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Papel que ha jugado la ciencia, la tecnología y la innovación en el

desarrollo de la humanidad y como la ética, los poderes políticos


y económicos han influenciado en dicho desarrollo

Por: Danny Manuel Rodríguez Quiñonez

El conocimiento científico y tecnológico es una de las principales riquezas de las


sociedades contemporáneas y un elemento indispensable para impulsar el
desarrollo productivo, histórico, cultural, económico y social de la humanidad. La
ciencia, la tecnología y la innovación se han convertido en herramientas necesarias
para la transformación del estilo de vida en la época moderna, cambios
trascendentales que permitieron la explotación racional de los recursos naturales,
el cuidado de la salud, la alimentación, la educación y otros requerimientos sociales
necesarios para el avance y perfeccionamiento de todos los pueblos y grandes
urbes en la actualidad.

Todas estas transformaciones se han forjado en contextos económicos, políticos,


culturales y éticos de importancia medular a lo largo de la historia de las sociedad
humana, como consecuencia de su capacidad para afectar y transformar
todas las esferas de la vida; siendo impulsados y motivados en la mayoría de los
casos por intereses vinculados al afán de hegemonía mundial de las grandes
potencias, a las exigencias del desarrollo industrial y las pautas de consumo que se
producen y se difunden desde las sociedades que han marcado la avanzada en los
procesos de modernización. Lo cual ha suscitado el debate ético debido a los
desaciertos provocados producto de este afán.

En ese contexto el presente ensayo pretende argumentar el papel que ha jugado la


ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo de la humanidad. Así mismo,
se quiere resaltar la forma en que la ética, los poderes políticos y económicos han
influenciado tal desarrollo.

Así las cosas, se puede decir que los procesos científicos, tecnológicos y de
innovación a lo largo de la historia humana han sido largos; con inventos y
descubrimientos que han impulsado nuestra evolución social, pero que todo ese
acervo de conocimientos acumulados y miles de tecnologías que sustentan
sistemas agroalimentarios, de salud, industria, transporte, construcción, finanzas y
comunicaciones han estado condicionados por el contexto económico, cultural,
ético, político y social de las naciones; sobre todo la economía, entendida desde la
satisfacción de las necesidades más básicas como alimentación, refugio o abrigo y
las más complejas y diversas de la actualidad.

En tal sentido podríamos pensar que ciencia, tecnología e innovación son


indispensables para la generación de bienes y servicios que satisfacen las
necesidades de las sociedades humanas y que inherentemente los procesos de
producción, difusión y aplicación de conocimientos propios de la actividad científica,
tecnológica y de innovación son inexplicables al margen de los intereses
económicos, políticos, militares, éticos entre otros que caracterizan los diversos
contextos sociales.

Para sustentar estas posiciones diremos que la historia del mundo y el desarrollo
del ser humano ha está ligado a los inventos y descubrimientos realizados a través
de las épocas. Inicialmente el hombre se vio en la urgencia de resolver las
necesidades más primarias, fue creando, uno tras otra, las herramientas y
mecanismos que le permitieron transformar la realidad y comenzar un proceso
civilizador que no ha cesado en su evolución (Alvarez 1990: 3). Desde el
descubrimiento del fuego, invención de herramientas y desarrollo el lenguaje, hasta
los más recientes y sofisticados descubrimientos que han permitido la
desintegración del átomo y el uso de energía atómica, la exploración del cosmos y
el desarrollo de múltiples disciplinas o campos del saber, como la biotecnología,
nanotecnología e infotecnología (Yankovic 2010: 49), el ser humano, sujeto
pensante, dotado de inteligencia, memoria y voluntad, ha realizado numerosos
aportes, a través de figuras notables de las ciencias, artes y técnicas.

