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La Habana
2007
Universidad Agraria de la Habana
“Fructuoso Rodríguez Pérez”
La Habana
2007
“… la vida individual, aun la más activa y fructífera, es limitada en extremo. El espíritu humano
trata de sobrepasar esos límites, de alcanzar a compartir experiencias más amplias y variadas.
Esa es precisamente la capacidad que distingue al hombre. Es un ser no solo pensante, sino
capaz de organizar su pensamiento y de recordar la experiencia de su vida personal y la
asimilada de la vida de otros seres, capaz de aplicar esa experiencia en su vida presente y
proyectarla hacia el futuro; capaz de progresar. Progreso no siempre es mejora, pues el
espíritu humano tiene sus vacilaciones; pero es siempre cambio y encierra esperanza.
El ser humano (…) es no solo ente capaz de razón, sino de memoria consciente. Es el único
ser viviente que tiene conciencia de su pasado, que tiene historia, el único que no está
conforme con su presente, que tiene porvenir, el único que desea operar una transformación
del mundo en que vive, que se propone actuar en el futuro a través de un proyecto.”
Resumen
Introducción 1
Capítulo I: Fundamentos teóricos del rol de la lectura en la 13
formación cultural de la población.
1.1. La lectura: relación texto lector. 13
1.2. Influencia de la enseñanza y la educación en el fortalecimiento 19
de los hábitos lectores.
1.3. Causas fundamentales de la crisis actual de la lectura. 24
1.4. La comunidad y su desarrollo cultural, dirección principal de la 32
promoción de la lectura por placer.
1.5. La promoción: el arte de incitar a la lectura. 34
Capítulo II: Estado actual del problema. Una posible solución. 43
2.1. Diagnóstico del estado actual de la lectura en la comunidad Abel 43
Santamaría.
2.2. Propuesta práctica: Proyecto de intervención comunitario. 66
Conclusiones 76
Recomendaciones 77
Bibliografía
Anexos
RESUMEN
El trabajo de diploma aborda las tendencias que se han desarrollado en la actualidad entorno al
fenómeno de la lectura y a la formación y desarrollo de los hábitos lectores. Para determinar el
comportamiento de esta actividad, se realizó una investigación acerca de los factores que influyen
en la misma como son el gusto por la lectura, la frecuencia lectora, los temas y espacios
preferentes, así como la importancia que constituye la promoción en el desarrollo de los hábitos
lectores.
Se estructura en introducción, dos capítulos, conclusiones, recomendaciones bibliografías y
anexos. En el capítulo uno se analizan los referentes teóricos que fundamentan el rol de la lectura
en el desarrollo sociocultural del individuo, las causas y factores que inciden en el
comportamiento decreciente de la misma a escala mundial, así como las premisas y
competencias que se deben tener en cuanta en el proceso de promoción, como una de las vías
fundamentales que contribuye al impulso y fomento de los hábitos lectores. En el capítulo dos se
expone el comportamiento de la lectura en la comunidad Abel Santamaría en la Isla de la
Juventud, a partir de los resultados obtenidos en la encuesta aplicada y se presenta un proyecto
de intervención comunitario con el objetivo de satisfacer las expectativas de los individuos hacia la
lectura y con ello potenciar el desarrollo de los hábitos lectores como actividad necesaria del
hombre.
“Leed no para contradecir y refutar, ni para creer y aceptar, ni para hallar palabras y
discursos, sino para pensar y considerar.”
Francis Bacon
INTRODUCCIÓN
Desde los orígenes de la vida en sociedad, el hombre como principal ente social ha desarrollado
disímiles vías encaminadas a satisfacer sus necesidades, tanto de subsistencia (alimentación,
salud, trabajo, vivienda) como espirituales (recreación, amor, relaciones humanas) y por último y
no menos importante, la educación.
Para lograr esto, el hombre comprendió que ante todo debía comunicarse. Comenzó entonces por
los gestos corporales, pinturas, grabados, símbolos en las cavernas y cuevas. La decodificación
de estos símbolos permitió exitosamente el entendimiento entre los hombres; y así comenzó toda
una tradición de escritores y lectores que ha trascendido los muros del tiempo y el espacio;
tradición que ha ido perfeccionándose paralelamente con el desarrollo de la humanidad y
extendiéndose más allá de la simple comunicación. En este proceso de desarrollo del hombre
como ser social la lectura constituye una actividad primordial.
Teóricos como Ralph Staiger (1993) e Isabel Solé (1996) entre otros, han aportado diferentes
conceptos de lectura. Basado en sus criterios se ha tomado de manera personal que la lectura es
un proceso continuo y progresivo de comunicación entre el escritor y el lector. Es expresado a
través de una variedad de signos y códigos que sirven para interpretar las emociones,
sentimientos, impresiones, ideas y pensamientos. Además, es la base esencial para adquirir todo
tipo de conocimientos científicos.
Este trabajo pretende incursionar en nuevas formas de fomento de la lectura ya que a lo largo de
la historia se ha demostrado que la misma es una de las vías fundamentales del desarrollo
cultural general integral de la sociedad, pues constituye la más universal de la formas
comunicativas, se utiliza como uno de los instrumentos fundamentales en la enseñanza y la
educación, en el acceso a la información y al conocimiento y con el desarrollo de la literatura, la
lectura se concibe como una forma de recreación insustituible.
Gicherman (2004) expresó que la lectura es el camino hacia el conocimiento y la libertad. Permite
viajar por los caminos del tiempo y del espacio y conocer la vida, el ambiente, las costumbres, el
pensamiento y las creaciones de los grandes hombres que han hecho y hacen la historia. La
lectura implica, entonces, la participación activa de la mente y contribuye al desarrollo de la
imaginación, la creatividad, enriquece el vocabulario, la expresión oral y escrita. Desde el punto
de vista psicológico ayuda a comprender mejor al mundo y a sus individuos, facilita las relaciones
interpersonales, el desarrollo afectivo, moral y espiritual y en consecuencia, la capacidad para
construir un mundo más justo y más humano.
Sin embargo, los avances científico-técnicos de la era moderna (los medios audiovisuales, la
computación, Internet) así como la vertiginosidad y la dinámica de la sociedad actual, han
desencadenado la aparición de innumerables competencias tanto comunicativas, informativas,
como recreativas, que han desplazado a la lectura a un nivel prácticamente nulo, suscrita a
ciertas ramas de la enseñanza y practicada por una pequeña parte de la sociedad.
Se concuerda con Peredo (2002), cuando señala que la lectura enfrenta muchos obstáculos
debido a las disímiles formas de distracción que han surgido a consecuencia de la innovación
tecnológica y la nueva industria del entretenimiento, lo que ejerce una fuerte competencia a la que
fuera la industria editorial más importante: la de historietas, fotonovelas, revistas femeninas. A
pesar de que puede considerarse que esta industria editorial de entretenimiento masivo es una
especie de subcultura literaria; aún así, el consumo ha decaído a consecuencia de otras formas
de esparcimiento. El hábito de lectura es cada vez más escaso y es un deber cívico lograr que la
mayor parte de la sociedad la emplee para apropiarse del mundo y sus riquezas.
Otro de los factores que atenta decisivamente contra el desarrollo de los hábitos de lectura, es la
dinámica de la vida actual; al respecto Peredo (2002) ha señalado que parece existir una
paradoja: mientras más complejo es el espacio urbano por sus altos índices de población, el
tráfico de vehículos y el costo de la vida, los individuos se ven obligados a emplear la mayor parte
de su tiempo en actividades laborales y se dispone de muy poco tiempo para dedicarlo a la
lectura.
La vertiginosidad de la vida urbana obliga a los residentes a encontrar formas alternativas para
estar informados; por ejemplo, encender la radio o el televisor para escuchar las noticias mientras
se preparan para salir a trabajar; a veces ni disponen de tiempo para leer los encabezados de un
periódico. Si su actividad laboral no está estrechamente vinculada con la lectura argumentativa o
profesional, esta pasa a ser parte de las actividades del tiempo libre; que además es muy escaso,
por lo que la información se obtiene preferentemente por medios electrónicos audiovisuales. De
tal forma, parece que solamente un pequeño sector de la población tiene el hábito de la lectura y
que el comportamiento lector, en general, tiende a ser deficitario.
Sin embargo, la investigadora considera al igual que Manguel (2005) que “la lectura, el acto
privado de leer, con todo lo que conlleva de rebeldía, de acercamiento al saber, debe
reivindicarse como el acto de poder que es. Por el poder que otorga (…) El libro es una joya por
su presentación y sus ilustraciones. Aunque tiene dos inconvenientes: el peso y el papel satinado,
que dificultan la lectura. Por lo demás no tiene desperdicio.” Manguel (2005, pág. 56).
Debido a esta problemática que ha recorrido todo el planeta, se llevan a cabo a nivel mundial
disímiles estudios, programas y campañas, encaminadas a promocionar, fomentar y rescatar el
hábito de lectura por placer; en este marco se desenvuelve la presente investigación.
Desde el siglo anterior, la promoción y fomento de los hábitos de lectura se conciben a escala
mundial como uno de los objetivos principales a desarrollar y fortalecer, con el ímpetu de rescatar
y retribuir la relevancia que históricamente se le confiere a esta actividad. Para ello es
indispensable aglomerar los esfuerzos necesarios con el propósito de crear un movimiento
promotor que se extienda a todos los sectores de la sociedad.
Peña (2004) insiste en que debe tomarse conciencia de que sólo se puede hablar de fomento y
promoción de la lectura en sociedades en las que la lectura se asume como un derecho, lo que
conlleva la integración de los esfuerzos de todos los sectores de las sociedad en aras del logro de
esta misión universal.[1]
El Apóstol José Martí, dijo: "Los libros consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen", “Leer
es crecer y un pueblo culto es un pueblo libre”; siguiendo las doctrinas del Héroe Nacional, como
parte de la estrategia cultural, Cuba lleva a cabo el Programa Nacional de Lectura, que tiene
como principio general efectuar un conjunto de acciones de carácter estratégico, proyectadas
para un desarrollo a largo plazo y con participación y efectos tan amplios como la totalidad de la
sociedad cubana. El programa se propone la coordinación de los esfuerzos de todos los
organismos, instituciones, grupos y personas del país interesados en promover el libro y la
lectura. En su introducción se puede leer “Cuando en los años iniciales de la Revolución, con el
esfuerzo y el sacrificio épico de miles de jóvenes cubanos, se declaró a nuestro país Territorio
Libre de Analfabetismo, dábamos comienzo a otra revolución no menos heroica (…) la revolución
de la cultura, del saber, del libro, la lectura, y el pensamiento”. (Programa Nacional de Lectura,
2006. Introducción, pág. 2).
Este programa se extiende a lo largo del país, a partir de las bibliotecas provinciales y
municipales, máximas instituciones encargadas del fomento de la lectura en las comunidades.
Una de sus estrategias es la creación de un Sistema de Concursos para estimular la escritura y la
lectura en las más jóvenes generaciones, entre los que se destacan:
Concurso Nacional “Leer a Martí”. (Nueve ediciones realizadas). En las que han participado un
promedio de 905 486 niños y jóvenes de todo el país.
Concurso Nacional “Leer al Mundo”.
Concurso Nacional “Quiero entrevistar a…”.
Otro de los métodos de fomento de la lectura llevados a cabo por este programa es el Premio
Nacional de Promotores de Lectura “Raúl Ferrer”, en sus dos categorías: a) Al Promotor de
Lectura, por la obra de toda la vida. b) Al Promotor de Lectura, por animar el mejor proyecto de
promoción de lectura del año.
La Isla de la Juventud no escapa a la situación antes esbozada. Revisando los antecedentes del
problema se halló que en el año 1995 se realizó una investigación por parte de la Biblioteca
Municipal “Julio A. Mella” acerca de la asistencia de los usuarios a esta institución, la cual arrojó
que solo el 50% de la población asistía a la institución, sin embargo, otro estudio similar realizado
en el año 2003 demostró que menos del 30% de las personas asistía a la biblioteca los días
laborales y los fines de semana los por cientos fluctuaban de un 1,5% a un 0,04%, lo que
provoca una alarmante preocupación de las instituciones tanto culturales como pedagógicas,
justificando además esta investigación, la cual está encaminada a promocionar la lectura en la
comunidad Abel Santamaría de este territorio a partir del análisis de los hábitos lectores que
poseen sus habitantes.
La biblioteca municipal “Julio Antonio Mella”, el Poder Popular, el MINED y el MES le han
conferido un especial interés a la presente investigación, por ser las instituciones fundamentales
encargadas de las tareas y programas encaminados al desarrollo y fortalecimiento de la cultura
en general y de la lectura en particular, dando preferencia a la literatura como medio primordial de
enriquecimiento espiritual.
