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Ombligo Universal

Augusto Godachevich
(Obra tragicómica compuesta
por diferentes escenas)
Teatro Completo – Libreto 14
2009

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“Soy Augusto Godachevich, argentino. Nací en Pergamino, provincia de Buenos Aires,
en el año 1979. De chico fui un niño introvertido y de pocos amigos. Mí constante
pasatiempo era el de crear y dibujar personajes en cuadernos que iba almacenando.
Nunca fui a aprender dibujo (o no lo recuerdo). Al terminar la secundaria viajé a Capital
Federal, en donde pasé once años de mi vida estudiando diversas carreras (Diseño
Gráfico, Psicología y Dirección Teatral) y tomando diferentes cursos y talleres
(Actuación, Guitarra, Composición Musical, Fotografía, etc.) Con el pasar del tiempo fui
entrenándome en diferentes artes. Fui componiendo temas musicales y escribiendo las
letras de los mismos; fui escribiendo obras de teatro, dirigiéndolas y actuándolas; fui
escribiendo cuentos; y fui haciendo otras cosa que en este momento no pienso desarrollar.
(Dibujos, Pinturas, Afiches etc.)

Como cantautor: Grabé los discos “Asco” (2010) y “Nausea” (2013), y presenté los
espectáculos “Asco en Vivo 1” y “Asco en Vivo 2”(2010), “Nausea en Vivo”(2013) y
“Carne Picada de Diván”(2014).
Como director, y en la mayoría de los casos también actor: Estrené en Capital Federal las
obras “Relaciones Clasificadas”(2005),“Relaciones Clasificadas versión
extendida”(2006),“Reflexiones Empetroladas”(2007),“Cristal, el Hada del
Bosque”(2007); y en mi ciudad natal, Pergamino, estrené las obras “Represiones
Recicladas”(2008),“Agonías Transitadas”(2009),“Querequetedequé”(2011),y “Por las
Paredes”(2013) [Ésta última dirigida por Ana Julia Vigo].
Como docente, junto a mi esposa Ana Julia Vigo: Dirigimos a nuestro grupo de
“Entrenamiento y Formación Actoral” en mis siguientes obras: “Ombligo Universal”
(2009),“Patetismo Encarnado”(2010),“Repuestos Biológicos”(2011),y “Cerca”(2013).
Y como dramaturgo: Escribí todas estas obras que aquí les presento en esta extensa
colección. Cada libreto especifica que tipo de material contiene: (Escenas cortas, escenas
largas, unipersonales, etc.)
Espero que el material les sea de utilidad tanto para el placer de la lectura misma, o para
realizar alguna escena u obra.
Me despido agradeciéndole por ser mi lector, y por sobre todo por ser lector de teatro.
Gracias”

Augusto Godachevich 2015

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Este libro digital forma parte de la Colección Teatro Completo de Augusto
Godachevich, la cual está conformada por los siguientes libretos:

01: “Mira entre mis Nalgas” (8 escenas cómicas cortas y una larga) (2002)
02: “Revancha Celestial” (9 escenas cortas tragicómicas) (2002–2004)
03: “El juego de las sonrisas” (Escenas cómicas, 5 cortas y 1 larga) (2003-2006)
04: “Relaciones Clasificadas” (Obra cómica compuesta por escenas y canciones)
(2005-2006)
05: “Tahuacos” (Obra infantil para 5 actores) (2007)
06: “Reflexiones Empetroladas” (Obra tragicómica compuesta por escenas y
canciones) (2007)
07: “Conejo negro” (Obra infantil para 5 actores) (2007)
08: “Equilibrio Marital” (Obra tragicómica en 5 actos para 7 actores) (2007)
09: “Represiones Recicladas” (Obra tragicómica compuesta por diferentes escenas)
(2008)
10: “Competencia Tercermundista” (9 escenas unipersonales tragicómicas y extras)
(2008)
11: “El sueño de la empanada” (8 escenas tragicómicas) (2009-2011)
12: “Agonías Transitadas” (Obra tragicómica para 2 actores compuesta por
diferentes escenas) (2009)
13: “Agradecimientos desencontrados” (9 escenas tragicómicas y una adaptación
blasfema) (2009)
14: “Ombligo Universal” (Obra tragicómica compuesta por diferentes escenas)
(2009)
15: “Acá” (Obra Unipersonal masculina) (2010)
16: “Patetismo Encarnado” (Obra tragicómica para 2 actores compuesta por
diferentes escenas) (2010)
17: “Mierda en los ojos” (Diez escenas tragicómicas) (2011-2012)
18: “Querequetedequé” (Obra Infantil para 2 actores o más) (2011)
19: “Ex (con equis)” (Obra en 6 actos para 6 actores) (2012)
20: “Niño de Cristal” (Obra en 6 actos para 7 actores) (2012)
21: “Por las paredes” (Obra en 1 acto para 2 actores) (2013)
22: “Madres e hijos” (Obra Unipersonal femenina) (2014)

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Ombligo Universal:

(Esta obra fue pensada para una muestra de taller en donde diferentes
alumnos construían cada personaje. De todos modos las escenas pueden ser
utilizadas por separado)

Escenas

01 – Esto no es talabartería
02 – Primera introducción de Juan
03 – Feliz día del amigo
04 – Primera introducción de Mariano
05 – No Juraras
06 – Intermedio
07 – Primera Introducción de Lara
08 – Loca de Mierda
09 – Segunda Introducción Juan
10 – Baldes y Balanzas
11 – Segunda introducción Mariano
12 – Yoga, yoga, yoga

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01 - ESTO NO ES TALABARTERIA
Abril
Bea

(Está ensayando Abril sola en la casa)

Abril –

Ese instante que no se olvida.


Tan vacío, devuelto por las sombras.
Tan vacío, rechazado por los relojes.
Ese pobre instante adoptado por mi ternura.
Desnudo, desnudo de sangre de alas.

(Entra Bea en la oscuridad)

Sin ojos para recordar angustias de antaño.


Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.

Bea – (Interrumpiéndola) ¿Seguís ensayando?


Abril – (Sigue:)

Ampáralo niña ciega de alma


Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Bea – (Se acomoda en algún lugar de la pieza) ¿Listo?


Abril – Bea, no me interrumpas más así.
Bea – Si ya te lo sabés, dejate de joder.
Abril – No pasa por saberseló nada más. Estoy encontrando nuevos matices.
Bea – Mirá que bien.
Abril - ¿Quién te abrió?
Bea – Tu mamá.
Abril - ¿Le dije que necesitaba estar sola?
Bea – No me dijo nada.
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Abril – La puta madre…
Bea – Si queres me voy.
Abril – Ahora ya está.
Bea – Estás terrible… ¿Qué te pasa?
Abril – Estaba haciendo un experimento emocional.
Bea - ¿Sí? ¿De qué se trata?
Abril – Estuve sola, encerrada acá desde ayer a la mañana.
Bea - ¿En serio?
Abril – Sí. ¿No te dijo nada mi mamá?
Bea – No. Me dijo que estabas ensayando nada más.
Abril - ¿Qué hora es?
Bea – Las cinco.
Abril – Bueno, estuve bastante.
Bea - ¿Y para qué te encerraste?
Abril – Para sentir la soledad. Hay una parte del texto que ayer no podía sentir del todo viva…
Bea – ¿Qué parte?
Abril – (Se concentra y vuelve a recitar)

Tan vacío, devuelto por las sombras.


Tan vacío, rechazado por los relojes.
Ese pobre instante adoptado por mi ternura.
Desnudo, desnudo de sangre de alas

Abril - ¿Se siente la soledad?


