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Salud mental: Psicopatología
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P ROYECTO EDITORIAL
ENFERMERÍA, FISIOTERAPIA Y PODOLOGÍA
COORDINACIÓN
Juan V. Beneit Montesinos
© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 32. 28015 Madrid
Teléfono: (91) 593 20 98
ISBN: 84-7738-235-2
Impresión: Lavel, S. A.
Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las
leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente por cualquier sistema de
recuperación y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o
cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Síntesis, S. A.
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Colaboradores
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Margallda Gili Planes
Profesora asociada de Psicopatología.
Universitat de Les liles Balears.
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Profesor titular de Psiquiatría.
Universitat de Les liles Baleare.
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Índice
Agradecimientos
INTRODUCCIÓN
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J.L. Viaña, J. I. Franch, A. A. Soto
4.1. Concepto de personalidad
4.2. Los tests de personalidad
4.3. Diferencia entre los tests de eficiencia y de personalidad
4.4. Estudio de los principales tests de personalidad
Bibliografía recomenda
5. PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN
J.González, B. Camporro, R. Fernández, MaJ. López
5.1. La percepción como proceso cognitivo
5.2. Fundamentos y componentes del proceso perceptivo
5.3. Psicopatología de la percepción
5.4. El papel de enfermería en las anomalías sensoperceptivas
Bibliografía recomendada
8. PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA
A.Acosta, A. Pendas
8.1. Concepto de memoria
8.2. Clasificación de los tipos de memoria
8.3. Evaluación de la memoria
8.4. Psicopatología de la memoria
Bibliografía recomendada
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9. PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA
Ma D. Rodríguez, A. Pérez, J. R. Méndez
9.1. Concepto y definiciones de conciencia
9.2. Estructura y contenido de la conciencia
9.3. Psicopatología de la conciencia
Bibliografía recomendada
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13.2. Teorías de la personalidad
Bibliografía recomendada
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18. PSICOPATOLOGÍA DEL CICLO SUEÑO/VIGILIA
Ma P. González, P. A. Saiz, M. Bousoño, J. Bobes
18.1. Cronobiología del ritmo sueño/vigilia
18.2. Neuroanatoniía de los sistemas de vigilia y sueño
18.3. Neuroquímica reguladora del sueño y la vigilia
18.4. Electrofísiología de los tipos y estadios del sueño
18.5. Modificaciones de fisiología humana durante el sueño.
18.6. Arquitectura del sueño
18.7. Variaciones del sueño en función de la ed ad
18.8. Funciones del sueño
18.9. Psicopatología del ciclo sueño/vigilia
Bibliografía recomendada
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Agradecimientos
En primer lugar, quisiéramos expresar nuestro reconocimiento a todos los autores de
los diferentes capítulos, que en este volumen superan los treinta profesionales.
En segundo lugar, a los miembros del Área de Psiquiatría de la Universidad de
Oviedo, que han tenido que destinar parte sustanciosa de su tiempo al diseño y desarrollo
de este volumen. Asimismo, al profesor Juan Luis López Rodríguez y a la profesora Ma
Paz González García-Portilla, porque sin su minuciosidad, paciencia y perseveración este
manual aún no hubiera visto la luz.
Finalmente, a nuestros estudiantes de Diplomatura, que han sido el mejor referente
de nuestro proyecto docente, al cual han contribuido en los últimos años a través de sus
proposiciones, críticas, comentarios y gratificaciones.
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Introducción
En este volumen nos cabe la satisfacción de haber recogido una década de
experiencia docente, prácticamente a nivel nacional, en el área de conocimientos de
enfermería (Ciencias de la Conducta III).
Los profesores de Enfermería y Medicina, así como los profesionales de la
Enfermería, Psicología y Medicina que en este volumen han contribuido con sus
conocimientos, han estado siguiendo muy de cerca el desarrollo de esta disciplina desde
que se han diseñado las directrices generales para Diplomados Universitarios de
Enfermería.
En estos momento de cambio de planificación de estudios y ajuste a las directrices
europeas resultaba totalmente necesario contribuir con las experiencias recientes de
nuestro país, por lo cual era obligado un proyecto de libro colectivo.
Los casi dos años que han sido empleados en la elaboración de los diferentes
capítulos son buena muestra de la complejidad de un proyecto multirregional y, sobre
todo, de la profunda reflexión realizada sobre los contenidos y la labor docente.
Los distintos capítulos sobre las dolencias del alma que componen este volumen
pretenden facilitar al alumno una aproximación a la enfermería psiquiátrica, en armonía
con las psicologías. Se ha buscado incorporar las bases psicológicas de la salud y la
enfermedad mental, así como los diferentes sistemas de observación y evaluación de
usual aplicación en la clínica.
Este proyecto editorial ha pretendido dar contestación a las necesidades de los
alumnos universitarios de Enfermería y, al mismo tiempo, a la demanda de formación
continuada en salud mental y a los especialistas en enfermería psiquiátrica.
A través del libro se ha procurado integrar los temas psicopatológicos más relevantes
y usuales en clínica, con objeto de facilitar el diagnóstico y evaluación de enfermería, así
como la familiarización y el profundo conocimiento de los trastornos mentales y del
comportamiento.
Finalmente, quisiéramos señalar que el máximo reconocimiento a este proyecto
plural vendrá dado, sin duda, por el grado de uso y penetración que llegue a alcanzar en
el personal de enfermería, por lo que solicitamos contribuciones críticas constructivas
para este primer proyecto colectivo español.
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Parte I
Evaluación en psicopatología
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1
Exploraciones psiquiátricas complementarias
neurobiológicas y neurológicas
OBJETIVOS
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de cada paciente, proporcionando información sobre las pruebas a las que va
a ser sometido.
• Preparar al paciente para la exploración.
• Colaborar en la realización de la prueba.
• Valorar las reacciones adversas.
• Utilizar la información complementaria que aportan los resultados de las
pruebas en la elaboración del plan de cuidados.
CUADRO 1.1
Listado alfabético de algunas pruebas diagnósticas neurobiológlcas utilizadas en psiquiatría
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19
A) Detección o cribado de patología orgánica
CUADRO 1.2
Indicadores que sugieren trastorno mental orgánico
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El estudio de los marcadores biológicos responde al interés por la objetivación en
psiquiatría clínica de los trastornos psiquiátricos funcionales. Por trastornos funcionales
se entienden aquellas situaciones psiquiátricas para las que no han sido halladas todavía
una lesión neuropatológica clara que sea su causa o que contribuya a producirla.
Se utilizan en pacientes propiamente psiquiátricos con fines diagnósticos o
pronósticos.
Los marcadores biológicos se clasifican de la siguiente forma:
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cada uno de los efectos potencialmente adversos y la traducción de éstos en las pruebas
de evaluación y en la clínica.
Las determinaciones plasmáticas de los psicofármacos y sus metabolitos, se realizan
para el control de los niveles terapéuticos o tóxicos de referencia y para el ajuste de las
dosis. Se lleva a cabo sobre todo cuando el índice terapéutico del fármaco se halla muy
cerca del nivel de toxicidad o cuando los signos de toxicidad son difíciles de identificar
clínicamente.
Otras razones por las que se suele determinar los niveles plasmáticos son:
- Cuando se sospecha una falta del cumplimiento del tratamiento por parte del
paciente.
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indicando su utilidad específica y el procedimiento que se ha de seguir en cada caso.
PROCEDIMIENTO
• Toma oral de un miligramo de dexametasona a las 23 horas.
• Control plasmático a las 8,16 y 23 horas del día siguiente.
• Un test anormal (ausencia de frenación) viene definido por una
concentración de cortisol superior a 5 ug/dl en una de las muestras.
Mide la actividad eléctrica de las capas más superficiales de la corteza cerebral por
medio de la colocación en el cuero cabelludo del paciente de unos 20 electrodos en
posición estándar. La exploración consta de un registro basal y la observación del cambio
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de los patrones de actividad eléctrica después de la hiperventilación y la fotoestimulación.
El electroencefalograma computarizado (EECG) consiste en el tratamiento
informatizado del trazado. Su principal utilidad es en psicofarmacología ya que se
observan patrones característicos según la acción del psicofármaco.
• Retraso mental
• Trastornos de atención
• Trastornos afectivos
• Psicosis funcionales
• Crisis de ansiedad
• Trastornos de conversión
• Trastornos obsesivo-compulsivos
• Trastornos por uso de sustancias
• Cualquier trastorno de posible causa orgánica
PROCEDIMIENTO
• Informar al páctente de que la duración es de 1 a 2 horas, que es Indoloro
y que ha de permanecer recostado en una camilla lo más relajado y quieto
posible con los ojos cerrados.
• Lavado de cabeza el día anterior y retirar todos los objetos de metal de la
cabeza y cuello.
• Comer normalmente, ya que la hipoglucemla puede producir alteraciones
de los patrones de actividad.
• No tomar café, té o alcohol. Tomar exclusivamente los fármacos prescritos
por el médico las 24 horas previas.
1.6.3. Polisomnografía
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trastornos psiquiátricos, especialmente los trastornos afectivos y la esquizofrenia, y el
estudio del efecto de las diversas medicaciones psicotropas sobre el sueño, constituyendo
esto último un abordaje experimental para identificar su acción específica sobre los
diversos componentes del sueño.
• Síndrome demencial
• Síndrome confusional
• Trastornos psicomotrices
• Primer episodio psicótico
• Primer episodio de trastorno afectivo mayor
• Trastorno de personalidad en mayores de 50 años
• Catatonía prolongada
• Anorexia nerviosa
PROCEDIMIENTO
• No requiere ayunas.
• Retirada de pelucas y objetos de la cabeza.
• Informar al paciente de que la duración es de 15 a 30 minutos
aproximadamente, no comporta riesgos (excepto ia exposición a una
pequeña cantidad de radiación), que ha de estar con la cabeza
inmovilizada y que percibirá un ligero zumbido.
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• SI la prueba requiere un contraste radlopaco, para delimitar los vasos
sanguíneos, investigar si existen alergias al medio de contraste e informar
al paciente de la sensación de sofocación que puede experimentar con la
Inyección del contraste.
PROCEDIMIENTO
• Retirar relojes, cintas y tarjetas de crédito, ya pueden resultar dañadas por
el campo magnético.
• Retirar todos los objetos metálicos, pues puede originar artefactos. Los
pacientes portadores de injertos metálicas no pueden someterse a la
prueba, dado que el imán puede ocasionar el movimiento del objeto
metálico en el organismo.
• No se puede realizar en pacientes portadores de un marcapasos, ya que la
exploración puede desactivarlo. SI el paciente es portador de una vía
intravenosa, no utilizar sistemas electrónicos de regulación de goteo pues
pueden alterarse.
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• No requiere restricción de comida o bebida.
• Informar al paciente de que la prueba tiene una duración aproximada de
una hora y debe permanecer tumbado y quieto. Oirá una gama de sonidos
sordos y calmados que en ocasiones aumentan de tono y se parecen a un
bombardeo.
• En ocasiones es necesario administrar un sedante a pacientes con síntomas
de extrema ansiedad (no interfiere en los resultados). Se ha descrito una
incidencia de claustrofobia del 1 al 5 % en adultos.
PROCEDIMIENTO
• Informar al paciente de que la prueba no es dolorosa ni agresiva y ha de
permanecer quieto durante un período de tiempo largo.
• No administrar sedantes o tranquilizantes que puedan interferir en la
actividad cognitiva.
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la velocidad con la que el tejido consume los isótopos radiactivos. En la exploración se
administra al paciente (vía intravenosa) una sustancia bioquímica marcada con un isótopo
radioactivo que emite partículas de carga positiva. El compuesto utilizado determina la
función cerebral que se va a visualizar y desde el punto de vista teórico cualquier
sustancia fisiológica puede seguirse a medida que es metabolizada en el organismo.
Esto permite una visualización directa del funcionamiento cerebral, incluyendo el
flujo sanguíneo cerebral, el gasto de oxígeno y ciertos aspectos del metabolismo de la
glucosa (deoxi-D-glucosa marcada con F-18).
En la actualidad tiene escasas indicaciones clínicas y su uso está reservado a la
investigación. Se describe un menor consumo de glucosa en el esquizofrénico y en la
enfermedad de Alzheimer.
PROCEDIMIENTO
• El paciente no debe tomar alcohol, café o tabaco en las 20 horas previas a
la exploración.
• Informar al páctente de que la duración de la prueba es de una hora y
media, que ha de permanecer tumbado y quieto durante su desarrollo y
que será vía Intravenosa.
• No administrar sedantes o tranquilizantes, pues el paciente ha de seguir las
órdenes que se le Impartan para la realización de las tareas intelectuales.
Se realiza para observar los cambios en la actividad cerebral al
desempeñar funciones de razonamiento o de memoria.
• Después de la prueba comprobar el lugar de punción (flebitis) y estimular la
Ingesta de líquidos para acelerar la eliminación del isótopo radiactivo por
la orina.
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Su interés se centra en la investigación psicofisiológica. Están relacionados con
actividades cognitivas, la atención selectiva, respuesta de orientación, toma de decisiones
y aspectos del procesamiento de la información.
CUADRO 1.3
Actitudes diagnósticas en clínica psiquiátrica
DECISIONES INDIVIDUALIZADAS
RUTINAS DIAGNÓSTICAS
DIAGNÓSTICAS
• Pruebas específicas • Baterías genéricas
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• Algoritmos específicos de caso • Algoritmos específicos de nosologías
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
FISCHBACH, FRANCES T.: Manual de pruebas diagnósticas. Interamericana. México, 1988.
MENDLEWICZ, J. et al.: Avances en psiquiatría biológica. Masson. Barcelona, 1992.
Problemas psiquiátricos. Colección de Enfermería/Nurse Review. Masson-Salvat. Barcelona, 1992.
TALBOTT, J. A. et. al.: Textbook of Psychiatry. The American Psychiatric Press. Washington DC, 1990.
VALLEJO RUILOBA, J. et al. : Introducción a la psicopatología y la psiquiatría, 3.a ed. Salvat. Barcelona, 1991.
VINCET CORBETT, J.: Pruebas de laboratorio, exploraciones y diagnósticos de enfermería. Doyma. Barcelona,
1990.
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2
Estudios complementarios psicométricos:
exploración de los procesos intelectuales
OBJETIVOS
31
ser. Es una situación problemática, previamente dispuesta y estudiada a la cual el sujeto
debe responder”.
Pichot, en un enfoque más general, define el test como “situación experimental
estandarizada que sirve de estímulo a un comportamiento”. Este comportamiento se
evalúa por medio de una comparación estadística, con el de otros individuos colocados
en la misma situación, lo que va a permitir calificar y clasificar al examinado.
Esta definición de Pichot implica:
- El registro del comportamiento sujeto, que debe ser preciso y objetivo. Dicho
registro, según los casos, va a ser diferente.
El término test mental fue introducido por el psicólogo americano Cattell para
denominar una serie de pruebas psicofisiológicas destinadas a estudiar una serie de
diferencias entre un grupo de estudiantes.
En 1905 Binet, psicólogo francés, junto al médico Simon, publicaron en una revista
científica el trabajo “Nuevos métodos para el diagnóstico del nivel intelectual de los
anormales”; dicho estudio incluía el primer test mental práctico. Este test va teniendo
sucesivas revisiones y en 1916 aparece la realizada por Terman, profesor de la
Universidad de Standford, que es conocida como Standford-Binet. Es precisamente en
esta revisión cuando aparece el término cociente intelectual, que va a poner en relación
la edad mental y la cronológica por primera vez en la historia de los tests. Una nueva
revisión del anterior aparece en 1937, conocida con el nombre de Terman-Merrill, aún
empleada en la actualidad, al menos en nuestro país. Posteriormente aparece, en 1939, la
escala de Wechsler-Bellevue, diseñada también para medir la inteligencia y en la cual se
realiza la estandarización de un test mental para adultos según su edad cronológica.
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En la historia de los tests destaca un suceso importante ocurrido en Estados Unidos
hacia 1913-14. En aquel entonces el ejército norteamericano necesitaba reclutar un
determinado número de soldados en un espacio corto de tiempo, por lo cual, y para
hacer la selección de los futuros soldados, recurrieron a una serie de pruebas psicológicas
susceptibles de poder ser realizadas por un importante grupo de personas al mismo
tiempo. El éxito de este experimento fue tal que en poco tiempo dispusieron de unos
2.000.000 de ciudadanos aptos para su incorporación a filas. Habían nacido los tests
colectivos.
Las continuas revisiones, así como la aparición de nuevos tests, han hecho posible
que en la actualidad exista un considerable número de pruebas que garantizan la
evaluación rigurosa de los procesos intelectuales.
Tradicionalmente la historia, por un lado, y la observación del caso clínico, por otro,
han sido los métodos del examen clínico.
El fundamento del uso de los tests psicológicos en la clínica radica en que el paciente
tiene dentro de él todo lo que concierne a su adaptación e inadaptación y lo que subyace
debajo de ella y el objetivo del uso de los tests consiste en colocar al sujeto en
condiciones estándar y que su conducta entonces sirva como base segura para interferir
su tipo de adaptación o inadaptación.
Algunas ventajas del uso clínico de los tests psicológicos son las siguientes:
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Por ser los tests instrumentos de medida, se les ha de exigir una serie de cualidades
que, en el fondo, son las mismas que se exigen a los restantes procedimientos que se
utilizan para realizar medidas en otros campos.
• Estandarización
• Objetividad
• Utilidad
- en la clínica
- en la investigación
• Economía
• Fiabilidad
- método test-retest
- método de las dos mitades
- método de formas paralelas
- método de interobservadores-extraobservadores
• Validez
- de contenido
- de criterio o predictiva
- estructural o de constructo
- aparente y comprobada
A) Estandarización
Tanto las normas de aplicación técnica como las de interpretación de los resultados
en relación al grupo de referencia representativo deben de ser siempre idénticas. Además,
estas normas han de ser breves, concisas, claras y precisas, con un lenguaje fácil de
entender y memorizar.
B) Objetividad
C) Utilidad
El test ha de ser real, tanto desde el punto de vista clínico como desde el
investigador.
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D) Economía
E) Fiabilidad
F) Validez
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- Aparente: es decir, que la elaboración del test sea lógica, tenga sentido.
- Comprobada: tanto teóricamente (con criterio interno), que garantice
científicamente que aprecia una variable lógica, como empíricamente, esto es,
que garantice su utilidad.
Existen múltiples clasificaciones de los tests, en función del criterio que se adopte
para ello. De forma general se pueden clasificar según:
A) Su modo de administración
B) Su modo de expresión
- Tests verbales: las respuestas a las cuestiones las da el sujeto de forma oral.
- Tests no verbales, que a su vez pueden ser:
• Tests de papel y lápiz: en los que el examinado responde por escrito a las
cuestiones que un test determinado le plantea.
• Tests manipulativos o de performance: lo característico de éstos es que el
examinado tenga que realizar alguna tarea de tipo manipulative.
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• Tests psicométricos.
• Técnicas proyectivas.
• Escalas de evaluación conductual.
• Entrevistas estructuradas.
En este capítulo se aborda el estudio de los tests de inteligencia; en el capítulo 3 se
analizan los tests neuropsicológicos y en el 4 los de personalidad.
Existen muchas definiciones de inteligencia, lo cual significa que aún hoy en día no
hay un acuerdo claro sobre cómo definirla.
Stern (1936) la define como “la capacidad para enfrentarse a nuevas situaciones
mediante el uso del pensamiento”. Guilford (1956), por su parte, considera la inteligencia
como “el grado de eficiencia alcanzado por el trabajo mental para resolver las situaciones
adaptativas (inteligencia práctica) y para descubrir nuevas relaciones de sentido entre los
contenidos mentales (inteligencia teórico-especulativa)”.
En general, se puede decir que la inteligencia es “una resultante que pone en
evidencia la eficiencia mental en la resolución de situaciones problemáticas”. Es, por
tanto, el resultado final de una serie de procesos. El instrumento de medida que se utiliza
para clasificar a un sujeto respecto a otros por su grado de inteligencia son los tests de
inteligencia.
A) Edad mental
Fue Binet el introductor de este concepto. Partió de la base hipotética de que, a cada
edad física, real, cronológica de una personal, le debería corresponder un determinado
nivel de inteligencia. A este nivel lo denominó edad mental.
El concepto de edad mental va estrechamente unido al concepto de desarrollo,
quiere esto decir que una determinada prueba, típica de una edad mental, va a definir un
grado de desarrollo determinado. Esto se cumple hasta la edad de los 14-15 años, pero a
partir de esta edad resulta difícil encontrar pruebas con el criterio antes citado.
B) Cociente intelectual
Las limitaciones del criterio de edad mental, unido a que el retraso en una unidad
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mental no tiene el mismo valor en todas las edades cronológicas (el retraso es mayor
cuanto menor sea la edad cronológica), hizo que Stern propusiera una nueva medida de
la edad mental, que denominó cociente intelectual.
Viene expresado por la siguiente fórmula:
C) Percentil
Indica el lugar que ocupa una determinada persona en relación a 100 personas de
idéntica edad cronológica; de tal manera que una persona situada por ejemplo en el
percentil 75, tan sólo se vería superada por el 24% , estando el otro 74% en situación
inferior.
D) Desviación estándar
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E) Concepto de curva normal
Existen diferentes formas de clasificar los tests de inteligencia, todas ellas buenas. En
el cuadro 2.1 se ha incluido la de Pichot y Cerda, por ser de las más completas y
didácticas.
CUADRO 2.1
39
Clasificación de los tests de inteligencia
40
41
A continuación se hace un breve comentario de aquellos tests de inteligencia que
merecen una consideración mayor debido a que son de los más empleados en España y,
por tanto, con los que el lector se puede encontrar en la práctica de su profesión.
A) Terman-Merrill
Es sin duda uno de los tests que más se usan en España. Se trata de un test
compuesto tanto de pruebas verbales como de pruebas de razonamiento. Tiene dos
formas paralelas denominadas L y M. Sus puntuaciones, en principio expresadas en
términos de edad mental, pueden ser transformadas en forma de cociente intelectual.
Es uno de los tests más usados tanto dentro como fuera de España para la
mensuración de la inteligencia a partir de los 14 años. Su versión infantil es el test WISC.
Según su manual de instrucciones, editado en España por TEA Ediciones (bajo la
dirección de M. Yela y A. Cordero), se trata de un test individual con una duración para
su realización de entre 1 hora y media y 2 horas. Este test consta de 11 pruebas divididas
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en dos partes, una verbal (6 pruebas) y otra manipulativa (5 pruebas). A cada una de
ellas se le da una puntuación que, una vez transformada a puntuación típica, permite
obtener, mediante la suma de todas ellas, un CI verbal, un Cl manipulative y un CI total.
La clasificación según los niveles de inteligencia queda reflejada en el cuadro 2.2.
CUADRO 2.2
Clasificación del nivel de inteligencia de Wechsler
43
Se basa en la observación de que, a medida que se aplican diferentes tests
psicométricos, los resultados obtenidos tienden a agruparse con arreglo a características
comunes. Esto hizo pensar a Thurstone que necesariamente en los tests debían de
intervenir con preferencia algunos factores comunes. Demostró entonces que ciertas
aptitudes mentales primarias se utilizaban preferentemente en determinadas pruebas
según el criterio de estos factores pero no independientes entre sí.
Thurstone encontró cinco aptitudes mentales primarias:
Pueden medir tan sólo el factor G o baterías de tests factoriales “puros”, los cuales
consideran como medida de la inteligencia el promedio de resultados obtenidos en cada
uno de los ejercicios.
A continuación se describen dos ejemplos de tests factoriales:
44
Este test es el fruto de varios años de estudio de L. L. Thurstone y colaboradores, y
ha sido construido sobre la base de los resultados obtenidos con la técnica del análisis
factorial. Pese a sus limitaciones, tiene una gran aplicabilidad para evaluar distintos
aspectos de la inteligencia en sujetos de diferentes edades y grado de formación.
La batería consiste en 5 pruebas, que detectan aisladamente 5 factores (V, E, R, N y
F) (véase teoría multifactorial). Se trata de una prueba poco discriminatoria entre los
menores de 10 años y entre los profesionales con una gran formación intelectual.
Las puntuaciones obtenidas en cada factor pueden ser recogidas en un perfil
analítico de las aptitudes mentales primarias del sujeto y si se ponderan debidamente y se
suman los valores, se obtiene una nota global de inteligencia general.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ADKINS, D.: Elaboración de los tests. Trillas. México, 1981.
ANASTASI, A.: Tests psicológicos. Aguilar. Madrid, 1970.
CERDA, E.: Psicometría general. Herder. Barcelona, 1978.
CONDE, V. y FRANCH, J.: Escalas de evaluación comportamental para la cuantificación de la sintomatología
psicopatológica en los trastornos angustiosos y depresivos. Laboratorios Upjohn. Madrid, 1984.
EYSENCK, H.: Estructura y medición de la inteligencia. Herder. Barcelona, 1983.
PICHOT, P.: Los tests mentales. Paidós. Buenos Aires, 1973.
WILLIAMS, M. : Técnicas de evaluación en la práctica clínica. Marova. Madrid, 1982.
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3
Estudios complementarios psicométricos:
exploración de la psicoorganicidad
OBJETIVOS
46
una perspectiva etiológica, ya que ello implica por definición que las psicosis llamadas
endógenas no son orgánicas (Ajuriaguerra y Hecaen, 1955), se podría aceptar, aunque
con matizaciones, el planteamiento de Bleuler, siempre que se precisara claramente
cuáles son los síntomas orgánicos.
En general, se han descrito algunos síntomas como característicos de organicidad:
desorientación temporoespacial, fracasos mnésicos, etc., pero el problema está en que
estos síntomas son inespecíficos, ya que pueden observarse en enfermos sin lesiones
cerebrales, por ejemplo, en depresiones seniles severas (pseudodemencia) y por otro lado
es difícil precisar en qué momento se pueden detectar claramente y de ahí, por ejemplo,
el desarrollo del impreciso concepto de mild dementia de los autores anglosajones. Por
último, en pacientes con clara lesión cerebral es posible reconocer la presencia de
síntomas clasificados como no orgánicos, es el caso de las formas depresivas o
delirantes, que Bonhoeffer denomina síntomas homónimos.
Por todo lo anterior y a partir de los estudios psicométricos se fue desarrollando el
concepto de deterioro psicoorgánico u orgánico, para referirse a las características de
los rendimientos psicológicos de los sujetos con lesión cerebral.
De este modo el concepto de organicidad ha ido pasando de una consideración
clínica a otra psicométrica; es decir, deterioro orgánico sería el fracaso, detectado por
tests específicos, de las funciones intelectuales o cognitivas causadas por daño cerebral.
Por tanto, en esta concepción están implicados tres datos: etiológico (lesión cerebral),
psicológico (referido a las funciones intelectuales o cognitivas) y psicométrico
(detectable por medio de determinados instrumentos).
47
noción de “deterioro” que realiza Wechsler.
En 1939 y especialmente en 1958 este autor mostró que ciertas subescalas del test
que él diseñó para medir la inteligencia (WAIS) se mantenían con la edad, mientras que
otras se perdían. Por medio de una fórmula estableció lo que llamó cociente o índice de
deterioro fisiológico, es decir, el adecuado a cada edad (Barcia, 1990). La fórmula es:
48
rendimientos más bajos en los tests verbales que en los manipulativos.
Dada la complejidad de las diferentes funciones implicadas en el proceso, se advirtió
la necesidad de asociar al WAIS las escalas de la batería neuropsicológica de Halstead,
que incluye varias pruebas que analizan distintas funciones (test de categorías,
manipulación táctil, percepción de sonidos, de lenguaje, etc.). Muchos autores señalaron
la necesidad de asociar otros tests, que serían considerados como complementarios,
como el “Test gestáltico visuomotor” de L. Bender, el “Test de afasia” de Halstead-
Wepman, etc. También se emplearon otros tests para medir la organicidad, como el “Test
de aprendizaje de pares asociados” de Inglis (1957), el “Test de aprendizaje de palabras”
de Walton y Black (1957), etc.
Por último, cabe señalar también el test de Rorschach, utilizado desde su creación
para el diagnóstico de organicidad, que culminó con la “Escala de signos de organicidad”
de Piotrowski (1937), modificada con pocas correcciones por Schenk. Posteriormente,
Huges (1948, 1950) realizó una investigación rigurosa y modificó la escala, siendo la
suya seguramente la más utilizada, al mostrarse su utilidad para el diagnóstico de
organicidad (Agüero, 1979).
Estos cuatro niveles son reconocibles en las distintas funciones (praxias, gnosias,
lenguaje, operaciones mnésicas, etc.) y la desintegración se produce de una forma
49
bastante homogénea a todas ellas. Ajuriaguerra y colaboradores suyos crearon una
batería de tests para medir esta desestructuración de las funciones (véase apartado
3.4.2).
El modelo de Luria se basa en su concepción de los tres niveles de organización del
sistema nervioso y su teoría de “función”.