Se considera novedosa esta investigación, ya que en la búsqueda realizada sobre el tema de los
hábitos lectores en el territorio desde el punto de vista del disfrute, de la recreación, no se
encontró ningún estudio anterior. Desde el punto de vista teórico presenta importancia por cuanto
permitirá conocer y contextualizar los diversos factores que influyen tanto positiva como
negativamente en el proceso de desarrollo de los hábitos lectores. La importancia práctica
consiste en que ofrece la posibilidad de conocer los resultados del análisis del comportamiento de
los hábitos de la lectura en la comunidad. Además, viabilizará el diseño de un acertado método de
promoción sociocultural.
Diseño Teórico
Como fase inicial de toda investigación se concibió para este estudio el tema de investigación: La
promoción de la lectura en la comunidad.
Situación problemática
A pesar de los diversos programas de promoción y fomento de la lectura que se desarrollan a
nivel municipal y nacional desde las bibliotecas y las escuelas se ha detectado que no existen
motivaciones ni expectativas de los pobladores de la comunidad Abel Santamaría con respecto al
hábito de leer, lo que se traduce en un alarmante deterioro de la cultura lectora como una de las
actividades fundamentales de la sociedad, que en la antigüedad se practicaba sistemáticamente
y que hoy en día se desarrolla de forma esporádica.
Problema de investigación
¿Cómo contribuir a la promoción de la lectura por placer como forma de desarrollo de la cultura
general integral en la comunidad Abel Santamaría?
Justificación.
La presente investigación se basa en la necesidad de buscar estrategias, métodos y vías que
promocionen y fomenten los hábitos de lectura como actividad necesaria de cada persona y de la
sociedad en general, desarrolladora de habilidades comunicativas, enriquecimiento espiritual y
sobre todo, de un mayor acervo cultural, teniendo en cuenta la política a seguir por el proceso
revolucionario cubano y los ideales del Apóstol cuando expresó: “Ser cultos para ser libres”
Objeto de estudio
El proceso de promoción de la lectura.
Campo de acción
La lectura por placer como elemento que contribuye al desarrollo de la cultura general integral en
la comunidad Abel Santamaría.
Objetivo General
Diseñar un proyecto de intervención comunitario que fomente la promoción de la lectura por
placer como una forma de desarrollo sociocultural de la comunidad Abel Santamaría.
Preguntas científicas
1-¿Cuáles son los referentes históricos y teóricos que fundamentan la promoción de la lectura en
la formación cultural de la población?
2-¿Cuál es el estado actual de los hábitos de lectura en la comunidad Abel Santamaría?
3-¿Qué proyecto de intervención diseñar que propicie la promoción y el desarrollo de la lectura
por placer en la comunidad Abel Santamaría?
Tareas de investigación
-Determinación de los referentes teóricos que permiten fundamentar el rol de la promoción de la
lectura en la formación cultural de la población.
-Determinación, a partir del diagnóstico, del estado actual de la promoción y desarrollo de los
hábitos de lectura en la comunidad Abel Santamaría.
-Elaboración de un proyecto de intervención comunitaria que contribuya al fomento de la
promoción de la lectura por placer como forma de desarrollo de la cultura general integral en la
comunidad Abel Santamaría.
-Divulgar el proyecto de intervención entre los factores socioculturales de la comunidad con vistas
a su futura instrumentación.
Cultura general integral: Se entiende como la integración del conocimiento de las culturas y
tradiciones del pueblo, el desarrollo del gusto estético y la apreciación de las distintas
manifestaciones artísticas, el dominio de la Lengua Materna, hablar y escribir correctamente así
como la comprensión de lo que se lee o escucha, poseer y aplicar las normas de la educación
formal.
Hábito: Se entiende como las habilidades automatizadas, o semiautomatizadas del sujeto que
surgen como resultado de la ejercitación de las habilidades, que se van haciendo cada vez menos
conscientes.
Lectura: Actividad caracterizada por la traducción de símbolos o letras en palabras y frases que
tienen significado para una persona. El objetivo primordial de la lectura es hacer posible la
comprensión de materiales escritos, evaluarlos y usarlos para satisfacer necesidades.
Lectura por placer: Lectura que se realiza sin otro propósito que no sea el puro placer de
sumergirse en un libro, leer para divertirse, para pasar el rato y para explorar nuevos mundos.
Motivación: Es la voluntad para hacer un esfuerzo, por alcanzar una meta, lo que hace que un
individuo actúe y se comporte de una determinada manera.
Promoción cultural: Conjunto de actividades que tienen como objetivo iniciar o impulsar el
proceso cultural (idiosincrasia, manifestaciones artísticas, valores y otros de una región,
procurando su logro.
Promotor de lectura: Aquella persona que utiliza sus conocimientos y técnicas para enseñar o
motivar hacia la lectura.
Proyecto: Documentación que se elabora para la ejecución de una iniciativa de envergadura, con
previsión de todos los detalles necesarios para su logro.
Recreación: Entretenimiento, distracción. Tiempo que se concede para la realización de
actividades de goce fundamentalmente espiritual.
Diseño metodológico
Para llevar a cabo la presente investigación se utilizaron métodos de los niveles tanto teóricos y
empíricos.
Desde el punto de vista teórico se recurrió a:
-Histórico – lógico: viabilizó el análisis de las teorías y tendencias del proceso de la lectura en
tiempo y espacio.
-La encuesta a la población: se utilizó para evaluar las actitudes hacia la lectura, así como las
motivaciones, los gustos y temas que prefieren, el conocimiento y participación en los programas
que se desarrollan desde la biblioteca y los centros educacionales. Permitieron determinar las
costumbres lectoras y la escala que esta ocupa dentro de las actividades cotidianas de los
pobladores de la comunidad.
-Las entrevistas a expertos: sirvieron de apoyo para precisar desde sus puntos de vista, cómo
influye la lectura en el proceso cultural del hombre, el desarrollo de la lectura de forma general
hasta nuestros días y su repercusión social y sobre todo validar la viabilidad y pertinencia del
proyecto.
"Un libro debe ser un hacha de hielo para romper los mares congelados dentro de nuestra
alma".
Franz Kafka
La lectura es una de las primeras actividades que realizara el hombre. La única que brinda la
posibilidad de conocer otros tiempos, lugares y personas sin siquiera moverse y a su vez permite
echar a volar la imaginación sin poner cotas; actividad que se convirtió en la gran pasión del
hombre y que penosamente en la actualidad se encuentra considerablemente desplazada en el
sistema jerárquico de las actividades cotidianas de la sociedad, aún cuando se puede practicar de
forma libre y espontánea. Sin embargo, la libertad de la que goza hoy en día la práctica de la
lectura ha sido el resultado de una lucha legendaria de los defensores del libro, pues lo que ha
existido a lo largo de la historia es más bien toda una campaña de persecución de la lectura. Una
campaña sistemática para no dejar leer.
No hay que olvidar que, durante mucho tiempo, la lectura fue un privilegio reservado para una
minoría. Había pocos libros y su circulación era muy limitada. Por otra parte, la lectura estaba
administrada y controlada por una eficiente maquinaria de informantes, espías e inquisidores, que
tenían como única misión perseguir libros prohibidos por la Iglesia o por el Estado y castigar con
la prisión o la pena de muerte a los editores que los publicaban o a los que fueran encontrados
leyéndolos.
Ejemplos de esto, como describe Peña Borrero (2004) fueron los invasores turcos y romanos que
destruyeron la Biblioteca de Alejandría y con ella se perdieron los setecientos mil volúmenes que
contenían casi toda la información existente sobre la Grecia antigua. La Inquisición ordenó
quemar La Divina Comedia, las traducciones de la Biblia al español y muchos otros libros
preciosos, por el sólo hecho de estar escritos por autores judíos. Otras obras capitales de la
cultura occidental, como las Meditaciones Metafísicas de Descartes, Don Quijote de la Mancha o
el Emilio de Rousseau, estuvieron prohibidas muchas veces por las autoridades eclesiásticas o
civiles.
Sin embargo, a pesar del precio que suponía leer en aquellos momentos, los fieles e
intransigentes seguidores de los libros (tanto escritores como lectores) no se dejaron someter;
incesantes en su cometido lograron cada vez una mayor emancipación del libro ya que las
descripciones iconográficas muestran a través de la historia las disímiles situaciones de la lectura.
A lo largo de la historia “se puede observar al lector solo con su libro o mientras lee ante un
auditorio que lo escucha; al maestro en plena lectura en la escuela, al orador que declama su
discurso con el escrito ante sus ojos, el viajero leyendo en el tren, el comensal tumbado leyendo
un rollo que tiene entre la manos y a la adolescente leyendo atentamente de pie o sentada en una
galería. De fuentes literarias se sabe que se leía también cuando se iba de caza, mientras se
esperaba que la pieza cayera en la red o durante la noche para vencer el tedio del insomnio”.
(Cavallo, 2005, pág. 76).
En los siglos XVIII y XIX, para muchas personas, el único contacto con el arte, o el único
pasatiempo, era la lectura de romances; leer y escribir se convirtió en la piedra de toque de la
participación en el mundo de la cultura, en la herramienta indispensable del hombre moderno, por
lo menos, inicialmente, del que formaba parte de las élites que orientaban y dirigían a la sociedad.
La lectura constituye una de las actividades más difíciles y encantadoras que conoce la
humanidad. Se comparte la idea de Henríquez (1975) cuando expresó:”Saber leer es interpretar
la palabra, aprisionar esa entidad alada de que habla Homero. Cuando cultivamos la palabra,
estamos formando más que el saber, el ser; porque la palabra no es cosa que venga del exterior,
sino algo que brota de la raíz humana y cuyo desarrollo corresponde a un crecimiento interno. Por
el cultivo de la palabra se crean en el individuo condiciones para comprender y expresar cuanto
alcance su mente, aptitudes para vaciar todo saber que adquiera en el molde del lenguaje, forma
universal de comunicación de las ideas. (…) la lectura es la llave que posee el hombre para abrir
las puertas del mundo de la cultura universal.” (Henríquez, 1975, pág. 163). Y es que la lectura
enriquece el ser de los hombres, su mundo espiritual, contribuye a la formación de valores.
Leer tiene que ver con actividades tan variadas como la dificultad de un niño pequeño con una
frase sencilla en un libro de cuentos, un cocinero que sigue las normas de un libro de cocina, o un
estudiante que se esfuerza en comprender los significados de un poema. Leer proporciona a las
personas la sabiduría acumulada por la civilización. Los lectores aportan al texto sus
experiencias, habilidades e intereses; el texto, a su vez, les permite aumentar las experiencias y
conocimientos y encontrar nuevos intereses. Es la vía esencial para adquirir todo tipo de
conocimientos. Por tanto, sienta las bases de la plenitud espiritual, siempre y cuando se realice de
una manera gratificante para uno mismo, sin más obligación que la necesidad de vivir más allá de
la realidad que existe bajo nuestros pies.
La autora de este trabajo coincide plenamente con Maris (2001) en su consideración acerca de
que la lectura no es un simple medio de comunicación, de recepción de un mensaje sino un
proceso que abarca múltiples niveles y contribuye al desarrollo de la mente, pues transformar los
símbolos gráficos en conceptos intelectuales exige intensa actividad del cerebro y es que leer un
libro implica un mayor esfuerzo que interpretar otro tipo de mensajes, como por ejemplo el
transmitido por la televisión a través de imágenes porque en el acto de leer se usa justamente el
lenguaje simbólico, más difícil de interpretar que cualquier otro. Por ello se reitera, que es un
instrumento formativo, porque exige un trabajo intelectual para llegar del signo escrito a la
realidad significada.
La lectura entonces, es un proceso continuo de comunicación entre el autor o escritor del texto y
el lector. Se expresa a través de una variedad de signos y códigos convencionales que sirven
para interpretar las emociones, sentimientos impresiones, ideas y pensamientos. Su valor es
insustituible. Sin ella no es posible comprender la información contenida en los textos y asimilarla
de un modo crítico. También estimula la imaginación y ayuda al desarrollo del pensamiento
abstracto. En la actual sociedad de la comunicación, caracterizada por el abarrotamiento de
datos, la lectura comprensiva tiene un papel clave para convertir la información en conocimiento.
Al respecto González (2007) señala que la lectura es una actividad múltiple. Cuando se lee y se
comprende lo que se lee, el sistema cognitivo identifica las letras, realiza una transformación de
letras en sonidos, construye una representación fonológica de las palabras, accede a los
múltiples significados de esta, selecciona un significado apropiado al contexto, asigna un valor
sintáctico a cada palabra, construye el significado de la frase para elaborar el sentido global del
texto y realiza inferencias basadas en su conocimiento del mundo. La mayoría de estos procesos
ocurren sin que el lector sea consciente de ellos; estos son muy veloces, pues la comprensión del
texto tiene lugar casi al mismo tiempo que el lector desplaza su vista sobre las palabras.
