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TOUBERT: “Régimen domanial y estructuras productivas en la Alta Edad Media”

Según el autor, los tres problemas más importantes del sistema domanial son: 1) el de las fuentes
y su credibilidad; 2) el del régimen domanial en tanto unidad productiva y evolutiva; y 3) el sitio de
la estructura en la economía global de la Alta Edad Media.

1) Historiografía y problemática: en primer lugar en torno a la génesis del régimen domanial se


enfrentan las teorías germanistas contra las romanistas. La teoría de los germanistas parte de la
idea a priori de que la sociedad germánica primitiva estaba compuesta por hombres libres e
iguales. Gracias al sentido de asociación de los germanos, esa sociedad había escapado del
individualismo que en ese momento arrastraba al mundo romano a la mezcla de anarquía y
despotismo. Para satisfacer su pasión por la asociación os germanos habían formado grupos de
solidaridad económica y social, las comunidades de marca. Así, la Villa hizo su aparición como el
punto de llegada de un proceso de evolución interna y no por el sometimiento de los pueblos
barbaros como en el mundo romano. A costa de esto, los autores germánicos veían en la villa
franca el acceso de la sociedad germánica primitiva a la condición de sociedad diferenciada porque
ciertos miembros de la comunidad de marca desarrollaron más poder que otros. Al contrario, los
romanistas afirmaban la permanencia de las tradiciones agrarias romanas y la sobrevivencia mas
allá de las invasiones del régimen de la propiedad rural que se había establecido a partir del siglo
II, como los latifundios en los Saltus imperiales de África. Por su parte Toubert afirma, que para los
primeros buscar en la marca germánica los orígenes del gran dominio franco no era otra forma
que contentarse con una solución fácil para explicar la antigüedad de los derechos campesinos de
uso sobre los bienes comunales, mientras que los segundos no podían considerar a los saltus
africanos como antecedente de la corvea medieval.

Por otro lado, la serie de estancamientos en busca de los orígenes fue reemplazada por los
historiadores economistas. Su análisis descriptivo gira alrededor de algunas ideas: el gran dominio
se afirma en el curso del siglo VIII como la estructura portadora de toda la economía de la Alta
Edad Media; a través de los polípticos del siglo X, XI la villa franca se presenta como una estructura
típica; estas estructuras se definen por la conjunción de dos características distintivas. Por un lado,
las estructuras dominiales son bipartitas y contienen un sector de explotación indirecta
constituido por las tenencias campesinas que se adaptan a la subsistencia de unidades familiares.
Por otro lado, están sujetas a censos consuetudinarios y prestaciones de trabajo. La segunda
característica distintiva reside en la ligación esencial entre reserva dominical y tenencias que crea
la exacción regular del señor de la villa sobre la fuerza de trabajo de sus dependientes. El éxito de
la villa como sistema curtense gozo de gran éxito en los modelos económicos concebido como la
sucesión racional de sistemas económicos definidos. Por tanto, todos los economistas pusieron el
acento en las tres características originales que se reconocían en esta fase de desarrollo en el que
sitúan el apogeo de la época carolingia: predominio de gran propiedad eclesiástica o laica,
tendencia autárquica gracias a la expansión del sistema curtense y la marginalización colectiva del
papel de la moneda y los intercambios. Opuesto a estas afirmaciones se levanta la teoría de
Dopsch, quien sostiene que los grandes dominios estaban muchos menos extendidos de lo que se
había creído. También afirma que a las grandes propiedades reducidas a porciones más modestas
había una cantidad considerable de pequeñas explotaciones alodiales. Dopsch ha sido el primero
en llamar la atención sobre las cuestiones metodológicas. También ha invitado a pensar con más
rigor el problema de las diversidades regionales de un mundo carolingio que distaba mucho de ser
homogéneo. El tercer merito arriba en haber planteado el peso real de la pequeña propiedad
alodial en el seno del sistema franco de la propiedad de la tierra. A raíz de estas observaciones,
Pirenne realiza sus estudios en torno a la economía agraria carolingia a partir del siglo VIII. Para
Pirenne la conquista musulmana había censurado el periodo de intercambios que se había
desarrollado en la Antigüedad. Esta suerte había obligado al Imperio a replegarse sobre sí mismo y
generar una economía de la tierra.

