culturales y poli- ticas, si no una relacion que puede volverse contra si misma, ser reformulada o ser resistida? ¢Necesitamos asumir tedricamente des- de di principio un sujeto con agencia antes de que podamos articular los términos de una tarea social y politica significativa de transfor- macion, resistencia y democratizacion radical? Si no ofrecemos por anticipado la garantia tedrica de ese agente, sno estamos condena- dos a renunciar a la transformacion y a la practica politica con sig- 27 eterna, wt 1 aon nificado? Lo que yo sugiero es que la agencia pertenece a una for- ma de pensar acerca de las personas como actores instrumentales que confrontan un campo politico externo. Pero si estamos de acuerdo con que la politica y el poder ya existen en A nive end que d sujeto y su agencia son articulados, entonoes la agencia puede ser presumida solo a precio de rehusarse a inquirir acerca de su cons- truccion. Considérese que la“ agencia’ no tiene una existencia for- mal, 0 que si la tiene no tiene relevancia para dl asunto de que se trata, En un sentido, e modelo epistemolégico que nos ofreoe un sujeto o agente previamente dado se rehusa a reconocer que la agencia essiamprey solamente una prerrogativa politica Como tal, parece crucial cuestionar las condiciones de su posibilidad, no darla por hecho como una garantia a priori. En vez de eso necesitamos preguntar: qué posibilidades de movilizacion son producidas sobre las bases de las configuraciones de disourso y poder existentes? gDonde estén las po- sbilidades de reformular esa misma matriz de poder por la que so- mos constituidos, de reconstituir a legado de esa constitucion, y de trabajar uno contra otro esos procesos de regulacion que pueden desestabilizer los regimenes de poder existentes? Porque si d sujeto €8 constituido por el poder, ese poder no cesa en el momento en dl que el sujelo es constituido, pues tal sujeto nunca queda total mente constituido, sino que es hecho sujeto y producido una y otra vez. Ese sujefo no es ni una base ni un producto, sino la posibilidad per- manente de un proceso de resignificacién que es desviado y deteni- do mediante otros mecanismos de poder, pero que es la propia posibilidad del poder de ser reformulado. No basta con decir que el up puree sujeto esta invariablemente comprometido en un campo politico: ese fraseo fenomenoldgico no toma en cuenta que el sujefo es un logro regulado y producido por anticipado, y como tal es tota mente politico, tal vez el més politico, a punto en que se afirma que es anterior ala politica misma. Llevar a cabo esta suerte de critica fou caultiana del sujeto no es acabar con dl sujeto ni declararlo muerto, sino meramente afirmar que clertas versiones del sujeto son politi- camente insidiosas. Que el sujeto sea un punto de partida presupuesto de la politica es diferir la cuestion de la construccién y regulacién politicas del sujeto mismo, pues es importante recordar que los sujetos son cons- tituidos por la exclusion; esto es, mediante la creacién de un domi- nio desujetos desautorizados, presujetos, figuras abyectas, poblaci ones borradas a la vista. Esto se vuelve claro, por gemplo, dentro de la ley, cuando se debe cumplir primero con ciertos requisitos para ser, literalmente, demandante en casos de discriminacién sexual o de violacién. Aqui resulta urgente preguntar quién califica como un “quien” , qué estructuras sistemati cas de desempoderamiento ha- cen imposible, para las partes agraviadas, invocar el“ yo” efectiva- mente dentro de una corte legal. O de una manera menos abierta, en una teoria social como The Colonizer and the Colonized, de Albert Memmi, que por otro lado es un absorbente llamado al empodera- miento radical: la categoria de las mujeres no cae dentro de ningu- na de las dos categorias, ni la de los opresores ni la de los oprimidos.