Cuando una obra literaria realiza plenamente su función, las dos fuentes de saber y placer no
sólo coexisten, sino se funden: placer estético, que es actividad superior del espíritu, saber, que
radica en el fondo y en el significado, artísticos también.
Las investigaciones sobre la psicología de la lectura han evidenciado el hecho de que la lectura
“no es una actividad genérica, sino una función de la identidad individual, un proceso que
reproduce la estructura mental de un individuo. El proceso de la lectura es el resultado de la
combinación de distintos aspectos personales y comunes, únicos y universales y esto demuestra
que la respuesta a la literatura nunca es completamente idiosincrásica o normativa. En este caso
es la participación de códigos y de hipótesis interpretativas que vinculan el significado potencial
mediado por la aprobación de la comunidad” (Holland, 1968. pág. 143).
En cuanto al placer, algunas personas piensan que es cuestión de gusto y si le da más placer
jugar que leer un poema, lo harán sin comprender que la palabra placer tiene un sentido
diferente en uno y otro caso. El placer estético supone el desarrollo de la capacidad de
apreciación, permite comparar, criticar y tomar posiciones y decisiones sobre la calidad del
mismo, hacer una mejor interpretación de lo que quiere resaltar el lector, permite además al
individuo representarse de una manera más minuciosa su propia historia a partir de su
creatividad e imaginación.
A partir de los numerosos estudios realizados por los estudiosos del fenómeno de la sociocultura
referenciados en la presente investigación, se ha determinado que la lectura interviene de una
forma determinante en la formación y desarrollo del individuo, puesto que mejora la expresión
oral y escrita, ayuda al fortalecimiento y perfeccionamiento del lenguaje, haciéndolo más fluido en
su utilización. Aumenta el vocabulario y perfecciona la ortografía. Mejora las relaciones humanas,
enriqueciendo las habilidades comunicativas. Brinda facilidad para exponer el propio
pensamiento y posibilita la capacidad de pensar. Es una herramienta extraordinaria de trabajo
intelectual ya que pone en acción las funciones mentales agilizando la inteligencia. Aumenta el
bagaje cultural; proporciona información y conocimientos. Despierta aficiones e intereses. La
lectura fomenta el esfuerzo pues exige una colaboración de la voluntad, así como el poder de
concentración, formando una actitud disciplinada en el individuo. Exige una participación activa,
una actitud dinámica. El lector es protagonista de su propia lectura. Facilita la recreación de la
fantasía y desarrollo de la creatividad. El lector, durante la lectura recrea lo que el escritor ha
creado para él. Favorece el desarrollo de las virtudes morales. La lectura conlleva al lector a
establecer modelos para admirar e imitar, pues aunque las generaciones pasen, los
protagonistas de los libros permanecen. “La lectura es una afición para cultivar en el tiempo libre,
una forma de recreación para toda la vida. Una afición que puede practicarse en cualquier
tiempo, lugar, edad y situación. La lectura es fuente de disfrute, de goce, de felicidad. Se ha
hablado mucho del “placer de leer”, y esta frase expresa una verdad. Leer es una pasión, algo
que envuelve a la persona entera y le comunica un deleite porque es una actividad
auténticamente humana (Lomas, 2004, pág. 36).
El sólo hecho de poseer el lenguaje escrito dentro de un contexto específico, no es suficiente para
llamarla cultura escrita, se concuerda plenamente con Peredo (2002) pues no basta con que
exista la producción de material escrito si no se tiene al alcance de la mayoría de los lectores.
Pero tampoco es suficiente contextuar la circulación sino también analizar el comportamiento de
los hábitos lectores que priman en la sociedad.
Los estudios realizados por Maris (2001) refieren que un hábito que se adquiere rápido y
permanece es un hábito que responde a un placer o a una necesidad; del material con que se
alimente ese placer y esa necesidad dependerá muchas veces que un lector recién iniciado
adopte o no el hábito de leer. Generar placer con la lectura es pues el punto de partida y ello
depende tanto de la actitud de los mayores frente al libro: familia, docentes, bibliotecarios, como
de la acertada elección del "objeto libro”.
Al respecto numerosos teóricos se han referido al sistema de lecturas y los métodos que se
utilizan para desarrollar esta actividad, ya que aunque parezca sencillo estimular a leer, no es
tarea fácil. Sin embargo, fallar en este proceso inicial de motivación hacia la lectura trae consigo
significativas consecuencias para el futuro lector.
Los referentes siguientes no van al análisis de los métodos que se utilizan para enseñar a leer
propiamente, sino al análisis de la indiscutible influencia que ejercen la escuela y la educación en
la determinación de los hábitos de lectura de los individuos, a la estimulación de la lectura por
placer, ya que dada la trascendencia de la misma en la formación del individuo y de la sociedad,
el desarrollo y consolidación del hábito lector debe ser un objetivo prioritario de la política
educativa. Pero la formación de los ciudadanos no debe circunscribirse exclusivamente al sistema
de enseñanzas regladas, sino que debe convertirse en un elemento clave del desarrollo personal
y profesional del individuo, que influye a lo largo de toda la vida y que se manifiesta también en el
empleo del ocio. Es principalmente en este sentido en el que debe resaltarse el carácter
estratégico de la lectura en la sociedad moderna.
“La lectura va más allá del éxito en los estudios; la lectura proporciona cultura, desarrolla el
sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad, es fuente de recreación y de gozo.
La lectura constituye un vehiculo para el aprendizaje, para el desarrollo de la inteligencia, para la
adquisición de cultura y para la educación de la voluntad” (Lomas, 2002. pág.11).
Se considera que tanto el dominio eficiente de la lectura como el gusto por la literatura, como
plantea Melo (1993) hacen parte de las cualidades que deben desarrollarse en los individuos
desde edades tempranas. En ambos aspectos, la educación y la formación que reciben los
jóvenes de hoy en el hogar, la escuela o el medio social es determinante ya que las diversas
fuerzas en la estructura social y el sistema de comunicaciones que prima en la actualidad
conduce a que la lectura pierda importancia y a que la literatura vaya pasando a un lugar
secundario en la escala jerárquica de actividades comunicativas, informativas y recreativas
cotidianas del hombre.
Algunos teóricos consideran que se debe comenzar a fomentar el hábito de la lectura por placer a
partir de “los grandes clásicos, que por ser clásicos son de todas las épocas y deben leerse
temprano y luego releerse con frecuencia. No importa que no se pueda comprender todo de un
tirón, cada vez que se leen se encontraran en ellos una nueva luz” (Henríquez, 1975. pág. 170).
La autora considera que sería ideal que cada individuo de la sociedad leyese al menos uno de los
grandes libros a los que hoy se les llama clásicos. No obstante, la lectura por placer es un
proceso que requiere de entera libertad de selección, pues no todos poseen los mismos gustos ni
la misma capacidad de comprensión e interpretación cuando se encuentran frente a un libro
determinado; lo que se traduce en que la lectura y comprensión de un libro complejo o la buena
apreciación de los elementos estéticos de una obra literaria determinan el nivel cultural, pero no el
hábito de la lectura por placer. Se puede leer tanto libros complejos o sencillos como forma de
recreación, de goce espiritual.
Por su parte, difiriendo de la teoría de Henríquez (1975), Peña (2004) señala que la lectura no
siempre llega a ser una experiencia; a veces no pasa de ser una actividad más, por ejemplo,
cuando se la convierte en una lección, un ejercicio de clase o un pretexto más para hacer un taller
de promoción. Para que la lectura resulte ser una experiencia, hay que dejarse afectar, perturbar,
trastornar por un texto del que uno todavía no puede dar cuenta, pero que ya lo conmueve. Hay
que ser capaz de habitar largamente en él, antes de poder hablar de él.
Peña (2004) señala además que no se debe hacer leer por obligación, no prescribir lecturas que
limiten la libertad de los lectores para emprender su propia búsqueda por los laberintos de los
libros. Como en toda aventura, esto significa que extraviarse de vez en cuando, no solo está
permitido, sino que es una condición del juego. No pretender que los libros tengan un significado
único para todos. El significado es lo que resulta del encuentro del lector con el texto y si no hay
un lector igual a otro, tampoco podrá haber lecturas iguales.
Se deben respetar las opciones que hacen los lectores, así no coincidan con las nuestras o no
respondan al canon literario vigente. Mientras que algunos se deleitan con El Reino de este
Mundo, los poemas de Nicolás Guillén o las Obras Completas de José Martí, otros encuentran el
placer en las anécdotas de El Diablo Ilustrado, en los artículos de las revistas de modas o en las
llamadas novelitas rosas. Dar libertad para que los lectores escojan sus propios tiempos y
espacios para leer: la biblioteca, la escuela, el taller de promoción, pero también el parque o el
hogar.
La escuela, al igual que el hogar son los encargados de formar buenos lectores, capaces de
interpretar y comprender los textos a los que se enfrenta, así como variar los modos de lectura:
lectura silenciosa, en voz alta, rápida, lenta, profunda. Se debe fomentar la capacidad para
adueñarse del texto, para romper con sus tradicionales hábitos de lectura y encarar libros
alejados de su interés, pero que le permiten ensanchar sus parámetros intelectuales. Que el niño,
joven o adulto no le tema al periódico, a la revista, a la enciclopedia, al manuscrito o a cualquier
otro soporte comunicacional. Ser un lector capaz de leer por placer, interés y necesidad, de
aplicar las habilidades adquiridas a lo largo de su vida en aras de su superación personal, de
trasmitir sus experiencias y sentimientos hacia los libros a quienes lo rodean.
Apoyando los criterios anteriores, se concuerda con el señalamiento de Santos (2006) acerca de
que instruir, desde patrones retóricos resulta ya obsoleto. Es necesario, dentro del amplio
universo de la información, hacer seres humanos más plenos, capaces de optar, de pensar por sí
mismos, de deslindar entre lo bueno y lo malo, con principios éticos y también estéticos.
Finalmente, el lector debe estar en capacidad de relacionar el texto leído con otros en cuanto a
su forma y su contenido para tomar, a partir del contenido del texto, una posición frente al mismo
mediante la elaboración de un punto de vista, que no solo asumirá con respecto al texto, sino que
lo preparan para las situaciones que se le presenten en su realidad. Para ello es necesario
identificar las intenciones de los textos, sus autores, personajes o voces presentes en estos y
reconocer el contenido del mismo, su contexto histórico y comunicativo.
Apoyando los señalamientos anteriores Yuste (2001) y Vargas (2006) plantean que la formación
de lectores, en un sentido restringido, responde a muchas variables. Es innegable que la
intensidad de lectura de libros va estrechamente ligada a la escala socio-cultural: los
universitarios graduados están más capacitados para desarrollar todo tipo de lectura y realizar
una mejor comprensión de los textos, por lo que deben leer más que la mayoría. Las estadísticas
sobre la lectura a veces se elaboran con muchos prejuicios. De hecho alguien que lee un libro de
recetas culinarias o de historietas es un lector. De igual forma lo son aquellas personas que leen
las páginas deportivas, o los periódicos; quienes leen las revistas de farándula, las novelas
policiales, o los libros de autoayuda, todos ellos en definitiva, lectores que a veces no se toman
en cuenta. La lectura, como se ve, se realiza con una variada gama de géneros, si es buena o
mala es tema para otra discusión.
Para lograr elevar el nivel cultural de los individuos de una sociedad, se debe primero alcanzar la
motivación y el fomento de la lectura por placer como un hábito y no el contrario, por lo que es
necesario dar libertad y no imponer otros gustos y criterios.
Independientemente de la labor llevada a cabo por los sistemas educacionales como órganos
iniciadores del proceso del hábito de leer, la lectura por placer es una actividad totalmente
individual, que se puede realizar en el lugar y el momento determinados por el lector, por lo que
no se debe suscribir solamente a la institución escolar ni a sus programas educacionales, ya que
estudios antes realizados demuestran que la lectura por placer se desarrolla fundamentalmente
fuera de los marcos de la escuela. Es necesario integrar entonces todos los sectores sociales y
culturales hacia este objetivo, pues al parecer existe una tendencia a practicar la lectura de
manera esporádica, que no respondes precisamente al goce espiritual, a la recreación de la
imaginación, lo que atenta significativamente contra los hábitos de lectura, pues la sistematización
de la lectura, realizada de manera exhaustiva, incitante ante el interés y la motivación del hombre
constituyen las premisas fundamentales para potenciar el hábitos de leer y la lectura por placer.