El modelo de Ajuriaguerra y su batería son útiles para el estudio de las demencias
corticales y el modelo de Luria es fundamental para el estudio y localización de una
determinada lesión cerebral.
- Escalas de evaluación.
- Baterías neuropsicológicas.
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Se tiende a utilizar en estudios epidemiológicos, aunque también para el seguimiento de
pacientes ya diagnosticados y evaluar la respuesta al tratamiento.
Todos ellos tienen unas características comunes: están estandarizados y
estructurados; el entrevistador puede ser el médico u otro profesional (psicólogos,
personal de enfermería, etc.); suelen tener un tiempo de aplicación no superior a 30
minutos; todos ellos exploran la orientación (temporoespacial, autoorientación), memoria,
información, lenguaje, pensamiento abstracto, cálculo y actividad motora.
Si bien dentro de este grupo existen muchos intrumentos, en el cuadro 3.1 se
muestran las características de tres de ellos, que por su sencillez y fácil manejo conviene
conocer.
CUADRO 3.1
Instrumentos descreening
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De los tres instrumentos es interesante hacer algunos comentarios sobre el mini
mental state de Folstein, por ser una de las escalas más conocidas y utilizadas dentro de
este grupo. Es útil como instrumento de cribado de casos, sobre todo por su rapidez y
sencillez de aplicación, pero tiene algunos inconvenientes. Así, como señala Barcia
(1990), es un instrumento poco válido y fiable, puesto que da falsos positivos, es decir,
puntuaciones en sujetos que indicarían que presentan deterioro cognitivo, cuando estas
bajas puntuaciones son debidas al bajo nivel cultural. En este sentido, Anthony y
colaboradores (1982), al aplicar esta escala a un grupo de sujetos, encontraron un 39 %
de falsos positivos si el tiempo de escolarización era inferior a 9 años.
Otra crítica que se le ha hecho al mini mental state es que a pesar de que aparezca
52
como el mejor test objetivo breve, fracasa en la valoración de la capacidad perceptual y
de pensamiento abstracto, permitiendo sólo una valoración escasa de las demás funciones
(Roth y cois., 1986). Sin embargo, Huppert y Tym (1986) afirman que como test de
screening tiene un gran valor, apreciación en la que coinciden otros autores (Romeu y
cois., 1990).
CUADRO 3.2
Tests cognltlvo de Crichton
53
CUADRO 3.3
Mini examen cognoscitivo de Folsteln
54
55
Fuente: Lobo, A., Screening de trastornos psíquicos en la práctica médica. GHQ/Mini-examen, 2 ° ed.
Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza, 1979.
56
parte de la unidad de enfermería, sobre todo en pacientes hospitalizados y que llevan un
cierto tiempo de evolución de la enfermedad.
Dentro de este grupo destacan la “Escala de demencia” de Blessed y colaboradores
(1968) y la “Sandoz Clinical Assessment Geriatric” (SCAG), que son las más conocidas
y han sido utilizadas por diferentes autores.
Este grupo de instrumentos tiene por finalidad la determinación del estadio clínico en
aquellos pacientes que han sido ya diagnosticados de demencia degenerativa primaria.
Los pacientes a los que generalmente se les aplica suelen estar ingresados en hospitales o
centros geriátricos (cuadro 3.4).
CUADRO 3.4
Escalas de evaluación
57
En cuanto a su contenido, tienden a combinar ítems cognitivos con datos clínicos
conductuales. Con la información obtenida se determina el grado de deterioro del
paciente en un área específica y con los resultados conseguidos en cada área estudiada se
obtiene el grado de deterioro global. Estas escalas deben ser administradas por
psiquiatras, neurólogos y psicólogos (Hughes y cois., 1982).
Entre las más importantes figuran las siguientes: la “Clinical Dementia Rating”
(CDR) de Hughes y colaboradores (1982), la “Global Deterioration Scale” (GDS) de
58
Reisberg (1982) y la “Alzheimer's Disease Assessment Scale” de Rosen (1984).
A) Batería de Ajuriaguerra
CUADRO 3.5
Batería de AJurlaguerra
59
APRAXIA Y AGNOSIA • Test gestáltico de L. Bender.
• Test tridimensional de Benton.
• Dibujo geométrico.
• Test de gestos.
• Apraxia bucofacial
• Test de orientación derecha/izquierda.
• Test de la hora.
• Test de gnosias digitales de Galipret-Granjon.
• Sincinesias de Ajuriaguerra.
• Agnosia táctil.
• Prosopoagnosla.
• Dominancia.
• Agnosias de colores, pesos.
• Acalculia.
INTELIGENCIA • Escala de inteligencia de Wechsler (WAIS).
MEMORIA • Test de memoria de Wechsler.
• Figura compleja de Rey. Copia, memoria.
ORIENTACIÓN • Tiempo.
• Espacio.
• Autoorientación.
PSICOMOTRICIDAD • Hipertonía de oposición.
• Rueda dentada.
• Sincinesia.
• Reflejo de precisión.
• Reflejo oral.
• Fenómenos de inmantación.
• Estereotipias motoras.
B) Batería de Luría
Este autor ha podido desarrollar una serie de pruebas específicas que miden el
funcionamiento de cada sistema o lóbulo cerebral y cuál es el tipo de fracaso que
corresponde a cada uno de estos sistemas y revela, por tanto, la alteración de las distintas
funciones.
Lo importante de su batería, a diferencia de los tests psicométricos, es que se centra
en el análisis cualitativo de los defectos, en lugar de hacer una valoración formal y
cuantitativa de ellos.
La batería de Luria se compone de un número de pruebas que se agrupan según la
función que se vaya a estudiar. El tipo de fracaso que tenga el sujeto orientará hacia una
60
lesión en una determinada zona cerebral.
Esta batería de tests ha sido construida para ser un medio práctico de valoración
cualitativa del deterioro de las denominadas funciones cerebrales superiores, utilizando
una metodología neuropsicológica. Por consiguiente, pretende ser un útil clínico para
enjuiciar objetivamente los rendimientos de pacientes afectos de un cuadro de deterioro
orgánico. La escala está formada por las diferentes pruebas que exploran la memoria a
corto y largo plazo, la orientación en el tiempo y espacio, la autoorientación, el lenguaje,
etc.
CUADRO 3.6
Modelos de baterías neuropsicológicas
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
BARCIA, D. et al.: Monografías de psiquiatría. Demencias, nQ 3,1990.
BENTON, A. L: Introducción a la neuropsicología. Fontanella. Barcelona, 1971.
BILDER, R. M. y KANE, J. M.: “Evaluación de los trastornos mentales”, en SCOTT WETZLER (Dir.), Medición
de las enfermedades mentales: Evaluación psicométrica para los clínicos. Áncora. Barcelona, 1991.
CHRISTENSEN, A. L: El diagnóstico neuropsicológico de Luna. Pablo del Río-Editor. Madrid, 1978.
PIAGET, J.: Psicología de la inteligencia. Psique. Buenos Aires, I960.
ROMEU, J. E.; SANJUÁN, J. y MONTERO, M. I.: “Revisión de los instrumentos de detección y evaluación de
la demencia: Utilización de los mismos según el ámbito asistencial”, en Anales de Psiquiatría, nQ 5:201-
211, 1990.
ROTH, M. et al.: “CAMDEX. A standardised instrument for the diagnosis of mental disorder in the elderly with
especial reference to the early deyection of dementia”, en British foumal of Psychiatry, 149:698-709, 1986.
61
4
Estudios complementarios psicométricos:
exploración de la personalidad
OBJETIVOS
- Ser lo propio del individuo, el fondo estructural y dinámico que viene dado por:
la constitución somática (aspectos morfológicos), la afectividad (aspectos
afectivos), el estamento intelectual (aspectos cognitivos), las motivaciones y
tendencias (aspectos connativos), la conducta (aspectos práxicos), los valores
(aspectos valorativos-significativos) y en cierta manera por el perimundo.
62
- Ser una organización relativamente estable, un modo de ser.
- Desarrollarse a lo largo de la vida.
- Ser una totalidad.
- Ser el lazo de unión entre el mundo y los demás.
El precursor de los tests de personalidad fue Kreapelin, quien, en 1894, utilizó el test
denominado “Asociación libre” para estudiar los efectos psicológicos que producían en la
persona la fatiga, el hambre, la sed, etc. Con posterioridad, a raíz de la Segunda Guerra
Mundial, Woodworth confecciona y desarrolla una hoja de “datos personales” con el fin
de identificar a los sujetos susceptibles de tener patología neurótica grave y que, por
tanto, no podían ser incluidos en el reclutamiento para el ejército. La mencionada hoja
contenía ítems referentes a la sintomatología neurótica que el sujeto debía contestar. La
gran importancia de esta hoja radicaba en que permitía detectar a los no aptos para la
milicia, a la par que permitía realizar la prueba a un grupo numeroso, por lo que el
tiempo dedicado se reducía considerablemente. Pasada la gran guerra, la citada hoja
sirvió de modelo para la realización de numerosos inventarios, que en la actualidad llegan
a miles, diferenciándose unos de otros en los distintos enfoques que a la personalidad se
dé.
63
La conceptualización de la personalidad, relacionada con todo aquello que hace
referencia a los aspectos no cognitivos y a la eficiencia con los cognitivos, es lo que
marca la pauta para hablar de diferencias. Ahora bien, es sabido que tanto los resultados
de los tests de eficiencia como los de personalidad se ven influidos con frecuencia por
aspectos no cognitivos y cognitivos, respectivamente; por consiguiente, dicha diferencia
es tan sólo arbitraria.
Una vez que lo anterior es tenido en cuenta, es necesario reconocer un hecho
evidente y que no es otro que el modo de responder y la manera de clasificar las
respuestas. Mientras que en los tests de eficiencia, ya sean de inteligencia, de aptitudes o
conocimientos, las respuestas son “correctas” o “incorrectas” y se clasifican con arreglo a
una escala donde la puntuación más alta generalmente suele ser la mejor, en los tests de
personalidad no ocurre lo mismo. En éstos no existen respuestas buenas ni malas, puesto
que cada individuo, legítimamente, puede tener sus propias opiniones, sus propios gustos,
etc., diferentes del resto. Por lo tanto, a la hora de valorar las respuestas de un test de
personalidad se ha de hacer en función de lo que la mayoría de sujetos normales
responde a cada una de ellas. Esto hace, entre otras cosas, que se distingan ambos
grupos de pruebas, aunque dicha referencia sea bastante arbitraria.
- Tests psicométricos.
- Técnicas proyectivas.
- Escalas de evaluación conductual.
- Entrevistas.
Son los encargados de medir de forma global la conducta del individuo y los rasgos
generales de la personalidad. Todos ellos tienen un determinado número de preguntas a
las cuales el examinado debe responder con un “verdadero” o “falso”, “bien” o “mal”,
etc., aunque en ocasiones la manera de responder es eligiendo de entre varias respuestas
aquella que considera idónea.
Algunos opinan que este tipo de tests no permite evaluar a la persona tal como es,
sino como ella misma se ve, con lo cual son pruebas muy superficiales. Otros piensan
que la posibilidad de “engañar” en el test es alta, pero lo cierto es que la mayoría de los
cuestionarios tienen métodos de control muy estrictos tanto a la hora de su confección
como a la de su validación y posterior corrección, lo que hace que, al menos, las citadas
opiniones queden en entredicho.
64
A continuación se expone un breve comentario sobre algunos de los tests más
conocidos y más empleados en la actualidad, con la finalidad de que el lector se vaya
familiarizando con este tipo de pruebas.
MMPI
16 PF DE CATTELL
Reservado / Abierto
Inteligencia Alta / Baja
Poca fuerza del Yo / Mucha
Sumisión / Dominancia
Moderado / Impulsivo
Poca fuerza del Ego / Mucha
Timidez / Atrevimiento
Duro / Sensible
Confiado / Desconfiado
Práctico / Imaginativo
65
Sencillo / Astuto
Educación imperturbable / Tendencia de culpa
Conservador / Radical
Dependiente / Autosuficiente
Falto de control / Autocontrol
Poca tensión energética / Mucha
RORSCHACH
66
TAT (THEMATIC APPERCEPTION TEST)
• Aquel que está dibujado de forma continua, donde no existe separación entre el
tronco y la copa, y que es típico de individuos oposicionistas y negativistas
que no se niegan a dibujar pero que lo hacen con desgana y sin un mínimo
esfuerzo.
• El otro tipo se da cuando el sujeto dibuja el árbol como si dibujara dos, como
67
si estuviera dividido verticalmente. En ese caso indica un alejamiento de la
realidad, pasividad, predominio de las fuerzas vegetativas e implica la
existencia de una posible ruptura de la personalidad y un claro síntoma de
esquizofrenia, aunque no quiera esto decir que todos los que dibujen un árbol
así sean esquizofrénicos.
Fundamentalmente existen dos tipos: aquellas que miden el estado del paciente en
función de la autovaloración que éste hace de sus síntomas en el momento actual y que
de forma general se denominan autoaplicadas, y las que tratan de evaluar la
sintomatología del sujeto mediante la observación de su comportamiento o a través de
datos recogidos en la entrevista, conocidas como heteroaplicadas. A su vez éstas se
suelen subdividir en: escalas de intensidad o gravedad, escalas de diagnóstico y escalas
de pronóstico y selección terapéutica.
Las diferencias entre las escalas auto y heteroaplicadas se resumen en el cuadro
4.1.
CUADRO 4.1
Diferencias entre las escalas auto y heteroaplicadas
ESCALAS AUTOAPLICADAS
68
Concebida por Zung para evaluar cuantitativamente la depresión, se trata de un
instrumento útil y rápido (5 minutos) para detectar la depresión como trastorno
psiquiátrico.
Esta escala comprende 20 ítems a los que el paciente debe responder señalando la
frecuencia (raramente, algunas veces, muchas veces, siempre) con la que experimenta el
síntoma descrito. Una vez concluida la prueba, se obtiene una puntuación que permite
diferenciar rasgos cuantitativos de depresión.
La escala ha sido adaptada al castellano por V. Conde y otros colaboradores (1969,
1970, 1974 y 1976), lo cual representa una clara ventaja para la población española.
En el cuadro 4.2 se exponen, a modo de ejemplo, algunos ítems de la SDS de Zung.
CUADRO 4.2
Escala autoaplicada para la medida de la depresión deZung (1967)
69
B) Escala autoaplicada para la evaluación del estrés-apoyo social (Departamento de
Salud Mental de California, 1981)
CUADRO 4.3
Escala autoaplicada para la evaluación del estrés-apoyo social del Departamento de Salud Mental de California
(1981)
Nivel de estrés
Instrucciones: Marque con una cruz (X) las respuestas correctas que correspondan
a las siguientes preguntas sobre acontecimientos que usted haya experimentado en los
últimos doce meses.
70
A) Área personal:
C) Area familiar:
Instrucciones: Para las preguntas que a continuación se presentan, marque con una
cruz (X) el círculo que antecede a la respuesta que mejor refleje su situación.
0 O Ninguna
1 O Una o dos
2 O Dos o tres
3 O Cuatro o más
0 O Ninguno
1 O Uno
2 O Dos o tres
3 O Cuatro o más
71
ESCALAS HETERO APLICADAS
CUADRO 4.4
Escala de evaluación de la ansiedad de Max Hamilton (1959)
72
4 Intensidad máxima (invalidante)
73
74
B) CPRS de Alberg-Schaline (Comprehensive Psychiatric Rating Scale)
Es una escala compuesta por 65 ítems (cada uno valorado de 0 a 3) y que son
puntuados una vez que el sujeto ha relatado sus síntomas que a su juicio pueden ser
relevantes. Los 65 ítems están divididos en dos partes:
Además, esta escala ofrece una puntuación global de la enfermedad y una fiabilidad
supuesta de la puntuación.
Una vez que el paciente ha terminado la descripción de sus síntomas, el
entrevistador ha de decidir qué ítems de la escala no han sido suficientemente cubiertos,
con el fin de realizar las preguntas que estime oportunas y ayudar al sujeto a elaborar
esas áreas. Una vez realizado esto, las puntuaciones obtenidas, tanto de los síntomas
relatados como de los observados, son llevadas a hojas de valoración de respuestas, con
las que se pueden realizar gráficos y cotejar diferencias entre la sintomatología referida
por el paciente y observada por el entrevistador, teniendo de este modo una idea muy
completa de la realidad de la sintomatología.
4.4.4. Entrevistas
Aunque algunos consideran las entrevistas como un método poco o nada científico y
se les critica, por un lado, que los acontecimientos referidos por el sujeto dependen en
gran medida de la memoria del entrevistador, y por otro, que los datos recogidos pueden
75
ser deformado^ consciente o inconscientemente, lo cierto es que mediante ellas se puede
realizar una importante recogida de datos imposible de realizarse por cualquier otro
método.
Existen muchos tipos de entrevista; ésta irá en función del modelo teórico elegido:
psicodinámico, conductual, médico, etc. La discusión de cuál es mejor o peor no resulta
aconsejable; todos los modelos pueden ser buenos o malos dependiendo, entre otras
cosas, de la experiencia de quien realiza la entrevista, pero de forma esquemática van
desde las muy estructuradas, que se parecen a cualquier cuestionario heteroaplicado de
forma oral, pasando por las denominadas conducidas, realizadas según un protocolo,
hasta las no dirigidas, donde al sujeto se le permite hablar libremente.
Atendiendo a la información que aportan las entrevistas, es cierto que dan la
oportunidad de observar directamente la conducta del sujeto. Mediante la observación
pueden evidenciarse aspectos importantes, como la forma de hablar, de asearse, si está
nervioso, etc., pero también puede aportar valiosos datos de la historia personal del
sujeto, así como de sus vivencias y la significación que éstas han tenido para él. Con
todos estos datos y muchos más que la entrevista aporta, el examinador puede hacerse
una idea muy aproximada de lo que ha sido la vida de la persona entrevistada hasta
entonces e incluso puede prever cuál puede ser su conducta en parecidas circunstancias.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
CASEMENT, P.: Aprender del paciente. Amorrortu. Buenos Aires, 1990.
CERDA, E.: Psicología aplicada. Herder. Barcelona, 1978.
CONDE LÓPEZ, V. y FRANCH, J. I.: Escalas de evaluación comportamental parala cuantificación de la
sintomatología psicopatológica en los trastornos angustioso-depresivos. Laboratorios Upjohn. Madrid,
1984.
CONDE LÓPEZ, V.; BALLESTEROS ALCALDE, M. C; LÓPEZ FERNÁNDEZ, M. N. y
FRANCH VALVERDE, J. L: “Cuestionarios, inventarios y escalas de evaluación comportamental en la evaluación
clínica de los trastornos afectivos”, en Epidemiología, etiopatogenia y terapéutica de las depresiones.
Espaxs. Barcelona, 1988.
PICHOT, P.: Los tests mentales. Paidós. Buenos Aires, 1973.
76
Parte II
Psicopatología de las funciones psíquicas
77
5
Psicopatología de la sensopercepción
OBJETIVOS
78
percibe, tal como señala de forma certera Polaino. Igualmente supone una participación
activa por parte del sujeto, consistente en seleccionar, clasificar y configurar de manera
significativa los datos objetivos, por lo que no es extraño que se hable de “actitud
perceptiva” (Merleau-Ponty) como un proceso de integración donde el mundo no es
copiado, sino construido, a través de la interpretación de los datos sensoriales (Neisser).
Dicho de otro modo, en toda percepción van a intervenir siempre una serie de factores
subjetivos que dan lugar a una serie de fenómenos de interacción que liberan o inhiben el
proceso perceptivo; de ahí que resulte fácil, por ejemplo, percibir algún color cuando se
oiga un sonido determinado.
Permiten el registro de las distintas percepciones (ver, oír, etc.). Los órganos de los
sentidos actúan como receptores especializados en recibir la información del medio
(externo e interno) en forma de energía físico-química, de forma que en una determinada
intensidad se produce la etapa de excitación sensorial, en la que se suceden una serie de
cambios en los receptores que guardan una relación probabilística con los estímulos que
los provocan (Smith Agreda), es decir, existiría una constancia mediante la cual una
mínima intensidad de estímulo daría lugar a la máxima probabilidad de excitación.
La excitación supone una transformación de una forma de energía fisicoquímica en
otra forma de energía igualmente físico-química. Por ello, las ondas electromagnéticas en
una determinada intensidad se transforman en impulsos eléctricos que van a ser
conducidos por la vía nerviosa al cerebro. Esta conducción se debe a las
despolarizaciones que se producen en la vía nerviosa por los cambios de los iones sodio y
potasio. La última despolarización transmitida llega al cerebro ocurriendo el fenómeno de
información-sensación, en el que es indispensable la adecuada disposición de los órganos
sensoriales y vías de comunicación para que la percepción sea correcta. Kaplan indica la
importancia que desempeña la formación reticular en dicho fenómeno, ya que se encarga
de los procesos de activación que preceden a la recepción sensorial. Se sabe poco de esta
etapa, pese a que se conozcan las condiciones biológicas. Se ignora cómo llegan a entrar
en la vida psíquica del individuo, ni cómo las vías nerviosas conducen la información a
determinadas áreas corticales que Von Economo denominó centros primarios, y cuya
característica fundamental es la de ser específicos para cada sensación, produciendo
cierta conciencia en el individuo acerca del estímulo que se va a percibir (oigo algo, veo
algo, etc.). Este fenómeno se llama sensación (Polaino).
El fenómeno de la sensación no queda aislado, sino que se sitúa en un fondo de
experiencias sensoriales que almacena el cerebro en otras áreas, denominadas centros
79
secundarios.
La toma de conciencia inicial que configuraba la sensación, al quedar integrada en
nuestra experiencia, se transforma en percepción clara y nítida.
Al igual que los factores personales, adquieren gran relevancia ante campos
perceptivos mal estructurados la norma de grupo, la función y el status que se ocupa
dentro de dicho grupo, las creencias, etc., que van a determinar el modo de percibir la
realidad que nos rodea.
80
las decisiones acertadas según se produzcan dentro de un contexto psicopatológico grave
o leve, o incluso normal.
Los ejes utilizados para su sistematización son dos:
CUADRO 5.1
Alteraciones de la sensopercepción
DISTORSIONES SENSOPERCEPT1VAS
• Pseudopercepciones:
- Imagen mnémica
- Imagen eidética
81
- Imagen consecutiva
- Imagen parásita
• Ilusiones:
- Ilusiones por déficit de la atención
- Ilusiones catatímicas
- Ilusiones pareidolias
- Ilusiones oníricas
• Pseudoalucinaciones
• Alucinaciones:
- Alucinaciones fisiológicas
- Alucinaciones por afección de los receptores periféricos
- Alucinaciones por lesiones localizadas en los centros nerviosos
- Alucinaciones de tipo onírico
- Alucinaciones en la esquizofrenia
- Alucinaciones en los trastornos afectivos
- Alucinaciones por deprivación sensorial
- Alucinaciones por aislamiento social
• Alucinosis
1. De base orgánica:
82
la imposibilidad de reconocer el objeto percibido, pese a que se mantienen como
normales el nivel de conciencia y de inteligencia. Se denominan agnosias, siendo las más
importantes, según Scharfetter:
2. De base funcional:
Las alteraciones no obedecen a ningún tipo de razón orgánica, sino que derivan
dealteraciones afectivas y de la conciencia. Vallejo Nájera y Rojo Sierra señalan cómo las
tensiones emocionales de tipo angustioso generan hipoestesias táctiles. Igualmente las
hipoestesias pueden inducirse mediante hipnosis y relajación; en las neurosis del espectro
histérico suelen producirse anestesias, parálisis, etc. Las hiperestesias aparecen
igualmente en los trastornos de tipo depresivo y psicasténico.
Se produce una alteración de la forma del objeto, que no impide sin embargo su
percepción. Se distinguen:
83
• Escisión perceptiva: El objeto percibido se desintegra en sus partes (colores,
forma, etc.). Aparecen en los cuadros por intoxicaciones, psicosis
esquizofrénica, trastornos obsesivos, etc.
84
siguientes tipos:
A) Pseudopercepciones
B) Ilusiones
85
excitación (manía, intoxicaciones, etc.).
C) Pseudoalucinaciones
Fueron descritas por Griesinger, que las denominó “alucinaciones pálidas”. Haguen
las denomina ya “pseudoalucinación”.
Kráupl-Taylor señala que el término se ha utilizado históricamente de dos modos. El
primero para referirse a alucinaciones que se identifican con la conservación del juicio de
realidad (el individuo se da cuenta de que son patológicas), y se denominan
pseudoalucinaciones percibidas, y el segundo para referirse a imágenes interiores de
gran viveza y nitidez, denominándolas pseudoalucinaciones imaginadas. Vamos a
referirnos con el término pseudoalucinación a este segundo grupo, que presentaría como
características fundamentales, según Polaino, las siguientes:
Las modalidades más frecuentes son la auditiva y la visual. Alonso Fernández insiste
en que la pseudoalucinación es difícil que aparezca al margen de los trastornos
esquizofrénicos, aunque pueden aparacer pseudoalucinaciones de naturaleza afectiva
(catatímicas) en los trastornos afectivos graves.
D) Alucinaciones
86
trasciende es la dada por Ball eñ 1890 como toda percepción sin objeto. Las
características fundamentales son:
87
de voces dialogantes, voces que comentan el comportamiento del paciente,
voces que imponen conductas a seguir y que son consideradas síntomas de
primer rango de esquizofrenia (Kurt Schneider).
E) Alucinosis
1. Evaluar el nivel de conciencia del paciente, dado que si hay descenso del
mismo las anomalías perceptivas estarían condicionadas por tal situación
(recuérdese que hay descensos fisiológicos del nivel de conciencia, por
ejemplo en el sueño).
2. Evaluar el juicio de realidad ante el fenómeno sensoperceptivo. Permite
diferenciar las distintas alteraciones y fundamentalmente la alucinación de la
alucinosis. Asimismo, orienta hacia las posibles causas del trastorno de base.
3. Registrar la modalidad sensorial perturbada. Orienta sobre los distintos cuadros
que generan las alteraciones perceptivas (alucinaciones visuales en lesiones
88
orgánicocerebrales, auditivas en forma de diálogo en psicosis esquizofrénicas,
etc.).
4. Registrar el posible estímulo externo desencadenante de la anomalía perceptiva.
Permite diferenciar dentro de los errores de la fidelidad perceptiva la patología
de las alucinaciones de las ilusiones, dado que en la ilusión siempre existe un
estímulo externo desencadenante.
5. Registrar otras anomalías cognitivas (fundamentalmente actividad delirante),
asociadas a la patología alucinatoria, dado que su ausencia obliga a descartar
patología orgánicocerebral o tóxica.
6. Recordar siempre el registro del comportamiento del paciente, ya que puede ser
indicativo de la presencia de actividad alucinatoria (hablar solo, cazar insectos,
etc.).
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ALONSO FERNÁNDEZ, F.: Compendio de psiquiatría. Oteo, 2a ed. Madrid, 1982.
JASPERS, K.: Psicopatología general. Beta. Buenos Aires, 1980.
KAPLAN, H. I. y SADOCK, B. J.: Tratado de psiquiatría, vol. I, 2a ed. Salvat. Barcelona, 1989.
LUDWIG, A. M.: Principles of Clinical Psychiatry. The Free Press, 2a ed. Londres, 1986.
POLAINO LORENTE, A. M.: Psicología patológica, vol. 1. UNED. Madrid, 1990.
SCHNEIDER K.: Clinical Psychopathology. Gruñe & Straton. Nueva York, 1959.
89
6
Psicopatología del pensamiento
OBJETIVOS
90
contradicciones con la experiencia real. Emocionalmente es neutro y libre de
los prejuicios del pensamiento mágico.
CUADRO 6.1
Psicopafología del pensamiento
• Obsesiones
• Alienación del pensamiento:
91
- Difusión y audición del propio pensamiento
- Influencia, control y posesión del pensamiento
• Ideas sobrevaloradas
• Experiencias delirantes primarias:
- Humor delirante
- Percepción delirante
- Ocurrencias delirantes
- Pensamiento autista
- Pensamiento disgregado (sintaxis gramatical conservada)
- Pensamiento incoherente (sintaxis gramatical alterada)
92
forma que el paciente habla muy rápidamente, no puede dejar de pensar y le
es muy difícil concentrarse en un solo motivo. Fundamentalmente se da en
pacientes ansiosos y deprimidos.
93
El acto compulsivo (propio del obsesivo) entraña un compromiso muy
elaborado entre la defensa y la pulsión, por Jo que ésta se neutraliza y se
vuelve irreconocible, de forma que el impacto sobre la realidad es anodino.
• Alienación del pensamiento. Según K. Schneider son elementos diagnósticos
de esquizofrenia:
94
patológico, su irreductibilidad, la invasión de la personalidad y la alteración del
juicio de realidad.