® éCoémo teorizamos la exclusion de las muje- res de la categoria de los oprimidos? Aqui la ae oe °° End punto mdsdto dela revel ,escibe Merri, loscolorizadas.ain cergen oon tashus- 30 A rasa, nt 13 / 2008 — llasy las leccones de ura cohabitacién pretonga- a (Justo como la sonrisa 0 los mevirientos de una expos, Incluso durante e proceso de dvor- io, nos recuerden extraferente 2 los de su re ido)”. Aqui Memmi exige una anelogia que presume que colorizader y cclcrizato exiten en lune racicn paral y seperaia con a exposo y [a epoca que se civorcian. Le andogia simuité- ea y peradejicamente suiere la ferinizacién dl calonizado, dende se presume que d colonizado| 654 sito delos homies y la exclusion de las mujeres de fa categoria de sujeto colonizado Albet Merri. The Colanizer and the Colonized, Beacon Press, Boston, 1965, p. 128 Joan, Scot. Gand andthe Paltosof History, Introducién, Columbia University Press, Nueva York, 1986. | construccién de las posiciones de sujefo fun- ciona para excluir a las mujeres de la des- cripcién de opresion, y esto constituye otra forma de opresion, una que es efectuada por mismo borrado que da base a la aticula- cion del sujeto emancipador. Como Joan Scott deja claro en Gender and the Polities of History, una vez que se entiende que los su- jetos se forman por medio de operaciones de exclusion, se vuelve politicamente necesa- rio seguir la pista de las operaciones de esa construccién y borrado.® Lo anterior esboza en parte una reinscripcién foucaultiana del sujeto, un esfuerzo por resignificar el sujeto como sitio de resignifi- cacién. Como resultado, no esun“ decir adiés’ al sujeto per se sino mas bien un llamado a reformular esa nocién fuera de los terminos de un supuesto epistemolégico. Pero tal vez Foucault no es real- mente postmoderno: después cle todo, & suyo es un andlisis del po- der moderno. Se habla, por supuesto, de la muerte del sujeto, pero ge cud sujeto? y cud es el estatus del anuncio de su muerte?, ade qué habla, ahora que @ sujeto est muerto? Que se esta hablando parece claro, pues g¢le qué otra manera se podria escuchar & anun- cio de la muerte del sujeto? Asi que, claramente, la muerte del suje- to no es el fin de la agencia, ni del habla ni del debate politico. Existe d refran de que precisamente ahora, cuando las mujeres es- tén empezando a asumir el lugar de sujetos, las posiciones postmo- dernas vienen y anuncian que @ sujeto esta muerto (hay una dife- rencia entre las posiciones del postestructuralismo que afirman que di sujeto nunca existié, y las posiciones postmodernas que afirman que et sujeto una vez tuvo integridad, pero ya no la tiene). Algunos ven esto como una conspiracion contra las mujeres y otros grupos sin poder que apenas ahora estén empezando a hablar por si mis- mos, Pero, équé se quiere decir precisamente con esto?, y gcémo explicamos las muy duras criticas cel sujeto como instrumento de la hegemonia imperialista occidental teorizadas por Gloria Anzaldia" | Gayatri Spivak y varios tedricos del post- [Gloria Anzaldia. La FronteraBorderiands colonialismo? Seguramente hay una adver- | S*rs#s In Sn Francisca, 1608, tencia aqui, que en la misma lucha por 4 empoderamiento y la democratizacién po- * Gaya Spivak." Can the Subeltern Speck?” , fen Nalson y Grossberg (eds). Manvism and the Interpretation of Cultura, University of Illinois driamos adoptar los mismos modelos dle do- [Press Cricago, 1988, minacion por los cuales somos oprimidas, sin darnos cuenta de que una manera en la que funciona la dominacion es a través de la regu- lacion y produccion de los sujetos. JViediante qué exclusiones se ha construido el sujeto feminista, y cémo han regresado esos dominios exduidosaavecher la“ integridad’ yla“ unidac’ da nosotras’ fe- minista? y, como es quela misma categoria, 4 sujeto, ed“ nosotras” que se supone que se presume para el propdsito de la solidaridad produce la misma faccionalizacion que se supone que deberia supri- mir? ¢Quieren las mujeres convertirse en sujetos sobre ed modelo. que requiere y produce una region anterior de abyeccién, o debe el feminismo convertirse en un proceso que sea autocritico acerca de los procesos que producen y desestabilizan las categorfas de identi- dad? Tomar la construccién del sujeto como una problemética poli- tica no es lo mismo que acabar con el sujeto, Deconstruir el sujeto no es negar ni desechar el conoepto; por @ contrario, la deconstruc- cidn implica solamente que suspendamos todo compromiso con aque- lloaloqued témino," dl sujeto” , serefiere, y que consideremoslas funciones lingUiisticas a las que sirve en la consolidacion y el oculta- miento de la autoridad. Deconstruir no es negar o hacer a un lado, sino cuestionar y, ta vez