2) Las fuentes: existen fuentes relativas a los dominios fiscales como la Capitulare de Villis, estos
documentos constituyen una suerte de reglamento administrativo por el cual un soberano
carolingio recuerda con lujos de detalles los principios que los regidores de los dominios del
patrimonio real debían aplicar a una gestión sana. Asimismo que existen formularios llamados
Brevium Exempla destinados a grandes propietarios eclesiásticos, señores laicos y regidores de
fiscos. Otras fuentes eran los polípticos, que eran documentos de orden público con la función de
concentrar la atención en la gestión de las reservas dominicales sometidas a explotación directa.
Estos polípticos constituían indicaciones acerca de los bienes raíces que constituyen las reservas y
los manos, estado contable de los dependientes y el inventario de las rentas en dinero/especie.
Estos documentos son contemporáneos al sistema curtense y constituyen un signo de la
consolidación de las estructuras domianales. Finalmente, es gracias a a la utilización convergente
de todos estos tipos de fuentes lo que lleva a Toubert a afirmar que la economía del siglo VIII-X
estuvo claramente dominada por una estructura económica evolutiva, una demografía
tendencialmente excedentaria, la conquista agrícola de nuevos espacios y la búsqueda de
equilibrios productivos integrados al progreso de la economía de intercambios.

3) Beneficio señorial y producción campesina: el gran problema del imperio franco era la enorme
dispersión de la gran propiedad que podía incluir cortes muy alejadas unas de otras. Este hecho
remarca el papel de las aristocracias terratenientes en la animación de intercambios regionales.
Existen dominios bipartitos de todos los tamaños, con la estructura de sus reservas y tenencias de
diversas formas. Además había una coyuntura demográfica favorable y a las roturaciones
interiores en los dominios preexistentes. La realidad domanial es la propia de un organismo
dinámico sometido a una constante remodelación de la estructura. Por su parte, las reservas
dominicales contenían grandes cuarteles de tierra roturable. Tenían espacios cerealeros, como así
también una viña. Tenían bosques, y animales. Por supuesto la corte contaba con edificaciones
como la residencia del regidor y lugar de alojamiento ocasional para el amo. Rodeada de
edificaciones anexas como establos, caballerizas, graneros, bodegas; cabañas de esclavos
domésticos y talleres dedicados al tejido. También contaba con inversiones tecnológicas como
molinos y cervecerías. A este sistema de reserva se oponían el conjunto de tenencias campesinas
explotadas por familias nucleares para su subsistencia que estaban obligadas a servicios y
prestaciones de trabajos habituales a cambio del goce hereditario de la tierra. El manso como
termino comienza a utilizarse a partir del siglo VIII y es diferente decir esclavo de mando. Es a
partir del siglo IX que se evidencia una evolución del manso. En consecuencia de la
superpoblación, esas tierras comienzan a ser fragmentadas. Es a partir de los polípticos donde se
demuestra el esfuerzo señorial por mantener un marco de producción simple, eficaz y compulsivo,
un mundo rural cuya expansión demográfica todavía lenta pero regular es perceptible en el nivel
de discordancia entre unidad de tenencia y unidad familiar de explotación.

*Sistema curtense y economía global: el nivel de rentabilidad en la Alta Edad Media asegura la
subsistencia de los señores y de sus campesinos, pero además de entregar un excedente de bienes
destinados al mercado surge también una reinversión destinados al marco de la curtis.

Los minimalistas sostienen que había un estancamiento demográfico., además subrayan también
la débil densidad de la población en los siglos VIII-X. Asimismo, que observan una débil
rentabilidad por tributos y sostienen que lo importante es la corvea (obligación de trabajar
gratuitamente en las tierras del señor). Los minimalistas advierten que lejos de despertar un
espíritu de empresa el excedente solo servía para satisfacer la necesidad de distinción social de la
aristocracia. Toeubert corrige: la idea de un estancamiento demográfico en los siglos VII-X ya no
es aceptada. Al contrario, sostiene un gran despliegue demográfico. Por otro lado, también se
observa una colonización en los siglos X y XI para generar más producción, por tanto la
rentabilidad no es débil. Además para reforzar esto, Toubert observa circulación monetaria en
Italia. En torno a que los minimalistas sostenían que solo importaba la corvea, Toubert sostiene
que no es así, que la estructura bipartita se complementaba y una sostenía a la otra, evidencia de
esto son los molinos y cervecerías como búsqueda de mayor rentabilidad. Por otro lado, se
observa una reducción de la reserva en función de la tenencia. Es decir, para aumentar la
producción en el manso, anulando la débil rentabilidad minimalista.

De otro modo, Toubert analiza la estructura de los intercambios en la Alta Edad Media. Se ha
observado que la curtis asociaba a la producción con productos “industriales”, evidenciando un
artesanado domanial. Asimismo, que observa un mercado domanial y una red de intercambios
regionales. Esta misma conexión se estableció también entre mercados regionales y ciudades
urbanas. Estos circuitos comerciales favorecieron al sistema monetario en denarios de plata. La
razón de que esta estructura monetaria funcionara era que: facilitaba el ahorro y las posibilidades
en metal monetarizado para los campesinos, concentración en valor de renta domanial y el
intercambio en redes comerciales centradas en mercados domaniales.

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