"ESCOBAR GAVIRIA, Juan Diego - Corrupción de menores y abuso sexual
gravemente ultrajante agravado S/ RECURSO DE CASACION" Legajo: Nº
988/17 SENTENCIA Nº 199 ------------------------------------------------------------------------------ En la Ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre Ríos, a los seis días del mes de agosto del año dos mil diecinueve, se reunieron los Sres. Vocales de la Cámara de Casación de Paraná, a los fines de deliberar y dictar sentencia en la causa Nº1230/18, caratulada "ESCOBAR GAVIRIA, Juan Diego - Corrupción de menores y abuso sexual gravemente ultrajante agravado S/ RECURSO DE CASACION". Habiendo sido oportunamente realizado el sorteo de ley, resultó que los vocales debían emitir su voto en el siguiente orden: Doctores Marcela BADANO, Hugo PEROTTI y Marcela DAVITE. La Sra. Vocal, Dra. MARCELA BADANO dijo: I- Por SENTENCIA de fecha 28/08/2017 (fs. 228/375vta.) emanada del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay (integrado en la oportunidad por Sres. VOCALES Dra. María Angélica PIVAS, Dr. Roberto Javier CADENAS y Dr. Darío Ernesto CRESPO), se resolvió declarar a JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA, AUTOR material y penalmente responsable de los delitos de PROMOCIÓN DE LA CORRUPCIÓN DE MENORES REITERADA (TRES VICTIMAS) AGRAVADA POR LA CONDICIÓN DE GUARDADOR, que concurren realmente entre sí en perjuicio de los menores R.D.R. -primer hecho- A.N.E. -segundo hecho- y de O.J.C. -cuarto hecho-, que a su vez concurren realmente con ABUSO SEXUAL SIMPLE AGRAVADO POR SER COMETIDO POR MINISTRO DE CULTO -tercer hecho- en perjuicio de S.Y.F.F. (art.45, 55, 125 párr. 1º y 3º y 119 párr. 1 y 4 inc. b), del C. P.), y en consecuencia CONDENARLO a la PENA de VEINTICINCO AÑOS DE PRISIÓN de CUMPLIMIENTO EFECTIVO, arts. 5, 9, 40, 41, del C. Penal, con más las accesorias legales del art. 12 de igual cuerpo legal; debiendo cumplir la condena en la Unidad Penal N° 5 de la ciudad de Victoria o en la que oportunamente se determine perteneciente al Servicio Penitenciario Provincial. Se habían imputado al encartado los siguientes hechos: A. PRIMER HECHO -Legajo I.P.P. Nº 1178/16-: "El haber abusado sexualmente en forma reiterada con la finalidad y posibilidad de corromper en el normal desarrollo de la sexualidad del menor R.D.R., de 11 años de edad en la actualidad, nacido el 29/04/2005, en oportunidad de concurrir la víctima a la parroquia San Lucas Evangelista, sita en calle Fray Justo Santa María de Oro de la localidad de Lucas González, departamento Nogoyá, lugar donde el incurso residía y ostentaba el cargo de cura párroco. Lugar al cual la víctima empezó desde hace un tiempo atrás a concurrir a misa, cuando cursaba el quinto grado y luego de un tiempo como monaguillo y a quien junto a otros menores los días viernes y sábados, luego de dar misa el incurso invitaba a mirar televisión, a comer y también dormir, para lo cual les entregaba colchones que los menores utilizaban y acomodaban en el sector del living contiguo a la habitación donde pernoctaba el incurso, procediendo éste de noche a salir de su habitación hacia el sector donde se encontraba la víctima junto a otros menores, a quienes alumbraba con una linterna, luego lo llamaba para que ingresara a su habitación, cerraba la puerta, la que presentaba un mecanismo de cerradura que solo podía abrirse desde adentro y allí procedía abusar sexualmente del menor víctima, a quien primero le pedía que se acostara en la cama existente el lugar, para luego someterlo a manoseos de sus partes íntimas, concretamente introduciendo su mano por debajo de la ropa del niño y procediendo a frotar su miembro viril masculino por aproximadamente 10 minutos, donde luego sin sacarse prenda alguna procedía el incurso a frotar su propio pene delante del menor quien no podía manifestar su negativa por el temor que le infundía, conducta que el incurso ha realizado en varias oportunidades, aproximadamente tres o cuatro veces, con la misma modalidad desde que el menor empezó a quedarse a dormir en la parroquia, lo que según surge del relato del menor víctima tuvo lugar durante el transcurso de este año, aproximadamente 2 o 3 meses atrás desde la denuncia, sin poder precisar fecha exacta pero que ocurrían durante la noche y luego de celebrarse las correspondientes misas. Hechos llevados a cabo por el incurso que ostenta el cargo de párroco en la parroquia y que por las circunstancia descriptas han tenido una calidad e intensidad que revela una aptitud y posibilidad de promover y corromper al menor en el normal desarrollo de su sexualidad.". B. SEGUNDO HECHO: "Diversas conductas contra la integridad sexual de A.N.E., consistentes en tocamientos que en su calidad de Párroco y ostentando la guarda del menor, JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA, realizó en los órganos genitales del denunciante, los que comenzó a efectuar cuando el menor era Monaguillo de la Parroquia dirigida por el imputado y tenía aproximadamente once años de edad año 2009, ocurriendo los primeros hechos en oportunidad de regresar de las misas que se celebraban fuera de la localidad de Lucas González en el automóvil que conducía y, previo disponer que la víctima se ubique en el asiento del acompañante, lo tocaba en sus genitales tanto por encima como por debajo de la ropa, llegando a masturbarlo y provocar que a sus once años de edad el niño eyaculara por primera vez, repitiendo esas conductas en cada viaje que realizaban mientras el menor fue Monaguillo de la Parroquia dirigida por Escobar Gaviria hasta que tuvo dieciséis años de edad, mencionando la víctima que ello sucedió en más de treinta oportunidades. Asimismo, en forma concomitante a ello pero en las dependencias habitadas por el Padre JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA en la Iglesia San Lucas Evangelista de la localidad de Lucas González, el nombrado ESCOBAR GAVIRIA luego de verificar que nadie pueda verlo, recibía al menor en su oficina o habitación y lo saludaba con besos en la boca, los que incluían la introducción de la lengua en las fauces del niño, también le tomaba la mano y se hacía tocar el pene o bien él mismo tocaba los genitales y cola del menor, circunstancias que también repetía aunque haya habido otros menores en el living, aprovechando la distracción de estos mientras jugaban a la play station, computadoras u otros juegos, luego de convocar al denunciante a su oficina particular o dormitorio y cerrar la puerta con distintos mecanismos (llave y cuña de madera, conforme surge de la denuncia), a donde ESCOBAR GAVIRIA hacía sentar al niño E. en su cama, le daba besos en la boca, el cuello, la oreja, le succionaba el pene y los testículos y luego se untaba el ano con vaselina y lo mismo hacía con el miembro genital del menor, para luego subirse encima y efectuar movimientos compatibles con el acto sexual manifestándole en algunas oportunidades que se quería casar con él, para luego volver a succionar el pene del menor y pedirle que eyacule en su boca, panza o testículos, mientras le decía "que rico, que rico". Asimismo, en otras ocasiones, mientras estaban acostados en la cama de su dormitorio, ESCOBAR GAVIRIA se subía sobre la cara del menor e imponía al mismo que le practique sexo oral mientras él hacía lo mismo respecto al niño y en reiteradas oportunidades el incurso se masturbaba delante de él hasta eyacular, mientras le pedía al niño que le diga cosas al oído o lo obligaba a practicarle sexo oral sujetándolo de la cabeza; como así también, en una de las oportunidades que el menor se quedó a dormir, mientras el niño estaba semi dormido, puso vaselina en su ano y comenzó a hacer fuerza para penetrarlo, lo que provocó que el menor se despertara ante el dolor que sintió. Además de lo referido, conforme lo manifestado por el denunciante, al regreso de cada viaje que el Párroco efectuaba a Colombia, le traía de regalo ropa interior que al momento de entregárselas le pedía que se las pruebe delante de él y le muestre cómo le quedaba, manifestándole cuando el menor lo hacía "que lindo culote tenés". Todos hechos llevados a cabo por JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA, en su calidad de Párroco de la mencionada localidad, desde los once a los diecisiete años del denunciante y que por las circunstancias descriptas, modos y el término de su duración, tuvieron entidad suficiente para alterar el normal desarrollo de la sexualidad de la víctima". C. TERCER HECHO: "Se le imputa a JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA que, en día y horario no determinado con exactitud, pero cercano a las vacaciones de invierno del año 2014, abusó sexualmente del denunciante S.Y.F.F., quien por entonces tenía quince años de edad, mediante tocamientos que realizó sin que el menor los haya consentido, por encima de la ropa en la zona de los genitales del menor, frotando con su mano el pene de F. F., previo haber requerido su presencia en las dependencias privadas que el Párroco habitaba en la Iglesia San Lucas Evangelista de la localidad de Lucas González, precisamente en la habitación, luego de lo cual quiso meter su mano por debajo del pantalón del menor, quien reaccionó retirándose del recinto". D. CUARTO HECHO: "El haber abusado sexualmente en forma reiterada, con la posibilidad de corromper el normal desarrollo de la sexualidad del menor O.J.C. (12 años), nacido el día 24/5/2004, lo cual tuvo lugar en diversas oportunidades y de forma similar, cuando el menor concurría a colaborar con tareas relacionadas a las misas que el imputado JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA celebraba en la parroquia San Lucas Evangelista, sita en calle Fray Justo Santa María de Oro de la localidad de Lucas González, departamento Nogoyá, a donde el incurso ostentaba el cargo de cura párroco y residía en la casa parroquial lindante, lugar al que luego de dar misa el incurso invitaba a la víctima y otros menores a quedarse a comer y pernoctar, para lo cual les entregaba colchones que los menores utilizaban y acomodaban en el sector del living contiguo a la habitación del incurso, procediendo éste en horas de la noche a salir de su dormitorio hacia el sector donde se encontraba O.J.C., a quien luego de despertarlo con la luz de una linterna, se acostaba junto a él y le tocaba la cola y el pene, tanto por arriba como por debajo de la ropa, mientras en términos intimidantes le manifestaba que si quería seguir asistiendo a las misas no tenía que decir nada. A dichas conductas ESCOBAR GAVIRIA las realizó estando a cargo de la guarda del menor C. cuando este se quedaba a pernoctar en la mencionada casa parroquial, en forma continua y repetitiva en el contexto de las misas efectuadas los sábados, domingos y días entre semana desde que el menor comenzó a colaborar con el incurso cuando se encontraba cursando el tercer grado de la escuela primaria y por aproximadamente casi cuatro años, lo que por las circunstancias de modo, tiempo y lugar de realización revisten a tal accionar de una aptitud para promover y corromper al menor en el normal desarrollo de su sexualidad." II- Recurrieron en Casación, los Dres. Milton URRUTIA y Maria Alejandra PEREZ en representación de Juan Diego ESCOBAR GAVIRIA (cfr. 405/445). III- En la audiencia fijada oportunamente intervinieron los Dres. Alejandra Pérez y Milton Urrutia; el Fiscal de Coordinación Dr. Jorge Gamal Taleb (en representación del Ministerio Público Fiscal); y el Dr. Mariano Sebastián Navarro (Querellante particular). IV- a) En su escrito recursivo los letrados que representan al encausado Escobar Gaviria en primer lugar refieren a una falta de motivación de la sentencia. En relación a ella denuncian grave violación al derecho de defensa del encausado, en tanto no se han observado las disposiciones contenidas en el art. 62 del CPPER, en las que se faculta al encartado a designar un abogado defensor de su confianza. Refieren que en autos -contrariamente a lo sostenido por la Dra. Pivas-, no obra incorporada constancia del acta de designación del defensor que se le asignara de oficio por el Ministerio Público Fiscal para presenciar la cámara Gesell realizada a R.R.. Ello en franca violación a los arts. 214 y 216 del CPP. Afirman que esta falta de designación de abogado de confianza ha resultado un grave perjuicio para su asistido, por cuento se hubiesen opuesto a la realización del acto, dado que incumplió con los requisitos exigidos por el art. 294 del CPP, por ser realizada la Cámara Gesell por una psiquiatra no especialista en menores y adolescentes, que no fijó ni comunicó puntos de interés para la causa, no asistió al lugar de los hechos y fue realizada con preguntas dirigidas a los niños inductivas, sugestivas y coercitivas, realizadas en forma inadecuada e improcedente, fuera de todas práctica y manual forense; llevando toda la entrevista al niño a responder de manera incriminatoria al sacerdote . Señalan que, contrariamente a lo sostenido por el tribunal, las Cámaras Gesell realizadas a R.R. y J.C., fueron efectuadas desoyendo las prescripciones del Protocolo Interinstitucional de actuación en casos de ASI de la Provincia de Entre Ríos y la resolución del Ministerio Público de la Defensa Nº 044/09, incorporada al protocolo mencionado. Destacan que no se realizaron pericias psicológicas ni psiquiátricas, que no se habían aplicado ningún test para arribar a la conclusión de que los niños fueron abusados, y que el tribunal no se ha expedido sobre este planteo realizado oportunamente por la defensa. Sostienen que por estos motivos, plantearon –en orden a las previsiones del art. 249, 195, 196 y 197 del CPP- la nulidad de las Cámaras Gesell en todas las instancias sucesivas, y que el hecho de haberlas aceptado en el pliego probatorio, es a los fines de mostrar ante el tribunal la ilegalidad con que las mismas fueron realizadas, esto sin perjuicio de que correspondía que los magistrados intervinientes decreten de oficio la nulidad respectiva. Refieren que la sentenciante fundamenta y apoya su sana crítica racional – respecto del primer hecho- citando relatos del menor, transcribiendo las conclusiones de la Dra. Bonzi o las testimoniales de los familiares de la supuesta víctima sin que haya un producido intelectual propio al que haya arribado, que motive su juicio lógico, conforme la normativa vigente. Indican que tampoco la magistrada analiza la prueba rendida en autos conducente a la resolución del caso, en tanto afirma que no le queda dudas -por la espontaneidad del relato en la Cámara Gesell del niño R.