lo mas importante, abrir un término, como di sijeto, a una reutilizacion 0 recolocacién que previamente no ha sido autorizada. Dentro del feminismo perece haber cierta necesidad politica de hablar como y para las mujeres y yo no disputaria esa necesidad. Seguramente, ésa es la manera en la que la politica representativa opera, y en este pais los esfuerzos de cabildeo son virtualmente imposibles sin recurrir a politicas de identidad, asi que estamos de acuerdo en que las manifestaciones y esfuerzos legislativos y los mo- vimientos radicales necesitan hacer reclamos en el nombre de las mujeres, Pero esta necesidad debe ser reconciliada con otra. En el mo- mento en que la categoria de mujeres se invoca para describir al dectorado por d que habla ferinismo, comienza invariablemen- te un debate acerca de lo que sera el contenido descriptivo de ese término. Hay aquéllos que afirman que hay una especificidad ontolégica de las mujeres como gestadoras de hijos que forma la base de un interés legal y politico especifico en la representacion; hay otros que entienden la maternidad como una relacién social cuvrt suru — que es, bajo las condiciones sociales actuales, la situacién especifica y transoultural deles mujeres, Y hay quienes buscan reourrir a Gilligan y otros autores para establecer una especificidad femenina que se vea claramente en las comunidades o en las maneras dle acoeder al conocimiento de las mujeres. Pero cada vez que se formula esa espe- Cificidad, existe resistencia y faccionalizacién dentro del mismo dlec- torado que se supone que debe ser unificado por su elemento comtin. A principios de los afios ochenta, 4 “ nosotras’ feminista fue justa- mente atacado por las mujeres de color que afirmaban que d “ noso- tras’ era invariatlemente blanco, y que ese" nosotras’ que deberia solidificar e movimiento era ed origen mismo de una dolorosa faccionalizacion. El estuerzo por caracterizar una especificidad fe- menina recurriendo a la maternidad, fuera biolégica 0 social, pro- dujo una faccionalizacion similar e incluso el rechazo total del feminismo, pues con seguridad no todas las mujeres son madres: algunas no pueden serlo, otras son demasiado jévenes o demasiado vigjas para serlo, algunas deciden no serlo, y para algunas que son madres, 632 no es necésariamente el punto de arranque de su politi- zacion en dt ferinismo, Yo argumentaria que cualquier esfuerzo por darle un contenido universal o especifico a la categoria de las mujeres, presumiendo Que esa gerantia de solidaridad se requiera por anticipado, necesaria- mente produciré faccionalizacién, y esa" identidad” como punto de partida nunca se podra sostener como Ia base solidificadora de un movimiento politico feminista. Las categories de identidad no son nunca meramente descriptivas, sino siempre normativas, y como tales son excluyentes. Esto no quieredecir qued término“ mujeres’ no debe ser utilizado, 0 que deberiamos anunciar la muerte de la categoria Por dl contrario, si dl feminismo presupone que“ mujeres” designa un indesignable campo de diferencias, que no puede ser totalizado 0 resumido por una categoria descriptiva de identidad, entonces dl témino mismo se convierte en un sitio de apertura y resignificabilidad permanente. Yo argumentaria que las divisiones entre las mujeres acerca del contenido del término deberian ser sal- vaguardadas y apreciadas, e incluso que estas constantes divisiones deben ser afirmadas como las bases sin base de la teoria feminista, Deconstruir el sujeto del feminismo no es, entonces, censurar su utilizacion sino, por el contrario, dejar a término libre en un futuro de miltiples significaciones, emanciparlo de las ontologias raciales © maternales a las que ha sido restringido, y darle juego como un sitio donde puedan ver la luz significados atin no previstos. Paraddjicamente, puede ser que sdlo liberando a la categoria de mujeres de un referente fijo es que ago comola“ agencia’ se hace posible. Porque si d término permite una resignificacion, si su refe- rente no esta fijo, entonces las posibilidades de nuevas configura- ciones del término se hacen posibles. En cierto sentido, lo que las mujeres significan se ha dado por hecho durante demasiado tiempo, y loquehasidofijado comod “ referente’ de