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"ESCOBAR GAVIRIA, Juan Diego - Corrupción de menores y abuso sexual

gravemente ultrajante agravado S/ RECURSO DE CASACION" Legajo: Nº


988/17
SENTENCIA Nº 199
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En la Ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre Ríos, a los
seis días del mes de agosto del año dos mil diecinueve, se reunieron
los Sres. Vocales de la Cámara de Casación de Paraná, a los fines de
deliberar y dictar sentencia en la causa Nº1230/18, caratulada "ESCOBAR
GAVIRIA, Juan Diego - Corrupción de menores y abuso sexual gravemente
ultrajante agravado S/ RECURSO DE CASACION".
Habiendo sido oportunamente realizado el sorteo de ley, resultó que los
vocales debían emitir su voto en el siguiente orden: Doctores Marcela BADANO,
Hugo PEROTTI y Marcela DAVITE.
La Sra. Vocal, Dra. MARCELA BADANO dijo:
I- Por SENTENCIA de fecha 28/08/2017 (fs. 228/375vta.) emanada del
Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay (integrado en la oportunidad por
Sres. VOCALES Dra. María Angélica PIVAS, Dr. Roberto Javier CADENAS y Dr. Darío
Ernesto CRESPO), se resolvió declarar a JUAN DIEGO ESCOBAR
GAVIRIA, AUTOR material y penalmente responsable de los delitos de
PROMOCIÓN DE LA CORRUPCIÓN DE MENORES REITERADA (TRES
VICTIMAS) AGRAVADA POR LA CONDICIÓN DE GUARDADOR, que
concurren realmente entre sí en perjuicio de los menores R.D.R. -primer hecho-
A.N.E. -segundo hecho- y de O.J.C. -cuarto hecho-, que a su vez concurren
realmente con ABUSO SEXUAL SIMPLE AGRAVADO POR SER COMETIDO
POR MINISTRO DE CULTO -tercer hecho- en perjuicio de S.Y.F.F. (art.45, 55,
125 párr. 1º y 3º y 119 párr. 1 y 4 inc. b), del C. P.), y en consecuencia
CONDENARLO a la PENA de VEINTICINCO AÑOS DE PRISIÓN de
CUMPLIMIENTO EFECTIVO, arts. 5, 9, 40, 41, del C. Penal, con más las
accesorias legales del art. 12 de igual cuerpo legal; debiendo cumplir la condena
en la Unidad Penal N° 5 de la ciudad de Victoria o en la que oportunamente se
determine perteneciente al Servicio Penitenciario Provincial.
Se habían imputado al encartado los siguientes hechos:
A. PRIMER HECHO -Legajo I.P.P. Nº 1178/16-: "El haber abusado
sexualmente en forma reiterada con la finalidad y posibilidad de corromper en el
normal desarrollo de la sexualidad del menor R.D.R., de 11 años de edad en la
actualidad, nacido el 29/04/2005, en oportunidad de concurrir la víctima a la
parroquia San Lucas Evangelista, sita en calle Fray Justo Santa María de Oro de la
localidad de Lucas González, departamento Nogoyá, lugar donde el incurso residía
y ostentaba el cargo de cura párroco. Lugar al cual la víctima empezó desde hace
un tiempo atrás a concurrir a misa, cuando cursaba el quinto grado y luego de un
tiempo como monaguillo y a quien junto a otros menores los días viernes y sábados,
luego de dar misa el incurso invitaba a mirar televisión, a comer y también dormir,
para lo cual les entregaba colchones que los menores utilizaban y acomodaban en
el sector del living contiguo a la habitación donde pernoctaba el incurso,
procediendo éste de noche a salir de su habitación hacia el sector donde se
encontraba la víctima junto a otros menores, a quienes alumbraba con una linterna,
luego lo llamaba para que ingresara a su habitación, cerraba la puerta, la que
presentaba un mecanismo de cerradura que solo podía abrirse desde adentro y allí
procedía abusar sexualmente del menor víctima, a quien primero le pedía que se
acostara en la cama existente el lugar, para luego someterlo a manoseos de sus
partes íntimas, concretamente introduciendo su mano por debajo de la ropa del
niño y procediendo a frotar su miembro viril masculino por aproximadamente 10
minutos, donde luego sin sacarse prenda alguna procedía el incurso a frotar su
propio pene delante del menor quien no podía manifestar su negativa por el temor
que le infundía, conducta que el incurso ha realizado en varias oportunidades,
aproximadamente tres o cuatro veces, con la misma modalidad desde que el
menor empezó a quedarse a dormir en la parroquia, lo que según surge del relato
del menor víctima tuvo lugar durante el transcurso de este año, aproximadamente
2 o 3 meses atrás desde la denuncia, sin poder precisar fecha exacta pero que
ocurrían durante la noche y luego de celebrarse las correspondientes misas.
Hechos llevados a cabo por el incurso que ostenta el cargo de párroco en la
parroquia y que por las circunstancia descriptas han tenido una calidad e
intensidad que revela una aptitud y posibilidad de promover y corromper al menor
en el normal desarrollo de su sexualidad.".
B. SEGUNDO HECHO: "Diversas conductas contra la integridad sexual de
A.N.E., consistentes en tocamientos que en su calidad de Párroco y ostentando la
guarda del menor, JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA, realizó en los órganos
genitales del denunciante, los que comenzó a efectuar cuando el menor era
Monaguillo de la Parroquia dirigida por el imputado y tenía aproximadamente once
años de edad año 2009, ocurriendo los primeros hechos en oportunidad de
regresar de las misas que se celebraban fuera de la localidad de Lucas González
en el automóvil que conducía y, previo disponer que la víctima se ubique en el
asiento del acompañante, lo tocaba en sus genitales tanto por encima como por
debajo de la ropa, llegando a masturbarlo y provocar que a sus once años de edad
el niño eyaculara por primera vez, repitiendo esas conductas en cada viaje que
realizaban mientras el menor fue Monaguillo de la Parroquia dirigida por Escobar
Gaviria hasta que tuvo dieciséis años de edad, mencionando la víctima que ello
sucedió en más de treinta oportunidades. Asimismo, en forma concomitante a ello
pero en las dependencias habitadas por el Padre JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA
en la Iglesia San Lucas Evangelista de la localidad de Lucas González, el nombrado
ESCOBAR GAVIRIA luego de verificar que nadie pueda verlo, recibía al menor en
su oficina o habitación y lo saludaba con besos en la boca, los que incluían la
introducción de la lengua en las fauces del niño, también le tomaba la mano y se
hacía tocar el pene o bien él mismo tocaba los genitales y cola del menor,
circunstancias que también repetía aunque haya habido otros menores en el living,
aprovechando la distracción de estos mientras jugaban a la play station,
computadoras u otros juegos, luego de convocar al denunciante a su oficina
particular o dormitorio y cerrar la puerta con distintos mecanismos (llave y cuña
de madera, conforme surge de la denuncia), a donde ESCOBAR GAVIRIA hacía
sentar al niño E. en su cama, le daba besos en la boca, el cuello, la oreja, le
succionaba el pene y los testículos y luego se untaba el ano con vaselina y lo mismo
hacía con el miembro genital del menor, para luego subirse encima y efectuar
movimientos compatibles con el acto sexual manifestándole en algunas
oportunidades que se quería casar con él, para luego volver a succionar el pene
del menor y pedirle que eyacule en su boca, panza o testículos, mientras le decía
"que rico, que rico". Asimismo, en otras ocasiones, mientras estaban acostados en
la cama de su dormitorio, ESCOBAR GAVIRIA se subía sobre la cara del menor e
imponía al mismo que le practique sexo oral mientras él hacía lo mismo respecto
al niño y en reiteradas oportunidades el incurso se masturbaba delante de él hasta
eyacular, mientras le pedía al niño que le diga cosas al oído o lo obligaba a
practicarle sexo oral sujetándolo de la cabeza; como así también, en una de las
oportunidades que el menor se quedó a dormir, mientras el niño estaba semi
dormido, puso vaselina en su ano y comenzó a hacer fuerza para penetrarlo, lo
que provocó que el menor se despertara ante el dolor que sintió. Además de lo
referido, conforme lo manifestado por el denunciante, al regreso de cada viaje que
el Párroco efectuaba a Colombia, le traía de regalo ropa interior que al momento
de entregárselas le pedía que se las pruebe delante de él y le muestre cómo le
quedaba, manifestándole cuando el menor lo hacía "que lindo culote tenés". Todos
hechos llevados a cabo por JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA, en su calidad de
Párroco de la mencionada localidad, desde los once a los diecisiete años del
denunciante y que por las circunstancias descriptas, modos y el término de su
duración, tuvieron entidad suficiente para alterar el normal desarrollo de la
sexualidad de la víctima".
C. TERCER HECHO: "Se le imputa a JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA que,
en día y horario no determinado con exactitud, pero cercano a las vacaciones de
invierno del año 2014, abusó sexualmente del denunciante S.Y.F.F., quien por
entonces tenía quince años de edad, mediante tocamientos que realizó sin que el
menor los haya consentido, por encima de la ropa en la zona de los genitales del
menor, frotando con su mano el pene de F. F., previo haber requerido su presencia
en las dependencias privadas que el Párroco habitaba en la Iglesia San Lucas
Evangelista de la localidad de Lucas González, precisamente en la habitación, luego
de lo cual quiso meter su mano por debajo del pantalón del menor, quien reaccionó
retirándose del recinto".
D. CUARTO HECHO: "El haber abusado sexualmente en forma reiterada, con
la posibilidad de corromper el normal desarrollo de la sexualidad del menor O.J.C.
(12 años), nacido el día 24/5/2004, lo cual tuvo lugar en diversas oportunidades
y de forma similar, cuando el menor concurría a colaborar con tareas relacionadas
a las misas que el imputado JUAN DIEGO ESCOBAR GAVIRIA celebraba en la
parroquia San Lucas Evangelista, sita en calle Fray Justo Santa María de Oro de la
localidad de Lucas González, departamento Nogoyá, a donde el incurso ostentaba
el cargo de cura párroco y residía en la casa parroquial lindante, lugar al que luego
de dar misa el incurso invitaba a la víctima y otros menores a quedarse a comer y
pernoctar, para lo cual les entregaba colchones que los menores utilizaban y
acomodaban en el sector del living contiguo a la habitación del incurso,
procediendo éste en horas de la noche a salir de su dormitorio hacia el sector
donde se encontraba O.J.C., a quien luego de despertarlo con la luz de una linterna,
se acostaba junto a él y le tocaba la cola y el pene, tanto por arriba como por
debajo de la ropa, mientras en términos intimidantes le manifestaba que si quería
seguir asistiendo a las misas no tenía que decir nada. A dichas conductas ESCOBAR
GAVIRIA las realizó estando a cargo de la guarda del menor C. cuando este se
quedaba a pernoctar en la mencionada casa parroquial, en forma continua y
repetitiva en el contexto de las misas efectuadas los sábados, domingos y días
entre semana desde que el menor comenzó a colaborar con el incurso cuando se
encontraba cursando el tercer grado de la escuela primaria y por aproximadamente
casi cuatro años, lo que por las circunstancias de modo, tiempo y lugar de
realización revisten a tal accionar de una aptitud para promover y corromper al
menor en el normal desarrollo de su sexualidad."
II- Recurrieron en Casación, los Dres. Milton URRUTIA y Maria Alejandra
PEREZ en representación de Juan Diego ESCOBAR GAVIRIA (cfr. 405/445).
III- En la audiencia fijada oportunamente intervinieron los Dres. Alejandra
Pérez y Milton Urrutia; el Fiscal de Coordinación Dr. Jorge Gamal Taleb (en
representación del Ministerio Público Fiscal); y el Dr. Mariano Sebastián Navarro
(Querellante particular).
IV- a) En su escrito recursivo los letrados que representan al encausado
Escobar Gaviria en primer lugar refieren a una falta de motivación de la sentencia.
En relación a ella denuncian grave violación al derecho de defensa del
encausado, en tanto no se han observado las disposiciones contenidas en el art.
62 del CPPER, en las que se faculta al encartado a designar un abogado defensor
de su confianza. Refieren que en autos -contrariamente a lo sostenido por la Dra.
Pivas-, no obra incorporada constancia del acta de designación del defensor que
se le asignara de oficio por el Ministerio Público Fiscal para presenciar la cámara
Gesell realizada a R.R.. Ello en franca violación a los arts. 214 y 216 del CPP.
Afirman que esta falta de designación de abogado de confianza ha resultado
un grave perjuicio para su asistido, por cuento se hubiesen opuesto a la realización
del acto, dado que incumplió con los requisitos exigidos por el art. 294 del CPP,
por ser realizada la Cámara Gesell por una psiquiatra no especialista en menores
y adolescentes, que no fijó ni comunicó puntos de interés para la causa, no asistió
al lugar de los hechos y fue realizada con preguntas dirigidas a los niños inductivas,
sugestivas y coercitivas, realizadas en forma inadecuada e improcedente, fuera de
todas práctica y manual forense; llevando toda la entrevista al niño a responder
de manera incriminatoria al sacerdote .