Manguel (1999), Maris (2001) y Manzini (2004) han centrado sus estudios en las causas que han
provocado la crisis de la lectura a nivel mundial analizando cómo intervienen en la proyección del
hombre como ser social y su repercusión en la cultura que van forjando.
Investigaciones realizadas le han permitido a Manguel (1999) hablar de las fuertes competencias
comunicativas, informativas y recreativas que han surgido con el avance de la industria científico-
técnica (la televisión, la Internet, los videojuegos) como una de las causas fundamentales de la
pérdida de los hábitos lectores y de que las nuevas invenciones “sofisticadas” pongan a la actual
era en una escala superior a los descubrimientos científicos de siglos anteriores. Para los
estudiosos de la sociocultura se produce un total retroceso en el desarrollo del hombre; según
ellos estos avances constituyen obstáculos en la formación de la personalidad y habilidades
determinantes el individuo. La autora no concuerda enteramente con este criterio, pues el
individuo debe desarrollar competencias lingüísticas, y dentro de ellas lectoras, que le permitan
determinar lo esencial de los textos leídos. Hoy importa más el saber discernir lo útil dentro del
cúmulo de información que todos estos medios generan, pues la información en sí caduca
aceleradamente: es una de las competencias exigidas por la UNESCO: aprender a aprender.
La autora considera que la televisión, la Internet y los videojuegos pueden formar parte de las
actividades del tiempo libre, siempre y cuando no sustituyan completamente a la lectura, sino que
se utilicen para promocionar y potenciar los hábitos lectores, pues el peligro está en que estos
medios podrán reemplazar el interés de los individuos hacia la lectura, mas no podrán sustituir el
efecto que esta causa en ellos.
Este paso a una sociedad en la que la imagen y el medio audiovisual van adquiriendo una
creciente fuerza frente al texto escrito ha producido toda clase de valoraciones. Melo (1993)
plantea que este proceso amenaza los fundamentos de la cultura moderna y abre el camino a
una manipulación mucho más cruda de las personas para objetivos políticos y quizás, pues esto
importa más, sobre todo, para cambiar los hábitos de consumo de las personas. El reemplazo de
una cultura exigente por una cultura de masas, generada por una industria cultural regida por la
búsqueda de utilidades, es visto como una pérdida fundamental. En los países capitalistas, se
publican toda clase de argumentos contra el proceso de empobrecimiento cultural que ha traído
la televisión, a la cual se dedican cada vez más horas de actividad, sobre todo de jóvenes y niños
y una televisión que en su búsqueda de una atención compulsiva refuerza la presentación de
aquello que conmueva más inmediata y simplemente las emociones del espectador. Los modelos
de vida promovidos por los medios audiovisuales, en la medida en que responden a una lógica
de la promoción del consumo, pues se financian sobre todo mediante la publicidad privada,
tienden a fijar el valor del individuo en lo que tiene y en lo que consume. Además, pueden destruir
el predominio de formas de pensamiento conceptuales y abstractas para reemplazarlas por
mecanismos más intuitivos y menos discursivos de debate e intercambio cultural.
En Cuba aunque los medios audiovisuales se utilizan con propósitos totalmente distintos a los
referidos anteriormente, también han generado un desplazamiento de los hábitos lectores; más
bien existe una fuerte preferencia por escuchar el radio o mirar la televisión, que por leer. Esto
quiere decir que hay más personas receptoras de medios audiovisuales que lectores, con lo cual
la sociedad se encamina a una cultura más oral que escrita.
Vargas (2006) considera las nuevas costumbres que se han desarrollado a través del imperio de
los medios de comunicación como un medio de seducción a partir de la inmediatez de la
información, creando un efecto de saber que sustituye al verdadero saber, que transforma el
saber en espectáculo, seudo información vista pero no absorbida con el agravante de que se
confiere a esa comunicación una autoridad que jamás el lector confiere al libro. Nuevos medios
educacionales y de entretenimiento, nuevos soportes a través de los cuales leer que suplantan la
lectura y tienen el atractivo de "lo nuevo”.
Este fenómeno es digno de estudiarse atentamente pues ello genera a su vez una nueva
actitud, un nuevo hábito transformando al lector en un consumidor pasivo contrario a la dinámica
que provoca la lectura de un libro, donde se desarrolla la capacidad de diálogo, de
consentimiento y de disentimiento ante lo escrito. Esto evidencia un aplazamiento y un
estancamiento en el proceso de formación de la personalidad y de las habilidades que permiten
actuar a los individuos como entes sociales, afectando el desarrollo cultural general.
Frente a la imagen, que usualmente obliga a una brutal inmersión en una representación
particular de la realidad, la lectura exige procesos mentales más complejos para su comprensión
que permiten mantener una distancia con el mundo. El lector aprende a seguir un argumento,
ayudado por la posibilidad de volver atrás, releer una página, analizar las intenciones del autor o
su estrategia comunicativa. La lectura conlleva una comunicación verbal oral y una interpretación
simbólica del texto, por lo tanto mantiene las exigencias del uso del lenguaje. Para leer hay que
saber escribir y saber hablar: es un proceso en el cual no es posible adoptar la pasividad del
espectador, que no necesita entender lo que hay detrás de la pantalla ni está en condiciones de
someter a crítica una información a la que hasta el mismo ritmo de su presentación depende de
otros, es impuesto. Esta pasividad dificulta la conformación de hábitos de "lectura" crítica de la
imagen, que son más naturales y espontáneos en el proceso de lectura del libro. Por supuesto,
algunos de los medios interactivos reducen la pasividad del usuario, y representan una
combinación interesante, tanto para efectos del texto científico o informativo como del texto
literario, entre lenguaje escrito e imagen. En esta dirección, la autora considera que la lectura es
parte del proceso de formación de la capacidad intelectual básica del estudiante, que difícilmente
puede ser reemplazada por aprendizajes alternativos y que se apoya incluso en el hecho de ser
un proceso más complejo, más exigente, que exige esfuerzo y da la satisfacción del dominio de
lo difícil.
Los referentes anteriores corroboran los planteamientos de Manguel (1999) cuando se refiere a la
industria actual como sonora y virtual, mientras que la industria editorial tradicional es material. Se
inscribe y se despliega en papel. La lejanía de los individuos respecto de los libros, esencialmente
los jóvenes, es universal y no local.
Se recurre ante la sociedad del conocimiento a una generación digital, en la cual las personas
viven inmersas en la música y en el mundo de las imágenes televisivas que emanan estéticas
hipertextuales. Estéticas no tradicionales en las que el relato no sigue un orden lógico sino que
opera por yuxtaposición de escenas, enfatizadas por sonidos, donde prevalece el impacto
sensorial antes que el tiempo intelectual. La concepción comunicacional hoy en día es inmaterial,
hipertextual y tribal.
No obstante, Calle (2000) plantea que los múltiples caminos abiertos por las nuevas tecnologías,
no sólo le han aportado al hombre diversas posibilidades para interactuar en el mundo de la vida
sino que también y esto es tal vez lo más importante, le han permitido acceder y vincularse a
espacios más dinámicos y virtuales, donde día a día nuevos códigos se articulan para generar
redes ilimitadas de significación e interpretación, en las cuales el ser mismo coexiste como una
parte más del sistema tecnológico. El hipertexto y la hipermedia se constituyen en parte de esta
oferta tecnológica y como complemento de ese gran campo de posibilidades informáticas y
comunicativas, conjugan el juego de sentidos y lógicas que nos permiten asir al mismo tiempo
textos, imágenes, sonidos y conceptos para simbolizar y redimensionar nuevos significados en un
tiempo y un espacio específicos.
"En este texto ideal, -el hipertexto- abundan las redes que actúan entre sí sin que ninguna pueda
imponerse a las demás; este texto es una galaxia de significantes y no una estructura de
significados; no tiene principio, pero sí diversas vías de acceso, sin que ninguna de ellas pueda
calificarse de principal; los códigos que moviliza se extienden hasta donde alcance la vista; son
indeterminables…; los sistemas de significados pueden imponerse a este texto absolutamente
plural, pero su número nunca está limitado, ya que está basado en la infinidad del lenguaje"
(Landow, 1992, pág. 162).
La autora discrepa con los anteriores referentes, puesto que el hipertexto puede constituir una vía
de acceso a la información más efectiva y más rápida que otras sin embargo, el proceso de
lectura y la lectura por placer propiamente que es el objeto de la presente investigación, no se
desarrollará con los mismos efectos frente a una pantalla, aun acondicionada con animaciones y
métodos que traten de conllevar al lector por un camino lógico, pues el texto escrito no necesita
de asistencias complementaria que ayuden a conducir la lectura. Para que la lectura por placer
resulte eficaz, se necesita indiscutiblemente del libro tradicional. Solo así será verdaderamente
fructífera.
Lo que afecta al libro es ese algo sutil que vincula al hombre con el libro. La esencia del cambio
radica en que frente a la avidez de saber de antes, prima lo que se quiere saber; es decir, más
que la lectura parece importar el soporte a través del cual el individuo se informa.
A lo expuesto anteriormente Millán (2000) señala que nadie lee una novela extensa, un ensayo
largo en pantalla por su incomodidad y es la lectura detenida y extensa la que más forma los
hábitos lectores, los automatismos y las capacidades de una extracción eficiente de la
información. Para educar en la lectura siguen siendo necesarios los libros, porque los libros son
las mejores máquinas de leer.
Todavía el texto escrito forma parte de nuestro sistema de comunicaciones. Sin embargo hay
géneros "literarios" que han desaparecido casi por completo, como las cartas personales,
reemplazadas por el teléfono, o los relatos de viaje, que carecen de interés frente al vigor de las
imágenes del cine o la televisión. Y la comunicación creativa o recreativa ha sido profundamente
alterada: los jóvenes de hoy dedican mucho más tiempo a ver a sus héroes imaginarios en cine o
televisión que a leer sus aventuras en una novela. Es cierto que algunas actividades creadoras no
se han dejado reducir al mundo audiovisual, y todavía la poesía se lee, aunque hay quienes la
prefieren, y hay buenas razones para ello, en grabaciones. Y en el campo de la difusión de
conocimientos técnicos y científicos, así como en el del argumento conceptual, aunque el texto
escrito predomina, circula en soportes electrónicos, lo que obstaculiza el proceso de la lectura
recreativa, pues nunca tendrá iguales efectos leer frente a una pantalla a leer un libro impreso.
No obstante, no se puede atribuir toda la carga de la situación por la que transita la lectura en la
sociedad actual a los medios audiovisuales y a la revolución tecnológica; otros factores no menos
importantes determinan de igual manera en la decadencia de los hábitos lectores.
Uno de ellos es la dinámica social con la que se vive hoy en día; por tanto el escaso tiempo libre
con que cuentan las personas, -al cual todos tienen derecho- y el empleo que se le da al mismo,
no dan cabida a la lectura lo que limita considerablemente la formación de los hábitos de lectura,
fundamentalmente de la lectura por placer, ya que es justo ese tiempo, en que los individuos se
dedican al goce espiritual, el ambiente idóneo para el fomento de la lectura por placer, objetivo
esencial por el que aboga la presente investigación.
Al respecto Peredo (2002) ha señalado que el dinamismo de la sociedad actual se vuelve cada
vez más complejo y acelerado, por lo que los individuos se ven obligados a emplear la mayor
parte de su tiempo en actividades laborales, y se dispone de muy poco tiempo para dedicarlo a la
lectura.
La vertiginosidad de la vida urbana obliga a las personas a encontrar formas alternativas para
estar informadas; por ejemplo, encender la radio o el televisor para escuchar las noticias mientras
se preparan para salir a trabajar. A veces solo se tiene tiempo para leer los encabezados de un
periódico. Si la actividad laboral no está estrechamente vinculada a la lectura, ésta pasa a ser
parte de las actividades del tiempo libre; que además es muy escaso. Es por ello que la
información se obtiene preferentemente por medios electrónicos audiovisuales. De tal forma,
parece que solamente un pequeño sector de la población tiene el hábito de la lectura, y que el
comportamiento lector, en general, tiende a ser deficitario.
La lectura por tanto, se ha convertido en un acto eventual, utilizada para satisfacer necesidades
inmediatas como la realización de un ejercicio para una tarea de la escuela, la consulta de un
material para una conferencia o para conocer la ultima noticia que conmueve al mundo.
Cabe señalar que en este análisis no importa el tipo de género que se lea, sino cómo se lee y en
qué circunstancias; pues aquel que lee las páginas de un periódico, o los artículos de las revistas
con frecuencia, se le considera indiscutiblemente como un hábito lector, mientras que aquel que
va a las páginas de un libro de psicología, de historia universal, o de un clásico de la literatura
cubana como Cecilia Valdés, de manera casual, con el objetivo de evacuar alguna duda o como
material de consulta para acceder a algún dato especifico, no se considera un individuo que
posee la lectura como un hábito.
