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CALLAO
FACULTAD DE INGENIERIA PESQUERA Y ALIMENTOS
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERIA DE ALIMENTOS
FACULTAD/ESCUELA: FIPA/EPIA
Integrantes:
- Asato Arakaki Yukio
- Betetta León Israel
2018
INTRODUCCIÓN
Los habitantes de los océanos son variados y numerosos, pero sin duda que el grupo
de los peces es uno de los de mayor importancia. Ningún otro grupo de animales supera
el grado de organización y adaptación que han alcanzado para vivir en el medio
acuático, no sólo marino, sino también en aguas continentales; radiando en una gran
diversidad de formas y poblando los ambientes más diversos, ya sea desde algas y
rocas, en la zona intermareal, hasta las grandes profundidades abisales; o bien desde
cursos y cuerpos de agua a nivel del mar, hasta alturas mayores a los 4.000 metros
sobre el nivel del mar.
El pescado es uno de los alimentos que, junto con la carne y los huevos, son
considerados como alimentos proteicos. Se engloban bajo el término de pescados todas
las especies comestibles de la fauna marina y de agua dulce.
En la actualidad las capturas mundiales de pescado abarcan cerca de un millón de
especies distintas. No todo el pescado capturado se utiliza para el consumo, así un 25%
es destinado a la fabricación de harinas para la alimentación de animales,
solubilizadores, aceites y grasas.
Desde el punto de vista de la alimentación el pescado tiene muchas virtudes. En general,
su contenido en proteínas es un poco más bajo que las carnes, en torno al 15-18%, pero
también su contenido en tejido conectivo es menor y esto da una mejor digestibilidad, lo
que hace que el pescado sea más fácil de digerir.
Este documento se describe fundamentos de la biología de los peces, su clasificación,
anatomía y fisiología del pescado, composición química y cambios post mortem. Se
discute, además, el efecto de diferentes factores (temperatura, atmósfera, entre otros)
y los distintos métodos sensoriales, químicos y microbiológicos, que se usan para
determinar la calidad del pescado.
Esperamos que la lectura de este informe, resulte de utilidad en proporcionar el
estímulo, generalmente necesario, para promover el desarrollo de las pesquerías en
nuestro país.
MARCO TEÓRICO
PESCADOS
Según FOCUS (Organización de las Naciones Unidad para la Agricultura y la
Alimentación) El pescado tiene un valor nutritivo excelente, proporciona proteínas de
gran calidad y una amplia variedad de vitaminas y minerales, como las vitaminas A y D,
fósforo, magnesio, selenio, y yodo en el caso del pescado de mar. Sus proteínas -como
las de la carne- son de fácil digestión y complementan favorablemente las proteínas
cotidianas aportadas por los cereales y las legumbres que se suelen consumir en
muchos países en desarrollo.
El esqueleto
Siendo un vertebrado, el pez tiene columna vertebral y cráneo cubriendo la masa
cerebral. La columna vertebral se extiende desde la cabeza hasta la aleta caudal y está
compuesta por segmentos (vértebras). Estas vértebras se prolongan dorsalmente para
formar las espinas neurales y en la región del tronco tienen apófisis laterales que dan
origen a las costillas (Figura VI). Estas costillas son estructuras cartilaginosas u óseas
en el tejido conectivo (miocomata) y ubicadas entre los segmentos musculares
(miotomas) (véase también la Figura VII). Por lo general, hay también un número
correspondiente de costillas falsas o "pin bones" ubicadas más o menos horizontalmente
y hacia el interior del músculo. Estos huesos causan problemas importantes cuando el
pescado se ha fileteado o ha sido preparado de otra manera para alimento.
La anatomía del músculo del pez difiere de la anatomía de los animales terrestres,
porque carece del sistema tendinoso (tejido conectivo) que conecta los paquetes
musculares al esqueleto del animal. En cambio, los peces tienen células musculares
que corren en paralelo, separadas perpendicularmente 15 por tabiques de tejido
conectivo (miocomata), ancladas al esqueleto y a la piel. Los segmentos musculares
situados entre estos tabiques de tejido conectivo se denominan miotomas.
(Fuente: Knorr, 1974)
El largo de las células musculares del filete es heterogéneo, variando desde el final de
la cabeza (anterior) hasta el final de la cola (posterior). La célula muscular más larga se
encuentra en el duodécimo miotoma contado desde la cabeza y su longitud media es
de alrededor 10 mm para un pescado de 60 cm de largo (Love, 1970). El diámetro de
las células también varía, siendo más ancho en la parte ventral del filete.
El sistema cardiovascular
El sistema cardiovascular es de considerable interés para el tecnólogo pesquero dado
que en algunas especies es importante desangrar el pescado (eliminar la mayor parte
de la sangre) después de la captura.
El corazón del pez está diseñado para una circulación simple (VIII). En los peces óseos
el corazón consiste de dos cámaras consecutivas que bombean sangre venosa hacia
las branquias, vía la aorta ventral.