términohasido" fija- do” , normalizado, inmovilizado y paralizado en posiciones de subor- dinacion. En efecto, lo significado ha sido mezclado con lo referente, y de ahi que un conjunto de significados hayan sido tomados como inherentes en |a naturaleza real de las mujeres mismas. Reconfigurar 35 dl referente como lo significado, y autorizar o salvaguardar la cate- goria de las mujeres como un sitio de posibles resignificaciones, es expandir las posibilidades de lo que significa ser mujer, y en este sentido condicionar y posibilitar un sentido de agencia mas amplio. Uno puede preguntar: gpero no tiene que haber una serie de normes que discriminen entre aquéllas descripciones que deberian adherirse a la categoria de mujeres y aquellas que no? La unica res- puesta a esa pregunta es una contra-pregunta: gquién estableceria esas normas y qué disputas producirian? Establecer un fundamento normative para dirimir la cuestién de lo que deberia propiamente sar indluido en la descripcién de las mujeres seria solamente y sem pre producir un nuevo sitio de disputa politica. Ese fundamento no dirimiria nada, sino que por nevesidad colapsaria sobre su propio subterfugio de autoridad. Esto no es decir que no hay fundamento, sino més bien que dondequiera que lo hay habrd siempre un cola- so, una disputa. Que tales fundamentos existan sélo para ser cues- tionados es, de alguna manera, € riesgo permanente en e proceso de democratizacion. Negar esa disputa es sacrificar @ impetu demo- cratico radical de la politica feminista. Que la politica no esté res- tringida, incluso que llegue a servir propésitos antifeministas, serd parte del riesgo de este procedimiento. Pero éste es un riesgo que es producido por ed mismo fundamentalismo que busca salvaguardar 4 ferinismo contra éste. En cierto sentido, este riesgo es a funda- mento, y por eso no lo es, de cualquier practica feminista. En la parte final de este trabajo quisiera atender una cuestion Tdacionada, una que emerge de la preocupacién de que una teoria LA veurawa, wom. 13 / 2003 ferrinista no puede proceder sin presumir la materialidad de los cuer- pos de las mujeres, la materialidad del sexo. El cantico del antipostmodernismo dice: gsi todo es discurso, entonces los cuerpos no tienen realidad? ~Cémo entendemos Ia violencia material que las mujeres sufren? Para responder a esta critica, me gustaria sugerir que la misma formulacién no describe bien el punto critico. No s&1o que d postmodernismo es, pero si tengo aigtin sentido de lo que podria significar someter nociones del cuerpo y la materia- lidad a una critica deconstructiva, Deconstruir e€ concepto de la materia o d de los cuerpos no es negar o rehusar ninguno de los dos. t@minos. Deconstruir estos términos significa, mas bien, continuer utilizandolos, repetirlos, repetirlos subversivamente, y desplazar- los de los contextos en los.que han sido colocados como instrumen- tos de poder opresivo. Aqui es por supuesto necesario decir de manera simple que las opciones de teorfa no se agotan al presumir la mete- ridlidad, por un lado, y a negar la materialidad, por él otro. Mi pro- pésito es precisamente no hacer ninguna de las dos cosas. Cuestionar una presuposicién no es 10 mismo que acabar con dla: es mas bien liberarla de sus alojamientos metafisicos para que ocupe y sirva a objetivos politicos muy diferentes. Problematizar la materia de los cuerpos conlleva en primera instancia una pérdida de certidumbre epistemolégica, pero esta pérdida de certidumbre no conlleva nece- sariamente un nihilismo politico como resultado."® Ei cuerpo postulado como anterior a signo es Si bien una deconstruccién de la ma- Serre posttanbo sgnfezzoeorm asia ES8) teri atidac| de los cuerpos suspende y proble- signiicacion operad producir un efectode su pro- Fo procediriento, e cuerpo que sin embargo y| — matiza el referente ontoldgico tradicional del swore sorzen an 37 témino, no congeda, destierra, vuelve intitil | simuitanamente atime descubri como algo que “ a aaa fq | Pocedala significado Si cuspo sifcat ni vacia de significado la utilizacion del ter |r atercr slasigrtcarion ester efoto dele mino; por @ contrario, proporciona |as con- | sgnificaién, entonces & extatus mimético 0 re- A an nee presentaciona dal lengurje, que firma que los diciones para movilizar el