Bea – (No sabe que decir) Sí… sí… se siente bastante.
Abril - ¿Viste? Es por eso. Me senté ahí… (Señalando un rincón de la pieza)… durante toda
la noche, tratando de sentir lo que es estar solo. Estuve pensando lo que era existir y dejar de
existir.
Bea – Qué bien.
Abril - ¿Y vos? ¿Cómo venís con la composición de tu personaje?
Bea – Bien. Ya lo tengo.
Abril - ¿A ver? Mostrameló.
Bea - ¿Al personaje?
Abril – Sí Bea. Mostrameló, dale.
Bea – Espera que busque el vestuario.
Abril – No, no, así nomás.
Bea – No puedo así nomás. Necesito el vestuario.
Abril – Entonces el personaje no está.
Bea – Sí, está. Te digo que está.
Abril - ¿Y adonde está? ¿En el vestuario?
Bea – No se donde está, pero estar está.
Abril – Hoy voy a hablar con el director antes de la función, le voy a tener que contar.
Bea - ¿Qué le vas a contar?
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Abril – Que no tenes al personaje.
Bea – ¿Y a vos qué te importa si tengo el personaje o no?
Abril – Vas a formar parte de la misma obra que yo. Si algo sale mal cagás la obra.
Bea – No es un problema tuyo.
Abril - Prefiero que hoy no vayas. ¿Puede ser? Yo le digo al director que te atropelló un
camión o que tenés la fiebre porcina.
Bea – Voy a ir, te guste o no, y voy a hacer la función.
Abril – No te lo puedo permitir Bea. Estuve demasiado tiempo ensayando como para que
cagués la obra con tu irresponsabilidad.
Bea - Es tu punto de vista.
Abril – Te voy a dar una última oportunidad. Mostrame tu personaje.
Bea – Dejate de joder.
Abril – ¡Mostrameló Bea!
Bea - (Empieza a decir el texto)

Esta lúgubre manía de vivir,


esta recóndita humorada de vivir,
te arrastra Alejandra, no te niegues.

Abril – No, está mal. No es “no te niegues”, es “no lo niegues”


Bea - ¿Estas segura?
Abril – Sí. Sé el texto de toda la obra.
Bea – Bueno… (Intenta seguir)…

Hoy te miraste en el espejo


y te fue triste, estabas sola,
la luz rugía el aire cantaba,
pero tu adorado no volvió

Abril – (Remarcando el error) “La luz rugía el aire cantaba,


pero tu amado no volvió” (Enojada) No sabés ni siquiera bien el texto.
Bea – Es lo mismo.
Abril – No, no es lo mismo.
Bea - Es que me ponés nerviosa.
Abril - ¿Y cuando esté toda la gente ahí sentada, mirandoté, qué vas a hacer?
Bea – Ya veré.
Abril – Sos una vergüenza. Y aparte la que esta diciendo el texto sos vos. No tenés el
personaje ni en pedo.
Bea – Te dije que me falta el vestuario
Abril - Si yo fuese el director te cago a trompadas.
Bea – Basta Abril, basta. Me hartaste.
Abril – Desde chiquita que nos conocemos… ¿Porque no estudiaste cerámica o pintura? No,
tuviste que estudiar actuación.
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Bea – Es que me gusta actuar.
Abril – ¡Actúa entonces!
Bea – Eso intento.
Abril - ¿Sabés lo que te gusta a vos? Subirte al escenario y que te aplaudan por cualquier
pelotudés que digas. Vos no entendés un carajo de arte.
Bea – Yo hago lo que puedo.
Abril – Entonces podés muy poco. Sacrificate nena, esto es teatro, no talabartería. Acá hay
que poner el alma. (Respira. Ve que Bea ya no dice nada) Vení Bea, sentate acá.
Bea – ¿Para qué?
Abril - ¿Cuánto tiempo tenemos antes de la función?
Bea – Dos horas.
Abril – Bueno, vení, sentate. Sos mi amiga. Te voy a ayudar con el texto.
Bea – ¿Te parece?
Abril – Dale Bea, tenemos poco tiempo. Sentate acá y empezá a largar el texto. Vamos a
hacer que el personaje aparezca. (Bea se sienta desconfiada) Empezá, dale.

Bea –

esta lúgubre manía de vivir,


esta recóndita humorada de vivir,
te arrastra Alejandra, no lo niegues.

Abril – Bien, pero decilo mas pausado. Empezá de vuelta y decilo más pausado. Voy a poner
la pava para tomar unos mates mientras ensayamos. ¿ok?
Bea – Ok. (Empieza de vuelta mas pausado. Abril sale)

esta lúgubre manía de vivir


esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

(comienza a desconfiar)

hoy te miraste en el espejo


y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

... (Se para y va a ver porque su amiga tarda tanto. Se da cuenta que la dejó encerrada con llave.
Comienza a gritar) ¡Abril! ¡Abril! ¡Abrime Abril! (Sube la música)

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02 – Primera introducción de Juan

Juan - Buenas noches a todos. Yo no voy a actuar en ninguna de las escenas que
componen esta obra. Tendría que haberlo hecho, pero uno de nuestros compañeros se fue
pocas semanas antes de hacer la función. Así que el profesor me puso a mí, y a otros dos
chicos, a presentar las escenas de los demás compañeros.
La escena que sigue se llama “Feliz día del amigo” y hablar sobre la amistad entre el
hombre y la mujer. Los chicos actúan bastante bien. No como hubiese actuado yo,
pero…, es lo que hay. Espero que les guste.

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03 – FELÍZ DÍA DEL AMIGO
Caro
Quique

CARO – ¡Ey! ¿Qué haces Quique? Feliz día.