Figura VIII. Circulación de la sangre en el pez
COMPOSICIÓN QUÍMICA
Principales constituyentes
La composición química de los peces varía considerablemente entre las diferentes
especies y también entre individuos de una misma especie, dependiendo de la edad,
sexo, medio ambiente y estación del año. Los principales constituyentes de los peces y
los mamíferos pueden ser divididos en las mismas categorías. En la tabla II. se ilustran
ejemplos de las variaciones entre ellos. La composición del músculo de la carne vacuna
ha sido incluida para comparación.
PROTEÍNAS
Las proteínas del músculo del pez se pueden dividir en tres grupos:
Proteínas estructurales (actina, miosina, tropomiosina y actomiosina), que constituyen
el 70-80 por ciento del contenido total de proteínas (comparado con el 40 por ciento en
mamíferos). Estas proteínas son solubles en soluciones salinas neutras de alta fuerza
iónica (³ 0,5 M).
Proteínas sarcoplasmáticas (mioalbúmina, globulina y enzimas), que son solubles en
soluciones salinas neutras de baja fuerza iónica (0,15 M). Esta fracción constituye el 25-
30 por ciento del total de proteínas.
Proteínas del tejido conectivo (colágeno), que constituyen aproximadamente el 3 por
ciento del total de las proteínas en teleósteos y cerca del 10 por ciento en
elasmobranquios (comparado con el 17 por ciento en mamíferos).
Cuando las proteínas son desnaturalizadas bajo condiciones controladas, sus
propiedades pueden ser utilizadas con propósitos tecnológicos. Un buen ejemplo es la
producción de productos a partir de surimi, en los cuales se emplea la capacidad de las
proteínas miofibrilares para formar geles. Las proteínas forman un gel muy resistente
cuando se añade sal y estabilizadores a una preparación de proteínas musculares
(carne finamente picada), que posteriormente se somete a un proceso de calentamiento
y enfriamiento controlado (Suzuki, 1981).
Las proteínas del pescado son muy susceptibles a la desnaturalización a diferencia de
las proteínas del músculo de los mamíferos; estas pueden degradarse fácilmente debido
a las condiciones de manejo del músculo, procesos físicos, químicos y mecánicos
(Kossel, 1928).
Además de ello contienen todos los aminoácidos esenciales y al igual que las proteínas
de la leche, los huevos y la carne de mamíferos, tienen un valor biológico muy alto que
se observa en la tabla IV.
TABLA IV. Aminoácidos esenciales (porcentaje) de varias proteínas
Los cambios sensoriales son los que percibimos a través de los sentidos, por ejemplo,
apariencia, olor, textura y sabor.
FUENTES: Hwang et al., 1991; Iwamoto et al., 1987; Korhonen et al., 1990;
Nakayama et al., 1992; Nazir y Magar, 1963; Partmann, 1965; Pawar y Magar, 1965;
Stroud, 1969; Trueco et al., 1982.
Generalmente se acepta que el comienzo y la duración del rigor mortis resultan más
rápido a mayor temperatura, pero se ha observado en ciertas especies tropicales el
efecto opuesto de la temperatura, en relación con el comienzo del rigor. Resulta
evidente que en estas especies el inicio del rigor se acelera a la temperatura de 0 °C en
comparación con 10 °C, lo cual muestra buena correlación con la estimulación de los
cambios bioquímicos a 0 °C (Poulter et al., 1982; Iwamoto et al,. 1987).
Sin embargo, una explicación para esto ha sido sugerida por Abe y Okuma (1991),
quienes han demostrado que el comienzo del rigor mortis en la carpa (Cyprinus carpió)
depende de la diferencia entre la temperatura del mar y la temperatura de
almacenamiento. Cuando esta diferencia es grande, el rigor se inicia a menor tiempo y
viceversa.
Autólisis significa "auto-digestión". Se sabe desde hace muchos años que existen por lo
menos dos tipos de deterioro en el pescado: bacteriano y enzimático. Uchyama y Ehira
(1974), demostraron que en el bacalao y en el atún aleta amarilla, los cambios
enzimáticos relativos a la frescura del pescado precedían y no guardaban relación con
los cambios de la calidad microbiológica. En algunas especies (calamar, arenque), los
cambios enzimáticos preceden y por lo tanto predominan al deterioro del pescado
refrigerado. En otros la autólisis, sumada al proceso microbiano, contribuye en
diferentes grados a la pérdida general de la calidad.
Cambios bacteriológicos
Según Shewan, 1977 la flora bacteriana en pescados recién capturados depende más
del medio ambiente de captura, que de la especie. Los pescados capturados en aguas
muy frías y limpias contienen menor número de microorganismos, mientras que el
pescado capturado en aguas cálidas presenta recuentos ligeramente superiores.