Se impone entonces preguntarse ¿Cómo hacer para que las personas se interesen por la lectura?
¿Cómo atraerlos a la lectura silente, personal, libre? ¿Cómo fomentar los hábitos de la lectura por
placer en una sociedad en la que predomina la comunicación oral?
Pero, lo más probable es que no sea suficiente el determinar en qué consiste la lectura, cómo se
forman los hábitos lectores y los factores que atentan contra el desarrollo de los mismos, si esto
no va acompañado intencionalmente de estrategias de promoción y fomento de la lectura.
A finales del siglo XX, la necesidad de promover la lectura como elemento incuestionable el en
desarrollo del acervo cultural de la sociedad se ha convertido en una causa mundial, sustentada
por campañas y organizaciones de todos los países (VER ANEXO 1). Por primera vez, la lectura
ha empezado a plantearse como una cuestión de política pública, en la que deben estar
comprometidos el Estado y la sociedad civil. Un indicador de la importancia que se le da a esta
labor es su inclusión como estrategia clave en todos los planes nacionales de lograr fomentar la
lectura esencialmente en las comunidades como estructura primaria que forja la cultura y la
identidad de la sociedad en general, ya que la comunidad, entendida como un grupo o conjunto
de personas (o agentes) que comparten elementos en común, tales como un idioma, costumbres,
valores, tareas, visión de mundo, edad, ubicación geográfica (un barrio por ejemplo), estatus
social, roles; en la que se crea una identidad común, que es compartida y elaborada entre sus
integrantes y socializada, es el círculo fundamental en el que se fortalecen las relaciones
interpersonales.
La creación práctica de un sistema de vida con personas que viven juntas no es una casualidad,
sino una necesidad para subsistir en el logro de objetivos comunes.
La comunidad puede verse como si fuera un organismo. Israel (1998) plantea que una
comunidad vive y funciona incluso si sus miembros humanos vienen o van, nacen o mueren. De
igual forma que una célula viva, planta o animal trasciende a sus átomos, una institución, un
patrón de comportamiento trasciende a sus individuos humanos. Así, una comunidad es un
sistema, un sistema superorgánico compuesto por las ideas aprendidas, idiosincrasia y
comportamientos de los seres humanos.
No obstante, aunque una comunidad es un sistema cultural (en lo que trasciende a los individuos
que la componen) se debe tener presente que posee generalidades y particularidades, puesto
que aunque representa un grupo social, cada individuo tiene su propia personalidad, por lo que es
imprescindible tener siempre en cuenta estos factores a la hora de realizar cualquier proceso de
intervención que conlleve una transformación exitosa.
“Para promover la participación comunitaria y el desarrollo, es tarea del animador unir esas
fracciones, estimular la tolerancia y el espíritu de equipo y obtener decisiones consensuadas.
Esto no es nada fácil. Para que el animador pueda promover el cambio social en una comunidad,
es necesario que sepa cómo opera ese sistema, y por extensión, cómo responderá a los
cambios. Igual que un ingeniero (un científico físico práctico) debe saber cómo funciona un motor,
el mediador comunitario (científico sociólogo práctico) necesita conocer cómo actúa una
comunidad” (Anónimo, 2007).
La comunidad y su acervo cultural son los blancos fundamentales hacia los cuales están
encaminados los estudios sociales y culturales en la actualidad, en la que se incluye la presente
investigación, puesto que el hombre en interacción con los demás y con su entorno, es el que de
una forma consciente o inconsciente crea y moldea su cultura, la cultura del ámbito en el que se
desenvuelve.
“Una de las ideas centrales en la obra de Vigotsky considera que los seres humanos se
desarrollan en una formación histórica cultural dada, creada por la propia actividad de producción
y transformación de su realidad y es a través de la actividad humana que se produce el desarrollo
de los procesos psíquicos y la consiguiente apropiación de la cultura, por lo que la actividad
humana es siempre social e implica por tanto la relación con otras personas, la comunicación
entre ellas, siendo en esa interacción con otros que surge el mundo espiritual de cada uno, su
personalidad”. (Álvarez, s/f. pág. 1).
La UNESCO (2001) utiliza el concepto de cultura, del que se han dado literalmente centenares
de definiciones en varios niveles interrelacionados:
1ro: Como las diferentes manifestaciones de la creatividad intelectual y artística humana pasada
y presente.
3ro: La UNESCO considera la cultura como un acervo de recursos en los que los individuos y
las comunidades pueden buscar inspiración y orientación.
Sin embargo, que el hombre forje su propia cultura, no lo hace un hombre culto; para ello se
necesita todo un proceso de retroalimentación, es decir el hombre concibe su cultura pero a su
vez debe conocer y nutrirse de otras tradiciones y conocimientos, solo así llegará a ser
verdaderamente culto.
Por esta razón se llevan a cabo, sin descanso, grandes campañas a favor de la cultura, de la
sociedad del conocimiento y la comunicación; campañas a favor de la lectura por placer y de
fomento de los hábitos lectores como vías fundamentales para el fortalecimiento y enaltecimiento
de la cultura del pueblo; pues el libro es portador “de una de las cosas más preciadas que el ser
humano ansía: el conocimiento, el saber, la sabiduría. Conocimiento que es acumulación de
milenarias prácticas humanas desde lo experimental y opinático, hasta lo científico y lo técnico.
Conocimiento que es el sustento de la verdadera libertad del hombre (…) La libertad tiene como
fragua a la cultura. La cultura tiene su sede catéctica en el libro” (Calviño, 2004. pág. 199).
Vale mencionar, como ejemplo fehaciente, la costumbre de leer que se implantó en las fábricas
de tabaco en Cuba, donde a don Saturnino Martínez, fabricante de tabacos y poeta, se le ocurrió
publicar un periódico que tituló La Aurora, escrito especialmente para los obreros de la industria
tabaquera en Cuba. La sencilla publicación era una compilación de notas políticas, artículos sobre
ciencia y literatura, poemas y relatos breves. Solo que a don Saturnino se le había olvidado que la
mayor parte de los torcedores de tabaco eran analfabetos. Sin dejarse desanimar por este
inconveniente, propuso que se les leyera el periódico en voz alta, lo que se hizo por primera vez
en una fábrica llamada El Fígaro. Muy pronto, la costumbre de leer en las fábricas de habanos se
extendió por todo el país, hasta el punto que el Gobernador en aquel momento prohibió la lectura
de los libros y periódicos con la excusa de que se distraía a los trabajadores. No obstante los
obreros continuaron leyendo de forma clandestina. (Manguel, 1999, pág. 83).
La promoción de la lectura puede ayudar a compensar y fortalecer los vacíos que en ocasiones
padece el espíritu, ofreciendo tiempos y espacios donde el deseo de leer pueda abrirse camino.
El objetivo de la promoción de lectura ha mostrado ser clave en la tarea de ayudar al individuo a
encontrar un sentido a la lectura más allá del espacio escolar, como una puerta para explorar
nuevos mundos y una manera única de elaborar su identidad, de relacionarse con el mundo y
con los otros.
Promover las lectura es crear los contextos en los que la lectura tenga sentido, es propiciar las
condiciones para que ocurra la experiencia lectora; Peña (2004) señala que la promoción de la
lectura por placer es ayudar a que los lectores pasen de las lecturas útiles u obligatorias a una
lectura que les resulte significativa en sus vidas; propiciar el contacto con los libros y la
conversación de lo que se lee; hacer del libro un sujeto más familiar, mas cercano; remover los
miedos y los fantasmas visibles e invisibles que siempre lo han rodeado.
Aunque parezca tarea sencilla, la promoción de la lectura es una labor totalmente compleja, pues
más que enseñar los textos y dar listas de títulos, se debe lograr la motivación del individuo por la
literatura, que lo exhorte a leer; lo que supone vencer una considerable parte del proceso de
promoción, ya que es esa precisamente su esencia.
La motivación, según Solana (1993) es lo que hace que un individuo actúe y se comporte de una
determinada manera. Es una combinación de procesos intelectuales, fisiológicos y psicológicos
que deciden, en una situación dada, con qué vigor se actúa y en qué dirección se encauza la
energía. Dentro de la ciencia psicológica el tema de la motivación es aquel que se relaciona con
las causas y la orientación que toma el comportamiento en las distintas esferas de la actividad
humana.
La motivación por la lectura se representa con la expresión: "gusto por la lectura", utilizada por
lectores y no lectores. Está muy relacionada con la búsqueda de lo nuevo e involucra curiosidad y
apertura a los nuevos conocimientos e informaciones. En este caso, la motivación se encuentra
relacionada estrechamente con el tipo de libro consumido. Otra gran motivación por la lectura es
el desarrollo del texto y la argumentación del libro. Si existe motivación y el lector se siente
atraído, la lectura estará asegurada, por lo que se deben tener bien concebidas las líneas de
trabajo y cómo desarrollarlas para que finalmente el proceso sea eficaz.
Núñez (2002) expone que el trabajo de la promoción de lectura por placer puede abordarse de
las siguientes maneras:
Crítico-analítico.
Recomendativo.
Positivo-ilustrativo.
Método crítico-analítico
Se ha diseñado para que los individuos realicen una valoración crítica de lo leído e incorporen el
contenido de la lectura a la práctica. Se aplica mediante los debates y las actividades
demostrativas.
Su objetivo esencial es incidir en el carácter de la lectura. Sus propósitos particulares son mostrar
la utilidad práctica del contenido de las obras a los lectores y que ellos realicen un análisis crítico
de lo leído
Para aplicar este método se requiere de la selección de una obra a discutir, en la que se debata
el tema tratado, y la valoración y posiciones de los lectores al respecto.
Método recomendativo
Se emplea para interesar a los adultos por la lectura de obras específicas; pueden ser obras de
poca circulación o poco conocidas por los lectores.
Puede adoptar la forma de comentarios de libros, resúmenes bibliográficos, reseñas
bibliográficas, revistas orales y las tertulias con los lectores.
Su objetivo fundamental es incidir en el objetivo de la lectura. Sus fines específicos, lograr el
interés del lector por las obras que se les recomiendan.
Método positivo-ilustrativo
Se emplea para dar a conocer a los lectores los valores positivos de los autores que se
presentan. Se deben considerar los vínculos entre el contenido de las obras que se promocionan,
y la práctica social, así como el intercambio de opiniones entre los participantes.
Se implementa, mediante charlas sobre libros, lecturas comentadas, narraciones.
Su objetivo principal es influir en el carácter y contenido de la lectura, sus propósitos particulares
son contribuir a que el lector establezca relaciones entre el contenido de lo leído y sus
experiencias personales, así como la comparación entre libros.
Por su parte de Guerra (2004) señala que el proceso de promoción de la lectura por placer debe
siempre abrir espacio para las diferentes aprensiones, considerando mejor al individuo, sus
inestabilidades, sus selecciones, nunca a partir de la reedificación, del colectivo o de una
objetividad solamente declarada, pues la promoción aunque representa una labor relevante en el
proceso de formación de los hábitos lectores, es solo el camino hacia la lectura, no el punto de
llegada. Es muy importante seguir promoviendo la lectura pero leer es aun más importante.
Aunque pueda sonar paradójico, el excesivo afán por la promoción de la lectura puede llegar a
desviarnos de la lectura, esto sucede cuando la promoción se convierte en un fin.
Se comparte el criterio de Peña (2004) que apoya los planteamientos anteriores al referirse a que
cualquier recurso es válido para animar la lectura, siempre y cuando no se convierta en una
distracción para el encuentro directo del lector con el libro. Independientemente de las técnicas y
métodos pedagógicos que se utilicen nada puede suplir la experiencia personal que el promotor
debe tener con los libros. La mejor preparación que puede tener un profesor o un promotor de
lectura consiste en vivir la experiencia del libro, de la lectura por placer, puesto que en la vida
moderna las situaciones de lectura indispensable son numerosas: tanto si se trata de estudio, de
exámenes, del trabajo, constantemente se está confrontado a mensajes, textos, sin relación con
el placer y, a veces, incluso francamente ingratos.
Por todas estas razones se debe tener bien claro que la misión de la promoción y
fundamentalmente del promotor está encaminada a lograr la motivación de las personas hacia la
lectura, propiciar el vínculo entre el texto, la acción de leer y el individuo, lograr una mayor
cantidad cualitativa de lectores y orientar hacia una mejor calidad de los textos leídos, siempre
respetando la autonomía de los lectores.
Entonces, puede afirmarse que la clave del proceso de la lectura consiste en la combinación
armónica de la intervención del promotor y la emancipación del sujeto lector. Así, el promotor de
la lectura se enfrenta a una doble responsabilidad: tratar de aumentar la cantidad de lo leído y
mejorar su calidad. El promotor de lectura es un formador de lectores, un educador más.