95
Las ideas delirantes tienen como finalidad dar algún sentido a la locura,
cuando el paciente es capaz de racionalizar su ansiedad en forma de delusion,
es capaz de explicarse aquello que le está sucediendo, halla un porqué y se
siente aliviado; así es el caso del paciente que comenta al clínico: “Quíteme
usted esas ideas extrañas, pero por favor no me las quite todas, déjeme
alguna”. No es infrecuente observar que en aquellos pacientes que no pueden
desarrollar ideas delirantes o éstas son suprimidas por el tratamiento, su
conducta sufre una regresión, descendiendo a niveles más profundos de
autismo. Las ideas delirantes en los pacientes esquizofrénicos no están bien
sistematizadas, se hallan poco cohesionadas, produciendo en el observado la
sensación de extraño y absurdo.
b) Ideas delirantes secundarias o ideas deliroides. Al revés que en la idea
delirante primaria, se basan en otras experiencias psicológicas e incluyen los
delirios basados en alucinaciones, trastornos afectivos (manías y depresiones),
acontecimientos situacionales psicológicamente conmocionantes, y para cuya
explicación no se necesita ninguna transformación previa de la personalidad.
Resulta comprensible desde el análisis biográfico y existencial del sujeto (una
vida llena de ofensas y humillaciones insoportables), el aislamiento social
(pobres, marginales, inmigrantes, sobre todo aquellos que desconocen el
idioma, y perseguidos políticos), la inseguridad (permanente o en la vejez), el
aislamiento o déficit sensorial (en los casos de hipoacusia o sordera), los
sentimientos de inferioridad sexual (al disminuir la potencia sexual, por
ejemplo en los alcohólicos, puede generar un delirio de celos), el aislamiento
sensorial o la hiperestimulación sensorial bajo el influjo de drogas alucinógenas
(como el LSD, psiloscibina, peyote, etc.). Ideas deliroides pueden producirse
en situaciones de fatiga excesiva, o en ambientes que favorecen la
desorientación, como la noche, la niebla, y en situaciones de espera con
tensión angustiosa.
El contenido de las ideas delirantes se halla condicionado por los valores culturales
dominantes en una comunidad en cada momento histórico, así como por la personalidad,
experiencias y creencias individuales. Cabe destacar los siguientes temas:
- Ideas delirantes de persecución: Son las más frecuentes; pueden ser globales,
afectando a toda la personalidad, y actividades del paciente o solamente
96
referidas a una parcela concreta. El paciente se siente espiado y víctima de
una conspiración en la que pueden imbricarse los más absurdos y
contradictorios elementos; así, un paciente manifiesta que la CIA, la KGB, la
ETA y los extraterrestres están conspirando conjuntamente para matarle a él y
al Rey de España. Todo ello suele ser comentado en un tono de absoluta
indiferencia emocional o con gran angustia.
97
El paciente puede considerar que dos cosas son idénticas porque tienen algunas
propiedades idénticas, razona en términos incomprensibles según reglas ilógicas,
intrincadas y privadas (pensamiento autista). Puede no tener alterada la inteligencia e
incluso que sea inteligente; no obstante, su proceso de pensamiento no se ajusta a las
premisas lógicas universales. Carece de la habilidad de eliminar los aspectos irrelevantes
y concentrarse en el objetivo final. El paciente esquizofrénico tiende a incluir muchos
ítems irrelevantes y escasamente cohesionados entre sí.
Las AFP son diagnósticos de esquizofrenia, en ausencia de enfermedad orgánica,
siendo uno de los síntomas unificantes de las esquizofrenias, puesto que todos los
esquizofrénicos muestran AFP si la enfermedad dura el tiempo suficiente. Como
ejemplo, se transcribe literalmente un fragmento del discurso de un paciente:
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
FUENTENEBRO, F. y VÁZQUEZ, C.: Psicología médica, psicopatología y psiquiatría (cap.17). Interamericana
McGraw-Hill. Madrid, 1990.
RUIZ OGARA, C.; LÓPEZ-IBOR, J. J., y BARCIA SALORIO, D.: Psiquiatría (cap. 13). Toray. Barcelona, 1982.
SCHARFETTER, CH.: Introducción a la psicopatología general. Morata. Barcelona, 1991.
SERRALLONGA, J.: “Trastornos del pensamiento y lenguaje” en J. VALLEJO RUILOBA, Introducción a la
psicopatología y la psiquiatña. Salvat. Barcelona, 1991.
SEVA DÍAZ, A.: Psiquiatría clínica (cap. 10). Espaxs. Barcelona, 1979.
98
VALLEJO NÁJERA, J. A.: Introducción a la psiquiatría, 10a ed. Editorial Científico-Médica. Barcelona, 1979.
99
7
Psicopatología del lenguaje
OBJETIVOS
100
a este concepto constituyen una patología, siempre y cuando tengan una cierta duración
en el tiempo; así, no se contemplan como patológicos una pérdida de voz repentina, una
vacilación o titubeo esporádico, un olvido fugaz de algún término, etc.
Por su parte, Crystal (1983) propone el siguiente criterio: considera que un lenguaje
es patológico cuando en lugar de facilitar la comunicación, la impide. Esto es, el lenguaje
en sí mismo llama tanto la atención, que el interlocutor se distrae del significado que el
que habla o escribe quiere transmitir.
101
De este modo las adquisiciones lingüísticas hechas por el niño durante los primeros
seis años son impresionantes y su lenguaje se aproxima mucho al lenguaje del adulto,
estandoya preparado para adquirir un segundo sistema de signos, el lenguaje escrito.
Básicamente, estas adquisiciones son (Rondal, 1982):
- Generalmente domina el mecanismo de los diferentes sonidos, aunque puede
tener dificultades o imperfecciones en algunos.
- Posee un extenso vocabulario de unas 2.500 palabras, de las que usa la mitad.
- Tiene adquiridas las reglas que rigen la formación de las frases simples y las
principales que rigen la construcción de las frases complejas.
- Emplea correctamente los artículos, adjetivos, pronombres, nombres y verbos.
- Formula correctamente los diversos tipos de frase, excepto la voz pasiva.
Aunque las adquisiciones lingüísticas del niño de seis años son impresionantes,
todavía su lenguaje no es el de un adulto. A partir de aquí el vocabulario sigue
aumentando, desaparecen las dificultades de pronunciación, se perfecciona el uso de los
pronombres, adverbios y preposiciones. Se acaba de adquirir las reglas que rigen las
frases complejas, se aprende a formular en voz pasiva, etc. y, en general, la evolución del
lenguaje no se detiene, aunque lógicamente el ritmo de evolución se lentifica con la edad.
102
Este proceso queda resumido de la siguiente manera:
Siguiendo las directrices que marca la cadena de comunicación (Crystal, 1983), las
alteraciones del lenguaje pueden agruparse en tres categorías:
CUADRO 7.1
Alteraciones del lenguaje
PATOLOGÍA DE LA RECEPCIÓN
• Sordera
PATOLOGÍAS CENTRALES
• Afasia
• Disartria
PATOLOGÍAS DE LA PRODUCCIÓN
• Trastornos de la fluidez:
- Tartamudez
- Farfulleo
• Trastornos de la voz:
- Disfonías
• Trastornos de la articulación:
103
- Dislalia
- Disglosia
- Los métodos orales, en los que los niños son educados en la vía auditiva y son
estimulados a utilizar la palabra.
- Los métodos gestuales, en los que los niños son educados con ayuda de la
comunicación gestual en cualquiera de sus formas y son estimulados a
expresarse con los gestos y la palabra.
- La comunicación total, en la que se emplea el uso simultáneo de la
comunicación oral y gestual.
En general, puede establecerse que la patología del lenguaje cuyo origen está en el
104
sistema nervioso es el resultado de una alteración orgánica de los centros específicos del
cerebro o es el reflejo de un problema psicológico subyacente. Se consideran patologías
centrales la afasia y la disartria.
A) Afasia
La afasia es la pérdida total o parcial de los aspectos productivos y/o expresivos del
lenguaje debido a una lesión cerebral. Normalmente se clasifican las afasias en dos
grandes grupos atendiendo a los síntomas que presentan:
En la etiología siempre se encuentra una lesión cerebral, bien por accidente vascular
cerebral, por un traumatismo craneoencefálico, por un proceso involutivo o por un tumor
encefálico.
Los síntomas se pueden agrupar según que la expresión esté alterada o disminuida.
Constituyen síntomas en los que la expresión está disminuida:
105
Aparte de estas alteraciones del lenguaje expresivo, en todas las afasias se encuentra
alterada la comprensión del lenguaje en mayor o menor medida, siendo, no obstante, el
aspecto que más se beneficia de la recuperación espontánea.
B) Disartria
En este apartado se van a tratar los trastornos que afectan a la capacidad del
106
individuo para producir el mensaje, incapacidad que puede concretarse en tres tipos de
trastornos (Crystal, 1983):
A) Trastornos de la fluidez
T ARTAMUDEZ
107
importancia a factores psicosociales desencadenantes o por lo menos agravantes del
trastorno. No obstante, los factores etiológicos podrían agruparse en las siguientes
categorías (Crystal, 1983):
1. Teorías orgánicas del tartamudeo, según las cuales el sujeto tartamudo tendría
una predisposición genética a tartamudear. Dentro de estas teorías están
aquellas que relacionan al tartamudo con problemas derivados de la
dominancia lateral.
FARFULLEO
B) Trastornos de la voz
108
Por fonación se entiende la fuente de vibración producida en el aparato laríngeo y
por resonancia las primeras modificaciones que de carácter grueso se realizan en las
cavidades contiguas a la laringe; no se trata, pues, de las modificaciones finas de la
articulación.
Esta alteración dará lugar a que se produzcan modificaciones en cualquiera de las
cualidades de la voz: intensidad, tono y timbre. Los trastornos de la voz reciben el
nombre de disfonías, estableciéndose dos tipos de factores etiológicos (Llinas, 1990):
El término afonía se utiliza para designar la ausencia de voz. A partir de los factores
etiológicos se clasifican las disfonías en dos grandes grupos: disfonías orgánicas y
disfonías funcionales. El Dr. Perelló (1973) introduce una categoría más, distinguiendo
los siguientes tipos de disfonía:
C) Trastornos de la articulación
DISLALIA
La dislalia puede definirse (Perelló, 1973) como el trastorno de la articulación de
los fonemas por alteraciones funcionales de los órganos periféricos del habla. El
problema estriba en que en el momento de aprender un mecanismo articulatorio concreto
109
el niño falla y posteriormente no modifica el error, con lo cual sustituye, omite o
distorsiona el fonema.
En cuanto a las posibles causas, hay que señalar (Bruno, 1988) que existen una serie
de factores etiológicos junto con unos aspectos que favorecen la existencia y
mantenimiento de la alteración. Así pueden citarse:
- Déficits motóricos, como movilidad deficiente de la lengua, hábitos incorrectos de
deglución y déficit en la orientación del acto motor lingual.
- Permanencia de patrones infantiles de articulación.
Como factores de predisposición cabe citar una cierta tendencia genética y una
predisposición en el sentido de ambientes culturales pobres.
DISGLOSIA
Con el término disglosia se hace referencia a las alteraciones de la articulación de
los fonemas por alteración orgánica de los órganos periféricos del habla y de origen no
neurológico (Perelló, 1973).
Entre las causas desencadenantes pueden citarse las malformaciones congénitas,
ciertos trastornos de crecimiento y traumatismos. Según el órgano periférico del habla
que se altera, la disglosia recibirá uno u otro nombre y así se hablará de disglosia labial,
mandibular, lingual, palatina y nasal, según sean los labios, mandíbulas, lengua, paladar
duro o blando y cavidad nasal los que se encuentren alterados tanto en su forma como en
su movilidad.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
CRYSTAL, D.: Patología del lenguaje. Cátedra. Madrid, 1983.
LAUNAY, C.; BOREL-MAISONNY, S.; y cois.: Trastornos del lenguaje, la palabra y la voz del niño. Masson.
Barcelona, 1986.
NIETO HERRERA, M.: Anomalías del lenguaje y su corrección. Méndez Oteo. México, 1980.
PERELLÓ, J.: Alteraciones de la voz. Editorial Científico-Médica. Barcelona, 1973.
PERELLÓ, J.: Trastornos del habla. Editorial Científico-Médica. Barcelona, 1973.
PERELLÓ, J.: Perturbaciones del lenguaje. Editorial Científico-Médica. Barcelona, 1973.
SANGORRIN, J.: “Disfemia”, en J. PEÑA CASANOVA, Manual de logopedia. Masson. Barcelona, 1990.
TRIADO, C.: “El desarrollo del lenguaje en las primeras etapas”, en Revista de logopedia y fonoaudiología, vol.
V, nQ 1. Masson. Barcelona, 1985.
110
8
Psicopatología de la memoria •
OBJETIVOS
111
ha dejado en el sistema nervioso después de que éste ha tenido lugar.
En el sistema nervioso central se producen modificaciones debidas al
proceso de memorización:
a) A nivel celular neuronal, tanto morfológica como funcionalmente, en los
llamados segundos mensajeros (AMPc, GMPc ) y en el RNA.
b) A nivel de conexiones neuronales, en forma de circuitos reverberantes
córtico-subcorticales, y en la neurotransmisión, principalmente en la de
tipo colinérgico y por endorfinas.
4. Recuperación: Consiste en la extracción de la información almacenada para su
uso. Este proceso sustenta la función predictiva, vital para la supervivencia
del individuo y la especie, y una de las bases para el desarrollo de la
capacidad intelectual.
Es muy importante conocer qué es lo que recordamos, y por qué algunas cosas se
recuerdan mejor y otras peor. Así, se recuerda mejor:
- La información significativa: aquella que nos dice algo, que tiene un
significado para nosotros. Por ejemplo, recordamos mejor el grupo de letras
C-A-S-A que el grupo X-F-J-U.
- La información bien organizada, ordenada.
- La curva de posición serial indica que tendemos a recordar mejor lo primero
(efecto de primacía) y lo último (efecto de recencia) de una serie de
elementos. Por ejemplo, cuando nos presentan a un grupo de gente,
recordaremos mejor los nombres de las personas presentadas en primer y
último lugar.
- Si hay algún elemento poco común en medio del material, también se recuerda
mejor. Por ejemplo, algún nombre extranjero del grupo.
- Los recuerdos vividos son recuerdos intensos de lo que uno estaba haciendo
cuando tuvo noticia o le sucedieron acontecimientos,vivencias o experiencias
emocionalmente significativos. Por ejemplo, el día del primer beso o del
último cumpleaños, o la noche que se inició la guerra del Golfo (vivencias con
impacto afectivo).
112
frecuentes problemas a la hora de confiar totalmente en la veracidad de los
testimonios de los testigos en los juicios, o de los datos aportados por el
paciente de su historia clínica.
- La edad es otro factor que debe tenerse en cuenta, ya que los niños y
adolescentes tienen la capacidad de recordar rápidamente cosas nuevas
(memoria de fijación), mientras que los ancianos recuerdan más lentamente
y, sobre todo, hechos antiguos (memoria de evocación).
Psicométricamente la capacidad mnésica va aumentando desde la infancia
hasta la adolescencia, y disminuye después, especialmente en la senectud.
El olvido es la pérdida de la información memorizada previamente. Existen diversas
teorías para explicar el olvido:
- La curva del olvido indica que, tras memorizar algo, el olvido es inicialmente
rápido, y que la tasa del olvido disminuye marcadamente con el paso del
tiempo.
- Algunos autores creen que se recuerda toda la información que llega al cerebro
y que el olvido es un fallo en la recuperación de la información. Otros, por el
contrario, opinan que sólo se recuerdan ciertas cosas (“el saber ocupa lugar”),
y otras se pierden u olvidan totalmente.
113
alteraciones afectivos y la edad avanzada.
114
8.3. Evaluación de la memoria
Las alteraciones de la memoria son importantes por su frecuencia y, sobre todo, por
su capacidad de alterar el funcionamiento global de la persona que las padece, lo que
lleva a un interés cada día mayor en su detección, orientación diagnóstica y tratamiento.
Existen dos tipos principales de alteraciones de la memoria (cuadro 8.1):
CUADRO 8.1
Alteraciones de la memoria
CUANTITATIVAS
• Amnesia:
Criterio cronológico:
- Retrógrada
- Anterógrada
Criterio etiológico:
115
De origen orgánico:
- Demencia
- Delirium
- Amnesia posconmocional
- Amnesia lacunar
- Síndrome de Korsakoff
- Amnesia por fármacos
- Amnesia por sustancias psicoactivas
- Amnesia psicógena
- Amnesias en enfermedades psiquiátricas
- Amnesia global transitoria
• Hipermnesia
CUALITATIVAS •
• Paramnesia:
- Confabulación
- Equivocaciones órales
- Mente en blanco
A) Amnesia
116
Son debidas a lesiones anatómicas o alteraciones fisiopatológicos del sistema
nervioso central, como traumatismos, infecciones, consumo de tóxicos (alcohol),
degeneraciones, etc., que dañan al cerebro y le impiden realizar de manera adecuada el
proceso de memorización.
Pueden tener un inicio más o menos rápido, dependiendo del agente causal, con
remisión muy lenta o inexistente, y recuperación casi nunca total. La alteración de la
memoria es más frecuentemente de tipo retrógrado. Por definición debe existir una causa
orgánica que produzca el cuadro.
Entre ellas destacan:
a) Demencia: Es una enfermedad caracterizada por un deterioro global de las
funciones cognitivas superiores, que incluye importantes alteraciones de la
memoria, con predominio de la alteración de la memoria reciente sobre la
remota.
CASO 1: Mujer de 85 años, que vive en una residencia de ancianos. Es incapaz de
manejarse por sí sola, no reconoce a sus familiares más cercanos y le cuesta relacionarse
con sus compañeros de residencia. Cuando se le pregunta directamente, no recuerda ni lo
que cenó ayer, ni el nombre de sus hermanos.
b) Delirium: En él existe una importante alteración fluctuante de la conciencia y
dificultad atencional, con pensamiento desorganizado y otros síntomas, entre
los que destaca una amnesia global, sintomática de las alteraciones del sistema
nervioso central.
CASO 2: Varón de 72 años, ingresado en el servicio de traumatología de un hospital
general, que súbitamente una noche se arranca la vía intravenosa del brazo, se levanta de la
cama, grita, etc. Al dirigirse a él, se distrae fácilmente, no sigue el hilo de la conversación,
comenta pensamientos extraños que le preocupan. No sabe si es de día o de noche y cree
que está en su casa. Está confuso y no es capaz en ese momento de recordar nada, ni de
su ingreso ni de su vida cotidiana.
117
reciente (amnesia de fijación) y conservación de las memorias inmediata y
remota, en el contexto de un paciente con el resto de funciones mentales
superiores (intelecto, juicio, etc.) y personalidad igualmente conservadas. El
paciente rellena sus huecos de memoria con información inventada, y tiene
dificultades en reconocer a las personas de su entorno.
CASO 4: Varón de 33 años, que lleva muchos años consumiendo alcohol en
cantidades importantes diariamente. No se aprecian alteraciones en el examen de su estado
mental, excepto que en el test de las tres palabras no puede recordar ninguna de ellas,
aunque intenta contestar diciendo otras distintas a las que se le presentaron. Su respuesta
al test mejora tras unos días de tratamiento con tiamina.
118
retrógrada de las horas previas al cuadro. Posteriormente y tras la
recuperación, el paciente no recuerda lo sucedido. En la actualidad se
desconoce la causa de esta alteración.
CASO 6: Mujer de 35 años, que comenta que desde hace unas horas
se siente incapaz de acordarse de las cosas que le han sucedido ese día: no
sabe si fue a la compra o si ha ido a recoger a su hijo al colegio. Se practica
un estudio médico sin hallazgos de interés. Al día siguiente, no nota ningún
problema con su memoria, y al comentarle lo que le sucedió el día anterior
no lo recuerda.
B) Hipermnesia
C) Paramnesias
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
CODERCH, J.: Psiquiatría dinámica, 4a ed. Herder. Barcelona, 1987.
KAPLAN, B. I. & SADOCK, B. J.: Comprehensive Textbook of Psychiatry, 5th ed. Williams & Wilkins. Baltimore,
1989.
OMS: CIE-10: Trastornos mentales y del comportamiento. Meditor. Madrid, 1992.
PAPALIA, D. E. y WENDKOS OLDS, S.: Psicología. McGraw-Hill. México D. F., 1988.
VALLEJO RUILOBA, J. et al.: Introducción a la psicopatología y la psiquiatría, 3e ed. Salvat. Barcelona, 1991.
119
120
9
Psicopatología de la conciencia
OBJETIVOS
121
Autores clásicos, como Ey, han descrito la conciencia como “la totalidad de la vida
psíquica del sujeto que condiciona incluso su vivenciar”. Sin conciencia, como sucede en
el estado comatoso, no hay vivencias. Según Vallejo Nájera, la conciencia es el
conocimiento que tenemos de nosotros mismos y del mundo externo. La conciencia es el
resultado de la actuación simultánea de una serie de fenómenos psíquicos.
Para Freedman, la conciencia es sinónimo de la capacidad de percibir y conocer. Es
una facultad de percepción que se basa en la información directa a través de las
impresiones almacenadas en la memoria. La conciencia plena implica la capacidad de
comprender y utilizar esta información de manera eficaz.
Otra definición desde los avances de la neurofisiología es la ofrecida por Luria. Para
este autor, la conciencia depende de la integridad de tres unidades principales del cerebro:
unidad para regular el tono o vigilia, unidad para obtener y procesar información que
llega desde el mundo exterior y unidad para programar, regular y verificar la actividad
mental.
Como síntesis y denominador común de estas definiciones, se pueden destacar los
siguientes aspectos de la conciencia:
- Es una propiedad del funcionamiento del organismo que implica la claridad con
que podemos tener conocimiento del mundo interior y exterior.
- Se encuentra interrelacionada con todas las funciones psíquicas superiores:
sensopercepción, memoria, pensamiento, lenguaje, afectividad, etc.
- Implica tener un conocimiento de nosotros mismos, capacidad de conocer la
propia realidad interior. El sujeto “sabe que sabe”.
- Implica tener conocimiento del mundo que nos rodea, capacidad de darnos
cuenta de la propia realidad externa y de los objetos.
Dentro del ámbito psicofisiológico y psicológico, el estudio de la conciencia ha sido
tratado desde tres dimensiones:
a) Estado de vigilia o alerta del organismo, del que depende el hecho de que
seamos conscientes o no del mundo interior o exterior a nosotros mismos, y el
estado de sueño donde no existe percepción del mundo exterior, si bien existe
un estado de conciencia onírica; es decir, la persona normal en estado de
vigilia o en estado de sueño.
b) Desde una dimensión psicodinámica, Freud formuló que los contenidos de la
conciencia se pueden identificar desde dos vertientes: los llamados
conscientes, cuya naturaleza es conocida por el sujeto (psiquismo consciente)
y los inconscientes, que no se encuentran al alcance de la introspección del
sujeto (psiquismo inconsciente). Entre ambas zonas se encontraría el
preconsciente, que albergaría determinados contenidos que podrían hacerse
conscientes en un momento dado.
c) Dentro de la conciencia vigil, fundamentalmente el reconocimiento de nuestra
122
realidad interior tiene su máximo exponente en nosotros mismos, en el
reconocimiento del “YO-mismo“, “la mismiedad“, es decir, “la conciencia del
YO”.
123
Entre las diversas capacidades .ligadas a la estructura básica de la conciencia se
pueden citar prioritariamente:
A) Glaridad o lucidez
B) Amplitud de conciencia
D) Atención
Es la capacidad del sujeto para dirigir sus funciones psíquicas sobre un objeto
determinado. Si no se dispone de una cierta capacidad de atención, resulta imposible
tener una percepción clara y nítida de la realidad externa o interna.
124
9.2.2. Niveles de la conciencia
NIVEL I
NIVEL II
NIVEL III
NIVEL IV
NIVEL V
125
Es la conciencia correspondiente a la fase del sueño ligero. El sujeto tiene una
pérdida casi total de la conciencia, reaccionando con dificultades a los estímulos externos.
Electroencefalográficamente, desaparecen las ondas alfa y se presenta un trazado de
ondas fusiformes de bajo voltaje y relativamente rápidas.
NIVEL VI
NIVEL VII
CUADRO 9.1
Trastornos de la conciencia
ESTRUCTURA DE LA CONCIENCIA
126
• Aumento o disminución del nivel de vigilia:
- Hipervigilia
- Somnolencia o sopor
- Obnubilación
- Estupor
- Coma
• Estados crepusculares
CONTENIDO DE LA CONCENCIA
Bajo este epígrafe se engloban las alteraciones del nivel de vigilia, de la lucidez o los
llamados estados crepusculares.
HIPERVIGILIA
Este trastorno se debe a un incremento del nivel de vigilia así como de la claridad de
la conciencia. Se conjugan alteraciones de diversos campos: sensorial, motor, cognitivo y
afectivo.
El sujeto manifiesta una mayor viveza en la aceptación de los estímulos tanto
internos como externos, con dificultades en la integración de los mismos, provocando
una conducta ineficaz.
Se da un comportamiento hiperactivo en la esfera motora y psíquica, con
127
repercusiones emocionales intensas y dificultades en la atención y concentración. Esta
hipervigilancia puede ser debida a tóxicos endógenos o exógenos (LSD, cannabis,
anfetaminas, etc.), y se observa también en estados de manía o hipomanía y al comienzo
de un cuadro psicótico.
SOMNOLENCIA O SOPOR
OBNUBILACIÓN
Se caracteriza por una leve disminución del nivel de conciencia y de la claridad de la
misma.
El sujeto tiene una percepción confusa, borrosa del mundo externo y de sí mismo.
Presenta dificultades para concentrar la atención, se fatiga rápidamente, si bien entiende
órdenes sencillas (dar la mano, mostrar la lengua, etcétera). Reacciona muy lentamente y
después de reiteraciones constantes su orientación temporal y espacial se encuentran
alteradas.
ESTUPOR
Consiste en la pérdida profunda del nivel de conciencia. El paciente tan sólo puede
alcanzar un ligero estado de vigilia mediante estímulos intensos (pellizcos, pinchazos,
etc.). Presenta ausencia de manifestaciones verbales. Los reflejos están conservados, el
tono muscular disminuido. Tiene una respiración lenta y profunda que, en la mayoría de
los casos, es aún rítmica.
COMA
Es la pérdida completa del nivel de conciencia. No es posible despertar al sujeto. Se
distinguen varias fases del coma diferenciadas sobre la base de signos neurológicos y
electroencefalográficos.
En las primeras fases se conservan el reflejo pupilar a la luz y el reflejo corneal,
mientras que están ausentes los reflejos cutáneos y los reflejos miotáticos clínicos. La
vida del sujeto se reduce a la simple persistencia vegetativa (respiración y circulación).
En el coma profundo se presentan abolición de los reflejos del tronco cerebral,
trastornos de la respiración muy marcados y electroencefalograma con tendencia a la
línea isoeléctrica.
128
Las causas de las alteraciones de la conciencia desde la obnubilación hasta el coma
comprenden traumatismos craneoencefálicos, alteraciones metabólicas, trastornos de la
perfusión cerebral, tóxicos exógenos y accidentes vasculares cerebrales isquémicos o
hemorrágicos y procesos expansivos intracraneales.
CONFUSIÓN MENTAL
C) Estados crepusculares
129
A) Trastornos de la conciencia del yo corporal
ANOSOGNOSIA
El paciente niega aceptar su enfermedad o bien no tiene conciencia de una parte de
su propio cuerpo. Se presenta principalmente en enfermos hemipléjieos, los cuales
afirman que no les ocurre nada o intentan demostrar la inexistencia de alguna limitación
psicofísica.
ASTEROGNOSIA
Es la dificultad que presenta el paciente para reconocer los objetos a través del tacto,
sin intervención del resto de los sentidos.
ASOMATOGNOSIA
Consiste en la vivencia de desaparición del propio cuerpo. Se presenta generalmente
en los delirios de negación.
MIEMBRO FANTASMA
Esta alteración surge en los pacientes a los que se les ha amputado algún miembro.
Tienen una falsa percepción del miembro amputado, inclusive con sensaciones de dolor.
DESPERSONALIZACIÓN
Se manifiesta un sentimiento de extrañeza hacia sí mismo. El paciente se siente
cambiado y cree que no es el mismo de antes.
130
DESREALIZACIÓN
Ese mismo sentimiento de extrañeza se puede hacer extensivo hacia su propio
entorno, donde su mundo circundante se puede tomar en irreal, extraño e insólito.
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
ALONSO FERNÁNDEZ, F.: Compendio de psiquiatría, 2a ed. rev. y act. Oteo. Madrid, 1982.
BULBENA, A. J. et al.: “Psicopatología de la conciencia”, en J. VALLEJO RUILOBA (Dir.), Introducción a la
psicopatología y a lapsiquiatría. Salvat, Barcelona, 1987, pp. 160-173.