QUIQUE – (Está tenso) Feliz día Caro.
CARO – Disculpá la demora, estaba en el gimnasio y se me re pasó.
QUIQUE – Todo bien, no tenía nada que hacer. ¿Querés tomar algo?
CARO – No, está bien.
QUIQUE - Tomá. (Ella ve que él esta nervioso. Él le da un paquete)
CARO – ¿Para mí? Ay qué tierno. Gracias. (Abre el paquete)
QUIQUE – Feliz día.
CARO – (Termina de abrirlo y ve que es otro osito, como cada año. No lo puede creer) ¿Otro
osito? Qué lindo
QUIQUE - ¿Te gusta?
CARO – Sí, me encanta.
QUIQUE – Qué bueno que te gustó. Estaba entre ese osito y… un juego de lencería.
CARO – (Lo toma como chiste) ¡Ay sonso! Yo tengo tu regalo en casa. ¿Vamos, y de paso
hacemos unos mates? (Le llega un mensaje al celular. Lo saca de su cartera y se pone revisarlo
mientras sigue hablando a medias con Quique)
QUIQUE –No, no. Pará… Esperá un cachito.
CARO - ¿Qué pasa? ¿Tenés que pasar por lo de Cintia?
QUIQUE – No, no.
CARO - Decime la verdad, mirá que no me enojo.
QUIQUE – No. Cortamos con Cintia.
CARO – (Ella ríe sin escucharlo por un mensaje que le mandaron) ¿Qué?
QUIQUE – Que cortamos con Cintia.
CARO – No lo puedo creer. ¿En serio? ¿Qué paso?
QUIQUE – No sé. No estoy muy seguro.
CARO – Quizá tenían que tomarse un tiempo. Esas cosas siempre pasan en las relaciones…
no sé… Bueno, a mí no me pasa. Pero veo que a la gente… no sé… ¿Se entiende?
QUIQUE – Sí, no sé, quizá nos teníamos que tomar un tiempo.
CARO – Igual nunca me gustó para vos… ya lo sabés…
QUIQUE – Sí, ya sé…
CARO – Bueno, ya se va a arreglar. ¿Vamos?
QUIQUE – Esperá un cachito…
CARO - ¿Qué pasa Quique… estás muy raro… (Silencio) ¿Es solamente por lo de Cintia que
estás así, o hay algo mas? (Él no contesta. Ella intuye) ¿Es conmigo el problema?
QUIQUE – Algo así.
CARO –(Sorprendida) Ah… es conmigo…
QUIQUE - (Decidido a hablar) ¿Te puedo... pedir un favor?
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CARO - Lo que quieras... y más hoy que es nuestro día ¿O no?
QUIQUE - Ese es el problema.
CARO - ¿Cuál? ¿El día?
QUIQUE – No. Nuestra… amistad.
CARO - ¿Qué pasa con nuestra amistad?
QUIQUE – (Intenta comenzar a explicarse) A ver…
CARO - (Pensando) Ya sé, fue por lo que dijo Pedro el otro día. Es un desubicado. Ya lo
conocés. Cuando llegamos a casa lo cagué a pedos.
QUIQUE – No, no es eso.
CARO – (Sin escucharlo) Pero él no lo hace de mala persona. Lo que pasa es que tiene menos
sensibilidad que un chancho. Pero no lo hace para lastimarte... es así… pero tiene sus cosas
buenas… por algo está conmigo.
QUIQUE - No, no fue por eso. Es otra cosa.
CARO - ¿Qué cosa?
QUIQUE - Es tu... (No sabe que decir)…ropa.
CARO - ¿Mi ropa? (Se mira la ropa) ¿Cómo mi ropa?¿Qué tiene mi ropa?
QUIQUE – Bah, no la ropa en sí…
CARO - ¿Entonces?
QUIQUE – Pasa que cuando te vestís así… me haces poner un poco... (Busca la
palabra)...nervioso.
CARO - ¿Nervioso? ¿Te pongo nervioso?
QUIQUE - Sí, entendeme. Vamos a tu casa, Pedro no está y vos así vestida... me dan ganas
de...
CARO - ¿De?
QUIQUE –…y…de dejar de ser… tu amigo, aunque sea por un rato.
CARO – O sea, que vestida así... te... excito (Quique enarca las cejas afirmando) Pero
nosotros somos amigo Quique... Vos tendrías... que... No sé qué decirte. ¿Y la amistad entre el
hombre y la mujer? (Quique levanta los hombros)
CARO – Pero… (Se siente halagada)… porque nunca me dijiste…
QUIQUE – Es que no quería… Yo trato de no mirarte Caro, te juro que trato... me digo: es tu
amiga, es tu amiga... pero es más fuerte que yo. Sos tan… (Mirándola. Se inhibe)
CARO - (Esperando) ¿Tan que…
QUIQUE – No sé. ¿Qué querés que te diga? Ya sé que sos mi amiga. (Buscando una
solución) ¿Y si solo te ponés algo más... (Haciendo el gesto)… cerradito?
CARO – Pero, no tengo otra ropa.
QUIQUE – (Desesperado) Ya sé, Caro... Me sé de memoria tu guardarropa... Pero como
favor te lo pido... en serio... por favor.
CARO - Pero ¿es para tanto? ¡Qué exagerado!
QUIQUE – (Explota) ¡Sí, es para tanto! Estoy todo el día pensando en tus… (Señala sus
senos) En el laburo, en el subte, en el colectivo. Mi diario íntimo es una infinita enumeración de
cómo te desnudaría.
CARO - ¿Tenés diario íntimo?
QUIQUE – (Evitando la pregunta) Te juro que no doy más.
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CARO – Bueno Quique…
QUIQUE -¿Sabés porque salía con Cintia?
CARO –No sé. ¿Por qué es simpática?
QUIQUE – No. Salía con ella porque la veía parecida a vos.
CARO - Sí, es verdad, tiene un aire. Las cejas… ¿No?
QUIQUE - ¿Sabés la cantidad de veces que le dije Carolina cuando estábamos justo en el
mejor momento?
CARO – ¿Sí? Me siento… halagada.
QUIQUE – Ella no se sentía muy halagada.
CARO – Pobre Cintia…
QUIQUE – Me aguantó hasta que no pudo más.
CARO – (Pensando) Y… No sé… ¿Nunca pensaste en hacer alguna… manualidad?
QUIQUE - ¿Me estás jodiendo? ¿Te crees que no lo intenté? Me la paso todo el día
intentandoló. ¡Hasta en el laburo!
CARO - ¿En el laburo?
QUIQUE – En el baño del laburo.
CARO – Ah…
QUIQUE - Pero cuando termino... (La comienza a mirar a ella)... es como si nada. Ahí siguen
tus labios llamándome. Ahí sigue tu cuerpo desnudo paseandosé por mi cerebro. ¡Ayudame por
favor! ¡No puedo más! (Intenta besarla. Ella se aleja) Perdón.
CARO – Está bien. (Se siente confundida. Silencio) Ya fue Quique. Si querés... (Tímida y
seductora)... lo hacemos.
QUIQUE - (Paralizado) ¿Eh?
CARO - Que si querés lo hacemos. (Ve que no responde) ¿Qué? ¿No querés?
QUIQUE - ¿Cómo no voy a querer? Es todo lo que quiero hacer desde que te conozco.
(Reprimiéndose) Pero Caro... vos... (Buscando la frase) ¿Y Pedro?
CARO - ¿Qué tiene que ver Pedro? Nosotros somos amigos Quique, y los amigos están para
ayudarse. ¿O no?
QUIQUE – Sí, pero…
CARO - Si la única manera de ayudarte que tengo es dándote sexo, lo hacemos y listo. Vos
sabés que haría cualquier cosa por vos.
QUIQUE - No Caro, eso no.
CARO - ¿Por qué? Mira que yo estoy dispuesta.
QUIQUE - No Caro, no. ¿Después como lo miro a la cara a Pedro?
CARO – Y no lo mires. (Despectiva) Total…
QUIQUE – No Caro, no.
CARO - ¿Seguro? (Silencio) ¿Estás seguro?
QUIQUE - (Silencio) No. Que voy a estar seguro.
CARO - Dale Quique… ¿Para qué están los amigos? No seas pavote. Vení, vamos a hacerlo.
Parece que es la única manera de que se te pase. (Lo levanta) Vamos a casa.
QUIQUE – ¿Y después?
CARO – Y después vemos que pasa. (Él dice que sí con la cabeza) Quién sabe… Quizá para
el próximo 20 de Julio me regalas la lencería. ¿Qué te parece?
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QUIQUE – Está bien.
CARO – Feliz día
QUIQUE – Feliz día (Ella le da un piquito. Apagón)

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04 – Primera introducción de Mariano

Mariano - Hola, yo soy otro de los chicos que se quedaron sin tener escena. La verdad es
que me puse muy triste cuando me enteré. Estuve llorando toda la tarde. Pero el profesor
nos dijo que él no podía hacer nada, que ya no había tiempo para preparar otra escena. Y
también dijo muchas groserías sobre la falta de responsabilidad, y sobre el amor por el
teatro, y otras cosas que no entendí del todo.
Bueno, la escena que sigue se llama “No jurarás”. Es un poco fuerte, les aviso por si
alguno tiene problemas cardíacos o algo así. Bueno, me voy para allá. (Señala y se va)

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05 – No jurarás
Personajes:
MARTA
RICARDO
CAROLINA

(Ésta escena aparece por primera vez en la obra Relaciones Clasificadas, del año 2005)

(En un rincón de la habitación se encuentra Ricardo. Está atado de pies y manos y su


boca esta tapada con una gruesa cinta plástica. Éste comienza a despertarse lentamente.
Por la puerta derecha de la habitación ingresa Marta)