Señalan que, contrariamente a lo sostenido por el tribunal, las Cámaras
Gesell realizadas a R.R. y J.C., fueron efectuadas desoyendo las prescripciones del
Protocolo Interinstitucional de actuación en casos de ASI de la Provincia de Entre
Ríos y la resolución del Ministerio Público de la Defensa Nº 044/09, incorporada
al protocolo mencionado.
Destacan que no se realizaron pericias psicológicas ni psiquiátricas, que no
se habían aplicado ningún test para arribar a la conclusión de que los niños fueron
abusados, y que el tribunal no se ha expedido sobre este planteo realizado
oportunamente por la defensa.
Sostienen que por estos motivos, plantearon –en orden a las previsiones del
art. 249, 195, 196 y 197 del CPP- la nulidad de las Cámaras
Gesell en todas las instancias sucesivas, y que el hecho de haberlas aceptado en
el pliego probatorio, es a los fines de mostrar ante el tribunal la ilegalidad con que
las mismas fueron realizadas, esto sin perjuicio de que correspondía que los
magistrados intervinientes decreten de oficio la nulidad respectiva.
Refieren que la sentenciante fundamenta y apoya su sana crítica racional –
respecto del primer hecho- citando relatos del menor, transcribiendo las
conclusiones de la Dra. Bonzi o las testimoniales de los familiares de la supuesta
víctima sin que haya un producido intelectual propio al que haya arribado, que
motive su juicio lógico, conforme la normativa vigente.
Indican que tampoco la magistrada analiza la prueba rendida en autos
conducente a la resolución del caso, en tanto afirma que no le queda dudas -por
la espontaneidad del relato en la Cámara Gesell del niño R.-, pero no se detiene
en el relato de los otros menores que fueron entrevistados bajo la misma
modalidad y manifestaron nunca haber padecido una situación de abuso por parte
del encartado.
Señalan que también la sentenciante motiva el fallo en prueba no verificada,
tal como la acusación de que el encartado tenía imágenes pornográficas en su
computadora o las fotos reveladas por criminalística, sin considerar en este último
caso que la fiscalía jamás realizó una inspección judicial en el lugar de los hechos
ni secuestró el dinero que según las fotos se encontraba en el lugar.
Sostienen que la falta de motivación se evidencia aún más relación al hecho
del que resultara víctima N.A.E.; que también allí la Dra. Pivas, se limita a
transcribir la denuncia de niño, el informe de la Dra. Bonzi, la declaración
testimonial del niño, su madre y una serie de testimonios -en relación a los cuales
la defensa señaló un sinnúmero de contradicciones y falsedades que no fueron
atendidas por la magistrada- sin efectuar una derivación lógica ni un razonamiento
ordenado de donde se deduzca que estas testimoniales cimientan la autoría
material en el hecho endilgado.
Agregan que el tribunal de juicio violó el debido proceso al transgredir las
disposiciones del art. 431 del CPP, incorporando el testimonio de S.T., el cual no
surgía de la IPP y acuerdo probatorio, siendo luego dicho testimonio considerado
como principal prueba de cargo del segundo hecho.
Respecto del tercer hecho cometido contra el niño J. C., sostienen que
también la magistrada se limita a transcribir testimoniales y la entrevista con la
Dra. Bonzi, dándole absoluto crédito al testimonio del menor, que no solo es
contradictorio y confuso en sus propios dichos, sino que es totalmente opuesto al
relato de R. en cuanto a la forma de llevar a cabo el abuso; que esto fue señalado
por la defensa sin recibir respuesta a su planteo.
En relación al cuarto hecho, resaltan que la condena se basa solo en la
denuncia efectuada por S.J.F.F. tomada por la fiscalía en su domicilio, sin
que luego exista ratificación de la misma, ni entrevistas o pericias.
Al momento de referirse a la Calificación Legal indican los recurrentes en
su escrito que el tribunal se limita a hacer una transcripción de doctrina y
jurisprudencia sin explicar cómo llegó a la convicción de que en el caso quedó
acreditada la Promoción a la Corrupción. Que hace referencias genéricas sin
aplicarlas al caso concreto, lo cual les impide ejercer el derecho de defensa de su
asistido, por cuanto no se sustenta en base probatoria.
Agregan que nunca fue detentada Guarda alguna por el Sr. Escobar Gaviria,
dado que los niños concurrían libremente, las veces y días que quisieran, sabiendo
sus padres que los mismos quedaban en el lugar; que el sacerdote no ostentaba
la calidad de educador de los niños ni asumía ningún tipo de responsabilidad
respecto de los mismos, quienes podían ingresar y salir de la casa parroquial a
toda hora.
Respecto de los viajes a otras localidades, destacan que eran cortos y que
no solo concurría el sacerdote, sino que también iban los monaguillos que quisieran
asistir y demás colaboradores de la parroquia. Que todo ello lleva a una conclusión
errónea del tribunal que confunde la agravante de ser Ministro de Culto con la de
encargado de la educación o guarda, tal como lo contempla el inc. b) del art. 119,
y que no fue constatado en la causa.
Finalmente peticionan los recurrentes que se aplique correctamente el
derecho vigente y se CASE la sentencia de fecha 14/09/2017 en su totalidad,
declarándose la nulidad de la misma por Falta de Motivación y la absolución del Sr.
Juan Diego Escobar Gaviria.-
IV- b) En la audiencia de mejoramiento de recurso, con la palabra la Dra.
Ma. Alejandra Pérez, sostuvo que recurrieron la sentencia de condena al imputado
Escobar Gaviria, para lograr la nulidad de la misma, la absolución de su pupilo y
su inmediata libertad.
Expresó que sus agravios en torno a la sentencia de la Dra. Pivas se centran
en su falta de motivación, omisión de argumentación, como así también, la
calificación legal y monto de la pena.
Manifestó que la falta de argumentación se observa a lo largo de toda la
sentencia, lo que hay es una transcripción de la prueba y una postura subjetiva de
la Dra. Pivas sin correlato con la prueba. No hubo desarrollo de una argumentación,
sino un parecer subjetivo, luego de una transcripción de las probanzas.
También -dijo- hay una grave violación al derecho de defensa de Escobar
Gaviria, aunque la Dra. Pivas explique que sus derechos fueron observados
durante todo el proceso. La Defensa mostró que no había sido notificado
correctamente de la primera Cámara Gesell, y debió ser notificado para que aporte
elementos, designe defensor de su confianza; no hay ni siquiera constancia de
designación del Defensor oficial. Desde un inicio, desde la primer Cámara Gesell,
se encuentra todo viciado. No coinciden con la Fiscalía, no convalidaron eso porque
ante el Dr. Acosta plantearon la nulidad, y la continuaron instando en todas las
etapas. Aún de considerarse eso, la rigidez procesal debe ceder ante derechos
constitucionales de un todavía inocente. Aunque Pivas no haya considerado esa
nulidad, no debió considerar esas probanzas para fundar su sentencia.
Por otro lado, la Dra. Pivas afirma que las Cámaras Gesell fueron conforme
al protocolo ASI, pero no dice por qué. En las disposiciones del protocolo se dice
todo lo contrario a lo que se hizo. Como ya mencionaron, no se protegieron los
derechos del imputado, el Defensor de oficio advirtió que Escobar Gaviria no estaba
notificado; por otra parte, la Cámara Gesell tampoco fue realizada según
resolución 044/09 de la Defensoría, que remite al art. 294 CPPER; y en caso de no
cumplir con ello, se permite la nulidad de la misma. Expusieron por qué las
Cámaras Gesell no fueron conformes a esa normativa (realizadas por una
psiquiatra no especialista en menores, quien no puede analizar los gestos para
llegar a concluir si los declarantes estaban o no corrompidos; fue con una sola
entrevista de 30 minutos; en el legajo Nº6388, se le consultó al Lic. Bruera, quien
dijo que no basta una sola entrevista para saber si alguien tiene síntomas de abuso,
sino un mínimo de tres).
La Dra. Pivas habla de pericias, pero fueron entrevistas, no se realizaron tests
específicos; aunque la profesional diga que la práctica le permitía realizarlas, eso
no es así; el protocolo dice que tiene que ser un relato libre, pero aquí las
preguntas fueron inductivas; a R. le hizo cambiar las fechas en que iba a la iglesia.
Mostraron por qué no cumplía con la normativa, Pivas dijo que estaban conforme
al protocolo ASI, pero sin explicar por qué.
En el hecho que tuvo como víctima a R., también se hizo una transcripción,
concluye que estaba abusado, y toma como base el relato del testigo R.B., que
ellos habían advertido que tenía animosidad contra el imputado. Pivas consideró
ese testimonio, que la computadora que le llevaron a arreglar tenía visitas a
páginas porno, pero esa computadora no se encontró ni hubo remito. Es absurdo
que esa prueba se use en contra de Escobar Gaviria. En el hecho de E., también
hay transcripción, considera que ha sido abusado, enuncia a Tabares que también
había sido incorporado contra el art. 437. Los argumentos de la Defensa no fueron
contestados por el Tribunal. Y respecto de C., además de la transcripción, hay
diferencia con los otros hechos, aunque la imputación es por hechos del mismo
lugar y el mismo tiempo que el de R.. La modalidad que refirieron era distinta, uno
habla de que los llamaba con una linterna y otro de que se acostaba en la cama
de los niños. Esa diferencia no fue analizada. También surge de los dichos de C.
que no miraba porno en la parroquia sino con E., por lo que es una posibilidad
haber sido corrompido por su hermano.
En cuanto al hecho de F., en los alegatos expresaron que no era correcto
considerarlo como una víctima más, ya que en el legajo sólo obraba la denuncia,
pero jamás hubo ratificación de firma, no le vio la cara, no fue al debate, no
pudieron confrontar su testimonio, y el imputado no pudo participar en la
entrevista. Se condena considerando una denuncia que ni siquiera saben si la firmó,
que no concurrió porque supuestamente estaba internado pero sin pruebas.
Finalmente, en cuanto a la calificación legal, afirmó la Defensa que no hay
corrupción; una no especialista no puede advertir la corrupción, ni siquiera el
abuso. Tampoco quedó acreditado que Escobar Gaviria fuera guardador. Los niños
no iban a visitarlo a él sino que iban a la parroquia, podían entrar y salir cuando
quisieran, no estaban bajo su cuidado. En cuanto al cómputo de la pena, no hay
desarrollo de la Dra. Pivas al respecto.
Solicitaron la nulidad de la sentencia, ya que la solución debe estar fundada,
citando jurisprudencia. Consecuentemente, pidieron se declare la absolución e
inmediata libertad de Escobar Gaviria.
IV- c) A su turno, el Dr. Taleb comenzó celebrando el retorno a las
condiciones del diálogo racional que ha hecho la Dra. Pérez, a diferencia del tono
descalificador del escrito recursivo. Se ha dicho por ejemplo que la Dra. Pivas es
una jueza prevaricadora, porque se limita a transcribir, y cuando no le conviene a
su argumentación, omite o tergiversa los dichos y se da un sentido distinto.
También se ha dicho que los fundamentos de la Dra. Pivas representan un
quebrantamiento grave del Estado de Derecho en Entre Ríos; se habla de daño
inusitado, gravedad institucional, etc.; expresiones que han sido reconducidas aquí
con argumentos que pueden ser discutidos, aunque no atendidos, porque la
sentencia respeta las reglas de la sana crítica racional, y no se ha afectado el
Derecho de defensa en ninguna etapa del proceso penal. La IPP se realizó de
acuerdo al debido proceso, y se cumplió con la sana crítica al calificar el hecho y
fijar la pena.
En cuanto al primer agravio, se dice que se afectó el derecho de defensa del
imputado, con un discurso inflamado, intentando instalar sin éxito que este
proceso ha estado viciado por derechos de asistencia, incorporación de prueba, y
por haberse desarrollado la Cámara Gesell en contra de las leyes aplicables y el
protocolo ASI.
El imputado ha podido designar abogado de su confianza, de acuerdo al art.
120 CPPER, según el cual la oportunidad de designación es al momento de declarar.
Los arts. 216 y 294 también se respetaron, sobre la realización de la Cámara Gesell.
El art. 294 habla de notificación a las partes, eso se hizo con R.; para el resto de
las Cámaras Gesell sí ha tenido la oportunidad de proponer abogados de confianza.
Era necesario que se llevara a cabo la Cámara Gesell porque el menor estaba
transitando por la etapa de la develación y sufría consecuencias que hacían
necesaria la premura. Tampoco estaba realmente individualizado quien podría ser
el agresor, sino que había sospechas sobre el autor.