EY, H.* BERNARD, P., y BRISSET, CH.: Tratado de psiquiatría, 2 - ed., Toray-Masson. Barcelona, 1969.
KAPLAN, H. I. y SADOCK, B. J.: Tratado de psiquiatría, 2a ed. Salvat. Barcelona, 1989.
LURIA, A. R.: El cerebro en acción. Fontanella. Barcelona, 1974.
VALLEJO NÁJERA, J. A.: Introducción a la psiquiatría, Editorial Científico-Médica. Barcelona, 1977.
131
10
Psicopatología de la inteligencia
OBJETIVOS
132
Charles Spearman (1863-1945) pensó que si existía alguna capacidad cognoscitiva
global que permitía a una persona razonar bien, solucionar problemas y desenvolverse
adecuadamente en el campo cognoscitivo, sería posible construir un gran número de
problemas diferentes de dificultad variable para comprobar esta aptitud, y siguiendo la
técnica del análisis factorial, propuesta por Karl Pearson años antes, puso de manifiesto
la existencia de un factor general de inteligencia conocido como factor “G”. Este factor
surgió después de analizar factorialmente más de 100 tests, que autores como Alfred
Binet en Francia y Herman Ebbinghaus en Alemania habían desarrollado; y viene a ser lo
que este conjunto amplio y diverso de tests tienen en común. Es un constructo hipotético
mediante el que se hace referencia a una dimensión lineal en la que cabe ordenar las
puntuaciones que representan el promedio ponderado de los resultados obtenidos por
distintas personas en un número determinado de ítems o tests.
Spearman demostró que los tests cognoscitivos de cualquier tipo correlacionan
positivamente si son aplicados a personas al azar, y probó matemáticamente que si la
capacidad en una tarea cognoscitiva se divide en dos elementos distintos que se examinan
separadamente (uno sería la aptitud cognoscitiva general o inteligencia y el otro la
capacidad específica para realizar una tarea concreta), el patrón de correlación entre tests
diferentes se expresa en la forma de una tabla rectangular (matriz). El patrón que
Spearman encontró se conoce como matriz de rango 1.
L. L. Thurstone (1887-1955) replicó los estudios de Spearman, concluyendo que las
correlaciones miden un cierto número de aptitudes primarias, tales como la aptitud
numérica, verbal, memoria, etc. y una aptitud cognoscitiva general. Spearman no
aceptó los resultados de Thurstone porque su muestra no era aleatoria (utilizó sólo
estudiantes muy inteligentes) y los tests que aplicó eran muy similares entre ellos.
En nuevos estudios con sujetos no seleccionados, Thurstone encontró que había
cierto núfhero de lo que siguió llamando factores primarios pero que correlacionaban
entre sí, formándose una matriz de rango 1, que sería lo que proponía la teoría de
Spearman, el cual a su vez también había evidenciado la existencia de varios factores
tales como la aptitud verbal y la numérica.
Se llega por tanto a un paradigma que establece que personas diferentes tienen
aptitudes diferentes para resolver problemas intelectuales, siendo la inteligencia general
una aptitud especialmente importante para ello. Existen otras aptitudes específicas que se
refieren a tipos específicos de problemas (aptitudes numéricas, verbales, de memoria,
etc.), las cuales, dependiendo de las circunstancias, pueden ser muy importantes.
Este paradigma ha sugerido muchas críticas y teorías alternativas como la de J. P.
Gillford (1966), quien divide las posibles clases de aptitud en tres apartados:
a) Operaciones o procesos:
- Conocimiento
- Memoria
- Producto divergente
- Producto convergente
133
- Evaluación
b) Contenidos:
- Figurativo
- Simbólico
- Semántico
- Comportamental
c) Productos:
- Unidades
- Clases
- Relaciones
- Sistemas
- Transformaciones
- Implicaciones
Son clasificaciones cruzadas e independientes, por lo que supone un gran número de
posibles aptitudes diferentes: 5 x 4 x 6 = 120. Esta teoría, con la triple clasificación, tiene
la ventaja de ser sistemática, de ofrecer la apariencia de ser científica y estar dirigida por
una teoría. Aporta una idea de la conducta inteligente de acuerdo con cómo opera, sobre
qué opera y qué se produce mediante la operación. En resumen, la teoría de Gillford ha
hecho un intento para demostrar las conexiones entre la teoría de las aptitudes y la teoría
de la resolución de problemas y el aprendizaje.
Se le critica principalmente que ha ido hacia un extremo en la extracción de un gran
número de factores, situándose en el polo opuesto en términos de generalidad y de poder
predictivo.
Por su parte, R. B. Cattell sigue dando importancia al factor de inteligencia general,
que se valorará y se alcanzará mejor como un factor de segundo orden, vía de las
aptitudes mentales primarias, obteniendo así un factor de inteligencia general más
objetivamente definido.
Cattell y J. L. Horn (1966), tras analizar factorialmente los resultados de varios tests
mentales, someter los ejes factoriales a rotación oblicua y extraer factores de segundo
orden, comprobó que se obtienen dos factores generales en lugar de un único factor
“G”, los cuales también correlacionan entre sí. Esto llevó a Cattell a distinguir entre
inteligencia general fluida (G f) e inteligencia general cristalizada (G c). Lo que
caracteriza a cada una es:
134
- Se mide mediante tests de material nuevo en los que desempeña un papel
importante la rapidez en hallar la solución y que tienen poco contenido
informativo, pero exigen la capacidad de percibir relaciones, a menudo
complejas, entre elementos relativamente simples.
- Aumenta de modo constante pero rápido. Alcanza un máximo a los 18-20
años, decreciendo gradualmente hasta los 55-60 años, en que se acelera
su decrecimiento.
- Parece estar determinada en su mayor parte por factores hereditarios y
por influencias fisiológicas, pudiendo haber una fluctuación diaria.
- Correlaciona de modo elevado con la rapidez en el aprendizaje de áreas
nuevas.
• Inteligencia general cristalizada (G c):
- Se mide con tests de poder mental, no cronometrados, donde la
puntuación refleja la carencia de errores, cuyo contenido es altamente
informativo y requiere que el sujeto utilice otros conocimientos y
habilidades ya adquiridas.
- Aumenta de la infancia a la madurez de modo más gradual que la fluida;
el crecimiento es negativamente acelerado entre los 13 y los 20 años y no
parece declinar hasta los 60-70 años de edad.
- Parece estar principalmente determinada por las influencias culturales,
presentando poca fluctuación diaria por estar constituida por sistemas de
hábitos adquiridos.
- Correlaciona poco con la rapidez en el aprendizaje de nuevas áreas.
En resumen, la inteligencia fluida se refiere esencialmente a la capacidad de aprender
a resolver problemas y adquirir las facultades necesarias para adaptarse a las exigencias
del propio entorno. Se trata de una facultad con base biológica y determinada
genéticamente. La inteligencia cristalizada se considera el producto de la inteligencia
fluida, la experiencia y el entrenamiento.
Para Benton y Sines (1989) la distinción entre inteligencia fluida y cristalizada es la
distinción entre aptitud y rendimiento. La distinción entre inteligencia general fluida y
cristalizada de Cattell guarda alguna semejanza con la que hace D. O. Hebb (1949,1966)
de inteligencia “A” e inteligencia “B”:
135
• Inteligencia “B ”: Es el nivel de capacidad que una persona demuestra
realmente en su conducta. Es el producto de una interrelación entre naturaleza
y ambiente.
H. J. Eysenck (1979) propone la introducción de una tercera definición de la
inteligencia, inteligencia “C”, para referirse a la medida real de la inteligencia “B”
mediante los tests de CI (Coeficiente de Inteligencia). Los tests de CI miden sólo
parcialmente la inteligencia “B”.
Más recientemente, en el 2a Simposio sobre Inteligencia (1986) se reunió un grupo
de teóricos de la inteligencia, los cuales pusieron de manifiesto la falta de unanimidad en
cuanto a cierto concepto como especificidad o determinación de los aspectos
ambientales. Hay posturas favorables a la integración de perspectivas (Butterfield,
Detterman, Pellegrino, Sternberg); otras, más radicales, siguen la tradición de corte
biológico o psicométrico (Anastasi, Eysenck, Jensen, Scarr), y otras se basan en el
procesamiento de la información (Das, Estes, Hunt, Schank).
Es importante una serie de aspectos en los que sí parece que los autores están de
acuerdo en su totalidad, siendo los más destacables para Sternberg y Detterman (1988)
los siguientes:
136
de una comparación estadística.
7. Existen tres principales localizaciones de la inteligencia: en el individuo, en el
medio ambiente y en la interacción entre individuo y medio ambiente (cuadro
10.1).
CUADRO 10.1
Principales localizaciones de la inteligencia
137
138
10.3. Valoración de la inteligencia
CUADRO 10.2
Funcionamiento intelectual
Las escalas más utilizadas para evaluar la inteligencia de forma individual son las
siguientes: WAIS, WISC y WPPSI.
139
• Escala verbal: Con los subtests de información, comprensión, aritmética,
semejanzas, memoria y vocabulario.
• Escala manipulativa: Con los subtests de clave de números, figuras
(incompletas, cubos, historietas, rompecabezas.
Con este test se obtiene tres cocientes de inteligencia:
- Cociente de inteligencia verbal (CIV).
- Cociente de inteligencia manipulativa (CIM).
- Cociente de inteligencia total (CIT): Las puntuaciones se obtienen sumando las
puntuaciones típicas de cada sujeto en las partes verbal y manipulativa de
cada subtest. Se transforman las puntuaciones típicas derivadas mediante la
comparación de las mismas con el baremo correspondiente, construido a partir
de las puntuaciones obtenidas por los sujetos del grupo de edad a que
pertenece.
Consta de 12 subtests. Once son similares a los del WAIS y el último es un test de
laberintos. También está subdividido en dos partes que permiten obtener un CI verbal, un
Cl manipulative y un CI a partir de la puntuación total de la escala. Se puede aplicar a
niños de 5 a 15 años.
Está diseñada para niños de 4 a 6 años y medio. Son 11 subtests, de los cuales ocho
son adaptaciones del WISC y tres son nuevos.
Existe también una serie de tests de aplicación colectiva para calibrar el nivel de
inteligencia general. Entre ellos destacan los siguientes:
Fueron diseñados para evaluar el factor “G” definido por Spearman (1927). Son
varios tests de estructura análoga. Los más importantes son:
140
de los 11 años.
• Test de matrices progresivas. Nivel superior (PMS). Series I y II.
B) Tests de dominó
Son medidas casi puras del factor “G” . Los tests más usados son:
Son una serie de tests que constan de varios subtests para evaluar el funcionamiento
intelectual del sujeto sin condiciones culturales.
141
lugar a la aparición de conductas nuevas. Se evalúan cuatro áreas*, conducta
motora, conducta adaptativa, lenguaje y conducta personal-social. Las
conductas que pertenecen a estas áreas aparecen siguiendo un orden riguroso,
por lo que se puede establecer un criterio de madurez.
• Escalas Bayley de desarrollo infantil (Bayley, 1969): Aplicable a niños de 2 a
30 meses. Consta de tres partes: la escala mental, la escala de psicomotricidad
y el registro de comportamiento. Se obtienen de ellos índices de desarrollo
mental (IDM) e índices de desarrollo psicomotriz (IDP).
142
(EM) y el cociente de inteligencia práctica (CIP).
Piaget (1947) define la inteligencia como “adaptación” y ésta, a su vez, como “un
equilibrio entre la actuación del organismo sobre su entorno y viceversa”.
Este autor y sus colaboradores formulan una teoría sobre estados y subestados a
través de los que pasa el niño a lo largo de su desarrollo intelectual:
a) Período sensoriomotor: Abarca desde el nacimiento hasta el año y medio de
vida. Casati y Lézine reunieron una serie de técnicas de examen para evaluar
el nivel de desarrollo del niño en relación con cuatro categorías de
comportamientos:
1. Comportamiento de búsqueda del objeto desaparecido.
2. Utilización de medios para conseguir fines.
3. Comportamientos relacionados con la exploración de objetos.
4. Comportamientos relacionados con la combinación correcta de objetos.
b) Exploración de los niveles preoperatorio y operatorio: El período preoperatorio
(año y medio a 7 años) se deduce de la ausencia de ciertas operaciones
cognitivas como seriación, conservación, transitividad e inclusión de clases en
otros. Estas operaciones son evaluadas por tareas que tienen en común dos
rasgos fundamentales:
- Requieren que el sujeto comprenda el lenguaje que se refiere a cantidades
relativas y absolutas.
- Definen el éxito de una tarea a partir de la producción de ciertas
respuestas verbales apropiadas.
Existen más de ochenta pruebas para la evolución del paso del período
preoperatorio al operatorio, de las cuales Fogelman en 1970 hace una
exhaustiva recopilación.
En el período de las operaciones concretas (7 a 12 años) el niño llega a
ser capaz de realizar acciones que suponen interiorización, reversibilidad y
coordinación en sistemas de conjuntos. El niño adquiere la capacidad de
realizar diferentes operaciones relacionadas con la lógica de clases. Adquiere la
noción de la conversación, de la cantidad de sólidos y líquidos, del peso, del
volumen, de la longitud, del número, la capacidad de seriación, la noción de
transitividad y diferentes conceptos espaciales y numéricos.
c) Exploración del pensamiento operatorio formal: La adquisición fundamental se
refiere a la distinción entre lo real y lo posible.
Para evaluar si el individuo ha accedido al período de las operaciones
formales se puede utilizar la “Escala para la medición del pensamiento lógico”
de Piaget y Longeot, la cual consta de cinco pruebas:
143
1. Prueba de operaciones combinatorias.
2. Prueba sobre cuantificación de probabilidades.
3. Prueba sobre lógica proporcional.
4. Prueba sobre coordinación de distintos sistemas de referencia.
5. Prueba de conservación del peso y del volumen y pruebas de disociación
del peso y del volumen.
Es el primer instrumento construido para medir el desarrollo social y uno de los más
utilizados. Consta de 117 ítems referidos a ocho aspectos de la conducta: autonomía
general, independencia en el comer, independencia en el vestirse, autodirección,
ocupación, comunicación, locomoción y socialización.
Para cada ítem se ha establecido la edad a la que normalmente se considera que la
habilidad a que se refiere ha madurado. A partir de las puntuaciones se obtiene la edad
social (ES) del sujeto y el cociente de desarrollo social (CS).
Tiene una doble finalidad: por un lado evaluar el desarrollo en cuanto a autonomía
social y adaptación social con fines de diagnóstico individual y, por otro, evaluar la
inteligencia social del niño con fines de investigación. Consta de 139 ítems y está
destinada a niños de 5 a 12 años de procedencia urbana.
Evalúa el comportamiento en tres áreas:
144
C) Cuadro para la evaluación del desarrollo social (PAC, Gonzbug, 1946)
145
• Fluidez verbal (F): Facilidad para hallar palabras con rapidez.
• Cálculo numérico (N): Velocidad y precisión de los cálculos aritméticos
sencillos.
• Razonamiento general o inducción (R): Tareas que requieren inferencias
lógicas.
• Especial (E): Consiste en razonar acerca de las formas visuales, cómo pueden
estar cuando se mueven, cómo se vuelven a reunir y cómo se transforman.
Puede ser aplicada desde los 14 años, siendo su edad ideal de aplicación entre los 16
y 25 años. En su versión española consta de las siguientes partes de evaluación:
A) Aptitudes mecánicas
146
El “Test de aptitud mecánica” de McQuarrie (1925) tiene por objetivo evaluar
distintos aspectos de la inteligencia técnica y de habilidades relacionadas con la precisión
y rapidez manual en los trabajos mecánicos.
B) Aptitudes burocráticas
C) Aptitudes musicales
147
Para Alfonso Tapia (1987), las funciones cognitivas que normalmente aparecen
perturbadas en los deficientes, como consecuencia de la carencia de experiencias de
aprendizaje mediatizado, se pueden agrupar en cuatro categorías:
Otros tests que no pertenecen a la batería pero que también evalúan el potencial de
aprendizaje son:
148
ALTERACIONES DE LA INTELIGENCIA
10.5. Oligofrenia
149
Es importante señalar que las definiciones más recientes no inciden en las causas del
trastorno mental, ni en su incurabilidad. El retraso mental se define principalmente en
función de la conducta: Es mentalmente retrasado el que actúa como tal en función de la
interacción de un determinado conjunto de capacidades con un determinado conjunto de
exigencias ambientales.
En cuanto a la prevalencia e incidencia, según el DSM III-R, en un período de
observación determinado la tasa de prevalencia del retraso mental es aproximadamente
del 1%. Es más frecuente entre los niños, con una proporción niño/niña de 1,5:1.
10.5.1. Etiología
Según el DSM III-R (1987) los factores etiológicos pueden ser biológicos, sociales o
una combinación de ambos; en un 30-40% de los casos no se ha podido determinar una
etiología clara. En los casos restantes se consiguió aislar los principales factores causales:
un 50% son factores hereditarios; un 30%, alteraciones tempranas del desarrollo
embrionario; problemas en la gestación o perinatales suponen el 10%; trastornos
somáticos en la niñez, un 5%, y un 15-20% responden a influencias del entorno.
Para L. S. Szymansky y A. C. Crocker (1989) el retraso mental tiene orígenes
multifactoriales, diversas combinaciones de mala fortuna biomédica y ambiental, aunque
lo más común es que un elemento sea dominante y merezca un análisis pormenorizado.
Hay varios sistemas para la clasificación de la etiología del retraso mental, uno de los
más adecuados es agrupar los mecanismos según la fase de desarrollo humano en que es
más probable el riesgo de que aparezcan. Siguiendo este criterio H. M. Freedman (1980)
los divide en:
A) Factores prenatales
150
leucinosensible, intolerancia a la fructosa, sucionuria y hernia de hiato.
4. Trastornos del metabólicos diversos:
Hipercalcemia idiopática, hipoparatiroidismo, seodohipoparatiroidismo,
seudoseodohipoparatiroidismo, ereatinismo bocioso, enfermedad’dé Crigler-
Najar (ictericia no hemólica familiar), dependencia de piridoxina, enfermedad de
Wilson, mucopolisacaridosis, síndrome de Lesch-Nyhan.
5. Trastornos genéticos:
- Aberraciones cromosómicas: trastornos autosómicos (síndrome de Dawn,
síndrome del maullido, trisomía 13, trisomía 18, trisomía 22).
- Anomalías de los cromosomás sexuales: síndrome de Klinefelter,
disgenesia ovárica o síndrome de Turner.
- Trastornos autosómicos dominantes: distrofia miotónica, epiloia,
neurofibromatosis, angiomatosis, encefalopatías, aracnodactilia,
enfermedad de Sjogren, ictiosis congénita, condodistrofia,
craneosinostosis, hipertelorismo, diabetes insípida nefrogénica.
- Anomalías del desarrollo producidas por mecanismos genéticos recesivos
o desconocidos: anencefalia, porencefalia, agenesia del cuerpo calloso,
síndrome de Laurence-Monn-Bardet-Biedl, síndrome de Prader-Willi,
ataxia-telangiectasia, enfermedad de Nirrie.
6. Infecciones maternas durante el embarazo: sífilis, rubeola, otras enfermedades.
7. Complicaciones del embarazo.
B) Factores perinatales
C) Factores posnatales
D) Factores socioculturales
151
10.5.2. Evaluación y clasificación
152
Según esta clasificación, I. Sarason y B. Sarason (1980) señalan una serie de
características evolutivas:
CUADRO 10.3
Características evolutivas del retraso mental
153
154
10.5.3. Diagnóstico diferencial
155
áreas el niño evoluciona normalmente. Por contrario, un niño afectado de
retraso mental siempre presenta déficit probable en múltiples áreas de su
desarrollo.
2. En los trastornos generalizados del desarrollo, aparece un deterioro cualitativo
en el desarrollo de la interacción social, en el desarrollo de las habilidades de
comunicación, tanto verbales como no verbales y en la evolución de la
actividad imaginativa. Estas anomalías no son normales en cada uno de los
estadios del desarrollo, mientras que en el retraso mental (no relacionado con
otro trastorno) se observan déficits generalizados en el desarrollo, aunque el
niño se comporta como si evolucionara normalmente a través de las diferentes
etapas.
En el retraso mental pueden coexistir los trastornos específicos del
desarrollo (por ejemplo un déficit grave del lenguaje, desproporcionado con
respecto al observado en otras áreas del desarrollo, en un niño con retraso
mental leve). Los niños con trastornos profundos del desarrollo suelen
presentar también un retraso mental.
3. La capacidad intelectual limítese establece dentro del rango de CI 71-84 y no
puede garantizarse un diagnóstico de retraso mental. El diagnóstico diferencial
entre retraso mental leve y el funcionamiento intelectual límite requiere una
detenida evaluación de toda la información disponible, en la que se incluye los
resultados de las pruebas psicológicas.
156
psicqpatología añadida al retraso mental va a depender en gran medida de las
experiencias de la vida del niño y de sus influencias ambientales.
10.5.6. Tratamiento
157
ciertas hidrocefalias, cisternotomía de algunas dilataciones de las cisternas
optoquiasmáticas y protuberancias, pueden ser útiles para corregir ciertos
retrasos mentales.
b) Sintomáticamente, se puede señalar la prescripción de:
10.5.7, Psicoterapia
La psicoterapia de pacientes con retraso mental sigue las mismas reglas que con
pacientes no retrasados, aunque ha de adaptarse al nivel de desarrollo del paciente y a
sus dificultades de comunicación. Puede haber problemas en estos pacientes para
interiorizar lo que aprenden en las sesiones de psicoterapia, siendo muy importante los
reforzamientos continuados por parte de todos los profesionales que los atienden.
Durante mucho tiempo se creyó una pérdida de tiempo por parte de los
profesionales la psicoterapia individual con estas personas, por considerar que les falta
lenguaje y facultades conceptuales cognitivas para llegar a un insight y porque su
excesiva dependencia impediría la resolución de la transferencia. Sin embargo, varios
trabajos demostraron la efectividad de la psicoterapia individual al ayudar a mejorar el
158
malestar afectivo, la autoestima, a desarrollar expectativas realistas de sí mismo, a
expresar las emociones apropiadamente y a resolver la ansiedad.
Puede ser necesario un enfoque estructurado con pacientes que no saben dónde
centrarse, o ser preciso fijar límites ya que pueden no saber qué conductas son
apropiadas. No será recomendable una hiperestimulación durante las sesiones, sobre todo
si hay una dificultad especial de concentración. La comunicación debe ser breve, concisa
y clara, enfocándose hacia sucesos específicos y concretos que narra el paciente o que
suceden en el entorno próximo. Las técnicas no verbales pueden ser muy útiles para ver
el nivel de desarrollo y edad del paciente, además de proporcionar un medio el modelado
de distintas conductas.
Será muy importante que el terapeuta se acostumbre a interpretar el lenguaje
corporal del sujeto, teniendo en cuenta que son individuos con dificultades para
expresarse por otros medios. La psicoterapia de grupo es muy útil con adolescentes y
adultos jóvenes que necesitan apoyo de los compañeros para lograr una cierta
independencia, así como para que les sirva de modelo de rol.
10.6. Demencias
159
neuropsicología se utiliza el concepto de síndrome de deterioro neuropsicológico; otros
prefieren denominarla en función de su etiología insuficiencia o fallo cerebral (brain
failure) o bien paraskepsia (deterioro cognitivo de cualquier etiología).
Bulbena (1991) considera adecuado mantener el concepto de estados demenciales,
que agrupa un conjunto de trastornos caracterizado por una decadencia adquirida y
global de las funciones intelectuales de naturaleza orgánica, que produce una
desintegración de las conductas sociales y personales del paciente y que frecuentemente
presenta un curso progresivo y crónico.
Según el DSM III-R (1987), los criterios para el diagnóstico de demencia son los
siguientes:.
- Enfermedades vasculares.
- Infecciones del sistema nervioso central: neurosífilis terciaria, meningitis
tuberculosa y vírica, encefalitis vírica, trastornos relacionados con el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH).
- Traumatismos craneales: hematoma subdural crónico.
- Trastornos tóxico-metabólicos: anemia perniciosa, deficiencia de ácido fólico,
hipotiroidismo.
- Hidrocefalia normotensiva.
160
- Enfermedades neurológicas: corea de Huntington, esclerosis múltiple,
enfermedad de Pick, enfermedad de Parkinson.
- Estados post-anóxicos o post-hipoglucémicos.
10.6.2. Evaluación
161
atención, etc. y baterías que combinan varias de estas pruebas particulares; entre ellas
están las baterías psicométricas generales, como son las de:
- Wechsler. Medirá dos grupos de respuestas: los test que se mantienen con la edad y
los que no se mantienen. El índice de deterioro tendrá en cuenta también el
deterioro fisiológico. Se llega a un porcentaje entre el test que no se mantiene
y el test que se mantiene. Si el porcentaje es superior a un 10% sobre el nivel
de edad, el deterioro será posible; si es superior a un 20%, el deterioro será
cierto.
- Halstead
- Luin
- Roben y Pienc
- Folstein y McHugh (versión española validada por Lobo).
10.6.4. Clasificación
Son muchas las clasificaciones que existen. De acuerdo con Bulbena (1991), las
demencias se pueden clasificar en función de dos criterios:
A) Clasificación clínico-anatómica
162
1. Demencias corticales:
• Características: dificultad de abstracción, orientación, juicio y memoria, y
trastornos en las áreas de asociación cortical, que afectan al lenguaje, praxias y
reconocimiento sensorial, produciendo afasias, apraxias y agnosias.
• Conducta: excentricidad, expresión sexual exagerada, actitudes apáticas,
incapacidad de realizar operaciones mentales complejas.
• Afectividad: labilidad e incontinencia emocional.
Los signos más precoces son la amnesia de nombres y los cambios conductuales
y afectados. El prototipo es la enfermedad de Alzheimer, y el correlato anatómico, la
corteza cerebral frontal, temporal y parietal.
2. Demencias subcorticales:
• Características: ausencia del cuadro afasoaproxoagnóstico y dificultades de
memoria, abstracción y orientación. La diferencia con las corticales es que,
más que una pérdida de función, es una inhibición o retardo de la misma.
• Conducta: actividad retardada, descuido de la apariencia, disminución de la
atención en relación al trabajo y las relaciones sociales, aislamiento.
3. Demencias axiales:
• Características: alteraciones de la memoria reciente y aprendizaje porque el
trastorno de retención es grave y el paciente olvida a los pocos momentos
después de sus actividades.
• Conducta: aparecen poco preocupados por el déficit mnésico y son muy
cooperativos, sin conductas extremadamente anormales.
163
agnosia, indicará preferentemente una demencia cortical. Si hay trastornos neurológicos
motores extrapiramidales, apatía, retardo y ausencia de trastornos afasoapraxoagnósticos,
habrá que pensar en una demencia subcortical.
B) Clasificación evolutivo-terapéutica
El DSM III-R (1987) hace el diagnóstico diferencial con los siguientes cuadros:
a) Proceso normal de envejecimiento: Demencia no es sinónimo de
envejecimiento; sólo se justificará el diagnóstico de demencia si hay pruebas
evidentes del deterioro de memoria, que junto con los otros síntomas es de tal
gravedad que interfiere en la actividad social o laboral.
b) Delirium: El deterioro de memoria es común pero en la demencia el individuo
se mantiene alerta. En el delirium el curso clínico es distinto ya que los
síntomas fluctúan, mientras que en la demencia son relativamente estables.
c) Esquizofrenia: Las formás crónicas de esquizofrenia pueden acompañarse de
deterioro intelectual, pero hay ausencia de una patología cerebral identificable.
Algunos autores, como H. Ey (1969), tienen un nombre para las demencias
que sobreviven a continuación o al término de la evolución de una psicosis:
demencias vesánicas.
d) Episodio depresivo mayor: Algunos pacientes con depresión mayor pueden
cursar con dificultad de pensamiento y concentración, deterioro de memoria, y
falta de rendimiento en las pruebas neuropsicológicas; en ese caso presentan
pseudo-demencia depresiva o síndrome demencial depresivo.
164
En la demencia las alteraciones del estado de ánimo son menos frecuentes
y de menor duración que en la depresión; además, en la depresión el inicio es
más preciso y progresa con mayor rapidez. Una prueba diagnóstica puede ser
la terapéutica con antidepresivos o terapia electroconvulsiva; si el trastorno es
un episodio depresivo mayor, el deterioro cognitivo mejorará el estado de
ánimo.
e) Trastornos facticios con síntomas psicológicos: Raramente pueden ser
semejantes a una demencia.
10.6.6. Exploración
Los campos que habrá que explorar para detectar la demencia son:
A) Nivel de conciencia
165
C) Lenguaje
D) Memoria
Puede estar alterada en los períodos iniciales de demencia y ser una de sus primeras
manifestaciones. Se exploran los siguientes grados de memoria:
166
se olvida primero y más intensamente lo reciente, y más tarde y con menor
gravedad lo antiguo. Actualmente otros autores creen que la memoria remota
también está deteriorada pero que no se explora adecuadamente.