MARTA - Buenos días mi amor, te traje el desayuno. Pan con miel y manteca, y mate
cocido. ¿Viste cómo me acuerdo? ¡Ya pasó tanto tiempo! (Le saca la cinta) ¿Cómo andás
vos?
RICARDO - (Sorprendido) Marta ¿Qué hago acá?
MARTA - ¿Qué pregunta es esa? Este es nuestro nidito de amor. ¿No te acordás?
Claro, es que ya pasó tanto tiempo. (Feliz) Pero ahora estás acá, de vuelta, y esta vez no
te me vas a escapar.
RICARDO - Soltame.
MARTA - Nunca. Esta vez no. Esta vez no vendrá ninguna chirusa a enamorarte y
sacarte de mi lado.
RICARDO - Marta, eso fue hace… (Piensa)…dos años.
MARTA - Dos años habrán sido para vos, para mí fue una eternidad. Vos no sabés, vos
no entendés. Encerrada acá sin ver el sol. Si no fuese por mi mamá que viene todas las
noches a traerme algo de comer, ya me hubiese muerto.
RICARDO – Pero… ¿Por qué no saliste?
MARTA - (Sorprendida) ¿Cómo iba a salir? ¿Y si venías? No podía arriesgarme. Yo
esperaba que te canses de Carolina, esperaba tu vuelta, esperaba que vuelvas arrepentido
a mis pies.
RICARDO - Pero yo te expliqué.
MARTA - (Histérica) ¿Qué me explicaste? Nada. Vos me juraste que ibas a estar
conmigo toda la vida, me juraste protección, vos me juraste amor eterno. (Emotiva) ¿Te
acordás? Fue una noche de invierno. Estábamos los dos juntitos, abrazaditos debajo de
las frazadas. Habíamos terminado de hacer el amor. Y vos me dijiste: "Marta te amo, te
entrego mi cuerpo y mi alma. De ti depende mi felicidad y mi tristeza". ¿Te acordás
ahora?
RICARDO – Sí, me acuerdo, pero todo cambia Marta, nada es para siempre.
MARTA - No me vengas a mí con frases hechas y filosofía barata. ¡Vos juraste!
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RICARDO - Marta, tenés que entender, ahora mi cuerpo pertenece a otra persona…
MARTA - (Interrumpiéndolo y gritando) Sí. A Carolina, a esa perra rastrera.
RICARDO - (Gritando) Callate, no le digas así. Yo la amo.
MARTA - Sí, como me amabas a mí.
RICARDO - Marta, nosotros fuimos novios nada más que tres meses. Yo salgo desde
hace dos años con Carolina.
MARTA - ¡No me importa! (Se levanta y se lleva la bandeja) Vos primero me diste tu
cuerpo a mí. ¡Ahora es mío! ¡Discusión terminada! (Sale por donde había entrado)
RICARDO - (Gritando) ¡Marta! ¡No! ¡Vení desatame! ¡Me tengo que ir! ¡Marta!
MARTA - (Entra con el rollo de cinta aisladora en la mano) Muy bien. Como no
quisiste desayunar, y en cambio elegiste discutir, te voy a poner en penitencia para que
vayas aprendiendo que conmigo no se juega.
RICARDO - No Marta, no me tapés la boca, me voy a portar bien. Te lo juro.
MARTA - (Sorprendida) ¿Te lo juro? ¡Pero qué hijo de… (Tapándole la boca) Ahora
sí. Vas a saber lo que es bueno. (Se escucha el timbre, ambos se sorprenden. Preguntando
felizmente) ¿Quién es?
CAROLINA – (Neutro) Carolina.
MARTA - (Lo mira a Ricardo a los ojos y este desesperado se empieza a sacudir para
todos lados) ¡Sorpresa! Mirá quien llegó a nuestra fiesta. (Marta empuja a Ricardo y los
saca por izquierda) Ahí voy Carolina. (Sale por puerta la derecha y hace entrar a
Carolina. Ambas entran a la habitación) ¿Cómo andás?
CAROLINA - (Asustada) Bien, bien. ¿Y Ricardo? Dijiste que iba a estar acá. ¿Dónde
está?
MARTA - Tranquila muñeca. Qué hermosa que sos. Vení sentate. (Ambas se sientan
alrededor de la mesa) ¿Encontraste rápido mi casa?
CAROLINA - Sí, bastante.
MARTA - Me imagino que Ricardo te habrá hablado mucho de mí ¿no?
CAROLINA - No, la verdad que no. Te habrá mencionado un par de veces no más.
MARTA - (Exaltada) ¡¿Un par de veces?!
CAROLINA - Ajá.
MARTA – Hipócrita. (Tranquilizándose) Bueno, mirá, te explico. Parece que vos
tenes algo que antes era mío ¿Me entendés?
CAROLINA - ¿Yo? ¿Tuyo?
MARTA – Sí, tenés algo mío. Y quiero que me lo devuelvas.
CAROLINA - Claro, si es tuyo como no te lo voy a devolver. Decime… ¿Qué querés
que te devuelva?
MARTA - A Ricardo.
CAROLINA - (Sorprendida) ¿Querés que te devuelva... a Ricardo? (Se larga a reír)
Dale che. ¿Qué querés?

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MARTA - Ya te dije. A mí, Ricardo, se me entregó en cuerpo y alma. Aunque él ahora
se vaya a casar con vos, es mío y lo será para siempre.
CAROLINA - (Simulando tranquilidad) Mira Marta, esas cosas siempre se dicen en los
noviazgos, “te amaré para siempre” o cosas por el estilo. Pero es simplemente… cómo
decirlo...
MARTA – (Aseverando) Un juramento.
CAROLINA – No, a ver… Es una manera de expresar lo bien que se sienten en ese
momento… y es eso lo que hace jurar y prometer cosas que quizá luego no se puedan
cumplir. ¿Entendés?
MARTA – ¡El juró, el juró! ¿Vos sabés lo que es jurar?
CAROLINA - Me parece Marta que vos necesitas ayuda profesional. Yo tengo un
amigo… (Le da una tarjeta)
MARTA - (Se levanta violentamente interrumpiéndola) No, yo no necesito nada. Lo
único que quiero es a Ricardo y quiero que me lo entregues por las buenas.
CAROLINA – (Comenzando a levantar la voz) Mirá Marta, deja el pasado atrás, hay
miles de hombres. No seas caprichosa y decime dónde está Ricardo sino querés que llame
a la policía.
MARTA - Nunca. (Se escuchan golpes por izquierda. Carolina corre y sale por derecha.
Marta se desespera y saca un cuchillo de entre sus harapos y lo esconde detrás de sí.
Entra Carolina con Ricardo, el cual ya tiene las piernas desatadas)
CAROLINA - ¿Qué hiciste? ¡Estás enferma! (Carolina le da la espalda a Marta para
sacarle la cinta de la boca a Ricardo. Éste se sacude denotando alarma)
RICARDO - (Le saca la cinta. Ricardo gritando) ¡Cuidado! (Marta le clava el cuchillo a
Carolina por la espalda. Ésta cae agonizando sobre el cuerpo de Ricardo, el cual tiene
todavía las manos atadas) ¡No! ¡Hija de puta! ¿Qué hiciste? (Llora y le habla a Carolina
desesperado) Mi amor, mi amor. (Ella muere)
MARTA – Se me resbaló el cuchillo. Yo no quise. Es que no me quiso dar lo que me
correspondía. Yo intente por las buenas, vos nos escuchaste. ¡Vos nos escuchaste Ricky!
RICARDO - (Llorando) Enferma, sos una enferma de mierda.
MARTA – Quizá. Pero si lo soy, es por tu culpa.
RICARDO - Mentira.
MARTA – (Ella se acerca lentamente y le pones el cuchillo en el cuello) Sí, por tu
culpa. Nunca tendrías que haber jurado. (Ricardo se yergue asustado) Ahora sos mío. Ya
nadie se interpondrá entre nosotros.
RICARDO – Solta ese cuchillo Marta.
MARTA – Lo voy a soltar cuando estés dispuesto a cumplir con tu juramento. Lo vas a
tener que hacer. Me vas a tener que amar... (Susurrándoselo lentamente)… para siempre.
RICARDO – (Tratando de zafarse) ¡Nunca te voy a amar! ¡Nunca, hija de puta!
MARTA – (Sin poder soportarlo. En un grito terrible) ¡No! (Le abre el cuello con el
cuchillo. Cuando el cuerpo cae reacciona y se da cuenta de lo que hizo. Desesperada) No
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Ricky. Mi amor, no. ¿Por qué, Dios? ¿Por qué? No mi amor. (Violenta) ¡No te vayas!
¡Vos me juraste que ibas a estar conmigo para siempre! ¿Me traicionas de vuelta? (En un
grito) ¡Vos me juraste! (Comienza a calmarse lentamente. Se seca las lágrimas. Lo mira
con ternura. Lo desata. Pone su cuerpo sobre la mesa y comienza a desnudarlo) Por lo
menos cumpliste con un juramento. No tendré tu alma, pero sí tu cuerpo. Tu cuerpo hasta
el fin.

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06 - INTERMEDIO
Carmen
Romina

(Están Carmen y Romina sentadas en dos sillas)

C - ¿Para qué estamos sentadas acá?