El promotor es la persona con capacidad de gestión y habilidades para acometer acciones que
promuevan la lectura. Debe ente todo, compartir su propia experiencia de lectura, compartir, no la
lectura en abstracto, sino el leer, la lectura vivida: cómo llegó a ese libro, cómo lo sedujo, cómo lo
leyó…Compartir incluso las experiencias fallidas. Esto es algo que no se puede lograr sino
viviendo la experiencia de la lectura por placer, que resulte totalmente espontánea.
Moras y Correa (2003) plantean que el promotor le lectura debe ser capaz de promover y
fomentar los hábitos lectores, lo que supone un cambio social en la comunidad, por lo que se le
considera también un animador social entendido como aquel que moviliza y organiza a través del
cambio, aunque sea ligero, a la comunidad. Pero ese cambio debe ser bien concebido, puesto
que se trata con personas de una comunidad, con características generales y particulares, se
trata con diversos puntos de vista, posiciones, proyecciones, percepciones, sensibilidades; es
decir, se trabaja con la parte subjetiva del individuo, por lo que el promotor debe tener una
preparación optima. Uno de los elementos fundamentales que debe tener en cuenta el promotor
es el de saber comunicarse correctamente y situarse en los distintos círculos sociales en que se
encuentre.
Millán (2000) plantea que el promotor de lectura debe ser también un estimulador de nuevas
experiencias estéticas, alguien que en un proceso de mediación y diálogo pretende presentar y
discutir nuevos lenguajes; un profesional que educa sobre las posibilidades de cómo crear
exitosamente la capacidad producir diferentes miradas con respecto a la realidad a través del
texto y la lectura por placer.
La autora concuerda con (Melo) 1993 con respecto a que el propósito de promotor es el de
contribuir a la formación de personas con una cultura literaria, capaz criticar en cierta medida lo
que se lee, que puedan desarrollar nuevos criterios, sin que ello signifique la restricción a
solamente un producto juzgado por el promotor como “el más correcto”; o informar linealmente lo
que debe ser pensado.
El proceso de promoción debe ser desarrollado por el promotor de una forma abierta,
posibilitando siempre el espacio para la libertad, miedo, placer, fantasía, en fin la diferencia. Es
necesario entonces abrirle espacio al auto-descubrimiento de los individuos.
Peña (2004) define finalmente la misión del promotor de lectura, más que conducir por supuestos
caminos de felicidad, buscar despertar y ampliar en cada individuo el descubrimiento subjetivo de
la lectura por placer en cuanto principio transformador de la vida. Se trata de descubrir nuevos
formas de ver la vida, con más poesía y arte en el día cotidiano.
El conocimiento del estado de la lectura en una comunidad dada, permite interpretar las causas o
factores que determinan la evolución o involución de los hábitos lectores. En este proceso,
relacionado con las motivaciones y actitudes del individuo, es necesario caracterizar el contexto
social en el que se desarrolla esta actividad.
Instituciones:
Educacionales
Dos Seminternados de enseñanza primaria Abel Santamaría y Manuel Alcolea.
Escuela Especial “José Antonio Echeverría”
Dos círculos infantiles “Ismaelillo” y “Abel Santamaría”
Dos Sedes Universitarias “Abel Santamaría” y “Manuel Alcolea”
Salud Pública
Ocho consultorios de médicos de familia
Farmacia
Óptica
Policlínico # 2 “Leonidas Tamayo”
Casa del deambulante
Instituciones Culturales
Librería “Abel Santamaría”
Cine “El Bosque”
Se concuerda con Lomas (2004) cuando se refiere a que la lectura realizada desde la mirada de
individuos cultivados por la educación, satisface con mayor efectividad la curiosidad intelectual y
científica, potenciando la capacidad de juicio, análisis y espíritu crítico, así como de
observación, atención y concentración. Una formación académica adecuada potencia la
formación estética y educa la sensibilidad estimulando las buenas emociones artísticas, por lo
que es más probable que el gusto por la lectura esté presente mayormente en las personas con
un elevado nivel de escolaridad.
En
correspondencia con la anterior teoría, la pregunta 1 de la encuesta (VER ANEXO 7) realizada a
la comunidad reveló que a la gran mayoría de las personas les gusta leer, (Figura 2),
constituyendo el 88% de la población.
Sin embargo, al analizar la frecuencia lectora en la población general, incluidas las personas que
no gustan de esta actividad, pero que la desarrollan, (Figura 3), se detectó que un alto nivel de
los pobladores no lee con frecuencia, ya que si se toman los índices de las personas que leen a
veces, que representan la mayor parte de la comunidad, los que no leen casi nunca y nunca, la
cifra asciende al 70% de la población.
Cuando se analizaron estos dos indicadores por separados (Figura 4 y ANEXO 8), se pudo
determinar además, que el por ciento de la población que sí gusta de leer y no lo hace de manera
frecuente aumenta con respecto a la población general.
Figura 4. Frecuencia lectora en las personas que gustan de leer.
(Elaborado por gla autora, 2007)
Esto demuestra que en la comunidad Abel Santamaría, aún cuando la mayoría de los individuos
afirman que les gusta la lectura, no poseen el hábito de leer, puesto que este proceso supone
ante todo una sistematización de la actividad, pues las personas que no leen de forma irregular,
pueden considerarse lectores, pero no que poseen el hábito.
Estudios con resultados similares se han desarrollado en países como España, México (VER
ANEXOS 9 y 10) y en la provincia Sancti Espíritu de Cuba, en los que se detectó que el nivel de
motivación de algunos sectores de la sociedad, con respecto a la lectura y el desarrollo de los
hábitos lectores era muy deficiente. Es importante aclarar que en el último caso se llevó a cabo
un proyecto de promoción que obtuvo significativos logros.
Este análisis, revela una tendencia al decaimiento de la lectura y corrobora los planteamientos
de teóricos como Melo (1993), Millán (2000) y Peredo (2002) acerca del desplazamiento de la
lectura como actividad sistemática cotidiana, desde sus aristas tanto comunicativa, informativa
como recreativa. La lectura en estos tiempos se está convirtiendo en un acto eventual y al
parecer constituye un fenómeno generalizado, del cual no esta exenta la presente comunidad.
Al analizar las frecuencias lectoras a partir del estado laboral de los pobladores de esta
comunidad (Tabla 1), los datos arrojaron que el mayor índice de personas que leen con
sistematicidad corresponde a las que no trabajan, principalmente los mayores de 55 años que
constituyen la mayor cifra de este sector (VER ANEXO 11) Se puede observar que más de la
mitad de las personas que no trabajan leen casi siempre, lo que sucede de manera contraria en
los estudiantes y trabajadores activos. En estos dos últimos sectores los niveles se comportan
deficientes con respecto a los mayores de 55 años.
Esta tendencia amenaza de manera considerable la concepción de los hábitos lectores, pues
aunque el gusto por la lectura sea favorable, si esta actividad no se desarrolla de forma
constante, no será posible consolidar este proceso. El hábito lector debe partir fundamentalmente
de la sistematización como herramienta principal; por ello es imprescindible estructurar métodos
que propicien el incremento de la frecuencia con que se realiza esta actividad con el objetivo de
hacer de la misma una necesidad cotidiana, que se presente inconscientemente, para que se
consolide verdaderamente como un hábito.
El comportamiento de estas frecuencias lectoras se debe a una serie de factores que inciden de
manera negativa en la formación y fortalecimiento de los hábitos lectores en la comunidad (Figura
5). Entre ellos se destaca la falta de tiempo para realizar esta actividad. Si se toman en cuenta
las personas que alegan tener mucho trabajo, como falta de tiempo también, se podrá observar
que este factor incide en el 64,3% de la totalidad de las personas que no leen con
sistematicidad, lo que atenta contra el desarrollo de los hábitos de lectura y de la lectura por
placer esencialmente, puesto que una de las premisas fundamentales para el logro de este
proceso es la realización de la lectura de forma extensa, comprensiva y hacerla protagonista de
los espacios de ocio y recreación del individuo.
Este análisis coincide con los planteamientos de Maris (2001) y Peredo (2002) cuando hacen
referencia a la vertiginosidad de la vida social en estos tiempos a la escasez de tiempo de ocio de
los individuos y al empleo que se le da al mismo. Por este motivo existe una tendencia a buscar
formas alternativas para informarse y comunicarse, lo que se traduce en que mientras las formas
primarias y más inmediatas de realizar la lectura como son leer una nota en el periódico para
estar informado o leer una carta para comunicarse con otra persona, son sustituidas por la
televisión o el teléfono (por mencionar algunos), se pierde la necesidad por la lectura, por lo que
no queda espacio para la lectura recreativa, es decir, por placer y por tanto no es posible
consolidar los hábitos de este tipo de lectura.
Debido a esta carencia de espacios libres durante el día, expuesto por la mayoría de la población
estudiantil y trabajadora, se manifiesta una tendencia a preferir el espacio nocturno para
desarrollar esta actividad (Tabla 2), Más del 50% de la población prefiere este horario, puesto
que constituye el único espacio libre, lo que sucede de forma contraria a las personas que no
trabajan, pues la mayoría de estas manifiestan que practican la lectura en cualquier espacio, ya
que cuentan con suficiente tiempo, esto posibilita que se puedan leer un mayor número de títulos
y temas.
Tabla 2. Espacios que se prefieren para leer.
No
Estudiante Trabajador trabaja Total Por ciento
En la mañana 0 1 2 3 3,4%
En la tarde 5 8 2 15 17%
En la noche 9 32 5 46 52,3%
A cualquier hora 0 0 6 6 6,8%
Tiempos libres 1 17 0 18 20,5%
Total 15 58 15 88 100%
(Elaborado por la autora, 2007)
Por tanto, aunque este horario constituye un espacio libre para desarrollar la lectura, es muy
limitado, esto conlleva a que la mayor parte de la lectura que se realiza se circunscriba
solamente a satisfacer necesidades inmediatas como la realización de un ejercicio para una tarea
de la escuela, la consulta de un material para un determinado trabajo o para conocer la ultima
noticia que conmueve al mundo.
El análisis de los resultados referidos a las formas de práctica de la lectura en los pobladores de
la comunidad (Tabla 3) reafirman los planteamientos anteriores acerca de la lectura realizada
como medio para un fin y no como fin en sí misma. La mayoría de las personas tienden a leer
fundamentalmente como forma de consulta; dejando a un lado la lectura sin más propósito que la
de recrearse, de pasar el tiempo, sin más objetivo que el goce espiritual, que es el verdadero
significado de la lectura por placer.
Se comparte plenamente el criterio del Comandante Fidel Castro cuando expresa “La cultura
general debe ser integral, no podría concebirse sin cultura política, ni esta sin conocimientos de la
historia de la humanidad, su desarrollo, sus frutos y enseñanzas; sin conocimiento de la política
internacional y la economía mundial, sin conocimientos básicos de las principales corrientes
filosóficas desarrolladas por el hombre, así como de los avances de la ciencia moderna y sus
posibles consecuencias éticas y sociales” (Castro, 2000, pág. 3).
No obstante, cuando se realiza un análisis acerca de los temas y géneros que se prefieren para
leer, con respecto a los materiales que realmente se leen (Figura 6), se puede observar que
existe una paradoja:
Debe aclararse que puede deducirse a partir de la figura anterior que un individuo puede haber
mencionado más de un tema y todos tributar a su especialidad, sin que ello suponga la lectura
por placer; ahora, cuando se centra la atención en los por cientos de la muestra, se observa que
estos no corresponden a la cantidad de personas para las cuales estos temas constituyen un
material totalmente profesional.
Se considera entonces que no todas las personas de la comunidad Abel Santamaría tienen la
posibilidad de leer los materiales de su preferencia, por lo que la lectura por placer tiende a
afectarse una vez más; y se concuerda plenamente con (Melo, 1993) acerca de que l a lectura
como placer, que olvide los beneficios que puede producir, que renuncie a los resultados
formativos o pragmáticos, produce mejores resultados, mejores beneficios. Esta es la premisa
sobre la que debemos apoyar el esfuerzo de impulso a una relación más viva entre los individuos
y el texto escrito. Se debe exhortar a leer aquello que resulte placentero, del tema que sea, en el
hogar, en la escuela, en los centros laborales. Es preciso abrirle camino al gusto y la motivación
por la lectura, para que esta sea verdaderamente útil.
Para ello es muy importante implementar métodos que faciliten la interacción de los individuos
con los libros, con los materiales de sus preferencias, que favorezcan y amplíen sus espacios
recreativos, que inciten a leer por placer, que induzcan la motivación, la pasión hacia la lectura,
que cautive el espíritu, haciéndola sistemática y consolidando el hábito.