-, pero no se detiene en el relato de los otros menores que fueron entrevistados bajo la misma modalidad y manifestaron nunca haber padecido una situación de abuso por parte del encartado. Señalan que también la sentenciante motiva el fallo en prueba no verificada, tal como la acusación de que el encartado tenía imágenes pornográficas en su computadora o las fotos reveladas por criminalística, sin considerar en este último caso que la fiscalía jamás realizó una inspección judicial en el lugar de los hechos ni secuestró el dinero que según las fotos se encontraba en el lugar. Sostienen que la falta de motivación se evidencia aún más relación al hecho del que resultara víctima N.A.E.; que también allí la Dra. Pivas, se limita a transcribir la denuncia de niño, el informe de la Dra. Bonzi, la declaración testimonial del niño, su madre y una serie de testimonios -en relación a los cuales la defensa señaló un sinnúmero de contradicciones y falsedades que no fueron atendidas por la magistrada- sin efectuar una derivación lógica ni un razonamiento ordenado de donde se deduzca que estas testimoniales cimientan la autoría material en el hecho endilgado. Agregan que el tribunal de juicio violó el debido proceso al transgredir las disposiciones del art. 431 del CPP, incorporando el testimonio de S.T., el cual no surgía de la IPP y acuerdo probatorio, siendo luego dicho testimonio considerado como principal prueba de cargo del segundo hecho. Respecto del tercer hecho cometido contra el niño J. C., sostienen que también la magistrada se limita a transcribir testimoniales y la entrevista con la Dra. Bonzi, dándole absoluto crédito al testimonio del menor, que no solo es contradictorio y confuso en sus propios dichos, sino que es totalmente opuesto al relato de R. en cuanto a la forma de llevar a cabo el abuso; que esto fue señalado por la defensa sin recibir respuesta a su planteo. En relación al cuarto hecho, resaltan que la condena se basa solo en la denuncia efectuada por S.J.F.F. tomada por la fiscalía en su domicilio, sin que luego exista ratificación de la misma, ni entrevistas o pericias. Al momento de referirse a la Calificación Legal indican los recurrentes en su escrito que el tribunal se limita a hacer una transcripción de doctrina y jurisprudencia sin explicar cómo llegó a la convicción de que en el caso quedó acreditada la Promoción a la Corrupción. Que hace referencias genéricas sin aplicarlas al caso concreto, lo cual les impide ejercer el derecho de defensa de su asistido, por cuanto no se sustenta en base probatoria. Agregan que nunca fue detentada Guarda alguna por el Sr. Escobar Gaviria, dado que los niños concurrían libremente, las veces y días que quisieran, sabiendo sus padres que los mismos quedaban en el lugar; que el sacerdote no ostentaba la calidad de educador de los niños ni asumía ningún tipo de responsabilidad respecto de los mismos, quienes podían ingresar y salir de la casa parroquial a toda hora. Respecto de los viajes a otras localidades, destacan que eran cortos y que no solo concurría el sacerdote, sino que también iban los monaguillos que quisieran asistir y demás colaboradores de la parroquia. Que todo ello lleva a una conclusión errónea del tribunal que confunde la agravante de ser Ministro de Culto con la de encargado de la educación o guarda, tal como lo contempla el inc. b) del art. 119, y que no fue constatado en la causa. Finalmente peticionan los recurrentes que se aplique correctamente el derecho vigente y se CASE la sentencia de fecha 14/09/2017 en su totalidad, declarándose la nulidad de la misma por Falta de Motivación y la absolución del Sr. Juan Diego Escobar Gaviria.- IV- b) En la audiencia de mejoramiento de recurso, con la palabra la Dra. Ma. Alejandra Pérez, sostuvo que recurrieron la sentencia de condena al imputado Escobar Gaviria, para lograr la nulidad de la misma, la absolución de su pupilo y su inmediata libertad. Expresó que sus agravios en torno a la sentencia de la Dra. Pivas se centran en su falta de motivación, omisión de argumentación, como así también, la calificación legal y monto de la pena. Manifestó que la falta de argumentación se observa a lo largo de toda la sentencia, lo que hay es una transcripción de la prueba y una postura subjetiva de la Dra. Pivas sin correlato con la prueba. No hubo desarrollo de una argumentación, sino un parecer subjetivo, luego de una transcripción de las probanzas. También -dijo- hay una grave violación al derecho de defensa de Escobar Gaviria, aunque la Dra. Pivas explique que sus derechos fueron observados durante todo el proceso. La Defensa mostró que no había sido notificado correctamente de la primera Cámara Gesell, y debió ser notificado para que aporte elementos, designe defensor de su confianza; no hay ni siquiera constancia de designación del Defensor oficial. Desde un inicio, desde la primer Cámara Gesell, se encuentra todo viciado. No coinciden con la Fiscalía, no convalidaron eso porque ante el Dr. Acosta plantearon la nulidad, y la continuaron instando en todas las etapas. Aún de considerarse eso, la rigidez procesal debe ceder ante derechos constitucionales de un todavía inocente. Aunque Pivas no haya considerado esa nulidad, no debió considerar esas probanzas para fundar su sentencia. Por otro lado, la Dra. Pivas afirma que las Cámaras Gesell fueron conforme al protocolo ASI, pero no dice por qué. En las disposiciones del protocolo se dice todo lo contrario a lo que se hizo. Como ya mencionaron, no se protegieron los derechos del imputado, el Defensor de oficio advirtió que Escobar Gaviria no estaba notificado; por otra parte, la Cámara Gesell tampoco fue realizada según resolución 044/09 de la Defensoría, que remite al art. 294 CPPER; y en caso de no cumplir con ello, se permite la nulidad de la misma. Expusieron por qué las Cámaras Gesell no fueron conformes a esa normativa (realizadas por una psiquiatra no especialista en menores, quien no puede analizar los gestos para llegar a concluir si los declarantes estaban o no corrompidos; fue con una sola entrevista de 30 minutos; en el legajo Nº6388, se le consultó al Lic. Bruera, quien dijo que no basta una sola entrevista para saber si alguien tiene síntomas de abuso, sino un mínimo de tres). La Dra. Pivas habla de pericias, pero fueron entrevistas, no se realizaron tests específicos; aunque la profesional diga que la práctica le permitía realizarlas, eso no es así; el protocolo dice que tiene que ser un relato libre, pero aquí las preguntas fueron inductivas; a R. le hizo cambiar las fechas en que iba a la iglesia. Mostraron por qué no cumplía con la normativa, Pivas dijo que estaban conforme al protocolo ASI, pero sin explicar por qué. En el hecho que tuvo como víctima a R., también se hizo una transcripción, concluye que estaba abusado, y toma como base el relato del testigo R.B., que ellos habían advertido que tenía animosidad contra el imputado. Pivas consideró ese testimonio, que la computadora que le llevaron a arreglar tenía visitas a páginas porno, pero esa computadora no se encontró ni hubo remito. Es absurdo que esa prueba se use en contra de Escobar Gaviria. En el hecho de E., también hay transcripción, considera que ha sido abusado, enuncia a Tabares que también había sido incorporado contra el art. 437. Los argumentos de la Defensa no fueron contestados por el Tribunal. Y respecto de C., además de la transcripción, hay diferencia con los otros hechos, aunque la imputación es por hechos del mismo lugar y el mismo tiempo que el de R.. La modalidad que refirieron era distinta, uno habla de que los llamaba con una linterna y otro de que se acostaba en la cama de los niños. Esa diferencia no fue analizada. También surge de los dichos de C. que no miraba porno en la parroquia sino con E., por lo que es una posibilidad haber sido corrompido por su hermano. En cuanto al hecho de F., en los alegatos expresaron que no era correcto considerarlo como una víctima más, ya que en el legajo sólo obraba la denuncia, pero jamás hubo ratificación de firma, no le vio la cara, no fue al debate, no pudieron confrontar su testimonio, y el imputado no pudo participar en la entrevista. Se condena considerando una denuncia que ni siquiera saben si la firmó, que no concurrió porque supuestamente estaba internado pero sin pruebas. Finalmente, en cuanto a la calificación legal, afirmó la Defensa que no hay corrupción; una no especialista no puede advertir la corrupción, ni siquiera el abuso. Tampoco quedó acreditado que Escobar Gaviria fuera guardador. Los niños no iban a visitarlo a él sino que iban a la parroquia, podían entrar y salir cuando quisieran, no estaban bajo su cuidado. En cuanto al cómputo de la pena, no hay desarrollo de la Dra. Pivas al respecto. Solicitaron la nulidad de la sentencia, ya que la solución debe estar fundada, citando jurisprudencia. Consecuentemente, pidieron se declare la absolución e inmediata libertad de Escobar Gaviria. IV- c) A su turno, el Dr. Taleb comenzó celebrando el retorno a las condiciones del diálogo racional que ha hecho la Dra. Pérez, a diferencia del tono descalificador del escrito recursivo. Se ha dicho por ejemplo que la Dra. Pivas es una jueza prevaricadora, porque se limita a transcribir, y cuando no le conviene a su argumentación, omite o tergiversa los dichos y se da un sentido distinto. También se ha dicho que los fundamentos de la Dra. Pivas representan un quebrantamiento grave del Estado de Derecho en Entre Ríos; se habla de daño inusitado, gravedad institucional, etc.; expresiones que han sido reconducidas aquí con argumentos que pueden ser discutidos, aunque no atendidos, porque la sentencia respeta las reglas de la sana crítica racional, y no se ha afectado el Derecho de defensa en ninguna etapa del proceso penal. La IPP se realizó de acuerdo al debido proceso, y se cumplió con la sana crítica al calificar el hecho y fijar la pena. En cuanto al primer agravio, se dice que se afectó el derecho de defensa del imputado, con un discurso inflamado, intentando instalar sin éxito que este proceso ha estado viciado por derechos de asistencia, incorporación de prueba, y por haberse desarrollado la Cámara Gesell en contra de las leyes aplicables y el protocolo ASI. El imputado ha podido designar abogado de su confianza, de acuerdo al art. 120 CPPER, según el cual la oportunidad de designación es al momento de declarar. Los arts. 216 y 294 también se respetaron, sobre la realización de la Cámara Gesell. El art. 294 habla de notificación a las partes, eso se hizo con R.; para el resto de las Cámaras Gesell sí ha tenido la oportunidad de proponer abogados de confianza. Era necesario que se llevara a cabo la Cámara Gesell porque el menor estaba transitando por la etapa de la develación y sufría consecuencias que hacían necesaria la premura. Tampoco estaba realmente individualizado quien podría ser el agresor, sino que había sospechas sobre el autor. Todas estas cuestiones fueron refutadas por la Defensa técnica a la luz de un sistema de nulidades que ya no está vigente, los artículos que se transcribieron en el recurso no son los vigentes ni los aplicables en ese momento. Esas normas fueron modificadas y adaptadas a una visión de la prueba legítima, una concepción más moderna