R - ¿Otra vez?
C – Es que no entiendo.
R – Ya te explicaron mil veces.
C – Ya sé.
R - ¿Qué es lo que no entendés?
C – No es que no entienda…
R - ¿Y entonces?
C – Es que yo hubiese preferido, no sé…, otra cosa.
R - ¿Otro personaje?
C – Sí, no sé…, hacer otra cosa.
R – Y bueno, convengamos que fuimos las últimas en empezar el taller.
C – Eso no tiene nada que ver. Yo pagué, como todas.
R – Pero bueno…es lo que hay. ¿Preferirías no hacer nada?
C – No, no digo eso. ¿Sabés qué papel me hubiese gustado hacer?
R - ¿Cuál?
C – El de Marta.
R – ¿El de la escena del rapto?
C – Sí, ese.
R – Bueno, pero ése le tocó a Victoria.(Para quien realice esta escena: en donde dice
Victoria, deberá decir el nombre de la alumna que realice la escena anterior a esta)
C - ¿Y qué hizo Victoria para merecerlo?
R – Y, no sé…, viene al taller desde el comienzo.
C – Eso no alcanza para merecer un papel.
R – Parece que sí.
C – La odio.
R - ¿A Victoria? (C afirma) ¿Y qué te hizo a vos?
C – No sé…, pero ese papel lo quería yo.
R - Pero eso no lo decidió ella.
C – Eso es lo que vos creés.
R – ¿Vos decís que Victoria le pidió ese papel al director?

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C – Seguro.
R – No creo. Acordate que el día que el director trajo las obras, estábamos todos. Y
nadie había leído ninguna escena todavía.
C – Eso es lo que te hicieron creer.
R – Eso es lo que pasó.
C – ¡Es un hijo de puta!
R - ¿El profesor?
C – Sí. Y lo peor es que yo le pagué.
R – Pará un cachito, nena ¿Qué te pasa?
C – ¡Ya te dije, pendeja! ¿Sos sorda?
R - ¿Por qué me tratás así?
C – ¡Yo quería ese papel!
R – Bueno, ya está.
C – ¡La mierda ya está! Yo le voy a decir que me devuelva peso tras peso. A mí no me
van a parar como una boluda a decir pelotudeces.
R – Es el intermedio.
C – ¡Qué me importa que sea el intermedio! Es un forro. Voy a afichar toda la ciudad
para que nunca más se anoten alumnos en su taller de mierda.
C - Estás loca. ¿Quién te creés que sos?
R – ¡Los odio a todos!
C - ¿A mí también?
R – Sí, a vos te odio en quinto lugar.
C – (No puede creer el comentario) ¿Y a quién odiás en cuarto lugar?
R – (Para quien realice esta escena: a partir de ahora van ir criticando a todos los
integrantes de la obra. Pongan el nombre de quien corresponda) A Lucas.
C - ¿En tercer lugar?
B – Al de barbita.
C - ¿Quién? ¿Víctor Manuel?
B – Sí, ese. El que usa dos nombres.
C – ¿Y en octavo lugar?
R – A Rodríguez, es obvio. ¡Es un idiota!
C – Callate, estúpida. ¡Pueden estar los familiares acá!
R – Qué me importa. Mi mamá también vino. Y sin embargo tiene que comerse que su
hija esté haciendo el intermedio con otra forra.
C - ¿La otra forra soy yo?
R - ¿Qué te parece pelotuda?
C – (Agarrándola de los pelos) Ya me hinche las bolas de tu agresión pendeja.
R – Soltame nena.
C – Te voy a soltar cuando dejes de odiar a la gente porque no te dieron un papel de
mierda.
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R – No voy a dejar de odiar a la gente así no más. (Se suelta) Son años de acumular
resentimiento. No se me va a ir el odio así porque si.
C – Salí del escenario Romina.
R – ¿Por qué?
C – Porque ya está. Ya terminó el intermedio.
R - ¿Y a mi que me importa? ¿Te crees que soy descartable?
C – Salí de una vez que tiene que seguir la otra escena.
R – ¡Te odio Carmen! ¡Los odio a todos!
C – Vos estás muy mal, Romina. (Sacándola a empujones) Dale, salí del escenario.
R – Yo quería ese papel. (Gritando) Godachevich, la concha de tu madre. (Salen) (Para
quien realice esta escena: donde dice mi apellido va el apellido del director que realice
la obra)

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07 – Introducción de Lara

LARA - Sabrán disculpar. Algunas compañeras no están del todo bien de la cabeza. La
escena que sigue se llama “Loca de mierda” Es muy divertida. (Saca un papel y lee como
en un acto escolar)

(Recitando)

Yo necesito actuar,
porque soy el ombligo universal.
Yo quiero subir al escenario,
cantar, bailar y gritar.
Yo necesito aplausos
porque soy el ombligo universal.
Yo quiero subir a las tablas,
y lindos versos declamar.

Yo quiero ser la mejor,


quiero que la gente me respete.
Quiero que papá y mamá
me abracen muy tiernamente.
Quiero que me digan,
al irme a dormir cada noche,
“Sos la hija más hermosa”,
y me amen a puro derroche.

Yo necesito actuar,
porque soy el ombligo universal.
Yo quiero subir al escenario,
porque el mundo apesta, mal.

Y cuando me subo aquí arriba,


puedo ser cualquier otro.
Puedo ser usted, aquella o aquel,
y así escaparme del mundo.
y olvidarme que no me gusto,
y olvidarme de lo que cuesta
convencerse uno mismo,
que se puede,
que uno es el que debe
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hacer su propio camino.

Gracias… (Se va)

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08 – LOCA DE MIERDA
HELENA
CASSANDRA

(La escena arranca justo al final de una anécdota que Helena le esta contando a Casandra.
Ambas están sentadas a la mesa tomando mates. Hay una escoba apoyada contra la mesa
y un trapo con un líquido limpiador de muebles)

HELENA – (Va bajando la música)… y fue así… hasta que un día me puse a ordenar la
casa y volví a salir a la calle.
CASANDRA – ¡No lo puedo creer! (En un brote de cólera. Indignada) ¡Loca! ¡Sos una
loca de mierda! ¡Andate de mi casa! ¡Me tenés harta!
HELENA - ¿Qué te pasa?
CASA – Si sos una loca... ¿No me lo vas a negar?
HELENA – No sé. Yo no sé si estoy loca.
CASANDRA – Yo si sé que estás loca. Y sé que yo no lo estoy, así que te puedo decir
que vos “estás loca”.
HELENA - ¿Por qué me decís eso?
CASA – No te importa. Andate de mi casa.
HELENA – No me voy a ir hasta que me expliques.
CASA - ¿Querés que llame a la policía?
HELENA - ¿Qué?
CASA – Mirá que la llamo.
HELENA - ¿Y qué le vas a decir a la policía? ¿Qué estoy loca?
CASA – Claro. ¿Qué querés que le diga?
HELENA – Dios mío. (Parándose) Está bien, me voy.
CASA - ¿Adónde te vas?
HELENA - ¿No querías que me vaya?
CASA – Sí, andate. Pero decime adonde te vas.
HELENA – No te importa.
CASA – Acá la única que sabe lo que me importa soy yo. Falta que ahora venga una
loca a decirme lo que a mí me importa. Decime adonde vas.
HELENA – No sé adonde voy.
CASA – Y claro… ¿Cómo vas a saber adonde vas si estás loca? ¡Loca de mierda! Y yo
que te escuché mil veces… Cuántas veces te puse la oreja a todas tus pelotudeces…Hasta
te dejé cebarme mates... Pero basta, me cansé. Andate a tu casa, haceme el favor.
HELENA – Era lo que iba a hacer.
CASA – Si me dijiste que no sabías adonde ibas. ¿No ves que estás demente?