Todas estas cuestiones fueron refutadas por la Defensa técnica a la luz de un
sistema de nulidades que ya no está vigente, los artículos que se transcribieron en
el recurso no son los vigentes ni los aplicables en ese momento. Esas normas
fueron modificadas y adaptadas a una visión de la prueba legítima, una concepción
más moderna que la de nulidad. En cuanto al art. 197 párrafo final, establece que
el juez debe mensurar en una fórmula de ponderación, que tiene mucho de las de
A., sobre cómo se deben mensurar intereses contrapuestos. Se debe tener en
cuenta el Interés superior del niño, y esto es lo que se valoró al hacer la Cámara
Gesell de ese modo. El mismo protocolo establece un plazo máximo de 10 días, y
eso fue lo que se valoró en primer lugar.
La crítica es abstracta. La propia Defensa ha resaltado la eficacia de ese
abogado defensor que participó activamente de ese acto; al reconocerse que ha
tenido una buena actuación como defensor, no se puede hablar de afectación a
derecho constitucional alguno, y no se explica qué podría haber hecho que no hizo,
y cómo se afectó a Escobar Gaviria. No tiene vinculación con la realidad, la
sentencia se hizo cargo de la crítica y sostuvo que siempre estuvieron
resguardados los derechos del imputado, quien participó del acto. Que no haya
acta de designación es un formalismo, cuando la crítica apunta a afectación de
derechos constitcionales. Pessoa habla de ilegitimidad de actividad probatoria e
imposibilidad de utilizarla, en vinculación con un perjuicio concreto, lo que no ha
pasado en este caso.
Refirió que de ninguna manera se puede afirmar que la Lic. Bonzi no tiene
experiencia. Hace todas las Cámaras Gesell en Victoria y Nogoyá, ha ido a declarar
a todas las causas, tiene una sabiduría y vínculo con las víctimas que hacen que
su testimonio sea siempre garantía de imparcialidad, no se le ocurriría hacer un
informe con información falsa. La crítica es desacertada. En cuanto a la forma de
conducir, se dice que coerciona al testigo, que le quiere hacer decir al menor cosas
que no quería relatar, todo eso de manera infundada y desacreditadora. En el
propio recurso de casación se encuentra la prueba de que las preguntas no fueron
indicativas. El relato de R. fue espontáneo. No hay ningún tipo de indicación, las
preguntas son abiertas. Lo que hay después es que cuando cuentan un hecho, la
especialista pregunta para que profundice en el hecho y brinde detalles, eso es
una forma correcta, sin coerción ni sugestión. Es una Cámara Gesell típica de las
que lleva adelante la Lic. Bonzi.
Se afirmó que Pivas habla de pericias; todo lo contrario, critica el agravio final
de la Defensa porque entiende que hay una confusión entre pericia e informe de
Cámara Gesell. Cuando valora el testimonio de Bonzi, lo hace como quien llevó
adelante la medida y realizó luego el informe. Es el informe de un especialista que
vuelca el conocimiento propio de su ciencia respecto de los dichos de un menor
víctima. Pivas habla de confusión de la Defensa, la que se observa en el recurso,
cuando se dice que no se hizo una pericia al menor. El protocolo habla de que la
pericia es de última ratio, debe evitarse si hay otras opciones. Es un argumento
defensivo pero sin asidero. La exposición de Bonzi es brillante cuando explica los
indicadores que se analizan en estos casos, dando detalles de cada una de las
víctimas de autos.
Sobre la afectación a las reglas de la sana crítica, por supuesto que hay
transcripciones, pero tienen una finalidad muy específica: demostrar de acuerdo a
la sana crítica, al confrontar los testimonios con el resto de la prueba, cómo había
plena coincidencia de los dichos con las personas que habían escuchado el relato
de las víctimas sobre los hechos. Esta transcripción de los elementos probatorios,
parece acertado para demostrar la plena coincidencia de elementos probatorios,
de fuentes distintas. Contiene también una evaluación crítica de las probanzas, y
se hizo un análisis integral. Se ha reconstruido la verdad de lo que ocurrió, no sólo
sobre la base de los testimonios. Las víctimas sufrieron una indagación profunda
sobre su vida. En estos casos no debe seguir pensándose en delitos de alcoba, al
contrario, se hace un desarrollo de pruebas que en otros delitos no se hace. Se
llamó al entorno de las víctimas, profesoras, la novia de E., todo lo cual da cuenta
de las consecuencias de lo que había sufrido. Se llamaron a declarar a dos
psicólogos particulares, todos dieron cuenta de que los relatos eran contestes. La
actividad probatoria fue agotada, no hay posibilidad de afirmar que se dejó prueba
de lado.
Aquí sucede algo que no suele suceder, T. es testigo directo; su juicio oral
está pendiente, suspendido por serios traumas. T., dos días antes del juicio,
presentó su denuncia, se encontró con E., le dijo que él había visto cómo el
imputado lo tocaba, por eso su incorporación es legítima, porque no se conocía
antes. Se señalaron contradicciones entre R. y J., pero todos hablan del mismo
modus operandi, se juntaban, se quedaban a dormir en la casa del cura, se
acostaba con los niños y los tocaba, y luego a veces elegía uno para que duerma
con él. Los denunciantes vivieron de manera distinta los hechos, hay distintas
maneras de perpetrar los abusos; incluso dos de ellos son hermanos, si hubieran
querido mentir se habrían puesto de acuerdo.
Recordó un concepto de la doctrina alemana, según el cual se deben formular
hipótesis alternativas cero: solo y cuando las hipótesis serias no cierran, es indicio
de veracidad. En ese sentido, se preguntó por qué en este caso cinco personas
mentirían. La idea de la conspiración política, requiere que cinco menores sean
inducidos para afectar al cura; no hay prueba alguna de ello, y es un dislate afirmar
que cinco menores se van a prestar a eso, que se tengan que retirar de la localidad
donde viven, revictimizados, objetos de marginación social; había un
hostigamiento constante, incluso de los medios de comunicación.
En cuanto a la calificación legal, hay una confusión sobre la promoción de la
corrupción; dicen que es un delito de resultado y no de lesión. Pero la corrupción
es de mera actividad, de peligro concreto, y un delito de tendencia. El tipo penal
no está redactado como delito de resultado. Lo que prohíbe la norma es promover
la corrupción de un menor, es un delito de pura actividad. Jakobs habla de falta
de congruencia objetiva subjetiva. Es una pena acabada. Hay un resultado
cortado, el sujeto lleva a cabo todos los actos para corromper, si se corrompe
efectivamente no importa para el derecho. Hay un desplazamiento, y la figura que
atrapa esto es la promoción de la corrupción. Todos los elementos, la guarda
también, es una situación de hecho de cuidado.
Finalizó solicitando que se confirme la sentencia condenatoria.
IV- d) Al momento de brindar aclaraciones, la Dra. Pérez refirió que Bonzi
tiene experiencia, pero no el conocimiento específico. Siempre lo va a hacer mal
si no tiene el conocimiento. No se rebatió el agravio sobre F., no hay una oposición
al planteo de la Defensa. En cuanto a los psicólogos que mencionó el Fiscal,
Cardozo dijo que no había encontrado sintomatología de abuso en las sesiones, no
coincide con Bonzi. Y la psicóloga de E. no fue porque no se quiso que se releve el
secreto profesional. Los relatos coincidentes son opinión del Ministerio Público
Fiscal, se deben tratar las contradicciones. Tampoco quieren hacer historia aparte,
no plantea hipótesis, solo quieren que se respeten los derechos y garantías de
Escobar Gaviria. Habló de las transcripciones, pero no dijo que fueran lo único, y
señalaron preguntas indicativas de Bonzi, que hizo que el relato de R. no fuera
libre.
IV- e) Los Dres. Urrutia y Navarro, invitados a hacerlo, no hicieron uso de la
palabra, adhiriendo a lo alegado por la Dra. Pérez y el Dr. Taleb, respectivamente.
V.- Así reseñados los agravios de las partes, analizaré la procedencia de los
planteos y la racionalidad de la sentencia recaída en las presentes, conforme la
función de esta Cámara y sus alcances.
La defensa recurre la sentencia acusando, entre otras alegaciones más graves,
y que formarán parte de un apartado especial, de su falta de motivación y de una
arbitraria valoración de la prueba. Pero parte fundamental de su queja es la
Cámara Gessel tomada al menor R. D. R., la que señala, en su escrito, que tanto
es:
 Una prueba tomada sin preservar los derechos de su defendido.
 Que no le consta que se hubiera designado un defensor, porque no obra acta
de designación del Dr. Casas Gerber.
 Que el nombramiento del defensor de oficio sólo existe en la "febril
imaginación de la Dra. Pivas- "en su imaginación virtual quedó acreditado que
estaba designado el Sr. Defensor" …- sic- , y, a renglón seguido, sostiene
 Que, en consecuencia, se ha violado el art. 62 del C.P.P- en tanto establece
que desde la primera diligencia practicada con el imputado, la autoridad que
intervenga debe anoticiarlo de que goza de la garantía de nombrar un abogado de
su confianza;
 Que, aunque hubiera estado de acuerdo en parte con la actividad desplegada
por el defensor, no subsana la ilegalidad con la que se desarrolló el MPF
(nombrando un defensor de oficio, al que esta vez, reconoce como existente)
 Que la Cámara Gesell es un acto definitivo e irreproducible en atención a la
no revictimización del menor, por lo que la falta de notificación al defensor -por
imperio del 214 del C.P.P.- lo torna nulo.
 Ha sido incorporada desoyendo el art. 249 del C.P.P. -los medios de prueba
sólo tendrán valor si han sido obtenidos por un medio lícito-.
 Que la falta de designación de un abogado de confianza redundó en un grave
perjuicio a su defendido, que se habría opuesto a su realización porque incumplió
con los requisitos del art. 294 del C.P.P en tanto: no fue realizada por una
especialista en menores y adolescentes, no fijó puntos de interés, no asistió al
lugar de los hechos y fue realizada con preguntas dirigidas a los niños, sugestivas,
inductivas y coercitivas;
 Que la defensa planteó la nulidad de la Cámara Gesell ante el Juez de
Garantías, y luego en las instancias sucesivas, haciendo reserva del caso federal;
 Que las aceptó en el acuerdo probatorio, pero lo hizo a los fines de mostrar
ante el tribunal la ilegalidad con que las mismas fueron realizadas;
 Que la sentencia violó los arts. 195/197 del C.P.P. que transcribe, los que le
dan la pauta que no correspondía a la defensa subsanar la nulidad sino que el juez
de oficio hubiera debido decretarla, y sin embargo la defensa misma solicitó la
nulidad de estos hechos "ilegales";
 Que el hecho de que el tribunal sostuviera que las Cámaras Gesell se
realizaron conforme al CPP era de una gravedad institucional escandalosa,
cuestionándose si se vive en la provincia en un verdadero estado de derecho;
 Que le sorprende que tanto el Ministerio Pupilar como el tribunal
expusieran que las cámaras Gessell se realizaron conforme al protocolo
interinstitucional de casos ASI de la provincia de Entre Ríos, cuando dicho
protocolo expresa que se deberá asegurar el cumplimiento de las garantías
procesales de la víctima y el acusado y la preservación de la prueba;
 Que el tribunal parece desconocer la resolución del Ministerio Público de la
Defensa Nro. 044/09, incorporada al protocolo ASI, que instruye a los defensores,
sobre el modo de proceder en caso de menores de 16 años víctimas de delitos, y
la solicitud de nulidad que deben realizar en caso de que no se procediera de
acuerdo al 294 del C.P.P. si lo considerase conveniente a los intereses del niño
víctima o testigo
 Que entonces, no solicita la nulidad por la nulidad misma, sino porque el
C.P.P., la resolución Nro. 044/09 y la grave afectación a la defensa en juicio
producida lo habilitan;
 Que una profesional capacitada para tratar con niños, o una especialista en
niños, podría contar con las herramientas para interpretar sus gestos y fiabilidad
de los relatos, por lo que la transgresión al art. 294 en este punto acarrea un grave
perjuicio para su defendido y para la averiguación de la verdad;
 Que la psiquiatra Bonzi es "confesa" al decir que no ha realizado ni test ni
pericias, y que el "ABC" de toda causa de abuso sexual, para arribar a la conclusión
de un abuso y promoción a la corrupción, es hacer test de validación, y que no
basta una mera entrevista llevada a cabo por una no especialista en niños, dejando
de lado la psiquiatría y psicología forense en materia de abuso sexual;
 Que entonces, para la Sra. Jueza Pivas los test de validación, madurez sexual,
personalidad de una supuesta víctima no son necesarios -agregando que basta con
el relato en una entrevista con preguntas inductivas para condenar a una persona-
 Que la jueza llega a la conclusión de la culpabilidad de su defendido partiendo
de premisas fuera del mínimo sentido común, y la misma Dra. Pivas en su
sentencia transcribe el diálogo mantenido entre la psiquiatra Bonzi (y el niño) en
un diálogo sugestivo, partiendo de la culpabilidad de Juan Diego, induciendo al
niño a que incriminara a Juan Diego Escobar Gaviria.