significante al | ggnos sun a los everpos como sus necesrios servicio de una produccién alternativa. eae are ge cog traio, es protuctivo, constitutive, uno podria Considérese el mas material de los con- | inciuso argumenter quo os actuenta, en & grado cepts d" sexo” , al queMoniqueWittigila | a ee Seca ma una categoria totalmente politica, y al _ [toda signficaion que Michel Foucault lama una reguladoray “ ficticiaunidad’ . Para ambos tedricos al sexo no describe una materididad previa, sino que produce y regula la inteligibilidad de la materiaidad de |os cuerpos. Para ambos, y de diferentes maneras, la categoria de sexo impone una dualidad y una uniformidad sobre los cuerpos a fin de mantener la sexualidad reproductiva como un orden obligatorio. He argumen- tado en otras ocasiones mas precisanente cémo funciona esto, pero para nuestros propésitos quisiera sugerir que este tipo de categoriza- cién puede ser llamado viclento, forzado y que este ordenamiento y produccién discursivos de los cuerpos de acuerdo con la categoria del sexo es en si misma una violencia material. La violencia de la letra, la violencia de la marca que establece lo que significaré y lo que no, lo que sera y lo que no sera incluido dentro de lo inteligible, toma una significacion politica cuando la letra es la ley o Ia legis'acion de autoridad de lo que sera la materia- lidad del sexo. Pensamiento desarrollado por Ignacio Leweowicz de los afectos? aqué sensibilidades pueden estar configurandose en este modo de hacer con otras? En huigar de construir una forma ideal que se proyecte sobre las cosas, es mejor centrarse en detectar los factores favorables que pueden configurar una situacién. Careciendo del impulso de un imperativo categérico, de lo que debe ser, estableciendo prerrogativas de pertenencia, més que la posibilidad y el compromiso de pensar y ser pensadas con otras, Potencia Tortillera es un término que adquiere una creciente densidad de sentidos por su andar exploratorio, disperso y permeable a las mezclas. No es una marca comercial o una mera inscripcién en una remera.’Es el deseo de una politica radical lesbiana, que registra la historicidad de la contestacién politica. Es dosis concentrada de revulsién frente a Ia normalizacién y asimilacién mediante ia resignificacién y opropiacién del insulto. No es identidad, es articulacién de existencias que encuentran placer en provocar y perturbar el cédigo heteronormativo, desatando a identidad de la corporalidad, desanudando lesbiona de mujer. Es impulso de subjetivacién critica en el régimen politico de la heterosexualidad copitalista. Es intervencién en los territorios de los précticas micropoliticas, la marca de un trazado artesanal del pensamiento politico. No refiere tanto al sujeto soberano que impulsa la ‘adauisicién de derechos como a la sujeta que encorna e! tortillaje guerrero’. No tiene 4 spa aguas qu extn cere por uy. exp seaman cal pos vend lament’ ribuo! evocain de deen ndine" Monique Wiig -Sonde Zi, "arader ora un icon de is amanis” El fortillaje guerrero es nuestra insoripcion poética y politica en los espacios de existencia por los que transitamos. Construimos como lesbianas una narracién autobiogrilica colectiva como forma de (oposicion a le naturalizacién dela heterasexualidad. Asi, nos reapropiamos de la nominatién abyecta de Ta sexualidad femenina, para hacer de ella el higar de una reivindicacidn politica y estética. Como csirategia de contra-poder, invertimos la injuria para descargarla desu energa brutal. El activismo es un ‘campo de experimentacidn, un lugar de produccién de nuevas subjetividades. Dibujamos con nuestra ‘arquitectura corpora, las coordenadas de In condensacin politica de una experiencia vital, de la feivindicacién de Ia sexualidad como espacio de poitizacin. Las lineas de batalla que tzamos desde el :pulso epistémico tort incitan a la posibilidad de ser sujetas de enunciacidn del conocimienta y a la transformacidn del espacio pOblico. En una fecha como e281 es priortario hacer que la normalidad se dé cuenta de que ella misma es tambien una identidad, sélo que es laidentidad dominantey la mas opaca. La noma heteroseaual no se revela de manera explicita, su fuerza reguladara radica en ia afirmacién e imposicién thcita del deseo Tealtimo, Frente