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HELENA – ¿Me explicás porque te ponés así?
CASA - ¿Todavía te tengo que dar explicaciones, pelotuda de mierda?
HELENA - ¿Soy loca o pelotuda?
CASA – ¡Las dos!
HELENA – ¿Me vas a explicar o no?
CASA – Sentate ahí. Pero ni se te ocurra cebarme un sólo mate. ¿Entendiste? (Helena
la mira estupefacta) ¿Entendiste? (Helena afirma) Mejor así. (Casandra mira a Helena
sentada mirando para abajo) ¿Ves? Así parecés normal. ¿Tanto te cuesta ser normal? ¿Por
qué no aprendés de nosotros? ¿Por qué no te buscas un tipo que te haga feliz y te dejás de
joder?
HELENA – ¿Cómo el tuyo?
CASA – Claro, como el mío.
HELENA – No se te ve muy feliz a vos.
CASA – Es que me haces enojar con todo esto de tu locura.
HELENA – ¿Si no estuvieras enojada, estarías feliz?
CASA – Claro estúpida, yo soy una mujer feliz. Es obvio. (Helena no la mira) ¿Qué?
¿Me vas a decir que no se nota? (No le contesta. Gritando) ¡Decime si se nota o no,
carajo!
HELENA - ¿Qué querés que te conteste?
CASA – No me contestés nada. Total sos una loca de mierda. Tu opinión no vale nada.
(Silencio. Casandra comienza a inquietarse) No te voy a negar que tenemos nuestras
discusiones. Todas las parejas las tienen. Es lo más normal del mundo. No tiene nada de
malo discutir un poco. Es la única manera de ponerse de acuerdo a veces.
HELENA - ¿Y ahora porqué discutieron?
CASA – ¿Cuándo?
HELENA – Anoche. Me contó tu vieja.
CASA – Y eso que le dije que no diga nada. (Silencio) No fue nada grave. Es que yo
empecé a joder de vuelta con eso de que está llegando a cualquier hora todas las noches,
y se enojó.
HELENA - ¿Mucho?
CASA – Lo que pasa es que yo no sé cuando callarme. Para colmo Miguelito estaba
escuchando, y él se pone mal… Viste como son los chicos.
HELENA – ¿Te pegó?
CASA – Un poco… en la espalda. (Silencio) Es que yo no sé cuando callarme. Son
cosas que heredé de mi vieja. Soy jetona.
HELENA – ¿Pero qué le dijiste?
CASA – Lo de siempre. Que un día me voy a ir, que lo voy a dejar y me voy a llevar a
su hijo y esas cosas…
HELENA - ¿Y vos lo decís en serio?
CASA – No. ¿Cómo lo voy a decir en serio?
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HELENA - ¿Nunca pensaste en dejarlo?
CASA – No. Él me necesita. Es el padre de mi hijo. (Reacciona fríamente a las
preguntas) ¿Qué me estas diciendo? ¿Vos te escuchas? ¿No ves que siempre salís con
alguna estupidez?
HELENA – Está bien. No me hagas caso.
CASA – Claro que no te voy a hacer caso, ridícula. Yo sé muy bien quien sos. (Ve que
ella se esta por cebar un mate) Dejá ese mate ahí.
HELENA - ¿Adónde está Miguelito?
CASA – En catequesis.
HELENA – No sabía que estaba yendo.
CASA – Y si nunca sabés nada de los demás. Siempre estás metida en tu mundo
imaginario. Con tus pinturas, tus cuadros y todas esas pelotudeces de diferentes colores.
Así estás.
HELENA - ¿Cómo estoy?
CASA – Loca, más loca que la mierda. Tres meses llorando por un tipo. Tres meses. Y
para colmo lo dejaste vos. Eso es de loca, lo sabés muy bien. ¿Me querés decir porque lo
dejaste si sabias que ibas a llorar tres meses después?
HELENA – No pensé en eso.
CASA - ¿Y en qué pensaste, pelotuda?
HELENA - No sé… en que ya no lo amaba…
CASA – (Burlándose) “Ya no lo amaba” ¿Por qué no salís a correr en bolas por la
avenida con una corona de flores en la cabeza?
HELENA – Bueno, me parece buena idea.
CASA – Y claro, si sos una loca. ¿Me haces un grandísimo favor?
HELENA - ¿Qué?
CASA – Andate de mi casa y no vuelvas nunca más. Si te quiero volver a ver te llamo.
¿Te parece bien?
HELENA – Sí, me parece perfecto.
CASA – Mejor. Por fin un poco de cordura.
HELENA – Dejale besos a Miguelito.
CASA - No le pienso dejar nada. Lo que menos quiero es que mi hijo tenga contacto
con una loca como vos. Tratá de no acercarte a él, por favor. No me hagás hablar con
Walter.
HELENA - ¿Qué va a hacer? ¿Me va a pegar?
CASA - Si hace falta… Espero que no lo hagás llegar a eso.
HELENA – No te preocupes. No pienso acercarme a tu hijo.
CASA – Mejor así. Ahora andate de una vez que todavía no termine de barrer y va a
llegar Miguelito de catequesis.
HELENA – Chau Casandra y gracias por escucharme…

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CASA – Andate de una vez antes que me arrepienta y llame a la policía. (Helena sale.
Casandra va y se ceba un mate. Es un asco) ¡Qué asco! ¡La puta que te parió! (Gritando
por donde salió Helena) ¡Loca de mierda! (Empieza a subir la música) ¡Dejaste que se
lave la yerba! ¡No ves que sos una loca! ¡Loca!

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09 – Segunda Introducción de Juan

JUAN - Bueno, la escena que sigue se llama “Baldes y Balanzas” y trata sobre una
enfermedad muy seria que sufren muchas adolescentes. A mí parecer el profesor se la
quiso dar de benefactor social, y lo único que hizo fue embarrarse hasta la cabeza. Pero
bueno, es tan solo mi opinión, llena de resentimiento, porque yo tendría que haber
actuado en alguna de las escenas, pero no pude. Ya saben por qué. Ustedes no tienen
idea lo bien que actúo yo, pero bueno. Me da pena que se queden con las ganas de verme.
Hasta luego.

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10 - BALDES Y BALANZA
Agostina
Guillermina

(Están Agostina y Guillermina de espalas al público. Cada una sentada en una silla con
un balde delante. Están vomitando. Hay música de fondo. Guillermina se levanta de la
silla. Toma un repasador y se seca la boca. Va hasta la balanza que se encuentra en
proscenio y se sube a la misma. Se queda mirando el número que marca. Mientras tanto
Agostina se levanta y también se seca la boca con su propio repasador. Saca del bolsillo
un centímetro de costurera y le mide la cintura a Guillermina. Guillermina no acusa el
contacto de su compañera. Solo se limita a preguntar)

GUILL - ¿Cuánto?
AGOS – (Mirando el centímetro) 65.
GUILL – (El número le parece alto. Fastidiada) No baje nada.
AGOS – Dos centímetros.
GUILL – No alcanza.
AGOS – Ya vas a llegar. Dejame usar la balanza. (Guillermina se baja y sube Agostina.
Ambas miran el número)
GUILL – 48.
AGOS – Antes del vomito pesaba 50.
GUILL – No puede ser.
AGOS – Te juro que sí. Me pesé antes de vomitar.
GUILL - ¿Cómo vas a vomitar dos kilos de comida?
AGOS – No sé.
GUILL – (Yendo hacia la heladerita) ¿Cuántas horas faltan?
AGOS – (Mirando el reloj) Cinco.
GUILL – (Saca dos pedazos de chocolate) Bueno. Vení, comé, tenemos que vomitar
una vez más.
AGOS – (Se baja de la balanza y va a buscar el pedazo de chocolate) Dame. (Se ponen
a comer sentadas en el piso. Usan la heladerita de mesa. Devoran el chocolate) ¿Cuánto
chocolate queda?
GUILL – Poco. Dejalo para después.
AGOS – Quiero más.
GUILL – No Agostina. Tenemos que administrarnos bien.
AGOS – Pero tengo hambre.
GUILL – Ya sé, yo también tengo hambre. Pero si queremos entrar al programa
tenemos que aguantar.