que la de nulidad. En cuanto al art. 197 párrafo final, establece que el juez debe mensurar en una fórmula de ponderación, que tiene mucho de las de A., sobre cómo se deben mensurar intereses contrapuestos. Se debe tener en cuenta el Interés superior del niño, y esto es lo que se valoró al hacer la Cámara Gesell de ese modo. El mismo protocolo establece un plazo máximo de 10 días, y eso fue lo que se valoró en primer lugar. La crítica es abstracta. La propia Defensa ha resaltado la eficacia de ese abogado defensor que participó activamente de ese acto; al reconocerse que ha tenido una buena actuación como defensor, no se puede hablar de afectación a derecho constitucional alguno, y no se explica qué podría haber hecho que no hizo, y cómo se afectó a Escobar Gaviria. No tiene vinculación con la realidad, la sentencia se hizo cargo de la crítica y sostuvo que siempre estuvieron resguardados los derechos del imputado, quien participó del acto. Que no haya acta de designación es un formalismo, cuando la crítica apunta a afectación de derechos constitcionales. Pessoa habla de ilegitimidad de actividad probatoria e imposibilidad de utilizarla, en vinculación con un perjuicio concreto, lo que no ha pasado en este caso. Refirió que de ninguna manera se puede afirmar que la Lic. Bonzi no tiene experiencia. Hace todas las Cámaras Gesell en Victoria y Nogoyá, ha ido a declarar a todas las causas, tiene una sabiduría y vínculo con las víctimas que hacen que su testimonio sea siempre garantía de imparcialidad, no se le ocurriría hacer un informe con información falsa. La crítica es desacertada. En cuanto a la forma de conducir, se dice que coerciona al testigo, que le quiere hacer decir al menor cosas que no quería relatar, todo eso de manera infundada y desacreditadora. En el propio recurso de casación se encuentra la prueba de que las preguntas no fueron indicativas. El relato de R. fue espontáneo. No hay ningún tipo de indicación, las preguntas son abiertas. Lo que hay después es que cuando cuentan un hecho, la especialista pregunta para que profundice en el hecho y brinde detalles, eso es una forma correcta, sin coerción ni sugestión. Es una Cámara Gesell típica de las que lleva adelante la Lic. Bonzi. Se afirmó que Pivas habla de pericias; todo lo contrario, critica el agravio final de la Defensa porque entiende que hay una confusión entre pericia e informe de Cámara Gesell. Cuando valora el testimonio de Bonzi, lo hace como quien llevó adelante la medida y realizó luego el informe. Es el informe de un especialista que vuelca el conocimiento propio de su ciencia respecto de los dichos de un menor víctima. Pivas habla de confusión de la Defensa, la que se observa en el recurso, cuando se dice que no se hizo una pericia al menor. El protocolo habla de que la pericia es de última ratio, debe evitarse si hay otras opciones. Es un argumento defensivo pero sin asidero. La exposición de Bonzi es brillante cuando explica los indicadores que se analizan en estos casos, dando detalles de cada una de las víctimas de autos. Sobre la afectación a las reglas de la sana crítica, por supuesto que hay transcripciones, pero tienen una finalidad muy específica: demostrar de acuerdo a la sana crítica, al confrontar los testimonios con el resto de la prueba, cómo había plena coincidencia de los dichos con las personas que habían escuchado el relato de las víctimas sobre los hechos. Esta transcripción de los elementos probatorios, parece acertado para demostrar la plena coincidencia de elementos probatorios, de fuentes distintas. Contiene también una evaluación crítica de las probanzas, y se hizo un análisis integral. Se ha reconstruido la verdad de lo que ocurrió, no sólo sobre la base de los testimonios. Las víctimas sufrieron una indagación profunda sobre su vida. En estos casos no debe seguir pensándose en delitos de alcoba, al contrario, se hace un desarrollo de pruebas que en otros delitos no se hace. Se llamó al entorno de las víctimas, profesoras, la novia de E., todo lo cual da cuenta de las consecuencias de lo que había sufrido. Se llamaron a declarar a dos psicólogos particulares, todos dieron cuenta de que los relatos eran contestes. La actividad probatoria fue agotada, no hay posibilidad de afirmar que se dejó prueba de lado. Aquí sucede algo que no suele suceder, T. es testigo directo; su juicio oral está pendiente, suspendido por serios traumas. T., dos días antes del juicio, presentó su denuncia, se encontró con E., le dijo que él había visto cómo el imputado lo tocaba, por eso su incorporación es legítima, porque no se conocía antes. Se señalaron contradicciones entre R. y J., pero todos hablan del mismo modus operandi, se juntaban, se quedaban a dormir en la casa del cura, se acostaba con los niños y los tocaba, y luego a veces elegía uno para que duerma con él. Los denunciantes vivieron de manera distinta los hechos, hay distintas maneras de perpetrar los abusos; incluso dos de ellos son hermanos, si hubieran querido mentir se habrían puesto de acuerdo. Recordó un concepto de la doctrina alemana, según el cual se deben formular hipótesis alternativas cero: solo y cuando las hipótesis serias no cierran, es indicio de veracidad. En ese sentido, se preguntó por qué en este caso cinco personas mentirían. La idea de la conspiración política, requiere que cinco menores sean inducidos para afectar al cura; no hay prueba alguna de ello, y es un dislate afirmar que cinco menores se van a prestar a eso, que se tengan que retirar de la localidad donde viven, revictimizados, objetos de marginación social; había un hostigamiento constante, incluso de los medios de comunicación. En cuanto a la calificación legal, hay una confusión sobre la promoción de la corrupción; dicen que es un delito de resultado y no de lesión. Pero la corrupción es de mera actividad, de peligro concreto, y un delito de tendencia. El tipo penal no está redactado como delito de resultado. Lo que prohíbe la norma es promover la corrupción de un menor, es un delito de pura actividad. Jakobs habla de falta de congruencia objetiva subjetiva. Es una pena acabada. Hay un resultado cortado, el sujeto lleva a cabo todos los actos para corromper, si se corrompe efectivamente no importa para el derecho. Hay un desplazamiento, y la figura que atrapa esto es la promoción de la corrupción. Todos los elementos, la guarda también, es una situación de hecho de cuidado. Finalizó solicitando que se confirme la sentencia condenatoria. IV- d) Al momento de brindar aclaraciones, la Dra. Pérez refirió que Bonzi tiene experiencia, pero no el conocimiento específico. Siempre lo va a hacer mal si no tiene el conocimiento. No se rebatió el agravio sobre F., no hay una oposición al planteo de la Defensa. En cuanto a los psicólogos que mencionó el Fiscal, Cardozo dijo que no había encontrado sintomatología de abuso en las sesiones, no coincide con Bonzi. Y la psicóloga de E. no fue porque no se quiso que se releve el secreto profesional. Los relatos coincidentes son opinión del Ministerio Público Fiscal, se deben tratar las contradicciones. Tampoco quieren hacer historia aparte, no plantea hipótesis, solo quieren que se respeten los derechos y garantías de Escobar Gaviria. Habló de las transcripciones, pero no dijo que fueran lo único, y señalaron preguntas indicativas de Bonzi, que hizo que el relato de R. no fuera libre. IV- e) Los Dres. Urrutia y Navarro, invitados a hacerlo, no hicieron uso de la palabra, adhiriendo a lo alegado por la Dra. Pérez y el Dr. Taleb, respectivamente. V.- Así reseñados los agravios de las partes, analizaré la procedencia de los planteos y la racionalidad de la sentencia recaída en las presentes, conforme la función de esta Cámara y sus alcances. La defensa recurre la sentencia acusando, entre otras alegaciones más graves, y que formarán parte de un apartado especial, de su falta de motivación y de una arbitraria valoración de la prueba. Pero parte fundamental de su queja es la Cámara Gessel tomada al menor R. D. R., la que señala, en su escrito, que tanto es: Una prueba tomada sin preservar los derechos de su defendido. Que no le consta que se hubiera designado un defensor, porque no obra acta de designación del Dr. Casas Gerber. Que el nombramiento del defensor de oficio sólo existe en la "febril imaginación de la Dra. Pivas- "en su imaginación virtual quedó acreditado que estaba designado el Sr. Defensor" …- sic- , y, a renglón seguido, sostiene Que, en consecuencia, se ha violado el art. 62 del C.P.P- en tanto establece que desde la primera diligencia practicada con el imputado, la autoridad que intervenga debe anoticiarlo de que goza de la garantía de nombrar un abogado de su confianza; Que, aunque hubiera estado de acuerdo en parte con la actividad desplegada por el defensor, no subsana la ilegalidad con la que se desarrolló el MPF (nombrando un defensor de oficio, al que esta vez, reconoce como existente) Que la Cámara Gesell es un acto definitivo e irreproducible en atención a la no revictimización del menor, por lo que la falta de notificación al defensor -por imperio del 214 del C.P.P.- lo torna nulo. Ha sido incorporada desoyendo el art. 249 del C.P.P. -los medios de prueba sólo tendrán valor si han sido obtenidos por un medio lícito-. Que la falta de designación de un abogado de confianza redundó en un grave perjuicio a su defendido, que se habría opuesto a su realización porque incumplió con los requisitos del art. 294 del C.P.P en tanto: no fue realizada por una especialista en menores y adolescentes, no fijó puntos de interés, no asistió al lugar de los hechos y fue realizada con preguntas dirigidas a los niños, sugestivas, inductivas y coercitivas; Que la defensa planteó la nulidad de la Cámara Gesell ante el Juez de Garantías, y luego en las instancias sucesivas, haciendo reserva del caso federal; Que las aceptó en el acuerdo probatorio, pero lo hizo a los fines de mostrar ante el tribunal la ilegalidad con que las mismas fueron realizadas; Que la sentencia violó los arts. 195/197 del C.P.P. que transcribe, los que le dan la pauta que no correspondía a la defensa subsanar la nulidad sino que el juez de oficio hubiera debido decretarla, y sin embargo la defensa misma solicitó la nulidad de estos hechos "ilegales"; Que el hecho de que el tribunal sostuviera que las Cámaras Gesell se realizaron conforme al CPP era de una gravedad institucional escandalosa, cuestionándose si se vive en la provincia en un verdadero estado de derecho; Que le sorprende que tanto el Ministerio Pupilar como el tribunal expusieran que las cámaras Gessell se realizaron conforme al protocolo interinstitucional de casos ASI de la provincia de Entre Ríos, cuando dicho protocolo expresa que se deberá asegurar el cumplimiento de las garantías procesales de la víctima y el acusado y la preservación de la prueba; Que el tribunal parece desconocer la resolución del Ministerio Público de la Defensa Nro. 044/09, incorporada al protocolo ASI, que instruye a los defensores, sobre el modo de proceder en caso de menores de 16 años víctimas de delitos, y la solicitud de nulidad que deben realizar en caso de que no se procediera de acuerdo al 294 del C.P.P. si lo considerase conveniente a los intereses del niño víctima o testigo Que entonces, no solicita la nulidad por la nulidad misma, sino porque el C.P.P., la resolución Nro. 044/09 y la grave afectación a la defensa en juicio producida lo habilitan; Que una profesional capacitada para tratar con niños, o una especialista en niños, podría contar con las herramientas para interpretar sus gestos y fiabilidad de los relatos, por lo que la transgresión al art. 294 en este punto acarrea un grave perjuicio para su defendido y para la averiguación de la verdad; Que la psiquiatra Bonzi es "confesa" al decir que no ha realizado ni test ni pericias, y que el "ABC" de toda causa de abuso sexual, para arribar a la conclusión de un abuso y promoción a la corrupción, es hacer test de validación, y que no basta una mera entrevista llevada a cabo por una no especialista en niños, dejando de lado la psiquiatría y psicología forense en materia de abuso sexual; Que entonces, para la Sra. Jueza Pivas los test de validación, madurez sexual, personalidad de una supuesta víctima no son necesarios -agregando que basta con el relato en una entrevista con preguntas inductivas para condenar a una persona- Que la jueza llega a la conclusión de la culpabilidad de su defendido partiendo de premisas fuera del mínimo sentido común, y la misma Dra. Pivas en su sentencia transcribe el diálogo mantenido entre la psiquiatra Bonzi (y el niño) en un diálogo sugestivo, partiendo de la culpabilidad de Juan Diego, induciendo al niño a que incriminara a Juan Diego Escobar Gaviria.
VI- a) En primer lugar, se advierte que muchos de los planteos que se