a los procesos de normalizacin, mereamtlizavién y despolitizacién como métodos de Estado, el mercado y el capital para volvernos déciles, nos situarnos como disidentes s2xuales que renegamos del diseurso de Ia asimilacion e integracién ‘Nuestras prcticas son ensayos que parten de las experiencias personales y politieas,narradas y convertidas en contestacién politica. Somos lesbians que nos resistimos a ser contadas por otros, con ‘una praxis de deambulr por las Ironteras, siempre difusis y mbviles, entre: lo artistic y fo politico, el énero y lo transgénero, el ser mujer y el ser lesbiana, propiedad mds que el fur de sentidos y contrasentidos. Se carga con los significados de Jas précticas situadas de autoafirmacién de cada una y de todas, no hay universalidad asfixionte. Es un nucleo de posibilidad para practicar la experimentacién. Tiene vocacién herética que erosiona el silencio y la domesticacién. Capta Ja fuerza politica de ciertas modalidades de accién no percibidas en las coordenadas habituales del repertorio de Ia cultura militante. Es un agenciamiento de enunciacién que excita ala “insurreccién de las contra-conductas” *. Quiere sacarle filo @ un proyecto que polemice. Es un laboratorio corpe-politico-emocional en el cual los cuerpos testean colectivamente formas de vidas. ‘A pattir de una idea de procedencia borrosa se fue componiendo este escrito balbuceante con registros diferenciales, herencias feministas, articulacién provisoria de lecturas dispersas e intensidades distmiles, que més que ofrecer certezas pretende estimular, a manera de una cartografia del devenir lesbitortiqueer, las aperturas de lo posible en el campo del activismo lésbico y del feminismo under. Este es un modo de escritura de Potencia Tortiliera, habré otros impetus que le otorguen texturas y tonalidades creativas; sin embargo, en la cicatriz indeleble de la perturbacién esté su vitalidad, Frente a una historia de silencias y borramientos, nuesira tarea es la invenci6n, El torillaje guerrero es una fecién productora de realidad acerca de una posicién politica. Es una cartografia de las estate resistencia ala heterosexvalizacién del género y del cuerpo y un mapa de plataformas futures de accién. Practicando una escritura desafiante, incisiva, contra el lenguaje del amo que domestica las palabras, construimos desde una sensibilidad guerera este artficio tebrica desde el que nos imaginamos y pensamos. Para nasotras, el 2BJ noes un pedida de legalizacin ni de pivilegias ni correccién politica. Es un dia de furia, de gestos de desacato que muestren la ideologia conservadora y heterocentrada del discurso social asi camo la homo/lesbofabia en Ia subjetividad colectiva, Es un dia de rab, para mostrar el régimen ‘excluyente de afecios y placeres producido por la unidad de la patria, a moral cristina y el modelo de familia tradicional. Es otra forma de imaginar el mundo desde todas los lugares agredidas y criminalizados por esta maquinaria neoliberal y globalizante. Es un dia confrontacion desde el dolor y la bronca del silenciamiento, la vergienza, In ignorancia, la degradacién, la impugnacin. Pero, sobre todo, ces un dia de celebracién. de embriaguez por el goce y Ia creatividad; es un dia para imaginar y hacer otro mundo "El objeto del saber, en este caso fa lesbiana. se vuelve agente, a través del andlisis y el desvio de los liscursos y de las tScnicas que lo habian producido como especie a controlar. Bibliografia «Tortie guerrero — volante del 28 de junio ~ trolas del deslerto-esbianas pendencleras- 2006 = Contrabondos queer, Beatriz Preciado Maire Hélene Bourcier, en “Miradas sobre la sexualdad en el arte la literatura del siglo XX en Francia y Espafa. 2001". Universidad de Valencia, Vicente Aliaga comp. «pensar sin Estado. Lo subjetividad en la era de la fluider. Ignacio Lewkowicr. BS AS, Paidés, 2006. = Potencios de la variacién. Entrevista con Maurizio Lazzarato en revista Multitude. 2005, Traduecién al espaol dela Revista “SE cauto", Call, Enero-2005 « Cludodonia y sexuolided en Ia Ciudad de Buenos Aires. Aluminé Moreno. Revista Némadas, N? 24, abril 2006. Universidad Central - Colombic = Soberes_vompiros@Wor, Beatriz Preciado en http://czc-virtual. blogspot.com

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