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AGOS – Me siento un poco mal.
GUILL – Aguantá, es por la falta de comida.
AGOS - (Sin mirarla) Ya no sé si quiero entrar.
GUILL - ¿Qué estás diciendo?
AGOS – No sé. Estoy mareada.
GUILL - Después de todo el sacrificio que hicimos no me podés salir con esto.
AGOS – Guille, no sé si quiero ser modelo.
GUILL – Sí sabés. Decís todo esto para comerte sin culpa un pedazo de chocolate más.
(Agostina no contesta) Vení, parate. (Se paran las dos)
AGOS - ¿Qué querés?
GUILL – Desfilá.
AGOS – No Guille, me duele todo el cuerpo. Me siento muy cansada.
GUILL – Dale nena. Vení. (La agarra y la lleva hasta un extremo del escenario)
Caminá para allá, dale. (Agostina empieza a caminar lentamente. Sin fuerza. Llega hasta
el otro extremo del escenario) Volvé ahora. Dale. (Agostina respira, no tiene fuerzas.
Empieza a sonar música de muy bajo. Agostina va tomando fuerzas. Empieza a caminar.
La música sube. También empiezan a escucharse aplausos y griteríos. Agostina comienza
a desfilar como puede. Guillermina gritando entre la música y los gritos) Ella es hermosa.
Es Agostina González. Nuestra joven y preciosa modelo. Luce un moderno repasador
sobre su hombro. ¡Qué hermoso cuerpo! Lleva puesta una musculosa última moda. Es
bellísima. (Cuando Agostina llega hasta Guillermina se desvanece y cae sobre ella.
Guillermina la abraza para que no caiga al piso) ¿Y? ¿Querés ser modelo o no? (Agostina
afirma con la cabeza) Viste tontita. (La mira) Sos tan hermosa. Sos preciosa.
AGOS – Vos también Guille.
GUILL – Vas a ver. Todo el mundo nos va a adorar. Todas las mujeres del país van a
querer ser como nosotras. ¿Entendés?
AGOS – Sí. ¿Nunca me vas a dejar sola?
GUILL – No mi amor, nunca.
AGOS - ¿Me das más chocolate?
GUILL – No puedo mi amor. Tenemos que estar perfectas si queremos ser modelos.
Acordate que nos van a medir de los pies a la cabeza. No podemos tener ni medio kilo de
más. ¿Entendés Agos?
AGOS – Entiendo. (Guille la abraza fuertemente) ¿Cuánto falta?
GUILL – Ya falta poco. Paciencia. (La ayuda a levantarse) Vení, levantate. Te juro que
a ese concurso vamos a entrar, y una vez que estemos las dos adentro, vamos a ganar.
Vas a ver, mi amor.
AGOS – Te quiero mucho Guille. Estoy un poco mareada.
GUILL – Ya falta poco. Aguantá.
AGOS – Me quiero pesar. (Guille la ayuda a ir hasta la balanza) ¿Cuánto peso?
GUILL – 48.
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AGOS – No puedo pesar lo mismo. Si me comí el chocolate.
GUILL – No sé. ¿Querés que lo vomitemos ahora para ver si llegás a 47?
AGOS – No. Todavía no quiero vomitar. Estoy muy mareada.
GUILL – Yo necesito vomitar, no quiero que el chocolate se haga grasa. ¿Te puedo
dejar sola un ratito?
AGOS – Sí, pero traeme algo para apoyarme. (Guillermina le trae la heladerita y luego
va a hasta su balde y empieza a tratar de vomitar. Agostina no puede mantenerse en pie y
se sienta sobre la balanza, apoya sus brazos en la heladerita. Mira si Guillermina no la ve
y la abre. Mete la cabeza adentro sin dejar de estar sentada en la balanza. Comienza a
masticar chocolate con la cabeza adentro de la heladera y comienza a ahogarse.
Guillermina escucha algo)
GUILL - ¿Estás comiendo? (Ve que no responde) Sos boluda, nena, te dije que no
comas. ¿Querés ser modelo o no? (Se acerca a Agostina y le levanta la cabeza. Agostina
tiene un pedazo de chocolate en la boca y no respira) Te comiste mi chocolate. Ese era el
mío, Agostina. No tenés derecho. (Se lo saca de la boca y lo come ella. Hablando con la
boca llena) Es mío entendiste. (Mirando el número de la balanza) Volviste a pesar 50.
Ahora no te van a aceptar y nadie va a querer ser como vos. Pero a mí no me vas a cagar
mi sueño. Yo voy a ir igual, sin vos. Yo voy a ser modelo. (Ve que no le contesta) Y
después voy a aprender a bailar así como en la televisión. ¿No pensás respirar vos? No
vas a engordar por respirar, idiota. Respirá tranquila. (Ve que no reacciona) Respirá te
digo. ¿Nunca oíste hablar del peso muerto? Si hay algo que no necesitas para ser modelo
es morirte. ¿Entendés? (Empieza a subir la música) Respirá. (Intenta levantarla) Vení,
desfilá, baila, movete, dale. Vas a ser la mejor, siempre conmigo. Yo te voy a cuidar. No
me podés dejar sola. (Gritando entre la música) Agostina González. La más hermosa.
(Sube la música hasta tapar todo y Guillermina sigue gritando. Apagón)

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11 – Segunda introducción de Mariano

MARIANO - Bueno, ya estamos terminando con la obra. La última escena se llama


“Yoga, yoga, yoga”. Se trata de una mujer que hace yoga y su empleada doméstica con
pocas luces. Bueno, no sé que más decir… Espero que el año que viene pueda actuar yo.
Aunque, pensándolo bien, yo no sé si quiero ser actor. Solamente me quería sacar la
timidez. Pero bueno, ahora estoy parado acá… Buenas noches a todos y gracias por venir
a vernos. Vamos con la última escena. (Mira para los dos lados) Me voy para allá. (Se va)

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12 - YOGA… YOGA… YOGA…
Zulma
Helena

(Para quien realice esta escena: Jugar con el nombre del director y poner el nombre del
espacio en donde se ensayó la obra, en el lugar donde corresponda)

(Se encuentra Helena sentada en el medio del escenario haciendo yoga con música. Suena
el teléfono. Trata de no desconcentrarse. Sigue sonando. Por fin atiende Zulma, la
empleada. Se escucha desde afuera del escenario)

ZULMA – No, no. En este momento está en el baño. Sí, sí, llamelá en diez minutos.
(Zulma corta. Helena intenta seguir concentrada en la música que induce a la relajación.
Entra Zulma) Llamó de vuelta señora. (Helena la mira sin dejar de rotar el cuello) Le dije
que vuelva a llamar en diez minutos. (Helena se controla para no insultarla. Toma el
control remoto y apaga la música) ¿Qué le digo si llama?
HELENA – ¿Adónde le dijiste que estaba?
ZULMA – En el baño.
HELENA - ¿En el baño?
ZULMA – Sí, en el baño.
HELENA - ¿Y que le dijiste que estaba haciendo en el Baño?
ZULMA – No le dije.
HELENA – Muy bien. Felicitaciones por tu muestra de decoro.
ZULMA – Gracias señora.
HELENA – A ver. Te voy a hacer reflexionar un poquito.
ZULMA – Disculpe pero estaba cambiándole las piedritas a los gatos.
HELENA – (Sin escucharla) ¿Vos tenés idea que es lo que estaba haciendo yo antes de
que me interrumpieras?
ZULMA – ¿Moviendo el cuello?
HELENA – Muy bien. Veo que podes identificar las partes del cuerpo. Muy, pero muy
bien.
ZULMA – También estaba… respirando de un modo raro.
HELENA – Pero muy bien. Felicitaciones.
ZULMA – Gracias.
HELENA – ¿Sabés que sos un hermoso animalito de Dios?
ZULMA - ¿Yo?
HELENA – Sí, usted. Un animalito precioso. Y como a todos los animalitos… hay que
educarlos.