VI- a) En primer lugar, se advierte que muchos de los planteos que se


realizan, parten del lugar errado sobre la comprensión y concepto del dispositivo
de la Cámara Gessell, por lo que resulta necesario efectuar un repaso sobre su
alcance y función, como asimismo sobre la razón subyacente que llevó a que se la
indicara en el Código de Procedimientos de la provincia.
Esta Cámara ha señalado reiteradamente (cfr. "Rodríguez Flores", "Silva,
Héctor Ramón y otro", "Benítez,", "Rondan", y en extenso en "Fernández ..") la
razón y la función del dispositivo en cuestión. Así, en "SILVA" (sent. del 03/05/16)
decíamos que la Cámara Gesell "tiene como finalidad la protección de los niños y
adolescentes menores y pretende garantizar sus derechos de acceso a la justicia,
a la par de optimizar las oportunidades de obtención de pruebas válidas dentro del
proceso cumpliendo de ese modo con la manda impuesta por la Convención sobre
los Derechos del Niño -cfr. Ley 26.061- y colaborando en la idea de instalar una
sociedad que reconozca a los niños como sujetos de derecho -cfr. "RONDAN", de
esta Cámara de Casación, sent. del 04/11/15-.- Específicamente, en cuanto a las
víctimas de delitos sexuales menores de edad -como ya analizó esta Cámara in re
"FERNÁNDEZ", sent. del 18/09/14-, el art. 294 vigente establece un sistema de
reglas especial, que reconoce al niño como sujeto de derecho. En la práctica esto
significa la evolución del acta mecanografiada tomada por un proveyente a la
modalidad de Cámara Gesell, que supone que la entrevista la tome un profesional
especialista en un ámbito favorable a la comunicación, que se registre en un
soporte audiovisual, que en una audiencia previa los interesados hagan saber al
entrevistador los puntos que interesan saber acerca del niño y los hechos que se
investigan. Esta modalidad probatoria se completa mediante un informe detallado
elaborado por el profesional actuante, pudiendo las partes requerirle al Tribunal la
comparencia de los profesionales a los fines de aclarar o dar explicaciones sobre
su informe y la entrevista.
Asimismo, en "RODRÍGUEZ-FLORES" (sent. del 31/08/16), afirmábamos que
"lo importante es evitarle (a las niñas y niños) las consecuencias estigmatizantes
y las prácticas que puedan hacer revivir situaciones dolorosas o traumáticas a
sujetos de derecho especialmente vulnerables, como son los niños y niñas, frente
a la justicia penal. Esto se encuentra plasmado en la normativa internacional, y
expresamente en las "100 reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las
personas en condición de vulnerabilidad", que incorpora dentro de los beneficiarios
de las Reglas a los niños y niñas, aclarando lo que la victimización importa (en su
ap. 12)". Y también destacábamos que había sido la tesitura de nuestro STJER,
que había destacado al respecto, que "no debe olvidarse que lo que se busca es
recuperar la subjetividad del niño "cosificado" y por ello debe buscarse un espacio
y trato que permita lograr ese objetivo, lo que no resulta contrario al derecho de
Defensa, máxime cuando el propio sicólogo refiere el motivo de esa
actividad: “inmediatamente previa al ingreso a la Cámara Gesell con el único
objetivo de establecer el vínculo”..." -cfr. "SOSA PIRIZ", STJER, sent. del
29/10/12-.
El mismo STJER, in re "TRUPIANO" -sent. del 02/09/13-, sostuvo que "las
declaraciones que presten los menores víctimas de hechos como el que nos ocupa
durante el proceso penal, no pueden ser sometidas a ritualismos vacuos o
excesivos, ya que los operadores judiciales que intervienen en el trámite deben
preservar sus intereses como parte desprotegida y víctima para evitar la
revictimización que seguramente provoca el evocar las traumáticas experiencias
vividas, con afectaciones perdurables de su personalidad, toda vez que estamos
frente a una niña que tan solo contaba con siete años cuando comenzaron los
asaltos sexuales de parte del ex concubino de su progenitora y por tanto, se debe
considerar primordialmente su interés superior, de acuerdo a su diferencia
psicofísica en relación con los adultos (cfr. Observación General N° 10,
CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, Los derechos del niño en la justicia de menores,
del párr. 10, y las "100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas
en condición de vulnerabilidad", documento que, precisa-mente, incluye dentro de
los grupos vulnerables a los niños y niñas)".-
A su vez, leemos -en RIEGELHAUPT, E (comp.) Acceso a la justicia.
Vulnerabilidades, vulneraciones y vulnerados. Un mapeo de Entre Ríos y Santa fe.
Eduner, Paraná, 2015- que, precisamente, el licenciado que cita la defensa,
Maximiliano Bruera, nos ilustra en su artículo "Abuso sexual infantil.
Conceptualizaciones y trato diferencial en el proceso penal a los niños, niñas y
adolescentes" -pag. 73 y ss. de la obra citada- que la entrevista de Declaración
por medio del Dispositivo Cámara Gesell tiene como "(su) objetivo es obtener
información precisa y confiable sobre los hechos a través del relato del NNyA. Dicho
relato, de ser posible, incluirá una descripción de las circunstancias de tiempo,
modo y lugar, conducta del abusador y conducta de la víctima, que podrían dar
lugar al supuesto evento abusivo. Se intentará cuidar que esta sea la única vez
que este NNy A deba atravesar el dispositivo, en vista de lo álgido de la temática
y los efectos emocionales que genera el hecho de tener que hablar y por ende re-
editar sucesos vivenciados de alto temor emocional … Si bien, siempre en la
singularidad de los sujetos y ateniéndonos al caso individual, podrá haber
situaciones en que pueda realizarse una segunda Cámara Gesell".
Y, explicando el modo en que se realiza el informe de la valoración del
testimonio: "…podrá incluirse en el informe la valoración preliminar del relato. Esta
se basa en los siguientes elementos: si el testimonio es consistente, claro, y
coherente (con lógica de acuerdo a la edad y a las características socioculturales
del NNyA), si es efectuado o no sin contradicciones fundamentales, si presenta
detalles contextuales o interaccionales sobre el hecho; si muestra el NNyA un
conocimiento sexual inapropiado, si es realizado con lenguaje propio de la edad,
si presenta animadversión hacia la persona del denunciado en autos o si aparecen
elementos que den cuenta de una posible intimidación o inducción por parte de un
adulto…Es necesario recordar que dicha intervención difiere de una pericial
forense, ya que no habrá puntos de pericia que contestar, como así
también, por ser una sola entrevista, no puede darse un proceso pericial"
-la negrita me pertenece-.
Y continúa recordando lo que es una relación abusiva, pensando que esas
características pueden aplicarse al proceso judicial -sin la idea de lo sexual-, por
lo que llama a "bregar por la restitución de la subjetividad y de la abstención de
hacer uso de estos NNyA en tanto objeto ( objeto de prueba u objeto de la pericial
forense) posicionamiento que apunta a marcar un acto que lo pueda dignificar
como ser humano a partir de ser escuchado, en donde sus dichos y derechos
tendrán lugar. Estos procedimientos son los considerados como posibilitadores de
acceso a la justicia. Ello es así por cuanto no sólo se reconocen y toman en cuenta
las características y modalidades de los NNyA, las cuales serán diferentes a las de
un adulto, sino también en vista de su reconocimiento se le permitirán condiciones
óptimas en pos de su declaración".
El licenciado finaliza su artículo indicando que la provincia de Entre Ríos
aparece con un posicionamiento progresista en cuanto a la implementación de
dispositivos y protocolos que tienden a la implementación de la efectivización de
derechos en esta temática, destacando "el protocolo interinstitucional, en el cual
el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, el Consejo General de Educación, la
policía, el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia, fijaron pautas
estandarizadas para los efectores y funcionarios de esas instituciones a la hora de
presentar una praxis unívoca ante la sospecha de estar ante un abuso sexual
infantil, como modo de intentar evitar la victimización secundaria del NNyA, ante
cada denuncia de abuso" -pag. 82-.
VI- b) Está claro entonces, que la función del dispositivo, en su modo
principal, es evitar la revictimización de los NNyA, cuyos derechos se hallan
protegidos por normas internacionales, a cuyo acatamiento la República adhirió
por Tratados desde hace ya varias décadas.
La conjunción de esta necesidad de protección y el respeto por las garantías
del imputado han sido las fuentes del art. 294, del C.P.P., en consonancia con las
directrices al respecto, el estado de la situación en los procesos judiciales donde
los menores eran víctimas, y una tendencia histórica, fuertemente arraigada, a
intervenir sobre los niños de modo iatrogénico, revictimizándolos y vulnerando sus
derechos. Al respecto, puede consultarse a Eva Giberti -Abuso sexual contra niñas,
niños y adolescentes. Noveduc, Bs. As., 2016-, en tanto habla del "Backlash", a la
incorporación en las diversas legislaciones internacionales acerca de los derechos
de los niños y niñas, como reacción negativa y violenta (la traducción sería
"reacción en contra" o "contragolpe") ante hechos que sobrepasan la posibilidad
de ser tolerados por quienes pierden poder, ante el proceso de visibilización de
violencias; y señala a la Convención de los Derechos del Niño Niña y Adolescencia
como reductor del espacio de poder y de abusos que los adultos ejercían respecto
de niños y niñas -op. cit., pag. 158 y ss..-
La revictimización posible del NNyA se traduce, claramente, como una
vulneración al principio del interés superior del niño y su derecho a ser escuchado:
en la Observación general Nº 14 (2013) sobre el derecho del niño a que su interés
superior sea una consideración primordial (artículo 3, párrafo 1, "Comité de los
Derechos del niño de las Naciones Unidas") se puede establecer el objetivo del
concepto del "Interés superior del niño", y así se lee que el mismo es un concepto
triple: a) Un derecho sustantivo: el derecho del niño a que su interés superior sea
una consideración primordial que se evalúe y tenga en cuenta al sopesar distintos
intereses para tomar una decisión sobre una cuestión debatida, y la garantía de
que ese derecho se pondrá en práctica siempre que se tenga que adoptar una
decisión que afecte a un niño, a un grupo de niños concreto o genérico o a los
niños en general ... es de aplicación directa (aplicabilidad inmediata) y puede
invocarse ante los tribunales. b) Un principio jurídico interpretativo fundamental:
si una disposición jurídica admite más de una interpretación, se elegirá la
interpretación que satisfaga de manera más efectiva el interés superior del niño.
Los derechos consagrados en la Convención y sus Protocolos facultativos
establecen el marco interpretativo. c) Una norma de procedimiento: siempre que
se tenga que tomar una decisión que afecte a un niño en concreto, a un grupo de
niños concreto o a los niños en general, el proceso de adopción de decisiones
deberá incluir una estimación de las posibles repercusiones (positivas o negativas)
de la decisión en el niño o los niños interesados. La evaluación y determinación del
interés superior del niño requieren garantías procesales.
Además, la justificación de las decisiones debe dejar patente que se ha tenido
en cuenta explícitamente ese derecho. En este sentido, los Estados partes deberán
explicar cómo se ha respetado este derecho en la decisión, es decir, qué se ha
considerado que atendía al interés superior del niño, en qué criterios se ha basado
la decisión y cómo se han ponderado los intereses del niño frente a otras
consideraciones, ya se trate de cuestiones normativas generales o de casos
concretos".
Queda claro, conforme a los precedentes y los principios de la normativa
nacional e internacional, así como las opiniones de los órganos consultivos que
desarrollan la inteligencia que debe dársele a dichos cuerpos legislativos, que
nuestra norma doméstica del Código de rito debe ser leída en su correcto alcance
y conforme a aquel principio general.
No puede darse por vía interpretativa una subversión precisamente, de ese
principio: la especialización de quien escucha al niño en el dispositivo, en niñez y
adolescencia, es precisamente una disposición puesta para la protección de la
escucha, y para que el acceso a la justicia del NNyA no se vea vulnerado: ninguna
otra cosa se desprende de las normativas internacionales, en las que el derecho a
un trato no revictimizante debe ser interpretado dentro de la misma lógica de la
progresiva realización de los derechos humanos.