Para el físico inglés, Robert Hooke, el microscopio inventado en 1590 por Zacarías
Janssen (holandés), y posteriormente perfeccionado por Galileo Galilei y Anton Van
Leeuwenhoek, constituyó una herramienta fundamental para el descubrimiento de
la célula en 1665. Mientras, que los grandes aportes de Galileo Galilei (1564 – 1642)
a cerca de la composición de la Vía Láctea, los anillos de Saturno, los satélites de
Júpiter, las manchas solares y la validez de la doctrina heliocéntrica de Copérnico,
no hubieran sido posible sin el uso del telescopio inventado en 1608 por Hans
Lippershey (óptico holandés), y posteriormente mejorado por el mismo. Por otra
parte, las aplicaciones del rayo láser, inventado por Theo Maiman en 1960, no
serían posible, sin el descubrimiento del efecto fotoeléctrico por Albert Einstein
1917. Tampoco, los sucesivos descubrimientos en la concepción del átomo que se
ha tenido a lo largo de la historia, sin los aportes de John Dalton (1808), Joseph
Thomson (1897), Ernest Rutherford (1911) y Niels Bohr (1913). O bien, una
explicación satisfactoria a los factores de la herencia de Mendel, sin el
descubrimiento de la estructura de la molécula de ADN, por los bioquímicos Watson
y Cricks, en 1953. Y recientemente, el impacto de las técnicas de neuroimagen
funcional en el desarrollo de las neurociencias (Logatt y Castro 2011: 36).

Sin duda alguna la implementación o mejoramiento continuo de estos importantes


inventos han mejorado substancialmente la vida de la humanidad no obstante
queda claro que la ciencia y la tecnología son procesos sociales profundamente
marcados por la civilización donde han crecido o se han desarrollado; quedando
estrechamente relacionados con los factores éticos, económicos y políticos
presentes en las civilizaciones de la época y que dictan en gran parte la
implementación de dichos avances en favor del desarrollo humano.

Por ejemplo, La revolución científica del Renacimiento tuvo su arranque en el


heliocentrismo de Copérnico y su culminación, un siglo después, en la mecánica de
Newton. Su más eximio representante, sin embargo, fue el científico italiano Galileo
Galilei. En el campo de la física, Galileo formuló las primeras leyes sobre el
movimiento; en el de la astronomía, construyó su propio telescopio y gracias a él
confirmó con sus observaciones telescópicas la teoría heliocéntrica que Nicolás
Copérnico formuló un siglo antes y que decía que la tierra giraba alrededor del sol.
Pero poco antes de morir tuvo que retractarse y negar la verdad para no acabar
quemado en la hoguera debido al dogmatismo impuesto por la iglesia católica de la
época y por supuesto ante el proceso inquisitorial a que fue sometido.

Otro evento importante para la ciencia, la tecnología y la innovación aconteció


durante la Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra, se desarrolló
entre el 28 de julio de 1914 y el 11 de noviembre de 1918. Involucró a todas las
grandes potencias del mundo, que se alinearon en dos bandos enfrentados: por un
lado, los Aliados de la Triple Entente, y, por otro, las Potencias Centrales de la Triple
Alianza. Murieron más de 9 millones de combatientes, muchos a causa de los
avances tecnológicos de la industria armamentística (Fusiles de repetición,
ametralladoras, gases venenosos dando origen a la guerra biológica y química,
vehículos de combate, dirigibles, primeros aviones de guerra, y acorazados de
acero), que hizo estragos contra una infantería que fue usada de forma masiva y
temeraria.

De esta manera podemos concluir que la civilización tal cual como la conocemos no
hubiese sido posible sin los aportes importantes que la ciencia, tecnología e
innovación hicieron y siguen haciendo por la humanidad. Por otra parte, las
innovaciones tecnológicas en todos sus campos, ha facilitado enormemente no solo
el estilo de vida de las personas, sino la eficiencia y eficacia de las labores cotidianas
que antes tomaban más tiempo y requerían mayor esfuerzo para su ejecución.

También se concluye que escasos procesos científicos, tecnológicos y de


innovación a lo largo de la historia humana están alejados de intereses de aplicación
con fines económicos, políticos o de otro tipo, lo cual tiene implicaciones en la
actividad científica, en el desarrollo tecnológico, ético y sus relaciones con la
sociedad. No es por gusto que los problemas éticos asociados a ciencia y
tecnología constituyen preocupaciones cotidianas hoy.

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