Vale precisar que es necesario tener en cuenta además, las particularidades de los distintos
estratos de edades y niveles de escolaridad según las preferencias (ANEXOS 12 y 13) a la hora
de concebir cualquier método de intervención para que este resulte efectivo.
Otro de los factores que obstaculiza la potenciación de los hábitos lectores es el uso desmedido
de los medios audiovisuales, lo que ha provocado un considerable desplazamiento de la lectura
de la escala jerárquica de actividades cotidianas que realizan los individuos de esta comunidad
(Figura 7).
Figura 7. Escala jerárquica de preferencia de actividades.
(Elaborado por la autora, 2007)
Se refleja notoriamente que existe una tendencia a la preferencia por ver la televisión y escuchar
música, que por la práctica de la lectura, ya que si se analizan las cifras, se puede observar que
casi el 50% de la muestra seleccionada prefiere ver la televisión en primer lugar, seguida por
escuchar música. Solo el 14% de ella prefiere leer en primera opción, que si se compara con el
total de las personas que leen frecuentemente, aunque no constituye un peligro, se puede notar
que esta cifra es inferior a la mitad del total. Si se toma además el segundo lugar de la escala de
preferencia, se notará que de igual manera la lectura continúa desplazada por escuchar música,
establecida entonces, en el tercer lugar de preferencia.
Este análisis representa una prueba de que la lectura no se está realizando acorde a las
habilidades y capacidades que esta actividad proporciona al hombre, de las cuales al parecer no
se tiene conciencia.
Se concuerda con los planteamientos de Maris (2001), Manzini (2004) y Vargas (2006) pues se
considera que las nuevas costumbres que se han desarrollado a partir de la revolución
tecnológica, de los medios de comunicación de información y recreación, cuando son utilizados
excesivamente y de manera inadecuada, entorpecen el desarrollo cultural del individuo, pues
estos medios tienden a desviar la atención de la esencia del conocimiento, por la inmediatez del
acceso al mismo; la imaginación y la creatividad del individuo por los formatos y sonidos
preestablecidos; la lectura detenida y profunda por la lectura rápida y mecánica.
Vale aclarar que no se está en contra de los medios audiovisuales, siempre que no constituyan
una amenaza para la lectura profunda, placentera y verdaderamente provechosa. Mas que
sustituirla, estas nuevas tecnologías deben estar encaminadas a apoyar el fomento y desarrollo
de la lectura y las posibilidades que en armónica coexistencia pueden proporcionarle al hombre
moderno.
Esto sugiere que la inasistencia a la biblioteca constituye otro factor que incide en el desarrollo de
hábitos lectores puesto que esta es la mayor fuente de acceso a los conocimientos, la literatura,
la información, la historia, a todos los maravillosos e insospechados mundos que encierran los
libros.
Lo expuesto anteriormente provoca una alarmante apatía por la biblioteca y por lo que esta
significa, los individuos no se sienten identificados con esta institución, debido a la falta de
motivación por la lectura, por tanto, no asisten, cuando se analiza esta situación con respecto a la
frecuencia lectora, es aún más crítica, puesto que más de la mitad de la muestra no asiste casi
nunca a esta institución, y si se toman las cifras de las personas que no asisten con frecuencia,
esta ascenderá al 90%, lo que quiere decir que las personas buscan otras vías para adquirir
libros.
En el año 1995 se realizó un estudio por parte de la Biblioteca Municipal “Julio A. Mella” acerca
de la asistencia de los usuarios a esta institución en la población total del territorio, la cual arrojó
que solo el 50% asistía a la institución. Otro estudio más reciente realizado en el año 2003
demostró que menos del 30% de las personas asistía a la biblioteca los días laborales, y los fines
de semana los por cientos fluctuaban de un 1,5% a un 0,04%, lo que supone una acelerada
disminución del interés por los libros y por la lectura.
Esta tendencia no solo se manifiesta negativamente desde el punto de vista cultural; la falta de
motivación hacia un fenómeno, situación o cosa también posee un fuerte componente
psicológico, pues como plantean Holland (1968) y González (2007), se puede crear un proceso
de rechazo en forma de ciclo (Figura 9) alrededor del fenómeno, en este caso, la relación lectura-
biblioteca, lo que provocará paulatinamente una predisposición hacia cualquier elemento
asociado a la misma.
Figura 9. Proceso cíclico que puede desarrollarse a partir del decaimiento de la lectura.
(Elaborado por la autora, 2007)
Si se analizan los motivos por los que no se asiste frecuentemente a la biblioteca (Figura 10), se
notará que los factores que inciden mayormente en este comportamiento son la falta de tiempo,
nuevamente, que constituye más del 60% de la población, seguido por la falta de motivación, por
lo que se corroboran los planteamientos anteriores, pues como las personas no tienen tiempo de
realizar la lectura, tampoco lo tienen para asistir a la biblioteca y por tanto, no se sienten
motivados. La inasistencia a la biblioteca, puede estar dada entonces más que por la falta de
tiempo en trasladarse al lugar, por la deshabituación de la práctica, lo que provoca que no se
busquen espacios para frecuentar la institución, como se puede observar, el 90% de las
habitantes de la comunidad no realiza esta actividad.
Figura 10. Motivos por los que no se asiste a la biblioteca
(Elaborado por la autora, 2007)
Esta tendencia se incrementa aún más, al analizar los motivos por los cuales los pobladores
asisten a la biblioteca, tanto los que lo hacen de forma regular como los que no (Tabla 4), se
puede observar una fuerte preferencia a frecuentar la institución con el objetivo de consultar un
texto, lo que demuestra que el 86% de la población no encamina estas visitas a la lectura por
placer, no importa con que frecuencia se realicen, puesto que la consulta de un libro, aunque se
lea completo no constituye siempre una lectura por placer.
Al analizar el conocimiento que se tiene entre los habitantes muestreados acerca de los
programas que se llevan a cabo a para promover la lectura (Figura 11), con respecto a la práctica
de estos en la comunidad (Figura 12) se pudo observar que aunque la mayoría de las personas
no conocen los programas de promoción, el por ciento que ello representa no se aleja mucho de
lo que si los conocen.
Sin embargo, cuando se analizan estos resultados con los de la frecuencia de lectores, valorados
anteriormente, se puede inferir que estos niveles no se corresponden, lo que sugiere, como se
observa a continuación, que en la comunidad Abel Santamaría no se implementan programas de
promoción de lectura, lo que provoca que la mayoría de las personas no los conozcan y las
personas que si los conocen, pues no se sienten identificados con ellos, puesto que no los tocan
directamente.
Figura 12. Implementación de los programas de promoción de la lectura en la comunidad.
(Elaborado por la autora, 2007)
Estos indicadores demuestran que se debe trabajar con mucho ímpetu en esta dirección, pues
como se observa en la figura anterior, la promoción de la lectura en la comunidad es bastante
deficiente y muy poco efectiva, ya que el 93% de la población plantea que no hay promoción.
Esto constituye una cifra alarmante, pues analizando las tendencias por las que transita la lectura
en la comunidad, la promoción de la lectura supone una imperiosa necesidad, pues esta
constituye una de las vías fundamentales a seguir por la política cultural nacional en aras de
estimular el sentimiento por la lectura. A partir de la promoción de esta actividad se puede
motivar, orientar y desarrollar la apreciación por la misma. Ayudar a los individuos a sentirse
identificados con la lectura, es ayudarlos a identificarse con su historia, su mundo y su
subjetividad.
Guerra (2004) plantea que el proceso de promoción, constituye uno de los instrumentos
fundamentales para desarrollar el hábito de lectura en las personas que ya han dejado atrás la
escuela y que al parecer, con ella, esta actividad, pues la clave de este proceso consiste en la
combinación armónica de un método de intervención adecuado y un accionar impetuoso de los
promotores, logrando así la emancipación del sujeto lector.
Se concuerda plenamente con Peña (2004) cuando señala que la promoción de la lectura por
placer significa contribuir a que los lectores sustituyan las lecturas de carácter obligatorio, por
lecturas que les resulten significativas y provechosas no solo profesionalmente, sino para todos
los aspectos de sus vidas; propiciar el contacto con los libros y el debate de lo que se lee; hacer
del libro un amigo más familiar y más cercano.
Henríquez (1975) señala además, que en materia de lectura no se pueden dar normas absolutas,
de debe sugerir, orientar, pues si se quiere que la lectura sea verdaderamente fructífera se debe
respetar en el lector la libertad de apreciación, de criterio, de decisión respecto a qué, cómo y
cuándo leer.
Es por ello que para desarrollar la promoción por la lectura, se debe partir ante todo de la opinión
de los individuos acerca de los temas de sus preferencias, respetando y teniendo en cuenta los
espacios por los que optan para desarrollar esta actividad, y sobre todo, incidiendo en los
obstáculos que dificultan la realización plena de la misma.
Por estas
razones y partiendo de los indicadores que influyen tanto favorable como desfavorablemente en
el desarrollo de los hábitos lectores en la comunidad, se consultó con sus habitantes acerca de la
opción de tener acceso a los libros desde la casa (Figura 13), proporcionados por los promotores
de la biblioteca.
Prácticamente la totalidad de los encuestados (91%) estuvo de acuerdo con esta idea, lo que
representa una ventaja para la promoción de la lectura en su misión de motivar el desarrollo de
esta actividad, puesto que una actitud positiva ante nuevas propuestas constituye un camino
hacia el éxito.
Se determinó además que esta propuesta puede contribuir a incrementar la frecuencia lectora de
los individuos, pues al analizar los resultados de la figura 14, la mayoría respondió positivamente
ante esta posibilidad, para un 94% de la muestra, por lo que se puede decir, que esta actitud
constituye una parte del camino vencido, ya que en cualquier proceso de transformación del
individuo, es relevante el criterio del mismo acerca de los métodos que se utilizan para este fin,
puesto que ellos son los máximos protagonistas y hacia ellos van encaminadas todas las
acciones.
Figura 14. Opinión acerca de incremento de la lectura con la nueva idea.
(Elaborado por la autora, 2007)
Estos resultados demuestran la avidez de opciones que poseen los habitantes de la comunidad
hacia nuevas acciones y opciones que les proporcionen la posibilidad de desarrollar la lectura, de
poder interactuar de forma placentera con los libros, de encontrar alternativas que los motiven y
los inciten a leer, de informarse acerca de los títulos y temas de sus preferencias y poder debatir
acerca de ello (Tabla 5).
Los datos obtenidos a partir de la tabla anterior demuestran fehacientemente que están creadas
las condiciones y que urge un proyecto de promoción de lectura en la comunidad Abel
Santamaría, en aras de activar y reanimar el proceso de formación de los hábitos lectores de sus
habitantes, que logre satisfacer sus expectativas, que sirva de impulso y guía al desarrollo de
este proceso, que aúne esfuerzos de instituciones y promotores, y que logre ante todo, hacer
conciencia de lo que esta actividad significa en el desarrollo social y cultural de los individuos.
Se resume, a partir de la investigación realizada y como factores a tener en cuenta para la
proposición de un nuevo método de promoción las tendencias más generales del proceso de la
lectura:
A pesar de que los individuos gustan de realizar esta actividad, la frecuencia con la que se
desarrolla no se corresponde con esta actitud.
Las personas con mayor edad y que no trabajan leen con más frecuencia que los
estudiantes y trabajadores.
La falta de tiempo libre y las preferencias por los medios audiovisuales constituyen los
mayores factores que atentan contra el desarrollo de los hábitos lectores.
Los individuos trabajadores leen solo materiales de su especialidad, mientras que las que
no trabajan realizan esta actividad como una forma de recreación.
Las personas no asisten con frecuencia a la biblioteca.
Los individuos visitan la biblioteca solo con el objetivo de consultar materiales.
La promoción de la lectura en la comunidad es deficiente.
Es por ello que se coincide con Rodríguez (1992) cuando señala que la promoción de la lectura
debe trabajar en dos direcciones fundamentales (cualitativa y cuantitativa), por lo que se deben
conciliar los intereses institucionales con los del individuo.
Teniendo en cuenta todo los referentes acerca de la lectura, sus potencialidades y debilidades,
los factores que inciden de manera negativa en el desarrollo de la misma, las características de la
comunidad, las preferencias en cuanto a temas y espacios, así como sus expectativas y
partiendo de los planteamientos de Banberger (1975) de que una vía puede ser el
establecimiento de proyectos de promoción de la lectura, se ha decidido llevar a cabo en la
comunidad Abel Santamaría un proyecto de intervención comunitario, con el objetivo de
promocionar y fomentar las lectura por placer y los hábitos lectores en sus habitantes, que brinde
la posibilidad de interactuar directamente con los libros, que promueva la inserción de la misma
en los espacios recreativos, que contribuya a rescatar esta tradición que constituye una de las
más universales y antiguas, puesto que la lectura es fuente auténtica de placer.