VI- c) En esta idea, merece un párrafo aparte lo que se advierte que ha
sucedido con, al menos, otras de las Cámaras Gesell, que amerita que se remitan
los testimonios al Ministerio Pupilar en su función tuitiva de los NNyA, conforme lo
considere correspondiente, y ante una grave vulneración de sus derechos: luego
de que se le tomara la entrevista bajo esa modalidad al menor F.F., quien dijo
desconocer todo lo que dijera R. R. (acto que se realizó el 24 de febrero de 2017
con comienzo a las 10:05 hs. de la mañana, constando en el acta que estaban
presentes la madre, el representante del Ministerio Pupilar, Dr. Rossi, el fiscal, y
los Dres. Urrutia y Temón -fs. 106, primer cuerpo-) otro menor, J.P., de 11 años
de edad, le manda al celular que cree que es del menor -pero es de la madre- el
siguiente mensaje: "dice el cura que gracias por declarar a favor de él", a escasas
horas (aproximadamente, a las 15:00 hs.)
Señalo esto porque cabe entonces preguntarse por los deberes de los
intervinientes respecto de la información a la que acceden al presenciar el
dispositivo que se realiza precisamente para proteger a los niños, posibles víctimas,
como es que un menor que no está presente es usado de vehículo con la
información, y si esas conductas pueden ser absolutamente impunes y toleradas
en la práctica tribunalicia.
VI- d) Conforme a todo lo señalado, la supuesta no especialización de la Dra.
Bonzi en niñez según un conocimiento específico -que no se determinó, sólo se
enunció-, si se hubiera acreditado, sería un motivo de agravio del Ministerio Pupilar,
en su caso, que tuvo un rol proactivo y tuitivo en la etapa de la IPP, ampliamente
destacable.
No se entiende cómo es que la supuesta falta de especialización en niños
afectó los derechos del imputado; en cuanto a la capacidad de realizar el
interrogatorio la profesional declaró ampliamente en juicio, explicando cómo es
que llega a su informe sobre R. D. R., y los criterios de SVA que aplicara.
Al respecto, tratándose de una profesional que realiza su labor en una ciencia
ajena al derecho, considero que sus explicaciones, delante de las partes, y que
han sido valoradas por el tribunal de juicio, han permitido controlar la validez
científica y la corrección del método que aplicara, esto es, la fiabilidad científica
del procedimiento usado. Al respecto, puede leerse el artículo "Análisis de la
validez de las declaraciones" -de Günther Köhnken, Antonio Manzanero y Teresa
Scott, en Anuario de Psicología Jurídica, Nº25, 2015, p.13-19-, sobre la
aplicabilidad y limitaciones de uno de los procedimientos más empleados para
analizar la credibilidad de un testimonio, el SVA, expresado por la Dra. Bonzi en
su testimonial, y cotejar sus alcances con lo que expresa que evaluó en sus
informes.
La Vocal que comandó el acuerdo valoró expresamente que la profesional
Bonzi cumplió con los criterios para decir que un discurso era fiable, veraz, no
influenciado por terceros: que en los criterios del SVA se comienza con la previa y
se culmina con la Cámara Gesell, se evalúa la madurez intelectual y emocional del
niño; si es un chico sugestionado o influenciado por terceros y la motivación del
mismo al declarar, si es algo personal que lo lleva a develar, si hay un discurso
impuesto por un tercero; criterios que se van sumando y donde no detectó falsos
negativos. La Cámara de R. cumplió con esos criterios y por eso ella informó, dijo
en el juicio.
Por otra parte, y relacionado con el mismo punto, no puede atenderse al
agravio que señala que el punto fundamental en materia forense en los casos de
abuso sexual es que se le realice una pericia a la víctima, en tanto "test de
validación", "personalidad de la víctima", "madurez sexual", si el significado que
quiere darse es el de una pericia que indague su subjetividad y personalidad.
El alcance del dispositivo de Cámara Gesell es el señalado, con sus funciones
claras; en el cumplimiento de la normativa dispuesta, no puede interpretarse la
modalidad como una indagación al niño en forma simétrica a una pericia
psiquiátrica psicológica dispuesta judicialmente ante extremos que declaren su
necesidad -vgr. como sería el caso de advertirse psicosis, delirios, o enfermedades
mentales en denunciante o imputado-.
Por eso, las alegaciones de la insuficiencia de una sola entrevista, de la falta
de test, pericias, etc. no pueden tener cabida aquí: otro es el significado de esta
especial toma de testimonios en un niño pequeño, de 11 años, ni sorprende que
la Dra. Bonzi así lo explique en el juicio, entendiéndose válidamente sus
expresiones como ilustraciones, no como confesiones de una mala praxis.
VI- e) Relacionado a estos alcances, se encuentra la normativa que señala
el defensor, la Resolución Nro. 044 del Ministerio Público de la Defensa. La misma,
es una directiva de quien está a cargo de los funcionarios de la Defensa, está
dictada dentro de su ámbito de incumbencia, y conforme a las buenas prácticas y
la organización de ese Ministerio.
El pedido de nulidad que ordena solicitar a los defensores oficiales -
funcionarios públicos-, tiene por objeto precisamente velar por la protección del
niño o niña víctima, y se enmarca dentro del funcionamiento del protocolo.
Aunque debería ser vano, es necesario aclararlo, por cuanto se señala un
desconocimiento por parte del Tribunal de una norma que parece el letrado
considerar aplicable, y alega "gravedad institucional", a la vez que
disfuncionamiento del Estado de Derecho en la provincia, por no cumplirse con el
protocolo ASI. Conviene entonces, recordar qué es un protocolo, y qué es aquella
norma.
Así, en la misma compilación de acceso a la justicia, en el artículo "Acerca de
los protocolos", Cazzaniga, Beade y Uranga nos refieren, luego de analizar qué rol
tienen los bagajes instrumentales que mediatizan las intervenciones institucionales
-que implican siempre una posición epistemológica-, que los protocolos definen
instrumentos estandarizados que pretenden homologar las prácticas -
institucionales, interinstitucionales, profesionales, entre otras- frente a
determinados acontecimientos, exponiendo las acciones a llevar adelante, los
agentes involucrados, las instituciones intervinientes.
La Resolución 044 del Ministerio de la Defensa, que instruye a los defensores,
ordena unificar sus prácticas en ese sentido y van a ellos dirigidas: el punto, sobre
el que no debiera detenerme, cobra importancia cuando advierto que es usado
para formular otra acusación contra el tribunal, de modo liviano y desconociendo
normas básicas y sus alcances.
VI- f) Con relación al nombramiento de un abogado que representara los
intereses del imputado, controlara el dispositivo y velara por sus intereses, se dan
varias cuestiones y afirmaciones contradictorias por parte de la Defensa.
En primer lugar, la Cámara Gesell, tomada a R.D.R., fue parte del acuerdo
probatorio en la remisión a juicio, habiendo intervenido los mismos defensores
desde el momento mismo de la imputación a Escobar Gaviria, el 2/11/16.
A pesar de dicho acuerdo, la Defensa quebrantó sistemáticamente el pacto
firmado ante un juez de garantías: acordó que fuera como prueba al juicio pero
luego desconoció su validez, indicando primero, como se puede observar en el
soporte fílmico de la audiencia, del 22/08/17, que había sido tomado sin defensor,
porque no había acta de designación; que la firma obrante en el acta era del
Ministerio Pupilar. Luego, en el escrito casatorio, que si bien estaba el defensor
oficial no había razones para eludir la norma que indica que desde la primera
diligencia con el imputado éste tendrá derecho a nombrar un abogado de su
confianza -como efectivamente hizo, nombrando a los abogados Urrutia y Temón
el día siguiente de la primer Cámara Gesell, cuando fuera imputado, el 2/11/16-,
obrando, además, en todas las actas de toma de Cámara Gesell posteriores, la
intervención de dichos defensores, sin que conste oposición alguna a la entrevista
por parte de la Dra. Bonzi, por considerarla inidónea (al punto que su falta de
especialización anularía la prueba, como alegan reiteradamente en el recurso).-
Es decir, indicaron que no existe acta de designación de defensor, aunque a
renglón seguido aceptan su comparencia -no rearguyen de falsedad el acta en el
que consta con las firmas de varios funcionarios, la toma de la Cámara Gessel en
presencia del defensor Casas Gerber, ni denuncian a los funcionarios-, para virar
en el agravio de que no se había tomado con presencia del defensor de confianza
del imputado -que todavía no lo estaba-.
El Tribunal de juicio resolvió no hacerles lugar.
Luego, en el recurso, citan artículos derogados sobre nulidades, presuponen
la característica de irreproducible de la Cámara Gesell, no ahorran acusaciones a
los jueces, sindican ya no invalideces sino ilegalidades -sin realizar las denuncias
correspondientes-; señalan que tanto los ministerios público como pupilar y el
tribunal de juicio no custodiaron el debido proceso sino que hicieron lo que
quisieron y quisieron lo que hicieron en grave violación a los derechos
constitucionales de un ciudadano inocente en búsqueda de un resultado
condenatorio, arrogando a los funcionarios y a los jueces naturales del proceso,
delitos graves, sin mencionar siquiera si obraron conforme a los carriles
correspondientes que los obliga como auxiliares de justicia que son, a realizar las
denuncias pertinentes.
Se advierte que faltan así a los deberes de lealtad enunciados en el art. 136
del C.P.P., pilar básico del sistema acusatorio, y del fair play entre las partes,
indispensable para el funcionamiento del proceso y que están obligados a respetar.
Recordemos que el proceso penal se encuentra legislado en nuestra provincia
basados en los principios de buena fe de las partes. Asimismo, se ha faltado al
decoro y al respeto que se le debe tener el Tribunal
Sin perjuicio de todo esto, conforme he venido realizando el desarrollo, la
prueba en cuestión no se ha tomado vulnerando ninguna garantía; la actividad por
fuera de las reglas de juego de la defensa no tiene justificativo alguno y deberán
remitirse los testimonios conforme el citado artículo, al organismo de la matrícula,
dada las faltas a esos deberes demostradas en toda su actuación en el proceso.
VII) Examen de la sentencia respecto de la valoración de la prueba
en los hechos en los que se imputara a Juan Diego Escobar Gaviria como
perpetrados en contra de R. D. R..
Leída en su completud la sentencia, en función de la revisión de su
racionalidad y escuchados los testimonios que, además, se reproducen en ella,
como la misma Cámara Gessell que se ha tomado con el menor R. R., puedo
advertir al contrario de lo que afirma el recurrente, que la Sra. Jueza que comanda
el acuerdo -al que se arribara por unanimidad-, no ha hecho una valoración
aparente de la prueba, como lo sostienen los defensores, ni se ha limitado a una
trascripción, sino que ha sopesado la prueba que tenía ante sí, y su concordancia.
Hemos realizado consideraciones amplias respecto del modo de valorar la
prueba y la lectura crítica que debe hacerse respecto de los autores procesalistas
que han escrito sobre el punto. Así, en "WAGNER", entendíamos que debe
atenderse "a lo que los autores contemporáneos han desarrollado acerca del modo
de valoración de la prueba, de sus divisiones, y de los distintos sistemas legales
que establecen cómo es que debe formar su resolución el juez, abogando por una
concepción racionalista de la prueba que, en el caso de un sistema de derecho
procesal que intente llegar a soluciones justas (lo que no necesariamente ocurre
en los sistemas que buscan solucionar controversias), tendrán como requisito
ineludible, como fin, establecer la verdad de lo sucedido. Verdades relativas, como
bien señala Taruffo, puesto que las absolutas "son patrimonio exclusivo de alguna
metafísica o religión integrista" -TARUFFO, M. "Consideraciones sobre prueba y
motivación", en TARUFFO (y otros). Consideraciones sobre la prueba judicial.
Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 28-. En ese artículo, el
filósofo italiano, a la vez que indica que encontrar la verdad de lo sucedido es
inescindible como fin en los sistemas que consideran que la función del proceso es
encontrar decisiones justas (sistema que considera el único compatible con la
concepción democrática de administración de justicia), y realiza apreciaciones
importantes respecto de la comprobación de la verdad de los hechos relevantes.
A su vez, repasa la opción por la racionalidad de la prueba, por la necesaria
plenitud de la motivación de las sentencias, lo que implica, entre otras cuestiones,
que el juez explique por qué valora de tal modo las pruebas -vgr., por qué
considera creíble o no a un testigo-, o que, según qué inferencias entendió que
cierto indicio llevaba a una determinada conclusión relativa a un hecho de la causa.
También, que ello implica valorar toda la prueba y el contexto en el que se
produce, y que el sistema de libre valoración de la prueba es por excelencia, el
sistema de meritación de prueba armónico y compatible con la búsqueda de este
fin del proceso y con la opción racional.
El sistema de la íntima convicción, señala el autor, estará reñido con la
presuposición de esos fines, toda vez que es difícil pensar en un discurso
justificativo racional del juez cuando ha tomado su decisión por misteriosas
cuestiones subjetivas. Otro tanto ocurrirá con el sistema de la prueba legal o
tasada: "…un ordenamiento que aún prevea reglas de prueba legal -y en la
medida en que lo haga- no adopta una concepción racional de la decisión,
ya que reemplaza la valoración posiblemente racional de la prueba que el
juez podría realizar en un caso concreto por una determinación general y
abstracta llevada a cabo por el legislador" -op. cit., p.20-".