realizan, parten del lugar errado sobre la comprensión y concepto del dispositivo de la Cámara Gessell, por lo que resulta necesario efectuar un repaso sobre su alcance y función, como asimismo sobre la razón subyacente que llevó a que se la indicara en el Código de Procedimientos de la provincia. Esta Cámara ha señalado reiteradamente (cfr. "Rodríguez Flores", "Silva, Héctor Ramón y otro", "Benítez,", "Rondan", y en extenso en "Fernández ..") la razón y la función del dispositivo en cuestión. Así, en "SILVA" (sent. del 03/05/16) decíamos que la Cámara Gesell "tiene como finalidad la protección de los niños y adolescentes menores y pretende garantizar sus derechos de acceso a la justicia, a la par de optimizar las oportunidades de obtención de pruebas válidas dentro del proceso cumpliendo de ese modo con la manda impuesta por la Convención sobre los Derechos del Niño -cfr. Ley 26.061- y colaborando en la idea de instalar una sociedad que reconozca a los niños como sujetos de derecho -cfr. "RONDAN", de esta Cámara de Casación, sent. del 04/11/15-.- Específicamente, en cuanto a las víctimas de delitos sexuales menores de edad -como ya analizó esta Cámara in re "FERNÁNDEZ", sent. del 18/09/14-, el art. 294 vigente establece un sistema de reglas especial, que reconoce al niño como sujeto de derecho. En la práctica esto significa la evolución del acta mecanografiada tomada por un proveyente a la modalidad de Cámara Gesell, que supone que la entrevista la tome un profesional especialista en un ámbito favorable a la comunicación, que se registre en un soporte audiovisual, que en una audiencia previa los interesados hagan saber al entrevistador los puntos que interesan saber acerca del niño y los hechos que se investigan. Esta modalidad probatoria se completa mediante un informe detallado elaborado por el profesional actuante, pudiendo las partes requerirle al Tribunal la comparencia de los profesionales a los fines de aclarar o dar explicaciones sobre su informe y la entrevista. Asimismo, en "RODRÍGUEZ-FLORES" (sent. del 31/08/16), afirmábamos que "lo importante es evitarle (a las niñas y niños) las consecuencias estigmatizantes y las prácticas que puedan hacer revivir situaciones dolorosas o traumáticas a sujetos de derecho especialmente vulnerables, como son los niños y niñas, frente a la justicia penal. Esto se encuentra plasmado en la normativa internacional, y expresamente en las "100 reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad", que incorpora dentro de los beneficiarios de las Reglas a los niños y niñas, aclarando lo que la victimización importa (en su ap. 12)". Y también destacábamos que había sido la tesitura de nuestro STJER, que había destacado al respecto, que "no debe olvidarse que lo que se busca es recuperar la subjetividad del niño "cosificado" y por ello debe buscarse un espacio y trato que permita lograr ese objetivo, lo que no resulta contrario al derecho de Defensa, máxime cuando el propio sicólogo refiere el motivo de esa actividad: “inmediatamente previa al ingreso a la Cámara Gesell con el único objetivo de establecer el vínculo”..." -cfr. "SOSA PIRIZ", STJER, sent. del 29/10/12-. El mismo STJER, in re "TRUPIANO" -sent. del 02/09/13-, sostuvo que "las declaraciones que presten los menores víctimas de hechos como el que nos ocupa durante el proceso penal, no pueden ser sometidas a ritualismos vacuos o excesivos, ya que los operadores judiciales que intervienen en el trámite deben preservar sus intereses como parte desprotegida y víctima para evitar la revictimización que seguramente provoca el evocar las traumáticas experiencias vividas, con afectaciones perdurables de su personalidad, toda vez que estamos frente a una niña que tan solo contaba con siete años cuando comenzaron los asaltos sexuales de parte del ex concubino de su progenitora y por tanto, se debe considerar primordialmente su interés superior, de acuerdo a su diferencia psicofísica en relación con los adultos (cfr. Observación General N° 10, CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, Los derechos del niño en la justicia de menores, del párr. 10, y las "100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad", documento que, precisa-mente, incluye dentro de los grupos vulnerables a los niños y niñas)".- A su vez, leemos -en RIEGELHAUPT, E (comp.) Acceso a la justicia. Vulnerabilidades, vulneraciones y vulnerados. Un mapeo de Entre Ríos y Santa fe. Eduner, Paraná, 2015- que, precisamente, el licenciado que cita la defensa, Maximiliano Bruera, nos ilustra en su artículo "Abuso sexual infantil. Conceptualizaciones y trato diferencial en el proceso penal a los niños, niñas y adolescentes" -pag. 73 y ss. de la obra citada- que la entrevista de Declaración por medio del Dispositivo Cámara Gesell tiene como "(su) objetivo es obtener información precisa y confiable sobre los hechos a través del relato del NNyA. Dicho relato, de ser posible, incluirá una descripción de las circunstancias de tiempo, modo y lugar, conducta del abusador y conducta de la víctima, que podrían dar lugar al supuesto evento abusivo. Se intentará cuidar que esta sea la única vez que este NNy A deba atravesar el dispositivo, en vista de lo álgido de la temática y los efectos emocionales que genera el hecho de tener que hablar y por ende re- editar sucesos vivenciados de alto temor emocional … Si bien, siempre en la singularidad de los sujetos y ateniéndonos al caso individual, podrá haber situaciones en que pueda realizarse una segunda Cámara Gesell". Y, explicando el modo en que se realiza el informe de la valoración del testimonio: "…podrá incluirse en el informe la valoración preliminar del relato. Esta se basa en los siguientes elementos: si el testimonio es consistente, claro, y coherente (con lógica de acuerdo a la edad y a las características socioculturales del NNyA), si es efectuado o no sin contradicciones fundamentales, si presenta detalles contextuales o interaccionales sobre el hecho; si muestra el NNyA un conocimiento sexual inapropiado, si es realizado con lenguaje propio de la edad, si presenta animadversión hacia la persona del denunciado en autos o si aparecen elementos que den cuenta de una posible intimidación o inducción por parte de un adulto…Es necesario recordar que dicha intervención difiere de una pericial forense, ya que no habrá puntos de pericia que contestar, como así también, por ser una sola entrevista, no puede darse un proceso pericial" -la negrita me pertenece-. Y continúa recordando lo que es una relación abusiva, pensando que esas características pueden aplicarse al proceso judicial -sin la idea de lo sexual-, por lo que llama a "bregar por la restitución de la subjetividad y de la abstención de hacer uso de estos NNyA en tanto objeto ( objeto de prueba u objeto de la pericial forense) posicionamiento que apunta a marcar un acto que lo pueda dignificar como ser humano a partir de ser escuchado, en donde sus dichos y derechos tendrán lugar. Estos procedimientos son los considerados como posibilitadores de acceso a la justicia. Ello es así por cuanto no sólo se reconocen y toman en cuenta las características y modalidades de los NNyA, las cuales serán diferentes a las de un adulto, sino también en vista de su reconocimiento se le permitirán condiciones óptimas en pos de su declaración". El licenciado finaliza su artículo indicando que la provincia de Entre Ríos aparece con un posicionamiento progresista en cuanto a la implementación de dispositivos y protocolos que tienden a la implementación de la efectivización de derechos en esta temática, destacando "el protocolo interinstitucional, en el cual el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, el Consejo General de Educación, la policía, el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia, fijaron pautas estandarizadas para los efectores y funcionarios de esas instituciones a la hora de presentar una praxis unívoca ante la sospecha de estar ante un abuso sexual infantil, como modo de intentar evitar la victimización secundaria del NNyA, ante cada denuncia de abuso" -pag. 82-. VI- b) Está claro entonces, que la función del dispositivo, en su modo principal, es evitar la revictimización de los NNyA, cuyos derechos se hallan protegidos por normas internacionales, a cuyo acatamiento la República adhirió por Tratados desde hace ya varias décadas. La conjunción de esta necesidad de protección y el respeto por las garantías del imputado han sido las fuentes del art. 294, del C.P.P., en consonancia con las directrices al respecto, el estado de la situación en los procesos judiciales donde los menores eran víctimas, y una tendencia histórica, fuertemente arraigada, a intervenir sobre los niños de modo iatrogénico, revictimizándolos y vulnerando sus derechos. Al respecto, puede consultarse a Eva Giberti -Abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes. Noveduc, Bs. As., 2016-, en tanto habla del "Backlash", a la incorporación en las diversas legislaciones internacionales acerca de los derechos de los niños y niñas, como reacción negativa y violenta (la traducción sería "reacción en contra" o "contragolpe") ante hechos que sobrepasan la posibilidad de ser tolerados por quienes pierden poder, ante el proceso de visibilización de violencias; y señala a la Convención de los Derechos del Niño Niña y Adolescencia como reductor del espacio de poder y de abusos que los adultos ejercían respecto de niños y niñas -op. cit., pag. 158 y ss..- La revictimización posible del NNyA se traduce, claramente, como una vulneración al principio del interés superior del niño y su derecho a ser escuchado: en la Observación general Nº 14 (2013) sobre el derecho del niño a que su interés superior sea una consideración primordial (artículo 3, párrafo 1, "Comité de los Derechos del niño de las Naciones Unidas") se puede establecer el objetivo del concepto del "Interés superior del niño", y así se lee que el mismo es un concepto triple: a) Un derecho sustantivo: el derecho del niño a que su interés superior sea una consideración primordial que se evalúe y tenga en cuenta al sopesar distintos intereses para tomar una decisión sobre una cuestión debatida, y la garantía de que ese derecho se pondrá en práctica siempre que se tenga que adoptar una decisión que afecte a un niño, a un grupo de niños concreto o genérico o a los niños en general ... es de aplicación directa (aplicabilidad inmediata) y puede invocarse ante los tribunales. b) Un principio jurídico interpretativo fundamental: si una disposición jurídica admite más de una interpretación, se elegirá la interpretación que satisfaga de manera más efectiva el interés superior del niño. Los derechos consagrados en la Convención y sus Protocolos facultativos establecen el marco interpretativo. c) Una norma de procedimiento: siempre que se tenga que tomar una decisión que afecte a un niño en concreto, a un grupo de niños concreto o a los niños en general, el proceso de adopción de decisiones deberá incluir una estimación de las posibles repercusiones (positivas o negativas) de la decisión en el niño o los niños interesados. La evaluación y determinación del interés superior del niño requieren garantías procesales. Además, la justificación de las decisiones debe dejar patente que se ha tenido en cuenta explícitamente ese derecho. En este sentido, los Estados partes deberán explicar cómo se ha respetado este derecho en la decisión, es decir, qué se ha considerado que atendía al interés superior del niño, en qué criterios se ha basado la decisión y cómo se han ponderado los intereses del niño frente a otras consideraciones, ya se trate de cuestiones normativas generales o de casos concretos". Queda claro, conforme a los precedentes y los principios de la normativa nacional e internacional, así como las opiniones de los órganos consultivos que desarrollan la inteligencia que debe dársele a dichos cuerpos legislativos, que nuestra norma doméstica del Código de rito debe ser leída en su correcto alcance y conforme a aquel principio general. No puede darse por vía interpretativa una subversión precisamente, de ese principio: la especialización de quien escucha al niño en el dispositivo, en niñez y adolescencia, es precisamente una disposición puesta para la protección de la escucha, y para que el acceso a la justicia del NNyA no se vea vulnerado: ninguna otra cosa se desprende de las normativas internacionales, en las que el derecho a un trato no revictimizante debe ser interpretado dentro de la misma lógica de la progresiva realización de los derechos humanos. VI- c) En esta idea, merece un párrafo aparte lo que se advierte que ha sucedido con, al menos, otras de las Cámaras Gesell, que amerita que se remitan los testimonios al Ministerio Pupilar en su función tuitiva de los NNyA, conforme lo considere correspondiente, y ante una grave vulneración de sus derechos: luego de que se le tomara la entrevista bajo esa modalidad al menor F.F., quien dijo desconocer todo lo que dijera R. R. (acto