Números muy elevados, por ejemplo 107 ufc/cm2, se encuentran en pescados
capturados en aguas muy contaminadas. Muchas especies diferentes de bacterias
pueden ser encontradas en la superficie de los peces. Las bacterias en peces de aguas
templadas son clasificadas en psicrotrófas y psicrófilas, de acuerdo al rango de su
temperatura de crecimiento.
Las psicrotrófas (tolerantes al frío) son bacterias capaces de crecer a 0 °C pero su
óptimo es alrededor de los 25 °C. Las psicrófilas (amantes del frío) son bacterias con
una temperatura máxima de crecimiento alrededor de los 20 °C y su óptimo a 15 °C
(Morita, 1975). En las aguas cálidas pueden aislarse un mayor número de mesófilos.
La microflora en peces de aguas templadas está dominada por bacterias psicrófilas
Gram negativas con forma de bastones, pertenecientes a los géneros Pseudomonas,
Moraxella, Acinetobacter, Shewanella y Flavobacterium. Miembros de las Vibrionáceas
(Vibrio y Photobacterium) y Aeromonadáceas (Aeromonas spp.) son también bacterias
acuáticas comunes y típicas de la flora bacteriana en pescado (Cuadro 5.4). Organismos
Gram positivos como Bacillus, Micrococcus, Clostridium, Lactobacillus y coryneformes
también pueden ser encontrados en distintas proporciones. Pero en general, las
bacterias Gram-negativas dominan la microflora. Shewan (1977) concluyó que las
bacterias Gram-positivas Bacillus y Micrococcusdominaban la microflora en pescados
de aguas tropicales.
Sin embargo, esta conclusión fue confrontada posteriormente por varios estudios en los
cuales se encontró que la flora, en especies de peces tropicales, es muy similar a la
flora en especies templadas (Acuff etal., 1984; Gram et al., 1990; Lima dos Santos
1978; Surendran et al., 1989). En algunos estudios realizados en la India se ha
encontrado una microflora compuesta por Pseudomonas, Acinetobacter,
Moraxella y Vibrio en pescado recién capturado (Surendran et al., 1989). Algunos
autores, como Liston (1980), concluyen que la microflora de los peces tropicales a
menudo contiene una carga ligeramente mayor de bacterias Gram-positivas y bacterias
entéricas, pero por lo demás es similar a la flora de los peces de aguas templadas.
Consideraciones generales.
El mejor control del estado microbiológico de los crustáceos cocidos yace en la adhesión
a las buenas prácticas de elaboración y al desarrollo de programas HACCP.
Entre los factores importantes a controlar se incluyen: un buen procesado térmico;
reducir al mínimo la contaminación cruzada; mantener un buen control de la temperatura
de almacenamiento; observación de las medidas higiénicas por parte de los
manipuladores del alimento y atención continuada a la higiene.
Consideraciones específicas.
El pescado forma parte de toda dieta considerada equilibrada desde el punto de vista
nutricional. Pero como todo alimento, está expuesto al crecimiento rápido de bacterias
patógenas como Campylobacter o Vibrio, además de otras sustancias químicas
presentes en el medio donde crecen (cadmio, mercurio o arsenio). Las medidas que
adopte el consumidor en casa son esenciales para evitar que la ingesta de estos
alimentos se convierta en un problema. Una refrigeración y cocción adecuadas
dificultarán el desarrollo de los principales patógenos que ponen en riesgo su
seguridad. La refrigeración impide la multiplicación de los patógenos, mientras que la
cocción los inactiva y elimina.
Un pescado apto para el consumo respeta las normas de frescura, higiene y sanidad.
Mantener estas tres condiciones pasa por limpiar cada pieza, eliminar las vísceras lo
más pronto posible, congelar el pescado que se vaya a consumir crudo y cocinar la
cantidad que se consuma cocida. La incidencia de las enfermedades provocadas por
la ingesta de pescado en mal estado pueden reducirse si se entienden todos los
riesgos. El deterioro comienza en el momento en el que se captura el pez, de ahí la
importancia de que se sigan unas pautas adecuadas de manipulación a bordo, en la
pescadería y en el propio hogar.
Vibrio. Propio de ambientes marinos, sobre todo en zonas donde hay una mezcla de
agua marina y dulce, el alimento que más contamina es el pescado. En este grupo, el
más habitual es V. parahaemolyticus, asociado al consumo de pescado crudo o poco
cocinado. La refrigeración y la congelación permiten la inactivación de buena parte
de vibrios. La cantidad que se elimine dependerá del tiempo de conservación.
Frito. Con este proceso, se alcanzan temperaturas muy elevadas y, por tanto, la
eliminación de patógenos es alta.
Al microondas. Debe tenerse especial cuidado con este sistema y comprobar que
se ha cocinado toda la pieza de forma homogénea.
Al horno. Aunque puede parecer más lento, es idóneo para cocinar piezas grandes.