A su vez, en "BENITEZ (y otros)" -sent. del 02/05/2018- citábamos lo dicho
por Jordi Beltrán Ferrer, en "Derecho a la prueba y a la racionalidad de las
decisiones" -en Jueces para la democracia, Nº 47, 2003, págs. 27/34-, a propósito
de definir por qué se ha entendido el derecho a la prueba -"right to proof"-, como
una especificación del derecho de defensa, indica que "debe sostenerse una
concepción racionalista de la prueba, que rechace la vinculación entre prueba y
convencimiento puramente psicológico del juez, y que la decisión judicial, para ser
racional, debe tener como requisito mínimo, que se base en razones que la
justifiquen sobre la base de algún criterio intersubjetivo. Sólo de este modo, es
posible precisamente el control intersubjetivo, esto es, de racionalidad. Dentro de
este derecho a la prueba, señala el derecho a que las pruebas se valoren
racionalmente, tomando todas en consideración y valorándose individual y
conjuntamente; esta valoración es la que, a su vez, deberá estar justificada".-
Asimismo, en "YABRAN" (sent. del 12/04/17), citábamos al mismo autor Jordi
Ferrer Beltrán (cfr. La valoración racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid, 2007),
en tanto señala que los elementos que integran el derecho a la prueba, pueden
dividirse en tres: 1- derecho a utilizar todas las pruebas de las que se dispone, 2-
a que las pruebas sean practicadas en el proceso, y 3- derecho a que las pruebas
sean racionalmente valoradas. Detalla respecto de este último elemento, que la
exigencia de valoración racional de las pruebas puede descomponerse, a su vez,
en dos elementos: que las pruebas admitidas y practicadas sean tomadas en
consideración a los efectos de justificar la decisión que se adopte y que la
valoración de las pruebas sea racional. La segunda exigencia es que esa valoración
sea racional: "sólo así podrá entenderse que se respeta el derecho de las partes a
probar, a producir un determinado resultado probatorio que sirva de fundamento
a sus pretensiones", y solo así, si se garantiza que los hechos probados a los que
se aplicará el derecho fueron obtenidos racionalmente a partir de los elementos de
juicio aportados al proceso, puede garantizarse también un nivel mínimamente
aceptable de seguridad jurídica.
La idea de la necesidad de entender la valoración de la prueba en su conjunto,
y, por ende, de valorar los indicios en su concordancia y gravedad en relación a lo
que se pretende probar, nos confronta con la idea que subyace en el encono o
ensalzamiento de la Cámara Gesell, por la que parece querer volverse colar el
sistema de convicción de la prueba tasada, que le da preeminencia a una prueba
sobre otra, dándole una figura estelar a una de ellas.
Tal vez por el modo de producir el dispositivo, por la particular forma de
tomar la testimonial a un menor víctima -operada por un especialista de ciencia
ajena al derecho- se le quiere dar, sin decirlo abiertamente, un status de prueba
plena a la Cámara Gesell que parecería, erróneamente, tener más peso que otros
elementos, que deben tomarse y ponderarse de manera concordante, en orden a
determinar lo sucedido.
Sin embargo, si nos posicionamos epistémicamente en las limitaciones que
la modalidad tiene, y en la especial situación asimétrica y de vulnerabilidad que
tiene un niño o niña allí, en tanto puede esbozar que sus derechos fueron, en su
caso, vulnerados (lo que no alcanza a comprender del todo, en tanto el
quebrantamiento de los derechos como parte de un colectivo se percibe por el
individuo porque pertenece al mismo y se puede reconocer en los otros, lo que es
harto difícil en el caso de los menores abusados, porque usualmente quien funciona
como el otro por excelencia, como autoridad, es el perpetrador), el pretendido
protagonismo que se le quiere dar, y la idea de prueba dirimente, se desvanecen.
Si nos preguntamos ¿qué es lo que ha cambiado desde que existe la
modalidad?, nos podremos acercar fácilmente a la respuesta de que no hay más
niños mintiendo compulsivamente, inducidos por adultos, o por profesionales, sino
que hay menos posibilidad de lograr un silencio por medio del aprovechamiento
de la asimetría o de re-intimidarlos, como acontecía otrora en algunos juicios en
los que se obligaba a declarar al menor delante del imputado, tribunal, partes, etc.
Y la prueba en la Cámara Gesell, como valor, ante los jueces, no es más que
eso, una testimonial operada por un experto, cuyos extremos deberán ser
analizados como las otras.
Y como otras, y como tantas, las pruebas tienen que valorarse analíticamente,
en su contexto, conforme a inferencias racionales y conforme a la posibilidad de
ocurrencia de los datos que nos traen.
Lo que ocurre con la Cámara Gesell y el desvío de su comprensión, y su lugar
procesal, es analizado en la causa, por el tribunal de juicio, cuando rechaza el
mismo planteo nulificante que realiza la defensa respecto de la Cámara Gesell
tomada al niño R..
Al contrario de lo que se aduce, vemos aquí que la Sra. Vocal del primer voto
analiza los hechos que se le imputaran a Escobar Gaviria como cometidos contra
el monaguillo R.R., y entiende que se encuentran acreditados, tanto por la Cámara
Gesell (donde el menor relata lo que le sucediera con el imputado atendiendo a
que detalla los hechos con espontaneidad y dramatismo), como por toda la otra
prueba que obra agregada el respecto.
Si bien transcribe la Cámara Gesell, y sus extremos que pueden apreciarse
también en el soporte fílmico, el análisis que realiza es global.
La defensa se agravia de esto, indicando que el relato del menor fue realizado
a raíz de preguntas sugestivas que le habría hecho la psiquiatra a cargo de la
entrevista, la Dra. Bonzi, transcribiendo también, esta vez, parte de la prueba,
en especial las preguntas realizadas por la psiquiatra después que el niño
relatara los hechos.
Sin embargo, el tribunal tiene en cuenta en especial, el relato espontáneo
que realiza el niño: que iba a misa y se quedaba a dormir, que le preguntaba a su
madre, y que por las noches el imputado lo alumbraba con una linterna, lo llamaba
a su pieza y lo comenzaba a toquetear.
Este relato, que se aprecia espontáneo, en el que señala los nombres de sus
otros compañeros, es valorado íntegramente por la Sra. Vocal del primer voto, a
la vez que el contexto en el que se realiza: un contexto de mucho miedo hacia el
perpetrador, apreciando la jueza que debió recibir asistencia psicológica por la
fuerte presión ante la que se encontraba. Valora además que el relato de los
abusos se lo contó por primera vez a un amigo, J.D.L.V., y que sus dichos
encuentran plena corroboración con los dichos de su madre, Silvia Muñoz. Ese
miedo es expresado por el niño de 11 años, y así lo señala el Tribunal: tenía miedo
a que lo retaran, a que no le creyeran, a decirle a su familia, porque empezaba un
lío, miedo al pueblo, porque "casi todo Lucas González está del lado de él y de
nosotros casi nadie"; y pondera la credibilidad de ese miedo, así como lo atinado
del sentimiento del menor: quedó revelado en las testimoniales tomadas que el
pueblo de Lucas González estaba dividido luego de que tomaran conocimiento de
las denuncias realizadas contra el cura.
A la vez que los dichos del menor, la jueza valora lo que la psiquiatra del
Equipo Técnico Interdisciplinario del fuero de Menores y Familia de Tribyunales de
Nogoyá, Dra. Diana Bonzi, informara: que el menor presentaba un discurso
coherente, que las respuestas continuaban con la directriz de la temática, sus
manifestaciones de afectación emocional, y que el menor da cuenta de haber
vivenciado situaciones psicotraumatizantes sexualizadas impuestas por un tercero,
al que no pudo manifestarle su negativa en virtud de su preeminencia física, y
fundamentalmente el amedrentamiento e importante temor generado por el
mismo.
La solvencia de la profesional y la amplitud de las respuestas dadas en el
plenario, también fueron señaladas por el tribunal en la sentencia, como toda su
explicación y los criterios de validación que utilizó para evaluar al menor, que le
relató al tribunal que el discurso era fiable, veraz, no influenciado por terceros,
atendiendo a la suma de criterios que explicó. También que existía una relación de
dominio, y que uno de los criterios de validez es que tenga un conocimiento sexual
prematura para su edad. La psiquiatra explicó a la vez, en qué consistía el proceso
de develación.
Pero no se detuvo allí la valoración de la prueba, no conforma su convicción
por intuición o dándole un status a la Cámara Gesell que no debe tener, conforme
los criterios arriba señalados: confronta los criterios de validez de la declaración
del menor, con los dichos de la madre, Silvia Muñoz, y los de su padre, Oliverio
Muñoz, que ratifican en todo lo que el niño relata.
La madre de R. explicó largamente ante el Tribunal los pasos por los que
pasaron ante la develación de su hijo, la incredulidad inicial de su marido, la figura
importante, protectora y de autoridad, casi salvadora, que tenía el sacerdote en
su familia, y todo ello, lo que dice en la denuncia y lo que dice en su testimonial,
fue valorado en la sentencia; que era lo que había hecho enseguida -irse a la casa
de la madre del amigo al que le había contado, J.-, y contarle; que el martes se
fue a hablar con las maestras del niño, y más tarde con el psicólogo, que le dice
que lo que declara el niño era real.
La madre aporta los signos que veía en el niño: gritón, enojado, cuando volvía
de estar en la casa parroquial.
A su vez, pondera el contexto de vulnerabilidad inicial que relata el padre del
niño, O.R., que ratificó la denuncia de su esposa, dando detalles. Ponderó la jueza
asimismo, la prevalencia de Escobar Gaviria en el contexto de vulnerabilidad en el
que se hallaba la familia R., que tenía dependencia espiritual con el mismo, luego
de haber pasado por una tragedia, dado que Oliverio R. había protagonizado un
homicidio culposo, que había costado vidas: les prestó dinero, y lo dejó realizar
allí las 40 horas mensuales impuestas por la probation.
Este contexto es valorado por la jueza como de selección de medios y de
modo de llevar adelante el cometido: el imputado elegía dentro de un grupo
vulnerable, al más vulnerable de todos -al niño que tenía una familia en problemas-,
y que así eligió a R., que venía de ser entregado por la persona en quien ellos más
confiaban, porque los había sacado de una situación de sumo dolor, lo que el
imputado aprovechó, diciéndoles que les mandara al hijo para que no pasara por
los difíciles momentos por los que estaba viviendo la familia.
También ponderó la jueza que al primero que le contó el menor lo sucedido
con el cura, fue a su compañero J.D.L., que contó lo mismo ante la Cámara Gesell
y que presentaba un relato fluido y espontáneo, según los dichos de la psiquiatra
Bonzi.
El relato de este niño, que además aporta que R. estaba triste, con miedo, y
que él le dijo que se lo contara a la mamá, resulta un extremo importante para la
jueza, quien valora lo que dice el testigo respecto al episodio de la descontención
absoluta de R. al realizar un fogón cuando fueron de viaje a Rosario, cuando
hicieron la actividad del árbol de la vida, contando que R. "lloraba feo" no de
felicidad, invitando en la sentencia a confrontar el DVD que contiene su Cámara
Gesell. También sopesa la jueza la reacción del amigo, de la madre; la necesidad
de los incentivos que se necesitarían para salir de este contexto de miedo, y cómo
R. es incentivado por su amigo para que le cuente a la madre, y su madre es
incentivada por la madre de este amigo para que hiciera la denuncia.
También tiene en cuenta especialmente, como muy importante, el pronto
accionar de las autoridades del colegio al que acudía R.: la docente Araceli Varliero,
que declaró en el debate, realiza una nota a las autoridades, corrobora los mismos
dichos del alumno, y las autoridades se presentan ante el Ministerio Pupilar que
realiza la denuncia.
Considera la prueba de las declaraciones de las docentes, Varliero y Herlein,
indicando que el relato de R. a Araceli Varliero es exactamente el mismo que le
había hecho a la madre, y la relación entre lo que declara esta docente sobre el
fogón en Rosario y lo que aporta el niño De L.; también, el bajo rendimiento escolar
en el último semestre de 2016, es indicado por esta docente.
A su vez, la jueza tiene en cuenta lo que dice el psicólogo que atendió a R.,
Mario Cardozo, el 26 de octubre de 2016, a solicitud de su madre: relevado del
secreto profesional, el psicólogo dijo que la situación vivenciada por el niño fue de
característica sexual de abuso en el cual se manifestó más que nada una escena
de representación abusiva de carácter sexual: que R. en su exposición, le narró
escenas de seducción y tocamientos de características sexuales, y que el autor era
el párroco de Lucas González.