que se realizó el 24 de febrero de 2017 con comienzo a las 10:05 hs. de la mañana, constando en el acta que estaban presentes la madre, el representante del Ministerio Pupilar, Dr. Rossi, el fiscal, y los Dres. Urrutia y Temón -fs. 106, primer cuerpo-) otro menor, J.P., de 11 años de edad, le manda al celular que cree que es del menor -pero es de la madre- el siguiente mensaje: "dice el cura que gracias por declarar a favor de él", a escasas horas (aproximadamente, a las 15:00 hs.) Señalo esto porque cabe entonces preguntarse por los deberes de los intervinientes respecto de la información a la que acceden al presenciar el dispositivo que se realiza precisamente para proteger a los niños, posibles víctimas, como es que un menor que no está presente es usado de vehículo con la información, y si esas conductas pueden ser absolutamente impunes y toleradas en la práctica tribunalicia. VI- d) Conforme a todo lo señalado, la supuesta no especialización de la Dra. Bonzi en niñez según un conocimiento específico -que no se determinó, sólo se enunció-, si se hubiera acreditado, sería un motivo de agravio del Ministerio Pupilar, en su caso, que tuvo un rol proactivo y tuitivo en la etapa de la IPP, ampliamente destacable. No se entiende cómo es que la supuesta falta de especialización en niños afectó los derechos del imputado; en cuanto a la capacidad de realizar el interrogatorio la profesional declaró ampliamente en juicio, explicando cómo es que llega a su informe sobre R. D. R., y los criterios de SVA que aplicara. Al respecto, tratándose de una profesional que realiza su labor en una ciencia ajena al derecho, considero que sus explicaciones, delante de las partes, y que han sido valoradas por el tribunal de juicio, han permitido controlar la validez científica y la corrección del método que aplicara, esto es, la fiabilidad científica del procedimiento usado. Al respecto, puede leerse el artículo "Análisis de la validez de las declaraciones" -de Günther Köhnken, Antonio Manzanero y Teresa Scott, en Anuario de Psicología Jurídica, Nº25, 2015, p.13-19-, sobre la aplicabilidad y limitaciones de uno de los procedimientos más empleados para analizar la credibilidad de un testimonio, el SVA, expresado por la Dra. Bonzi en su testimonial, y cotejar sus alcances con lo que expresa que evaluó en sus informes. La Vocal que comandó el acuerdo valoró expresamente que la profesional Bonzi cumplió con los criterios para decir que un discurso era fiable, veraz, no influenciado por terceros: que en los criterios del SVA se comienza con la previa y se culmina con la Cámara Gesell, se evalúa la madurez intelectual y emocional del niño; si es un chico sugestionado o influenciado por terceros y la motivación del mismo al declarar, si es algo personal que lo lleva a develar, si hay un discurso impuesto por un tercero; criterios que se van sumando y donde no detectó falsos negativos. La Cámara de R. cumplió con esos criterios y por eso ella informó, dijo en el juicio. Por otra parte, y relacionado con el mismo punto, no puede atenderse al agravio que señala que el punto fundamental en materia forense en los casos de abuso sexual es que se le realice una pericia a la víctima, en tanto "test de validación", "personalidad de la víctima", "madurez sexual", si el significado que quiere darse es el de una pericia que indague su subjetividad y personalidad. El alcance del dispositivo de Cámara Gesell es el señalado, con sus funciones claras; en el cumplimiento de la normativa dispuesta, no puede interpretarse la modalidad como una indagación al niño en forma simétrica a una pericia psiquiátrica psicológica dispuesta judicialmente ante extremos que declaren su necesidad -vgr. como sería el caso de advertirse psicosis, delirios, o enfermedades mentales en denunciante o imputado-. Por eso, las alegaciones de la insuficiencia de una sola entrevista, de la falta de test, pericias, etc. no pueden tener cabida aquí: otro es el significado de esta especial toma de testimonios en un niño pequeño, de 11 años, ni sorprende que la Dra. Bonzi así lo explique en el juicio, entendiéndose válidamente sus expresiones como ilustraciones, no como confesiones de una mala praxis. VI- e) Relacionado a estos alcances, se encuentra la normativa que señala el defensor, la Resolución Nro. 044 del Ministerio Público de la Defensa. La misma, es una directiva de quien está a cargo de los funcionarios de la Defensa, está dictada dentro de su ámbito de incumbencia, y conforme a las buenas prácticas y la organización de ese Ministerio. El pedido de nulidad que ordena solicitar a los defensores oficiales - funcionarios públicos-, tiene por objeto precisamente velar por la protección del niño o niña víctima, y se enmarca dentro del funcionamiento del protocolo. Aunque debería ser vano, es necesario aclararlo, por cuanto se señala un desconocimiento por parte del Tribunal de una norma que parece el letrado considerar aplicable, y alega "gravedad institucional", a la vez que disfuncionamiento del Estado de Derecho en la provincia, por no cumplirse con el protocolo ASI. Conviene entonces, recordar qué es un protocolo, y qué es aquella norma. Así, en la misma compilación de acceso a la justicia, en el artículo "Acerca de los protocolos", Cazzaniga, Beade y Uranga nos refieren, luego de analizar qué rol tienen los bagajes instrumentales que mediatizan las intervenciones institucionales -que implican siempre una posición epistemológica-, que los protocolos definen instrumentos estandarizados que pretenden homologar las prácticas - institucionales, interinstitucionales, profesionales, entre otras- frente a determinados acontecimientos, exponiendo las acciones a llevar adelante, los agentes involucrados, las instituciones intervinientes. La Resolución 044 del Ministerio de la Defensa, que instruye a los defensores, ordena unificar sus prácticas en ese sentido y van a ellos dirigidas: el punto, sobre el que no debiera detenerme, cobra importancia cuando advierto que es usado para formular otra acusación contra el tribunal, de modo liviano y desconociendo normas básicas y sus alcances. VI- f) Con relación al nombramiento de un abogado que representara los intereses del imputado, controlara el dispositivo y velara por sus intereses, se dan varias cuestiones y afirmaciones contradictorias por parte de la Defensa. En primer lugar, la Cámara Gesell, tomada a R.D.R., fue parte del acuerdo probatorio en la remisión a juicio, habiendo intervenido los mismos defensores desde el momento mismo de la imputación a Escobar Gaviria, el 2/11/16. A pesar de dicho acuerdo, la Defensa quebrantó sistemáticamente el pacto firmado ante un juez de garantías: acordó que fuera como prueba al juicio pero luego desconoció su validez, indicando primero, como se puede observar en el soporte fílmico de la audiencia, del 22/08/17, que había sido tomado sin defensor, porque no había acta de designación; que la firma obrante en el acta era del Ministerio Pupilar. Luego, en el escrito casatorio, que si bien estaba el defensor oficial no había razones para eludir la norma que indica que desde la primera diligencia con el imputado éste tendrá derecho a nombrar un abogado de su confianza -como efectivamente hizo, nombrando a los abogados Urrutia y Temón el día siguiente de la primer Cámara Gesell, cuando fuera imputado, el 2/11/16-, obrando, además, en todas las actas de toma de Cámara Gesell posteriores, la intervención de dichos defensores, sin que conste oposición alguna a la entrevista por parte de la Dra. Bonzi, por considerarla inidónea (al punto que su falta de especialización anularía la prueba, como alegan reiteradamente en el recurso).- Es decir, indicaron que no existe acta de designación de defensor, aunque a renglón seguido aceptan su comparencia -no rearguyen de falsedad el acta en el que consta con las firmas de varios funcionarios, la toma de la Cámara Gessel en presencia del defensor Casas Gerber, ni denuncian a los funcionarios-, para virar en el agravio de que no se había tomado con presencia del defensor de confianza del imputado -que todavía no lo estaba-. El Tribunal de juicio resolvió no hacerles lugar. Luego, en el recurso, citan artículos derogados sobre nulidades, presuponen la característica de irreproducible de la Cámara Gesell, no ahorran acusaciones a los jueces, sindican ya no invalideces sino ilegalidades -sin realizar las denuncias correspondientes-; señalan que tanto los ministerios público como pupilar y el tribunal de juicio no custodiaron el debido proceso sino que hicieron lo que quisieron y quisieron lo que hicieron en grave violación a los derechos constitucionales de un ciudadano inocente en búsqueda de un resultado condenatorio, arrogando a los funcionarios y a los jueces naturales del proceso, delitos graves, sin mencionar siquiera si obraron conforme a los carriles correspondientes que los obliga como auxiliares de justicia que son, a realizar las denuncias pertinentes. Se advierte que faltan así a los deberes de lealtad enunciados en el art. 136 del C.P.P., pilar básico del sistema acusatorio, y del fair play entre las partes, indispensable para el funcionamiento del proceso y que están obligados a respetar. Recordemos que el proceso penal se encuentra legislado en nuestra provincia basados en los principios de buena fe de las partes. Asimismo, se ha faltado al decoro y al respeto que se le debe tener el Tribunal Sin perjuicio de todo esto, conforme he venido realizando el desarrollo, la prueba en cuestión no se ha tomado vulnerando ninguna garantía; la actividad por fuera de las reglas de juego de la defensa no tiene justificativo alguno y deberán remitirse los testimonios conforme el citado artículo, al organismo de la matrícula, dada las faltas a esos deberes demostradas en toda su actuación en el proceso. VII) Examen de la sentencia respecto de la valoración de la prueba en los hechos en los que se imputara a Juan Diego Escobar Gaviria como perpetrados en contra de R. D. R.. Leída en su completud la sentencia, en función de la revisión de su racionalidad y escuchados los testimonios que, además, se reproducen en ella, como la misma Cámara Gessell que se ha tomado con el menor R. R., puedo advertir al contrario de lo que afirma el recurrente, que la Sra. Jueza que comanda el acuerdo -al que se arribara por unanimidad-, no ha hecho una valoración aparente de la prueba, como lo sostienen los defensores, ni se ha limitado a una trascripción, sino que ha sopesado la prueba que tenía ante sí, y su concordancia. Hemos realizado consideraciones amplias respecto del modo de valorar la prueba y la lectura crítica que debe hacerse respecto de los autores procesalistas que han escrito sobre el punto. Así, en "WAGNER", entendíamos que debe atenderse "a lo que los autores contemporáneos han desarrollado acerca del modo de valoración de la prueba, de sus divisiones, y de los distintos sistemas legales que establecen cómo es que debe formar su resolución el juez, abogando por una concepción racionalista de la prueba que, en el caso de un sistema de derecho procesal que intente llegar a soluciones justas (lo que no necesariamente ocurre en los sistemas que buscan solucionar controversias), tendrán como requisito ineludible, como fin, establecer la verdad de lo sucedido. Verdades relativas, como bien señala Taruffo, puesto que las absolutas "son patrimonio exclusivo de alguna metafísica o religión integrista" -TARUFFO, M. "Consideraciones sobre prueba y motivación", en TARUFFO (y otros). Consideraciones sobre la prueba judicial. Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 28-. En ese artículo, el filósofo italiano, a la vez que indica que encontrar la verdad de lo sucedido es inescindible como fin en los sistemas que consideran que la función del proceso es encontrar decisiones justas (sistema que considera el único compatible con la concepción democrática de administración de justicia), y realiza apreciaciones importantes respecto de la comprobación de la verdad de los hechos relevantes. A su vez, repasa la opción por la racionalidad de la prueba, por la necesaria plenitud de la motivación de las sentencias, lo que implica, entre otras cuestiones, que el juez explique por qué valora de tal modo las pruebas -vgr., por qué considera creíble o no a un testigo-, o que, según qué inferencias entendió que cierto indicio llevaba a una determinada conclusión relativa a un hecho de la causa. También, que ello implica valorar toda la prueba y el contexto en el que se produce, y que el sistema de libre valoración de la prueba es por excelencia, el sistema de meritación de prueba armónico y compatible con la búsqueda de este fin del proceso y con la opción racional. El sistema de la íntima convicción, señala el autor, estará reñido con la presuposición de esos fines, toda vez que es difícil pensar en un discurso justificativo racional del juez cuando ha tomado su decisión por misteriosas cuestiones subjetivas. Otro tanto ocurrirá con el sistema de la prueba legal o tasada: "…un ordenamiento que aún prevea reglas de prueba legal -y en la medida en que lo haga- no adopta una concepción racional de la decisión, ya que reemplaza la valoración posiblemente racional de la prueba que el juez podría realizar en un caso concreto por una determinación general y abstracta llevada a cabo por el legislador" -op. cit., p.20-". A su vez, en "BENITEZ (y otros)" -sent. del 02/05/2018- citábamos lo dicho por Jordi Beltrán Ferrer, en "Derecho a la prueba y a la racionalidad de las decisiones" -en Jueces para la democracia, Nº 47, 2003, págs. 27/34-, a propósito de definir por qué se ha entendido el derecho a la prueba -"right to proof"-, como una especificación del derecho de defensa, indica que "debe sostenerse una concepción racionalista de la prueba, que rechace la vinculación entre prueba y convencimiento puramente psicológico del juez, y que la decisión judicial, para ser racional, debe tener como requisito mínimo, que se base en razones que la justifiquen sobre la base de algún criterio intersubjetivo. Sólo de este modo, es posible precisamente el control intersubjetivo, esto es, de racionalidad. Dentro de este derecho a la prueba, señala el derecho a que las pruebas se valoren racionalmente, tomando todas en consideración y valorándose individual y conjuntamente; esta valoración es la que, a su vez, deberá estar justificada".- Asimismo, en "YABRAN" (sent. del 12/04/17), citábamos al mismo autor Jordi Ferrer Beltrán (cfr. La valoración racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid, 2007), en tanto señala que los elementos que integran el derecho a la prueba, pueden dividirse en tres: 1- derecho a utilizar todas las pruebas de las que se dispone, 2- a que las pruebas sean practicadas en el proceso, y 3- derecho a que las pruebas sean racionalmente valoradas. Detalla respecto de este último elemento, que la exigencia de valoración racional de las pruebas puede descomponerse, a su vez, en dos elementos: que las pruebas admitidas y practicadas sean tomadas en consideración a los efectos de justificar la decisión que se adopte y que la valoración de las pruebas sea racional. La segunda exigencia es que esa valoración sea racional: "sólo así podrá entenderse que se respeta el derecho de las partes a probar, a producir un determinado resultado probatorio que sirva de fundamento a sus pretensiones", y solo así, si se garantiza que los hechos probados a los que se aplicará el derecho fueron obtenidos racionalmente a partir de los elementos de juicio aportados al proceso, puede garantizarse también un nivel mínimamente aceptable de seguridad jurídica. La idea de la necesidad de entender la valoración de la prueba en su conjunto, y, por ende, de valorar los indicios en su concordancia y gravedad en relación a lo que se pretende probar, nos confronta con la idea que subyace en el encono o ensalzamiento de la Cámara Gesell, por la que parece querer volverse colar el sistema de convicción de la prueba tasada, que le da preeminencia a una prueba sobre otra, dándole una figura estelar a una de ellas. Tal vez por el modo de producir el dispositivo, por la particular forma de tomar la testimonial a un menor víctima -operada por un especialista de ciencia ajena al derecho- se le quiere dar, sin decirlo abiertamente, un status de prueba plena a la Cámara Gesell que parecería, erróneamente, tener más peso que otros elementos, que deben tomarse y ponderarse de manera concordante, en orden a determinar lo sucedido. Sin embargo, si nos posicionamos epistémicamente en las limitaciones que la modalidad tiene, y en la especial situación asimétrica y de vulnerabilidad que tiene un niño o niña allí, en tanto puede esbozar que sus derechos fueron, en su caso, vulnerados (lo que no alcanza a comprender del todo, en tanto el quebrantamiento de los derechos como parte de un colectivo se percibe por el individuo porque pertenece al mismo y se puede reconocer en los otros, lo que es harto difícil en el caso de los menores abusados, porque usualmente quien funciona como el otro por excelencia, como autoridad, es el perpetrador), el pretendido protagonismo que se le quiere dar, y la idea de prueba dirimente, se desvanecen. Si nos preguntamos ¿qué es lo que ha cambiado desde que existe la modalidad?, nos podremos acercar fácilmente a la respuesta de que no hay más niños mintiendo compulsivamente, inducidos por adultos, o por profesionales, sino que hay menos posibilidad de lograr un silencio por medio del aprovechamiento de la asimetría o de re-intimidarlos, como acontecía otrora en algunos juicios en los que se obligaba a declarar al menor delante del imputado, tribunal, partes, etc. Y la prueba en la Cámara Gesell, como valor, ante los jueces, no es más que eso, una testimonial operada por un experto, cuyos extremos deberán ser analizados como las otras. Y como otras, y como tantas, las pruebas tienen que valorarse analíticamente, en su contexto, conforme a inferencias racionales y conforme a la posibilidad de ocurrencia de los datos que nos traen. Lo que ocurre con la Cámara Gesell y el desvío de su comprensión, y su lugar procesal, es analizado en la causa, por el tribunal de juicio, cuando rechaza el mismo planteo nulificante que realiza la defensa respecto de la Cámara Gesell tomada al niño R.. Al contrario de lo que se aduce, vemos aquí que la Sra. Vocal del primer voto analiza los hechos que se le imputaran a Escobar Gaviria como cometidos contra el monaguillo R.R., y entiende que se encuentran acreditados, tanto por la Cámara Gesell (donde el menor relata lo que le sucediera con el imputado atendiendo a que detalla los hechos con espontaneidad y dramatismo), como por toda la otra prueba que obra agregada el respecto. Si bien transcribe la Cámara Gesell, y sus extremos que pueden apreciarse también en el soporte fílmico, el análisis que realiza es global. La defensa se agravia de esto, indicando que el relato del menor fue realizado a raíz de preguntas sugestivas que le habría hecho la psiquiatra a cargo de la entrevista, la Dra. Bonzi, transcribiendo también, esta vez, parte de la prueba, en especial las preguntas realizadas por la psiquiatra después que el niño relatara los hechos. Sin embargo, el tribunal tiene en cuenta en especial, el relato espontáneo que realiza el niño: que iba a misa y se quedaba a dormir, que le preguntaba a su madre, y que por las noches el imputado lo alumbraba con una linterna, lo llamaba a su pieza y lo comenzaba a toquetear. Este relato, que se aprecia espontáneo, en el que señala los nombres de sus otros compañeros, es valorado íntegramente por la Sra. Vocal del primer voto, a la vez que el contexto en el que se realiza: un contexto de mucho miedo hacia el perpetrador, apreciando la jueza que debió recibir asistencia psicológica por la fuerte presión ante la que se encontraba. Valora además que el relato de los abusos se lo contó por primera vez a un amigo, J.D.L.V., y que sus dichos encuentran plena corroboración con los dichos de su madre, Silvia Muñoz. Ese miedo es expresado por el niño de 11 años, y así lo señala el Tribunal: tenía miedo a que lo retaran, a que no le creyeran, a decirle a su familia, porque empezaba un lío, miedo al pueblo, porque "casi todo Lucas González está del lado de él y de nosotros casi nadie"; y pondera la credibilidad de ese miedo, así como lo atinado del sentimiento del menor: quedó revelado en las testimoniales tomadas que el pueblo de Lucas González estaba dividido luego de que tomaran conocimiento de las denuncias realizadas contra el cura. A la vez que los dichos del menor, la jueza valora lo que la psiquiatra del Equipo Técnico Interdisciplinario del fuero de Menores y Familia de Tribyunales de Nogoyá, Dra. Diana Bonzi, informara: que el menor presentaba un discurso coherente, que las respuestas continuaban con la directriz de la temática, sus manifestaciones de afectación emocional, y que el menor da cuenta de haber vivenciado situaciones psicotraumatizantes sexualizadas impuestas por un tercero, al que no pudo manifestarle su negativa en virtud de su preeminencia física, y fundamentalmente el amedrentamiento e importante temor generado por el mismo. La solvencia de la profesional y la amplitud de las respuestas dadas en el plenario, también fueron señaladas por el tribunal en la sentencia, como toda su explicación y los criterios de validación que utilizó para evaluar al menor, que le relató al tribunal que el discurso era fiable, veraz, no influenciado por terceros, atendiendo a la suma de criterios que explicó. También que existía una relación de dominio, y que uno de los criterios de validez es que tenga un conocimiento sexual prematura para su edad. La psiquiatra explicó a la vez, en qué consistía el proceso de develación. Pero no se detuvo allí la valoración de la prueba, no conforma su convicción por intuición o dándole un status a la Cámara Gesell que no debe tener, conforme los criterios arriba señalados: confronta los criterios de validez de la declaración del menor, con los dichos de la madre, Silvia Muñoz, y los de su padre, Oliverio Muñoz, que ratifican en todo lo que el niño relata. La madre de R. explicó largamente ante el Tribunal los pasos por los que pasaron ante la develación de su hijo, la incredulidad inicial de su marido, la figura importante, protectora y de autoridad, casi salvadora, que tenía el sacerdote en su familia, y todo ello, lo que dice en la denuncia y lo que dice en su testimonial, fue valorado en la sentencia; que era lo que había hecho enseguida -irse a la casa de la madre del amigo al que le había contado, J.-, y contarle; que el martes se fue a hablar con las maestras del niño, y más tarde con el psicólogo, que le dice que lo que declara el niño era real. La madre aporta los signos que veía en el niño: gritón, enojado, cuando volvía de estar en la casa parroquial. A su vez, pondera el contexto de vulnerabilidad inicial que relata el padre del niño, O.R., que ratificó la denuncia de su esposa, dando detalles. Ponderó la jueza asimismo, la prevalencia de Escobar Gaviria en el contexto de vulnerabilidad en el que se hallaba la familia R., que tenía dependencia espiritual con el mismo, luego de haber pasado por una tragedia, dado que Oliverio R. había protagonizado un homicidio culposo, que había costado vidas: les prestó dinero, y lo dejó realizar allí las 40 horas mensuales impuestas por la probation. Este contexto es valorado por la jueza como de selección de medios y de modo de llevar adelante el cometido: el imputado elegía dentro de un grupo vulnerable, al más vulnerable de todos -al niño que tenía una familia en problemas-, y que así eligió a R., que venía de ser entregado por la persona en quien ellos más confiaban, porque los había sacado de una situación de sumo dolor, lo que el imputado aprovechó, diciéndoles que les mandara al hijo para que no pasara por los difíciles momentos por los que estaba viviendo la familia. También ponderó la jueza que al primero que le contó el menor lo sucedido con el cura, fue a su compañero J.D.L., que contó lo mismo ante la Cámara Gesell y que presentaba un relato fluido y espontáneo, según los dichos de la psiquiatra Bonzi. El relato de este niño, que además aporta que R. estaba triste, con miedo, y que él le dijo que se lo contara a la mamá, resulta un extremo importante para la jueza, quien valora lo que dice el testigo respecto al episodio de la descontención absoluta de R. al realizar un fogón cuando fueron de viaje a Rosario, cuando hicieron la actividad del árbol de la vida, contando que R. "lloraba feo" no de felicidad, invitando en la sentencia a confrontar el DVD que contiene su Cámara Gesell. También sopesa la jueza la reacción del amigo, de la madre; la necesidad de los incentivos que se necesitarían para salir de este contexto de miedo, y cómo R. es incentivado por su amigo para que le cuente a la madre, y su madre es incentivada por la madre de este amigo para que hiciera la denuncia. También tiene en cuenta especialmente, como muy importante, el pronto accionar de las autoridades del colegio al que acudía R.: la docente Araceli Varliero, que declaró en el debate, realiza una nota a las autoridades, corrobora los mismos dichos del alumno, y las autoridades se presentan ante el Ministerio Pupilar que realiza la denuncia. Considera la prueba de las declaraciones de las docentes, Varliero y Herlein, indicando que el relato de R. a Araceli Varliero es exactamente el mismo que le había hecho a la madre, y la relación entre lo que declara esta docente sobre el fogón en Rosario y lo que aporta el niño De L.; también, el bajo rendimiento escolar en el último semestre de 2016, es indicado por esta docente. A su vez, la jueza tiene en cuenta lo que dice el psicólogo que atendió a R., Mario Cardozo, el 26 de octubre