La educación especial es la rama del Modelo Educativo Bolivariano que se encarga

de la atención sistemática de la población estudiantil con necesidades educativas especiales

y/o discapacidades. Su finalidad es la formación, desarrollo e incorporación plena, de todas
estas personas en los ámbitos educativos, laborales y sociales de la nación.

El Estado Venezolano se encuentre en el deber de garantizar las oportunidades de

ingreso, permanencia, prosecución y culminación de estudios en aquellos ciudadanos que
presenten algunas de las características aludidas. De igual manera, tiene la obligación de
promover un ambiente igualitario entre los estudiantes, asegurando el pleno desarrollo de sus
potenciales, así como también, el ejercicio futuro de sus derechos humanos, la equidad y la
justicia social.

Todo lo anteriormente mencionado, se logra gracias a un esfuerzo mancomunado de

los diversos elementos (familia, institución y comunidad) comprometidos con la integración
e inclusión de estas personas en el sistema educativo y la vida laboral. Términos (integración
e inclusión) que suelen utilizarse como conceptos que comparte un mismo significado, pero
la realidad es otra.

Cuando se habla de integración de un colectivo de personas, por ejemplo, de personas

con alguna discapacidad o necesidad educativa especial, se refiere a que las que presentan
estas particularidades pueden ingresar a un recinto, pero no ser parte activa en las labores que
se llevan a cabo en comparación de las personas que no poseen dichas características. En
esos casos, se destinan espacios exclusivos o tareas diferentes.

La inclusión, en cambio, busca que todas las personas, puedan participar en las tareas
a ejecutar, compartiendo el mismo ámbito de acción. Es decir, se pasa de centrarse en el
individuo que antes era considerado como salido de la norma, a poner el énfasis en el
ambiente, que es el que debe adaptarse a las personas.

Un ejemplo actual de inclusión, es la oportunidad laboral que algunas empresas

pueden brindarle a personas con estas dificultades, de trabajar dentro del mismo ambiente de
los demás empleados. Para esto, es importante realizar entrevistas con el objetivo de conocer
el perfil de la persona, para posteriormente, asignarles actividades acordes a sus
características, destacando que se ejecutan las adaptaciones necesarias en el ámbito laboral
con apoyos y ajustes razonables.

Con un sistema integrador se disfrazan las limitaciones de los alumnos, en cambio en

un sistema inclusivo estas limitaciones se convierten en el punto fuerte del grupo. Lo que se
pretende con la inclusión educativa, es eliminar estas barreras que impiden ser parte activa
del sistema educativo y social.

Realmente, la educación inclusiva es un derecho de todos, ya que no se debe mirar la

diferencia como una limitación que incapacite para poder pertenecer a un grupo, sino que
debe ser vista como un factor de enriquecimiento personal, que genere en las escuelas
conciencia social sobre la situación de cada una de las personas que componen la comunidad
educativa.

En definitiva, la integración no busca la equidad del alumnado, sino tratar las

individualidades de cada estudiante sin que formen totalmente parte de este grupo. Por esta
razón, se debe luchar por la inclusión del estudiantado, es decir, ver al grupo como un
conjunto lleno de diferencias que nos ayudará a enriquecernos como personas.