• En la demencia cortical tipo Alzheimer el sujeto casi no se queja de sus
problemas de memoria; en los cuadros de pseudodemencia sí manifiestan sus
quejas (hay cierta conciencia de enfermedad).
• La confabulación es frecuente en las demencias, el paciente responde con
datos erróneos o verídicos pero mal ordenados. Se asocia a un déficit en el
control de la respuesta y en la autocorrección, pudiendo corresponderse con
una afectación frontal.
Aunque la evolución del deterioro de la memoria es progresiva, adquiere en cada
individuo unas dimensiones específicas. Algunos autores señalan dos motivos que hacen
persistir el recuerdo: los afectivos y los prácticos.
E) Praxias
F) Orientación
167
G) Examen físico
H) Exploración neurológica
I) Exploraciones paraclínicas
168
cerebrales.
• Otras técnicas:
- Tomografía por emisión de positrones (TEP): A diferencia de la TAC, en
lugar de representar estructura representa funcionalismo cerebral.
- Resonancia nuclear magnética: Son imágenes cerebrales elaboradas a
través de los cambios de polaridad celular inducida por la emisión de
flujos magnéticos.
- Potenciales evocados: Permiten relacionar determinados parámetro^,
sobre todo la onda P300 con el déficit cognitivo.
El 70% de los estados demenciales son casos de demencia senil tipo Alzheimer
(como prototipo de la demencia cortical) y demencia multinfártica (prototipo de las
demencias mixtas: cortical y subcortical).
A) Enfermedad de Alzheimer
CUADRO 10.4
Evolución de la enfermedad de Alzheimer
169
170
B) Demencia multinfártica
171
cálculos.
• Pérdida del control emocional.
• Pérdida de habilidades y capacidades adquiridas.
Actualmente se da mayor importancia a manifestaciones no cognitivas, como
alteraciones del sueño, trastornos sensoriales y trastornos motores.
Algunos de los problemas más comunes y sus posibles soluciones son:
172
producidas por diferentes causas:
• Desarrollo deficitario de la inteligencia por causas psicosociales: La
ausencia de la experiencia fundamental psicosocial necesaria para un
rendimiento intelectual adecuado es causa de una inteligencia deficitaria. La
privación afectiva, el aislamiento social, el déficit sensorial, la falta de cuidados
pueden crear ausencia de amparo, inseguridad y terror, limitando las
posibilidades de aprendizaje o reduciendo la capacidad de comprensión y de
síntesis.
• Trastornos de la inteligencia en la alteración de la referencia a la realidad:
En toda psicosis grave está afectada la inteligencia. En esquizofrenia se han
descrito una serie de trastornos funcionales del pensamiento que pueden
afectar al comportamiento intelectual.
• Trastornos de la inteligencia en defectos sensoriales: En ciertas afecciones
congénitas de órganos sensoriales (vista, oído) pueden faltar importantes
premisas para el desarrollo intelectual.
• Trastornos de la inteligencia en la vigilancia aminorada: Generalmente se
trata de rendimientos subnormales de un carácter transitorio.
• Trastornos de la inteligencia por motivos afectivos: En cuadros como en la
depresión grave con inhibición generalizada del impulso y de la atención y con
dificultad para pensar, puede haber un rendimiento menor en la inteligencia.
En cuadros maníacos debido a la fogosidad, a la superficialidad y a la
aceleración del ritmo, la inteligencia se puede ver mermada.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
AMERICAN ASSOCIATION ON MENTAL DEFICIENCY: A Manual on Terminology and Classification.
Washington, 1980.
BULBENA, A.: “Demencias”, en J. VALLEJO RUILOBA: Introducción a lapsicopatologta y la psiquiatría, 3a ed.
Salvat. Barcelona, 1991.
DE JUAN ESPINOSA, J. M.: “La evaluación de la inteligencia, II: Las aptitudes”, en R. FERNÁNDEZ-
BALLESTEROS, Psicodiagnósticos, vol. II. UNED. Madrid, 1987.
KAPLAN, H. I. y SADOCK, B. J.: Tratado de psiquiatría, 2a ed. Salvat. Barcelona, 1989.
STERNBERG, R. J. y DETTERMAN, D. K.: ¿Qué es la inteligencia? Enfoque actual de su naturaleza y
definición, 2- ed. Pirámide. Madrid, 1992.
VALLEJO RUILOBA, J.: Introducción a la psicopatologta y la psiquiatrí a, 3a ed. Salvat. Barcelona, 1991.
173
11
Psicopatología del esquema corporal
OBJETIVOS
174
los estímulos propioceptivos, intervienen otros sentidos, especialmente el visual y el
sensitivo cutáneo. Utiliza la expresión esquema corporal para designar la organización de
las sensaciones relativas al propio cuerpo en relación al mundo exterior.
En la misma línea, Le Boulch (1977) considera el esquema corporal como la
intuición de conjunto o el conocimiento inmediato que poseemos de nuestro propio
cuerpo, en situación de reposo o movimiento, así como de la relación entre sus diferentes
partes y, sobre todo, de sus relaciones con el espacio y con los objetos que nos rodean.
Para J. de Ajuriaguerra (1962) esta noción está edificada sobre impresiones táctiles,
cinestésicas, propioceptivas y visuales. Wallon (1965) señala que no se trata de un dato
incial, ni de una entidad biológica o física, sino el resultado de una ajustada relación del
individuo y su medio.
López Ibor (1974) expone magistralmente que el esquema corporal se halla ligado a
la motilidad y tiene carácter intencional. En situación de reposo absoluto, percibimos de
nuestro esquema corporal aquellas partes a las que se dirige nuestra actividad psíquica, o
aquellas otras que están en contacto con el mundo exterior: “Si andamos y estamos
hablando, es en esta segunda acción donde se concentra nuestro esquema corporal”, es
decir, hacia la conducta más elevada y que requiere más control psicológico, más
intencionalidad, puesto que está menos automatizada.
Se puede afirmar que la constitución del esquema corporal o la toma de conciencia
de un sujeto de las partes de su cuerpo es un fenómeno fisiológico complejo en el que
participan datos inmediatos, pero también un fenómeno psicológico de conocimiento, que
procede de las diversas aportaciones de los sentidos.
La noción de imagen corporal proviene del psicoanálisis. Schilder (1935) utiliza este
término para designar la percepción de nuestro cuerpo como unidad en la que intervienen
todos los sentidos pero que no es simplemente percepción, sino representación. Este
autor considera que la imagen del cuerpo no existe en sí, es una parte del mundo, y no se
trata sólo de un mundo exterior, dotado de una estructura diferente de la imagen del
cuerpo, sino que incluye también la personalidad, la vida psíquica, la expresión del YO de
un sujeto. Esta imagen del cuerpo es uno de los aspectos de la experiencia, que pone en
juego la personalidad (el YO) , el cuerpo y el mundo.
Además, la imagen de sí mismo tiene una cualidad espacial y temporal, y constituye
el punto referencial para el medio ambiente. Cuando se evoca un hecho pasado en el que
se ha intervenido, el hombre no puede concebirse desde fuera; todas las imágenes están
concentradas en los alrededores de la propia escena y brotan del propio sujeto, que con
su imagen corporal ocupa el centro.
La imagen corporal no es una réplica de la morfología humana, es una expresión de
la personalidad total y está influida por las experiencias de la vida. Incluso, no siempre se
percibe conscientemente, es frecuente que se limite a una representación, en cierto modo
175
latente e inconsciente. “Desempeña un importante papel en la conciencia que tiene uno
de sí mismo” (J. Lhermitte, 1952).
En la concepción de Schilder, a diferencia del esquema corporal, la imagen del
cuerpo no es un conocimiento estático sino dinámico, es un proceso continuo de
construcción y reconstrucción.
11.1.3. Corporalidad
11.1.4. Intracuerpo
176
• Un conjunto de datos perceptivos que el niño recoge espontáneamente sobre
su propio cuerpo. En primer lugar se producen los datos propioceptivos
(musculares, articulares) de la actividad cinética, de la actividad tónica y de los
datos visuales. La piel va a constituir el límite con el mundo externo, pero a la
vez ejerce un importante papel como receptor de los mensajes cinestésicos
que en el niño produce la madre a través de los cuidados cotidianos
(alimentación, limpieza…). En este sentido, Wallon (1950) señaló que el
universo sensible del niño es creado y condicionado por los brazos de la
madre.
• La experiencia espacial, como expresa Schilder (1935), que integra en un todo
funcional nuestras percepciones, nuestras posturas y nuestros gestos;
considerando la acción no como una simple actividad motriz, sino como una
actividad dirigida hacia un fin, que contribuye a la organización
somatognósica.
• La experiencia del propio cuerpo requiere también del conocimiento del otro.
El cuerpo de los demás y lo que tienen en común es un conjunto de
referencias que se integran con las aportaciones de nuestro cuerpo en la
experiencia espacial, mencionada anteriormente.
La elaboración del esquema corporal sigue las leyes de la maduración nerviosa:
1. Período maternal: Desde el nacimiento a los dos años. El niño pasa desde los
primeros movimientos reflejos a la progresiva coordinación de movimientos
voluntarios y la adquisición de la marcha. El propio lenguaje objetiva desde
sus inicios la ausencia de diferenciación entre el otro y el sí mismo; su propio
nombre aparece secundariamente al de las personas que afectivamente se
relacionan con él, incluso al comenzar a hablar sobre sí mismo lo hace en
tercera persona.
2. Período global de aprendizaje: Desde los dos a los cinco años. A través de la
acción la aprehensión se hace cada vez más precisa, estando asociada a los
gestos y a una locomoción cada vez más coordinada. Motricidad y cinestesia
permiten al niño el conocimiento y la utilización cada vez más diferenciada de
su cuerpo; el contacto social le hace diferenciar su YO de los que le rodean. El
niño incorpora verbalmente la existencia del YO, diferente a los demás, es
sujeto y persona.
177
3. Período de transición: Desde los cinco a los siete años. El niño pasa del
estadio global y sincrético al de la diferenciación y análisis. La asociación de
las sensaciones motrices y cinestésicas con los otros datos sensoriales,
especialmente visuales, permite pasar progresivamente de la acción del cuerpo
a la representación, apareciendo entonces el desarrollo de las posibilidades de
control postural, la afirmación definitiva de la lateralidad, la independencia de
los brazos con relación al tronco, etc.
4. Elaboración definitiva del esquema corporal: Desde los siete a los once o
doce años. Gracias a la toma de conciencia de los diferentes elementos
corporales y al control de su movilidad con vistas a la acción, se desarrollan e
instalan los siguientes elementos: las posibilidades de relajamiento global y
segmentario, la independencia de los brazos y piernas con relación al tronco,
la independencia funcional de los diversos segmentos y elementos corporales,
la trasposición del conocimiento de sí al conocimiento de los demás, etc.,
teniendo como consecuencia el desarrollo de las diversas capacidades de
aprendizaje así como de relación con el mundo exterior.
5. Esquema corporal en la adolescencia: Los múltiples y rápidos cambios físicos
que se producen en estas edades, como consecuencia de la maduración
fisiológica, implica que el adolescente haga una revisión del esquema corporal.
Este proceso es coincidente con la evolución emocional, habiendo
generalmente un interés desmesurado en relación con el cuerpo. Por ello
existe una relación elevada en los individuos que presentan mayores
problemas de adaptación social y personal y, el menor ajuste a su nuevo
esquema corporal.
6. Esquema corporal en el adulto: Si bien el esquema corporal se elabora
progresivamente, parece ser que una vez constituido permanece bastante
constante e indeleble a lo largo de la vida del individuo, a pesar de las
modificaciones que puedan afectar a su cuerpo.
Jaspers (1967) describe cuatro caracteres formales en la conciencia de sí mismo:
178
comprueba en la clínica como los pacientes amputados mantienen la ilusión del miembro
permanente, incluso en sueños conservan la integridad de su cuerpo, y a veces sufren
dolores intensos a nivel del “miembro fantasma”. Sin embargo, en sujetos operados en la
primera infancia no se produce este fenómeno, es decir, en edades en las que aún no se
ha constituido todavía la noción de un todo corporal propio.
Las alteraciones que se presentan con respecto al esquema corporal, imagen corporal
y corporalidad son variadas, polimorfas y con etiopatogenias diversas, y sólo tienen en
común el hecho de referirse al cuerpo. En el cuadro 11.1 se resumen las principales
alteraciones psicopatológicas.
CUADRO 11.1
Alteraciones de la percepción corporal
- Anosognosla
- Hemlasomatognosia
- Autotopoagnosia
- Miembro fantasma
- Otras alteraciones
• Heautoscopia
• Dlsmorfofobia
• Despersonalización
• Hipocondría
ALTERACIONES DE LA CORPORALIDAD
179
Cabe difeenciar las alteraciones producidas en la construcción del esquema corporal,
de aquellas que se refieren a pérdidas sufridas del propio cuerpo.
ANOSOGNOSIA
HEMIASOMATOGNOSIA
AUTOTOPOAGNOSIA
MIEMBRO FANTASMA
180
Es la experiencia perceptiva del miembro amputado. Se trata de un fenómeno
universal de intensidad variable, que depende de la edad (ausente en niños menores de
seis años) y de la naturaleza de la amputación (Gastó, 1991).
El fenómeno está relacionado con dos variables:
a) La integración de la parte amputada en el esquema corporal (de ahí su ausencia
en la primera infancia).
b) La rápidez de la amputación.
La explicación del fenómeno según Monserrat Esteve (1985) está en relación con la
representación en el córtex (homúnculo de Penfeld) más que con la imagen real del
miembro afecto. Por ello las variaciones en su presentación que más tiempo persisten son
las manos y los pies.
OTRAS ALTERACIONES
La percepción que todo individuo tiene de su imagen corporal puede verse alterada
de distintas formas. Cabe destacar las siguientes:
HEAUTOSCOPIA
181
DISMORFOFOBIA
DESPERSONALIZACIÓN
HIPOCONDRÍA
182
11.3.3. Alteraciones de la corporalidad
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
BERNARD, P. y TROUVÉ, S.: Semiología psiquiátrica. Toray-Masson. Barcelona, 1978.
GASTÓ C.: “Psicopatología de la conciencia”, en J. VALLEJO RUILOBA, Introducción a la psicopatología y la
psiquiatría, 3.a ed. Salvat. Barcelona, 1991.
JASPERS, K.: Psicología de las concepciones del mundo. Gredos. Madrid, 1967.
LE BOULCH, J.: El desarrollo psicomotor desde el nacimiento a los seis meses. Doñate. Madrid, 1983.
LÓPEZ-IBOR, J. J. y LÓPEZ IBOR-ALIÑO, J. J.: El cuerpo y la corporalidad. Gredos. Madrid, 1974.
WALLON, H.: La evolución psicológica del niño. Psique. Buenos Aires, 1965.
183
12
Psicopatología de la conducta motora
OBJETIVOS
Cada acto constituye una serie de movimientos coordinados que el sujeto realiza
para alcanzar un determinado objetivo del ambiente: una modificación del ambiente o
una modificación de la situación del sujeto en su ambiente (Alonso Fernández, 1989).
La realización de los actos en un plano racional se produce generalmente con
abundantes interferencias de tipo impulsivo, emocional y automático.
Los actos voluntarios son actos nacidos en el propio sujeto, al contrario de los
reactivos, y dependen sobre todo de las experiencias del sujeto en la infancia y de la
orientación pedagógica y educativa recibida. Por el contrario, los actos automáticos se
caracterizan por ser realizados sin apenas conciencia o sin conciencia en absoluto tanto
de su impulso básico como de su forma de realización.
Los actos instintuales engloban sobre todo las conductas alimentaria, sexual y
agresiva de tipo defensivo, cuyo denominador común oscila entre la apetencia y la
necesidad, siempre sobre una base más o menos congénita.
Uno de los temas de mayor importancia lo constituye el estudio de los actos que
realizan los enfermos mentales. Su valor como elemento diagnóstico es incuestionable y a
184
veces es el único que el profesional de la salud tiene a su alcance, en especial cuando se
enfrenta con ciertos enfermos reticentes que no se prestan ál interrogatorio. Existe, por
otra parte, una serie de sujetos con anomalías del carácter o de la afectividad, sin
alteración alguna de su capacidad intelectiva, que sólo manifiestan su desorden psíquico a
través de su conducta y de sus actos.
No es posible llevar a cabo la valoración de un acto sin tener en cuenta los
antecedentes del sujeto, su conducta anterior, el ambiente en el que es educado y ha
vivido, y en definitiva todas aquellas condiciones capaces de modificar en uno u otro
sentido su significación. Deberán considerarse los caracteres intrínsecos del acto:
- El grado de conciencia.
- La lógica.
- La espontaneidad.
- La impulsividad.
- La mímica.
- La expresión verbal concomitante.
185
como: personalidades antisociales, pero que son predatoriasy siguen prácticas
criminales.
• Comportamiento anómalo en la infancia: conductas que se presentan en la
infancia y en la adolescencia, que son menos graves que las psicosis, pero
más resistentes al tratamiento que los trastornos situaciónales transitorios, ya
que están más estabilizados e internalizados. Se caracterizan por: actividad
excesiva, falta de atención, timidez, sentimientos de rechazo,
hiperagresividád, vergüenza o delincuencia (marcha frecuente^ mente de casa
o mentira persistente, robos-y hostilidad).
• Comportamiento de reemplazo: conducta que: sustituye a una respuesta más
lógica, más habitual o más adaptada cuando ésta no puede, por diversas
razones, ser elaborada en un momento dado (Gelder, 1993).
El nuevo concepto de conducta cede en la actualidad'ante otro concepto como el de
actividad, que se caracteriza por los siguientes rasgos:
186
Las alteraciones psicopatológicas más importantes del acto voluntario son:
• Abulia e hipobulla
187
A) Agitación psicomotriz
188
Son estados de hiperexcitación psíquica y motriz, que se traducen en el desorden y
exageración de todos los medios de expresión, ya que generalmente se asocia una
desinhibición verbal, con desconexiones asociativas y fuga de ideas. El estado afectivo es
ansioso, bien con expresiones eufóricas o coléricas, que pueden acompañarse de
alteraciones en el nivel de conciencia, auto o heteroagresividad y falta de atención. Cabe
distinguir los siguientes casos de agitación psicomotriz:
B) Inhibición psicomotora
189
• Inhibición autista, con afectividad indiferente y pensamiento desestructurado.
Es frecuente en las psicosis esquizofrénicas.
C) Estupor
D) Temblor
- La velocidad.
- La frecuencia.
- La amplitud.
- La distribución topográfica.
- Efectos del reposo-acción.
- Condiciones que lo aumentan o disminuyen.
Los temblores más frecuentemente observados según la psicopatología del sujeto
son:
190
• Temblor alcohólico: está relacionado con un período de falta de sustancia
tóxica, atenuándose cuando se vuelve a consumir alcohol. Es un temblor fino,
regular, intencional y de frecuencia elevada (8-12 oscilaciones por segundo).
El temblor en el alcoholismo es un síntoma del síndrome de abstinencia, de
ahí que se presente de forma matutina.
• Temblor ansioso, fino, rápido y regular. Se hace más intenso con la
intencionalidad del movimiento, de ahí que se le conozca como temblor
intencional, lo que obliga a efectuar el diagnóstico diferencial con el temblor
intencionado dentro del psicopatograma del paciente simulador.
• Temblor histérico: es paroxístico, irregular y limitado a zonas muy concretas
temporales. Se da en coincidencia con factores reactivos o con la intención de
obtener beneficios secundarios.
E) Convulsiones
- El electroencefalograma es normal.
- Rara vez hay lesiones por mordeduras de lengua o por caídas, pero sí discretas
autolesiones (arañazos).
- La duración de la crisis es mayor en la histeria, puede durar hasta varias horas.
- Hay ausencia de incontinencia esfinteriana.
- No hay pérdida de conciencia.
- Su finalidad es llamar la atención, por lo que es muy raro que aparezca cuando
el paciente se encuentra solo.
F) Tics
191
síntomas extrapiramidales (Tibbets, 1981).
El control voluntario de los tics ocasiona inquietud y malestar, que muchas veces
aboca en una preocupación obsesiva que aumenta su frecuencia.
En el adulto, los tics crónicos son síntomas representativos de personalidades
neuróticas, ya sea de estructura histérica o de estructura obsesiva (Ey, 1971).
G) Paracinesias
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ALONSO FERNÁNDEZ, F.: Psicología médica y social Salvat. Barcelona, 1989.
EY, H; BERNARD, P. y BRISET, CH.: Tratado de psiquiatría. Toray-Masson. Barcelona, 1969.
192
GELDER, M.; GATH, D. y MAYOU, R.: Psiquiatría. Interamericana McGraw-Hill. México, 1993.
KIELHOLTZ, P.: Angustia. Morata. Madrid, 1970.
MAYOR, J.: Actividad humana y procesos cognitivos. Alhambra. Madrid, 1985.
SCHARFETTER, CH.: Introducción a lapsicopatología general. Morata. Madrid, 1979.
193
13
Psicopatología de la personalidad
OBJETIVOS
194
científico, y esto exige el empleo de un método hipotético-deductivo de tipo
experimental. Desde esta perspectiva también se incluye el concepto de lo situacional (B.
F. Skinner) como factor influyente en la conformación de la personalidad, enfrentado a
las orientaciones biologistas. Esto fue superado al surgir el enfoque interaccionista, de
donde derivan las actuales teorías del aprendizaje (conductual, social).
El concepto de personalidad se enfrenta al problema de la gran plasticidad del
término. Esto hace que a lo largo del estudio de ésta, hayan proliferado gran diversidad
de definiciones que acuden a distintos parámetros definitorios en función del marco
teórico de referencia al que se adscriben los autores.
Desde el punto de vista etimológico el término personalidad (concepto griego) o
carácter (latino) significa “señal, marca grabada o incisión”. Es la marca o sello de un
hombre, su conjunto y configuración de características, su estilo y forma de vida.
De entre todas las descripciones se podría extraer las siguientes características
comunes, que proporcionan una definición global del concepto de personalidad:
Una definición de personalidad amplia y que englobaría todos los elementos del
individuo, incluyendo su carácter de progresivo desarrollo, sería la de Sheldon y Evans:
“Organización dinámica de los aspectos cognitivos, afectivos, conativos, fisiológicos y
morfológicos del individuo”.
195
- Referirse a un sistema funcional de conexiones y no a concreciones
individuales.
- Ser contrastable (cumplir el principio de falsedad).
A) Estructura de la personalidad
196
básicamente hereditario.
• Yo: Se correspondería con lo consciente, si bien el Yo no sería el sinónimo de
personalidad, ya que esta última es un concepto más amplio que incluiría a
aquél. En el Yo se lleva a cabo la organización de funciones y la mediación
entre el Ello y las exigencias del mundo exterior. Está regido por el principio
de la realidad (proceso de socialización). El Yo sería la instancia que
aprovecha los impulsos instintivos del Ello como señales indicativas para
poner en marcha los necesarios mecanismos de defensa para mantener la
regulación y la estructuración psíquica.
• Superyo: En esta área estarían contenidos tanto el ideal de sí mismo como el
de conciencia moral, conformada por esquemas de comportamiento
inconscientes aprendidos en las primeras fases del desarrollo y que serían la
representación interna de todas las prohibiciones que el sujeto ha ido
adquiriendo en su educación y socialización a lo largo de su vida
(internalización de la figura paterna).
B) Desarrollo de la personalidad
1. Fase oral: Abarca desde el nacimiento hasta los 12-18 meses. Las necesidades,
percepciones y formas de expresión del niño se organizan alrededor de la
boca, labios, lengua y en general toda la zona oral. Incluye las sensaciones
asociadas al hambre, sed y estimulación táctil de esta área. Está en relación
con la búsqueda de gratificación de los impulsos orales (tanto de satisfacción
como de agresión o sádicos). Es la fase del establecimiento de la dependencia
de los objetos y correspondería al desarrollo de la capacidad de dar-recibir
adecuadamente (dependencia-independencia, celos, envidia, capacidad de
relacionarse con los demás y de poseer una confianza en sí mismo, nivel
narcisista o autodespreciativo).
2. Fase anal: Comprende hasta los 36 meses. Se produce la maduración del
control neuromuscular de los esfínteres anales, permitiendo el control
voluntario de retención y expulsión de las heces. Está en relación con la
intensificación de los impulsos agresivos y sádicos. Destaca la lucha contra los
197
padres por la retención y expulsión de heces, que, en el aprendizaje de esta
higiene, lleva a ambivalencia entre el deseo de independización del control
paterno y su dependencia, siendo el sadismo anal de esta fase la expresión de
los deseos negativos como el arma destructiva con la que conseguir esta
independización y la obtención del erotismo anal por dicha actividad. Es la
base para la autonomía personal y capacidad de independencia sin complejos
de culpa.
3. Fase uretral: Fase transicional entre la anal y fálica. Se refiere al placer de la
micción y retención urinaria. En el plano de la personalidad refleja la
competitividad y la ambición, el inicio de la fase de “envidia de pene” en el
sexo femenino en conexión con la vergüenza e inadaptación de éste frente al
orgullo y autocompetencia masculina.
4. Fase fúlica: Se extiende hasta los 5 años. Se caracteriza por un interés sexual
en el área genital, específicamente el pene (posesión o ausencia de tal), que
conduce al aumento de la masturbación y a las fantasías inconscientes de
relaciones sexuales con el progenitor de sexo contrario. El sentimiento de
culpa por ello se relaciona con el miedo a la castración, produciendo el
conflicto edípico y superación de éste con la posterior identificación con el
progenitor del mismo sexo. Es la fase del desarrollo de los recursos para la
regulación y superación de pulsiones hacia un fin constructivo y del
establecimiento del Superyo.
5. Fase de latericia: Abarca hasta los 12 años. Período de inactividad de las
pulsiones sexuales, en el que se muestra una etapa de afiliación homosexual
sublimada a través de la actividad lúdica. Es la fase de desarrollo de
habilidades, de integración de las identificaciones y roles sexuales y de
aseveración del Yo.
6. Fase genital: Comprende hasta la juventud. Se produce la maduración
psicológica, genital y hormonal que lleva a un nuevo resurgir de la actividad
libidinal. Esto conlleva a una nueva desorganización de la personalidad y
nuevos conflictos, especialmente en el área de la dependencia paterna-
independencia y desarrollo de intereses heterosexuales desde una
conceptualización de la identidad personal y maduración.
C) Psicopatología
198
mecanismos de defensa para salvaguardar la estructura psíquica (en el caso de la
neurosis) y de la ruptura total entre estas tres entidades y la incapacidad del Yo para
desarrollar mecanismos de defensa oportunos (en el caso de las psicosis).
Al igual que en el aspecto estructural, puede haber alteraciones en el desarrollo
normal de la personalidad, en las que el sujeto sea incapaz de superar una fase, fijándose
en ella sin avanzar, o incluso retrocediendo a fases más tempranas ya pasadas
(regresión). Esto supondría la incapacidad del sujeto de desarrollar aspectos propios de
dichas fases (por ejemplo, problemas de dependencia afectiva en la fase oral).
En la neurosis hay un conflicto interno entre las pulsiones sexuales y el miedo que
previene su descarga. Estas pulsiones son reprimidas por diferentes mecanismos de
defensa en el inconsciente, que luchan por aflorar al consciente sólo siendo capaces de
aflorar por transformación en sintomatología neurótica.
En la psicosis, se considera que hay alteración de la capacidad integradora del Yo
(saber neutralizar los instintos), por lo que el individuo no es capaz de establecer las
relaciones entre los objetos ni de controlar los deseos infantiles mediante los mecanismos
de defensa (neuróticos o normales).
A) Estructura de la personalidad
199
entre lo consciente e inconsciente. Este último, a diferencia de Freud, lo divide en dos:
- Inconsciente personal: Relacionado con el complejo y con la historia personal
del individuo y las adquisiciones con contenido reprimido y olvidado.
B) Desarrollo de la personalidad
C) Psicopatología
A) Estructura de la personalidad
Difiere de la de Freud en varios aspectos, entre los que destacan principalmente los
200
siguientes:
B) Desarrollo de la personalidad
C) Psicopatología
201
CUADRO 13.1
Etapas del desarrollo de la personalidad
202
203
La etapa escolar es un período de fracasar o tener éxito en la escuela. Si se fracasa,
se puede llegar a posiciones regresivas, de no querer hacerse mayor, o de un exceso de
autoexigencia, de esforzarse toda la vida.
La adolescencia es una etapa en la que cristalizan los restos de las crisis anteriores.
En un sentido positivo, se llega a la consecución más o menos definitiva de una identidad
personal, pero si se fracasa en la resolución de esta crisis psicosocial lo que se desarrolla
es una difusión de la identidad, un defecto en la conciencia de sí mismo que está en la
base de muchos problemas adolescentes.