Concluyó la Vocal, en su ponderación, analizando correctamente el contexto
de vulnerabilidad en el que se dan este tipo de delitos, y contrastando el contexto
en el que se verifica la prueba: que la familia R. M. no tenía ningún interés en
mentir ni perjudicar al sacerdote; analiza el lenguaje corporal de los padres dados
en el juicio -que se puede apreciar en el DVD; analiza asimismo los motivos de los
movimientos del cura, la seducción que todos señalan ejercía sobre los niños, y
que todo lo que dice el niño se corrobora con la otra prueba objetiva colectada en
autos: las fotos, el croquis, las dependencias contiguas a la parroquia que ocupaba
el imputado, concluyendo que R. R. no mintió ni nunca lo hizo, de manera correcta.
También que le quedaba claro que detentaba la guarda del menor, y el rol tuitivo
del sacerdote, cuando realizó los actos corruptivos hacia el niño.
Es decir, que todos los elementos que valora la jueza exceden el acotado
margen de las preguntas supuestamente inductivas de la psiquiatra, que, por otra
parte, estimo, no tienen esa calidad, de ningún modo.
El relato del menor, que se repite en el tiempo, se extiende hacia su entorno;
la supuesta conspiración de tantos, es insostenible. Lo acontecido se sostiene como
veraz en la relación circular de quienes ratifican al niño en tiempo y en dichos:
todo su entorno, su mejor amigo, su docente, su psicólogo, sus padres, sus
síntomas, y finalmente, sus dichos en Cámara Gesell ante una psiquiatra que
explica solventemente cómo procede en sus informes, y por qué su relato resulta
creíble, es lo que forma el convencimiento del Tribunal de que los hechos
sucedieron conforme fueran imputados.
Y no una sola prueba, como pretende la Defensa, entre otras acusaciones.
VIII- Valoración de la prueba respecto de los hechos perpetrados
contra A. N. E..
La Defensa se agravia aquí porque entiende que el Tribunal de juicio sólo se
limita a transcribir la prueba y porque no se han descartado el sinnúmero de
falsedades y contradicciones que ellos habían apuntado en el juicio, como
asimismo señala que el testimonio de S. Tavares, incluido en el juicio, resulta una
prueba que se introdujo ilegalmente en el debate.
Si bien la sentencia en este punto resulta larga y extensa, dado que se
transcribe todo lo que los testigos han dicho, el Tribunal ha encontrado que no hay
dudas sobre los abusos perpetrados contra el menor A. E., por parte de Escobar
Gaviria, realizados desde que el menor tenía once años, y que se prolongaron en
el tiempo, en parte en los viajes que hacía fuera de Lucas González en oportunidad
de celebrar misas, y que consistieran en tocamientos, masturbaciones, besos en
la boca, hacerse tocar él, realizarle o hacerse realizar sexo oral, en su oficina o
habitación, intentar hacerse penetrar, intentar penetrarlo al menor, etc., todos
hechos realizados desde los 11 a los 17 años, trayéndole de regalo ropa interior
cuando regresaba de Colombia.
Además de ponderar su denuncia, el Tribunal pondera por qué E. se decidió
a hablar: porque creía en lo que contaba R.; pondera el informe de la psiquiatra
Diana Bonzi sobre la entrevista que mantuvo con el joven E., de quien dice, tiene
un discurso coherente, sin alteraciones en el curso del pensamiento, ni en la
percepción, el momento de angustia con el que rememora lo manifestado en sede
judicial; el pudor desplegado en su relato, la desconexión afectiva, el
desdoblamiento psico emocional, e identificación de puntos nexo-negativo, en
tanto refiere a uno de sus hermanos y una develación de su situación similar a la
vivenciada por parte de un tercero, situaciones que le permiten develar su propia
historia.
También pondera la testimonial brindada en el juicio, donde fue ampliamente
interrogado por la Defensa, conforme se puede apreciar en el DVD que obra en la
causa, y las testimoniales de la madre del menor, cuyo hijo J. C. también aparece
como víctima.
Indica el Tribunal con acierto que su relato aparece como fidedigno, al punto
que cuando empieza la causa por denuncia de R., le preguntó a sus hijos si esto
podía ser verdad y lo negaron; y luego, a la semana, cuando A. leyó una nota de
la madre de R., se enojó ; cuando volvió de trabajar, le dijo que había mentido
con respecto al cura, y entonces ella no dudó, vio sus ojos, se pusieron a llorar y
se abrazaron.
Valora el Tribunal todo su relato, y el de su esposo, Marcos Raúl Ercilio C.,
padre de J., que, se lee, encastra perfectamente con lo que dice A. y con lo que
dice su esposa.
También indicó el Tribunal que abonaba lo expuesto lo dicho por Teresa
Leonor Rosenberger, ex suegra de E., que cuando se entera de lo sucedido con A.,
le pregunta a su hija, quien ya no estaba en pareja con él, y esta le dice que el
cura debía estar preso; habla entonces con A. y éste le cuenta que lo del cura era
verdad, que lo había abusado; lo que dice que le dijo A., coincide con lo que
efectivamente dice A. en el juicio y en la denuncia.
Merita el Tribunal también lo dicho por la exnovia de A., Jacqueline Mailen
Rearte, que explicó que no podía tener relaciones sexuales con él, que era muy
duro, y que entonces hablan: A. le cuenta que había sido abusado por el cura
apenas empezaban la relación, dando detalles.
Asimismo, tiene en cuenta lo dicho por el testigo S. A. M.T., en tanto que
explica que supo que tiempo atrás A. había sido abusado pero que no quería hablar
porque eso también le pasaba a él; que había visto muchas veces como le pasaba
a A., cuando viajaban, pero que él se hacía el dormido; y que por el espejo del
medio el cura miraba para atrás para ver si los demás estaban dormidos; que el
que iba adelante ligaba, como le había pasado a él.
La incorporación de este testigo es señalada por la Defensa como que ha sido
introducida ilegalmente. Sin embargo, analizado el juicio, se puede apreciar, en el
soporte fílmico, que en la audiencia del 22/08/17, el testigo fue ofrecido por la
Fiscalía como cuestión preliminar, dado que hacía días había concurrido a
denunciar un abuso contra el imputado, por lo que no sabían de su existencia; la
Defensa se opuso indicando que su admisión violentaría el debido proceso y la
defensa en juicio, y el Tribunal por unanimidad resolvió hacerle lugar a la petición
de escuchar el testigo.
La posibilidad de ofrecer testigos que fueran recientemente conocidos por
las partes, la oposición de ellas, y la ponderación de su pertinencia por parte del
Tribunal, son extremos previstos en nuestra legislación; si bien la Defensa alegó
en su momento reserva ante la noticia del Tribunal de que le haría lugar a la prueba,
sus argumentos, escuchados, no bastan para entender que la resolución en el
punto ha resultado arbitraria, por lo que no puede atenderse a la supuesta
ilegalidad de la producción de dicha prueba.
A lo que valora el Tribunal le ha agregado lo que ha dicho el psicólogo Cardozo,
cuyos dichos guardaban estrecha relación con el suceso: Cardozo le explicó al
Tribunal que había atendido a E. en el año 2014 por cuestiones de bajo rendimiento
académico, porque había repetido dos veces, que tenía indicadores de inseguridad,
inmadurez, inhibición, ansiedad, y que había repetidos dos veces ese año; y que
hubo una pausa hasta el 24 de noviembre de 2016, cuando lo atiende por una
consulta que tenía el objetivo de abordar una situación diferente que no se había
abordado hasta el momento y que tenía que ver con una vivencia traumática con
un componente de abuso sexual; detalla el psicólogo las idas a Buenos Aires, las
veces que lo entrevistó -siete- y que lo que se presenta allí era una clara
significación de una situación por trauma de abuso; que con su conflicto de figura
paterna se mezclan el develamiento y poner en palabras que lo ponen a él como
vulnerable ante una figura de autoridad donde él no puede poner ningún tipo de
límites: la figura de Escobar Gaviria aparece en forma muy clara en la cual deposita
su representación, situación distorsionada. Aclaró que describió situaciones de
tocamientos, de los genitales del "padre" y del "padre" hacia él, como también una
situación de intento fallido de penetración, vivencias que pudo colocar en la edad
de 11 años hasta septiembre del 2016.
El Tribunal asimismo, pondera la prueba respecto de los hechos perpetrados
contra su hermano, O. J. C., y entiende que se encuentra acreditado, con ella, que
este menor fue abusado aproximadamente durante 4 años por Escobar Gaviria,
cuando el niño concurría a colaborar en las misas. Y considera que, tal como era
su práctica, invitaba a los niños a quedarse a comer y a pernoctar, y que luego,
en horas de la noche, salía de su dormitorio hacia el sector donde se encontraba
C., que luego de despertarlo con una luz de linterna, se acostaba junto al niño y
le tocaba la cola y el pene, por arriba y por debajo de la ropa, mientras le
manifestaba en forma intimidante que si quería seguir asistiendo a misa, no tenía
que decir nada.
Respecto de este menor, el Tribunal analiza sus dichos, tomados en Cámara
Gesell, indicando que no cobijaba al respecto ninguna duda acerca de su
credibilidad, por la pureza de su declaración; y también analiza lo que al respecto
ha dicho la psiquiatra Bonzi, que señaló que desplegaba un relato espontáneo
pudiendo referir circunstancias que resultaron psico traumatizantes. De ellas,
relatos de vivencias sexualizados, tenidas directamente con el imputado, lo que le
produjera un profundo cuadro de angustia genuina, real, no simulada ni
sobredimensionada, siendo su relato fiable, sin indicadores ni influencia de
terceros.
El Tribunal pondera además de su credibilidad intrínseca, la prueba autónoma
que le da plena veracidad a sus dichos: los dichos de su madre, Nancy Natalia Ruiz
Díaz, destacando que esta testigo había señalado que no quería que su hijo
quedara involucrado, porque él le había dicho que el cura no le había hecho nada;
pero que, una vez que le contaron que a su hermano mayor lo había abusado el
cura, J. se puso mal y dijo que a él también el cura Juan Diego lo había tocado,
por lo que conversó con el niño, al que le costó mucho contarle lo que había pasado.
Valora además que el mismo R. R. había señalado que vio cuando a J. lo había
llevado al dormitorio el cura, es decir, que el relato de J. se ve corroborado por lo
que dice R., y también está corroborado por lo que la Licenciada en Psicología,
Alejandrina Pruzzo, expresó: que el niño relató situaciones de abuso sexual, que
había sido vivenciada por J. de manera traumática, irrumpiendo en su aparato
psíquico como un suceso inesperado, abrumador y difícil de tramitar; que sentía
que esta persona les había "arruinado la vida", generando enemistades dentro de
su familia extendida -entre quienes le creían y quienes no- alterándoles su ritmo
de vida, y afectando el estado de ánimo de todos.
También porque actualmente en la escuela sufre, de parte de sus compañeros
de año, comentarios burlones referidos a la situación de abuso sexual.
El Tribunal pondera que los hechos descriptos tuvieron entidad, aptitud y
posibilidad de promover a su corrupción, y que todo el cuadro cargoso, que prueba
los hechos, se completa con los dichos de Alicia F., en defensoría, en el acta que
se labra, donde la madre del menor F. solicita se investigue un posible abuso
sexual por parte del sacerdote hacia su hijo, situación mencionada por el niño C..
Asimismo, lo que dicen A. E. -el hermano- y su psicólogo, Mario Cardozo,
corroboran, con acierto, para el Tribunal, el cuadro incriminatorio.
IX- Con respecto a quien aparece como víctima, S. Y. F. F., el tribunal valoró
su denuncia y que era menor al momento de los hechos; que los tocamientos
sucedieron en las dependencias privadas de la iglesia, por encima de sus ropas,
habiendo reaccionado el menor cuando quiso meter su mano por debajo de la ropa.
El Tribunal analizó la denuncia de éste, el 11/11/16, donde el entonces niño
relata que todo había empezado unas vacaciones de invierno, cuando su madre se
iba a Islas del Ibicuy, con sus dos hermanas: que estaba muy involucrado en el
tema de la droga, y en un momento que estaba loco, se tomó pastillas de su madre,
lo internaron, y allí, en el hospital, estando internado, lo fue a ver Escobar Gaviria.
El denunciante relató que le había hecho una sanación, ya que
supuestamente tenía el don de curar; el sacerdote le dijo que había sido elegido
por Jesús, que había venido con un propósito muy importante a la tierra, y le hizo
creer que eso era verdad: allí comienza a ir a las misas de sanación. Explicó que
iba con su abuela porque era muy creyente; los invitaron a ayudar en las misas
de sanación, su trabajo era ayudar a los que se iban desmayando.