de 2016, a solicitud de su madre: relevado del secreto profesional, el psicólogo dijo que la situación vivenciada por el niño fue de característica sexual de abuso en el cual se manifestó más que nada una escena de representación abusiva de carácter sexual: que R. en su exposición, le narró escenas de seducción y tocamientos de características sexuales, y que el autor era el párroco de Lucas González. Concluyó la Vocal, en su ponderación, analizando correctamente el contexto de vulnerabilidad en el que se dan este tipo de delitos, y contrastando el contexto en el que se verifica la prueba: que la familia R. M. no tenía ningún interés en mentir ni perjudicar al sacerdote; analiza el lenguaje corporal de los padres dados en el juicio -que se puede apreciar en el DVD; analiza asimismo los motivos de los movimientos del cura, la seducción que todos señalan ejercía sobre los niños, y que todo lo que dice el niño se corrobora con la otra prueba objetiva colectada en autos: las fotos, el croquis, las dependencias contiguas a la parroquia que ocupaba el imputado, concluyendo que R. R. no mintió ni nunca lo hizo, de manera correcta. También que le quedaba claro que detentaba la guarda del menor, y el rol tuitivo del sacerdote, cuando realizó los actos corruptivos hacia el niño. Es decir, que todos los elementos que valora la jueza exceden el acotado margen de las preguntas supuestamente inductivas de la psiquiatra, que, por otra parte, estimo, no tienen esa calidad, de ningún modo. El relato del menor, que se repite en el tiempo, se extiende hacia su entorno; la supuesta conspiración de tantos, es insostenible. Lo acontecido se sostiene como veraz en la relación circular de quienes ratifican al niño en tiempo y en dichos: todo su entorno, su mejor amigo, su docente, su psicólogo, sus padres, sus síntomas, y finalmente, sus dichos en Cámara Gesell ante una psiquiatra que explica solventemente cómo procede en sus informes, y por qué su relato resulta creíble, es lo que forma el convencimiento del Tribunal de que los hechos sucedieron conforme fueran imputados. Y no una sola prueba, como pretende la Defensa, entre otras acusaciones. VIII- Valoración de la prueba respecto de los hechos perpetrados contra A. N. E.. La Defensa se agravia aquí porque entiende que el Tribunal de juicio sólo se limita a transcribir la prueba y porque no se han descartado el sinnúmero de falsedades y contradicciones que ellos habían apuntado en el juicio, como asimismo señala que el testimonio de S. Tavares, incluido en el juicio, resulta una prueba que se introdujo ilegalmente en el debate. Si bien la sentencia en este punto resulta larga y extensa, dado que se transcribe todo lo que los testigos han dicho, el Tribunal ha encontrado que no hay dudas sobre los abusos perpetrados contra el menor A. E., por parte de Escobar Gaviria, realizados desde que el menor tenía once años, y que se prolongaron en el tiempo, en parte en los viajes que hacía fuera de Lucas González en oportunidad de celebrar misas, y que consistieran en tocamientos, masturbaciones, besos en la boca, hacerse tocar él, realizarle o hacerse realizar sexo oral, en su oficina o habitación, intentar hacerse penetrar, intentar penetrarlo al menor, etc., todos hechos realizados desde los 11 a los 17 años, trayéndole de regalo ropa interior cuando regresaba de Colombia. Además de ponderar su denuncia, el Tribunal pondera por qué E. se decidió a hablar: porque creía en lo que contaba R.; pondera el informe de la psiquiatra Diana Bonzi sobre la entrevista que mantuvo con el joven E., de quien dice, tiene un discurso coherente, sin alteraciones en el curso del pensamiento, ni en la percepción, el momento de angustia con el que rememora lo manifestado en sede judicial; el pudor desplegado en su relato, la desconexión afectiva, el desdoblamiento psico emocional, e identificación de puntos nexo-negativo, en tanto refiere a uno de sus hermanos y una develación de su situación similar a la vivenciada por parte de un tercero, situaciones que le permiten develar su propia historia. También pondera la testimonial brindada en el juicio, donde fue ampliamente interrogado por la Defensa, conforme se puede apreciar en el DVD que obra en la causa, y las testimoniales de la madre del menor, cuyo hijo J. C. también aparece como víctima. Indica el Tribunal con acierto que su relato aparece como fidedigno, al punto que cuando empieza la causa por denuncia de R., le preguntó a sus hijos si esto podía ser verdad y lo negaron; y luego, a la semana, cuando A. leyó una nota de la madre de R., se enojó ; cuando volvió de trabajar, le dijo que había mentido con respecto al cura, y entonces ella no dudó, vio sus ojos, se pusieron a llorar y se abrazaron. Valora el Tribunal todo su relato, y el de su esposo, Marcos Raúl Ercilio C., padre de J., que, se lee, encastra perfectamente con lo que dice A. y con lo que dice su esposa. También indicó el Tribunal que abonaba lo expuesto lo dicho por Teresa Leonor Rosenberger, ex suegra de E., que cuando se entera de lo sucedido con A., le pregunta a su hija, quien ya no estaba en pareja con él, y esta le dice que el cura debía estar preso; habla entonces con A. y éste le cuenta que lo del cura era verdad, que lo había abusado; lo que dice que le dijo A., coincide con lo que efectivamente dice A. en el juicio y en la denuncia. Merita el Tribunal también lo dicho por la exnovia de A., Jacqueline Mailen Rearte, que explicó que no podía tener relaciones sexuales con él, que era muy duro, y que entonces hablan: A. le cuenta que había sido abusado por el cura apenas empezaban la relación, dando detalles. Asimismo, tiene en cuenta lo dicho por el testigo S. A. M.T., en tanto que explica que supo que tiempo atrás A. había sido abusado pero que no quería hablar porque eso también le pasaba a él; que había visto muchas veces como le pasaba a A., cuando viajaban, pero que él se hacía el dormido; y que por el espejo del medio el cura miraba para atrás para ver si los demás estaban dormidos; que el que iba adelante ligaba, como le había pasado a él. La incorporación de este testigo es señalada por la Defensa como que ha sido introducida ilegalmente. Sin embargo, analizado el juicio, se puede apreciar, en el soporte fílmico, que en la audiencia del 22/08/17, el testigo fue ofrecido por la Fiscalía como cuestión preliminar, dado que hacía días había concurrido a denunciar un abuso contra el imputado, por lo que no sabían de su existencia; la Defensa se opuso indicando que su admisión violentaría el debido proceso y la defensa en juicio, y el Tribunal por unanimidad resolvió hacerle lugar a la petición de escuchar el testigo. La posibilidad de ofrecer testigos que fueran recientemente conocidos por las partes, la oposición de ellas, y la ponderación de su pertinencia por parte del Tribunal, son extremos previstos en nuestra legislación; si bien la Defensa alegó en su momento reserva ante la noticia del Tribunal de que le haría lugar a la prueba, sus argumentos, escuchados, no bastan para entender que la resolución en el punto ha resultado arbitraria, por lo que no puede atenderse a la supuesta ilegalidad de la producción de dicha prueba. A lo que valora el Tribunal le ha agregado lo que ha dicho el psicólogo Cardozo, cuyos dichos guardaban estrecha relación con el suceso: Cardozo le explicó al Tribunal que había atendido a E. en el año 2014 por cuestiones de bajo rendimiento académico, porque había repetido dos veces, que tenía indicadores de inseguridad, inmadurez, inhibición, ansiedad, y que había repetidos dos veces ese año; y que hubo una pausa hasta el 24 de noviembre de 2016, cuando lo atiende por una consulta que tenía el objetivo de abordar una situación diferente que no se había abordado hasta el momento y que tenía que ver con una vivencia traumática con un componente de abuso sexual; detalla el psicólogo las idas a Buenos Aires, las veces que lo entrevistó -siete- y que lo que se presenta allí era una clara significación de una situación por trauma de abuso; que con su conflicto de figura paterna se mezclan el develamiento y poner en palabras que lo ponen a él como vulnerable ante una figura de autoridad donde él no puede poner ningún tipo de límites: la figura de Escobar Gaviria aparece en forma muy clara en la cual deposita su representación, situación distorsionada. Aclaró que describió situaciones de tocamientos, de los genitales del "padre" y del "padre" hacia él, como también una situación de intento fallido de penetración, vivencias que pudo colocar en la edad de 11 años hasta septiembre del 2016. El Tribunal asimismo, pondera la prueba respecto de los hechos perpetrados contra su hermano, O. J. C., y entiende que se encuentra acreditado, con ella, que este menor fue abusado aproximadamente durante 4 años por Escobar Gaviria, cuando el niño concurría a colaborar en las misas. Y considera que, tal como era su práctica, invitaba a los niños a quedarse a comer y a pernoctar, y que luego, en horas de la noche, salía de su dormitorio hacia el sector donde se encontraba C., que luego de despertarlo con una luz de linterna, se acostaba junto al niño y le tocaba la cola y el pene, por arriba y por debajo de la ropa, mientras le manifestaba en forma intimidante que si quería seguir asistiendo a misa, no tenía que decir nada. Respecto de este menor, el Tribunal analiza sus dichos, tomados en Cámara Gesell, indicando que no cobijaba al respecto ninguna duda acerca de su credibilidad, por la pureza de su declaración; y también analiza lo que al respecto ha dicho la psiquiatra Bonzi, que señaló que desplegaba un relato espontáneo pudiendo referir circunstancias que resultaron psico traumatizantes. De ellas, relatos de vivencias sexualizados, tenidas directamente con el imputado, lo que le produjera un profundo cuadro de angustia genuina, real, no simulada ni sobredimensionada, siendo su relato fiable, sin indicadores ni influencia de terceros. El Tribunal pondera además de su credibilidad intrínseca, la prueba autónoma que le da plena veracidad a sus dichos: los dichos de su madre, Nancy Natalia Ruiz Díaz, destacando que esta testigo había señalado que no quería que su hijo quedara involucrado, porque él le había dicho que el cura no le había hecho nada; pero que, una vez que le contaron que a su hermano mayor lo había abusado el cura, J. se puso mal y dijo que a él también el cura Juan Diego lo había tocado, por lo que conversó con el niño, al que le costó mucho contarle lo que había pasado. Valora además que el mismo R. R. había señalado que vio cuando a J. lo había llevado al dormitorio el cura, es decir, que el relato de J. se ve corroborado por lo que dice R., y también está corroborado por lo que la Licenciada en Psicología, Alejandrina Pruzzo, expresó: que el niño relató situaciones de abuso sexual, que había sido vivenciada por J. de manera traumática, irrumpiendo en su aparato psíquico como un suceso inesperado, abrumador y difícil de tramitar; que sentía que esta persona les había "arruinado la vida", generando enemistades dentro de su familia extendida -entre quienes le creían y quienes no- alterándoles su ritmo de vida, y afectando el estado de ánimo de todos. También porque actualmente en la escuela sufre, de parte de sus compañeros de año, comentarios burlones referidos a la situación de abuso sexual. El Tribunal pondera que los hechos descriptos tuvieron entidad, aptitud y posibilidad de promover a su corrupción, y que todo el cuadro cargoso, que prueba los hechos, se completa con los dichos de Alicia F., en defensoría, en el acta que se labra, donde la madre del menor F. solicita se investigue un posible abuso sexual por parte del sacerdote hacia su hijo, situación mencionada por el niño C.. Asimismo, lo que dicen A. E. -el hermano- y su psicólogo, Mario Cardozo, corroboran, con acierto, para el Tribunal, el cuadro incriminatorio. IX- Con respecto a quien aparece como víctima, S. Y. F. F., el tribunal valoró su denuncia y que era menor al momento de los hechos; que los tocamientos sucedieron en las dependencias privadas de la iglesia, por encima de sus ropas, habiendo reaccionado el menor cuando quiso meter su mano por debajo de la ropa. El Tribunal analizó la denuncia de éste, el 11/11/16, donde el entonces niño relata que todo había empezado unas vacaciones de invierno, cuando su madre se iba a Islas del Ibicuy, con sus dos hermanas: que estaba muy involucrado en el tema de la droga, y en un momento que estaba loco, se tomó pastillas de su madre, lo internaron, y allí, en el hospital, estando internado, lo fue a ver Escobar Gaviria. El denunciante relató que le había hecho una sanación, ya que supuestamente tenía el don de curar; el sacerdote le dijo que había sido elegido por Jesús, que había venido con un propósito muy importante a la tierra, y le hizo creer que eso era verdad: allí comienza a ir a las misas de sanación. Explicó que iba con su abuela porque era muy creyente; los invitaron a ayudar en las misas de sanación, su trabajo era ayudar a los que se iban desmayando. El Tribunal pondera todo lo dicho por el denunciante, y entiende que los dichos de su madre, que depone ante el Tribunal, Miriam Lorena F., acreditan el injusto, en tanto describen toda la situación familiar, y lo sucedido con su madre, Glady Begnis, a quien la Defensa había llamado a declarar al juicio pero luego desistiera; la testigo explicó cómo es que su hijo se relacionó con el cura, que fue al Hospital, y luego a su casa; que les había dicho que S. tenía un "don", y que ella no le creía, pero como su madre era muy creyente lo aceptó. Y que realizó una bendición en su casa, y recuerda que su madre lo llevó a misa una tarde, y volvió gritando y dio un portazo: le contó que había ido a hablar con el cura y que lo hizo pasar a la casa, y lo empezó a tocar, que S. puteaba, que el cura le metió la mano entre las piernas y el se volvió a la casa, la abuela no le creyó; y S. se lo contó a todos, quería hacer una denuncia y ella le decía que no, que él estaba medicado, que nadie le iba a creer, porque el cura era Dios en el lugar. El año anterior, dijo, se enteró por las monjas que habían denunciado al cura, y ella se arrepintió; aclaró que le creyó a su hijo pero que tuvo vergüenza. La testigo le explicó al Tribunal que S. estaba internado, en la Fundación "El Edén", y que no sabía si lo iban a dejar salir. El Tribunal tuvo en cuenta además las conclusiones de la psiquiatra Bonzi respecto de los otros niños que declararon en Cámara Gesell -M.D., J.R., J.F.D.P. y F.J.F.