Para el joven adulto el problema puede derivarse de no haber conseguido una
identidad segura, lo que le llevaría a evitar la intimidad, a aislarse.
Durante el período adulto, cuya resolución depende mucho de la de las dos etapas
anteriores, el fracaso vendría dado por la no consecución de creatividad y preocupación
por los demás, consiguiendo en su contra egocentrismo e indulgencia con uno mismo.
Por último, el fracaso en la crisis de la edad avanzada produce en el sujeto
desesperación y la no aceptación del ciclo vital que lleva a la muerte.
A) Estructura de la personalidad
204
2’3
B) Desarrollo de la personalidad
C) Psicopatología
205
A) Estructura de la personalidad
B) Desarrollo de la personalidad
C) Psicopatología
Aunque Allport consideró la personalidad madura o sana como aquel Self que tiene
autonomía funcional y, por ende, es capaz de relacionarse con los demás, no consideró a
los enfermos mentales como desprovistos totalmente de tal autonomía sino que lo
entendía como un sistema motivacional adquirido y fúncionalmente autónomo con
significación actual propio para la persona. En suma, la enfermedad la concebía como la
inadaptación de la persona que justifica su estilo de vida.
206
donde realizó sus investigaciones. Pone el acento en los aspectos predictivos, llegando a
escribir que la personalidad es “aquello que nos permite pronosticar lo que una persona
hará en una situación determinada”, siendo ese indicador las respuestas a tests de
personalidad.
A) Estructura de la personalidad
A Sizotimia-Afectotimia
B Inteligencia
C Fuerza del Ego
E Sumisión-Dominancia
F Desurgencia-Surgencia
G Fuerza del Superego
H Trectia-Parmia
I Harria-Premsia
L Alaxia-Protensión
M Praxernia-Autia
N Sencillez-Astucia
O Adecuación imperturbable-Tendencia a la culpabilidad
Q1 Conservadurismo-Radicalismo
Q2 Adhesión al grupo-Autosuficiencia
Q3 Baja integración-Mucho control de su autoimagen
Q4 Tensión érgica
B) Desarrollo de la personalidad
207
C) Psicopatología
Cattell considera que en el 16-PF las dos escalas que representan un indicio más
importante de la existencia de psicopatología son el factor C (con puntuaciones bajas) y
el factor de ansiedad de segundo orden (con puntuaciones elevadas).
Su aportación al estudio de la psicopatología se centra sobre todo en la neurosis.
Cattell incluye en ella siete de sus factores bipolares como primarios, que serían
característicos en la neurosis: debilidad del Ego (C—); sumisión (E-); desurgencia (F-);
trectia (H-); premsia (I+); tendencia a la culpabilidad (0+); débiles sentimientos de sí
mismo (Q3-); y alta tensión érgica (Q4+).
A) Estructura de la personalidad
208
b) Operantes o voluntarias, es decir, aquellas que son emitidas por el organismo en
lugar de ser provocadas por algún estímulo conocido y que además tienen un
determinado efecto sobre el ambiente. Casi todo el comportamiento de la
persona pertenece a esta última categoría, y es donde Skinner centra su
investigación.
Las respuestas espontáneas del sujeto se instauran, aumentan en frecuencia o se
extinguen a través de lo que Skinner llama condicionamiento operante. Éste consiste en
la presentación de forma contingente de un estímulo ante una determinada respuesta, lo
que hace que esta última aumente su probabilidad de ocurrencia (reforzamiento) o bien la
extinga (castigo).
Los principios del condicionamiento operante son:
B) Desarrollo de la personalidad
C) Psicopatología
209
• Esquizofrenia: Se debe al refuerzo de conductas anormales o desadaptativas.
• Desadaptados socialmente: Responde a una historia de refuerzos inadecuados
que no dieron lugar al desarrollo de unas correctas habilidades sociales.
A) Estructura de la personalidad
B) Desarrollo de la personalidad
El niño observa la conducta de los adultos y de los otros niños y la imita. Éste es el
proceso a través del cual adquiere su comportamiento.
Bandura destaca el efecto que sobre el desarrollo del niño tiene el mundo
sociocultural de los adultos. Los modelos más destacados en la vida del niño son sus
padres, profesores, hermanos y compañeros, que son la mayoría de las veces los que
crían y recompensan al niño.
Los determinantes situacionales y personales de la conducta se pueden resumir en lo
siguiente:
- Se tiende a imitar más los modelos que se consideran semejantes a uno mismo
que aquellos otros que se consideran distintos.
- Las personas más propensas a la imitación serían aquellas en cuya historia
personal destaca, por un lado, una abundancia de recompensas por imitar a
210
otras y, por otro, unas escasas recompensas por sus iniciativas personales.
- El sujeto, como ya se ha visto, se inclina más a repetir la misma conducta
cuando observa que el modelo ha sido recompensado.
- No sólo se imita a los modelos vivos, sino también a los filmados y las
representaciones gráficas.
C)Psicopafología
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ALLPORT, G. W.: La personalidad, su configuración y desarrollo. Herder. Barcelona, 1973.
BERMÚDEZ MORA, J.: Psicología de la personalidad. UNED. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid,
1983.
KAPLAN, H. I. y SADOCK, B. J.: Tratado de psiquiatría, 2a ed. Salvat. Barcelona, 1989.
KYES, J. y HOFLING, CH. K. : Enfermería psiquiátrica. Interamericana. México, 1982.
MONEDERO, C.: Historia de la psicoterapia. UNED. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 1985.
211
14
Psicopatología de la afectividad
OBJETIVOS
212
ser entes racionales, somos fundamentalmente seres emocionales, y la inteligencia acaba
racionalizando todo aquello hacia lo que tienden incoerciblemente los sentimientos e
impulsos instintivos, aspectos sobradamente conocidos tanto por la psicopatología
clásica, como por la psicología profunda y el psicoanálisis.
Las emociones' son afectos o sentimientos intensos, transitorios, desencadenados
por una percepción de un estímulo externo o interno, que se acompañan siempre de
manifestaciones psicofisiológicas intensas, produciendo un desequilibrio psíquico y
somático que conduce a una respuesta en el individuo. El desencadenante puede ser más
o menos tangible o real, o ser desconocido. Ejemplos de emociones son el miedo, el
cólera, etc.
Humor, estado de ánimo o sentimientos (términos sinónimos en este texto)
constituyen estados afectivos más estables y duraderos y de menor intensidad que las
emociones. Oscilan en la polaridad placer/displacer, y no tienen por qué ir acompañados
de manifestacion fisiológica1 alguraai Pueden entenderse como la disposición emocional
hacia personas o cosas. Max Scheler clasificó los sentimientos en sensoriales, vitales,
psíquicos y espirituales. Cabe distinguir también entre tristeza vital (endógena) y tristeza
reactiva (psicógena). El estado fundamental de ánimo o tono de humor seña el afecto o
humor básico dominante del individuo, el que marca un estilo de vida. Por ejemplo, una
persona se muestra normalmente optimista y en un momento dado, tras una entrevista
borrascosa, se muestra irritable; su afecto fundamental es optimista aunque
momentáneamente se halle irritado, pero si este último estado persistiera por varias horas
se habría producido una mutación en su estado fundamental de ánimo, que ahora sería
de irritación.
Los estados de ánimo se clasifican en dos grandes tipos: eutímico y distímico. Se
puede considerar que el estado de ánimo es normal cuando las variaciones del humor no
son excesivas. Es lo que se conoce como estado de ánimo eutímico (del griego eu =
normalidad y thymós = voluntad, deseo), que viene a definir un estado de tranquilidad de
espíritu. Las distimias constituyen alteraciones del estado de ánimo, como exageraciones
morbosas y transitorias del estado afectivo en un sentido determinado, y engloban la
totalidad de la persona mientras duran, bien como exaltación del estado de ánimo
(alegría, euforia, manía, etcétera), bien como depresión del mismo (tristeza, inhibición,
ansiedad, etc.). Este último término ha sido utilizado por el DSM III-R y la CIE-10
(Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) como sinónimo de neurosis
depresiva.
213
• Síndrome afectivo: Es el conjunto de síntomas (por ejemplo, tristeza,
inhibición, desesperanza, etc.) que conforman los trastornos del humor.
CUADRO 14.1
Psicopatología de la afectividad
SÍNTOMAS AFECTIVOS
- Anhedonia
- Ambivalencia afectiva
- Sensación de carencia de sentimientos
- Rigidez afectiva
- Tenacidad o fijación afectiva
- Incapacidad de sintonización afectiva
- Incapacidad de irradiación afectiva
- Indiferencia afectiva
- Frialdad afectiva
- Belle indlférence
- Labilidad afectiva
- Incontinencia afectiva
- Inadecuación afectiva
- Aprosodia
- Alexitimia
SINDROMES AFECTIVOS
• Síndrome depresivo
• Síndrome maníaco:
- Alegría patológica
- Euforia
- Hipomanía
- Manía
- Estados de éxtasis
• Síndrome ansioso:
- Ansiedad patológica
- Trastorno de pánico
- Fobia
• Síndrome disfórico
• Síndrome hipocondríaco
• Síndrome afectivo esquizofrénico:
- Perplejidad
- Sensación de carencia de sentimientos
- Ambivalencia afectiva
- Embotamiento afectivo
- Incongruencia afectiva
214
A) Síntomas afectivos
Anhedonia. Término procedente del griego hedoné, que significa placer. Hace
referencia a la pérdida de la capacidad de experimentar la sensación de placer en los
actos que normalmente lo producen. Se observa en depresiones endógenas y en las
esquizofrenias residuales.
Ambivalencia afectiva. Hace referencia a la coexistencia de afectos contradictorios,
sin anulación de uno de ellos, experimentados ambos con la misma intensidad; por
ejemplo, el individuo que experimenta tristeza y alegría ante el mismo estímulo. Es
característico de las esquizofrenias. Todos nosotros podemos experimentar sentimientos
contradictorios ante una persona, idea, o situación pero, a diferencia del enfermo
esquizofrénico, uno de los sentimientos es dominante.
Sensación de carencia de sentimientos. Se trata de un vacío afectivo, una
incapacidad de experimentar sentimientos. Se observa en depresiones (endógenas y
reactivas) y en esquizofrenias.
Rigidez afectiva. Es la incapacidad de modulación afectiva con permanencia de un
afecto concreto que queda fijado a pesar de las variaciones de los estímulos externos. Se
observa en casos de síndrome psicoorgánico y en ciertos pacientes depresivos, maníacos
y esquizofrénicos.
Tenacidad o fijación afectiva. Consiste en la permanencia de forma persistente de
un estado afectivo por un tiempo excesivamente prolongado, pero sin llegar a la rigidez
afectiva. Aparece en ciertos pacientes epilépticos y oligofrénicos.
Incapacidad de sintonización afectiva. Se trata de la incapacidad de ser influido
afectivamente por los estímulos externos.
Incapacidad de irradiación afectiva. Es la imposibilidad de conseguir que los
demás sintonicen con esa persona o de irradiar su estado de ánimo. Es característico de
ciertos esquizofrénicos; no obstante, cierto número de estos pacientes son capaces de
una cálida vida afectiva.
Indiferencia afectiva. El paciente se muestra indiferente ante una situación, quizás
porque se ha disociado la emoción asociada a un acontecimiento determinado. Es muy
frecuente en niños y adolescentes que, siendo incapaces de tolerar las complicaciones
emocionales inherentes a las relaciones interpersonales, actúan como si no les importara.
Frialdad afectiva. Consiste en la falta de capacidad de respuesta afectiva y de
modulación emocional. Genera un estado de insensibilidad afectiva, en el que los
estímulos no hacen mella en el individuo, permaneciendo éste impasible. Es característico
de los psicópatas, como desarrollo secundario en las adicciones y como síntoma residual
esquizofrénico.
Belle indiférence. El paciente muestra indiferencia total ante síntomas graves e
incapacitantes. Es típico de la histeria.
Labilidad afectiva. Se trata de variaciones bruscas e intensas del estado afectivo,
215
que dan lugar a emociones variantes de corta duración no adecuadas a la situación.
Incontinencia afectiva. Supone una ausencia de control afectivo con gran expresión
de pequeñas variaciones de ánimo. Se produce en presencia de alteraciones orgánicas
cerebrales.
Inadecuación afectiva. Afecto inapropiado cualitativa y cuantitativamente a
determinadas situaciones. Hay una ausencia de ajuste emocional a la situación, se
produce en personas ansiosas y depresivas. Cuando es muy acentuado se denomina
incongruencia afectiva, propia del paciente esquizofrénico, que refiere un suceso penoso
como la muerte de un ser querido riéndose o, inversamente, una noticia alegre llorando.
Aprosodia. Englpba trastornos del lenguaje afectivo. Tiene lugar en lesiones del
hemisferio cerebral derecho, donde se ubica el lenguaje afectivo.
Alexitimia. Significa una falta de palabras para los afectos, de manera que los
sujetos que la padecen presentan una incapacidad de demostrar afectos a través de
palabras y estructuras proposicionales del lenguaje.
B) Síndromes afectivos
SÍNDROME DEPRESIVO
La tristeza es una variante de la vida afectiva; así, cuando fallece un ser querido o
se sufre una pérdida importante lo normal es sentirse tristes y experimentar una reacción
de duelo. Los límites entre la tristeza normal y la patológica no son claros. En las
situaciones precedentes consideraríamos que la tristeza normal se ha ¡transformado en
patológica cuando ésta fuera desproporcionada en duración y/o intensidad al estímulo
desencadenante, afectando negativamente a la conducta déliindividuo.
La depresión constituye un estado de afectividad negativa caracterizado
principalmente por tristeza desproporcionada en duración e intensidad al estímulo
desencadenante (en el supuesto de que exista algún factor desencadenante), tendencia al
llanto, disminución de la autoestima, reducción de la actividad psicomotora, ideas de
culpa, pérdida de interés por las cosas, desesperanza, infelicidad, sensación de carencia
de sentimientos, anhedonia, vacío interior, pesimismo, sentimientos de culpabilidad, e
incluso deseos de muerte de forma pasiva o activa.
El núcleo del síndrome depresivo lo constituye la alteración afectiva en forma de
tristeza patológica y junto a ella aparecen síntomas somáticos y síntomas psíquicos
concomitantes.
• Síntomas somáticos: pérdida de peso y apetito (que pueden aumentar en las
depresiones neuróticas), astenia, ¡fatiga, cefaleas atípicas, algias .diversas
generalizadas musculares o poliartralgias atípicas, alteraciones digestivas,
sequedad de boca, estreñimiento, sensación de inestabilidad, vértigos, mareos,
pérdida o disminución de la libido, impotencia, frigidez. Alteraciones de los
ritmos circadianos, que proporcionarán pistas clínicas sobre la naturaleza del
síndrome ^depresivo, lo mismo que las alteraciones del patrónedel sueño.
216
• Síntomas psíquicos: anhedonia, displacer, pérdida del gusto por las cosas,
pérdida o disminución de los intereses personales (incluidas las .aficiones
[preferidas), miedo, ansiedad, mal ¡humor, irritabilidad ante acontecimientos
que antes eran bien toteados, anestesia de sentimientos, apatía. Todas las
funciones psicofísicas se hallan enlentecidas, con disminución de la
productividad, dificultades de concentración, atención y sensación subjetiva
de pérdida de memoria. En las formas más graves pueden existir ideas
delirantes con la tríada típica: culpa, hipocondría, ruina. Alteraciones de
percepción, todo parece más gris, sin brillo. En las ¡formas melancólicas
graves puede haber alucinaciones y alteraciones motóricas tanto por
inhibición'como por excitación.
Las causas de la depresión pueden ser varias:
- Genéticas.
- Orgánicas: afecciones del sistema nervioso central (accidente cerebrovascular,
enfermedades degenerativas, etc.), trastornos metabólieos y endocrinos,
infecciones'sistémicas o del sistema nervioso central, cáncer, intoxicaciones.
- Bioquímicas por depleción.de aminas aromáticas netironales (noradrenalina,
serotonina).
- Caracteriales.
- Reactivas. Estas últimas pudieran ser explicadas desde postulados dinámicos,
cogoitivo-conductuales, acontecimientos vitales y existencia o no de soportes
sociofamiliares.
SÍNDROME MANÍACO
217
descuido de su persona en la alimentación y otros aspectos generales. Se caracteriza por
una conducta social desinhibida, prodigalidad, indiscreción, imprudencia, e irradiación de
su humor expansivo, que se toma irritable y/o agresivo cuando se le contradice.
La euforia sería el grado menor de alegría patológica, y la hipomaníá constituiría un
estado de euforia más acentuado que el anterior, con mayor actividad psicofísica.
La manía supone un grado de euforia mucho más grave, que llega a acompañarse de
síntomas psicóticos (ideas delirantes), trastornos del sueño (disminución del tiempo y de
la necesidad del sueño), fuga de ideas, taquipsiquia. Se trata de un cuadro grave, que
puede llegar a ser letal si no es tratado adecuadamente. Es característico el episodio
maníaco del trastorno bipolar, donde resulta evidente el carácter endógeno del trastorno,
con evolución crónica en forma de fases.
Los cuadros maníacos pueden ser desencadenados por euforizantes (fármacos
estimulantes) o deberse a trastornos orgánicos cerebrales o;extracerebrales. Ligeras
reacciones hipomaníacas pueden tener lugar en las neurosis y personalidades
psicorreactivas. En la ciclotimia, las reacciones hipomaníacas se repiten a intervalos en el
tiempo. Cuadros maniformes pueden presentarse también en las psicosis esquizofrénicas
y en los trastornos esquizo-afectivos.
Los estados de éxtasis también pueden ser catalogados como un trastorno de la vida
instinto-afectiva por exceso, caracterizado por una sensación de que el cuerpo se
transporta fuera del ámbito terrenal. Es característico de experiencias místicas, y estados
desencadenados bajo el influjo de drogas psicotrópicas como el LSD.
SÍNDROME ANSIOSO
218
palpitaciones, taquicardia, opresión o dolor precordial, sensación subjetiva de
paro cardíaco, cambios tensionales. Respiratorios: taquipnea, disnea en
forma de dificultad respiratoria, sensación de ahogo o paro respiratorio.
Digestivos: seroxtomía, sialorrea, nudo u opresión en la garganta, diarrea,
náuseas, urgencia defecatoria. Urológicos: micción imperiosa, polaquiuria,
disuria, poliuria. Musculares: contracción y espasmos de la musculatura
estriada y lisa. Parasimpáticos: debilidad física o desfallecimiento, lagrimeo,
rinorrea, hipo, visión borrosa, sudoración fría especialmente en las palmas de
las manos, axilas y plantas de los pies, mareo, inestabilidad o vahído, oleadas
alternativas de frío y de calor, escalofríos. Neurológicos: temblor y
estremecimientos, parestesias, torpeza, vértigos y cefaleas. Muchas de estas
respuestas son objetivables y se pueden registrar mediante el polígrafo.
• Síntomas psíquicos: Expectación aprensiva (“algo malo va a suceder sin saber
qué”). Sensación de muerte inminente, de perder el autocontrol, de estar
volviéndose loco. Vivencias de extrañeza, sensación de irrealidad de la propia
experiencia, de sentirse transformado como extraño, sentirse como un
autómata, materialmente separado de la gente, sentir cambios corporales de
tamaño o densidad, sentirse como flotando o como si una parte del cuerpo o
todo él no le perteneciese; el entorno aparece irreal, extraño, transformado,
fantasmal, como un sueño. Alteraciones de la vivencia del tiempo. Alteración
en la intensidad de los estímulos sensoriales. Dificultades de atención,
concentración y memoria.
El trastorno de pánico es de aparición inesperada y sin relación con acontecimientos
específicos. Los síntomas son: disnea, palpitaciones, dolor precordial, mareo, vértigo,
sensación subjetiva de inestabilidad, parestesias, oleadas de calor y frío, sudoración,
temblores, sensación de desvanecimiento, que se acompañan de temor a morirse, a
perder el autocontrol o a volverse loco.
Las fobias constituyen otro síndrome ansioso. Modernamente se califica de fobia a
la ansiedad centrada en un estímulo específico, que produce miedo anticipatorio y
mecanismos de evitación. La ansiedad fóbica puede ocurrir de forma paroxística. El
inicio del ataque generalmente es progresivo, en función de la aproximación al estímulo
fóbico y cede cuando las conductas de evitación tienen éxito.
También puede aparecer ansiedad en enfermedades somáticas como síntoma de las
mismas, o de forma reactiva a la presencia de la misma enfermedad que vivenciamos
como un peligro. La depresión se presenta frecuentemente acompañada de ansiedad,
existiendo cuadros mixtos ansioso-depresivos muy frecuentes en la práctica clínica. La
ansiedad puede aparecer de forma secundaria al consumo de ciertos fármacos con acción
estimulante del sistema nervioso central, o a la supresión de drogas constituyendo un
síndrome de abstinencia. Asimismo, se puede hallar ansiedad en ciertos cuadros
psicóticos.
219
SÍNDROME DISFÓRICO
SÍNDROME HIPOCONDRÍACO
220
• Perplejidad. En las primeras fases de la enfermedad esquizofrénica se da este
estado de ánimo. Corresponde a un estado afectivo difuso, durante el cual el
paciente se siente desazonado, inquieto, alarmado, el ambiente es distinto,
existiendo una alteración sutil que lo envuelve todo con una luz incierta,
amenazante, de mal augurio, “algo va a suceder”, al tiempo que comienza a
experimentar alucinaciones. El paciente y el mundo presentan un cambio
profundo que no llega a comprender y le produce gran angustia.
• Sensación de carencia de sentimientos. Es una queja frecuentemente aportada
por los propios pacientes, que también lamentan su incapacidad de obtener y
dar placer en las relaciones humanas. De ahí su retracción ante las relaciones
sociales.
• Ambivalencia afectiva. Presencia en el paciente y con la misma intensidad de
sentimientos opuestos de amor y odio hacia una persona o acto. Es sentido de
forma desgarradora por el propio paciente.
• Aplanamiento, embotamiento afectivo. Algunos pacientes ezquizofrénicos
presentan apatía e impasibilidad desconcertantes ante sus propios problemas.
Casi todos los pacientes crónicos padecen un embotamiento afectivo. Muchos
pacientes crónicos relatan sus ideas delirantes de tipo paranoide o referencial
sin emoción, y no se alteran si sus creencias son tomadas a la ligera. Puede
existir una disociación afectiva entre sus ideas delirantes y su conducta; así,
una persona que se cree el Emperador de Europa realiza faenas de limpieza
sin aparente contradicción. El explorador experimenta, frecuentemente,
dificultad o imposibilidad de sintonizar efectivamente con el paciente.
• Incongruencia afectiva. Constituye uno de los síntomas más chocantes de la
esquizofrenia. Un paciente puede comentar riéndose cómo presenció el
fallecimiento de su hijo, o llora mientras comenta algún aspecto feliz. En los
pacientes más deteriorados pueden sucederse rápidamente reacciones
emocionales diversas y hasta contrapuestas.
221
y en distintos momentos les atribuirán causas distintas, pudiendo no hallarse incluso
causa alguna subjetivamente reconocida. Por ello, se establece la necesidad de recoger
íntegramente de la historia clínica completa el relato de estado afectivo, junto con sus
percepciones y atribuciones causales.
Posteriormente se analizarán las características de los afectos: su forma de
aparición, duración e intensidad, el grado de adecuación tanto en el contexto
interpersonal como intrapersonal, haciendo referencia a lo narrado por el paciente versus
aquello que el observador detecta en su conducta paraverbal, puesto que determinadas
patologías se caracterizan por el afecto inapropiado que acompaña a determinado estado
(por ejemplo, en la psicosis y en la demencia).
En la misma línea, se analiza la proporcionalidad del afecto a la situación/estímulo
desencadenante, de suerte que determinados afectos, por ejemplo de temor y ansiedad,
no son proporcionales al estímulo desencadenante, como sucede en las fobias.
Una característica de la afectividad de gran interés en su evaluación es la sintonía
afectiva, la capacidad del individuo de hacer que los demás sintonicen con su estado
afectivo, así como su capacidad de irradiación afectiva hacia otras personas de su
entorno.
En la exploración de la afectividad se debe observar los concomitantes fisiológicos
de las emociones, así como la posible sintomatología somática que acompaña a los
trastornos afectivos. Ciertas formas de depresión se presentan de forma enmascarada
bajo la apariencia externa de síntomas somáticos.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ALONSO FERNÁNDEZ, F.: Fundamentos de la psiquiatría actual. Paz Montalvo. Madrid, 1976.
LÓPEZ-IBOR, J. J.: Lecciones de psicología médica. Paz Montalvo. Madrid, 1975.
MONEDERO, C.: Psicopatología general. Biblioteca Nueva. Madrid, 1973.
RUIZ OGARA, C; LÓPEZ-IBOR, J. J., y BARCIA SALORIO, D.: Psiquiatría, vol. I. Toray. Barcelona, 1982.
SEVA DÍAZ, A.: Psiquiatría clínica (cap. 12). Espaxs. Barcelona, 1979.
VALLEJO RUILOBA, J. et al.: Introducción a la psicopatología y la psiquiatría, 3Q ed. Salvat. Barcelona, 1991.
222
15
Psicopatología de la respuesta de ansiedad
OBJETIVOS
Ansiedad y estrés son dos términos que se utilizan para caracterizar una serie de
reacciones emocionales adaptativas que aparecen ante situaciones diversas y van desde la
normalidad hasta lo patológico. Son, por tanto, dos conceptos de gran trascendencia no
solamente en psicopatología sino también en la vida cotidiana.
Cabría preguntarse si se trata de dos conceptos sinónimos. Desde el punto de vista
de tratamiento (benzodiacepinas y técnicas de reducción de la ansiedad), podría
argumentarse que sí. Pero, en general, se habla de estrés si la reacción es consecuencia
de un exceso de demanda hacia el sujeto, mientras que se utiliza el término ansiedad
para hacer referencia a un estado emocional de naturaleza más difusa.
Estrés no es un término generado desde la medicina o desde la psicología, sino desde
la arquitectura e ingeniería, disciplinas en las cuales fue utilizado para referirse a los
agentes externos que producían cambios en los materiales de construcción. De la mano
de Selye se traslada a la psicobiología y posteriormente a la clínica, pasando así a definir
un fenómeno de difícil conceptualización que se caracteriza por una sobrecarga en la
capacidad del organismo que provoca un desequilibrio interno del mismo. Así pues, se
223
denomina estrés a la reacción que se produce cuando las demandas ambientales activan
el organismo más rápidamente de lo que puede asimilar la capacidad de adaptación del
mismo.
La ansiedad ha sido clásicamente definida como “miedo sin objeto”. Se trata, al
igual que el estrés, de una respuesta emocional adaptativa caracterizada por un
sentimiento subjetivo de incomodidad, temor difuso y tensión, que van acompañados de
manifestaciones fisiológicas variadas como consecuencia de una excesiva actividad del
sistema nervioso vegetativo.
Ambos conceptos son generalmente utilizados en un sentido negativo. Sin embargo
se trata de estados naturales, adaptativos, que únicamente se convierten en patológicos
cuando se produce un fracaso del organismo a la hora de poner en marcha estrategias de
afrontamiento. En el caso de la ansiedad se utilizan los adjetivos normal y patológico,
mientras que para el estrés existen dos términos diferentes: eutrés para caracterizar un
tipo de estrés positivo y distrés para hacer referencia al estrés negativo.
En ocasiones se utilizan términos como angustia o miedo para caracterizar
respuestas emocionales similares a la ansiedad y al estrés. En el caso del término
angustia existe un problema de traducción. Desde la filosofía alemana se importó el
término Angst para hacer referencia a una idea de descontrol. Freud fue el primero en
acoger este vocablo. Cuando la obra de Freud fue traducida al inglés se utilizó el término
anxiety. El problema aparece cuando se traslada la expresión al francés y al castellano.
En general, las corrientes psicodinámicas han utilizado más el término angustia, mientras
que la psiquiatría y psicología científicas se han servido de la palabra ansiedad.
Ya en 1950 López-Ibor estableció diferencias entre ansiedad y angustia en función
de la manifestación del fenómeno de manera motora (ansiedad) o fisiológica (angustia).
Las personas ansiosas serían aquellas que presentarían una conducta alterada, que se
organizaría alrededor del concepto de evitación, mientras que las personas angustiadas
serían aquellas que presentarían un conjunto de síntomas de limitación de la acción.
Por su parte, el término miedo procede de la palabra fear (temor). Los manuales
diferencian estos términos en función del patrón de respuestas que el sujeto pone en
marcha ante una situación u objeto objetivamente peligrosos (miedo) o ante situaciones
que no son objetivamente peligrosas (ansiedad). Actualmente existe una tendencia a
utilizar los términos sin distinción. El sujeto valora el objeto y ello provoca una reacción.
Pero es la valoración y no los aspectos objetivos de la situación lo que determina si es
miedo o ansiedad.