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ZULMA – Sí, yo no puede terminar la escuela, éramos muchos hermanos… y la
escuela quedaba lejos…
HELENA – (Silenciándola) ¡Silencio! (Hace como que escucha el silencio y lo
disfruta) ¿No es hermoso el silencio? ¿No da paz?
ZULMA – Sí. (Sigue con su anécdota)…, a veces dormíamos todos los hermanos
juntos…
HELENA – (Furiosa) ¡Sh! ¡Silencio! No se mueva. Quieta ahí. A ver… Lo que yo
estaba haciendo se llama Yoga. Repita conmigo. “Yoga” Repita
ZUL Y HELENA - (Lo dicen a coro) “Yo-ga”
HELENA – “¿Qué será el Yoga?” Se debe estar preguntando su roñosa cabecita
analfabeta… ¿No es así? (Helena no contesta) Bueno. El yoga es una de las seis doctrinas
tradicionales del hinduismo. ¿Comprende?
ZULEMA – (Que estuvo tratando de repetir la palabra para aprendérsela) “Yo-ga, yo-
ga”
HELENA – Bueno, veo que por lo menos ha incorporado una palabra más a su escueto
vocabulario. No sigamos adelante porque tengo miedo que su cerebro se desborde y caiga
redonda al piso.
ZULMA – Yoga… Yoga…
HELENA – (Intentando retomar la conversación) Así que llamó de vuelta.
ZULMA – Sí, llamó el… director. Ese… Godache…vinsky.
HELENA – ¡Cómo insiste! No se va a dar por vencido. Voy a tener que atenderlo a los
gritos para que desista.
ZULMA - ¿Quiére que le diga que está haciendo… (Piensa)… yoga?
HELENA – No mi querida. Esta vez lo voy a atender yo.
ZULMA – Me han hablado maravillas de ese tal Judace…vinchi.
HELENA - ¿A sí? ¿Quién?
ZULMA – En la peluquería.
HELENA - ¿Usted va a la peluquería?
ZULMA – Sí, voy a juntar los pelos al final del día.
HELENA - ¿Y qué hace después? ¿Pelucas?
ZULMA – No. Los pongo en una bolsa. Y después los acaricio antes de irme a dormir.
Me hacen acordar al perrito que tuve de chica. Se llamaba Luisito.
HELENA - ¿Y qué es lo que decían en la peluquera de ese tal… (No le sale el apellido)
ZULMA – Gordasevich.
HELENA – Sí, como se llame. ¿Qué decían?
ZULMA – Una de las mujeres que estaba ahí sentada, haciéndose las uñas, decía que
había ido a ver una obra de él, y que le había gustado mucho. Y también dijo…
(Pensando)… que se había... reído.
HELENA - ¿Mucho?
ZULMA – Si, con la actriz rubia mas que nada.
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HELENA - ¿Qué obra era?
ZULMA – (Piensa) Mmmm… Recesiones… recicladas, creo que se llamaba.
HELENA - ¿Y qué cosas le habían gustado?
ZULMA – Un momento que habla sobre el producto ese para adelgazar que sale en la
televisión. No me acuerdo como se llama.
HELENA – Mirá vos. Así que es gracioso. Yo no estoy para la comedia. Quizá al
principio de mi carrera, pero ahora solo estoy para protagónicos trágicos. Solo
interpretaré a mujeres pasionales… Lady Mcbetch, Medea o quizá Julieta.
ZULMA - ¿La del balcón?
HELENA – Sí, esa. Mirá como sabe el animalito de Dios.
ZULMA – Sí, porque una hermanastra mía se llama Julieta.
HELENA - ¿Por el personaje de Shakespeare?
ZULMA – Porque nació en un balcón.
HELENA - ¿En serio?
ZULMA – Sí, los vecinos todavía recuerdan como se balanceaba del cordón umbilical
de un lado para el otro.
HELENA – ¡Qué agradable!
ZULMA – Sí, la atajó el verdulero de abajo. (Piensa) Yo que usted agarro viaje con la
obra de Godache…suich
HELENA - ¿Y qué conocimientos tiene usted de teatro como para aconsejar a la mejor
actriz de la ciudad? ¿Eh? (Suena el teléfono)
ZULMA – Debe ser él.
HELENA – Traeme el teléfono. (Zulma sale)
ZULMA - Hola, sí, esta vez está… Sí, sí, ya salió del baño... Ya le paso. (Entra con el
teléfono) Tome, Godache… (Ya no sabe que decir)… el director.
HELENA – Hola. ¿Cómo le va querido mío? ¿Qué dice?
GODACHE – Bien, bien…
HELENA - Antes que nada lo felicito por su éxito. Muy buena repercusión la de su
obra… Recesiones recicladas…
GODACHE – Es Represiones recicladas.
HELENA - Ah, Represiones recicladas. Me dijeron mal. (Intenta pegarle a Zulma)
GODACHE – Está bien, no importa.
HELENA - Sí, me dijeron que me estaba buscando. Cuentemé.
GODACHE – Sí, me gustaría que usted actúe para mí.
HELENA - ¿Quiére que yo trabaje en un espectáculo suyo?
GODACHE – En realidad no es un espectáculo.
HELENA - Ah, no es un espectáculo. ¿Qué es? ¿Un unipersonal?
GODACHE – Es una muestra de taller
HELENA - ¿Una muestra de taller? ¿Digamé que me está cargando? Por favor digamé
que es un chiste…
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GODACHE – No, no tiene nada de malo una muestra de taller.
HELENA - Pero mire si yo, la mejor actriz de la ciudad, va a actuar en una muestra de
fin de año.
GODACHE – Pero es una muestra del taller de entrenamiento y formación actoral.
HELENA - ¿Y eso donde queda?
GODACHE - Mitre y Lagos…
HELENA - No conozco.
GODACHE – (Aconsejando gentil) Yo le recomendaría que actúe. Por su bien.
HELENA – Aguarde un momento. Usted está absolutamente desquiciado.
GODACHE – Pero si hace años que no actúa en nada.
HELENA - Ya sé que hace años que no actúo. No es culpa mía, son los directores que
no me ofrecen un buen papel…
GODACHE – Yo tengo un buen papel para usted
HELENA - ¿Usted? ¿Tiene un buen papel? ¿En serio?
GODACHE – Le juro que sí.
HELENA - ¿Sería la protagonista al menos?
GODACHE – No, no hay protagonistas.
HELENA - Ah ¿no? ¿Y cuál sería mi personaje?
GODACHE – De mendiga.
HELENA - ¿De mendiga? Qué horror. ¿Y cuanto aparecería?
GODACHE – Una sola vez
HELENA – ¿Una sola vez? Usted está completamente loco. Usted es un enfermo, un
desquiciado. Le agradezco muchísimo por su ofrecimiento pero se lo puede meter en el
orto pedazo de hijo de puta. Usted no tiene idea de quién soy yo.
GODACHE – Sí, yo tengo idea de lo que sos vos: Sos una fracasada de mierda. Eso es
lo que sos. ¡Anda a la concha de tu madre, pelotuda!
HELENA - (Le cortan) Me insultó y me cortó. Zulma, Godachevich me cortó.
ZULMA – ¿Godachevich era? Creo que yo le decía otro nombre.
HELENA – Me cortó a mí. A mí que soy una eminencia en esta ciudad. ¿Quién carajo
se cree que es para decirme lo que me dijo?
ZULMA – (Agarra el control remoto y enciende la música) Yoga… Yoga… (Sigue
repitiendo mientras se va)
HELENA – (Se sienta lentamente y comienza a respirar y repite también) Yoga…
Yoga… Yoga… ¡Pedazo de hijo de puta!… yoga… yoga… ¡Pero qué pedazo de hijo de
puta!… yoga… yoga… (Gritando a un costado) ¡Zulma, averiguame donde carajo queda
ese taller de mierda!… (respira) yoga… yoga…. Yoga…. ¡Pedazo de hijo de puta!

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Si usted está interesado en realizar esta obra, o alguna de sus escenas, comuníquese con
el autor para recibir la autorización, y para que se le acerque la música original del
espectáculo:
Contacto via Facebook: Augusto Godachevich.
(O por mail Godachevich@hotmail.com)
Blog del autor: http://augustogodachevich.blogspot.com.ar/
Gracias y hasta luego.

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