-, y señaló con acierto que lo que había como denominador común entre las víctimas era la vulnerabilidad, puso el acento sobre el sistema probatorio que nos rige, de la sana crítica racional, y afirmó que toda la prueba detallada indicaba que los hechos existieron y que Escobar Gaviria fue el autor; que el sistema de negar la existencia de prueba directa e ir restando relevancia a los elementos probatorios aisladamente, marcando contradicciones que eran irrelevantes, conforme había hecho la Defensa, no podía ser compartido, ya que la prueba debía analizarse de modo integral y concatenado, y que realizando así la valoración, no le cabían dudas de la autoría del imputado sobre los aberrantes hechos. Estimó que respecto de esta valoración, con relación a S.Y.F.F., ninguno de los argumentos de la Defensa alcanza para conmover la sentencia; el hecho de que sólo existiera la denuncia -tomada ante la Fiscalía- y la corroboración plena de la madre, que declaró larga y sentidamente, detallando que S. desde siempre había señalado el abuso del cura, como asimismo, las dificultades de su hijo con la droga, son suficientes. No se advierte cuál sería la ganancia del denunciante al detallar semejantes hechos, de un modo extenso; y cuál sería el móvil de la madre, que declara algo perfectamente compatible con lo que dice el hijo, sin tapujos, describiendo una realidad familiar muy difícil, y con mucha culpa, por no haber apoyado a su hijo a realizar la denuncia inmediatamente, lo que se puede apreciar al reproducir su testimonio en el DVD correspondiente. Finalmente, el Tribunal también tuvo en cuenta los dichos de W. C., víctima no denunciante en las presentes, cuyo testimonio encastra con los demás, e ilustra sobre abusos vividos: detalla el prevalimiento de quien se alzaba como confesor, como padre, como amigo, como autoridad dentro del pueblo, y que explica lo de los regalos, la ropa interior que traía, y cómo intentaba tocarlo. X- Con relación a la calificación legal, el Tribunal de juicio con acierto calificó las conductas enrostradas al imputado Juan Diego Escobar Gaviria en las figuras de Promoción de la corrupción de menores, en tanto con ellas se protege la intangibilidad e indemnidad sexual de los niños que se han visto agravadas por la condición de guardador del imputado, y la conducta achacada como hecho cuarto, en la figura de abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de culto. La sentencia desarrolla lo explicado por la doctrina al respecto de la figura de Promoción a la corrupción, citando a Arocena, Núñez, Fontán Balestra, y jurisprudencia; como asimismo cita la doctrina aplicable respecto del cuarto hecho, específicamente, a Buompadre. Explica claramente que la promoción a la corrupción se trata de un delito formal, porque su criminalidad reside ya en el peligro de que el autor corrompa al sujeto pasivo. Gustavo Aboso, respecto de la figura de Promoción y facilitación de la corrupción, nos ilustra que la acción típica de esta figura será la de promover la corrupción de otro, y que entre los parámetros a tener en cuenta, se encuentran tanto la duración como la intensidad con los que los actos corruptores fueron llevados a cabo, como sin duda, la calidad etaria del sujeto pasivo: los menores de trece años están tutelados de manera más intensa, nos dice, y "cualquier acto o práctica sexual puede ser considerado prematuro, es decir, no importa acá puntualizar la habitualidad, la frecuencia, o no de dichos actos o prácticas, lo importante es afirmar que el desarrollo psicofísico del menor de edad aún no está preparado para comprender o internalizar ese acto…" –ABOSO, G. Derecho Penal Sexual. B. de F, Bs. As., 2014, p. 338-. En la misma obra, se señala que el comportamiento corruptor puede dejar una secuela en la psiquis de la víctima, que no debe confundirse con las secuelas psicológicas que deja toda agresión sexual; la sentencia deja en claro también que estamos ante un delito de mera actividad, con cita a jurisprudencia del STJER – pág. 343-, y que debe entenderse por tal el que es capaz de deformar el normal desarrollo psicobiológico de la sexualidad del menor de edad. Los hechos que narran R.D.R., J.C. y A.N.E., han sido adecuadamente calificados dentro de la figura detallada por el Tribunal. No pueden tener cabida las quejas a la afectación a la defensa en juicio que proclama la Defensa técnica; así, no era indispensable el daño moderado o no a la psiquis de las víctimas, o que ellas no lleven una vida normal, y nada significa que el licenciado Psicólogo Cardozo les hubiera dado el alta a alguno de ellos: los actos tuvieron idoneidad y aptitud suficiente para la corrupción aludida en la figura. XI- Respecto de la agravante por la calidad de guardador, estimo que al contrario de lo que la Defensa señala, la calidad de guardador del condenado con los menores, está plenamente acreditada, como lo señalara el Tribunal de juicio. Los hechos se señalaron como cometidos tanto cuando los menores iban a pernoctar a la casa parroquial -siendo él el único mayor de edad- como en los viajes que realizaba con los menores; la posición de garante, los mayores deberes de protección que tenía hacia los niños, sumado a la facilidad que por ello mismo gozaba para perpetrar los hechos, con una extrema indefensión de las víctimas y un gran poder de prevalerse de la situación, son las razones subyacentes de la agravante, que sin duda, se ha dado en autos. XII- No encuentro que la situación respecto de la prisión preventiva se hubiera modificado, subsistiendo los riesgos procesales indicados, por lo que debe mantenerse la cautelar, remitiéndome a las consideraciones que al respecto se han brindado en ocasión de plantear la Defensa la excarcelación en esta sede, corto tiempo atrás. XIII- Finalmente, debo señalar cuestiones fundamentales, parte de las que ya fueron apuntadas en los acápites VI- c) y VI- f), que hacen al debido ejercicio de los derechos de las partes, y al marco de respeto que se debe tener en las causas que involucran a menores de edad como víctimas, en aras de que la protección del interés superior del niño no sea sólo un principio enunciado, pero irrespetado y vulnerado reiteradamente en los procesos judiciales, de las más variadas maneras. Al respecto, quisiera recordar a Eva Giberti, en la obra más arriba citada, porque sus palabras nos pueden acercar a la dimensión del daño que se genera, y ello, nos puede permitir pensar el deber de las partes, y el celo y cautela con el que deben obrar: "La vulnerabilidad de la víctima (social, familiar, histórica, subjetiva, etc.) se potencia por la portación de la palabra "abusado", que adquiere carácter subjetivante e identitario. "Abusado" es una calificación mediante la cual se caracteriza al niño de acuerdo con el ataque sufrido. Por su propio peso semántico, la expresión se simplifica y se reduce a "el abusado" como entidad propia, y desemboca en un campo semántico que se estrecha alrededor de la palabra y se erige en uno de los riesgos mayores para el tratamiento psicológico del niño. La estandarización de "el niño abusado" indica un individualismo que opaca la dimensión universalizada de "los vulnerables" y la estandarización del semejante, particularmente cuando el vulnerable se transforma en víctima" –GIBERTI, E. op. cit., p. 309-. En la causa, a la par que se escucha a la madre del menor R.D.R. que tanto el niño como su familia sufrió un hostigamiento importante por parte "del abogado" y de un periodista de Lucas González, y que recibieron un importante ataque mediático, se escucha el padecimiento de las víctimas luego de que develaran los abusos, en sus testimonios, sobre la burla de la sociedad, los dichos agraviantes, el señalamiento de ser "el abusado" como ofensa y humillación. Lo que debió quedar resguardado a través del dispositivo de la Cámara Gesell, se hace público, y es utilizado por el mismo imputado, mediatizando a otro menor, a la luz de la comunicación que como prueba se agregara, ya que luego de la entrevista con el niño F., que presenciaran solo las partes, sólo horas más tarde, el niño J.P. le envía un whatsapp a aquel diciendo "dice el cura que gracias por declarar en favor de él", mensaje del que se sabe por lo que aporta la madre, que lo intercepta. Esto es, queda claro que lo que debió quedar en el secreto de los intervinientes, fue utilizado expresamente para volver a atacar a los vulnerables, a los niños, de una manera cruel e irresponsable. Tanto así, que obra agregada la afortunada actuación del Ministerio Pupilar, en esta causa, en la etapa de la investigación penal preparatoria, que ha tenido un rol preponderante y proactivo, celosamente resguardando los derechos del menor R.D.R., instando la acción penal apenas tuvo noticia de los hechos e interponiendo, ante el ataque mediático y social que sufrió luego del develamiento de los abusos, el menor R.R.. Así, obra agregado el incidente tramitado ante la Jueza de Familia y Penal de Menores, cuya interposición fue a 6 días de la Cámara Gesell tomada al niño R., y decidida rápidamente. Entiendo que en nombre del ejercicio de un derecho, no se pueden arrasar los de otros, y menos, los de los niños; en nombre de ningún Ministerio, pueden cometerse infracciones a esos deberes, y menos aún, posibles delitos, aunque no corresponda a este Tribunal señalar cuáles fueran. Por ello, debe ponerse a disposición de los Ministerios Pupilar y Fiscal la totalidad de la causa, a los fines que estimen corresponder y por las consideraciones realizadas. XIV- Dadas las faltas al respeto, al decoro, y al Tribunal de Juicio, contenidas en el recurso, entiendo que los Defensores, con sus afirmaciones, pusieron en crisis el diálogo racional y respetuoso propio de la relación procesal entre las partes y los magistrados. Por ello, cabe llamar la atención a los Defensores, remitiendo copias de la presente al Colegio de Abogados de Entre Ríos, a los fines que correspondan. XV- Por todo lo analizado, corresponde rechazar el recurso intentado por la Defensa Técnica del encartado Juan Diego Escobar Gaviria, confirmando en consecuencia, la sentencia condenatoria contra él dictada, en su totalidad. Así voto. A la misma cuestión propuesta, los Sres. Vocales Dres. Hugo PEROTTI y Marcela DAVITE expresaron que adhieren al voto precedente. A mérito de lo expuesto, y por Acuerdo de todos sus integrantes, la Sala I de la Cámara de Casación de Paraná resolvió dictar la siguiente S E N T E N C I A: I.- NO HACER LUGAR al Recurso de Casación interpuesto por los Dres. Milton URRUTIA y María Alejandra PEREZ en representación de Juan Diego ESCOBAR GAVIRIA (cfr. 405/445), contra la sentencia de fecha 28/08/2017 (fs. 228/375vta.) dictada por el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay, la que en consecuencia SE CONFIRMA.- II.- DECLARAR las costas a cargo del recurrente vencido -art. 584 y ccs. CPPER-.- III.- REMITIR COPIA de la presente al Colegio de Abogados de Entre Ríos, y PONER LOS AUTOS A DISPOSICIÓN de los Ministerios Pupilar y Fiscal, por las razones brindadas en los considerandos que anteceden, a los fines que correspondan. IV.- Protocolícese, notifíquese, regístrese y en estado, bajen.- Fdo.: Dres. BADANO. DAVITE. PEROTTI. Ante mi: CLAUDIA ANALIA GEIST -Secretaria-.