Título del proyecto: Déjame Entrar. Una nueva perspectiva para el desarrollo de la lectura.
Entidad ejecutora; Centro Universitario “Jesús Montané Oropesa”
Henríquez (1975) plantea que la lectura proporciona a las personas la sabiduría acumulada por la
civilización, a su vez, les permite aumentar las experiencias y conocimientos, encontrar nuevos
intereses por lo que debe ser una actividad frecuente dentro y fuera de la escuela, el centro
laboral; las bibliotecas y centros culturales. Agrega además esta autora que la lectura
comprensiva y provechosa, tiende a brindar instrumentos aplicables a cualquier obra y que el
gusto por la literatura y el desarrollo del hábito lector fortalecen la capacidad de atención y
concentración, las aptitudes necesarias para reflexionar, enriquecer el léxico, interpretar, asociar
ideas, incorporar nociones, explorar otras realidades y apreciar los valores de belleza y
creatividad.
Apoyando este criterio Peredo (1993) señala que la lectura del texto literario representa la
experiencia de lo vivido que es esencial en nuestra formación como individuo social, ayuda al
individuo a comprenderse mejor; así se hace más capaz de comprender a los otros y de
relacionarse con ellos de modo mutuamente satisfactorio y lleno de significado.
Por estas razones, es menester desarrollar nuevas estrategias de fomento de la lectura, que
contribuyan a la formación del hábito lector, debido a la gran influencia que esta actividad ejerce
en la formación general del individuo.
Cuba ha sido escenario de múltiples transformaciones sociales por más de 40 años (Fernández,
2006), encaminadas a lograr la masificación de la cultura general integral, entre las que se
destacan los diversos programas de promoción y fomento de la lectura. El Programa Nacional de
promoción y fomento de la lectura, llevado a cabo por la Biblioteca Nacional “José Martí”, que se
extiende a lo largo del país, constituye el ejemplo más fehaciente de las acciones que se
desarrollan en el territorio para lograr este objetivo.
Este proyecto consiste en facilitar los libros a los individuos en sus hogares, acorde con los
gustos y sugerencias. Además se le podrán proponer títulos y autores considerados por los
promotores, para contribuir a la orientación del lector, ya que estos no cuentan con suficiente
tiempo para asistir a la biblioteca y acceder a la lectura, por lo que se recurrió a la opción de que
la lectura llegue al hogar, con el fin de motivar a los habitantes de la comunidad a desarrollar esta
actividad en sus espacios libres para que resulte verdaderamente placentera y provechosa.
Objetivo General
Promover los hábitos lectores en la comunidad “Abel Santamaría”
Objetivos específicos
Fomentar la lectura por placer y los hábitos lectores en la comunidad
Incrementar la frecuencia lectora en los habitantes de la comunidad
Evaluar un nuevo método que facilite el acceso de los materiales hasta el hogar de
los habitantes de la comunidad.
3. Selección de la muestra
Se seleccionarán 100 personas según rangos de edad, nivel escolar y estados laborales, para
aplicar el nuevo método de promoción.
4. Diagnóstico y encuesta
Se realizará una encuesta cada seis meses para evaluar la influencia del nuevo método en los
hábitos lectores de la comunidad a partir de la frecuencia lectora, satisfacción de preferencias,
formas de práctica de la lectura y grado de satisfacción con el nuevo método de promoción de la
lectura.
6. Registro de la información
Se registrarán en un modelo los datos referentes a los materiales entregados por título, autor,
temática así como la dirección y otros datos personales de los individuos seleccionados para el
control de de los materiales.
Divulgar el proyecto entre C. Univ. Debate sobre el proyecto oct/08 abr./09 Talleres
los habitantes de la Biblioteca
comunidad
Conocer la influencia C. Univ. Aplicación de encuesta a oct/08 sep/10 Encuesta
del método en el Biblioteca los habitantes de la
Incremento del hábito comunidad
por la lectura
Comparar la frecuencia
de los hábitos lectores y
el grado de satisfacción
durante el transcurso del
proyecto
Incrementar el hábito lector C. Univ. Aplicación del método de oct/ 08 sep/10 Registro sobre la
de los habitantes de la Biblioteca intervención para la Entrega de libros,
comunidad promoción de la lectura folletos y otros
materiales
Incrementar los C. Univ. Capacitación d e l o s oct./08 ago/10 Conferencias
conocimientos sobre Biblioteca promotores.
promoción y animación
cultural
Informar sobre los C. Univ. Divulgación de los resultados mar/0 sep/10 Talleres
resultados de mayor interés Biblioteca
obtenidos en el proyecto. ago/109
Elaboración de artículos C. Univ. sep/10 Publicación
Nivel de Aceptación del C. Univ. Procesamiento de datos ago/10 sep/10 Informes parciales
método propuesto Biblioteca Elaboración y entrega de y final de los
informes resultados.
RECURSOS HUMANOS PRINCIPALES
Nombre y Marcar si Grado Categoría Entidad % de
Apellidos es Jefe de Científico científica, particip.
Resultado docente
o tecnológica
Karen Mena x Profesor C. U. “Jesús 30
Estévez Instructor Montané Oropesa”
Especialista - Bibliotecario Biblioteca Municipal 15
“Julio A. Mella”
- Promotor Biblioteca Municipal 50
“Julio A. Mella”
- Promotor Biblioteca Municipal 50
“Julio A. Mella”
- Promotor Biblioteca Municipal 50
“Julio A. Mella”
Experiencia relacionada con el objetivo del proyecto del Jefe del Proyecto
El jefe de proyecto ha realizado diversos estudios sobre el trabajo comunitario, la influencia de
las actividades de la Casa de la Cultura en la promoción cultural de Nueva Gerona, en
sociología de la cultura, tradiciones pineras en la etapa colonial y sobre los hábitos lectores en
la comunidad Abel Santamaría.
Otros recursos
(Recursos 1000.00 -
Informativos)
Subtotal 2482.80 1600.00
CONCLUSIONES
La lectura una de las actividades fundamentales para el desarrollo cultural y social del
hombre, desarrolladora de habilidades y capacidades necesarias en la formación de la
personalidad del mismo. Sin embargo, actualmente la mayoría de las personas tienden a
leer de manera eventual, lo que provoca que se afecte además la consolidación de los
hábitos lectores, ya que este proceso exige ente todo sistematicidad.
Los medios audiovisuales (en su uso desmedido) han provocado un desplazamiento de la
lectura como forma de comunicación, información y recreación; además del tiempo libre
con que cuentan los individuos que dificulta considerablemente el desarrollo de la lectura
por placer, ya que es en este espacio donde principalmente fluye esta actividad, lo que
provoca que la misma sea limitada a otras funciones, fundamentalmente con carácter de
consulta. Esta tendencia atenta de manera relevante contra el desarrollo cultural general
integral de los individuos.
A pesar de que la promoción constituye una de las vías primordiales que contribuyen al
fomento de la lectura, esta actividad no se lleva a cabo con efectividad en la comunidad
Abel Santamaría, por lo que no se satisfacen las expectativas de sus habitantes.
Se considera necesario implementar un nuevo proyecto de intervención en la comunidad
Abel Santamaría, con el objetivo de incidir en las causas que provocan el deterioro de la
misma, de promover la importancia que esta supone para el individuo, y sobre todo con el
propósito de motivar a leer, de hacer de esta actividad una pasión, una necesidad
cotidiana, de posibilitar un encuentro placentero y provechoso entre el hombre y el libro.
RECOMENDACIONES
El proyecto presentado estará sujeto a su perfeccionamiento continuo, por lo que se debe
dar un constante seguimiento a su desarrollo en aras de lograr una promoción efectiva,
teniendo en cuenta las expectativas de los individuos y las sugerencias que puedan ser
aportadas para contribuir al enriquecimiento y calidad del mismo.
Se deben intensificar los programas de promoción de la lectura en la comunidad Abel
Santamaría desde las máximas instituciones correspondientes con el objetivo de logar un
mayor acercamiento de los individuos a las mismas, incrementando la relación del hombre
con el texto.
Aunque este nuevo proyecto es aplicable a cualquier comunidad, se recomienda realizar
un estudio previo acerca de las actitudes, necesidades y expectativas de los individuos
con respecto a la lectura, puesto que aunque la tendencia que se ha desarrollado tiende a
comportarse de manera general, cada comunidad posee sus particularidades.
Es necesario llevar a cabo investigaciones similares a la presente realizada, con el
propósito de determinar los factores que inciden de manera negativa en el desarrollo
sociocultural de las comunidades pineras y que contribuyan a estructurar nuevas
estrategias encaminadas a posibles soluciones.
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27. MORAS PUIG, PEDRO EMILIO Y SONIA CORREA CAJIGAL. (1993). Acerca de los hábitos
lectores en estudiantes y promotores de la lectura. La Habana.
30. PEÑA BORRERO, LUÍS BERNARDO. (2004). Dejar leer. Sitio Web:
www.promotores.com.mx
31. PEREDO MERLO, MARÍA ALICIA. (1994). Los hábitos de lectura y espacios de circulación
de la información impresa en Jalisco. Revista Universidad de Guadalajara. México.
33.
33. RODRÍGUEZ SANTAMARÍA, GLORIA. (1992). La promoción de la lectura desde la
biblioteca publica. (Intervención en la II Reunión sobre el Estado Actual y Estrategias de
Desarrollo de las Bibliotecas Publicas de América Latina y el Caribe). Caracas.
34. SANTOS MORAY, MERCEDES. (2006). Para sembrar el placer de la lectura. CMBF Radio
Musical Nacional. La Habana.
35. SETIÉN, EMILIO. (1991). Estudios sobre el trabajo con los lectores en las bibliotecas. Su
relación con el Programa Nacional de la Lectura. Bibliotecas (La Habana) 29(1-2): 48 58;
ene. dic.
37. UNESCO. ( 2001). Declaración Universal de la UNESCO sobre Diversidad Cultural. Sitio
Web: www.portal.unesco.org
38. VARGAS OCAÑA, CARLOS DAVID. (2006). Lectura y el placer de leer.. Sitio Web:
www.educacioninicial.com
ANEXO 2
ANEXO 3
UBICACIÓN DEL CONSEJO POPULAR “ABEL
SANTAMARÍA” EN LA CIUDAD DE NUEVA GERONA
ANEXO 4
ANEXO 6
TOTAL
DE ENCUESTADOS POR RANGOS DE EDAD
ANEXO 7
Compañeros:
Como parte del trabajo de Diploma de una estudiante de la carrera Estudios Socioculturales se está llevando a cabo una investigación
acerca de los hábitos de lectura en la comunidad Abel Santamaría, por lo que solicitamos su colaboración.
La encuesta se realizará de forma anónima y la información será totalmente confidencial, por lo que pedimos la mayor sinceridad y
cooperación.
Muchas Gracias.
Datos personales:
Edad____ sexo____ Nivel escolar___________
Estado laboral: Estudiante____ Trabajador_____ No Trabaja______
Preguntas:
1. ¿Le gusta leer? si____ no____
2. ¿Con que frecuencia lee? Casi siempre____ A veces____ Casi Nunca____ Nunca____
En caso de las tres ultimas, ¿Qué le impide leer con frecuencia?
3. ¿Cómo practica la lectura?
Leo solo materiales de mi profesión ____ Leo como una forma de recreación ___
Las dos____
4. ¿En que momentos prefiere leer?
5 ¿Cuáles son los temas que prefiere para leer? ___________________________________________________________________
6. Enumere por orden de prioridad las actividades que prefiere realizar en el tiempo libre
Leer ____ Ver TV____ Escuchar música____ Practicar deportes____ otros____
7. ¿Con qué frecuencia visita la biblioteca?
Frecuentemente___ Pocas veces____ Casi nunca____
En caso de las dos últimas, responda por qué.
8. ¿Con qué motivo visita la biblioteca?
9. ¿Conoce los programas que se realizan para promover el interés por la lectura y el desarrollo de la lectura por placer?
si_____ no_____
10. ¿Se promueve la lectura en su comunidad? si _____ no_____
11. ¿Le gustaría que le llevaran los libros a la casa? si_____ no_____
12. ¿Leería con más frecuencia si tuviera acceso a los libros desde su casa?
si_____ no_____
13. ¿Qué opciones desearía que se tomaran para incentivar y desarrollar la cultura de la lectura por placer?
ANEXO 9
ANEXO 10
De 46 a 55 años 8 50 65 61 184
ANEXO 11
Pihuamo 6% de la población
[1] Este artículo proviene de la conferencia pronunciada en el I Encuentro de Promotores de la Lectura, celebrado en el
marco de la XVII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México, 2003)