Hasta los años sesenta dominan las teorías de rasgo, es decir, para determinados
autores la ansiedad es la tendencia, a lo largo de la vida, a enfrentarse de forma poco
adaptativa a las diferentes circunstancias vitales, mostrando de manera habitual un
excesivo grado de estrés. La ansiedad es considerada como un rasgo constitutivo
definitorio de la personalidad. Pocos años después estas teorías empiezan a ser criticadas.
224
Suige entonces el situacionalismo. El comportamiento está determinado por la situación y
no por variables intemas del sujeto. La ansiedad se considera más un estado que un
rasgo, entendiendo por ansiedad estado la cualidad de sentirse ansioso en un
determinado momento como reacción a determinadas circunstancias. Clínicamente, la
ansiedad estado puede reconocerse en aquellos sujetos habitualmente tranquilos que de
manera repentina sufren crisis de angustia que les llevan al especialista en busca de ayuda
profesional. Por el contrario, la versión clínica de la ansiedad rasgo se reconocería en
aquel individuo de disposición ansiosa para quien las preocupaciones cotidianas van
haciéndose diariamente más difíciles de manejar. En la actualidad es el modelo
interactivo el que domina: la ansiedad está determinada por variables personales,
situacionales y, sobre todo, por la interacción entre ambas.
El constructo ansiedad ha sido evaluado a lo largo de la historia, bien mediante
instrumentos específicamente desarrollados para su medición (cuadro 15.1), bien como
factor diferenciado dentro del amplio concepto de personalidad, en cuestionarios tales
como el MMPI, 16-PF o EPI. Además de todos estos instrumentos tradicionales de
evaluación se utilizan procedimientos de observación, auto-registro y medidas
psicofisiológicas.
CUADRO 15.1
Evaluación de la ansiedad
INSTRUMENTO AUTORES
STAI (State-Trait Anxiety Inventory) Spielberger, Gorsuch y Lushene (1970)
S-R Inventory of anxiousness Endler, Hunt y Rosenstein (1962)
Endler y Okada (1975)
Manifest Anxiety Scale Taylor (1953)
Anxiety Status Inventory Zung (1971)
Self-rating Anxiety Scales Zung (1971)
ISRA (Inventario de Situaciones y Miguel Tobal y Cano Vindel (1985)
Respuestas de Ansiedad)
Anxiety Disorders Interview Scale Dinardo (1983)
Fear Questionnaire Marks y Mathews (1979)
Cues for Tension and Anxiety Survey Cautela y Upper (1976)
Schedule
Fear Thermometer Walk (1956)
225
estímulo o situación supone un exceso de demanda que el organismo es incapaz de
asimilar. Tales estímulos o situaciones capaces de generar estrés pueden ser de naturaleza
diversa, sin embargo se caracterizan por representar una amenaza para el entorno del
sujeto, acarrear una cierta inseguridad, implicar un cambio en la vida del sujeto. Además
implican una falta de manejo de tales situaciones por parte del individuo que las padece
y, en ocasiones, una falta de información y orientación en referencia al acontecimiento
estresante.
El estudio de los factores estresantes se ha llevado a cabo mediante la enumeración
de posibles acontecimientos vitales estresantes y su posterior correlación con la aparición
de enfermedades. Tales trabajos se han traducido en la elaboración de diferentes escalas
de situaciones estresantes a lo largo de la vida (cuadro 15.2). Sin embargo, a la hora de
considerar el poder traumático de un acontecimiento vital hay que tener en cuenta los
factores individuales (vulnerabilidad, estilo de vida, apoyo social, etc.), pues de ellos
dependerá principalmente la reacción de cada sujeto.
CUADRO 15.2
Escala de acontecimientos vitales (Holmes y Rahe, 1967)
226
227
15.4. Ansiedad patológica
CUADRO 15.3
Síntomas de la ansiedad
228
Todo este complejo sintomático puede manifestarse de manera aguda (crisis de
angustia) o permanente (ansiedad generalizada). La clasificación y estudio de los
diferentes trastornos a que da lugar la ansiedad son abordados en el segundo volumen,
Salud mental: Enfermería psiquiátrica.
229
través de estrategias encaminadas a modificar el ambiente externo, mientras que en otros,
el individuo reestructura sus cogniciones y su actitud psicológica con el fin de paliar el
exceso de demanda del entorno.
En cualquier caso, mejorar la eficacia de las estrategias de afrontamiento requiere
necesariamente una correcta evaluación del problema y una adecuada planificación de los
recursos que el sujeto posee para hacer frente a tal situación.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION: DSMIII-R. Masson. Barcelona, 1988.
AYUSO, J .L: Trastornos por angustia. Martínez Roca. Barcelona, 1988.
FERNÁNDEZ BALLESTEROS, R. y CARROBLES, J. A.: Evaluación conductual. Pirámide. Madrid, 1987.
VALDÉS, M. y DE FLORES, T.: Psicobiologta del estrés. Martínez Roca. Barcelona, 1985.
VALLEJO RUILOBA, J. et al.: Introducción a la psicopatología y la psiquiatría, 3a ed. Salvat. Barcelona, 1991.
VALLEJO, J. y GASTÓ, G.: Trastornos afectivos: ansiedad y depresión. Salvat. Barcelona, 1990.
230
16
Psicopatología de la sexualidad
OBJETIVOS
231
fundamentalmente a los trabajos de Kinsey y de Masters y Johnson, cuando se ha
iniciado realmente una aproximación científica a la problemática de la sexualidad humana
y de los trastornos sexuales.
Hoy día se aborda la sexualidad y los problemas sexuales de una forma más
racional, científica y pragmática, pero todavía se pueden observar actitudes y
comportamientos que son el exponente de la represión y ocultamiento que han dominado
estos temas durante siglos. Un claro ejemplo lo constituye el hecho de que en los
programas de formación de los distintos profesionales de las Ciencias de la Salud apenas
se considera el estudio de la sexualidad a pesar de estar asistiendo a un aumento de la
prevalencia de los trastornos sexuales y de la consiguiente demanda de atención y
cuidado.
Hasta épocas muy recientes, la actitud de los profesionales de la salud al enfrentarse
con un trastorno de la sexualidad ha sido, por regla general, la negación y minimización
del problema. Esta actitud escondía generalmente la ignorancia del profesional o su
incomodidad al enfrentarse a estos problemas. En la actualidad, una pléyade de sexólogos
ha reclamado para sí la exclusividad en el abordaje y tratamiento de los trastornos
sexuales. Lo cierto es que estos problemas se plantean frecuentemente en la praxis
sanitaria, incluso en el nivel de atención primaria, donde pueden y deben ser abordados
tanto en lo concerniente a su prevención como a su manejo terapéutico.
Efectivamente, una ventaja importante de las aproximaciones terapéuticas actuales a
los problemas sexuales es que, en gran medida, no requieren una formación exhaustiva
en ninguna área especializada. Como muy bien señala K. Hawton (1984), los problemas
sexuales pueden ser manejados por diferentes profesionales de la salud, como son
psiquiatras, psicólogos clínicos, médicos generales, ginecólogos, personal de enfermería,
etc. Así pues, el diplomado en Enfermería, como integrante del equipo de salud, tiene
una importante función que cumplir tanto desde la perspectiva de la educación sexual
como en la prevención y tratamiento de los trastornos sexuales.
Aun cuando son obvias las diferencias entre los conceptos de sexo y sexualidad, a
menudo se confunden e inducen a error.
El sexo (genético, gonadal, somático, psíquico) es algo concreto que identifica a los
individuos de una especie y los clasifica en machos y hembras.
El concepto de sexualidad es mucho más amplio, se refiere a la manera de vivir el
individuo su ¡propio sexo y al modo de relacionarse a través del sexo. Para numerosos
autores la sexualidad está en la base de las tendencias transitivas del ser humano que le
llevan a la comunidad con el otro, a la formación de la pareja. Estos autores entienden la
sexualidad en el seno de la pareja como relación, encuentro entre dos personas, placer
intercambiado.
233
actitudes de nihilismo terapéutico.
Los movimientos sociales citados anteriormente nacen con H. Ellis, quien entendía
que la sexualidad humana comprendía toda una amplia gama de comportamientos muy
distintos de la relación coital y que no podían calificarse como anormales. A lo largo de
sus trabajos habló de la frecuencia y la normalidad de la masturbación, de la capacidad
sexual de las mujeres y del orgasmo múltiple femenino, de las relaciones sexuales no
coitales, de las conductas bisexuales, etc. Fue un defensor acérrimo de la educación
sexual.
Entre 1948 y 1953 Kinsey publicó sus conocidos estudios epidemiológicos sobre las
conductas sexuales de la población americana. Su encuesta proporcionó una rica fuente
de información sobre la sexualidad de los varones y mujeres occidentales en la primera
mitad de este siglo. Además llevó a cabo investigaciones y estudios fotográficos sobre la
respuesta sexual en los varones y mujeres. El miedo al rechazo oficial y público de estos
trabajos le llevó a guardarlos en secreto.
Fueron Masters y Johnson (1966) quienes, pese a los recelos e incluso hostilidades
que despertaron en la comunidad científica y académica con sus estudios de laboratorio
sobre la respuesta sexual, establecieron las bases para la comprensión científica de la
sexualidad humana y el desarrollo de técnicas terapéuticas que han supuesto una
revolución en el manejo de los problemas sexuales. Entre sus aportaciones destacan:
234
puertas a un estudio racional y científico de la sexualidad humana. Desde entonces se
han multiplicado exponencialmente las investigaciones científicas sobre psicosexualidad,
el número de trabajos publicados, las ofertas terapéuticas, al tiempo que se ha producido
un cambio en las actitudes sociales frente al sexo y la sexualidad, con una mayor
permisividad, apertura y “normalización” de la sexualidad y lo sexual.
Las causas de este cambio de actitud social hacia la sexualidad y los problemas
sexuales es debida a:
235
sexo”).
- La reducción de la amplia gama de conductas sexuales a un comportamiento
fijo, repetitivo, estereotipado como único vehículo para llegar a la satisfacción
orgásmica.
Sobre los conceptos aquí expuestos se ha profundizado en los últimos años, y lo que
ayer se consideraba una perversión hoy es sólo una desviación o parafilia, y mañana
será, probablemente, una variante de la norma.
En veinte años, desde Scharfetter, la norma ha variado tanto que ha virado desde el
sexo reproductivo (único válido y legítimo aún hoy día para amplios sectores de nuestra
sociedad) al sexo relacional (en el que hay una actividad sexual recíproca y afectiva como
expresión de una intimidad total entre dos personas) e incluso al sexo recreativo (en el
que hay únicamente la búsqueda del juego sexual y placer físico sin precisarse una
relación de afecto).
Observando la sociedad actual, se comprueba que las mujeres están accediendo en
gran proporción a la cara recreativa del sexo y se aceptan como normales conductas
sexuales, utilización de objetos e incluso formas de relación (sexo en grupo, relaciones
homosexuales…) que hasta hace pocos años habían sido consideradas como aberrantes.
Numerosos autores, sobre todo los que abordan el problema de las disfunciones
sexuales, se mueven en la concepción del sexo relacional y hablan de “disfúnción en la
pareja” pues entienden la relación sexual, desde esta perspectiva, como expresión de la
intimidad total de dos personas entre las que hay profundos vínculos afectivos. En este
sentido, la relación sexual es una demostración de afecto y entrega, una forma de
comunicación en la que todo lo que a la pareja se le ocurra en un momento determinado,
sin más limitación que el respeto por la libertad ajena, siempre y cuando sea libremente
236
aceptado por ambos sujetos, sin coacción de ningún tipo, no sólo es sano y normal, sino
legítimo.
Masters y Johnson (1966) describieron un modelo de cuatro fases del ciclo completo
de la respuesta sexual humana. Aunque ampliamente aceptado en el mundo científico,
este modelo constituye una subdivisión arbitraria de los cambios anatomofisiológicos y
hormonales que ocurren durante la respuesta sexual.
Las fases de la respuesta sexual para estos autores son:
- Fase de excitación.
- Fase de meseta.
- Fase orgásmica.
- Fase de resolución.
Kaplan (1979) añadió un componente nuevo a este modelo, denominado deseo
sexual, que, aunque no es esencial para la comprensión de la respuesta sexual, es
importante para analizar las diferentes formas de disfunción sexual. Por eso, se incluye a
continuación en el estudio de las fases del ciclo de respuesta sexual.
237
muy variable su duración y aumenta con la edad. En cambio, las mujeres
pueden responder a una estimulación posterior casi inmediatamente y pueden,
por consiguiente, presentar múltiples orgasmos, sin período refractario.
A) En la mujer
B) En el varón
El envejecimiento conlleva:
• Una disminución del deseo sexual y del nivel motivacional.
• Una disminución de la respuesta de excitación. Precisa un estímulo más
intenso, es más lenta y menos potente, pero no se pierde la capacidad de
erección.
• Una prolongación de la fase de meseta con retardo (y ausencia en ocasiones)
de la eyaculación y el orgasmo, que puede producirse sin eyaculación.
• Una prolongación marcada del período refractario.
Los problemas médicos, familiares y socioculturales influyen en la conducta sexual
de los ancianos (hombres y mujeres) más que los propiamente debidos a la involución
fisiológica. Muchos sujetos mayores de 75 años permanecen sexualmente activos y
afirman tener una considerable satisfacción sexual.
Para muchas personas, especialmente para las que se encuentran en la edad media
de la vida o en la vejez, la educación sexual ha sido totalmente inadecuada o ha estado
ausente de su formación.
238
Hoy día se acepta que la sexualidad es uno más de los elementos integrantes de la
persona humana y que la educación sexual y la maduración psicosexual son
indispensables para lograr un pleno desarrollo del individuo. En esta línea, quizás con
algunos errores más en la forma que en el fondo, se enfoca la educación sexual en los
niños y adolescentes en la sociedad occidental actual.
Con ello se evita el efecto nocivo que la desinformación o las informaciones sexuales
inadecuadas han tenido sobre las generaciones de nuestros mayores. En muchos casos, la
información sexual se basaba en “chistes verdes” y en “conversaciones de bar”, lo que
contribuía a deformar la realidad del sexo y la sexualidad y a desarrollar convicciones
falsas basadas en ciertos mitos sexuales (cuadro 16.1).
CUADRO 16.1
Algunos mitos sexuales más frecuentes
Fuente: K. Hawton.
239
16.7. Psicopatología de la sexualidad
240
y orientación sexuales (Dígito F 66). (En el capítulo 24 del segundo volumen
se estudian estos trastornos.)
En los cuadros 16.2 y 16.3 se exponen las clasificaciones de los trastornos sexuales
según el DSM III-R y la CIE-10.
CUADRO 16.2
Clasificación de los trastornos sexuales según el DSM lll-R (1987)
PARAFILIAS
- Exhibicionismo
- Fetichismo
- Frotteurismo
- Pedofilia
- Masoquismo sexual
- Fetichismo travestista
- Voyeurismo
- Parafilias no especificadas
DISFUNCIONES SEXUALES
- Dispareunia
- Vaginismo
241
OTROS TRASTORNOS SEXUALES
- Homosexualidad egodistónica
- Donjuanismo
CUADRO 16.3
Clasificación de los trastornos sexuales según la CIE-10 (1992)
- Transexualismo
- Travestlsmo no fetichista
- Trastorno de la Identidad sexual en la infancia
- Otros trastornos de la Identidad sexual
- Fetichismo
- Travestismo fetichista
- Exhibicionismo
- Escoptofilia (voyeurismo)
- Paidofilla
- Sadomasoquismo
- Trastornos múltiples de la Inclinación sexual
242
- Otros trastornos de la inclinación sexual
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
CARROBLES, J. A.: Biología y psicofisiología de la conducta sexual. Fundación Universidad-Empresa. Madrid,
1990.
CIE-10:. Trastornos mentales y del comportamiento¡ Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico.
Meditor. Madrid, 1992.
CLÍNICAS DE ENFERMERÍA DE NORTEAMÉRICA: Sexualidad y práctica de enfermería. Interamericana.
México, 1982.
DSM III-R: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Masson. Barcelona, 1988.
KAHN-MATHAN: Las disfunciones sexuales de la pareja y tratamiento. Toray-Masson. Barcelona, 1977.
MASTERS, W. y JOHNSON, V.: Respuesta sexual humana^ Intermédica Buenos Aires, 1975.
MORENO, E.: La sexualidad humana: estudio y perspectiva histórica. Fundación Universidad-Empresa. Madrid,
1980.
VALLEJO RUILOBA, J. et al.: Introducción a la psicopafología y la psiquiatría, 3~ ed. Salvat. Barcelona, 1991.
243
17
Psicopatología de la agresividad
OBJETIVOS
• Distinguir los diferentes trastornos psicopatológicos que cursan con potencial de violencia.
244
17.2. Factores condicionantes
245
como síntoma.
Para Freud y el psicoanálisis la existencia del instinto agresivo es un hecho.
Consideran la pulsión agresiva como causa de la agresión; ésta se produciría como
reacción a una amenaza específica, ya fuera de carácter inconsciente o de naturaleza
externa. Así, pulsiones agresivas proyectadas hacia el exterior darán lugar a la agresividad
propiamente dicha, mientras que las pulsiones agresivas introyectadas darán lugar a
culpa, depresión, autoagresión y suicidio.
Defensores de la teoría de la frustración-agresión consideran la frustración como
causa de la agresividad, partiendo de la idea de frustración como impedimento de la
satisfacción de una necesidad.
• Trastornos sistémicos
• Síndromes orgánicos
• Trastornos del sistema nervioso central
• Consumo, abuso y dependencia de tóxicos
• Trastornos psiquiátricos
• Psicosis esquizofrénicas
• Psicosis maníaco-depresivas
• Trastornos de personalidad
• Trastornos psicosomáticos
• Neurosis
246
mismos: El síndrome de Lesch-Nyan es un trastorno enzimático de origen
genético que cursa con un trastorno mental deficitario y conducta auto y
heteroagresiva. El síndrome de Yaryura-Tobías y Neziroglu cursa con
alteraciones electroencefalográficas y conductuales en forma de violencia. Su
tratamiento es dietético-farmacológico.
• Trastornos del sistema nervioso central: traumatismos craneales, trastornos
cerebrovasculares, tumores cerebrales, especialmente en lóbulo temporal,
sistema límbico e hipocampo, encefalitis, enfermedad de Wilson, enfermedad
de Alzheimer, epilepsia.
• Consumo, abuso y dependencia de tóxicos (heroína, cocaína, crack, alcohol,
estimulantes anfetamínicos y derivados, disolventes y colas inhaladas y
alucinógenos). Así, un tercio de los homicidios de Manhattan se hallan
relacionados con las drogas ilegales, y de todos es conocida la mayor
propensión a las peleas tras la ingesta etílica.
• Trastornos psiquiátricos. La violencia en ellos no se distribuye
homogéneamente; al contrario, predomina en determinados cuadros clínicos:
esquizofrenias, fases maníacas, trastornos mentales orgánicos, déficits
psíquicos y determinados trastornos de personalidad.
• Psicosis esquizofrénicas. La agresividad presente en estas psicosis es muy
frecuente y variada. Por lo general se trata de un tipo de de violencia que
sorprende por su carácter bizarro, extraño, incongruente, poco comprensible,
en el sentido jasperiano del término; está relacionada con la naturaleza misma
de los síntomas psicóticos: delirios, alucinaciones y las características de
personalidad del enfermo. Es frecuente la agresividad en la esquizofrenia
paranoide, habida cuenta de los delirios de persecución y perjuicio,
alucinaciones auditivas y tendencia a la proyección de estos pacientes. Son
muy peligrosos los raptus súbitos agresivos de las esquizofrenias catatónicas.
La esquizofrenia crónica y la esquizofrenia residual cursan con una
disminución de la agresividad coincidente con su sintomatología negativa
defectual, abulia, apatía, alogia, anhedonia e inhibición motora.
• Psicosis maníaco-depresivas. En las fases maníacas la agresividad aparece
como medio de descarga de la hiperactividad, expansividad e incapacidad de
mantener los límites interrelacionales. En las fases depresivas, la agresividad
se vuelve hacia el propio individuo en forma de autoinculpaciones y
autocastigo. Las propias características de la depresión psicótica hacen que
predominen las conductas autoagresivas incluyendo conductas suicidas. El
suicidio es considerado como una conducta impulsiva o meditada, donde la
agresión autoinflingida es el principal componente del mismo.
247
• Trastornos de personalidad. Las personalidades antisociales, con un gran
déficit de autocontrol, promueven episodios violentos, en forma de agresiones
físicas y crímenes de toda índole. La personalidad límite y el trastorno
explosivo intermitente son alteraciones en las que la agresividad aparece
comúnmente; se trata de individuos con una personalidad irritable, con
tendencia a las manifestaciones violentas, a menudo incrementadas por el
alcohol o tóxicos, que actúan disminuyendo aún más el control. Las
personalidades pasivo-agresivas, con escasa iniciativa, muestran una
inhibición o disminución de la agresividad directa.
• Trastornos psicosomáticos. Distintos autores coinciden en aceptar la relación
existente entre la represión o inhibición de la agresividad y la aparición de
trastornos psicosomáticos.
• Neurosis. En la neurosis podría hablarse más de hostilidad y represión de la
agresividad que de presencia de ésta. Estudios realizados con tests de
personalidad y otros tests proyectivos muestran la correlación existente entre
tendencias neuróticas y hostilidad reprimida. Por sus características (duda,
temor a perder el control, sentimiento de frustración y vulnerabilidad), el
neurótico aparece como más hostil, utilizando mecanismos de defensa del tipo
de formaciones reactivas, sublimación y proyección ante situaciones que
requieran respuestas agresivas.
Partiendo de la existencia de un YO débil en el neurótico, la terapéutica tradicional
psicoanalítica en la neurosis en general consistirá en el refuerzo del y o . La expresión de
las emociones en una atmósfera cálida, de integración, terapéutica, proporciona efectos
beneficiosos y reduce conductas agresivas futuras. La terapia de conducta se basa en la
eliminación de la ansiedad, que inhibe la asertividad y las formas adecuadas de expresión
del enojo, entrenando al paciente en el aprendizaje de respuestas asertivas adaptadas que,
a su vez, también reducirán la ansiedad. El entrenamiento en asertividad utiliza técnicas
de modelado y refuerzo, con objeto de entrenar a los pacientes en nuevas formas de
conducta.
248
caso del “Minnesota Multiphasic Personality Inventory” (MMPI), donde un perfil de
respuesta 4-3, caracterizado por picos en las escalas psicopáticas e histeria, sería
característico de personas violentas. También se utilizan escalas de evaluación, como las
de Buss-Durkee, Yaryura-Tobías y Gottschalk-Glaser.
249
5. La historia de violencia anterior se constituye en el predictor aislado más
fiable.
Ante un paciente en esta situación es preciso ser conscientes de la
seguridad e integridad física de todos (el propio paciente, el resto de los
pacientes y el personal sanitario), y se hace necesario tomar las adecuadas
medidas de protección.
• Aumentar la vigilancia. Ha de comunicar al equipo sanitario el potencial
destructivo observado y éste ha de hallarse preparado por si fuera necesaria
su intervención.
• Situar al paciente en una atmósfera ausente de estímulos hostiles e intentar
entablar una relación empática, al objeto de reducir la ansiedad y proporcionar
un ambiente seguro. Debe eliminar la estimulación externa excesiva.
La actitud y los propósitos del personal de enfermería no deben ser considerados
como una amenaza de sanción al enfermo, sino más bien deben ser una incitación al
diálogo para evitar que el enfermo llegue al estado de agitación. En estas situaciones el
propio paciente debe ser protegido de sí mismo, puesto que podría dañarse e incluso
intentar amputarse alguno de sus óiganos, respondiendo a sus órdenes alucinatorias o
presa de sus ideas delirantes. Ciertos pacientes deprimidos pueden incluso intentar
suicidarse (en el capítulo 28 del segundo volumen, Salud mental: Enfermería
psiquiátrica, se estudia específicamente este tema).
Si desgraciadamente, y aun a pesar de los pasos precedentes, la agitación o
situación de riesgo inminente se produjera, Tardiff recomienda, en primer lugar, realizar
lo que él denomina un diagnóstico diferencial instantáneo, clasificando al paciente en
uno de los tres subgrupos siguientes, y en consecuencia decididirse por intentar contener
verbalmente al paciente agitado o utilizar contención mecánica:
1. Trastorno mental orgánico. Los pacientes incluidos en este grupo son poco
sensibles a la modificación de su conducta agresiva mediante la palabra; por
tanto, se impone el tratamiento del trastorno subyacente y, en su caso,
contención mecánica si fuera necesaria.
2. Psicosis. Los pacientes violentos de este grupo son, normalmente,
esquizofrénicos o maníacos y son difíciles de influir verbalmente una vez
desencadenado el cuadro de agitación.
3. Trastornos ni orgánicos ni psicóticos. Este grupo comprende primordialmente
a pacientes con trastornos de personalidad, que a menudo pueden ser
convencidos, mediante intervención verbal, para que depongan su actitud, sin
necesidad de tenerlos que inmovilizar o aislar.
La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) señala las indicaciones para el
aislamiento y la contención mécanica en casos de emergencia. Estas indicaciones
250
establecen que no es necesario que se haya producido conducta violenta alguna, sino que
el personal sanitario puede utilizarlas ante una situación de riesgo de violencia inminente,
cuando el patrón de escalada de violencia del paciente es conocido, o si es evidente que
un paciente se halla a punto de explotar. Siempre con los siguientes objetivos:
a) Prevenir un daño inminente hacia los demás, ya sea un miembro del personal u
a otros pacientes, si otros métodos son ineficaces o inapropiados.
b) Prevenir un daño inminente al propio paciente, si otros métodos de control no
son eficaces o apropiados.
c) Preservar el buen funcionamiento del programa terapéutico de la unidad de
tratamiento.
d) Cuando formara parte de un programa de tratamiento conductual en curso.
e) Disminuir la estimulación que recibe el paciente; en este caso procede el
aislamiento sin contención mecánica.
f) A petición del paciente. En los hospitales psiquiátricos no es infrecuente que el
propio paciente solicite ser aislado o reducido, al percibir su falta de control de
impulsos.
En la fase de agitación aguda el personal de enfermería ha de mostrar una actitud
calmada, firme y a la vez protectora frente al paciente agitado, poniendo límites a las
conductas agresivas y evitando cualquier tipo de refuerzo de una conducta negativa.
En caso de una agitación en el transcurso de la cual el contacto verbal se hace
imposible, los tratamientos psicofarmacológicos y la contención física o mecánica
constituyen los tratamiento de elección. Esta maniobra no se debe hacer con
precipitación o atropello.
Antes de proceder a la contención se llamará a un número suficiente de personas;
mientras llegan se observará los gestos, las expresiones y los propósitos del enfermo para
anotarlo posteriormente. Estas observaciones facilitan la comprensión del estado de
agitación, tanto a nivel de su significación (respuesta a un sentimiento de frustración, de
contrariedad, etc.), como a nivel de su naturaleza (agitación delirante, confusa, depresiva,
neurótica, etc.).
El personal siempre mostrará una actitud firme, a la vez que protectora, pero nunca
amenazante. En estos momentos el convencimiento verbal suele ser de muy poca
utilidad. Tomada la decisión de la reducción del paciente, la maniobra de contención debe
ser realizada por un número adecuado de miembros del personal de enfermería,
generalmente cinco, que abordarán directamente al paciente. Una demostración de fuerza
propicia, estadísticamente, la cooperación voluntaria del paciente. Existen diversos
estudios que demuestran que el número y grado de cuadros de agitación aguda en un
hospital psiquiátrico, son inversamente proporcionales al número y envergadura física de
los enfermeros presentes.
El paciente deberá ser separado de los otros enfermos y puesto en una habitación
individual. Si se niega a colaborar, el traslado del mismo al lugar de aislamiento se llevará
a cabo según un plan preconcebido en cada institución (la cual es responsable de hacerlo
251
conocer por escrito al personal sanitario), por ejemplo sujetándole por las extremidades
superiores, apoyándose el paciente sobre los brazos de dos miembros del personal. Si la
resistencia al traslado fuera mayor, cuatro personas se encargarán de sujetar cada una de
las extremidades del paciente y la quinta sujetará la cabeza, evitando por parte del
personal de enfermería maniobras o acciones hirientes hacia el paciente, o exponerse
inútilmente a ser agredido por aquél. La maniobra de contención se realizará de forma
rápida y coordinada y cuando el paciente se halle distraído.
(Para mayor ampliación sobre el tema, véase el libro Therapeutics for agression:
Psychological, Physical Crisis Intervention, donde Thackrey expone extensa y
adecuadamente las técnicas de contención física y mecánica.)