El Tribunal pondera todo lo dicho por el denunciante, y entiende que los
dichos de su madre, que depone ante el Tribunal, Miriam Lorena F., acreditan el
injusto, en tanto describen toda la situación familiar, y lo sucedido con su madre,
Glady Begnis, a quien la Defensa había llamado a declarar al juicio pero luego
desistiera; la testigo explicó cómo es que su hijo se relacionó con el cura, que fue
al Hospital, y luego a su casa; que les había dicho que S. tenía un "don", y que
ella no le creía, pero como su madre era muy creyente lo aceptó.
Y que realizó una bendición en su casa, y recuerda que su madre lo llevó a
misa una tarde, y volvió gritando y dio un portazo: le contó que había ido a hablar
con el cura y que lo hizo pasar a la casa, y lo empezó a tocar, que S. puteaba, que
el cura le metió la mano entre las piernas y el se volvió a la casa, la abuela no le
creyó; y S. se lo contó a todos, quería hacer una denuncia y ella le decía que no,
que él estaba medicado, que nadie le iba a creer, porque el cura era Dios en el
lugar. El año anterior, dijo, se enteró por las monjas que habían denunciado al
cura, y ella se arrepintió; aclaró que le creyó a su hijo pero que tuvo vergüenza.
La testigo le explicó al Tribunal que S. estaba internado, en la Fundación "El
Edén", y que no sabía si lo iban a dejar salir.
El Tribunal tuvo en cuenta además las conclusiones de la psiquiatra Bonzi
respecto de los otros niños que declararon en Cámara Gesell -M.D., J.R., J.F.D.P.
y F.J.F.-, y señaló con acierto que lo que había como denominador común entre
las víctimas era la vulnerabilidad, puso el acento sobre el sistema probatorio que
nos rige, de la sana crítica racional, y afirmó que toda la prueba detallada indicaba
que los hechos existieron y que Escobar Gaviria fue el autor; que el sistema de
negar la existencia de prueba directa e ir restando relevancia a los elementos
probatorios aisladamente, marcando contradicciones que eran irrelevantes,
conforme había hecho la Defensa, no podía ser compartido, ya que la prueba debía
analizarse de modo integral y concatenado, y que realizando así la valoración, no
le cabían dudas de la autoría del imputado sobre los aberrantes hechos.
Estimó que respecto de esta valoración, con relación a S.Y.F.F., ninguno de
los argumentos de la Defensa alcanza para conmover la sentencia; el hecho de
que sólo existiera la denuncia -tomada ante la Fiscalía- y la corroboración plena
de la madre, que declaró larga y sentidamente, detallando que S. desde siempre
había señalado el abuso del cura, como asimismo, las dificultades de su hijo con
la droga, son suficientes.
No se advierte cuál sería la ganancia del denunciante al detallar semejantes
hechos, de un modo extenso; y cuál sería el móvil de la madre, que declara algo
perfectamente compatible con lo que dice el hijo, sin tapujos, describiendo una
realidad familiar muy difícil, y con mucha culpa, por no haber apoyado a su hijo a
realizar la denuncia inmediatamente, lo que se puede apreciar al reproducir su
testimonio en el DVD correspondiente.
Finalmente, el Tribunal también tuvo en cuenta los dichos de W. C., víctima
no denunciante en las presentes, cuyo testimonio encastra con los demás, e ilustra
sobre abusos vividos: detalla el prevalimiento de quien se alzaba como confesor,
como padre, como amigo, como autoridad dentro del pueblo, y que explica lo de
los regalos, la ropa interior que traía, y cómo intentaba tocarlo.
X- Con relación a la calificación legal, el Tribunal de juicio con acierto calificó las
conductas enrostradas al imputado Juan Diego Escobar Gaviria en las figuras de
Promoción de la corrupción de menores, en tanto con ellas se protege la
intangibilidad e indemnidad sexual de los niños que se han visto agravadas por la
condición de guardador del imputado, y la conducta achacada como hecho cuarto,
en la figura de abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de
culto.
La sentencia desarrolla lo explicado por la doctrina al respecto de la figura de
Promoción a la corrupción, citando a Arocena, Núñez, Fontán Balestra, y
jurisprudencia; como asimismo cita la doctrina aplicable respecto del cuarto hecho,
específicamente, a Buompadre. Explica claramente que la promoción a la
corrupción se trata de un delito formal, porque su criminalidad reside ya en el
peligro de que el autor corrompa al sujeto pasivo.
Gustavo Aboso, respecto de la figura de Promoción y facilitación de la corrupción,
nos ilustra que la acción típica de esta figura será la de promover la corrupción de
otro, y que entre los parámetros a tener en cuenta, se encuentran tanto la duración
como la intensidad con los que los actos corruptores fueron llevados a cabo, como
sin duda, la calidad etaria del sujeto pasivo: los menores de trece años están
tutelados de manera más intensa, nos dice, y "cualquier acto o práctica sexual
puede ser considerado prematuro, es decir, no importa acá puntualizar la
habitualidad, la frecuencia, o no de dichos actos o prácticas, lo importante es
afirmar que el desarrollo psicofísico del menor de edad aún no está preparado para
comprender o internalizar ese acto…" –ABOSO, G. Derecho Penal Sexual. B. de F,
Bs. As., 2014, p. 338-.
En la misma obra, se señala que el comportamiento corruptor puede dejar una
secuela en la psiquis de la víctima, que no debe confundirse con las secuelas
psicológicas que deja toda agresión sexual; la sentencia deja en claro también que
estamos ante un delito de mera actividad, con cita a jurisprudencia del STJER –
pág. 343-, y que debe entenderse por tal el que es capaz de deformar el normal
desarrollo psicobiológico de la sexualidad del menor de edad.
Los hechos que narran R.D.R., J.C. y A.N.E., han sido adecuadamente calificados
dentro de la figura detallada por el Tribunal. No pueden tener cabida las quejas a
la afectación a la defensa en juicio que proclama la Defensa técnica; así, no era
indispensable el daño moderado o no a la psiquis de las víctimas, o que ellas no
lleven una vida normal, y nada significa que el licenciado Psicólogo Cardozo les
hubiera dado el alta a alguno de ellos: los actos tuvieron idoneidad y aptitud
suficiente para la corrupción aludida en la figura.
XI- Respecto de la agravante por la calidad de guardador, estimo que al contrario
de lo que la Defensa señala, la calidad de guardador del condenado con los
menores, está plenamente acreditada, como lo señalara el Tribunal de juicio. Los
hechos se señalaron como cometidos tanto cuando los menores iban a pernoctar
a la casa parroquial -siendo él el único mayor de edad- como en los viajes que
realizaba con los menores; la posición de garante, los mayores deberes de
protección que tenía hacia los niños, sumado a la facilidad que por ello mismo
gozaba para perpetrar los hechos, con una extrema indefensión de las víctimas y
un gran poder de prevalerse de la situación, son las razones subyacentes de la
agravante, que sin duda, se ha dado en autos.
XII- No encuentro que la situación respecto de la prisión preventiva se hubiera
modificado, subsistiendo los riesgos procesales indicados, por lo que debe
mantenerse la cautelar, remitiéndome a las consideraciones que al respecto se
han brindado en ocasión de plantear la Defensa la excarcelación en esta sede,
corto tiempo atrás.
XIII- Finalmente, debo señalar cuestiones fundamentales, parte de las que ya
fueron apuntadas en los acápites VI- c) y VI- f), que hacen al debido ejercicio de
los derechos de las partes, y al marco de respeto que se debe tener en las causas
que involucran a menores de edad como víctimas, en aras de que la protección del
interés superior del niño no sea sólo un principio enunciado, pero irrespetado y
vulnerado reiteradamente en los procesos judiciales, de las más variadas maneras.
Al respecto, quisiera recordar a Eva Giberti, en la obra más arriba citada, porque
sus palabras nos pueden acercar a la dimensión del daño que se genera, y ello,
nos puede permitir pensar el deber de las partes, y el celo y cautela con el que
deben obrar: "La vulnerabilidad de la víctima (social, familiar, histórica, subjetiva,
etc.) se potencia por la portación de la palabra "abusado", que adquiere carácter
subjetivante e identitario. "Abusado" es una calificación mediante la cual se
caracteriza al niño de acuerdo con el ataque sufrido. Por su propio peso semántico,
la expresión se simplifica y se reduce a "el abusado" como entidad propia, y
desemboca en un campo semántico que se estrecha alrededor de la palabra y se
erige en uno de los riesgos mayores para el tratamiento psicológico del niño. La
estandarización de "el niño abusado" indica un individualismo que opaca la
dimensión universalizada de "los vulnerables" y la estandarización del semejante,
particularmente cuando el vulnerable se transforma en víctima" –GIBERTI, E. op.
cit., p. 309-.
En la causa, a la par que se escucha a la madre del menor R.D.R. que tanto el niño
como su familia sufrió un hostigamiento importante por parte "del abogado" y de
un periodista de Lucas González, y que recibieron un importante ataque mediático,
se escucha el padecimiento de las víctimas luego de que develaran los abusos, en
sus testimonios, sobre la burla de la sociedad, los dichos agraviantes, el
señalamiento de ser "el abusado" como ofensa y humillación.
Lo que debió quedar resguardado a través del dispositivo de la Cámara Gesell, se
hace público, y es utilizado por el mismo imputado, mediatizando a otro menor, a
la luz de la comunicación que como prueba se agregara, ya que luego de la
entrevista con el niño F., que presenciaran solo las partes, sólo horas más tarde,
el niño J.P. le envía un whatsapp a aquel diciendo "dice el cura que gracias por
declarar en favor de él", mensaje del que se sabe por lo que aporta la madre, que
lo intercepta.
Esto es, queda claro que lo que debió quedar en el secreto de los intervinientes,
fue utilizado expresamente para volver a atacar a los vulnerables, a los niños, de
una manera cruel e irresponsable.
Tanto así, que obra agregada la afortunada actuación del Ministerio Pupilar, en
esta causa, en la etapa de la investigación penal preparatoria, que ha tenido un
rol preponderante y proactivo, celosamente resguardando los derechos del menor
R.D.R., instando la acción penal apenas tuvo noticia de los hechos e interponiendo,
ante el ataque mediático y social que sufrió luego del develamiento de los abusos,
el menor R.R..
Así, obra agregado el incidente tramitado ante la Jueza de Familia y Penal de
Menores, cuya interposición fue a 6 días de la Cámara Gesell tomada al niño R., y
decidida rápidamente.
Entiendo que en nombre del ejercicio de un derecho, no se pueden arrasar los de
otros, y menos, los de los niños; en nombre de ningún Ministerio, pueden
cometerse infracciones a esos deberes, y menos aún, posibles delitos, aunque no
corresponda a este Tribunal señalar cuáles fueran.
Por ello, debe ponerse a disposición de los Ministerios Pupilar y Fiscal la totalidad
de la causa, a los fines que estimen corresponder y por las consideraciones
realizadas.
XIV- Dadas las faltas al respeto, al decoro, y al Tribunal de Juicio, contenidas
en el recurso, entiendo que los Defensores, con sus afirmaciones, pusieron en
crisis el diálogo racional y respetuoso propio de la relación procesal entre las partes
y los magistrados. Por ello, cabe llamar la atención a los Defensores, remitiendo
copias de la presente al Colegio de Abogados de Entre Ríos, a los fines que
correspondan.
XV- Por todo lo analizado, corresponde rechazar el recurso intentado por la
Defensa Técnica del encartado Juan Diego Escobar Gaviria, confirmando en
consecuencia, la sentencia condenatoria contra él dictada, en su totalidad.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta, los Sres. Vocales Dres. Hugo PEROTTI y
Marcela DAVITE expresaron que adhieren al voto precedente.
A mérito de lo expuesto, y por Acuerdo de todos sus integrantes, la Sala I de
la Cámara de Casación de Paraná resolvió dictar la siguiente
S E N T E N C I A:
I.- NO HACER LUGAR al Recurso de Casación interpuesto por los Dres.
Milton URRUTIA y María Alejandra PEREZ en representación de Juan Diego
ESCOBAR GAVIRIA (cfr. 405/445), contra la sentencia de fecha 28/08/2017 (fs.
228/375vta.) dictada por el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay, la que
en consecuencia SE CONFIRMA.-
II.- DECLARAR las costas a cargo del recurrente vencido -art. 584 y ccs.
CPPER-.-
III.- REMITIR COPIA de la presente al Colegio de Abogados de Entre Ríos,
y PONER LOS AUTOS A DISPOSICIÓN de los Ministerios Pupilar y Fiscal, por
las razones brindadas en los considerandos que anteceden, a los fines que
correspondan.
IV.- Protocolícese, notifíquese, regístrese y en estado, bajen.- Fdo.: Dres.
BADANO. DAVITE. PEROTTI. Ante mi: CLAUDIA ANALIA GEIST -Secretaria-.

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