Debe prepararse el material necesario para la administración intramuscular de un
sedante prescrito por el médico. La preparación del material ha de realizarse fuera de la
vista del enfermo. Esta actitud terapéutica no debe considerarse como una sanción, sino
que al enfermo se le deberán explicar las razones por las cuales se le aplica restricción y
se prescribe el sedante, todo ello en aras de favorecer un clima terapéutico y
tranquilizador.
Una vez en el lugar de aislamiento, deberán retirarse todos aquellos objetos con los
que el paciente pudiera dañarse: cinturones, objetos cortantes, cerillas, etc.
El paciente deberá ser visitado por el médico durante las primeras horas, controlando
su estado y valorando la idoneidad de continuar o no. El personal de enfermería
observará al paciente, en un principio, cada quince minutos, recogiendo en la historia el
momento en que se inició el episodio y su estado y conducta a lo largo del mismo.
Mantendrá, a su vez, los cuidados clínicos habituales; en estos casos, toma de la tensión
arterial, pulso, ritmo respiratorio, control de diuresis, etc. Si han sido inmovilizadas las
cuatro extremidades, se liberarán cada cierto tiempo, para evitar hematomas o lesiones
por inmovilización. Se mantendrán los horarios de higiene y comida al igual que al resto
de los pacientes.
La finalización del episodio restrictivo será progresiva, a medida que el paciente vaya
adoptando conductas más adecuadas y aceptables, mostrando un mayor control sobre sí
mismo. Al final de un estado de agitación no hay que darse por satisfecho del simple
retomo a la calma, sino suscitar que el enfermo explique sus dificultades.
Para los cuidados a largo plazo o en fase crónica existen diversos procedimientos:
psicofármacos y múltiples formas de psicoterapias (cognitivo-conductual, conductual, de
inspiración psicoanalítica, individual, grupal, role-playing y psicodrama, terapias
ambientales (milieu), terapia ocupacional, musicoterapia), que solos o asociados entre sí
han demostrado un grado de eficacia variable en función de que la violencia se relacione
con un trastorno psiquiátrico mayor o haya ausencia de éste, en cuyo caso debe
considerarse si se trata de personas crónicamente violentas y subcontroladas o se trata de
personas que presentan violencia episódica y, en este último caso, dividirlos en individuos
aparentemente supercontrolados o subcontrolados. Habrán de elaborarse programas y
estrategias a largo plazo teniendo presente la existencia o no de psicopatología mayor, la
clase de trastorno si lo hubiere, el tipo de pauta agresiva, las características de
252
personalidad, el grado de colaboración personal, el grado de apoyo familiar y el contexto
social.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
GOLDSTEIN, A. P; KELLER, H. R.: El comportamiento agresivo: evaluación e intervención. Desclee de
Brouwer. Bilbao, 1991.
HYMAN, S. E.: Urgencias psiquiátricas. Salvat. Barcelona.
LEDESMA, A.: Agresividad y conflicto generacional. Castalia. Salamanca, 1982.
SCHARFETTER, C. H.: Introducción a lapsicopatología general. Morata. Madrid, 1988.
STORR, A.: Agresividad humana. Alianza Editorial. Madrid, 1984.
253
18
Psicopatología del ciclo sueño/vigilia
OBJETIVOS
• Identificar las características fisiológicas y polisomnográficas de los distintos tipos y estadios del sueño.
254
FIGURA 18.1. Sincronización del ritmo sueño/vigilia.
Desde que Von Economo describió que los enfermos con encefalitis letárgica que
padecían hipersomnia y letargía mostraban lesiones en el tronco del cerebro próximas al
acueducto de Silvio y que los que sufrían insomnio mostraban lesiones en el hipotálamo,
la concepción del sueño como un estado pasivo, simplemente la interrupción de la vigilia,
quedó relegada para dejar paso al sueño activo.
En el momento actual se admite que el ritmo sueño/vigilia está regulado por dos
sistemas activos y antagónicos: uno en relación con el sueño y el otro con la vigilia.
El sistema de la vigilia está integrado por:
• Tronco cerebral:
- Bulbo: área postrema y núcleo del fascículo solitario.
- Puente: núcleos del rafe.
• Tálamo medio y sus proyecciones corticales difusas.
• Corteza cerebral, sobre todo prefrontal.
255
Las estructuras responsables del sueño MOR o paradójico son:
• Estructuras ponto-bulbares.
• Un factor de origen hipotalámico e hipofisario.
Las neuronas responsables del sueño de ondas lentas se encuentran en:
CUADRO 18.1
Neurotransmisores implicados en el sueño
256
Otros neurotransmisores como la adenosina, la histamina o determinados péptidos
desempeñan también un papel en la regulación del sueño y de la vigilia, aunque no existe
en la actualidad un conocimiento preciso de sus mecanismos de acción.
257
258
Fuente: Dr. A. de Vega Gómez. Servicio de Fisiología Respiratoria..
Hospital Central de Asturias (Instituto Nacional de Silicosis), Oviedo.
Canales 1 y 2. Electroencefalograma (EEG).
Canales 3 y 4. Electrooculogrdma (EOG).
Canales 5 y 7. Electromiograma (EMG).
Canal 6. Electrocardiograma (ECG).
CUADRO 18.2
Tipos y estadios del sueño
259
• EMG: Disminución del tono muscular. Apenas existen movimientos corporales,
aunque pueden producirse contracciones musculares bruscas que se
denominan mioclontas del adormecimiento.
• EOG: Movimientos oculares lentos, sobre todo horizontales, de gran amplitud.
El estadio II, sueño ligero, presenta:
• EEG: Husos de sueño y complejos K. Los husos de sueño están formados por
grupos de ondas con una frecuencia de 12 a 16 Hz. Los complejos K
consisten en una gran onda bifásica negativa-positiva, lenta y de elevado
voltaje.
• EMG: Hipotonía muscular.
• EOG: No existen movimientos oculares.
Los estadios III y IV, sueño delta o sueño profundo, se caracterizan por:
• EEG: Ondas delta, con un elevado voltaje (>70 microvoltios) y baja frecuencia
(<2 Hz).
• EMG: Hipotonía muscular.
• EOG: Ausencia de movimientos oculares.
El sueño MOR o paradójico presenta:
• EEG: Actividad similar a la de la vigilia (frecuencia rápida y bajo voltaje) y
ondas en diente de sierra.
• EMG: Atonía muscular.
• EOG: Brotes de movimientos oculares rápidos bilaterales, sobre un fondo de
movimientos lentos.
CUADRO 18.3
Características electroflslológlcas del sueño
260
18.5. Modificaciones de fisiología humana durante el sueño
CUADRO 18.4
Cambios fisiológicos durante el sueño
261
18.6Mrquitectura del sueño
La idea de hace sesenta años de que el sueño era un fenómeno simple, pasivo y
uniforme ha ido evolucionando hasta el momento actual, en que se considera el sueño
como un estado activo y complejo, con una estructura determinada que se repite
sistemáticamente, formando ciclos que se van modificando a lo largo de la noche y
repitiéndose en noches sucesivas.
Cada cáelo está constituido por la sucesión periódica de los distintos estadios y tipos
262
de sueño, presentando una duración media de 90 minutos, y repitiéndose de cuatro a seis
veces cada noche. La estructura que conforman los sucesivos ciclos a lo largo de la
noche se denomina arquitectura del sueño, por su similitud con un edificio de varios
pisos. La representación gráfica de esta estructura se conoce con el nombre de
hipnogramas (figura 18.3).
263
Como puede deducirse no todos los ciclos son iguales, sino que en los ciclos de la
primera parte del sueño predomina el sueño delta, mientras que a medida que progresa la
noche los ciclos presentan sueño ligero y sueño MOR, pudiendo llegar a estar ausente el
sueño NMOR.
Estadio I 5%
Estadio II 45-50%
Sueño delta 20-25%
Sueño MOR 20-25%
264
6-7 horas.
• El número de despertares durante el sueño aumenta al aumentar la edad, de tal
forma que en el recién nacido son prácticamente inexistentes, el adulto
presenta algún despertar durante el sueño, y el sueño del anciano se
caracteriza por múltiples despertares de duración mayor que en otras etapas
de la vida.
• La eficiencia del sueño (horas dormidas/horas en cama) se hace menor al
aumentar la edad, de tal modo que a los 9 años de edad la eficiencia es del
100%, en el adulto se sitúa en torno al 90% y en el anciano llega incluso a
disminuir hasta el 75%.
CUADRO 18.5
Características del sueño en función de la edad
265
18.8. Funciones del sueño
266
Dentro de los trastornos del ciclo sueño/vigilia se diferencian dos grandes grupos: las
alteraciones cuantitativas o disomnias, y las alteraciones cualitativas o parásomnias.
CUADRO 18.6
Alteraciones del ciclo sueño/vigilia
CUANTITATIVAS
• Disomnias:
- Imsomnio
- Hipersomnio
- Trastornos del ritmo sueño/vigilia
CUALITATIVAS
• Parasomnias:
- Sonambulismo
- Terrores nocturnos
- Pesadillas
267
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
BOBES GARCÍA, J.: No te rindas ante… Los trastornos del sueño. RIALP. Madrid, 1992.
BUELA-CASAL, G. y NAVARRO, J. F.: Avances en la investigación del sueño y sus trastornos. Siglo XXI de
España Editores. Madrid, 1990.
ESTTVILL, E.: El sueño, ese desconocido. Editorial Médica Internacional. Madrid, 1991.
GAILLARD, J. M.: Le sommeil. Ses mecanistnes et ses troubles. Doin Editeurs. París, 1990.
RAICH, R. M. y DE LA CALZADA, M. D.: El sueño y sus trastornos. Martínez Roca. Barcelona, 1992.
268
19
Psicopatologia de la alimentación
OBJETIVOS
269
poderoso, han tenido menos oportunidades de perpetuarse que los que sí lo han poseído.
En el pasado hipotético de las tribus humanas primitivas, la alimentación era una
necesidad primordial, y las épocas de hambrunas o carencias alimentarias debían de ser
frecuentes.
Los primeros asentamientos humanos conocidos estaban lógicamente cercanos a
fuentes de alimentos de fácil acceso: ríos, zonas con vegetación abundante, etc. Incluso
en épocas recientes el hambre era la norma, y los períodos de fácil avituallamiento, la
excepción. El hombre ha dependido hasta hace muy poco de una climatología caprichosa
y ha estado expuesto a las difíciles condiciones impuestas por largos períodos de
restricción. Incluso hoy día el hambre es la norma en extensas zonas de nuestro planeta.
Esto ha condicionado no sólo la existencia de un instinto de ingesta alimenticia poderoso,
sino también la capacidad del organismo de adaptarse a períodos de privación. Ambos
procesos tienen que ver con la elevada prevalencia de la obesidad en la población
habitualmente bien alimentada del mundo occidental
Al igual que otras conductas dirigidas a este fin, su regulación fisiológica se realiza en
el sistema límbico, y dentro de éste, los núcleos neuronales más directamente
relacionados con el control de la ingesta están situados en el hipotálamo. Todo este
control hipotalámico está determinado genéticamente.
Existen, igualmente, factores genéticos presentes en las alteraciones y enfermedades
relacionadas con la alimentación. Una de ellas, la diabetes, aparece en individuos
pfedispuestos genéticamente. Lo mismo sucede con algunos tipos de obesidad, y también
es posible encontrar antecedentes hereditarios en trastornos como la bíilimia y la anorexia
nerviosa. Así, en sujetos obesos se encuentran elevados niveles de correlación con la
obesidad que padecen sus padres; en pacientes con bulimia nerviosa, se hallan
antecedentes tanto de trastornos afectivos, como de otros trastornos alimentarios, y
especialmente de obesidad. En la anorexia nerviosa también se encuentra este perfil de
mayor afectación psiquiátrica en la familia.
270
social tanto como la alimentación. La educación familiar y las primeras normas de
conducta que se imponen socialmente tienen que ver con la alimentación. A través de la
actividad alimentaria se aprende la noción del tiempo; “la hora de comer”, constituye un
hito que separa la mañana de la tarde.
En los esquemas psicoanalíticos el placer vinculado a la ingesta de alimentos marca
la primera etapa del desarrollo (en la llamada fase oral). Además, la relación que se
establece entre una madre y su hijo tiene que ver con la alimentación, a través del pecho
de la madre en los primeros meses. La alimentación se relaciona también con pautas
culturales. Es probable que la alimentación esté relacionada con el lenguaje, que surgió
por una necesidad de comunicación para obtener la cooperación en la obtención del
alimento. Los primeros esbozos de cultura y costumbres de los pueblos primitivos tienen
que ver con la alimentación: forma de preparación de los alimentos, reparto de los
mismos, forma de almacenamiento y de provisión, etc.
La cultura gastronómica de los pueblos no es más que la manera de adaptar sus
necesidades a las posibilidades del medio ambiente. Si un pueblo cambia de hábitat,
durante algún tiempo perviven sus costumbres, pudiendo esto incluso influir en su
situación de nutrición, con la consecuente génesis de obesidad si se ha pasado de una
situación de penuria a una de abundancia, o viceversa.
CUADRO 19.1
Sistema de señales regulador de la Ingesta
271
Hay datos procedentes de la investigación que señalan que, además, en el ser
humano el sabor agradable, la presentación del alimento, el gusto por un determinado
tipo de plato, etc. son factores muy importantes en la regulación de la ingesta.
272
19.2.1. Los núcleos cerebrales
Existen varios núcleos cerebrales cuya función se relaciona con la alimentación. Así,
la estimulación de los núcleos paraventricular y ventromedial del hipotálamo produce
sensación de saciedad; mientras que la estimulación del hipotálamo lateral, y en particular
de la región perifornical, produce sensación de hambre. La lesión de estos núcleos
produce el efecto opuesto.
CUADRO 19.2
Efectos de los neurotransmisores en la ingesta
273
sistema serotoninérgico, que reduce la cantidad y duración de cada comida pero no
disminuye la frecuencia, de lo que se deduce que su efecto se produce acelerando la
presentación de la sensación de saciedad.
El sistema dopaminérgico ejerce acciones opuestas al opioide y la galanina tiene un
efecto diferente según la hora del día, aumentando la apetencia de los carbohidratos en el
desayuno y de las grasas en la cena.
CUADRO 19.3
Efectos de los neurotransmisores en la alimentación
274
NEUROPÉPTIDO Y • Produce sensación de hambre.
PÉPTIDO YY • Produce sensación Imperiosa de
hambre. • Facilita el vómito por su
acción sobre el área postrema.
275
FIGURA 19.1. Relación entre estado anímico e ingesta de alimentos.
276
FIGURA 19.2. Control fisiológico de la preferencia de los distintos nutrientes (desayuno).
277
FIGURA 19.3. Control fisiológico de ta preferencia de los distintos nutrientes (comida y cena).
278
Figura 19.4. Equilibrio de los sistemas de neurotransmisión.
19.2.5. Lospéptidos
Desde hace décadas se sabía que la administración de una dosis estándar de glucosa
por vía oral genera mayor secreción de insulina que por vía endovenosa. Esto hizo
pensar en la existencia de una hormona que, segregada a nivel gastrointestinal bajo el
influjo de la glucosa, favoreciera la secreción de insulina. Esta hormona, descubierta en
1982 es el Péptido Inhibidor Gástrico (PIG), cuyas propiedades insulino-estimulantes han
sido probadas tres años después.
La secreción de PIG se produce tras la ingesta de carbohidratos, tras su conversión
279
en azúcares de absorción activa tales como la glucosa o la galactosa; pero no en azúcares
de absorción pasiva como la fructosa. También es estimulada su secreción, e incluso más
intensamente, por los ácidos grasos de cadena larga y por los triglicéridos. La secreción
de PIG no es estimulada por los ácidos grasos de cadena corta ni por las proteínas o el
alcohol. La combinación de varios factores estimulantes potencia la secreción de PIG
(por ejemplo, glucosa y triglicéridos juntos). Finalmente, la insulina frena el estímulo de
los distintos nutrientes sobre la secreción de PIG, autorregulando su propia secreción
mediante un circuito de retroalimenta&ón negativo, que sin embargo está ausente en
obesos y en sujetos con dietas grasas (figura 19.5).
La insulina tiene varias funciones, siendo la más importante la regulación del nivel de
glucosa en la sangre. Esta regulación la realiza facilitando la incorporación de glucosa
dentro de la célula, a partir de la glucosa hemática, y haciendo descender por tanto su
nivel en la sangre. También facilita el metabolismo de glucosa dentro de la célula. La
insulina induce asimismo un incremento en la síntesis de lípidos y la incorporación de
ácidos grasos a la célula, y en particular dentro del adipocito. Esto permite explicar la
génesis de la obesidad.
280
El factor que más influye en la sensación subjetiva de hambre es el nivel de glucosa.
Para la génesis de energía, el cerebro usa exclusivamente este azúcar y,
consecuentemente, la hormona que regula el nivel de glucosa en sangre, la insulina, es
también el más poderoso factor hormonal inductor de la sensación de hambre.
Otras hormonas influyen también en la sensación de hambre: las producidas en las
glándulas suprarrenales, las tiroideas y las sexuales. Además influyen algunos
aminoácidos, cuya intervención en la síntesis de diversos neurotransmisores ya se ha
puesto de relieve.
281
que hacen que la mayor parte de los individuos delgados, pero también los obesos,
mantengan un peso estable a lo largo del tiempo.
Tal como se señala en la figura 19.6, el gasto calórico se divide en tres partes:
282
porcentaje llega al 10 %. Si bien la diferencia es pequeña, el efecto a largo plazo permite
explicar la tendencia a engordar de las personas obesas.
Se ha observado que incluso después de una dieta que genere pérdida de peso, los
mecanismos de termogénesis se muestran aún más defectuosos que antes de la misma.
Se sospecha que esto es debido a un fallo primario, de presumible origen genético, que
estaría en relación con los mecanismos enzimáticos de lipolisis; así, la actividad de la
gliceril-3-fosfatil deshidrogenasa, que regula el paso de la dihidroxi-acetona-fosfato a alfa-
glicero-fosfato, estaría disminuida en obesos.
Mientras que la sobrealimentación generaría en un sujeto con normopeso una
activación de la lipolisis, mediada a través de un estímulo hipotalámico por la actividad
adrenérgica simpática, generando una mayor termogénesis y, por tanto, sería un
mecanismo regulador del peso; este mecanismo estaría inhibido en el sujeto obeso, que al
no elevar la termogénesis como resultado de una sobreingesta, tendería entonces a un
mayor acumulo de energía en forma de grasas.
Sean los que fueren los mecanismos implicados, el organismo normal tiende a
mantenerse en un peso estable. Cuando se fuerza una obesidad inducida en animales de
experimentación, y luego se les deja una dieta libre, éstos vuelven a su peso previo
normal.
Las ratas de laboratorio suelen limitar espontáneamente su peso, si bien son más
obesas que las ratas en libertad. Si se les suministra una dieta rica en grasas y
carbohidratos refinados, las ratas suelen engordar en ocasiones de forma permanente.
Las razones de esta obesidad inducida de forma permanente pueden ser debidas a
mecanismos relacionados con el control de la secreción de insulina.
CUADRO 19.4
Características metabóllcas en los trastornos alimentarios
283
• Relación entre la obesidad previa a la bulimia y un mayor grado de insatisfacción corporal y de
restricción dietética.
CUADRO 19.5
Factores que Influyen en el metabolismo basal
• Peso.
• Estatura.
CUADRO 19.6
Causas de la reducción del metabolismo basal en los trastornos alimentarios
284
POR LA RESTRICCIÓN DIETÉTICA
285
descenso en la respuesta termogénica a los alimentos refleja un metabolismo más
“eficiente” y, por tanto, una mayor tendencia a la obesidad.
La respuesta termogénica está reducida en los sujetos obesos o que han sido obesos,
tanto la respuesta a una dosis de glucosa u otros alimentos como la respuesta a la
actividad física posprandial. Aunque hay algunos estudios que no corroboran la
importancia de la disminución del efecto termogénico de los alimentos, como mecanismo
“adaptativo” y por tanto inductor de obesidad, es necesario reseñar que existen grandes
dificultades en obtener medidas fiables de este efecto termogénico, dado que está influido
por numerosos factores. Un ejemplo de lo dicho anteriormente se da en la bulimia
nerviosa.
286
• Trastornos cuantitativos: Entre ellos figuran los que aparecen por excesos en
la alimentación: la obesidad y la bulimia; y los que son consecuencia de
déficits en la alimentación, como la anorexia.
Las causas de los diversos trastornos de la alimentación pueden ser múltiples, e
incluso pueden asociarse, como es frecuente, varios tipos de causas simultáneamente
para producir una determinada alteración. En el cuadro 19 7 se enumeran los diferentes
trastornos alimentarios, que son objeto de un detenido estudio en el capítulo 19 del
segundo volumen, Salud mental: Enfermería psiquiátrica.
CUADRO 19.7
Clasificación de los trastornos de la alimentación
ALTERACIONES CAUSAS
• Cuantitativas: • Orgánicas:
Por exceso: - Tumores cerebrales
- Procesos atróficos
- Bulimia
- Obesidad - Otras
Por defecto: • Psicóticas:
- Anorexia - Esquizofrenia
- Otras psicosis
• Cualitativas:
- Coprofagia • Psicógenas:
- Rumiación o mericismo - Psicosomáticas
- Escrúpulos alimentarios - Otras
- Pica
• Socioculturales
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
CHINCHILLA, A.: La anorexia nerviosa. Servicio de Bibliografía Médica de Ferrer Internacional. Barcelona,
1983.
CHINCHILLA, A.: Anorexia y bulimia nerviosas. Ergón, 1994.
GRANDE-COVIAN, F.: Alimentación y nutrición. Instituto Nacional del Consumo. Ministerio de Sanidad y
Consumo. Salvat. Barcelona, 1984.
SALDAÑA C. y ROSELL, R..: Obesidad. Martínez Roca. Barcelona, 1987.
TORO, J. y VILARDELL, E.: Anorexia nerviosa. Martínez Roca. Barcelona, 1987.
VANDEREYKEN, W.; CASTRO, J., y VANDERLINDEN, J.: Anorexia y bulimia. Martínez Roca. Barcelona,
1991.
VERA. M. N. y FERNÁNDEZ, M. C.: Prevención y tratamiento de la obesidad. Martínez Roca. Barcelona, 1989.
287
288
ENFERMERÍA, FISIOTERAPIA Y PODOLOGÍA
Títulos publicados
289
Índice
Portada 2
Créditos 4
Índice 9
Agradecimientos 14
INTRODUCCIÓN 15
PARTE I. EVALUACIÓN EN PSICOPATOLOGÍA 16
1. EXPLORACIONES PSIQUIÁTRICAS COMPLEMENTARIAS
17
NEUROBIOLÓGICAS Y NEUROLÓGICAS
1.1. Exploraciones complementarias en enfermería psiquiátrica 17
1.2. Clasificación de las exploraciones complementarias 18
1.3. Objetivos de las exploraciones complementarias 18
1.4. Control de riesgos de los procesos terapéuticos y evaluación de
21
seguimiento
1.5. Investigación neurocientífica clínica y experimental 22
1.6. Descripción de algunas pruebas complementarias utilizadas en clínica e
22
investigación
1.7. Valoración de las exploraciones complementarias 29
Bibliografía recomendada 30
2. ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS PSICOMÉTRICOS: EXPLORACIÓN
31
DE LOS PROCESOS INTELECTUALES
2.1. Los tests mentales 31
2.2. Los tests de inteligencia 37
Bibliografía recomendada 45
3. ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS PSICOMÉTRICOS: EXPLORACIÓN
46
DE LA PSICOORGANICIDAD
3.1. Concepto de psicoorganicidad 46
3.2. Elaboración del concepto de índice de deterioro 47
3.3. Modelos neuropsicológicos y lesión cerebral 49
3.4. Instrumentos de medida del deterioro cognitivo 50
Bibliografía recomendada 61
4. ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS PSICOMÉTRICOS: EXPLORACIÓN
62
DE LA PERSONALIDAD
4.1. Concepto de personalidad 62
290
4.2. Los tests de personalidad 63
4.3. Diferencia entre los tests de eficiencia y de personalidad 63
4.4. Estudio de los principales tests de personalidad 64
Bibliografía recomenda 76
PARTE II. PSICOPATOLOGÍA DE LAS FUNCIONES PSÍQUICAS 77
5. PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN 78
5.1. La percepción como proceso cognitivo 78
5.2. Fundamentos y componentes del proceso perceptivo 79
5.3. Psicopatología de la percepción 80
5.4. El papel de enfermería en las anomalías sensoperceptivas 88
Bibliografía recomendada 89
6. PSICOPATOLOGÍA DEL PENSAMIENTO 90
6.1. Concepto y tipos de pensamiento 90
6.2. Clasificación de las alteraciones del pensamiento 91
Bibliografía recomendada 98
7. PSICOPATOLOGÍA DEL LENGUAJE 100
7.1. Concepto y patología del lenguaje 100
7.2. Desarrollo del lenguaje 101
7.3. La cadena de comunicación 102
7.4. Psicopatología del lenguaje 103
Bibliografía recomendada 110
8. PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA 111
8.1. Concepto de memoria 111
8.2. Clasificación de los tipos de memoria 114
8.3. Evaluación de la memoria 115
8.4. Psicopatología de la memoria 115
Bibliografía recomendada 119
9. PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA 121
9.1. Concepto y definiciones de conciencia 121
9.2. Estructura y contenido de la conciencia 123
9-3- Psicopatología de la conciencia 126
Bibliografía recomendada 131
10. PSICOPATOLOGÍA DE LA INTELIGENCIA 132
10.1. Concepto de inteligencia 132
10.2. Tipos de inteligencia 134
291
10.3. Valoración de la inteligencia 139
10.4. Psicopatología de la inteligencia 148
10.5. Oligofrenia 149
10.6. Demencias 159
10.7. Otras alteraciones de la inteligencia 172
Bibliografía recomendada 173
11. PSICOPATOLOGÍA DEl ESQUEMA CORPORAL 174
11.1. Concepto de esquema corporal 174
11.2. Formación y desarrollo de la corporalidad 176
11.3. Psicopatología del esquema corporal 179
Bibliografía recomendada 183
12. PSICOPATOLOGÍA DE LA CONDUCTA MOTORA 184
12.1. Concepto de acto voluntario 184
12.2. Concepto de comportamiento 185
12.3. Concepto de psicomotricidad 186
12.4. Psicopatología del acto voluntario 186
12.5. Psicopatología de la psicomotricidad 187
Bibliografía recomendada 192
13. PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD 194
13.1. Concepto de personalidad 194
13.2. Teorías de la personalidad 195
Bibliografía recomendada 211
14. PSICOPATOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD 212
14.1. Concepto de afectividad, emociones y sentimientos 212
14.2. Psicopatología de la afectividad 213
14.3. Exploración de la afectividad 221
Bibliografía recomendada 222
15. PSICOPATOLOGÍA DE LA RESPUESTA DE ANSIEDAD 223
15.1. Concepto de ansiedad y estrés 223
15.2. Instrumentos de medida de la ansiedad 224
15.3. Factores estresantes 225
15.4. Ansiedad patológica 228
15.5. Estrategias de afrontamiento 229
Bibliografía recomendada 230
16. PSICOPATOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD 231
292
16.1. La sexualidad en la asistencia sanitaria actual 231
16.2. Concepto de sexo y sexualidad 232
16.3. Historia de la sexualidad 232
16.4. Lo normal y lo anormal en la sexualidad 235
16.5. La respuesta sexual humana 237
16.6. Información y educación sexual 238
16.7. Psicopatología de la sexualidad 240
Bibliografía recomendada 243
17. PSICOPATOLOGÍA DE LA AGRESIVIDAD 244
17.1. Concepto de agresividad 244
17.2. Factores condicionantes 245
17.3. La agresividad en trastornos médicos y psiquiátricos 246
17.4. Métodos de exploración y evaluación 248
17.5. Cuidados de enfermería ante pacientes violentos o potencialmente
249
violentos
Bibliografía recomendada 253
18. PSICOPATOLOGÍA DEL CICLO SUEÑO/VIGILIA 254
18.1. Cronobiología del ritmo sueño/vigilia 254
18.2. Neuroanatoniía de los sistemas de vigilia y sueño 255
18.3. Neuroquímica reguladora del sueño y la vigilia 256
18.4. Electrofísiología de los tipos y estadios del sueño 257
18.5. Modificaciones de fisiología humana durante el sueño. 261
18.6. Arquitectura del sueño 262
18.7. Variaciones del sueño en función de la ed ad 264
18.8. Funciones del sueño 266
18.9. Psicopatología del ciclo sueño/vigilia 266
Bibliografía recomendada 268
19. PSICOPATOLOGÍA DE LA ALIMENTACIÓN 269
191. La conducta alimentaria 269
19 2. Factores reguladores de la alimentación 272
19 3. Alteraciones del metabolismo basal en los trastornos alimentarios 283
19.4. Alteraciones de la termogénesis en los trastornos alimentarios 285
19.5. Psicopatología de la alimentación 286
Bibliografía recomendada 287
293
294